13 Fuentes africanas

download 13 Fuentes africanas

If you can't read please download the document

Transcript of 13 Fuentes africanas

FRICA PARA LOS AFRICANOS Marcus Garvey Por cinco aos la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros ha estado abogando por la causa de frica para los africanos --esto es, que los pueblos negros del mundo se concentraran en el objetivo de construir por s mismos una gran nacin en frica. Cuando comenzamos nuestra propaganda en este sentido varios de los as denominados intelectuales negros que han estado engaando a la raza por cerca de medio siglo dijeron que estbamos locos, que los pueblos negros del mundo occidental no estaban interesados en frica y no viviran en frica. Un editor y dirigente [Nota: se refiere a W. Du Bois] fue tan lejos como para decir a su autodenominado Congreso Panafricano que los negros americanos no viviran en frica porque el clima era demasiado clido. Se han aducido todo tipo de argumentos por parte de estos intelectuales negros en contra de la colonizacin de frica por la raza negra. Algunos dijeron que los negros trabajaran por su existencia a la par de los blancos en pases fundados y establecidos por estos ltimos. Por lo tanto, no era necesario para los negros buscar una nacionalidad independiente para s mismos. Las viejas historias de fiebre africana, mal clima africano, mosquitos africanos, salvajes africanos, han sido repetidas por estos intelectuales descerebrados nuestros como un espantajo contra nuestro pueblo en Amrica y en las Indias Occidentales que estaba tomando un provechoso inters en el nuevo programa de construccin de un imperio racial de nosotros en nuestra Madre Patria. Ahora que los aos han pasado y la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros ha dado la vuelta al mundo con su propaganda, encontramos estadistas y lderes eminentes de raza blanca abogando calurosamente por la causa de la colonizacin de frica con los negros del mundo occidental. Hace un ao el senador MacCullum de la Legislatura de Mississippi introdujo una resolucin con el propsito de peticionar al Congreso de los Estados Unidos de Amrica y al Presidente en el sentido de que usen su influencia para asegurar a los Aliados una cantidad suficiente de territorio en frica a cambio de la deuda de guerra, territorio que sera utilizado para el establecimiento de una nacin independiente para los negros americanos. Casi al mismo tiempo el senador France de Maryland expres un deseo similar en el Senado de los Estados Unidos. Durante un discurso acerca de los Bonos de los Soldados, dijo: Tenemos una gran deuda con frica y ha sido ignorada por mucho tiempo. No necesito extenderme sobre nuestro inters peculiar y obligacin con el pueblo de frica. Miles de americanos han estado durante aos contribuyendo con el trabajo misionero que ha sido llevado adelante por hombres y mujeres nobles que han sido enviados hacia all por las iglesias de Amrica. Esto revela un cambio real de parte de prominentes hombres de estado en cu actitud respecto a la cuestin africana. Luego viene otra sugerencia desde Alemania, del Dr. Heinrich Schnee, un antiguo gobernador del frica Oriental Alemana. Este estadista alemn sugiere en una entrevista concedida en Berln, y publicada en Nueva York, que Amrica tome el control de los mandatos en frica de Gran Bretaa y Francia para realizar la colonizacin con negros americanos. Hablando sobre la cuestin, dice: Respecto al proyecto de colonizar frica con la poblacin americana de color excedente, esto sera en gran medida resolver un problema irritante, y con un plan como el que ha delineado el senador France, capacitara a Francia y Gran Bretaa para traspasar sus deberes hacia los Estados Unidos, y simultneamente aligerar la carga de las reparaciones de guerra alemanas que estn paralizando la vida econmica.

1

Con expresiones como las citadas anteriormente provenientes de prominentes estadistas mundiales, y de las demandas hechas por hombres tales como los senadores France y McCullum, est claro que la cuestin de la nacionalidad africana no es algo trado de los pelos, sino algo tanto razonable como ejecutable como lo fue la idea de una nacionalidad americana. Finalmente creo que los pueblos negros del mundo estn hoy convencidos de que el trabajo de la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros no es algo visionario, sino muy prctico, y que no est tan trado de los pelos, sino que puede ser realizado en poco tiempo si la raza entera cooperara y trabajara por el fin deseado. Ahora que el trabajo de nuestra organizacin ha comenzado a dar frutos encontramos que algunos de esos dudosos de hace dos o tres aos estn ahora tratando de mezclarse en la idea popular de rehabilitar frica en inters de los negros. Estn ahora adelantando programas espurios y dentro de poco tratarn de ponerse ante el pblico como los abogados y lderes de la idea africana. Es sabido que aquellos que han seguido la carrera de la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros no tolerarn ser engaados por estos oportunistas negros que siempre han buscado vivir de las ideas de otra gente. El sueo de un Imperio Negro es slo cuestin de unos pocos aos ms cuando frica sea colonizada completamente por negros, como Europa lo est con la raza blanca. Lo que queremos es una nacionalidad africana independiente, y si Amrica ha de ayudar a los pueblos negros del mundo a establecer tal nacionalidad, entonces damos la bienvenida a esa asistencia. Es de esperar que cuando llegue el momento para los negros americanos y de las Indias Occidentales de asentarse en frica, realizarn lo que es su responsabilidad y deber. No se tratar de ir al frica con el propsito de ejercer un seoro sobre los nativos, sino que ser el propsito de la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros establecer en frica una cooperacin fraternal que har que el inters tanto de los nativos africanos como de los negros americanos y de las Indias Occidentales sea uno y el mismo, es decir, entraremos en una sociedad comn para construir frica en el inters de nuestra raza. Unidad de intereses. Todo el mundo sabe que no hay ninguna diferencia entre los nativos africanos y los negros americanos y de las Indias Occidentales, y que somos descendientes de una familia comn. Es slo por accidente que fuimos divididos y apartados por ms de trescientos aos, pero se siente que cuando llegue el momento de volver a estar juntos, lo haremos con el espritu de amor fraternal, y cualquier negro que espero ser asistido por la Asociacin Universal para el Progreso de los Negros, all o en cualquier parte, para ejercer una superioridad arrogante sobre los compaeros de su propia raza, est en un tremendo error. Tal persona hara mejor en permanecer donde est y no intentar de ninguna manera interesarse en el mayor desarrollo de frica. El negro ha tenido suficiente de la vana prctica de la superioridad racial inflingida sobre l por otros, por tanto no est preparado para tolerar una cosa similar de parte de su propio pueblo. En Amrica y las Indias Occidentales, tenemos negros que se consideran tan por encima de sus compaeros como para llevar a estos a pensar que cualquier reajuste en los asuntos de la raza ser tomado por ellos en sus manos para ejercer una suerte de control desptico y autocrtico al igual que otros han hecho por siglos. Nuevamente digo, sera aconsejable para tales negros poner sus manos y mentes fuera de la idea popular de colonizar frica en inters de la raza negra, porque el que estn identificados con este nuevo programa de ninguna manera nos ayudar debido al sentimiento prevaleciente entre los negros de todas partes de no tolerar la superioridad de raza o de clase por sobre ellos, como es el deseo de los auto-designados y auto-creados lderes raciales que hemos estado teniendo en los ltimos cincuenta aos.

2

Las masas de negros de Amrica, las Indias Occidentales, Amrica Central y del Sur estn en acuerdo total con las aspiraciones de los nativos africanos. Deseamos ayudarlos a construir al frica como un Imperio Negro, donde todo hombre negro, tanto si ha nacido en frica o en el mundo occidental, tendr la oportunidad de desarrollarse sobre sus propios lineamientos bajo la proteccin de las instituciones democrticas ms favorables. Ser intil, como sealamos antes, para los negros petardistas dejar Amrica y las Indias Occidentales para ir al frica, pensando que tendrn posiciones privilegiadas para infligir sobre la raza esa bastarda aristocracia que han tratado de mantener en el mundo occidental a expensas de las masas. frica desarrollar por s sola una aristocracia, pero estar basada en el servicio y lealtad a la raza. Que todos los negros trabajen para ese fin. Yo siento que es slo una cuestin de unos pocos aos ms antes que nuestro programa sea aceptado no solamente por los pocos estadistas de Amrica que ahora estn interesados en l, sino por los mayores estadistas mundiales, como la nica solucin para el gran problema racial. No hay otra manera de evitar la amenazante guerra entre las razas que est por englobar a toda la humanidad, que ha sido profetizada por los mayores pensadores del mundo; no hay mtodo mejor que ubicando a cada raza en su propio hbitat. El momento realmente ha llegado para los asiticos de gobernar Asia por s mismos, como es el caso de los europeos en Europa y el mundo occidental, ese tambin es el deseo de los africanos, gobernarse por s mismos en su hogar, y de esa forma trayendo la paz y la satisfaccin para la familia humana entera. Traduccin: Luis Csar Bou El himno universal etope, 1920 En la Convencin de 1920 de Nueva York, presidida por Marcus Garvey, el artculo 40 de la Declaracin de los. Pueblos Negros resolvi que Etiopa Tierra de Nuestros Padres sera el himno de la raza negra. (Poema de Burrell y Ford) I Etiopa, tierra de nuestros padres, Que los dioses gustaban habitar, As como se forman en la noche las nubes de tormenta As corren hacia ti nuestros ejrcitos. Venzamos en la lucha Cuando brillen las espadas desenvainadas. Nuestra victoria ser gloriosa Conducida por los rojos, los negros y los verdes. CORO Adelante, adelante hacia la victoria, Hacia la libertad de frica; Adelante al encuentro del enemigo Con el poder Del rojo, del negro y del verde.

3

II Etiopa, cae el tirano Que te golpe hacindote arrodillar, Y tus hijos te llaman con fuerza A travs de mares distantes. Jehov, el Grande, nos ha odo, Escuch nuestros suspiros, vio nuestras lgrimas, Con Su espritu de Amor nos impuls A ser Uno de los aos venideros. CORO: Adelante, adelante, etctera. III Oh Jehov, T, Dios de los siglos, Otorga a nuestros hijos esa primaca, La sabidura que diste a Tus sabios Cuando Israel sufra en la necesidad. Tu voz habl a travs del confuso pasado, Etiopa extender su mano, T rompers todas las cadenas, Y el Cielo bendecir la amada tierra de nuestros padres. CORO: Adelante, adelante, etctera. R. L. Buell, The Native Problem in frica, 2 vol.. (Nueva York, Macmillan, 1928), vol II, pgs. 969-970.

William Du Bois Las almas de la gente negra I De nuestros esfuerzos espirituales Oh agua, voz de mi corazn, llorando en la arena, Llorando toda la noche con un llanto triste, Cuando me acuesto y escucho, y no puedo entender La voz de mi corazn en mi pecho o la voz del mar, Oh agua, llorando por descanso, es eso, es eso? Durante toda la noche el agua est llorndome. Agua inquieta, nunca habr descanso Hasta que la ltima luna se oculte y la ltima marea baje, Y el fuego del fin comience a quemar en occidente; Y el corazn est cansado y maravillado y comience a llorar como el mar, Toda la vida llorando sin provecho, Como el agua toda la noche est llorndome.

