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RITOS DE ENTRADA M. Hermanas y hermanos: Como comunidad de discípulos estamos reunidos para celebrar el día del Señor, el Pan viviente que ha bajado del cielo para la vida del mundo. Ante Cristo – Eucaristía renovemos nuestro compromiso. Llenos de gozo, comenzamos nuestra celebración con el canto. 1. CANTO DE ENTRADA: “Juntos cantando la alegría” (VSJ. 36) Juntos cantando la alegría de vernos unidos en la fe y el amor; juntos sintiendo en nuestras vidas la alegre presencia del Señor. Somos la Iglesia peregrina que Él fundó, somos un pueblo que camina sin cesar Entre cansancios y esperanzas, hacia Dios nuestro amigo Jesús nos llevará. 2. SALUDO C. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. C. El Dios de la Vida, que nos manifiesta su amor en Jesucristo, Pan de Vida y Bebida de Salvación, estén con todos ustedes. Y con tu espíritu. 3. ACTO PENITENCIAL C. Hermanas y hermanos: Reunidos en el Espíritu Santo para dar gloria a Dios Padre, reconozcamos nuestros pecados a fin de ofrecer un corazón arrepentido. (Silencio breve) C. Tú que no has venido a condenar, sino a perdonar: Señor, ten piedad. C. Tú que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente: Cristo, ten piedad. C. Tú que perdonas mucho a quien mucho ama: Señor, ten piedad. C. Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén. 4. GLORIA: “Gloria” (Aleluya. 311) Gloria, gloria a Dios, gloria, gloria a Dios, gloria a Dios sea en el cielo y en la tierra al hombre paz .(2) Por tu gloria te alabamos, por tu infinita bondad; por tu amor te bendecimos, Dios Padre, Rey celestial.(2) Tú que quitas el pecado, Cristo Cordero de Dios: Apiádate de nosotros, escucha nuestra oración. (2) Porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú eres el Señor, en la gloria de Dios Padre, con el Espíritu, amor.(2) 5. ORACIÓN COLECTA C. Oremos (Silencio). Dios todopoderoso y eterno, a quien, movidos por el Espíritu Santo, nos animamos a llamar Padre, confirma en nuestros corazones la condición de hijos tuyos, para que podamos entrar en la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espí- ritu Santo y es Dios por los siglo de los siglos. Amén. DOMINGO, 19 DURANTE EL AÑO – 9 DE AGOSTO DE 2015 – Nº 2245 – CICLO B e-mail’s : [email protected] - [email protected] http://liturgia.iglesia.org.bo PREGUNTAS DE REFLEXIÓN Cuáles son mis motivaciones para recibir la Sagrada Eucaristía? Para superar el desaliento, el pesimismo ¿acudo a Cristo? o ¿busco consuelo en la bebida, en la droga o en otras religiones? ¿Por qué? “TÚ ERES EL PAN DE VIDA” 1Reyes 19,1-8 “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Creo, que las palabras de Machado resumen bien el sentido de la marcha de Elías hacia el desierto. En efecto, se tiene la impresión de que Elías no medía desde el comienzo todo el alcance de su viaje. La cosa empezó por una simple huida para salvar la vida: “Tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su vida” (19,3). La huida se convirtió luego en caminar desorientado por el desierto a la manera del autó- mata que marcha sin rumbo fijo. Y al final, con la aparición del ángel y la presencia de la comida y la bebida, la huida inicial y el ulterior caminar desorientado, se convirtieron en una auténtica peregrina- ción hacia los lugares santos del verdadero Dios. Efesios 4,30-5,2 En la fuerza del Espíritu ha de afianzarse el cristia- no para no perder el dominio de sí mismo. Sólo en Él puede encontrar sentimientos de reconciliación frente al enemigo que le ofende. A esto obliga el propio actuar de Dios que entregó a su Hijo para salvación de los hombres (2 Cor 5, 19-21). Se tra- ta aquí de exhortaciones (Mt 6, 12. 14; 18, 21-35; etc.) que Pablo recoge y no se cansará de acen- tuar en sus cartas. En Rom 12, 21 se encuentra una expresión característica y definitiva: “No te dejes vencer por el mal, vence al mal a fuerza de bien”. La expresión de “hijos queridos” determina las ex- hortaciones que siguen. Los creyentes, en el bau- tismo, han sido tomados por Dios como hijos y creados de nuevo a su imagen (4, 23), ahora ellos deben probar esta igualdad de imagen divina en el ejercicio moral de las virtudes para responder plenamente al don (cf. Gn 8, 21; Ex 29, 18.) San Juan 6,41-51 Lo que en el debate de hoy está en juego es la supremacía entre dos principios de justificación. Los maestros ponían la suprema- cía en la Ley; el Maestro Jesús la pone en la fe. El Maestro echa en cara a los maestros que, con su preocupación por la obser- vancia de la Ley, han dejado de lado a la escuela del Padre. Aunque al Padre no se le pueda ver, si se está a su escucha, se terminará en Jesús y no en la Ley. El que está a la escucha del Padre es creyente, el que lo está de la Ley es observante. Es el prime- ro quien se adentra en la corriente vital; no es el segundo, tipificado en los padres o antepasados del desierto. Los oyentes de Jesús son judíos: todos creen en Dios y en la Biblia. Pero una cosa es creer en los profetas del pasado, celebrados después de su muerte, y otra cosa es reconocer a esos enviados de Dios mientras viven y son discutidos, especial- mente cuando el enviado de Dios es un simple carpintero: ¿Cómo es posible que diga el hijo de José y María semejantes palabras? Es evidente que Jesús les habla de comer su carne y beber su sangre.

