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La integración de en su cadena
“Se prolonga la recesión en las PyME industriales (van 9 trimestres) y se amplía el diferencial de desempeño entre grandes empresas y pequeñas.”
INTRODUCCIÓN
Entre junio 2014 y junio 2013, las cantidades vendidas por las PyME industriales disminuyeron un
15,5% y el empleo 1,5%. Por otra parte, la última medición del Índice de Confianza Empresarial
PyME (ICEPyME), realizada en el mes de agosto 2014, registró una nueva caída por un mayor
pesimismo sobre las condiciones actuales, pero ahora también sobre las expectativas futuras a raíz
del complejo frente macroeconómico que enfrenta el país.
La caída acumulada de la producción de las PyME industriales desde 2012 es sorprendentemente
tan alta que sugiere un análisis cuidadoso y una interpretación de carácter más estructural que
coyuntural. En efecto, la continuidad del profundo escenario recesivo, que confirman e ilustran en
detalle los nuevos datos recogidos por FOP mediante la última Encuesta Estructural1 realizada a
fines de 2013 y las últimas dos Encuestas Coyunturales2 realizadas durante el primer semestre de
2014, podrían estar mostrando que en Argentina se está produciendo una silenciosa
reestructuración industrial negativa, que no está pudiendo ser adecuadamente captada ni por el
INDEC ni por aquellas investigaciones sobre el desempeño industrial basadas en los datos
provenientes de las empresas de mayor tamaño.
Las estadísticas de FOP muestran una creciente asimetría en el desempeño productivo entre las
grandes empresas y las PyME. En este escenario, y para interpretar correctamente la coyuntura
1La Encuesta Estructural a PyME industriales comprende a las empresas cuya actividad principal corresponde a industria manufacturera
(divisiones 15 a 37 de la Clasificación Industrial Internacional Industrial Uniforme de todas las Actividades Económicas-CIIU Rev. 3.1)
y cuya cantidad total de ocupados es entre 10 y 200. No se incluyen las empresas que pertenecen a un grupo económico integrado por
empresas que, en su conjunto, poseen más de 250 ocupados. La muestra es estratificada por región, actividad económica y tamaño de
empresa (asumiendo representatividad a nivel país en estas tres dimensiones). La cantidad total de empresas extraídas de cada estrato
para un tamaño de muestra fijo igual a 1.024 es determinada por afijación proporcional. 2La muestra está conformada por 400 empresas de todo el país y se extrae de un directorio de empresas industriales PyME representativo
del total de las PyME de la industria manufacturera argentina. Su periodicidad es trimestral y las firmas incluidas cumplen con las
características anteriormente descritas.
Informe de Prensa – La Coyuntura de las PyME Industriales
Septiembre de 2014
40
60
80
100
120
140
160
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014*
Diferencial de productividad Diferencial de productividad Promedio industria nacionalPromedio Industria Nacional PyME industriales
industrial actual, es muy importante destacar que la pequeña divergencia en los niveles de
productividad entre las firmas más grandes y PyME observada entre 2003 y 2007, se amplió entre
2008 y 2009 y finalmente se hizo cada vez más creciente desde 2012 hasta hoy (ver Gráfico 1).
En nuestro Informe Especial de principios de año habíamos descripto la situación de las PyME
industriales de una manera que conviene citar nuevamente aquí para retomar el argumento: “El
núcleo manufacturero, el más internacionalizado y dinámico de la estructura productiva de las PyME
argentinas, está sufriendo desde hace varios años un retroceso en sus niveles de productividad
relativa y un estancamiento del empleo, agravado por la rígida escasez de oferta de competencias
técnicas”.
Esta dinámica estructural ha venido desplazando la industria PyME hacia producciones
tecnológicamente cada vez menos avanzadas y hacia posiciones productivas cada vez más difíciles
de defender de la competencia externa, aún en un contexto de control administrado de las
importaciones. Como consecuencia de esta configuración industrial, el tipo de cambio único --fijado
en un nivel compatible con la productividad de las empresas más grandes-- es cada vez menos
efectivo para resolver semejante deterioro de la productividad relativa en un segmento importante
del sector industrial, que representa al menos la mitad de la producción manufacturera de
Argentina.
Gráfico 1 – Diferencial de productividad laboral de las PyME
industriales y el Promedio industrial nacional (2002-2014*). Índice Base
2002=100
Productividad Laboral PyME industriales= Cantidades vendidas / Ocupados
Productividad Laboral Promedio industria nacional= Estimador Mensual Industrial (EMI) / Índice de Obreros Ocupados (IOO).