4

ARTHUR SYMONS. Entre yo y el otro mundo hay siempre una pregunta sin respuesta: sin respuesta por algunos debido a sentimientos de cortesa; por otros debido a la dificultad en construir una respuesta correcta. Todos, sin embargo, dan rodeos en torno a la respuesta. Se acercan a m de una manera algo dubitativa, me miran curiosa o compasivamente, y luego, en lugar de decirlo directamente, Como sintiendo un problema? dicen: Conozco en mi pueblo a un excelente hombre de color; o: luch en Mechanicsville; o: No le hacen hervir la sangre estos ultrajes del Sur? Ante esto yo sonro, o estoy interesado, o reduzco el hervor a unas burbujas, como la ocasin lo requiere. Para la verdadera pregunta: Como se siente siendo un problema? Yo nunca respondo una palabra. Y sin embargo, ser un problema es una experiencia extraa, peculiar an para alguien que nunca ha sido otra cosa, salvo quiz en la niez en Europa. Es en los tempranos das de traviesa juventud cuando primero se enciende la revelacin sobre uno, en un solo da, as es. Recuerdo bien cuando me cruz la sombra violenta. Yo era pequeo, en las colinas de Nueva Inglaterra, donde los oscuros vientos van hacia el mar. En una pequea escuela de madera, algo puso en la cabeza de los muchachos y chicas el comprar primorosas tarjetas de visita --a diez centavos el paquete-- e intercambiarlas. El intercambio era alegre, hasta que una chica, alta y recin llegada, rechaz mi tarjeta, --la rechaz perentoriamente, con una mirada. Entonces cay sobre m con cierta brusquedad el hecho de que yo era distinto de los otros; o igual, puede ser, de corazn y vida y deseo, pero separado de su mundo por un gran velo. No tuve despus de eso ningn deseo de romper ese velo, para pasar a travs de l; consider a todo lo que estaba ms all de l con desprecio, y viv por encima de l en una regin de cielo azur y grandes sombras errantes. Ese cielo era ms azul cuando poda superar a mis compaeros en los exmenes, o superarlos en una carrera pedestre, o incluso golpear sus duras cabezas. Vaya! con los aos todo este fino desprecio comenz a decaer; porque las palabras que yo utilizaba, y todas sus deslumbrantes oportunidades, eran suyas, no mas. Pero ellos no mantendrn esos precios, yo deca; algunos, todos, me apartar de ellos. Slo que nunca pude decidir cmo lo hara: estudiando leyes, curando a los enfermos, contando los maravillosos cuentos que nadaban en mi cabeza, --de algn modo. Con otros muchachos negros la antipata no era tan ferozmente brillante: su juventud se reduca a una adulacin sin gusto, o a un odio silencioso del mundo plido hacia ellos y un disgusto juguetn de todo lo blanco; o se desgastaban en un amargo llanto: Por qu Dios me hizo un descastado y un extrao en mi propia casa? Las sobras de la prisin se cerraban en torno a todos nosotros; paredes estrechas e inflexibles para los ms blancos, pero inexorablemente estrechas, altas, e inescalables para los hijos de la noche que deban perseverar oscuramente en la resignacin, o golpear intilmente las palmas contra la piedra, o progresivamente, casi sin esperanza, observar la lnea azul en lo alto. Detrs del egipcio y el indio, del griego y el romano, del teutn y el mongol, el negro es una suerte de sptimo hijo, nacido con un velo, y dotado con una segunda vista en este mundo americano, --un mundo que no le atribuye una verdadera auto conciencia, sino slo le deja verse a travs de la revelacin del otro mundo. Es una sensacin peculiar, esta conciencia doble, este sentido de siempre verse a uno mismo a travs de los ojos de otro, de medir la propia alma con el metro de un mundo que le mira con jocoso desprecio y lstima. Uno siempre siente su duplicidad, --un americano, un negro, dos almeas, dos pensamientos, dos esfuerzos irreconciliables; dos ideas en

5

combate en un cuerpo oscuro, cuya fuerza inflexible slo se mantiene estando violentamente separadas. La historia del negro americano es la historia de esta contienda, -este deseo de obtener la autoconciencia humana, unir este doble ser en un ser mejor y verdadero. En esta unin l no desea que ninguno de los viejos seres se pierdan. l no africanizara Amrica, porque Amrica tiene demasiado para ensear al mundo y a frica. l no teira su alma negra en un torrente de americanismo blanco, porque sabe que la sangre negra tiene un mensaje para el mundo. l simplemente desea hacer posible para un hombre ser tanto negro como americano, sin ser maldecido y expulsado por sus compaeros, sin tener las puertas de la oportunidad cerradas reciamente en su cara. Este, entonces, es el objetivo de su lucha; ser un co-trabajador en el reino de la cultura, para escapar tanto de la muerte como del aislamiento, para administrar y usar sus mejores poderes y su genio latente. Estos poderes de cuerpo y mente han sido en el pasado extraamente desperdiciados, dispersados, u olvidados. La sombra de un poderoso pasado negro vuela a travs de la historia de Etiopa la Oscura y Egipto el Misterioso. A travs de la historia, los poderes de algn hombre negro se encienden aqu y all como estrellas fugaces, y mueren a veces antes de que el mundo haya estimado su brillantez. Aqu en Amrica, en los pocos das pasados desde la emancipacin, el giro continuo de los hombres negros de aqu para all en incierto y dudoso esfuerzo frecuentemente ha hecho que su misma fuerza perdiera efectividad, para verse como ausencia de poder, como debilidad. Y sin embargo no es debilidad, --es la contradiccin de objetivos dobles. La lucha de doble objetivo del artesano negro --por una parte escapar desprecio blanco por una nacin de meros hacheros de lea y acarreadores de agua, y por la otra labrar y clavar y cavar para una clientela en la ms extrema pobreza-slo resultar en hacer de l un pobre artesano, porque l tiene apenas la mitad de su corazn en cada causa. Por la pobreza e ignorancia de su pueblo, el sacerdote o mdico negro estn tentados hacia la charlatanera y demagogia; y por la censura del otro mundo, hacia ideales que los hacen avergonzarse de sus modestas tareas. Los sabios negros latentes eran confrontados por la paradoja de que el conocimiento que su pueblo necesitaba era aritmticamente el doble que el de sus vecinos blancos, mientras que el conocimiento que poda proporcionar el mundo blanco era como la lengua griega para ellos. El amor innato a la armona y belleza que lleva a las rudas almas de su pueblo a cantar y bailar no provocaba sino duda y confusin en el alma del artista negro; porque la belleza revelada a l era la belleza de una raza a la que su principal audiencia detestaba, y l no poda articular el mensaje de otro pueblo. Este desgaste de objetivos dobles, este buscar satisfacer dos ideales irreconciliables, ha trado tristeza mezclada con el coraje y fe y hazaas de miles de personas, --los ha llevado frecuentemente a adorar a falsos dioses e invocar falsos medios de salvacin, y a veces incluso ha parecido hacerlos avergonzarse de s mismos. All lejos en los das de esclavitud ellos pensaban ver en un evento divino el fin de todas las dudas y desilusiones; pocos hombres adoraron tanto la libertad con tan incuestionable fe como el negro americano durante dos siglos. Para l, hasta donde poda pensar y soar, la esclavitud era la suma de todas las bajezas, la causa de todas las penas, la raz de todos los prejuicios; la emancipacin era la llave de una tierra prometida de mayor dulzura y belleza que la que antes buscaron los fatigados israelitas. En canciones y exhortaciones se repeta una palabra: libertad; en sus lgrimas y maldiciones el Dios al que imploraban tena la libertad en su mano derecha. Finalmente

6

vino, --repentinamente, tmidamente, como un sueo. Con un carnaval salvaje de sangre y pasin vino el mensaje en sus propias cadencias melanclicas: Gritad, Oh nios! Gritad, sois libres! Porque Dios os ha trado la libertad! Los aos han pasado desde entonces, --diez, veinte, cuarenta; cuarenta aos de vida nacional, cuarenta aos de regeneracin y desarrollo, y sin embargo el oscuro espectro se sienta en su lugar acostumbrado en la fiesta de la Nacin. En vano gritamos a sta sobre nuestro problema social cada vez ms vasto: No tomes otro modelo que ste, y mis firmes nervios Nunca temblarn! La nacin an no ha encontrado paz debido a sus pecados; el hombre libre no se ha encontrado todava en libertad en su tierra prometida. A pesar lo bueno que haya llegado en estos aos de cambio, la sombra de una profunda desilusin cae sobre el pueblo negro, --una desilusin ms amarga a causa de que el ideal no logrado fue dejado escapar por la simple ignorancia de un pueblo sumiso. La primera dcada fue meramente una prolongacin de la bsqueda vana por la libertad, la bendicin que siempre pareci simplemente eludir su posesin, --como un tormento, enloqueciendo y descarriando a un ejrcito sin mando. El holocausto de la guerra, los terrores del Ku Klux Klan, las mentiras de los carpet-baggers (Nota: se trata de oportunistas llegados desde el norte, luego de la Guerra de Secesin), la desorganizacin de la industria, el consejo contradictorio de amigos y enemigos, dejaron al confundido siervo sin ninguna nueva consigna ms all del viejo grito por libertad. A medida que corra el tiempo, sin embargo, l comenz a aferrarse a una nueva idea. El ideal de libertad demandaba para su logro de medios poderosos, y stos le fueron dados por la Decimoquinta Enmienda. El voto, al cual l antes haba considerado como un signo visible de libertad, ahora era considerado por l como el medio principal de ganar y perfeccionar la libertad con la cual la guerra lo haba habilitado parcialmente. Y por qu no? Los votos no han hecho la guerra y emancipado a millones? Los votos no han puesto en libertad a los liberados? Un milln de hombres negros comenzaron con celo renovado a votarse a s mismos. As la dcada pas, vino la revolucin de 1876, y dej a los parcialmente libres exhaustos, sorprendidos, pero todava inspirados. Lenta pero progresivamente, en los aos siguientes, una nueva visin comenz gradualmente a reemplazar el sueo del poder poltico, --un poderoso movimiento, el ascenso de otro ideal para guiar a los descarriados, otra columna de fuego en la noche luego de un da nublado. Fue el ideal de aprender de los libros; la curiosidad, nacida de la ignorancia compulsiva, por conocer y probar el poder de las letras cabalsticas del hombre blanco, el deseo de saber. Aqu finalmente pareci haber sido descubierto el sendero montaoso hacia Canan; ms largo que el camino hacia la Emancipacin y la ley, arduo y empinado, pero directo, conducente a cumbres de altura suficiente como para vislumbrar la vida. Arriba por el nuevo sendero el guardia avanzado trabaj, despaciosamente, duramente, tenazmente; slo aquellos que han observado y guiado los pies vacilantes, las mentes nubladas, los entendimientos embotados, de los oscuros alumnos de estas

