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Complutum, 7, 1996: 91-103 ARQUEOLOGÍA DE LA MUERTE Y CAMBIO SOCIAL ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LA NECRÓPOLIS DE CALES COyES, MENORCA 3’. Simón Gornés Hachero* RESUMEN. - Se presenta, en síntesis, el análisis arqueológico sobre la necrópolis ralayótica de Cales Coyes (Menorca), desde el estudio de las tumbas a través del análisis matemótico y los elementos que integran las tumbas, para, a partir de ello, plantear una hipótesis de evolución social de la población talayótica que utilizó el cementerio. Aus,na. - In this paper we present a summary of the archaeological analysis of the Talayotic cemetery of Cales Coyes (Minorca, Spain) through a statistical study of the tombs and the elements thatform them in order to propose an hypothesis of the social development of the Talayotic people that utilized the burial site. PALABRAS CLAVE: Cultura Talayótica, Menorca, Arqueología de la Muerte, Cambio sociaL Ka- Wo*os: Talayotic culture, Minorca, Archaeology of Death, Social change. 1. INTRODUCCIóN Nuestra investigación sobre la necrópolis de Cales Coyes ha pretendido confeccionar un modelo de análisis arqueológico aplicado al estudio de las necrópolis hipogeicas talayóticas de Menorca con el fin de lograr una mejor comprensión de la evolución y cambios culturales experimentados a través del tiempo por las poblaciones prehistóricas de la isla. El estudio está enfocado desde los preceptos de la corriente teórica bautizada como “Arqueología de la Muerte” que, en términos generales, considera que la estructura de una sociedad puede conocerse a través del estudio de sus cementerios, interpretando el acto funerario como exponente de las conductas sociales que caracterizan a toda sociedad. Nuestra idea se ha concretado en el estudio de las tumbas desde la objetividad del análisis mate- mático, teniendo como base los diversos elementos arquitectónicos que conforman la estructura de los diferentes hipogeos de la necrópolis, por lo que enfo- camos la investigación a través de la presentación de los datos mediante resúmenes gráficos y análisis de correspondencias y cluster, con la intención de obte- ner una clasificación objetiva de los hipogeos de la necrópolis. Siguiendo las premisas anteriores, hemos in- tentado una aproximación teórica a la evolución so- cial de la población talayótica que se enterró en la necrópolis de Cales Coyes a lo largo del primer mile- nio a.C., y para ello nos basamos en los datos que he- mos extraído tanto del interior de las tumbas como de la evolución temporal y ubicación topográfica de las mismas dentro del conjunto del cementerio, sin olvidar el coste social y energético que supuso la construcción de las tumbas para averiguar cómo se desarrolló el proceso de jerarquización social de las comunidades talayóticas. 2. EL MEDIO GEOGRAFICO (fig. 1) Cales Coyes se encuentra en la costa sur de Menorca, en un segmento comprendido entre la Pla- ya de Son Bou y la playa de Biniparratx, constituida por una plataforma carbonatada del Mioceno. Está formada por una línea de elevados acantilados con una altura media de 30 a 45 mts, donde los únicos puntos de atraque son las caías que de trecho en tre- cho se abren en ella. La caía está formada por la desembocadura en el mar de dos barrancos: Sant Domingo y Binia- * Servel d’Arqueologia del Conselí Insular de Menorca.

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  • Complutum, 7, 1996: 91-103

    ARQUEOLOGA DE LA MUERTE Y CAMBIO SOCIALANLISIS E INTERPRETACIN DE LA NECRPOLIS

    DE CALES COyES, MENORCA

    3. Simn Gorns Hachero*

    RESUMEN. - Se presenta, en sntesis, el anlisis arqueolgico sobre la necrpolis ralaytica de Cales Coyes(Menorca), desde el estudio de las tumbas a travs del anlisis matemtico y los elementos que integran lastumbas, para, a partir de ello, plantear una hiptesis de evolucin social de la poblacin talaytica que utilizel cementerio.

    Aus,na. - In this paper we present a summary of the archaeological analysis of the Talayotic cemetery ofCales Coyes (Minorca, Spain) through a statistical study ofthe tombs and the elements thatform them in orderto propose an hypothesis ofthe social development ofthe Talayotic people that utilized the burial site.

    PALABRAS CLAVE: Cultura Talaytica, Menorca, Arqueologa de la Muerte, Cambio sociaL

    Ka- Wo*os: Talayotic culture, Minorca, Archaeology ofDeath, Social change.

    1. INTRODUCCIN

    Nuestra investigacin sobre la necrpolis deCales Coyes ha pretendido confeccionar un modelode anlisis arqueolgico aplicado al estudio de lasnecrpolis hipogeicas talayticas de Menorca con elfin de lograr una mejor comprensin de la evoluciny cambios culturales experimentados a travs deltiempo por las poblaciones prehistricas de la isla.

    El estudio est enfocado desde los preceptosde la corriente terica bautizada como Arqueologade la Muerte que, en trminos generales, consideraque la estructura de una sociedad puede conocerse atravs del estudio de sus cementerios, interpretandoel acto funerario como exponente de las conductassociales que caracterizan a toda sociedad.

