TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

25

Tema 4.- Una forma nueva de vivir

FUNDAMENTACIÓN

Las Bienaventuranzas nos presentan un estilo nuevo en que debe vivir la persona que cree, ama y espera. La aceptación del Reino de Dios exige un compromiso por construirlo. El Reino es un don y una tarea de lucha por la verdad, la justicia y la paz; por la liberación de todos los males, de la opresión y de la injusticia que afligen al hombre.

Hay quienes han entendido mal el mensaje de las bienaventuranzas y han hecho un cristianismo resignado y triste para quienes sufren la injusticia y la pobreza diciéndoles que se verán recompensados en el otro mundo. Lejos de esa actitud conformista, las bienaventuranzas son una exigencia y una denuncia de la injusticia, de la pobreza, del sufrimiento de la humanidad; una llamada para que los pobres, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia puedan encontrar la felicidad; un compromiso por la construcción de un mundo nuevo en el que todos vivamos como hermanos.

Identifica las enseñanzas de cada una de las bienaventuranzas, analizando su mensaje y su compromiso hacia ellas, por lo que se esfuerza en vivir según su espíritu.

Mateo 5, 1-12

CONOCEMOS LA REALIDAD

•••• Despertando el interés

Escuchan la siguiente historia: “El herrero”.

Durante años un herrero se esforzó en su trabajó y practicó la caridad. A pesar de su dedicación, nada perecía

ir bien en su vida, ya que sus problemas se acumulaban día a día. Un amigo le dijo:

_ Es extraño que, justamente después de haber decidido volverte un hombre de Dios, tu vida haya comenzado

a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias, nada ha mejorado.

El herrero que había pensado alguna vez en eso, le dijo:

_ En este taller yo recibo el fierro sin trabajar, y debo transformarlo en espadas.

Para ello, primero lo caliento a un calor infernal, hasta que se pone al rojo vivo;

enseguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo más pesado y le aplico varios

golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada; luego lo sumerjo en un balde

de agua fría, y el taller entero se llena con el ruido y el vapor, porque la pieza

estalla a causa del cambio de temperatura. Tengo que repetir este proceso hasta

obtener la espada de acero perfecta; una sola vez no es suficiente.

El herrero hizo una larga pausa, y siguió:

_ A veces, el fierro no logra soportar este tratamiento y lo dejo con el fierro viejo

que ves a la entrada.

Hizo otra pausa más, y el herrero terminó:

_ Sé que Dios me está forjando como al fierro. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan

frío como el agua que hace sufrir al fierro. Pero la única cosa que pienso es: “Dios mío, no desistas, hasta que

yo consiga tomar la forma que Tú esperas de mí, pero nunca me pongas con el fierro viejo de las almas”.

•••• Recogiendo los saberes previos

¿Habías escuchado alguna vez cómo se transforma el fierro frágil en acero duro?

¿Has sentido alguna vez la diferencia entre fierro y acero?

¿Sabes cómo se prepara algún otro material? ¿Puedes describirlo?

•••• Confrontando los saberes

¿Cómo puedes aplicar este cuento a tu vida?

¿Tienes algún programa para que tu vida también sea templada como el acero?

¿Puedes hacer un pequeño esquema de cómo está organizada tu vida?

¿Qué pasa cuando nuestra vida no está organizada?

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

26

CONSTRUYENDO EL APRENDIZAJE • Iluminando con la Palabra de Dios

El Papa Juan Pablo II, visitó Perú en el año 1985, y su discurso en el encuentro de jóvenes habló sobre las bienaventuranzas. Veamos algunas de sus reflexiones.

Bienaventurados los pobres de espíritu porque de el los es el reino de los cielos. Los pobres de espíritu son aquellos que están más abiertos a las maravillas de Dios. Pobres porque están siempre dispuestos a aceptar ese don de lo alto, que proviene de Dios.

Pobres de espíritu son aquellos que viven conscientes de haberlo recibido todo de las manos de Dios, como un don gratuito y que valoran cada uno de los bienes recibidos. Los corazones abiertos a Dios, están por eso mismos, más abierto a los hombres. Están dispuestos a ayudar desinteresadamente, dispuestos a compartir lo que tienen.

Así, pues, pobres de espíritu son aquellos que careciendo de bienes terrenales, saben vivir con dignidad humana los valores de una pobreza espiritual rica de Dios; y aquellos que, poseyendo los bienes materiales, viven el desprendimiento interior y la comunicación de bienes con los que sufren necesidad.

