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¿DE QUÉ COLOR ES TU

PARACAÍDAS?2012

Edición del 40º aniversario

RICHARD N. BOLLES

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TESTIMONIOS RECIENTES DE LECTORES

“La nueva edición del libro de búsqueda de empleo ¿De qué color es tu paracaí-

das?, con record de ventas, además de los consejos de probada efectividad que

Dick Bolles ha proporcionado durante casi cuarenta años, tiene nueva informa-

ción referente a la productividad de esa pesquisa, clubes de ocupación, y cómo

organizar y controlar su búsqueda de empleos. ¿De qué color es tu paracaídas?

es merecidamente el libro más popular de su tipo con una venta superior a los

diez millones de ejemplares en 26 idiomas.

Esta edición de 2012 es tan relevante hoy como cuando fue publicada por

primera vez. La perspicacia de Dick Bolles permanece a la vanguardia de los

expertos en búsqueda de empleo y el libro es pródigo en sugerencias nuevas y

actualizadas, con los consejos clásicos que no pierden vigencia”.

—Alison Doyle, About.com Guide

“Me gradué de la universidad en 2008, me abandoné sin esperanzas a la frus-

tración del recién graduado, y recibí el mejor consejo de mi vida: leer su libro

¿De qué color es tu paracaídas? En la actualidad, estoy feliz en [un] empleo que

es la envidia de mis colegas. Soy testimonio vivo de su libro y se lo recomiendo

a todo el que conozco. Será eternamente el regalo que les doy a los recién gra-

duados. ¡Gracias por escribir su libro! No tengo palabras para describir cuánto

lo he disfrutado”.

—Whitney Moore

“Todo el que busque orientación para una profesión o información sólida para

encontrar el trabajo idóneo debe comenzar leyendo ¿De qué color es tu para-

caídas?, el libro clásico de Richard Bolles. Está considerado como uno de los

libros de mayor influencia de todos los tiempos por una razón: ha cambiado

probablemente el rumbo de la vida de más personas que casi cualquier otro,

con excepción de la Biblia. Richard actualiza el libro todos los años para que sea

siempre relevante”.

—Eric Wentworth

“Dick Bolles es efectivamente el ‘inventor’ de la planificación profesional tal y

como la conocemos en la actualidad”.

—Tom O’Neil

“Si usted va a una librería y encuentra la sección referente a empleos, profesio-

nes o redes de contactos, la razón de su existencia es Dick Bolles. Su libro ¿De

qué color es tu paracaídas? ha ayudado a muchísimas personas a encontrar su

verdadera pasión por el trabajo. Además, es un gran hombre”.

—G.L. Hoffman, JobDig

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“Dick Bolles es la única persona en la Tierra que no necesita mi recomendación.

Todos conocen su valor en el campo del desarrollo profesional. Mi recomenda-

ción/gratitud es por su amistad. Es un ser humano maravilloso, alegre, flexible

y generoso”.

—Ellen Jackson

“Dick Bolles es ingenioso, agudo y tiene ideas magníficas...”

—Karen Elizabeth Davies

“Quiero recomendar a Dick por su dedicación como escritor e instructor.

La influencia que el Sr. Bolles ha ejercido en personas en transición profesional,

como yo cuando estalló la burbuja de las Punto-Com, es inconmensurable… Su

erudición de sabio cambió mi vida para siempre, e insisto en que todos los fu-

turos empleados deben leer el libro del paracaídas”.

—Devin Hedge

“Sólo quiero decir cuán agradecida le estoy a usted y a su libro ¿De qué color es tu

paracaídas? En mayo me gradué de una universidad de cuatro años y no tenía ni idea

de lo que quería hacer, ni mucho menos de cómo buscar empleo. Como cualquier

joven, creía que me las sabía todas y no necesitaba consejos de nadie, pero al cabo

de unos meses sin empleo me di cuenta de que estaba equivocada. Mi padre me

regaló un ejemplar de su libro, pero pasaron los meses y nada, ni una entrevista de

trabajo, y lo leí de veras, hice los ejercicios y confié en lo que usted decía. No creí que

encontraría MI empleo, el empleo perfecto. Pero lo conseguí, en una institución sin

fines de lucro que realiza misiones quirúrgicas para curar el labio leporino y la bóveda

palatina en China y África. Un empleo que tiene literalmente todos los atributos que

deseaba. Pero de no haber hecho los ejercicios del libro, no hubiera sabido cuáles

eran los atributos que necesitaba en un empleo. Como estoy segura de que proba-

blemente recibe cientos de mensajes por correo electrónico diciendo lo mismo, seré

breve: sólo quiero decir que les debo mi felicidad laboral a usted y a mi padre. Reco-

miendo su libro A TODOS, incluyendo a quienes no conozco”.

