Joaquín Sánchez Ruiz. (2003) 7 resortes para artistas. La ...
7 ISABEL RUIZ
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CONSECUENCIAS EN LA SALUD FÍSICA Y PSÍQUICA DE
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA PAREJA.
DATOS EPIDEMIOLÓGICOS
Isabel Ruiz Pérez
EASP y RISG
En esta ponencia se va a realizar una aproximación
epidemiológica al impacto en la salud de la violencia contra la mujer
en la pareja mostrando datos de estudios realizados por la ponente
En el modelo biomédico, la violencia suele clasificarse como una
lesión intencionada, incluida a veces junto a las enfermedades no
transmisibles.
Sin embargo, cuando se desarrolla un sistema para conceptualizar las
causas y las consecuencias de la violencia, es importante considerar la
distinta naturaleza y los patrones de violencia que sufren con mayor
frecuencia los hombres, las mujeres y los niños.
Es sabido que los hombres suelen experimentar la violencia física
ejercida por otros hombres (extraños o conocidos) y, fundamentalmente,
fuera del contexto familiar. Las lesiones físicas o la muerte son los
resultados más frecuentes.
Por el contrario, la mayor parte de la violencia sufrida por mujeres y
niñas procede de hombres a los que conocen y a menudo es ejercida en el
seno de la familia y el hogar. Esta violencia puede tener dimensiones
físicas, sexuales o psicológicas, puede prolongarse durante años y puede
aumentar en intensidad con el tiempo. Muchas veces, las lesiones físicas no
son los resultados más importantes.
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Toda forma de violencia tendría un impacto en la salud. La violencia
contra la mujer en la pareja tiene un mayor impacto en su salud que otras
formas de violencia como aquellas normalizadas socialmente.
Evidentemente, importa reconocer que la violencia contra la mujer es
una causa de lesiones, pero la valoración exclusiva de estas limita el
conocimiento de las muchas formas de violencia existentes y de sus
múltiples consecuencias para la salud.
La mejor forma de conceptualizar la violencia contra la mujer es
definirla como un factor de riesgo para una mala salud, ya que sus
consecuencias se traducen en una amplia gama de efectos en la salud de la
mujer.
De este modo, será posible comprender con mas claridad sus
múltiples consecuencias para la salud, las sinergias que existen entre ellas y
los posibles beneficios que pueden obtenerse con los distintos tipos de
actividades preventivas.
Las consecuencias de la violencia contra las mujeres son muy
amplias e influyen en todos los aspectos de sus vidas, su salud y la de sus
hijos y se extienden, además, al conjunto de la sociedad.
VIOLENCIA Y SALUD FÍSICA
La magnitud del impacto que el maltrato contra la mujer en la pareja
puede tener en la salud física de la víctima ha sido puesta de manifiesto en
numerosos trabajos. Se ha mostrado que las mujeres que sufren violencia
física y/o sexual por parte de su pareja pueden llegar a padecer un 60% más
de enfermedades de carácter físico que aquéllas que no son víctimas de tal
violencia
Las lesiones, el miedo y el estrés asociados al maltrato pueden
conllevar problemas de salud crónicos. Estos problemas abarcan desde
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dolores musculoesqueléticos, como dolor crónico de cuello o espalda y
artritis, hasta complicaciones cardiovasculares, como el infarto de
miocardio y la angina de pecho, incluyendo síntomas neurológicos
recurrentes, como balbuceo y tartamudeo incipientes, pérdida de audición,
problemas de vista, dolores de cabeza y migrañas
También se han descrito enfermedades crónicas como dolor crónico,
síndrome del intestino irritable, trastornos gastrointestinales, quejas
somáticas y fibromialgia. La fibromialgia (FM) es un cuadro de dolor
musculoesquelético crónico generalizado que padece entre el 1 y el 3% de
la población, en su mayoría mujeres. Aunque existen teorías que implican
como etiología de la FM a diferentes alteraciones biológicas, hoy por hoy
la causa es desconocida. Este cuadro reumatológico es una de las
consecuencias crónicas de la violencia contra la mujer que se menciona
repetidamente en la literatura.
En un estudio que estamos llevando a cabo comparamos la
frecuencia de violencia informada por mujeres que habían recibido el
diagnostico de FM y un grupo sin este diagnostico. Las mujeres con FM
referían una mayor frecuencia de violencia en la pareja, de violencia en la
edad adulta con una persona diferente a la pareja y mas frecuencia de abuso
en la infancia.
La salud sexual y reproductiva ha sido, sin duda, la condición física
más ampliamente abordada en el estudio de la salud de la mujer maltratada.
Por una parte, el maltrato se ha asociado a conductas sexuales de alto
riesgo para el contagio de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y
el VIH/SIDA. Además, el maltrato en la relación de pareja puede interferir
en la negociación y la decisión sobre la contracepción y el uso de
condones, como muestra la asociación encontrada entre la violencia
doméstica y los embarazos no deseados y abortos voluntarios.
