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La filosofía antigua y el cristianismo José Miguel Ibáñez Langlois 1

[Imposible]

Imposible ya no hay sabio que pueda filosofar como si Cristo no hubiera venido al mundo el ser en cuanto ser siente su paso por este mundo ese pálido galileo no escribió nada no habló más que parábolas o historietas en dialecto arameo para más remate sin embargo de sus bellos ojos hebreos emanaba una luz tan superior al logos que en ella todos los mundos morían y resucitaban y en ella todos los hombres naufragaban cuán dulcemente haciendo la señal de la cruz con rumbo desconocido después de su ascensión a sus propios cielos mirad esa luz como un rayo de oro en los ojos mártires como un rayo azulado en el pecho de las vírgenes como un rayo invisible en la frente de los carpinteros el filósofo que piense al margen de esos colores el filósofo que piense en blanco y negro aun desde el punto de vista de la simple cosmología se equivoca de mundo sí señor sabe menos que Sócrates que no sabía nada y que murió soñando en esos ojos.

1 José Miguel Ibáñez Langlois (Santiago de Chile, 1936), sacerdote, es doctor en letras y en filosofía, poeta, crítico literario y autor de numerosos ensayos sobre temas que van desde la literatura a la doctrina social de la Iglesia. Actualmente ejerce su actividad académica en la Universidad de los Andes. Los poemas que aquí se presentan proceden de su Historia de la Filosofía, Andrés Bello, Santiago de Chile 1983 (nn. 13-16 de la II parte).

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[Los estoicos se convierten al cristianismo]

Los estoicos se convierten al cristianismo los epicúreos se convierten o desaparecen los platónicos se convierten al cristianismo y los cristianos que son políglotas de nacimiento agitan sus mil lenguas interiores las mueven como el mar de los sargazos y aprenden el dulce idioma de la filosofía griega.

[Ha sido descubierta la persona humana]

Ha sido descubierta la persona humana ocurrió en un pesebre y en una carpintería y en una cruz todavía no acaba de ocurrir pero allí ocurrió ha sido descubierta la libertad ocurrió en la parábola del buen pastor y de la oveja perdida que balaba por el infinito ha sido descubierta la historia mientras pasaba se descubrió a sí misma en los ojos del crucificado que resucitó ocurrió como un rayo que no cesa y las tres descubiertas persona libertad historia se dicen al oído en las catacumbas pensar que somos el rayo que no cesa y el fundamento del occidente pensar que la dulce Grecia nunca nos pensó pensar que el crucificado tuvo que resucitar para que nos pensaran dice la historia con la voz alterada por una súbita aceleración histórica.

[Yo me impregno de Cristo dice Grecia]

Yo me impregno de Cristo dice Grecia yo me impregno de helenismo dice la era cristiana y cierra los ojos y suspira y sueña en formas substanciales y esencias y silogismos que el viento medieval condensa en gotas de sangre que ruedan dulcemente por la Santa Faz y caen sobre el polvo donde Sócrates Platón Aristóteles con los ojos cerrados suspiran y sueñan porque ya comenzaron a resucitar.