A mis años —he nacido en 1899—, no puedo prometer … · versión de Gordon, un Don Quijote de...
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Amisaños—henacidoen1899—,nopuedoprometerniprometermesinoesas pocas variaciones de la irreparablemonotonía. Séame permitido, sinembargo,indicaralgunaminucia.Ellibroincluyetrecerelatos.Elnúmeroescasual o fatal—aquí las dos palabras son estrictamente sinónimas—y nomágico. Si de todos mis textos tuviera que rescatar uno solo, rescataría,creo,ElCongreso,queesalavezelmásautobiográfico(elqueprodigamáslosrecuerdos)yelmásfantástico.NoocultarétampocomipreferenciaporEllibrodearena.Haytambiénuncuentodeamor,uncuento“psicológico”yelrelatodeunepisodiodramáticodelahistoriadeestasrepúblicas.Hequeridoserfiel,enestosejerciciosdeCiego,alejemplodeWells:laconjuncióndeunestilollano,avecescasioral,ydeunargumentoimposible.ElcuriosolectorpuedeagregarlosnombresdeSwiftydeaquelEdgarAllanPoeque,hacia1838, renuncióasumodosuntuariopara legarnos losadmirablescapítulosfinalesdesuArthurGordonPym.Noescriboparaunaminoríaselecta,quenome importa,niparaeseaduladoenteplatónicocuyoapodoes laMasa.Descreodeambasabstracciones,carasaldemagogo.Escriboparamí,paralosamigosyparaatenuarelcursodeltiempo.J.L.B.
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JorgeLuisBorges
EllibrodearenaePUBv1.0
jlmarte08.08.12
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Títulooriginal:EllibrodearenaJorgeLuisBorges,1975.
Editororiginal:jlmarte(v1.0)ePubbasev2.0
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Elotro
Elhechoocurrióenelmesdefebrerode1969,alnortedeBoston,enCambridge.No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para noperderlarazón.Ahora,en1972,piensoquesiloescribo,losotrosloleeráncomouncuentoy,conlosaños,loserátalvezparamí.
Séquefuecasiatrozmientrasduróymásaúndurantelasdesveladasnochesquelosiguieron.Ellonosignificaquesurelatopuedaconmoverauntercero.
Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al ríoCharles.Aunosquinientosmetrosamiderechahabíaunaltoedificio,cuyonombrenosupenunca.Elaguagrisacarreabalargostrozosdehielo.Inevitablemente,elríohizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo habíadormido bien; mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a losalumnos.Nohabíaunalmaalavista.
Sentídegolpelaimpresión(quesegúnlospsicólogoscorrespondealosestadosdefatiga)dehabervividoyaaquelmomento.Enlaotrapuntademibancoalguiensehabíasentado.Yohubierapreferidoestarsolo,peronoquiselevantarmeenseguida,para no mostrarme incivil. El otro se había puesto a silbar. Fue entonces cuandoocurrió la primera de lasmuchas zozobras de esamañana. Lo que silbaba, lo quetratabadesilbar(nuncahesidomuyentonado),eraelestilocriollodeLataperadeElíasRegules.Elestilomeretrajoaunpatio,quehadesaparecido,yalamemoriadeÁlvaroMeliánLafinur,quehacetantosañoshamuerto.Luegovinieronlaspalabras.Eranlasdeladécimadelprincipio.LavoznoeraladeÁlvaro,peroqueríaparecersealadeÁlvaro.Lareconocíconhorror.
Meleacerquéyledije:—Señor,¿ustedesorientaloargentino?—Argentino,perodesdeelcatorcevivoenGinebra—fuelacontestación.Hubounsilenciolargo.Lepregunté:—¿EnelnúmerodiecisietedeMalagnou,frentealaiglesiarusa?Mecontestóquesí.—En tal caso—le dije resueltamente— usted se llama Jorge Luis Borges. Yo
tambiénsoyJorgeLuisBorges.Estamosen1969,enlaciudaddeCambridge.—No—merespondióconmipropiavozunpocolejana.Alcabodeuntiempoinsistió:—YoestoyaquíenGinebra,enunbanco,aunospasosdelRódano.Loraroes
quenosparecemos,peroustedesmuchomayor,conlacabezagris.Yolecontesté:—Puedo probarte que no miento. Voy a decirte cosas que no puede saber un
desconocido.En casa hayunmate de plata conunpie de serpientes, que trajo del
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Perúnuestrobisabuelo.Tambiénhayunapalanganadeplata,quependíadelarzón.Enelarmariode tucuartohaydosfilasde libros.Los tresvolúmenesdeLasmilyunanochesdeLanecongrabadosenaceroynotasencuerpomenorentrecapítuloycapítulo, eldiccionario latinodeQuicherat, laGermania deTácitoen latínyen laversióndeGordon,unDonQuijotedelacasaGarnier,lasTablasdesangredeRiveraIndarte,conladedicatoriadelautor,elSartorResartusdeCarlyle,unabiografíadeAmiel y, escondido detrás de los demás, un libro en rústica sobre las costumbressexuales de los pueblos balkánicos. No he olvidado tampoco un atardecer en unprimerpisodelaplazaDubourg.
—Dufour—corrigió.—Estábien.Dufour.¿Tebastacontodoeso?—No—respondió—.Esaspruebasnopruebannada.Siyoloestoysoñando,es
naturalquesepaloqueyosé.Sucatálogoprolijoesdeltodovano.Laobjeciónerajusta.Lecontesté:—Si estamañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que
pensarqueelsoñadoresél.Talvezdejemosdesoñar, talvezno.Nuestraevidenteobligación,mientras tanto,esaceptarelsueño,comohemosaceptadoeluniversoyhabersidoengendradosymirarconlosojosyrespirar.
—¿Ysielsueñodurara?—dijoconansiedad.Para tranquilizarloy tranquilizarme, fingíunaplomoqueciertamentenosentía.
Ledije:—Mi sueño ha durado ya setenta años.Al fin y al cabo, al recordarse, no hay
personaquenoseencuentreconsigomisma.Esloquenosestápasandoahora,salvoquesomosdos.¿Noqueréssaberalgodemipasado,queeselporvenirqueteespera?
Asintiósinunapalabra.Yoproseguíunpocoperdido:—MadreestásanaybuenaensucasadeCharcasyMaipú,enBuenosAires,pero
padremurióhaceunostreintaaños.Muriódelcorazón.Loacabóunahemiplejia;lamanoizquierdapuestasobrelamanoderechaeracomolamanodeunniñosobrelamanode un gigante.Murió con impaciencia demorir, pero sin una queja.Nuestraabuelahabíamuertoenlamismacasa.Unosdíasantesdelfin,nosllamóatodosynosdijo:"Soyunamujermuyvieja,queestámuriéndosemuydespacio.Quenadiesealboroteporunacosatancomúnycorriente".Norah,tuhermana,secasóytienedoshijos.Apropósito,encasa,¿cómoestán?
—Bien. Padre siempre con sus bromas contra la fe.Anoche dijo que Jesús eracomo los gauchos, que no quieren comprometerse, y que por eso predicaba enparábolas.
Vacilóymedijo:—¿Yusted?—No sé la cifra de los libros que escribirás, pero sé que son demasiados.
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Escribirás poesías que te darán un agrado no compartido y cuentos de índolefantástica.Darásclasescomotupadreycomotantosotrosdenuestrasangre.
Meagradóquenadamepreguntarasobreelfracasooéxitodeloslibros.Cambiédetonoyproseguí:
—En lo que se refiere a la historia…Hubo otra guerra, casi entre losmismosantagonistas.Franciano tardóencapitular; InglaterrayAmérica libraroncontraundictadoralemán,quesellamabaHitler,lacíclicabatalladeWaterloo.BuenosAires,hacia mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante parecido anuestropariente.Elcincuentaycinco,laprovinciadeCórdobanossalvó,comoantesEntre Ríos. Ahora, las cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta;América, trabada por la superstición de la democracia, no se resuelve a ser unimperio.Cadadíaquepasanuestropaísesmásprovinciano.Másprovincianoymásengreído, como si cerrara los ojos.Nome sorprendería que la enseñanza del latínfuerareemplazadaporladelguaraní.
Notéqueapenasmeprestabaatención.Elmiedoelementaldeloimposibleysinembargo cierto lo amilanaba. Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobremuchacho,másíntimoqueunhijodemicarne,unaoleadadeamor.Viqueapretabaentrelasmanosunlibro.Lepreguntéquéera.
—Losposeídoso,segúncreo,LosdemoniosdeFyodorDostoievski—mereplicónosinvanidad.
—Semehadesdibujado.¿Quétales?Nobienlodije,sentíquelapreguntaeraunablasfemia.—Elmaestro ruso—dictaminó—hapenetradomásquenadieen los laberintos
delalmaeslava.Esatentativaretóricameparecióunapruebadequesehabíaserenado.Lepreguntéquéotrosvolúmenesdelmaestrohabíarecorrido.Enumeródosotres,entreellosEldoble.Lepreguntésialleerlosdistinguíabienlospersonajes,comoenelcasodeJoseph
Conrad,ysipensabaproseguirelexamendelaobracompleta.—Laverdadesqueno—merespondióconciertasorpresa.Lepreguntéquéestabaescribiendoymedijoquepreparabaun librodeversos
quesetitularíaLoshimnosrojos.TambiénhabíapensadoenLosritmosrojos.—¿Porquéno?—ledije—.Podésalegarbuenosantecedentes.Elversoazulde
RubénDaríoylacancióngrisdeVerlaine.Sin hacerme caso, me aclaró que su libro cantaría la fraternidad de todos los
hombres.Elpoetadenuestrotiemponopuededarlaespaldaasuépoca.Mequedépensandoylepreguntésiverdaderamentesesentíahermanodetodos.
Porejemplo,detodoslosempresariosdepompasfúnebres,detodosloscarteros,de
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todoslosbuzos,detodoslosquevivenenlaaceradelosnúmerospares,detodoslosafónicos,etcétera.Medijoquesulibrosereferíaalagranmasadelosoprimidosyparias.
—Tu masa de oprimidos y de parias —le contesté— no es más que unaabstracción.
Sólolosindividuosexisten,siesqueexistealguien.Elhombredeayernoeselhombredehoysentencióalgúngriego.Nosotrosdos,enestebancodeGinebraodeCambridge,somostalvezlaprueba.
SalvoenlasseveraspáginasdelaHistoria,loshechosmemorablesprescindendefrases memorables. Un hombre a punto de morir quiere acordarse de un grabadoentrevisto en la infancia; los soldadosque estánpor entrar en la batalla hablandelbarro o del sargento. Nuestra situación era única y, francamente, no estábamospreparados.Hablamos,fatalmente,deletras;temonohaberdichootrascosasquelasquesuelodeciralosperiodistas.Mialteregocreíaenlainvenciónodescubrimientodemetáforasnuevas; yo en las que corresponden a afinidades íntimasynotorias yque nuestra imaginación ya ha aceptado. La vejez de los hombres y el ocaso, lossueños y la vida, el correr del tiempo y del agua. Le expuse esta opinión, queexpondríaenunlibroañosdespués.
Casinomeescuchaba.Deprontodijo:—Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un
señordeedadqueen1918ledijoqueéltambiéneraBorges?Nohabíapensadoenesadificultad.Lerespondísinconvicción:—Talvezelhechofuetanextrañoquetratédeolvidarlo.Aventuróunatímidapregunta:—¿Cómoandasumemoria?Comprendíqueparaunmuchachoquenohabíacumplidoveinteaños,unhombre
demásdesetentaeracasiunmuerto.Lecontesté:—Sueleparecersealolvido,pero todavíaencuentra loque leencargan.Estudio
anglosajónynosoyelúltimodelaclase.Nuestraconversaciónyahabíaduradodemasiadoparaserladeunsueño.Unabruscaideasemeocurrió.—Yotepuedoprobarinmediatamente—ledije—quenoestássoñandoconmigo.
Oíbienesteverso,quenohasleídonunca,queyorecuerde.Lentamenteentonélafamosalínea:L'hydre—universtordantsoncorpsécailléd'astres.Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada
resplandecientepalabra.—Esverdad—balbuceó—.Yonopodrénuncaescribirunalíneacomoésa.Hugonoshabíaunido.
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Antes,élhabíarepetidoconfervor,ahoralorecuerdo,aquellabrevepiezaenqueWaltWhitman rememora una compartida noche ante elmar, en que fue realmentefeliz.
—SiWhitmanlahacantado—observé—esporqueladeseabaynosucedió.Elpoemaganasiadivinamosqueeslamanifestacióndeunanhelo,nolahistoriadeunhecho.
Sequedómirándome.—Ustednoloconoce—exclamó—.Whitmanesincapazdementir.Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de personas de
miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que no podíamos entendernos.Éramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, locualhacedifícileldiálogo.Cadaunodelosdoseraelremedocaricaturescodelotro.La situación eraharto anormalparadurarmuchomás tiempo.Aconsejarodiscutirerainútil,porquesuinevitabledestinoeraserelquesoy.
DeprontorecordéunafantasíadeColeridge.Alguiensueñaquecruzaelparaísoyledancomopruebaunaflor.Aldespertarse,ahíestálaflor.
Semeocurrióunartificioanálogo.—Oí—ledije—,¿tenésalgúndinero?—Sí—mereplicó—.Tengounosveintefrancos.EstanocheloconvidéaSimón
JichlinskienelCrocodile.—DileaSimónqueejercerá lamedicinaenCarougeyqueharámuchobien…
ahora,medasunadetusmonedas.Sacótresescudosdeplatayunaspiezasmenores.Sincomprendermeofrecióuno
delosprimeros.Yoletendíunodeesosimprudentesbilletesamericanosquetienenmuydiverso
valoryelmismotamaño.Loexaminóconavidez.—Nopuedeser—gritó—.Llevalafechademilnovecientossetentaycuatro.(Mesesdespuésalguienmedijoquelosbilletesdebanconollevanfecha.)—Todoestoesunmilagro—alcanzóadecir—ylomilagrosodamiedo.Quienes
fuerontestigosdelaresurreccióndeLázarohabránquedadohorrorizados.Nohemoscambiadonada,pensé.Siemprelasreferenciaslibrescas.Hizopedazoselbilleteyguardólamoneda.Yoresolvítirarlaalrío.Elarcodelescudodeplataperdiéndoseenelríodeplata
hubieraconferidoamihistoriaunaimagenvívida,perolasuertenoloquiso.Respondí que lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador. Le
propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dostiemposyendossitios.
Asintióenelactoymedijo,sinmirarelreloj,queselehabíahechotarde.Losdosmentíamosycadacual sabíaque su interlocutor estabamintiendo.Ledijeque
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ibanavenirabuscarme.—¿Abuscarlo?—meinterrogó.—Sí.Cuandoalcancesmiedadhabrásperdidocasiporcompletolavista.Verásel
coloramarilloysombrasyluces.Notepreocupes.Lacegueragradualnoesunacosatrágica.Escomounlentoatardecerdeverano.
Nos despedimos sin habernos tocado.Al día siguiente no fui. El otro tampocohabráido.
Hecaviladomuchosobreesteencuentro,quenohecontadoanadie.Creohaberdescubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en unsueñoy fueasíquepudoolvidarme;yoconverséconél en lavigiliay todavíameatormentaelrecuerdo.
El otro me soñó, pero nome soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, laimposiblefechaeneldólar.
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Ulrica
HanntekrsverthitGramokleggrimethaltheirabert.
VölsungaSaga,27
Mi relato será fiel a la realidad o, en todo caso, ami recuerdo personal de larealidad,locualeslomismo.Loshechosocurrieronhacemuypoco,peroséqueelhábito literario es asimismo el hábito de intercalar rasgos circunstanciales y deacentuarlosénfasis.QuieronarrarmiencuentroconUlrica(nosupesuapellidoytalvezno lo sabrénunca)en laciudaddeYork.Lacrónicaabarcaráunanocheyunamañana.
NadamecostaríareferirquelaviporprimeravezjuntoalasCincoHermanasdeYork, esos vitrales puros de toda imagen que respetaron los iconoclastas deCromwell,peroelhechoesquenosconocimosenlasalitadelNorthernInn,queestádel otro lado de lasmurallas. Éramos pocos y ella estaba de espaldas. Alguien leofrecióunacopayrehusó.
—Soyfeminista—dijo—.Noquieroremedaraloshombres.Medesagradansutabacoysualcohol.
La frase quería ser ingeniosa y adiviné que no era la primera vez que lapronunciaba.Supedespuésquenoeracaracterísticadeella,peroloquedecimosnosiempresepareceanosotros.
Refirió que había llegado tarde al museo, pero que la dejaron entrar cuandosupieronqueeranoruega.
Unodelospresentescomentó:—NoeslaprimeravezquelosnoruegosentranenYork.—Así es—dijo ella—. Inglaterra fue nuestra y la perdimos, si alguien puede
teneralgooalgopuedeperderse.Fueentoncescuandolamiré.UnalíneadeWilliamBlakehablademuchachasde
suaveplataodefuriosooro,peroenUlricaestabaneloroylasuavidad.Eraligerayalta,derasgosafiladosydeojosgrises.Menosquesurostromeimpresionósuairedetranquilomisterio.Sonreíafácilmenteylasonrisaparecíaalejarla.Vestíadenegro,locualesraroentierrasdelNorte,quetratandealegrarconcoloresloapagadodelámbito.Hablabauninglésnítidoyprecisoyacentuabalevementelaserres.Nosoyobservador;esascosaslasdescubrípocoapoco.
Nos presentaron. Le dije que era profesor en la Universidad de los Andes enBogotá.Aclaréqueeracolombiano.
Mepreguntódeunmodopensativo:—¿Quéessercolombiano?
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—Nosé—lerespondí—.Esunactodefe.—Comosernoruega—asintió.Nada más puedo recordar de lo que se dijo esa noche. Al día siguiente bajé
tempranoalcomedor.Porloscristalesviquehabíanevado;lospáramosseperdíanenlamañana.
Nohabíanadiemás.Ulricameinvitóasumesa.Medijoquelegustabasaliracaminarsola.
RecordéunabromadeSchopenhauerycontesté:—Amítambién.Podemossalirjuntoslosdos.Nosalejamosdelacasa,sobrelanievejoven.Nohabíaunalmaenloscampos.
LepropusequefuéramosaThorgate,quequedaríoabajo,aunasmillas.SéqueyaestabaenamoradodeUlrica;nohubieradeseadoamiladoningunaotrapersona.
Oídeprontoellejanoaullidodeunlobo.Noheoídonuncaaullaraunlobo,peroséqueeraunlobo.Ulricanoseinmutó.
