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1 HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES MÓDULO 4 Eje temático: El legado histórico de Occidente. Unidad: El orden mundial entre la postguerra y los años setenta: antecedentes para la comprensión del orden mundial actual Introducción En determinada época del siglo XX era común hablar de “los locos años sesentao de “La revolución de las flores”, y expresiones como “Todos por la pazo Seamos realistas, pidamos lo imposiblese pintaron en las calles de importantes ciudades entre los años 1960 y 1975. Así, “los locos años sesentainiciaron una serie de transformaciones nunca antes vistas, especialmente en cuanto a la participación de los jóvenes y de las mujeres en la vida social. A través de esta unidad estudiaremos la segunda mitad del siglo XX, a partir del término de la Segunda Guerra Mundial. Esta unidad se inicia con el análisis de los efectos a nivel planetario de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el reordenamiento del mapa del poder y la lucha de los países colonizados por su autonomía política y económica con respecto a las grandes potencias europeas. En este sentido, es vital que entiendas que el mundo no fue el mismo luego de terminada la guerra, pues se formaron dos grandes bloques de poder y se iniciaron importantes luchas reivindicatorias en busca de la libertad nacional, especialmente en continentes como África y Asia. Te sugerimos apoyar tu estudio con mapas y líneas de tiempo que te ayuden a ubicar espacial y temporalmente el desarrollo de estos fenómenos. Desde fines de la década de los años 1950, y hasta 1989, el mundo se dividió en dos grandes polos. Este proceso, también conocido como la “Guerra Fría”, marcó una serie de fenómenos históricos: la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, e incluso, los sucesos que acontecieron en Chile entre 1970 y 1973. Esta gran división terminó en el año 1989 con la caída del muro de Berlín, imagen que dividía a todo un planeta en alianzas enemigas que no compartían sus formas de entender el mundo y la economía. Te sugerimos que analices las consecuencias que tuvo la caída del muro, observando las profundas transformaciones que experimentó el mundo luego de noviembre de 1989, y, en especial, en el desdibujamiento y reconfiguración del mapa de Europa. Al respecto, es importante tomar en cuenta los nuevos conflictos

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HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

MÓDULO 4

Eje temático: El legado histórico de Occidente. Unidad: El orden mundial entre la postguerra y los años setenta: antecedentes para la comprensión del orden mundial actual

Introducción

En determinada época del siglo XX era común hablar de “los locos años sesenta” o de “La revolución de las flores”, y expresiones como “Todos

por la paz” o “Seamos realistas, pidamos lo imposible” se pintaron en las calles de importantes ciudades entre los años 1960 y 1975. Así, “los

locos años sesenta” iniciaron una serie de transformaciones nunca antes vistas, especialmente en cuanto a la participación de los jóvenes y de las mujeres en la vida social.

A través de esta unidad estudiaremos la segunda mitad del siglo XX, a

partir del término de la Segunda Guerra Mundial.

Esta unidad se inicia con el análisis de los efectos a nivel planetario de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el reordenamiento del mapa del poder y la lucha de los países colonizados por su autonomía política y

económica con respecto a las grandes potencias europeas. En este sentido, es vital que entiendas que el mundo no fue el mismo luego de

terminada la guerra, pues se formaron dos grandes bloques de poder y se iniciaron importantes luchas reivindicatorias en busca de la libertad nacional, especialmente en continentes como África y Asia. Te sugerimos

apoyar tu estudio con mapas y líneas de tiempo que te ayuden a ubicar espacial y temporalmente el desarrollo de estos fenómenos.

Desde fines de la década de los años 1950, y hasta 1989, el mundo se dividió en dos grandes polos. Este proceso, también conocido como la

“Guerra Fría”, marcó una serie de fenómenos históricos: la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, e incluso, los sucesos que acontecieron en

Chile entre 1970 y 1973. Esta gran división terminó en el año 1989 con la caída del muro de Berlín,

imagen que dividía a todo un planeta en alianzas enemigas que no compartían sus formas de entender el mundo y la economía. Te

sugerimos que analices las consecuencias que tuvo la caída del muro, observando las profundas transformaciones que experimentó el mundo luego de noviembre de 1989, y, en especial, en el desdibujamiento y

reconfiguración del mapa de Europa.

Al respecto, es importante tomar en cuenta los nuevos conflictos

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surgidos luego de la crisis del socialismo tradicional, en especial, la nueva situación de la antigua URSS y el duro escenario que se instaló en la

península de los Balcanes.

Por último, se plantea el estudio del sistema neoliberal y el rol de las nuevas naciones productoras de bienes y servicios. Es importante que te informes de pactos económicos de Chile y el mundo, contenidos que revisaste

en el Módulo 1, correspondiente a Primer Año Medio.

