2014 11 Conferencia Presidente Instituto Historia Cuba en IHYCM 14NOV14
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Nuevas y viejas fuentes para el estudio de las guerras de Independencia de Cuba. 1868-1898.
Cor ® René González Barrios
Presidente del Instituto de Historia de Cuba.
Pareciera que todo está dicho sobre las guerras por la independencia
de Cuba, sobre todo, después que, al pasar de los años, decenas de
historiadores cubanos y españoles han dejado a la posteridad sus
obras, algunas de ellas paradigmáticas y de obligatoria consulta.
Sin embargo, en la medida en que nos adentramos en el análisis de las
causas y el desarrollo del largo conflicto de treinta años -1868 a 1898-,
que concluyó con la irrupción de un nuevo poder hegemónico global, la
pérdida para España de sus más preciadas colonias y el tutelaje
neocolonial a Cuba, las incógnitas crecen, y las preguntas sin
respuestas con ellas. En el caso de la historia militar, parece haberse
centrado, a lo largo de los años, en las grandes acciones militares, las
figuras prominentes, y el relato o análisis de las victorias.
Poco, muy poco, se ha escrito de la historia del cotidiano accionar de
los bandos beligerantes, desde la perspectiva del soldado, las clases y
oficiales subalternos, y de los civiles que aseguraban la guerra.
Tampoco de la visión propia sobre el adversario. En una guerra hay
múltiples protagonistas, por lo que es imprescindible el estudio a
profundidad de lo que ocurría del otro lado de la colina, como lo llamara
el historiador inglés Liddell Hart. En el caso de Cuba, hubo un tercer
protagonista, subrepticio y al acecho, al que los historiadores
necesariamente, tienen siempre que tener en cuenta: los Estados
Unidos de América. Durante los treinta años de conflicto
independentista, Norteamérica tuvo una activa participación. También
en sus fondos de archivos, encontrarán los historiadores cubanos y
españoles nuevas fuentes para el estudio de aquellas guerras.
Por otro lado, las derrotas son huérfanas, incluso para los historiadores.
Cuan provechoso y útil sería el estudio de un conflicto analizando las
derrotas y no los éxitos. Al final se llegaría al mismo resultado, el fin del
conflicto, pero con las enseñanzas claras de lo que no se hizo
correctamente. Esas son las necesarias lecciones en las que el
historiador debe profundizar. Es una asignatura pendiente para gran
parte de los historiadores militares.
Para llegar a estos nuevos enfoques y análisis, es necesario la
relectura de las obras que han marcado épocas en estos estudios, y el
acceso a nuevas fuentes documentales. Entraríamos entonces en las
disquisiciones de que es lo nuevo y lo viejo en cuanto a fuentes, a partir
del conocimiento que los historiadores militares e investigadores de
estos temas, tienen al respecto.
Los historiadores militares cubanos, por ejemplo, conocen muy poco,
casi nada, de lo que la historiografía española ha escrito en los últimos
años sobre las guerras de Cuba, y me atrevo a decir que viceversa. Es
esa una limitación y un gran reto. Al desconocimiento de lo publicado, a
la falta de contactos, se une como limitación fundamental, el acceso en
ambas direcciones, a la documentación de primera mano sobre
temáticas desconocidas, necesarias para el análisis del alcance de la
guerra y su dinámica económica, política, social y militar.
Cabría preguntarse hasta qué punto los historiadores militares
españoles conocen o han tenido acceso a los diarios de campaña,
memorias o publicaciones con selecciones de correspondencias
publicadas en Cuba a lo largo del siglo XX y lo que va de XXI. Cuál es
el nivel de conocimiento que sobre la documentación de los treinta años
de guerra conservan los archivos históricos cubanos, en especial el
Archivo Nacional de Cuba, la Biblioteca Nacional José Martí, la
biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística, la de la Oficina del
Historiador de la Ciudad de La Habana y la del Instituto de Historia de
Cuba, por solo citar algunas de las principales instituciones
conservadoras del patrimonio histórico cubano.
En ellas descansan centenares de obras, periódicos, revistas, folletos,
correspondencia, diarios de campaña y diferentes tipos de papelería, de
imprescindible consulta para el análisis de las guerras.
