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64 6.- LOS CURANDEROS. Los seres humanos han creado diversas formas de enfrentar las enfermedades. Estas formas, técnicas, conductas, concepciones varían dependiendo de la cultura en que se desarrollen ya que el concepto salud-enfermedad se relaciona estrechamente con la concepción de lo que es el hombre en un determinado momento histórico en una cultura particular. En este contexto se puede afirmar que la enfermedad así como su correspondiente forma de curarla son fundamentales a la experiencia humana y se comprende mejor en contextos culturales específicos. En México el complejo salud-enfermedad puede ser dividido básicamente en dos tipos de medicina: la medicina de tipo occidental conocida como alópata y la medicina indígena tradicional [...]” 92 Como base teórica conceptual que permita explicar de manera general la evolución y aceptación de la medicina indígena tradicional pude ser encontrado en un artículo publicado en la Revista de Salud Pública de México (La práctica de la Medicina Indígena Tradicional en América Latina y el Caribe. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1) en ella es posible afirmar que la utilización de la llamada medicina indígena tradicional ha entrado en una nueva etapa. Pese a que su práctica y conceptos distan mucho del modelo científico biomédico, la medicina tradicional se encuentra actualmente en un contexto que años atrás era imposible concebir. Prueba de ello es el impresionante incremento de su demanda dentro del marco salud- enfermedad. Hoy en día, esta práctica médica se ha convertido en una importante opción respondiendo a las necesidades de atención a la salud a pesar de su subordinación y apatía que guardan a esta prácticamente los sistemas oficiales de salud. 93 A diferencia de la biomedicina oficial, el subsector o la práctica médica indígena tradicional, ha sido caracterizado a partir de elementos culturales orientados a la sanción que varían en su combinación. Como uno de sus rasgos preponderantes se ha destacado, su dimensión místico-religiosa, así como el uso de prácticas distintivas como la herbolaria. 94 Por otro lado, “la medicina indígena tradicional es llevada a cabo de diversas maneras dependiendo de la región. Pueden existir elementos comunes en todas ellas, sin embargo, existen distintas características para cada una de acuerdo a la región y localidad. La medicina indígena tradicional puede ser encontrada por tanto, con diferentes características específicas en todo el país”. 95 Esta situación bien puede ser encontrada en la localidad tuzantlense, en donde la práctica de la medicina indígena tradicional es una labor sobresaliente y efectuada específicamente por los curanderos que radican en la misma. Entre ellos se puede mencionar a Don Rafa, Doña Susanita, Don Concho, Doña Audocia y El Cumbias. En lo sucesivo, es posible presentar a cada uno de los curanderos enfatizando en aspectos que van desde su labor hasta los motivos que incidieron para que estos se iniciaran como tal. Y como se mencionó al final de la página anterior; precisando también en aquellos elementos que vinculan de alguna manera la práctica médica tradicional con el problema de la automedicación. 92 Citado a la vez en trabajo de maestría de Oviedo Ramón. 93 Cf. Revista Salud Pública de México. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1 ISSN-0036-3634. La Práctica de la medicina indígena tradicional en América Latina y el Caribe. El dilema entre regulación y tolerancia, p. 42. 94 Ibid. 95 Oviedo Ramón: En el pasado las palabras eran magia. Medicina indígena tradicional en la Huasteca Potosina. Maestría en Antropología Social. El Colegio de Michoacán, México 2001. (Inédita)

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6.- LOS CURANDEROS.

“Los seres humanos han creado diversas formas de enfrentar las enfermedades. Estas

formas, técnicas, conductas, concepciones varían dependiendo de la cultura en que se

desarrollen ya que el concepto salud-enfermedad se relaciona estrechamente con la concepción

de lo que es el hombre en un determinado momento histórico en una cultura particular. En este

contexto se puede afirmar que la enfermedad así como su correspondiente forma de curarla

son fundamentales a la experiencia humana y se comprende mejor en contextos culturales

específicos. En México el complejo salud-enfermedad puede ser dividido básicamente en dos

tipos de medicina: la medicina de tipo occidental conocida como alópata y la medicina indígena

tradicional [...]”92

Como base teórica conceptual que permita explicar de manera general la evolución y

aceptación de la medicina indígena tradicional pude ser encontrado en un artículo publicado en

la Revista de Salud Pública de México (La práctica de la Medicina Indígena Tradicional en

América Latina y el Caribe. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1) en ella es posible afirmar que la

utilización de la llamada medicina indígena tradicional ha entrado en una nueva etapa. Pese a

que su práctica y conceptos distan mucho del modelo científico biomédico, la medicina

tradicional se encuentra actualmente en un contexto que años atrás era imposible concebir.

Prueba de ello es el impresionante incremento de su demanda dentro del marco salud-

enfermedad.

Hoy en día, esta práctica médica se ha convertido en una importante opción respondiendo a

las necesidades de atención a la salud a pesar de su subordinación y apatía que guardan a esta

prácticamente los sistemas oficiales de salud.93 A diferencia de la biomedicina oficial, el

subsector o la práctica médica indígena tradicional, ha sido caracterizado a partir de

elementos culturales orientados a la sanción que varían en su combinación. Como uno de sus

rasgos preponderantes se ha destacado, su dimensión místico-religiosa, así como el uso de

prácticas distintivas como la herbolaria.94 Por otro lado, “la medicina indígena tradicional es

llevada a cabo de diversas maneras dependiendo de la región. Pueden existir elementos

comunes en todas ellas, sin embargo, existen distintas características para cada una de

acuerdo a la región y localidad. La medicina indígena tradicional puede ser encontrada por

tanto, con diferentes características específicas en todo el país”.95

Esta situación bien puede ser encontrada en la localidad tuzantlense, en donde la práctica

de la medicina indígena tradicional es una labor sobresaliente y efectuada específicamente por

los curanderos que radican en la misma. Entre ellos se puede mencionar a Don Rafa, Doña

Susanita, Don Concho, Doña Audocia y El Cumbias. En lo sucesivo, es posible presentar a cada

uno de los curanderos enfatizando en aspectos que van desde su labor hasta los motivos que

incidieron para que estos se iniciaran como tal. Y como se mencionó al final de la página

anterior; precisando también en aquellos elementos que vinculan de alguna manera la práctica

médica tradicional con el problema de la automedicación.

92 Citado a la vez en trabajo de maestría de Oviedo Ramón. 93 Cf. Revista Salud Pública de México. Enero-Febrero Vol. 43/No. 1 ISSN-0036-3634. La Práctica de la medicina

indígena tradicional en América Latina y el Caribe. El dilema entre regulación y tolerancia, p. 42. 94 Ibid. 95 Oviedo Ramón: En el pasado las palabras eran magia. Medicina indígena tradicional en la Huasteca Potosina. Maestría

en Antropología Social. El Colegio de Michoacán, México 2001. (Inédita)

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6.1.- Don Rafa: Una Tradición Mexicana.