7

escuelas saben cun fielmente, cun piadosamente, esta gente se esforz por aprender. Era un trabajo abrumador. El fro estadstico marc las pulgadas de progreso aqu y all, anot tambin dnde aqu y all un pi se hubo resbalado o alguno hubo cado. Para los cansados andinistas, el horizonte era siempre oscuro, la niebla frecuentemente fra, Canan estaba siempre fuera de la vista y muy lejos. Sin embargo, si la panormica no descubra todava el objetivo deseado, ni lugar de descanso, poco que no fuera adulacin y crtica, la jornada daba al menos la oportunidad para la reflexin y el autoexmen; convirti al nio de la Emancipacin en el joven con naciente autoconciencia, autorealizacin, autorespeto. En estoa sombros bosques de su esfuerzo su propia alma se alz ante l, y l se vio a s mismo, --oscuramente como a travs de un velo; y adems l vio en s mismo alguna dbil revelacin de su poder, de su misin. l comenz a tener un oscuro sentimiento de que, para lograr su lugar en el mundo, deba ser l mismo, y no otro. Por primera vez busc de analizar la carga que llevaba sobre sus espaldas, ese peso muerto de degradacin social parcialmente enmascarado bajo el nombre de Problema Negro. l sinti su pobreza; sin un cntimo, sin un hogar, sin tierra, herramientas, o ahorros, l haba entrado en competencia con vecinos ricos, poseedores de tierra, educados. Ser un hombre pobre es duro, pero ser una raza pobre en una tierra de dlares es el verdadero fondo de las penalidades. l sinti el peso de su ignorancia, --no solamente de las letras, sino tambin de la vida, de los negocios, de las humanidades; la pereza y la dejadez y la ruindad acumulada por dcadas y siglos encadenaba sus manos y pies. No era su carga slo la pobreza y la ignorancia. La mcula roja del bastardo, que dos siglos de violacin legal sistemtica de las mujeres negras haba estampado sobre su raza, no slo significaba la prdida de la antigua castidad africana, sino tambin el peso hereditario de una masa de corrupcin por parte de los blancos adlteros, amenazando casi con la aniquilacin del hogar negro. Un pueblo con semejante carga no debe ser llamado a competir con el mundo, sino ms bien se le debe permitir dedicar todo su tiempo e intencin a sus propios problemas sociales. Pero vaya! mientras los socilogos alegremente contabilizan sus bastardos y prostitutas, la verdadera alma del hombre negro trabajando, transpirando, est oscurecida por la sombra de una vasta desesperanza. Los hombres llaman a la sombra prejuicio, y didcticamente la explican como la defensa natural de la cultura contra la barbarie, el conocimiento contra la ignorancia, la inocencia contra el crimen, las razas superiores contra las inferiores. A lo cual el negro dice Amen! y jura que en tanto mucho de este extrao prejuicio est fundado en un justo homenaje a la civilizacin, cultura, correccin, y progreso, l lo venera humildemente y mansamente lo obedece. Pero ante este prejuicio sin nombre que subyace tras todo esto l permanece sin esperanza, desalentado, y casi sin palabras; ante esta burla y esta falta de respeto, esta ridcula y sistemtica humillacin, la distorsin de los hechos y el libertinaje caprichoso y pcaro, la cnica ignorancia de lo mejor y la vocinglera bienvenida a lo peor, el deseo omnipresente de inculcar desdn por todo lo negro, desde Toussaint hasta el diablo, --ante esto se levanta una desesperacin que desarmara y desalentara a cualquier nacin salvo a esa hueste negra para la cual desaliento es una palabra inexistente. Pero el enfrentar tan vasto prejuicio no traera sino el inevitable autocuestionamiento, infravaloracin, y cada de los ideales que siempre acompaan a la represin y a la educacin en una atmsfera de odio y desdn. Cuchicheos y malos ageros vinieron desde los cuatro vientos: Oh! estamos enfermos y moribundos, se quejaban las oscuras huestes; no podemos escribir, nuestros votos son vanos; qu

8

necesidad hay de educacin, si siempre podremos cocinar y servir? Y la Nacin se hizo eco y reforz este auto-criticismo, diciendo: Estn contentos de ser sirvientes, y nada ms; qu necesidad de una cultura ms alta para un medio-hombre? Fuera el sufragio de los negros, por fuerza o fraude, --y he aqu el suicidio de una raza! Sin embargo, de lo malo vino algo bueno, --el ajuste ms cuidadoso de la educacin para la vida real, la percepcin ms clara de las responsabilidades sociales de los negros, y la sobria comprensin del significado del progreso. As lleg el tiempo de Sturm und Drang: tormenta y tensin hoy mueven a nuestro pequeo bote en las locas aguas del mar mundial; hay dentro y fuera sonidos de conflicto, la inflamacin del cuerpo y el desgarro del alma; la inspiracin se debate con la duda, y la fe con vanos cuestionamientos. Los luminosos ideales del pasado, libertad fsica, poder poltico, capacitacin de cerebros y manos, --todos estos a su turno se han expandido y desvanecido, hasta que todos se debilitaron y borraron. Eran todos equivocados, --todos falsos? No, no es as, pero cada uno por s solo era incompleto y demasiado simple, --los sueos de la infancia crdula de una raza, o las imgenes de fondo del otro mundo que no conoce y no quiere conocer nuestro poder. Para ser realmente verdicos, todos estos ideales deben ser mezclados y fundidos en uno solo. Necesitamos hoy ms que nunca la capacitacin de las escuelas, el entrenamiento de hbiles manos, ojos y odos prontos, y sobre todo la cultura ms amplia, profunda, alta, de mentes talentosas y corazones puros. El poder del sufragio lo necesitamos como pura autodefensa, --que otra cosa nos salvar de una segunda esclavitud? La libertad, tambin, tanto tiempo anhelada, todava la buscamos, --la libertad de vida y movimientos, la libertad para trabajar y pensar, la libertad para amar y anhelar. Trabajo, cultura, libertad, --todo esto necesitamos, no separadamente sino todo junto, no sucesivamente, sino todo junto, cada uno creciendo y ayudndose mutuamente, y todo apuntando hacia ese ideal ms grande que flota ante el pueblo negro, el ideal de la hermandad humana, ganada a travs del ideal unificador de la raza; el ideal de dar alas y desarrollar los rasgos y talentos del negro, no en oposicin a o contra las otras razas, sino ms bien en conformidad con los ideales mayores de la Repblica Americana, en orden de que algn da en suelo americano dos razas mundiales puedan darse una a otra aquellas caractersticas de las que ambas lamentablemente carecen. Nosotros los ms oscuros an ahora no estamos enteramente con las manos vacas: no hay hoy en da exponentes ms verdaderos del puro espritu humano de la Declaracin de Independencia que los negros americanos; no hay verdadera msica americana excepto las dulces melodas salvajes del esclavo negro; las leyendas y folclore americanos son indios y africanos; y, lo principal, los hombres negros parecemos el nico oasis de fe y veneracin simples en un desierto polvoriento de dlares y picarda. Ser Amrica ms pobre si reemplaza sus desatinos disppticos con la humildad alegre pero determinada del negro? o su ingenio grosero y cruel con el buen humor jovial y carioso? o su msica vulgar con el alma de las canciones tristes del negro? El problema negro es solamente una prueba concreta de los principios subyacentes de la gran repblica, y el esfuerzo espiritual de los hijos de los negros liberados es el trabajo de almas cuya carga est casi ms all de la medida de sus fuerzas, pero que la soportan en nombre de una raza histrica, en nombre de esta tierra de los padres de sus padres, y en nombre de la oportunidad humana. Y ahora lo que brevemente he bosquejado a grandes rasgos djenme repetirlo de distintas maneras en las pginas siguientes, con nfasis amoroso y detalles ms

9

profundos, de forma que los hombres puedan or lo que se est agitando en las almas de la gente negra. Traduccin: Luis Csar Bou

GEORGE PADMORE: GUA DEL SOCIALISMO PANAFRICANO La lucha de clases nace de la propiedad privada de los medios de produccin. No existi siempre la explotacin mediante la utilizacin de los medios de produccin. Dijo Marx que la base de todos los sistemas sociales primitivos, como el de los griegos y los romanos, en el amanecer de la historia, fue la propiedad comn de los que en aquella poca eran los medios esenciales de vida sobre la Tierra. Lo mismo puede observarse en todas las sociedades africanas con anterioridad a la penetracin europea y la implantacin del derecho de bienes races. Y como entre los africanos todas las unidades sociales tenan iguales derechos al suelo, o, para decirlo ms correctamente, no exista derecho individual sobre la tierra, no haba diferentes privilegios de clase. En consecuencia, esas sociedades primitivas no se dividan en clases econmicas como las conocemos hoy. No habla patronos ni trabajadores asalariados porque la propiedad comn de la tierra ofreca a todos la oportunidad de ganarse la vida sin vender su fuerza de trabajo. Las relaciones sociales eran, por esa razn, las de igualdad social. Todo el sistema social africano, nacido de la propiedad comunal tribal, o comn, de los medios de vida la tierra y sustentado sobre esa base, tom, de acuerdo con ella la forma de comunismo primitivo Slo aparecen diferencias sociales cuando un pueblo pierde su dominio comunal sobre la tierra y la sociedad empieza a dividirse gradualmente en clases basadas sobre la propiedad de bienes, produciendo un cambio fundamental en las relaciones sociales... Aunque la conquista de la tecnologa por el hombre permiti el desarrollo de fuerzas productivas que podan resolver el problema de la escasez, esas fuerzas no fueron plenamente liberadas. Por el contrario, la clase social de los capitalistas explota a los trabajadores, dando origen a la lucha de clases. Es esta posibilidad de abundancia lo que dio forma a la lucha entre los que tienen y los que no tienen en todo el mundo. La gente comn de Asia, Africa y otras zonas subdesarrolladas pide participar en las cosas buenas de la vida. El objetivo socialista, que se combina con el despertar nacionalista en esos pases asiticos y africanos, constituye fuerzas cuyo dinamismo est cambiando en todo el mundo los destinos de los pueblos de color olvidados hasta ahora...

