2. flautista por casualidad

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En la anterior entrada mencionaba el control estadístico de procesos (spc) y dándole alguna vuelta al concepto me han venido dos frases a la cabeza: por un lado lo de sonar la flauta por casualidad y por otro lo de que hasta un reloj roto marca bien la hora dos veces al día. Citar estas expresiones populares como excusa para escribir algo sobre el (spc) es, sin ninguna duda, una hipérbole que me voy a permitir en un contexto que, como el aseguramiento y la gestión de la calidad, tan lejos pretende situarse de la casualidad. Hay que recordar que el padre del control estadístico de procesos es Walter A. Shewhart quien en la década de 1920 desarrolló el concepto mientras que fue William Edwards Deming quien lo divulgó y generalizó aplicándolo tanto en la intensa producción industrial durante la segunda guerra mundial como en la recuperación de la posguerra japonesa.

Aunque casi siempre que se habla de control estadístico de procesos se hace también, a veces exclusivamente, de los gráficos de control me quiero permitir alguna aclaración antes de dedicar alguna entrada las herramientas y técnicas empleadas.

El control estadístico de procesos no es sino la aplicación de conceptos estadísticos, en forma de herramientas apropiadas, al ambicioso fin de reducir la variabilidad natural de cualquier proceso. Tengo la suerte de trabajar cerca de casa pero quienes deben conducir en hora punta saben bien que el recorrido les va a llevar un tiempo que en los primeros viajes será altamente indeterminado y con la suficiente experiencia podrá estimarse como el tiempo promedio empleado en los desplazamientos anteriores. Es evidente que nunca tardaremos lo mismo y que se producirán pequeños adelantos o atrasos, respecto al tiempo promedio, debido a pequeñas variaciones aleatorias naturales tales como alcanzar un determinado cruce antes o después de una cierta avenida de tráfico procedente de un barrio o polígono cercano. Estas causas ordinarias producen variaciones pequeñas en torno al valor promedio de un proceso que podemos decir que está bajo control, sin embargo, si se produce un adelanto o un retraso extraordinario lo que hemos sufrido es una causa especial de variación como por ejemplo obras, accidentes, pinchazos,... estas situaciones especiales hacen que nuestro proceso esté fuera de control, que no podamos predecir con un margen de error conocido el tiempo del desplazamiento. Si las causas especiales son contingentes y aparecen ocasionalmente nuestro proceso ordinario no quedará afectado de forma ordinaria pero si las causas especiales persisten nuestro proceso estará descontrolado y deberemos identificar y corregir las causas raíces para volver a mantenerlo bajo control.

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Que el proceso esté bajo control no significa ni que siga una distribución normal (ya haré alguna entrada sobre esto) ni que cumpla las especificaciones. Llegar a tiempo al trabajo no depende de que nos adelantemos y retrasemos por igual ni de que la tendencia sea de adelanto o de atraso; lo determinante es que la hora a la que salimos sea la adecuada.