De los pobres de espíritu es el reino de los cielos, es la recompensa que Dios promete.

Bienaventurados los pacientes, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Es manso aquel que vive en Dios.

No se trata de cobardía, sino del auténtico valor espiritual de quien sabe enfrentarse al mundo hostil, no con ira, no con violencia, sino con benignidad y amabilidad, venciendo el mal con el bien, buscando lo que une y no lo que divide.

Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados. Los jóvenes han de estar siempre cerca de los que sufren y han de saber descubrir el valor salvífico del dolor, la fuerza evangelizadora de todo sufrimiento.

Los que lloran, son los que no se conforman con este mundo, en el que muchísimas veces, Dios es olvidado e insultado. Los que lloran, son los que no están contentos ni se ríen con las risas de un mundo que olvida que el ser humano es imagen y semejanza de Dios y que merece, por lo tanto, un alturado respeto.

Los que lloran son los que conocen la verdadera alegría, que surge del encuentro con Dios, y no se sacian con las falsas alegrías e ilusiones que el mundo les ofrece.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. Con estas palabras, Jesús nos convoca a la santidad, a la justicia o perfección, que surge de escuchar la palabra de Dios hecha estilo de vida, conducta social, existencia cotidiana.

Es esta justicia, que la Iglesia quiere promover eficazmente entre los hombres, mediante su doctrina social, que ustedes jóvenes, deben estudiar con interés y tesón.

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

27

Bienaventurados los compasivos porque alcanzarán misericordia. La misericordia constituye el centro mismo de la revelación y de la alianza. La misericordia es la cara más auténtica del amor, es la plenitud de la justicia.

El amor de misericordia no es una mera compasión con el que sufre, sino una efectiva solidaridad con todos los afligidos. El hombre noble, generoso y bueno debe distinguirse por su sensibilidad hacia los sufrimientos de los otros, hacia toda desgracia, hacia cualquier mal que afecte al hombre.

Y al final, el premio a los misericordiosos es la misericordia misma, la alegría y la paz.

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Los hombres de corazón limpio y transparente, ya en esta vida ven a Dios, ven a la luz del Evangelio todos los problemas que exigen una pureza especial; así, el amor y el matrimonio.

Qué importante es educar a los jóvenes en el amor, con el fin de alejarlos de todas las acechanzas que tratan de destruir el tesoro de la juventud: de la droga, la violencia, el pecado en general; y orientarlos por el camino que los lleva a Dios: en el matrimonio cristiano, camino real para la realización humana y santificación de la mayoría de personas; y también, cuando Cristo llama a la entrega radical exigida por la vacación sacerdotal o religiosa.

Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios. He aquí una categoría excepcional de hombres a los que Jesús proclama bienaventurados. Esta felicitación que nuestro Señor dirige a los que buscan la paz en el ámbito familiar, social, laboral y político, en el ámbito nacional e internacional, tiene una actualidad sorprendente.

Sólo la conversión del corazón puede asegurar un cambio de estructuras en orden a la construcción de un mundo nuevo, un mundo mejor. La violencia engendra violencia y degrada al hombre. Ultraja la dignidad del hombre en la persona de las víctimas y envilece esta misma dignidad en quienes la practican.

Construir la paz de hoy y la paz del mañana, la paz del tercer milenio, ésta es su tarea, si quieren ser llamados hijos de Dios. No olviden nunca que los jóvenes y la paz caminan juntos.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos. Los que son perseguidos por dar testimonio de la fe, son auténticos pobres de espíritu y por eso también es de ellos el Reino de los Cielos. Los jóvenes que tanto aprecian el valor de la libertad, pueden comprender muy bien lo que es sufrir por falta de libertad, sobre todo por falta de libertad religiosa.

No olvidemos nunca a estos hermanos nuestros a quienes Cristo felicita en su octava bienaventuranza. Son los preferidos del Señor, y por eso, han de ser también los preferidos de los amigos de Jesús, los preferidos de la Iglesia.

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

28

Contexto de la Lectura

El Imperio Romano se ha establecido en casi todo el mundo conocido. Su fuerza es enorme, y no hay ningún pueblo que se le resista. En los países que conquistan, van colocando reyes locales que le son fieles. Estos reyes, a su vez, nombran jefes en las ciudades y en los pueblos para recaudar fondos que son destinados al Imperio Romano.

Así se comienza una organización que cada vez empobrece más al pueblo, despojándolo de sus tierras y de su gente, pues aquellos que no pueden pagar son vendidos como esclavos.