George Padmore LOS COMUNISTAS Y FRICA En frica no hay partidos comunistas bien organizados. En este Continente tienen el apoyo de las masas los triunfantes movimientos nacionalistas, y a causa de esto el

10

comunismo es en Africa una amenaza bastante menor que en Asia, ya que dichos movimientos nacionalistas africanos, al expresar, como lo hacen, las aspiraciones de las poblaciones indgenas, quitaron al comunismo la tierra de debajo de los pies. La mayor parte de los africanos consideran el comunismo exactamente como otra ideologa extranjera emanada de Europa, continente que ha saqueado a Africa durante siglos. Por otra parte, los africanos no han tenido contacto directo con los rusos, ya que Rusia no tuvo nunca colonias en Africa, as que todo lo que saben de los rusos y del comunismo es a travs de la propaganda occidental, de la cual no se fan. La revolucin que se est realizando en Africa es triple. Hay, en primer lugar, la lucha por la independencia nacional. En segundo lugar hay una revolucin social, que sigue a la consecucin de la independencia y la autodeterminacin. Y en tercer lugar, los africanos buscan alguna forma de unidad regional como precursora de unos Estados Unidos de Africa. Pero, mientras no se realice lo primero, no pueden movilizarse las energas del pueblo para realizar las etapas segunda y tercera, que son ms difciles an que la primera, pues suponen la eliminacin total de la herencia econmica y social del colonialismo, como el soborno y la corrupcin, la ignorancia, la pobreza y la enfermedad, y la construccin de una sociedad en consonancia con las aspiraciones del pueblo a un Estado benefactor con su bienestar como fondo. Necesidad de un Socialismo Africano As como las diferentes escuelas de socialismo europeo aspiran a realizar la vida buena en la tierra, con la cual todo el mundo har aportaciones segn su capacidad y tendr su parte segn sus necesidades, debemos nosotros crear nuestra propia forma de Socialismo Africano, adecuado a nuestras circunstancias y a nuestro fondo histrico, para que sirva mejor a las necesidades del pueblo de Ghana. En otras palabras, no debemos seguir a ciegas las lneas socialistas de enfoque que ya tuvieron lugar en la Europa occidental y en la Rusia Sovitica, donde las circunstancias son completamente diferentes de la de Africa. Lenin, arquitecto del primer Estado socialista, y su partido, no siguieron a ciegas el marxismo al crear los instrumentos ms adecuados para las circunstancias rusas. De un modo anlogo, el enfoque africano del socialismo debe basarse en una poltica de adaptacin, aunque teniendo presente sin cesar nuestra meta, el progreso pacfico del Socialismo Africano, que debe tener los siguientes propsitos y objetivos principales: 1) Polticamente, el Socialismo Africano se esforzar por promover y salvaguardar la democracia popular basada en el sufragio universal de los adultos (un individuo, un voto, independientemente de la raza, el color, las creencias o el sexo), los derechos humanos fundamentales, la justicia social y el imperio de la ley. 2) Econmicamente, el Socialismo Africano tratar de promover y salvaguardar el bienestar del individuo mediante la propiedad y el control comunes de los medios esenciales de produccin y distribucin, y ltimamente, la abolicin de la posibilidad de vivir de rentas, intereses y ganancias. 3) Socialmente, el Socialismo Africano procurar que el Estado promueva y salvaguarde trabajo para todos, y la ejecucin por todos los ciudadanos de trabajo de valor social segn su capacidad, a la vez que todos ellos participarn en los recursos comunes de la nacin segn sus necesidades. Se darn a todos oportunidades iguales,

11

independientemente de la raza, la tribu, el color, la clase o las creencias. El talento y el carcter sern los nicos criterios del mrito en la vida pblica. En Ghana, a diferencia de Rusia, el gobierno de la Convencin del Partido del Pueblo (CPP) ha sentado ya la slida base de la democracia poltica fundada en el gobierno parlamentario, en el sufragio universal de los adultos, en la libertad de reunin, de palabra y de imprenta, as como en el imperio de la ley. Ahora le incumbe al gobierno de Ghana reforzar la democracia poltica con la democracia econmica. Esto exige planeacin, pues slo mediante ella podr la CPP cumplir sus promesas electorales al pueblo y desarraigar los principales males sociales a que ha de hacer frente el pas: desempleo, enfermedad, pobreza, analfabetismo. Pero llevar adelante nuestros planes para alcanzar el objetivo del estado de bienestar significa no slo la modificacin de la estructura econmica de la sociedad. El enfoque de la planeacin y la realizacin de sta exige cambios fundamentales en las costumbres, hbitos e instituciones del pueblo, as como la reforma de su modo de pensar. Toda la planeacin del mundo no nos llevar hacia la Nueva Jerusaln si los responsables de la ejecucin de los planes no tienen un enfoque socialista. As, nicamente con cambios en el pensamiento, las costumbres y la actitud ser posible crear los mecanismos sociales y los medios humanos que requieren el socialismo y su construccin. En otras palabras, no puede construirse el socialismo sin socialistas. Nunca se insistir demasiado en que el socialismo es algo ms que un sistema econmico. Es una ordenacin social por la cual el pueblo posee en comn los medios de produccin y participa segn sus necesidades de los frutos de su trabajo colectivo, esto es, de los bienes y servicios que forjan juntos con los medios productivos. Al contrario del sistema capitalista, en que cada individuo slo se cuida de s mismo, el sistema socialista exige la mxima cooperacin entre todos los miembros de la sociedad, porque slo esa cooperacin producir la abundancia que har posible en Ghana la buena vida para todo el mundo. KWAME NKRUMAH La necesidad del Panafricanismo Estos extractos del discurso del presidente Kwame Nkrumak ante la Asamblea Nacional de Ghana, el 8 de agosto de 1960, deben encuadrarse en el marco de la pacificacin de tumultos originados en el Congo por la presencia de tropas belgas y la secesin de Katanga. Nkrumah reitera su llamado a la unidad poltica de frica. ...La lucha africana por la independencia y la unidad debe comenzar por la unin poltica. Una vaga confederacin de cooperacin econmica hace perder engaosamente el tiempo. Solamente nuestra unin asegurar una uniformidad en nuestra poltica exterior proyectando la personalidad africana y presentando al continente como una fuerza importante con la que se deber contar. Repito que una vaga cooperacin econmica solo significa una pantalla detrs de la cual los detractores, protagonistas imperialistas y colonialistas y lderes africanos tteres se ocultan para operar y debilitar el concepto de cualquier esfuerzo que se realice para lograr la unidad e independencia africanas. Una unin poltica supone una poltica exterior y defensiva comn y un rpido desarrollo social, econmico e industrial Los

12

recursos econmicos de frica son inmensos. Solo mediante la unidad estos recursos podrn ser utilizados para el progreso del continente y para la felicidad del gnero humano. Aprovechemos las lecciones de la historia. El impulso y la personalidad de los pueblos sudamericanos fueron Frustrados, en gran medida, por el hecho de que, cuando se disolvieron los imperios coloniales espaol y portugus, estos pases no se organizaron en unos Estados Unidos de Amrica del Sur. Cuando Sudamrica logr su independencia, los dominios coloniales que la formaban eran potencialmente tan poderosos como los Estados Unidos de Amrica. El fracaso de su unin dio como resultado que una parte del continente se desarrollara a expensas de la otra. Ahora bien, hay un solo pas en Amrica del Sur, el Paraguay, cuya poblacin es inferior a tres millones de habitantes. En la actualidad los Estados independientes de frica se establecen con poblaciones inferiores a un milln. Los territorios africanos que han conquistado la independencia, o que estn por conquistarla en un futuro ms o menos cercano, y cuyas poblaciones son de menos de tres millones de. habitantes incluyen la Repblica Centroafricana, el Chad, el antiguo Congo francs (cuya poblacin asciende solo a setecientos cincuenta mil habitantes), Dahomey, Gabn con una poblacin de menos de medio milln, la Costa de Marfil, Nger, Sierra Leona y Togo. Es imposible creer que las potencias coloniales crean seriamente que la independencia sea muy valiosa para los Estados africanos en un estado de fragmentacin tan terrible. Esto ocurre, desde luego, como puesta en prctica de la vieja poltica de dividir para reinar. El colonialismo invent el sistema de gobierno indirecto. La esencia de este sistema consista en que un jefe apareca nominalmente en el gobierno, cuando en la realidad era manejado detrs de la escena por las potencias coloniales. El establecimiento de Estados de este tipo parece ser nada ms que la consecuencia lgica de la desacreditada teora del gobierno indirecto... Existe un peligro real en el hecho de que las potencias coloniales asegurarn un tipo nominal de independencia poltica a pequeas unidades individuales, con el fin de asegurar que el mismo y viejo tipo colonial de organizacin econmica contine por mucho tiempo despus de lograda la independencia. Ello constituye, en si mismo, una fuente del ms grave peligro potencial para el mundo entero. los pueblos de Africa no buscan la libertad poltica con fines abstractos. La buscan porque consideran que mediante la libertad poltica obtendrn progresos econmicos, educacionales, y un poder real sobre su destino. Si se reconoce la independencia a un Estado tan pequeo como para no poder movilizar sus propios recursos, y vinculado por una serie de acuerdos econmicos y militares con antigua potencia colonial, se crear enseguida una situacin potencialmente revolucionaria. Estas son las situaciones que enfrenta la nueva frica de hoy... An Anthology of West African Verse, compilacin de Olembe Bassir, Ibadan, Ibadan Umversity Press, 1957. PATRICE LUMUMBA La independencia del Congo, 1960

13

Pronunciado en las ceremonias de la independencia del Congo, este discurso es notable por su sinceridad y por la habilidad de estadista que demuestra. Si bien denota una evidente amargura, no es vengativo. Puede disipar la creencia extendida en algunos sectores de que Patrice Lumumba era un hombre sanguinario. Lumuinba fue asesinado a principios de 1961. Vuestra Majestad, Excelencias, seoras y seores, hombres y mujeres congoleses, luchadores de la independencia, que hoy sois victoriosos, os saludo en nombre del gobierno congols. Os pido a todos, amigos mos que habis luchado incesantemente a nuestro lado, que este trece de junio de 1960 sea conservado como una fecha grabada indeleblemente en vuestros corazones, una fecha cuyo significado ensearis con orgullo a vuestros hijos, para que ellos, a su vez, transmitan a sus hijos y a sus nietos la historia gloriosa de nuestra lucha por la libertad. Porque si bien la independencia del Congo es celebrada hoy con el acuerdo de Blgica, una nacin amiga con la cual estamos en pie de igualdad, ningn congols digno de ese nombre podr olvidar jams que fue con la lucha que ganamos la independencia, con una continua y prolongada, ardiente e idealista lucha, en la cual no ahorramos nuestra fuerza ni nuestras privaciones, nuestros sufrimientos ni nuestra sangre. De esta lucha de lgrimas, fuego y sangre estamos orgullosos hasta las races ms profundas de nuestro ser porque fue una lucha noble y justa, absolutamente necesaria para acabar con la infamante esclavitud que nos fue impuesta por la fuerza. Este fue nuestro destino durante los ochenta aos de gobierno colonial; nuestras heridas estn an demasiado frescas y son todava muy dolorosas para permitirnos borrarlas de nuestra memoria. Conocimos el trabajo deslomador que se nos exiga la cambio de salarios que no nos permitan satisfacer nuestra hambre, vestirnos o alojamos decentemente, ni criar a nuestros nios como las amadas criaturas que son. Conocimos la burla, los insultos, los golpes, sometidos maana, tarde y noche, porque ramos negros. Quin olvidar que a un negro se le diriga la palabra con trminos familiares no por cierto como a un amigo, sino porque las formas ms corteses estaban reservadas a los blancos? Conocimos la expoliacin de nuestras tierras en nombre de supuestos textos legales que en realidad solo reconocan el derecho del ms fuerte. Conocimos que la ley no era nunca la misma, se tratase de un blanco o de un negro; que era benvola con uno, cruel e inhumana con el otro. Conocimos el atroz sufrimiento de aquellos que fueron encarcelados por sus

