15- La Fantasía Farmer - Flores

4
209 Reseñas La fantasía farmer Juan Flores Reseña de Andreucci, Bibiana: Labradores de frontera. La Guardia de Luján y Chivilicoy, 1780-1860, Prohistoria, Buenos Aires, 2011. CEICS-GIRM Hace ya algunas décadas, la llamada “renovación” historiográfica desembarcó en los estudios agrarios de los siglos XVIII y XIX. A par- tir de los trabajos de Jorge Gelman y Juan Carlos Garavaglia, la otrora campaña pampeana despoblada y controlada por grandes estancieros productores de cuero fue repensada como campesina y bucólica. Más allá de las críticas que podamos hacerle, no se puede dejar de reconocer que en base a censos, padrones y diezmos esta corriente logró demos- trar que, más allá de peones y estancieros, en la campaña se asentaron múltiples unidades domésticas y productores agrícolas. Aunque estu- vieran parcialmente en lo correcto, en su análisis se podía entrever la implementación del modelo chayanoviano y la idea de que se había puesto en marcha una forma de desarrollo capitalista por la vía farmer. En efecto, las unidades domésticas eran pensadas como “campesinos independientes” que supuestamente accedían con facilidad a la tierra. La tarea que quedaba para los seguidores de estas teorías era la de confirmar con estudios regionales las conclusiones de sus maestros: la campaña de Buenos Aires había sido en algún momento escenario de una sociedad igualitaria y germen de un capitalismo más justo. ¿Por qué el derrotero de esa estrategia alternativa de desarrollo capitalista habría sido tan trágico?, es la pregunta que implícitamente se hacen estos historiadores. En dicho sentido, este libro no es otra cosa que un intento de aplicar ese modelo a un ámbito acotado y hasta entonces no estudiado. Bibiana Andreucci es doctora en Historia por la Universidad de Luján y la obra en cuestión condensa sus estudios de licenciatura, maes- tría y doctorado. En ella, la autora analiza los llamados “labradores”

description

farmer fantasia

Transcript of 15- La Fantasía Farmer - Flores

  • 209

    Reseas

    La fantasa farmer

    Juan Flores

    Resea de Andreucci, Bibiana: Labradores de frontera. La Guardia de Lujn y Chivilicoy, 1780-1860, Prohistoria, Buenos Aires, 2011.

    CEICS-GIRM

    Hace ya algunas dcadas, la llamada renovacin historiogrfica desembarc en los estudios agrarios de los siglos XVIII y XIX. A par-tir de los trabajos de Jorge Gelman y Juan Carlos Garavaglia, la otrora campaa pampeana despoblada y controlada por grandes estancieros productores de cuero fue repensada como campesina y buclica. Ms all de las crticas que podamos hacerle, no se puede dejar de reconocer que en base a censos, padrones y diezmos esta corriente logr demos-trar que, ms all de peones y estancieros, en la campaa se asentaron mltiples unidades domsticas y productores agrcolas. Aunque estu-vieran parcialmente en lo correcto, en su anlisis se poda entrever la implementacin del modelo chayanoviano y la idea de que se haba puesto en marcha una forma de desarrollo capitalista por la va farmer. En efecto, las unidades domsticas eran pensadas como campesinos independientes que supuestamente accedan con facilidad a la tierra.

    La tarea que quedaba para los seguidores de estas teoras era la de confirmar con estudios regionales las conclusiones de sus maestros: la campaa de Buenos Aires haba sido en algn momento escenario de una sociedad igualitaria y germen de un capitalismo ms justo. Por qu el derrotero de esa estrategia alternativa de desarrollo capitalista habra sido tan trgico?, es la pregunta que implcitamente se hacen estos historiadores. En dicho sentido, este libro no es otra cosa que un intento de aplicar ese modelo a un mbito acotado y hasta entonces no estudiado.

    Bibiana Andreucci es doctora en Historia por la Universidad de Lujn y la obra en cuestin condensa sus estudios de licenciatura, maes-tra y doctorado. En ella, la autora analiza los llamados labradores

  • 211210 Razn y Revolucin n 23 La fantasa farmer

    enmarcndose dentro de aquella pregunta global sealada. Incluso toma mayor importancia si consideramos a Chivilcoy como aquel clsi-co exponente de Sarmiento en adelante- de ese capitalismo posible. La conclusin global es clara: en la regin de la frontera se desarroll una sociedad donde el factor predominante es el mediano productor, ergo, se tratara de una sociedad ms justa e igualitaria con un patrn de sociabilidad basado en el compromiso y la cooperacin (p. 189). La mediana produccin sera adems el escenario de ciertos avances tcnicos que acumulados conformaran la base de la tecnologa agraria de los 1870. Por otra parte, como se dijo, la frustracin de este modelo es una variable que inquieta a Andreucci: a partir de este momento [1850/60] se acumularon transformaciones irreversibles que frustraron este modelo e hicieron imposible formular otro nuevo [] Su anlisis nos permite jugar con la posibilidad de pensar que de no haber fraca-sado, otro pas hubiera sido posible (p. 17).

