26 propuestas para el fin de semana

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Rutas para andar por los espacios naturales de la Comunidad de Madrid

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Consejero de Educación:Excmo. Sr. D. Luis Peral Guerra

Viceconsejera de Educación:Ilma. Sra. Dª Carmen González Fernández

Director General de Juventud:Ilmo. Sr. D. Antonio González Terol

Autor: Juan José García García

Cartografía: Base cartográfica 1/50.000 de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y elaboración propia

Preimpresión e impresión:

Fotografía de cubierta: Dehesa de Somosierra; autora: Esperanza Andrés. Noviembre 2006

ISBN: 978-84-451-2995-1Depósito Legal: M-18.728-2007Tirada: 2.000 ejemplaresFecha de edición: 04/2007

© Comunidad de Madrid, 2007Edita: Dirección General de Juventud de la Consejería de Educación

Gran Vía, 10 - 4ª planta28013 MadridTel.: 91 720 13 00Fax: 91 720 11 98www.madrid.org/[email protected]

© Cartografía: Comunidad de Madrid.Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid

Impreso en España - Printed in Spain

JFD1921
Cuadro de texto
Esta versión digital de una selección de la obra impresa forma parte de la Biblioteca Virtual de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y las condiciones de su distribución y difusión de encuentran amparadas por el marco legal de la misma. www.madrid.org/edupubli [email protected]
JFD1921
Sello
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ÍNDICE

Pág.

Prólogo.......................................................................................................... 5

Introducción a la segunda edición ............................................................. 7

Rutas por la zona de sierras

1. LA DEHESA BONITA DE SOMOSIERRAAbedules, avellanos, robles y acebos.................................................... 11

2. LA HOYA DE PEPE HERNANDOEl glaciar olvidado............................................................................... 21

3. EL ALTO VALLE DEL LOZOYAUn mar de pinos .................................................................................. 31

4. ITINERARIO CIRCULAR POR LOS SIETE PICOSDe torre en torre .................................................................................. 43

5. LA SENDA ECOLÓGICA DE CANENCIATejos, acebos y abedules ....................................................................... 49

6. LA PEÑA DEL ARCIPRESTE DE HITALos antiguos pasos de la sierra............................................................ 57

7. LAS CASCADAS DEL PURGATORIOEl arroyo Aguilón ................................................................................ 65

8. EL MIRADOR DE LAS CANCHASLa Maliciosa desde Walpurgis ............................................................ 73

9. LAS HAYAS DE ABANTOSEl camino de la fuente del Trampalón ............................................... 79

10. LA REFORESTACIÓN DE ABANTOSPor la Cañada Leonesa y la pista de La Penosilla............................. 87

11. LA CHARCA VERDEUna ruta para evitar esperas en la barrera de La Pedriza............... 95

12. EL COLLADO DEL ALFRECHOPor la sierra de La Cabrera ................................................................ 105

13. EL CERRO ALMENARAEl último pico del Guadarrama ......................................................... 115

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Pág.

14. EL CASTAÑAR DE ROZAS DE PUERTO REALEn torno al embalse de Los Morales ................................................... 123

15. LAS CAÑADAS DE PRÁDENALos antiguos caminos del ganado ....................................................... 131

Rutas por el piedemonte y el sur

16. LOS ENCINARES DE CHAPINERÍAEl territorio del águila imperial ibérica............................................. 141

17. LA PRESA DE «EL GASCO»El canal del Guadarrama ................................................................... 147

18. LOS PUENTES MEDIEVALES DE COLMENAR VIEJOLa garganta granítica del Manzanares.............................................. 153

19. LA DEHESA BOYAL DE REDUEÑAUn sendero adaptado para interpretar el monte mediterráneo ........ 163

20. EL MONTE DE EL PARDOEl monte preservado ............................................................................ 171

21. LA LAGUNA DE «EL CAMPILLO»Las zonas húmedas del Parque Regional del Sureste ........................ 177

22. EL CARRASCAL DE ARGANDAUn mosaico vegetal .............................................................................. 185

23. LOS SOTOS DE VILLAMANRIQUE DE TAJOLos restos de los antiguos bosques de ribera del sur de la Comunidad.................................................................................. 191

24. JARDINES, SOTOS Y HUERTAS DE ARANJUEZPaisaje Patrimonio de la Humanidad ............................................... 199

25. EL MAR DE ONTÍGOLALas estepas salinas del sur de la Comunidad ..................................... 207

26. EL RETIROVarios jardines en uno ......................................................................... 213

ANEXOSDirecciones útiles de senderismo ..................................................... 229Librerías especializadas ..................................................................... 237Albergues en municipios de la Comunidad de Madrid .................. 241Refugios en la Comunidad de Madrid .............................................. 249Cuadro resumen de Rutas ................................................................. 255

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Prólogo

Desde la Dirección General de Juventud fomentamos el conocimiento yla protección de la naturaleza entre los jóvenes madrileños. Para lograrestos objetivos ponemos a su disposición diversas iniciativas, como son, laAsesoría de la Naturaleza, las actividades en la Red de Alberques y Refugiosde la Comunidad y diversas publicaciones que pretenden difundir entre lajuventud la importancia de preservar nuestro medio ambiente.

Dentro de la línea de publicaciones presentamos una segunda edición ac-tualizada del libro: “26 propuestas para el fin de semana”, con el quelos lectores podrán conocer los ecosistemas más representativos de la Co-munidad de Madrid a través de rutas por la geografía madrileña y en el quepodrán encontrar información no solo sobre los itinerarios de las mismassino también sobre los componentes históricos y culturales de cada una deellas.

Esperamos que disfrutéis de las propuestas incluidas en este libro y quejuntos trabajemos por la protección y conservación del medio ambiente denuestra Comunidad Autónoma.

Un saludo,Antonio González Terol

Director General de Juventud

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Introducción a la Segunda Edición

Estás ante la segunda edición del libro “26 Propuestas para el fin de sema-na”. No es simplemente una reedición, sino que manteniendo la estructurade la obra se ha revisado y se ha corregido, mejorando el producto final quetienes ante ti.

