13.12.19 Investigar para transformar.docx

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Investigar para transformar Francisco Javier Larraín S. Docente IPG Hace unos meses enseñaba el valor de la investigación, con rigor científico, en Ciencias Sociales como fundamento de toda intervención micro y macrosocial. Lo mínimo que la ética profesional y el sentido de la honestidad más pura exigen cuando se busca transformar la vida de las personas es conocer las personas en la(s) dimensione(s) que se busca transformar. Una de las cosas que más éxito tiene cuando se comienza a ejecutar un programa social bien diseñado es el impacto inmediato, lo que cuesta es mantener el rendimiento de ese rendimiento. Un ejemplo de ello son las intervenciones de reducción de la pobreza del gobierno de Aylwin: reducción rápida de la pobreza de manera urgente para millones de personas. Dichas medidas estructurales como esas para tener mejor cobertura exige tener un trabajo fino que exija más gasto para que pueda generar un impacto que se nota menos (Programas como el Puente, los de FOSIS o SENCE, entre otros) pero sin ellos los éxitos alcanzados quedan menos potenciados. Fracasos sonados como el Transantiago tienen la marca de no haberse conocido bien la realidad de aquellos que se buscaba transformar en la esfera del transporte público y privado; mantenerlo es sangría de dineros acumulados que podrían hacer el paraíso en la Tierra para millones. Conocer es el paso más elemental de toda buena política pública, también de las privadas: se ahorra bastante dinero en publicidad y cobertura conociendo bien las esferas en las que se debe trabajar, antes de repetir como loro aburriendo al interlocutor. El problema habitual de intervenciones es que las personas formadas en las universidades se instalan en oficinas o siguen órdenes y conocen “desde arriba”. Yo creía en una serie de lugares comunes que repiten en programas “políticos” de “lo que pensaba la gente”, hasta que fui a vivir a un sector popular. Viviendo en ellos podía inteligir el aumento del embarazo adolescente en esos sectores, algo que parecería imposible para quienes viven mejor, pero el “Chile Crece Contigo”, con una solidísima presentación teórica, documental, y de política pública, iba a terminar fomentándolo tanto, que los hijos nacidos en Chile hoy son, en una medida nada despreciable, nacidos en sectores populares de madres adolescentes.

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Investigar para transformarFrancisco Javier Larraín S.Docente IPG

Hace unos meses enseñaba el valor de la investigación, con rigor científico, en Ciencias Sociales como fundamento de toda intervención micro y macrosocial. Lo mínimo que la ética profesional y el sentido de la honestidad más pura exigen cuando se busca transformar la vida de las personas es conocer las personas en la(s) dimensione(s) que se busca transformar.

Una de las cosas que más éxito tiene cuando se comienza a ejecutar un programa social bien diseñado es el impacto inmediato, lo que cuesta es mantener el rendimiento de ese rendimiento. Un ejemplo de ello son las intervenciones de reducción de la pobreza del gobierno de Aylwin: reducción rápida de la pobreza de manera urgente para millones de personas. Dichas medidas estructurales como esas para tener mejor cobertura exige tener un trabajo fino que exija más gasto para que pueda generar un impacto que se nota menos (Programas como el Puente, los de FOSIS o SENCE, entre otros) pero sin ellos los éxitos alcanzados quedan menos potenciados.

Fracasos sonados como el Transantiago tienen la marca de no haberse conocido bien la realidad de aquellos que se buscaba transformar en la esfera del transporte público y privado; mantenerlo es sangría de dineros acumulados que podrían hacer el paraíso en la Tierra para millones. Conocer es el paso más elemental de toda buena política pública, también de las privadas: se ahorra bastante dinero en publicidad y cobertura conociendo bien las esferas en las que se debe trabajar, antes de repetir como loro aburriendo al interlocutor.

El problema habitual de intervenciones es que las personas formadas en las universidades se instalan en oficinas o siguen órdenes y conocen “desde arriba”. Yo creía en una serie de lugares comunes que repiten en programas “políticos” de “lo que pensaba la gente”, hasta que fui a vivir a un sector popular. Viviendo en ellos podía inteligir el aumento del embarazo adolescente en esos sectores, algo que parecería imposible para quienes viven mejor, pero el “Chile Crece Contigo”, con una solidísima presentación teórica, documental, y de política pública, iba a terminar fomentándolo tanto, que los hijos nacidos en Chile hoy son, en una medida nada despreciable, nacidos en sectores populares de madres adolescentes.

Venimos de salir de unas elecciones que castigaron brutalmente a aquellos que decían que todo iba mejor que nunca pero destruyendo la seriedad de dispositivos de recopilación de datos (Nueva FPS, INE, Casen, Empleo, Registro Civil, etc.). Es una buena noticia: aquellos que buscan representarnos deben dar cuenta que nos conocen en esos espacios que buscan transformarnos. Lo malo: no terminan de hacerse cargo.