141 Buen Estudio Mejor Obra

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Visite nuestra página web: www.geocities.com/perupropuesta Año 4 P P R R O O P P U U E E S S T T A A Número 141 ========================================================================================================================================================================= Lima, Mayo 25, 2008 [email protected] Editor: Ricardo Gandolfo ========================================================================================================================================================================== A propósito de los eventos de Sao Paulo Un buen estudio es la mejor garantía de una buena obra Las reuniones que celebraron la semana pasada en Sao Paulo la Fe- deración Panamericana de Consulto- res (FEPAC) y la Federación Inter- nacional de Ingenieros Consultores (FIDIC) a iniciativa de la Asociación Brasilera de Consultores de Ingenie- ría (ABCE) demostraron una vez más que los problemas que confronta la consultoría de proyectos son los mismos en todos los países y que lo único que los distingue es el momen- to en que se presentan en uno y otro. Son temas recurrentes que en la ma- yoría de los casos ponen en eviden- cia el desconocimiento de las autori- dades y de los gobiernos de la im- portancia de los estudios para garan- tizar la correcta ejecución de una obra. Salvo casos particularmente graves como los de Paraguay y Venezuela, que atraviesan severas arremetidas, la consultoría latinoamericana afilia- da a la FEPAC pasa en términos ge- nerales por un período de relativa tranquilidad que debería ser aprove- chado para incidir en las grandes ta- reas destinadas a consolidarla como institución representativa de la acti- vidad en esta parte del continente. El principal inconveniente que afecta a todos los países por igual es la falta de presupuestos adecuados para elaborar buenos estudios en to- dos los niveles, tanto para el perfil, la pre factibilidad y factibilidad, que corresponden a la etapa de pre inver- sión, como para los proyectos defini- tivos y a nivel de ingeniería de deta- lle, que corresponden a la etapa de inversión que también comprende las tareas de supervisión, inspección o fiscalización, como se denomina en distintos lugares, y que también sufre por los escasos recursos que se destinan para el efecto. Una frase que se repite en estos eventos y que no podía estar ausente en Brasil es la que recuerda que “un buen estudio es la mejor garantía de una buena obra.” En cuanto los fun- cionarios públicos tomen conciencia de ello desaparecerá este problema. Pero es muy difícil. Por una serie de razones. En ocasiones pareciera que las entidades de los Estados captan el asunto en su real dimensión, para lo que, dicho sea de paso, no requie- ren de mayor esfuerzo sino de un poco de sentido común. Sin embar- go, por circunstancias inexplicables cuando convocan los procesos de se- lección se olvidan de esta premisa y preparan presupuestos que no alcan- zan ni para las más elementales pruebas ni para los ensayos más pre- liminares, a juzgar por las normas más difundidas. Más dramático es cuando algunos consultores abrigan sinceras espe- ranzas de que la situación se revierta porque uno de ellos asume tareas de gobierno en determinadas adminis- traciones. Grande es su sorpresa, empero, cuando comprueban que ese mismo consultor muda completa- mente sus principios desde que cam- bia de sitio y se ubica al otro lado de la mesa. Verifican así, en carne pro- pia, que ese nuevo funcionario en realidad nunca fue un consultor de principios sino simplemente un em- presario que defendía lo que le esti- maba que le interesaba como es aho- ra un burócrata que está del lado de lo que también cree que beneficia a su nuevo papel. “Lo barato sale caro” es un adagio universal que perfectamente calza, como anillo al dedo, a estas vicisitu- des de la actividad. Un presupuesto, o valor referencial como se dice en el Perú, que no alcanza para realizar todas las tareas propias para comple- tar un estudio no sirve de nada. Al final alguien tiene que poner la dife- rencia de lo que falta. Deberían ser las entidades que no calculan ade- cuadamente sus valores. Pero eso no es siempre así. Como habitualmente no hay muchas opciones de trabajo en la región los proyectistas partici- pan en los concursos en esas condi- ciones sin advertir que más temprano que tarde terminan pagando las con- secuencias de esas limitaciones. Las autoridades invariablemente los hacen responsables de las deficien- cias del estudio y en la mayoría de las veces los enjuician y hacen pagar por las omisiones que deberían cos- tearse por cuenta de esos saldos que los presupuestos originales no con- templaron. Por ello, los proyectistas deben aprender a abstenerse. Hay países, como el Perú y Brasil, que afortuna- damente están sobrellevando la crisis internacional con cierta holgura y sin disminuir la oferta de trabajos, en los que sus más importantes proyectistas han empezado a dejar de intervenir en los procesos que se convocan con presupuestos insuficientes en un ges- to que constituye una advertencia muy firme a las autoridades respecto de los riesgos de continuar con esta política de pretender pagar estos ser- vicios por debajo de sus verdaderos valores. Deben entender que tampo- co son potencias que pueden darse el lujo de prescindir de sus mejores profesionales para confiar el desarro- llo de sus estudios en quienes se arriesgan a emprenderlos en esas condiciones sólo porque no tienen otras opciones. Iniciar una campaña regional des- tinada a convencer a los gobiernos sobre la conveniencia de preparar presupuestos suficientes para la ela- boración de sus estudios es la tarea pendiente. Que esta vez el asunto tenga éxito depende en gran medida de la capacidad de persuasión de los propios proyectistas.