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Aunque los problemas presentados anteriormente han sido las
condiciones de salud física más ampliamente abordadas en la literatura,
también encontramos otros indicadores que, lejos de constituir categorías
diagnósticas, se han asociado repetidamente con el maltrato de la mujer
dentro de la pareja.
En un estudio realizado sobre 1400 mujeres asistentes a centros de
atención primaria de 3 CCAA se recogió la frecuencia de algunos de estos
indicadores. Como puede verse, la frecuencia de estos indicadores de salud
es mas frecuente en mujeres maltratadas que no maltratadas.
VIOLENCIA Y SALUD PSIQUICA
En un pasado no muy lejano, se ha postulado que ciertas
características personales de las víctimas de violencia doméstica podrían
ser la causa del maltrato. Por ejemplo, algunas corrientes han recurrido a
características de masoquismo o a patologías como la histeria o el trastorno
de personalidad dependiente, para explicar por qué algunas mujeres
permanecen o regresan a una relación de abusos
Durante mucho tiempo se ha intentado culpabilizar a la víctima de su
situación de maltrato, favoreciendo lo que se conoce como “doble
victimización de la mujer” lo que supone que se le convierte en víctima no
sólo de una terrible situación de violencia, sino también de toda una serie
de acusaciones que le responsabilizan de esa situación.
En la actualidad existe, afortunadamente, suficiente documentación
que demuestra que no existen características psíquicas diferentes entre las
mujeres maltratadas y no maltratadas previamente al inicio del maltrato.
Por el contrario, es el maltrato contra la mujer en la pareja él que conlleva
una serie de trastornos y problemas de carácter psicológico que no deben
ser ignorados
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Hoy se sabe que el maltrato incrementa una serie de sintomatología y
de cuadros clínicos que van desde la ansiedad, insomnio o baja autoestima
hasta la depresión clínica o el trastorno por estrés postraumático.
Es un hecho constatado que la frecuencia de depresión en las mujeres
es casi dos veces mayor que en los hombres y, aunque a menudo se recurre
a diferencias biológicas para explicar este hecho (por ejemplo las
características del ciclo reproductivo de la mujer), lo cierto es que muy
probablemente son las desigualdades de género, y entre ellas la violencia
de género, las que más contribuyen a esta diferencia “no natural”.
Además de las categorías diagnósticas previamente descritas,
también encontramos en la literatura otros trastornos y problemas de salud
psíquica que se han asociado repetidamente con el maltrato contra la mujer
en la pareja. Por ejemplo, el metanálisis de Golding (1999) encontró que el
13% de las mujeres maltratadas había tenido ideación suicida, y el 23.7%
había intentado suicidarse. Esta asociación entre la violencia doméstica y
la ideación e intento de suicidio, al igual que en el caso de la depresión, ha
sido constatada en ámbitos muy diferentes, como EE.UU., Méjico,
Escandinavia y Papua Nueva Guinea.
El consumo y abuso de determinadas sustancias, como alcohol,
drogas y determinados psicofármacos (antidepresivos, anfetaminas,
tranquilizantes y estimulantes), también se ha abordado de forma recurrente
en el estudio de la violencia doméstica. A menudo, el uso de estas
sustancias se ha planteado como estrategia de afrontamiento ante
situaciones difíciles y estresantes, como es el caso del maltrato contra la
mujer en la pareja.
También se estudio en las 1400 mujeres de AP algunos indicadores
de salud psíquica como consumo de tranquilizantes o antidepresivos, la
morbilidad psíquica. Como vemos, todos ellos fueron mas frecuentemente
relatados por la mujer maltratada
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El estado de salud autopercibido refleja la percepción que tienen las
personas sobre su propia salud, tanto desde un punto de vista físico como
psicológico. Se ha comprobado que es un buen predictor de otros
indicadores más objetivos, como son la esperanza de vida, la mortalidad, el
padecimiento de enfermedades crónicas y la utilización de servicios
sanitarios. Este resultado se mantiene en mujeres españolas.
Finalmente, el mayor impacto en la salud física de la mujer de la
violencia es la muerte por causa de ella. La expresión máxima de los
problemas de salud que puede conllevar la violencia contra las mujeres es
la muerte o “feminicidio”, como se denomina cada vez con mayor
frecuencia al homicidio femenino. En nuestro país, los datos más recientes
muestran que en el 2002, 52 mujeres a consecuencia de la violencia
doméstica, 72 mujeres en el 2003 y 57 en lo que va de año
La difusión de resultados sobre violencia doméstica en España es
casi inexistente. Si los datos de prevalencia con los que contamos son
escasos y en muchas ocasiones tan solo reflejan lo que se conoce como “la
punta del iceberg”, mucho menor es la información disponible sobre el
impacto de los malos tratos en la salud de la víctima.