—Heather Smith

“¿Cómo puede haber nadie que trabaje en el sector de las profesiones y empleos

que no sólo recomiende a Dick sino que le agradezca a él (y al Todopoderoso)

por haber creado sin ayuda de nadie la industria que amamos y apreciamos? Sin

duda alguna, estoy consciente de que no estaría aquí si Dick y su paracaídas no

me hubieran señalado el camino. Claro está, ¿De qué color es tu paracaídas? no

es La Biblia. Pero puede ocupar un segundo lugar. Sé que hablo en representa-

ción de todo aquel que trabaja en el sector de profesiones/empleos cuando

digo… ‘GRACIAS, DICK, por todo lo que has hecho. Eres una de esas escasas

personas que llegan a ser realmente una leyenda en el tiempo que le tocó vivir’”.

—Jay Block

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¿DE QUÉ COLOR ES TU

PARACAÍDAS?

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“No tengo paracaídas de ningún color”.

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¿DE QUÉ COLOR ES TU

PARACAÍDAS?2012

Edición del 40º aniversario

RICHARD N. BOLLES

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Título original: What Color is Your Parachute? © 2012 Richard N. Bolles

© De esta edición: 2012, Santillana USA Publishing Company, Inc. 2023 N.W. 84th Avenue Doral, FL 33122 Teléfono: (305) 591-9522 Fax: (305) 591-7473 www.prisaediciones.com

¿De qué color es tu paracaídas?

ISBN: 978-1-61435-4970

Traducción: Diego Jesús Vega

Diseño de cubierta: Patty Benson de Goodsite Web Solutions, Santa Cruz, CA

Diseño de contracubierta: Colleen Cain

Diseño de interiores: Betsy Stromberg y Colleen Cail

Fotos de cubierta (de izquierda a derecha): ©Shutterstock.com/sculpies; iStockphoto.com/enjoynz; iStockphoto.com/4x6; iStockphoto.com/Illustrious.

Foto de Phil Wood de R. Philip Hanes, cortesía de Charlotte Hanes.

Dibujos de las páginas: viii, xix, 37, 232, 260-61 de Steven M. Johnson, autor de What the World Needs Now.

Ilustración en la página 74 de Beverly Anderson

Cuidado de la edición: Casandra Badillo, Verónica Esteban, Norman Duarte y Ana Cadenas

Primera edición: agosto de 2012

Impreso en el mes de julio en los talleres de XXXXXXXXXXXXXXXXXX

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de informa-ción, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por es-crito de la editorial.

El autor y la editorial no pretenden prestar servicios profesionales con la publicación de este libro. En el caso de que dichos servicios sean requeridos, se deberá solicitar la asis-tencia de un profesional calificado en el área. El autor y la editorial están exentos de toda responsabilidad legal, pérdida o riesgo sufrido como resultado del uso y aplicación de la información contenida en este libro.

Aunque el autor y la editorial han puesto su mayor empeño en proveer los números tele-fónicos y direcciones de Internet correctos al momento de la publicación de este libro, el autor y la editorial no se hacen responsables de cualquier error o cambios que se realicen tras la fecha de publicación de este libro.

Neither the author nor the Publisher is engaged in rendering professional services by publishing this book. If any such assistance is required, the services of a qualified profes-sional should be sought. The author and Publisher will not be responsible for any liability, loss, or risk incurred as a result of the use and application of any of the information con-tained in this book.

While the author and the Publisher have made every effort to provide accurate telephone numbers and Internet addresses at the time of publication, neither the Publisher nor the author assumes responsibility for errors or for changes that occur after publication.

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Published in The United States of America

La maravillosa actrizAnne Bancroft (1931–2005)

solía decir acerca de su esposo Mel Brooks:Mi corazón se agita cada vez que oigo su llave

girar en la cerradura, y pienso en silencio:‘¡Qué maravilla! La fiesta está a punto de comenzar’.

Esto es exactamente lo que sientopor mi esposa,

Marci García Mendoza Bolles,un ángel del Señor originario de Filipinas,

de quien me enamoré profundamente y con la queme uní en matrimonio el 22 de agosto de 2004.

¡Un matrimonio realmente encantado!

