310110 - Ira y Gracia en La Ira de Dios - Romanos 5:1

Epístola del Apóstol Pablo a los Romanos Ira y Gracia en la Ira de Dios

Ro.5:1-11

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La Epístola del Apóstol Pablo a los Romanos Ira y Gracia en la Ira de Dios

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios

por medio de nuestro Señor Jesucristo. Ro.5:1

Imagínese por un momento que usted vive hacia el año 2304

a.C en una zona próxima al monte Ararat, en lo que hoy es

territorio de Turquía, cualquier día usted mira hacia los cielos y

ve caer unas cuantas gotas de agua, quizá no le preste

atención, a no ser porque los servicios meteorológicos tienen

registros de que hace 120 años no cae una gota de agua en su

zona de residencia. Pero tan solo unos momentos después,

usted -al igual que todos los habitantes de la tierra- se haya

inmerso en el mas grande cataclismo que jamás ha sufrido la

tierra, el diluvio universal.

Si usted hubiera estado allí, habría vivido uno de los mas

terribles dramas de la historia, habría visto y compartido la

desesperación de su familia y sus vecinos tratando de huir de

las aguas, la gente desesperada peleándose por los lugares mas

altos, imagínese viendo como su casa quedaba cubierta y era


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arrastrada por fuertes corrientes de agua y lodo. Imagínese los

desesperados gritos de sus pequeños hijitos: ¡¡papá, mamá

ayúdame, sálvame, me ahogo . . .!!, imagínese su

desesperación e impotencia al no poder hacer nada y ver a sus

hijitos, esposa, esposo morir ahogados, para finalmente

sucumbir usted también, en las implacables aguas. Imagínese

miles de cadáveres de hombres y animales flotando y

descomponiéndose sobre las aguas.

¿Porqué razón, Dios soberanamente decidió esto? La Biblia dice

en Génesis 6:5 que el diluvio universal se originó en un solo

hecho; la maldad del hombre:

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.

Ahora, imagínese que usted vive en el año 2000 a.C, en la

llanura del Jordán, para esa época, una llanura fértil y

exuberante. Cualquier día escucha un fuerte ruido en el cielo,

levanta los ojos y ve una lluvia de azufre y fuego que origina

una conflagración indescriptible en cuatro ciudades de esa


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llanura, entre ellas Sodoma y Gomorra. Imagínese las dolorosas

quemaduras de sus habitantes, imagínese el dolor ocasionado

por el fuego destruyendo la piel y dejando al descubierto los

músculos, las venas y hasta los huesos. Imagínese las

dolorosas quemaduras internas, en los pulmones y vías

respiratorias, cada vez que usted intenta llevar oxígeno a sus

pulmones. Imagínese el ahogo y el sofoco.

Imagínese a sus hijos envueltos en llamas, corriendo

desesperados en busca de ayuda, tratando de apagarse el

fuego del cuerpo, dando alaridos de dolor y finalmente cayendo

muertos, completamente incinerados, Ahora imagínese cuatro

ciudades completamente destruidas de esta manera, ¿Qué

pensaría usted si desde la distancia pudiera ver las gigantescas

columnas de humo? ¿Cuántos cuerpos quedaron

completamente calcinados a lo largo y ancho de estas ciudades?

Dicen las Escrituras que esta terrible destrucción, -“murieron

todos los moradores de aquellas ciudades” - se originó en un

solo hecho: en el pecado del hombre, Gn.18:20:


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“Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo”.

Estos dos hechos, históricos, son claras manifestaciones de uno

de los mas gloriosos atributos de Dios, que la Biblia menciona

mas insistentemente y que en los púlpitos poco se predica: su

santa ira. Como estos dos hechos, tanto la Biblia, como la

historia general de la humanidad reseñan claras y permanentes

manifestaciones de la ira de Dios.

