19 satan el ladron pastor guadalupe ramos
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Por G. Ramos R.
CONTENIDO Satán el robador del procedimiento de cómo recibir la fe de Dios…………………………… 2 Satán ha robado a los creyentes la acción de la fe…………………………………………. 12 Satán ha robado a los creyentes el gozo de que los suyos sean salvos…………………… 21 Satán ha robado a muchos creyentes la revelación de Jesucristo……………………… 32 Satán ha robado a muchos creyentes la salud y les ha dicho que Dios lo ha hecho… 42 Satán ha robado a muchos creyentes el gozo de la salvación………………………….. 53 Satán ha robado a muchos creyentes la sensibilidad espiritual…………………………. 66
PREFACIO
A Satán no le preocupa mucho que nosotros digamos que él es un ladrón. Lo que le desespera es que se los probemos y le arrebatemos lo que se ha robado. El propósito de este libro no es solamente decir que es un ladrón sino probárselo y exhibirlo públicamente, para que se cumpla lo que Cristo hizo con él y sus demonios, “… sacólos a la vergüenza en público, triunfando de ellos en si mismo” (Col. 2:15). En otras palabras este libro es un: YO TE ACUSO SATAN. “El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir” (Jn. 10:10). ¿A quién se refería el Señor? Indiscutiblemente que al incansable ladrón: SATANAS. Es por eso que le he puesto como título a este libro SATAN EL LADRON. En cada página usted encontrará, a la luz de las Santas Escrituras, cómo Satán le ha robado muchas bendiciones; ya no se diga al pobre pecador que no entiende la obra de Cristo; sino lo que es más, a los creyentes y como si fuera poco ¡a cientos de ministros! que han sido llamados a anunciar las buenas nuevas de salvación. No le sorprenda que al pueblo del Señor le haya robado muchas bendiciones. ¡Al mismo Señor le quería robar su gloria! Pues se atrevió a decir: “Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:14). Y el Señor le contestó: “Mas tú derribado eres…” (Is. 14:15). Espero en nuestro Amado Señor, que este libro le ayude a desenmascarar a este ladrón
El Autor
G. Ramos R. SATAN EL ROBADOR DEL PROCEDIMIENTO DE CÓMO RECIBIR LA FE DE DIOS
La primera cosa que quiero hacer notar es que
Satanás se ha robado la forma de recibir la fe. El
creyente ha sufrido porque no ha sabido como obtener
la fe. Se le ha dicho que tiene que creer; pero no se
le ha dicho CÓMO CREER. ¿Los enseñadores
tendrán la culpa? Lo que puedo decir es que Satán les
ha robado el procedimiento de CÓMO CREER, porque
esa fue mi experiencia. Por muchos años, lo único que
yo sabía con relación a la fe era que tenía que creer;
pero lo cierto era que no sabía CÓMO CREER. Sin
duda que Satán me había robado el procedimiento, y
no sólo a mí, sino a centenares de creyentes; porque
Satán sabe que si el creyente puede tener fe; él
(Satán) tendrá una derrota segura.
En mi interior había una tremenda lucha y le decía yo
al Señor: Señor, ¿cómo está eso de la fe? Hasta que
un día del mes de julio de 1973, el Señor me abrió el
sentido para hacerme entender que, “… la fe es por el
OIR; y el OIR por la palabra de Dios” (Ro. 10:17). Así
de sencillo es obtener fe. ¿Cuál fe? La fe de Dios. La
fe que por años hemos buscado; porque una cosa es la
fe humana y otra muy distinta la fe de Dios. La fe
humana todos la tenemos; pero la fe de Dios tiene que
venir a través de SU palabra.
La fe que hace milagros no la encontramos en otra
parte. Dios ha establecido un medio para que la
obtengamos y es medio es SU palabra. Pero Satán el
ladrón ha aconsejado a los creyentes muchas formas
dizque para tener fe. ¿Los resultados? Han sido
negativos. La mayoría de los creyentes están áridos y
sin fe.
Dios ha delineado un plan y si usted y yo queremos
tener fe; tenemos que seguirlo. “El libro de aquesta ley
nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito: PORQUE ENTONCES
HARAS PROSPERAR TU CAMINO, Y TODO TE
SALDRÁ BIEN” (Josué 1:8). Amado hermano,
ninguna cosa nos podrá salir bien si no tenemos fe, y
para poder tener fe tenemos que alimentarnos
diariamente con la palabra de Dios.
El Señor lo ha dejado bien claro en SU palabra. “Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón:
Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes: Y has de atarlas por
señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus
ojos” (Dt. 6:6-8).
El Señor sabía que nosotros siempre íbamos a estar
pensando que sus milagros, y sus secretos estarían en
el cielo o al otro lado del mar. Por eso escribió lo
siguiente: “Cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios,
para guardar sus mandamientos y estatutos escritos
en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová
tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Porque este mandamiento que yo te intimo hoy, no te
es encubierto, NI ESTA LEJOS:
NO ESTA EN EL CIELO, PARA QUE DIGAS:
¿QUIÉN SUBIRÁ POR NOSOTROS AL CIELO, Y
NOS LO TRAERÁ Y NOS LO REPRESENTARÁ,
PARA QUE LO CUMPLAMOS?
NI ESTA DE LA OTRA PARTE DE LA MAR, PARA
QUE DIGAS: ¿QUIÉN PASARÁ POR NOSOTROS LA
MAR, PARA QUE NOS LO TRAIGA Y NOS LO
REPRESENTE, A FIN DE QUE LO CUMPLAMOS?
PORQUE MUY CERCA DE TI ESTA LA PALABRA,
EN TU BOCA Y EN TU CORAZÓN PARA QUE LA
CUMPLAS” (Dt. 30:10-14). Y el apóstol San Pablo dice:
“ESTA ES LA PALABRA DE FE LA CUAL
PREDICAMOS” (Ro. 10:8).
Amado hermano, ¿verdad que no necesitamos
calentarnos la cabeza, ni correr de un lugar para otro
buscando fe? ¿Verdad que el Señor es bien claro en
SU palabra? ¿Queremos un milagro? Lo encontramos
en SU palabra, ¿queremos fe? La encontramos en SU
palabra. Todo lo que nosotros necesitamos, lo
encontramos en SU palabra.
Si el Señor en su misericordia nos dejara entrar a su
trono para tener una conferencia con él, y le llevaremos
una grande lista de preguntas. El nos diría, “cada una
de las respuestas están en mi palabra”.
¿Por qué cree usted que el rey David nunca perdió
una batalla?...
El había descubierto el secreto cuando dice: “Justicia
y juicio son el asiento de tu trono” (Sal. 89:14). La
revelación que David tuvo es que Dios estaba sentado
sobre sus leyes, sobre sus estatutos, sus
mandamientos, sus juicios; o para ser más claro SU
silla es SU palabra. Y estaba tan enamorado de ella;
que todo el Salmo 119 lo dedica a alabar SU palabra.
Este Salmo tiene 176 versículos y en cada uno David
menciona la ley de Jehová. Lo único que hace es
cambiar de término. Por ejemplo: “ley”, “testimonios”,
“mandamientos”, “estatutos”, “palabras”, “caminos”,
“juicios”, “dicho”, de tal manera que exclama, “¡Ojalá
fuesen ordenados mis caminos a observar tus
estatutos!
Entonces no sería yo avergonzado, cuando
atendiese a todos tus mandamientos” (Sal. 199:5, 6).
Amado lector, ¿ahora se da cuenta por qué David
era un hombre de fe?
Desde que el Señor en su misericordia me reveló
que todo está en SU palabra; me he dedicado a
predicar y a enseñar lo que él dice en las Santas
Escrituras.
En cada campaña que he tenido, hemos visto
grandes milagros realizados al estarse predicando la
palabra. En la ciudad de Puebla, Pue.; México, el
Gerente de una importante firma había quedado casi
ciego a causa de la diabetes; para cuando yo fui a
celebrar una campaña allí, a él ya lo tenían que
conducir de la mano, pues ya casi no veía. El no
conocía al Señor Jesús como su Salvador; pero oyó de
nuestra campaña y asistió. Expliqué a la gente que si
querían tener fe, deberían de escuchar con mucha
atención la palabra de Dios; pues “… la fe es por el
OIR; y el OIR por la palabra de Dios” (Ro. 10:17). El
obedeció las instrucciones y dice que estando
escuchando el Señor vino, lo sanó y lo salvó. No
necesité orar por él. La palabra le engendró la fe que él
necesitaba.
Si las gentes entendieran esto, no necesitaríamos ni
siguiera orar por ellos. El Señor haría en sus vidas
grandes maravillas. Pues él dice: “… yo apresuro mi
palabra para ponerla por obra” (Jer. 1:12). ¿Qué
quiere decir, “yo apresuro mi palabra”? Lo que el Señor
quiere decir es: “yo la cuido, la respaldo, estoy detrás
de ella, para ponerla por obra”; porque “… la Escritura
no puede ser quebrantada” (Jn. 10:35).
Si la salvación, los dones, y todo lo bueno viene de
arriba, ¿de quién tiene que venir la fe?
Indiscutiblemente que de Dios, como está escrito: “No
puede recibir el hombre algo, si no le fuere dado del
cielo” (Jn. 3:27).
Pero Satán les ha dicho a los hombres que la fe la
pueden recibir exponiendo grandes discursos;
haciéndose castillos en los aires, ó presentándoles
alguna otra de las mil mañas que él tiene; pues es
maestro en el engaño. Se graduó en la Universidad
del fraude. Por eso el Señor Jesús habló de él y dijo:
“Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso y padre de mentira” (Jn. 8:44). Su
naturaleza es ser ladrón.
“El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y
destruir”; pero el Señor no se detuvo allí y continúa
diciendo: “yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia” (Jn. 10:10).
En la ciudad de Piedras Negras, Coah.; México, una
dama asistió a nuestra campaña. A esta mujer le
habían practicado siete operaciones en el estómago.
Los médicos quisieron hacerle la octava operación;
pero no encontraron donde hacérsela y decidieron
dejarla así. Asistió a la campaña y yo expliqué a la
gente cómo viene la fe de Dios. Les dije: lo único que
ustedes tienen que hacer es escuchar con mucha
atención el mensaje de la palabra de Dios; para que la
fe del Señor venga a ustedes a través de la palabra.
Esta mujer siguió las instrucciones y dice que de
repente sintió como agujas que estaban cosiendo
donde tenía las operaciones. Para cuando el mensaje
terminó, estaba completamente sana. ¿Qué había
sucedido? La palabra le había engendrado la fe que ella
necesitaba.