    Nuestra idea se ha concretado en el estudiode las tumbas desde la objetividad del anlisis mate-mtico, teniendo como base los diversos elementosarquitectnicos que conforman la estructura de losdiferentes hipogeos de la necrpolis, por lo que enfo-camos la investigacin a travs de la presentacin delos datos mediante resmenes grficos y anlisis decorrespondencias y cluster, con la intencin de obte-ner una clasificacin objetiva de los hipogeos de lanecrpolis.

    Siguiendo las premisas anteriores, hemos in-tentado una aproximacin terica a la evolucin so-cial de la poblacin talaytica que se enterr en lanecrpolis de Cales Coyes a lo largo del primer mile-nio a.C., y para ello nos basamos en los datos que he-mos extrado tanto del interior de las tumbas comode la evolucin temporal y ubicacin topogrfica delas mismas dentro del conjunto del cementerio, sinolvidar el coste social y energtico que supuso laconstruccin de las tumbas para averiguar cmo sedesarroll el proceso de jerarquizacin social de lascomunidades talayticas.

    2. EL MEDIO GEOGRAFICO (fig. 1)

    Cales Coyes se encuentra en la costa sur deMenorca, en un segmento comprendido entre la Pla-ya de Son Bou y la playa de Biniparratx, constituidapor una plataforma carbonatada del Mioceno. Estformada por una lnea de elevados acantilados conuna altura media de 30 a 45 mts, donde los nicospuntos de atraque son las caas que de trecho en tre-cho se abren en ella.

    La caa est formada por la desembocaduraen el mar de dos barrancos: Sant Domingo y Binia-

    * Servel dArqueologia del Consel Insular de Menorca.

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    Fig. 1.- Distribucin de las pneipales necrpolis de la isla de Menorca.

    drs; la unin de ambos origina una ensenada en for-ma de Y griega abierta al sur.

    El medio geogrfico sobre el que se estable-cid la necrpolis presenta alteraciones morfolgicasaccidentadas debido a la presencia de estos barran-cus; la mxima ahora, en un radio de 2 kilmetros, esde 60 ms sobre el nivel del mar, formando un parajesuavemente ondulado cortado por los barrancos y to-reentes que desembocan en direccin sur hacia el mar.

    3. HISTORIA DE LASINVESTIGACIONES EN LANECRPOLISCales Coyes fue explorada ya desde el siglo

    pasado por dvenos personajes, aunque el esuidioms completo que se efectu fue el de C. Veny, pu-blcado en 1982. En 1 se presenta el catlogo de to-das las tumbas descubiertas hasta el momento en elsitio, incluyendo planimetras y contexto arqueolgi-co de aquellas que conservaban sedimentos de inte-r6s (ftg. 2).

    Unos pocos aos antes, se haban realizadodiversas prospecciones submarinas en la rada porparte de M. Beln y M. Fernndez-Miranda (1979),descubrindose los restos de lo que fue un fondeaderoque estuvo en uso desde el 5. VI a.C. y que tuvo suapogeo en el 5. IV aL.. evidenciando la influenciacomercial pnica sobre la isla a partir de este mo-meato.

    Las ltimas investigaciones efectuadas en lanecrpolis fueron dirigidas por nosotros mismos yconsistieron en la exavacin de urgencia del hipo-geo ~ 21 (Gorns y Gual en prensa a), A pesar delexpolio a que estaba siendo sometido, se obtuvieronnumerosos datos inditos hasta entonces, como es laexistencia de enterramientos en atades, el hallazgode una oquedad funeraria en la roca (capada de mo-ro9 casi intacta, as como los primeros datos fiablessobre la poblacin inhumada en el hipogeo, que re-sultaron 119 individuos de todos los sexos y edades(Gmez 1994). A pesar de la rernocin, pudimos fijarel momento en que la tumba estuvo en uso, desde elsiglo VII basta el IV a.C.

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    * Necrpolis de Cales Caves j

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    Fig. 2.- Topografa de la necrpolis. Hipogeos, Cuevas.

    4. ANLISIS DE LAS TUMBAS YPROPUESTA DE CLASIFICACIN

    4.1. Anlisis exploratorio de datos (fig. 3)

    Mediante este tipo de anlisis se presentanlos datos arquitectnicos de la necrpolis mediante re-smenes grficos cuantitativos y porcentuales (Shen-nan 1992: 37). A travs de diferentes tipos de grfi-cos se observa la tendencia morfolgica general delas tumbas del cementerio, donde ya se advierte la di-visin morfolgica de los hipogeos en dos gruposprincipales.

    En el grfico nY 1 se observa la tendenciamorfolgica de las tumbas. Los hipogeos de plantasencilla (PLAl) y entradas rectangulares verticales(ENT4) son los que predominan sobre el resto de lanecrpolis, frente a las plantas con pilastra (PLA2) ocomplejas (PLA3) que son las minoritarias.

