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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    Duelen las articulaciones. La bicicleta me lo recuerda en cada pedaleo.

    Me miran. Qu miran?, qu ven?, un paladn en bicicleta? Resulta inverosmil.

    Resulto un impostor o un monigote disfrazado que arquea un talle ms grande que

    el indicado para su mquina?

    Los murmullos pasan zumbando por una oreja, por la otra, ida, vuelta, en crculos.

    La chusma no es mejor que yo. Al menos no usted, seora.

    _ Eh! Que mira? _ La vieja hace un sacudn con la escoba, como quien echa a un

    perro y una especie de fushh, fuera!, sin que suene la F.

    Yo no era as. En otra ocasin habra permitido que se ran, sin reaccionar.

    Quizs sea este atuendo que me cie el cuerpo y me hace transpirar. Quizs sea por

    el peso de la responsabilidad o por el miedo que acto impulsivamente y no puedorazonar con claridad.

    Quiero y no quiero llegar. Creo que busco excusas para arrepentirme. Pero el manda-

    to no calla. Mandato de quien?

    Ese tipo que baja del Taunus y se rasca la barriga: no tiene ni tuvo un mandato co-

    mo el mo? Muerdo una piedra con la rueda delantera y le pasa cerca pero el tipo

    apenas atina a mirar.

    Ya ni siquiera causo fastidio.

    El olor metlico del rio me perfuma.Ato la bicicleta.

    Los superhroes atan sus bicicletas?

    Quedan a merced de sus enemigos?

    Quin es mi enemigo?

    No logro precisarlo.

    Se acerca amistosamente un perro. Se acerca el ro a cada paso. Mi mirada se centra

    en el avance de mis pies y en el mordisqueo de una piedra a la otra mientras las pi-

    so. Piedras, vidrios, mugre, ramas secas desteidas por el sol. El residuo de una de-molicin, los alambres desnudos y la bocina lejana de un barco atiborrado de conte-

    nedores multicolores. Son slo maniobras. Maniobras de distraccin del disidente.

    Me quito los zapatos, los anudo entre s y los arrojo hacia arriba, buscando la copa de

    un rbol.

    Cuarto intento. Ah cuelgan esperando mi regreso.

    Los trancos en medias son ms inseguros.

    Antes las llamaba calcetines, aqu las llaman medias.

    Una gruesa de medias equivale a doscientas ochenta y ocho medias, ciento cuarenta

    y cuatro pares. Un par de medias no es un entero. Se me viene a la memoria un

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    chiste que hablaba de un viaje al mundo en tero. Esos chistes con juegos de palabras

    no tienen sentido cuando los vemos escritos.

    Sufro en carne propia el miedo y las dudas de los superhroes. Dudas a cada paso y

    una voz lejana que me ensea el camino. La voz de un delfn. Definitivamente, es un

    delfn. Terso, enorme, amigo, consejero. Delfines en el Ro de la Plata? Pelcanos,albatros, tortugas marinas, amigos, enemigos? Soy la pieza que asegura el equilibrio

    y estoy afuera. Estuve fuera tantos aos que quizs nadie me espere.

    En primera instancia intentar reunir un grupo reducido y fiel. Un ncleo duro. Des-

    pus veremos sobre la marcha como se desenvuelven los hechos.

    El mordisqueo de las piedras es ahora ms opaco. El agua y el barro se encargan de

    filtrar las frecuencias ms agudas, como si se hubiera cerrado la puerta que asla la

    fuente sonora.

    Me estremezco por el primer hilo de agua que atraviesa mis medias. Avanzo un po-quito ms y un escalofro sacude todo mi ser.

    Estoy haciendo lo correcto? No es tan fcil como hace unos minutos.

    Soplan rfagas de viento arrastrando gotas de agua.

    Me empapo.

    Me sumerjo y quedo varado entre las piedras.

    No hay profundidad suficiente, es preciso adentrarme ms para poder nadar.

    Camino timorato, alejndome de la costa.

    El nivel ya alcanza mi ombligo y el fro es insoportable. Cala en lo ms profundo demi cuerpo.

    Vuelvo a mirar la costa. Me despido de Buenos Aires. Quizs se trate de un acto des-

    esperado o de un pedido de auxilio. Lanzo un beso al aire. No recuerdo la ltima vez

    que alguien me bes. Evoco un beso tierno en la mejilla pero no s si realmente exis-

    ti.

    No obtengo respuesta alguna, ah no hay nadie. La ciudad se erige de espaldas al ro

    y no va a detenerse a escuchar a un pasajero que implora que lo cobije y lo acepte

    tal como es.El agua est tan fra que ya no la siento. Mi piel se encuentra anestesiada y excesi-

    vamente plida.

    Me zambullo.

    Abajo todo es marrn. El sonido se apaga y el fro cesa.

    Bajan las pulsaciones. Estoy ms tranquilo, ahora.