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OBRA ESTUDIO

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    Ao 4 PPRROOPPUUEESSTTAA

    Nmero 141 =========================================================================================================================================================================

    Lima, Mayo 25, 2008 [email protected] Editor: Ricardo Gandolfo ==========================================================================================================================================================================

    A propsito de los eventos de Sao Paulo

    Un buen estudio es la mejor garanta de una buena obra

    Las reuniones que celebraron la semana pasada en Sao Paulo la Fe-deracin Panamericana de Consulto-res (FEPAC) y la Federacin Inter-nacional de Ingenieros Consultores (FIDIC) a iniciativa de la Asociacin Brasilera de Consultores de Ingenie-ra (ABCE) demostraron una vez ms que los problemas que confronta la consultora de proyectos son los mismos en todos los pases y que lo nico que los distingue es el momen-to en que se presentan en uno y otro. Son temas recurrentes que en la ma-yora de los casos ponen en eviden-cia el desconocimiento de las autori-dades y de los gobiernos de la im-portancia de los estudios para garan-tizar la correcta ejecucin de una obra.

    Salvo casos particularmente graves como los de Paraguay y Venezuela, que atraviesan severas arremetidas, la consultora latinoamericana afilia-da a la FEPAC pasa en trminos ge-nerales por un perodo de relativa tranquilidad que debera ser aprove-chado para incidir en las grandes ta-reas destinadas a consolidarla como institucin representativa de la acti-vidad en esta parte del continente.

    El principal inconveniente que afecta a todos los pases por igual es la falta de presupuestos adecuados para elaborar buenos estudios en to-dos los niveles, tanto para el perfil, la pre factibilidad y factibilidad, que corresponden a la etapa de pre inver-sin, como para los proyectos defini-tivos y a nivel de ingeniera de deta-lle, que corresponden a la etapa de inversin que tambin comprende las tareas de supervisin, inspeccin o fiscalizacin, como se denomina en distintos lugares, y que tambin sufre por los escasos recursos que se destinan para el efecto.

    Una frase que se repite en estos eventos y que no poda estar ausente

    en Brasil es la que recuerda que un buen estudio es la mejor garanta de una buena obra. En cuanto los fun-cionarios pblicos tomen conciencia de ello desaparecer este problema. Pero es muy difcil. Por una serie de razones. En ocasiones pareciera que las entidades de los Estados captan el asunto en su real dimensin, para lo que, dicho sea de paso, no requie-ren de mayor esfuerzo sino de un poco de sentido comn. Sin embar-go, por circunstancias inexplicables cuando convocan los procesos de se-leccin se olvidan de esta premisa y preparan presupuestos que no alcan-zan ni para las ms elementales pruebas ni para los ensayos ms pre-liminares, a juzgar por las normas ms difundidas.