El motivo fundamental para hacer esta segunda edición es la buena acogi-da que ha tenido, que ha hecho que se agotaran rápidamente todos los ejem-plares de la Primera edición. No sólo ha sido bien recibido por los Centrosde Información Juvenil y asociaciones juveniles, principales destinatarios deél, sino también personas interesadas en descubrir la naturaleza madrileña,centros educativos, colectivos de distinta índole y grupos excursionistas quehan valorado esta publicación, que abarca no una zona concreta de nuestraComunidad, sino el conjunto del territorio y de los ecosistemas, además deutilizar una metodología descriptiva e interpretativa.

En esta revisión se han corregido pequeños errores encontrados en laprimera edición, se han actualizado datos, tanto de direcciones postalescomo de novedades en cuestiones tales como declaración de nuevos espa-cios protegidos o servicios y fundaciones de nueva creación como la Funda-ción Aranjuez Paisaje Cultural o el nuevo centro de educación ambiental deMontecarmelo. También se ha elaborado un cuadro esquemático con lasépocas recomendadas para las diferentes rutas, el grado de dificultad y lalongitud de éstas.

Como novedad fundamental se ha elaborado una nueva cartografía. En laprimera edición se utilizó una base cartográfica sencilla, casi esquemática, yen esta segunda edición se ha hecho un esfuerzo por potenciar la informa-ción espacial y cartográfica del libro, puesto que es una parte fundamentalen la publicación y fuente importante de información, que se complementacon el texto que acompaña. Así, nos hemos servido de la base cartográfica aescala 1/50.000 y 1/25.000 de la Comunidad de Madrid y sobre ella hemosincluido la ruta a seguir y otros datos destacados. Todo ello con la finalidadde dar mayor información y con más claridad sobre las diferentes rutas.

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El resto queda igual, manteniendo la estructura de la edición anterior.Cada una de las rutas cuenta con varias partes: un cuadro inicial, el textodescriptivo y explicativo, el perfil altitudinal, un mapa y algún cuadro temáti-co especial de la ruta.

El cuadro inicial. Es una ficha donde se recogen los aspectos funda-mentales de la ruta: si es circular o no, el tiempo aproximado, el grado de di-ficultad, el desnivel, recomendaciones, valores naturales y cartografía a utili-zar.

El perfil altitudinal. Para conocer los desniveles de manera gráfica.

El mapa. Un mapa donde se indica por dónde va la ruta.

Cuadros temáticos. Algún cuadro para explicar aspectos medioambien-tales singulares.

Y también se mantiene la división en dos partes, la zona de sierras y lazona de piedemonte y sur, como partes diferenciadas de la Comunidad,donde en una predominan los desniveles y las laderas con bastante inclina-ción, y en otra es el terreno más o menos llano el que marca la impronta fun-damental del paisaje.

Esperamos que sea de vuestro agrado y os sirva tanto para conocer yapreciar la naturaleza madrileña, tan privilegiada y tan en peligro por la pre-sión de seis millones de personas. Y así, respetarla y conservarla.

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RRuuttaass ppoorr llaa zzoonnaa ddee ssiieerrrraass

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DESCRIPCIÓN DE LA SENDA

El punto de partida (0) de la rutaes el pueblo de Somosierra, a 1.444metros de altitud, pueblo y puerto

que separan los Montes Carpetanosde la Sierra de Guadarrama al oestey Somosierra al este. El nombre pro-viene del latín «sumum», el puntomás alto, y aunque tenemos otros

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TIPO DE RUTA: Circular.

LONGITUD: 5 km y 800 metros.

DURACIÓN APROXIMADA:3 horas y 10 minutos.

DESNIVEL: Medio.

DIFICULTAD: Media por el crucedel arroyo y por el descenso a éstedesde el mirador, sin camino biendefinido.

RECOMENDACIONES: Ruta quediscurre por el interior de la dehesaboyal del pueblo de Somosierra, enel mejor abedular de la región, pare-ciendo que se está en un bosque tí-pico de la Cordillera Cantábrica.

Para llegar en transporte públicohay que tomar desde el intercam-biador de Plaza de Castilla el bus nº190 de Continental Auto (tel.: 917456 300).

Para acceder en transporte priva-do hay que ir por la A 1 hasta el km91, donde está la desviación al pue-blo de Somosierra. A los pocos me-tros, a la izquierda hay un aparca-

miento de la EDAR de Somosierra,donde se puede aparcar.

Hay que evitar los días de lluvia,frío y viento en invierno. Las mejo-res épocas son el verano y sobretodo el otoño, con la variedad de co-lores que tienen los bosques caduci-folios. Hay una fuente que mana ge-nerosamente en el recorrido.

Hay ganado suelto, es lógico, alser una dehesa boyal, pero no hacenada si no se le molesta.

VALORES NATURALES: Quizás elbosque más bonito de la Comuni-dad de Madrid, con abedules, ser-bales de cazador, robles albares,melojos, acebos, cerezos silvestres,avellanos, que le dan un carácterimpropio de las latitudes a las quese encuentra.

No se pueden coleccionar hojasni ramitas de acebo, pues es una es-pecie protegida y escasa.

CARTOGRAFÍA: 1/50.000, hoja 2,Buitrago del Lozoya, Comunidadde Madrid, y nº 458, Prádena, delIGN y 1/25.000,458-II, Robregordo.

LLaa DDeehheessaa BBoonniittaa ddee SSoommoossiieerrrraa

Abedules, avellanos, robles y acebos

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collados más elevados, en esta zona,quitando las alineaciones montaño-sas, sí que es el punto más alto. Elmunicipio es también el más alto dela Comunidad de Madrid, y dominaun angosto paso que comunica lasdos Castillas, de poco más de 1 kmde ancho. En esta zona, en su ver-tiente norte, que aún pertenece a laComunidad, se ha estado hablandode crear un Parque Histórico Eu-ropeo, el primero de este tipo enEspaña a similitud de los del nortede Francia o Estados Unidos, reme-morando la batalla de Somosierrade 1808, donde Napoleón, dirigien-do en persona la Grande Armée ob-tuvo el triunfo ante el ejército espa-ñol en 1808, gracias a la desespera-da carga de la caballería polaca enmedio de un vendaval de nieve.

Si hemos empezado en el pueblo,hay que descender unos 500 metrospor el arcén de la antigua carreteraN I. Si hemos venido en coche priva-

do lo habremos podido dejar en elpequeño aparcamiento que hay amano izquierda según asciendes elpuerto en la EDAR (Estación Depu-radora de Aguas Residuales) (0).