    Me contorneo, avanzo y de una vez por todas, me siento libre.

    El proceso de transformacin branquial no se complet an. Para absorber oxgeno

    debo emerger, como si fuera un simple baista que no tiene poderes especiales.

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    Confo en que mi cuerpo se adapte al ro para poder completar mi travesa o de lo

    contrario deber abortarla o perecer en el intento.

    He llegado hasta aqu. Volver atrs sera fracasar y con ello traicionar a quienes de-

    positaron su confianza en m. Quines son? Tienen nombre? Existen tales indivi-

    duos? Para qu me engao? Soy un fraude o una vctima de la defraudacin?Siento que avanzo ms rpidamente. Puedo distinguir los primeros indicios de fauna

    subacutica, crustceos y equinodermos entre residuos y materia en suspensin.

    An no puedo desplegar todas mis habilidades pero ahora confo en que ya apare-

    cern.

    Estoy tranquilo y seguro de mi mismo, ya no hay apuro.

    Mis branquias estn listas.

    Inspiro.

    El agua se enturbia y entro en shock.Me arden los ojos y las fosas nasales.

    En los odos zumba una nota pedal.

    Piiiiihace la nota, aunque tambin podra describirse como un uuuuuuuuuuuu agudo.

    Quizs resulte inoportuno, pero en ese momento se me viene a la mente e intento

    recordar una meloda infantil.

    Mientras tarareo, noto un pequeo ardor me y veo que una de mis rodillas sangra.

    Instintivamente atino a abandonar mi posicin horizontal.

    Estoy de pie, ahora. El nivel de la superficie apenas llega a mi cuello.Expulso el agua que tragu por la nariz. La sensacin de ahogo es espeluznante y el

    ritmo cardaco sigue acelerado.

    De a poco logro caminar pesadamente hacia la orilla. Tengo espasmos, movimientos

    convulsivos y siento el gusto metlico del ro en lo ms profundo de mis entraas.

    La costa est cada vez ms cerca. Ensayo unas brazadas pero mi organismo se en-

    cuentra exhausto. Con un pequeo hilo de fuerza doy un par de manotazos sin que

    logre avanzar demasiado.

    El agua llega a mi cintura. Para no tener fro, me agacho y camino en cuclillas hastallegar a la costa.

    Me recuesto mirando al cielo.

    Estoy extremadamente agitado.

    Cierro los ojos e intento calmar la respiracin.

    El fro duele.

    Me incorporo y, al costado, diviso un barco que draga arena.

    Mis medias son girones de poliester con ms agujeros que plenos.

    Mi atuendo consta de una remera a rayas y un pantaln marrn de gabardina, con-

    trariamente a la cota de escamas naranja y la calza verde que cre vestir.

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    Mi reflejo devuelve mi rostro usual, de cara larga, pera prominente, ojos juntos y

    cabello entrecano ondulado. No hay rizos dorados ni cara de gringo. Mis manotas no

    poseen membranas entre los dedos y mi musculatura se desinfl.

    Mi nariz chorrea agua y cada estornudo es una revolucin.

    Tanteo en mis bolsillos para buscar indicios. En los delanteros hay algo de dinero. Enel posterior, un pauelo y papeles desteidos ilegibles.

    Estoy sentado en lo que fuera una vigueta. Alguno podra llamarlo cascote, cacho de

    demolicin, asiento, obstculo Obstculos, uno tras otro.

    Flexiono mis piernas y embozo mi rostro con el cuello de la remera. El delgado espe-

    jo de agua devuelve ahora una imagen sinuosa y serpenteante sometida al movi-

    miento de avance y retraccin del ro.

    Desde lejos, frotndose las manos, se acerca un hombre. Me invade una profunda

    vergenza. No puedo disimular que estuve en el agua, aunque considero que tampo-co es necesario dar explicaciones.

    El tipo se encuentra cada vez ms cerca. Las rfagas de viento hacen que la parte

    superior de su cuerpo gire para evitar la colisin de alguna partcula en sus ojos, que

    entrecierra a la vez que esgrime la mueca caracterstica de quien se expone a tal

    situacin.

    _ Qu hace? Se volvi loco? _ Inquiere el extrao entre muecas exageradas.

    _ Buen da.

    _ Est tiritando. El castaeteo de sus dientes es ms intenso que su voz.Usted es de aqu?

    _ De ac, del ro?

    _ No hombre, tiene un acento extrao. De qu rengln del uni? Olvdese.

    _ Soy del Norte de Sudamrica.

    _ Djeme adivinar, Ecuador?

    _ No.

    _ Venezuela, Colombia, Panam, Per?

    _ Panam queda en Centroamrica._ Es alguno de esos?

    _ No, Brasil tampoco.

    _ Entonces no s.

    _ Averige, busque un mapa.

    _ No sea descorts, vengo a ver como est, me preocupo.