Alratodijocomosipensaraenvozalta:—Laspocasypobresespadasquevi ayer enYorkMinstermehanconmovido
másquelasgrandesnavesdelmuseodeOslo.Nuestros caminos se cruzaban. Ulrica, esa tarde, proseguiría el viaje hacia
Londres;yo,haciaEdimburgo.—EnOxfordStreet—medijo—repetirélospasosdeDeQuincey,quebuscabaa
suAnnaperdidaentrelasmuchedumbresdeLondres.—De Quincey—respondí— dejó de buscarla. Yo, a lo largo del tiempo, sigo
buscándola.—Talvez—dijoenvozbaja—lahasencontrado.Comprendíqueunacosa inesperadanomeestabaprohibiday lebesé labocay
losojos.Meapartóconsuavefirmezayluegodeclaró:—SerétuyaenlaposadadeThorgate.Tepidomientrastanto,quenometoques.
Esmejorqueasísea.Paraunhombrecélibeentradoenaños,elofrecidoamoresundonqueyanose
espera.Elmilagrotienederechoaimponercondiciones.PenséenmismocedadesdePopayán y en unamuchacha deTexas, clara y esbelta comoUlrica, queme habíanegadosuamor.
No incurrí en el error de preguntarle si me quería. Comprendí que no era elprimeroyquenoseríaelúltimo.Esaaventura,acasolapostreraparamí,seríaunadetantasparaesaresplandecienteyresueltadiscípuladeIbsen.
Tomadosdelamanoseguimos.—Todoestoescomounsueño—dije—yyonuncasueño.—Comoaquelrey—replicóUlrica—quenosoñóhastaqueunhechicerolohizo
dormirenunapocilga.
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Agregódespués:—Oyebien.Unpájaroestáporcantar.Alpocoratooímoselcanto.—Enestastierras—dije—,piensanquequienestápormorirprevélofuturo.—Yyoestoypormorir—dijoella.Lamiréatónito.—Cortemosporelbosque—laurgí—.ArribaremosmásprontoaThorgate.—Elbosqueespeligroso—replicó.Seguimosporlospáramos.—Yoquerríaqueestemomentodurarasiempre—murmuré.—Siempreesunapalabraquenoestápermitidaaloshombres—afirmóUlricay,
paraaminorarelénfasis,mepidióquelerepitieraminombre,quenohabíaoídobien.—JavierOtárola—ledije.Quisorepetirloynopudo.Yofracasé,parejamente,conelnombredeUlrikke.—TellamaréSigurd—declaróconunasonrisa.—SisoySigurd—lerepliqué—,túserásBrynhild.Habíademoradoelpaso.—¿Conoceslasaga?—lepregunté.—Por supuesto —me dijo—. La trágica historia que los alemanes echaron a
perderconsustardíosNibelungos.Noquisediscutirylerespondí:—Brynhild,caminascomosiquisierasqueentrelosdoshubieraunaespadaenel
lecho.Estábamosdegolpe ante laposada.Nome sorprendióque se llamara, como la
otra,elNorthernInn.Desdeloaltodelaescalinata,Ulricamegritó:—¿Oísteallobo?YanoquedanlobosenInglaterra.Apresúrate.Al subir al piso alto, notéque lasparedes estaban empapeladas a lamanerade
WilliamMorris,deunrojomuyprofundo,conentrelazadosfrutosypájaros.Ulricaentróprimero.El aposentooscuro erabajo, conun techo ados aguas.El esperadolechoseduplicabaenunvagocristalylabruñidacaobamerecordóelespejodelaEscritura.Ulricayasehabíadesvestido.Mellamópormiverdaderonombre,Javier.Sentí que la nieve arreciaba. Ya no quedaban muebles ni espejos. No había unaespadaentrelosdos.Comolaarenaseibaeltiempo.SecularenlasombrafluyóelamoryposeíporprimerayúltimavezlaimagendeUlrica.
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ElCongreso
Ilss'acheminèrentversunchâteauimmense,aufrontispiceduquelonlisait:“Jen'appartiens
àpersonneetj'appartiensàtoutlemonde.Vousyétiezavantqued'yentrer,etvousyserezencore
quandvousensortirez”.
Diderot:JacquesLeFatalisteetsonMaître(1769)
MinombreesAlejandroFerri.Ecosmarcialeshayenél,peronilosmetalesdelaglorianilagransombradelmacedonio—lafraseesdelautordeLosmármoles,cuyaamistadmehonró—separecenalmodestohombregrisquehilvanaestaslíneas,enelpisoaltodeunhoteldelacalleSantiagodelEstero,enunSurqueyanoeselSur.Encualquier momento habré cumplido setenta y tantos años; sigo dictando clases deinglésapocosalumnos.Porindecisiónopornegligenciaoporotrasrazones,nomecasé,yahoraestoysolo.Nomeduelelasoledad;bastanteesfuerzoestolerarseaunomismo y a susmanías.Noto que estoy envejeciendo; un síntoma inequívoco es elhechodequenomeinteresanosorprendenlasnovedades,acasoporqueadviertoquenada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones.Cuandoerajoven,meatraíanlosatardeceres, losarrabalesyladesdicha;ahora,lasmañanas del centro y la serenidad. Ya no juego a ser Hamlet. Me he afiliado alpartidoconservadoryaunclubdeajedrez,quesuelofrecuentarcomoespectador,avecesdistraído.Elcuriosopuedeexhumar,enalgúnoscuroanaqueldelaBibliotecaNacionaldelacalleMéxico,unejemplardemiBreveexamendelidiomaanalíticodeJohnWilkins, obra que exigiría otra edición, siquiera para corregir o atenuar susmuchoserrores.ElnuevodirectordelaBiblioteca,medicen,esunliteratoquesehaconsagrado al estudio de las lenguas antiguas, como si las actuales no fueransuficientemente rudimentarias, y a la exaltación demagógica de un imaginarioBuenosAiresdecuchilleros.Nuncahequeridoconocerlo.Yoarribéaestaciudaden1899yunasolavezelazarmeenfrentóconuncuchillerooconunsujetoqueteníafamadetal.Másadelante,sisepresentalaocasión,contaréelepisodio.
Ya dije que estoy solo; días pasados, un vecino de pieza, que me había oídohablardeFermínEguren,medijoqueéstehabíafallecidoenPuntadelEste.
La muerte de aquel hombre, que ciertamente no fue nunca mi amigo, se haobstinadoenentristecerme.Séqueestoysolo;soyen la tierraelúnicoguardiándeaquelacontecimiento,elCongreso,cuyamemorianopodrécompartir.Soyahoraelúltimocongresal.Esverdadque todos loshombres loson,quenohayunserenel
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planeta que no lo sea, pero yo lo soy de otromodo. Sé que lo soy; esome hacediversodemis innumerablescolegas, actualesy futuros.Esverdadqueeldía7defebrero de 1904 juramos por lomás sagrado no revelar—¿habrá en la tierra algosagradooalgoquenolosea?—lahistoriadelCongreso,peronomenosciertoesqueel hecho de que yo ahora sea un perjuro es también parte del Congreso. Estadeclaraciónesoscura,peropuedeencenderlacuriosidaddemiseventualeslectores.
De cualquiermodo, la tarea queme he impuesto no es fácil.No he acometidonunca,ni siquieraen suespecieepistolar, elgéneronarrativoy, loque sindudaeshartomásgrave,lahistoriaqueregistraréesincreíble.LaplumadeJoséFernándezIrala,elinmerecidamenteolvidadopoetadeLosmármoles,eralapredestinadaaestaempresa,peroyaestarde.Nofalsearédeliberadamenteloshechos,peropresientoquelaharaganeríaylatorpezameobligarán,másdeunavez,alerror.
Lasprecisasfechasnoimportan.RecordemosquevinedeSantaFe,miprovincianatal,en1899.Nohevueltonunca;meheacostumbradoaBuenosAires,ciudadquenomeatrae,comoquienseacostumbraasucuerpooaunaviejadolencia.Preveo,sinmayorinterés,queprontohedemorir;debo,porconsiguiente,sujetarmihábitodigresivoyadelantarunpocolanarración.
Nomodificannuestraesencialosaños,siesquealgunatenemos;elimpulsoquemellevaría,unanoche,alCongresodelMundofueelquemetrajo,inicialmente,alaredaccióndeÚltimaHora.Paraunpobremuchachoprovinciano,serperiodistapuedeserundestinoromántico,asícomounpobremuchachodelacapitalpuedeimaginarqueesrománticoeldestinodeungauchoodeunpeóndechacra.Nomeabochornahaber querido ser periodista, rutina que ahorame parece trivial. Recuerdo haberleoídodeciraFernándezIrala,micolega,queelperiodistaescribeparaelolvidoyquesuanheloeraescribirparalamemoriayeltiempo.Yahabíacincelado(elverboeradeusocomún)algunodelossonetosperfectosqueapareceríandespués,conunoqueotroleveretoque,enlaspáginasdeLosmármoles.
NopuedoprecisarlaprimeravezqueoíhablardelCongreso.Quizáfueaquellatardeenqueelcontadormepagómisueldomensualyyo,paracelebraresapruebadequeBuenosAiresmehabíaaceptado,propuseaIralaquecomiéramosjuntos.Éstesedisculpó,alegandoquenopodíafaltaralCongreso.Inmediatamenteentendíquenosereferíaalvanidosoedificioconunacúpula,queestáenel fondodeunaavenidapobladadeespañoles,sinoaalgomássecretoymásimportante.LagentehablabadelCongreso, algunos con abierta sorna, otros bajando la voz, otros con alarma ocuriosidad;todos,creo,conignorancia.Alcabodeunossábados,Iralameconvidóaacompañarlo.Yahabíacumplido,meconfió,conlostrámitesnecesarios.
Serían las nueve o diez de la noche. En el tranvía me dijo que las reunionespreliminares teníanlugar lossábadosyquedonAlejandroGlencoe, talvezmovidoporminombre,
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yahabíadadosufirma.EntramosenlaConfiteríadelGas.Loscongresales,queserían quince o veinte, rodeaban unamesa larga; no sé si había un estrado o si lamemorialoagrega.Reconocíenelactoalpresidente,quenohabíavistonunca.DonAlejandroeraunseñordeairedigno,yaentradoenaños,conlafrentedespejada,losojosgrisesyunacanosabarbarojiza.Siemprelovidelevitaoscura;solíaapoyarenel bastón lasmanos cruzadas. Era robusto y alto.A su izquierda había un hombremuchomásjoven,tambiéndepelorojo;suviolentocolorsugeríaelfuegoyeldelabarbadelseñorGlencoe,lashojasdelotoño.Aladerechahabíaunmuchachodecaralargaydefrentesingularmentebaja, trajeadocomoundandy.Todoshabíanpedidocaféyunoqueotro,ajenjo.Loqueprimerodespertómiatenciónfuelapresenciadeunamujer,solaentre tantoshombres.Enlaotrapuntade lamesahabíaunniñodediezaños,vestidodemarinero,quenotardóenquedarsedormido.Habíatambiénunpastorprotestante,dosinequívocosjudíosyunnegroconpañuelodesedaylaropamuyajustada,alamaneradeloscompadritosdelasesquinas.Anteelnegroyelniñohabíadostazasdechocolate.Norecuerdoalosotros,salvoaunseñorMarcelodelMazo,hombredesumacortesíaydefinodiálogo,quenovolvíavermás.Conservounaborrosaydeficientefotografíadeunadelasreuniones,quenopublicaré,porquela indumentariade laépoca, lasmelenasy losbigotes, ledaríanunaireburlescoyhastamenesteroso,quefalsearíalaescena.Todaslasagrupacionestiendenacrearsudialecto y sus ritos; elCongreso, que siempre tuvoparamí algode sueño, parecíaquererqueloscongresalesfuerandescubriendosinprisaelfinquebuscabayaunlosnombresyapellidosdesuscolegas.NotardéencomprenderquemiobligacióneranohacerpreguntasymeabstuvedeinterrogaraFernándezIrala,quetampocomedijonada.Nofaltéunsolosábado,peropasaronunoodosmesesantesqueyoentendiera.Desdelasegundareunión,mivecinofueDonaldWren,uningenierodelFerrocarrilSud,quemedaríaleccionesdeinglés.
DonAlejandro hablabamuy poco; los otros no se dirigían a él, pero sentí quehablabanparaélyquebuscabansuaprobación.Bastabaunademándelalentamanopara que el temadel debate cambiara. Fui descubriendopoco a pocoque el rojizohombredelaizquierdateníaelcuriosonombredeTwirl.Recuerdosuairefrágil,queesatributodeciertaspersonasmuyaltas,comosi laestatura lesdieravértigoy loshiciera abovedarse.Susmanos, lo recuerdo, solían jugar conunabrújula de cobre,quearatosdejabaenlamesa.Afinesde1914,muriócomosoldadodeinfanteríaenunregimientoirlandés.Elquesiempreocupabaladerechaeraeljovendefrentebaja,FermínEguren,sobrinodelpresidente.Descreodelosmétodosdelrealismo,géneroartificial si los hay; prefiero revelar de una buena vez lo que comprendígradualmente.Antes, quiero recordar al lectormi situación de entonces: yo era unpobremuchachodeCasilda,hijodechacareros,quehabíallegadoaBuenosAiresyquedeprontoseencontraba,así lasentí,enel íntimocentrodeBuenosAiresy tal
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vez, quién sabe, del mundo. Medio siglo ha pasado y sigo sintiendo aqueldeslumbramientoinicial,queciertamentenofueelúltimo.
He aquí los hechos; los narraré con toda brevedad.DonAlejandroGlencoe, elpresidente, era un estanciero oriental, dueño de un establecimiento de campo quelindaba con el Brasil. Su padre, oriundo de Aberdeen, se había fijado en estecontinentealpromediarelsigloanterior.Trajoconsigounoscienlibros, losúnicos,meatrevoaafirmar,quedonAlejandroleyóeneldecursodesuvida.(Hablodeestoslibrosheterogéneos,quehetenidoenlasmanos,porqueenunodeellosestálaraízdemihistoria.)ElprimerGlencoe,almorir,dejóunahijayunhijo,queseríadespuésnuestro presidente. La hija se casó con unEguren y fue lamadre de Fermín.DonAlejandro aspiró alguna vez a ser diputado, pero los jefes políticos le cerraron laspuertas del Congreso del Uruguay. El hombre se enconó y resolvió fundar otroCongreso de más vastos alcances. Recordó haber leído en una de las volcánicaspáginasdeCarlyleeldestinodeaquelAnacharsisCloots,devotodeladiosaRazón,quealacabezadetreintayseisextranjeroshablócomo"oradordelgénerohumano"ante una asamblea de París. Movido por su ejemplo, don Alejandro concibió elpropósitodeorganizarunCongresodelMundoquerepresentaríaatodosloshombresde todas las naciones.El centro de las reuniones preliminares era laConfitería delGas; el acto de apertura, para el cual se había previsto un plazo de cuatro años,tendría su sede en el establecimiento de don Alejandro. Éste, que como tantosorientales, no era partidario deArtigas, quería aBuenosAires, pero había resueltoqueelCongresosereunieraensupatria.Curiosamente,elplazooriginalsecumpliríaconunaprecisióncasimágica.
Alprincipiocobrábamosnuestrasdietas,quenoerandeleznables,peroelfervorque a todos nos encendía hizo que Fernández Irala, que era tan pobre como yo,renunciaraalasuyaylomismohicimoslosotros.Esamedidafuebenéfica,yaquesirvióparaseparar lamiesdel rastrojo;elnúmerodecongresalesdisminuyóysóloquedamoslosfieles.ElúnicocargorentadofueeldelaSecretaria,NoraErfjord,quecarecíadeotrosmediosdevidaycuyalaboreraabrumadora.Organizarunaentidadqueabarcaelplanetanoesunaempresabaladí.Lascartasibanyveníanyasimismolos telegramas. Llegaban adhesiones del Perú, de Dinamarca y del Indostán. Unboliviano señaló que su patria carecía de todo acceso almar y que esa lamentablecarenciadeberíasereltemadeunodelosprimerosdebates.
Twirl, cuya inteligencia era lúcida, observó que el Congreso presuponía unproblema de índole filosófica. Planear una asamblea que representara a todos loshombreseracomofijarelnúmeroexactodelosarquetiposplatónicos,enigmaquehaatareadodurantesigloslaperplejidaddelospensadores.Sugirióque,sinirmáslejos,don Alejandro Glencoe podía representar a los hacendados, pero también a losorientalesytambiénalosgrandesprecursoresytambiénaloshombresdebarbaroja
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yalosqueestánsentadosenunsillón.NoraErfjorderanoruega.¿Representaríaalassecretarias,alasnoruegasosimplementeatodaslasmujereshermosas?¿Bastabauningenieropararepresentaratodoslosingenieros,inclusolosdeNuevaZelandia?
Fueentonces,creo,queFermínintervino.—Ferriestáenrepresentacióndelosgringos—dijoconunacarcajada.DonAlejandrolomiróconseveridadydijosinapuro:—El señor Ferri está en representación de los emigrantes, cuya labor está
levantandoelpaís.NuncaFermínEgurenmepudover.Ejercíadiversassoberbias:ladeseroriental,
ladesercriollo,ladeatraeratodaslasmujeres,ladehaberelegidounsastrecostosoy,nuncasabréporqué,ladesuestirpevasca,gentequealmargendelahistorianohahechootracosaqueordeñarvacas.
