51. César Dávila Andrade, Boletín y Elegía de Las Mitas

19
CÉSAR DÁVILA ANDRADE: CUENCA, 2 de noviembre de 1919/CARACAS, 23 de abril de 1967 B B O OL L E E T T Í Í N N Y Y E E L L E E G GÍ Í A A D DE E L L A AS S M MI I T T A AS S Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña, Andrés Chabla, Isidro Guamancela, Pablo Pumacuri, Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicondor. Nací y agonicé en Chorlaví, Chamanal, Tanlagua, Nieblí. Sí, mucho agonicé en Chisingue, Taxiche, Gambayna, Poaló, Cotopilaló. Sudor de sangre tuve en Caxají, Quinchirana, en Cicapla, Licto y Conrogal. Padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán, en Saucay, en Molleturo, en Cojitambo, en Tovavela y Zhoray.

description

pdf

Transcript of 51. César Dávila Andrade, Boletín y Elegía de Las Mitas

  • CSAR DVILA ANDRADE: CUENCA, 2 de noviembre de 1919/CARACAS, 23 de abril de 1967

    BBOOLLEETTNN YY EELLEEGGAA DDEE LLAASS MMIITTAASS Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernab Lada, Andrs Chabla, Isidro Guamancela, Pablo Pumacuri, Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastin Caxicondor.

    Nac y agonic en Chorlav, Chamanal, Tanlagua, Niebl.

    S, mucho agonic en Chisingue, Taxiche, Gambayna, Poal, Cotopilal.

    Sudor de sangre tuve en Caxaj, Quinchirana, en Cicapla, Licto y Conrogal.

    Padec todo el Cristo de mi raza en Tixn, en Saucay, en Molleturo, en Cojitambo, en Tovavela y Zhoray.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    2

    Aad as ms blancura y dolor a la cruz que trujeron mis verdugos.

    A m tam. A Jos Vacacela tam. A Lucas Chaca tam. A Roque Caxicndor tam.

    En plaza de Pomasqui y en rueda de otros naturales nos trasquilaron hasta el fro la cabeza.

    Oh, Pachacmac, Seor del Universo, nunca sentimos ms helada tu sonrisa; y al pramo subimos desnudos de cabeza, a coronarnos, llorando con tu Sol.

    A Melchor Pumaluisa, hijo de Gupulo, en medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos, cortronle testes. Y, patendole, a caminar delante de nuestros ojos llenos de lgrimas. Echaba, a golpes, chorros de ristre de sangre! Cay de bruces en la flor de su cuerpo.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    3

    Oh, Pachacmac, seor del Infinito, T que manchas el Sol entre los muertos. Y vuestro Teniente y Justicia Mayor Jos de Uribe: "Te ordeno". Y yo, con los otros indios, llevmosle a todo pedir, de casa en casa, para su paseo, en hamaca. Mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas, a barrer, a carmenar, a texer, a escardar; a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura-, y a yacer con Viracochas, nuestras flores de dos muslos, para atraer al mestizo y verdugo venidero. Ya sin paga, sin maz, sin runa-mora, ya sin hambre de puro no comer; solo calavera, llorando granizo viejo por mejillas, llegu trayendo frutos de la yunga a cuatro semanas de ayuno.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    4

    Recibironme: Mi hija partida en dos por Alfrez Quintanilla, Mujer, de conviviente de l. Dos hijos muertos a ltigo. Oh, Pachacmac, y yo, a la Vida As mor. Y de tanto dolor, a siete cielos, por sesenta soles Oh, Pachacmac!, mujer pariendo mi hijo, le torc los brazos. Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo: "Quiebra maqui de guagua; no quiero que sirva de mitayo a Viracochas". Quebr! Y entre curas, tam, unos pareciendo diablos, buitres, haba. Iguales. Peores que los otros de dos piernas. Otros decan: "Hijo, Amor, Cristo". Y ellos: "Contribucin, mitayo a mis haciendas, a tejer dentro de Iglesia,

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    5

    aceite para lmpara, cera de monumentos, huevos de ceniza, doctrina y ciegos doctrineros. Vihuela, india para la cocina, hijas para la casa. As dijeron! Obedec. Y despus: Sebastin, Manuel, Roque, Shalva, Miguel, Antonio Mitayos, a hierba, lea, carbn, paja, peces, piedras, maz, mujeres, hijas. Todo servicio! A runa-llama tam, que en tres meses comiste dos mil corazones de ellas. A mujer que tam comiste cerca de oreja de marido y de hijo, noche a noche. Brazos llevaron al mal. Ojos al llanto. Hombros al soplo de sus foetes,