El Señor es muy sencillo al tratar con nosotros este
asunto. Nos ilustra con la tierra y con el agua. Nos
habla como la madre a su pequeñito cuando le quiere
enseñar alguna cosa. Es decir, con un lenguaje fácil de
entender. Pero el ladrón Satán ha hecho que la fe sea
una verdadera complicación; de tal forma que sea muy
difícil de obtenerla. Les ha dicho a los creyentes que
eso lo obtienen los super-creyentes. Cosa que es
mentira.
Veamos lo que el Señor hace. “Porque como
desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve
allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y
producir, y da simiente al que siembra, y pan al que
come; ASI SERA MI PALABRA QUE SALE DE MI
BOCA; NO VOLVERA A MI VACIA, ANTES HARA LO
QUE YO QUIERO, Y SERA PROSPERADA EN
AQUELLO PARA QUE LA ENVIE” (Is. 55:10:11).
¿Más claro?
Creo que esta enseñanza hasta un niño la puede
entender. Nosotros somos la tierra, y SU palabra es el
agua. ¿Qué sucede cuando no ha llovido por mucho
tiempo? Verdad que la tierra está árida, y muchas
veces hasta se abre de tan seca que está? No
produce ¿por qué? Porque no tiene agua; ¿pero qué
pasa cuando empieza a llover? El agua se va por
todas esas aberturas hasta que empapa la tierra. Y
¿cuál es el resultado? Que a los pocos días empieza a
haber pasto, ¿por qué? Porque la tierra árida recibió el
agua. Es lo mismo que sucede con la persona que
está árida y seca, cuando recibe la palabra del Señor,
cual agua del cielo, (ella) “… la palabra de Dios es viva
y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos
filos; y que alcanza hasta partir el alma, y aún el
espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón” (He.
4:12). Tiene que llevar fruto; pues así como el agua se
va por cada milésima de la tierra. Así la palabra se va
por cada partícula de nuestro ser, para llevar fruto en
abundancia. No vamos a ver si lleva fruto; sino que lo
llevará, porque esa es su naturaleza, llevar fruto y
mucho fruto que no hallemos en que echar.
Cuando el oyente recibe la palabra; lo primero que
ella hace es engendrarle la fe de Dios, como está
escrito: “Luego la fe es por el OIR; y el OIR por la
palabra de Dios” (Ro. 10:17).
Podría contarles de cientos de maravillas que hemos
visto, mientras se está proclamando las Santas
Escrituras. Pero creo que es suficiente para que usted
se dé cuente que, Satán es un ladrón y que tener fe es
lo más sencillo.
Aliméntese diariamente con la palabra del Señor.
SATAN HA ROBADO A LOS CREYENTES LA ACCION DE FE
En el capítulo anterior ya aprendimos cómo recibir
la fe que viene de Dios.
Ahora en éste: ¿QUÉ ES FE? …
El enemigo de nuestras almas ha aconsejado a los
creyentes que fe es repetir palabras como “yo creo,
¡oh! Si yo creo”. ¿Eso será fe? No, fe no es repetir
palabras. Fe es accionar sobre las promesas que Dios
nos ha dado en SU palabra. Eso es fe, eso es fe, y no
otra cosa. Fe es caminar sobre lo que Dios nos ha
prometido; accionar sobre lo que él ha dicho. Si él
dice que los pecadores serán salvos, si éstos actúan
sobre lo que él ha dicho, de seguro que sus pecados
serán perdonados; porque “Dios no es hombre, para
que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta:
El dijo, ¿y no hará?; habló, ¿y no lo ejecutará?”
(Núm. 23:19). Fe es actuar y el actuar se convierte en
creer. Ahora sus palabras “yo creo” no son huecas
están acompañadas de la acción.
Permítame un ejemplo bíblico. “Y entrando en una
aldea, viniéronle al encuentro diez hombres leprosos,
diciendo: Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros.
Y como él los vio, les dijo: Id mostraos a los
sacerdotes. Y aconteció, QUE YENDO ELLOS,
FUERON LIMPIOS” (Luc. 17:12-14). Note que el Señor
no oró por ellos (aunque muchas veces lo había hecho),
solamente les ordenó accionar sobre SU palabra.
Quizá si esas personas hubiéramos sido usted y yo; le
hubiéramos dicho: “Señor, mira todavía estoy leproso;
sáname y luego voy …”. ¿Sería eso fe? ¿Verdad que
no? Fe es actuar en la palabra del Señor aunque
todavía no hayamos recibido lo que anhelamos. Los
leprosos obedecieron y mientras caminaban, la lepra los
abandonó, para que se cumpliera la Escritura que dice:
“Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para
ponerla por obra” (Jer. 1:12)
En una de mis campañas un hombre con polio asistió
a ella. Traía aparatos ortopédicos en sus piernas, y al
terminar de predicar -le pregunté. -¿A qué has venido
amigo?; -me contestó: -“He venido para ser sano”. -
Le dije, si eso es cierto, quítate los aparatos.
Inmediatamente se los quitó y los lanzó tan lejos como
pudo. Una vez sin los aparatos le dije: levántate y
camina en el Nombre de Jesucristo. Me gustaría que
usted hubiera estado allí. Fue algo tremendo verlo
caminar, y luego correr. La gente se desbordaba de
alegría; por lo que sus ojos estaban presenciando.
Para que se cumpliera la Escritura que dice: “Bendito
sea Jehová, que… ninguna de todas sus promesas…
ha faltado” (1° de Reyes 8:56) ¿Y que diríamos de lo
que el Espíritu Santo nos asegura en el Salmo 107:20?
“Envió su palabra, y curólos y librólos de su ruina”. Y
Cristo confirma esta verdad diciendo; “El cielo y la
tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán” (Mt.
24:35).
Amado lector, ¿ahora se está dando cuenta que
gran tesoro tenemos en las Escrituras? ¿Ahora se
está dando cuenta por qué el diablo pone toda clase
de trabas para que la gente no lea la Biblia? ¿Ahora
se da cuenta que Satán es el incansable ladrón?
¿Ahora entiende porque usted no ha recibido el
milagro que tanto ha anhelado? ¿Ahora realiza que fe
es actuar sobre lo que está escrito en la palabra de
Dios, aunque a Satán no le guste?
Volvamos a otro ejemplo bíblico para seguir probando
qué es fe.
En el Cap. 15 de Génesis, el Señor le habló a Abram,
y le prometió que le iba a dar un hijo para que en él (en
el hijo) fueran benditas todas las naciones de la tierra y
para ilustrarle mejor, lo hizo que viera las estrellas. “Y
sacóle fuera, y díjole: Mira ahora a los cielos, y cuenta
las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu
simiente” (Gen. 15:5). Qué fácil era todo aquello, ¡qué
fantástica promesa! Pero había un problema, y grave.
Abram era muy viejo y Sarai anciana y estéril.
Inmediatamente la razón se le echó encima (por no
decir Satanás) y le empezó a decir a Abram. “Eso no
es posible, tu estás viejo y Sarai tu esposa, vieja y
estéril; si cuando era joven no te dio hijo; ahora,
olvídalo”. Se suscitó una tremenda lucha dentro del
anciano; la razón diciendo “no”, la fe diciendo, “…al que
cree todo es posible” (Mr. 9:23). Vientos huracanados
estaban atacando el interior de Abram. La razón
diciendo “no”, la fe diciendo “si”. Y como la fe es
irrazonable. Ella (la fe) no sabe razonar. Camina,
camina y camina, por arriba de las barbas del mismo
diablo. ¿Aleluya! ¡Gloria a Dios!
¿Cuál fue el resultado de la acción de Abram? El
Espíritu Santo da testimonio de esa fe, y escribe en
Rom. Cap. 4, versos 18-21. “El creyó en esperanza
CONTRA ESPERANZA, para venir a ser padre de
muchas gentes, conforme a lo que le había sido dicho:
Así será tu simiente.
Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo
ya muerto (siendo de casi cien años), ni la matriz
muerta de Sara.
Tampoco en la promesa de Dios dudó con
desconfianza: antes fue esforzado en fe, dando gloria
a Dios, plenamente convencido de que todo lo que
había prometido, era también poderoso para hacerlo”.
¡Qué gran regocijo tenían Abraham y Sara cuando
Isaac nació!
“Y creció el niño, y fue destetado; E HIZO ABRAHAM
GRAN BANQUETE EL DIA QUE FUE DESTETADO
ISAAC” (Gn. 21:8). Eso es fe; creerle a Dios antes que
al diablo y a todos sus síntomas. No somos libres por
lo que sentimos, por las emociones, o por cualquier
otra trampa de Satanás; sino por lo que Dios ha dicho.
Para que se cumpla la Escritura que dice; “No olvidaré
mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”
(Sal. 89:34). Y otra vez dice: “Creed a Jehová vuestro
Dios, y seréis seguros; creed sus profetas, y seréis
prosperados” (2° de Cr. 20:20).
¡Qué hermoso es ver la gente libertada del poder del
enemigo! En la ciudad de Orizaba, Veracruz, México; a
una hermana se le habían enfermado terriblemente los
dos riñones. No había (humanamente), ninguna
esperanza de vida para ella. Asistió a nuestra reunión.
Prediqué cómo recibir la fe de Dios, y qué es fe. Dos
años después pasé por Orizaba, y llegué a saludarlos, y
ella me contó que había estado en el culto con dolores
insoportables, y que cuando terminé de predicar, ella le
dijo al Señor. “Señor, tu sabes que ya no soporto; pero
yo voy a accionar sobre tus promesas, y para
probártelo; no le voy a pedir al hermano Ramos que ore
por mí. Tu palabra es suficiente. Cuando llegué a mi
casa –me dice ella- era imposible estar de pie, acostada
o sentada; los dolores eran intensos; pero yo lo único
que hacía era adorar al Señor, no por los dolores; sino
porque mi sanidad era una realidad, -me dice-
cualquiera hubiera pensado que estaba loca; me quedé
profundamente dormida. Otro día me levanté temprano
y trabajé todo ese día, no me acordaba que había
estado tan enferma. Eran como las siete de la noche,
cuando de pronto reaccioné y me dije: y la
enfermedad que yo tenía?” Había desaparecido
milagrosamente. Desde entonces está perfectamente
sana. Eso es fe.
En el Cap. 4 de San Juan tenemos otro ejemplo
bíblico de lo que es fe. Se trata de un hombre muy
importante que servía a un rey. Este tenía un hijo ya
para morir, y viniendo a Jesús le dijo: “Señor,
desciende antes que mi hijo muera.
Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive. Y EL HOMBRE
CREYO A LA PALABRA QUE JESUS LE DIJO, Y SE
FUE” (Jn. 4:49,50). El no se puso a discutir con el
Señor y a decirle: “Señor, no, no, tu palabra no es
suficiente; necesitas ir tu personalmente y sanarlo”. El
simplemente “CREYO A LA PALABRA QUE JESUS
LE DIJO, Y SE FUE”. ¿Cuál fue el resultado? “Y
cuando ya él descendía, los siervos le salieron a
recibir, y le dieron nuevas, diciendo: TU HIJO VIVE.
Entonces él les preguntó a qué hora comenzó a estar
mejor. Y dijéronle: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
El padre entonces entendió, que aquella hora era
cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su
casa” (Jn. 4:51-53). Eso es fe. Fe no es repetir
palabras. Fe es accionar sobre la palabra del Señor.
Si él ha dicho que si nosotros actuamos sobre sus
promesas; el hará lo demás. Tenga usted la seguridad
que lo va a cumplir; porque “Dios no es hombre, para
que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta:
El dijo, ¿y no hará?; habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm.
23:19).
Lamentablemente hay muchísima gente que está
esperando que el predicador ponga las manos sobre
ella; ¡ah! Y si no lo hace; algunos se van bien
disgustados. ¿Qué acaso es el predicador el que sana
a la gente? ¿Todavía no nos hemos dado cuenta que
los predicadores solamente somos el conducto, por los
que Dios quiere hablar a la humanidad?
Un acto tremendo de fe; como pocos he visto, fue el
de una señora que asistió a nuestra campaña en la
ciudad de Linares, N.L.; México. Esta mujer tenía una
niña como de cuatro años, que había nacido con la
espina dorsal deformada. La primera noche de
campaña le dije a la gente; esta noche no voy a orar
por nadie; la palabra del Señor los va a sanar mientras
predico.
La señora había dejado la niña en su casa; pero al
estar escuchando el mensaje del Señor se dijo: “Yo
creo lo que el hermano Ramos está predicando y
cuando llegue a mi hogar voy a encontrar la niña
normal”. Y como en los días bíblicos; cuando llegó a
su casa, encontró a la niña completamente sana. La
bola que tenía en la espina dorsal había desaparecido.
Eso es fe. Como está escrito: “¿No ves que la fe obró
con sus obras, y que LA FE FUE PERFECTA POR
LAS OBRAS? Porque como el cuerpo sin espíritu está
muerto, ASI TAMBIEN LA FE SIN OBRAS ES
MUERTA” (Stg. 2:22,26).
¿Qué hará usted con este regalo que el Señor le ha
hecho llegar a sus manos? Dirá usted -¿Qué me
quiere decir hermano Ramos?- Lo que le quiero decir
es: que si traía audífonos, quíteselos y empiece a oír;
si traía muletas, tire las muletas y empiece a caminar;
si está en una silla de ruedas, levántese y camine en el
Nombre de Jesucristo. Haga lo que no podía hacer.
No lo piense más, actué sobre las promesas del Señor;
porque, “así ha dicho el Señor Jehová; NO SE
DILATARAN MAS TODAS MIS PALABRAS:
CUMPLIRASE LA PALABRA QUE YO HABLARE,
DICE EL SEÑOR JEHOVA” (Ez. 12:28).
SATAN HA ROBADO A LOS CREYENTES EL GOZO DE QUE LOS SUYOS SEAN SALVOS
¡Qué ciertas son las palabras de Jesús! “El ladrón
no viene sino para hurtar, y matar, y destruir” (Jn.
10:10). La palabra hurtar, quiere decir: “Tomar o
retener bienes ajenos sin la voluntad de su dueño”. Y
Satanás es lo que ha hecho; retener lo que no es suyo.
También quiere decir, “desviar o apartar”. Y es
exactamente lo que ha hecho con muchos familiares de
creyentes. Los ha desviado para que no acepten al
Señor como su Salvador, y les ha enseñado a decir:
“Yo no puedo vivir rectamente porque no soy salvo”, “yo
no sirvo al señor hasta que él quiera salvarme”, “cuando
él quiera yo seré salvo”, “ustedes no me pueden
obligar a ir a la iglesia; porque yo no siento nada”,
“Cuando se la voluntad de Dios salvarme, entonces yo
le voy a servir”, “¿pueden ustedes salvarme?, si lo
pueden háganlo ya”. Con estas y muchas otras
arrogancias hablan aquellos que conociendo donde
está el Camino, no quieren tomarlo. En su mayoría
hasta se mofan de los creyentes cuando hablan así. Y
como Satanás ha robado a los creyentes el gozo de
que los suyos sean salvos, con la doctrina de que,
“esperaré, hasta que el Señor quiera”.
Es por eso que encontramos a tantos creyentes muy
afligidos; porque sus familiares no son salvos, aun
pastores, evangelistas, maestros, y líderes sin saber
que hacer…
Esta fue mi incógnita por veintidós años. En todas
partes encontraba a creyentes sufriendo; porque los
suyos no querían servir al Señor. Esto me
incomodaba terriblemente. Y con mucha congoja le
pregunté al señor. ¿Cómo está eso Señor? ¿Es
cierto que tenemos que esperar hasta que tu quieras
salvar a los nuestros? Entonces la revelación del
Señor vino para enseñarme que hay dos clases de
pecadores. Los que no pueden ser salvos cuando
ellos quiera, (los que nunca han oído el evangelio), sino
cuando él en su misericordia les envía a alguien para
que les hable de Su palabra, o para que a sus manos
llegue un folleto o una Biblia.
Pero los segundos, (los que ya han oído el evangelio),
no van a ser salvos cuando él Señor quiera, sino
cuando estos pecadores quiera. Dirá usted. ¿Cómo?
¿Entonces éstos no van a ser salvos cuando Dios
quiera; sino cuando ellos quieran? ¿Cómo está eso?
¡AH, PORQUE EL SIEMPRE QUIERE!
Le probaré con las Santas Escrituras.
“Porque esto es bueno y agradable delante de Dios
nuestro Salvador:
El cual QUIERE QUE TODOS los hombres sean
salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad” (1ª
Ti. 2:3,4). Y en el Cap. 18 de Ezequiel verso 23
pregunta el Señor: “¿Quiero la muerte del impío? Dice
el Señor Jehová”. Y en el mismo libro en el Cap. 33
verso 11, él mismo contesta; “Diles: Vivo yo, dice el
Señor Jehová, QUE NO QUIERO LA MUERTE DEL
IMPIO, sino que se torne el impío de su mal camino, y
que viva”. Y el apóstol Pedro está bien de acuerdo con
él y dice: “El Señor no tarda su promesa, como
ALGUNOS la tienen por tardanza; sino que es paciente
para con nosotros, NO QUERIENDO QUE NINGUNO
PEREZCA, sino que TODOS procedan al
arrepentimiento” (2ª de Pedro 3:9). Y el apóstol pablo
confirma esta tremenda verdad diciendo: “… he aquí
el tiempo aceptable; he aquí AHORA el día de salud”
(2ª Co. 6:2). Ahora es el día de perdón; porque ¿quién
te asegura que vivirás mañana? Cómo está escrito: “y
no sabéis lo que será mañana.
Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un
vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego
se desvanece” (Stg. 4:14).
Amado lector, no hay ninguna duda de que el Señor
SIEMPRE QUIERE. Desde que el Señor me enseñó
esto, y cada vez que lo predico o lo enseño, los
PECADORES CASEROS mas duros han rendido sus
vidas a Cristo; porque este mensaje no les deja
ninguna salida. Los hace responsables directamente
de su salvación; porque son ellos los que tienen que
decidir.
Lo curioso de esto es que nosotros hemos tratado
estas cosas sin entenderlo. Por ejemplo, cuántas
veces le hemos hablado del Señor a “x” persona, y le
hemos dicho, ¿quiere aceptar al Señor ahora mismo?
Y esa persona nos ha dicho “no quiero”. Al poco tiempo
sabemos que murió. ¿Qué es lo que decimos? Y lo
peor es que no quiso aceptar al Señor. Nosotros le
llevamos EL QUERER DE DIOS, porque él SIEMPRE
QUIERE. Pero fue ese pecador el que no quiso y se
perdió.
Desde el momento que una persona lee esto o lo
escucha; ya no podrá seguir echándole la culpa al
Señor; que no le sirva; porque él no quiere salvarlo;
PORQUE EL SIEMPRE QUIERE. El lo ha probado
siempre que he estado hablando de esto. El gozo ha
sido tremendo en muchos creyentes y pastores que
gritan y saltan de gozo de ver a los suyos bien salvos;
PORQUE EL SEÑOR SIEMPRE QUIERE.
Mencionaré cinco razones por las cuales sabemos
que Dios QUIERE.
1° Porque nos dio a su Hijo; como está escrito en
Juan Cap. 3 verso 16. “Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo AQUEL QUE EN EL CREE, no se pierda, mas
tenga vida eterna”. Y pablo dice a los Romanos en el
Cap. 5 verso 8. “mas Dios encarece su caridad para
con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros”.
Si Dios no quisiera salvar al pecador, no hubiera
mandado a su Hijo para que muriera por nosotros. Lo
envió al mundo; porque EL QUIERE QUE TODOS
LOS HOMBRES SEAN SALVOS. Juan sabía eso
cuando escribió, “En esto se mostró el amor de Dios
para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo
unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1ª. Jn.
4:9). Dios quiere; pero ahora corresponde al que ha
oído el evangelio querer ser salvo.
En la parábola del hijo pródigo tenemos una gran
enseñanza. El pródigo no regresó al padre, cuando el
padre quiso. ¿Por qué? ¡Ah, porque el padre siempre
quería! ¿Cómo lo sabemos? Por la forma como lo
recibió. Pero fue hasta cuando el muchacho quiso ir al
padre y dijo: “Me levantaré, e iré a mi padre, y le diré:
Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti; ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus
jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y como aun
estuviese lejos, VIOLO SU PADRE, Y FUE MOVIDO A
MISERICORIA, Y CORRIO, Y ECHOSE SOBRE SU
CUELLO, Y BESOLE.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y
contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
MAS EL PADRE DIJO A SUS SIERVOS: SACAD EL
PRINCIPAL VESTIDO, Y VESTIDLE; Y PONED UN
ANILLO EN SU MANO, Y ZAPATOS EN SUS PIES.
Y TRAED EL BECERRO GRUESO, Y MATADLO, Y
COMAMOS, Y HAGAMOS FIESTA:
PORQUE ESTE MI HIJO MUERTO ERA, Y HA
REVIVIDO: HABIASE PERDIDO, Y ES HALLADO. Y
COMENZARON A REGOCIJARSE” (Luc.15:18-24).
“Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de
Dios por UN PECADOR QUE SE ARREPIENTE” (Luc.
15:10). Pecador: el Padre de misericordia te está
esperando, con los brazos abiertos; ¿quieres ir a él
ahora mismo y decirle que te perdone? Si tu lo haces;
te aseguro que él te recibirá; te perdonará, y con gran
goza te dirá: “… nunca más me acordaré de tus
pecados e iniquidades.
Pues donde hay remisión de éstos, no hay mas
ofrenda por pecado” (He. 10:17, 18).
2° Sabemos que el Señor quiere; POR SUS
VEHEMENTES Y APASIONADOS LLAMAMIENTOS.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, que yo os haré descansar” (Mt. 11:28).
Este era, es y seguirá siendo su gran pasión: Llamar
al pecador. ¡Siempre lo hacía con vehemencia! Con
verdadera pasión. Escuchémosle: “… Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de
agua viva correrán de su vientre” (Jn. 7:37, 38). “… y
al que a mí viene, no le echo fuera” (Jn. 6:38). Y con
ternura te dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo:
si ALGUNO OYERE MI VOZ Y ABRIERE LA PUERTA,
ENTRARE A EL, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap.
3:20). “Nunca ha hablado hombre así como este
hombre” (Jn. 7:46). Una cosa si les aseguro; que la
misma pasión que él tuvo por la gente en los días
bíblicos. Es exactamente la misma pasión que él tiene
hoy por el pecador. El no ha cambiado. “Jesucristo es
el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (He. 13:8).
3° La tercera razón que encontramos para saber
que él quiere es: PORQUE APLZA LA PENA DE
MUERTE QUE HAY CONTRA EL PECADOR.
Muchos pecadores desde hace mucho habrían
muerto; por causa de su pecado; pero “El Señor… es
paciente para con nosotros, no queriendo que
NINGUNO PEREZCA, sino QUE TODOS PROCEDAN
AL ARREPENTIMIENTO” (2ª de Pedro 3:9). Porque “…
con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con
misericordia” (Jer. 31:3).
Si usted que lee este libro ya conoce al Señor; gócese
por la paciencia que él le tuvo cuando usted anduvo en
el pecado, y por el privilegio que le dio de conocerlo.
Pero si todavía no ha rendido su vida al Señor; haga un
repaso de todas las cosas; que usted sin entenderlo
quizá; ha sido librado; y se quedará sorprendido de la
compasión que él le tiene. Para que se cumpla la
Escritura que dice: “… Vivo yo, dice el Señor Jehová,
que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el
impío de su camino, y que viva” (Ez. 33:11).
4° Sabemos que él quiere por el gozo que hay en el
cielo; CUANDO UN PECADOR SE ARREPIENTE.
El Señor para ilustrar esto contó la parábola de la
oveja perdida y dijo: “¿Qué hombre de vosotros,
teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja
las noventa y nueve en el desierto, y va a la que se
perdió, hasta que la halle?
Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso; y
viniendo a casa, junta a los amigos y a los vecinos,
diciéndoles: Dadme el parabién, porque he hallado mi
oveja que se había perdido.
OS DIGO, QUE ASI HABRA MAS GOZO EN EL
CIELO DE UN PECADOR QUE SE ARREPIENTE,
QUE DE NOVENTA Y NUEVE JUSTOS, QUE NO
NECESITAN ARREPENTIMIENTO” (Lc. 15:4-7).
Ahora se da cuenta del interés que hay en el cielo,
¿por el pecador? Sí, el pobre pecador, enredado y
confundido con la voz de Satán que le ha dicho; “que
hasta que sea la voluntad de Dios; él será salvo”. Con
cuanta razón el Señor habló de él y dijo: “… Cuando
habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y
padre de mentira” (Jn. 8:44).
5° Sabemos que el Señor quiere. Por esto: “… LA
PALABRA QUE HE HABLADO, ELLA LE JUZGARA
EN EL DIA POSTRERO”.
Si el Señor dice, que la palabra que el hombre ha
oído, y no la ha aceptado ”ELLA LE JUZGARA EN EL
DIA POSTRERO”. Quiere decir, que desde el
momento que el hombre ha oído el evangelio;
automáticamente pasa a ser responsable de su
salvación. Que quede bien claro esto. Por lo que Cristo
dice aquí; con una sola vez que la persona haya oído;
ya es responsable, y no le podrá decir al Señor en aquel
día: “Señor, yo nunca oí tu palabra”.
Así que, amado lector, el hombre si se pierde, se
perderá; NO PORQUE DIOS QUIERE; sino porque él
quiere perderse.
Cierro este capítulo repitiendo las palabras del Señor.
“El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue: LA PALABRA QUE HE HABLADO,
ELLA LE JUZGARA EN EL DIA POSTRERO” (Jn.
12:48)
SATAN HA ROBADO A MUCHOS CREYENTES LA REVELACION DE JESUCRISTO
Una tarde mientras permanecía absorto en
profunda meditación, sobre los secretos del Señor, en
una forma muy difícil de explicar; Dios me habló para
dejar bien claro en mi vida, que mi salvación, para él
no tenía razón de ser; si yo no revelaba a su Hijo al
mundo. Debo confesar que mi carne tembló como
nunca lo había hecho. Luego vino a mí una visión del
plan de Dios, que él ha tenido a través de todas las
edades.
Dios no está interesado en ninguna otra cosa que no
sea revelar a su Hijo al mundo. Dios no está
interesado en los planes que nosotros como ministros
hagamos para llevar a cabo su obra; si ese plan no
tiene como objetivo principal revelar a Jesucristo. Dios
no está interesado en el crecimiento de una Institución,
grupo, organización, doctrina, ministerio, si este o estos
no revelan a Jesucristo.
En cuanto a los movimientos u organizaciones; no
creo que Dios esté en contra de ellos; pues Dios mismo
tiene una perfecta organización en sus cosas. Si en
esto llegara a haber alguna contrariedad o duda, en
alguno de mis lectores; no vamos a entrar en polémica.
Pues, no es mi obra. Pero de lo que si estoy
absolutamente seguro es: que El siempre está
vigilando que, o a quién revelamos en nuestras
actividades religiosas; o para ser mas claro; de quién
hablamos, o a quién honramos.
La misma iglesia, para Dios no tiene razón de ser o
existir, si ésta no cumple su cometido de revelar a
Jesucristo al mundo. Es como el muchacho que va a la
escuela; pero no estudia. Personalmente creo que no
tiene razón de estar en la escuela. Es lo mismo que
sucede con la iglesia, si ésta no revela a Jesucristo al
mundo. Revelar a Jesucristo es la única razón de su
existencia en la tierra. Si ésta no la hace; su existencia
no tiene razón de ser; ¿pues cuál otra sería la razón
para que El Señor la tuviera en la tierra? Aquí es
donde está la clave de tantos problemas que la iglesia
ha tenido a través de muchos siglos, especialmente en
los últimos días. La iglesia se ha dedicado a todo,
menos a hacer lo que se le ha encomendado hacer.
La iglesia se ha dedicado a hablar de grandes hombre,
de grandes doctrinas, etc.; pero menos de Jesucristo, y
lo peor de todo es, que hay millones de creyentes
complacidos pensando y creyendo que lo que están
haciendo es lo correcto delante de Dios.
De una manera muy sutil SATAN LES HA ROBADO
LA REVELACION DE JESUCRITO. El mensaje que
Dios ha ordenado a la iglesia proclamar. QUE QUEDE
BIEN CLARO, Dios no está interesado en ninguna
otra cosa QUE NO SEA REVELAR A SU HIJO AL
MUNDO; como está escrito: “Por cuanto agradó al
Padre que en él habitase toda plenitud, … para que
en TODO tenga el primado” (Col. 1:19, 18). No dice
que la iglesia debe tener el primado, ni los
predicadores, ni lo que hagamos, aun cuando sea a
favor de su obra; pues Dios no está mas interesado en
su obra que en su Hijo. El mismo dijo: “… Este es mi
Hijo amado, EN EL CUAL TOMO CONTENTAMIENTO
: a él oid” (Mt. 17:5). En otras palabras si analizamos
bien el sentir de Dios a través de toda la Biblia
encontraremos que, no está mas interesado en los
efectos que en la causa. Los efectos son su obra; la
causa de todo es su “… Hijo, al cual CONSTITUYO
HEREDERO DE TODO, por el cual asimismo hizo el
universo” (He. 1:2). Si analizamos bien el sentir de Dios
a través de toda la Biblia. ¿Qué es lo que encontramos?
Que cada profeta que Dios levantaba tenía la misma
visión: El Mesías, El Redentor del mundo, El que
establecería un reino estable, etc., y el apóstol Pedro
está bien de acuerdo con Dios cuando dice: “A éste
dan testimonio TODOS los profetas, de que todos los
que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su
nombre” (Hch. 10:43). Y “… el ángel del Señor le
aparece en sueños, diciendo: José hijo de David, no
temas de recibir a María tu mujer, porque lo que en ella
es engendrado, del Espíritu Santo es, y parirá un hijo, y
llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados.
Todo esto aconteció PARA QUE SE CUMPLIESE lo
que fue dicho por el Señor, … porque la profecía no fue
en los tiempos pasados traída por voluntad humana,
sino los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados del Espíritu Santo” (Mt. 1:20-22; 2ª de Pedro
1:21). Lo que quiere decir, es que todo el mensaje de
Dios a través de todos los tiempos está centrado en su
Hijo; “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase
toda plenitud” (Col. 1:19).
Si alguno sabe todo esto es Satanás. Razón por la
cual; trabaja con el creyente para robarle la revelación
de Jesucristo; porque él sabe que si logra entretener al
creyente en otras cosas, habrá tenido una gran
victoria.
Los púlpitos y las pláticas religiosas el día de hoy,
están llenas de todo menos de Cristo, y el Señor Jesús
dijo; “El que habla de sí mismo, SU PROPIA GLORIA
BUSCA; mas el que busca la gloria del que le envió,
éste es verdadero, y no hay en él injusticia” (Jn. 7:18).
Será muy saludable detenernos a escuchar el
gemido del apóstol Pablo. “… ¡ay de mí si no
anunciare el evangelio!” (1ª Co. 9:16). “… porque no
hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres,
en que podamos ser salvos” (Hch. 4:12). Porque el
único nombre que significa Salvador es: El Nombre de
JESUS. “… Nombre que es sobre todo nombre” (Fil.