No te olvides de las repercusiones que todos estos hechos han tenido en la comunidad chilena. Es importante que dimensiones las transformaciones que han ocurrido en nuestro país, como por ejemplo, los progresos en las

comunicaciones, los adelantos que han hecho los diferentes actores sociales por integrarse a la vida política activa, así como los cambios

ideológicos que han experimentado una serie de instituciones, por ejemplo, los partidos políticos, la Iglesia y el Estado.

El Chile que habitas como ciudadano o ciudadana no es el mismo que habitaron tus padres y abuelos; es vital que entiendas esos cambios y

las relaciones que se pueden establecer con el desarrollo de la historia universal de los últimos 50 años.

Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial

Hacia finales de la década de 1930 Alemania, guiada por su Führer Adolfo Hitler, había concretado con éxito su teoría del “espacio vital”,

objetivo final de la política expansionista del Tercer Reich. La conquista de los países vecinos se encontraba en pleno desarrollo para el inicio de 1940, y Polonia, Austria y Checoslovaquia, ya hab ían ca ído

frente al inmenso poderío armamentista del ejército germano. Francia, Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda también sucumbieron a los ataques

alemanes. Luego de la toma de París, Italia, al mando de Benito Mussolini, entró a la guerra aliándose con los nazis. África y los Balcanes, son invadidas por tropas italianas y alemanas; sin embargo, allí los ingleses

opusieron una fuerte resistencia.

El militarismo expansionista japonés, unido a las potencias fascistas, extendió sus conquistas en Asia. El ataque japonés a la base de Pearl Harbour en 1941 decide el ingreso a la guerra de los

Estados Unidos, que hasta el momento se habían mantenido neutrales.

La política racista del estado alemán puso en práctica la llamada “solución al problema judío”. El brutal genocidio llevado a cabo fue conocido por el mundo tan solo cuando los aliados toman posesión de los “campos

de concentración” de Auschwitz, el más conocido, Buchenwald y Dacha entre otros. Eran verdaderos campos de exterminio donde una raza que

se consideraba superior pretendía terminar con las razas que catalogaba

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como inferiores, entre ellas la judía. Al terminar la guerra, en los históricos juicios de Nuremberg se reaccionó

en contra de los crímenes de los nazis hacia los judíos.

El potencial bélico de los Estados Unidos, sumado a la derrota de los alemanes en Stalingrado, marcó el inicio del retroceso de las potencias del eje. El desembarco de Normandía o el “día D”, permitió la

liberación de París. El uso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, provocó que Japón firmara su capitulación incondicional.

Los insospechables niveles de destrucción que había alcanzado la guerra, hicieron pensar a las potencias vencedoras en la necesidad de

planear un nuevo orden internacional, determinando el desarme total de las potencias del eje, la redefinición de las fronteras políticas europeas y

la delimitación de los campos de influencia de cada potencia vencedora. No hay duda de que la consecuencia más aterradora de la Segunda

Guerra Mundial se refiere a las víctimas. El número de muertos, de acuerdo a las cifras más aceptadas, llegó a 50 millones de personas,

muchos de ellos civiles. A esta enorme cantidad de fallecidos hay que agregar todo el daño sufrido por los prisioneros, la horrenda experiencia

de los campos de concentración y el hambre y el sacrificio que significaron para la población civil los duros años del conflicto.

A lo anterior se suma la destrucción, casi completa, de ciudades, vías férreas, carreteras, puentes y plantas industriales, así como la de los

campos dedicados a la agricultura. Se generaron enormes gastos económicos cuyas consecuencias se proyectaron más allá del final de la guerra.

Alemania tuvo que aceptar la rendición incondicional y los aliados

dividieron su territorio en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa y soviética). La ciudad de Berlín, situada en la zona soviética, también fue dividida en cuatro zonas de ocupación y sufrió el

desmantelamiento de su aparato industrial.

La guerra significó, además, cambios territoriales: Austria y Checoslovaquia recuperaron su autonomía; la frontera polaca siguió la línea del Order- Neisse, de manera que Alemania perdió la Prusia Oriental y los

territorios ubicados al este de esta línea. Los aliados de Alemania, Bulgaria, Finlandia, Hungría y Rumania, firmaron tratados de paz con los aliados,

imponiéndose las condiciones dictadas por los soviéticos, que ocupaban esos países.

Italia perdió su imperio colonial; Trieste fue entregada a una comisión internacional, Venecia pasó a manos de Yugoslavia. Japón perdió sus

conquistas. China recuperó Formosa, y la URSS, Salajín. Los Estados Unidos

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ocuparon posiciones estratégicas en el Pacífico, y Corea, en tanto, quedó ocupada por fuerzas norteamericanas y soviéticas.

