50 ANIVERSARIO Octava Promoción - Colegio...

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RETAMATCH. MAYO 2013 6 Octava Promoción (1968/1980) 50 ANIVERSARIO De pie: Carlos Sáinz, Nano de Toro, Carlos Rúa, Iñaqui Pinacho y Miguel Sendagorta. Agachados: Nacho Wesolowski, Alejandro Silva, Carlos Vinader y Fernando Sobrón. Podía ser el curso 69-70. Foto de promoción en COU. Junio de 1980. Siempre me ha impresionado lo bien que han pasado los años por nuestro querido Colegio. Cuando miro estos edificios de ladrillo, pienso que po- dría haberse construido hoy mismo. Sin duda, un gran acierto del arquitec- to que supo entender a la perfección los retos que planteaba diseñar unas instalaciones que debían resistir el paso de los años expuestas a la zurra a la que les someten a diario cientos de malandrines a los que no se les ocurre una idea buena. Cuando entré en Retamar sólo existía el edificio principal, con el blo- que de comedores y vestuarios, y el de aulas, una de las cuales —concebi- da como laboratorio — curiosamente tuvo el honor de albergar durante años el Oratorio. Más tarde vimos asombrados levantarse el nuevo edi- ficio de la Sección IV, la residencia y, después, el de la Sección III (no sé si acierto en el orden cronológico). Entretanto, se nos prometía que al- gún día habría una piscina —lo cual provocaba gran excitación entre la chiquillería— e incluso un polide- portivo, lo cual ya sonaba más bien a ciencia-ficción. Pero, con pacien- cia, todo llegaría: el campo de fútbol grande —con sus gradas y todo—, más campos de deportes, el edificio del nuevo Oratorio y salón de actos —hoy derribado para construirse uno nuevo—, el famoso polideportivo y, finalmente, la Ermita. Pero todo esto no es más que el hardware. Lo verdaderamente im- portante es el software, todo lo que ocurre entre aquellas paredes que, a los mandos de un admirable equipo docente entregado en cuerpo y alma y cuyo único objetivo, lejos de un mode- lo destinado a la obtener un beneficio económico, es proporcionar a todos sus alumnos la mejor formación aca- démica y cristiana. Y eso se nota, ¡claro! Volviendo a la historia, otros mu- chos logros se han ido sucediendo, como puntualmente hemos podido leer en Retamatch: premios y recono- cimientos académicos, éxitos depor- tivos… ¡qué sé yo! Personalmente tuve la fortuna de hacer de conejillo de indias en las primeras experiencias de implantación del Bachillerato In- ternacional… Aún recuerdo el ago- bio de tenerme que enfrentar a un examen… ¡en inglés! Hoy, muchos de mis mejores ami- gos fueron compañeros de Retamar; cada uno con la vida que el destino le ha deparado, pero en todos se hace patente la impronta del Colegio. Y ahora, cuando vemos a las nuevas ge- neraciones de chavales a punto de sa- lir de Retamar, enseguida los identifi- camos: chicos sanos, alegres, buenos compañeros, educados, y con unos valores sólidamente arraigados que les guiarán a lo largo de toda su vida. A punto de cumplirse el 50 Aniversario del Colegio, cuando ya nuestros hijos, a su vez, han pasado o están pasando por él, muchas veces pensamos: “¡qué suerte tuve de que mis padres me enviasen a Retamar…!” Miguel Sendagorta Retamar: un colegio que imprime carácter Antonio Gisbert, Gregorio López Bravo, Sergio Barturen, Esteban Birrell, Gabriel Fernández Álava, Íñigo Moreno, Javier Pérez, Miguel Sánchez Migallón, Luis Carbó, Ignacio Menéndez Pidal, Francisco Corchado, Enrique Fernández de Vega, Juan Monjardín, Ignacio Boada, Jaime Martínez de Irujo, Miguel A. Checa, José María Oriol, Javier de Zea, Santiago Íñiguez de Onzoño, Francisco Barrio, Francisco Gil, Jesús Marqueríe, Juan Sagüés, Alejandro Silva, Francisco Sobrino, Alberto Cotelo y Manolo de Juan. Luis Salama y Manuel Fontán en la clase de Plástica de 7º de EGB.