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    6

    Mejillas a lo duro de sus botas. Corazn que estrujaron, pisando ante mitayo, cuerpos de mamas, mujeres, hijas. Solo nosotros hemos sufrido el mundo horrible de sus corazones. En obraje de telas, sargas, capisayos, ponchos, yo, el desnudo, hundido en calabozos, trabaj ao cuarenta das, con apenas puado de maz para el pulso que era ms delgado que el hilo que teja. Encerrado desde la aurora hasta el otro claror, sin comer tej, tej... Hice la tela con que vestan cuerpos los Seores, que dieron soledad de blancura a mi esqueleto. Y Da Viernes Santo amanec encerrado, boca abajo, sobre telar, con vmito de sangre entre los hilos y

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    7

    lanzadera. As, entint con mi alma, llena de costado, la tela de las que me desnudaron. "Porque no hemos venido a vivir en la tierra. Solo venimos a soar. Solo venimos a amar aqu en la Tierra". Y a un Cristo, adrede, tam trujeron, entre lanzas, banderas y caballos. Y a su nombre, hicironme agradecer el hambre, la sed, los azotes diarios, los servicios de Iglesia, la muerte y la desraza de mi raza. (As avisa al mundo, Amigo de mi angustia. As, avisa. Di. Da diciendo. Dios te pague). Y bajo ese mesmo Cristo, negra nube de buitres de trapo vinieron. Tantos.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    8

    Cientos de casas hicieron en la Patria. Miles de hijos. Robos de altar. Pilleras de cama. Dejronme en una lnea de camino, sin Sur, sin Norte, sin choza, sin... Dejronme! Y, despus, a batir barro, entraa de mi tierra; hacer cal de caleras, a trabajar en batanes, en templos, paredes, pinturas, torres, columnas, capitales.

    Y, yo, a la intemperie!

    Y, despus, en trapiches que tenan, moliendo caa, me molieron las manos: hermanos de trabajo bebieron mi sanguaza, miel y sangre y llanto.

    Y ellos, tantos, en propias pulperas, enseronme el triste cielo del alcohol!, y la desesperanza

    Gracias!

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    9

    Oh, Pachacmac, Seor del Universo! T que no eres hembra ni varn. T que eres Todo y eres Nada, yeme, escchame. Como el venado herido por la sed te busco y solo a Ti de adoro.

    Y tam, si supieras, Amigo de mi angustia, cmo foeteaban cada da, sin falta. "Capisayo al suelo, calzoncillos al suelo; t, bocabajo, mitayo. Cuenta cada latigazo".

    Yo, iba contando: 2, 5, 9, 30, 40, 70. As aprend a contar en tu castellano, con mi dolor y mis llagas. Enseguida, levantndome, chorreando sangre, tena que besar ltigo y mano de verdugos. "Dioselopagui, Amito", as deca de terror y gratitud. Un da en santa Iglesia de Tuntaqui,

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    10

    el viejo doctrinero, mostrme cuerpo en cruz de Amo Jesucristo; nico Viracoha, sin ropa, sin espuelas, sin acial. Todito l era una sola llaga salpicada. No haba lugar ya ni para un diente de hierba entre herida y herida. En l, cebronse primero; luego fue en m. De qu me quejo, entonces? No! Solo te cuento! Me despearon. Con punzn de fierro, me punzaron todo el cuerpo. Me trasquilaron. Hijo de ayuno y de destierro fui. Con yescas de manguey encendidas, me pringaron. Despus de los azotes, y an en el suelo, ellos entregolpeaban sobre m, dos tizones de candela y me cubran con una lluvia de chispas puntiagudas, que hacan chirriar la sangre de mis lceras.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    11

    As Entre lavadoras de platos, barrenderas, hierbateras, a una, llamada Dulita, caysele una escudilla de barro, y caysele, ay!, a cien pedazos. Y vino el mestizo Juan Ruiz de tanto odio para nosotros por retorcido de sangre. A la cocina llevle patendole nalgas, y ella, sin llorar, ni una lgrima. Pero dijo una palabra suya y nuestra: Caraj! Y l, muy cobarde, puso en fogn una cscara de huevo que casi se hace blanca brasa y que apret contra los labios. Se abrieron en fruta de sangre: amaneci maleza. No comi cinco das, y yo, y Joaqun Toapanta de Tubabiro, muerta la hallamos en la acequia de los excrementos.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    12

    Y cuando en hato, all en alturas, mora ya de buitres o de la pura vida, sea una vaca, una ternera o una oveja; yo deba arrastrarle por leguas de hierbas y lodo, hasta patio de hacienda a mostrar el cadver. Y t, seor Viracocha, me obligaste a comprar esa carne engusanada ya. Y como ni esos gusanos juntos pudo pagar de golpe, me obligaste a trabajar otro ao ms; hasta que yo mismo descend al gusano que devora a los amos y al Mitayo! A Toms Quitumbe, del propio Quito, que se fue huyendo de terror, por esas lomas de sigses de plata y pluma, le persiguieron; un alfrez iba a la cabeza. Y l, corre, corre gimiendo como venado.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    13