    El libro se divide en cinco captulos y una conclusin. El primero detalla el movimiento migratorio hacia la regin estudiada. El segundo trata de analizar, desde un perfil microhistrico, las estrategias fami-liares de conservacin de un patrimonio. El tercero analiza las innova-ciones tcnicas dentro de la mediana produccin aparentemente domi-nante. El cuarto aventura la idea de una sociedad ms justa por su aparente equitativa distribucin de la riqueza. El quinto aborda las movilizaciones de labradores que peticionaran al Estado por una poltica de proteccin agrcola y distribucin de tierras, tratando de ver los mecanismos y dinmicas que los impulsan.

    Labradores de Frontera tiene el mrito de ser un estudio muy docu-mentado y con un riguroso trabajo de fuentes pertinentes. No obstante, como veremos, ciertas limitaciones tericas llevan a la autora por cami-nos errticos. Del mismo modo, Andreucci no logra explicar del todo aquello que se propuso inicialmente.

    La periodizacin

    El libro de Andreucci presenta a primera vista una periodizacin muy recurrente en los historiadores actuales. Para pensar las estrate-gias familiares de los productores agrarios, tendramos una serie de momentos bsicos que inciden en la configuracin de la propiedad agraria, entre 1780 y 1830. El primero, se podra constatar en la colo-nia con las moderadas composiciones. El segundo, con el rgimen de enfiteusis y el tercero, con la venta de tierras. Bajo esta forma de separar los periodos subyace una idea bsica: que con las reformas borbnicas

    se inicia sin rupturas un proceso de despegue econmico. As, lo que le seguira en trminos temporales solo marcara una lnea de conti-nuidad. Aunque efectivamente podamos establecer continuidades, este prejuicio historiogrfico comete el pecado de ignorar en qu trminos incide la Revolucin en la reconfiguracin de la propiedad agraria. Tanto Andreucci como el resto de los historiadores del perodo tien-den a minimizar las expropiaciones de tierras realengas y eclesisticas, las cuales pasan a ser tierras pblicas fiscales. Tambin suelen pasar por alto la conexin entre la Revolucin y la expulsin de propietarios peninsulares, la apertura progresiva al mercado mundial o la imple-mentacin del saladero. Estos factores son usualmente naturalizados y estos autores asumen que la lucha de clases no caus demasiados efectos en la produccin de la campaa rioplatense. La base de este descuido reside en que para la renovacin historiogrfica, los suce-sos de 1810 no tuvieron una estricta causa material ni un programa econmico y poltico de carcter burgus a desarrollar. Por lo tanto, el proceso de desarrollo capitalista en el agro se ve desligado del fenme-no revolucionario.

    Una sociedad igualitaria?

    Sin dudas, la idea que despierta mayor discusin es aquella segn la cual se cree que una sociedad de medianos productores es garanta de una sociedad igualitaria y con una equitativa distribucin de la riqueza. Para afirmar esto, la autora configura cuadros de intervalos de capital basados en legajos de Contribuciones Directas de 1839 y 1851. De este modo, Andreucci seala que la riqueza se concentrara mayormente en los sectores medios en comparacin con el resto de la campaa, dado que la mayor porcin del monto total de capital se repartira entre los contribuyentes que poseen un capital de 5 mil a 29 mil pesos. Por otra parte, los contribuyentes que renen esta canti-dad limitada de riqueza seran los ms numerosos.

    Sin embargo, esto se trata de un falso problema. En principio, ya es de por s discutible la confeccin de los intervalos en base al capital de los productores. Primero porque capital cual concepcin libe-ral- es utilizado como sinnimo de dinero o de bienes tiles para pro-ducir riqueza. Pero el capital no es nicamente dinero, ni tampoco son meramente mquinas o una propiedad por s sola. El capital es una relacin social especfica entre hombres, mediada por las cosas. Es esa relacin social la que hace que las cosas tengan y/o generen valor. Como veremos, no se trata de un asunto menor.