La Macroencuesta realizada por el Instituto de la Mujer en 2002, que
da una cifra de un 12,4% de mujeres consideradas técnicamente como
maltratadas, mostró que las mujeres víctimas de violencia doméstica
sufrían, en mayor medida que el resto, fatiga permanente, dolores de
espalda o articulaciones y dolores de cabeza.
En cuanto al impacto en la salud mental de los malos tratos, en el
área de Sevilla se llevó a cabo un estudio que está publicado como una
monografía del Instituto Andaluz de la Mujer. En este trabajo se comparó
la frecuencia de maltrato entre mujeres consultantes a los servicios de salud
mental con la frecuencia en mujeres no consultantes. Los resultados
muestran una frecuencia mucho más elevada entre las mujeres consultantes
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(42% versus 8.33% de maltrato físico, y 52% versus 21.66% de maltrato
psicológico).
Teniendo en cuenta, por una parte, el gran impacto de la violencia
doméstica en la salud que se ha constatado en otros países y, por otra, la
escasez de trabajos al respecto en España, merece la pena destacar la
urgencia de llevar a cabo estudios en nuestro país para identificar y dar a
conocer la magnitud del problema.
Deberíamos tener presente en todo momento que las lesiones físicas
no son la única evidencia de la violencia doméstica, sino tan sólo lo que se
conoce como “la punta del iceberg”.
El amplio rango de patologías asociadas al maltrato hace pensar que
las víctimas de malos tratos buscarán asistencia sanitaria, tanto en los
servicios de urgencia como en atención primaria, unidades de salud mental
u otros servicios específicos, como ginecología, reumatología o
gastroenterología.
Esto hace necesario, por una parte, que los/las profesionales de la
salud aprendan y entiendan que la violencia doméstica es un problema
frecuente en sus consultas y, por otra parte, que se proporcionen recursos y
formación a estos/as profesionales, para que puedan abordar
responsablemente este creciente problema.
Raquel Millan
INTERVENCIÓN SOCIAL EN
SITUACIONES DE VIOLENCIA DE
GÉNERORaquel Millán Susinos
Trabajadora Social Área 10
Raquel Millan
TRABAJO SOCIAL EN SALUD
• La actividad profesional que tiene por objeto la investigación de los factores psicosociales que inciden en el proceso de salud-enfermedad, así como el tratamiento de los problemas psicosociales que aparecen en relación a las situaciones de enfermedad
Raquel Millan
CONCEPTO PSICOSOCIAL
• Relación entre acontecimientos estresantes y conflictivos y las forma de afrontarlos influye en la calidad de vida
SALUD INTEGRAL
Raquel Millan
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
• PODER Y AUTORIDADVIOLENCIA
• DIÁLOGO, RESPETO, NEGOCIACIÓN, HABILIDADES COMUNICATIVAS
TOLERANCIA, IGUALDAD
Raquel Millan
ETECTO DE LA VIOLENCIA• Instalación del miedo
• Paraliza a la mujer
• Aislamiento progresivo• Pérdida de relaciones con el entorno
INDEFENSION
Raquel Millan
FASES DEL PROCESO DE CAMBIO
• No tenerse en cuenta• Darse cuenta “DESPERTAR”• Encontrase a sí misma• Salir adelante sola
TIEMPO
Raquel Millan
INTERVENCION SOCIAL
• Nivel Individual Mujer (su palabra)
La Familia• Nivel grupal
Entorno social
Raquel Millan
NIVEL INDIVIDUAL
• Aumentar la seguridad de la mujer y familia
• Información es poder• Apoyar y acompañarla en el proceso• Buscar redes de apoyo social• Trabajar la derivación
Raquel Millan
NIVEL GRUPAL
• Mujeres con problemas psicosociales y sintomatología inespecífica (ansiedad, insomnio…).
• Derivadas por profesionales del E.A.P• Grupo cerrados (8 – 12 mujeres)• Duración limitada (3 – 4 meses)• Metodología participativa y vivencial
Raquel Millan
EL GRUPO PERMITE
• Aportar conocimientos (mujeres y profesionales)• La interacción potencia el aprendizaje• La comunicación, expresión de vivencias difíciles
y las relaciones sociales• Compartir favorece el proceso de socialización• Aproximación a los tópicos y estereotipos• Conocimiento e integración en los recursos
Raquel Millan
COORDINACIÓN
• Clarificar responsabilidades• Planificación conjunta de la
intervención• Establecer mecanismos para
materializar la coordinación
PROFESIONAL DE REFERENCIA
Raquel Millan
“No le dolieron en la cara, sino al lado No le dolieron en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón que no se le puede del alma, en ese rincón que no se le puede enseñar a nadie”enseñar a nadie”
Dulce ChacónDulce Chacón