Unincidentedelomástrivialsellónuestrasenemistades.Despuésdeunasesión,Eguren propuso que fuéramos a la calle Junín. El proyecto nome atraía, pero
acepté,paranoexponermeasusburlas.FuimosconFernándezIrala.Alsalirdelacasa,
noscruzamosconunhombregrandote.Eguren,queestaríaunpocobebido,lediounempujón.Elotronoscerróelcaminoynosdijo:
—Elquequierasalirvaatenerquepasarporestecuchillo.Recuerdo el brillo del acero en la oscuridad del zaguán. Eguren se echó atrás,
aterrado.Yono las tenía todasconmigo,peromiodiopudomásquemi susto.Mellevélamanoalasisa,comoparasacarunarma,ydijeconvozfirme:
—Estolovamosaarreglarenlacalle.Eldesconocidomerespondió,yaconotravoz:—Asímegustanloshombres.Yoqueríaprobarlos,amigo.Ahorareíaafablemente.—Lodeamigocorreporcuentasuya—lerepliquéysalimos.Elhombredelcuchilloentróenelprostíbulo.Medijerondespuésquesellamaba
TapiaoParedesoalgoporelestiloyqueteníafamadependenciero.Yaenlavereda,Irala,quesehabíamantenidosereno,mepalmeóydeclaróconénfasis:
—Entrelostreshabíaunmosquetero.¡Salve,d'Artagnan!FermínEgurennuncameperdonóhabersidotestigodesuaflojada.Sientoqueahora,ysóloahora,empiezalahistoria.Laspáginasyaescritasnohan
registrado más que las condiciones que el azar o el destino requería para queocurrieraelhechoincreíble,acasoelúnicodetodamivida.DonAlejandroGlencoeerasiempreelcentrodelatrama,perogradualmentesentimos,nosinalgúnasombroy alarma, que el verdadero presidente era Twirl. Este singular personaje de bigotefulgenteadulabaaGlencoeyaunaFermínEguren,perodeunmodotanexageradoque podía pasar por una burla y no comprometía su dignidad. Glencoe tenía la
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soberbiadesuvastafortuna;Twirladivinóque,paraimponerleunproyecto,bastabasugerirquesucostoerademasiadooneroso.Alprincipio,elCongresonohabíasidomás,losospecho,queunvagonombre;Twirlproponíacontinuasampliaciones,quedonAlejandrosiempreaceptaba.Eracomoestarenelcentrodeuncírculocreciente,queseagrandasinfin,alejándose.Declaró,porejemplo,queelCongresonopodíaprescindirdeunabibliotecadelibrosdeconsulta;Nierenstein,quetrabajabaenunalibrería, fue consiguiéndonos los atlas de Justus Perthes y diversas y extensasenciclopedias,desdelaHistorianaturalisdePlinioyelSpeculumdeBeauvaishastalos gratos laberintos (releo estas palabras con la voz de Fernández Irala) de losilustresenciclopedistasfranceses,delaBritannica,dePierreLarousse,deBrockhaus,de Larsen y deMontaner y Simón. Recuerdo haber acariciado con reverencia lossedososvolúmenesdeciertaenciclopediachina,cuyosbienpinceladoscaracteresmeparecieron más misteriosos que las manchas de la piel de un leopardo. No dirétodavíaelfinquetuvieronyqueporciertonolamento.
DonAlejandronoshabíatomadocariñoaFernándezIralayamí,talvezporqueéramoslosúnicosquenotratabandehalagarlo.NosconvidóapasarunosdíasenlaestanciaLaCaledonia,dondeyaestabantrabajandolospeonesalbañiles.
Alcabodeunalarganavegación,ríoarriba,ydeunatravesíaenbalsa,pisamoslaotra banda, un amanecer. Después tuvimos que hacer noche en pulperíasmenesterosasyqueabrirycerrarmuchastranquerasenlaCuchillaNegra.Íbamosenunavolanta;elcampomepareciómásgrandeymássoloqueeldelachacraenquenací.
Conservoaúnmisdosimágenesdelaestancia:laqueyohabíaprevistoylaquemisojosvieronalfin.Absurdamenteyomehabíafigurado,comoenunsueño,unacombinación imposible de la llanura santafesina y del Palacio de las AguasCorrientes; LaCaledonia era una casa larga, de adobe, con el techo de paja a dosaguas y con un corredor de ladrillo.Me pareció construida para el rigor y para ellargo tiempo. Casi una vara de espesor tenían los toscosmuros y las puertas eranangostas.Anadieselehabíaocurridoplantarunárbol.Elprimersolyelúltimolagolpeaban.Loscorraleserandepiedra;lahaciendaeranumerosa,flacayguampuda;lascolasarremolinadasdeloscaballosalcanzabanalsuelo.Porprimeravezconocíelsabordelanimalreciéncarneado.Trajeronunasbolsasdegalleta;elcapatazmedijo,díasdespués,quenohabíaprobadopanen suvida. Iralapreguntódóndeestabaelbaño;donAlejandro,conunvastoademán,lemostróelcontinente.Lanocheeradeluna;salíadarunavueltaylosorprendí,vigiladoporunñandú.
Elcalor,quenohabíamitigadolanoche,erainsoportableytodosponderabanelfresco. Las piezas eran bajas y muchas y me parecieron desmanteladas; nosdestinaron una que daba al sur, en la que había dos catres y una cómoda, con lapalanganaylajarraqueerandeplata.Elpisoeradetierra.
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AldíasiguientediconlabibliotecayconlosvolúmenesdeCarlyleybusquélaspáginasconsagradasaloradordelgénerohumano,AnacharsisCloots,quemehabíaconducidoaaquellamañanayaaquellasoledad.Despuésdeldesayuno,idénticoalacomida,donAlejandronosmostró los trabajos.Hicimosuna leguaacaballo, entrelosdescampados.Irala,cuyaequitacióneratemerosa,sufrióunpercance;elcapatazobservósinunasonrisa:
—Elporteñosabeapearsemuybien.Desdelejosvimoslaobra.Unaveintenadehombreshabíaerigidounasuertede
anfiteatrodespedazado.Recuerdounosandamiosyunasgradasquedejabanentreverespaciosdecielo.
Másdeunaveztratédeconversarconlosgauchos,peromiempeñofracasó.Dealgúnmodosabíanqueerandistintos.Paraentenderseentreellos,usabanparcamenteun gangoso español abrasilerado. Sin duda por sus venas corrían sangre india ysangrenegra.Eranfuertesybajos;enLaCaledoniayoeraunhombrealto,cosaqueno me había sucedido hasta entonces. Casi todos usaban chiripá y uno que otro,bombacha.PocoonadateníanencomúnconlosdolientespersonajesdeHernándezode Rafael Obligado. Bajo el estímulo del alcohol de los sábados, eran fácilmenteviolentos.Nohabíaunamujeryjamásoíunaguitarra.
Más que los hombres de esa fronterame interesó el cambio total que se habíaoperado en donAlejandro.EnBuenosAires, era un señor afable ymedido; enLaCaledonia,elseverojefedeunclan,comosusmayores.Losdomingosporlamañanales leía la SagradaEscritura a los peones, que no entendían una sola palabra.Unanoche,elcapataz,unmuchachojoven,quehabíaheredadoelcargodesupadre,nosavisóqueunagregadoyunpeónsehabían trabadoapuñaladas.DonAlejandroselevantósinmayorapuro.Llegóalarueda,sequitóelarmaquesolíacargar,seladioal capataz, queme pareció acobardado, y se abrió camino entre los aceros. Oí enseguidalaorden:
—Sueltenelcuchillo,muchachos.Conlamismavoztranquilaagregó:—Ahorasedanlamanoyseportanbien.Noquierobarullosaquí.Losdosobedecieron.AlotrodíasupequedonAlejandro lohabíadespedidoal
capataz.Sentíquelasoledadmecercaba.TemínovolvernuncaaBuenosAires.Nosési
FernándezIralacompartióesetemor,perohablábamosmuchodelaArgentinaydeloqueharíamosalavuelta.ExtrañabalosleonesdeunportóndelacalleJujuy,cercadelaplazadelOnce,olaluzdeciertoalmacéndeimprecisatopografía,noloslugareshabituales.Siempre fuibuen jinete;mehabituéa salir acaballoya recorrer largasdistancias.Todavíameacuerdodeaquelmoroqueyosolíaensillaryqueyahabrámuerto.AcasoalgunatardeoalgunanocheestuveenelBrasil,porquelafronterano
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eraotracosaqueunalíneatrazadapormojones.Habíaaprendidoanocontar losdíascuando,alcabodeundíacomolosotros,
donAlejandronosadvirtió:—Ahoranosvamosaacostar.Mañanasalimosconlafresca.YaríoabajomesentítanfelizquepudepensarconcariñoenLaCaledonia.Reanudamos la reunión de los sábados. En la primera, Twirl pidió la palabra.
Dijo,conlashabitualesfloresretóricas,quelabibliotecadelCongresodelMundonopodíareducirsealibrosdeconsultayquelasobrasclásicasdetodaslasnacionesylenguas eran un verdadero testimonio que no podíamos ignorar sin peligro. Laponenciafueaprobadaenelacto;FernándezIralayeldoctorCruz,queeraprofesordelatín,aceptaronlamisióndeelegir los textosnecesarios.TwirlyahabíahabladodelasuntoconNierenstein.
En aquel tiemponohabía un solo argentino cuyaUtopía no fuera la ciudaddeParís.QuizáelmásimpacientedenosotroseraFermínEguren:loseguíaFernándezIrala,porrazoneshartodistintas.ParaelpoetadeLosmármoles,ParíseraVerlaineyLecontedeLisle;paraEguren,unacontinuaciónmejoradadelacalleJunín.Sehabíaentendido, lo sospecho, con Twirl. Éste, en otra reunión, discutió el idioma queusaríanloscongresalesylaconvenienciadequedosdelegadosfueranaLondresyaParís,adocumentarse.Parafingirimparcialidad,propusoprimerominombrey,trasunaligeravacilación,eldesuamigoEguren.DonAlejandro,comosiempre,asintió.
Creo haber escrito que Wren, a cambio de unas clases de italiano, me habíainiciado en el estudio del infinito idioma inglés. Prescindió, en lo posible, de lagramáticaydelasoracionesfabricadasparaelaprendizajeyentramosdirectamenteen lapoesía, cuyas formas exigen labrevedad.Miprimer contacto conel lenguajeque poblaría mi vida fue el valerosoRequiem de Stevenson; después vinieron lasbaladas que Percy reveló al decoroso siglo dieciocho. Poco antes de partir paraLondresconocíeldeslumbramientodeSwinburne,quemellevóadudar,comoquiencometeunaculpa,delaeminenciadelosalejandrinosdeIrala.
ArribéaLondresaprincipiosdeenerodelnovecientosdos;recuerdolacariciadelanieve,queyonuncahabíavistoyqueagradecí.Felizmente,nometocóviajarconEguren.MehospedéenunamódicapensiónaespaldasdelMuseoBritánico,acuyabibliotecaconcurríademañanaydetarde,enbuscadeunidiomaquefueradignodelCongresodelMundo.Nodescuidélaslenguasuniversales;measoméalesperanto—que el Lunario sentimental califica de "equitativo, simple y económico"— y alVolapük, que quiere explorar todas las posibilidades lingüísticas, declinando losverbosyconjugandolossustantivos.Considerélosargumentosenproyencontraderesucitarel latín,cuyanostalgianohacesadodeperduraralcabodelossiglos.Medemoré asimismo en el examen del idioma analítico de John Wilkins, donde ladefinicióndecadapalabraestáenlasletrasquelaforman.Fuebajolaaltacúpulade
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lasalaqueconocíaBeatriz.ÉstaeslahistoriageneraldelCongresodelMundo,noladeAlejandroFerri, la
mía, pero la primera abarca a la última, como a todas las otras. Beatriz era alta,esbelta,derasgospurosydeunacabellerabermejaquepudohabermerecordadoynuncalohizoladeloblicuoTwirl.Nohabíacumplidolosveinteaños.Habíadejadounodeloscondadosdelnorteparaseralumnadeletrasdelauniversidad.Suorigen,comoelmío,erahumilde.SerdecepaitalianaenBuenosAireseraaúndesdoroso;enLondresdescubríqueparamuchoseraunatributoromántico.Pocastardestardamosen ser amantes; le pedí que se casara conmigo, pero Beatriz Frost, como NoraErfjord,eradevotadelafepredicadaporIbsenynoqueríaatarseanadie.Desubocanació la palabra que yo no me atrevía a decir. Oh noches, oh compartida y tibiatiniebla,ohelamorquefluyeenlasombracomounríosecreto,ohaquelmomentodeladichaenquecadaunoeslosdos,ohlainocenciayelcandordeladicha,ohlaunión en la que nos perdíamos para perdernos luego en el sueño, oh las primerasclaridadesdeldíayyocontemplándola.
EnlaásperafronteradelBrasilmehabíaacosadolanostalgia;noasíenelrojolaberintodeLondres,quemediotantascosas.Apesardelospretextosqueurdíparademorar lapartida, tuvequevolvera findeaño;celebramos juntos laNavidad.LeprometíquedonAlejandrolainvitaríaaformarpartedelCongreso;mereplicó,deunmodo vago, que le interesaría visitar el hemisferio austral y que un primo suyo,dentista,sehabíaradicadoenTasmania.Beatriznoquisoverelbarco;ladespedida,asuentender, eraunénfasis,una insensata fiestade ladesdicha,yelladetestaba losénfasis.Nos dijimos adiós en la biblioteca donde nos conocimos en otro invierno.Soyunhombrecobarde;no ledejémidirección,paraeludir laangustiadeesperarcartas.
Henotadoquelosviajesdevueltaduranmenosquelosde ida,perola travesíadelAtlántico, pesadade recuerdos y de zozobras,mepareciómuy larga.Nadamedolía tantocomopensarqueparalelamenteamividaBeatriz iríaviviendo la suya,minuto por minuto y noche por noche. Escribí una carta de muchas páginas, querompíalzarpardeMontevideo.Arribéalapatriaundíajueves;Iralameesperabaenladársena.Volvíamiantiguoalojamientoen lacalleChile;aqueldíayelotro lospasamoshablandoy caminando.Yoquería recobrar aBuenosAires. Fue un aliviosaberqueFermínEgurenseguíaenParís;elhechodehaber regresadoantesqueélatenuaríadealgúnmodomilargaausencia.
Irala estaba descorazonado. Fermín dilapidaba en Europa sumas desaforadas yhabía desacatado más de una vez la orden de volver inmediatamente. Esto eraprevisible.Másmeinquietaronotrasnoticias;Twirl,pesealaoposicióndeIralaydeCruz,había invocadoaPlinioelJoven,segúnelcualnohaylibro tanmaloquenoencierrealgobueno,yhabíapropuesto lacompra indiscriminadadecoleccionesde
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La Prensa, de tres mil cuatrocientos ejemplares de Don Quijote, en diversosformatos,delepistolariodeBalmes,detesisuniversitarias,decuentas,deboletinesyde programas de teatro. Todo es un testimonio, había dicho.Nierenstein lo apoyó;donAlejandro, "al cabo de tres sábados sonoros", aprobó lamoción.NoraErfjordhabíarenunciadoasucargodesecretaria;lareemplazabaunsocionuevo,Karlinski,queerauninstrumentodeTwirl.Losdesmesuradospaquetesibanapilándoseahora,sincatálogonifichero,enlashabitacionesdelfondoyenlabodegadelcaseróndedonAlejandro.Aprincipiosdejulio,IralahabíapasadounasemanaenLaCaledonia;losalbañileshabíaninterrumpidoeltrabajo.Elcapataz,interrogado,explicóqueasílohabíadispuestoelpatrónyquealtiempoloqueleestásobrandosondías.
En Londres yo había redactado un informe, que no es del caso recordar; elviernes, fui a saludar a don Alejandro y a entregarle mi texto. Me acompañóFernández Irala.Era la horade la tardey en la casa entraba el pampero.Frente alportóndelacalleAlsinaesperabauncarrocontrescaballos.Meacuerdodehombresencorvadosqueibandescargandosusfardosenelúltimopatio;Twirl,imperioso,lesdaba órdenes. Ahí estaban también, como si presintieran algo, Nora Erfjord yNierensteinyCruzyDonaldWrenyunoodoscongresalesmás.Norameabrazóymebesóyaquelabrazoyaquelbesomerecordaronotros.Elnegro,bonachónyfeliz,mebesólamano.
En uno de los cuartos estaba abierta la cuadrada trampa del sótano; unosescalonesdematerialseperdíanenlasombra.
Bruscamenteoímoslospasos.Antesdeverlo,supequeeradonAlejandroelqueentraba.Casicomosicorriera,llegó.
Suvozeradistinta;noeraladelpausadoseñorquepresidíanuestrossábadosniladelestancierofeudalqueprohibíaundueloacuchilloyquepredicabaasusgauchoslapalabradeDios,peroseparecíamásalaúltima.
Sinmiraranadie,mandó:—Vayan sacando todo lo amontonado ahí abajo. Que no quede un libro en el
sótano.Latareadurócasiunahora.Acumulamosenelpatiodetierraunapilamásalta
que los más altos. Todos íbamos y veníamos; el único que no se movió fue donAlejandro.
Despuésvinolaorden:—Ahoraleprendenfuegoaestosbultos.Twirlestabamuypálido.Nierensteinacertóamurmurar:—ElCongresodelMundonopuedeprescindirdeesosauxiliarespreciososque
heseleccionadocontantoamor.—¿ElCongresodelMundo?—dijodonAlejandro.Serióconsornayyonunca
lohabíaoídoreír.
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Hay un misterioso placer en la destrucción; las llamaradas crepitaronresplandecientesyloshombresnosagolpamoscontralosmurosoenlashabitaciones.Noche, ceniza y olor a quemado quedaron en el patio.Me acuerdo de unas hojasperdidasquesesalvaron,blancassobrelatierra.NoraErfjord,queprofesabapordonAlejandroeseamorquelasmujeresjóvenessuelenprofesarporloshombresviejos,dijosinentender:
—DonAlejandrosabeloquehace.Irala,fielalaliteratura,intentóunafrase:—CadatantossigloshayquequemarlaBibliotecadeAlejandría.Luegonosllególarevelación:—Cuatroañoshetardadoencomprenderloquelesdigoahora.Laempresaque
hemos acometido es tan vasta que abarca—ahora lo sé—elmundo entero.No esunos cuantos charlatanes que aturden en los galpones de una estancia perdida. ElCongresodelMundocomenzóconelprimerinstantedelmundoyproseguirácuandoseamospolvo.Nohayunlugarenquenoesté.ElCongresoesloslibrosquehemosquemado.ElCongresoesloscaledoniosquederrotaronalaslegionesdelosCésares.ElCongresoesJobenelmuladaryCristoenlacruz.ElCongresoesaquelmuchachoinútilquemalgastamihaciendaconlasrameras.
Nopudecontenermeylointerrumpí:—DonAlejandro, yo también soy culpable.Yo tenía concluido el informe, que
aquíletraigo,yseguíademorándomeenInglaterraytirandosuplata,porelamordeunamujer.
DonAlejandrocontinuó:—Yamelosuponía,Ferri.ElCongresoesmistoros.ElCongresoeslostorosque
hevendidoylasleguasdecampoquenosonmías.Unavozconsternadaseelevó;eraladeTwirl.—¿NovaadecirnosquehavendidoLaCaledonia?DonAlejandrocontestósinapuro:—Sí, la he vendido.Ya nomequeda un palmode tierra, peromi ruina nome
duele,porqueahoraentiendo.Talveznonosveremosmás,porqueelCongresononosprecisa,peroestaúltimanochesaldremostodosamirarelCongreso.