    La cuantificacin de las reas y volmenesde los hipogeos se expresa en los grficos n.0 2 y 3,

    en los que se observa un gran predominio de lasreas comprendidas entre 1 y 10 m2 y de los volme-nes comprendidos entre 1 y 30 m3. Esta pauta nos se-flala la diferencia entre los hipogeos del Talaytico 1y del Talaytico II.

    El grfico n.0 4 muestra la relacin entre lamorfologa de las cmaras y los volmenes de los hi-pogeos. En l se expresa, de nuevo, la diferenciacinentre los hipogeos del Talaytico 1 (de cmaras sim-ples y de pequeo volumen) y los hipogeos del Tala-ytico II (de cmaras ms complejas y volmenesmayores). Es decir, las cmaras se complejizan y losvolmenes son mayores cuanto ms modernas son lastumbas.

    En cuanto a la relacin entre la morfologade las puertas y los volmenes de las cmaras, expre-sada en el grfico n.0 5, se observa que los hipogeosde menor volumen se relacionan con todos los tiposde puertas, mientras que los hipogeos de mayor volu-men se asocian, en exclusiva, con puertas rectangula-res verticales.

    41. Anlisis de correspondenciasde los hipogeos (fig. 4)

    El anlisis de correspondencias analiza losdatos segn su frecuencia, como por ejemplo la pre-sencia/ausencia de un determinado tipo de objeto. Ennuestro caso, se han tomado partes arquitectnicas delos hipogeos, interviniendo en este anlisis un totalde 11 factores y 31 variables (ver leyenda de fig. 2).

    El anlisis se divide en dos fases: se confec-ciona una tabla de presencia/ausencia de todos estoselementos respecto a los 84 hipogeos que constituyenla necrpolis y un anlisis de correspondencias a par-tir de los datos de la tabla anterior para determinarcuantitativamente la divisin estructural de los hipo-geos.

    Una ventaja aadida de este sistema es quepermite representar en el mismo diagrama las rela-ciones entre casos o individuos y variables (Shennan1992: 282). Pararealizar el anlisis de corresponden-cias se acudi al Centro de Proceso de Datos de laUniversidad Complutense de Madrid, donde nos re-comendaron el uso del paquete integrado ADOADutilizado ya con anterioridad en otros anlisis con re-sultados muy satisfactorios (Din Andreu y Fernn-dez-Miranda 1991).

    Una vez obtenido el anlisis de correspon-dencias y el correspondiente diagrama de dispersinse observa un interesante resultado a pesar de que lareduccin es poco satisfactoria en cuanto a la iner-cia, de la cual slo se concentra el 15,578% en losdos primeros ejes. A pesar de ello creemos poder dar

  • J. SIMN GORNS HACHERO

    CALES COYES, ELEMENTOS AROUITECTONICOSCOMUNES HIPOGEOS TALAVOTICO 1 Y II

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    CALES COYES: HIPOGEOS DEL TALAYOTICO Y DEL TALAYOTICO II. ASEAS

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    GALES COYES: HIPOGEOS TALAVOTIGO 1Y TALAYOTICO II. VOLUMENES

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    RELACION ENTRE CAMARASY VOLUMENES

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    Grfico n4.

    RELACION ENTRE TIPODE PUERTA Y VOLUMEN

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    OISTRIBUCION DE VOLUMENES. APEAS YDAS TRABAJADOS POR GRUPOS

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    ORUPO 1 ~ GRUPO u m GRUPO ELGrfico n6.

    Fig. 3.- Anlisis univariante de diversas variables de la necrpolis de Cales Coyes. Leyendas que participanen los anlisis:1-. Puertas: ENTI: Formas circulares; ENT2: Rectangulares apaisadas; ENT3: Destruidas; ENT4: Rectangulares verticales.2-. Plantas: PLAI: Cmara simple; PLA2: Con pilastras; PLA3: Compartimentadas.3-. Areas, en metros cuadrados. en los cuales no se incluyen los cogedores ni los patios exteriores: AREl: deja 10; ARE2: della 20; ARE3:de 21 a 40; ARE4: de 41 a 60; ARES: de 61 a 80.4-. Volumen de piedra extrafda de las cmaras y con-adores, en metros cbicos: VOL!: de 1 a 10; VOL2: de 11 a 30; VOL3: de 31 a 50; VOL4:deS a75: VOL5: de7a lOO; VOL6:de 101 a 125; VOL7: de 126a 150; VOLS: de 151 a 175; VOL9: de 176a200; VOtO:mayorde200.5-. REPI: cornisa sobre el portal.6-. BAND: decoracin de bandas escalonadas en la puerta.7-. VENT: ventanas en la fachada.8-. DOBL: doble puerta en la fachada.9-. ESPR: espacios diferenciados o reservados en la cmara.10-. NICH: nichos horizontales en ta cmara.11-. Escalonesen la puerta. ESCI: escaln-murete; ESC2: escaln-peldafio; E5C3: sin escaln.