  • 213212 Razn y Revolucin n 23 La fantasa farmer

    Por otra parte, cul sera la diferencia -desde la lgica de su repro-duccin social- entre un sujeto de 29 mil pesos de capital y uno de 30 mil? El evidente inconveniente de este tipo de operaciones es el hecho de que se abstraen del proceso productivo, igualando a todos los pro-ductores. Es decir, es lo mismo un chacarero comn que uno aco-piador de trigo? Cmo se distinguen en un cuadro de estas carac-tersticas? Apenas por pertenecer a un estrato ms alto o bajo segn el nivel de sus ingresos? Y los trabajadores rurales qu lugar ocupan? Como el capital aqu no es una relacin social sino un con-junto de riqueza vagamente definido, el asalariado queda excluido de la operacin.

    Lo ms importante es que este problema se deriva de una defi-ciencia conceptual. Formada bajo la renovacin historiogrfica, Andreucci comete el mismo vicio que sus maestros: la ausencia de un concepto cientfico definido con el cual delimitar el objeto de estudio. No se trata solo de una cuestin nominal: no se dice lo mismo cuando se dice burguesa que cuando se dice productores. Mucho menos sirve hablar indistintamente de unidades domsticas (p. 62), labra-dores, medianos propietarios, sectores medios o sectores margi-nales (p. 85). Tampoco vale agregarles meramente el trmino perfil empresario, en un intento vano de complejizar la descripcin y disi-mular as las deficiencias.

    El concepto de sectores medios aborda el problema superficial-mente. Que una nocin propia del sentido comn como que la socie-dad se divide en estratos altos, medios y bajos segn los ingresos declarados- se convierta en el aparato conceptual de la renovacin his-toriogrfica es al menos preocupante. Con este esquema, las relacio-nes sociales entre clases son apenas abordadas y la esencia del mode-lo productivo en cuestin si es que lo hay- es, en ltima instancia, desconocida. No alcanza con saber quin tiene ms o menos dinero para comprender cmo funciona el capitalismo agrario. Mucho menos se puede aseverar que la sociedad es ms igualitaria por la distribu-cin de los capitales declarados, cuando de las fuentes que presenta la autora puede deducirse, con un mayor recaudo metodolgico, la pre-sencia de una progresiva proletarizacin de la mano de obra y la con-solidacin de un mercado de fuerza de trabajo. En efecto, a juzgar por ellas, parece que estamos verdaderamente ante la configuracin de una burguesa agraria y de una relacin social capitalista.

    Veamos de cerca: en base al Cuaderno de Asiento de los Patrones, peones, sueldo mensual que ganan, cuartel, da, mes y ao, sabemos que en promedio cada patrn contaba con cinco peones y que labradores

    y estancieros no mostraban diferencias a la hora de dotar de mano de obra a sus explotaciones. De hecho, [la mano de obra asalariada] pareci ser ms abundante entre los primeros que entre los segundos, ms que nada por la naturaleza del trabajo agrcola que requera ms mano de obra que la ganadera (p. 132). Tampoco se le escapa a la autora que el 57% de la poblacin activa estaba formada por peones asalariados. Al mismo tiempo, sugiere que la existencia de embargos por deudas puede indicar que los pequeos agricultores se encontra-ban en grandes dificultades para sostener su rentabilidad (p. 135). O sea, se proletarizaran.

    Como si esto fuera poco, Andreucci demuestra que estamos ante un proceso de especializacin productiva, mercantilizacin y creci-miento del rubro de negocios (comercio) en manos de acopiadores de trigo. De hecho, en el segundo captulo, cita el caso de Pedro Cruz. Atendamos a su descripcin: Pedro Cruz ya estaba asentado en los pagos de la Caada de la Rica con chacra, estancia, negocio y ataho-na, cuando se inici la enfiteusis en la regin. () El negocio, bien surtido, contaba con abundantes cereales acopiados y daba trabajo a 28 peones. Falleci en 1855 y sus herederos mantuvieron su patrimonio por largo tiempo (p. 107).

    Con todo este material, es por lo menos curioso que se insista en el problema de la distribucin de la riqueza para definir sectores altos, medios y bajos y no en pensar que la estructura social generaba y reproduca una lgica de produccin capitalista, constituyndose sus dos clases bsicas: proletariado y burguesa agraria.