Don Rafael tiene un puesto de lotería ubicado en el centro de la plaza principal del pueblo

de Tuzantla. Este puesto de lotería funciona temporalmente durante el año entre los meses de

abril a junio. La razón se debe a que durante los mismos, se realizan los preparativos para las

festividades del pueblo y recibir la semana santa. Así mismo, muchos de los habitantes del

municipio tuzantlense que viven en los Estados Unidos, regresan a la localidad en esas fechas

siendo una de sus intenciones, estar presente en la fiesta del pueblo. Por ello don Rafael

aprovecha la oportunidad de instalar su puesto de lotería ya que según él, ese oficio le

proporciona ganancias y satisfacción.

Don Rafael piensa que el puesto de lotería no solamente distrae a los pobladores de la

localidad al brindarles

una diversión diferente,

sino que también, la

considera una tradición,

misma que la ha

mantenido (a pesar de

que funciona durante

unos meses) desde hace

diez años. Sin embargo,

don Rafael afirma que el

puesto de lotería no lo

considera el móvil

principal que le permite

tener una solvencia

económica estable.96 Mas

bien, el considera que su

labor más significativa e importante es la de curar a las personas en base a remedios caseros y

plantas medicinales.

El oficio de curandero que don Rafael practica, lo ha venido realizando desde que tenía

catorce años. Hoy a sus setenta años de edad, a don Rafael se le considera entre los

tuzantlenses; como una persona con un amplio criterio y conocimiento con respecto a dicho

oficio.

“Don Rafa” como lo llaman y lo conocen los pobladores de Tuzantla, menciona que su padre

era Médico Botánico, más no fue ese el motivo por el cual se empezó a interesar en el uso y

estudio de las plantas medicinales y sus propiedades curativas; si no que, esto ocurre por

influencia de sus propios vecinos.

- “Recuerdo que los vecinos le pedían a mi madre plantas como la albahaca, el epazote, la ruda, la manzanilla y muchas de ellas que para hacer tesitos por las noches para dormir, para sacar el aire, para el dolor de estómago, para la diarrea y un sin fin de enfermedades que curaban con ellas; desde entonces surgió mi inquietud y me preguntaba por qué las señoras usaban esas plantas para curarse. Sin embargo, aunque mi padre era Médico Botánico nunca me preocupe

96 Para don Rafael, tener una solvencia económica estable, es aquella que le permite tener el alimento o sustento diario

para poder vivir sin importar cualquier tipo de lujo o comodidad.

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en preguntarle nada acerca de sus plantas y las funciones curativas que tenían. Si no más bien, poco a poco yo fui descubriendo y familiarizando la planta adecuada a la enfermedad presentada”. Hoy en día, dentro del oficio de curandero que practica don Rafa está de por medio Dios,

que es el que le ha dado el don de vivir y poder curar a sus semejantes. Don Rafa cura pero no

cree en el “mal de Ojo”, él piensa que esas son puras “supercherías” o más bien, esos son

espíritus “chacareros“que la misma gente inventa.97 Para él, sobar a las mujeres embarazadas

o hacerle al partero es una práctica que no le agrada.

Él considera que ha tenido buen resultado en los tratamientos o remedios que utiliza,

debido a que constantemente está apoyándose en libros que hablan específicamente sobre las

plantas medicinales y sus propiedades curativas.98 Otra razón que él considera importante

para el buen resultado en la utilización de las plantas y remedios medicinales, es la de no

mezclar estos con tratamientos recetados por el médico alópata. Por ello antes de proceder a

recetar a un paciente, se cerciora preguntándole a este si visito al médico antes que a él, esto

como ya se mencionó, con el fin de evitar complicaciones en la salud del paciente.

Don Rafael, se ha dedicado a curar una gran cantidad de enfermedades entre las cuales

podemos mencionar algunas como: el espanto, la diarrea, la calentura, dolores musculares,

golpes, infecciones en el estómago, dolores de cabeza, la gripa, tos, hongos en los pies, e

infecciones en la garganta ;todas ellas tratadas con remedios y plantas medicinales. Entre

otras cosas, Don Rafael, lee las barajas, el café, los caracoles, el tarot y la mano. Menciona

que el realizar estas cosas es de gran importancia para sus creencias (aunque no quiso entrar

en detalle respecto a ellas). Insiste en que no cree en las limpias con el huevo, más bien cree

en la suerte y en el destino y gracias a sus cartas y a sus caracoles, que son los que le han

dicho tantas verdades acerca de su vida. Pero la creencia más importante y de mayor peso

para Don Rafael es la que está por sobre todas las cosas: la fe y la creencia en Dios, ya que

gracias a su fe y creencia en ese ser supremo, él es lo que es.

6.2.- Doña Susanita: El pan diario de cada día.

El oficio de elaborar pan diariamente se ha convertido para la familia de doña Susanita, una

de las principales actividades que permite estabilidad económica en su hogar.

Doña Susanita, su esposo y sus seis hijos (tres hombres y tres mujeres), no solo son

popularmente conocidos en Tuzantla por el oficio que desempeñan como panaderos, sino que

también, se dedican a vender tacos y aguas frescas en la plaza del pueblo. Pero a doña Susanita

se le identifica en particular como la curandera.

Doña Susanita es una persona humilde. Su casa es fácil de identificar, pues vive a un

costado de la iglesia del pueblo y antes de llegar a ella uno puede percibir el olor del pan que

día con día se labora en su hogar. “Doña Susanita” como la llaman los pobladores tuzantlenses,

dedica un espacio importante para curar a todas aquellas personas que buscan de sus servicios

97 Las palabras como supercherías y chacareros, están registradas textualmente como fueron mencionadas por don

Rafa. Sin embargo, desconozco si sus pronunciaciones son las correctas. 98 Por mencionar algunos: Las Plantas Medicinales del Herbario IMSS. Su Distribución por Enfermedades. Programa

IMSS-SOLIDARIDAD. Cura por las Plantas Medicinales. Uriel Tapia. Editores Mexicanos Unidos. Hierbas Mexicanas.

Enciclopedia Botánica Tres Tomos. Recetario Práctico de Herbolaria. Herbario Medicinal Mexicano.

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como curandera. A la edad de cincuenta y ocho años, doña Susanita afirma tener ejerciendo

esta labor de curar con plantas medicinales desde hace aproximadamente veinte años. Las

principales enfermedades o padecimientos que cura o atiende doña Susana como curandera son

las siguientes: el empacho, el latido, el ojo, la diarrea, calenturas, dolor de estómago, dolor de

cabeza, hemorragias, golpes o inflamaciones, torceduras, el riñón, el desentere,99 el Chincual, la

tos, la gripa, las varices y el diabetes.100

Todo empieza por la influencia que tuvo de una vecina cuando ella radicaba en el D.F. La

misma frecuentemente visitaba la casa de doña Susana para pedirle hojas y ramas de muchas

de las plantas que doña Susanita tenía en su jardín. La vecina utilizaba estas plantas para

preparar algunos remedios y curar algunas enfermedades y malestares de sus hijos. Fue

entonces que doña Susana prestó atención e interés en preguntarle a su vecina los beneficios

que obtenía de sus plantas y para qué tipo de enfermedades las utilizaba.