    _ Usted de donde sali?

    _ Estuve mirando, simple curiosidad.

    _ Pudo haber evitado que me meta al ro.

    _ No me inmiscuyo en las locuras de terceros, no me corresponde.

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    _ Todos creemos que no nos corresponde o que es tarea de algn otro.

    _ Me est haciendo irritar. Usted tampoco es ningn santo.

    _ Usted que sabe?

    _ Estuve observndolo, de casualidad. Mi foco era otra persona.

    _ Usted es detective?_ No, mato el tiempo libre.

    _ Observando a la gente?

    _ Entre otras cosas. Me dio algunos frutos.

    Usted sabe, pequeas miserias cotidianas, informacin, secretos que nadie quiere

    que salgan a la luz, flaquezas. Observo sus comportamientos y desarrollo estrategias

    de abordaje.

    _ Entiendo. Qu tengo que ver yo? Que encontr en mi que despertara sus califica-

    tivos?_ Usted me pareci sospechoso; un tipo que engaa a la gente, quizs un pedfilo.

    No ponga esa cara.

    _ Es que usted dice cada cosa

    Lo vi hablando con una nia de diecisiete aos.

    _ Se desdibujan algunos acontecimientos de mi vida. Qu da es hoy?

    _ Seis de junio.

    _ Fui a una fiesta a principios de Mayo. No recuerdo ningn acontecimiento posterior.

    _ Esto ocurri despus, hace unos quince das._ En realidad tengo imgenes borrosas de una nia de pelo corto, pero tambin las

    tengo de C. Pellegrini corriendo maniatado. No s bien que es real y que no.

    Creo que la nia est apesadumbrada. Algo la pone mal, pero no se anima a con-

    firmelo.

    _ Que interesante.

    _ Est triste. Tiene la cara llena de lunares de colores, como si estuviera impresa en

    cutricroma. La gitana y su hija me advierten que me aleje de ella. La hija de la gita-

    na es gitana tambin, y amiga ma. Muri hace poco; un accidente, no s; las pistasson confusas. Una prdida enorme. La perd dos veces. Ella se desviva por m y yo

    mir al costado.

    Me fui y volv. En el medio me obsesion con una trastornada que nunca me corres-

    pondi.

    As es, en fin; ya est. llegu demasiado tarde, pero al menos logr comprender al-

    gunas cosas. La recuerdo sobre un colchn de viruta, aunque no creo haberla visto.

    Alguien me lo cont, pude imaginarlo y puedo rememorarlo ahora. Recuerdo la re-

    presentacin mental que cre tras el relato de su padre. Ese alguien es su padre,

    claro, el de las tostadas, el marido de la gitana que perdi su vida y salv la ma en

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    el mismo acto, cuando yo era pibe, en la calle. Siento el pedaleo de su bicicleta en

    mis pies, los pedales altos, el ruido de la cadena oxidada, el tiro, la nia de los turro-

    nes que me abri todas esas puertas. La puerta, la nia,

    Iiiiiiiiuuuuuuu.Paccc. La puerta se cierra y ya solo resuena el manojo de llaves, opa-

    co, dentro del bolsillo del delantal de Rosvita._ Hookson hace una pausa y rasca su cabeza. _ Rosvita. Rosvita? Cmo ests Ros-

    vita? Vine a verte. Ensay formas de acercamiento, de pie, frente al espejo, en la

    esquina, en la cuadra de El Trebol1, en el subte.

    Cmo ests Rosvita? Vine a verte.

    Rosvita?

    Ya no tiene caso. Ella guard todas esas tazas y todas esas moscas con suma pa-

    ciencia. Recuerdo haber entrado a esa casa de Haedo Norte emplazada de espaldas a

    la va, un sudor fro, la noticia, la voz frgil de Klaudyna, gusto salado en la boca,mareo, ganas de correr. Luego sigue una maraa de hechos aislados, inconexos y

    atemporales. Creo saber quin iba al volante. La gitana madre me lo hizo entender.

    Mala seal cruz las piernas... me sobrevuela esa frase, no s de dnde. Ella sembr

    pistas en mis alucinaciones, ella misma las borr. No s cul de ellas es ella, cual

    Rosvita, cual su madre. Adquirieron morfismos cambiantes y exacerbados. Son dos

    de ellas, un rabihorcado y un cmulo de picotazos. Hija, madre y mi lazo con mi

    mismo.

    Ella quiere dejar todo como est pero su madre insiste en vengarse. El muequitopendular se burla de m, me enerva e incita a cometer una locura. Mi vuelo corto no

    me permite determinar especficamente quien movi los hilos y quien los enmara.

    Me port mal? S, dos veces. Primero romp la silla de cuerina y me retaron. Des-

    pus hice ruido y la nia de las pecas de cuatricroma ingres con un mdico. Shock

    post traumtico tradujo la pecosa y se perdi enas aureolas de colores que degluten

    las imgenes. Ahora no las veo, pero se que volvern a aparecer.