En lo que se refiere a los cambios políticos, se dio origen a un orden mundial

bipolar representado por las dos superpotencias: Estados Unidos y la URSS. Algunas monarquías cedieron paso a regímenes republicanos, como por ejemplo Italia, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria. El "mundo

comunista", por su parte, extendió su influencia sobre Europa Oriental y los Balcanes.

La crisis europea que surge luego de la Segunda Guerra Mundial va a tener consecuencias profundas en las colonias establecidas por los países del

Viejo Mundo durante el siglo XIX, en el llamado proceso de “descolonización”. Éste consistió en la independencia de los pueblos de

Asia, África y Oceanía que estaban sometidos al dominio colonial de Occidente. Todos ellos tomaron conciencia de sus propias fuerzas políticas y económicas, e iniciaron un camino en la búsqueda de su

autonomía política. Un ejemplo de esta descolonización es el proceso de liberación de las antiguas colonias francesas. El país galo habrá de

separarse de la antigua Indochina, de la que surgirán Vietnam, Camboya y Laos. Ello, tras una guerra iniciada inmediatamente después de acabada

la Segunda Guerra Mundial. Durante esta, Indochina había sido ocupada por los japoneses, momento en que aparece el movimiento Vietminh, organización revolucionaria comunista dirigida por Ho Chi-Min,

que lucha por la independencia. Francia, una vez terminada la guerra, intentó volver al régimen colonial anterior, pero la guerrilla del

Vietminh se opuso y en el año 1954, la batalla de Dien Bien Phu, puso fin a los esfuerzos franceses por recuperar sus antiguas colonias. De esta manera, Indochina lograba su independencia: Vietnam quedaba dividido

en dos estados rivales, separados por el paralelo 18. Al Norte quedaba la República Popular de Vietnam, de orientación comunista y liderada por el

Vietminh, cuya capital sería Hanoi; al Sur, inclinado al mundo occidental y bajo la custodia de Estados Unidos, la República de Vietnam con capital en Saigón. Ambos estados entrarían en una cruel y larga guerra, que en

1976, tras el triunfo de las fuerzas de la República Popular de Vietnam unidas a las de guerrilla de Vietnam del sur (Vietcong), llevó a su

reunificación. Ante el abandono de Indochina por parte de las fuerzas de Estados Unidos, que solo permanecerán en Thailandia, Laos y Camboya nacerían como dos estados independientes y neutrales.

El camino a la autonomía no fue fácil: los costos humanos fueron

altos, especialmente en aquellos lugares donde se llevaron a cabo luchas armadas de liberación.

Otro motivo de conflicto al terminar la guerra se dio en la zona del Medio

Oriente. En dicha zona, en medio de un ambiente de violencia, la ONU,

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en 1947, decidió dividir el territorio de Palestina, la Tierra Prometida de los Judíos, en dos estados. Uno de ellos para los judíos y el otro para

los árabes, declarando Jerusalén ciudad internacional por ser sagrada para ambos estados. En 1948, el líder judío David Ben Gurión proclamó

el Estado de Israel. Se inicia un conflicto entre estos pueblos que dura hasta nuestros días.

Así como en el Medio Oriente el final de la Segunda Guerra Mundial produjo como resultado tan solo un lento comienzo de la descolonización y

un conflicto peculiar -la Guerra árabe-israelí- que no tenía que ver con ella, en el Extremo Oriente la descolonización fue más amplia y profunda, y produjo conflictos que de modo inmediato se relacionaron con la

confrontación de las dos grandes superpotencias a escala planetaria. Lo característico de esta región del globo fue también la enorme

disparidad entre las soluciones políticas a las que se llegó. Japón realizó una transformación decisiva de sus estructuras políticas y también India prolongó su experiencia de la etapa colonial en forma democrática.

China dio una nueva dimensión geográfica a la revolución comunista y fue el Extremo Oriente el único punto del mundo donde las dos grandes

superpotencias se enfrentaron con las armas en la mano.

De esta manera el mapa del mundo ya no fue el mismo, y las consecuencias de este nuevo orden se proyectarían hasta las últimas décadas del siglo XX.

La Guerra Fría: capitalismo y socialismo

La llamada “Guerra Fría” surge al final de la Segunda Guerra Mundial con los acuerdos de Yalta y Potsdam. A partir de este momento se origina un orden

bipolar en el mundo, orden que se manifestó en el desafío competitivo entre Estados Unidos y la URSS. Ambas potencias desplegaron un discurso

mesiánico de control en sus respectivas zonas de influencia. Como resultado de esta bipolaridad, desapareció la flexibilidad del equilibrio del poder. Solo dos superpotencias se oponían entre sí.