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LOS CAMINOS QUEPUEDE TOMAR

QUEDARSE EN SU ORGANIZACIÓN

ACTUAL

LA MISMA PROFESIÓN PERO EN UN NUEVO

LUGAR

QUEDARSE DONDE VIVE ACTUALMENTE

O MUDARSEA OTRO SITIO

HACER TRABAJOS TEMPORALES

SU PRÓXIMO PASO

SEGUIR EN SUPROFESIÓNACTUALCOMENZAR

UNA NUEVA

PROFESIÓN

TRABAJO DEJORNADAPARCIAL

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TRABAJO DEJORNADAPARCIAL

TRABAJARPARA OTRO

TRABAJAR

PARA USTED

MISMO

TRABAJO DETIEMPO COMPLETO

VARIOS EMPLEOS

(2, 3 O MÁS TRABAJOS

DE JORNADA PARCIAL) UNA SOLAPROFESIÓN

TRABAJAREN CASA

HACER TRABAJO VOLUNTARIO O UNA PASANTÍA

VOLVER A LOSESTUDIOS EN UN

CURSO LEGÍTIMO DE RECAPACITACIÓN

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Contenido

Prefacio: La edición del 40o aniversario de este libro xiiNota sobre el uso de las cursivas xvii

INTRODUCCIÓN

Capítulo 1: ¿Cómo encontrar la Esperanza? 3

Capítulo 2: Las habilidades de supervivencia que más necesita en el mundo de hoy 13

I. ACTITUDES NECESARIAS PARA SOBREVIVIR

Capítulo 3: Las tres actitudes necesarias para sobrevivir 23

Capítulo 4: Cómo lidiar con los impedimentos 37

II. TÉCNICAS AVANZADAS DE BÚSQUEDA DE EMPLEO

Capítulo 5: Las mejores y peores formas de buscar esas plazas vacantes 51

Capítulo 6: ¿Por qué es tan necesario su currículo? 75

Capítulo 7: Redes de contactos en la era de los medios sociales 93

Capítulo 8: Dieciséis consejos para la entrevista de trabajo 117

Capítulo 9: Los seis secretos de la negociación salarial 143

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III. TÉCNICAS AVANZADAS PARA CREAR EMPLEOS

Capítulo 10: Cómo iniciar su propio negocio 159

Capítulo 11: Ser inventivo es vital para sobrevivir 175

Capítulo 12: Cómo escoger una nueva profesión 179

IV. INVENTARIO DE LO QUE PUEDE OFRECERLE AL MUNDO

Capítulo 13: Autoinventario (Ejercicio de la Flor) 191

¿QUÉ habilidades le gusta más usar?

¿DÓNDE quiere usar esas habilidades?

¿CÓMO encontrar el nombre de ese tipo de empleo (o empleos)?

V. UNO ENSEÑA, OTRO APRENDE

Capítulo 14: Cómo enseñar a los demás las habilidades de búsqueda de empleo para sobrevivir 275

LAS PÁGINAS ROSA

Apéndice A: Cómo descubrir su misión en la vida 286

Apéndice B: Cómo vencer la “depresión del desempleado” 305

Apéndice C: Cómo elegir un asesor o preparador profesional 315

Apéndice D: Muestra de lista de asesores 332

Acerca del autor 352

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xii

Prefacio: La edición del 40° aniversario de este libro

13 de junio, 2011

En medio de estas revisiones anuales, es hora de hacer una pausa mo-mentánea para celebrar. ¡Cuarenta años! Sí. Hasta ahora, durante cua-tro décadas he estado escribiendo, actualizando y revisando cada año este libro. En realidad dejé de hacerlo un año: 1975. Pero a excepción de éste, lo he hecho año tras año.

Más que un libro, ha sido un diario. Un diario que he escrito hasta el momento durante cuarenta años. Nuevas anotaciones, nuevos acon-tecimientos cada año. A menudo bromeo con quienes me preguntan cuántos libros he escrito en este tiempo. La respuesta correcta es diez. Pero, pensando solamente en el Paracaídas, digo: “Cuarenta. Todos con el mismo título pero un contenido diferente”.

La esencia básica ha sido la misma desde el comienzo: ¿Qué va a hacer con su vida a partir de aquí? La respuesta a esa pregunta se reduce siempre a la respuesta de tres interrogantes simples, que no han cambiado en los mismos cuarenta años: CUÁLES, DÓNDE y CÓMO. (¿CUÁLES son sus habilidades transferibles favoritas? ¿DÓNDE le gustaría más usar esas ha-bilidades transferibles? Y ¿CÓMO encontrar el o los nombres de ese em-pleo, los sitios donde los hay y las personas con poder para contratarle?) Pero en torno a esa esencia giran decenas de nuevos acontecimientos, año tras año, como planetas en la órbita del sol.

El dilema de un escritor se describe fácilmente: ¿Cuánto es dema-siada información? ¿Y cuánto es demasiado poca? Creo que por todas partes hay demasiada información —particularmente en Internet— y si tratase de abarcarla toda, el libro tendría cientos de páginas. Por tanto, mi responsabilidad es filtrarla y hablar sólo de las verdades más esenciales.

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La edición del 40° aniversario de este libro xiii

Pero (un “pero” mayúsculo) creo que mi responsabilidad es recopilar la mayor cantidad de información posible en mi escritorio, antes de filtrarla y transformarla en lo que considero como elementos esenciales.