Enfrente del aparcamiento de laEDAR hay una portilla de metal quedebemos abrir y una vez dentro, ce-rrar, pues es el acceso a la DehesaBoyal de Somosierra, finca comu-nal donde pasta libremente el gana-do, en su mayoría vacuno. Traspasar la puerta, hay una subidacorta, pero dura, que se hace entrecodesos, majuelos, robles, pinos yalgún avellano. Se corona ensegui-da, en una zona abierta, con prados,arbustos y con vistas a la derecha dela carretera y el tendido eléctricoque se dirigen hacia la escotaduradel puerto.

Surge un problema, pues antenosotros encontramos cuatro posi-bles caminos. Se desecha el de laderecha, pues muere a los cien me-

LA DEHESA BONITA DE SOMOSIERRAEl Madrid más bello

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tros en una nave ganadera, y segui-mos por el segundo empezando porla derecha; el tercero será nuestrocamino de vuelta. Y el cuarto lleva aotras rutas diferentes. El camino vaa emprender una ligera bajada, conuna curva a izquierdas. A la dere-cha, pegados al muro de la cons-trucción anteriormente referidaaparecen dos tipos diferentes derobles: uno, más abundante, pe-queño y con las hojas con lóbulosmuy pronunciado es el roble me-lojo o rebollo, el roble más nor-mal de la Sierra; el otro, más robus-to y con hojas con lóbulos menospronunciados y plateadas en elenvés es el roble albar. Entre losrobles, en esta zona más adehesa-da, es decir, con los árboles más se-parados entre sí por la corta a laque han sido sometidos, aparecenunos arbustos con multitud de ta-llos y abiertos en abanico, son ave-llanos, especie impropia de estas la-titudes, al igual que el roble albar.Si nos desplazamos fuera del cami-no, a la derecha, y observamos laladera, veremos más robles, avella-nos y algunos acebos, como botónde muestra de lo que estamos apunto de descubrir.

Seguimos el descenso entre eldenso robledal, ahora sí, en la laderade umbría. La humedad se va acen-tuando y los troncos aparecen recu-biertos de musgo. A mano izquier-da, cuando el camino gira a la dere-cha, hay más avellanos y acebos. Elcamino se hunde entre muretes de

piedra con musgo, mientras que losavellanos van a formar un dosel na-tural abovedando el camino, sobretodo cuanto más nos acercamos alarroyo de la Dehesa.

Llegamos al arroyo (1) (880 me-tros y 25 minutos), llamado de laDehesa pues recoge todas las aguasde ésta, y es fruto de la unión, aguasarriba, del manantial de la Fuente-fría y del arroyo de los Cambrona-les. A mano derecha, antes de cru-zarlo, hay una amplia pradera entreavellanos, y se observa como el bos-que galería en este punto es todouna avellaneda. El avellano es unarbusto que carece de tronco princi-pal y las ramas le crecen directa-mente desde el suelo de manera ver-tical, hasta que la altura y el peso lashacen curvarse. Sus hojas son an-chas y acorazonadas, verdes oscu-ras, que se tornan muy amarillas enotoño. Podemos observar avellanosen sitios húmedos y umbríos y cercade corrientes de agua (los zahoríesutilizan ramas de avellano para bus-car agua). Sus frutos son las conoci-das avellanas.

Se cruza el arroyo, bien por pie-dras o bien mojándonos las botas sivisitamos la zona en época de llu-vias. De repente, nada más cruzarlo,se entra de lleno en un bosque conárboles diferentes, aparte de los ave-llanos que acompañan al arroyo.Son árboles altos, con la cortezablanca, con rayas grises horizonta-les, con hojas verdes brillantes quese transforman en amarillo intenso

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La Dehesa Bonita de Somosierra

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en otoño, son abedules. Este es elabedular de Somosierra, com-puesto por especies de otras latitu-des y otros climas más húmedos,propios del Cantábrico. La presen-cia de este abedular, junto con lamultitud de avellanos, robles alba-res y otras especies como acebos yserbales viene dado por una serie decondicionantes: en primer lugar seha preservado por ser una dehesacomunal; por el sustrato del suelo,que permite la formación de humus;así como por la orientación en um-bría y, sobre todo, por la presenciaconstante de vientos húmedosque traspasan la sierra por el puertoy se retienen en esta vaguada por elrelieve, manteniendo las condicio-nes de humedad constantes y máselevadas que en otras zonas circun-dantes. Es el mismo fenómeno queocurre con la pervivencia de hayasen otras partes de Somosierra,como el puerto de la Quesera, Mon-tejo o Cantalojas.

Nada más cruzar, a la derecha delcamino, un viejo abedul crece concuatro troncos que se abren en subase. Toda la ladera de umbría estájalonada de buenos abedules, acom-pañados de otras especies menosxéricas, como avellanos, cerezos,alisos, codesos, en vez de especiescomo tejos o enebros que aparecenen otras zonas de la sierra, y que di-ferencia a esta formación de abedu-lares de las que se pueden encon-trar en Bustarviejo, Canencia o ElPaular.

El camino emprende pronto unadura subida, internándose en el bos-que de abedules, avellanos, acebos,con musgos y líquenes, que parecenrecordar el mundo cantábrico. Losacebos, especie protegida en la Co-munidad van a ir incrementando supresencia. Si uno destaca por elcolor de sus hojas, otro por su follajey otro lo hace por la cantidad de fru-tos rojos que tiene en su ramas.

Según se asciende entre acebos yabedules, la humedad hace quehaya bastante barro. La subida re-sulta bastante inclinada, en mediodel abedular, con algún cerezo sil-vestre o algún cerezo aliso intercala-do. Cuando suaviza la cuesta, alcan-zando casi la loma, van a ir desapa-reciendo los abedules pues ya no sevan a dar esas condiciones óptimasde umbría y humedad, y son susti-tuidos por los robles. A partir de en-tonces se entra en el piso del roble-dal, la vegetación climácica, esdecir, la mejor adaptada a esas con-diciones de frío, viento y altitud de lazona. Algunos de los ejemplares vana ser centenarios, reconocibles porsu grueso tronco en medio de losmiles de roblecillos que con su finotronco cubierto de líquenes van aextenderse por la ladera. Entre me-dias, muchos avellanos con susramas flexibles ocupan los lugaresmás húmedos.