    Los flecos me abrazan con ternura bajo la esfera de agua. La mayora de las lmpa-

    ras no funciona y los rollos de ruberoid se materializan en carne humana. La calle seabre, hay chispazos en el agua y confusin. El peligro acecha. Los msicos tienen

    sables y pelucas de camo. Estn maquillados pero se van antes que lleguen las

    galletitas de cucaracha. Los verdugos tienen fobia a los mosquitos y el que mat a

    Lagerlf y a su seora oculta algo tras su bigote postizo. Me veo triste, apesadum-

    brado. Alguien quiere matarme pero tengo hambre y no dialogu cuando tuve en-

    frente un canasto con tostadas.

    Pude contar las gotas del bao. Cuatro por aqu y siete por all. Cuatro por aqu, sie-

    te por all. Cuatro por aqu, cuatro por ac

    1Club de Haedo Norte.

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    _ Dgame una cosa. Usted, en el ro no s si preguntarle. Quera quitarse la vida?

    _ No s como llegu hasta aqu ni que haca en el Ro de la Plata. Ni siquiera recuer-

    do como propia la ropa que llevo puesta.

    Hago un gran esfuerzo para comprender lo que usted me dice, ste no es mi idioma

    nativo. Adems, siento tanto fro que lo nico que realmente quiero en este momentoes que esas nubes no tapen el sol.

    _ Usted vino en bicicleta. La at ah, ve? En ese arbolito lnguido del que adems

    cuelgan sus zapatillas andrajosas. Perdn, sus zapatillas las colg en ese otro, dos

    minutos despus.

    Yo lo segu con mi auto, desde Haedo.

    _ Usted est desquiciado.

    _ Ya me lo han dicho alguna vez. Usted est peor, yo al menos tengo la ropa seca.

    Cre que usted quera acercarse a mi pareja, pero veo que me preocup en vano. Porms que lo hubiera intentado, nadie en su sano juicio querra estar con un loco que

    arroja al rio en pleno invierno.

    _ Usted vino a alterar mi paz. Yo retozaba aqu, en el pedregullo, secndome tran-

    quilamente al sol.

    _ Ahora resulta que yo soy el causante de su desdicha y de todos los males del mun-

    do. Todos me miran con recelo, al soslayo y tratan de evitarme

    Por qu me trata as?

    _ Siga, desahguese._ Tengo la sensacin que usted cree que estoy ocultando algo. Esto que me ocurre a

    menudo con las personas. Es una sensacin basada en la presuncin de desconfianza

    de otro hacia m. No s a ciencia cierta si el otro desconfa de m, pero sospecho que

    lo hace. Intuyo que sospecha que hago algo y me auto convierto en acusado. No s

    que se me infunda, slo s que soy sospechoso y que presuntamente oculto algo.

    Para el imaginario ajeno puedo hacer cosas que ni yo mismo pergee jams y quizs,

    potencialmente, resulte inconveniente para alguien. Puedo no hacerlo pero no me

    exime de mi calidad de sospechoso.De momento son solo presunciones mas y supuestamente del otro. Lo cierto es que

    la tensin resulta incmoda y eso es palpable, aunque arbitrario.

    Percibo que alguien cree que estoy ocultando algo y me desarticulo. Intento desva-

    necer mi perfil, desdibujarlo. Cada cosa la hago de modo insospechable, aunque sea

    del mismo modo de siempre y sin dobles intenciones.

    Tengo la sensacin y no puedo obviarla. Filtra mis actos y me condiciona. Es tan real

    como el guano de torcaza de esta maana sobre el cuero blanco manteca del empei-

    ne de mi zapato.

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    _ La coexistencia entre lo real y lo irreal es lo que nos enloquece de a poco.

    _ El guano pude limpiarlo. Compr pauelos de papel. Quit el grueso con el primero

    y el resto con el segundo, humedecido en saliva. Es difcil encontrar cestos para resi-

    duos en esta zona del conurbano. El nico totalmente pblico de la zona est atibo-

    rrado y por lo tanto inservible. No tuve otra opcin que depositarlo en el tacho de

    una panchera, hecho que molest ostensiblemente al encargado.

    _ Claro, por supuesto.

    _ Me sigue o est en otra?

    _ Lo sigo, no le pierdo pisada. _ Responde Hookson mientras rasca la comisura de

    sus labios.

    _ El sol hace que la vestimenta resulte incmoda y el lamparn de mi zapato me co-

    loca en el papel del estpido de la escena. No me refiero especficamente a este sol y

    este guano, es una sensacin recurrente.

    Mi estampa me provoca inseguridad y cierta genuflexin hacia quienes exteriorizan

    una efigie de ganador.