Interior de la casa de

Doña Susanita. Como

se puede observar

mantiene en su patio

particular, una gran

cantidad de plantas,

mismas que utiliza

para los remedios

caseros.

Cabe mencionar

que doña Susanita

afirma que a todas

aquellas personas

que ella cura lo hace

solamente por

ayudar al prójimo. Así mismo, menciona que frecuentemente las personas llegan a buscarla a su

casa solicitando sus servicios curativos.

Doña Susanita no tiene una cuota establecida por su labor simplemente la persona

contribuye con una donación voluntaria ya que según su opinión, la mayoría de la gente que la

procura es de escasos recursos económicos.

El estudio de las plantas y sus propiedades curativas es tan amplio, que doña misma

Susanita menciona no recordar muchas de ellas y que utilidad les puede dar, sino hasta el

momento en que la persona se le presenta con el problema o la enfermedad. Así mismo, ella

afirma que su labor y lo que ha aprendido, se lo debe a Dios y que solamente él es el único que

le puede recompensar su labor como curandera y el bien que hace a los demás.

99 El desentere es una enfermedad en la cual se presentan síntomas como diarrea, calentura, vómitos y dolor de

estómago. 100 Ver anexo en el cual podrá observar descripción de los procedimientos curativos, tratamientos recomendados,

sintomatologías y conceptos de las enfermedades.

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6.3.- Don Concho: Una semblanza de su oficio como curandero.

En la parte alta de la bocacalle de la avenida principal de la comunidad tuzantlense, se

encuentra la pequeña y modesta casa en donde habita don Concho junto con su esposa. Una

casa hecha a base de horcones, tabique, adobe, lámina negra y teja.

Su familia está compuesta por seis hijos, tres varones y tres mujeres. Los hijos al igual que

las hijas están casados y ambos se dedican a las actividades del campo y del hogar. Por la

condición humilde y poco solvente de don Concho, sus hijos no tuvieron la oportunidad de

cursar una carrera profesional contando solamente con los estudios de primaria y secundaria.

Don Concepción Sandoval Benítez, mejor conocido por todos los habitantes de la población

con el apodo de “don concho”, es de procedencia humilde y originario del Guayabo de Chapín

Seco, Municipio de Tiquicheo, Michoacán. Radica en Tuzantla desde hace aproximadamente

veinticinco años. Dentro de las actividades que realiza para el sostén familiar, es el deshierbe

de parcelas en el campo, la albañilería y la reconstrucción de tejados.

A la edad de sesenta y nueve años, “don concho”, no solamente se dedica a realizar

trabajos que están al alcance de sus posibilidades y conocimientos, sino también, tiene como

oficio el de ser

curandero,

mismo que lo ha

venido realizando

desde hace

treinta años. El

interés y el

conocimiento por

aprender a sobar

y curar algunas

enfermedades

surgieron a causa

de un hecho

suscitado en su

adolescencia.

_ “Todo sucedió cuando era un adolescente. Mi abuelo y yo estábamos construyendo un zaguán, para ello estando en la parte alta de lo que sería el techo, mi abuelo me había advertido que tuviera mucho cuidado al pisar, ya que no todos los polines que conformarían el techo se encontraban bien sujetos y rodaban con facilidad y corría el peligro de resbalar y caer. Pasados los minutos, mi abuelo me pidió que le pasara la ganzúa101 en ese momento, tome el instrumento y realice un salto hacia uno de los polines que consideré ya se encontraba con los amarres. Para mi sorpresa, fue tan fuerte el salto que al caer sobre el mismo, este rodó y ambos nos vinimos hacia abajo golpeándome fuertemente la pierna. Inmediatamente, mi abuelo bajo del techo y me gritó fuertemente que no intentara levantarme ni mucho menos moverme. Rápidamente una de mis piernas se empezó

101 Instrumento de fierro en forma de gancho que se utiliza para realizar los amarres e inmovilizar los polines del techo

del zaguán.

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a hinchar y sentía un dolor tan fuerte que empecé a sudar en frío. Recuerdo perfectamente que mi abuelo sacó de su morral un lienzo y una pomada la cual me la untó sobándome con rapidez hasta sentir caliente y posteriormente me cubrió el golpe con el lienzo. Así me mantuvo durante un buen rato, luego me levantó y me cargo hasta la casa. Cuando ya estábamos en la casa, mi abuelo preparo una bebida con unas hierbas que solamente él sabia para que eran, enseguida me dijo que me tomara la sustancia que había preparado y que me acobijara bien para que no me fuera a enfriar. Lo mejor que recuerdo, es que en el transcurso de ese día el dolor y las molestias que sentía se me habían desaparecido. Por mucho tiempo estuve pensando en lo que mi abuelo había hecho por mí. Pues yo no tenía idea de que mi abuelo sabía curar y ni mucho menos que sabía de remedios caseros. Entonces le dije a mi abuelo que yo quería aprender a sobar y a curar como el lo hacía. Desde entonces y gracias a los conocimientos que mi abuelo me transmitió hasta la fecha me dedico a curar y sobar a las personas que me lo solicitan”. Fue del abuelo de quien don Concho recibió la mayoría de los conocimientos, mismos que los

ha utilizado para curar. Entre las principales enfermedades que cura don Concho son las

siguientes: El “desvince” (forma como él lo menciona), las torceduras en las piernas, en los

dedos, en el cuello, la caída de hombros, y las fracturas en las rodillas. También, cura el

empacho, el latido, el espanto, el mal de vía, el dolor de riñones, calenturas, el dolor de cabeza,

el estómago, la tos y la gripa.102

Don Concho, asegura que en muy pocas ocasiones ha visitado a los médicos para recibir

consulta. Afirma que muchos de ellos no son honestos y no cumplen al pie de la letra su

juramento. Porque según su criterio, menciona que el médico debe curar a la persona tenga o no

tenga dinero.

Don Concepción Sandoval, no cobra un solo centavo al que solicita de sus servicios,

solamente cuenta con la voluntad del paciente y la única satisfacción que recibe de ello es

saber que sus conocimientos como curandero son útiles al servicio de los demás.

La razón de no cobrar un centavo a la gente por su labor como curandero, se debe a que la

sabiduría y el conocimiento que tiene para curar a la gente se la deben a Dios, ya que él le dio

el don en sus manos y el privilegio de poderlo hacer.

6.4.- Doña Audocia: Los sueños y la perseverancia juntos en

una realidad. Originaria de la localidad de Arroyo Seco, Municipio de Tuzantla, y radicando actualmente

en la misma, doña Audocia tiene como su principal trabajo el de dedicarse al oficio de partera

y curandera, mismo que ha venido realizando desde hace ocho años.