En otras palabras, asemejo la tarea del escritor a la de un pescador: lanzar una gran red, atrapar muchos peces, pero conservar sólo los mejores.

De esa manera, durante el año lanzo mi red y acumulo amplios archi-vos referentes a todo lo que ejerce un efecto en nuestros empleos y en la capacidad de conseguir nuestro sustento y el de nuestras familias: el catas-trófico desastre triple en Japón; las crecientes manifestaciones de ejércitos de jóvenes desempleados y otras personas en el Oriente Medio; los devas-tadores terremotos en Haití, Nueva Zelandia y otros sitios; el derrame de petróleo de BP en el Golfo de México; BRIC (las economías en surgimiento de Brasil, Rusia, India y China y su fascinante apetito de energía y todo lo demás); las pertinaces tasas de desempleo en todo el mundo; las crecien-tes deudas nacionales de países de todo el planeta; la adopción de riguro-sos recortes de presupuestos también en todo el mundo; las devastadoras cifras de ejecución hipotecaria de las viviendas; la pérdida del valor de las casas; la pérdida de empleos en determinados sectores; la crisis del cré-dito; los elevados precios de la gasolina; el aumento de los precios de los alimentos y su escasez; las pandemias; la quiebra de negocios famosos; la reducción de los fondos de pensiones; el aumento de la edad de jubilación; el libre comercio, la contratación en el extranjero; el iPhone 4, el iPad 2, el Android, la Web 2.0, los medios sociales, Facebook, Twitter, los blogs, los mensajes de texto, los servidores externos de almacenamiento de ar-chivos, LinkedIn, LinkUp, Checkster, Workblast (currículos en video), y los mecanismos de búsqueda globales dedicados exclusivamente a plazas vacantes como Indeed o SimplyHired; las cambiantes técnicas de bús-queda de empleo; habilidades sociales; redes sociales; portafolios; entre-vistas conductuales; asociaciones de asesores; e historias individuales de cazadores de empleos. Además, cuatro veces al año no hago nada más que interactuar con cazadores de empleos y personas que cambian de profe-sión, reuniéndonos en casa por cinco días seguidos. Con tal interacción personal, me actualicé acerca de los problemas actuales que enfrentan hombres y mujeres en el Mundo del Desempleo.

Pero, luego de haber lanzado la red más amplia posible durante todo el año, cuando llega la hora de redactar la actualización anual de este libro, examino las redes, clasifico los peces y trato de conservar sólo los mejores. A partir de ahí, mi trabajo es no saber ni escribir dema-

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xiv Prefacio

siado. Mi trabajo es escribir de forma simple y filtrar montañas de in-formación, reduciéndolas a lo básico. Mi trabajo es buscar las ideas que le den esperanza al lector. Porque, en definitiva, este es un Libro de Esperanza, disfrazado de manual de búsqueda de empleo.

Dicho sea de paso, no llegué solo a este punto. Y no estoy aquí solo. Ni tampoco mi inspiración es solitaria. Ni puedo escribir solo. De ahí que esté lleno de gratitud. Primero de todo, me encanta cada momento de mi vida con una mujer tan maravillosa como mi esposa, Marci. Para ella todo mi agradecimiento. Gracias en especial a Marci por ser la an-fitriona de los Talleres de Cinco Días que realizo cada tres meses en nuestra casa del Área de la Bahía de San Francisco. Es una mujer rara que acoge a veintiún desconocidos en su casa durante cinco días segui-dos, prepara desayuno y almuerzo para todos e irradia al mismo tiempo gracia e interés individual por cada uno, todo el tiempo. (Para más deta-lles, escriba a [email protected].)

También le agradezco a Ann, mi única hermana, fallecida el 11 de mayo de este año. Era un amor. Voy a echar de menos su voz y su sabiduría.

Les agradezco a mis cuatro hijos adultos y a sus familias: Stephen, Mark, Gary y Sharon, y a su amante madre, mi exesposa Jan, quien participa en todas nuestras reuniones familiares; y a mi exhijastra, la Dra. Serena Brewer, a quien ayudé a criar durante veinte años, y quien comparte su compasión natural con la gente de Butte, Montana. Tam-bién agradezco a Janice y Adlai, los hijos adultos de Marci, y a sus fami-lias. Los amo entrañablemente.