Fuente: Encuesta Estructural a PyME industriales 2002 – 2013 y Encuesta Coyuntural a PyME industriales 2014. Fundación Observatorio PyME..
Encuesta Industrial Mensual, INDEC.
*Datos hasta el 2do trimestre de 2014
NIVELES Y LONGITUDES DIFERENTES DE LA RECESIÓN INDUSTRIAL
A pesar de que en los últimos meses los problemas empezaron a aquejar también a las empresas de
mayor dimensión, las diferencias en el desempeño de las PyME con respecto a estas últimas son
muy grandes y ya de larga data.
En efecto, la caída registrada en las PyME durante el último año es cinco veces superior a la
registrada por el Estimador Mensual Industrial del INDEC (EMI), donde se incluyen casi
exclusivamente a las empresas con más de 200 ocupados. Efectivamente, el EMI muestra una
contracción de la producción industrial del orden de sólo 3% interanual, en comparación con la
antes citada caída del 15, 5% registrada entre las empresas menores (ver Gráfico 2).
Adicionalmente, esta divergencia en el desempeño no es nueva. Las PyME industriales llevan
acumulados 9 trimestres de caída interanual de su producción (desde II trimestre de 2012) mientras
que la disminución de la producción industrial a nivel agregado registrada por el INDEC sólo 3
trimestres consecutivos (desde IV trimestre de 2013), aunque anteriormente mostraba alternancias
de alzas y bajas.
Gráfico 2 – Evolución del nivel de ocupación en PyME industriales y el
Promedio industrial nacional (var. interanuales, en %)
Fuente: Encuesta Coyuntural a PyME industriales. Fundación Observatorio PyME.. Estimador Mensual Industrial (EMI), INDEC. Índice de Actividad Industrial, CEU, UIA. *Ventas deflacionadas por el Índice de Precios de Venta de las PyME industriales
El desplazamiento del peso relativo que las PyME están sufriendo de la producción industrial tiene
un doble efecto: impacta tanto sobre la mortalidad empresarial como también en el empleo de las
empresas que continúan en actividad.
En el primer caso, obtener mediciones robustas resulta dificultoso dado que las estadísticas
disponibles del Ministerio de Trabajo alcanzan a 2013 y comprenden sólo una parte del universo en
cuestión (las empresas registradas). No obstante, al respecto puede determinarse que en ese año
(frente a 2012), se registró una merma de firmas industriales a nivel general (de 59.697 a 59.231
unidades productivas) que se verificó en todas las categorías, pero esencialmente entre las
medianas, pequeñas y microempresas y especialmente en aquellos sectores más poblados por
empresas de menor porte, como por ejemplo las confecciones o los productos de madera. Además,
el efecto que la actual coyuntura del nivel de actividad pueda tener sobre el nivel de empleo en
estas firmas resulta complejo de determinar, debido a que las estadísticas están basadas en
registros de empleo formal en empresas registradas. Bajo los niveles de informalidad observados en
la economía argentina, especialmente entre las empresas de menor dimensión, probablemente se
generen estadísticas imprecisas y deficientes a partir del análisis de un subconjunto del universo.
Aun con estas limitaciones, las estadísticas de FOP registran que la evolución del empleo entre las
empresas productivamente activas se está contrayendo en 1,5% interanual (ver Gráfico 3), lo que
significaría una pérdida de entre 9.000 y 12.000 puestos de trabajo industrial registrado, aunque
otras investigaciones realizadas por expertos en estudios de población y mercado laboral, basados
en el análisis de la Encuesta Permanente de Hogares (por lo que incluyen el trabajo no registrado)
informan que la pérdida de puestos de trabajo sería muy superior3. Esto se da en un contexto en el
que ajustar la cantidad de empleados resulta costoso no sólo por los las pérdidas monetarias sino
por la inversión en formación técnica que realizan las empresas en la contratación de personal, que
en firmas con constantes problemas económico-financieros resulta un problema relevante. Por lo
tanto, la caída en la ocupación se complementa con la reducción en las horas trabajadas, cuyo paso
siguiente es el despido del personal.
3 Ver, por ejemplo, los trabajos del CEPED de la FCE-UBA y el análisis de su director Javier Lindenboim, publicado en Perfil el 7-9-
2014.
EVOLUCION DE LOS PRECIOS Y DE LOS COSTOS
Luego del primer trimestre del año 2014 en donde el impacto de la devaluación cambiaria y la
incertidumbre sobre el curso de la economía provocó la duplicación del ritmo del incremento de
precios y costos con respecto a lo observado durante todo 2013, en el segundo trimestre del año el
nivel de inflación regresó a los niveles de 2013, estabilizándose en un elevado ritmo de incremento
de precios, que supera el 2% mensual (ver Gráfico 4). En efecto, durante el último trimestre los
precios que las PyME industriales aplicaron a sus clientes aumentaron 7,7% en relación al anterior,
lo que equivale a una suba interanual en el orden del 40%, fundamentando los ajustes en la
necesidad de trasladar a precios toda la posible suba de costos (financieros, insumos y mano de
obra).
