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La autora de este volumen defendió su tesis doctoral en la Università Pontificia Sa- lesiana, dirigida por el profesor A. M. Triacca bajo el título Virginidad y Espíritu Santo. Líneas para una pneumatología de la virginidad. Actualmente es profesora de la Facultad de Teología de San Dámaso y del Instituto de Teología Lumen Gentium de Granada. Las reflexiones que presenta esta obra se fueron fraguando al calor de la conversaciones de la autora con sus alum- nos del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la fa- milia durante el estudio de las catequesis de este Papa sobre la teología del cuerpo a finales de los años setenta e inicios de los ochenta. Catequesis que, como es sabido, son como una mina que, por más que se ahonde, nunca se termina de explorar, y en la que se encuentran nuevas venas de nue- vas riquezas a las que la investigación teo- lógica deberá atender, profundizar y siste- matizar. El hecho de que la teología dirija su atención al cuerpo no debe sorprender a nadie que sea consciente del misterio de la Encarnación. Por el hecho de que el Verbo de Dios se ha hecho carne, el cuerpo ha entrado pleno iure en la teología. Estas ca- tequesis sobre la «teología del cuerpo» son una de las aportaciones más genuinas que nos ha dejado el magisterio de Juan Pablo II. Muchas de las reflexiones que aporta el Génesis sobre la creación del primer ser humano pueden referirse a María, nueva Eva, y a Cristo, nuevo Adán, que, en su cuerpo eucarístico, ofrece la plenitud salví- fica para el hombre. Tras un breve prólogo, la autora ha dis- tribuido sus reflexiones en diecisiete capí- tulos. En ellos, no sólo afloran cuestiones doctrinales relativas al matrimonio cristia- no, a la sexualidad y a la familia, sino tam- bién a aspectos relacionados con la eclesio- logía, la cristología, la mariología, la cues- tión de la mujer en el plan de Dios... Pero en el libro de Carmen Alonso todas estas ramificaciones reciben un enfoque enri- quecedor porque son contempladas desde el núcleo denso de la Eucaristía, y, en con- secuencia, desde una clave litúrgica, sin que sea difícil descubrir en ella el magisterio iluminante de don Achille Maria Triacca. Aquí radica, en nuestra opinión, aquello que hace de este libro algo valioso y digno de estudio. El lector que accede a estas páginas en- cuentra algunos argumentos desarrollados por la autora que se refieren a la vida como culto espiritual (logikè latreia), a las peculia- ridades que presenta el ejercicio del sacer- docio bautismal por parte de la mujer, a cómo la Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús y, por eso mismo, nos implica en la dinámica de su entrega, en el carácter de «memorial existencial» de Cristo con el que se podría conceptualizar al neófito recién salido del baño de su re- generación, a la recircularidad entre los momentos celebrativo y existencial pro- pios de la vida en Cristo y en el Espíritu... Nos permitimos hacer un breve apun- te en torno al capítulo 15, en el cual la au- tora realiza un ejercicio de analogía de la fe provisto de una especial carga evocado- ra y mística en torno al relato de Jn 20,11- 18 («se han llevado a mi Señor»). Para la autora, la ausencia de Cristo, llorada por María de Magdala, es comparable, en cierta medida, con el vacío que experi- mentaba el mundo antes de la creación del hombre. Sabemos que algo de aquel silencio primordial de la tierra resuena en cierto modo también en el gran silencio litúrgico de la Iglesia durante el Sábado RESEÑAS 524 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 43 / 2011 Carmen ÁLVAREZ, Teología del cuerpo y Eucaristía, Madrid: Publicaciones San Dámaso, 2010, 178 pp., 14 x 21, ISBN 978-84-96318-88-5.

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201408 STh 43.2 (2011)-39 Carmen Alvarez Alonso

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La autora de este volumen defendió sutesis doctoral en la Università Pontificia Sa-lesiana, dirigida por el profesor A. M.Triacca bajo el título Virginidad y EspírituSanto. Líneas para una pneumatología de lavirginidad. Actualmente es profesora de laFacultad de Teología de San Dámaso y delInstituto de Teología Lumen Gentium deGranada. Las reflexiones que presenta estaobra se fueron fraguando al calor de laconversaciones de la autora con sus alum-nos del Pontificio Instituto Juan Pablo IIpara estudios sobre el matrimonio y la fa-milia durante el estudio de las catequesisde este Papa sobre la teología del cuerpo afinales de los años setenta e inicios de losochenta. Catequesis que, como es sabido,son como una mina que, por más que seahonde, nunca se termina de explorar, y enla que se encuentran nuevas venas de nue-vas riquezas a las que la investigación teo-lógica deberá atender, profundizar y siste-matizar. El hecho de que la teología dirijasu atención al cuerpo no debe sorprender anadie que sea consciente del misterio de laEncarnación. Por el hecho de que el Verbode Dios se ha hecho carne, el cuerpo haentrado pleno iure en la teología. Estas ca-tequesis sobre la «teología del cuerpo» sonuna de las aportaciones más genuinas quenos ha dejado el magisterio de Juan PabloII. Muchas de las reflexiones que aporta elGénesis sobre la creación del primer serhumano pueden referirse a María, nuevaEva, y a Cristo, nuevo Adán, que, en sucuerpo eucarístico, ofrece la plenitud salví-fica para el hombre.

