1.1.4 el boson de higgs, la maldita particula o la particula de dios

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EL BOSON DE HIGGS, ¿LA MALDITA PARTICULA O LA PARTICULA DE DIOS? http://www.abc.es/20120704/ciencia/abci-boson-particula-maldita-201207041540.html

Por la difícil comprobación de su existencia, el premio Nobel

de Física Leon M. Lederman la bautizó, en 1993, con el nombre

de «The Goddamn Particle», la puñetera o maldita partícula

Lo desafortunado fue la idea de llamarle “partícula de Dios”. La historia del despropósito es como sigue.

Cuando, en 1964, Peter Higgs postuló la existencia del Bosón de Higgs

–la partícula responsable de la masa de todas las partículas y la respuesta a

la existencia, tal y como conocemos, al Universo– este físico británico junto

a los científicos Robert Brout y François Englert se abocaron a

comprobar esta teoría.

Pero los científicos creían que, por su difícil comprobación, nunca la iban

a hallar. Tanto es así, que el premio Nobel de Física Leon M. Lederman

premio Nobel de física por el descubrimiento del neutrino muónico, la

bautizó, en 1993, con el nombre de «The Goddamn Particle» término

que podríamos traducir por “la puñetera o maldita partícula”). El

nombre venía a cuento de lo escurridizo y difícil de detectar que era

el bicho en cuestión.

Lederman quería titular su libro así, pero, al final, la editorial

norteamericana Dell Publishing lo consideraba ofensivo, y decidió cambiar

el nombre de la publicación por The God particle (suprimiendo el final,

damn) que quiere decir «La Partícula de Dios; si el Universo es la

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respuesta, ¿cuál es la pregunta?», obra creada por Lederman junto al

escritor norteamericano especializado en ciencia, Dick Teresi.

En ese momento, nació el término de Bosón de Higgs como «La partícula

de Dios», aunque a Pete Higgs le molestase especialmente esta

denominación, debido a su ateísmo. El título da a entender que hay una

relación entre Dios, el Universo y el Higgs. El resto es historia y sobre todo

histeria, o mejor Higgsteria. El bosón de Higgs, digámoslo ya, no tiene nada

que ver con Dios.

La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN)

confirmó esta mañana que los sensores CMS y ATLAS, los dos mayores

experimentos del LHC (Gran Colisionador de Hadrones), han mostrado

datos que revelan la existencia de la «partícula maldita».

Peter Higgs, el padre de la partícula, no pudo contener las lágrimas de

emoción cuando hicieron público el descubrimiento en el auditorio

australiano de Melbourne. Higgs predijo la existencia del Bosón de

Higgs hace 48 años. Hoy es un día memorable para la ciencia. Comienza

una nueva etapa para nuevas investigaciones y nuevos descubrimientos

2 ¿QUÉ ES EL BOSÓN DE HIGGS?

http://www.sabercurioso.com/2008/09/14/%C2%BFque-es-el-boson-de-

higgs/

¿Qué es el bosón de Higgs? ¿Por qué dicen que es la última pieza del

puzzle? ¿A qué tanto revuelo con el Gran acelerador de hadrones del CERN?

Y ya puestos… ¿Qué es un acelerador de partículas?

A principios de los 70 se desarrolló el Modelo Estándar de física de

partículas sobre la base de numerosas teorías anteriores. Este modelo es

una teoría cuántica de campos, que combina la Mecánica cuántica con la

Teoría especial de la relatividad de Einstein. Es una teoría compleja que

establece una serie de ecuaciones matemáticas que predicen la existencia

de un gran número de partículas subatómicas con distintas características y

que describen las interacciones entre ellas. Describe muy bien el Universo

que nos rodea con una excepción: no incluye la gravedad. Así que es,

conscientemente, una teoría parcial y cualquier descubrimiento que

permitiera confirmarla o refutarla sería bien recibido por la comunidad

científica, pues ello comportaría seguir avanzando en el conocimiento de la

materia y la energía.

Todas las partículas que se mueven a la velocidad de la luz carecen de

masa. Como quiera que no todas alcanzan esa velocidad en sus

desplazamientos, es de suponer que ese freno provenga de su masas. Una

partícula virtual —deducida a partir del modelo pero que no se ha podido

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constatar su existencia— es el bosón de Higgs, al que le correspondería

explicar la existencia de la masa.