En este contexto se llevó a cabo una carrera armamentista en la que la

URSS demostró ser altamente competitiva, pues logró desarrollar la bomba atómica (que ya había sido creada y probada por los EE.UU.) e incrementó su poderío bélico. Sin embargo, no ocurrió lo mismo en el

ámbito económico, ya que “a pesar de la euforia expansiva provocada en la URSS por su veloz ritmo de crecimiento hasta la década del

60, jamás logró un grado de desarrollo equivalente al del bloque occidental, y a partir de entonces se advierte un estancamiento que perdurará hasta su desintegración”.

Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial los propósitos de los aliados eran

divergentes. Por una parte, Churchill quería impedir que la Unión Soviética

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dominara Europa Central y, por otra, Stalin quería que sus victorias militares y los sufrimientos del pueblo ruso fueran pagados con el control

de ciertos territorios de los países perdedores del conflicto.

Los intereses de las dos potencias, Estados Unidos y la URSS, ambos situados en la periferia, ahora se enfrentaban en el corazón mismo del continente europeo.

El Presidente de EE.UU. H. Truman presidió el comienzo de la Guerra Fría y

el desarrollo de la política de contención. Llevó adelante el Plan Marshall y el Programa de los Cuatro Puntos, con el cual Estados Unidos dedicó sus recursos y economía a la recuperación y el desarrollo de

Europa y Japón. Stalin, por su parte, aprovechó el debilitamiento de la Europa Occidental y el

retiro de las fuerzas estadounidenses para aumentar su área de influencia hacia el Oeste.

El mundo de la posguerra había sido configurado para contemplar la hegemonía de los tres grandes aliados, pero el agotamiento de Inglaterra

y los graves problemas que le acarreó su proceso de descolonización, la obligaron a ceder paulatinamente sus responsabilidades internacionales a

los norteamericanos, que se convirtieron así en los gendarmes occidentales frente al bloque soviético.

El bloque occidental puso en marcha una política de riesgos calculados destinada, en un primer momento, a la contención de los

avances del bloque soviético y, luego, a disuadirlo de cualquier acto hostil en su contra para evitar, así, un conflicto de carácter mundial. Esta política condujo a la continua aparición de distintas zonas de

conflicto, donde las superpotencias se enfrentaron de manera indirecta.

Situaciones como las de Corea, Berlín, Cuba, etc., constituyeron espacios donde los bloques midieron sus fuerzas. La incertidumbre ante las intenciones y la capacidad de resistencia del adversario llevaron

a un continuo incremento de la capacidad ofensiva de cada uno de ellos. El riesgo era tan alto, que al mínimo ataque de cualquiera de los dos

bandos, se desencadenaría un conflicto que aseguraría la destrucción de ambos países y de grandes zonas del planeta. Esto es conocido como el principio de “mutua destrucción asegurada”.

El papel que se le asignó a la Organización de las Naciones Unidas,

(organismo que surge al finalizar la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de salvaguardar la paz mundial) dentro de este conflicto fue el de foro de discusión entre los bloques, último recurso ante la crisis.

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La OTAN y el pacto de Varsovia

En un clima de preguerra entre el bloque occidental y el oriental, los

países que en 1949 se alineaban en el primero, firmaron el Pacto Atlántico que en 1950 dio lugar a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Fue suscrito por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña,

Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Portugal, Noruega, Dinamarca e Irlanda. Turquía y Grecia lo harían en 1952, la República

Federal Alemana en 1955 y España en 1982. La entrada de la República Federal Alemana a la OTAN fue el detonante

para que en 1955, la Unión Soviética formara el Pacto de Varsovia. Estuvo compuesto por la Unión Soviética, Hungría, Rumania, Polonia,

Bulgaria, Checoslovaquia y Albania. En 1956 se produjo la adhesión de la República Democrática de Alemania.

De un mundo bipolar a un mundo multipolar

Podemos señalar tres motivos esenciales para explicar las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a replantear sus relaciones:

• La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a

las superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación

de su arsenal nuclear. • Las dos superpotencias consideraron, por diferentes motivos, que

una relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo.

• Ambas potencias atravesaron un período de críticas en sus

respectivos bloques. La URSS, debilitada por la ruptura de relaciones con China, tuvo que hacer frente, entre otros conflictos,

a la Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio cómo la Unión Europea se consolidaba como una potencia económica y cómo en el seno de la OTAN surgía un foco de disidencia

concretada en la Francia de De Gaulle.