En este ambiente de pobreza, de abuso por parte del poder, de rechazo absoluto, y al mismo tiempo, de ser considerados pecadores la mayoría de ellos, aparece Jesús con un mensaje nuevo, un mensaje de esperanza. Y lo primero que dice, al comenzar su misión es: “Bienaventurados…”

Parecería que este mensaje no es el apropiado para esta sociedad que sufre y que padece hambre. Sin embargo, es un programa de vida, que invita a actuar de manera diferente, y así, se iniciará en este mundo el Reino de Dios, esa sociedad diferente que tanto anhela Dios se establezca en la tierra.

Escuchamos la Palabra

Bienaventurados los pobres de espíritu porque

de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los pacientes, porque ellos

poseerán en herencia la tierra.

Bienaventurados los que lloran porque ellos

serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y

sed de justicia porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los compasivos porque

alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón porque

ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la

paz porque ellos serán llamados hijos de

Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa

de la justicia porque de ellos es el reino de

los cielos. (Mt 5, 1-12)

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

29

• Interiorizando la Palabra

La “pobreza de espíritu” es la conciencia de que todo nos viene de Dios. El pobre de espíritu es el que confía totalmente en su Palabra, en sus cuidados y en su misericordia. El pobre de espíritu es el humilde, el sencillo, el que aún conserva la inocencia del niño. Ésta es condición básica para relacionarse con Dios y con los demás, porque “humildad es andar en verdad”.

La mansedumbre está referida a la paciencia, es decir, a la capacidad de esperar. No se trata de una actitud pasiva sino de una confianza en Dios, que permite que la persona resista los sufrimientos de la vida y sepa sacar provecho de ellos. La mansedumbre de la que habla el Señor no es ingenuidad, sino valentía de saber perdonar las ofensas como él lo hace.

Los que lloran son los que no están conformes con este mundo sino que reconocen que hay

muchas cosas que tenemos que cambiar. El “llorar” del que habla Jesús, es una actitud de oponerse al mal. No se trata de entristecerse y quedarse sin hacer nada llorando, sino de reaccionar tratando de mejorar, para poder responder a los males de la humanidad.

En las Sagradas Escrituras, la palabra justicia es más amplia que el significado de dar a cada uno lo que le corresponde. Se trata de la santidad, es decir, de la característica que hace que un ser humano se parezca cada vez más a Dios. Son los que desean y buscan que el Reino de Dios y su justicia, se haga realidad en el mundo.

La misericordia es la profunda solidaridad del corazón con el ser que sufre. Misericordioso es aquél que sabe vivir el perdón con los hermanos, incluso con sus enemigos. Aquellos que salen al encuentro del sufrimiento de otros serán perdonados y protegidos por Dios. Para comprender la misericordia, es necesario leer la parábola del “Hijo prodigo”, que es el tratado más completo sobre la misericordia de Dios Padre ante el hombre que se ha equivocado.

Cuando se habla de “corazón” en la Sagrada Escritura, se está hablando de la inteligencia que todos tenemos para tomar decisiones. El corazón no es sólo el mundo de los afectos, sino también el de las intenciones y decisiones más profundas sobre la vida. La limpieza de corazón es entonces la pureza de intenciones al hacer las cosas. Se trata de tener un corazón sin divisiones ni hipocresías, siempre abierto al plan de Dios. El que cultiva en su corazón buenas intenciones y las plasma en su vida cotidiana

asegura el encuentro con Dios. Esta paz, de la que nos habla la bienaventuranza, debe ser entendida como la que da Cristo cuando dice: “Mi paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy como la da el mundo.” La paz de Cristo es la profunda tranquilidad de conciencia, que produce la realización del bien. Se debe construir una civilización llena de amor, llevando la paz y la reconciliación a los demás.

La persecución es un signo de bienaventuranza. El cristiano será perseguido porque al mundo no le gusta cambiar. Existen dos lógicas en la vida: la lógica del mundo que quiere que seamos egoístas hasta encerrarnos en nosotros mismos; y la lógica de Jesucristo que nos invita a darlo todo con generosidad. Cristo dice: “Bienaventurados serán cuando los injurien y los persigan y digan con mentiras toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos”.

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

30

Mensaje para hoy

El mensaje de las Bienaventuranzas es, a primera vista, lo que más choca con nuestra mentalidad. Jesús nos propone un camino que garantiza la libertad y la felicidad del hombre.