Según la mecánica cuántica, no existe distinción entre ondas y partículas:

toda onda es partícula y toda partícula es onda. Por ello al bosón de Higgs

también le corresponde una onda de Higgs, que vibra u oscila en una

dirección o de una manera determinada que le es propia. Y al igual que

hablamos de campo electro-magnético podemos hablar de campo de Higgs.

Y este campo formado por las partículas cuyas ondas oscilan en la misma

dirección es el responsable —en teoría— de que los cuerpos tengan masa.

¿Y cómo?

Imaginemos una autopista de una longitud infinita y con un número de

carriles infinitos, completamente llena de automóviles que se desplazan en

la misma dirección moviéndose conjuntamente en un monumental atasco. Y

no solo eso, imaginemos también que sobre esta autopista, sin mediar

espacio, hay otra igual y otra más y tanto por encima como por debajo en

un número infinito. ¿Hecho? Ahora desechemos el asfalto y quedémonos

con los automóviles, que serán las partículas-onda que conforman este

campo. Cualquier automóvil que desee circular en la misma dirección que el

resto formará parte de dicho campo y no encontrará resistencia por parte

de los otros automóviles. Ahora bien, si un automóvil quiere circular en una

dirección que se desvíe de la fijada, no tendrá más remedio que ir chocando

con otros automóviles, abriéndose paso colisión tras colisión. Este campo de

automóviles supondrá un mayor freno al avance cuanto más se separen las

direcciones, es decir, chocará más si su dirección de circulación en

perpendicular a la del campo.

Entonces, las partículas cuyas ondas asociadas oscilan en la misma

dirección que el campo de Higgs no encuentran resistencia y se mueven a la

velocidad de la luz, la máxima velocidad posible y que tan solo pueden

alcanzar las partículas sin masa. Entonces el fotón —que no tiene masa y se

mueve a la velocidad de la luz— oscila en la misma dirección del campo de

Higgs y por ello no interacciona con él, podemos decir que no lo nota. Por el

contrario, las demás partículas tendrán más o menos masa dependiendo de

grado de interacción con el campo de Higgs.

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Ahora bien, esto es sobre el papel porque no se ha visto ningún bosón de

Higgs. Y eso es lo que pretenden hacer, entre otras cosas, los científicos del

CERN. En el Gran acelerador de hadrones acelerarán haces de partículas

cargadas eléctricamente hasta velocidades cercanas a la de la luz, por

medio de campos electromagnéticos. Y harán chocar frontalmente estos

haces para poder analizar sus componentes más básicos cuando estos

haces se hagan pedazos. Por supuesto que la colisión dura un instante y

que las partículas obtenidas tienen una vida también muy efímera, pero los

sensores que recubren el interior de acelerador son capaces de recoger una

ingente cantidad de información de ese instante. Información que

posteriormente será estudiada a la búsqueda de las trazas del bosón de

Higgs y a la confirmación de la teoría.

Nota sabionda: Las observaciones realizadas a lo largo del Universo, han

puesto de manifiesto que ciertas órbitas planetarias y galácticas no pueden

ser explicadas por los campos gravitatorios de la materia observable. Hay

pues una materia que interacciona con el resto de la materia pero que no

podemos o sabemos detectar y que se cifra en un 85% del total. Como se

mantiene oculta a nuestros ojos, los astrofísicos la llaman materia oscura. Y

también esperan obtener respuestas en el acelerador de qué y cómo buscar

esta materia.

Nota sabionda: También intentarán conocer cuántas y cuáles son las

partículas elementales que componen los átomos. Y buscarán también el

“gravitón”, partícula virtual no contemplada en el Modelo Estándar cuya

existencia daría un fuerte empujón a la Teoría de las Supercuerdas como

teoría unificadora de la Mecánica Cuántica y la Teoría General de la

Relatividad.

Nota sabionda: En realidad el átomo no tiene una disposición de “sistema

solar” con el núcleo en el centro y los electrones dispuestos en órbitas

elípticas, ni los quarks “giran” (spin), ni las partículas “oscilan” en una

dirección determinada, todo ello son simplificaciones para comprender

mejor unos conceptos abstractos.

3 EL BOSÓN DE HIGGS Y LA ESTRUCTURA ÍNTIMA DE LA MATERIA

MARIO MARTÍNEZ PÉREZ 13/03/2009

Mario Martínez Pérez es físico del equipo CDF del Tevatron de Chicago y

profesor de investigación del Icrea en IFAE-Barcelona.