14

opiniones polticas o sus creencias religiosas; exiliados en su propio pas, su destino fue peor que la misma muerte. Conocimos que en las ciudades donde haba magnificas casas para los blancos y chozas destartaladas para los negros, que los negros no eran admitidos en los cines o restaurantes, que no podan entrar en los negocios llamados "europeos", que, cuando un negro viajaba, era en la bodega ms baja del barco, a los pies del blanco acomodado en su cabina de lujo. Y, finalmente, quin olvidar los ahorcamientos, o las escuadras incendiarias, por las que perecieron tan-tos de nuestros hermanos, o las celdas donde eran brutalmente arrojados aquellos que escapaban de las balas de los soldados, esos soldados que los colonialistas convirtieron en instrumento de su dominacin? Todo esto, hermanos, nos ha hecho sufrir profundamente. Pero todo esto, sin embargo, nosotros, que por el voto de vuestros representantes electos debemos guiar a nuestro amado pas, nosotros que sufrimos en nuestra carne y en nuestro corazn la opresin colonialista nosotros os decimos: todo esto ha terminado desde hoy. La Repblica del Congo ha sido proclamada y nuestro amado pas est ahora en manos de sus propios hijos. Juntos, hermanos mos, comenzaremos otra lucha una lucha sublime, que llevar a nuestro pas a la paz, a la prosperidad y la grandeza. Juntos estableceremos la justicia social y aseguraremos a cada hombre la justa remuneracin por su trabajo. Ensearemos al mundo lo que el negro puede hacer cuando trabaja en libertad, y convertiremos al Congo el centro de frica. Vigilaremos que las tierras de nuestra nacin beneficien realmente a los hijos de nuestra nacin. Reexaminaremos las leyes anteriores, y haremos otras, justas y nobles. Terminaremos con la supresin del libre pensamiento, y haremos que todos los ciudadanos puedan disfrutar totalmente de las libertades fundamentales establecidas en la Declaracin de los Derechos del Hombre. Suprimiremos la discriminacin -cualquiera sea- y otorgaremos a cada individuo el justo lugar a que le da derecho su dignidad humana, su trabajo y su devocin hacia su pas. Y para todo esto, amados compatriotas, podis estar seguros de que contaremos, no solo con nuestras enormes fuerzas e inmensas riquezas, sino tambin con la asistencia de numerosos pases extranjeros cuya colaboracin aceptaremos mientras sea honesta y no intente imponernos ningn sistema poltico, cualquiera que sea ste.

15

En este terreno, aun Blgica, que comprendiendo finalmente el sentido y direccin de la historia ces de oponerse a nuestra independencia, est dispuesta a brindarnos su ayuda y amistad; hemos firmado, a este efecto, un tratado como dos pases iguales e independientes. Estoy seguro de que esta cooperacin ser provechosa para ambos pases. Por nuestra parte, y aun cuando sigamos vigilando, sabremos cmo respetar los compromisos contrados libremente. As, en los asuntos internos como en los exteriores, el nuevo Congo que mi gobierno crear ser un pas rico, libre y prspero. Pero para llegar pronto a este objetivo, os pedir, legisladores y ciudadanos congoleses, que me ayudis con todas vuestras posibilidades. Os pido que olvidis vuestras disputas tribales que consumen nuestras energas, y que arriesgan convertirnos en el objeto de desprecio de las dems naciones. Pido a la minora parlamentaria que ayude a mi gobierno mediante una oposicin constructiva, y que permanezca dentro de los lmites estrictos de la legalidad y la democracia. Os pido a todos que no exijis de un da para otro aumentos desconsiderados de salarios, antes de que pueda poner en marcha un plan general mediante el cual espero asegurar la prosperidad de la nacin. Os pido que no evitis ningn sacrificio para asegurar el triunfo de nuestra magnfica empresa. Os pido, por fin, que respetis incondicionalmente la vida y la propiedad de vuestros conciudadanos, y la de los extranjeros establecidos en nuestro pas. Si el comportamiento de estos extranjeros dejara a veces algo que desear, nuestra justicia se apresurar a echarlos del territorio de la Repblica; si, por el contrario, su conducta es satisfactoria, no se los molestar porque tambin trabajan para la prosperidad de nuestro pas. Y esto, mis hermanos de raza, mis hermanos en el conflicto, mis compatriotas, es lo que yo quera decimos en nombre del gobierno, en este magnfico da de nuestra independencia soberana y completa. Nuestro gobierno -fuerte, nacional, popular- ser la salvacin de este pas. Honremos a los Campeones de la Libertad Nacional! Viva el Congo Independiente y Soberano! Africa Speaks, compilacin de James Duffy y Robert Manners (Princeton, D. Van Nostrand, Inc., 1961), pginas 90-93.

PATRICE LUMUMBA

16

Una maana en el corazn de frica El asesinato de Patrice Lumumba, a principios de 1961, constituy uno de los acontecimientos ms dramticos en una serie de hechos de discordia, confusin, violencia y amargura cuando el antiguo Congo belga alcanzaba su independencia. Aqu, el primer ministro del Congo aboga por un Congo unificado, y expresa las emociones de millones africanos. Durante mil aos t, negro, sufriste como un animal, tus cenizas fueron esparcidas al viento del desierto. Tus tiranos construyeron los templos mgicos y brillantes donde preservar tu alma, donde preservar tu sufrimiento. El brbaro derecho de los puos, y el derecho blanco al ltigo. T tenias derecho de morir, tambin podas llorar. En tu ttem tallaron hambre y cautiverios sin fin, E inclusive al abrigo de los bosques acechaba una muerte Horriblemente cruel, solapada, reptando hacia ti como ramas de los agujeros y cimas de los rboles Ciendo tu cuerpo y tu doliente alma. Entonces pusieron una gran vbora traicionera en tu pecho, En tu cuello colocaron el yugo del agusrdiente, Cambiaron tu apacible vida por el brillo de las perlas baratas, Tus riquezas increbles, que son inconmensurables. Desde tu choza, el tam-tam sonaba en la oscuridad de la noche Llevando tristes lamentos hacia las fuentes de ros poderosos Sobre muchachas violadas, ros de sangre y lgrimas, Sobre barcos que zarpaban hacia el pas donde el hombrecito Se revuelca en un hormiguero, y donde el dlar es rey, A la tierra condenada, que llaman la madre patria. All tu hijo y tu esposa fueron molidos, da y noche, Por un terrible molino despiadado, destrozndolos con terrible dolor. Eres un hombre como otros. Te predican para que creas Que el buen dios blanco reconciliara al fin a todos los hombres. Por el fuego sufriste, y cantaste los cantos plaideros Del mendigo sin hogar, que canta a las puertas de las casas. Y cuando la locura te posey y tu sangre hirvi en la noche Danzaste, gemiste, Como la furia de una tormenta a las palabras de una meloda humana De un millar de aos de penar, surgi una fuerza de ti en la voz metlica del jazz, un grito de liberacin desconocido Que reson en el continente como una marejada gigante El mundo entero, sorprendido, se despert aterrorizado al ritmo violento de la sangre, el ritmo violento del jazz, el blanco palideci ante este nuevo canto, Que lleva antorchas p6rpuras en la oscuridad de la noche

17

Ha llegado el alba, hermano, el alba! Mira nuestros rostros, Una nueva maana despunta en nuestra vieja frica. Nuestra sola ser la tierra, el agua, los ros poderosos Que el pobre negro entreg durante mil aos Y las resplandecientes luces del sol brillarn de nuevo para nosotros Secarn las lgrimas en vuestros ojos y los escupitajos de vuestra cara En cuanto rompis vuestras cadenas, los grillos pesados, Los tiempos malvados y crueles se irn para no volver ms. Un Congo libre y bravo surgir del alma negra Un Congo libre y bravo, el florecer negro, la simiente negra! Patrice Lumumba, "A Morning in the Heart of Africa", Africa Today, vol. VIII, N 2, febrero 1981, pg. 2.

Julius Nyerere UJAMAA: BASE DEL SOCIALISMO AFRICANO Este es un fragmento de un famoso discurso pronunciado por Nyerere en abril de 1962, cuando ya era presidente de Tanganica (actual Tanzania). El discurso se produjo en el marco de una Conferencia sobre el Socialismo Africano realizada en el colegio Kivukoni, en Dar Es Salam. El socialismo -como la democracia- es una actitud mental. En una sociedad socialista es la actitud mental socialista, y no la rgida adhesin a una norma poltica uniforme, lo que se necesita para conseguir que las gentes cuiden unas del bienestar de otras. El propsito de este trabajo es examinar esa actitud. No esta destinado a definir las instituciones que pueden ser necesarias para encararla en una sociedad moderna. En el individuo, como en la sociedad, es una actitud mental lo que distingue al socialista del no socialista. No tiene nada que ver con la posesin a la no posesin de riqueza. Personas indigentes pueden ser capitalistas en potencia, explotadores de seres humanos prjimos suyos. Del mismo modo, puede ser socialista un millonario; puede dar valor a su riqueza slo porque puede usarse en el servicio del prjimo. Pero el individuo que usa la riqueza con propsito de dominar a sus prjimos es un capitalista. Y es tal el hombre, que lo hace siempre que puede! He dicho que un millonario puede ser un buen socialista. Pero un socialista millonario es un fenmeno raro. Realmente, es una contradiccin en los trminos. La aparicin de millonarios en una sociedad no es prueba de la opulencia de sta; pueden producirse en pases muy pobres, como Tanganica, lo mismo que en pases ricos, como los Estados Unidos de Amrica. Porque no es la eficacia de la produccin, ni la cantidad de riqueza de un pas, lo que forma millonarios; es la distribucin desigual de lo que se produce. La diferencia fundamental entre una sociedad socialista y una sociedad