Estaba ebrio de victoria. Nos inundaron su firmeza y su fe. Nadie ni por unsegundopensóqueestuvieraloco.
Enlaplaza tomamosuncocheabierto.Yomeacomodéenelpescante, juntoalcochero,ydonAlejandroordenó:
—Maestro,vamosarecorrerlaciudad.Llévenosdondequiera.Elnegro,encaramadoenunestribo,nocesabadesonreír.Nuncasabrésientendió
algo.Laspalabrassonsímbolosquepostulanunamemoriacompartida.Laqueahora
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quierohistoriaresmíasolamente;quieneslacompartieronhanmuerto.Losmísticosinvocanunarosa,unbeso,unpájaroqueestodoslospájaros,unsolqueestodaslasestrellasyel sol,uncántarodevino,un jardínoelacto sexual.Deesasmetáforasningunamesirveparaesalarganochedejúbilo,quenosdejó,cansadosyfelices,enlos linderos de la aurora. Casi no hablamos, mientras las ruedas y los cascosretumbabansobrelaspiedras.Antesdelalba,cercadeunaguaoscurayhumilde,queeratalvezelMaldonadootalvezelRiachuelo,laaltavozdeNoraErfjordentonólabalada de Patrick Spens y don Alejandro coreó uno que otro verso en voz baja,desafinadamente.Laspalabras inglesasnome trajeron la imagendeBeatriz.AmisespaldasTwirlmurmuró:
—Hequeridohacerelmalyhagoelbien.Algodeloqueentrevimosperdura—elrojizoparedóndelaRecoleta,elamarillo
paredóndelacárcel,unaparejadehombresbailandoenunaesquinasinochava,unatrio ajedrezado con una verja, las barreras del tren, mi casa, un mercado, lainsondableyhúmedanoche—peroningunadeesascosasfugaces,queacasofueronotras,importa.Importahabersentidoquenuestroplan,delcualmásdeunaveznosburlamos,existía realmenteysecretamenteyeraeluniversoynosotros.Sinmayoresperanza,hebuscadoalo largodelosañoselsabordeesanoche;algunavezcreírecuperarlaenlamúsica,enelamor,enlainciertamemoria,peronohavuelto,salvounasolamadrugada,enunsueño.Cuando juramosnodecirnadaanadieyaera lamañanadelsábado.
Nolosvolvíavermás,salvoaIrala.Nocomentamosnuncalahistoria;cualquierpalabranuestrahubierasidounaprofanación.En1914,donAlejandroGlencoemurióyfuesepultadoenMontevideo.Iralayahabíamuertoelañoanterior.
ConNierensteinmecrucéunavezenlacalleLimayfingimosnohabernosvisto.
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Therearemorethings
AlamemoriadeHowardP.Lovecraft
ApuntoderendirelúltimoexamenenlaUniversidaddeTexas,enAustin,supeque mi tío Edwin Arnett había muerto de un aneurisma, en el confín remoto delContinente.Sentíloquesentimoscuandoalguienmuere:lacongoja,yainútil,dequenadanoshubieracostadohabersidomásbuenos.Elhombreolvidaqueesunmuertoqueconversaconmuertos.Lamateriaqueyocursabaera filosofía; recordéquemitío, sin invocar un solo nombre propio, me había revelado sus hermosasperplejidades, allá en la Casa Colorada, cerca de Lomas. Una de las naranjas delpostre fue su instrumentopara iniciarmeenel idealismodeBerkeley;el tablerodeajedrezlebastóparalasparadojaseleáticas.AñosdespuésmeprestaríalostratadosdeHinton,quequieredemostrarlarealidaddeunacuartadimensióndelespacio,queel lector puede intuir mediante complicados ejercicios con cubos de colores. Noolvidarélosprismasypirámidesqueerigimosenelpisodelescritorio.
Mi tío era ingeniero. Antes de jubilarse de su cargo en el Ferrocarril decidióestablecerseenTurdera,queleofrecíalasventajasdeunasoledadcasiagresteydelacercanía de Buenos Aires. Nada más previsible que el arquitecto fuera su íntimoamigoAlexanderMuir.EstehombrerígidoprofesabalarígidadoctrinadeKnox;mitío, a lamanera de casi todos los señores de su época, era librepensador, o,mejordicho,agnóstico,peroleinteresabalateología,comoleinteresabanlosfalacescubosdeHintonolasbienconcertadaspesadillasdeljovenWells.Legustabanlosperros;teníaungranovejeroalquelehabíapuestoelapododeSamuelJohnsonenmemoriadeLichfield,sulejanopueblonatal.
La Casa Colorada estaba en un alto, cercada hacia el poniente por terrenosanegadizos.Delotroladodelaverja,lasaraucariasnomitigabansuairedepesadez.Enlugardeazoteashabíatejadosdepizarraadosaguasyunatorrecuadradaconunreloj,queparecíanoprimirlasparedesylasparcasventanas.Dechico,yoaceptabaesas fealdades como se aceptan esas cosas incompatibles que sólo por razón decoexistirllevanelnombredeuniverso.
Regresé a la patria en 1921. Para evitar litigios habían rematado la casa; laadquirióunforastero,MaxPreetorius,queabonóeldobledelasumaofrecidaporelmejorpostor.Firmadalaescritura,llegóalatardecercondosasistentesytiraronaunvaciadero,no lejosdelCaminode lasTropas, todos losmuebles, todos los librosytodoslosenseresdelacasa.(RecordécontristezalosdiagramasdelosvolúmenesdeHintonylagranesferaterráquea.)Alotrodía,fueaconversarconMuirylepropusociertasrefacciones,queésterechazóconindignación.Ulteriormente,unaempresadela Capital se encargó de la obra. Los carpinteros de la localidad se negaron a
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amueblardenuevolacasa;untalMariani,deGlew,aceptóalfinlascondicionesquele impuso Preetorius.Durante una quincena, tuvo que trabajar de noche, a puertascerradas. Fue asimismo de noche que se instaló en la Casa Colorada el nuevohabitante.Lasventanasyanoseabrieron,peroenlaoscuridadsedivisabangrietasdeluz. El lechero dio una mañana con el ovejero muerto en la acera, decapitado ymutilado.Enelinviernotalaronlasaraucarias.NadievolvióaveraPreetorius,que,segúnparece,notardóendejarelpaís.
Talesnoticias,comoesdesuponer,meinquietaron.Séquemirasgomásnotorioeslacuriosidadquemecondujoalgunavezalauniónconunamujerdeltodoajenaamí,sóloparasaberquiéneraycómoera,apracticar(sinresultadoapreciable)elusodelláudano,aexplorarlosnúmerostransfinitosyaemprenderlaatrozaventuraquevoyareferir.Fatalmentedecidíindagarelasunto.
MiprimertrámitefueveraAlexanderMuir.Lorecordabaerguidoymoreno,deuna flacura que no excluía la fuerza; ahora lo habían encorvado los años y larenegridabarbaeragris.MerecibióensucasadeTemperley,queprevisiblementeseparecía a la demi tío, ya que las dos correspondían a las sólidas normas del buenpoetaymalconstructorWilliamMorris.
El diálogo fue parco; no en vano el símbolo de Escocia es el cardo. Intuí, noobstante, que el cargado té de Ceylán y la equitativa fuente de scones (que mihuésped partía y enmantecaba como si yo aún fuera un niño) eran, de hecho, unfrugalfestíncalvinista,dedicadoalsobrinodesuamigo.Suscontroversiasteológicasconmitíohabíansidounlargoajedrez,queexigíadecadajugadorlacolaboracióndelcontrario.
Pasabaeltiempoyyonomeacercabaamitema.HubounsilencioincómodoyMuirhabló.
—Muchacho(Youngman)—dijo—,ustednosehacosteadohastaaquíparaquehablemosdeEdwinode losEstadosUnidos,paísquepocome interesa.Loque lequita el sueño es la venta de la Casa Colorada y ese curioso comprador. A mí,también.Francamente, lahistoriamedesagrada,pero lediré loquepueda.Noserámucho.
Alrato,prosiguiósinpremura:—AntesqueEdwinmuriera,elintendentemecitóensudespacho.Estabaconel
cura párroco. Me propusieron que trazara los planos para una capilla católica.Remuneraríanbienmi trabajo.Lescontestéenel actoqueno.Soyun servidordelSeñorynopuedocometerlaabominacióndeerigiraltaresparaídolos.
Aquísedetuvo.—¿Esoestodo?—meatrevíapreguntar.—No.EljudeznoesedePreetoriusqueríaqueyodestruyeramiobrayqueensu
lugarpergeñaraunacosamonstruosa.Laabominacióntienemuchasformas.
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Pronuncióestaspalabrascongravedadysepusodepie.AldoblarlaesquinasemeacercóDanielIberra.Nosconocíamoscomolagente
se conoce en los pueblos. Me propuso que volviéramos caminando. Nunca meinteresaron losmalevos y preví una sórdida retahíla de cuentos de almacénmás omenosapócrifosybrutales,peromeresignéyacepté.Eracasidenoche.AldivisardesdeunascuadraslaCasaColoradaenelalto,Iberrasedesvió.Lepreguntéporqué.Surespuestanofuelaqueyoesperaba.
—SoyelbrazoderechodedonFelipe.Nadiemehadichoflojo.Teacordarásdeaquel mozo Urgoiti que se costeó a buscarme deMerlo y de cómo le fue. Mirá.Nochespasadas, yovenía deuna farra.Aunas cienvaras de la quinta, vi algo.Eltubianosemeespantóysinomeleafirmoylohagotomarporelcallejón,talveznocuentoelcuento.Loquevinoeraparamenos.
Muyenojado,agregóunamalapalabra.Aquella noche no dormí. Hacia el alba soñé con un grabado a la manera de
Piranesi,quenohabíavistonuncaoquehabíavistoyolvidado,yquerepresentabaellaberinto.Eraunanfiteatrodepiedra,cercadodecipresesymásaltoquelascopasdeloscipreses.Nohabíanipuertasniventanas,perosíunahilera infinitadehendijasverticalesyangostas.Conunvidriodeaumentoyotratabadeverelminotauro.Alfinlopercibí.Era elmonstruodeunmonstruo; teníamenosde toroquedebisontey,tendidoenlatierraelcuerpohumano,parecíadormirysoñar.¿Soñarconquéoconquién?
Esa tarde pasé frente a la Casa. El portón de la verja estaba cerrado y unosbarrotesretorcidos.Loqueantesfuejardíneramaleza.Aladerechahabíaunazanjadeescasahonduraylosbordesestabanpisoteados.
Unajugadamequedaba,quefuidemorandodurantedías,nosóloporsentirladeltodovana,sinoporquemearrastraríaalainevitable,alaúltima.
SinmayoresesperanzasfuiaGlew.Mariani,elcarpintero,eraunitalianoobesoyrosado,yaentradoenaños,delomásvulgarycordial.Mebastóverloparadescartarlas estratagemas que había urdido la víspera. Le entregué mi tarjeta, que deletreópomposamenteenvozalta,conalgúntropezónreverencialalllegaradoctor.Ledijequemeinteresabaelmoblajefabricadoporélparalapropiedadquefuedemitío,enTurdera.Elhombrehablóyhabló.Notratarédetranscribirsusmuchasygesticuladaspalabras,peromedeclaróquesulemaerasatisfacertodaslasexigenciasdelcliente,porestrafalariasquefueran,yqueélhabíaejecutadosutrabajoalpiedelaletra.Trasdehurgarenvarioscajones,memostróunospapelesquenoentendí,firmadosporelelusivoPreetorius. (Sindudame tomóporunabogado.)Aldespedirnos,meconfióqueportodoelorodelmundonovolveríaaponerlospiesenTurderaymenosenlacasa. Agregó que el cliente es sagrado, pero que en su humilde opinión, el señorPreetoriusestabaloco.Luegosecalló,arrepentido.Nadamáspudesonsacarle.
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Yohabíaprevistoesefracaso,perounacosaespreveralgoyotraqueocurra.Repetidas veces me dije que no hay otro enigma que el tiempo, esa infinita
urdimbre del ayer, del hoy, del porvenir, del siempre y del nunca. Esas profundasreflexionesresultaroninútiles;trasdeconsagrarlatardealestudiodeSchopenhauerodeRoyce,yorondaba,nochetrasnoche,porloscaminosdetierraquecercanlaCasaColorada.Algunasvecesdiviséarribaunaluzmuyblanca;otrascreíoírungemido.Asíhastaeldiecinuevedeenero.
Fue uno de esos días de Buenos Aires en el que el hombre se siente no sólomaltratado y ultrajado por el verano, sino hasta envilecido. Serían las once de lanoche cuando se desplomó la tormenta. Primero el viento sur y después el agua araudales.Errébuscandounárbol.Alabruscaluzdeunrelámpagomehalléaunospasos de la verja. No sé si con temor o con esperanza probé el portón.Inesperadamente, cedió.Avancé empujado por la tormenta. El cielo y la tierrameconminaban.Tambiénlapuertadelacasaestabaamedioabrir.Unarachadelluviameazotólacarayentré.
Adentrohabíanlevantadolasbaldosasypisépastodesgreñado.Unolordulceynauseabundopenetrabalacasa.Aizquierdaoaderecha,nosémuybien,tropecéconunarampadepiedra.Apresuradamentesubí.Casisinproponérmelohicegirarlallavedelaluz.
El comedor y la biblioteca de mis recuerdos eran ahora, derribada la paredmedianera,unasolagranpiezadesmantelada,conunoqueotromueble.Notratarédedescribirlos, porque no estoy seguro de haberlos visto, pese a la despiadada luzblanca.Meexplicaré.Paraverunacosahayquecomprenderla.Elsillónpresuponeelcuerpohumano,susarticulacionesypartes;lastijeras,elactodecortar.¿Quédecirdeunalámparaodeunvehículo?Elsalvajenopuedepercibirlabibliadelmisionero;elpasajeronoveelmismocordajequeloshombresdeabordo.Siviéramosrealmenteeluniverso,talvezloentenderíamos.
Ninguna de las formas insensatas que esa noche me deparó correspondía a lafigurahumanaoaunusoconcebible.Sentírepulsiónyterror.Enunodelosángulosdescubrí una escalera vertical, que daba al otro piso. Entre los anchos tramos dehierro,quenopasaríandediez,habíahuecosirregulares.Esaescalera,quepostulabamanosypies,eracomprensibleydealgúnmodomealivió.Apaguélaluzyaguardéun tiempo en la oscuridad. No oí elmenor sonido, pero la presencia de las cosasincomprensiblesmeperturbaba.Alfinmedecidí.
Ya arribami temerosamano hizo girar por segunda vez la llave de la luz. Lapesadilla que prefiguraba el piso inferior se agitaba y florecía en el último.Habíamuchosobjetosounospocosobjetosentretejidos.Recuperoahoraunasuertedelargamesa operatoria, muy alta, en forma de U, con hoyos circulares en los extremos.Penséquepodíaserellechodelhabitante,cuyamonstruosaanatomíaserevelabaasí,
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oblicuamente,comoladeunanimaloundios,porsusombra.DealgunapáginadeLucano,leídahaceañosyolvidada,vinoamibocalapalabraanfisbena,quesugería,peroquenoagotabaporciertoloqueveríanluegomisojos.AsimismorecuerdounaVdeespejosqueseperdíaenlatinieblasuperior.
¿Cómoseríaelhabitante?¿Quépodíabuscarenesteplaneta,nomenosatrozparaélqueélparanosotros?¿Desdequésecretasregionesdelaastronomíaodeltiempo,desde qué antiguo y ahora incalculable crepúsculo, habría alcanzado este arrabalsudamericanoyestaprecisanoche?
Mesentíunintrusoenelcaos.Afuerahabíacesadola lluvia.Miréel relojyviconasombroqueerancasilasdos.Dejélaluzprendidayacometícautelosamenteeldescenso.Bajarpordondehabíasubidonoeraimposible.Bajarantesqueelhabitantevolviera.Conjeturéquenohabíacerradolasdospuertasporquenosabíahacerlo.
Mispiestocabanelpenúltimotramodelaescaleracuandosentíquealgoascendíapor la rampa,opresivoy lentoyplural.Lacuriosidadpudomásqueelmiedoynocerrélosojos.
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LaSectadelosTreinta
Elmanuscrito original puede consultarse en laBiblioteca de laUniversidad deLeiden;estáen latín,peroalgúnhelenismojustifica laconjeturadequefuevertidodel griego. Según Leisegang, data del siglo cuarto de la era cristiana. Gibbon lomenciona,alpasar,enunadelasnotasdelcapítulodecimoquintodesuDeclineandFall.Rezaelautoranónimo:
"…LaSectanunca fuenumerosay ahora sonparcos susprosélitos.Diezmadosporelhierroyporelfuegoduermenalaveradeloscaminosoenlasruinasquehaperdonado la guerra, ya que les está vedado construir viviendas. Suelen andardesnudos.Loshechos registradospormiplumasondel conocimientode todos;mipropósitoactualesdejarescritoloquemehasidodadodescubrirsobresudoctrinaysushábitos.HediscutidolargamenteconsusmaestrosynohelogradoconvertirlosalaFedelSeñor.
»Loprimeroqueatrajomiatenciónfueladiversidaddesuspareceresenloqueconciernealosmuertos.Losmásindoctosentiendenquelosespíritusdequieneshandejado esta vida se encargan de enterrarlos; otros, que no se atienen a la letra,declaranquelaamonestacióndeJesús:Dejaquelosmuertosentierrenasusmuertos,condenalapomposavanidaddenuestrosritosfunerarios.
»El consejo de vender lo que se posee y de darlo a los pobres es acatadorigurosamenteportodos;losprimerosbeneficiadoslodanaotrosyéstosaotros.Éstaesexplicación suficientede su indigenciaydesnudez,que losavecinaasimismoalestadoparadisíaco.Repitenconfervor laspalabras:Considerad loscuervos,quenisiembrannisiegan,quenitienencillero,nialfolí;yDioslosalimenta.¿Cuántodemásestimasoisvosotrosquelasaves?Eltextoproscribeelahorro:SiasívisteDiosalahierba,quehoyestáenelcampo,ymañanaesechadaenelhorno,¿cuántomásvosotros,hombresdepoca fe?Vosotros,pues,noprocuréisquéhayáisdecomer,oquéhayáisdebeber;niestéisenansiosaperplejidad.
