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MAYAS
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TRES CIUDADES
UNIVERSIDAD DE MEXICO
Por Fernando BENITEZ
KabaiJ, Palacio de los Mascarones, edificio principal
LA CIUDAD DE KABAH aparece derrumbada al borde de la carretera. Sonlas diez y el sol descorre su ardiente
manto cegador en el cielo. Frente a mí, lafachada del K'odzp'op, el Templo del Petate Enrollado, todavía bañada en la f resca claridad de la mañana. Un sólo motivo,la máscara de Chaak, se ordena en largasy apretadas filas a lo largo y a lo anchodel K'odzp'op componiendo un gigantescomosaico de ojos redondos, de fauces abiertas y de retorcidas narices que brotan dela fachada para invadir el espacio, comolas plantas en una oscura habitación, inclinan ansiosas sus tallos hacia la luz dela ventana. El barroco no se atrevió apensar nunca en un motivo tan audaz ydinámico. Del. suelo a la rota cresteríala nariz proboscidia del amado dios, lagran ménsula. el multiplicado signo deinterrogación figura un bosque de trompas que se alzan al cielo olfateando elaire reseco.
Para el que llega sin transición de lasaltas y jugosas selvas del Usumacinta, alondulado y severo paisaje donde florecieron Uxmal, Kabah, Sayil y Labná, lasdiferencias entre el estilo palencano y elestilo puuk se imponen a primera vista.Palenque es un arte civil; Kabah un artereligioso. A medida que la huella del hombre se debilita, la presencia del dios crece hasta hacerse omnipotente. La blandacarne mórbida de los estucos ha sido sustituída por la dura máscara de piedra delmismo modo que el fragante bosque hasido reemplazado por la llanura caliza.Hemos pasado del mundo de la abundancia, al de la pobreza crónica, del reino mágico del agua a la sequedad angustiosadel norte de Yucatán. En medio del fuego solar ya no se concibe el estuco, lasgalerías abiertas a los chorros de la selva,la exaltación de los príncipes cubiertosde jades. La piedra tiene algo de la dureza cortante de la tierra y la escut}ura esotra. Se diría que el hombre a fuerza devivir en la cercanía de los dioses Sl: hadeshumanizado terminaádo po; contag'íarse de su hermetismo.
Chaak, el dios de la lluvia \la es la máscara aislada:,de Chichén~rtzá, sino un 'HU
ra vivo de la divinidad donde la sagradanariz reclama la lluvia cantando reiterada y pesadamente su propia apoteosis.Pero esta glori ficación no Sl: halla exCt'Il··ta de una sensación de abatimiento ya quce! sagrado apéndice, a semejanza de unpetate enrollado. servía de acceso :l lascámaras interiores rt:servadas a los sacerdotes. Yo subí por ella y la sentí bajomis pies -no dejaba de ser una profanación- extrañamente viva. El antiguosacerdote' debió experimentar lo mismo.Vivía, mirado por los' centenares de ojosdivinos, en un cielo compuesto hasta elinfinito por el rostro multiplicado de sudios y cuando entraba al santuario queera su casa y su defensa, Stl sandalia dejaguar debía písar la nariz y ascender porella como el kornak de la India, se apoya
en la blanda y emollada trompa para subir a su elefante.
Antes de abandonar e! templo miro porúltima vez ~u fachada. El sol le daba delleno matizándola con su juego cromático.Oscurecía, iluminaba. Y su cincel de luzhacía vivir e! rostro de los dioses.
*Kabah representa la poesía de las rui
nas solitarias. Dejando atrás el K'odzp'opme interné, entre palacios destruídos, porun camino del bosque. Escuchaba el ronquido humorístico de! chinchibakal, lospájaros azules volaban sobre las copas delos árboles y como la selva conservaba algo del rocío nocturno, las leguminosasmantenían abiertas sus pequeñas hojasdelicadas. En el fondo, cerrando el tunelde verdura, se ofrece el fragmento de untemplo. Mi corazón apresuró sus latidos.El templo, de lisa fachada y un doble friso de columnillas, aparecía mutilado enmedio del claro y su elegante sencillezcontrastaba de un modo desagradable conel desorden del bosque reseco. La soledad,las piedras doradas, los pórticos oscuros,la selva que sólo espera un alto paraecharse encima de los templos ayer rescatados, establecen lo mismo en Kabah,que en Sayil y en Labná, esa mezcla dearquitectura y naturaleza, esa lucha eterna del árbol y la piedra que tanto conmoviera a Stephens el pionero de la arqueología maya y que tan sentidamente describiera el lápiz de Catherwood, su fielacompañante.