Asimismo, quiero expresar mi gratitud (y la de Marci) a mi queri-dísimo amigo Daniel Porot, de Ginebra, Suiza: ambos impartimos clases dos semanas cada verano por diecinueve años; lo mismo para Dave Swanson; y a mis amigos internacionales: Brian McIvor de Ir-landa, John Webb y Madeleine Leitner de Alemania, Yves Lermusi, cofundador de Checkster, natural de Bélgica, Pete Hawkins de Liver-pool, Inglaterra, Debra Angel MacDougall de Escocia, Byung Ju Cho de Corea del Sur, Tom O’Neil de Nueva Zelandia. En este país, a Howard Figler, amado amigo y coautor de nuestro manual para aseso-res profesionales, Marty Nemko, Joel Garfinkle, Richard Leider, Dick Knowdell, Rich Feller, Dick Gaither, Warren Farrell, a los trabajado-res de Ten Speed Press en Berkeley, California, ahora casa editorial de Crown Publishing Group of Random House, y a Maya Mavjee, direc-tora de Crown, por su amabilidad.

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La edición del 40° aniversario de este libro xv

En diciembre pasado enterramos a Phil Wood, fundador de Ten Speed Press y amigo mío durante cuarenta años. Era un hombre entra-ñable, y a él le debo más de lo que puedo decir, por ayudar a que Para-caídas encontrara su público y por dejarme ejercer gran control sobre las ediciones anuales. Si no hubiese sido por él no se hubieran vendido diez millones de ejemplares de Paracaídas.

Phil Wood en Bohemian Grove

Aprecio enormemente a mis amigos actuales de Ten Speed: Aaron Wehner, editor jefe, George Young, Kara Van de Water, Lisa Westmore-land, y Colleen Cain.

Un agradecimiento especial a mis lectores —diez millones en total— por comprar mis libros, por confiar en mis consejos y por seguir sus sue-ños. Nunca antes conocí tantas almas maravillosas. A todos les agradezco.

Finalmente, no puedo dejar de expresarle mi más sincero agradeci-miento a nuestro Gran Creador, a Quien toda mi vida he conocido gracias a mi Señor Jesucristo, tan real como mi propia respiración y Roca de mi vida en cada prueba y tragedia, especialmente en el asesinato de mi único hermano, Don Bolles, víctima de la explosión de una bomba dentro de un automóvil en Phoenix, Arizona, en 1976, a quien ahora se le rinde home-naje en uno de los salones del Newseum, en Washington, D.C.

No hablo a menudo de mi fe. Está… ahí. Pero es la fuente de toda la gracia, sabiduría o compasión que he encontrado o compartido con otras personas. Agradezco inmensamente esa vida y la misión que me ha asig-nado Nuestro Creador: ayudar a que los demás puedan hacer que sus vi-das tengan un reconocimiento real, en esta nave espacial que es la Tierra.

Dick [email protected]

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NOTA SOBRE EL USO DE LAS CURSIVAS

Quiero explicar que no he aplicado una norma convencional en el uso de la cursiva a lo largo del libro. Uso la cursiva siempre que, si pronun-ciara la frase en voz alta, pondría énfasis en esa palabra o frase. También la uso para marcar una digresión de ideas y para mantener la idea y el ritmo de la frase. Así pues, escribo como hablo.

R. N. B.

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INTRODUCCIÓN

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Era el mejor de los tiempos,

era el peor de los tiempos,

la edad de la sabiduría,

y también de la locura;

la época de las creencias,

y la de la incredulidad;

la era de la luz,

y de las tinieblas;

la primavera de la esperanza,

y el invierno de la desesperación.

Todo lo poseíamos,

pero no teníamos nada;

caminábamos en derechura al cielo,

y nos extraviábamos por el camino opuesto...

CHARLESDICKENS(1812–1870)

Historia de dos ciudades

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Capítulo 1. ¿Cómo encontrarla Esperanza?

Si existiese una especie de calcomanía nacional para nuestros automó-viles, la de este año sería: “No tengo trabajo, no puedo encontrar em-pleo y he hecho todo lo posible”.

Por supuesto, no todos la pondrían en el parachoques. Después de todo, unas 139 millones de personas tienen empleo en los Estados Unidos. Pero otros 15 millones no. Y de éstas, seis millones tendrían puesta la calcomanía durante más de veintisiete meses. Muchos de ellos han estado desempleados todo ese tiempo. Y eso es sólo en los Estados Unidos. En otras partes del mundo, de más está decir que, trágicamente, las altas tasas de desempleo son un problema mundial, como hemos visto este año en el Oriente Medio y otras atribuladas naciones del mundo.

En estos tiempos, dondequiera que vamos escuchamos este lamen-to: “Llevo demasiado tiempo sin trabajo y no puedo encontrar empleo a pesar de lo que me esfuerzo por lograrlo”. Y bien que nos esforzamos. A veces en vano. Nos echan a la calle, buscamos empleo como solíamos hacer, pero sin éxito. Es una nueva experiencia para muchos. Y una ex-periencia que no pudimos prever. Nada funciona. Y el desempleo sigue.