»EldictamenQuienmiraunamujerparacodiciarla,yaadulteróconellaensucorazónesunconsejoinequívocodepureza.Sinembargo,sonmuchoslossectariosqueenseñanquesinohaybajoloscielosunhombrequenohayamiradoaunamujerparacodiciarla,todoshemosadulterado.Yaqueeldeseonoesmenosculpablequeelacto,losjustospuedenentregarsesinriesgoalejerciciodelamásdesaforadalujuria.
»LaSectaeludelasiglesias;susdoctorespredicanalairelibre,desdeuncerroounmurooavecesdesdeunboteenlaorilla.
»ElnombredelaSectahasuscitadotenacesconjeturas.Algunaquierequenosdélacifraaqueestánreducidoslosfieles,locualesirrisorioperoprofético,porquelaSecta,dadasuperversadoctrina,estápredestinadaalamuerte.Otraloderivadelaalturadelarca,queeradetreintacodos;otra,quefalsealaastronomía,delnúmerode
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noches,quesonlasumadecadameslunar;otra,delbautismodelSalvador;otra,delos años de Adán, cuando surgió del polvo rojo. Todas son igualmente falsas. Nomenosmentirosoeselcatálogodetreintadivinidadesotronos,deloscualesunoesAbraxas, representado con cabeza de gallo, brazos y torso de hombre y remate deenroscadaserpiente.
»Sé la Verdad pero no puedo razonar la Verdad. El inapreciable don decomunicarla nome ha sido otorgado. Que otros, más felices que yo, salven a lossectarios por la palabra. Por la palabra o por el fuego.Más vale ser ejecutado quedarsemuerte.Melimitarépuesalaexposicióndelaabominableherejía.
»ElVerbosehizocarneparaserhombreentreloshombres,quelodaríanalacruzyseríanredimidosporÉl.NaciódelvientredeunamujerdelpuebloelegidonosóloparapredicarelAmor,sinoparasufrirelmartirio.
»Eraprecisoque las cosas fueran inolvidables.Nobastaba lamuertedeun serhumanoporelhierrooporlacicutaparaherirlaimaginacióndeloshombreshastaelfindelosdías.ElSeñordispusoloshechosdemanerapatética.Taleslaexplicaciónde laúltimacena, de laspalabrasde Jesúsquepresagian la entrega,de la repetidaseñalaunodelosdiscípulos,delabendicióndelpanydelvino,delosjuramentosdePedro, de la solitaria vigilia enGethsemaní, del sueño de los doce, de la plegariahumanadelHijo,delsudorcomosangre,de lasespadas,delbesoque traiciona,dePilato que se lava lasmanos, de la flagelación, del escarnio, de las espinas, de lapúrpuraydelcetrodecaña,delvinagreconhiel,delaCruzenloaltodeunacolina,delapromesaalbuenladrón,delatierraquetiemblaydelastinieblas.
»Ladivinamisericordia,alaquedebotantasmercedesmehapermitidodescubrirla auténtica y secreta razón del nombre de la Secta. En Kerioth, dondeverosímilmentenació,perduraunconventículoqueseapodadelosTreintaDineros.Esenombrefueelprimitivoynosdalaclave.EnlatragediadelaCruz—loescribocon debida reverencia— hubo actores voluntarios e involuntarios, todosimprescindibles,todosfatales.Involuntariosfueronlossacerdotesqueentregaronlosdinerosdeplata, involuntariafuelaplebequeeligióaBarrabás, involuntariofueelprocuradordeJudea, involuntarios fueron los romanosqueerigieron laCruzdeSumartirio y clavaron los clavos y echaron suertes. Voluntarios sólo hubo dos: ElRedentoryJudas.Éstearrojólastreintapiezasqueeranelpreciodelasalvacióndelasalmaseinmediatamenteseahorcó.Alasazóncontabatreintaytresaños,comoelHijodelHombre.LaSectalosveneraporigualyabsuelvealosotros.
»Nohayunsoloculpable;nohayunoquenoseaunejecutor,asabiendasono,delplanquetrazólaSabiduría.TodoscompartenahoralaGloria.
»Mimanoseresisteaescribirotraabominación.Losiniciados,alcumplirlaedadseñalada, se hacen escarnecer y crucificar en lo alto de un monte, para seguir elejemplode susmaestros.Estaviolación criminal del quintomandamientodebe ser
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reprimidaconelrigorquelasleyeshumanasydivinashanexigidosiempre.QuelasmaldicionesdelFirmamento,queelodiodelosángeles…"
Elfindelmanuscritonosehaencontrado.
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Lanochedelosdones
En la antiguaConfitería delÁguila, en Florida a la altura de Piedad, oímos lahistoria.
Sedebatíaelproblemadelconocimiento.Alguieninvocólatesisplatónicadequeya todo lohemosvistoenunorbeanterior,desuertequeconoceres reconocer;mipadre,creo,dijoqueBaconhabíaescritoquesiaprenderes recordar, ignoraresdehecho haber olvidado. Otro interlocutor, un señor de edad, que estaría un pocoperdidoenesametafísica,seresolvióatomarlapalabra.Dijoconlentaseguridad:
—“No acabo de entender lo de los arquetipos platónicos. Nadie recuerda laprimeravezquevioelamarillooelnegroolaprimeravezqueletomóelgustoaunafruta, acasoporque eramuy chicoynopodía saber que inaugurabauna seriemuylarga.Porsupuesto,hayotrasprimerasvecesquenadieolvida.Yolespodríacontarloquemedejóciertanochequesuelotraeralamemoria,ladeltreintadeabrildel74.
»Losveraneosdeanteseranmáslargos,peronoséporquénosdemoramoshastaesafechaenelestablecimientodeunosprimos,losDorna,aunasescasasleguasdeLobos.Poraqueltiempo,unodelospeones,Rufino,meinicióenlascosasdecampo.Yoestabaporcumplirmistreceaños;élerabastantemayoryteníafamadeanimoso.Eramuy diestro; cuando jugaban a vistear el que quedaba con la cara tiznada erasiempre el otro. Un viernes me propuso que el sábado a la noche fuéramos adivertirnosalpueblo.Porsupuestoaccedí,sinsabermuybiendequésetrataba.Leprevinequeyonosabíabailar;mecontestóqueelbaileseaprendefácil.Despuésdela comida, a eso de las siete ymedia, salimos. Rufino se había empilchado comoquienvaaunafiestaylucíaunpuñaldeplata;yomefuisinmicuchillito,portemoralasbromas.Pocotardamosenavistarlasprimerascasas.¿UstedesnuncaestuvieronenLobos?Lomismoda;nohayunpueblodelaprovinciaquenoseaidénticoalosotros, hasta en lo de creerse distinto. Losmismos callejones de tierra, losmismoshuecos, las mismas casas bajas, como para que un hombre a caballo cobre másimportancia.Enunaesquinanosapeamosfrenteaunacasapintadadecelesteoderosa,conunasletrasquedecíanLaEstrella.Atadosalpalenquehabíaunoscaballosconbuenapero.Porlapuertadecalleamedioentornarviunahendijadeluz.Enelfondo del zaguán había una pieza larga, con bancos laterales de tabla y, entre losbancos, unas puertas oscuras que darían quién sabe dónde. Un cuzco de pelajeamarillosalióladrandoahacermefiestas.Habíabastantegente;unamediadocenademujeres con batones floreados iba y venía. Una señora de respeto, trajeadaenteramentedenegro,meparecióladueñadecasa.Rufinolasaludóyledijo:
»—Aquíletraigounnuevoamigo,quenoesmuydeacaballo.»—Yaaprenderá,pierdacuidado—contestólaseñora.»Sentívergüenza.Paradespistaroparaquevieranqueyoeraunchico,mepusea
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jugarconelperro,enlapuntadeunbanco.Sobrelamesadecocinaardíanunasvelasdeseboenunasbotellasymeacuerdotambiéndelbraseritoenunrincóndelfondo.EnlaparedblanqueadadeenfrentehabíaunaimagendelaVirgendelaMerced.
»Alguien, entre una que otra broma, templaba una guitarra que le dabamuchotrabajo.Depurotímidonorehuséunaginebraquemedejólabocacomounascua.Entrelasmujereshabíauna,quemepareciódistintaalasotras.LedecíanlaCautiva.Algodeaindiado lenoté,pero los rasgoseranundibujoy losojosmuy tristes.Latrenzalellegabahastalacintura.Rufino,queadvirtióqueyolamiraba,ledijo:
»—Volvéacontarlodelmalón,pararefrescarlamemoria.»Lamuchacha habló como si estuviera sola y de algúnmodo yo sentí que no
podíapensarenotracosayqueesacosaeraloúnicoquelehabíapasadoenlavida.Nosdijoasí:
»—Cuandome trajerondeCatamarcayoeramuychica.Qué ibayoasaberdemalones. En la estancia ni los mentaban de miedo. Como un secreto, me fuienterandoquelosindiospodíancaercomounanubeymataralagenteyrobarselosanimales.Alasmujeres las llevabanaTierraAdentroy leshacíande todo.Hice loquepudeparanocreer.Lucasmihermano,quedespuéslolancearon,meperjurabaqueeran todasmentiras,perocuandounacosaesverdadbastaquealguien ladigaunasolavezparaqueunosepaqueescierto.Elgobiernolesreparteviciosyyerbaparatenerlosquietos,peroellostienenbrujosmuyprecavidosquelesdansuconsejo.A una orden del cacique no les cuesta nada atropellar entre los fortines, que estándesparramados.De puro cavilar, yo casi tenía ganas que se vinieran y sabíamirarpara el rumbo que el sol se pone. No sé llevar la cuenta del tiempo, pero huboescarchasyveranosyyerrasylamuertedelhijodelcapatazantesdelainvasión.Fuecomosilostrajeraelpampero.Yoviunaflordecardoenunazanjaysoñéconlosindios.A lamadrugada ocurrió. Los animales lo supieron antes que los cristianos,comoenlostembloresdetierra.Lahaciendaestabadesasosegadayporelaireibanyveníanlasaves.Corrimosamirarporelladoqueyosiempremiraba.
»—¿Quiénlestrajoelaviso?—preguntóalguno.»Lamuchacha,siemprecomosiestuvieramuylejos,repitiólaúltimafrase.»—Corrimos amirar por el lado que yo siempremiraba. Era como si todo el
desierto se hubiera echado a andar. Por los barrotes de la verja de fierro vimos lapolvaredaantesquelosindios.Veníanamalón.Segolpeabanlabocaconlamanoydaban alaridos. En Santa Irene había unas armas largas, que no sirvieronmás queparaaturdiryparaquejuntaranmásrabia.
»HablabalaCautivacomoquiendiceunaoración,dememoria,peroyooíenlacallelosindiosdeldesiertoylosgritos.Unempellónyestabanenlasalayfuecomosientraranacaballo,enlaspiezasdeunsueño.Eranorillerosborrachos.Ahora,enlamemoria,losveomuyaltos.ElqueveníaenpuntaleasestóuncodazoaRufino,que
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estabacercadelapuerta.Éstesedemudóysehizoaunlado.Laseñora,quenosehabíamovidodesulugar,selevantóynosdijo:
»—EsJuanMoreira.»Pasadoel tiempo,yano sé simeacuerdodelhombrede esanocheodelque
veríatantasvecesdespuésenelpicadero.PiensoenlamelenayenlabarbanegradePodestá, pero también en una cara rubiona, picada de viruela. El cuzquito saliócorriendoahacerlefiestas.Deuntalerazo,Moreiralodejótendidoenelsuelo.Cayódelomoysemuriómoviendolaspatas.Aquíempiezadeveraslahistoria.
»Gané sin ruido una de las puertas, que daba a un pasillo angosto y a unaescalera.Arriba,meescondíenunapiezaoscura.Fueradelacama,queeramuybaja,no sé quémuebles habría ahí.Yo estaba temblando.Abajono cejaban los gritos yalgodevidrioserompió.Oíunospasosdemujerquesubíanyviunamomentáneahendijadeluz.DespuéslavozdelaCautivamellamócomoenunsusurro.
»—Yoestoyaquíparaservir,peroagentedepaz.Acercatequenotevoyahacerningúnmal.
»Ya se había quitado el batón.Me tendí a su lado y le busqué la cara con lasmanos.No sé cuánto tiempopasó.Nohubouna palabra ni un beso.Le deshice latrenzayjugué
conelpelo,queeramuylacio,ydespuésconella.Novolveríamosavernosynosupenuncasunombre.
»Unbalazonosaturdió.LaCautivamedijo:»—Podéssalirporlaotraescalera.»Asílohiceymeencontréenlacalledetierra.Lanocheeradeluna.Unsargento
depolicía,conrifleybayonetacalada,estabavigilandolatapia.Serióymedijo:»—Aloqueveo,sosdelosquemadrugantemprano.»Algo debí de contestar, pero no me hizo caso. Por la tapia un hombre se
descolgaba.Deunbrinco,elsargentoleclavóelaceroenlacarne.Elhombresefuealsuelo,
donde quedó tendido de espaldas, gimiendo y desangrándose. Yo me acordé delperro.El sargento,paraacabarlodeunabuenavez, levolvióahundir labayoneta.Conunasuertedealegríaledijo:
»—Moreira,loqueeshoydenadatevaliódisparar.»De todos lados acudieron los de uniforme que habían ido rodeando la casa y
despuéslosvecinos.AndrésChirinotuvoqueforcejearparaarrancarelarma.Todosqueríanestrecharlelamano.Rufinodijoriéndose:
»—Aestecompadreyaseleacabaronloscortes.»Yoibadegrupoengrupo,contándolealagenteloquehabíavisto.Degolpeme
sentímuycansado;talveztuvierafiebre.Meescurrí,lobusquéaRufinoyvolvimos.Desdeelcaballo,vimoslaluzblancadelalba.Másquecansado,mesentíaturdido,
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poresacorrentadadecosas.”—Porelgranríodeesanoche—dijomipadre.Elotroasintió.—Así es. En el término escaso de unas horas yo había conocido el amor y yo
habíamiradolamuerte.Atodosloshombreslesonreveladastodaslascosaso,porlomenos, todas aquellas cosasque aunhombre le esdado conocer, pero amí, de lanochealamañana,esasdoscosasesencialesmefueronreveladas.Losañospasanysontantaslasvecesquehecontadolahistoriaqueyanosésilarecuerdodeverasosisólorecuerdolaspalabrasconquelacuento.TalvezlomismolepasóalaCautivaconsumalón.AhoralomismodaquefuerayooquefueraotroelqueviomataraMoreira.
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Elespejoylamáscara
Librada labatalladeClontarf, en laque fuehumilladoelnoruego,elAltoReyhablóconelpoetayledijo:
—Las proezas más claras pierden su lustre si no se las amoneda en palabras.Quieroquecantesmivictoriaymiloa.YoseréEneas;túserásmiVirgilio.¿Tecreescapazdeacometeresaempresa,quenosharáinmortalesalosdos?
—Sí,Rey—dijoelpoeta—.YosoyelOllan.Durantedoceinviernoshecursadolasdisciplinasdelamétrica.Sédememorialastrescientassesentafábulasquesonlabasedelaverdaderapoesía.LosciclosdeUlsterydeMunsterestánenlascuerdasdemiarpa.Las leyesmeautorizanaprodigar lasvocesmásarcaicasdel idiomay lasmáscomplejasmetáforas.Dominolaescriturasecretaquedefiendenuestroartedelindiscreto examen del vulgo. Puedo celebrar los amores, los abigeatos, lasnavegaciones, lasguerras.Conozcolos linajesmitológicosde todas lascasasrealesdeIrlanda.Poseolasvirtudesdelashierbas,laastrologíajudiciaria,lasmatemáticasy el derecho canónico. He derrotado en público certamen a mis rivales. Me headiestradoenlasátira,quecausaenfermedadesdelapiel,inclusolalepra.Sémanejarlaespada,comoloprobéentubatalla.Sólounacosaignoro:ladeagradecereldonquemehaces.
ElRey,aquienlofatigabanfácilmentelosdiscursoslargosyajenos,ledijoconalivio:
—Sé harto bien esas cosas. Acaban de decirme que el ruiseñor ya cantó enInglaterra.Cuandopasen las lluviasy lasnieves,cuando regreseel ruiseñordesustierrasdelSur,recitarástuloaantelacorteyanteelColegiodePoetas.Tedejounañoentero.Limaráscada letraycadapalabra.La recompensa,ya losabes,noseráindignademirealcostumbrenidetusinspiradasvigilias.
—Rey,lamejorrecompensaesverturostro—dijoelpoeta,queeratambiénuncortesano.
Hizosusreverenciasysefue,yaentreviendoalgúnverso.Cumplidoelplazo,quefuedeepidemiasyrebeliones,presentóelpanegírico.Lo
declamóconlentaseguridad,sinunaojeadaalmanuscrito.ElReyloibaaprobandocon la cabeza.Todos imitaban sugesto,hasta losqueagolpadosen laspuertas,nodescifrabanunapalabra.AlfinelReyhabló.
—Acepto tu labor. Es otra victoria. Has atribuido a cada vocablo su genuinaacepciónyacadanombresustantivoelepítetoqueledieronlosprimerospoetas.Nohayentodalaloaunasolaimagenquenohayanusadolosclásicos.Laguerraeselhermosotejidodehombresyelaguadelaespadaeslasangre.Elmartienesudiosylasnubespredicenelporvenir.Hasmanejadocondestrezalarima,laaliteración,laasonancia,lascantidades,losartificiosdeladoctaretórica,lasabiaalteracióndelos
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metros. Si se perdiera toda la literatura de Irlanda —omen absit— podríareconstruirsesinpérdidacontuclásicaoda.Treintaescribaslavanatranscribirdosveces.
Hubounsilencioyprosiguió.—Todoestá bieny sin embargonadahapasado.En lospulsosno corremás a
prisa la sangre. Lasmanos no han buscado los arcos. Nadie ha palidecido. Nadieprofirióungritodebatalla,nadieopusoelpechoalosvikings.Dentrodeltérminodeunañoaplaudiremosotra loa,poeta.Comosignodenuestra aprobación, tomaesteespejoqueesdeplata.
—Doygraciasycomprendo—dijoelpoeta.Lasestrellasdelcieloretomaronsuclaroderrotero.Otravezcantóelruiseñoren
lasselvassajonasyelpoetaretornóconsucódice,menoslargoqueelanterior.Nolorepitiódememoria;loleyóconvisibleinseguridad,omitiendociertospasajes,comosi él mismo no los entendiera del todo o no quisiera profanarlos. La página eraextraña.Noeraunadescripcióndelabatalla,eralabatalla.Ensudesordenbélicoseagitaban elDios que esTres y esUno, los númenes paganos de Irlanda y los queguerrearían,centenaresdeañosdespués,enelprincipiodelaEddaMayor.Laformano era menos curiosa. Un sustantivo singular podía regir un verbo plural. Laspreposiciones eran ajenas a las normas comunes. La aspereza alternaba con ladulzura.Lasmetáforaseranarbitrariasoasíloparecían.
