166108568 Nimrod de Rosario El Principio Animico
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El principio anímico - Nimrod de Rosario
Trataré en una serie de exposiciones aclararme ciertos temas, que si bien aparentan
ser básicos, me han ido acercando al misterio de la Diosa. Poco a poco fui viendo o
mas bien develando ese asunto que es motor de toda búsqueda, el tema de "lo
femenino”. Quiero establecer que cuando mencione aspectos, no son referidos a
personas sino más bien a matrices arquetípicas, por ello los nombraré
genéricamente. Cada arquetipo es un "FASCINOSUM”, esto es , que tiene una
influencia suscitadota y proscriptora semejante a una fantasía, es decir, que
provoca, causa, promueve y a la vez expulsa, excluye…..; pues al principio es
mnuminoso al promover las figuras del recuerdo, de ese recuerdo original, y a la
vez expulsa, excluye de ese ámbito la propia conciencia del microcosmos. En esta
cuestión dual radica el impulso vital.
Todo hombre se busca a sí mismo en la imagen de Ella, sea cual sea el nivel en que
él mismo se situé y por lo tanto proyecte "lo femenino”; el caso es que esa pulsión lo
impele a completarse en la propia individuación y así llegar a la unión "masculino-
femenina” interna, alcanzando esa completud. Pero nos encontramos en un plano
de formas, fenómenos, procesos, y es por donde propongo empezar y ver, dar lugar
a la manifestación de la Diosa, como propiciadora de mi regreso al origen
espiritual. El alma del hombre en este mundo plasmado en la materia puede verse
manifestada en cuatro aspectos, la forma se alinea en cuatro direcciones y opera
desde cuatro símbolos potentes por su virtualidad: Madre – Hermana – Esposa –
Hija
Pero siempre me pregunté: ¿que secretos guardan estas figuras? , ¿Es posible la
integración para alcanzar esa buscada quinta esencia? , ¿Qué hay detrás de estas
imágenes tan potentes y claves para el armado de una estructura social? Esta
cuaternidad, como todas ellas, son un sistema cuaternario de orientación que
expresa una totalidad. Lógicamente se trata de la totalidad del ánima, que podemos
traducir con el término moderno de "conciencia”, incluidos contenidos. El sistema
orientador de la conciencia tiene cuatro aspectos que corresponden a cuatro
funciones empíricas, esta cuaternidad es un orden arquetípico, y como tal es
susceptible de infinitas explicaciones, ampliaciones y acotaciones.
Esta interpretación que me propongo hacer mirándome y apoyado en la visión de
DR. Carl G Jung, tiene peso solo cuanto alude a funciones psíquicas, pues como ya
señalé cada arquetipo es psicológicamente un "fascinosum”. Los fenómenos
anímicos pertenecen a aquellos "fenómenos límites”, que aparecen en situaciones
psíquicas caracterizadas siempre por la irrupción más o menos súbita de una forma
o situación vital que parece ser condición o el fundamento imprescindible del curso
de los propios procesos de la vida, incluyo en esto al mismo proceso de
individuación. Podemos hablar de experiencias internas de las mas variadas, con
anuales, runas, avistamientos, luces, esferas, presencias, visiones, dioses, etc…..;
pero son solo eso, fenómenos mnuminosos, míticos, arquetipos todos, más allá de
las características personales que le den colorido propio.
Eso es lo fascinosum del arquetipo que nos suscita y proscribe a la vez..., y ese es el
cerrojo y llave. De ahí que lo increado sea imposible de explicar, ni siquiera de
vivenciar, y esa es la paradoja… Decir que uno debe "concienciar” es una particular
forma de error, hay paradoja en ello, pues solo se concientiza lo arquetípico, y en
buena hora, pues ese es el camino laberíntico para llegar al centro, y solo desde ese
centro es percibible el puente, la posibilidad de pontificarse, la propiciación del
salto. Hay algo que ver respecto al alma…
Es Paracelso el que señala una puntual coincidencia. Como la "serpiente mercurial”
de los alquimistas es designado con frecuencia el principio anímico y presentado
bajo la figura de la "sirena”, su capacidad de transformación y poder de sanación es
de mucha importancia, pues estas mismas particularidades son atribuidas a
"Mercurio”. Por otro lado Mercurio es presentado en la figura del "anciano
Hermes”, con lo que se hace visible que en la fenomenología simbólica de Mercurio
confluyen dos arquetipos, el del ÁNIMA y el del ANCIANO SABIO. En el alma se
dan las más engañosas imágenes de la fantasía, en las que se mezcla el más alto
sentido y el más funesto absurdo que atrae a todos al laberinto de la vida. De estas
imágenes "fascinadoras” se extrae la más alta inspiración, es decir, todo lo pleno de
sentido y valor, lo he visto como un proceso de destilación colmando el recipiente
predispuesto del alma, y es ese el momento donde ella abre una ventana al
entendimiento, es decir, ilumina.
Claro, lo fascinosum eleva, impulsa a que uno vislumbre la fuerza del YO, su
potencial fuerza suscita pero a la vez se proscribe llevando con esa exaltación
inspiradora al principio anímico a una instancia superior. Pero semejante salto
iluminador deja a la vista la sombra, y si la espiritualización es la confesión de la
mentira en uno mismo, pues es esa parte de anima-animal la que uno debe comer,
tragar, y no es "fácil”….. Por eso alude Paracelso a un proceso de separación y
discriminación, a un proceso crítico de juicio; hay un peligro que a veces lleva años
descubrirlo, es el quedar atrapado entre estas dos formas del arquetipo: por un
lado enemistado con lo anímico que hace que ese principio pulse tornándose
nefasto, y por otro renegando contra el "anciano” ubicándolo en una potestad que
lo hace inalcanzable dentro de uno.