Esto nos sacude emocionalmente hasta lo más profundo y con frecuencia provoca una disminución de nuestra autoestima. A me-nudo, estas tragedias gemelas, la depresión y la desesperanza, van de la mano. Nos parece que la vida nunca va a mejorar. Nos parece que esa situación se mantendrá por siempre. (Lo sé. Como cualquier estadounidense normal, he estado sin trabajo dos veces en mi vida. No fue fácil.)

¿Qué necesitamos?Pues, necesitamos desesperadamente un empleo. Por supuesto.

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4 Capítulo 1

Pero, más que eso, cuando estamos desempleados necesitamos desesperadamente, desesperadamente, la Esperanza.

LA CLAVE PARA ENCONTRAR LA ESPERANZA

Con el paso de los años, los expertos han descubierto cuál es la clave a la Esperanza: la Esperanza exige que, en cada situación, tengamos por lo menos dos alternativas.

No tener una sola manera única de describirnos, sino dos, por lo menos.

No tener una sola manera de buscar empleo, sino dos, por lo menos.No buscar un solo consejo de empleo, sino dos, por lo menos.No buscar una compañía de una sola magnitud, sino de dos, por lo

menos.No tener un solo sitio donde nos gustaría trabajar realmente, sino

dos, por lo menos.Y así sucesivamente.Para tener Esperanza cuando no se tiene trabajo hay que garantizar

que en cada situación en que se encuentre, no se lo jugará todo a una sola carta.

Tener sólo un plan, una opción, es la receta segura de la desespera-ción. Le doy un ejemplo sencillo: en un estudio en el que participaron 100 personas que buscaban empleo y usaban un solo método para su búsqueda, por lo general 51 de ellas la abandonaron al segundo mes. O sea, más de la mitad. Perdieron la Esperanza. Por otro lado, de 100 personas que buscaban empleo mediante dos o más formas de búsqueda diferentes, por lo general sólo 31 de ellas la abandonaron al segundo mes. O sea, menos de la tercera parte.

Estos últimos perseveraron porque tenían Esperanza. Por eso, esta verdad debe permanecer siempre en su mente:

Siquieremantener laEsperanza,debedeterminarsiempredosalternativasporlomenosentodoloquehagamientrasbuscaempleo

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¿Cómo encontrar la Esperanza? 5

LISTA DE ALTERNATIVAS DE BÚSQUEDADE EMPLEO

Sólo para estar seguros de que “elegimos las cartas de una baraja com-pleta”, ensayemos cuáles son las opciones alternativas que tenemos si estamos desempleados. Existen dieciocho formas diferentes de buscar empleo. Probablemente conoce gran parte de éstas, pero, en aras de la exhaustividad, vamos a enumerarlas todas. Son las siguientes:1. Autoinventario. Haga un autoinventario completo de las habili-

dades y conocimientos transferibles que más le gusta usar, para definirse a sí mismo exactamente qué es lo que puede ofrecerle al mundo, y exactamente qué empleo(s) es el que más le gustaría conseguir.

2. Internet. El 82 por ciento de los estadounidenses navegan por In-ternet por un promedio de diecinueve horas a la semana. Si es uno de ellos, y su finalidad es trabajar para otro, use Internet para co-locar su currículo y/o buscar los anuncios de “plazas vacantes” de los empleadores en sus propios sitios Web o en otras partes (con sitios globales de búsqueda de empleo como Indeed o SimplyHi-red, y de “tableros de anuncios de empleos” específicos como Ca-reerBuilder, Yahoo/Hot Jobs, Monster, LinkUp, Hound, “sitios de nicho” para sectores en particular [visite www.internetinc.com/job-search-websites para ver un directorio], y sitios no relacionados con empleos como LinkedIn, Facebook, Twitter o la inmensamente popular Craigslist). Si, por el contrario, desea trabajar por su cuen-ta, use Internet para enterarse de cómo hacerlo, de cómo crear su “marca” y cómo transmitir a un público más amplio el mensaje de lo que ofrece.

3. Redes de contactos. Pídeles a tus amigos, familiares o conocidos en la comunidad “pistas de empleo” (rima con “lo que más deseo”). Hay dos maneras de hacerlo, una es pura palabrería; la otra realmente útil. En el primer caso, usa el poco convincente “Perdí mi empleo. Si te enteras de algo, dímelo”, que dejará a su interlocutor totalmente confundido acerca de lo que usted está buscando, a menos que sea exactamente el mismo trabajo que siempre ha desempeñado. Otra manera mucho mejor: después de usar el mencionado método #1, diga los detalles específicos de lo que usted entiende como “algo”. Y luego vea cuánto pueden acercarse a eso.

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6 Capítulo 1

4. Escuelas. “Escuelas” equivale a escuela secundaria, de comercio, por Internet, institutos universitarios comunitarios, facultades de cuatro años o universidades. Pregúnteles si tienen pistas de em-pleo a un exprofesor o maestro, o a su oficina de profesión/exalum-nos en las escuelas a las cuales asistió.