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  • J. SIMN GORNES HACHERO

    Fig. 5.- Anlisis cluster de los hipogeos.

    Fig. 6.- Tipos de tumbas de la necrpolis. 1 y 2: cuevas naturales con muro ciclpeo; 3 y 4: hipogeos del Grupo 1; 5 y 6: hipogeos del Grupo u;7 y 8: hipogeos del Grupo 111.

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    c) Grupo II: Hipogeos de entradas exclusivamenterectangulares verticales; tres tipos de cmaras: senci-llas, con pilastra y compartimentadas; escalones deltipo 2 (ESC2) y volmenes diversos.d) Grupo III: Hipogeos de entradas rectangularesapaisadas y verticales, doble puerta, cmaras mayori-tariamente con pilastra y grandes volmenes (entre176 y 200 m3).

    5. SISTEMAS YRITUALES FUNERARIOS

    Una vez realizada la divisin tipolgica delas tumbas, procedimos al anlisis de los sistemas yrituales funerarios desglosndolos a partir de su en-cuadre cronolgico, entre el Talaytico 1 o antiguo(1200-750 a.C.) y el Talaytico II o Final (750-123a.C.) (Goms 1995) (fig. 7).

    51. Enterramientos del Talaytico 1

    51. Cuevas naturalesPor lo que sabemos hasta hoy, stas son las

    ocupaciones ms antiguas de la necrpolis. Se tratade cuevas naturales, de diferentes tamaos, a las queen algunas de ellas se les ha construido un murode aparejo ciclpeo (nY 22, 76, 77, 78 y 91), aunqueotras no lo presentan (n.0 90, 92 y 93). Algunos delos muros tienen una puerta rectangular formada portres jambas o losas planas, ofreciendo el aspecto deuna entrada megaltica.

    Los enterramientos practicados siguen el sis-tema de la inhumacin colectiva, sin que sepamos aciencia cierta cuantos difuntos podan contener.

    En las cuevas naturales de Cales Coyes sehan encontrado algunos objetos que nos remiten di-rectamente al inicio del Talaytico 1, todos ellositems coetneos a los enterramientos en navetas de lafase antigua de la Cultura Talaytica.

    Rituales de enterramiento. El hecho deque, al iniciarse el estudio general de la necrpolis,las tumbas estuvieran ya removidas, unido al mtodode excavacin, hicieron imposible la reconstruccinde las deposiciones efectuadas a travs de los aos deuso de la tumba. La disposicin de las ofrendas cer-micas junto al muro, deducidas en parte de otros ya-cimientos contemporneos, nos avisa sobre la duali-dad ritual que se practica en relacin al muerto: lasofrendas dejadas por los vivos y el ajuar que acom-paa a los muertos. Las primeras son ollas de perfilen 5 que, con toda probabilidad, contendran alimen-tos u otros elementos orgnicos perecederos; los se-gundos consistentes en un amplio repertorio de obje-

    tos de bronce y hueso colocados junto a los difuntos.Despus del anlisis efectuado sobre otros

    yacimientos de la isla, como el abrigo natural deMongofre (Nicols y Pons 1991), la necrpolis de Bi-nimell (Carbonel 1979), o el abrigo de la Punta deSEscullar (Plantalamor 1991: 536) podemos encon-trar algunas pautas que, junto a los indicios de CalesCoyes, pueden esclarecer algo ms el ritual seguidoen estas tumbas que, a grandes rasgos, seran las si-guientes:1) Enterramiento colectivo de toda la comunidad enun espacio comn.2) Deposicin del difunto en posicin fetal, acompa-ado de algn objeto de bronce o hueso.3) Deposicin de las ofrendas cermicas a lo largodel paramento interno del muro megaltico.

    El encuadre cronolgico que sealan los ob-jetos localizados en estas tumbas se sita en un mo-mento indeterminado entre los siglos XI-X a.C., per-durando hasta finales Ac VIII a.C., en cuyo ltimomomento coincidiran con los primeros hipogeos delGrupo 1.

    51.2. HipogeosSon tumbas de una sola cmara, excavadas

    en las paredes de los acantilados. Bsicamente se ca-racterizan por tener una boca de entrada semicircularo rectangular apaisada, y una cmara pequea y sen-cilla, normalmente de forma ovalada. Por lo generaltienen el techo bajo, en forma de ligera bveda oaplanado. Su acceso resulta complicado la mayorade las veces, puesto que se emplazan a cierta alturadel suelo, y pueden llegar a situarse entre 2 y 20 mtsdel suelo.

    Nuestra hiptesis es que el conjunto de hi-pogeos que integra el Grupo 1 puede situarse, crono-lgicamente hablando, hacia los ltimos siglos delTalaytico 1. Se trata de un grupo que tuvo un usotemporal muy concreto, ya que los items de bronceindican una cronologa relativa comprendida entre el5. IX a.C. y el 5. VII a.C.

    Entre los hipogeos con puerta de formas cir-culares (ENTL) y los hipogeos con puertas rectangu-lares apaisadas (ENT2), no se observa una distincincronolgica ya que en ambos hallamos tems de cro-nologa antigua, tpicos de los enterramientos en na-vetas y cuevas naturales con muro megaltico.