A doña Audocia, éste oficio le empezó a interesar desde que tenía la edad de diez años,

pero las circunstancia y la situación poco solvente de su vida, no le permitieron realizar este

trabajo sino hasta hace aproximadamente ocho años.

El gusto por este oficio inicia cuando su propia madre le pide que le ayude a dar a luz a uno

de sus hermanos. Ella se puso renuente y desconcertada al respecto (pues solamente contaba

102 Ver anexo y observe enfermedades, conceptos, sintomatología y tratamientos para la cura de las mismas.

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con la edad de diez años) pero al final terminó por aceptar. Desde entonces ella asegura que

esa experiencia de ver nacer a su hermano le definió el gusto por querer ser médico, pero

desafortunadamente sus padres no contaron con los medios económicos para mandarla a la

escuela.

Pese a que doña Audocia no sabe leer ni escribir y su condición económica es baja, siempre

se empeñó en saber y aprender todo lo concerniente a los partos. Ella recibió algunas asesorías

por parte de una amiga enfermera que radica en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

Con respecto a los instrumentos y el material necesario que ella utiliza para atender los

partos son los siguientes: Primeramente pone a esterilizar los instrumentos (tijeras y pinzas)

en un líquido desinfectante que su propia amiga le proporcionó y que actualmente lo consigue en

el centro de salud de la localidad, enseguida prepara el lugar en donde se recostará la enferma

que no es más que un petate cubierto por sabanas limpias que ella misma asea; pone a hervir

suficiente agua y una vez tibia la utiliza en el momento en que la persona está dando a luz.

Posteriormente tiene a la mano el cordón umbilical, las gasas, el alcohol y el merthiolate

mismos que manda comprar en la farmacia. Asegura doña Audocia que estos son todos los

medicamentos y objetos que necesita para atender un parto, con ello esta evitando la

posibilidad de infectar las partes de la madre que va a aliviarse y contaminar al bebé que nace.

Para ella es muy

importante darle toda la

confianza y seguridad a la

mujer embarazada que va a

parir, esto con el propósito

de que no se le “acobarde” y

se le llegue a complicar el

parto. La confianza que

doña Audocia refleja y

transmite en el momento de

atender un parto, se debe

según ella a su tranquilidad,

paciencia, conocimiento y

seguridad en la tarea que

realiza.

Doña Audacia menciona que cuando un parto tarda más de lo normal,103 prepara una

sustancia de agua con jabón de pan y se lo da a beber a la paciente que en este caso tiene

dificultad para parir. Por consiguiente pasados los cuarenta minutos, el parto es más fácil y la

criatura sale sin mayor dificultad.

Entre los consejos o sugerencias que doña Audocia da a las señoras que dieron a luz son los

siguientes: Una vez que ya parió la madre, ella les recomienda que pasados los quince días

vuelvan a visitarla para fajarlas debidamente, ya que de lo contrario corren el riesgo de quedar

estomagudas o se les puede venir una hemorragia por algún tipo de fuerza que realicen o

levantamiento de objetos pesados en sus hogares. Así mismo, es importante que al bebe se le

este curando y aseando su ombligo todos los días poniendo especial cuidado que al momento de

fajar al niño lo hagan correctamente con la finalidad de que el mismo no sufra un desangrado o

se le vaya a infectar. También deben darle un té de manzanilla para que no sufran de cólicos y

103 Ella considera que el parto se está pasando cuando la madre tiene toda la dilatación necesaria y presenta problemas

para parir, pese a las frecuentes contracciones de esta.

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sofocos. Doña Audocia Jaimez López además de atender partos, también cura algunas

enfermedades como la tos, diarrea, piquete de alacrán, hemorragias por cortadas, dolor de

estómago y el “desvince”.104 Ella menciona estar muy contenta y agradecida con Dios por

ayudarla en su trabajo ya que solamente Dios es el único que se encarga de mandarle todas

aquellas señoras que vayan a parir con ella.

Doña Audocia cobra por atender un parto entre $400.00 y $500.00 pesos, ella está

consciente de que no puede cobrar más ya que las personas que se atienden con ella son de

escasos recursos económicos. Pero por atender cualquiera de las otras enfermedades solo se

conforma con lo que la gente le pueda dar. En muchas ocasiones, atiende partos y las personas

no le pagan en el momento, eso implica una perdida para ella porque después ya no regresan y

jamás las vuelve a ver. Pero menciona que ella no está en condiciones de juzgar a esas personas,

solo Dios es el único que puede juzgarlas por sus acciones y por ello todo esto se lo deja a él.105

6.5.- El Cumbias: Honor y Gloria a su apodo. José Cuevas Benítez

“El Cumbias”, es más

identificado por su apodo

ya que la mayoría de los

pobladores de Tuzantla y

del municipio desconocen

su nombre verdadero. Su

popularidad se debe en

parte al oficio que

desempeña como vendedor

y repartidor de cerveza en

los abarrotes y cantinas de

la localidad tuzantlense,

además de desempeñar

diversas tareas en el

campo, oficio que le permite aportar un ingreso económico extra para su familia.

A la edad de veinte años don José Cuevas Benítez, inició curando toda clase de luxaciones,

torceduras y descomposturas de huesos.

Hoy a sus cincuenta años de edad, “El Cumbias” menciona que ya son casi treinta años los

que lleva dedicándose a sobar y curar “descomposturas” en las personas. Su primera

experiencia al respecto la efectuó con su abuelo y gracias a su abuelo aprendió y ha podido

responder y solucionar este tipo de problemas.

Actualmente el Cumbias radica en la localidad de Arroyo Seco, localizada aproximadamente

a un kilómetro de la cabecera Municipal, que es Tuzantla. Su condición económica es precaria.

Cuenta con una familia numerosa en donde la mayoría de los integrantes de la misma están

casados.

Entre las descomposturas y torceduras que más frecuentemente realiza está el “desvince”.

El Cumbias no cree en el Mal de Ojo ni en el Espanto. Piensa que esas son cosas que no existen.

104 Tanto don Concho, el Cumbias y doña Audocia pronuncian este malestar de la misma manera. 105 Ver anexo para que pueda observar procedimientos curativos y tratamientos recomendados por doña Audocia.

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Además insiste, que en quien deberíamos de creer y que es el único más poderoso es en el que

está en el cielo. Así mismo, piensa que la voluntad y el empeño que Dios tiene en que él realice

estos trabajos, se deben a que siempre ha estado presente en todos los momentos de curación.

Afirma sentir que cuando está curando al paciente tiene a Dios en su interior o por un lado

de él guiándolo y diciéndole como hacer el trabajo. Estos son los motivos o las razones

suficientes que el Cumbias tiene para no cobrarle a la gente por sus servicios como sobandero. El pago que recibe por sus servicios es lo que la gente le puede dar de acuerdo a sus

posibilidades económicas o simplemente lo que esté a la voluntad de la misma. El no cobrarle a

la gente le ha ocasionado algunos problemas con su esposa, pero él afirma que esto que realiza

es un don que Dios le otorgó y con ello está más que agradecido.106

106 Ver anexo correspondiente a procedimientos curativos realizados por el Cumbias.

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6.6.- CONCLUSION.