5. Gobierno federal. Visite la oficina federal/estatal de servicios al desempleado más cercana, o sus centros OneStop (el directorio está en www.careeronestop.org) para orientaciones acerca de mejores maneras de buscar empleo y también pistas al respecto.

6. Agencias privadas de empleo. Puede recurrir a las análogas de las agencias federales/estatales (el directorio está en www.usa.gov/Agencies/State_and_Territories.shtml).

7. Servicio civil. Haga el examen de servicio civil para competir por un empleo en el gobierno (http://federaljobs.net/exams.htm y/ohttp://tinyurl.com/9vyfqe).

8. Periódicos. Responda a los anuncios clasificados locales (en perió-dicos, asumiendo que su ciudad o pueblo aún tenga un periódico, en Internet o impreso, o ambos). La edición dominical es normal-mente la más útil. Visite http://tinyurl.com/d58l8z para aprender a usarlos; para ver un directorio de sus versiones en Internet, visite www.newslink.org. También hay un sitio Web con noticias recien-tes de cualquier sector que le interese (¿dónde acaban de abrirse pla-zas vacantes?), en http://www.congoo.com/Industry.

9. Revistas profesionales. Lea las revistas profesionales en su área de trabajo o campo de especialidad, y responda a cualquier anun-cio que le resulte interesante (directorio en http://tinyurl.com/dlfsdz).

10. Agencias de ocupación temporal. Visite las agencias de ocupa-ción temporal (que ofrecen contratos a corto plazo en sitios que necesitan su tiempo y habilidades por poco tiempo) y pregunte si la agencia/agencias pueden ubicarle en uno u otro lugar, hasta que en alguno de éstos le pregunten: “¿Puede quedarse permanen-temente?”. Como mínimo adquirirá experiencia que luego podrá incorporar a su currículo (el directorio de esas agencias y la califi-cación del público en www.rateatemp.com/temp-agency-list).

11. Jornaleros. Visite lugares en donde los empleadores solicitan jor-naleros: esquinas de calles bien conocidas de su ciudad (pregunte por ellas) o salones de sindicatos, etc., para conseguir trabajo a

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¿Cómo encontrar la Esperanza? 7

corto plazo que podría resultar en un empleo más permanente a fin de cuentas. Probablemente tenga que hacer tareas que requie-ren usar las manos, pero cuando se está desesperado, no debe ha-ber trabajo “inferior”.

12. Clubes de ocupación. Inscríbase o forme un “grupo de apoyo” o “club de ocupación” que se reúna semanalmente para intercam-biar pistas de empleos y ofrecer respaldo emocional. Averigüe en la cámara de comercio y las iglesias, mezquitas o sinagogas de la localidad si existe ese tipo de grupos en su comunidad. Hay un directorio excelente en la página de búsqueda de empleo de Susan Joyce job-hunt.org (http://tinyurl.com/7a9xbb).

13. Currículos. Puede enviar currículos a ciegas, cubriendo su área de especialización. También puede enfocarse en sitios determinados que le interesen, y enviarles copias digitales o por correo postal de su currículo, dirigidas específicamente a ellos. Pero ese método ya lo conoce, ¿no es cierto?

14. Elegir sitios que le interesen. Visitar cualquier empleador, fábri-ca, tienda, empresa u oficina que le interese, independientemente de que tengan plazas vacantes o no. Tal vez se haya dado cuenta de que esto funciona mejor con empleadores más pequeños (con veinticinco empleados o menos; y si no consigue trabajo, visite aquéllos con cincuenta empleados o menos; o, si tampoco resulta, entonces a aquéllos con cien empleados o menos, etc.).

15. El directorio telefónico. Use el índice de su directorio conocido como Páginas Amarillas para identificar de cinco a diez entradaso categorías (materias, campos o sectores) que le interesen —en la ciudad o pueblo donde reside, o donde quiere residir— y lue-go llámelos por teléfono, o, mejor aún, visite las organizaciones relacionadas con esos encabezamientos (insisto, mientras más pe-queños, mejor) tengan o no plazas vacantes. Por cierto, el gerente de personal (http://tinyurl.com/3jnjewo) o la oficina de recursos humanos —si la tienen— responde a ese empleador, no a usted. Su función básica es no darle empleo, por lo que evítelos si puede. En ocasiones, para estar seguro, podría “tropezar” con un funcionario de recursos humanos que quiere ayudarle. Si lo encuentra, consi-dérese una mujer (u hombre) con suerte.