EL PAIS.COM TECNOLOGIA Durante las últimas décadas, los físicos han llegado a un entendimiento de

la estructura íntima de la materia y sus interacciones a nivel microscópico

que se resume en el llamado Modelo Estándar. Dicho modelo describe la

materia en términos de quarks (por ejemplo, los protones y neutrones, las

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partículas que forman el núcleo de los átomos, se entienden como meras

combinaciones de quarks de diferentes tipos) y leptones (familia a la que

pertenecen el electrón, neutrinos y partículas menos conocidas como

muones y taus).

El acelerador Tevatron acota la búsqueda de la partícula de la masa,

el bosón de Higgs

Así mismo, los físicos consideran cuatro tipos de interacciones entre

partículas: la fuerza "fuerte" responsable de ligar quarks dentro de los

protones y neutrones y garantizar la estabilidad de los núcleos en los

átomos; la fuerza electromagnética que gobierna las interacciones entre

cargas eléctricas y es la base de la electrónica; la fuerza "débil" responsable

de procesos de radioactividad usados, por ejemplo, en terapia médica; y

finalmente, la gravedad, la más común pero quizás la menos entendida, que

determina la atracción entre masas y nos mantiene pegados a la Tierra,

pero que sólo juega un papel relevante a nivel macroscópico/cosmológico.

El Modelo Estándar de los físicos aún deja muchas preguntas sin responder,

pero quizás una de las más importantes sea: ¿Cuál es el origen de la masa

de las partículas? Los físicos creen que la respuesta pueda estar relacionada

con la presencia de una partícula nueva, aún no observada, el bosón de

Higgs, que al interaccionar con las demás las viste con una masa.

En la década de los años setenta, los físicos lograron entender que las

fuerzas electromagnética y débil, si se miran con cierta atención, son en

realidad dos manifestaciones de una misma cosa "la fuerza electro-débil" .

El proceso que las separa predice la existencia de una partícula Higgs, que

diferencia entre un fotón (cuanto de luz) sin masa y mensajero de la

interacción electromagnética, y dos partículas muy pesadas (llamadas W y

Z), mensajeros de la interacción débil y que se descubrieron en el CERN

(Ginebra) en la década de los 80.

Desde entonces, todas las miradas se han puesto en encontrar la pieza del

puzzle que le falta a los físicos, la partícula Higgs. Las investigaciones en el

antiguo colisionador LEP, en el CERN, no permitieron encontrarlo, pero si

establecieron que, si la partícula Higgs existiese, debería tener una masa

mayor que 114 GeV/c2 ( 114 veces la masa de un protón ) cuando, por otro

lado, argumentos teóricos, relacionados con la teoría electro-débil de los

físicos, predicen una masa inferior a 185 GeV/c2. Durante los últimos años,

el CERN se ha embarcado en la construcción del LHC y sus experimentos.

En 2002, Tevatron en USA tomó el testigo en la búsqueda del Higgs, antes

de la puesta en marcha del nuevo colisionador europeo a finales de este

año.

Tras casi siete años de toma de datos en el Tevatron, los experimentos CDF

y Dzero de ese acelerador han conseguido establecer ahora que el bosón de

Higgs no podrá tener una masa en el rango entre 160 GeV/c2 y 170

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GeV/c2. En dicha región de masa, la partícula Higgs decaería en pares de

partículas W (H -> WW) permitiendo su identificación en el LHC de una

forma relativamente simple. Por otro lado, la búsqueda de un Higgs más

ligero es experimentalmente más complicado y por tanto requerirá más

tiempo.

4 ESAS MARAVILLOSAS PARTÍCULAS – EL BOSÓN DE HIGGS

http://eltamiz.com/2007/11/20/esas-maravillosas-particulas-el-boson-de-

higgs/

A lo largo de esta serie de artículos hemos descubierto juntos multitud de

partículas subatómicas, desde las más cotidianas, como el electrón, hasta

las más extrañas como los hiperones. Desde el momento en el que los

físicos empezaron a darse cuenta de la gran cantidad de partículas que

había, trataron de explicar por qué existen ésas y no otras, a qué se deben

las características que tienen, qué simetrías existen (como el hecho de que

el electrón tenga carga negativa y el positrón positiva), etc.