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RITOS DE ENTRADAM. Hermanas y hermanos: Como comunidad de discípulos estamos reunidos para celebrar el día del Señor, el Pan viviente que ha bajado del cielo para la vida del mundo. Ante Cristo – Eucaristía renovemos nuestro compromiso. Llenos de gozo, comenzamos nuestra celebración con el canto.1. CANTO DE ENTRADA: “Juntos cantando la alegría” (VSJ. 36)Juntos cantando la alegríade vernos unidos en la fe y el amor;juntos sintiendo en nuestras vidasla alegre presencia del Señor.

Somos la Iglesia peregrina que Él fundó,somos un pueblo que camina sin cesarEntre cansancios y esperanzas, hacia Diosnuestro amigo Jesús nos llevará.2. SALUDOC. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. C. El Dios de la Vida, que nos manifi esta su amor en Jesucristo, Pan de Vida y Bebida de Salvación, estén con todos ustedes. Y con tu espíritu.3. ACTO PENITENCIALC. Hermanas y hermanos: Reunidos en el Espíritu Santo para dar gloria a Dios Padre, reconozcamos nuestros pecados a fi n de ofrecer un corazón arrepentido. (Silencio breve)

C. Tú que no has venido a condenar, sino a perdonar: Señor, ten piedad.C. Tú que has dicho que hay gran fi esta en el cielo por un pecador que se arrepiente: Cristo, ten piedad.C. Tú que perdonas mucho a quien mucho ama: Señor, ten piedad.C. Dios todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

4. GLORIA: “Gloria” (Aleluya. 311)Gloria, gloria a Dios, gloria, gloria a Dios,gloria a Dios sea en el cieloy en la tierra al hombre paz .(2)Por tu gloria te alabamos, por tu infi nita bondad;por tu amor te bendecimos, Dios Padre, Rey celestial.(2)Tú que quitas el pecado, Cristo Cordero de Dios:Apiádate de nosotros, escucha nuestra oración. (2)Porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú eres el Señor,en la gloria de Dios Padre, con el Espíritu, amor.(2)5. ORACIÓN COLECTAC. Oremos (Silencio). Dios todopoderoso y eterno, a quien, movidos por el Espíritu Santo, nos animamos a llamar Padre, confi rma en nuestros corazones la condición de hijos tuyos, para que podamos entrar en la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espí-ritu Santo y es Dios por los siglo de los siglos. Amén.

DOMINGO, 19 DURANTE EL AÑO – 9 DE AGOSTO DE 2015 – Nº 2245 – CICLO Be-mail’s : [email protected] - [email protected]

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PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

• Cuáles son mis motivaciones para recibir la Sagrada Eucaristía? • Para superar el desaliento, el pesimismo ¿acudo a Cristo? o ¿busco consuelo en la bebida, en la droga o

en otras religiones? ¿Por qué?

DOMINGO, 19 DURANTE EL AÑO – 9 DE AGOSTO DE 2015 – Nº 2245 – CICLO B

“TÚ ERES EL PAN DE VIDA”1Reyes 19,1-8 “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Creo, que las palabras de Machado resumen bien el sentido de la marcha de Elías hacia el desierto. En efecto, se tiene la impresión de que Elías no medía desde el comienzo todo el alcance de su viaje. La cosa empezó por una simple huida para salvar la vida: “Tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su vida” (19,3). La huida se convirtió luego en caminar desorientado por el desierto a la manera del autó-mata que marcha sin rumbo fi jo. Y al fi nal, con la aparición del ángel y la presencia de la comida y la bebida, la huida inicial y el ulterior caminar desorientado, se convirtieron en una auténtica peregrina-ción hacia los lugares santos del verdadero Dios.