16. Trabajo voluntario. Si está en una buena situación económica por el momento pero no puede encontrar empleo, puede ofrecerse

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8 Capítulo 1

para trabajar como voluntario, por un tiempo corto, en un sitio que tenga una “causa” o misión que le interese (puede encontrar un directorio de estos sitios www.volunteermatch.org). Su fina-lidad no es sólo sentirse útil, mientras no encuentra empleo, sino que espera que en algún momento quieran contratarle para un empleo remunerado. Las posibilidades de que esto ocurra en estos tiempos de tribulación no son muchas, por lo que no cuente con ello y no fuerce las cosas. Sin embargo, a veces le sorprenderá que le pidan que se quede a trabajar como asalariado.

17. Trabaje por su cuenta. Inicie una pequeña empresa, comercio o servicio propio, después de observar atentamente primero de qué servicio o producto carece su comunidad y realmente nece-sita (vea http://tinyurl.com/3rwxmka; también http://tinyurl.com/3syrmq7).

18. Cursos de reciclaje y capacitación. Vuelva a estudiar y capacítese para otro tipo de ocupación diferente. Especialmente importante si no sabe nada de computación.

MENTIRAS, MALDITAS MENTIRAS,Y ESTADÍSTICAS

Así es como un bromista evadió en una ocasión la palabra “mentiras”. Hago mención de esto porque las Alternativas le dan Esperanza, pero las estadísticas se la pueden quitar si les da la importancia que no merecen.

Gran parte de esto depende de a qué estadísticas les presta atención. A los medios de comunicación, la Internet, los blogs, los tweets, a los canales de noticias de la televisión las veinticuatro horas, a los perió-dicos y a las revistas les encantan las estadísticas. Pero generalmente les encanta un tipo en particular de estadísticas: las que dan malas noticias. Noticias desalentadoras. De ruina y desesperanza.

¿Por qué ocurre así? No lo sé, pero es así. ¿Un ejemplo? En lo tocante al mercado laboral de los Estados Unidos, siempre hay dos grupos de esta-dísticas flotando para cada mes. El primer grupo: tomemos el mes febrero de 2009, el punto más alto de la reciente recesión. Según informó un sitio Web llamado JOLT (Job Openings & Labor Turnover)1, 4,360,000 estadouni-denses encontraron empleo ese mes. Así es, lo ha leído correctamente. Y a final de ese mes, otros 3,006,000 de plazas vacantes seguían abiertas y

1 www.bls.gov/jlt

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¿Cómo encontrar la Esperanza? 9

disponibles. ¿Buena noticia, no es cierto? 7,366,000 de plazas vacantes dis-ponibles u ocupadas, sólo en ese mes. En el apogeo de la recesión.

Ah, pero cada mes se divulga un segundo grupo de estadísticas, re-portadas esta vez el primer viernes de cada mes por la Oficina de Es-tadísticas Laborales, conocido como Current Population Survey.2 Se le conoce generalmente como Las estadísticas del desempleo, aunque es más exacto considerarlas como “la medida mensual de las dimensiones de la fuerza laboral en los Estados Unidos”. Sea como sea, el CPS reveló que, en ese mismo mes, febrero de 2009, las dimensiones de la fuerza labo-ral total en los Estados Unidos disminuyeron en 726,000 empleos. Por tanto, el índice de desempleo aumentó del 7.6 al 8.1 por ciento. Malas noticias, sin duda alguna.

Muy bien, ahí los tiene: dos grupos de estadísticas, uno con buenas noticias, el otro con malas. Ahora, ¿cuál de los dos usaron los medios? Claro, seguramente lo sabe: el de las malas noticias. “726,000 trabaja-dores perdieron su empleo. El desempleo se eleva al 8.1 por ciento” vociferaron los comentaristas y analistas de noticias. Y además de eso, añadieron: “Hay seis desempleados por cada plaza vacante”. En gene-ral, lo suficiente como para desalentar a la persona más optimista que busca empleo ese mes. O cualquier otro.

ESTADÍSTICAS ÚTILES

Siempre hay que analizar a qué estadísticas les prestamos más aten-ción: porque, de seguro, a veces las estadísticas pueden ayudarnos en vez de deprimirnos.

Ejemplos de cómo las estadísticas pueden ayudarle:1. Las estadísticas pueden ahorrarle tiempo y energía. Por ejemplo,

cuando considere métodos de búsqueda de empleo, puede serle útil saber cuáles son las posibilidades de que uno en particular le permita recuperar el tiempo invertido, o de que sea una pér-dida total de su tiempo. Esto lo trataremos más a fondo cuando analicemos las cinco mejores formas de buscar empleo y las cinco peores formas (hablando comparativamente).

2. Las estadísticas pueden orientarle hacia objetivos particulares. Pue-den revelarle cuándo una compañía específica tiene el tipo de desafíos que a usted le encantaría solucionar y cuándo una com-

2 www.bls.gov/cps