El bloque oriental, inspirado en un régimen estatista, abarcaba Polonia, Checoslovaquia, Rumania, Hungría, Yugoslavia y Bulgaria, extendiendo luego su influencia a Cuba, creaba el Pacto de Varsovia, que establecía una

defensa militar común para todos los países de su órbita. Por su parte, Estados Unidos ejercía su influencia sobre todos los países de la Europa

Occidental, organizando la restauración de sus economías destruidas por la guerra a través del Plan Marshall para la defensa común de los países del bloque nace la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

El colapso de la Unión Soviética y del "bloque socialista" puso término

abruptamente a la Guerra Fría, y de esta forma desmanteló el eje de

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equilibrio de fuerzas entre la URSS y los Estados Unidos, lo que trajo como consecuencia el epílogo de la confrontación de bloques este-

oeste. Este nuevo escenario surgido en forma súbita generó una secuela de hechos relevantes tanto políticos como económicos,

sociales y geopolíticos en el mundo entero, que significaron y significan un reordenamiento de las relaciones geopolíticas mundiales

Un mundo multipolar

La hegemonía norteamericana surgida después de la Segunda Guerra Mundial, se vio modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico:

1) Japón, de país derrotado en la Guerra, pasó a convertirse en la

segunda potencia económica mundial. Los productos Made in Japan pronto comenzaron a inundar los mercados norteamericanos y europeos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón estuvo gobernado hasta

1952 por el Comando Supremo de las Potencias Aliadas. Se le obligó a renunciar a su institucionalidad, quitándole el carácter de divinidad al

emperador y entregando el poder al Parlamento, encargado de elegir un Primer Ministro.

Al recuperar su independencia, el país entra en un constante proceso de industrialización y una muy eficiente explotación agraria y

pesquera. Se desarrolló una industria de alta tecnología, preponderando la construcción de aceros, barcos, vehículos y artículos electrónicos. A partir de 1970 ha obtenido un papel hegemónico en el comercio

internacional. Conocidas en el mundo son las marcas Toyota, Honda, Mitsubishi, Toshiba, entre otras.

En gran parte el crecimiento económico de esta hegemonía se debe a la eficiencia productiva, basada en la permanente capacitación de los

trabajadores, una fuerte disciplina laboral, sindicatos negociadores y a una eficiente política de inversiones en el extranjero. En consecuencia, se

ha transformado en una de las tres potencias económicas del mundo, junto a la CEE y EE.UU.

2) La Comunidad Económica Europea (CEE), nacida del Tratado de Roma en 1957, fue un éxito económico de tal nivel, que el Reino

Unido, que había negado adherirse en su nacimiento, solicitó su ingreso en 1961.

La CEE fue integrada en sus inicios por Francia, Italia, Alemania Federal, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Posteriormente se integran

Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca, Grecia, Portugal, España, Austria,

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Finlandia y Suecia.

Desde sus inicios la organización se planteó la solución de tres grandes problemas. El primero era cómo consolidar lo comunitario con lo

nacional. El segundo, cómo repartir las responsabilidades entre los distintos miembros de la comunidad. Y el tercero, el de propiciar un control democrático del proceso de integración con el objetivo de evitar

que los miembros más poderosos de la comunidad terminen por gobernarla arbitrariamente.

Su éxito fue inmediato. No obstante, el gran desarrollo económico de los años sesenta tendió a estancarse con la crisis petrolera de los años

setenta. En 1987 el Acta Única Europea pretendía crear una Europa “sin fronteras”, con el paso libre de personas, mercaderías y servicios. Se

institucionalizaba, de esa forma, la cooperación intergubernamental. En 1992 nace la Unión Europea, destinada a consolidar la integración

económica a través de la “moneda única” y dar pasos concretos hacia el establecimiento de una política exterior común. Dentro de este último

punto es donde se inserta el Parlamento Europeo, elegido por votación directa de los ciudadanos de cada país.

Este debe luchar contra las fuertes manifestaciones concretas hacia la total integración: el racismo, la xenofobia y la oposición a la concesión de

la ciudadanía a los inmigrantes extraeuropeos.

Las relaciones Norte-Sur

Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la Guerra Fría, en los años sesenta surge claramente la conciencia de la existencia de

relaciones Norte-Sur: relaciones entre el Norte desarrollado y el Sur o Tercer Mundo.

Tercer Mundo fue un término acuñado por el francés Sauvy, viendo a los pueblos identificados con este nombre como una prolongación del

Tercer Estado de la Revolución Francesa, los excluidos de los beneficios generados socialmente. Reúne a países con las siguientes características en cuanto a la sociedad: a l t o crecimiento demográfico, alta mortalidad,

desnutrición infantil y baja esperanza de vida. Las características económicas: baja industrialización, mala infraestructura administrativa y

vial y una renta per cápita baja. El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de

Bandung, que establece que los países emergentes no se alinean en el conflicto Este - Oeste.

Ya desde finales de la Segunda Guerra Mundial, los países de Asia,

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África y Oceanía, habían iniciado un proceso de independencia. Bajo el

principio de autodeterminación de los pueblos, de la misma Naciones Unidas, se inicia la lucha por conseguir mayores libertades. La independencia política traía también una independencia económica,

llevando la lucha al escenario de optar entre el capitalismo y el socialismo.