    Ms dramtico es cuando algunos consultores abrigan sinceras espe-ranzas de que la situacin se revierta porque uno de ellos asume tareas de gobierno en determinadas adminis-traciones. Grande es su sorpresa, empero, cuando comprueban que ese mismo consultor muda completa-mente sus principios desde que cam-bia de sitio y se ubica al otro lado de la mesa. Verifican as, en carne pro-pia, que ese nuevo funcionario en realidad nunca fue un consultor de principios sino simplemente un em-presario que defenda lo que le esti-maba que le interesaba como es aho-ra un burcrata que est del lado de lo que tambin cree que beneficia a su nuevo papel.

    Lo barato sale caro es un adagio universal que perfectamente calza, como anillo al dedo, a estas vicisitu-des de la actividad. Un presupuesto, o valor referencial como se dice en el Per, que no alcanza para realizar todas las tareas propias para comple-tar un estudio no sirve de nada. Al final alguien tiene que poner la dife-rencia de lo que falta. Deberan ser

    las entidades que no calculan ade-cuadamente sus valores. Pero eso no es siempre as. Como habitualmente no hay muchas opciones de trabajo en la regin los proyectistas partici-pan en los concursos en esas condi-ciones sin advertir que ms temprano que tarde terminan pagando las con-secuencias de esas limitaciones. Las autoridades invariablemente los hacen responsables de las deficien-cias del estudio y en la mayora de las veces los enjuician y hacen pagar por las omisiones que deberan cos-tearse por cuenta de esos saldos que los presupuestos originales no con-templaron.

    Por ello, los proyectistas deben aprender a abstenerse. Hay pases, como el Per y Brasil, que afortuna-damente estn sobrellevando la crisis internacional con cierta holgura y sin disminuir la oferta de trabajos, en los que sus ms importantes proyectistas han empezado a dejar de intervenir en los procesos que se convocan con presupuestos insuficientes en un ges-to que constituye una advertencia muy firme a las autoridades respecto de los riesgos de continuar con esta poltica de pretender pagar estos ser-vicios por debajo de sus verdaderos valores. Deben entender que tampo-co son potencias que pueden darse el lujo de prescindir de sus mejores profesionales para confiar el desarro-llo de sus estudios en quienes se arriesgan a emprenderlos en esas condiciones slo porque no tienen otras opciones.

    Iniciar una campaa regional des-tinada a convencer a los gobiernos sobre la conveniencia de preparar presupuestos suficientes para la ela-boracin de sus estudios es la tarea pendiente. Que esta vez el asunto tenga xito depende en gran medida de la capacidad de persuasin de los propios proyectistas.

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    La accin conjunta de los gremios

    Tienen que relievar el papel que cumplen, ilustrar a los funcionarios y a la opinin pblica sobre su contribucin al desarrollo y al crecimiento del pas

    Cuando determinadas actividades econmicas sufren la embestida de las autoridades o del descrdito de campa-as tendenciosas destinadas a confun-dir a la opinin pblica resulta de vital importancia la accin conjunta de los gremios en defensa de sus legtimos derechos. En el mbito de la contrata-cin pblica esta evidencia es particu-larmente trascendente. Quienes partici-pan en las licitaciones y concursos que convocan las distintas reparticiones de la administracin del Estado con fre-cuencia son estigmatizados por algunos funcionarios, ciertos medios de comuni-cacin y determinados lderes regiona-les o locales que desconocen el rol que les toca desempear en la sociedad.

    Los pases tienen que contratar y comprar bienes, servicios, proyectos, obras y una serie de prestaciones sin las cuales no podran funcionar. Como los gobiernos representan a toda la ciu-dadana y no a un sector en especial no pueden hacerlo como lo hara cualquier persona seleccionando a su libre criterio a quien estima que le puede ofrecer lo que necesita en las mejores condicio-nes y al mejor precio. Necesariamente tienen que convocar procesos de selec-cin al alcance de todos aquellos que se encuentran en la posibilidad de brin-darle lo que necesita.