Efesios 4,30-5,2 En la fuerza del Espíritu ha de afi anzarse el cristia-no para no perder el dominio de sí mismo. Sólo en Él puede encontrar sentimientos de reconciliación frente al enemigo que le ofende. A esto obliga el propio actuar de Dios que entregó a su Hijo para salvación de los hombres (2 Cor 5, 19-21). Se tra-ta aquí de exhortaciones (Mt 6, 12. 14; 18, 21-35; etc.) que Pablo recoge y no se cansará de acen-tuar en sus cartas. En Rom 12, 21 se encuentra una expresión característica y defi nitiva: “No te dejes vencer por el mal, vence al mal a fuerza de bien”. La expresión de “hijos queridos” determina las ex-hortaciones que siguen. Los creyentes, en el bau-

tismo, han sido tomados por Dios como hijos y creados de nuevo a su imagen (4, 23), ahora ellos deben probar esta igualdad de imagen divina en el ejercicio moral de las virtudes para responder plenamente al don (cf. Gn 8, 21; Ex 29, 18.)

San Juan 6,41-51 Lo que en el debate de hoy está en juego es la supremacía entre dos principios de justifi cación. Los maestros ponían la suprema-cía en la Ley; el Maestro Jesús la pone en la fe. El Maestro echa en cara a los maestros que, con su preocupación por la obser-vancia de la Ley, han dejado de lado a la escuela del Padre.

Aunque al Padre no se le pueda ver, si se está a su escucha, se terminará en Jesús y no en la Ley. El que está a la escucha del Padre es creyente, el que lo está de la Ley es observante. Es el prime-ro quien se adentra en la corriente vital; no es el segundo, tipifi cado en los padres o antepasados del desierto. Los oyentes de Jesús son judíos: todos creen en Dios y en la Biblia. Pero una cosa es creer en los profetas del pasado, celebrados después de su muerte, y otra cosa es reconocer a esos enviados de Dios mientras viven y son discutidos, especial-mente cuando el enviado de Dios es un simple carpintero: ¿Cómo es posible que diga el hijo de José y María semejantes palabras? Es evidente que Jesús les habla de comer su carne y beber su sangre.

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DOMINGO, 19 DURANTE EL AÑO – 9 DE AGOSTO DE 2015 – Nº 2245 – CICLO Bhttp://liturgia.iglesia.org.bo2Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondióy me libró de todos mis temores. R.

Miren hacia Él y quedarán resplandecientes,y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor:Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.

El Ángel del Señor acampaen torno de sus fi eles, y los libra.¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!¡Felices los que en Él se refugian! R.

8. SEGUNDA LECTURA M. El Apóstol nos exhorta practicar un conjunto de virtudes, como corresponde al seguidor de Jesús.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 4, 30 - 5, 2Hermanos:No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención.Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, per-donándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practi-quen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrifi cio agradable a Dios.

Palabra de Dios.Te alabamos Señor.

6. PRIMERA LECTURAM. En la vida de Elías vemos refl ejada nuestra fe cristiana. Con frecuencia, nos desanimamos y no queremos obedecer lo que Dios quiere de nosotros.

Lectura del primer libro de los Reyes 19,1-8El rey Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había pasado a todos los profetas al filo de la espada. Jezabel envió entonces un mensajero a Elías para decirle: «Que los dioses me castiguen si mañana, a la misma hora, yo no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos». Él tuvo miedo, y partió en seguida para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su sirviente.Luego Elías caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!» Se acostó y se quedó dormido bajo la retama. Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!» Él miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo. Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Le-vántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!» Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb.

Palabra de Dios.Te alabamos Señor.

7. SALMO RESPONSORIAL 33, 2-9R. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!

Bendeciré al Señor en todo tiempo,su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor:que lo oigan los humildes y se alegren. R.

EVANGELIOM. Continua el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida. Les revela su identidad y el pueblo murmu-ra. ¿Cuál es nuestra actitud ante Cristo presente en la Eucaristía?

Aleluia.«Yo soy el pan vivo bajado del cielo.

El que coma de este pan vivirá eternamente»,dice el Señor.