Entre 1970 y 1973 se desarrolló lo que denominamos Modelo Estándar de

física de partículas. Muchos físicos participaron en el desarrollo, basándose

además en numerosas teorías anteriores. El Modelo Estándar es una teoría

cuántica de campos, que combina la mecánica cuántica con la teoría

especial de la relatividad. Es una teoría compleja, pero que establece una

serie de ecuaciones matemáticas que predicen la existencia de un gran

número de partículas subatómicas con distintas características y las

interacciones entre ellas: analizando las ecuaciones puede concluirse qué

partículas existen y cuáles no, y cómo son las que existen.

Todas las partículas que hemos descrito en esta serie hasta hoy son

consecuencias inevitables de esta teoría, de ahí que se diga que son

partículas “del Modelo Estándar”, y que estemos tan satisfechos con el

modelo. Fíjate además en que hemos hablado del fotón, los bosones W y Z

y los gluones, de modo que el Modelo Estándar predice la existencia y

propiedades de las interacciones fundamentales correspondientes – la

eléctromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Es decir, es un

modelo muy completo y que describe muy bien el Universo que vemos.

Desde luego, sabemos perfectamente que el Modelo Estándar no es la

“teoría final”. Para empezar, en esta serie no hemos hablado una sola vez

acerca de la gravedad, ya que el Modelo Estándar no la incluye. Además,

aunque no está claro dónde están los límites, parece probable que para

energías muy grandes (mucho mayores que las que experimentamos en la

vida cotidiana) el Modelo Estándar no es válido. Sin embargo, estas

limitaciones son conocidas desde el principio, y el Modelo Estándar es,

conscientemente, una teoría parcial.

Sin embargo, antes incluso de que existiera el modelo formalmente, ya se

vio un problema teórico bastante irritante. La forma más sencilla del Modelo

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Estándar que podía proponerse, la que tenía el menor número de

suposiciones posibles y la mayor sencillez matemática, era de una gran

belleza y coherencia, salvo por un pequeño problema: según la forma

sencilla del modelo, todas las partículas deberían tener masa nula y

moverse, siempre, a la velocidad de la luz.

Por supuesto, nadie supuso que la “forma simple” del Modelo fuera la

correcta. Es evidente que hay muchas partículas que sí tienen masa, y que

nunca se mueven a la velocidad de la luz. De hecho, sólo algunas no tienen

masa, y son justo ésas las que sí se mueven siempre a la velocidad de la

luz. La pregunta inmediata que se hicieron los científicos, naturalmente, fue

¿por qué? Si la versión simple del modelo no funcionaba, es que faltaba

algo más: una extensión al modelo, algún tipo de mecanismo por el que

pudiera deducirse la existencia de la masa.

La respuesta a este problema fue dada por varios físicos casi al mismo

tiempo, en varios equipos y de manera independiente, en 1964. Entre ellos

se encuentran Robert Brout, Francois Englert, Gerald Guralnik, C. R. Hagen,

Tom Kibble y Peter Higgs. Sin embargo, en 1971 Gerardus ‘t Hooft

denominó al proceso por el que se deduce la existencia de la masa

mecanismo de Higgs, y así seguimos llamándolo. No olvidemos, por otro

lado, que hubo muchos otros físicos involucrados en el proceso y no es

justo olvidarlos, aunque Higgs fuera un paso más allá que los demás (en

breve veremos cómo) y por eso su nombre sea el que ha perdurado.

La idea de Higgs y los otros físicos que

resolvieron el problema de forma similar fue la

siguiente (planteada, por supuesto, sin utilizar

fórmulas y de forma simple): supongamos que

existe un campo nuevo, como el eléctrico o el

magnético pero de una naturaleza diferente, que

llena el Universo completo. Da igual que haya

cargas, masas o que no las haya — el vacío

absoluto no sería realmente vacío, pues este

campo hipotético (que llamamos hoy campo de

Higgs) estaría en todas partes.

Peter Higgs.

Explicar la naturaleza de este nuevo campo no es fácil. De hecho en 1993

William Waldegrave, Ministro de Ciencia del Reino Unido, lanzó un desafío a

los físicos británicos para que tratasen de explicar, en una sola página de

texto, qué es el bosón de Higgs y por qué queremos encontrarlo: los cinco

ganadores recibirían una botella de champán. El ganador fue David J. Miller,

cuya explicación puedes leer aquí.

De modo que voy a realizar una analogía que te ayude a entender de forma

relativamente intuitiva cómo es este campo de Higgs: una especie de

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“traducción” de las ecuaciones que lo definen a una imagen mental, basada

en varias de las explicaciones ganadoras del desafío. Eso sí, el concepto es

muy abstracto, de modo que te pido que lo pienses despacio y teniendo en

cuenta que es una analogía.