    Por otra parte, debemos apuntar que en al-gunos hipogeos que han ofrecido ajuares metlicosde distinto tipo, no han aparecido, sin embargo, res-tos de cermica, ni fragmentos ni piezas completas.Este hecho resulta difcil de explicar salvo que losrecipientes fueran de madera, pero podra obedecera causas propias del ritual practicado en ellos.

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    Fig. 7.- Distribucin de las tumbas de la necrpolis por tipos definidos en la fig. 6.

    Los ajuares de estas tumbas indican ciertariqueza en cuanto a la variedad de items hallados ensu interior. Pectorales, torques y otros adornos, ascomo algunos elementos de marcado carcter simb-lico o sacro, como son los cuernos de toro fundidosen bronce (Gorns en prensa a), podran indicar quenos hallamos ante una creciente jerarquizacin socialde estas comunidades.

    La identidad grupal que parecen indicar es-tas tumbas parece bastante clara en cuanto a la nor-malizacin de los ajuares y ritos funerarios.

    Rituales de enterramiento. El sistema deenterramiento continuara siendo la deposicin colec-tiva de las personas fallecidas en la cmara. En estoshipogeos se document la presencia de varios indivi-duos, aunque no sabemos exactamente cuantos; sin

    embargo, su nmero, no puede ser equiparable al re-gistrado en las cuevas naturales o en las del Talay-tico II.

    Suponemos que el ritual de enterramientoseria el mismo que para las cuevas naturales: deposi-cin del difunto en la cmara, acompaado de dife-rentes objetos, y deposicin, en algunos casos, deofrendas cermicas que contendran diversos produc-tos perecederos.

    Por primera vez se registra la agrupacin devarias tumbas en un cono espacio de terreno, as co-mo cierta diferenciacin en cuanto a la organizacininterna del hipogeo, sealada por bancos funerarios.

    El hecho de que aparezcan con cierta regu-laridad objetos de adorno y ostentacin como lospectorales de bronce y que se documenten por pri-

  • ARQUEOLOGA DE LA MUERTE Y CAMBIO SOCIAL 99

    mera vez figuraciones simblicas (Gorns en prensaa) de cierta relevancia, nos advienen que ha cambia-do algn aspecto social y/o ideolgico respecto a lafase anterior. Las figuraciones plsticas tauromorfasaparecen a partir del siglo IX a.C., cronologa dedu-cida del contexto funerario del hipogeo nY 7 de CalesCoyes. A partir de este momento, se documenta lapresencia de estos elementos simblicos, as como laintroduccin de los primeros objetos de hierro y delas tcnicas adecuadas para su trabajo y fundicin.Tambin sabemos, por los datos publicados de la tau-la de Torralba den Salord (Menorca) y del santuariode Son Mas (Waldren y Van Strydonck 1994), que apartir de este momento podran empezar a construir-se los primeros santuarios de taula y, en definitiva, escuando la concentracin poblacional de varias fami-has se forja en torno aun talayot (Gasul era/ii 1984),ncleo a partir del cual irn surgiendo los grandespoblados talayticos.

    Segn nuestra opinin, los hipogeos del Ta-laytico 1 reflejan cierta transicin social respecto ala fase antigua del Talaytico 1. No se documentandiferencias significativas entre los modelos tumbalesen cuanto a su forma continente, pero s en cuan-to a su tamao y en los objetos depositados en su in-terior contenido. Sin embargo resulta ms evi-dente la diferenciacin social a travs de los ajuaresde una misma tumba, que entre las tumbas de estemismo tipo. De ello podra deducirse que el tipo desociedad que refleja la poblacin funeraria se caracte-rizara por comunidades familiares locales indepen-dientes, de unas pocas decenas de individuos, pero queestructuralmente y politicamente seran equivalentes.El tipo de autoridad estara limitado a la comunidad,yen la mayora de las veces ni eso, puesto quese redu-ce nicamente al mbito familiar, en base a una jerar-qua establecida por el sexo y la edad. En sociedadesde estas caractersticas la escala de la produccin eco-nmica es reducida y se restringe a la mano de obradisponible dentro del grupo (Sahlins 1984: 38-41).

    Una estructura de este tipo se correspondebien con comunidades representadas por varias casasagrupadas en tomo a un talayot. En Menorca, sloun modelo de explotacin econmica ganadera es ca-paz de garantizar la manutencin de estos grupos hu-manos, por lo que el incremento de poblacin no de-pendera de la posesin de tierras cultivables, sino detierras aptas para el ganado (Fernndez-Miranda 1991:48).

    2. Enterramientos del Talaytico II

    Los enterramientos siguen efectundose enhipogeos excavados en la roca, aunque se reutilizan

    algunas cuevas naturales. Los hipogeos de esta fasetienen el portal rectangular vertical, al que se accedea travs de un patio exterior excavado en la roca. Sonde acceso fcil y tienen amplias cmaras comparti-mentadas mediante pilares y pilastras. Los techos sonsiempre planos.