Si pensamos que la felicidad está en la riqueza y en el éxito, Jesús nos propone un cambio radical: ahora los dichosos de este mundo no son ya los ricos, los satisfechos, los aplaudidos, sino los que tienen hambre, los que lloran, los pobres y los que no encuentran justicia. Jesús trae el mensaje de esperanza para los pobres, para los que no tienen, diciendo que la felicidad está en otros valores, no en los que planea la mayoría. La pobreza no consiste en “no tener”, sino en una opción libre, que se transforma en actitud de vida, al tratar los bienes materiales como algo que se nos ha concedido para su justa distribución.

Observando a nuestro alrededor, vemos que los niveles de infelicidad y sufrimiento humano son altos. El cambio de valores propuesto por Jesús, reduciría en gran medida estos niveles de dolor en la humanidad. A veces miramos el dolor de aquellos que están lejanos, pero nos olvidamos de nuestra gente cercana: matrimonios violentos, hijos abandonados o no queridos, jovencitas engañadas y dejadas a su suerte, y otros muchos momentos de dolor y sufrimiento. Nuestra tarea consiste primeramente, en tomar la decisión de desterrar el mal en nosotros mismos, y así, después, podremos desterrarlo del hogar, del centro educativo, de los amigos, de la sociedad.

Pero nuestra lucha debe estar dirigida a la concordia, a la aceptación de las personas, a saber sacar lo bueno de cada uno, a buscar la unión en aquello que beneficia a todos. Nuestra lucha debe estar orientada a que todos puedan expresar su opinión y sea respetado su punto de vista, aceptando que hay ideas mejores que las nuestras, a apoyar con voluntad las acciones que mejorarán la vida de las personas.

Las injusticias, el desigual reparto de las riquezas, el afán de acumulación de bienes, la adoración del dinero, el dominio y explotación de unos sobre otros, la pobreza…, siguen estando de actualidad. En la medida que vivamos en un mundo injusto, viviremos en un mundo donde la ley del más fuerte se impondrá sobre la ley del amor. Y sin embargo, todos ansiamos vivir en un mundo justo. Para lograr esa meta, debemos comenzar a vivir la justicia nosotros mismos: siendo responsables en los estudios, tratando con dignidad y respeto a los compañeros y compañeras, dando cariño en nuestro hogar, no murmurando y criticando al otro, no envidiando lo que el otro tiene o hace.

El programa evangélico que hoy se nos da, es exigente y va “en contra corriente” del pensar del mundo, pues los criterios del mundo son: fama, dinero, pasarla bien, que todos digan bien de uno. Los criterios de Dios son: vivir sencillamente, buscar la alegría sana, ser fieles a Dios, aunque nos persigan. Asumamos nuestra tarea con un corazón nuevo, decidido, fortalecido por la Palabra del Señor, capaz de acoger a los que más sufren y hacer algo por ellos.

Conversamos

¿Crees tú que nuestra sociedad conoce las Bienaventuranzas? ¿En qué lo notas?

¿Cómo crees tú que sería el mundo si todos viviéramos la Bienaventuranzas? ¿Por qué crees que el Papa Juan Pablo II propuso a los jóvenes el camino de las

Bienaventuranzas como programa de vida?

¿Crees que las Bienaventuranzas son respuestas para el mundo de hoy? Fundamenta tu respuesta.

Recordamos

Las Bienaventuranzas es el programa de vida que tod o cristiano debe tratar de cumplir para hacer la voluntad de Dios Padre.

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

31

APLICAMOS LO APRENDIDO

• Actuando en la vida

Toma el Evangelio de Mateo 5, 1 - 12 y escribe las Bienaventuranzas correspondientes a las citas expresadas del Antiguo Testamento que te presentamos:

Cita Frase bíb lica Bienaventuranza Is 61, 1 “El Señor me ha enviado para sanar los corazones heridos.”

Echo 14, 2 “Feliz el hombre a quien la conciencia no condena y que no decayó de su esperanza.”

Is 51, 1-3 “Escuchen ustedes, que quieren que se haga justicia y que buscan a Yavé. Él transformará el desierto en un paraíso.”

Sal 41, 2-3 “Feliz el que cuida del débil y del pobre. El Señor lo protege dándole esta tierra, vida y felicidad.”

Is 52, 7 “Que lindo ver por los montes los pasos del que viene con buenas noticias, que anuncia la paz que trae la felicidad”

Echo 10, 17 “El Señor arranca de raíz, el trono de los poderosos y sienta en su lugar a los mansos”

Is 42, 2-3 “Mi espíritu está sobre Él; Él les enseñará mis juicios de las naciones; no gritará ni alzará la voz”

Jer 1, 7 “Irás donde quieras que te envíe y proclamarás todo lo que Yo te

mande. No le tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte”

Interpreta las siguientes Bienaventuranzas:

“Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”

“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.