Aleluia.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 41-51Los judíos murmuraban de Jesús, porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo». Y decían:«¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Noso-tros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: “Yo he bajado del cielo?”»— Jesús tomó la palabra y les dijo: «No murmu-ren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no

lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucita-ré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oye al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre.Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida.Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera.Yo soy el pan vivo bajado del cielo.El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo».Palabra del Señor.Gloria a Ti, Señor Jesús

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10. HOMILIA – Silencio11. CREDO12. ORACIÓN UNIVERSALC. Hermanas y hermanos, que el gozo de la Eucaristía nos impulse a orar confi adamente a Dios Padre por las intenciones de la Iglesia y del mundo, diciendo: Por Cristo, óyenos.

Por el Papa Francisco y por nuestros obispos: para que continúen siendo fi eles a Cristo en todo momento, especialmente en momentos difíciles. Oremos.Por nuestros Gobernantes: para que sigan involucrando y realizando programas de promoción humana a favor de toda la población. Oremos.Por quienes trabajan por la paz en el mundo, en nuestra patria y en nuestros hogares: para que no se desanimen ante las difi cultades y busquen incansablemente los caminos de fraternidad. Oremos.Por todos los niños, niñas y jóvenes: para que acojan generosamente y sin temor los llamados de Cristo para servir a los hermanos, como lo hizo la Virgen María, cuya fi esta de la Asunción celebraremos el próximo sábado. Oremos.Por los que sufren, los que están tristes, los enfermos, los que viven en soledad, los que experimentan pobreza: para que el Señor Resucitado, los llene de esperanza a través de nuestra entrega cristiana. Oremos.Por el Vto. Congreso Eucarístico Nacional, que se llevará a cabo en Tarija: para que este acontecimiento eclesial renueve nuestra vocación de Discípulos Misioneros. Oremos.

(La Asamblea presenta otras intenciones referidas a las urgencias del momento que vive nuestro país, región y/o comunidad)

C. Oh Dios, Padre bueno, escucha las oraciones de tu Iglesia y concédenos cuanto te hemos pedido con fe. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

13. CANTO DE OFRENDAS: “Himno del Vto. Congreso Eucarístico”

PAN PARTIDO, PARA LA VIDA DEL MUNDO,PAN PARTIDO, ALIMENTO PARA EL CAMINO (2-2).Somos Iglesia que ha nacido de un Dios Uno y Trino,en Cristo, somos el sacramento de salvación.Somos discípulos y peregrinos en la historia,somos el pueblo sacerdotal, profético y real.

De entre montañas, llanos y valles, hemos venidoa darte gracias oh Padre bueno por tu Hijo.Somos parcela, la viña buena del Creador,la mejor cepa de Jesucristo y del Espíritu.

14. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDASC. Padre de bondad ,acepta los dones que misericordiosa-mente has dado a tu Iglesia y que, con tu poder, conviertes en sacramento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

15. CANTO DE COMUNIÓN: “A tu Mesa Señor” (VSJ. 222)A tu Mesa, Señor, nos invitas a todos: beberemos tu Copa, comeremos tu Pan.

La vida así es más bella, comiendo de tu Pan:comunidad de hermanos podremos soñar.Caminar y luchar con la fuerza que da tu Pan.(2)

El que come este Pan, vivirá para siempre: este es el Pan de vida, Pan de resurrección.

16. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓNC. Padre, que la comunión de tus sacramentos nos alcance la salvación y nos confi rme en la luz de tu verdad. Por Jesu-cristo, nuestro Señor. Amén.

RITO DE CONCLUSIÓNM. Hermanas y hermanos: Retornemos a nuestros hogares con el propósito de anunciar, con palabras y obras, el mensa-je del Evangelio a cuantos nos rodean. Que María Santísima de la Asunción nos ayude a ser fi eles a Jesús, su Hijo. Reci-bamos la bendición para nuestras familias.

17. BENDICIÓNC. Que el Señor les bendiga y les guarde. Amén. C. Que haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les muestre su misericordia. Amén. C. Que vuelva su mirada hacia ustedes. Amén. C. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo (†) y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre. Amén.

18. CANTO FINAL: “Una entre todas fue la escogida” (VSJ. 245)Una entre todas fue la escogida,fuiste tú, María la elegida.Madre del Señor, Madre del Salvador.

María llena de gracia y consuelo,ven a caminar con el pueblo,nuestra Madre eres Tú. (2-3)

Ruega por nosotros pecadores en la tierra.Ruega por el pueblo que en su Dios espera,Madre del Señor, Madre del Salvador.

COMUNIDAD EUCARÍSTICA: COMUNIDAD MISIONERA

SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACIÓN

En el rito de entrada llevar la imagen de María Asunta (15 de Agosto es la fi esta). Después de las invocaciones “Señor ten piedad” tener unos breves momentos de silencio para interiorizar el mensaje

que contiene. En la Homilía, el que preside haga mención a la fi esta de María Asunta al cielo. Antes de la Bendición Final orar el Ave María, en homenaje a María Asunta , nuestra Madre.