En 1960 nació la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que trataba de imponer un alza de los precios de este recurso. La

mayoría de los países del Medio Oriente son muy pobres en la diversidad de recursos que poseen, sin embargo, tienen petróleo, base del desarrollo

local y de los intereses del mundo occidental. Los países del Medio Oriente no han estado ajenos a los conflictos del

siglo XX. Basados en una “renovación islámica” grupos terroristas intentan desestabilizar a los gobiernos y establecer una autoridad

fundamentalista. Uno de los precursores en Irán fue el Ayatollah Jomeine, quien impuso un gobierno islámico con carácter teocrático, cerrándose a toda línea prooccidental.

Por su parte Irak, bajo la administración de Saddam Hussein, inicia

una política expansionista invadiendo Irán (1980) y Kuwait (1990). La respuesta occidental desencadenó la conocida Guerra del Golfo Pérsico(1991).

Es dentro de este mundo musulmán donde se inserta el Estado

Israelí, creando otro foco de conflicto permanente en la zona. Sucesivos conflictos armados, entre ellos la Guerra de los Seis Días, han llevado a que

desde Occidente se busquen las soluciones de paz. En 1964 se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre

el Comercio y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la Conferencia de Argel, las naciones agrupadas en el movimiento de los

países no alineados proclamaran que los países pobres, más que confiar en la ayuda de los países desarrollados, tenían que tratar de aumentar su propia capacidad para organizarse y conseguir imponer

unas nuevas reglas del juego económico a nivel mundial.

La caída del muro Fue al concluir la Segunda Guerra Mundial, que Alemania quedó dividida en

cuatro sectores: norteamericano, británico, francés y soviético. La unión de los sectores occidentales en el curso de la Guerra Fría generó dos zonas

de influencia: la occidental capitalista o República Federal (RFA) y la oriental socialista llamada República Democrática (RDA). La RFA crecía a un nivel mayor debido a la ayuda de las potencias capitalistas,

produciendo una constante migración de la gente del este hacia esa zona.

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La construcción del muro se realizó en 1961, separando a Berlín en

dos sectores y dejando al Berlín Occidental completamente aislado de la RDA. No solo se construyó un muro de cemento, sino que se pusieron

obstáculos como alambrados, minas antipersonales, ametralladoras automáticas y torres de vigilancia, que costaron la vida a setenta y nueve personas, y que dejaron a muchos heridos.

El 9 de Noviembre de 1989 se anunció oficialmente, en conferencia

de prensa, que a partir de la medianoche los alemanes del Este podrían cruzar cualquiera de las fronteras de la Alemania Democrática (RDA), incluido el Muro de Berlín, sin necesidad de permisos especiales. De

inmediato se corrió la voz y mucho antes de la medianoche miles de berlineses esperaban en ambos lados del muro. A la medianoche, los

berlineses del Este, a pie o en auto, comenzaron a pasar la frontera. Se vivieron escenas llenas de emoción: regalos de bienvenida a los visitantes, y flores en los parabrisas de los autos que cruzaban la frontera

y en los rifles de los soldados que custodiaban los puestos de vigilancia. A esta primera reacción se unieron otras de carácter político y

económico.

Este acontecimiento histórico no ocurrió de manera espontánea. Tiene sus antecedentes en innumerables hechos de la vida cotidiana alemana, así como de la política internacional.

El 2 de mayo de 1989 los soldados húngaros comenzaron a desmantelar las

barreras en la frontera con Austria, lo que constituyó la primera apertura al mundo occidental. Los principales beneficiarios fueron los Alemanes del Este, que de pronto podían pasar al mundo occidental a través de

Hungría y Austria.

Mijail Gorbachov fue la pieza clave que evitó el derramamiento de sangre. En su visita del 7 de Octubre a Berlín del este, Gorbachov advirtió a los dirigentes que no contarían con el apoyo soviético si usaban la fuerza

para suprimir las manifestaciones. Once días después, Honecker fue despojado de todos sus cargos y lo sustituyó Egon Krenz, quien de

inmediato trató de apaciguar a los manifestantes. Ante los éxodos masivos y la proliferación de manifestaciones de

protesta contra el régimen, el día 7 de Noviembre renuncia todo el concejo de ministros, el organismo que regía el destino de la RDA. Dos

días después, la frontera que separaba a las dos Alemanias, al igual que el muro de Berlín, pierden su razón de ser.

El movimiento revolucionario de la República Democrática Alemana no fue un fenómeno aislado. Todos los países del bloque socialista

experimentaron cambios radicales en un plazo relativamente corto.