El espacio del Universo, según las ecuaciones establecidas por Higgs, es

algo así como un campo de hierba alta. Esta “hierba alta” existe en todos y

cada uno de sus puntos, y es la “representación mental” del campo de

Higgs. Todas las hojas de hierba están dirigidas en la misma dirección, sólo

que esta “dirección” no es realmente una dirección en el espacio, sino una

dirección conceptual. Digamos, para seguir con nuestra analogía, que la

dirección en la que crece esta hierba es “hacia arriba”.

De acuerdo con la mecánica cuántica, no existe distinción entre ondas y

partículas: toda onda es partícula y toda partícula es onda. La

cuestión es que cada una de las ondas asociadas a las partículas oscilan en

una dirección determinada. Una vez más, esta “dirección” no es una

dirección física en el espacio tridimensional que vemos, es una “dirección”

en ese espacio conceptual que hemos definido antes. Distintos tipos de

partículas tienen ondas que oscilan en diferentes direcciones en este

espacio imaginario.

Y aquí llega la clave de la cuestión — si la entiendes, comprendes la enorme

importancia de este campo de Higgs (si existe, claro): Las partículas

cuyas ondas asociadas oscilan en la misma dirección que las “hojas

de hierba” pasan a través de la hierba sin notarla en absoluto. Esas

partículas se mueven a la máxima velocidad posible: la velocidad de la luz.

De acuerdo con la teoría de Higgs, nosotros llamamos a esas partículas

“partículas sin masa”. Dicho en términos algo más técnicos, esas partículas

no interaccionan con el campo de Higgs, de modo que no lo notan. Es decir,

el fotón (por ejemplo) oscila “hacia arriba”, la dirección de la hierba, de

modo que se mueve a la velocidad de la luz y no tiene masa.

Otras partículas tienen ondas que oscilan casi en la dirección de la hierba,

pero cuando se mueven tienen que apartar algunas de las hojas de hierba

(aunque no muchas) al estar ligeramente inclinadas. Al hacerlo, reducen su

velocidad: les cuesta más moverse a través del “campo de hierba” que a las

partículas anteriores, aunque no mucho más. Estas partículas son las que,

en nuestro lenguaje, “tienen poca masa”. Observa cómo, en términos del

campo de Higgs, estas partículas tienen masa como consecuencia de

interaccionar con el campo de Higgs. Como consecuencia adicional, no

pueden moverse a la velocidad de la luz: la hierba se lo impide.

Finalmente, una partícula con mucha masa tiene una onda que oscila en

una dirección casi perpendicular a la de las hojas de hierba: al moverse por

el espacio, debe apartar casi todas las hojas de la hierba, de modo que

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(vista “desde fuera”) es una partícula con mucha masa. Lo crucial del

asunto es que la “masa” de todas las partículas conocidas es el

nombre que damos a la intensidad de su interacción con el campo

de Higgs. El propio concepto de “masa” es una forma de referirnos a algo

más profundo y fundamental: la interacción mayor o menor de cada

partícula con el campo de Higgs.

Cuando Peter Higgs envió su teoría a la Physical Review Letters, parece ser

que fue rechazada por no cumplir uno de los requisitos básicos de cualquier

nueva teoría: realizar una predicción nueva, verificable mediante la

experimentación, que permitiera corroborar o rechazar su teoría. Decir que

existe un campo misterioso del que se deduce la masa de forma natural

está muy bien, pero es simplemente otra manera de llamar a la masa.

¿Cómo saber si este campo existe realmente o no?

Aquí es donde hace su aparición, por fin, la misteriosa partícula de hoy:

puesto que la mecánica cuántica asocia a cada campo (y las ondas que se

propagan en él) una partícula, debería haber una partícula asociada al

campo de Higgs. Dicho de otra manera: cuando una onda recorre el “campo

de hierba” de Higgs haciendo oscilar las hojas de hierba, debe haber una

partícula asociada a esa onda, de igual manera que cualquier onda tiene

asociada una partícula. Esa partícula asociada al campo de Higgs, que

representa la ondulación de las hojas de hierba de igual manera que el

fotón representa la ondulación del campo electromagnético, es el bosón de

Higgs, propuesto por el físico para cumplir el requisito pedido por Physical

Review Letters. Una vez propuesta la nueva partícula, la teoría de Higgs sí

era comprobable experimentalmente y fue publicada.