En el archivo Nacional de Cuba, por ejemplo, existen diferentes fondos
vinculados a las guerras de Cuba, el principal de ellos Donativos y
Remisiones. A él se suman los fondos Revolución del 95, Academia de
la Historia, Partido Revolucionario Cubano, Adquisiciones, Bienes
Embargados, Gobierno Superior Civil, Museo Nacional, Máximo
Gómez, Calixto García, Manuel Sanguily, Carlos García Vélez, Jorge
Quintana, entre otros, repletos de documentos más o menos
consultados por los historiadores cubanos.
A las fuentes de archivos cubanas anteriormente referidas, se unen las
colecciones de prensa, cubana y española, publicadas en la isla, que
atesoran nuestros archivos y bibliotecas. En todos los casos,
documentos o prensa, los archivos y fondos cubanos preservan fuentes
documentales relacionadas con el ejército español y las guerras de
Cuba. ¿Hasta dónde son conocidas estas fuentes por los historiadores
militares españoles? No lo sabemos.
El mismo análisis lo hago a la inversa. Son contados los historiadores
militares cubanos que han tenido la posibilidad de consultar la enorme
riqueza de patrimonio documental vinculadas a las guerras de Cuba,
conservada en los archivos históricos militares españoles. Los fondos
que atesora el Archivo Central del Servicio Histórico Militar en Madrid, el
Archivo General Militar de Segovia, el de la Marina “Álvaro de Bazán”
en el Viso del Marqués, el Archivo del Servicio Geográfico del Ejército y
el Fondo Ultramar del Archivo Histórico Nacional, son una verdadera
revelación para quienes estudien las guerras de independencia de
Cuba, con la visión sosegada y multidisciplinaria que marcan 120 años
de experiencia y distanciamiento de los hechos.
Hace algunos años, el historiador César García del Pino, miembro de
número de la Academia de la Historia de Cuba, considerado
actualmente el decano de los historiadores cubanos, tuvo la
oportunidad de revisar el fondo Ultramar del Archivo Histórico Nacional.
En él existe una Sección Cuba que contiene la correspondencia de los
Capitanes Generales y también los Consejos de Guerra realizados
contra los independentistas cubanos. Allí están los documentos de la
Cámara de Representantes de la República de Cuba en Armas, que
fueron capturados en 1871 durante operaciones del ejército español en
la provincia de Camagüey.
Otro historiador, en este caso militar, el Dr. Gustavo Placer Cervera,
tuvo el privilegio de trabajar en los fondos del Archivo Central del
Servicio Histórico Militar en Madrid. Llegó a La Habana cautivado y
ansioso por todo lo que olfateó y palpó, había sobre las guerras de
independencia y que no tuvo oportunidad de consultar, entre otros
factores, porque las cajas estaban identificadas de maneras generales
y no catalogadas cada uno de los documentos.
Pero lo que más le impactó fue la existencia de siete cajas
identificadas, según el catálogo, como “Documentación incautada al
enemigo. (1895-1898)”. Revisando al azar en una de ellas, entre su
contenido heterogéneo, encontró verdaderas revelaciones para nuestra
historia: correspondencia, tanto personal como inherente a la guerra,
diarios personales, documentos de prefecturas, partes de guerra, etc.
Cabría preguntarse, ¿estos viejos papeles largamente añejados por el
tiempo, son a la vez viejas fuentes? En estos casos, los conceptos de lo
viejo y de lo nuevo se desdibujan por los niveles de acceso a ellas.
Para la historiografía militar cubana la inmensa mayoría de la
información existente en los archivos españoles, en especial los
militares, es hoy tan nueva como cuando se organizó y se abrió su
acceso al público por vez primera. El concepto de nuevo, repito, lo
marca el acceso a la fuente, no el ingreso del documento al archivo.
En el caso de los documentos relacionados con las guerras por la
independencia de Cuba existentes en los archivos de la isla, su casi
totalidad están catalogados e indexados en los diferentes fondos del
sistema nacional de archivo. No obstante, muchos de ellos, como
fuentes, también son nuevos para los historiadores, pues la novedad la
brinda también la agudeza del investigador al hurgar y hallar entre un
mar de papeles, la información precisa que sustente las variables de
sus objetivos de investigación.