2:9).
¿Ha estado entendiendo el verdadero plan de Dios?
Con tristeza puedo decir, que muchos estamos muy
interesados por el engrandecimiento de nuestro
ministerio; pero no mucho por el engrandecimiento de
Cristo en nosotros. Yo sé que esta verdad es muy difícil
de entender. ¿Por qué? “Porque debiendo ser ya
maestros a causa del tiempo, tenéis necesidad de
volver a ser enseñados cuáles sean los primeros
rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a
ser tales que tengáis necesidad de leche, y no de
manjar sólido.
Que cualquiera que participa de la leche, es inhábil
para la palabra de la justicia, porque es niño; mas la
vianda firme es para los perfectos, PARA LOS QUE
POR LA COSTUMBRE TIENEN LOS SENTIDOS
EJERCITADOS EN EL DISCERNIMIENTO DEL BIEN Y
DEL MAL” (He. 5:12-14)).
Amado lector, despertemos del sueño en que hemos
estado sumidos; “… porque ahora nos está más cerca
nuestra salud que cuando creímos” (Ro. 13:11).
Dirá usted, “pero si le doy toda la honra a Cristo,
¿después yo?” “… tardos de corazón para creer todo lo
que los profetas han dicho! …vuelvo otra vez a estar de
parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en
vosotros” (Lc. 24:25; Ga. 4:19).
Sin apasionamiento sectarista, notemos con mucho
cuidado las palabras del apóstol Pablo. “Mas cuando
plugo á Dios, que me apartó desde el vientre de mi
madre, y me llamó por su gracia, REVELAR A SU
HIJO en mí, PARA QUE LE PREDICASE entre los
Gentiles, luego no conferí con carne y sangre” (Ga.
1:15, 16). El hombre primero recibió una revelación
interna de lo que es Jesucristo. ¿Para qué? Para que
él (Pablo) lo revelase al mundo; lo predicara a él. No
dice que Dios le dio esta revelación para que Pablo
hablara de su sabiduría, de su talento, o de su grupo.
Dios le reveló a Jesucristo para que hablara de él y
solamente de él. ¿Entendía esto el apóstol? Dejemos
que él responda a esta pregunta. “Así que, hermanos,
cuando fui a vosotros, no fui con ALTIVEZ DE
PALABRA, o de sabiduría, a anunciaros el testimonio
de Cristo.
PORQUE NO ME PROPUESE SABER ALGO
ENTRE VOSOTROS, SINO A JESUCRISTO, Y A
ESTE CRUCIFICADO.
Y estuve yo con vosotros con flaqueza, y mucho
temor y temblor; y ni mi predicación FUE CON
PALABRAS PERSUASIVAS DE HUMANA
SABIDURIA, mas con demostración del Espíritu y de
poder; PARA QUE VUESTRA FE NO ESTE
FUNDADA EN SABIDURIA DE HOMBRES, MAS EN
PODER DE DIOS” (1ª Co. 2:1-5).
En todo este capítulo he estado haciendo notar que
Dios ha centrado todo su mensaje en su Hijo. Ahora
escuchémosle a él hablar. “… Yo soy la puerta: el que
por mí entrare, será salvo…” (Jn. 10:9). “… Yo soy la
luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas,
mas tendrá la lumbre de la vida” (Jn. 8:12). Razón por
la cual, el escritor a los Hebreos les exhorta diciendo:
“REDUCID pues a vuestro PENSAMIENTO a aquel
que sufrió tal contradicción de pecadores contra si
mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos
desmayando” (He.12:3). Y como si fuera poco el Señor
Jesús presenta tres testigos en el capítulo 5, versos 36,
37 y 39 del evangelio de Juan, que sellan el plan
definitivo que se trazó acerca de él a través de todas las
edades.
1° “… las obras que el Padre me dio que cumpliese,
LAS MISMAS OBRAS QUE YO HAGO, DAN
TESTIMONIO DE MI, que el Padre me haya enviado”.
2° “Y el que me envió, EL PADRE, EL HA DADO
TESTIMONIO DE MI…”.
3° “ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS, porque a
vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; Y
ELLAS SON LAS QUE DAN TESTIMONIO DE MI”.
¿Ahora entiende, por qué el pueblo del Señor ha
estado muchas veces confundido y enredado? ¿Ahora
entiende que Satanás ha usado todos los medios
posibles para robarle a muchos creyentes la revelación
de Jesucristo?
Si usted es un creyente; ¿ha presentado a Cristo
primero en todas sus actividades religiosas?
¿Podemos decir como Juan el Bautista, “a él conviene
crecer, mas a mí menguar”? (Jn. 3:30).
Este Satán es tan astuto, que a muchos creyentes
los ha engañado haciéndoles pensar que por medio de
sus obras todo está arreglado en el reino de los cielos.
Escuchemos al apóstol Pablo decir: “No por obras de
justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su
misericordia nos salvó, …” (Tit. 3:5). Y otra vez el
apóstol dice: “Porque por gracia sois salvos por la fe; y
esto no es de vosotros, pues es don de Dios;
No por obras, PARA QUE NADIE SE GLORIE” (Ef.
2:8,9).
Tenga usted la seguridad de que si el Señor nos
dejara entrar al reino de los cielos por nuestras buenas
obras, y no por Cristo, le aseguro que seríamos
capaces de “cantárselo” y decirle “Señor: yo estoy aquí
porque yo, yo, yo, …” ¡Si aquí!, nada mas le hacemos
un favor a alguien e inmediatamente lo publicamos que,
“”Juan Necesitado está muy bien; porque yo, yo”.
¡Imagínese que si no lo haríamos allá! ¡Nos sobraba
valor para hacerlo!
Pero como el Señor nos conoce desde antes que
existiéramos. El sabe como somos, por eso nos cerró
todas las puertas para entrar al cielo (las puertas
nuestras) y nos dejó solamente una: “JESUS, el que
dijo: “YO SOY LA PUERTA: EL QUE POR MI
ENTRARE, SERA SALVO; …” (Jn. 10:9).
Termino este capítulo recordando lo que dijera el
apóstol Pablo. “Porque no seamos engañados de
Satanás, pues no ignoramos sus maquinaciones” (2ª
Co. 2:11). Y mi consejo es: No tratemos de ignorar sus
sutilezas, o como dijera el sabio Salomón. “El simple
cree a toda palabra: mas el avisado ENTIENDE SUS
PASOS” (Pr. 14:15).
SATAN HA ROBADO A MUCHOS CREYENTES LA SALUD Y LES HA DICHO QUE DIOS LO HA HECHO
Cristo dijo que el diablo, “… es mentiroso, y padre
de mentira” (Jn. 8:44).
¿Será la voluntad de Dios que nosotros estemos
enfermos? En muchísimas ocasiones he oído a la
gente decir, que ellos están enfermos, porque “Dios así
quiere”, y lo peor es que he oído decir a muchos
creyentes lo mismo.
¿Le gustaría a usted que uno de sus hijos estuviera
paralítico? ¿Verdad que no? Pues si nosotros siendo
humanos y muchas veces malos, deseamos lo mejor
para los nuestros; con mucha más razón el Señor;
pues es más bueno que todos nosotros juntos. Pero
¿por qué piensan las gentes, que la voluntad de él es
que ellos estén enfermos?
Cristo contesta esta pregunta en Mateo 22: 29
“…Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de Dios”.
Si una persona no conoce las Escrituras; mucho menos
va a conocer el poder de Dios, es allí donde Satanás se
acomoda para mentirle, y hacerle creer que es Dios el
que lo tiene enfermo. Si realmente el creyente cree que
es Dios; no debería de recurrir a otros medios para
obtener su salud; pues eso es tanto como revelarse a la
voluntad de Dios. Si es que es Dios el que lo tiene
enfermo. Si eso fuera así; entonces los médicos, las
enfermeras, y los hospitales en general estarían
revelándose contra Dios. No, no, lo que pasa es que la
gente tiene conceptos muy equivocados.
La experiencia nos ha enseñado que muchas
personas no sanan cuando oramos por ellas, porque
después de la oración siguen pensando que el Señor
quiere que ellas estén así. Hasta que la persona
entiende que el deseo del Señor es que nosotros
estemos sanos; hasta entonces podremos demandar un
milagro y el Señor lo hará, como está escrito: “Y esta
es la confianza que tenemos en él, que si
demandáremos ALGUNA COSA CONFORME A SU
VOLUNTAD, EL NOS OYE.
Y SI SABEMOS QUE EL NOS OYE en cualquier
cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hubiéremos demandado” (1ª Jn.
5:14,15). Y el mismo apóstol confirma otra vez esta
verdad diciendo: “Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y QUE TENGAS
SALUD, así como tu alma está en prosperidad” (3ª
Juan v. 2). Si la voluntad de Dios es que nosotros
estemos sanos ¿Entonces quién es el que sí quiere
que estemos enfermos? Satanás el ladrón. “Al que
con ira hería los pueblos DE LLAGA PERMANENTE,
el cual se enseñoreaba de las gentes con furor, Y LAS
PERSEGUIA CON CRUELDAD. Que puso el mundo
como un desierto, que asoló sus ciudades; … QUE A
SUS PRESOS NUNCA LES ABRIO LA CARCEL?” (Is.
14:6, 17). El mismo que el Señor menciona en Jn.
10:10. “El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y
destruir: …”
Una mujer vino a mí para que orara por ella, desde
hacía seis meses traía la matriz de fuera. Era una
mujer pobre, que me dijo no tener para la operación.
Le pregunté que si creía que era la voluntad de Dios
que ella estuviera enferma; me contestó que si. Le
expliqué que Dios le amaba y que SU VOLUNTAD era
que ella estuviese sana. La mujer entendió; oré por
ella, y como a los ocho días regresó muy contenta para
decirme que cuando había llegado a su casa “estaba
completamente sana”. ¿Otros hermanos habían orado
por ella?, sí, si habían orado por ella; pues era una
mujer cristiana; ¿pero porque no había sido sana?
Porque Satán la había engañado haciéndola creer que
el Señor la tenía así.
Hoy como en los días bíblicos hay mucha gente que
no entiende que la voluntad de Dios es que estemos
sanos. Hay creyentes que oran así. “Señor, si tú
quieres sáname”. Es lo mismo que le pasó al leproso,
“… hincada la rodilla, el dice: SI QUIERES, puedes
limpiarme” (Mr. 1:40) . Pero, ¿por qué le dice “si
quieres”? ¡Ah!, porque él no sabía que Jesús quería.
“Y Jesús teniendo misericordia de él, extendió su mano,
y le tocó, y le dice: QUIERO, SE LIMPIO” (Mr. 1:41).