Estas son las palabras del mensaje del Papa Juan Pablo II a los jóvenes en el Perú. Ubica a qué bienaventuranza corresponde y escríbelo en los espacios:

EL PAPA NOS DICE BIENAVENTURANZA “Con la mirada fija en todas las cruces del hombre de hoy “afirmé qué”… en el sufrimiento, se esconde una particular fuerza que acerca interiormente a Cristo. Este es el consuelo de los que lloran.”

“Jesús nos convoca a la santidad, a la justicia, que surgen de la escucha de la Palabra de Dios, hecha estilo de vida, conducta social. Esta justicia es la que los jóvenes deben aplicar con tesón.”

“Es manso, aquel que vive en Dios… venciendo el mal con el bien, buscando lo que une y no lo que divide, lo positivo y no lo negativo, para “poseer la tierra” y construir en ella la “civilización del amor.”

“Los pobres de espíritu están más abiertos a Dios”… porque careciendo de bienes terrenales, saben vivir con dignidad humana; y aquellos que poseyendo los bienes materiales, viven el desprendimiento y la comunión de bienes, con los que sufren.”

“Los hombres, de alma limpia y transparente, ya en esta vida, ven a Dios; ven a la luz del Evangelio todos los problemas que exigen una pureza especial”

“La misericordia es la cara más auténtica del amor, es la plenitud de la justicia. El Señor, da en premio a los misericordiosos, la misericordia misma, la alegría y la paz”

“Sufren persecución aquellos que dan testimonio de la fe, que son auténticos pobres de espíritu y, por eso, Jesús dice también: de ellos es el Reino de los Cielos”

“La violencia engendra violencia, ultraja la dignidad del hombre en la persona de las víctimas y envilece a quienes la practican, Construir la paz de hoy y la paz del mañana, esta es su tarea, si quieren ser llamados hijos de Dios. La paz y los jóvenes caminan juntos”

TEMA IV: UNA FORMA NUEVA DE VIVIR

32

• Compromisos

Personal: Cumplo bien mis propios deberes para ser siempre amigo tuyo, Jesús.

Social: Comparto lo que tengo con quien lo necesite sin guardarlo egoístamente.

Eclesial: Escribo un listado de las actitudes que me alejan de las bienaventuranzas.

Ecológico: Me acerco a los compañeros que menos trato y les ofrezco mi amistad. • Viviendo la Celebración

En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela encendida, significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta celebración.

Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Entonamos el canto: “Bienaventurados los mansos”

Viendo la multitud subió al monte y sentándose, vinieron a él sus discípulos

y abriendo la boca les enseñaba diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de

los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues serán consolados.

Bienaventurados los mansos, porque heredaran la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues serán

saciados.

Y los misericordiosos, porque alcanzaran misericordia.

Y los de limpio corazón, pues verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Y los que padecen persecución por causa de la justicia, porque suyo es el reino de los cielos.

Bienaventurados sois, cuando por mi causa los vituperen, los persigan

y digan toda clase de mal contra vosotros por mi causa.

Nos das y alegras, porque vuestro gran ardor es grande en los cielos,

Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Elevamos alguna petición de perdón. Después se invita a que los estudiantes puedan añadir alguna más.

Recordamos brevemente el evangelio de hoy.

A continuación, se invita a que los estudiantes realicen un pequeño comentario sobre el mensaje que nos deja el Evangelio para nuestras vidas.

En forma espontánea los estudiantes hacen una oración de petición o de agradecimiento, relacionada con el tema de hoy.

Recitan todos juntos la siguiente oración:

Señor, la felicidad nace dentro de nosotros: Cuando somos compasivos con aquellos que tienen dificultades; cuando sabemos comprender y ayudar a los que se han equivocado, pero quieren cambiar de vida;

cuando compartimos la tristeza de quien ha recibido una mala noticia, pero compartimos también la alegría de aquel que ha logrado un éxito en su vida; cuando ayudamos al amigo o amiga que tiene dificultades en comprender una materia; cuando somos amigos o amigas de aquellos que se sienten burlados, rechazados o menospreciados por los demás; cuando nuestro corazón se estremece de cariño por aquellos que sufren. Ayúdanos a practicar todo esto, para ser bienaventurado. Amén.

Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.

Terminamos la celebración con el canto: “Bienaventurados los mansos”.