De acuerdo a la información que poseemos, tanto de fuentes escritas
como de las Guías de los Fondos de Archivos Militares Españoles de
2002) como verbales, la documentación referente a las guerras por la
independencia de Cuba que está depositada en el AGMM comprende
unas 2 500 cajas que no están completamente catalogadas a las que
habría que agregar otras (aproximadamente mil) que fueron
transferidas desde el Archivo General Militar de Segovia. Como
podemos apreciar, a simple vista, un universo extraordinario de fuentes
para el análisis de la historia desde aristas poco o nunca tratadas.
Las nuevas tecnologías de la ciencia informática han revolucionado el
acceso a las fuentes y la socialización de la información. Pero para ello
es imprescindible la catalogación e indexación de los documentos. El
solo conocimiento o publicación de los catálogos de los fondos, con sus
contenidos detallados, resuelve prácticamente el cincuenta por ciento
del problema: saber lo que existe. A partir de allí se establecen las
prioridades para la investigación y el intercambio.
Es importante el análisis integral de las guerras de Cuba por los
impactos que la misma tuvo en los destinos de ambos países. El 98
marcó un antes y un después para España, y también para Cuba, que
pasó de colonia ibérica a neocolonia norteamericana.
En el caso de los historiadores militares, con el análisis de la guerra
desde el trabajo con las nuevas fuentes, se pueden llegar a
conclusiones más objetivas. Muchas veces, cuando leemos ensayos
históricos sobre un mismo hecho escritos desde Cuba y España,
respectivamente, nos parece se trata de dos guerras diferentes o dos
historias diferentes las que se cuentan. Está claro que las perspectivas
del análisis varían según los objetivos del investigador, pero lo que no
es lógico el sobredimensionamiento de un hecho de guerra a partir de
las diferentes fuentes que ofrecen datos sobre ellas. Ahí está el papel
del historiador, y solo la valoración y el análisis permitirán el
acercamiento a la verdad histórica.
Brevemente, enunciaremos diez aspectos de las guerras de
independencia de Cuba, muy poco tratados y que revisten especial
importancia en el estudio de estas.
Inventario de las acciones militares españolas y cubanas y de las
campañas militares.
La historia de las guerras por la independencia de Cuba, se ha
fundamentado en el recuento o análisis de las grandes batallas o
acontecimientos trascendentales, sin tener en cuenta que la táctica de
ambos bandos hubo de evolucionar a partir de las posibilidades reales
del ejército libertador, de enfrentar, desde su maltrecha logística, a su
formidable y poderoso adversario. Lo que predominó en la cotidianidad
de la guerra fueron acciones de encuentros, casi diarios, a todo lo largo
de la geografía de la isla. Eran encarnizados y se peleaba duro. Sin
embargo, no existe, ni en Cuba ni en España, un inventario de las
acciones militares de las guerras de Cuba.
El Centro de Estudios Militares del Ministerio de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Cuba, elaboró, en tres tomos, el Diccionario
enciclopédico de Historia Militar de Cuba. El primero, dedicado a las
biografías de los principales jefes mambises, de coronel en adelante; el
segundo a las acciones combativas; y el tercero a las expediciones
navales y acontecimientos militares.
Ha sido un extraordinario esfuerzo y un intento de acercamiento a la
verdadera dimensión del conflicto. Sin embargo, en cuanto a las
acciones combativas, se seleccionaron 250 de las consideradas, a
partir de las fuentes cubanas, como las fundamentales, lo que no
significa que necesariamente lo sean para la historiografía española. El
Congreso Nacional de Historia efectuado en La Habana del 8 al 12 de
octubre de 1943, determinó que en los treinta años de guerra ocurrieron
no menos de 10 mil acciones combativas.
Es imprescindible, para poder analizar la guerra, sus costos e impactos,
la confección de un inventario de las acciones combativas de las
guerras de Cuba. Los grados ganados por los militares españoles, en
especial su alto mando, y los de los jefes cubanos, fue el resultado de
un intenso accionar militar reflejados en las hojas de servicios de estos,
y en las cicatrices de sus cuerpos.