    Me apodaron Tipo mvil. Imagin que se refera a mi naturaleza inquieta, pero pro-

    bablemente tenga una raigambre ms profunda. El tipo mvil de una imprenta ofrece

    la posibilidad de infinitas combinaciones que devendrn en palabras. Entonces yo

    probablemente sea un comodn, un naipe sin numerar, un suplente eterno, un boleto

    sin fecha. Un animal que muta, pero no por voluntad propia sino de acuerdo al medioen que se desempee.

    En el plano sentimental, voluntariamente o no, me comporto del mismo modo.

    Quise emparchar los huecos de una mujer mayor y no me dio ni el nombre. Me hizo

    creer que yo era su centro y luego me desplaz a un costado. Me acerqu como un

    seductor misericordioso y la seora me comi crudo. Entr como un caballo al juego

    de ella, creyendo jugar de local y en un escenario que cre conocido por m.

    Desde el punto de vista de un tercero, el cuadro siempre me favorece. El rol de co-

    modn hace que yo me convierta en la pesadilla del otro o en su compinche, su con-fesor, aeromoza, potus, depositario de afecto, desechos o apata.

    Me defino con un perfil pero mis flaquezas me convierten en lo que el otro quiere.

    Hoy, junto a usted, me siento particularmente pequeo. Cualquiera a mi lado repre-

    senta un arquetipo de individuo centrado y digno de admiracin.

    Es un tema coyuntural. De hoy y de otros hoy salpicados intermitentemente a lo lar-

    go de mi devenir.

    Tuve mis logros tambin, pero en una cascara tan frgil como la ma, una flaqueza

    puede conducir al claustro y al oscurantismo.

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    La presuncin de un mal inminente a cada paso deviene en pnico y de ah al encie-

    rro hay un pie de distancia.

    Estoy a doce pulgadas de caer en la sombra. De ser yo mismo, con todo lo malo que

    eso implica, y no un actor de reparto desempeando un rol signado por mi circuns-

    tancia o por la de otro.

    _ Clmese, tmese un respiro.

    _ El derrotero emocional al que me expuso esta mujer me saco de quicio. Y por qui-

    cio entiendo cauce, no me refiero a una exasperacin violenta.

    El problema es que estas verde, me dijo, y yo le cre. Retroced dentro de m mismo,

    como una babosa que, luego de haber dejado escapar todos los tiros, ataja un baln

    de sal gruesa, pateado al medio con vehemencia, premeditacin y predictibilidad.

    Una atajada que la conduce al ocaso pero que, a pesar de todo, se convierte en el

    mximo logro de su existencia. Un molusco orgulloso de su baile retorcido al ritmo de

    la muerte.

    Esa mujer ha sido un logro para m. Ya est, slo eso. Llegamos al punto que yo

    trac de antemano y ahora congelo la escena ah.

    Taxidermia emocional. Una cuarentona y un comodn. Otrora una ciega, una anciana

    casada, de un slo hombre, una profesora del secundario, una travesti recin llegada

    de Per, una prostituta rusa y la vecina de enfrente.

    Siempre el foco, la mira, la estrategia y el resultado. Siempre me fui en el punto msalto. Nunca soport el declive ni el infortunio. Interpret el rol del ruin que dilapida

    un sentimiento intenso pero nunca hice ms que vislumbrar el ocaso y ganarle de

    mano.

    Me voy y ah queda el tendal, desaparezco. Puedo ir a cualquier sitio porque soy un

    comodn y me adapto.

    Con ella todo termin igual que con todas, slo que ahora siento un vaci que jams

    haba experimentado.

    No le produje desengao ni odio ni quebranto. No desgarr su alma ni soy una agujaen su pecho o una promesa ausente.

    No congel su vida en un punto sin retorno, no me ama ni me odia, no me espera, o

    s, pero sin desvelos.

    La imagino sentada ah, tomando mate en su tacita de porcelana con el asa rota,

    intentando encender el calefn con una antorcha hecha de alambre y algodn embe-

    bido en bencina. Puedo oler la bencina inflamndose, casi estornudo con el polvillo de

    la yerba con slo imaginarla. Las alacenas descascaradas, los grisines crocantes, los

    posa pavas de lana con florcitas colgados en la pared de azulejos agrietados por laimpronta del clavito.

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    No quiero que se vaya de mis recuerdos, pero no puedo quedarme imaginando que

    todo seguir igual, que no llegarn los reproches, enfermedades, las pequeas mise-

    rias cotidianas y el tiempo desdeado.

    La sumisin a ocupar el rincn del rincn para que no me molestes esta tarde, los

    desatinos del olvido, el desgano, el temor a la ausencia de temor y la apata.

    No me doy crdito, pero tampoco me considero execrable.

    _ Llmela, tantee. Es preferible perecer en el intento a imaginar cmo hubiese sido.