Se llega al cruce con una pistaamplia (2) (1 km y 600 metros y 45minutos). La seguimos, girando a laizquierda. Es una vía de servicio de

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la dehesa, y va a ir haciendo curvas,con una suave pendiente, a derechae izquierda. Se camina en un roble-dal salpicado de avellanos y conmultitud de acebos que forman den-sos rodales.

Se suaviza más el camino, en unazona donde los avellanos tapizanambas márgenes. Al ser una zonamás llana, el robledal ha ido rebro-tando en multitud de troncos. Losacebos, cuando aparecen, formanbarreras impenetrables en su inte-rior, con sus hojas pinchudas en laspartes bajas y más lanceoladas enlas partes superiores. Destaca unrodal de acebos a mano derecha quees hueco en su interior, y que supo-ne un gran y natural refugio para lafauna.

Se allana el camino en medio delrobledal (3) (2 km y 300 metros y 1

hora y 15 minutos). Entre los robles,alguno con un gran y grueso tronconos denotan su longeva edad. En-frente se observa la mole del pico deCebollera Nueva, con su cima re-dondeada por la erosión.

Tras una curva a la izquierda enque aparecen grandes acebos en laparte exterior, el camino se hacecompletamente llano. Al ser unazona más suave, menos inclinada,como un rellano en la ladera, apare-cen más claros en el bosque, queestán ocupados por cambronales,también denominados codesos, ar-bustos altos, de unos 150 o 200 cmde altura, con ramas largas, flexiblesy hojas estrechas y lanceoladas decolor verde oscuro. Es un arbusto tí-pico de nuestra Sierra y aparece enlas zonas con más precipitación yhúmedas de Guadarrama y Somo-

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sierra. Pero no todo va a ser un cam-bronal, sino que se entremezclanformando un mosaico de especieslos acebos, en su formación de setodenso, multitud de robles, retoñosde estos melojos y avellanos, quesalpican toda la ladera.

Se continúa por el rellano y, en unsegundo claro, más soleado, no apa-recen los cambroños, sino que estádominado por las retamas, ejemplode los cambios que produce la orien-tación en estas zonas de montaña, aligual que antes se ha observado conel abedular.

Tras este claro, en una larga yamplia recta del camino en direc-ción norte se llega a una densa ace-beda pegada a la margen derecha

del camino (4) (3 km y 1 hora y 35minutos). Es una formación de ace-bos muy densa, con el interior com-pletamente hueco y en penumbra,como una cabaña natural, pero entremedias de las ramas y las hojas bri-llantes del acebo destacan unostroncos grises, refugiados entre lamaraña de la acebeda. Si vamos enprimavera nos sorprenderá por susramillos de flores blancas, en veranopor sus hojas compuestas, impari-pinnadas y dentadas, y en otoño, porel color ocre de las hojas si quedan ypor la gran cantidad de frutos rojosque se juntan en densos racimos.Son serbales de cazador, otroárbol de zonas serranas húmedas.Se ha mantenido ahí por estar libre

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Abedul sinuoso de la Fuentefria.

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del ramoneo del ganado y de lapoda, pues el acebo es su defensornatural. Si se observa con deteni-miento, hay bastantes serbales aambos lados del camino. Su nombrees debido a que los cazadores se si-túan en sus cercanías ya que multi-tud de aves se acercan a comer sudelicioso fruto.

El camino sigue en dirección nor-te. No es extraño el sobrevuelo deáguilas en busca de su presa. Sellega por fin al final de la pista y seve en un claro del bosque el ma-nantial de la Fuentefría, con sucaño, sus dos pilones abrevaderos, yen su cabecera un pequeño acebitoque parece sacado de un cuento (5)(3 km y 400 metros y 1 hora y 50 mi-nutos). Al ser una zona otra vez enumbría vuelven a aparecer los abe-dules, algunos con un gran porte, yuno muy peculiar, con una forma si-nuosa a unos 20 metros por encimade la fuente, con un tronco horizon-tal, y otros tres «haciendo virgue-rías» para mantenerse erguidos.

La fuente es un manantial delArroyo de la Dehesa, y un lugarpara detenerse a contemplar la natu-raleza de la zona. Enfrente veremosla mole de Cebollera Vieja o picoTres Provincias, y a media ladera lapista forestal que recorre estosmontes.

Giramos a la izquierda, descen-diendo paralelos al arroyo, y obvian-do la pista que, al llegar a la fuentese desvía a la izquierda, marcadapor rodadas de todoterreno entre

retamas y codesos. Se sigue el arro-yo hasta que se mete por medio deuna gran acebeda, a unos 100 me-tros por debajo de la fuente. En estazona el acebo parece laurel, y en suinterior se pueden apreciar más ser-bales. En esta vaguada, donde elarroyo baja muy pronunciadamentese pueden ver grandes acebos, abe-dules y algunos robles albares. En laotra orilla del arroyo, tras una zonade turbera, aparecen bastantes abe-dules, multitud de acebos y avella-nos con su forma característica.Desde esta zona se remonta por laladera de la izquierda hasta alcanzarla rodada del todoterreno en elllano, y se gira a la derecha.

A los pocos metros se llega al Mi-rador de la Dehesa (6) (3 km y900 metros y 2 horas y 10 minutos).Un gran menhir de gneis y una ba-laustrada de madera sirven de ob-servatorio del valle de la dehesaboyal, con su forma cerrada, en hor-quilla, drenado por los dos arroyos.Lo que más llama la atención es laforma globosa y la variedad de ver-des de los árboles caducifolios quela componen, en contraste con lospinares que se observan en la leja-nía, en los Montes Carpetanos. A laizquierda nos va a quedar la autovíay más allá la Sierra de Guadarrama,con su característica línea suave decumbres, pulidas por la erosión demillones de años y que le da a nues-tra sierra un carácter de montañaalomada. Por el otro lado nos rodeaun cíngulo de montañas formado

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por las cumbres de CebolleraNueva, Coto de Montejo y CebolleraVieja. Si tenemos ocasión, se puedeobservar cómo las nubes que sobre-pasan el puerto de Somosierra seestancan en la zona que tenemosbajo nuestros pies, la zona del abe-dular.