Es así que el alma en esas condiciones se transforma en "Morgana” y el anciano en
el mismo "Minotauro”. Morgana que roba la voluntad viril para concebir un hijo de
la carne, del incesto, y el anciano sabio ya no devela sino más bien encierra, devora
como el Minotauro la inocencia espiritual. Pero volvamos a ver esa cuaternidad
expuesta al principio. Esta condición de fascinosum del arquetipo da la posibilidad
de ver en uno lo suscitador y lo proscriptor a la vez, y en la expresión cuaternaria
uno se orienta si logra sintetizar en sí mismo una totalidad. Pero cada elemento de
la cuaternidad es suscitador y proscriptor y solo la inspiración reveladora lograda
en un profundo trabajo con los símbolos internos, dejará ver un misterio envuelto
por las capas de los argumentos anímicos de vida.
Veamos entonces:
LA HIJA: Es un rostro del alma que habita en el área del corazón, encerrada en la
cápsula cordis. El corazón es esencialmente emocional, intranquilo y muy inclinado
a participar efectivamente en la turbulentia corpis. En él está asentada el alma mas
baja ligada a los procesos biológicos de crecimiento y evolución, cosas estas con
gran fuerza proscriptora; si estos procesos son comprendidos adviene su misterio
en la figura interna de una niña de gran mnuminosidad, revelante e impulsadota y
es la que permitirá decantar alquímicamente la "piedra”, esa piedra filosofal con la
que se comprenden los misterios de la vida.
LA ESPOSA: Habita donde las fuerzas de la oposición pueden neutralizarse
mutuamente y es allí donde el hombre reflexiona sobre sí, sobre su naturaleza, y ve
el funcionamiento de sus proyecciones en el intento por fecundar afuera lo que
debe ser fecundado dentro. Si la proscripción impera, el hombre se verá
desbordado por los desarrollos de "la familia”, ya sea que él la integre o funde….. A
quién entienda esto advendrá sobre él el "antídoto”, esa tinta, esa quinta esencia
que permite ver en realidad el poder hipnótico y narcotizante de la estructura y
función de esta creación….
LA HERMANA: Con la hermana se comparte una línea, un linaje, ella no es
esposa ni hija, la esposa es la sangre puesta en la proyección, la hija es la sangre
puesta en el desarrollo. La hermana comparte la línea sanguínea, es la que entrega
el secreto de nuestra estirpe, de nuestro linaje, nos permite advenirnos a la
comprensión de nuestros símbolos ancestrales. Nos proscribe el contacto con las
raíces pero a la vez suscita el acceso al entendimiento de la misión familiar, de
donde podemos vernos en la línea de su desarrollo para alcanzar la reunificación,
de allí su asociación al elixir de la larga vida, de la inmortalidad, y la posibilidad de
hallar la forma en que ha sido encadenada nuestra sangre…
LA MADRE: Es ella la que "señala”, si descubrimos el misterio, el cairos del
"nuevo nacimiento”, desoír su voz es no escuchar el sonido que nos trae hacia el
nuevo alumbramiento. Si no hay posibilidad de nacer, no hay forma de morir, la
muerte solo sería el reciclaje en el eterno retorno, un giro más en la rueda del
samsara. El carbón puede "MORIR” cuando sus cristales están alineados hacia su
oriente…. Su fuerza proscriptora es muy fuerte, pues es su aspecto Kwan Yin la que
nos liga, la que nos cierra el cerrojo y ciñe el nudo con su "amor” que es lo que
sostiene la conciencia del Demiurgo….
El alma es a la vista de este desarrollo, si se me permite una analogía un tejido, un
tapiz. Sobre la urdimbre como las líneas orientadas hacia "ELLA”, zigzaguea el hilo
del tiempo y del desarrollo de los procesos creando el colorido de la historia, la
estampa formalizada de nuestro sujeto.
Es así que integrando:
HIJA: sensibilidad (percepción sensible), procesos.
ESPOSA: sentimientos, proyecciones.
HERMANA: pensamientos, reunificación.
MADRE: intuición, capacidad de vislumbrar, muerte-nacimiento.
Llegamos al umbral del arquetipo "DAMA”, pues como ya se dijo, los fenómenos
anímicos pertenecen a aquellos "fenómenos límites”….
En el proceso alquímico descripto por Paracelso se los llama:
PHANTASIA: invención lúdica subjetiva, sin validez objetiva, propia de la
percepción sensible.
IMAGINATIO: actividad recreadora del alma que procura imágenes y formas,
propia de los sentimientos y proyecciones.
SPECULATIO: corresponde al pensamiento filosófico, místico, esotérico, artístico,
científico, etc.
AGNATA FIDES: fe innata, propia de la muerte y nacimiento.
Ahora bien, la vivencia de la unión está representada por una fiesta nupcial, es el
abrazo y reunión de los dos principios anímicos en el mismo individuo, es la unión
feliz de una dualidad separada aparentemente sin remedio en la totalidad de un ser
único. Pero esta unidad abraza la multiplicidad de todos los seres, el yo que me
abraza, abraza también a muchos otros, pues el inconciente no me pertenece y no
es mi propiedad sino que está en todas partes. Es paradójicamente quinta esencia
del individuo y sin embargo al mismo tiempo, algo colectivo…
La reunificación de los cuatro rostros en una quinta esencia que se esposa con el
hombre que emerge del agua, por que el principio anímico femenino en él toma
alas, conlleva a la boda….. Y es allí donde se manifiesta el SER en uno………..
(Gracias al Dr. Jung por los conceptos en su obra que tomé prestados)