Con dos ejemplos ilustraré este aspecto. La toma de Bayamo por el
Conde de Valmaseda en enero de 1869, y la campaña de Pinar del Río
en 1897. Las principales fuentes que analizan el primer hecho, hacen
referencia al avance de Valmaseda desde Puerto Príncipe y sus
encuentros con las tropas cubanas en El Salado, Saladillo, como
acciones de mayor significación. Cuando revisamos las hojas de
servicios de militares españoles que participaron en aquella campaña
conocida como “Creciente de Valmaseda”, encontramos un batallar
diario en el que las fuerzas de ambos bandos se enfrascaron en
innumerables acciones de pequeña y mediana envergadura. La lectura
de esta ofensiva tiene que ser necesariamente distinta, pues no fue un
paseo para el ejército español, sin más gloria que el avance indetenible
de poderosas fuerzas para recuperar la proclamada capital de la
Revolución. El naciente e improvisado ejército libertador dio guerra y
vendió cara su derrota.
En el caso de la campaña de Pinar del Río en 1897, cuando el capitán
general Valeriano Weyler había proclamado la pacificación de ese
territorio tras la muerte del general Antonio Maceo, revisando los partes
publicados en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, encontramos
que en el año 1897 se combatió en aquella provincia más que en el año
precedente. Los insurrectos tras las medidas militares tomadas por
Weyler, cambiaron la táctica y desplegaron una activa guerra de
guerrillas, combinada con acciones semi regulares. El 97 fue más duro
al Ejército español en Occidente que el 96. Próximamente saldrá a la
luz una nueva investigación al respecto, elaborada a partir del análisis
comparativo de fuentes cubanas y españolas.
Para la elaboración de este inventario de acciones militares, son
fuentes importantes los documentos relacionados con las
condecoraciones militares, las órdenes de la capitanía general, los
documentos del cuerpo de la Guardia Civil, de los voluntarios y los
guerrilleros, las hojas de servicios de los jefes militares, los registros de
la sanidad militar, entre otros. La casi totalidad descansan en los
archivos militares españoles.
Biografiar al alto mando español
Las guerras de Cuba fueron el escenario práctico en que se formó toda
una generación de generales españoles que pasarían a jugar primero
en ella, y posteriormente en la vida política y militar de España,
importantes roles históricos. En los campos de batalla de Cuba, y frente
a un adversario pujante y audaz, los militares españoles, veteranos
entre otras, de las campañas de África, Santo Domingo, Conchinchina,
y de las propias guerras intestinas de la península, lograron acumular
un respetable caudal de experiencias teórico-prácticas como militares.
Los insurrectos cubanos se enfrentaron a jefes y oficiales del ejército
español, militares de carrera, con excelente preparación, que en su
gran mayoría demostraban en el combate entereza, coraje y valor.
El conocimiento por los historiadores militares cubanos de los jefes que
comandaban al ejército español, fortalece el análisis de la significación
de cada acción combativa y del prestigio de los jefes cubanos, forjados
en el combate a militares que los superaban en preparación.
Las hojas de servicios del generalato español y de los miembros de su
alto mando, son una de las principales fuentes para el análisis integral
de la guerra.
El tratamiento despectivo a los jefes cubanos por militares españoles y
por la historiografía española, no amerita ni avala la destacada carrera
militar de sus jefes. Si se niega como militares a los generales cubanos,
¿qué mérito tiene haber combatido durante treinta años contra un
ejército de ineptos y no derrotarlos de manera fulminante? Llamo la
atención al respecto, pues como regla, los principales jefes de ambos
bandos, se reconocieron sus méritos.
La economía y la guerra
En las secciones Destinos, Estadística, Instrucción, Contabilidad,
Armamento, Asuntos Generales, Justica, Organización, Reclutamiento,
Recompensas, Remonta, Sanidad, Uniformidad, Material de
Administración, Material de Artillería, Material de Ingenieros, Material de
los Cuerpos, Material de Sanidad, Asuntos generales, entre otras, de la
sección Asuntos del Ministerio de la Guerra, se encuentra un caudal
enorme de documentación para el análisis económico, político y social
de las guerras de Cuba.