    Piense que, generalmente, las cosas salen mal. A todos nos sale mal. No crea que

    usted es el depositario de todas las desgracias de este mundo.

    Usted es un cobarde, ni ms ni menos; un inseguro, un cmodo. Me animara a decir

    egosta, tambin. A usted no le importa lo que pudiera ocurrirle al otro.

    _ Tiene razn, no me importa.

    Ahora, si me disculpa, voy a llamarla, porque no me importa! Arruinar todo es ms

    fcil, depende de uno. Uno lleva las riendas y tiene la ltima palabra.

    Usted, que no es ms que un pobre desgraciado que se arroj al ro para no enfren-

    tar las asperezas de la vida, viene a tildarme a m de cobarde.

    Por qu no se va un poquito al carajo?

    _ De ah vengo y voy constantemente, pero no soy egosta. Priorizo siempre al otro y

    cuando no lo hago me siento tan vaco que no le encuentro sentido a mis actos.

    _ Hgase un favor a si mismo, entonces, aunque experimente oquedad. Intrnese,crese, consiga empleo. Una vida vaca es mejor que estar muerto. A este paso va a

    matarlo el fro o sus propias amenazas inventadas.

    _ Ya casi estoy seco. Esto nos equipara y lo asusta. No podr utilizar ms esa carta

    Vio que fcil? Era cuestin de quedarse un ratito al sol.

    Vaya, llmela. Hgame caso.

    Hasta otro da. _ Las nubes se corren y Oliver Hookson va trotando en puntas de pie

    al encuentro de su bicicleta, sus zapatillas mugrientas y su futuro.

    Entre tanto, el Tipo mvilcruza la escena de espaldas al sol y con el cuello del saco

    levantado.

    _ Una cabina, si es tan amable.

    _ La quince.

    _ No tiene tono.

    Ahora s.

    Cuatro, seis, nueve... Quin puede ser tan rooso? Chicles pegados en la mesa.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

    :-11-

    _ Hola.

    _ Hola.

    _ Quin sos?

    _ Sivn.

    _ Silvn es tu nombre real?

    _ Si, que tiene?

    _ Cre que era un nombre falso.

    _ No te burles, es el nombre de mi abuelo.

    _ Cundo volviste?

    _ Hace unos das. Iba a llamarte pero te vi con alguien.

    _ Segus espindome?

    _ Uno no pierde fcilmente las maas.

    _ No estoy sola. Me encuentro en el inicio una relacin y todo va muy bien.

    No iba a sentarme a esperar que algn da aparezcas.

    _ Est bien, me dej estar. Pens en llamarte y lo hice cuando pude, nada ms. No

    es fcil encontrar mujeres como vos.

    _ Otro de tus ardides. Tiene plural ardid?

    _ La gente cuando est de levante dice lo que supone va a gustarle al otro.

    _ La gente no, vos. Generalizas para licuar tu sentimiento de culpa.

    _ No ests a la defensiva conmigo, no soy un extrao.

    _ Por eso, porque te conozco. A m me pasa que o no creo nada o creo todo lo que

    me dicen. Casi siempre confo en quien no debo.

    _ Yo tambin, para la intuicin soy un desastre.

    _ Yo soy bastante intuitiva con lo que le pasa a otras personas, en el rol de especta-

    dora. Cuando se trata de m, la intuicin se me va a los caos, se transfigura.

    _ Es como la publicidad, no todo es real, hay que vender una imagen.

    _ Yo no pretendo vender nada. Tampoco compro todo. En realidad s, compr un

    chocolate en el tren y me cay mal. Me parece que estoy intoxicada.

    _ Si, mejor no vender nada Con que te intoxicaste?

    _ Con chocolate. Ves que no me escuchs?

    Recin ahora me siento un poco mejor. Dorm desde que llegue del hospital y tome

    mucha agua, supongo que me habr hecho bien.

    _ La clave est en eliminar la porquera. Tambin se aplica a otros rdenes de la vi-

    da.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    _ Yo elimino cosas que me insumieron tiempo y esfuerzo. Siento que antes de cum-

    plir una etapa se desmorona.

    _ Es triste lamentarse del tiempo perdido. Genera una impotencia cruel. Una cosa es

    no poder avanzar, siempre hay una pequesima grieta que produce una esperanza,

    otra muy diferente es querer solucionar lo irreparable.

    _ Por eso hay que exprimir el tiempo.

    _ Si, a veces postergamos los buenos momentos por culpa de las obligaciones y las

    estructuras. Adems nos da miedo ser felices y terminamos estropeando esos mo-

    mentos.

    _ Generalmente uno piensa que slo le toca a otro.

    _ O que no lo mercs. Qu se yo?

    _ Si, la culpa ante todo._ Si, porque la perversa culpa?

    _ Estoy un tanto falto de fuerzas, no tanto desde lo fsico. Me cuesta llegar a fin de

    ao y ver lo poco que avanzo.