Tristemente, en estos días el mundo observa impotente y

asombrado la ira de Dios sobre una de las naciones donde el

paganismo y la idolatría son religiones oficialmente admitidas,

en Haití se ha manifestado claramente la ira de Dios, pero como

lo veremos mas adelante también se ha manifestado su gloriosa

y amorosa gracia.

El apóstol Pablo, en Romanos,1:18 explica la razón de la ira de

Dios:

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.


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Y en Romanos 2:6 dice que Dios “pagará a cada uno conforme

a sus obras” y de aquellos que hacen lo malo dice:

“Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego.”

Es decir, que la misma ira santa que ahogó a miles en el diluvio

universal, que incineró a otros tantos en Sodoma y Gomorra y

que a lo largo de la historia se ha hecho evidente en centenares

de episodios, por ejemplo recientemente en Haití, está sobre

todo aquel hombre que hace lo malo, que peca.

¿Es usted uno de ellos? ¿Sabe usted a que se expone si es uno

de esos contenciosos que disputan, dividen y que no obedecen

a la verdad sino a la injusticia? ¡¡ A la ira de Dios !!

Dios eternamente aborrece toda injusticia, se indigna ante el

mal. Dios es tres veces santo y en consecuencia debe actuar

contra el pecado por lo tanto se enfurece contra la rebelión del

hombre y debe dictar justa sentencia contra quienes se rebelan

a su voluntad.


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Es necesario hacer una diferencia entre la ira humana y la ira

de Dios, la Biblia enseña que son diferentes en sus

motivaciones y en sus resultados; la ira humana “generalmente

es una manifestación de su naturaleza pecaminosa. . . por

cuanto es fruto de su naturaleza caída, de su egoísmo. Por la

ira el hombre puede llegar a perder el dominio propio, cosa que

Dios detesta” El término hebreo hace referencia a una pasión,

una perturbación que desordena el ánimo de tal manera, que

produce una respiración agitada, algo así como un bufar, un

resoplar con furor.

La ira humana se manifiesta contra otras personas y

usualmente se origina en un interés egoísta, por ejemplo Caín

se “encolerizó” –ese es el término en el original hebreo- se

“encolerizó” mucho, dice Gn.4:6 “Y dijo Yahweh a Caín ¿porqué

hay ira para ti, y porqué decaen tus fases”, algo así como:

¿porque ardes en ira?, en su ira, Caín perdió el dominio propio,

fraguo todo un plan y asesinó a su hermano Abel.

Esaú tras ser suplantado por Jacob, se airó grandemente, a tal

punto que Jacob debió huir, porque: Gn.27:42: “Esaú tu


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hermano –dice Rebeca- se consuela acerca de ti con la idea de

matarte” ¿Por qué Esaú quería matar Jacob? Por su

pecaminoso estado de ánimo; los términos usados por Rebeca

para referirse a ese estado de ánimo de Esaú son: ira, cólera:

Gn.27:44-45 y mora con él algunos días,

hasta que el enojo de tu hermano se mitigue; hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti,

Saúl encendido en ira contra su propio hijo lo trató como hijo de

la perversa y traidor, se refirió a él como quien traía desgracia a

su madre, tras esas airadas palabras y sentimientos le dio una

orden a su hijo. 1Sm.20:31: ”Envía pues, ahora, y traédmelo,

porque ha de morir”.

Dice el comentarista Mathew Henry: “¡En qué bestias salvajes,

y peor aún, convierte a los hombres la ira!”

Mas grave aun que la ira humana en contra de sus semejantes,

es la ira humana contra Dios, cuando a sus pecaminosos ojos,

le parece al hombre que los actos de Dios son injustos. La

Biblia nos presenta varios ejemplos:


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En 2Sm.6: se narra el fallido intento de David de llevar el arca a

Jerusalén, hay un momento en que los bueyes tropiezan y

pareciera que el arca está a punto de caer, así que Uza extiende

su mano y la sostiene, de inmediato se encendió el furor de

Jehová contra Uza y este cayó muerto, David olvidó el mandato

de Nm.4:5 que advertía el riesgo de muerte para quien tocara

cosa santa y por eso dice en 2Sm.6:8: “y se entristeció David”,

en el original hebreo el término es: “irritó”, “enojó”, “disgusto”.