Para bajar hay que tener bastantecuidado. Es la parte escabrosa delrecorrido. A mano izquierda del mi-rador, según estamos apoyados enla balaustrada, existe una roca. Hayque bajar pegado a ella, con cuidadopara no pisar los retoños de melojo.Se desciende por esta zona de lajasde piedra, no muy inclinadas, pero

que pueden estar húmedas o hela-das, según la época del año. Sesigue sin camino hacia una gran ace-beda que queda frente a nosotros, yque sirve de referencia para girar ala derecha cuando se llega a ella. Unsenderillo mínimamente marcadopor las pisadas del ganado nos con-duce hacia el arroyo que se oye a laderecha, y que alcanzamos a la altu-ra de un cercado pastoril de formarectangular. Aquí el arroyo de laDehesa baja en alegres cascadasque alterna con pozas, en una zonade una gran umbría y humedad.

Se deja el cercado a la izquierda,y se cruza por piedras o por el tron-

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ESCALA: 1/20.0000 200 400

metros

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co de un abedul caído a la derecha,y se llega a una especie de «isla»(7) (4 km y 700 metros y 2 horas y35 minutos). No es una «isla», sinouna península entre dos arroyos, elde la Dehesa, que ya se ha cruzado,y el de los Cambronales que faltapor cruzar. Los avellanos ocupantoda esta parte entre los arroyos,formando una bóveda sobre las ca-bezas.

Para cruzar el arroyo hay queaproximarse a donde confluyen am-bos. Bajo un acebo existen unasrocas puestas para pasar, aunque siviene crecido lo normal es mojarselos pies. Tras cruzarlo, al otro lado,aguas abajo y paralelo al arroyohacia la izquierda, surge un caminoque se va a ensanchar a los pocosmetros, y los avellanos crean unaformación densa en el camino, conforma de bóveda «gótica» sobre lascabezas. La avellaneda, tan densa,hace que las ramas de ambos ladosdel camino se arqueen y se juntenen la parte central, dando una in-igualable belleza al recorrido. La la-dera de la derecha va a presentar al-

gunos grandes ejemplares de roblealbar.

Se sigue avanzando con el arroyoa la izquierda, en un camino ancho yen ligero descenso, y el robledal, alsalir de la zona más profunda de ladehesa se hace más joven y frágil.Se pasa dejando a la izquierda unmurete de piedra tapizado pormusgo, y nada más acabar el muro,que gira en ángulo recto hacia la iz-quierda y desciende hacia el arroyo,aparecen varios serbales entre ave-llanos y robles (8) (5 km y 2 horas y45 minutos).

Se prosigue bajo el dosel de ave-llanos, a veces teniéndose uno queagachar. Son unos centenares demetros bajo esta bóveda natural, y seremonta una ligera cuesta, dondevolvemos al robledal y cambronal.Se gira a la derecha y ya se observala autovía en las cercanías. Se coronaen la división de caminos del princi-pio (5 km y 500 metros y 3 horas).Descendemos hacia la puerta de ac-ceso y se llega al punto de inicio yfinal, la antigua N I (9) (5 km y 800metros y 3 horas y 10 minutos).

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LLaa HHooyyaa ddee PPeeppee HHeerrnnaannddooEl glaciar olvidado

TIPO DE RUTA: Dos opciones: line-al hasta la Hoya y circular por CincoLagunas.

LONGITUD: 3 km y 600 metros (idahasta la Hoya). Y 8 km (por CincoLagunas).

DURACIÓN APROXIMADA: Reco-rrido lineal: 1 hora y 30 minutos(ida) y 3 horas y 45 minutos (reco-rrido circular).

DESNIVEL: 1.830 - 1.945 metros (li-neal). 1.830 - 2.127 (circular).

DIFICULTAD: Media y alta respecti-vamente.

RECOMENDACIONES: Ruta queasciende desde el puerto de Cotoshasta el desagüe del circo de la La-guna y desciende luego al circo dePepe Hernando. Si se opta por laruta circular y más larga, se ascien-de posteriormente por el torrentehasta las Cinco Lagunas y por losLlanos de Peñalara se vuelve haciala Laguna Grande y desde allí aCotos.

Para llegar en transporte públicoal puerto de Cotos, en Cercanías laC8A hasta Cercedilla y cambiar a laC9 hasta el puerto. En bus, el nº 691de Larrea desde Moncloa (tel.: 915304 800).

Para acceder en transporte pri-vado hay que ir por la A6 hasta Vi-

llalba y desviarse hasta el puertode Navacerrada por la M-601, ydesvío en este puerto a la derechahacia el puerto de Cotos. Tambiénpor la A1 hasta Lozoyuela, y des-vío hasta Rascafría por la M-604 yascender los 13 km del puerto deCotos.

Se puede hacer la ruta en cual-quier época del año, incluso en in-vierno. Precaución en inviernocon los cambios de tiempo, las nie-blas, las nevadas y las placas dehielo que se van a formar. Desdeel desagüe de la laguna Grandehasta la Hoya de Pepe Hernandoes fácil no ir por el camino adecua-do, pues está marcado con monto-nes de piedras y a veces puedeestar cubierto por la nieve. Hay va-rias fuentes por el camino. El solsuele quemar la piel en zonas altaspor haber menos protección de losrayos ultravioletas, ya sea directa-mente o por la refracción de lanieve.