    De todos modos, lo ms preocupante es que se sostenga que la pre-dominancia del mediano capital equivale a igualdad social. El pro-blema parece evidente: para los historiadores renovadores, la produc-cin de la riqueza no se genera sobre la apropiacin de trabajo ajeno. Si no fuera as, valdra preguntarse por qu no indagan en torno al carcter de la explotacin del trabajador en el marco de la produccin de estos nobles labradores. No se trata nicamente del deber romn-tico de hacer visible la voz ignorada de los explotados rurales, sino de comprender adems en cunto incide, en trminos de valor, su trabajo sobre el producto final. O sea, cunta riqueza se genera a costa de su explotacin. Parece mentira pero, en definitiva, la historiografa argen-tina nos debe an una investigacin seria sobre la explotacin de los trabajadores rurales en el siglo XIX y las formas que sta adopta.

  • 215214 Razn y Revolucin n 23

    El mundo perdido

    Como dijimos previamente, la autora sugiere que en Chivilcoy se haba desarrollado una estrategia de desarrollo capitalista alternativa que tendra potencialmente la semilla de una sociedad ms igualita-ria idea que hemos discutido-. Lo que Andreucci no resuelve final-mente cul sera el punto de llegada de esta modelo, cul la dinmica que lo lleva al fracaso, y si efectivamente un capitalismo de media-nos productores tendra potencialidades serias de convertirse en la for-ma adoptada por el capitalismo argentino. Aunque previene sobre su carcter limitado, sobreestima las innovaciones tcnicas desarrolladas en el marco de la pequea y mediana propiedad en comparacin con los reales avances tecnolgicos en los que grandes productores capita-listas ya haban incursionado: el saladero, el balde volcador, el alam-brado, etc.

    Valdra, por lo tanto, preguntarse si esta forma de produccin rural chica en trminos de acumulacin, mercado internista, con escasos avances- tendra oportunidades serias de competir a nivel mundial. Lo que resulta claro es que la autora no descubre la esencia que se esconde detrs de este aparente fracaso: la lgica del capital, donde la eficien-cia productiva se erige como la unidad de medida de los explotadores de cara a la obtencin de mayor xito en el mercado. Al desconocer cmo funcionan los determinantes de las relaciones sociales, la autora no logra dar una explicacin satisfactoria de la dinmica productiva de este mundo perdido y mucho menos de su destino. En definitiva, la desaparicin de esta experiencia no parece el fracaso de un modelo diferenciado que no pudo ser reemplazado, sino el resultado lgico del desarrollo capitalista como tal.

    Recibido: 1/5/2012 Aceptado 20/6/2012

    NORMAS DE PUBLICACIN

    Razn y Revolucin es una publicacin abierta a la recepcin de art-culos, avances de investigaciones, reseas, notas y/o comentarios. La recepcin de los escritos se efectuar bajo las siguientes condiciones:

    1) Los trabajos enviados para evaluacin debern ser originales.2) Los textos sern enviados por correo electrnico a la redaccin ([email protected])3) Los autores deben enviar, en archivo aparte, un breve texto con sus datos, su correo electrnico y su pertenencia institucional.4) Los trabajos se enviarn en tamao A4, letra Times New Roman, tamao 10, espacio simple, mrgenes de 2 cm. y sin sangras.5) La extensin de los textos no debe superar los 30.000 caracteres (con espacios) para las investigaciones y 15.000 para el caso de reseas.6) En caso de artculos de investigacin, el autor debe adjuntar con el mismo un resumen de 100 palabras y tres palabras claves. Ambos en espaol y en ingls. 7) Los grficos deben enviarse en Excel en archivo aparte.8) Las citas y notas bibliogrficas se incluirn al final de la pgi-na correspondiente, con cita tradicional y con el siguiente formato: Apellido del autor, Nombre: Ttulo, Editorial o Editor, Ciudad de edi-cin (sin abreviaturas), ao de publicacin. 9) En caso de cita de artculos se entrecomillar el ttulo del trabajo y se utilizar la cursiva para el nombre de la publicacin, consignando el nmero, volumen, ao y pginas en el que aparece el texto citado.

    Los artculos recibidos son evaluados en primera instancia por el Consejo Editorial. Aquellos trabajos seleccionados por el Consejo Editorial son luego sometidos a referato externo. En cuanto a las rese-as, que sern evaluadas nicamente por el Consejo Editorial, sern privilegiadas aquellas que polemicen sobre algn tema en detrimento de las que sean una mera sntesis del libro en cuestin.

    La recepcin de trabajos, para su publicacin en Razn y Revolucin n 24, se efectuar hasta el 12 de octubre de 2012.