ElReycambióunaspocaspalabrasconloshombresdeletrasquelorodeabanyhablódeestamanera:
—De tu primera loa pude afirmar que era un feliz resumen de cuanto se hacantado en Irlanda. Ésta supera todo lo anterior y también lo aniquila. Suspende,maravillaydeslumbra.Nolamereceránlosignaros,perosílosdoctos,losmenos.Uncofre demarfil será la custodia del único ejemplar.De la plumaque ha producidoobrataneminentepodemosesperartodavíaunaobramásalta.
Agregóconunasonrisa:—Somos figuras de una fábula y es justo recordar que en las fábulas prima el
númerotres.Elpoetaseatrevióamurmurar:—Lostresdonesdelhechicero,lastríadasylaindudableTrinidad.ElReyprosiguió:—Comoprendadenuestraaprobación,tomaestamáscaradeoro.—Doygraciasyheentendido—dijoelpoeta.Elaniversariovolvió.Loscentinelasdelpalacioadvirtieronqueelpoetanotraía
un manuscrito. No sin estupor el Rey lo miró; casi era otro. Algo, que no era eltiempo,habíasurcadoytransformadosusrasgos.Losojosparecíanmirarmuylejosohaberquedadociegos.Elpoetalerogóquehablaraunaspalabrasconél.Losesclavos
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despejaronlacámara.—¿Nohasejecutadolaoda?—preguntóelRey.—Sí—dijo tristemente el poeta—. Ojalá Cristo Nuestro Señor me lo hubiera
prohibido.—¿Puedesrepetirla?—Nomeatrevo.—Yotedoyelvalorquetehacefalta—declaróelRey.Elpoetadijoelpoema.Eraunasolalínea.Sinanimarseapronunciarlaenvozalta,elpoetaysuReylapaladearon,comosi
fuera una plegaria secreta o una blasfemia.ElRey no estabamenosmaravillado ymenosmaltrechoqueelotro.Ambossemiraron,muypálidos.
—Enlosañosdemijuventud—dijoelRey—naveguéhaciaelocaso.Enunaislavilebrelesdeplataquedabanmuerteajabalíesdeoro.Enotranosalimentamosconlafraganciadelasmanzanasmágicas.Enotravimurallasdefuego.Enlamáslejanadetodasunríoabovedadoypendientesurcabaelcieloyporsusaguasibanpecesybarcos.Éstassonmaravillas,peronosecomparancontupoema,quedealgúnmodolasencierra.¿Quéhechiceríatelodio?
—Enelalba—dijoelpoeta—merecordédiciendounaspalabrasquealprincipiono comprendí. Esas palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado,quizáelquenoperdonaelEspíritu.
—Elqueahoracompartimoslosdos—elReymusitó—.EldehaberconocidolaBelleza, que es un don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo. Te di unespejoyunamáscaradeoro;heaquíeltercerregaloqueseráelúltimo.
Lepusoenladiestraunadaga.Del poeta sabemos que se dio muerte al salir del palacio; del Rey, que es un
mendigoquerecorreloscaminosdeIrlanda,quefuesureino,yquenoharepetidonuncaelpoema.
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Undr
Deboprevenir al lector que las páginas que traslado se buscarán envano en elLibellus (1615)deAdándeBremen,que, según se sabe,nacióymurióenel sigloonce.LappenberglashallóenunmanuscritodelaBodleianadeOxfordylasjuzgó,dado el acopio de pormenores circunstanciales, una tardía interpolación, pero laspublicó, a título de curiosidad, en sus Analecta Germanica (Leipzig, 1894). Elparecer de unmero aficionado argentino valemuy poco; júzguelas el lector comoquiera.Miversiónespañolanoesliteral,peroesdignadefe.
EscribeAdándeBremen:“…Delasnacionesquelindanconeldesiertoquesedilataenlaotramargendel
Golfo, más allá de las tierras en que procrea el caballo salvaje, la más digna demenciónesladelosurnos.Lainciertaofabulosainformacióndelosmercaderes,loazarosodelrumboylasdepredacionesdelosnómadas,nuncamepermitieronarribarasuterritorio.Meconsta,sinembargo,quesusprecariasyapartadasaldeasquedanen las tierras bajas del Vístula. A diferencia de los suecos, los urnos profesan lagenuina fe de Jesús, no maculada de arrianismo ni del sangriento culto de losdemonios, de los que derivan su estirpe las casas reales de Inglaterra y de otrasnaciones del Norte. Son pastores, barqueros, hechiceros, forjadores de espadas ytrenzadores.Debidoalainclemenciadelasguerrascasinoaranlatierra.Lallanuraylastribusquelarecorrenloshanhechomuydiestrosenelmanejodelcaballoydelarco.Siempreunoacabaporasemejarseasusenemigos.Las lanzassonmáslargasquelasnuestras,yaquesondejinetesynodepeones.
»Desconocen,comoesdesuponer,elusodelapluma,delcuernodetintaydelpergamino. Graban sus caracteres como nuestros mayores las runas que Odín lesreveló,despuésdehaberpendidodelfresno,OdínsacrificadoaOdín,durantenuevenoches.
»AestasnoticiasgeneralesagregarélahistoriademidiálogoconelislandésUlfSigurdarson, hombre de graves ymedidas palabras. Nos encontramos enUppsala,cerca del templo.El fuego de leña habíamuerto; por las desparejas hendijas de laparedfueronentrandoelfríoyelalba.Afueradejaríansucautelosamarcaenlanievelos lobos grises que devoran la carne de los paganos destinados a los tres dioses.Nuestrocoloquiohabíacomenzadoenlatín,comoesdeusoentreclérigos,peronotardamosenpasaralalenguadelnortequesedilatadesdelaÚltimaThulehastalosmercadosdelAsia.Elhombredijo:
»—SoydeestirpedeSkalds;mebastósaberquelapoesíadelosurnosconstadeunasolapalabraparaemprendersubuscayelderroteroquemeconduciríaasutierra.No sin fatigas y trabajos llegué al cabo de un año. Era de noche; advertí que loshombres que se cruzaban enmi caminomemiraban curiosamente y una que otra
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pedradamealcanzó.Vielresplandordeunaherreríayentré.»Elherreromeofreció alberguepara la noche.Se llamabaOrm.Su lengua era
más o menos la nuestra. Cambiamos unas pocas palabras. De sus labios oí porprimeravezelnombredelrey,queeraGunnlaug.Supequelibrabalaúltimaguerra,mirabacon receloa los forasterosyquesuhábitoeracrucificarlos.Paraeludiresedestino,menosadecuadoaunhombrequeaunDios,emprendí laescrituradeunadrápa, o composición laudatoria, que celebraba las victorias, la fama y lamisericordia del rey. Apenas la aprendí de memoria vinieron a buscarme doshombres.Noquiseentregarlesmiespada,peromedejéconducir.
»Aúnhabíaestrellasenelalba.Atravesamosunespaciodetierraconchozasaloslados.Mehabíanhabladodepirámides;loquevienlaprimeradelasplazasfueunpostedemaderaamarilla.Distinguíenunapuntalafiguranegradeunpez.Orm,quenoshabíaacompañado,medijoqueesepezeralaPalabra.Enlasiguienteplazaviunposterojoconundisco.OrmrepitióqueeralaPalabra.Lepedíquemeladijera.Medijoqueeraunsimpleartesanoyquenolasabía.
»En la tercera plaza, que fue la última, vi un poste pintado de negro, con undibujoqueheolvidado.Enelfondohabíaunalargaparedderecha,cuyosextremosnodivisé.Comprobédespuésqueeracircular,techadadebarro,sinpuertasinteriores,yquedabatodalavueltadelaciudad.Loscaballosatadosalpalenqueerandepocaalzadaycrinudos.Alherreronolodejaronentrar.Adentrohabíagentedearmas,todadepie.Gunnlaug,elrey,queestabadoliente,yacíaconlosojossemicerradosenunasuertedetarima,sobreunoscuerosdecamello.Eraunhombregastadoyamarillento,unacosasagradaycasiolvidada;viejasylargascicatriceslecruzabanelpecho.Unodelossoldadosmeabriócamino.Alguienhabíatraídounarpa.Hincado,entonéenvozbajaladrápa.Nofaltabanlasfigurasretóricas,lasaliteracionesylosacentosqueelgénerorequiere.Nosésielreylacomprendióperomediounanillodeplataqueguardoaún.Bajolaalmohadapudeentreverelfilodeunpuñal.Asuderechahabíauntablerodeajedrez,conuncentenardecasillasyunaspocaspiezasdesordenadas.
»Laguardiameempujóhaciaelfondo.Unhombretomómilugar,ylohizodepie. Pulsó las cuerdas como templándolas y repitió en voz baja la palabra que yohubieraqueridopenetrarynopenetré.Alguiendijoconreverencia:Ahoranoquieredecirnada.
»Vialgunalágrima.Elhombrealzabaoalejabalavozylosacordescasiigualeseranmonótonoso,mejoraún,infinitos.Yohubieraqueridoqueelcantosiguieraparasiempreyfueramivida.Bruscamentecesó.Oíelruidodelarpacuandoelcantor,sinduda exhausto, la arrojó al suelo. Salimos en desorden. Fui de los últimos.Vi conasombroquelaluzestabadeclinando.
»Caminéunospasos.Unamanoenelhombromedetuvo.Medijo:»—Lasortijadelreyfuetutalismán,peronotardarásenmorirporquehasoídola
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Palabra.Yo,BjarniThorkelsson,tesalvaré.Soydeestirpedeskalds.Entuditiramboapodasteaguade laespadaa la sangreybatalladehombresa labatalla.Recuerdohaberoídoesasfigurasalpadredemipadre.Túyyosomospoetas;tesalvaré.Ahoranodefinimoscadahechoqueenciendenuestrocanto;lociframosenunasolapalabraqueeslaPalabra.
»Lerespondí:»—Nopudeoírla.Tepidoquemedigascuáles.»Vacilóunosinstantesycontestó:»—He jurado no revelarla.Además, nadie puede enseñar nada.Debes buscarla
solo.Apresurémonos,quetuvidacorrepeligro.Teesconderéenmicasa,dondenoseatreveránabuscarte.Sielvientoesfavorable,navegarásmañanahaciaelSur.
»Así tuvo principio la aventura que duraría tantos inviernos. No referiré susazares ni trataré de recordar el orden cabal de sus inconstancias. Fui remero,mercader de esclavos, esclavo, leñador, salteador de caravanas, cantor, catador deaguashondasydemetales.Padecícautiverioduranteunañoenlasminasdeazogue,queaflojan losdientes.Milité conhombresdeSueciaen laguardiadeMikligarthr(Constantinopla).AorillasdelAzovmequisounamujerquenoolvidaré; ladejéoellame dejó, lo cual es lomismo. Fui traicionado y traicioné.Más de una vez eldestinomehizomatar.Un soldadogriegomedesafió ymedio la elección de dosespadas.Unalellevabaunpalmoalaotra.Comprendíquetratabadeintimidarmeyelegílamáscorta.Mepreguntóporqué.Lerespondíquedemipuñoasucorazónladistanciaera igual.EnunamargendelMarNegroestáelepitafio rúnicoquegrabépara mi compañero Leif Arnarson. He combatido con los Hombres Azules deSerkland,lossarracenos.Enelcursodeltiempohesidomuchos,peroesetorbellinofueunlargosueño.LoesencialeralaPalabra.Algunavezdescreídeella.Merepetíquerenunciaralhermosojuegodecombinarpalabrashermosaserainsensatoyquenohayporquéindagarunasola,acasoilusoria.
Ese razonamiento fue vano. Un misionero me propuso la palabra Dios, querechacé.Ciertaauroraaorillasdeunríoquesedilatabaenunmarcreíhaberdadoconlarevelación.
»Volvíalatierradelosurnosymediotrabajoencontrarlacasadelcantor.»Entréydijeminombre.Yaeradenoche.Thorkelsson,desdeelsuelomedijo
queencendieraunvelónenelcandelerodebronce.Tantohabíaenvejecidosucaraquenopudedejardepensarqueyomismoeraviejo.Comoesdeusolepreguntéporsurey.Mereplicó:
»—YanosellamaGunnlaug.Ahoraesotrosunombre.Cuéntamebientusviajes.»Lohiceconmejorordenyconprolijospormenoresqueomito.Antesdelfinme
interrogó:»—¿Cantastemuchasvecesporesastierras?
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»Lapreguntametomódesorpresa.»—Alprincipio—ledije—cantéparaganarmelavida.Luego,untemorqueno
comprendomealejódelcantoydelarpa.»—Estábien—asintió—.Yapuedesproseguircontuhistoria.»Acatélaorden.Sobrevinodespuésunlargosilencio.»—¿Quétediolaprimeramujerquetuviste?—mepreguntó.»—Todo—lecontesté.»—Amítambiénlavidamediotodo.Atodoslavidalesdatodo,perolosmáslo
ignoran.Mivozestácansadaymisdedosdébiles,peroescúchame.»DijolapalabraUndr,quequieredecirmaravilla.»Mesentíarrebatadoporelcantodelhombrequemoría,peroensucantoyensu
acordevimispropiostrabajos,laesclavaquemedioelprimeramor,loshombresquematé,lasalbasdefrío,laaurorasobreelagua,losremos.Toméelarpaycantéconunapalabradistinta.
»—Está bien —dijo el otro y tuve que acercarme para oírlo—. Me hasentendido.”
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Utopíadeunhombrequeestácansado
LlamólaUtopía,vozgriegacuyosignificadoesnohaytallugar.
Quevedo
Nohaydoscerrosiguales,peroencualquierlugardelatierralallanuraesunaylamisma.Yoibaporuncaminodelallanura.MepreguntésinmuchacuriosidadsiestabaenOklahomaoenTexasoenlaregiónquelosliteratosllamanlapampa.Niaderecha ni a izquierda vi un alambrado. Como otras veces repetí despacio estaslíneas,deEmilioOribe:
EnmediodelapánicallanurainterminableYcercadelBrasil,
quevancreciendoyagrandándose.Elcaminoeradesparejo.Empezóacaerlalluvia.Aunosdoscientosotrescientos
metrosvilaluzdeunacasa.Erabajayrectangularycercadadeárboles.Meabriólapuertaunhombretanaltoquecasimediomiedo.Estabavestidodegris.Sentíqueesperabaaalguien.Nohabíacerraduraenlapuerta.
Entramos en una larga habitación con las paredes demadera. Pendía del cielorasouna lámparade luzamarillenta.Lamesa,poralguna razón,meextrañó.En lamesahabíaunaclepsidra,laprimeraquehevisto,fueradealgúngrabadoenacero.Elhombremeindicóunadelassillas.
Ensayédiversosidiomasynonosentendimos.Cuandoélhablólohizoenlatín.juntémisyalejanasmemoriasdebachillerymepreparéparaeldiálogo.
—Por la ropa—me dijo—, veo que llegas de otro siglo. La diversidad de laslenguas favorecía la diversidad de los pueblos y aun de las guerras; la tierra haregresadoallatín.Hayquienestemenquevuelvaadegenerarenfrancés,enlemosínoenpapiamento,peroelriesgonoesinmediato.Porlodemás,niloquehasidoniloqueserámeinteresan.
Nodijenadayagregó:—Sinotedesagradavercomeraotro,¿quieresacompañarme?Comprendíqueadvertíamizozobraydijequesí.Atravesamosuncorredorconpuertaslaterales,quedabaaunapequeñacocinaen
laquetodoerademetal.Volvimosconlacenaenunabandeja:bolesconcoposdemaíz,unracimodeuvas,unafrutadesconocidacuyosabormerecordóeldelhigo,yunagranjarradeagua.Creoquenohabíapan.Losrasgosdemihuéspederanagudosy tenía algo singular en los ojos. No olvidaré ese rostro severo y pálido que no
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volveréaver.Nogesticulabaalhablar.Metrababalaobligacióndellatín,perofinalmenteledije:—¿Noteasombramisúbitaaparición?—No —me replicó—, tales visitas nos ocurren de siglo en siglo. No duran
mucho;amástardarestarásmañanaentucasa.Lacertidumbredesuvozmebastó.Juzguéprudentepresentarme:—Soy Eudoro Acevedo. Nací en 1897, en la ciudad de Buenos Aires. He
cumplidoyasetentaaños.Soyprofesordeletrasinglesasyamericanasyescritordecuentosfantásticos.
—Recuerdohaber leídosindesagrado—mecontestó—doscuentosfantásticos.LosViajesdelCapitánLemuelGulliver,quemuchosconsideranverídicos,ylaSumaTeológica. Pero no hablemos de hechos. Ya a nadie le importan los hechos. Sonmeros puntos de partida para la invención y el razonamiento. En las escuelas nosenseñan la duda y el arte del olvido. Ante todo el olvido de lo personal y local.Vivimoseneltiempo,queessucesivo,perotratamosdevivirsubspecieaeternitatis.Delpasadonosquedanalgunosnombres,queellenguajetiendeaolvidar.Eludimoslasinútilesprecisiones.Nohaycronologíanihistoria.Nohaytampocoestadísticas.MehasdichoquetellamasEudoro;yonopuedodecirtecómomellamo,porquemedicenalguien.
—¿Ycómosellamabatupadre?—Nosellamaba.En una de las paredes vi un anaquel. Abrí un volumen al azar; las letras eran
claras e indescifrables y trazadas a mano. Sus líneas angulares me recordaron elalfabetorúnico,que,sinembargo,sóloseempleóparalaescrituraepigráfica.Penséque los hombres del porvenir no sólo eran más altos, sino más diestros.Instintivamentemiréloslargosyfinosdedosdelhombre.
Éstemedijo:—Ahoravasaveralgoquenuncahasvisto.MetendióconcuidadounejemplardelaUtopíadeMore,impresoenBasileaen
elaño1518yenelquefaltabanhojasyláminas.Nosinfatuidadrepliqué:—Esunlibroimpreso.Encasahabrámásdedosmil,aunquenotanantiguosni
tanpreciosos.Leíenvozaltaeltítulo.Elotroserió.—Nadiepuedeleerdosmillibros.Enloscuatrosiglosquevivonohabrépasado
de una media docena. Además no importa leer, sino releer. La imprenta, ahoraabolida,hasidounodelospeoresmalesdelhombre,yaquetendióamultiplicarhasta
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elvértigotextosinnecesarios.—Enmicuriosoayer—contesté—,prevalecíalasupersticióndequeentrecada
tardeycadamañanaocurrenhechosqueesunavergüenzaignorar.Elplanetaestabapobladodeespectroscolectivos,elCanadá,elBrasil,elCongoSuizoyelMercadoComún.Casinadiesabíalahistoriapreviadeesosentesplatónicos,perosílosmásínfimos pormenores del último congreso de pedagogos, la inminente ruptura derelacionesylosmensajesquelospresidentesmandaban,elaboradosporelsecretariodelsecretarioconlaprudenteimprecisiónqueerapropiadelgénero.