    _ Ni siquiera entramos en la segunda mitad y ya penss en fin de ao. Sos exaspe-

    rantemente ansioso. Es una de tus caractersticas que ms rechazo me produce.

    En qu sents que no avanzas?

    _ En el trabajo, el nivel de vida, profesionalmente. Doy vueltas continuamente en la

    misma calesita.

    _ A veces es difcil bajarse de esa calesita. A m me pasa eso en lo afectivo.

    _ No vayas a creer que siempre soy as, esto se potencia a fin de ao y cerca de mi

    cumpleaos.

    _ Hacemos balances en Navidad.

    _ La Navidad es un gastadero infernal. A m la reunin me gusta, veo a gente que en

    otras ocasiones no. Adems comes de todo y a m me encanta la comida. Qu es lo

    que no te gusta?

    _ Lo contario. Me gusta hacer regalos y recibirlos. Me genera hostilidad la reunin

    porque me topo con gente que slo veo en esa ocasin. Observo minuciosamente el

    modo en que las personas modifican sus conductas; son ms buenas, no s. Es una

    fiesta relativamente nueva para m. No te olvides que soy extranjera, que prctica-

    mente no tengo familia aqu y que se trata de una celebracin que no tiene nada que

    ver con mi cultura. La primera vez que me invitaron, mi hija esperaba que en cual-

    quier momento llegue la torta. Cuando empieza a filosofar tiemblo. En plena reunin,

    una mocosita de doce aos dijo que no es ms que el festejo masivo e internacional

    de un cumpleaos.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    Siempre fui a la casa de una amiga, de su padre, to, o quien toque.

    Siento que llego como una paracaidista, con dos o tres regalitos y un pionono de

    atn. Aparezco con un miedo escnico terrible, miedo de primeriza. Despus me doy

    cuenta que la escena es siempre la misma y siempre el mismo prolegmeno.

    _ Imagino las presentaciones.

    _ No imagines, te cuento.

    Ella es mi amiga Mnica, compaera del hospital; Ella es su hijita te presento: mi

    to Rolo se conocen?_ Pregona Hye con la voz impostada, intentando imitar a al-

    guien.

    _ Yo soy muy despistada y mezclo los recuerdos. No registro a nadie y me da ver-

    genza que todos me recuerdan. Supongo que es porque soy el bicho raro, la nota

    de color.

    Cuando estoy ah me siento sapo de otro pozo, pero en los das previos me olvido y

    creo que todo va a ser diferente. Me produce un tipo de atraccin que no me explico,

    una especie de adiccin injustificada. Mi hija ya no va mas, un da me hizo un escan-

    dalete de novela.

    _ Yo, desde hace unos aos, trato de buscarle el lado bueno a las cosas. Antes me

    amargaba por todo y ahora disfruto reuniones que consideraba tediosas. No creas

    que me estoy boludizando.

    _ Las fiestas de fin de ao, supuestamente, son para manifestar alegra, tiene quehaber acuerdo y consenso.

    _ El otro da un tipo explico que es el consenso. Dijo: imaginen una reunin de con-

    sorcio. Uno quiere pintar de rojo, el otro de verde. Los dos tienen propuestas van-

    guardistas, pero como a ninguno de los dos le gusta el color del otro, terminan pin-

    tando de beige.

    _ As funcionamos, de a pasitos cortos y tmidos.

    Yo tengo que armar la pileta en la terraza. El problema es que al lado estn constru-

    yendo y los tipos estn casi pegados a la terraza. Va a ser un caos baarme.

    _ Van a gritarte barbaridades, hipotticamente hablando, porque estamos en Junio.

    Por lo visto no monopolic la ansiedad.

    _ El otro da, temprano a la maana, fui en bombacha a buscar algo. Me olvide que

    estaban y me vieron. Empec a caminar para atrs. Hice el paso de Michael Jackson,

    un horror.

    _ Si fuera una comedia musical te hubieras ido cantando o habran bailado todos con

    los pies en la membrana y vos, tapndote con una sbana.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    _ Hubiese sido genial. Yo en el medio de ellos bailando con la sabana del amanecer

    entre las palmeras. Pero la vida no es una comedia musical y tuve que huir.

    _ La vida, por lo general, te agarra por sorpresa y te quedas parado sin saber qu

    hacer.

    _ Eso es bueno, sin sobresaltos seria aburridsima.

    _ A veces las sorpresas te dejan culo al Norte, pero no queda otra.

    _ Yo siempre pienso que el otro va a esfumarse y que no voy a poder ubicarlo ms,

    o que en un abrir y cerrar de ojos ya no me va a querer.

    _ Es algn tipo se alusin a mi persona?

    _ Tomalo como quieras.

    _ Si alguna vez te dejaron y desaparecieron vas a pensar que siempre ser as, hasta

    que suceda lo contrario. Si te asaltan en Carapachay vas a evitar ir a Carapachay. Site ests enamorando es lgico que ests medio descolocada, pero es agradable.