    Pero cay, rajados ya los pies de muchos pedernales Cazronle. Amarrronle el pelo a la cola de un potro alazn, y con l, al obraje de Chillos, a travs de zanjas, piedras, zarzales, lodo endurecido. Llegando al patio rellenronle heridas con aj y con sal, as los lomos, hombros, trasero, brazos, muslos. l, gema revolcndose de dolor: "Amo Viracocha, Amo Viracocha". Nadie le oy morir. Y a mama Susana Pumancay, de Panzaleo; su choza entre retamas de mil mariposas ya de aleteo; porque su marido Juan Pilataxi desapareci de bulto, le llevaron, preada, a todo paso, a la hacienda; y, al cuarto de los cepos en donde le enceparon la derecha, dejndole la izquierda sobre el palo. Y ella, a medianoche, pari su guagua

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    14

    entre agua y sangre. Y l dio de cabeza contra la madera, de que muri Leche de plata hubiera mamado un da Caraj! Minero fui, por dos aos, ocho meses. Nada de comer. Nada de amar. Nunca vida. La bocamina fue mi cielo y mi tumba. Yo, que us el oro para las fiestas de mi Emperador, supe padecer con su luz, por la codicia y la crueldad de otros. Dormimos miles de mitayos, a pura mosca, ltigo, fiebres, en galpones, custodiados con un amo que solo daba muerte. Pero, despus de dos aos, ocho meses, sal

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    15

    Salimos seiscientos mitayos, de veinte mil que entramos. Pero, sal. Oh, sol reventado por mi madre! Te mir en mis ojos de cautivo. Llor agua de sol en punta de pestaas. Y te mir, Oh Pachacmac!, muerto en los brazos que ahora hacen esquina de madera y de clavos a otro Dios. Pero sal. No reconoca ya mi Patria. Desde la negrura volv hacia el azul Quitumbe de alma y sol, llor de alegra. Volvamos. Nunca he vuelto solo. Entre cuevas de Cumbe, ya en goteras de Cuenca, encontr vivo de luna el cadver de Pedro Axitimbay, mi hermano. Vle mucho. Mucho vle, y le encontr el pecho.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    16

    Era un hueso plano. Era un espejo. Me inclin. Me mir, pestaeando. Y me reconoc. Yo era l mismo! Y dije: Oh Pachacmac, Seor del Universo! Oh Chambo, Mulal, Sibambe, Tomebamba; Guangara de don Nuo Valderrama. Adis! A Pachacmac, adis! Rinimi, no te olvido! A ti, Rodrigo Nez de Bonilla. Pedro Martn Montanero, Alonso de Bastidas, Sancho de la Carrera, hijo. Diego Sandoval. Mi odio. Mi justicia. A ti, Rodrigo Darcos, dueo de tantas minas, de tantas vidas de curicamayos. Tus lavaderos del Ro Santa Brbara. Minas de Ama Virgen del Rosario en Caaribamba. Minas del gran cerro de Malal, junto al ro helado. Minas de Zaruma; minas de

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    17

    Catacocha. Minas! Gran buscador de riquezas, diablo del oro. Chupador de sangre y lgrimas del Indio! Qu cientos de noches cuid tus acequias, por leguas para moler tu oro, en tu mortero de ocho martillos y tres fuelles! Oro para ti. Oro para tus mujeres. Oro para tus reyes. Oro para mi muerte. Oro! Pero un da volv. Y ahora vuelvo! Ahora soy Santiago Agag, Roque Buestende, Mateo Camaguara, Esteban Chuquitaype, Pablo Duchinachay, Gregorio Guartatana, Francisco Nati-Caar, Bartolom Dumbay. Y ahora, toda esta Tierra es ma. Desde Llangagua hasta Burgay; Desde Irub hasta el Buern; desde Guasln, hasta Punsara,

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    18

    pasando por Biblin. Y es ma para adentro, como mujer en la noche. Y es ma para arriba, hasta ms all del gaviln. Vuelvo, lzome! Levntome despus del Tercer Siglo, de entre los Muertos! Con los muertos, vengo! La Tumba India se retuerce con todas sus caderas, sus mamas y sus vientres. La Gran Tumba se enarca y se levanta despus del Tercer Siglo, dentre las lomas y los pramos, las cumbres, los yungas, los abismos las minas, los azufres, las camgaguas. Regreso desde los cerros, donde moramos a la luz del fro. Desde los ros, donde moramos en cuadrillas. Desde las minas, donde moramos en rosarios.

  • B o l e t n y e l e g a d e l a s m i t a s

    Csar Dvila Andrade

    19

    Desde la Muerte, donde moramos en grano. Regreso Regresamos! Pachacmac! Yo soy Juan Atampam! Yo, tam! Yo soy Marcos Guamn! Yo, tam! Yo soy Roque Jadn! Yo tam! Comaguara, soy. Gualanlema, Quilaquilago, Caxicndor, Pumacuri, Tomayco, Chupuitaype, Guartatana, Duchinachay, Dumbay, soy! Somos! Seremos! Soy!