Naturalmente, no basta con afirmar que “existe una partícula asociada al

campo”: hace falta dar ciertas características de esa partícula, para poder

saber si la observamos o no. Las ecuaciones de Higgs predicen ciertas

propiedades de la partícula asociada a su campo, aunque no todas. Por

ejemplo, su espín debe ser nulo, con lo que es un bosón (de ahí que se

llame bosón de Higgs). Debe tener masa, aunque las ecuaciones no

predicen cuánta. No puede tener carga y es su propia antipartícula.

Desde entonces, naturalmente, comprobar que el bosón de Higgs realmente

existe ha sido una obsesión de los físicos de partículas: si se ve alguna vez,

la teoría de Higgs quedará demostrada (y el Modelo Estándar, que se basa

en ella, muy reforzado). Aunque aún no se ha logrado ninguna observación,

sí se han realizado experimentos indirectos que nos permiten saber, al

menos, en qué intervalo está su masa con cierta precisión. Los físicos están

bastante seguros de que su masa debería estar entre la de un átomo de

hierro y el triple de la de un átomo de uranio — es decir, es una partícula

muy pesada.

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Por si te lo estás preguntando, sí, el bosón de Higgs debe tener masa de

acuerdo con las ecuaciones del modelo. Lo cual quiere decir que la partícula

que proporciona la masa se la proporciona a sí misma: es decir, la dirección

de oscilación de la onda asociada a un bosón de Higgs no es paralela a las

“hojas de hierba”, contrariamente a lo que podría parecer lógico. Las cosas

son así… o, al menos, parecen serlo.

La mayor esperanza de los defensores del Modelo Estándar y el bosón de

Higgs se encuentra en el potentísimo LHC, el acelerador de partículas del

CERN del que ya hemos hablado en varias ocasiones. El LHC puede acelerar

partículas a velocidades tan gigantescas que puedan producir bosones de

Higgs, por ejemplo, al chocar un quark top con uno antitop, ambos

producidos por la desintegración de gluones:

Diagrama de Feynman de la posible producción de un bosón de Higgs.

Crédito: JabberWok/Wikipedia (GPL).

Parte del problema es que, de acuerdo con las predicciones, el bosón de

Higgs es una partícula de gran masa, de modo que hace falta una enorme

cantidad de energía para producirlos (de ahí que el futuro LHC pueda

conseguirlo). El segundo problema es que no es posible detectarlos

directamente: entre otras cosas, se estima que tienen una vida media de

unos 0,0000000000000000000001 segundos; pero sí es posible detectar las

partículas en las que se desintegran.

Los físicos quieren, pues, calcular cuántas posibles combinaciones de

partículas pueden producirse por la desintegración de un bosón de Higgs, y

con qué probabilidad se produce cada una de esas combinaciones. Si se

detectan esas combinaciones de partículas en el LHC y con una frecuencia

similar a las probabilidades predichas, será muy probable que se haya

“observado” un bosón de Higgs. Los sensores del LHC registrarán datos a

un ritmo de unas 10.000 copias de la Enciclopedia Británica por segundo

durante los experimentos, que los científicos analizarán para tratar de

descubrir el bosón de Higgs escondido en ellos, si es que está ahí.

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Así que puede que la noticia de la detección de esta partícula tan fascinante

no sea inmediata, sino que es posible que se anuncien observaciones

compatibles con ella, que los científicos vayan calculando probabilidades y

combinaciones y, poco a poco, la comunidad científica se vaya

convenciendo de que se ha “visto” un bosón de Higgs. También es

enteramente posible que no se vea absolutamente nada, que los patrones

de partículas producidas en el LHC sean completamente incompatibles con

la teoría de Higgs y que haya que buscar otras alternativas (hay físicos que

no creen que el campo de Higgs exista). Muy probablemente lo sepamos, en

uno u otro sentido, en unos cuantos años… salvo que el LHC destruya la

Tierra como dicen algunos (va a ser que no).

Actualización el 4 de julio de 2012: El CERN ha publicado la posible

confirmación de la existencia del bosón de Higgs. Como dije al escribir este

artículo, se trata de una convicción gradual y cautelosa de que el bosón

existe, pero todo tiene muy buena pinta. Puedes leer sobre ello aquí.

Todas las partículas del Modelo Estándar vistas en la serie.