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Dios nos habla cada día: del 10 al 16 de agostoLiturgia de las horas de la III Semana.

ÁREA DE EVANGELIZACIÓN, SECCIÓN: LITURGIA • Casilla 7857 • Teléfono: 2406790- 2406908 • Fax: 2406817

Lunes: 2Co 9,6-10; Sal 111,1-2.5-9; Jn 12,24-26Martes: Dt 31,1-8; Sal Resp: Dt 32,3-4a.7-9.12; Mt 18,1-5.10.12-14; o (Mt 19,27-29)Miércoles: Dt 34,1-12; Sal 65,1-3a.5.8.16-17; Mt 18,15-20Jueves: Jos 3,7-10a.11.13-17; Sal 113A,1-6; Mt 18,21-19,1Viernes: Jos 24,1-13; Sal 135,1-3.16-18.21-22.24; Mt 19,3-12Sábado, Asunción de Santa María Virgen: Ap 11,19a;12,1-6a.10ab; Sal 44,10.16; 1Co 15,20-27; Lc 1,39-56Domingo 20: Pr 9,1-6; Sal 33,2-3.10-15; Ef 5,15-20; Jn 6,51-59

ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA AL CIELO

El próximo 15 de Agosto celebraremos la Asunción de María, la Madre de Jesucristo, el Hijo de Dios, al cielo. De los muchísimos mensajes que tiene este acontecimiento, elegimos algunos con el fi n de ali-mentar nuestra vida cristiana:

Una victoria compartida. a Ante todo, hoy es el día de victoria para Je-

sucristo. El Señor Resucitado, como nos lo pre-senta san Pablo (1Co 15,20-28), es el Personaje central de la salvación y de la historia, el contenido nuclear de nuestra fe y de nuestra fi esta cristiana. Él es el que triunfa de la muerte y del mal, resucitando a una nueva vida. Él es el verdadero Hombre, que corrige la obra de Adam y lleva a su plenitud el plan salvífi co de Dios.

b Es fi esta también de la Virgen María, la auténtica cristiana, la primera salvada por la Pascua de Cristo, la que ha participado más plenamente de la victoria de su Hijo, pasando también Ella a gozar de la vida en plenitud. María que alabó continuamente a Dios con su vida totalmente entregada a la obra de su Hijo, es incorporada a la Pascua gloriosa de su Hijo Jesús. En verdad “ha hecho grandes cosas en ella Dios” (Lc 1,49).

c La Fiesta de hoy proyecta esta victoria sobre cada uno de nosotros, a la Iglesia y, en cierto sentido, a toda la humanidad. El sí de María (Lc 1,38) se puede considerar como dado en nombre de todos nosotros. El sí de Dios a Ella desde su concepción hasta su asunción, es un sí a todos nosotros: nos asegura que Dios Padre nos prepara el mismo destino también a nosotros (Ef 1,3-5). Celebrando la victoria de Ella celebramos, también, la nuestra.

Fiesta mayor de la esperanza La Iglesia es una comunidad en marcha, en lucha constante contra el mal. Y esa “mujer” de la que nos habla el Apocalipsis (Ap 12,1-17), aunque en principio se refi era a la misma Iglesia, es también de manera eminente la Virgen María, la Madre de Cristo y Auxilio constante de la Iglesia (Jn 2,3) contra todas las “bestias” que luchan contra ella. María nos apoya y anima en la lucha contra todas las formas del mal. A los que también ahora vivimos tiempos difíciles, la fi esta de la Asunción nos comunica fuerte dosis de esperanza. Nos demuestra que el plan de Dios es plan de salvación y de victoria y que se cumple ya, además de en Cristo, también en María, una de nuestra familia, la humilde mujer de Nazaret, modelo y anticipo de todos.

La Asunción es un grito de fe en que es posible esta salvación, que va en serio lo que Dios ha planifi cado. Es una respuesta a los pesimistas, a las personas voluntariamente materialistas que no ven más que los factores económicos, a predicadores que atacan y desconocen la obra de Dios, la acción del Espíritu Santo en María, la Madre de Jesús, el Hijo de Dios…El destino humano no es la muerte, sino la vida. Nuestro cuerpo tiene una dignidad ante los ojos de Dios y un destino de gloria. Celebrar la fi esta de María es celebrar nuestra propia fi esta, condensada y testifi cada en Ella.

Con fe y cariño fi lial hemos de seguir diciendo: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.”