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ASPECTOS TEXTURALES DE LA TRANSFORMACION GOETITA—..HEMATITES
n on, y Cornejo, J.
Centro de Edafolog].a y Siología Aplicada del Cuarto (c 5 1 C ).
Sevilla.
The variation in the texture of a samp].e of syn—thetic goethite, ST, during its transformationinto haematite, HT, has been studied by means ofthe adsorption—desorption of N2 at 78 K. The porosity of the phases has been discussed in tet-msof cylindrical and parallel plate shapes of theperes
Introducción
Pritchard y Ormerod 1976 , al tratar de investigar un posi
ble método de eliminar materia orgánica, calentaron algunos suelos a
temperaturas comprendidas entre 125 y 800~ O. Al medir a cada trata
miento la superficie específica, Se, del suelo observaron una dismi
nución continua de la Se en ese margen de temperaturas, y en algunos
suelos un incremento entre 200 y 275~ O. Los suelos que mostraban
más marcado este efecto presentaban costras ferruginosas, y demostra
ron que este aumento de superficie se debía a los óxidos de hierro
presentes.
Este hecho pone de manifiesto la necesidad de estudiar en
profundidad la transformación de goetita, GT (d ..FeOOH), en hematites,
HT (~ —Fe203), por tratarse de los óxidos de hierro más frecuentes en
los suelos. Cornejo (1978) estudió la cinética de dicha transforma
ción y propuso como posible mecanismo para la descomposición de GT el
de difusión D2.
Trabajo presentado al III Congreso Nacional de Química Química Agrícola y Alimentaria), celebrado en Sevilla Espa~a del 20 al 22 deFebrero de 1980.
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Por otra parte, interesa además una perfecta caracteriza
ción textura! de estos materiales en base a posteriores estudios en
caminados a conocer sus propiedades adsorbentes frente a otros compo
nentes o aditivos del suelo como nutrientes, biocidas, pesticidas,
etc.
El presente trabajo se centra en un estudio detallado de la
textura de las distintas fases por las que transcurre la mencionada
transformación
Experimental
La GT se sintetizó siguiendo el método de Atkinson y col
(1967). 0,5 g de esta muestra se colocaron en un tubo de cuarzo,
unido a un sistema convencional de vacío y adsorción de gases, y se
calentaron desde temperatura ambiente hasta 8002 0 a intervalos de
50 ó 1002 0, durante 2 horas, en vacio de ~ 6 mm de Hg.
Después de cada tratamiento se caracterizo la muestra por
rayos X y se obtuvo la isoterma de adsorción—oesorción de a la
temperatura del liquido (762 i<) hasta una presion relativa, p/p,
de 0,6. La superficie específica de las muestras se determiné por
los métodos BET (Brunauer y col., 1938), 6BET’ y el de la represen—
taoión—t, de Lippens y de Boer (1965), tomando un valor de 16,2
A2 para el área ocupada por molécula de a ese temperatura. El pa
trán no poroso empleado para construir las representaciones—t de las
distintas muestras fué la fase correspondiente a 6009 0 de la trana
formación, a la que llemaremos GT/600.
Las isotermas de adsorción—desorción se emplearon para el
cálculo de la mesoporosidad de las muestras. Se siguieron dos méto
dos de análisis de mesoporos, atendiendo a la supuesta geometría de
los poros Así, en el caso de poros cilíndricos se usó el método
de Dollimore y Heal (1964) y para poros en forma de platos parale
los el de Lippens y col. (1964). En ambos métodos se usó como pa
trón no poroso la fase ST/eDO
Asimismo, a partir de las representacinnes—t se obtuvo el
análisis de la microporosidad de las muestras, siguiendo el método
MP (Mikhail y col. 1968a
Resultados y Discusión
La GT de partida resulté ser muy pura y su difractograma de
rayos X presentó picos agudos y bien definidos, lo que indica una bue
na cristalinidad. La fase GT 450 resulté ser una hematites muy cris
talma. Calentamientos posteriores favorecieron el crecimiento de
los cristales de HT ya formados. Las fases intermedias entre 150 y
4502 0 eran amorfas 6 mezclas de GT y MT pobremente cristalizadas.
Las isotermas de adsorción—desorcián de a 782 1K se clasi
fican como pertenecientes a los tipos II 6 IV de la clasificación
BODT (Brunauer y col., 1940 , mostrando algunas de ellas amplios ci
clos de histéresis hasta presiones relativas bajas. Los progresivos
tratamientos modifican la forma de las isotermas, lo que indica que
se ve afectada la porosidad de as muestras. Como ejemplo, en la
fig. 1 se muestran las isotermas correspondientes a cuatro temperatu
ras de tratamiento.
En la Tabla 1 se recogen todos los resultados de superficie
para las distintas fases de la transformación. Se observa una contí
nua variación de la superficie específica, 5BET’ columna 3, con la
temperatura de tratamiento. Así, se parte de un valor de 54,4 m2g 1
para la GT original que aumenta hasta 133,4 m2f1 para GT/250, que
representa un aumento del 145% de la superficie original, para descen
der hasta un mínimo de 16,9 m2g~ para GT/800, lo que supone sólo un
30% de la superficie original.
La fig. 2 muestra las representaciones—t para las isotermas
de la fig. 1. Los valores de S~, columna 4 de la Tabla 1, concuerdan
bien con los de 5SET’ lo que pone de manifiesto la correcta elección
del patrón no poroso empLeado, GT 600. Asimismo, esta afirmación se
ve apoyada además por el hecho de que todas las representaciones se
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extrapolan a cero.
Exceptuando las fases 61/300, 61/500, ST/700 y GT/800, la
forma de las representaciones—t indica la presencia de microporos en
las muestras. A partir de los cambios de pendiente de dicha repre—
sentación se calcula la superficie con que contribuyen los micropo—
ros, 6 , a la superficie total (método MP), columna 5, Tabla 1.mp
En la mayoría de las muestras se observa un solo cambio de pendiente,
lo que impide calcular una distribución de microporos. El hecho de
darse un solo cambio de pendiente en la representación—t puede deber
se al retraso en la formación del menisco en los poros, lo que hace
que éstos se llenen por adsorción en multicapas o siguiendo un meca
nismo de compenaación debido a que a la misma presión relativa se es
tén llenando otros poros por condensación capilar (Mikhail y col.,
1956b).
En las columnas 6 y 7 de la Tabla 1 se recogen los valores
de la superficie acumulada debida a mesoporos, 6, considerados cc
mo cilindros (po) ó platos paralelos (pp), respectivamente. Los y!
lores de S se obtienen efectuando 6 -~ 6 para los dos casos posiac mp —
blas considerados de poros cilíndricos (columna e) y platos parale
los (columna s)
Todos los valores de superficie discutidos se hallan repr!
sentados en la fig. 3. Se observa que los valores de 6T(Pc) concuer
dan, o incluso superan, con los valores de Este situación no
sería real debido a que las isotermas de adsoroión—desorción no han
podido ser registradas a presiones relativas superiores a p/p0 = 0,6
y que por encima de esta presión debe existir una cierta cantidad de
poros de mayor tamaFio a los estudiados.
En consecuencia, lo expuesto anteriormente nos lleva a ad
mitir que la suposición de poros cilíndricos no es aplicable a nues
tras muestras. En cambio, la suposición de platos paralelos sería
más real en cuanto que los valores da 61(pp) son inferiores a los de
66E1 en todas las muestras. Esta situación permite suponer una cantidad apreciable de poros con separación entre las paredes del plato
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