114 Delicioso Suicidio en Grupo

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Una afición nacional FRANCISCO SOLANO BABELIA - 03-03-2007

C on más de treinta novelas

publicadas, el finlandés

Arto Paasilinna ha conse-

guido que cada uno de sus

libros sea un acontecimiento en su

país. A partir de 1979, no hay año

sin un nuevo libro de Paasilinna, y

los finlandeses se diría que los leen

con la misma afición con que usan la

sauna. La razón primordial de tanto

éxito es que son novelas indudable-

mente divertidas, pero no por ello

insustanciales; su sentido de lo cómi-

co recuerda, de alguna manera, el

cine mudo, en concreto la actitud

impasible de Buster Keaton frente a

la tontería: un humor muy serio, que

se sirve de la parodia para revelar la

chifladura tanto de los estrafalarios

como de los que se avienen a la más cruda normalidad.

En todos alienta un anhelo, nunca logrado, de felicidad o

placidez, que se remedia con actuaciones disparatadas.

La visión de Paasilinna, aunque satírica y ácida, es tam-

bién compasiva; de ahí que la locura de sus personajes

libere al lector, momentáneamente, del absurdo y la an-

gustia de la sociedad actual. Hay algo, sin duda, terapéu-

tico en la narrativa de este prolífico escritor finlandés, y

en todo caso es seguro que con sus libros contribuye

decididamente a que sus compatriotas resistan mejor los

largos inviernos.

Delicioso suicidio en grupo tal vez sea una de sus narra-

ciones más corrosivas. En ella aborda, con admirable

sarcasmo, una de las dos lacras de la sociedad finlandesa

(la otra es el alcoholismo, que también recorre estas pá-

ginas con pasos tambaleantes). El suicidio, en Finlandia,

es una tentación tan ineludible como el frío, y raro es el

finlandés que no haya pensado, alguna vez, en aprove-

charse de una opción que resuelve, de golpe, todos los

problemas. "Parecía que en Finlandia -se dice por algún

sitio- no faltaban los suicidas persistentes". Paasilinna

reconvierte ese drama social en afición nacional, apro-

piada para crear lazos de camaradería y poder ayudarse

así, unos a otros, a salir felizmente de este mundo. Claro

que, como en todas las decisiones radicales, también en

ésta hay dudas sobre la mejor manera de llevarla a cabo.

¿Se puede imaginar el lector un seminario de suicidiolo-

gía? Los asistentes son gente normal como usted y como

yo, pero con precisas intenciones de no dejarse engañar

por la postergación. La situación es tan delirante que un

organizador del seminario no tie-

ne reparos en declarar: "Aunque

el tema de nuestra reunión es

obligadamente serio y, a su mane-

ra, deprimente, quisiera que ello

no fuera motivo para aguarnos

este hermoso día de verano". El

absurdo aquí salta por todas par-

tes -un absurdo amable, dulcifica-

do por la comicidad-, y la novela

se convierte en una road movie,

donde en un modernísimo auto-

bús una treintena de suicidas re-

corren media Europa con el fin de

hallar un lugar idóneo para preci-

pitarse al vacío. Es mejor que el

lector descubra por su cuenta las

triquiñuelas morales, los aspa-

vientos, la insensatez y las siem-

pre amenas añagazas con que este

grupo se enfrenta a una decisión

que "debía llevarse a cabo con

elegancia". Y, como es marca de

la casa en la fértil narrativa de Paasilinna, la galería de

personajes es prolija y jugosísima. Y no es una novela

contra el suicidio, sino contra el ridículo de las determi-

naciones.

http://www.elpais.com/solotexto/articulo.html?

xref=20070303elpbabnar_7&type=Tes&anchor=elpep

uculbab

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ENTREVISTA: Arto Paasilinna

"La muerte nos amenaza, pero también

nos hace libres"

WINSTON MANRIQUE SABOGAL 03/03/2007

Uno de los escritores finlandeses de culto novela uno de

los dramas de su país en Delicioso suicidio en grupo.

Con humor, ironía y sarcasmo, el autor crea una fábula

en la que desenmascara los atajos hacia la muerte. El

novelista, ex guardabosques y ex poeta, reflexiona en

esta entrevista sobre el sentido de la vida y la manera de

asumirla, a la vez que denuncia el maltrato a la naturale-

za.