No obstante, evidenciando una dinámica clásica de los escenarios de alta inflación ya
experimentados en Argentina en las décadas pasadas, la suba de los precios que las PyME practican
con sus clientes parece no compensar el incremento de los costos, que durante el último trimestre
superaron el 3% mensual. El mark up nominal de las PyME no logra ajustarse plenamente al
incremento de los costos directos de producción y los empresarios señalan éste como el principal
problema que enfrentan en la actualidad. De hecho, la caída en el nivel de demanda agregada por la
baja en el consumo agregado y la inversión (que en el caso de las empresas se refleja en la
evolución de su cartera de pedidos) condiciona la capacidad de traslado de alzas en los costos a
precios. De esta forma, se percibe un deterioro de la rentabilidad entre las empresas más pequeñas,
que sumado a la fuerte caída de las ventas genera interrogantes sobre la sostenibilidad de este
proceso.
Gráfico 3 – Evolución de nivel de ocupación en PyME industriales y el
Promedio industrial nacional (var. interanuales, en %)
Fuente: Encuesta Coyuntural a PyME industriales. Fundación Observatorio PyME.Índice de Obreros Ocupados (IOO), INDEC.
Un problema adicional que genera la alta inflación es la creciente dificultad operativa y la
acumulación de importantes ineficiencias organizativas a partir de la renegociación permanente de
los contratos con clientes y proveedores, comportamiento que impone la actual dinámica
inflacionaria.
Recesión, pérdida de rentabilidad y crecientes problemas de organización productiva son las
principales dificultades reportadas por las empresas menores, pero que de todas maneras -como se
vio en esta nota- no constituyen una novedad.
PERSPECTIVAS HACIA FIN DE AÑO Y UNA PROPUESTA PARA EL DEBATE
La creciente brecha de productividad y la profundidad y duración de la recesión industrial que se
observa entre los distintos tamaños de empresas hacen que sea cada vez más difícil la gestión del
mercado único de cambios con el control administrativo.
La política de estricto control administrativo sobre un esquema de tipo de cambio único que se
había comenzado a implementar a mediados de 2012 no dio los resultados esperados. El principal
efecto no deseado (pero previsible) de esta política fue el inmediato surgimiento de un mercado
paralelo de divisas con un fuerte diferencial de precios respecto el mercado único oficial. Esta
divergencia tiene su origen en un hecho histórico-estructural que es la alta preferencia por los
activos dolarizados como reserva de valor que tienen en nuestro país los tenedores de riqueza, que
Gráfico 4 – Evolución intertrimestral del precios del principal producto y el costo unitario
de producción de las PyME industriales de Argentina (var. respecto al trimestre anterior,
en %)
Fuente: Encuesta Coyuntural a PyME industriales. Fundación Observatorio PyME.
no es un fenómeno únicamente cultural sino que responde a los rendimientos esperados frente a
activos en moneda nacional.
Es por esta razón que la decisión de devaluar el peso en el mercado único de cambios en enero de
2014 y simultáneamente incrementar la tasa de interés doméstica constituyeron un correcto
intento de restablecer --por medio de una política pública más tradicional-- cierto equilibrio de los
precios relativos entre los bienes nacionales y los bienes importados y un freno a la acumulación de
activos externos (demanda de dólares) como mecanismo indirecto para frenar la presión
inflacionaria.
Sin embargo, como se describe en este informe, ni el intento de cambiar los precios relativos a favor
de los bienes nacionales logró revertir la recesión que sufren las PyME desde hace nueve trimestres,
ni tampoco el incremento de la tasa de interés consiguió disminuir la presión inflacionaria.
La ineficacia de esta nueva política económica se debe a que la suba de la tasa de interés promovida
por el BCRA no fue perseguida con suficiente convicción y continuidad. El aumento de la misma fue
insuficiente para frenar completamente el exceso de demanda de divisas, de manera que el precio
del dólar en el mercado paralelo continúo incrementándose y se trasladó a los precios mediante
varios mecanismos, alimentando nuevamente la inflación. En particular, luego de varios años de
tasa de interés real negativa, el sector empresarial ya no considera a la tasa de interés doméstica
como referencia para determinar la tasa de ganancia compatible con el costo de reposición del
capital físico y, por ende, de manera cada vez más difundida calcula sus costos de oportunidad en
dólares.