*A pesal' de su cercanía, todas las ciuda
des ele la sierrita Puuk ofrecen una peculiaridad arquitectónica. Sayil conserva lascolumnas de Kabah y con ellas ecli fica unpalacio de tres pisos y soberbias terrazasque es uno de los más hermosos de lazona maya; Labná potencia las cresteríasde Sayil y crea el arco famoso dé' entra-
da a uno de sus patios; Kabah concentrala máscara de Chaak en el Templo delPetate Enrollado y erige el arco triunfalsobre el camino blanco que conducía a laciudad; Uxmal, a su vez, aprovecha elmotivo de la casa del tejado precioso, inventa nuevos motivos decorativos, otorgaamplitud desconocida a los patios ceremoniales, reviste las pirámides de inesperados y ricos elementos y si bien loscuatro centros están bajo el signo deChaak, la deidad favorita, es el arte deUxmal en plenitud el que enriquece ymagnifica el fecundo mito de una manera excepcional.
El hombre antiguo había sido formadocon el solo propósito de que reverenciara ysostuviera a sus dioses. N o otro era supapel en la tierra. "La creación -diceAlfonso Caso-, no es un don graciosohecho al hombre por el dios sino un compromiso que implica la adoración continua por parte del hombre." Se le exigíauna eterna vigilancia, una t'~nsión a punto siempre de estallar, para que la armonía del universo no sufriera alteraciones.El hombre vivía sostenido por el dios yel dios vivía sostenido por el hombre. Enesta magna tarea participaban todos. Eltrabajo, la vida, la edificación de las casas y de los santuarios, el arte, eran unaserie de pt:Ocesos mágicos que reclamaban la intervención activa de la comuniciad. El individuo, la vida privada, noexistían entonces. El ;;~rvicio de los .dioses, su culto incesante,"jnvadían las mássecretas regiones de la;,';t~~stencia humana y figurabanj;,le~Jacadamente en: primertérmino.'> .
"La estatua 'c1e la .deidad es la deidadmisma -escribe Paul 'vVestheim-, la encarnación de lo divino." N o tierie que vernacIa con la belleza aunque hoy nosotrosla consideremos casi exclusivamente descle una calidad que carecía de sentido paralos mayas. Si Chaak parece brotar de tocios los muros de Uxmal, es porque Chaakestá presente asimismo en los cuatro rincones elel cielo maya, en el mundo hori-
Jtzamná, dios principal del Panteón maya; Cf.lac, dios de la lluvia; Yum Kax, dios rIel maíz
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20n(al y en el lIlundo vertical, porqueChaak representa el vicnto favorable yel dañino, el agua buena y el agua mala,la vida y la lIluerte, la abundancia y lamiseria. Lo que constituye la máximapreocupación de! hombre, la divinidadproteica de la que depende su fortuna osu ruina, debe ser recordada, reverenciada, exaltada sobre todas las cosas. Chaakfigura por ello en las esquinas de lospalacios, se levanta como un cántico enlos tableros del Patio de las Monjas, ondula. semejante a una letanía en el frisodd Gobernador, asciende victoriosa en lasdos alfardas de la Pirámide y remata, cargada de misterio y de poderes sobrenaturales en el santuario superior del Adivinoen que la gran puerta de entraela es laboca misma elel amaelo y temido Chaak.
Las danzas, las ceremonias religiosas.las mucheelumbres de fervorosos devotosque llenaban los patios eran otras tantasmani festaciones elel culto a la divinidad,la profunda, insustituible manera de decir "Dios está en todas partes". Han desaparecido las fiestas, las danzas, las invocaciones, pero toelavía perdura con1O' elfragmento ele una adoración colectíva este ritmo de la piedra, este orden trascendente y sagrado, esta canción grave yaguda, esta gran letanía que viste la piedra, la convierte en la propia carne deldios y con ella instrumenta su gran coraldonde ninguna voz se pierele y elonde toelas se funden, por obra de la fe, con laesencia misma del universo.
*Los toltecas lograron perforar las ba
rreras dentro ele las cuales la civilizaciónmaya se desenvolvía indepeneliente y conquistaron el norte de Yucatán. ChichénJtzá habría de ser la sede de los vencedores, su centro principal, su orgullosametrópoli. Dos mundos divorciados aparecen en la arquitectura de Chichén nofundidos, sino superpuestos en unas memorables bodas de pieelra. El altiplanohabía creado su propia mística y la impuso en la blanda y graciosa atmósfera delmaya con una brutalidad varonil que envano trató de suavizar la voluntad creadora de los vencidos.