Paasilinna. ¿Paasilinna? ¿Quién es ése? Son interrogan-

tes ante los cuales un finlandés, un nórdico y más de un

francés o italiano subirían las cejas y pondrían cara de

¿cómo, no sabe quién es? Pero en España la verdad es

DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO DELICIOSO SUICIDIO EN GRUPO Arto PaasilinnaArto PaasilinnaArto Paasilinna

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que es un escritor que se ha editado muy poco y sin mucha

fortuna. En cambio, en Finlandia un nuevo libro de Arto

Paasilinna (Kittila, 1942) es siempre esperado con una son-

risa. Humor e ironía son sus aliados. El objetivo: denunciar

problemas ecológicos y de la sociedad contemporánea, a la

vez que lleva a las personas al encuentro consigo mismo.

Sin temores. Incluso se atrevió con uno de los principales

dramas de su país y que tituló: Hurmaava joukkoitse-

murha. Que en español viene a ser algo así como Delicioso

suicidio en grupo (Anagrama), título con que se acaba de

editar en España.

Los finlandeses sabían que Paasilinna no los iba defraudar.

Sabían de su tradición de ver la vida y escribirla desde su

esquina literaria favorita que le permite abordar el mundo

desde lo absurdo. Porque sólo desde allí alguien puede ex-

clamar que "con la muerte se puede jugar, pero con la vida

no. ¡Viva!".

PREGUNTA. Vaya manera original de abordar un te-

ma tan delicado como el suicidio.

RESPUESTA. El suicidio como tema de una novela es

exigente y peligroso, ya que la autodestrucción ha de ser

tratada con responsabilidad y no se puede hacer de ella un

chiste. Sin embargo, esto no significa que haya que deses-

perarse; al contrario, mi intención ha sido la de proporcio-

nar a los lectores una esperanza de vivir.

P. Parafraseando al narrador, ¿está obligado el ser

humano a conformarse con la espera de la muerte?

R. Así es. Los mortales han de conformarse con su destino.

Y sin embargo, la espera de la muerte no le da a la vida el

contenido que yo desearía; el anhelo de la muerte no le da

a la vida un contenido digno ni valioso.

P. Entre tragedia y humor, la novela es una exaltación

de la vida y esperanza en el ser humano.

R. No se puede escribir una novela demasiado sombría

sobre este tipo de tema. No es conveniente hacer de la au-

todestrucción un hecho comprensible ni, bajo ningún con-

cepto, hacer de ella algo digno de aprobación. Al margen

de la tragedia, he intentado de verdad darles a los lectores

esperanza, y de otro modo, con ayuda del humor.

La relación de los finlandeses, y en general los nórdicos,

con la muerte es especial, ya que registra uno de los índi-

ces más altos de suicidio. Incluso hay muchos escritores de

novela negra y policiaca. Paasilinna rompe con tópicos. Es

un fanático de la vida. Su tránsito literario por ese atajo

hacia la muerte le ha permitido recordar que, "en realidad,

las personas siempre estaban viviendo el primer día del

resto de sus vidas, aunque no se les ocurriese nunca pen-

sarlo en medio de tanto trajín". Lo escribió en 1990 en De-

licioso suicidio en grupo. Dejó claro que tenía calada a la

taimada muerte que ha hecho que en Finlandia el suicidio

haya adquirido la categoría de "deporte nacional".

Sus novelas son un viaje. Una aventura en medio de lo des-

concertante que ve desde su singular esquina con algún

compromiso, denuncia o advertencia. Sin temer a muertos

ni vivos. Es crítico con la situación contradictoria de que a

mayor calidad de vida y bienestar social hay más suicidios.

Y lanza una idea fundamental: que los motivos de suicidio

son raras veces problemas económicos, y que el bienestar

material por sí mismo no garantizaría la felicidad de la per-

sona. Lo dice un ex guardabosques, ex periodista y ex poe-

ta. Experiencias que le permiten denunciar el drama del

suicidio y el drama del suicidio colectivo a que la sociedad

y los gobiernos están llevando al planeta.

P. ¿Cuáles son los principales problemas de la sociedad

contemporánea?

R. La desigualdad, ya sea económica, social o educativa. Y

recuerda que el ser humano ha peleado miles de guerras

para acabar con ella, pero sin resultado.

P. ¿Qué hacer ante el persistente ataque de la industria

y el progreso a la naturaleza, y que usted denuncia en

la novela?

R. La destrucción de la naturaleza debería ser considerada

un crimen y, en cualquier caso, debería obligarse a las in-

dustrias que contaminan a que pagasen los desastres que

provocan.

P. Una de las características de sus novelas es la psico-

logía de sus personajes y del entorno social, algo que no

abunda en la narrativa de hoy, ¿por qué?

R. La psicología social ayuda a ver la sociedad en sus múl-

tiples dimensiones y, en ese sentido, la novela puede ser

escrita como una crítica social digna de tener en cuenta.