La simple descripción de los servicios tradicionales de salud y sus métodos curativos

presentados en esta sección, tal vez no signifique mucho y llegue uno a preguntarse ¿cuál es la

relación que existe entre el objetivo de la investigación que en este caso, gira en torno a la

automedicación o la promoción adecuada de la misma y la labor de los curanderos?

Considero importante mencionar que los factores que promueven la automedicación no se

desprenden únicamente de la falta de conocimiento y del nivel socio-económico de la población,

sino que, es el contexto socio-cultural en el cual se desarrolla esta práctica curativa lo que

determina hasta cierto punto la iniciativa de los sujetos en general por acudir a este medio de

curación.

Así como es importante para el profesional de la salud identificar las características

fundamentales del contexto socio-cultural en el que se desenvuelve su acción, también lo es

para el curandero. El profesional en salud, tiene que comprender los procesos sociales,

económicos y culturales subyacentes a la vida de la población y de su paciente que determinan

el estado de salud-enfermedad y su interpretación por parte de sus miembros. De la misma

forma, “existe una amplia base poblacional nativa integrada, sólo parcialmente al desarrollo

general de la sociedad [...], que en consecuencia existe sobre la base de importantes elementos

culturales (formas de vida, de concepción del mundo, costumbres, creencias) que establecen

una percepción especial de los procesos de salud y enfermedad; lo que se conoce como medicina

indígena o medicina tradicional que es precisamente, este saber de la población, mantenido a

través del tiempo por medio de la tradición y modificado mediante el contacto y mezcla con

diferentes grupos étnicos y sociales. Este saber que conforma un verdadero cuerpo de

doctrina sobre el origen de la enfermedad, su clasificación y tratamiento, es utilizado

actualmente por un amplio porcentaje de la población, especialmente de las zonas rurales o

urbano-marginales.”107

Sabemos que el diagnóstico de un médico profesional se basa principalmente en la historia

clínica y el examen físico. En la mayoría de los casos es la historia clínica la que determina que

el médico elabore el diagnóstico final. En cambio la medicina tradicional tiene otras formas de

diagnosticar las causas de una enfermedad. “El desinterés en los síntomas específicos, que

comparte el curandero con su paciente, lleva al enfermo a tener dificultades para explicar sus

síntomas al médico, de tal forma que entre al esquema de la medicina moderna.”108 Es decir, el

paciente no encuentra mayor dificultad al externar su enfermedad al curandero, pero por el

contrario, este paciente de la región tuzantlense, no desarrolla de manera similar una

intersubjetividad con el médico alópata al mencionar sus malestares, dificultando con ello la

posibilidad de encontrar una solución a su problema dentro de los esquemas de la medicina

occidental. Sin embargo, la sola descripción de los métodos terapéuticos tradicionales no

facilita ni garantizan un entendimiento profundo de la enfermedad del individuo. Por ejemplo:

“La medicina tradicional andina no es de ninguna manera una entidad estable. Un curandero

andino puede utilizar símbolos de poder que ha recibido de los indígenas del Alto Amazonas

(lanzas de palmera de chonta) o adoptar métodos de adivinación (naipes, dados, lectura de

cartas, de las líneas de las manos. Otros (aparentemente la minoría) utilizan cada vez más

107 Atención Primaria de Salud: “Principios y Métodos”. (OPS), Centro Latinoamericano del Instituto de Higiene

Tropical de la Universidad de Heidelberg. Fundación Alemana para el Desarrollo Internacional. Editorial Pax México,

Librería de Carlos Cesarman S.A., Agosto de 1987. Capítulo II, p. 22. 108 Ibid. p. 29.

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farmacéuticos predominantemente analgésicos, vitaminas, calcio y, a veces antibióticos;

respondiendo de manera más efectiva a la demanda de sus pacientes y tiene resultados

terapéuticos favorables para un espectro más amplio de enfermedades.”109 Para estar en

armonía con dicho ejemplo, algunos de los curanderos tuzantlenses han adoptado métodos y

prácticas curativas muy similares a la de los curanderos andinos, logrando significativamente

también, demanda y popularidad entre los propios sujetos de la entidad y el municipio en

general.

Para hablar un poco más sobre esta analogía referida a las prácticas curativas y a los

métodos adoptivos entre los curanderos andinos y los curanderos tuzantlenses, quiero iniciar

mostrando que existe una diferencia entre los propios curanderos tuzantlenses reflejada

particularmente en el desarrollo de sus labores, y que tiene mucho que ver con el concepto de

curandero.

Debido a que don Rafa no solo hace uso de las plantas medicinales para curar a sus

pacientes sino que también se vale de otros medios en los cuales utiliza elementos

sobrenaturales – la lectura de las barajas, la mano, los rezos, la imposición de manos y el tarot

entre otros- su actividad como curandero tradicional cae dentro del concepto de la brujería.

Ahora bien, como don Rafa utiliza la curación ritual, esta puede ser entendida como:

“[...] la búsqueda de la normalidad de la función física, psicológica o social a través de actos que tienen

lugar en el contexto de un culto religioso o un culto mítico y que por tanto presuponen el contacto lógico y

razonado de entidades o deidades de una realidad diferente, de un “más allá”. Estas entidades juegan un

papel importante en la búsqueda del estar sano. La curación ritual hace uso de elementos del origen y

conservación del individuo, es decir de elementos ontogénicos para poder curar. La curación ritual se

distingue de cualquier otra clase de curación por la repetición teatralizada de actos en un contexto

mítico y religioso. Por sus características este tipo de curación se utiliza para curar enfermedades

“sobrenaturales”. Estas últimas deben ser entendidas como enfermedades cuyo origen parece depender

de conexiones causales que un observador racional considera irracionales; es decir, afirma conexiones

causales que no tienen existencia demostrable en el mundo natural”.110

Como un ejemplo de ello se presenta lo siguiente: Se mencionó que entre las enfermedades

que cura Don Rafael está el espanto y el Mal de Ojo. En una entrevista realizada a varias

personas que fueron curadas por don Rafa se pudo registrar que cuando estas se enfermaron

de Espanto presentaron malestares como pérdida del apetito, dolor de cabeza, mucho sueño,

adelgazamiento y en algunas ocasiones diarrea. Este malestar es causado debido a que la

persona recibió un susto ya sea por un animal (vaca, caballo, toro y víbora) un espíritu o una

persona. Se cura -según datos extraídos de las entrevistas- haciéndole un rezo a la persona

por tres días consecutivos y untándole agua bendita en el cuerpo.