    En esta fase se englobara un extenso grupode tumbas integrado por los 54 hipogeos que formanlos Grupos II y III y por algunas cuevas naturales quese reutilizan. Los ajuares depositados son muy varia-dos en cuanto a formas, y abundan los objetos de hie-rro, siendo menos frecuentes los de bronce, que se re-ducen a items de prestigio, principalmente bastonesde-mando, collares de cadena o brazaletes. El uso delas armas de bronce disminuye, ya qne slo las en-contramos en dos de los hipogeos (nY 21 y 86). Lasofrendas cermicas son escasas, limitndose en lamayora de los casos a algn vaso de fondo alto, in-censamos y unos pocos vasos troncocnicos de asa debotn junto a algunas cermicas de importacin. Ladiversidad de tipos cermicos podra indicar una com-plejizacin de los ritos funerarios, donde cada tipo devaso quiz desempeara una funcin determinadadentro del ritual.

    El uso temporal de los hipogeos de esta faseviene dado, por una parte, por las puntas de flecha detubo facetado, con una cronologa a caballo entre el5. VII-VI a.C. (Delibes 1983), o por los collares decadenita y carneros, datables entre el 5. VI-IV a.C.(Veny 1982: 342-343; Maluquer 1987: 147-148), ypor otro, por las cermicas de importacin, fechablestodas ellas hacia el 350 a.C.

    En los hipogeos de la fase anterior veamosque la estructura espacial de la tumba era uniforme,pero en este momento asistimos a una complejiza-cin del continente o tumba; se compartimentan conpilastras, se construyen bancos, hornacinas, escalo-namientos, pilares, etc.

    Debe comentase, sin embargo, que tambinha variado la tipologa del equipaje artefactual que sedeposita en las tumbas de este momento. Desde el1000 a.C. y hasta el 750 a.C., aproximadamente, serastrean a lo largo del tiempo los mismos tems, conmayor o menor abundancia segn el momento, tantoen las navetas de enterramiento, como en las cuevasnaturales, o como en los hipogeos del grupo 1 de Ca-les Coyes (cuentas esferoidales, botones tipo Ra deHuelva, colgantes bicnicos, tapones de hueso deco-rados con crculos concntricos, espiraliformes, ollasde perfil en 5 y vasos troncocnicos).

    Sin embargo, a partir del siglo VII a.C. seobserva un cambio brusco en el equipaje artefactualfunerario. Aparecen los collares de cadenita, los de-nominados bastones de mando y los torques, todos

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    ellos de bronce, as como un amplio repertorio de ti-les de hierro como cuchillos, espadas, cuchillas semi-circulares, tijeras, etc., y desaparecen todos los temsde bronce caractersticos de los hipogeos del Grupo 1.

    Rituales de enterramiento. Bsicamente sepracticaron dos tipos de ritos coetneos: inhumacio-nes en cal y enterramientos en atades. En Menorca,las inhumaciones en atades slo se han documenta-do, por ahora, en el hipogeo n.0 21 (Gorns y Gual enprensa a). Consistan bsicamente en troncos de r-bol vaciados y parihuelas hechas de palos todosellos de acebuche silvestre entrelazados medianteclavijas. Sin embargo, algunos huesos humanos deeste hipogeo presentaban pequeas zonas con un as-pedo negruzco e incluso, en un par de casos, carbo-nizados. Este hecho nos remite a un ritual parecidopracticado en dos cuevas de Mallorca (Guerrero 1986:355), donde los restos de carbones, calcinaciones par-ciales de huesos y maderas podran responder a unceremonial funerario practicado en el interior, en elque la purificacin del fuego desempeara un impor-tante papel.

    El otro sistema de enterramiento es la inhu-macin en cal, por la cual el difunto es depositado enla cmara junto a su ajuar y recubierto por una capams o menos espesa de cal viva, con lo que se const-gue la prctica destruccin del cuerpo y de los objetosque le acompaan. Este es el ritual de enterramientoms extendido en la necrpolis y en la isla en general.

    Las ofrendas animales debieron desempearun importante papel dentro del ritual, y forman partede l numerosas vrtebras caudales de toro, los deno-minados taps de hueso, as como restos de ovica-prinos mandbulas, fmures, etcy moluscos ma-nnos. -

    En los hipogeos del Talaytico II se consta-ta, por primera vez, la deposicin diferenciada de al-gunos individuos respecto al resto. En primer lugar,existe una diferenciacin entre los recien nacidos ofetos respecto al resto de la comunidad. stos, colo-cados dentro de urnas pithoides, se depositan en unaspequeas oquedades circulares excavadas en las pa-redes rocosas llamadas capades de moro (Gorns1994; Gorns y Gual en prensa b).