Vida y novela se trenzan en este escritor que a los 10 años

empezó a enviar sus escritos a publicaciones de Laponia.

Ahora tiene casi 40 libros. Fue en 1975 cuando su nombre

empezó a sonar con El año de la liebre (Ediciones de la

Torre, en España). Le adjudicaron la invención de un géne-

ro: la novela de humor negro ecológico. Su nombre tras-

cendió en los años noventa a países como Francia e Italia.

Y Finlandia dejó de ser sólo el país del autor de Sinuhé, el

Egipcio, de Mika Waltari. Otras novelas suyas editadas en

España son El molinero aullador y El bosque de los zo-

rros.

Un mundo personal-literario que Arto Paasilinna retrata a

través de nueve palabras a las que les crea su sombra: "La

depresión puede revivirlo a uno si la vence. La alegría

da contenido a la vida. La melancolía es el primer paso

hacia la profundidad de ideas. El silencio serena y es co-

mo una fiesta. La muerte nos amenaza, pero también nos

hace libres. La vida es un enorme regalo que no debemos

subestimar. El bienestar sería algo así como un premio.

Y la novela, un pedazo de vida".

http://www.elpais.com/articulo/narrativa/muerte/nos/

amenaza/nos/hace/libres/

elpepuculbab/20070303elpbabnar_5/Tes?print=1

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D elicioso suicidio en grupo es el título de la

novela más conocida de Arto Paasilinna. Aunque

parezca imposible poner juntas expresiones tan

incompatibles como “delicioso”, “suicidio” y “en

grupo”, en realidad no lo es para este osado na-

rrador finlandés que nos brinda un irreverente

viaje a los límites del sarcasmo. Entre los años 80

y 90, Finlandia era uno de los países de Europa

con un índice de suicidios más elevado. Según los

datos del Programa de Prevención del Suicidio de

la Organización Mundial de la Salud, en 1990, año

de publicación de esta novela, la tasa de suicidios

por cada 100.000 habitantes era de 30,3 (49,3 pa-

ra los hombres y 12,4 para las mujeres). Después

de alcanzar ese máximo histórico de los últimos

50 años, las cifras empezaron a descender y en

2004 la tasa se redujo a 20,3 (31,7 para los hom-

bres y 9,4 para las mujeres). Estas escabrosas es-

tadísticas sólo la superan hoy Bielorrusia, Rusia,

Ucrania, Hungría y Letonia. Afortunadamente, la

situación en España es más alentadora, si bien en

1990 la tasa era de 7,5 (11,2 para los hombres y

4,1 para las mujeres) y en 2004 ha subido hasta

8,2 (12,6 para los hombres y 3,9 para las muje-

res). Pero estas cifras, más allá de la frialdad de la

estadística, sin importar el país, la clase social o el

nivel cultural, esconden íntimas tragedias de des-

consuelo y desesperanza de alcance universal.

Con su tono entre elegíaco e irónico al mostrar-

nos actitudes y situaciones, con su capacidad para

sacar el máximo partido al humor negro con que

el lenguaje cotidiano corteja los tabús de la muer-

te, Paasilinna acierta a conmover y provocar car-

cajadas con singular maestría. Delicioso suicidio

en grupo es, además, una celebración del amor y

de la amistad que nos hace reflexionar sobre la

soledad como una patología de la sociedad con-

temporánea. El viaje iniciático que emprenden los

suicidas de la novela por media Europa no es sino

un intento de superación de la conciencia mutila-

da incapaz de correr al encuentro del otro.

http://blogs.laopinioncoruna.es/pajarosdepapel/

category/finlandia/

“No es conveniente hacer de la auto-

destrucción un hecho comprensible”,

afirma Paasilinna.

M ecanografiar la primera frase de una nota de-

dicada a cualquier literatura nacional arrastra

un mandato, en este caso felizmente frustrado: en-

contrar –forzar, inventar, copiar– rasgos comunes

entre escritores unidos por su lugar de nacimiento y/

o residencia y/o formación y/o lengua. La primera

lección que deja la literatura finlandesa es que se ha

resistido saludablemente a la construcción de cualquier

sello de marketing editorial. Más allá del exotismo que

inspira en quienes su lengua resulta fatalmente extraña.

Más allá de estadísticas que señalan a Finlandia como

el país más libre del mundo –y uno de los más felices.

Más allá incluso de la imagen pacífica de una ciudad

como Helsinski, marcada por una vanguardia de dise-

ño sostenida en el sentido común y no en la espectacu-

laridad. Más acá –eso sí– de cualquier pretensión de

construir grillas clasificatorias ad hoc desde donde le-

gitimar la escritura.