Amado lector, si él no quisiera, no hubiera ido a la
cruz a morir por nuestros pecados y por nuestras
enfermedades, como está escrito: “Mas el herido fue
por nuestras rebeliones, MOLIDO POR NUESTROS
PECADOS: el castigo de nuestra paz sobre él; Y POR
SU LLAGA FUIMOS NOSOTROS CURADOS” (Is.
53:5).
Mi hermano de una cosa estoy bien seguro: El nos
ama. Escúchelo decir: “Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice
Jehová, PENSAMIENTOS DE PAZ, Y NO DE MAL,
para daros el fin que esperáis” (Jer. 29:11).
Quizá usted se preguntará. ¿Entonces, por qué dice
en Éxodo 15:26 “… ninguna enfermedad de las que
envié a los Egipcios enviaré a ti; …”? Posiblemente
me cite esta otra Escritura. “Y como el rey Jeroboam
oyó la palabra del VARON DE DIOS, que había
clamado CONTRA EL ALTAR de Beth-el, extendiendo
su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! MAS LA
MANO QUE HABIA EXTENDIDO CONTRA EL, SE LE
SECO, que no pudo tornar a sí” (1° Reyes 13:4). Tal
vez me cite esta otra Escritura. “Y habiendo
atravesado toda la isla hasta Papho, hallaron un
hombre MAGO, FALSO PROFETA, Judío, llamado
Barjesús; el cual estaba con el procónsul Sergio Paulo,
varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo,
DESEABA OIR LA PALABRA DE DIOS.
Mas les resistía Elimas el encantador (que así se
interpreta su nombre), PROCURANDO APARTAR DE
LA FE AL PROCONSUL.
Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del
Espíritu Santo, poniendo en él los ojos, dijo: Oh, lleno
de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo,
enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los
caminos rectos del Señor?
Ahora pues, HE AQUÍ LA MANO DEL SEÑOR ES
CONTRA TI, y serás ciego, que no veas el sol por
tiempo. Y luego cayeron en él oscuridad y tinieblas; y
andando alrededor, buscando, quién lo condujese por la
mano” (Hch. 13:6-11). Muy bien, pero si revisamos con
mucho cuidado estas Escrituras y muchas otras que
tratan del mismo asunto; nos daremos cuenta que Dios
se reserva el derecho de castigar a los transgresores, a
los rebeldes, a los opositores de su causa, y cuando el
Señor está azotando a alguien por soberbio; yo no digo
que se ruegue por él; porque el Señor no va a oír.
Porque si usted se fijó en estas Escrituras, fueron
personas que atacaron LA OBRA DEL SEÑOR, y los
que han atacado SU OBRA DE UNA MANERA
DELIBERADA; no solamente sufrieron consecuencias
terribles en los días bíblicos; sino que las sufren el día
de hoy: los que se les hace fácil lanzarse contra la obra
del Señor. No hace mucho tiempo un gran amigo mío
(ministro), me contó que uno de sus miembros lo
insultó hasta que quiso. De repente se le taparon las
dos vías por donde hacía las necesidades fisiológicas.
Mi amigo me contó que el hombre bramaba como un
animal. ¿Qué es lo que tiene que hacer el que es
quebrantado por causa de su rebelión? Arrepentirse y
confesar a Dios su maldad y pedir perdón al Señor y al
o los ofendidos, y el Señor le regresará la salud, como
lo hizo en muchos casos bíblicos. Pero repito, esto les
sucede a aquellos que han atacado su obra, y
especialmente si lo han hecho de una manera
deliberada. Lo que quiere decir es: que casi en un
cien por ciento de los casos, no es Dios el que está
azotando a las gentes con enfermedades, sino
Satanás; porque él si quiere que las gentes estén
enfermas; pues esa es su naturaleza; hacer sufrir a la
humanidad.
Dirá usted, ahora entiendo que Dios me ama y que él
quiere que yo esté sano; ¿pero qué es lo que tengo
que hacer? La Biblia le contesta en Proverbios,
capítulo 3, versos 5-8. “Fíate de Jehová de todo tu
corazón, y no estribes en tu prudencia. Reconócele en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
No seas sabio en tu opinión: Teme a Jehová, y
apártate del mal; porque será MEDICINA A TU
OMBLIGO, Y TUETANO A TUS HUESOS”. “Teme a
Jehová, y apártate del mal” quiere decir: Si estás en
pecado, abandónalo para siempre; “PORQUE SERA
MEDICINA A TU OMBLIGO, Y TUETANO A TUS
HUERSOS”. Me preguntará usted, y si yo clamo; ¿me
escuchará el Señor? La Biblia dice: “Los ojos de
Jehová están sobre los justos, Y ATENTOS SUS
OIDOS AL CLAMOR DE ELLOS” (Sal. 34:15). Y el
verso 6 dice: “Este pobre clamó y oyólo Jehová, y
librólo de todas sus angustias”.
Si todavía no entiende, esté atento a lo que la Biblia
dice: “Pon asimismo tu delicia en Jehová, Y EL TE
DARA LAS PETICIONES DE TU CORAZON.
Encomienda a Jehová tu camino, y espera en EL, Y
EL HARA” (Sal. 37:4,5). ¿Cuándo hará? Ahora
mismo. “Dios no es hombre para que mienta; ni hijo de
hombre para que se arrepienta:
El dijo, ¿y no hará?; ¿y no lo ejecutará?” (Nm. 23:19).
Y a través del proverbista dice: “Yo amo a los que me
aman; y me hallan los que madrugando me buscan” (Pr.
8:17). Y otra vez lo confirma. “Porque el que me
hallare, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová”
(Pr. 8:35).
El Señor le ama, y no quiere que usted esté enfermo;
él quiere que usted tenga vida en él, y vida en
abundancia. Esto es lo que él dijo: “… yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia” (Jn. 10:10).
El plan del Señor es muy sencillo. El vino para
romper las dos cadenas que el diablo tenía sobre
nosotros. Pecado y enfermedad. El pecado es del
diablo, y la enfermedad también. Pero, “… para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo. Las obras del diablo, ¿dónde? Las obras del
diablo en el alma, y las obras del diablo en el cuerpo ,
como está escrito: “Cuanto a Jesús de Nazaret; como
le ungió Dios de Espíritu Santo y de potencia; el cual
anduvo haciendo bienes, y sanando A TODOS LOS
OPRIMIDOS DEL DIABLO; porque Dios era con él
(Hch. 10:38). No dice que sanando a todos los
oprimidos por Dios; sino a “TODOS LOS OPRIMIDOS
DEL DIABLO”.
En el capítulo 13 de Lucas versos 11 al 16, tenemos
un caso, (uno de tantos casos) que confirma y sella lo
que aquí escribo. “Y he aquí una mujer que tenía
ESPIRITU DE ENFERMEDAD dieciocho años, y
andaba agobiada, que en ninguna manera se podía
enhestar.
Y como Jesús la vio, llamóla, y díjole: Mujer, libre eres
de tu enfermedad.
Y puso las manos sobre ella; y luego se enderezó, y
glorificaba a Dios.
Y respondiendo el príncipe de la sinagoga, enojado de
que Jesús hubiese curado en sábado, dijo a la
compañía : Seis días hay en que es necesario obrar:
en estos, pues, venid y sed curados, y no en día de
sábado.
Entonces el Señor le respondió, y dijo Hipócrita, cada
uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su
asno del pesebre, y lo lleva a beber?
Y a esta hija de Abraham, que HE AQUÍ SATANAS
LE HABIA LIGADO DIECIOCHO AÑOS, ¿no convino
desatarla DE ESTA LIGADURA en día de sábado?
En el Estado de Veracruz, México; trajeron a un
hombre completamente tuberculoso a una de mis
campañas. Su estado era agónico; ya no había
ninguna esperanza de vida para él. Era un pecador
enfermo. Cada noche yo proclamé fervientemente que
Jesús había venido para que tuviéramos vida, y vida en
abundancia. Un año después estaba viajando al Estado
de Tabasco y de pasada llegué al pueblo donde había
tenido la campaña, para saludar algunos amigos allí, y
una hermana me dijo: “una familia lo quiere saludar”,
le dije: dígales que pasen. En el grupo venía un
hombre de una estatura regular, y bastante fornido;
me dijo: ¿me conoce? Le contesté; no me acuerdo
haberlo visto alguna vez. Me dice, “yo soy aquel
tuberculoso que llevaron a su campaña el año pasado;
el Señor me perdonó todos mis pecados y me sanó, y
ahora estoy diciéndoles a todos que el quiere hacer lo
mismo con ellos”. ¡Oh! que glorioso es ver a las
gentes libertadas por el Señor.
Con mucha razón el profeta dice: “Ciertamente
LLEVO él nuestras enfermedades…” No dice que
“puso” enfermedades; dice que él las llevó para que
usted y yo estuviéramos sanos.
SATAN HA ROBADO A MUCHOS CREYENTES EL GOZO DE LA SALVACION
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis
traspasado del que os llamó a la gracia de Cristo, a otro
evangelio:
No que hay otro, sino que hay algunos que os
inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Mas aun si nosotros o un ángel del cielo os anunciare
OTRO EVANGELIO del que os hemos anunciado, sea
anatema” (Ga. 1:6-8).
Con estos versículos inicio el tema: SATAN HA
ROBADO A MUCHOS CREYENTES EL GOZO DE LA
SALVACION; presentándoles por lo menos dos
diferentes evangelios. El evangelio del desierto, y el
evangelio social; sin dejarlos ver el evangelio de salud.
Cuando un pecador viene al Señor; es la persona
mas feliz del mundo, porque no hay gozo mas grande
que saber que sus rebeliones han sido perdonadas.
Tiene tanto gozo que quisiera decirles a todos que
Jesús es su Salvador. Es el esclavo que ha salido de
las garras de su verdugo; es el prisionero que ha salido
de la celda tenebrosa a la luz admirable de Jesucristo.
Es el desorientado que ahora se dirige a puerto
seguro. ¡Qué mas podremos decir!, pues no hay
palabras para explicar lo que se siente.
¿Lo sabe Satanás? Sí, si lo sabe. ¿Lo entiende?