Ingeniería militar y cartografía militar
En las guerras de Cuba, sobre todo en la del 95 al 98, la ingeniería
militar española jugó un rol muy importante. La isla se llenó de trochas,
alambradas, fuertes, trincheras, blocaos, etc., a un altísimo costo
económico y militar, sobre todo por las implicaciones que en cuanto a
su protección y defensa implicaban. Los fondos del Cuerpo de
Ingenieros brindan formidables datos para el análisis, al igual que los
existentes en el Archivo del Servicio Geográfico del Ejército donde
existen documentos sobre Cuba en su fondo de Mapas y Planos. De
hecho, para analizar las acciones combativas, los mapas son fuentes
fundamentales, muy poco utilizadas por quienes priorizan otro tipos de
fuentes.
Inteligencia militar
El contenido de una sola caja, la 3409, del Fondo Ultramar del Archivo
Central del Servicio Histórico Militar, nos dará una idea de lo importante
que es la consulta de estas fuentes Según catálogo, esta caja contiene:
Confidencias (1882-1898)
Planes del enemigo.
• 1882-1898. (aproximadamente 100 páginas).
• 1895-1898 (Aproximadamente 300 páginas).
• 1896-1898 (Aproximadamente 200 páginas).
Informes sobre movimientos de los insurrectos Serafín Sánchez y
Miguel Barnet en Santo Domingo.
Informes sobre movimientos y actividades de Máximo Gómez y
Antonio Maceo.
Expediente, fechado el 12.1.1887 sobre informes de un espía del
Cónsul en Cayo Hueso.
Instrucciones para que cada batallón en operaciones contrate
cuatro prácticos (se les pagaban 40-50 pesos mensuales por sus
servicios).
Confidencias relacionadas con reuniones de revolucionarios en la
jurisdicción de Holguín en 1893 (10 páginas).
Cartas (en inglés), de oficiales de la Kingston Infantry Militia
ofreciéndose para ir a Cuba al servicio del Ejército Español.
Telegramas e informes fechados el 21 de Diciembre de 1895,
relacionados con el movimiento de la Columna Invasora.
Creación de Secciones de Policía afectas al EM y Comandancias
Generales con el fin de adquirir toda información que pueda ser
útil para la campaña.
Numerosos anónimos, confidencias y denuncias de Diciembre de
1896.
Subcarpeta de confidencias anónimas agrupadas por meses.
Subcarpeta “El Gobernador Civil de Santa Clara denuncia abusos
cometidos por la Guerrilla de Cifuentes”. Octubre 1896.
Confidencias sobre desembarco en Punta Cartas, Pinar del Río,
con pertrechos para los insurrectos. Abril 1896.
Subcarpeta de Confidencias agrupadas por lugar de origen.
Es muy importante en el análisis de las guerras, estudiar el largo brazo
del espionaje español, que alcanzó la actividad insurrecta en todo el
mundo y que llegó a penetrar y reclutar a jefes, oficiales y
revolucionarios cubanos. Ello aportaría información muy valiosa a los
historiadores cubanos, para el análisis del ¿por qué? de muchos de los
principales acontecimientos de las guerras de Cuba.
Sanidad Militar y las bajas en la guerra
Historiadores cubanos liderados por el Dr. Raúl Izquierdo Canosa,
coronel de la reserva de las fuerzas armadas cubanas, realizaron un
levantamiento nacional en los archivos, de las bajas españolas en la
guerra del 1895 a 1898. Como resultado, se publicó la obra Viaje sin
regreso. Sin embargo, no todo está dicho, pues la información utilizada
está fundamentada en los registros de las parroquias y cementerios de
la isla y no en los informes de la sanidad militar española existente en
sus archivos militares. Estas fuentes aportarían, entre otros elementos,
la posible ubicación y enterramientos de los militares españoles caídos
en Cuba, y las causas.
Empleo de cubanos en la guerra Voluntarios, guardia Civil y
guerrillas
Según la apreciación de jefes cubanos del ejército libertador, España
empleó miles de cubanos, negros incluidos, para combatir la
insurrección. Estos formaban parte de la Guardia Civil, el Cuerpo de
Voluntarios y sobre todo, de las guerrillas que servían como punta de
lanza, vanguardia y exploración a las tropas regulares. Este tema tan
necesario de estudio, permanece virgen en la historiografía militar
cubana.