Simultáneamente, se les pregunto sobre el Mal de Ojo, las personas respondieron que este

es ocasionado por la vista caliente que posee el individuo debido a la envidia o al mal deseo de

una persona hacia otra. Este malestar produce reacciones tanto en adultos como en pequeños,

presentándose la pérdida del cabello y el chincual.111 La cura consiste según don Rafa y según

los entrevistados, en vestir al adulto con una prenda de color rojo y en el pequeño debe portar

un listón o un cordón atado a su mano, o también un collar con un objeto colgado llamado ojo de

109 Ibid. p. 34. 110 Oviedo Ramón: Conocimiento, Sujeto y Poder: ¿Cómo aprenden los alumnos en la UAM? Tesis de Maestría UAM-

Xochimilco, (Psicología Social de Grupos e Instituciones), México 2003, (INEDITA). 111 El Chincual es la erupción de granos (con pus) infectados en la cabeza.

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venado. Así mismo, al afectado se le reza y se le realiza una imposición de manos por tres días

consecutivos rociándolo con agua bendita.

Dado a que el Mal de Ojo y el Espanto son dos situaciones en cuyo origen y práctica se

desprenden de la curación ritual, es decir, en la búsqueda de elementos ontogénicos, en la

búsqueda de actos en un contexto mítico y religioso, en la búsqueda de conexiones causales

racionales e irracionales y finalmente en la búsqueda del estar sano; se deduce que debido a

que ambas situaciones de enfermedad conllevan a don Rafa a utilizar una serie de

procedimientos curativos poco comunes y a establecer un contacto con elementos místico-

religiosos para estabilizar la salud del enfermo, estas son propiamente las características que

lo diferencian de los demás curanderos y lo sitúan dentro del concepto de la curación ritual (la

brujería). Pero de esto se desprende una importante interrogante. ¿Por qué don Rafael cura

pero no cree en el Mal de Ojo, y cree y cura el Espanto, cuando ambas situaciones se

desprenden de un mismo género curativo que viene siendo la medicina indígena tradicional? ...

En cuanto a la popularidad de don Rafa, esta se ha hecho más patente entre los

tuzantlenses. Esta se debe en primer lugar, al buen carácter y a la confianza que brinda cuando

se entabla una conversación con él, y en segundo, a las libertades que como curandero se toma,

al atreverse a llamarle la atención a la persona sin ofenderla ni herir la susceptibilidad de la

misma, hecho que, lejos de tomarlo a mal por los presuntos que solicitan sus servicios, le

atribuyen por el contrario, reconocimiento y respeto.

Una de las determinaciones y actitudes que asume don Rafa cuando una persona acude a

solicitar sus servicios y ésta anteriormente, ya consultó al médico alópata, es de molestia ya

que lo considera una falta de respeto tanto para él, como para el propio médico que la atendió,

y piensa que la persona no sabe lo que quiere. Así mismo, considera también, que la persona no

puede estar tomando ambos medicamentos a la vez o sencillamente porque no puede hacer

mezclas con medicamentos de patente y plantas medicinales. Por ello, antes de atender a

cualquier persona, primero les pregunta si ya visitaron al médico o no. En caso de que la

respuesta sea positiva, simplemente no lo atiende ni le hace ningún tipo de curación, por el

contrario lleva a cabo lo que en varias ocasiones me ha contado:

- “Cuando van al médico y al siguiente día viene conmigo, siento que la persona se hace pendeja a sí misma y también me quieren hacer pendejo a mí. Tu sabes que yo respeto bastante a los médicos, por lo tanto no estoy de acuerdo que aquel paciente o enfermo que llega a mi casa a que le cure cualquier malestar cuando en realidad esta persona está tomando un tratamiento indicado por el médico, simplemente les rezo un padre nuestro y una salve y los mando a su casa y les digo con imposición de manos que con eso se van a aliviar; cuando realmente, el alivio lo van a obtener con el medicamento recetado por el médico”. En varias ocasiones Don Rafa comentó, que se niega a indicarles tratamiento a sus pacientes

cuando estos están tomando tratamientos compuestos por fármacos, porque según su criterio y

conocimiento, corren el peligro de una posible intoxicación.112 Asegura que en ocasiones utiliza

algunas medicinas de patente para complementar los tratamientos que les da a sus pacientes.

Como por ejemplo, algunos fármacos como las neomelubrinas, las ampolletas de levadura zeta,

112 Es importante mencionar que el criterio que tiene Don Rafa con respecto al uso de las plantas medicinales y la

importancia de no mezclarlos con la medicina de patente, es muy similar con lo mencionado por Penélope Ody, del

Instituto Nacional de Herbolarios Médicos del Reino Unido, cuando hace referencia al uso de las plantas medicinales,

ya que pueden utilizarse para trastornos menores o para complementar medicamentos más potentes prescritos por

profesionales. Sin embargo, estas deben ser tratadas con respeto, ya que nunca se deben excederse de la dosis

recomendada o seguir empleando remedios caseros si la situación es persistente, empeora o si el diagnóstico es

dudoso.

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las prodolinas, el naxen, el flanax, la menta pipirita, el aceite de nopal o de apio y algunas otras

sustancia y polvos de origen natural que se consiguen en las farmacias de la localidad.

Afirmó que en los años que tiene como curandero nunca ha hecho uso excesivo de los

medicamentos de patente, de hecho considera que en su mayoría, los fármacos se encuentran

fuera de sus posibilidades, ya que carece de conocimiento respecto a su uso y aplicación. Según

su criterio siempre ha gustado de respetar y de darle su lugar al médico. Considera que con esa

actitud contribuye a que ambos no sean desplazados uno por el otro, sencillamente cada cual

tiene su lugar y está en la posición que debe de estar.

Ahora bien, se tiene por un lado que don Rafa protege su posición como curandero, al negar

a la persona una atención médica cuando se encuentra bajo tratamiento y atención del médico

alópata. Por otra, el supone contribuir con esta acción a que el paciente evite una

administración simultanea de sustancias médicas y llegue a presentar complicaciones en su

salud. Sin embargo, aunque asegura no hacer uso excesivo de los fármacos, influye a que el

tuzantlense se automedique. Esta influencia se genera prácticamente en un estado

contradictorio. Primero niega una administración simultánea de sustancias médicas (medicina

tradicional – medicina alópata), y en segundo, complementa algunos de sus tratamientos

haciendo uso de esta última.

Considero que es en este momento en donde don Rafa establece un vínculo con la

automedicación e incide directamente en el paciente para que este “inconscientemente”

practique la misma. Pero, ¿cómo ocurre esto? Por ejemplo: se tiene el registro (y esto se puede

observar con mayor claridad en el apartado de los anexos) que en la labor curativa efectuada

por don Rafael, este utiliza algunos fármacos para complementar el tratamiento que le será

recetado a su enfermo; de tal forma que el paciente al recibir el medicamento observa y se da

cuenta de que parte del mismo lo puede adquirir con facilidad en la farmacia de la localidad. De

igual forma, más allá de lo anterior, existe a la vez un diálogo –que parte del propio curandero y

de la relación que tiene con su paciente- que gira en torno a la cura de la enfermedad y a las

sustancias medicas utilizadas en la misma. Este diálogo que no solo queda entre ambas

personas, se extiende al resto de los individuos de la localidad adquiriendo una legitimación -

sustentada desde luego- en el conocimiento y experiencia que tiene el propio curandero de su

labor, y liberando como resultado, no solo en sus pacientes sino también en una gran parte de

los habitantes del municipio, la confianza de adquirir, recomendar y de administrarse el

medicamento sin sopesar las consecuencias que esto puede ocasionar.