18

capitalista no est en los mtodos de producir riquezas, sino en el modo en que sta se distribuye. Por lo tanto, aunque un millonario podra ser un buen socialista, difcilmente puede ser producto de una sociedad socialista. Como la aparicin de millonarios en una sociedad no depende de la opulencia de sta, los socilogos deben hallar interesante averiguar por qu nuestras sociedades de frica no producen, realmente, millonarios, pues indudablemente tenemos riqueza bastante para producir algunos. Creo que los socilogos descubriran que es porque la organizacin de la sociedad africana tradicional -su distribucin de la riqueza que produce- es de tal naturaleza, que difcilmente hay espacio alguno para el parasitismo. Tambin pueden ver, naturalmente, que a consecuencia de eso frica no poda producir una clase ociosa de terratenientes y, por lo tanto, no habra nadie que produjese las obras de arte o de ciencia de que pueden vanagloriarse las sociedades capitalistas. Pero las obras de arte y los descubrimientos cientficos son productos del intelecto, que, como la tierra, es uno de los dones de Dios al hombre. Y yo no puedo creer que Dios sea tan descuidado que haya hecho que el uso de uno de sus dones dependa del abuso del otro. Los defensores del capitalismo alegan que la riqueza del millonario es la justa remuneracin de su talento o su actividad. Pero ese alegato no tiene el apoyo de los hechos. La riqueza del millonario no depende de la actividad o los talentos del millonario mismo ms de lo que el poder de un monarca feudal depende de sus propios esfuerzos, iniciativa o cerebro. Los dos son usuarios, explotadores, de las capacidades y la actividad de otros individuos. Aun cuando haya un millonario excepcionalmente inteligente y trabajador, la diferencia entre su inteligencia, su iniciativa y su laboriosidad y las de otros individuos de la sociedad posiblemente no pueda ser proporcional a la diferencia entre sus "remuneraciones". Tiene que haber algo que va mal en una sociedad en que un individuo, por trabajador o inteligente que sea, pueda adquirir una "remuneracin" tan grande como la de mil de sus prjimos juntos. La adquisividad con el propsito de adquirir poder y prestigio es antisocialista. En una sociedad adquisitiva la riqueza tiende a corromper a los que la poseen, tiende a producir en ellos el deseo de vivir ms confortablemente que sus prjimos, de vestir y mejor y de aventajarlos de todas las maneras. Empiezan a creer que deben trepar cuanto puedan por encima de sus vecinos. El contraste visible entre sus comodidades y las incomodidades relativas del resto de la sociedad llega a ser casi esencial para el goce de su riqueza, y esto inicia la espiral de la competencia entre individuos, que entonces es antisocial. Aparte de los efectos antisociales de la acumulacin de riqueza personal, el deseo mismo de acumularla debe interpretarse como un voto de desconfianza al sistema social. Porque cuando una sociedad est organizada de manera que se cuida de sus individuos, nadie de aquella sociedad se preocupar de lo que ser de l maana si no acumula riqueza hoy. La sociedad misma se cuidar de l, o de su viuda, o de sus hurfanos. Esto es exactamente lo que la sociedad africana tradicional haca con xito. Tanto el individuo "rico" como el "pobre" estaban completamente seguros en la sociedad africana. Una catstrofe natural traa el hambre, pero traa el hambre para todos, "pobres" o "ricos. Nadie pereca por falta de comida o de dignidad humana porque careciese de riqueza personal; poda confiar en la riqueza que posea la comunidad de que era miembro. Eso era socialismo. Eso es socialismo. No puede haber

19

socialismo adquisitivo, porque eso sera otra contradiccin en los trminos. El socialismo es esencialmente distributivo. Su incumbencia es procurar que quienes siembran recojan una parte justa de lo que siembran. La produccin de riqueza, ya sea por mtodos primitivos o modernos, requiere tres cosas. Ante todo, tierra. Dios nos ha dado la tierra, y es de la tierra de donde sacamos las materias primas que transformamos para satisfacer nuestras necesidades. En segundo lugar, instrumentos. Hemos aprendido por pura experiencia que los instrumentos ayudan. En consecuencia, hacemos la azada, el hacha, la fbrica moderna o el tractor, para ayudarnos a producir riqueza, los bienes que necesitamos. Y en tercer lugar, esfuerzo o trabajo. No necesitamos leer a Carlos Marx ni a Adam Smith para saber que ni la tierra ni la azada producen realmente riqueza. Y no necesitamos graduarnos en economa para saber que ni el trabajador ni el terrateniente producen tierra. La tierra es un don de Dios al hombre, y est ah siempre. Pero sabemos, aun sin habernos graduado en economa, que el hacha y el arado fueron producidos por el trabajador. Algunos de nuestros amigos ms complicados tienen que recibir, manifiestamente, la preparacin intelectual ms rigurosa simplemente para descubrir que las hachas de piedra fueron producidas por el antiguo caballero llamado "Hombre Primitivo" para hacerse ms fcil desollar el antlope que acababa de matar con una maza, que tambin l se haba hecho. En la sociedad africana tradicional todos eran trabajadores. No haba otra manera de ganar la vida para la comunidad. Hasta los ancianos, que parecan divertirse sin hacer nada y para quienes parecan trabajar todos, en realidad haban trabajado intensamente durante toda su juventud. La riqueza que parecan poseer ahora no era suya personalmente; slo era suya en cuanto ancianos del grupo que la haba producido. Eran sus guardianes. La riqueza en s misma no les daba poder ni prestigio. El respeto que les tenan los jvenes era suyo porque, eran ms ancianos que ellos y haban servido a la comunidad durante ms tiempo; y el anciano "pobre" gozaba en nuestra sociedad de tanto respeto como el anciano rico. Cuando digo que en la sociedad africana tradicional todo el mundo era un trabajador, no empleo la palabra "trabajador" simplemente como opuesta a "patrono", sino tambin como opuesta a "holgazn" u "ocioso. Una de las manifestaciones ms socialistas de nuestra sociedad era el sentido de seguridad que daba a sus individuos, y la hospitalidad universal en que podan confiar. Pero hoy da se olvida con demasiada frecuencia que la base de esa gran realizacin socialista era sta: que se daba por sabido que todo individuo de la sociedad -salvo los nios y los enfermos nicamente- aportaba su justa parte de esfuerzo a la produccin de la riqueza de aqulla. No slo eran desconocidos el capitalista, o el explotador hacendado, en la sociedad africana tradicional, sino que tampoco tenamos esas otras formas de parsitos modernos: el holgazn u ocioso, que admite la hospitalidad de la sociedad como un "derecho" suyo, pero no da nada en cambio. Era imposible la explotacin capitalista. La holganza era una ignominia incomprensible. Aquellos de los nuestros que hablan del modo africano de vida y se enorgullecen, con toda razn, de conservar la tradicin de hospitalidad que es parte tan importante de ella, quizs haran bien en recordar el dicho swahili: Mgeni siku mbili; siku ya tatu mpe jembe, o en espaol: "Trata a tu husped durante dos das; al tercer da dale una azada".

20

De hecho, es probable que el husped pidiera la azada aun antes de que se la diese su anfitrin, pues saba lo que se esperaba de l y se avergonzara de permanecer ocioso durante ms tiempo. As, el trabajo era parte integrante, en realidad era la base misma y la justificacin, de ese logro socialista de que tan justamente nos sentimos orgullosos. No hay socialismo sin trabajo. Una sociedad que no da a sus individuos los medios para trabajar, o que, habindoles dado los medios para trabajar, les impide compartir una parte justa del producto de su sudor y sus fatigas, necesita ser corregida. Anlogamente, un individuo que puede trabajar -y que es provisto por la sociedad de los medios para trabajar- pero no lo hace, es igualmente injusto. No tiene derecho a esperar nada de la sociedad porque en nada contribuye a ella.

Desmond Tutu: El Problema de Sudfrica El obispo Desmond Tutu (1931-) fue el primer Arzobispo negro de Ciudad del Cabo, cabeza de la Iglesia Anglicana en Sudfrica. Tutu utiliz su posicin para luchar contra el apartheid. En 1984 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Poco despus emiti la siguiente declaracin, dirigida al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Hablo de todo corazn, porque lo estoy haciendo acerca de una tierra a la que amo profunda y apasionadamente, una tierra hermosa de colinas onduladas y arroyos que cantan, de cielos claros y estrellados, de pjaros cantores, y de corderos saltarines; una tierra a la cual Dios ha dotado profusamente con las cosas buenas de la tierra, una tierra rica en depsitos minerales casi de todo tipo; una tierra de amplios espacios abiertos, suficientes como para acomodar confortablemente a todos sus habitantes; una tierra capaz de alimentarse a s misma y a otras tierras del oprimido continente africano, una verdadera tierra del pan; una tierra que contribuira maravillosamente al desarrollo material y espiritual y a la prosperidad de frica toda e incluso del mundo entero. Est dotada con lo suficiente como para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de todos sus pueblos. Y entonces deberamos esperar que tal tierra, verdaderamente rebosante de leche y miel, sea una tierra donde reinen supremas la paz y la armona y la satisfaccin. Desafortunadamente, el caso es a la inversa. Porque mi amado pas est arruinado por la divisin, por la alienacin, por la animosidad, por la separacin, por la injusticia, por dolores y sufrimientos evitables. Es una sociedad profundamente fragmentada, conducida por el miedo y la ansiedad, cubierta por un manto de desesperanza y un sentido de desesperacin, dividida en facciones guerreras hostiles. Es una tierra altamente voltil, y sus habitantes estn sentados en un barril de plvora con una mecha muy corta, listo para volarnos a todos hacia el ms all. Hay un descontento endmico, como una herida infectada que no curar hasta que sean tratados no solamente los sntomas sino tambin sus causas profundas. La sociedad sudafricana est polarizada profundamente. Nada ilustra mejor esto que los eventos de la semana pasada. Mientras la comunidad negra estaba en el sptimo cielo del deleite a causa de la decisin de ese comit en Oslo, y mientras el mundo

21

estaba felicitando al beneficiario del Premio Nobel de la Paz, el gobierno blanco y la mayora de los sudafricanos blancos, muy tristemente, estaban buscando de devaluar ese premio. Un evento que hubiera sido la ocasin de alegra desinhibida y agradecimiento expuso una sociedad tristemente dividida. Antes de que yo llegara a este pas a inicios de setiembre para ir de vacaciones, visit uno de los sitios problemticos cerca de Johannesburgo. Me reun con miembros del Comit Ejecutivo del Consejo Sudafricano de Iglesias, que se haba reunido de urgencia luego que hube urgido al Sr. P. W. Botha a reunirse con los lderes de iglesias para tratar la situacin en rpido deterioro. Como un resultado de nuestra iniciativa de paz, conseguimos reunirnos con dos ministros del gabinete, demostrando de esa manera nuestra preocupacin para llevar adelante nuestra llamada a ser ministros de reconciliacin y embajadores de Cristo. En este barrio negro, encontramos una vieja mujer que nos dijo que estaba cuidado a sus nietos y a los hijos de sus vecinos mientras stos estaban en el trabajo. El da sobre el que ella estaba hablando, la polica haba estado cazando escolares negros en esa cuadra, pero los nios haban eludido a la polica, la cual entonces baj por la calle en que estaba la casa de la vieja mujer. Sus pupilos estaban jugando frente a la casa, en el patio. Ella estaba sentada en la cocina en el fondo, cuando su hija irrumpi, llamndola agitadamente. Ella corri hacia la sala. Un nieto haba cado justo pasando la puerta, muerto. La polica le haba disparado por la espalda. Tena seis aos de edad. Recientemente un nio de pocas semanas de vida se convirti en la primera baja blanca de las actuales agitaciones. Cada muerte es excesiva. Aquellos a los que la comunidad negra ha identificado como colaboradores con un sistema que los oprime y les niega los derechos humanos ms elementales han encontrado una muerte cruel, lo que deploramos tanto como cualquier otra muerte. Han rechazado a esa gente que opera desde dentro del sistema, los que han sido considerados como lacayos y sirvientes, a pesar de sus ttulos de consejeros comunales, y cosas por el estilo, bajo una nueva aparente concesin que extiende a los negros el derecho al gobierno local. Ms de cien mil estudiantes negros estn fuera de la escuela, boicoteando --como lo hicieron en 1973-- lo que ellos y la comunidad negra perciben como una educacin inferior diseada deliberadamente para la inferioridad. Una situacin previa altamente voltil ha entrado en ignicin varias veces y, como resultado, han muerto ms de ochenta personas. Ha habido descontento industrial, con la realizacin de la primera huelga oficial de mineros negros, no sin el pago de las correspondientes vctimas entre los negros. Algunos pueden estar inclinados a preguntar: Pero por qu todo este descontento debe tener lugar justamente cuando el gobierno sudafricano parece haberse embarcado en el camino de la reforma, ejemplificado externamente por la firma del acuerdo de Nkomati e internamente por la implementacin de una nueva constitucin que parece diferir radicalmente de aquella que reemplaza, en tanto hace lugar a tres cmaras parlamentarias: una para los blancos, una para la gente de color, y una para los indios; una constitucin descrita por muchos como un significativo paso adelante. Deseo afirmar aqu, como lo he hecho en otras ocasiones, que el Sr. P. W. Botha debe ser aplaudido por su coraje al declarar que el futuro de Sudfrica no puede estar ms determinado solamente por los blancos. Esa fue una afirmacin muy valiente. La