El tolteca elesdeña las pequeñas obraselaboradas elel maya. No ama las cresterías, ni los recamados frisos, ni los adornos que revisten las fachadas de la viejaciudad. Por el contrario, desnuda y potencia las formas imprimiéndoles una severamonumentalidad desconocida antes de sullegada. Los diminutos juegos de pelotalos transforma en colosales estadios; multiplica las columnas preciosas; impone elzomplantle elonde se apilan los cráneos delos guerreros muertos en los campos debatalla. importa las esculturas yacentesconocidas con el nombre de Chaac-moly las plataformas ele los sacrificios gladiatorios, y sustituye los armoniosos mosaicos de piedra labrada por bajorrelievesde águilas y jaguares que dc'\'oran corazones humanos.
La máscara de Chaak, el signo del diosde la lluvia tan amado, tan imperiosamente reclamado en las secas planicies, essólo objeto ele accidentales representaciones y su culto se ve sustituído por el de laserpiente emplumada de Quetzalcoatl llamada Kukulkan en maya. Esta activa serpiente se enreda al cuerpo del devoto comola serpiente clásica en el grupo de Laoconte. Roa religiosa. monstruo ávido de sacri-
La placa de Leyuell
ficios, extiende su poderosa cabeza al pieele las escalinatas, asciende en las alfardasy termina imponiéndose en las columnasde los templos superiores donde su colaestalla en el aire y su cabeza abre, incansable, las fauces armadas de redondoscolmillos.. Por ello, subir a los templos, equivale
lIteralmente a ser devorado por Quetzalcoatl. El creyente es un nuevo Jonás, unavíctima de la divinidael, un alimento insuficiente para su gula nunca saciaela. N oes posi?le e.vaelirse. No hay escape, nifuga, 111 salIda para el acosaelo devoto.Es inútil que el vencedor haya trataeloele ocultar la siniestra finalidael de sudios favorito recubriendo ele brillandescolores muros y columnatas; es inútil queel juego armonioso de las comisas logrecrear la elegancia proporcionada tan pe-
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culi;~r al a:te maya si en la tierra y enel aIre se Impone con su fuerza telúrical~ serpie.nte del altiplano alterando la plaCIdez onental en que se complacía el antiguo maya. Semejante a un dragón chino, aunque dotado de una naturaleza demoniaca ajena a esta risueña quimera, sucuerpo cilíndrico y emplumaelo, sus fauces abiertas y su lengua bí fida pa recenllenarlo y atropellarlo todo.
A la caída de la tarde, como tantasveces lo hiciera MOI"ley, descanso en laderruída escalinata de Las Monjas. Sobremí, los pericos heridos por el sol vuelanchillando en bandadas. Los troncos blancos del jabín y los frondosos ramajes oscuros ele ramones y laureles sobresalen enel cenizo mar ele la selva dominada por elpuño de la gran pirámide, el redondo caracol y la masa regular del Templo de losGuerreros.
Las columnatas y los pórticos, en losque crece la yerba, me traen el recuerclode Pompeya. Las dos ciudades muestransus esqueletos de piedras calcinadas, pero al menos en Pompeya, la presencia delhombre suaviza con su ternura la desolación ele la muerte. El horno del pan,el burdel, la mansión elel patricio, las termas, hablan un lenguaje familiar mientras en Chichén todo permanece rodeadode opresores silencios. N o queda la huelladel hombre sino la presencia desolacla delelios, la victoria final de la Serpiente Emplumada. Aun la sangre de los guerrerosdecapitados se ha convertido en chorrosde serpientes. Los símbolos de la muerte y de la sangre son los símbolos que predominan en las calaveras del zompantle.El hombre de los bosques del Usumacintase ha transformado en el soldado de lacorva nariz y cluro rostro que monta laguardia, lanza en mano, sobre las columnas y los elinteles de los santuarios. Lasuave y mórbida carne está cubierta decorazas y de escuelas. Los nueve pisos dela pirámide, los nueve cielos pétreos, están subordinados a la serpiente. Arriba yabajo ella es la que gobierna y por todaspartes e! soldaelo alerta, el solelado quedecapita, e! inmóvil soldado idiota de todos los tiempos.
La tarde borra ya los perfiles de la granmetrópoli. Siento sobre mí su terrible peso. El templo de las mil columnas compone un ejército ele soldados muertos; lostigres y las águilas, clevorando corazones,se animan en los bajorrelieves; las calaveras de! zompantle nos miran con suscuencas vacías; la pirámide está hechade huesos y en este mundo de cruelesfantasmas, se adelanta, animada de poderes sobrenaturales, la poderosa cabezade Kukulkán y su lengua bífida se agita,con garras y dientes en el suelo de la plaza, como otra serpiente ciega que sóloreconociera ti olor de la sangre.