Sí lo entiende. ¿Lo acepta? No, no lo acepta; porque
su obsesión es ver a los hombres completamente
amargados. Es por eso que inmediatamente pone a
trabajar todas sus astucias, para ver si es posible
regresar al fugitivo. El tiene mil mañas, y si ve que
realmente ese creyente está bien determinado a seguir
al Señor, le lanza una de tantas que se llama
fanatismo. Empieza por hacerlo pensar que él es el
único que sirve bien al Señor. Todos los demás
creyentes andan mal, y lo hace que se fije aun en los
defectos más pequeños de los otros creyentes. Es allí
donde empieza el evangelio del desierto. Ese creyente
se ve triste, retraído, apenas termina el culto y antes
que nadie salga del templo, él sale…
Otros siguiendo la misma línea empiezan a ayunar y
se sienten intocables. Si son esposas, ha habido
quienes han rechazado al esposo por que tienen
vergüenza de los demás.
Una mujer vino llorando para contarme que ella “había
servido al Señor”, y que ayunaba mucho; pero que su
esposo era inconverso, y que un día estaba afuera de
su cada sentada junto con él, y éste le tenía el brazo
sobre sus hombros. Cuando ven que vienen llegando
un grupo de creyentes a donde ellos estaban;
inmediatamente cogió el brazo de su esposo y se lo
aventó tan lejos como pudo. ¿Qué fue lo que pensó
ese hombre? Lo primero que pensó, es que ella tenía
compromisos con alguno de los del grupo y le puso una
golpiza que la mandó tres meses al hospital y hasta la
salvación perdió. –Me pregunta ella- “¿dónde estuvo mi
error?” Le contesté: Satán la engañó haciéndola
fanática.
La vida en el Señor debe ser una vida normal, por
mucho que se ore, o que se ayune; no se nos olvide
que el único propósito de hacer eso es para vivir una
vida mas cerca del Señor y para ganar a otros para
Cristo y no para perderlos.
Y que diremos de muchos pastores que están
amargados, porque la congregación les ha hecho la
“vida de tiritas”. Para ellos servir al Señor, se ha
convertido en un verdadero calvario; pues se han
encontrado con cada “mono”, (personas que dicen
servir al Señor, nada mas que no dicen a cual señor);
Judas Iscariotes, víboras enroscadas entre los
pescados, mordiendo siempre al que está a su
alcance. “Fieras ondas de la mar, que espuman sus
mismas abominaciones; estrellas erráticas, a las
cuales les es reservada eternalmente la oscuridad de
las tinieblas” (Judas v. 13). Y que mas podemos
decir…
Esposas de pastores sin querer saber nada de la
obra del Señor, por mil cosas que el enemigo les ha
puesto en el camino.
Hijos de predicadores en la misma condición.
Pregunto ¿será este evangelio de Cristo? No, mil
veces no. Este no es el evangelio del Señor. Este es
el evangelio del desierto, que el enemigo les ha
presentado para amargarlos y hacerlos que renieguen
de su fe.
Las luchas y las pruebas nunca deberían de destruir
nuestra fe; sino al contrario refinarla y hacerla brillar
como las estrellas en el firmamento. Como está escrito:
“… estando al presente un poco de tiempo afligidos en
diversas tentaciones, si es necesario, para que la
prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el
cual perece, bien que sea probado con fuego, SEA
HALLADA EN ALABANZA, GLORIA Y HONRA,
CUANDO JESUCRISTO FUERE MANIFESTADO” (1ª
de Pedro 1:6,7).
Por otro lado encontramos a creyentes con una
doctrina “de mártires”, diciendo que “tienen que soportar
todo por la causa de Cristo”.
No hace mucho una hermana me llamó por teléfono
que quería que la visitara en su casa. Atendí a su
llamado y me contó que su “esposo y sus hijos –que
según me dijo eran profesionistas- la trataban muy mal,
porque era cristiana, y cuando traen pollo o algún
alimento bueno, a mí me dejan los puros huesos, y me
dicen que es lo único que merezco por ser aleluya y
como si fuera poco como usted ve, ando descalza y mi
cama es el piso; pero tengo que sufrir”.
El evangelio que ella tenía no era otro que el
evangelio del desierto. Un evangelio lleno de
amarguras. ¿Será este el evangelio de Cristo? No, no
es este. Este es el evangelio que Satán les ha
presentado a muchos creyentes que no conocen su
posición como hijos de Dios. Con esto no estoy
diciendo que no tenemos que luchar, que no tenemos
que combatir, pues el evangelio tiene que ser eso, un
evangelio de combate; pero de combate, como dice el
apóstol Pablo “… combatiendo juntamente por la fe
del evangelio” (Fil. 1:27). ¿El apóstol nos aconseja
que combatamos a golpes? No, él mismo nos instruye
como combatamos, “pues aunque andamos en la
carne, no militamos según la carne, (porque la armas
de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en
Dios para la destrucción de fortalezas) destruyendo
consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia
de Dios, y cautivando todo intento a la obediencia de
Cristo; y estando prestos para castigar toda
desobediencia, cuando vuestra obediencia fuere
cumplida” (2ª Co. 10:3-6).
Esto quiere decir que tenemos derecho legal de
pelearle al diablo hasta el último momento de nuestra
vida, nuestra libertad y nuestra salvación. Pero, ¿qué
es lo que pasa con muchos creyentes? En lugar de
buscar a Dios, oír su palabra, orar, ayunar, reunirse con
los demás hijos de Dios; se van separando de ellos
hasta que les pasa lo que a los hijos de Israel: “Muchos
días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin
sacerdote, y sin enseñador y sin ley: …
En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que
entraba, ni para el que salía, SINO MUCHAS
AFLICCIONES sobre todos los habitadores de las
tierras” (2° Cr. 15:3,5). Ante esta situación muchos
creyentes, le dan vueltas y mas vueltas al problema,
(pues Satán ya los trae mareados) hasta que salen
zumbando para el evangelio social, (por no decir
mundano). Van como “alma que lleva el diablo…” ¿En
su huída pueden ver EL EVANGELIO DE SALUD? No,
no lo pueden ver, porque “… el dios de este siglo cegó
los entendimientos de los incrédulos, para que no les
resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2ª Co. 4:4).
En su imaginación véalos, que ni el suelo pisan; van
directamente al evangelio social. Una vez allí,
empiezan a coger un poco de aire, y dicen “ahora sí,
viviremos en paz, e iremos a los lugares que mejor nos
convenga; claro sin dejar de ser cristianos”. Y
empiezan a ir a diferentes diversiones, (“sin dejar de
ser cristiano”). Pero, ¿hay satisfacción ahí? Escuche
la voz del Espíritu Santo. “Y no os conforméis a este
siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro
entendimiento, PARA QUE EXPERIMENTEIS CUAL
SEA LA BUENA VOLUNTAD DE DIOS, AGRADABLE
Y PERFECTA” (Ro. 12:2)
También van al cine y a los toros, pero allí está otra
vez la palabra: “No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor
del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, la
concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no
es del Padre, mas es del mundo.
Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; mas el
que hace la voluntad de Dios, permanece para
siempre” (1ª Jn. 2:15-17).
Para cambiarle un poco, practican deportes. Pero allí
está otra vez la palabra: “Porque el ejercicio corporal
para poco es provechoso; mas la piedad para todo
aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente,
y de la venidera” (1ª Ti. 4:8).
En su vida ya enredada, se empiezan a meter en
negocios sucios, deshonestos, y desagradables no
solamente ante los ojos de Dios, sino ante los ojos de
los hombres. Y otra vez la amonestación. “He aquí
solamente he hallado esto: que Dios hizo el hombre
recto, MAS ELLOS BUSCARON MUCHAS CUENTAS”
(Ec. 7:29). ¿Hay felicidad? No, jamás habrá felicidad
en el pecado.
Vestuario que es contra la palabra de Dios. “No
vestirá la mujer hábito de hombre, ni el hombre vestirá
ropa de mujer; PORQUE ABOMINACION ES A
JEHOVA TU DIOS CUALQUIERA que esto hace” (Dt.
22:5). Esto es lo que la palabra del Señor enseña.
Pero, a estas alturas ¿quién les podrá decir que andan
mal?
Y para verse hermosa (si es dama) ¿hermosa? Usa
todos los peinados que están de moda. ¿En eso
consiste la hermosura? Dejemos que el Señor conteste
esta pregunta. “Engañosa es la gracia, y vana la
hermosura:
LA MUJER QUE TEME A JEHOVA, ESA SERA
ALABADA” (Pr. 31:30).
¿Hay gozo en el evangelio del desierto? No, no hay
gozo. ¿Hay gozo en el evangelio social? No, no lo
hay. ¿Entonces dónde está el gozo? El gozo está en
el evangelio que nos salvó; el evangelio que nos sacó
de las prisiones de Satanás. ¿Se acuerda que días
tan felices pasábamos cuando conocimos al Señor?
¡Oh! Si cuando conocimos el evangelio de salud.
Porque eso es exactamente: EVANGELIO DE SALUD,
como dijera el apóstol Pablo, “… es potencia de Dios
PARA SALUD a todo aquel que cree” (Ro. 1:16).
Este bendito evangelio nos trae, 1° SALUD
ESPIRITUAL, y al decir salud espiritual, estamos
diciendo: Perdón de todos nuestros pecados; no
importa que tan horribles hayan sido; y al decir perdón
de nuestros pecados estamos diciendo: Respiración
del alma. Descanso en los brazos del Salvador del
mundo; como dijera el Salmista “…HARTURA DE
ALEGRIAS hay con tu rostro; deleites en tu diestra
para siempre” (Sal. 16:11).
Este es el evangelio genuino de Jesucristo. Un
evangelio que da vida, y donde hay vida hay salud, y
donde hay salud espiritual y física hay todo.
2° El evangelio de Jesucristo nos trae GOZO. Este
fue el mensaje del ángel a los pastores, “… que velaban
y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado.
… No temáis; porque he aquí OS DOY NUEVAS DE
GRAN GOZO, que será para todo el pueblo:
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es Cristo el Señor” (Lc. 2:8, 10 y 11).
“Nuevas de gran gozo”. Será muy importante que
Satanás escuche una vez tras otra. Tenemos “nuevas
de gran gozo, nuevas de gran gozo”. Este es el
verdadero evangelio de nuestro Amado Señor, un
evangelio de gozo para que se cumpla en nosotros lo
que el Señor dijo: “Estas cosas os he hablado, para
que mi GOZO esté en vosotros, y VUESTRO GOZO
sea cumplido” (Jn. 15:11).
3° El evangelio de salud nos trae PAZ. “…la paz de
Dios, que sobrepuja todo entendimiento, …” (Fil. 4:7).
En el mundo de pecado nunca tuvimos paz. Si
estábamos en la casa no teníamos paz; si estábamos
en la calle, tampoco; en el trabajo, en la oficina, en la
escuela, o en los centros de vicio, no había paz,
siempre estábamos inquietos, inconformes, como está
escrito: “Mas los impíos son como la mar en
tempestad, que no puede estarse quieta, y sus aguas
arrojan cieno y lodo.