22

tragedia de Sudfrica es que algo con tan considerable potencial para resolver la creciente crisis de nuestra tierra haya estado viciado por la exclusin del 73 por ciento de la poblacin, la mayora abrumadora en la tierra. Tal clase de constitucin no puede ser considerada democrtica por ningn recurso de la imaginacin. La composicin de los comits, en una relacin de cuatro blancos dos negros - un indio, demuestra elocuentemente lo que la mayora del pueblo ha sospechado desde siempre --que intenta perpetuar el dominio de una minora. El hecho de que la primera calificacin para la membreca en las cmaras es de tipo racial dice que esta constitucin est diseada para establecer el racismo y la etinicidad. Los rasgos ms odiosos del apartheid permanecern intocables e inmodificables. El Acta de reas Grupales, el Acta de Registro de la Poblacin, los sistemas educativos separados para los distintos grupos raciales; todo esto y ms permanecera sin muchos cambios. Esta constitucin ha sido considerada por la principales iglesias de habla inglesa y por la oposicin oficial blanca como desastrosamente inadecuada, y ellos convocaron a su rechazo en el referendum solamente para blancos de noviembre pasado. La convocatoria no fue atendida. Los negros rechazaron abrumadoramente lo que consideraban un fraude, un instrumento en la poltica de exclusin. Varios grupos hicieron campaa por un boicot a las elecciones para negros e indios, debo agregar que, contra muchas probabilidades, lo hicieron mayormente en forma pacfica. Como sabemos, las autoridades respondieron con su tctica usual de puo de hierro, deteniendo a la mayora de los lderes del Frente Democrtico Unido y otras organizaciones que haban organizado el boicot --y tenemos ahora a algunos de ellos asilados en el consulado britnico en Durban, causando un contratiempo diplomtico. El actual descontento fue disparado en gran medida por la reaccin de las autoridades a las demostraciones anti-eleccin de agosto. La farsesca concurrencia total de slo un 20 por ciento dice ms elocuentemente que ninguna otra cosa que los indios y negros han rehusado ser cooptados como los socios minoritarios del apartheid --segn la frase usada por Allan Boesak, el padre fundador del FDU y presidente de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas. Pero hay poca libertad en esta tierra de abundancia. Hay poca libertad para no estar de acuerdo con las determinaciones de las autoridades. Hay un desempleo en gran escala debido a la sequa y a la recesin que ha herido a la mayor parte de la economa mundial. Y esto ocurre en un momento en que las autoridades han aumentado los precios de varios comestibles y tambin el alquiler en los townships negros --medidas diseadas para herir duramente a aquellos menos capaces de abordar los costos adicionales. No es sorprendente que todo esto haya exacerbado una situacin previamente tensa y voltil. As contina el descontento, en una suerte de guerra de desgaste, con las bajas no siendo todava lo suficientemente grandes como para impactar al mundo lo suficiente como para que quiera emprender accin contra el sistema que es la causa principal de toda esta agona. Hemos advertido constantemente que el descontento ser endmico en Sudfrica hasta que su causa principal sea removida. Y la causa principal es el apartheid --un sistema vicioso, inmoral, totalmente malo y anticristiano. La gente aludir al acuerdo de Nkomati, y nosotros diremos que estamos

23

contentos por el cese de hostilidades en cualquier parte del mundo. Pero preguntaremos: Para el gobierno sudafricano la paz es solamente producto de exportacin? Por qu la agresin estatal est reservada para la poblacin civil negra? La noticia de hoy es que el ejrcito ha rodeado Sebokeng, un township negro, cerca de Sharpeville, y unas 400 personas han sido arrestadas, incluyendo al padre Geoff Moselane, un clrigo anglicano. Como negros frecuentemente recorremos la trama de puestos de control en caminos que conducen a nuestros townships, y estos puestos han sido ocupados por el ejrcito en lo que de hecho es descrito como operaciones policiales de rutina. Cuando se usa al ejrcito de esta manera, quin es el enemigo? Las autoridades no han cesado de despojar a los negros de su ciudadana sudafricana. Aqu estoy yo, con 53 aos de edad, obispo de la iglesia, alguien dira que persona razonablemente responsable; yo viajo con un documento que dice que mi nacionalidad es en el presente indeterminada. El gobierno sudafricano nos est convirtiendo en extranjeros en nuestra tierra natal. Contina imperturbable con su poltica viciosa de movimientos forzados de poblacin. Est amenazando con mover a la gente de Kwa Ngema. Amenaza sin ningn cuidado a las mujeres en el asentamiento precario KTC cerca de Ciudad del Cabo donde los frgiles techos de plstico son destruidos todos los das por las autoridades; y el crimen atroz de esas mujeres es que quieren estar con sus maridos, con los padres de sus hijos. Los sudafricanos blancos no son demonios; son seres humanos ordinarios, seres humanos con miedo, muchos de ellos; quin no lo estara, si fuera sobrepasado cinco a uno? A travs de este alto cuerpo deseo convocar a mis compaeros sudafricanos blancos a construir juntos una nueva sociedad, porque los negros no estn intentando tirar a los blancos al mar sino slo clamando por su lugar correcto bajo el sol en su tierra natal. Deploramos todas las formas de violencia, la violencia de una sociedad injusta y opresiva y la violencia de aquellos que buscan derribar esa sociedad, porque creemos que la violencia no es la respuesta a la crisis de nuestra tierra. Soamos con una nueva sociedad que sea verdaderamente no-racial, verdaderamente democrtica, en la que lo que cuente sea el pueblo porque est creado a la imagen de Dios. Estamos abocados a trabajar por la justicia, por la paz y por la reconciliacin. Les pedimos por favor que nos ayuden; insten a las autoridades sudafricanas a ir a una mesa de conferencias con los representantes de todos los sectores de nuestra comunidad. Solicito a este cuerpo que acte. Solicito en nombre de la gente comn y humilde de Sudfrica. Solicito en nombre de los que ocupan tierras en los cruces de rutas y en los campos KTC. Solicito en favor del padre que ha vivido en un hospedaje para un solo sexo como trabajador migrante, separado de su familia once meses al ao. Solicito en favor de los estudiantes que han rechazado esta caricatura de educacin hecha accesible slo para los negros. Solicito en favor de aquellos que estn arbitrariamente puestos fuera de la ley, que son censurados, que son detenidos sin juicio, aquellos presos porque han tenido una visin de esta nueva Sudfrica. Solicito en favor de aquellos que han sido exiliados de sus hogares.

24

Digo que seremos libres, y les pido: Aydennos, que esta libertad venga para todos nosotros en Sudfrica, blancos y negros, pero que venga con la menor violencia posible, que venga pacficamente, que venga pronto. Fuente: Bishop Desmond Tutu, "The Question of South Africa," Africa Report, 30 (JanuaryFebruary 1985), pp. 5052. Traduccin: Luis Csar Bou

WOLE SOYINKA HACIA UNA VISIN SUSTENTABLE DE NIGERIA Texto del discurso de Wole Soyinka en la reunin de grupos nigerianos prodemocrticos, realizada simultneamente en Johannesburgo y Oslo, del 29 al 31 de marzo de 1996. En esa reunin fue conformado el Frente Unido Democrtico de Nigeria. No somos un pueblo conquistado. No somos, y nunca hemos sido un pueblo conquistado. Es cierto, hay partes dentro del espacio geogrfico conocido como Nigeria que han cado bajo el juego de la conquista por parte de fuerzas extranjeras, imperiales, as como reas que han conocido la conquista por parte de sectores agresivos y expansionistas de dentro del mismo espacio geogrfico hoy conocido como Nigeria. Esto est dentro del camino normal en la historia de un pueblo. De estas variadas vicisitudes polticas, sin embargo, ha resultado una forma de entidad, una identidad comn a la que hoy denominamos, para bien o para mal, como nigerianos. Esta es la entidad nacional compartida a la que me refiero cuando insisto en que no somos un pueblo conquistado. Ninguna fuerza ha todava intentado, o tenido xito en conquistar al pueblo que identificamos hoy como nigerianos. Sin embargo, hoy somos un pueblo subyugado. Y aqu es donde reside el misterio. Cules son esas fuerzas que mantienen subyugado a un pueblo de entre noventa y cien millones de habitantes? Son quiz los herederos de aquellas fuerzas imperiales que triunfaron en el sometimiento de porciones y fragmentos de aquel espacio conocido como Nigeria? Sabemos que esas porciones y fragmentos fueron rellenados, amalgamados, con otros a travs de todas las formas de acuerdos y tratados y otros embustes, por la fuerza de la costumbre, por el consentimiento ante las deudas, frecuentemente mediante movimientos imperceptibles como acuerdos comerciales y de explotacin de recursos que se combinaron en relaciones ilusorias tales como los protectorados. Ninguno de estos acuerdos en ningn momento entreg el control de esa nueva entidad, Nigeria, a ningn poder interno que actuara en su propio inters, o en el inters de la desaparicin de los poderes coloniales. Si hubo una amalgama formal, y por supuesto sabemos que hubo una en 1914, tal amalgama estaba en s misma basada menos sobre cualquier realidad de conquista que sobre la costumbre de la administracin. En resumen, la amalgama estuvo carente de un acuerdo formal entre las partes constitutivas --que eran en s mismas slo parcelas de los territorios administrados, no entidades nacionales cohesivas. Si los pueblos mismos acordaron mantenerse dentro de esta nueva estructura artificial, esto no se logr a travs del imperativo de conquista, sino que constituy un acto de consenso negociado, basado en slidas reglas de interaccin. Ninguna de estas reglas, por ms que se las examine microscpicamente, refleja ningn trmino de conquista, dominacin o subyugacin. Si