    El carcter colectivo de la tumba sigue res-petndose, ya que, por lo general, las agrupacionesde capades se localizan tanto dentro como en el ex-terior de las tumbas, pero es la primera vez que seidentifican reas de deposicin diferenciales, o inclu-so ricas que vienen macadas por la propia es-tructura interna del hipogeo frente a otras que nolo son tanto. Los enterramientos ms pobres o bienno iban acompaados por ningn objeto o bien loeran por un tapn de hueso, un punzn de hierro, etc.

    As, en el hipogeo n.0 19, un torques de bronce y unode los bastones de mando iban asociados a un mismoindividuo (Veny 1982: 95).

    A partir del 5. VII a.C., aproximadamente,observamos que el modelo tumbal ha variado respec-to a la fase anterior. Tanto la morfologa arquitect-nica de la tumba ha variado como los ritos de ente-rramiento son distintos, lo que junto a la distribucinespacial destacada de algunos difuntos dentro de latumba indica, al menos, una diferenciacin social bienestablecida.

    Este cambio social puede vislumbrarse me-diante el gasto de energa empleado en la construc-cin de los hipogeos. En el grfico n0 6 de la figura 2se refleja la media de los dias invertidos en Ja exca-vacin de las tumbas, as como la media de los vol-menes y reas de los hipogeos. De su lectura puedededucirse que la inversin de espacio y tiempo en latumba es inversamente proporcional a la antigUedadde los hipogeos. En el Talaytico 1, la media del tiem-po invertido en la excavacin de una tumba es de 29dias, mientras que, en el Talaytico II es de 198 y266 dias segn el grupo de tumbas.

    Como vimos, los tems de alta significacinideolgica y ritual parecen reservados a algunas per-sonas concretas, e incluso, podra pensarse que undeterminado ritual de enterramiento en atades demadera y algunos elementos simblicos la co-lumna son propios de una determinada familia ogrupo social4. Evidentemente hemos pasado de unmodelo social segmentario horizontal a otro tipo deestructura social de tipo vertical. Podramos definiresta situacin como el trnsito de una sociedad tribalsegmentaria a una sociedad tribal caciquil, donde losgrupos de descendencia estn distribuidos jerrquica-mente, aunque no pueda hablarse propiamente deuna sociedad de clases5. Segn Shalins, es frecuenteque sociedades de economa pastoralista den origen acacicatos, caracterizados por una fuerte cohesin, eltribalismo y cierta centralizacin a determinados ni-veles (Sahlins 1984: 62).

    Es posible que la influencia comercial pni-ca sobre las comunidades talayticas acelerara esteproceso de desigualdad social, y que a partir del 5.V-IV a.C. pudiramos hablar ya de jerarquas socia-les bien establecidas.

    El culto a los antepasados que se deduce delas ofrendas y por algunos rasgos morfolgicos deciertas tumbas concretas pe. el altar situado frentea la columna del hipogeo n.0 4 de Calan Morell6(Plantalamor a/ii 1989) sera un refuerzo delsistema social de tipo caciquil mencionado ms arri-ha, puesto que nos encontraramos con la reproduc-cin del sistema social ms all de la muerte.

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    De hecho, el control social que ejerceranlas jerarquas existentes en el Talaytico II sobre elresto de la poblacin se basara en el control o admi-nistracin de diferentes medios de produccin o delos excedentes control de la tierra o del ganado;adems se serviran de diversos atributos ideolgicosy rituales para legitimar su posicin social (Braith-waite 1984). El uso restringido de algunos elementossimblicos, o la gestin de los rituales practicados enlos santuarios, al ejercer como intermediarios entrelo divino y lo humano, slo redundara en beneficiode estas lites, amparadas de este modo por toda unaestructura semi-divina ante el resto de la sociedad.

    6. CONSIDERACIONES FINALES

    El modelo de evolucin social que propone-mos para la cultura talaytica nos plantea algunascuestiones que debern resolverse en el futuro, empe-zando por una profundizacin en el estudio de losprocesos sociocconmicos que caracterizaron a lascomunidades talayticas durante 1500 aos.

    En el caso concreto de nuestro anlisis, nues-tra labor ser averiguar si los miembros enterradosen los hipogeos del Grupo 1 de Cales Coyes represen-tan a toda una comunidad o grupo familiar o, por elcontrario, slo son enterrados en este tipo de tumbasdeterminados personajes. Para ello precisamos de am-plios estudios antropolgicos que nos permitan com-parar tumbas asociadas espacial y temporalmente.Precisamos concretar, tambin, la fase cronolgica deuso de estas tumbas mediante las correspondientesdataciones radiocarbnicas.

    Tampoco sabemos cmo se produce, exacta-mente, el paso de los hipogeos del Talaytico 1 a losdel Talaytico 11, ya que el cambio nos parece muybrusco, tanto desde el punto de vista de los conteni-dos como de los continentes, para que pueda deducir-se una evolucin lineal de un tipo de cumbas a otro.Creemos que este cambio habr de referenciarse res-pecto a la introduccin del hierro y la mayor presen-ciade contactos comerciales con el exterior, si no des-de la posibilidad de una profunda transformacin so-cial y/o aporte humano desde el exterior.