    Cuando la felicidad llega hay que aprovechar.

    _ Cortala con la melosidad. Lo que pasa es que es difcil explicar esto sin ponerme

    pesada.

    Encima un par de amigas me matan con los comentarios. S que soy una idiota, que

    tengo que disfrutar y relajarme, pero hace rato que no me pasa y me da cierto esco-

    zor. Una me dijo que me tengo que hacer valorar, que tengo que verlo ms seguido

    y poner yo mis tiempos.Otra, hoy, que el problema es mo, pero que yo no le puedo cargar todos mis mam-

    bos al tipo porque se rompen las pelotas y te abandonan.

    _ Cada una proyecta en vos sus experiencias personales.

    _ Ah, eso es seguro. Soy la novelita de los lunes.

    _ Contame a m la novelita, quiero detalles.

    _ Ni en pedo.

    _ Los hombres tambin tenemos vueltas, quiz se nota menos. Por qu es tan dif-

    cil?

    _ Quizs no sea difcil y yo lo haga difcil. Soy muy glotona en lo afectivo, me enrosco

    y me quemo la cabeza. Me acelero y me olvido de disfrutar.

    Esta vez decid lo contario, es todo un desafo pero voy a intentarlo.

    _ Con el tiempo y la edad me di cuenta que no hay que ser tan crtico ni buscar el

    pelo al huevo. Me volv mas practico y me va mejor. Decile a tus amigas que no

    rompan las bolas y que, si son amigas, tienen que entender.

    _ Habls de edad y de experiencia y ni siquiera cumpliste treinta aos.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    _ Mis sobrinitos dicen que soy un viejo.

    _ Cmo te prepars para el feriado?

    _ Para m todos los das son iguales. Soy casi mi propio jefe. Si no trabajo no cobro,

    sea lunes o domingo.

    _ Es complicado. Cuando arranca el ao laboral me anticipo y me fijo en el almana-

    que. Para descomprimir necesito imperiosamente los feriados.

    _ Como necesitar, todos necesitamos. El problema es que se trata de un feriado ex-

    clusivo para empleados del estado. Paradjicamente lo pagamos nosotros, los que

    tenemos muchsimos menos feriados.

    Por qu los empleados del estado tienen que tener privilegios?

    _ No lo s, adems no todos son privilegios. Tendra que mostrarte mi recibo de

    sueldo._ Yo s se. Es porque los que deciden los feriados trabajan en el estado. Indirecta-

    mente, y visto de modo global, fijan sus propios sueldos. Por eso ganan ms que el

    resto. No se puede ser juez y parte.

    _ Te dije que yo gano poco.

    _ Pero otros ganan mucho.

    _ La mayora de los seres humanos siempre trata de sacar ventaja, as funciona la

    mquina.

    _ Claro, cagndonos los unos a los otros estamos donde estamos

    _ As es.

    _ Te mencion mi cumpleaos y no me preguntaste nada. Est cerca.

    _ Una vez me dijiste que era el treinta y uno de noviembre. Cuando fui a agendarlo

    not que esa fecha no existe.

    _ Es una broma que hago a menudo.

    _ Vos s sos un vivo brbaro.

    _ Quiero verte._ Dejame que lo piense. Dejame veeerrr. Mmmm. Ac tengo un da libre, treinta y

    uno de Abril.

    _ No me corras con eso.

    _ Te pago con la misma moneda.

    _ Hacete un lugarcito para m.

    _ Mi hija crey que habas muerto, que yo te haba asesinado.

    Ella admira a los villanos. Ahora soy su herona.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    Cree que pude salir de mi vida vacua gracias a una accin trascendental. Por primera

    vez desde que es adolescente volvimos a entablar relaciones normales madre e hija.

    Si tengo que priorizar, me quedo con lo que logr con ella. No voy a arriesgarlo por

    entregarme a una relacin inconducente.

    _ Qu hacas?

    _ Cundo?

    _ Ahora, recin.

    _ Mate, crucigramas.

    _ Condicin.

    _ Qu?

    _ ndole o naturaleza de una cosa, la cinco.

    _ Ah, gracias; prefiero resolverlo sola. El viaje, as, me resulta ms corto; no lo tome

    a mal.

    _ Por un momento pens que prefera estar sola.

    _ A veces es preferible, yo a usted no lo conozco.

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    Pablo EMILIO

    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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    Dos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar.

    Escrita por Pablo Sebastin Emilio entre abril y agosto de 2011 y corregida por Manuela Her-

    nandez Heredia.

    Contacto:[email protected]

    Registro de propiedad intelectual expediente N: 5043510, hecho en la Direccin Nacional deDerecho de Autor en Buenos Aires, Argentina.

    Gracias por leer y opinar.

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]