Esta comunicación, este diálogo me recuerda un poco a lo que Pedro Pitarch menciona en una

investigación sobre la representación de la persona entre los indígenas tzeltales de los Altos

de Chiapas cuando se refiere al significado de las palabras:

“Las palabras no son esencialmente distintas al resto de las cosas; aunque invisibles, poseen

cualidades sensibles, [...] las palabras, desde luego pueden ser escuchadas, pero además cuentan con

propiedades de animación: forma, temperatura, sensibilidad, motricidad y voz (es decir, hablan por sí

mismas y en consecuencia tienen una conciencia independiente de la persona que las ha pronunciado, por

más que no puedan desembarazarse de su impronta inicial).”113

Pero de nuevo surge otra interrogante. ¿Por qué esa libertad o confianza del individuo

tuzantlense al adquirir y suministrarse el medicamento sin prestar mayor importancia a los

efectos que este puede desencadenar? ¿Qué implica ese diálogo, que implican esas palabras?

113 Pitarch, Pedro. Ch´ulel: una etnografía de las almas tzeltales. Edit. FCE, México, 1996. p. 101

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Para entender este proceso y relación que implica en el tuzantlense asumir una supuesta

posición pasiva frente al consumo de los fármacos, y explicitar las razones de dicha actitud;

considero necesario abordad dicha situación desde la perspectiva del poder.

Desde esta posición, la noción de poder que más se ajusta para dar respuesta a los

planteamientos anteriormente mencionados es la del filósofo francés Michel Foucault. De

acuerdo a este, el poder resulta a partir de la relación entre sujetos. Como en toda relación

existen fuerzas, toda relación es pues, una relación de poder.

Para ubicar al poder dentro de la relación –curandero, diálogo, comunicación, fármacos y

automedicación- es necesario por tanto, no plantearlo a este en el plano de la intención o la

decisión, no plantear la cuestión ¿quién tiene, entonces el poder?” Hay que enfocarlo dentro de

prácticas reales y efectivas, desde su partida hasta desde aquello sobre lo que circula y

produce efectos”.

El poder no puede –no debe- entonces ser considerado homogéneo –dominación de un

individuo sobre los otros, de una clase sobre las otras, de un grupo sobre los otros- el poder

debe ser visto como algo que circula.

“Nunca se localiza aquí o allá, nunca está en las manos de algunos, nunca se apropia como una riqueza o

como un bien. El poder funciona. El poder existe solo en el acto mismo que lo provoca. El poder se ejerce

en red [...] el poder transita por los individuos, no se aplica a ellos”.114

Sin embargo, el significado de poder no puede –ni debe- ser considerado como la

prohibición, la ley, el hecho de decir no, como si la única forma de poder fuera la formula “tu no

debes”. El concepto general del poder que hasta nuestros días se mantiene, es esencialmente

aquello que dice “tu no debes”115.

“Para la teoría jurídica clásica, el poder es considerado como un derecho, del que una persona es

poseedora, como de un bien, que por tanto puede ser transferido o bien puede alienarse, total o

parcialmente mediante un acto jurídico o un acto fundador de derecho que sería la cesión del contrato. El

poder es pues, para el derecho, el poder concreto que todo sujeto detenta y que cede parcial o

totalmente, para contribuir a la constitución de un poder político, de una soberanía [...]”116

Se menciona también que:

“El poder no solo pude ser pensado desde una perspectiva que tenga una concepción jurídica, es decir,

una visión del poder como aquello que prohíbe, aquello que delimita el hacer-no hacer, tampoco puede ser

pensado como lo negativo, lo que impide, lo que limita, sino que debe ser pensado desde un lugar que

muestre una concepción positiva del mismo, el poder como productor, como incitador, como desarrollador.

Debemos pues, pensar al poder como una red compleja de relaciones que forma una tecnología del poder,

entendiendo esta última como la reguladora-productora de saberes, discursos.”117

En este caso se precisa que definitivamente existen lugares y espacios desde los que el

poder se ejerce. Un ejemplo es “el salón de clases: el profesor ejerce cierta forma de poder,

pero si dicho profesor es removido de su cargo y otro individuo ocupa su lugar, este último

114 Oviedo Ramón –op.cit. – (inédita) 115 Ibid. 116 Ibid. 117 Ibid.

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ejercerá el mismo poder sobre los alumnos. Vemos pues que no es la persona la que “tiene” el

poder, es el lugar en el que se coloca al sujeto el que lo inviste de la posibilidad de ejercerlo”.118

En el caso de don Rafa, se precisa que el lugar –la comunidad tuzantlense- el saber y los

criterios que giran alrededor de su labor como curandero, lo colocan en una posición simbólica

desde la cual ejerce cierto tipo de poder. Así mismo, este poder, no solo se limita a la relación

que tiene con sus pacientes, sino que, además, se extiende a una gran parte de los habitantes

de la localidad y del municipio en general.

Por tanto, se puede entender que esta extensión del saber convertido simultáneamente en

poder, tienta a los tuzantlenses permitiendo en ellos, obtener y administrarse posteriormente

el medicamento confiadamente. De igual forma, ese diálogo o comunicación del que se habló en

párrafos anteriores y que se legitima desde su partida, implica también ese saber, dando la

posibilidad a que la persona recomiende y obtenga libremente el fármaco; impulsando con ello

de manera simultánea e inconscientemente la automedicación.

Otro ejemplo de ello se desarrolla con doña Susana, otra de las curanderas de la localidad.

En algunas de las platicas que obtuve con doña Susana me comentaba que cuando un paciente

solicita de sus servicios por que ya padece de calentura, dolor de estómago, diarrea, o dolor de

cabeza, lo primero que realiza con este, es la de aplicarle un lavado, para posteriormente,

proceder a recetar el tratamiento, ya sea a base de puros remedios caseros y plantas

medicinales o en combinación con medicina alópata.

Doña Susana acostumbra a recetarles a sus pacientes (aparte de los remedios caseros y las

hierbas medicinales) algunas pastillas o pomadas que prácticamente le competen al médico

alópata recetar. Para Doña Susana, todo parece indicar que su principal objetivo es curar a la

persona independientemente de los recursos de los cuales se valga para lograrlo.