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El ocaso de la URSS

Ya desde la década de 1980 el bloque socialista mostraba signos de

agotamiento. La carrera armamentista de la Guerra Fría fue debilitando su desarrollo económico en áreas claves. La política de una economía centralizada estaba en duda. En 1985 Mijail Gorbachov instauró una nueva

organización económica, la “perestroika” (reestructuración), que venía a reemplazar al sistema de planificación centralizada, introduciendo

elementos de una economía de mercado, donde la producción respondiera a la demanda y los precios reflejaran la realidad de los costos. También se realizaron cambios en la política, introduciendo la “glasnot”, que

significaba una trasparencia en las decisiones políticas, gobernadas por el Partido Comunista. Se trataba de democratizar globalmente la

sociedad, para lo cual era necesaria la credibilidad informativa. Este ambiente de democratización generó tensiones en los pueblos

históricamente reprimidos. La URSS poseía un carácter multinacional, incluyendo a rusos, rumanos, eslavos, musulmanes, entre otros.

La organización comenzaba a desintegrarse. Muchas repúblicas buscaron su

independencia. En pocos años el mundo fue testigo de importantes hechos, todos

relacionados con el agotamiento de la URSS. Entre 1989 y 1991 se vivieron la caída del muro de Berlín y la posterior reunificación de las dos

Alemanias; el término del Pacto de Varsovia y la Guerra en la antigua Yugoslavia. Todos ellos signos evidentes del ocaso de la URSS.

Otros acontecimientos iban a impactar al mundo durante la década de los noventa. Como se dijo anteriormente, el fin de las superpotencias dio

paso a aspiraciones locales de expansión, muchas de ellas en el Medio Oriente. La invasión de los irakies a Kuwait, fue uno de ellos. EE.UU. debió pedir autorización a la ONU para intervenir militarmente,

desencadenando la Guerra del Golfo (de la que antes habíamos hablado) que se extendió desde el 16 de enero al 27 de febrero de 1991, con la

rendición incondicional de Hussein.

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El ascenso del neoliberalismo en la década de 1980

El Neoliberalismo

El neoliberalismo es una doctrina económica que actúa en dos niveles. En un plano internacional suprime las fronteras al capital, es decir,

favorece la deslocalización y la no acumulación de grandes capitales en una zona o región del mundo. A nivel interno, impulsa la privatización

de los servicios públicos y la desregularización del mercado laboral. El liberalismo imperante a comienzos del siglo XX, que abría las economías

al mundo sin ninguna restricción, es ahora modificado. Muchas son las

tendencias, que van desde las más liberales a algunas que permiten de algún modo la intervención estatal en determinadas materias, pero

siempre restringidas.

Desde fines de la década de los ’80, en la mayoría de los países del mundo occidental, los gobiernos iniciaron profundas transformaciones estructurales tendientes a instalar los principios neoliberales en sus

respectivas economías. La creciente mundialización de una u otra forma ha condicionado la adopción de dicho modelo a las realidades locales. La

no adopción de dicho modelo implica cerrar las posibilidades de establecer relaciones comerciales y económicas con otros países del mundo. Ahora bien, a 20 años de la instalación de dicho modelo económico,

existen distintas evaluaciones acerca de su efectividad.

Dentro de las economías que han conducido este nuevo modelo se destacan los Estados Unidos e Inglaterra.

Frente a este tema, así como con la globalización, existen diversas posiciones: encontramos desde enemigos acérrimos, a incondicionales

defensores. Un ejemplo lo encontramos en La política del imperialismo: Neoliberalismo y política de clases en América Latina, de James

Petras, quien considera que “la propagación de nuevas ideas, organizaciones, luchas y políticas a través de las fronteras nacionales no es simplemente un proceso de 'comunicación' o una 'revolución

tecnológica', sino el resultado de la emergencia de organizaciones políticas que ya comparten perspectivas básicas e intereses con los

“actores principales”.. Agrega que los poderes imperialistas de nuestro tiempo, como lo son

Estados Unidos, y en su momento la URSS, son incapaces de establecer una hegemonía directa en Ibero América, por ello, cuentan

con las elites locales con las que comparten intereses. “A la política electoral, y al orden institucional y legal, esta clase ejerce realmente la hegemonía sobre sectores importantes de las masas durante períodos de

tiempo más o menos largos”.