»Todo esto se leía para el olvido, porque a las pocas horas lo borrarían otrastrivialidades.Detodaslasfunciones,ladelpolíticoerasindudalamáspública.Unembajadorounministroeraunasuertedelisiadoqueeraprecisotrasladarenlargosyruidosos vehículos, cercado de ciclistas y granaderos y aguardado por ansiososfotógrafos. Parece que les hubieran cortado los pies, solía decir mi madre. Lasimágenes y la letra impresa eran más reales que las cosas. Sólo lo publicado eraverdadero.Esseestpercipi(seresserretratado)eraelprincipio,elmedioyelfindenuestrosingularconceptodelmundo.Enelayerquemetocó,lagenteeraingenua;creía que unamercadería era buena porque así lo afirmaba y lo repetía su propiofabricante.Tambiéneranfrecuenteslosrobos,aunquenadieignorabaquelaposesióndedineronodamayorfelicidadnimayorquietud.
—¿Dinero?—repitió—.Ya no hay quien adolezca de pobreza, que habrá sidoinsufrible, ni de riqueza, que habrá sido la formamás incómoda de la vulgaridad.Cadacualejerceunoficio.
—Comolosrabinos—ledije.Pareciónoentenderyprosiguió.—Tampocohayciudades.A juzgarpor las ruinasdeBahíaBlanca,que tuve la
curiosidaddeexplorar,nosehaperdidomucho.Yaquenohayposesiones,nohayherencias.Cuandoelhombremaduraaloscienaños,estálistoaenfrentarseconsigomismoyconsusoledad.Yahaengendradounhijo.
—¿Unhijo?—pregunté.—Sí.Uno solo.Noconviene fomentar elgénerohumano.Hayquienespiensan
queesunórganodeladivinidadparatenerconcienciadeluniverso,peronadiesabecon certidumbre si hay tal divinidad. Creo que ahora se discuten las ventajas ydesventajas de un suicidio gradual o simultáneo de todos los hombres delmundo.Perovolvamosalonuestro.
Asentí.—Cumplidos los cien años, el individuo puede prescindir del amor y de la
amistad. Losmales y lamuerte involuntaria no lo amenazan. Ejerce alguna de lasartes, la filosofía, lasmatemáticaso juega aun ajedrez solitario.Cuandoquiere semata.Dueñoelhombredesuvida,loestambiéndesumuerte.
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—¿Setratadeunacita?—lepregunté.—Seguramente. Ya no nos quedanmás que citas. La lengua es un sistema de
citas.—¿Ylagrandeaventurademitiempo,losviajesespaciales?—ledije.—Hace ya siglos que hemos renunciado a esas traslaciones, que fueron
ciertamenteadmirables.Nuncapudimosevadirnosdeunaquíydeunahora.Conunasonrisaagregó:—Además,todoviajeesespacial.Irdeunplanetaaotroescomoiralagranjade
enfrente.Cuandoustedentróenestecuartoestabaejecutandounviajeespacial.—Asíes—repliqué—.Tambiénsehablabadesustanciasquímicasydeanimales
zoológicos.Elhombreahoramedabalaespaldaymirabaporloscristales.Afuera,lallanura
estabablancadesilenciosanieveydeluna.Meatrevíapreguntar:—¿Todavíahaymuseosybibliotecas?—No.Queremosolvidar el ayer, salvopara la composiciónde elegías.Nohay
conmemoraciones ni centenarios ni efigies de hombres muertos. Cada cual debeproducirporsucuentalascienciasylasartesquenecesita.
—Entalcaso,cadacualdebesersupropioBernardShaw,supropioJesucristoysupropioArquímedes.
Asintiósinunapalabra.Inquirí:—¿Quésucedióconlosgobiernos?—Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a
elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenabanarrestosypretendíanimponerlacensuraynadieenelplanetalosacataba.Laprensadejódepublicarsuscolaboracionesysusefigies.Lospolíticos tuvieronquebuscaroficios honestos; algunos fueronbuenos cómicosobuenos curanderos.La realidadsindudahabrásidomáscomplejaqueesteresumen.
Cambiódetonoydijo:—He construido esta casa, que es igual a todas las otras. He labrado estos
muebles y estos enseres.He trabajado el campo, que otros, cuya cara no he visto,trabajaránmejorqueyo.Puedomostrartealgunascosas.
Lo seguí a una pieza contigua. Encendió una lámpara, que también pendía delcielo raso. En un rincón vi un arpa de pocas cuerdas. En las paredes había telasrectangulares en las que predominaban los tonos del color amarillo. No parecíanprocederdelamismamano.
—Éstaesmiobra—declaró.Examinélas telasymedetuveante lamáspequeña,quefigurabaosugeríauna
puestadesolyqueencerrabaalgoinfinito.
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—Si te gusta puedes llevártela, como recuerdo de un amigo futuro—dijo conpalabratranquila.
Leagradecí,perootrastelasmeinquietaron.Nodiréqueestabanenblanco,perosícasienblanco.
—Estánpintadasconcoloresquetusantiguosojosnopuedenver.Lasdelicadasmanostañeronlascuerdasdelarpayapenaspercibíunoqueotro
sonido.Fueentoncescuandoseoyeronlosgolpes.Una alta mujer y tres o cuatro hombres entraron en la casa. Diríase que eran
hermanosoqueloshabíaigualadoeltiempo.Mihuéspedhablóprimeroconlamujer.—Sabíaqueestanochenofaltarías.¿LohasvistoaNils?—Detardeentarde.Siguesiempreentregadoalapintura.—Esperemosqueconmejorfortunaquesupadre.Manuscritos,cuadros,muebles,enseres;nodejamosnadaenlacasa.Lamujertrabajóalapardeloshombres.Meavergoncédemiflaquezaquecasi
nomepermitíaayudarlos.Nadiecerró lapuertay salimos,cargadoscon lascosas.Notéqueeltechoeradedosaguas.
Alosquinceminutosdecaminar,doblamosporlaizquierda.Enelfondodiviséunasuertedetorre,coronadaporunacúpula.
—Eselcrematorio—dijoalguien—.Adentroestá lacámaraletal.Dicenquelainventóunfilántropocuyonombre,creo,eraAdolfoHitler.
Elcuidador,cuyaestaturanomeasombró,nosabriólaverja.Mihuéspedsusurróunaspalabras.Antesdeentrarenelrecintosedespidiócon
unademán.—Lanieveseguirá—anunciólamujer.EnmiescritoriodelacalleMéxicoguardolatelaquealguienpintará,dentrode
milesdeaños,conmaterialeshoydispersosenelplaneta.
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Elsoborno
Lahistoriaquerefieroes ladedoshombresomásbienladeunepisodioenelqueintervinierondoshombres.Elhechomismo,nadasingularnifantástico,importamenosqueelcarácterdesusprotagonistas.Ambospecaronporvanidad,perodeunmodohartodistintoyconresultadodistinto.Laanécdota (enrealidadnoesmuchomás) ocurrió hacemuy poco, en uno de los estados deAmérica. Entiendo que nopudohaberocurridoenotrolugar.
Afinesde1961,enlaUniversidaddeTexas,enAustin,tuveocasióndeconversarlargamente con uno de los dos, el doctor Ezra Winthrop. Era profesor de inglésantiguo (no aprobaba el empleo de la palabraanglosajón, que sugiere un artefactohecho de dos piezas). Recuerdo que sin contradecirme una sola vez corrigió mismuchoserroresytemerariaspresunciones.Medijeronqueenlosexámenespreferíanoformularunasolapregunta; invitabaalalumnoadiscurrirsobretalocual tema,dejandoasuelecciónelpuntopreciso.Deviejaraízpuritana,oriundodeBoston,lehabíacostadohacersealoshábitosyprejuiciosdelSur.Extrañabalanieve,peroheobservadoquealagentedelNorteleenseñanaprecaversedelfrío,comoanosotrosdel calor.Guardo la imagenyaborrosa, deunhombremásbien alto, depelogris,menoságilquefuerte.MásclaroesmirecuerdodesucolegaHerbertLocke,quemediounejemplardesu libroTowardaHistoryof theKenning,dondese leeque lossajonesnotardaronenprescindirdeesasmetáforasuntantomecánicas(caminodelaballenapormar,halcóndelabatallaporáguila),entantoquelospoetasescandinavoslasfueroncombinandoyentrelazandohastaloinextricable.HemencionadoaHerbertLockeporqueesparteintegraldemirelato.
ArriboahoraalislandésEricEinarsson,acasoelverdaderoprotagonista.Nolovinunca.LlegóaTexasen1969,cuandoyoestabaenCambridge,perolascartasdeunamigo común,RamónMartínez López,me han dejado la convicción de conocerloíntimamente.Séqueesimpetuoso,enérgicoyfrío;enunatierradehombresaltosesalto.DadosupelorojoerainevitablequelosestudiantesloapodaranEricoelRojo.Opinabaqueelusodelslangforzosamenteerróneo,hacedelextranjerounintrusoynocondescendiónuncaalO.K.Bueninvestigadordelaslenguasnórdicas,delinglés,dellatíny—aunquenoloconfesara—delalemán,pocolecostóabrirsepasoenlasuniversidades de América. Su primer trabajo fue unamonografía sobre los cuatroartículos que dedicó De Quincey al influjo que ha dejado el danés en la regiónlacustredeWestmoreland.Lasiguióunasegundasobreeldialectodeloscampesinosde Yorkshire. Ambos estudios fueron bien acogidos, pero Einarsson pensó que sucarreraprecisabaalgúnelementodeasombro.En1970publicóenYaleunacopiosaedicióncríticadelabaladadeMaldon.Elscholarshipdelasnotaserainnegable,perociertashipótesisdelprefaciosuscitaronalgunadiscusiónenloscasisecretoscírculos
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académicos. Einarsson afirmaba, por ejemplo, que el estilo de la balada es afín,siquiera de un modo lejano, al fragmento heroico de Finnsburh, no a la retóricapausada de Beowulf, y que su manejo de conmovedores rasgos circunstancialesprefigura curiosamente losmétodos que no sin justicia admiramos en las sagas deIslandia. Enmendó asimismo varias lecciones del texto de Elphinston. Ya en 1969había sido nombrado profesor en la Universidad de Texas. Según es fama, sonhabitualesen lasuniversidadesamericanas loscongresosdegermanistas.AldoctorWinthroplehabíatocadoensuerteenelturnoanterior,enEastLansing.EljefedeldepartamentoquepreparabasuAñoSabático, lepidióquepensaraenuncandidatoparalapróximasesiónenWisconsin.Porlodemás,éstosnopasabandedos:HerbertLockeoEricEinarsson.
Winthrop,comoCarlyle,habíarenunciadoalafepuritanadesusmayores,peronoalsentimientodelaética.Nohabíadeclinadodarelconsejo;sudebereraclaro.Herbert Locke, desde 1954, no le había escatimado su ayuda para cierta ediciónanotada de la Gesta de Beowulf que, en determinadas casas de estudio, habíareemplazadoelmanejodeladeKlaeber;ahoraestabacompilandounaobramuyútilparalagermanística:undiccionarioinglés-anglosajón,queahorraraaloslectoreselexamen,muchasveces inútil, de los diccionarios etimológicos.Einarsson era hartomásjoven;supetulancialegranjeabalaaversióngeneral,sinexcluirladeWinthrop.LaedicióncríticadeFinnsburhhabíacontribuidonopocoadifundirsunombre.Erafácilmente polémico; en el Congreso haría mejor papel que el taciturno y tímidoLocke.EnesascavilacionesestabaWinthropcuandoelhechoocurrió.
En Yale apareció un extenso artículo sobre la enseñanza universitaria de laliteraturaydela lenguadelosanglosajones.AlpiedelaúltimapáginaseleíanlastransparentesinicialesE.E.y,comoparaalejarcualquierduda,elnombredeTexas.El artículo, redactado en un correcto inglés de extranjero, no se permitía lamenorincivilidad, pero encerraba cierta violencia.Argüía que iniciar aquel estudio por laGestadeBeowulf,obradefechaarcaicaperodeestilopseudovirgilianoyretórico,eranomenosarbitrarioqueiniciarelestudiodelinglésporlosintrincadosversosdeMilton.Aconsejabauna inversióndel orden cronológico: empezar por laSepulturadel siglo once que deja traslucir el idioma actual, y luego retroceder hasta losorígenes.En loqueaBeowulfse refiere,bastabaconalgúnfragmentoextraídodeltedioso conjunto de tresmil líneas; por ejemplo los ritos funerarios de Scyld, quevuelvealmaryvinodelmar.NosemencionabaunasolavezelnombredeWinthrop,peroéste se sintiópersistentementeagredido.Talcircunstancia le importabamenosqueelhechodequeimpugnaransumétodopedagógico.
Faltabanpocosdías.WinthropqueríaserjustoynopodíapermitirqueelescritodeEinarsson,yareleídoycomentadopormuchos, influyeraensudecisión.Ésta ledionopocotrabajo.Ciertamañana,Winthropconversóconsujefe;esamismatarde
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EinarssonrecibióelencargooficialdeviajaraWisconsin.Lavísperadeldiecinuevedemarzo,díadelapartida,Einarssonsepresentóenel
despachodeEzraWinthrop.Veníaadespedirseyaagradecerle.Unadelasventanasdabaaunacallearboladayoblicuaylosrodeabananaquelesdelibros;Einarssonnotardó en reconocer la primera edición de la Edda Islandorum, encuadernada enpergamino.Winthropcontestóquesabíaqueelotrodesempeñaríabiensumisiónyquenoteníanadaqueagradecerle.Eldiálogosinomeengañofuelargo.
—Hablemosconfranqueza—dijoEinarsson—.NohayperroenlaUniversidadquenosepaquesieldoctorLeeRosenthal,nuestrojefe,mehonraconlamisiónderepresentarnos, obra por consejo de usted. Trataré de no defraudarlo. Soy un buengermanista; la lengua demi infancia es la de las sagas y pronuncio el anglosajónmejorquemiscolegasbritánicos.Misestudiantesdicencyning,nocunning. Sabentambién que les está absolutamente prohibido fumar en clase y que no puedenpresentarsedisfrazadosdehippies. En cuanto ami frustrado rival, sería de pésimogusto que yo lo criticara; sobre la Kenning demuestra no sólo el examen de lasfuentes originales, sino de los pertinentes trabajos de Meissner y de Marquardt.Dejemos esas fruslerías. Yo le debo a usted, doctor Winthrop, una explicaciónpersonal.Dejémipatriaafinesde1967.Cuandoalguienseresuelveaemigraraunpaís lejano, se impone fatalmente la obligación de adelantar en ese país.Mis dosopúsculos iniciales,de índoleestrictamente filológica,no respondíanaotro finqueprobarmicapacidad.Ello,evidentemente,nobastaba.SiempremehabíainteresadolabaladadeMaldonquepuedorepetirdememoria,conunoqueotrobache.Logréque las autoridadesdeYalepublicaranmi edicióncrítica.Labalada registra, comoustedsabe,unavictoriaescandinava,peroencuantoalconceptodequeinfluyóenlasulterioressagasdeIslandia,lojuzgoinadmisibleyabsurdo.Loincluíparahalagaraloslectoresdehablainglesa.
»Arriboahoraaloesencial:minotapolémicadelYaleMonthly.Comoustednoignora, justifica, o quiere justificar, mi sistema, pero deliberadamente exagera losinconvenientesdelsuyo,que,atruequedeimponeralosalumnoseltediodetresmilintrincados versos consecutivos que narran una historia confusa, los dota de uncopiosovocabularioque lespermitirágozar, sinohandesertado,delcorpusde lasletras anglosajonas. Ir a Wisconsin era mi verdadero propósito. Usted y yo, miquerido amigo, sabemos que los congresos son tonterías, que ocasionan gastosinútiles,peroquepuedenconvenirauncurriculum.
Winthroplomiróconsorpresa.Era inteligente,peropropendíaa tomarenseriolascosas,inclusoloscongresosyeluniverso,quebienpuedeserunabromacósmica.Einarssonprosiguió:
—Ustedrecordarátalveznuestroprimerdiálogo.YohabíallegadodeNewYork.Era un día domingo; el comedor de la Universidad estaba cerrado y fuimos a
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almorzar al Nighthawk. Fue entonces cuando aprendí muchas cosas. Como bueneuropeo,yosiemprehabíapresupuestoquelaGuerraCivilfueunacruzadacontralosesclavistas;ustedargumentóqueelSurestabaensuderechoalquerersepararsedelaUniónymantenersusinstituciones.Paradarmayorfuerzaaloqueafirmaba,medijoqueustederadelNorteyqueunodesusmayoreshabíamilitadoenlasfilasdeHenryHalleck.Ponderóasimismoelcorajedelosconfederados.Adiferenciadelosdemás,yo sécasi inmediatamentequién es elotro.Estamañanamebastó.Comprendí,miquerido Winthrop, que a usted lo rige la curiosa pasión americana de laimparcialidad.Quiere, ante todo, ser fairminded. Precisamente por ser hombre delNorte,tratódecomprenderyjustificarlacausadelSur.EncuantosupequemiviajeaWisconsin dependía de unas palabras suyas a Rosenthal, resolví aprovechar mipequeñodescubrimiento.Comprendíqueimpugnarlametodologíaqueustedsiempreobservaenlacátedraeraelmediomáseficazdeobtenersuvoto.Redactéenelactomitesis.LoshábitosdelMonthlymeobligaronalusodeiniciales,perohicetodoloposible para que no quedara lamenor duda sobre la identidad del autor.La confiéinclusoamuchoscolegas.
Hubounlargosilencio.Winthropfueelprimeroenromperlo.—Ahoracomprendo—dijo—.YosoyviejoamigodeHerbert,cuyalaborestimo;
usted,directaoindirectamente,meatacó.Negarlemivotohubierasidounasuertederepresalia.Confrontélosméritosdelosdosyelresultadofueelqueustedsabe.