La publicación en castellano –y el éxito editorial– de

la novela Delicioso suicidio en grupo (Anagrama), de

Arto Paasilinna, obligó a mirar

hacia el Norte buscando algo más

que celulares Nokia, sillas diseña-

das por Alvar Aalto o el humor me-

lancólico del cine de los hermanos

Aki y Mika Kaurismaki. La res-

puesta llegó de la mano de la diver-

sidad. Si Paasilinna –el más exitoso

de los escritores finlandeses con-

temporáneos– parece optar por una

ironía donde se cruza la denuncia

ecológica con un optimismo a ve-

ces naïf, su más inmediato contrin-

cante, Ilkka Remes, se vuelca a una

novela negra donde no está ausente

la denuncia política. Mika Waltari

–que hasta la instalación del fenó-

meno Paasilinna era la estrella lite-

raria finlandesa– se dedicó exclusi-

vamente a una novela histórica ja-

más interesada en el pasado local.

Así, un pretendido canon finlandés cruzaría novelas

dedicadas al antiguo Egipto, a guardabosques lapones

y oscuras conspiraciones rusas.

La novela de Paasilinna –con más de cuarenta libros

publicados y de quien ya habían sido traducidos al cas-

tellano El molinero aullador y El bosque de los zorros–

narra la conformación de un grupo diverso de personas

aglutinadas con un único objetivo común: la realiza-

ción de un suicidio colectivo que resulte inolvidable a

quienes vivan para recordarlo. Un camino plagado de

situaciones humorísticas y orientado con desespera-

ción hacia la razonable búsqueda de una muerte bella.

La tarea –además de acarrear diversas complicaciones

logísticas– lleva a los viajeros al norte de Noruega, a

Suiza, Francia y Portugal. En cada una de esas estacio-

nes algo los detendrá. Claro que, previsiblemente, se

trata de un viaje que termina por demostrarles/nos

“¡qué bello es vivir!”. El propio Paasilinna aclaró: “Mi

intención ha sido darles a los lectores una esperanza de

vivir. No es conveniente hacer de la autodestrucción

un hecho comprensible, y mucho menos digno de

aprobación”. La moralina de Arto resulta seguramente

en un voto de censura para gran parte de la literatura –

cada lector tendrá su lista preferida a mano. Arto insis-

te: “La depresión puede revivirlo a uno si la vence. La

alegría da contenido a la vida. La melancolía es el pri-

mer paso hacia la profundidad de ideas. La vida es un

enorme regalo que no debemos subestimar”. Más allá

de la posible función de Delicioso… como un eficaz

libro de autoayuda algo más sofisticado que Tus zonas

erróneas, lo cierto es que la novela logra construir un

conjunto de personajes complejos a partir de marcas

mínimas y hacer del paisaje europeo un protagonista

adicional sin obligarnos a tolerar ninguna descripción

pintoresquista.

Mientras Paasilinna –ex guardabos-

ques, ex periodista y ex poeta– ad-

mite que sus eficaces sátiras deben

tener un límite moral, su más cer-

cano competidor, Ilkka Remes,

prefiere la operación contraria. Sus

novelas negras –e incluso sus libros

dedicados a adolescentes– expulsan

cualquier límite para las posibles

moralejas. Remes prefiere siempre

la ambigüedad. Aun cuando, como

en el caso de Las campanas de la

plaga (2000), le haya acarreado un

escándalo político por resultar su-

puesamente “rusofóbico”. En los

últimos años, la red polifónica de la

literatura finlandesa se fue amplia-

do. Así, la aparición de una figura

como Ranya El Ramly y la publi-

cación de su La posición del sol (2002) trajeron una

propuesta estilística inédita destinada a exhibir una

reflexión detallada sobre la identidad individual.

Los finlandeses –uno de los pueblos más lectores del

mundo– se las han ido arreglando para definir un pa-

norama literario donde el nacionalismo cultural no tie-

ne ninguna posibilidad de triunfar. Aun cuando hayan

conocido la independencia en 1917 –tras sucesivos

sometimientos a Suecia y Rusia– y su lengua haya sido

considerada inferior por sus conquistadores; a pesar de

que el nacimiento de su literatura está marcado por

Kalevala, de Väinämöinen (1835), una épica nacional

sostenida en relatos tradicionales simultánea a la apari-

ción del finlandés como lengua escrita, nunca buscaron

un consenso sobre “tics” nacionales para compensar

ese recorrido. Prefirieron, en cambio, hacer de ese ori-

gen marginal e inclasificable su propia fortaleza.

http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0190/

articulo.php?art=2350&ed=0190