VALORES NATURALES: ParqueNatural de cumbre, circo y lagunasde Peñalara y futuro Parque Nacio-nal del Guadarrama. La mayorzona con aparatos glaciares cuater-narios de la sierra de Guadarrama,con sus lagunas, morrenas, circos,turberas y otras formas menores,que lo convierten en un paisajeúnico en nuestra Comunidad. Se

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DESCRIPCIÓN DE LA SENDA

En la historia de la Tierra ha ha-bido períodos más cálidos y otrosmás fríos. A éstos se les conocecomo períodos glaciares. Uno delos más antiguos y que duró variosmillones de años ocurrió en el Pér-mico, a finales de la Era Primaria.En épocas más recientes, en el Ter-ciario, ocurrió la glaciación Donau(Danubio), y ya en nuestro período,el Cuaternario, el hemisferio norte

sufrió cuatro importantes glaciacio-nes, separadas por períodos inter-glaciares, como el que estamos enestos momentos. Estas glaciacionesse nombran según los afluentes dela margen derecha del Danubio yson, de más antigua a más reciente,la Gunz, Mindel, Riss y Würm. Enla península Ibérica se tiene cons-tancia sólo de la última, a la cual de-bemos la morfología glaciar queaparece en nuestras montañas y va-lles. Incluso en los siglos XVI y XVII

LA HOYA DE PEPE HERNANDODe Cotos a la Hoya

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han incluido los humedales de Pe-ñalara en la lista de Humedales delConvenio Ramsar para su protec-ción, dentro de la tipología de hu-medales de alta montaña medite-rránea. Zona de Especial Protec-ción para las Aves, pues el buitrenegro anida en las copas de losaltos pinares. Flora y prados de

alta montaña, turberas, suelos poli-gonales.

CARTOGRAFÍA: 1/50.000, hoja 4,Miraflores de la Sierra, Comunidadde Madrid. Hoja 483, Segovia yhoja 508, Cercedilla. 1/25.000, 508-II, Puerto de Navacerrada y 483-IV,San Ildefonso.

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hubo una Pequeña Era Glaciar, ca-racterizada en Europa por malas co-sechas, temporales, heladas, ham-bres, avance de los glaciares alpi-nos y pirenaicos y que quedó refle-jada por los grandes pintoresflamencos en sus cuadros con loscanales congelados.

La glaciación, aunque se gesta enpocos miles de años el cambio deuna época templada a una fría, noforma glaciares de «la noche a lamañana», sino que anteriormenteexiste una época que provoca la geli-fracción de la roca, es decir, la rup-tura por el continuo efecto del hielo-deshielo. Nuestro País, y más con-cretamente la Comunidad de Ma-drid está a unas latitudes medias, ylas montañas no son muy altas (a ex-cepción de los Pirineos y Sierra Ne-vada), por lo que los glaciares quese formaron son de pequeño tama-ño, reduciéndose a circos o glacia-res de ladera, como es el caso de losde Peñalara.

En Madrid no sólo existen glacia-res en Peñalara, sino que en cum-bres como Cabezas de Hierro, LosPelados, Siete Picos, existen mues-tras de nichos y pequeños aparatosglaciares, aunque los más importan-tes por su superficie y sus condicio-nes morfoambientales son los delmacizo de Peñalara.

La dinámica para que se formeun glaciar debe ser la siguiente.Períodos fríos, precipitaciones enforma de nieve, aunque no es nece-sario en grandes cantidades, sino

que se mantengan, y se acumulenen zonas favorecidas por la orienta-ción, topografía y vientos dominan-tes. En Peñalara ocurren varioscondicionantes: altitud suficien-te, una cumbre suave por el ladosegoviano y abrupta por el madrile-ño, con escalones tectónicos quebajan en graderío hacia el valle delLozoya; acumulación de nieve a so-tavento, pues el viento dominantedel noroeste barre las cumbres yforma las cornisas y la acumula-ción nival al sureste; y orientaciónsureste, donde el sol calienta conpoca fuerza por la mañana. Estoscondicionantes favorecieron la acu-mulación de nieve durante la gla-ciación Würm, que al compactarseformó el hielo y empezó a fluir la-dera abajo, desde cuatro circosglaciares.

La dinámica del hielo le llevaa fluir por la ladera, arrastrado porla fuerza de la gravedad y el empu-je de acumulaciones en la pared decirco, que debe de evacuar. Estamasa de hielo que se formó norompe grandes cantidades de roca,sino que éstas ya estaban «prepa-radas», tanto por la tectónica(hemos comentado que existen va-rios escarpes estructurales dondela roca está fracturada), como porel hielo y deshielo; con lo cual, lalabor de la masa del glaciar esarrastrar esos materiales laderaabajo, y forma los depósitos glacia-res, las morrenas que suponen laacumulación de materiales arras-

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La Hoya de Pepe Hernando

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trados por el hielo y su límite final.Su composición es muy heterogé-nea, pues en ellas hay grandes blo-ques erráticos, otros de tamañomedio y gran cantidad de grava ylimo. Los glaciares no avanzan yretroceden de una vez, sino quetienen «pulsaciones», es decir,avances y retrocesos continuos,por eso muchas veces hay variosarcos morrénicos.

En el interior del espacio domi-nado por el glaciar no se va a for-mar una topografía completamentellana, sino que, como se ha indica-do anteriormente, el hielo arrastray pule super ficialmente, y asíforma umbrales y cubetas. Cube-tas o formas cóncavas, donde seacumula el hielo y forman frecuen-temente lagunas, como la Grande,la de los Pájaros y otras cuantasque existen en el Parque. Y um-brales rocosos o formas conve-xas, esos escalonamientos o pelda-ños estructurales donde el hielo loque hace es remontar y sobrepa-sarlos, puliendo la roca, como ocu-rre en el borde exterior de la lagu-na de Peñalara, donde el hielo en-contró un dique duro de cuarzoque no pudo empujar y lo sobrepa-só, dejando la cubeta preparadapara la laguna.

En el macizo de Peñalara vamosa encontrar cuatro circos glaciaresprincipales, con sus correspondien-tes lagunas y morrenas: el de DosHermanas y de la Laguna, queforma un arco morrénico mixto, el

de Pepe Hernando, objeto de nues-tra ruta, y más allá los de Claveles ylos Pájaros.

El punto de partida es el Puertode Cotos (0), desde el cual se subepor la rampa de adoquín graníticoen dirección norte, dejando CasaMarcelino a mano derecha y el al-bergue del Club Alpino Español amano izquierda. Se pasa al lado de laCasa del Parque, con informaciónde los ecosistemas, rutas y caracte-rísticas del Parque y atrás, abajo amano derecha queda la pradera delpuerto.

Tras pasar la caseta de vigilan-cia se acaba el asfalto y la pista detierra asciende en medio del pinarde pino albar o de Valsaín. Traspasar una inmensa pinada, se dejaa la izquierda una fuente y en unacurva del camino se alcanza el Mi-rador de la Gitana (1) (650 me-tros y 15 minutos). Es un buenlugar para observar el entorno quenos rodea, con buenas vistas a laCuerda Larga con sus cumbresplanas de Cabezas de Hierro y elcirco de Las Cerradillas bajo ellas,Valdemartín y las Guarramillascon la estación de Valdesquí. Entreellos y el mirador, el inmenso pinardel alto Lozoya y los cerros de Ca-beza Mediana y Sillada de Garci-sancho.