25

hubo coercin, fue la emanada de una entidad extranjera de cuyo control fue eventualmente arrancada por la lucha nacionalista, la cual termin con la ficcin administrativa de un espacio llamado Nigeria e implcitamente refrend, por primera vez, la existencia de un pueblo conocido como nigeriano. Fue esta entidad nacional, Nigeria, la que se convirti en capaz, por primera vez, de entrar libremente en acuerdos con otras agrupaciones nacionales. Fue esta entidad nacional, Nigeria, la que inmediatamente luego de la independencia, repudi el Pacto de Defensa que haba sido impuesto sobre ella por el gobierno britnico como una condicin para la independencia. Es ese pueblo, los nigerianos, los que hoy insistimos en afirmar que nunca han conocido la conquista. Sin embargo, hoy, como dijimos, son un pueblo bajo una subyugacin. Ahora bien, quienes son exactamente las criaturas que los pusieron bajo esa subyugacin? Son quiz los reemplazantes, herederos del viejo orden colonial? Si lo son, entonces debemos reconocer que el trabajo que imaginamos que estaba finalizado en 1960 no ha terminado de ninguna manera, y que el trabajo debe continuar. Si ellos son invasores del espacio exterior, entonces debemos desarrollar una estrategia de la era espacial que pueda desplazarlos y enviarlos de vuelta al agujero negro que los emiti. Si, en cambio, descubrimos que no son otros que miembros de nuestra propia entidad nacional, carentes de la autoridad de la conquista histrica o de la habilitacin voluntaria del pueblo, entonces ellos deben ser reconocidos como lo que en realidad son --mentirosos y ladrones comunes-- porque lo que ellos han hecho es robar de los recursos comunes que les fueron confiados, y convertirlos en un instrumento de subyugacin contra los propietarios colectivos. El ejrcito es una creacin y una propiedad del pueblo. Es establecido para servir y defender al pueblo y salvaguardar su espacio nacional. An cuando las naciones han venido a constituirse como un fruto de la conquista, tales historias han probado ser efmeras, incompletas. Meramente se ha iniciado un ciclo de restitucin, uno que se completar solamente cuando el pueblo, el autntico constituyente de la entidad nacional recobre su propio ser, implicando a los extranjeros engendradores del poder que existen entre l en el propsito comn de la existencia y rediseando las relaciones sobre preceptos igualitarios. Este proceso de balance no es peculiar a ninguna parte del globo --hoy leemos la autntica historia del mundo en muchos de los infiernos que han englobado alguna vez estados plcidos, haciendo explotar mistificaciones centenarias que han sostenido un poder ajeno. La nica pregunta que permanece es: Estamos preparado para tomar nuestro aprendizaje de estos incontestables ejemplos de ser sociopoltico de las naciones? O debemos esperar hasta que una Ruanda, una Yugoeslavia o una Chechenia estallen en nuestras caras complacientes? Nigeria parece, Ay! estar ubicada en el umbral de la ltima opcin. Si tenemos un propsito hoy aqu, es el de dirigir nuestras mentes colectivas a la bsqueda de mtodos para eludir esa opcin. Pero djennos primeramente clarificar, en trminos llanos, y en relacin con lo que ha sido tratado hasta ahora, qu representan y qu no esas mentes colectivas. No habr ningn problema en mostrar aqu en esta asamblea, reunida con tantos esfuerzos, libre para todos, una divergencia irreconciliable de actitudes polticas respecto a la crisis presente. Obviamente, habr diferencias en nuestras ideas para llegar a las soluciones pero, nuestra expectativa es que aquellos que estn reunidos aqu estn de acuerdo en una

26

cantidad mnima de principios, el ncleo mismo de los cuales es el rpido fin, no solamente de la existencia del presente grupo de depredadores militares, sino del intervencionismo militar en Nigeria para siempre. Creo que hemos acordado reunirnos aqu porque no podemos entender ni aceptar los movimientos contradictorios de la clase poltica, sus acercamientos colaboracionistas con aquellos que han puesto a nuestro pueblo bajo la subyugacin ms brutal de nuestra historia como nigerianos, tal como fue definido antes. Estamos aterrados por el fracaso en entender al enemigo que condujo a una reunin de la clase poltica a designar una delegacin de veintin hombres para requerir una audiencia con la junta militar en orden a discutir cmo tal junta --que se ha mostrado tan inflexible, despreciablemente resuelta a permanecer en el poder-- poda ser persuadida para irse. No es necesario decir, este acercamiento fue ridiculizado pblicamente por los corifeos de la junta, y los emisarios humillados totalmente. Creo que hemos acordado reunirnos aqu porque, entre el plan de transicin de cinco aos de Sani Abacha, descrito deshonestamente como un plan de tres aos, y el plan de transicin de un ao bosquejado por el jefe Tony Enahoro, vicepresidente de la Coalicin Democrtica Nacional de Nigeria, creemos que el ltimo representa la concesin temporal extrema, absoluta, que estamos preparados para hacer a los militares, y que verdaderamente preferimos que los militares se vayan hoy, dejen el poder al presidente electo que pondr en marcha un gobierno de transicin de Unidad Nacional, conducente a prximas elecciones. Creo que hemos acordado reunirnos aqu porque reconocemos que no habr paz en esa nacin, Nigeria, mientras un antiguo jefe de estado, el general Olusegun Obasanjo, su antiguo diputado Shehu YarAdua, Beko Ransome-Kuti, jefe de la Campaa por la Democracia, Chris Anyawu, el coronel Gwadabe y muchos otros estn detenidos bajo sentencias de muchos aos de prisin, luego de juicios secretos denunciados universalmente acusados de intentar un golpe que en realidad fue manufacturado por la presente junta en orden a sacarse de encima a los que perciba como opositores y campeones del movimiento democrtico. Hemos consentido estar presentes aqu porque Frank Kokori secretario general del sindicato de trabajadores petroleros, y cientos de sindicalistas de todos los sectores productivos de la nacin estn encarcelados en diferentes partes de la nacin, sin juicio, sin contacto con sus familiares, no acusados de otro crimen que el de la agitacin en pos de justicia social, poltica y econmica. Estamos aqu porque no aceptaremos una dispensa que permite la tortura de nuestros amados, el encarcelamiento e incomunicacin de los opositores al gobierno, los asesinatos inspirados por el estado y los intentos de asesinato del jefe Alfred Rewane, Alex Ibru, Gani Fawehinmi, etc. Nos hemos puesto la presente tarea porque no podemos aceptar que el Presidente electo de la nacin nigeriana, Moshood M. K. O. Abiola, sea privado de ejecutar el mandato concedido libremente por el pueblo nigeriano. Estamos reunidos porque estamos resueltos a desenterrar los restos de setenta y tres oficiales que fueron ejecutados secretamente cerca de Abuja, en la represa del bajo Usman el 18 de marzo de 1994, soldados cuyos nombres se aadieron a la lista de bajas y Perdidos en Accin en Liberia y otras aireas donde nuestras fuerzas de mantenimiento de la paz estn en accin.

27

Nos proponemos demostrar que nuestros soldados no merecen tal cnica traicin ni que su profesin sea reducida a tal costosa y cnica caricatura de comando. Estamos aqu porque buscamos construir una nacin donde tales hechos oscuros no sean permitidos ms, no sean ms concebibles. En el proceso, creemos que tenemos la responsabilidad de informar al mundo exterior que aquellos que desean imponer una doble lectura en su consideracin de nuestros problemas, aquellos que sienten sdico placer en reducirnos a ciudadanos de segunda clase del mundo, son enemigos de toda la humanidad, amarillos, negros y blancos. A lo largo del camino, debemos recordar a los apologistas del rgimen de Abacha, especialmente a nuestros propios hermanos negros de los Estados Unidos de Amrica, que son traidores a su propia historia, y cautivos de una crnica mentalidad de esclavos. Que cualquier lder autoproclamado de los negros de los Estados Unidos declare, en los aos finales del siglo veinte que la nacin negra ms populosa del mundo requiere de la plaga de la dictadura para su progreso, incluso para su propia existencia, simplemente nos advierte que la emancipacin es una mera palabra, una mera condicin retrica para un puado de representantes demaggicos de nuestra raza en ese continente. Nos advierte que la emancipacin como estado profundo del ser, como verdad, condicin mental y espiritual del ser libre, es ajena a sus capacidades conceptuales. Dada la oportunidad, tal individuo y su mujer colaborarn en la segunda esclavizacin de nuestro continente, en orden a experimentar el sensacional goce del poder. Dejemos a todos los que beben y comen con nuestros opresores, que pregonan las virtudes de la dictadura que existen slo en sus propios vientres saciados recordar que algn da, esta lucha finalizar, y que la historia les asignar sus espacios ricamente merecidos en los registros de nuestros pueblos liberados. Nuestra tarea aqu no es producir un acuerdo en todos los detalles de estrategia, pero no debemos irnos sin un plan de accin definido, uno que sea especfico en el tiempo. No intentamos, en slo dos das, unir las diferentes filosofas y visiones de los grupos participantes, sin embargo nuestro trabajo es crear un cuerpo unificado para las fuerzas democrticas de la nacin. Estamos obligados a buscar lo que cada grupo hace mejor, de manera que podamos lanzar la nueva organizacin en su tarea de asignar las responsabilidades que correspondan a sus acciones pasadas y potencial futuro. La tarea de este equipo tcnico es estructurar un frente unificado que servir como un claro lugar para la distribucin de esas responsabilidades y para la generacin de recursos para su ejecucin. Deber trabajar con formas de colaboracin y actividad productiva, incluyendo la facilitacin tcnica de nuestros objetivos. Vivimos, despus de todo, en una poca moderna, y debemos poseer todos los recursos tecnolgicos que nos lleven hacia nuestros objetivos. Ha llegado el momento de dejar de lado todas las diferencias de detalle, y unir todas las capacidades para una efectividad mxima. Hacia este fin, djenme establecer claramente que el NALICON, el Consejo Nacional de Liberacin de Nigeria, est comprometido a subsumir su identidad bajo tal organizacin, comprometido a poner a su disposicin todos sus recursos y responsabilidades y asistirla para emerger y funcionar con total integridad. Apoyamos este desarrollo porque, entre otras razones, ha sido imputado en algunos crculos que estamos en el camino del dilogo constructivo, que nuestras actividades obstruyen el

28

xito de algunas iniciativas serias. De hecho, las cosas han ido tan lejos que hemos sido incluso acusados de ser responsables, a travs de nuestras tcticas, del encarcelamiento continuo del Presidente electo y otras vctimas democrticas del rgimen de Abacha. Por supuesto negamos esto vehementemente. Consideramos esto una cnica dimensin de las maniobras fraudulentas cotidianas del rgimen de Abacha. Todava, podra parecer que algunos ami