David, pecaminosamente, se airó contra Dios. ¿Y qué del enojo

de Jonás por la misericordia de Dios para con los habitantes de

Nínive?

A diferencia de la pecaminosa ira humana, la ira de Dios es una

ira santa, no es un estado emocional o irracional con frecuentes

manifestaciones explosivas. Es un estado de permanente

indignación contra las pecaminosas obras, pensamientos,

deseos y sentimientos de un hombre, que, arrogante y

malvadamente, en su estado natural viola la voluntad y la

santidad de Dios. Se rebela contra todo aquello que procede de,

y revela a Dios. Sus manifiestas obras de odio contra la

santidad de Dios, su -a veces- oculto pero airado rencor contra


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la Palabra de Dios, contra el Señorío de Cristo, el permanente y

decidido desprecio por su ley, por su misericordia y por su

gracia solo le conducen a que constantemente esté bajo la ira

divina.

Dios no puede tolerar tal comportamiento:

Ro.1:18 Porque

la ira de Dios se revela desde el cielo

contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen

con injusticia la verdad

Vaya por favor a Romanos 2:5, allí encontrará la cuenta de

ahorro de la ira, la VRV60, dice:

"Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios".

La versión en LBLA refleja mucho mejor el original, dice:

“Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”.


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Todo aquel, que no se arrepiente, que no cree en Jesucristo

como su Salvador, que no acude a él en busca de salvación, día

tras día, año tras año va acumulando en su propia cuenta de

ahorro, ira para el día de la ira.

Dicen las Escrituras en Hb.10:31 que “horrenda cosa es caer en

manos del Dios vivo”, Dios en su ira puede destruir tanto el

cuerpo como el alma en el infierno:

Lc.12:5 Pero os enseñaré a quién debéis temer:

Temed a aquel que después de haber quitado la vida,

tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.

Lc.13:28

Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios,

y vosotros estéis excluidos.

Por la ira de Dios los hacedores de iniquidad escucharán las

terribles palabras de Mateo 7:23:

Nunca os conocí; apartaos de mí,

hacedores de maldad.


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Dios en su santa ira destruirá a sus enemigos, irán al horno de

fuego, llorarán amargamente por la eternidad y crujirán sus

dientes, no solo por el profundo dolor de sus tormentos, sino

por su rabiosa rebeldía contra un Juez santo. Dice apocalipsis

que ante la santa ira del Cordero los impenitentes, escondidos

en cuevas y peñas rogarán a esos montes y peñas: "caed sobre

nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado

sobre el trono, y de la ira del Cordero".

Que no crean los incrédulos, practicantes de iniquidad que sus

terribles sufrimientos cesarán, no es así, no serán aniquilados,

sino que serán sometidos al tormento eterno. Palabras como:

terrible, espantosa, fuego consumidor, tormenta, brea ardiente,

deben ser consideradas cuidadosamente por quienes no creen

en Cristo y por lo tanto no han sido justificados, sino que al

contrario se encuentran enemistados con Dios, si no se

arrepienten serán objeto de su implacable ira.

Esa es la situación del hombre natural, es un impío que se ha

rebelado contra Dios y por lo tanto está en guerra con Dios, no

tiene paz, al contrario, sobre él está la justa ira de Dios, eso es


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lo que nos enseña Pablo en Romanos 1:18 a 3:20, Dios le ha

entregado, le ha abandonado -Ro.1:24, 26 y 28- a sus propios

actos y consecuencias, lo cual se traduce en que siguiendo sus

viles deseos caerá cada vez mas profundamente en su propio e

impenitente estado de pecado, Dios retira su mano protectora,

así que ahora satanás tiene un camino mas fácil para engañar y

llevarle a pecar, y no solamente pecará cada vez mas veces y

mas gravemente, sino que será alcanzado , atrapado y

derrotado por su propio pecado. No acatará las leyes divinas y

ni siquiera las de las autoridades humanas, en vez de acudir a

las enseñanzas de las Escrituras acudirá a las falsas enseñanzas

y doctrinas de falsos profetas y filósofos.