Guerra naval
España prestó especial atención al combate a las expediciones
mambisas, preparando incluso tropas de infantería de marina que
desplegaron a todo lo largo de la isla. Desde las fuentes cubanas se
han publicado varias obras sobre las expediciones mambisas; ninguna
que conozcamos, sobre la estrategia y guerra naval española contra la
insurrección, existiendo múltiples documentos al respecto, en los
archivos militares españoles.
Prensa militar
Con los avances del Internet y las infocomunicaciones, apenas en los
últimos cinco años los historiadores cubanos han accedido a medios de
prensa españoles del siglo XIX, de importancia capital para estudiar las
guerras. Me refiero al Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, al
Correo Militar, La Correspondencia Militar, Militares y Paisanos, entre
otros. Todas son fuentes imprescindibles para la comparación de los
partes sobre las acciones combativas, con las fuentes cubanas, entre
otros temas de la guerra.
Tengamos en cuenta la existencia de versiones diferentes de las
acciones y sus resultados, según el bando; que los cubanos no
recogían en su prensa muchas por las que los españoles eran
condecorados y consideradas sus victorias; que los españoles tampoco
las de los cubanos. La contrastación de las fuentes de prensa cubanas
y españolas y su comparación con los partes de guerra, documentación
oficial y diarios de campaña, nos permitirá aclara las tergiversaciones
que la prensa y los jefes de ambos bandos, divulgaban.
Documentos ocupados y diarios de campaña
Pudiéramos considerar estas fuentes como patrimonios o trofeos de
guerra del ejército español, que tienen para los historiadores militares
cubanos y para Cuba, un efecto especial. Muchos de ellos
pertenecieron a los patriotas que ayudaron a forjar la nueva nación
independiente, y su inventario y publicación tendría un doble y especial
efecto.
Como se presupone que todos hayan sido ocupados como
consecuencia de derrotas del mambisado cubano, su contenido es
mucho más valioso para el análisis de las interioridades de la guerra en
el campo cubano.
A los diez puntos anteriores podríamos agregar nuevas aristas de
investigación. Lo importante de esta reflexión es el llamado de atención
sobre lo novedoso de las fuentes que albergan los archivos militares
españoles para la historiografía militar cubana, y para los historiadores
españoles, la que acumulan los archivos y bibliotecas cubanos.
Conocemos que el Archivo de Indias conserva el fondo del general
Camilo García Polavieja y la Academia de la Historia el de Caballero de
Rodas, ambos capitanes generales de la isla. Estas son otras fuentes
novedosas, prácticamente desconocidas para la historiografía cubana.
En ocasión del centenario de la guerra de 1895, hube de entregar a la
Casa Editorial Verde Olivo del Ministerio de las Fuerzas Armadas de
Cuba, sendas obras sobre el ejército español y los capitanes generales
durante la Guerra de los Diez Años. Ambos libros, hoy agotados,
marcaron el inicio de una nueva etapa de análisis de las guerras de
Cuba desde la perspectiva del adversario.
Desde esa fecha comencé a trabajar en la elaboración del Diccionario
biográfico militar de los generales de España en Cuba entre 1868 y
1898, obra a la que convidé a sumarse, tiempo después, a dos
historiadores militares y un apasionado médico estudioso del tema. De
esta obra se derivará el inventario de las acciones combativas de las
guerras de Cuba, como resultado del análisis de las hojas de servicios
de cada uno de aquellos militares.
Alguna vez una persona me manifestó que era imposible escribir mis
dos libros sobre el ejército español sin haber visitado España. Le
contesté que estaban hechos con las fuentes existentes en la isla y que
otro, sin dudas mejor, hubiera sido el resultado si hubiera tenido acceso
a las fuentes militares españolas. Lo mismo, estoy seguro, contestaría
un historiador español, de las guerras de Cuba.
Aprovechemos la ocasión del 120 aniversario de las guerra del 95 al 98,
como pretexto para emprender una nueva ofensiva historiográfica, con
un intercambio fluido de datos y fuentes, que contribuyan al análisis
objetivo e integral de una historia común.