    Deber investigase la razn y origen delaumento del tamao y complejizacin de las tumbasdel Talaytico II en comparacin a otras necrpolisde la isla, hecho que podra suponer desde la presen-cia de especialistas a tiempo completo en la construc-cin de los hipogeos, a una expansin demogrfica, aun cambio en el modelo familia en el que toda la co-munidad pasara a enterrarse en la tumba o que stastuvieran una mayor perduracin en el tiempo y quese necesitara un mayor espacio para las deposicionesfunerarias.

    Todas estas cuestiones tienen difcil respues-ta hoy por hoy debido a la falta de datos contrastadosprocedentes de yacimientos arqueolgicos menorqui-nes. La inexistencia, hasta hace poco, de un progra-ma coherente de investigacin que determinara unosobjetivos prioritarios, ha contribuido a que los esfuer-zos de los arquelogos se dispersaran en intiles tn-tentos por comprender los monumentales yacimien-tos arqueolgicos como elementos aislados dentro deldesarrollo cultural de las comunidades prehistricasque habitaron la isla.

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    NOTASRecientemente (enero de 1995) se han localizado algunos fragmen-tos de cermicas pretalayticas en un pequeo abrigo rocoso situadoen el barranco de Sant Domingo.2 Cabe mencionar un dato interesante recogido por Veny (1982: 95)en el Hipogeo nY 19 de cales Coyes, hallazgo de una bola de coloramarillento y superficie negruzca, que atribuye a alguna sustancia re-sinosa. Por nuestra parte. planteamos la posibilidad deque se trate deun Clinker, es decir, el tormo que forman los cabellos humanoscuando sufren una cotuiacin. stos se recogen en una bola de aspec-to esponjoso de color amarillento, fcilmente confundible con sustan-cias resinosas (Reverte 1990: 333).Los taps esta palabra, traducida literalmente del cataln signifi-ca tapn son cabezas de fmures de bvidos y ovicpridos que setallan por su unin al hueso largo, y a los que posteriormente se les daforma mediante diversos cortes que dejan a la vista su estructura es-ponjosa, dejando siempre en la parte superior el casquete esfrico dela primitiva superficie articular. Generalmente se les ha atribuido uncarcter ritual o apotropaico.

    Debemos mencionar que, de los 54 hipogeos encuadrables en el Ta-laytico II, slo uno tiene un pilar exento en la cmara (Hipogeo 21).

    En este sentido debemos remitimos a cienos aspectos so-ciales detectados en el Talaytico Final de Mallorca, donde gracias alanJisis de los restos funerarios se han detectado desigualdades socia-les dentro de un mismo mbito tumbal, que lleva a pensar en una es-tn,ctura jerrquica de la sociedad. Por ejemplo, en la cueva natural deenterramiento de Son Boronat, datada por C- 14 como de mediadosdel 5. y a.C. slo los ancianos fueron inhumados en el interior de losatades de madera, mientras que los adultos y los jvenes lo eran so-bre el suelo; o los enterramientos de Sa Punta, donde seis personajestuvieron el honor de inhumarse en atades de madera que repodo-can figuras tauromorfas completas, fechadas por C-t4 en et 320 a.C.

    (Guerrero en prensa); el caso de la necrpotis de Son Real tambin esparadigmtico. CoIl (1995) la considera como una necrpolis de altorango, donde slo se enterrara un determinado segmento de la pobla-cin. El anlisis antropolgico ha deparado otra sorpresa, al docu-mentaruna alta proporcin de braquicfalos en las tumbas antiguas yricas de esta necrpolis, cuando el conjunto de la poblacin es mayo-ritariamente doli-mesocranea mediterrnea.En ningn momento hablamos de formacin de clases sociales, quees incompatible con el sistema familiar de produccin autnoma(Sahlins 1984: 122). Por los datos que conocemos, parece que noexisti, dentro del mbito cultural talaytico menorqun, una apropia-cin significativa de los recursos productivos importantes por parte dedeterminados segmentos de poblacin hasta bien entrado el siglo IVa.C.6En este sentido hemos de apuntar la semejanza formal que hay entremuchos hipogeos del Talaytico II de Menorca y los templos o San-toados de Tauta. Ambos repiten la forma de la columna o pilar cen-tral, incluido el capitel, la divisin del recinto mediante pilastras, ele-vacin del suelo desde la puerta al fondo de la cmara, e incluso laubicacin de las ofrendas es parecida, ya que en ambos casos se si-tan en el centro y a la izquierda del pilar central, aunque en el casode los recintos funerarios se trate de las deposiciones de los enterra-asientos ms ricos, de lo que a su vez pueden deducirse interesantesrelaciones sociales y simblicas.Lul y Esteva (1986: 446) opinan que tas estructuras sagradas son

    continentesde ideologa que permanecen en el mismo lugar inclusocuando los hombres que las utilizaron son olvidados, continuando consu papel de continentes sagrados. Una cita realmente adecuada a estetema la propuso Sahlins: Los muertos sobreviven en los parentescosde las vivos (Sahljas 1984: 166

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