¿Se encuentra usted en esta espantosa situación?

Esta es una realidad para cada ser humano, para usted y para

mi; en nuestro estado de muerte espiritual, cuando seamos

comparezcamos delante del tribunal de Dios, si no nos hemos

arrepentido, si no hemos creído en Cristo como nuestro único

Salvador, como Aquel que entregó su vida en la cruz para

redimirnos, iremos eternamente al infierno.


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¿Es usted uno de esos que irán eternamente al infierno?

Pero . . . ¿Dónde está la gracia?

Cada vez que Dios manifestó su ira e indignación contra el

pecado, también manifestó su gracia:

� Por su pecado, el hombre fue expulsado del paraíso terrenal,

pero antes, Dios personalmente le vistió con piel de animales

y le expresó las consoladoras palabras de Gn.3:15:

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;

El te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Palabras que anunciaron a nuestro Señor y Salvador Jesucristo

quien mediante su obra redentora justifica delante del Padre a

quienes creen en El.

� Por su pecado la tierra fue destruida en el diluvio universal,

pero 120 años antes, Dios había manifestado su gracia,


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dando gracia a Noé, quien dio testimonio de lo que habría de

venir, llamó al arrepentimiento y se mantuvo firme en su fe a

pasar de la burla e incredulidad de los de su tiempo, para

finalmente con 7 personas mas, que también fueron objeto

de la gracia de Dios, escapar de la ira divina en el arca, cuya

construcción Dios dirigió personalmente, asegurando así su

salvación.

� Por su horrible pecado de inmoralidad, fueron destruidos

Sodoma y Gomorra, pero antes de tal destrucción, Dios

concedió a Abraham que si se hallaran tan solo 10 justos, no

serían destruidas. En su gracia, Dios anuncio a Lot, a sus

yernos y a sus hijas, que su ira destruiría esas impías

ciudades, concediéndoles así la oportunidad de escapar, por

su pura misericordia Dios envió ángeles que tomándolos de

la mano, se aseguraron de que Lot, su esposa y sus dos hijas

fueran salvos de la destrucción. Por pura misericordia, Dios

detuvo la destrucción hasta cuando Lot y su familia huyeron

a una pequeña ciudad, la cual, también en su gracia, Dios se

abstuvo de destruir.


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� ¿Porqué la destrucción de Haití? Sin duda por su pecado,

pero jamás conoceremos otras razones que Dios ha podido

considerar y que pertenecen a su voluntad secreta, ¿hay

gracia en la ira de Dios sobra Haití? Claro que si, usted está

aquí esta mañana escuchando el evangelio, la destrucción

habría podido ser aquí. Quienes han sobrevivido en Haití

tienen la oportunidad de acudir en busca de perdón a

Jesucristo, los creyente que perecieron están en la gloriosa

presencia de Dios.

La mas grande manifestación de la gracia de Dios está en haber

enviado a su hijo Jesucristo a morir por nuestros pecados, la ira

de Dios cayó sobre el con toda su fuerza, Cristo por amor de

sus escogidos sufrió sobre sí mismo la mayor demostración de

la ira de Dios.

Regresando a Romanos, en el texto que estamos estudiando, el

Espíritu Santo nos dice:

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios

por medio de nuestro Señor Jesucristo. Ro.5:1


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Hasta este punto, el hermano Pablo nos ha llevado a

comprender la maravillosa obra redentora en la cruz, la

justificación por fe en Jesucristo, siendo que todos los hombres

en su estado natural detienen con injusticia la verdad y no solo

pecan haciéndose dignos de muerte, sino que además se

complacen con quienes practican el pecado, están de manera

constante bajo la ira de Dios, pero ahora –Ro.3:21 “se ha

manifestado la justicia de Dios” . . . Ro.3:24 “siendo justificados

gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en

Cristo Jesús” . . . “a quien Dios puso como propiciación por

medio de la fe en su sangre . . .” Ro.3:25a.