Como consecuencia de todo esto, se puede afirmar que sin un suficiente incremento de la tasa de
interés doméstica, la devaluación en el mercado único de cambios por sí sola no podrá corregir la
presión cambiaria en una economía como la Argentina, caracterizada por una estructural restricción
externa y por la alta preferencia de los tenedores de riqueza por los activos externos (dólares) como
reserva de valor.
Es por esta razón, que la noticia que los medios publicaron recientemente sobre la supuesta
posición contraria al incremento de la tasa de interés que habría expresado el Ministerio de
Economía en aparente disenso con el BCRA, si fuera cierta, es preocupante porque cierra el camino
a una posible solución de transición hacia un escenario macroeconómico algo más equilibrado hacia
fines del año.
Una razón más profunda y menos evidente de la ineficacia de la nueva política económica es que
ella no está considerando adecuadamente la nueva y creciente heterogeneidad estructural
industrial de la economía argentina. Las distancias entre los niveles relativos de productividad entre
los distintos tamaños de empresas han adquirido tal dimensión, que el nivel de devaluación
necesario para restablecer la competitividad internacional en un caso y en otro difieren
considerablemente.
¿Cuáles son entonces los escenarios posibles para las PyME hacia fin de año?
Vista la determinación política con la cual el Gobierno trata de defender el nivel general de
actividad, pero en donde está descartada la posibilidad de un rápido ingreso de capitales externos y
hay un exiguo margen para financiar una política fiscal más expansiva con reservas internacionales,
es razonable concluir que es creciente la probabilidad de una nueva crisis cambiaria. Sin embargo,
esta nueva crisis cambiaria podría significar una oportunidad para mejorar la situación de las
empresas, si el Gobierno decidiera enfrentar la nueva crisis mediante un desdoblamiento del
mercado único cambiario, aunque sea de manera transitoria.
El desdoblamiento cambiario con un mercado legal y libre para todas aquellas operaciones que no
fueran consideradas estratégicas para el país (turismo, atesoramiento y transacciones financieras
varias), podría ser una buena solución institucional para liquidar por este nuevo mercado aquellas
actividades de exportación intensivas en mano de obra como son las PyME que perdieron
competitividad relativa frente a las empresas más grandes y que por esta razón dejaron de generar
empleo y exportaciones, como fue detallado mediante el último Informe Especial de FOP de 2013
dedicado al comercio exterior.
El desdoblamiento cambiario sería compatible con una tasa de interés más alta, necesaria para
desincentivar la demanda de activos externos, pero seguramente inferior al incremento necesario
para frenar la demanda de dólares en un mercado de divisas organizado como el actual, ya que la
certeza institucional del nuevo régimen sería muy superior a la situación actual con un mercado
paralelo considerado ilegal por las autoridades. Es decir, uno de los beneficios de este esquema
radicaría en que la suba en la tasa de interés necesaria para evitar la dolarización masiva de los
ahorros sería menor a la que debería establecerse bajo el mercado único, por lo que el impacto en
el nivel de actividad sería menos negativo en el primer caso.
Si este desdoblamiento cambiario no sucediera en los próximos meses, la urgencia del Gobierno por
administrar la recesión (sin disminuir el gasto público), en un contexto de ausencia de
financiamiento externo y sin margen para perder reservas internacionales, aumentaría la
probabilidad de un escenario muy negativo en el cual la política pública se encaminaría
directamente hacia un mecanismo de racionamiento administrativo que se extendería desde el
mercado de las importaciones hacia los otros mercados de bienes y servicios relevantes de la
economía.
Tal vez en el contexto de conferirle alguna probabilidad a este escenario se pueda interpretar la
necesidad del gobierno de imponer la aprobación de una Ley de Abastecimiento. Sin embargo, será
casi imposible resolver técnicamente la cuestión de la inflación y el abastecimiento mediante
medidas administrativas. Las estadísticas de FOP demuestran que sólo las PyME industriales
realizan diariamente en Argentina más de un millón de transacciones y que sólo el 20% de ellas -en
promedio- son realizadas con grandes empresas. Por esta razón, es un error pensar que
controlando los procesos de formación de precios y la renegociación de los contratos de pocas
grandes empresas se podría coordinar y desacelerar la dinámica inflacionaria para que luego esta
métrica de los precios se derrame hacia los cientos de miles de PyME. La inflación no bajará por los
controles.
El desdoblamiento cambiario y el simultáneo incremento de la tasa de interés serían mucho más
efectivos para resolver los problemas actuales y tendrían además mucha mayor aceptación política.