Se gira a la izquierda en el cami-no y 20 metros más allá, en el co-bertizo-depósito surgen unas esca-leras a mano derecha que se intro-ducen en el pinar. Hay que seguir

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por ahí. Es una corta y dura trepa-da, pero enseguida se allana. Apa-rece una buena senda entre lospinos (2).

Se llega a un área despejada enmedio del pinar, donde se observa larepoblación que se está efectuandoen la empinada ladera. Esta zonarecta era una antigua pista de la es-tación de Valcotos, cerrada por laComunidad de Madrid hace unosaños, para regenerar así el ParqueNatural.

Al poco, en el camino hay unavalla de madera y una puerta, quese debe cerrar al pasar. Comienzaa girar la ruta en dirección nores-te, enmarcada por una ladera bas-tante inclinada en la parte izquier-da del camino. Esta ladera es lamorrena derecha del circo doblede Dos Hermanas y La Laguna. Sise obser va detenidamente, estáformada por depósitos acumuladosde diferentes tamaños, sin ningúnorden, y marcan el empuje másbajo del hielo de la laguna. El espe-sor de la morrena es bastantegrande, e indica la gran cantidadde material que transportó el hielodel glaciar. A partir de ahora, el ca-mino va a ir por la morrena dere-cha. También se va a poder obser-var cómo la vegetación arbustiva,que ahora es la dominante, varíadependiendo del grado de hume-dad del suelo; así en las zonas mássecas abunda el piorno serrano, yen las más húmedas o donde aflo-ran manantiales, la especie domi-

nante es el enebro rastrero, tam-bién llamado jabino.

Se llega a otro manantial que sur-ge de la morrena, (3) (1 km y 250metros y 25 minutos). Es el naci-miento del arroyo del Toril, queerosiona esta morrena derecha dePeñalara. Aquí se aprecia esa dife-renciación entre la zona húmedallena de jabinos y las zonas mássecas de piornal.

Se asciende muy ligeramente poruna zona despejada, con grandesbloques angulosos en la ladera y enel camino. Estas rocas, al igual quetodas las que conforman Peñalara,son metamórficas, gneises glandu-lares.

Avanzando por el camino, dejan-do atrás el nicho del Toril, se pasapor una zona con piornos quema-dos y muertos, y con un acebo mi-lagrosamente situado en la par tederecha del camino, justo dondehay un gran bloque a mano izquier-da (4) (1 km y 850 metros y 40 mi-nutos). Se observa debajo de la la-dera una pequeña pradera rodea-da por la parte más externa de unpequeño cerro con forma de len-gua y colonizado por un pinar. Laexplicación de esa pradera y pinarviene dada por ser una antiguapulsación del glaciar, es decir,donde avanzó la lengua de hielo enun momento anterior al que cono-cemos, y del cual nos han quedadolos restos de la morrena y la prade-ra, surcada por un arroyo con mul-titud de canalillos. Si miramos al

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La Hoya de Pepe Hernando

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otro lado del arroyo que discurreun poco más hacia el norte, se ob-serva la misma disposición de otrapequeña pradera y otra pequeñamorrena. Por aquella irá el caminomás tarde.

El camino gira a la izquierda yva a ir paralelo al arroyo, que haroto el arco morrénico del circo ysirve de desagüe a la laguna. Lle-gamos al cierre de las morrenas,roto por ese arroyo y se llega a lacaseta del guarda (5) (2 km y 100metros y 45 minutos). Aquí se ob-serva toda la turbera de Peñalara, yel camino de maderas que ha pre-parado la Consejería de Medio Am-biente para evitar la degradaciónde los pastos de alta montaña, asícomo las dos potentes morrenas auno y a otro lado. Arriba, bajo lascornisas y los escarpes, se distin-gue el umbral rocoso de la lagunade Peñalara.

El camino se desvía por las es-caleras que bajan al arroyo y secruza. Nada más atravesarlo, unasenda sube en zigzag por la poten-te morrena izquierda. Si decidi-mos hacer el camino circular, serápor donde se vuelva a este punto.El nuestro gira a la derecha y des-ciende unos metros paralelo alarroyo.

Comienza el camino poco mar-cado. Varias sendas paralelas nosllevarán al destino, pero hay que se-guir los pequeños hitos de piedra enlas rocas o encima de los piornos yotras indicaciones para seguir el ca-

mino. En un primer momento la ba-jada junto al agua nos deja ver suspozas y pequeñas cascadas hasta lle-gar a un punto sin poder avanzar porunas rocas (a unos 30 metros del ini-cio del camino paralelo). Ahí hayque trepar por una roca que quedaa mano izquierda y dirigirsehacia un pino completamente torci-do por el viento (porte abanderado).Esta ladera barrida por el viento esla que impide el crecimiento de lospinos, y los que hay adquieren esteporte. En zonas más protegidas, porlas que transitará el camino crece elpinar.

Se pasa a unos metros a la dere-cha del pino, todo el rato entrepiornos y enebros. Éstos adquie-ren un porte bastante más «acha-parrado» por soportar grandes es-pesores de nieve en invierno, y porello, si está nevado, hay que tenercuidado con las torceduras, al hun-dirse el terreno. Se empieza a des-cender entre estos matorrales y al-gunos bloques de la morrenahacia la pradera que se ve enfren-te. Según descendemos, en zonasmás húmedas y protegidas del solaparece el cambroño o codeso, ca-racterizado por sus tallos largos ysus hojas pequeñas de color verdeoscuro.

Se llega a la pradera, que en rea-lidad es una turbera más del Parque.Se ha formado un valle enmarcadopor la morrena izquierda de Peñala-ra, la derecha de Pepe Hernandoque está frente a nosotros, y la pe-

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queña digitación que queda a la de-recha, cerrando el valle con un pe-queño pinar.