¿Por qué razón el hombre habría de necesitar paz con Dios?

¿Porqué necesitaría ser salvo de su ira? Porque desde la caída

de Adán ha estado en guerra con Dios, porque por su

desobediencia está bajo la ira de Dios.

Ahora es el momento de gozarnos en la gloriosa obra de la

justificación que el apóstol nos presenta en Romanos 5:

Vs.1: Justificados, pues,

por la fe, tenemos paz


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para con Dios por medio de nuestro

Señor Jesucristo;

y Vs.9: Pues mucho más,

estando ya justificados en su sangre,

por él seremos salvos de la ira.

Note que en los dos versículos se presenta un mediador, uno

por cuya obra se obtienen unos resultados, ese Mediador es

Cristo: Vs.1: “Justificados” –esa es la obra- . . . “por medio de

nuestro Señor Jesucristo” –El es el mediador-” y Vs.9: “Estando

ya justificados”, –esa es la obra- . . . “en su sangre” –hace

referencia al mediador-. Y ¿qué es lo que obtenemos? Vs.1:

“Paz para con Dios”, Vs.9: “seremos salvos de la ira”. Ese es

uno de los resultados de la justificación, ser salvos de la ira, por

cuanto ahora tenemos paz para con Dios.

Ahora –para quienes hemos sido justificados- ese estado divino

de permanente indignación contra nuestras pecaminosas obras,

pensamientos, deseos y sentimientos, ya no está, ahora la

santa ira por nuestra violación de la voluntad divina, por


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nuestras manifiestas obras de odio contra la santidad de Dios,

contra su Palabra, contra el Señorío de Cristo, ha sido aplacada

y gozamos de paz para con Dios. Ahora por Cristo hemos sido

librados de ese lugar de tormento sin fin, llamado infierno.

Ahora podemos tener la tranquilidad de que no escucharemos

la terrible frase: "Nunca os conocí". Ya no seremos destruidos,

ni iremos al horno de fuego, ya no tendremos necesidad de

rogar a los montes y a las peñas que caigan sobre nosotros

para ocultarnos de la ira del Cordero. Ya no han de

preocuparnos palabras como: terrible, espantosa, fuego

consumidor, tormenta, brea ardiente. Ahora la mano protectora

de Dios está sobre cada creyente.

Nada podía aplacar la ira divina, solo Cristo mediante su obra

redentora, nos justificó y logró la reconciliación, nos libró de la

ira venidera recibiendo sobre sí mismo, vicariamente, toda la ira

de Dios, todo el castigo por los pecados de aquellos escogidos

para salvación, desde antes de la creación del universo.

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo


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en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.

Efesios 2:13-19

Conclusiones

¿Porqué razón en el año 2010 Dios dispuso el terremoto en

Haití y no en Colombia, en Bogotá?

¿Acaso en Colombia no somos idólatras, paganos? ¿Acaso eres

tu mejor delante de Dios que cualquiera de 150000 muertos en

Haití?

Acaso eres tu mejor que cualquiera de los miles de heridos o

millones de damnificados?


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Si el terremoto hubiera sido en Bogotá ¿Tu estarías en el cielo,

o estarías crujiendo rabiosamente tus dientes en el doloroso

fuego eterno?

Tu eres un ejemplo viviente de la gracia de Dios, Dios te ha

concedido vivir mas tiempo, no creas que eso ha sido así

porque eres muy buena persona, no, no te equivoques, eso es

así porque Dios en su gracia te está llamando al

arrepentimiento, amigo no esperes mas, arrepiéntete, ven a los

pies de Jesús.

Creyente:

dependencia, contentamiento, sometimiento, mas y mas a la

imagen de Cristo.

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