Esta forma de curar a los pacientes no ha generado dudas entre los pobladores de la

localidad, ya que no dejan de acudir a su casa para solicitar de sus servicios.119

Considerando esto, es notorio que el proceder de doña Susana para curar a sus enfermos,

da pauta a que el propio paciente obtenga y recomiende el medicamento. En este caso no es

preciso entrar en detalles para determinar la relación que existe entre esta y la forma en que

impulsa la automedicación. Sin embargo, es preciso entender – que a pesar de que doña Susana

utiliza y mezcla en sus procesos curativos ambas clases de medicina (tradicional y alópata) -

¿Por que esto no representa ningún riego para la salud de sus pacientes?, sino por el contrario,

le beneficia; ya que sus servicios como curandera son solicitados con más frecuencia.

De igual forma, en esta situación se precisa la influencia generada del saber que tiene doña

Susana con respecto a su labor como curandera y al uso que hace de los medicamentos. Por tal

razón, es posible afirmar que el contexto y los medios en el que se desarrolla y se pone en

práctica su saber, son algunos factores determinantes que coadyuvan a colocarla en una

determinada posición de poder ante sus pacientes y ante los propios pobladores de la localidad.

Sin duda alguna, el saber que le detenta inmediatamente el poder y que forma a doña

Susana como la curandera, es el móvil principal que determina hasta cierto punto la manera en

que el individuo tuzantlense o sus pacientes en particular, actuaran conforme a las necesidades

de mantener estable su salud y conforme a la libertad de obtener, administrarse y recomendar

el medicamento.

En cuanto a don Concho y el Cumbias, -curanderos también- mencionan ser más apegados a

la tradición y al conocimiento propio de la medicina tradicional.

118 Oviedo Ramón – op.cit- (inédita) 119 Ver el apartado de anexos y observe procedimientos y recursos que utiliza doña Susana para curar al paciente.

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Aseguran respetar sus conocimientos, pues solamente se limitan a aplicar las enseñanzas

que obtuvieron de sus padres y abuelos. Según su opinión, evitan recetar medicamento alópata

al momento de efectuar una curación y dar un tratamiento. Sin embargo, no se oponen e

inclusive favorecen la idea del paciente en administrarse simultáneamente algunos fármacos

aunque estos no hayan sido recomendados por ellos mismos. Consideran que la labor que

desempeñan es un don que Dios y la virgen de Guadalupe le otorgaron, por lo tanto, no temen

que su trabajo se ponga en duda entre los que solicitan de sus servicios, ya que al final si no

resulta efectiva la curación que se le realizó al paciente, esta fue una decisión de dios y no una

decisión propia. En este caso, ¿qué es preciso deducir al respecto? ¿Qué elemento de tipo

simbólico y de gran poder influye en la relación paciente-curandero para determinar una

decisión de esta magnitud?

La respuesta a estas inquietudes, no solo aplica a estos últimos curanderos; aplica

directamente a los cinco citados en esta investigación. Un factor sobresaliente en el que cada

uno de los mismos hace hincapié en el buen resultado y el éxito de sus labores curativas, radica

en el don y a la voluntad que la Virgen y Dios les permiten para curar a sus pacientes.

De esta manera pues, se puede decir que los curanderos detentan la palabra sagrada.

Tienen la sabiduría y el don de comunicarse con la Virgen y Dios. De hecho, ellos son los

instrumentos a través de los cuales la Virgen cura. Por lo tanto, si algo no resulta a favor de la

salud del paciente, sería un error cuestionar la labor efectuada, ya que se estaría cuestionando

directamente a la virgen.

Desde esta perspectiva, es difícil encontrar una ineficacia simbólica: la gran mayoría de los

tuzantlenses creen en lo que hace el curandero, y, aunque el diagnóstico de este pueda ser

erróneo, logra la curación a través del convencimiento. La palabra del curandero es la que

actuará al final de manera sugestiva para curar o no al paciente. Esta palabra está soportada

por un saber que no es cuestionado. Así pues, su palabra es la ley. Su palabra es sagrada.

Se finaliza y se entiende que los sujetos tuzantlenses en aras de la enfermedad, depositan

su confianza en el curandero cuando acuden a este; ya que este no solo es el que detenta el

poder sino que además, cura en el nombre de Dios, de la Virgen.

Por otra parte, es preciso mencionar que, el hecho de mantener una supuesta actitud

neutral con respecto a los fármacos, no excluye a don Concho ni al Cumbias de contribuir a que

sus pacientes se automediquen los mismos. La simple opinión a favor de la administración de los

medicamentos es suficiente para que el individuo recurra a ellos. Recordemos que, tanto a don

Concho como al Cumbias, lo que los ubica en una posición distinta es el saber que poseen y que

por tanto les detenta el poder de persuadir y de decidir frente a la salud de su paciente.

Así pues, “lo primero que debemos hacer es liberarnos de esa concepción de poder y asumir

una nueva mirada: el poder visto como una multiplicidad de relaciones de fuerza y resistencia,

específicas al campo o dominio en el cual son ejercidas-rechazadas, y que constituyen la

organización de las geografías en las cuales se les puede encontrar. Estas relaciones no son

estáticas y lineales, se mantienen en continuo movimiento y existen en una amplia red, en las

cuales hay puntos de unión y reforzamiento, de inversión y renacimiento, y cuya cristalización,

cuyos efectos se hacen visibles en los aparatos estatales, en las instituciones y en última

instancia en los individuos. Visto desde esta perspectiva el poder no puede ser localizado en

núcleos específicos, y tampoco puede ser visto como una serie de fuerzas ejercidas desde

arriba hacia abajo. El poder se encuentra en todas partes y va en todas direcciones. El poder

no es una institución y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos están

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dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una situación

dada.”120

Por otra parte, en lo que respecta a doña Audocia, en ella se puede considerar que la mayor

parte de su labor gira en torno a la atención de partos, sin dejar de lado la atención de otros

malestares. Es obvio por lo tanto, que las sustancias y medicamentos que utiliza para evitar las

infecciones y malestares en el paciente son de la competencia de la medicina alópata.

Sin entrar en detalle se puede observar que doña Audocia, contribuye a que el individuo,

toda vez de haberle administrado ella misma los medicamentos, este siga obteniéndolos por

cuenta propia.

Finalmente, el problema de la automedicación no solo se ve favorecido por la permisividad

en la venta y comercialización deliberada y descontrolada de los productos farmacéuticos en

los establecimientos de la localidad. Este hecho no solo remueve las inquietudes de la población

del municipio en obtenerlos, sino también, remueve las inquietudes de los curanderos al hacer

uso de los mismos.

No cabe duda de que cada tipo de desarrollo y conocimiento tiene sus costos y beneficios.

Así pues, vemos que “[...] los avances de la medicina moderna y los innovadores productos

farmacéuticos lanzados al mercado nacional, pueden contribuir esencialmente al mejoramiento

de la salud de toda la población o la sociedad; sin embargo, es casi imposible hacer un balance

general entre lo que han ganado y lo que han perdido respecto a la salud y calidad de vida.”121

120 Oviedo Ramón –op. Cit- (inédita) 121 Estudios Sociales- op. cit. p. 50.