Se cruza el pequeñín arroyoque atraviesa la turbera (6) (2 km y700 metros y 1 hora y 10 minutos),en dirección a una pequeña vagua-da que aparece enfrente, entre elpinar, dejando la morrena pequeñaa mano derecha. Parece que nohay camino, pero sí, unos monto-nes de piedra encima de un bologrande nos aparecen antes de en-trar en el pinar. Ahí surge un ca-mino que se introduce en el pinar,dejando a la derecha este vallecillo.Llama la atención, al poco de intro-ducirse en el pinar, un pino de tron-co ancho y que a dos metros delsuelo se divide en tres. Por ahí vael camino, rodeándolo por su iz-quierda. Aunque parezca que laruta se pierde, va semihorizontalentre el pinar, tendiendo siempreun poco a la subida, y poco a pocose va alcanzando la morrena dere-cha de Pepe Hernando, menos po-tente que las anteriores de la lagu-na. En esta parte los pinos tienenun porte impresionante, pues hancrecido protegidos por el viento,no como ocurría en la morrena porla cual se descendió.

El pinar espeso empieza a acla-rarse hasta llegar a la altura de trestroncos completamente blancosde pinos muertos, que quedan ala izquierda del camino. De repenteel camino se aclara, se acaba elpinar y se alcanza a ver el circo

glaciar de Pepe Hernando, consu turbera, torrente y pedreras, im-presionante, con unas variacionespaisajísticas muy interesantes (7)(3 km y 200 metros y 1 hora y 20minutos).

Se desciende en medio del mato-rral hacia la pradera-turbera por laparte inferior de la morrena y se al-canza ésta, que es una antigua la-guna colmatada. Llama la atenciónel vértice agudo que forma el cie-rre morrénico, por donde se pierdeel agua del arroyo hacia la dere-cha, y se explica porque éste fue elaparato glaciar que más des-cendió en altitud de todo elmacizo de Peñalara, alcanzandola parte exterior de la morrena los1.760 metros de altitud, y a esa alti-tud, los hielos se fundían rápida-mente.

Se atraviesa la turbera, ejemplode laguna colmatada y el caminosalta el arroyo que la cruza, diri-giéndose hacia unas rocas que hayen la pared de este circo, junto a unvolcán de musgos, en una zonaencharcada bajo una barra blancametálica, y buen lugar para dete-nerse y contemplar este glaciar (8)(3 km y 600 metros y 1 hora y 30minutos).

El glaciar de Pepe Hernandoes el que se desarrolló bajo el picode Peñalara. El viento empujó lanieve desde el pico y se acumulóen esta zona, a sotavento, forman-do el glaciar u hoya, que es comose conoce en la toponímia local. La

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La Hoya de Pepe Hernando

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pared del circo, por encima del vol-cán, ha formado varios escalonesestructurales, fracturados, de di-rección NE-SW. El flujo del hielofue más hacia la izquierda, por eso,la morrena de esta par te es máspotente que la derecha. Por otrolado, la colonización vegetalmarca dónde el viento y la nievepermiten crecer los árboles, y quees en las partes primero protegidasdel viento (partes bajas), y segun-do, donde no se produce una acu-mulación durante mucho tiempode nieve (laderas orientadas al su-roeste, como son la parte interiorde la morrena izquierda y la exte-rior de la derecha). La parte inte-rior de la morrena derecha presen-ta una falta de árboles, debido aque la nieve tarda mucho más enderretirse de esta zona, aparecien-do nichos nivales hasta casi el vera-no. Posteriormente, las lluvias deverano y las tormentas de otoño

lavan las partículas más finas y evi-tan el crecimiento de árboles, yprovocan la caída de bloques y ladestrucción parcial que se estáproduciendo en la morrena.

Desde aquí caben dos caminos.Se puede volver por el mismo cami-no de ida, más cómodo, o ascenderhasta las Cinco Lagunas. Si setoma esta última opción hay queascender en paralelo al torrente,dejando el cauce a mano izquierday el pinar a la derecha. Es una subi-da dura, entre prados, pequeñasrocas y escalones que salvan eldesnivel del circo glaciar. El pinarpoco a poco va a ir desapareciendo,mientras el torrente se despeña enlos escarpes estructurales de lapared. Tras la dura subida se alcan-za una pequeña morrena que se haformado en un rellano tectónico yque enmarca una laguna alarga-da, que algunos llaman de «LosCaballeros». Se ha llegado a la

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LA HOYA DE PEPE HERNANDOLa vuelta por los llanos de Peñalara

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zona conocida como los Llanos dePeñalara (9) (4 km y 600 metros y2 horas). Es un rellano estructural300 metros por debajo del nivel decumbres, donde se alternan las pe-dreras, las praderas de cer vuno,pequeñas lagunillas. Es el mundode la alta montaña, y que según losúltimos estudios está viéndoseafectado por el cambio climático.Esta modificación viene dada por ladisminución de los días de nieve enestas zonas del piso de la alta mon-taña mediterránea, y la invasión dearbustos como piornos y enebrosrastreros en zonas de prados decumbres.

Se cruza el arroyo por el des-agüe de la laguna hacia la izquier-da y se ven los hitos de piedra quemarcan un camino horizontal poresta zona llana. Si se toma a la de-recha, se iría hacia la laguna de losPájaros; hacia la izquierda, hacia lalaguna Grande. Se gira a la izquier-da, por un camino más o menosllano, entre turberas, prados, pe-dreras y grandes bloques que sesalvan por la parte más alejada dela pared rocosa, bajo el pico de Pe-ñalara.

Se alcanza la parte alta de la mo-rrena izquierda de Peñalara (10) (5km y 600 metros y 2 horas y 30 mi-

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La Hoya de Pepe Hernando

ESCALA: 1/35.0000 350 700

metros

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nutos). Abajo se ve la laguna conlos colores cambiantes, enfrente,sobre la pedrera o sobre el mantode nieve, según la época, el refugioZabala.

El camino empieza un pronun-ciado descenso por la parte alta dela morrena, descenso cada vez másinclinado, hasta acabar, haciendo

varios zigzag en el puente que salvael arroyo proveniente de la laguna(11) (6 km y 2 horas y 45 minutos).Desde ahí, el camino conduce llanohasta la pista forestal, y tomándolahacia la izquierda y tras hacer lacurva del mirador llega al puertode Cotos (16) (8 km y 3 horas y 45minutos).

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