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Establece que “durante los años 1990 los regímenes neoliberales

patrocinados por EE.UU. y las economías de Ibero América experimentaron una serie de quiebras, crisis graves y estancamiento

crónico. Los fracasos económicos de los regímenes neoliberales generaron la base popular para una nueva oleada de movimientos sociales radicales, que sustituyeron a la generación anterior de partidos

electorales de centro izquierda y antiguos radicales de los años 1980 como principales opositores al imperialismo estadounidense. CONAIE en

Ecuador, el MST en Brasil, los Cocaleros en Bolivia, los desempleados piqueteros en Argentina, y los Zapatistas de México todos ellos vinculados a movimientos urbanos para desafiar las políticas

neoliberales y en algunos casos para derrocar regímenes. Estos movimientos y sus políticas de acción directa extraparlamentaria

hicieron detonar el apoyo en las ciudades entre una minoría de sindicalistas militantes”. “Además de los nuevos movimientos de acción popular directa, las

guerrillas colombianas (FARC y ELN) aumentaron su control territorial e influencia, rodeando la capital, Bogotá. En Venezuela, un nuevo tipo de

política nacionalista que combinó la movilización popular y la polarización de clases, con la política electoral encabezada por Chávez, ganó la

Presidencia en 1998 sobre la base de su oposición a la política imperialista estadounidense”.

“En respuesta, Washington aceleró su programa de militarización por una parte, y, por otra parte, ajustó su estrategia política a la

promoción y cooptación de una nueva generación de políticos de centro izquierda al servicio de sus planes neoliberales”.

“En Argentina el régimen conservador moderado de Kirchner ha neutralizado y ha dividido al movimiento piquetero, contuvo la privatización

radical y las políticas de libre comercio implementadas por sus precursores, al tiempo que proporcionaba repartos de subsistencia al enorme ejército de desempleados y concedía pequeñas subidas a los jubilados

empobrecidos”.

El documento completo se puede encontrar en: www.rcci.net/globalización/2004/fg.486.htm

Sin duda alguna, el siglo XX fue un período que genera, al interior de los especialistas, diferentes opiniones. No fueron décadas de acuerdo.

En muchas ocasiones prevaleció el conflicto y el enfrentamiento de diferentes intereses. Esa es quizás la huella más marcada de la centuria que pasó: la variedad de opiniones y la diversidad de juicios críticos.

Como nunca antes en la historia de los seres humanos, el siglo XX se nos presenta como variado y contradictorio, condicionado por distintas

opiniones que tuvieron masiva presencia gracias al desarrollo acelerado

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de los medios de comunicación. Ello es, además, una característica propia de su desarrollo: la explosión de medios y técnicas de

comunicación, profundizadas a partir de los noventa con la mundialización de los mercados, y la globalización de sus medios.

Ahora estamos conectados. Las diferentes interpretaciones tienen tribuna en la red. Se puede tener acceso a ellas en segundos. Para algunos,

es un nuevo tipo de democracia informativa, para otros, un océano infinito de posibilidades.

¿Cómo llamaremos a este proceso histórico en el futuro? ¿Cómo definirán los historiadores e historiadoras del siglo XXI el complejo paisaje

humano y tecnológico que nos tocó vivir?

Bibliografía Si deseas profundizar en estos contenidos, te sugerimos revisar la siguiente

bibliografía:

Castells, Manuel: La era de la información. Vol. I, II y III. Madrid, Siglo Veintiuno Editores, 1999.

Dahrendorf, Ralf: El conflicto social moderno. Madrid, Mondadori, 1990. Duby, George, y Michelle Perrot (bajo la dirección de): Historia de las mujeres. Tomo 9: El siglo XX, guerras, entreguerra y posguerra y

Tomo 10: El siglo XX: Los grandes cambios del siglo y la nueva mujer. Madrid, Taurus Ediciones, 1993.

Furet, Francois: El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. México, FCE, 1996. Halperín Donghi, Tulio: Historia contemporánea de América

Latina. Madrid, Alianza, 1993 Hobsbawm, Eric: Historia del siglo XX. Barcelona, Editorial Crítica, 1996.

Howard, et. al: Historia Oxford del siglo XX. Barcelona, Planeta, 1998. Mammarella, Giuseppe: Historia de Europa Contemporánea (1945- 1990). Barcelona, Ariel, 1990.

Miège, Jean Louis: Expansión europea y descolonización. Barcelona, Labor, 1975.

Schapiro, Leonard: El totalitarismo. México, FCE, 1981.

Sitios sugeridos Te recomendamos revisar también los siguientes sitios de Internet:

www.enlaces.cl

www.un.org/spanish/: entrada general al sitio de Naciones Unidas.

www.undp.org/: sitio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

www.unfpa.org/: sitio del Fondo de Población de Naciones Unidas.

www.britannica.com: sitio de la Enciclopedia Británica.

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www.nationalgeographic.com: sitio del National Geographic con acceso a mapas mundiales y regionales.

Una interesante bibliografía que puede apoyar tu preparación de la prueba se encuentra en la sección anexos del Programa de Estudio de Ciencias

Sociales e Historia de Cuarto Año Medio. A c cede a él a través de: www.mineduc.cl, en la sección Planes y Programas, NM4.