Tras un breve prólogo, la autora ha dis-tribuido sus reflexiones en diecisiete capí-tulos. En ellos, no sólo afloran cuestionesdoctrinales relativas al matrimonio cristia-no, a la sexualidad y a la familia, sino tam-

bién a aspectos relacionados con la eclesio-logía, la cristología, la mariología, la cues-tión de la mujer en el plan de Dios... Peroen el libro de Carmen Alonso todas estasramificaciones reciben un enfoque enri-quecedor porque son contempladas desdeel núcleo denso de la Eucaristía, y, en con-secuencia, desde una clave litúrgica, sin quesea difícil descubrir en ella el magisterioiluminante de don Achille Maria Triacca.Aquí radica, en nuestra opinión, aquelloque hace de este libro algo valioso y dignode estudio.

El lector que accede a estas páginas en-cuentra algunos argumentos desarrolladospor la autora que se refieren a la vida comoculto espiritual (logikè latreia), a las peculia-ridades que presenta el ejercicio del sacer-docio bautismal por parte de la mujer, acómo la Eucaristía nos adentra en el actooblativo de Jesús y, por eso mismo, nosimplica en la dinámica de su entrega, en elcarácter de «memorial existencial» deCristo con el que se podría conceptualizaral neófito recién salido del baño de su re-generación, a la recircularidad entre losmomentos celebrativo y existencial pro-pios de la vida en Cristo y en el Espíritu...

Nos permitimos hacer un breve apun-te en torno al capítulo 15, en el cual la au-tora realiza un ejercicio de analogía de lafe provisto de una especial carga evocado-ra y mística en torno al relato de Jn 20,11-18 («se han llevado a mi Señor»). Para laautora, la ausencia de Cristo, llorada porMaría de Magdala, es comparable, encierta medida, con el vacío que experi-mentaba el mundo antes de la creacióndel hombre. Sabemos que algo de aquelsilencio primordial de la tierra resuena encierto modo también en el gran silenciolitúrgico de la Iglesia durante el Sábado

RESEÑAS

524 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 43 / 2011

Carmen ÁLVAREZ, Teología del cuerpo y Eucaristía, Madrid: PublicacionesSan Dámaso, 2010, 178 pp., 14 x 21, ISBN 978-84-96318-88-5.

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Santo. Ciertamente, el deseo inabarcablede Dios, que precedería al momento decrear al hombre, no es nada comparablecon el deseo de aquella María que busca-ba entre lágrimas el cuerpo del Maestro.Y, sin embargo, los dos deseos están car-gados de entrañables resonancia eucarísti-cas: el del Padre, porque pensando en elhombre que iba a crear, veía ya en él laforma de su Hijo y el cuerpo resucitadoque un día habría de hacerse carne euca-rística; y el de María, porque sabía que to-cando a Cristo, tocaba a aquel por quiensuspiraba con la ilusión de no perderlemás y de que ese cuerpo se quedaría conella para siempre (pp. 153-158).

Dios es Dios, misterio trinitario de co-munión y de amor, y no es varón ni mujer.Contemporáneamente, como atestigua laEscritura, Dios se dijo a sí mismo en la mas-culinidad y feminidad, en el lenguaje huma-no del amor. Masculino y femenino son losdos hemisferios, los dos polos del lenguajeen el que Dios nos da a conocer su propiomisterio. Estas y otras reflexiones diversas,pero bajo el común denominador de la lec-tura eucarística de los libros inspirados en eltorrente vivo de la Tradición, conforman elconjunto de estas páginas escritas con acen-tos profundos y provechosos.

Félix María AROCENA

RESEÑAS

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 43 / 2011 525

Ramiro PELLITERO, Al hilo del pontificado. El gran sí de Dios, Pamplona:Eunsa, 2010, 270 pp., 15 x 22, ISBN 978-84-313-2685-2.

El médico, sacerdote y profesor de teo-logía pastoral en la facultad de Teología dela Universidad de Navarra, nos ofrece en es-tas páginas un recorrido personal por elpontificado de Benedicto XVI. Tal vez elsubtítulo exprese mejor la finalidad del li-bro: no es una crónica o una antología detextos del pontificado, sino el intento debuscar el hilo conductor del ministerio quedesarrolla en estos momentos este Papa ale-mán desde Roma. El programa de su ponti-ficado es eminentemente positivo y proposi-tivo, afirma Pellitero. Se puede resumir conese «gran sí de Dios» y de nuestra respues-ta a su llamada, la fe. «Este “sí” de Dios, quellama a nuestro “sí”, es lo que desea evocarel título de este libro y se desarrolla desde elprimer texto» (p. 16). Con este propósito dedescubrir este hilo positivo que da unidad atodo este pontificado, Pellitero comenta losdistintos temas y textos que han ido sur-giendo a lo largo de estos años.

Sabe aprovechar la riqueza del magis-terio del actual pontífice. En primer lugar,empieza con los tres grandes temas de la fe,el amor y la esperanza. Benedicto XVI haquerido plantar esto tres firmes pilares, so-bre los que se tiene que apoyar toda la viday la acción de la Iglesia. Por eso «pronun-ciar un gran sí», «creer en el amor» y«aprender de nuevo la esperanza» están enel comienzo de todo lo que venga detrás.He aquí un primer hilo conductor. En es-tas breves, claras y amenas reflexiones seremite a su vez al único fundamento, Jesu-cristo, que continúa su acción en la Iglesia,«“luna” de Cristo». La fe en Cristo y la vi-da eclesial tienen así una misma fuente yuna misma finalidad. Por eso continúa elautor estas páginas con los lugares en losque encontramos a Jesucristo: en la Euca-ristía y en la Palabra. Es interesante ver có-mo relaciona estas realidades espiritualescon las más concretas, materiales e inme-

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