    Que esos procesos sean lo ms transparentes es responsabilidad de las propias autoridades y de las normas que los regulan. Estas deben priorizar que los resultados cumplan con los pro-psitos del requerimiento. Una tenden-cia muy equivocada es la de creer que en estas licitaciones y concursos se de-be fomentar la mayor participacin de postores sin reparar en que ese es un principio vlido nicamente a condicin de que cualquiera de esos postores pueda efectivamente garantizar la cali-dad de la prestacin que se necesita. No se trata simplemente de abrir las puertas del tesoro para contratar con cualquier interesado porque el Estado no se conduce, para estos efectos, co-

    mo beneficencia ni como generador de oportunidades de trabajo. Se conduce como administrador de los fondos pbli-cos y en ese propsito tiene que elegir, como lo hara el particular, buscando lo mejor y sin favorecer a nadie.

    Esa es la razn por la que en algunas ocasiones se critica que ciertas convo-catorias no permiten que intervengan muchos postores y que estn dirigidas a favorecer a determinados proveedores. Es posible que eso suceda en algunos casos y contra ellos hay que actuar de-cididamente para erradicar esas formas de corrupcin. En otros, sin embargo, el cuestionamiento es infundado y no de-bera ser alentado porque atenta contra la seguridad jurdica que debe rodear estos actos.

    El rol de los gremios a este respecto es muy importante. Su tarea es bsica-mente pedaggica. Tienen que relievar el papel que cumplen, ilustrar a los fun-cionarios y a la opinin pblica sobre su contribucin al desarrollo y al crecimien-to del pas. No pueden permanecer en silencio frente a las arremetidas en su contra. Y tienen que estar unidos. Uni-dos los gremios por actividades que agrupan a quienes contratan con el Es-tado, tratando en lo posible que reunir cada vez a un mayor nmero de aso-ciados que compartan ideas y principios comunes. Unidos y perfectamente coor-dinados los gremios de distintas activi-dades para presentar bloques ms am-plios y representativos. Unidos los gre-mios de las mismas actividades a nive-les nacionales e internacionales para actuar rpidamente en defensa de aquellos que puedan encontrarse en riesgo y convencidos de que el peligro que confronta uno es el peligro para to-dos porque en un mundo globalizado e interconectado hay actos que se produ-cen en un pas que pueden rebotar por un efecto reflejo inmediatamente en otros.

    La unidad no slo sirve para la defen-sa en situaciones de riesgo. Tambin tiene un sesgo preventivo que se puede

    orientar hacia la unificacin normativa. En esta materia, como en muchas otras no hay nada nuevo por descubrirse y los avances logrados en un pas pueden y deben ser reproducidos en otros. La incorporacin en la legislacin peruana del arbitraje como mecanismo obligato-rio de solucin de controversias en los contratos que suscribe el Estado con sus proveedores, es, por ejemplo, una medida pionera y altamente recomen-dable para otros pases al punto que es materia de anlisis y estudios por diver-sas instancias multinacionales y ac-tualmente se evala la posibilidad de in-troducirla en otras normas. Del mismo modo, los retrocesos que experimentan determinadas disposiciones con nove-dades que ya fracasaron en otros luga-res deben ser combatidos exponiendo los resultados obtenidos all donde se pusieron en prctica.

    Otra ventaja de la unidad es la posibi-lidad de validar o certificar a los propios contratistas y a los trabajos que han prestado a travs de las organizaciones que los representan. Mxico est em-peado en ese esfuerzo y lo est haciendo muy bien. Sus gremios certifi-can a las empresas que contratan con el Estado y validan las certificaciones por los servicios que han realizado agregando un componente muy respe-table a este rubro que siempre despierta comprensibles dudas y angustias. Esca-lar esta funcin a niveles internaciona-les para los efectos de la participacin de esos proveedores en licitaciones en otros pases puede ser tambin una ta-rea que asuman las organizaciones de gremios supranacionales con lo que se agregara mayor confianza y seguridad en los procesos que frecuentemente se enfrentan con problemas derivados de la presentacin de documentos falsos o con informacin inexacta que retrasan el inicio o la ejecucin de los trabajos.

    La unidad de los gremios, tanto hacia adentro como hacia afuera, slo tiene, como puede advertirse, beneficios tan-gibles. Es cuestin de forjarla.