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RETAMATCH. MAYO 20136

Octava Promoción (1968/1980)

50 ANIVERSARIO

De pie: Carlos Sáinz, Nano de Toro, Carlos Rúa, Iñaqui Pinacho y Miguel Sendagorta. Agachados: Nacho Wesolowski, Alejandro Silva, Carlos Vinader y Fernando Sobrón. Podía ser el curso 69-70.

Foto de promoción en COU. Junio de 1980.

Siempre me ha impresionado lo bien que han pasado los años por nuestro querido Colegio. Cuando miro estos edificios de ladrillo, pienso que po-dría haberse construido hoy mismo. Sin duda, un gran acierto del arquitec-to que supo entender a la perfección los retos que planteaba diseñar unas instalaciones que debían resistir el paso de los años expuestas a la zurra a la que les someten a diario cientos de malandrines a los que no se les ocurre una idea buena. Cuando entré en Retamar sólo existía el edificio principal, con el blo-que de comedores y vestuarios, y el de aulas, una de las cuales —concebi-da como laboratorio— curiosamente tuvo el honor de albergar durante años el Oratorio. Más tarde vimos

asombrados levantarse el nuevo edi-ficio de la Sección IV, la residencia y, después, el de la Sección III (no sé si acierto en el orden cronológico). Entretanto, se nos prometía que al-gún día habría una piscina —lo cual provocaba gran excitación entre la chiquillería— e incluso un polide-portivo, lo cual ya sonaba más bien a ciencia-ficción. Pero, con pacien-cia, todo llegaría: el campo de fútbol grande —con sus gradas y todo—, más campos de deportes, el edificio del nuevo Oratorio y salón de actos —hoy derribado para construirse uno nuevo—, el famoso polideportivo y, finalmente, la Ermita. Pero todo esto no es más que el hardware. Lo verdaderamente im-portante es el software, todo lo que

ocurre entre aquellas paredes que, a los mandos de un admirable equipo docente entregado en cuerpo y alma y cuyo único objetivo, lejos de un mode-lo destinado a la obtener un beneficio económico, es proporcionar a todos sus alumnos la mejor formación aca-démica y cristiana. Y eso se nota, ¡claro! Volviendo a la historia, otros mu-chos logros se han ido sucediendo, como puntualmente hemos podido leer en Retamatch: premios y recono-cimientos académicos, éxitos depor-tivos… ¡qué sé yo! Personalmente tuve la fortuna de hacer de conejillo de indias en las primeras experiencias de implantación del Bachillerato In-ternacional… Aún recuerdo el ago-bio de tenerme que enfrentar a un examen… ¡en inglés!

Hoy, muchos de mis mejores ami-gos fueron compañeros de Retamar; cada uno con la vida que el destino le ha deparado, pero en todos se hace patente la impronta del Colegio. Y ahora, cuando vemos a las nuevas ge-neraciones de chavales a punto de sa-lir de Retamar, enseguida los identifi-camos: chicos sanos, alegres, buenos compañeros, educados, y con unos valores sólidamente arraigados que les guiarán a lo largo de toda su vida. A punto de cumplirse el 50 Aniversario del Colegio, cuando ya nuestros hijos, a su vez, han pasado o están pasando por él, muchas veces pensamos: “¡qué suerte tuve de que mis padres me enviasen a Retamar…!”

Miguel Sendagorta

Retamar: un colegio que imprime carácter

Antonio Gisbert, Gregorio López Bravo, Sergio Barturen, Esteban Birrell, Gabriel Fernández Álava, Íñigo Moreno, Javier Pérez, Miguel Sánchez Migallón, Luis Carbó, Ignacio Menéndez Pidal, Francisco Corchado, Enrique Fernández de Vega, Juan Monjardín, Ignacio Boada, Jaime Martínez de Irujo, Miguel A. Checa, José María Oriol, Javier de Zea, Santiago Íñiguez de Onzoño, Francisco Barrio, Francisco Gil, Jesús Marqueríe, Juan Sagüés, Alejandro Silva, Francisco Sobrino, Alberto Cotelo y Manolo de Juan.

Luis Salama y Manuel Fontán en la clase de Plástica de 7º de EGB.