No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Is.
57:20,21). ¿Entonces dónde está la paz? La
verdadera paz está en el Salvador del mundo; porque
él es la paz, y el que tiene a Cristo tiene la paz, como
él mismo lo dijo: “la paz os dejo, mi paz os doy: no
como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27).
4° Este evangelio nos trae, DESCANSO MENTAL,
ESPIRITUAL Y FISICO. Escuchemos al autor del
descanso decir: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas.
Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt.
11:28-30).
5° El evangelio del Señor nos trae LIBERTAD, (no
libertinaje) como dijera el Señor: “Y conoceréis la
verdad, y la verdad os libertará.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres” (Jn. 8:32,36). Y el apóstol Pablo se regocija
diciéndonos: “Que (Dios) nos ha librado de la potestad
de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo;
en el cual tenemos redención por su sangre, la
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remisión de pecados” (Col. 1:13). Y si Dios “nos ha
librado de la potestad de las tinieblas”, el mismo apóstol
nos aconseja. “Estad, pues firmes en la libertad con
que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a ser
presos en el yugo de servidumbre” (Ga. 5:1).
SATAN HA ROBADO A MUCHOS CREYENTES LA SENSIBILIDAD ESPIRITUAL
Un 31 de octubre, al transitar por una de las
principales avenidas, en la ciudad de Monterrey, N.L.;
México, el semáforo se puso en rojo y me detuve para
esperar la luz verde; cuando un grupo de niños
vestidos de “brujas”, se me acercaron para pedirme
“Halloween”. Yo nunca había oído esa palabra, y les
pregunté ¿Qué es eso? Me contestaron, “¿No sabe?
Es la fiesta de la bruja”. Inmediatamente sentí que eso
era diabólico. Después de reprender a los muchachos
por su insistencia, me retiré abrumado, pensativo y
diciéndome: Esta no es otra cosa que una de las miles
de trampas que el diablo tiene para cautivar a los
INSENSIBLES ESPIRITUALES, (los que no sienten).
Esa noche, enérgicamente dije a la iglesia; si alguno
de ustedes viste a su hijo de “bruja”; conmigo va a tener
problemas muy serios. Yo no les pregunté que si eso
sería malo o bueno; simple y sencillamente les advertí
que si alguno desobedecía que tuviera la seguridad de
que le iba a ir más mal de lo que él o ellos se
imaginaban. Hubo un silencio en la congregación, que
se podía oír el aleteo de una mosca. ¿Tenía yo
suficiente información de lo que era “Halloween”? No,
pues era la primera vez que había oído esa palabra. Lo
único que tenía era el testimonio del Espíritu Santo que
me decía que eso era diabólico.
Empecé a escudriñar las Escrituras y a buscar
información por otros medios; para saber que era eso.
¿El resultado? El Señor me confirmó a través de su
palabra, lo que me había hecho sentir aquel 31 de
octubre. Como está escrito: “… ¿qué compañía tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y QUE COMUNIÓN LA LUZ
CON LAS TINIEBLAS?
¿Y qué concordia Cristo con Belial? …” (2ª Co.
6:14,15).
Por otro lado, ¿qué le parecen estos datos? Según
varias revistas norteamericanas, los hechiceros tienen
varias fiestas al año; pero LA MAYOR DE ELLAS la
celebran el 31 de octubre y le llaman “el sabbat de
Halloween”. En esa fiesta practican toda clase de ritos
diabólicos basados en el “Libro de las Tinieblas”. ¿Qué
le parece?
Ahora si prepárese y los cientos de iglesias, (que se
dicen ser “cristianas”) muchísimos ministros, e
Institutos Bíblicos, ¿qué están haciendo ese día?
Véalos vistiendo a sus hijos de “brujas”, y haciendo la
gran bobería de “Halloween”… Issss, uffffff. Están
embriagándose con la fiesta del rey de la tinieblas.
“Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos” (Ro. 1:22).
“… el dios de este siglo cegó los entendimientos de los
incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios” (2ª Co. 4:4). ¿Cuál será el resultado de todo
esto? En diez años mas, habrá una generación de
“brujas”, y muchos de ellos serán hijos de “cristianos”.
No me diga que no; pues quizá usted ha sido una de
esas personas que ha enseñado a su hijo a subirse a
la “escoba”. No se le olvide que el león cuando
acaricia siempre tiene que esconder las uñas, pero no
por eso deja de tenerlas allí. Es lo mismo que Satán el
ladrón ha hecho con muchos creyentes; (no estoy
diciendo que con todos) los ha acariciado suavemente
hasta dormirlos “en las piernas de Dalila”.
Amado lector, si usted está en esta condición,
despierte del sueño en que está; ya deje de ser
miembro de la iglesia de “Anestesia”, e incorpórese a la
iglesia que no está “anestesiada”.
Ahora veamos lo que el Señor nos dice en su palabra.
“A la hechicera no dejarás que viva” (Ex.22:18). “Mas a
los temerosos e incrédulos, a los abominables y
homicidas, a los fornicarios, Y HECHICEROS, y a los
idólatras, y a todos los mentirosos, SU PARTE SERA
EN EL LAGO ARDIENDO CON FUEGO Y AZUFRE,
que es la muerte segunda” (Ap. 21:8).
El Señor no quiere que nadie vaya ahí, por eso
escribió lo siguiente:
“No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su
hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni
agorero, ni sortílego, NI HECHICERO, ni fraguador de
encantamientos, ni quien pregunte a pitón, ni mágico, ni
quien pregunte a los muertos.
Porque es abominación a Jehová cualquiera que
hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu
Dios las echó de delante de ti.
Perfecto serás con Jehová tu Dios.
Porque estas gentes que has de heredar, a agoreros
y hechiceros oían: mas tu, NO ASI TE HA DADO
JEHOVA TU DIOS.
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como
yo, te levantará Jehová tu Dios: A EL OIREIS” (Dt.
18:10-15). “Y será, si no oyeres la voz de Jehová tu
Dios, para cuidar de poner por obra todos sus
mandamientos y sus estatutos, que yo te intimo hoy,
vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te
alcanzarán.
Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.
Maldito tu canastillo, y tus sobras.
Maldito el fruto de tu vientre,…” (Dt. 28:15-68).
Es muy posible que usted diga; pero yo no soy
hechicero; de acuerdo, pero si usted le hace al
“Halloween”, o a los horóscopos ¿Qué está haciendo?
Lo único que está haciendo es ponerse a las órdenes
de su adversario. Si esto es así, le recomiendo que
atienda la exhortación del apóstol Pablo. “Y no
comuniquéis con las obras infructuosas DE LAS
TINIEBLAS; sino antes bien redarguidlas” (Ef. 5:11).
Y en cuanto a los que consultan los horóscopos.
Escuchemos al Señor decir; “Haste fatigado en la
multitud de tus consejos. Parezcan ahora y
defiéndante los CONTEMPLADORES DE LOS
CIELOS, los especuladores de las estrellas, LOS QUE
CONTABAN LOS MESES, PARA PRONOSTICAR lo
que vendrá sobre ti.
He aquí serán como tamo; fuego los quemará, no
salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará
brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten.
Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, TUS
NEGOCIANTES desde tu niñez; cada uno echará por
su camino, NO HABRA QUIEN TE SALVE” (Is. 47:13-
15).
Amado lector, ¿habrá alguna razón fundamental, por
qué muchos creyentes han caído en todas estas
trampas? Sí, si la hay. Yo encuentro por lo menos tres
razones, por qué el creyente se hace insensible. 1°
Porque no ora lo suficiente, 2° Porque no ayuna, y 3°
Porque no se alimenta diariamente de la palabra de
Dios.
Es muy posible que si lee su Biblia; pero, ¿está
seguro que es la palabra de Dios? Me dirá, yo tengo un
libro que dice “Santa Biblia”. Lo felicito si esto es así.
Porque llegará el tiempo cuando muchos creyentes
tendrán un libro que diga “SANTA BIBLIA”, SIN SER LA
BIBLIA. Así que, asegúrese que realmente lo que usted
tiene es la palabra de Dios.
Quizá usted esté pensando, esto no puede suceder.
Si esto no iba a suceder, ¿entonces por qué el Señor
escribió lo siguiente: “Porque yo protesto a cualquiera
que oye la palabras de la profecía de este libro: SI
ALGUNO AÑADIERE A ESTAS COSAS, Dios pondrá
sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y SI ALGUNO QUITARE DE LAS PALABRAS DEL
LIBRO de esta profecía, Dios quitará SU PARTE DEL
LIBRO DE LA VIDA, …” (Ap. 22:18, 19).
Si no había posibilidad de que alguien se atreviera,
(y lo peor es que ese alguien sería uno, que su nombre
ya estaba escrito en el libro de la vida) a quitar, o a
agregar palabras en la Biblia. La pregunta es:
¿Entonces se equivocó el Señor? Dirá usted, bueno
eso va a suceder en los últimos días. Muy bien, ¿y en
que tiempo estamos?
Esta exhortación hace miles de años que el Señor la
hizo, en Deuteronomio, Cap. 4 v. 2. “No añadiréis a la
palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, …”
Amado hermano, guarde su vida en el Señor; hasta
el día que él venga. No permita que el incansable
ladrón le robe lo que el Señor en su misericordia le ha
dado.
Ore constantemente, ayune siempre que le sea
posible, y aliméntese de la palabra de Dios todos los
días; “porque no tenemos lucha contra sangre y carne;
sino contra principados, contra potestades, contra
señores del mundo, gobernadores des estas tinieblas,
contra milicias espirituales en los aires.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que
podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo
acabado todo.
Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad,
y vestidos de la cota de justicia, y calzados los pies con
el apresto del evangelio de paz; sobre todo, tomando el
escudo de la fe, con que podáis apagar los dardos de
fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de salud, Y LA ESPADA DEL
ESPIRITU; QUE ES LA PALABRA DE DIOS.
Orando en todo tiempo con toda deprecación y
súplica en el Espíritu, Y VELANDO EN ELLO CON
TODA INSTANCIA y suplicación por todos los santos”
(Ef. 6:12-18).
Ore, ayune y lea la palabra de Dios. “Bienaventurado
aquel siervo, el cual, cuando su Señor viniere, le hallare
haciendo así.
De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le
pondrá” (Mt. 24:46, 47).
Nota: Todos los pasajes bíblicos que están escritos
en este libro han sido tomados de la antigua versión de
Valera.
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