Agregó,comosipensaraenvozalta:—He cedido tal vez a la vanidad de no ser vengativo. Como usted ve, su
estratagemanolefalló.—Estratagemaes lapalabra justa—replicóEinarsson—,peronomearrepiento
deloquehice.Actuarédelmodomejorparanuestracasadeestudios.PorlodemásyohabíaresueltoiraWisconsin.
—MiprimerViking—dijoWinthropylomiróenlosojos.—Otra superstición romántica.Nobasta ser escandinavopara descender de los
Vikings.Mispadresfueronbuenospastoresdelaiglesiaevangélica;aprincipiosdelsiglodiez,mismayores fueronacasobuenos sacerdotesdeThor.Enmi familianohubo,queyosepa,gentedemar.
—En lamía hubomuchos—contestóWinthrop—.Sin embargo, no somos tandistintos.Unpecadonosune: lavanidad.Ustedmehavisitadopara jactarsede suingeniosaestratagema;yoloapoyéparajactarmedeserunhombrerecto.
—Otracosanosune—respondióEinarsson—.Lanacionalidad.Soyciudadanoamericano.Midestinoestáaquí,noenlaÚltimaThule.Usteddiráqueunpasaportenomodificalaíndoledeunhombre.
Seestrecharonlamanoysedespidieron.
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AvelinoArredondo
ElhechoacontecióenMontevideo,en1897.CadasábadolosamigosocupabanlamismamesalateralenelCafédelGlobo,a
lamanera de los pobres decentes que saben que no puedenmostrar su casa o querehúyen su ámbito. Eran todos montevideanos; al principio les había costadoamistarseconArredondo,hombredetierraadentro,quenosepermitíaconfidenciasnihacíapreguntas.Contabapocomásdeveinteaños;eraflacoymoreno,másbienbajo y tal vez algo torpe. La cara habría sido casi anónima, si no la hubieranrescatadolosojos,alavezdormidosyenérgicos.DependientedeunamerceríadelacalleBuenosAires,estudiabaDerechoaratosperdidos.Cuandolosotroscondenabanla guerra que asolaba el país y que, según era opinión general, el presidenteprolongabaporrazonesindignas,Arredondosequedabacallado.Tambiénsequedabacalladocuandoseburlabandeélportacaño.
PocodespuésdelabatalladeCerrosBlancos,Arredondodijoaloscompañerosque no lo verían por un tiempo, ya que tenía que irse aMercedes. La noticia noinquietó a nadie.Alguien le dijo que tuviera cuidado con el gauchaje deAparicioSaravia;Arredondorespondió,conunasonrisa,quenolesteníamiedoalosblancos.Elotro,quesehabíaafiliadoalpartido,nodijonada.
Más le costó decirle adiós a Clara, su novia. Lo hizo casi con las mismaspalabras.Leprevinoquenoesperaracartas,porqueestaríamuyatareado.Clara,queno teníacostumbredeescribir,aceptóelagregadosinprotestar.Losdossequeríanmucho.
Arredondo vivía en las afueras. Lo atendía una parda que llevaba el mismoapellido porque sus mayores habían sido esclavos de la familia en tiempo de laGuerraGrande. Era unamujer de toda confianza; le ordenó que dijera a cualquierpersonaquelobuscaraqueélestabaenelcampo.Yahabíacobradosuúltimosueldoenlamercería.
Semudó a una pieza del fondo, la que daba al patio de tierra. Lamedida erainútil,peroloayudabaainiciaresareclusiónquesuvoluntadleimponía.
Desdelaangostacamadefierro,enlaquefuerecuperandosuhábitodesestear,mirabaconalgunatristezaunanaquelvacío.Habíavendidotodossuslibros,inclusolosdeintroducciónalDerecho.NolequedabamásqueunaBiblia,quenuncahabíaleídoyquenoconcluyó.
Lacursópáginaporpágina,avecesconinterésyavecescontedio,yseimpusoeldeberdeaprenderdememoriaalgúncapítulodelÉxodoyelfinaldelEcclesiastés.No tratabadeentender loque iba leyendo.Era librepensador,peronodejabapasarunasolanochesinrepetirelpadrenuestroquelehabíaprometidoasumadrealveniraMontevideo.Faltaraesapromesafilialpodríatraerlemalasuerte.
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Sabíaquesumetaeralamañanadeldíaveinticincodeagosto.Sabíaelnúmeroprecisodedíasqueteníaquetrasponer.Unavezlogradalameta,eltiempocesaríao,mejor dicho, nada importaba lo que aconteciera después. Esperaba la fecha comoquienesperaunadichayunaliberación.Habíaparadosurelojparanoestarsiempremirándolo,perotodaslasnoches,aloírlasdocecampanadasoscuras,arrancabaunahojadelalmanaqueypensabaundíamenos.
Alprincipioquisoconstruirunarutina.Matear,fumarloscigarrillosnegrosquearmaba, leer y repasar una determinada cuota de páginas, tratar de conversar conClementina cuando ésta le traía la comida en una bandeja, repetir y adornar ciertodiscurso antes de apagar la candela. Hablar con Clementina, mujer ya entrada enaños,noeramuyfácil,porquesumemoriahabíaquedadodetenidaenelcampoyenlocotidianodelcampo.
Disponía asimismo de un tablero de ajedrez en el que jugaba partidasdesordenadasquenoacertabanconel fin.Le faltabauna torreque solía suplir conunabalaoconunvintén.
Parapoblarel tiempo,Arredondosehacíalapiezacadamañanaconuntrapoyconunescobillónyperseguíaalasarañas.Alapardanolegustabaqueserebajaraaesos menesteres, que eran de su gobierno y que, por lo demás, él no sabíadesempeñar.
Hubierapreferidorecordarseconelsolyabienalto,perolacostumbredehacerlocuando clareaba pudomás que su voluntad. Extrañabamuchísimo a sus amigos ysabíasinamarguraqueéstosnoloextrañaban,dadasuinvenciblereserva.Unatardepreguntó por él uno de ellos y lo despacharon desde el zaguán. La parda no loconocía;
Arredondonuncasupoquiénera.Ávidolectordeperiódicos,lecostórenunciaraesosmuseosdeminuciasefímeras.Noerahombredepensarnidecavilar.
Susdíasysusnocheseraniguales,perolepesabanmáslosdomingos.Amediadosdejulioconjeturóquehabíacometidounerroralparcelareltiempo,
quedecualquiermodonoslleva.Entoncesdejóerrarsuimaginaciónporladilatadatierraoriental,hoyensangrentada,por losquebradoscamposdeSanta Irene,dondehabía remontado cometas, por cierto petiso tubiano, que ya habría muerto, por elpolvoquelevantalahacienda,cuandolaarreanlostroperos,porladiligenciacansadaqueveníacadamesdesdeFrayBentosconsucargadebaratijas,porlabahíadeLaAgraciada,dondedesembarcaronlosTreintayTres,porelHervidero,porcuchillas,montesy ríos,porelCerroquehabíaescaladohasta la farola,pensandoqueen lasdosbandasdelPlatanohayotroigual.Delcerrodelabahíapasóunavezalcerrodelescudoysequedódormido.
Cadanochelavirazóntraíalafrescura,propiciaalsueño.Nuncasedesveló.Queríaplenamenteasunovia,perosehabíadichoqueunhombrenodebepensar
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en mujeres, sobre todo cuando le faltan. El campo lo había acostumbrado a lacastidad.Encuantoalotroasunto…tratabadepensarlomenosposibleenelhombrequeodiaba.
Elruidodelalluviaenlaazotealoacompañaba.Parael encarceladooel ciego,el tiempo fluyeaguasabajo,comoporuna leve
pendiente.Al promediar su reclusiónArredondo logrómás de una vez ese tiempocasisintiempo.Enelprimerpatiohabíaunaljibeconunsapoenelfondo;nuncasele ocurrió pensar que el tiempo del sapo, que linda con la eternidad, era lo quebuscaba.
Cuandolafechanoestabalejos,empezóotravezlaimpaciencia.Unanochenopudomás y salió a la calle. Todo le pareció distinto ymás grande.Al doblar unaesquina, vio una luz y entró en un almacén.Para justificar su presencia, pidió unacañaamarga.Acodadoscontraelmostradordemaderaconversabanunos soldados.Dijounodeellos:
—Ustedes saben que está formalmente prohibido que se den noticias de lasbatallas.Ayertardenosocurrióunacosaquelosvaadivertir.YoyunoscompañerosdecuartelpasamosfrenteaLaRazón.Oímosdesdeafueraunavozquecontraveníalaorden.Sinperdertiempoentramos.Laredacciónestabacomobocadelobo,peroloquemamos a balazos al que seguía hablando. Cuando se calló, lo buscamos parasacarloporlaspatas,perovimosqueeraunamáquinaqueledicenfonógrafoyquehablasola.
Todosserieron.Arredondosehabíaquedadoescuchando.Elsoldadoledijo:—¿Quélepareceelchasco,aparcero?Arredondoguardósilencio.Eldeluniformeleacercólacarayledijo:—Gritáenseguida:¡VivaelPresidentedelaNación,JuanIdiarteBorda!Arredondonodesobedeció.Entreaplausosburlonesganólapuerta.Yaenlacalle
logolpeóunaúltimainjuria.—Elmiedonoessonsonijuntarabia.Se había portado como un cobarde, pero sabía que no lo era. Volvió
pausadamenteasucasa.Eldíaveinticincodeagosto,AvelinoArredondoserecordóalasnuevepasadas.
Pensó primero enClara y sólo después en la fecha. Se dijo con alivio:Adiós a latareadeesperar.Yaestoyeneldía.
Se afeitó sin apuro y en el espejo lo enfrentó la cara de siempre. Eligió unacorbata colorada y sus mejores prendas. Almorzó tarde. El cielo gris amenazaballovizna; siempre se lo había imaginado radiante. Lo rozó un dejo de amargura aldejarparasiemprelapiezahúmeda.Enelzaguánsecruzóconlapardaylediolosúltimospesosquelequedaban.Enlachapadelaferreteríaviorombosdecoloresy
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reflexionóquedurantemásdedosmesesnohabíapensadoenellos.SeencaminóalacalledeSarandí.Eradíaferiadoycirculabamuypocagente.
Nohabíandado las tres cuandoarribó a laPlazaMatriz.ElTeDeumyahabíaconcluido;ungrupodecaballeros,demilitaresydeprelados,bajabapor las lentasgradasdeltemplo.Aprimeravista,lossombrerosdecopa,algunosaúnenlamano,losuniformes,losentorchados,lasarmasylastúnicas,podíancrearlailusióndequeeran muchos; en realidad, no pasarían de una treintena. Arredondo, que no sentíamiedo,sintióunasuertederespeto.Preguntócuáleraelpresidente.Lecontestaron:
—Ésequevaalladodelarzobispoconlamitrayelbáculo.Sacóelrevólverehizofuego.IdiarteBordadiounospasos,cayódebrucesydijoclaramente:Estoymuerto.Arredondoseentregóalasautoridades.Despuésdeclararía:—Soy colorado y lo digo con todo orgullo.He dadomuerte al Presidente, que
traicionabaymancillabaanuestropartido.Rompíconlosamigosyconlanovia,parano complicarlos; nomiré diarios para que nadie pueda decir queme han incitado.Esteactodejusticiamepertenece.Ahora,quemejuzguen.
Así habrán ocurrido los hechos, aunque de unmodomás complejo; así puedosoñarqueocurrieron.
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Eldisco
Soy leñador. El nombre no importa. La choza en que nací y en la que prontohabrédemorirquedaalbordedelbosque.Delbosquedicenquesealargahastaelmarquerodeatodalatierrayporelqueandancasasdemaderaigualesalamía.Nosé;nuncalohevisto.Tampocohevistoelotroladodelbosque.Mihermanomayor,cuando éramos chicos, me hizo jurar que entre los dos talaríamos todo el bosquehastaquenoquedaraunsoloárbol.Mihermanohamuertoyahoraesotracosalaquebuscoyseguiré
buscando.Haciaelponientecorreunriachoenelquesépescarconlamano.Enelbosquehaylobos,peroloslobosnomearredranymihachanuncamefueinfiel.Nohellevadolacuentademisaños.Séquesonmuchos.Misojosyanoven.Enlaaldea,alaqueyanovoyporquemeperdería,tengofamadeavaro,pero¿quépuedehaberjuntadounleñadordelbosque?
Cierrolapuertademicasaconunapiedraparaquelanievenoentre.Unatardeoípasostrabajososyluegoungolpe.Abríyentróundesconocido.Eraunhombrealtoyviejo,envueltoenunamantaraída.Lecruzabalacaraunacicatriz.Losañosparecíanhaberledadomásautoridadqueflaqueza,peronotéquelecostabaandarsinelapoyodelbastón.Cambiamosunaspalabrasquenorecuerdo.Alfindijo:
—Notengohogaryduermodondepuedo.HerecorridotodaSajonia.Esaspalabrasconveníanasuvejez.MipadresiemprehablabadeSajonia;ahora
lagentediceInglaterra.Yoteníapanypescado.Nohablamosdurante lacomida.Empezóa llover.Con
unos cueros le arméunayacija en el suelode tierra, dondemuriómihermano.Alllegarlanochedormimos.
Clareabaeldíacuandosalimosdelacasa.Lalluviahabíacesadoylatierraestabacubiertadenievenueva.Selecayóelbastónymeordenóquelolevantara.
—¿Porquéhedeobedecerte?—ledije.—Porquesoyunrey—contestó.Locreíloco.Recogíelbastónyselodi.Hablóconunavozdistinta.—SoyreydelosSecgens.Muchasveceslosllevéalavictoriaenladurabatalla,
peroenlahoradeldestinoperdímireino.MinombreesIsernysoydelaestirpedeOdín.
—YonoveneroaOdín—lecontesté—.YoveneroaCristo.Comosinomeoyeracontinuó:—Andoporloscaminosdeldestierroperoaúnsoyelreyporquetengoeldisco.
¿Quieresverlo?Abrió lapalmade lamanoqueerahuesuda.Nohabíanadaen lamano.Estaba
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vacía.Fuesóloentoncesqueadvertíquesiemprelahabíatenidocerrada.Dijo,mirándomeconfijeza:—Puedestocarlo.Yaconalgúnrecelopuselapuntadelosdedossobrelapalma.Sentíunacosafría
y vi un brillo. Lamano se cerró bruscamente.No dije nada. El otro continuó conpacienciacomosihablaraconunniño:
—EseldiscodeOdín.Tieneunsololado.Enlatierranohayotracosaquetengaunsololado.Mientrasestéenmimanoseréelrey.
—¿Esdeoro?—ledije.—Nosé.EseldiscodeOdínytieneunsololado.Entoncesyosentílacodiciadeposeereldisco.Sifueramío,lopodríavenderpor
unabarradeoroyseríaunrey.Ledijealvagabundoqueaúnodio:—Enlachozatengoescondidouncofredemonedas.Sondeoroybrillancomoel
hacha.SimedaseldiscodeOdín,yotedoyelcofre.Dijotercamente.—Noquiero.—Entonces—dije—puedesproseguirtucamino.Me dio la espalda. Un hachazo en la nuca bastó y sobró para que vacilara y
cayera,peroalcaerabriólamanoyenelairevielbrillo.Marquébienellugarconelhachayarrastréelmuertohastaelarroyoqueestabamuycrecido.Ahílotiré.
Al volver a mi casa busqué el disco. No lo encontré. Hace años que sigobuscando.
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Ellibrodearena
…thyropeofsands…GeorgeHerbert(1593-1623)
Lalíneaconstadeunnúmeroinfinitodepuntos;elplano,deunnúmeroinfinitode líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de unnúmeroinfinitodevolúmenes…No,decididamentenoeséste,moregeometrico,elmejormododeiniciarmirelato.Afirmarqueesverídicoesahoraunaconvencióndetodorelatofantástico;elmío,sinembargo,esverídico.
Yo vivo solo, en un cuarto piso de la calle Belgrano. Hará unos meses, alatardecer,oíungolpeenlapuerta.Abríyentróundesconocido.Eraunhombrealto,derasgosdesdibujados.Acasomimiopíalosvioasí.Todosuaspectoeradepobrezadecente.Estabadegrisy traíaunavalijagrisen lamano.Enseguidasentíqueeraextranjero.Alprincipiolocreíviejo;luegoadvertíquemehabíaengañadosuescasopelorubio,casiblanco,alamaneraescandinava.Enelcursodenuestraconversación,quenoduraríaunahora,supequeprocedíadelasOrcadas.
Le señalé una silla. El hombre tardó un rato en hablar. Exhalaba melancolía,comoyoahora.
—Vendobiblias—medijo.Nosinpedanteríalecontesté:—Enestacasahayalgunasbibliasinglesas,inclusolaprimera,ladeJohnWiclif.
TengoasimismoladeCiprianodeValera,ladeLutero,queliterariamenteeslapeor,yunejemplarlatinodelaVulgata.Comoustedve,nosonprecisamentebibliasloquemefalta.
Alcabodeunsilenciomecontestó.—Nosólovendobiblias.Puedomostrarleunlibrosagradoquetalvezleinterese.
LoadquiríenlosconfinesdeBikanir.Abriólavalijaylodejósobrelamesa.Eraunvolumenenoctavo,encuadernado
entela.Sindudahabíapasadopormuchasmanos.Loexaminé;suinusitadopesomesorprendió.EnellomodecíaHolyWrityabajoBombay.
—Serádelsiglodiecinueve—observé.—Nosé.Nolohesabidonunca—fuelarespuesta.Loabríalazar.Loscaracteresmeeranextraños.Laspáginas,quemeparecieron
gastadasydepobretipografía,estabanimpresasadoscolumnasalamaneradeunabiblia.Eltextoeraapretadoyestabaordenadoenversículos.Enelángulosuperiordelaspáginashabíacifrasarábigas.Me llamó laatenciónque lapáginapar llevaraelnúmero (digamos) 40.514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estabanumeradoconochocifras.Llevabaunapequeña ilustración,comoesdeusoen los
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diccionarios:unancladibujadaalapluma,comoporlatorpemanodeunniño.Fueentoncesqueeldesconocidomedijo:—Mírelabien.Yanolaveránuncamás.Habíaunaamenazaenlaafirmación,peronoenlavoz.Mefijéenellugarycerréelvolumen.Inmediatamenteloabrí.Envanobusquéla
figuradelancla,hojatrashoja.Paraocultarmidesconcierto,ledije:—Se trata de una versión de la Escritura en alguna lengua indostánica, ¿no es
verdad?—No—mereplicó.Luegobajólavozcomoparaconfiarmeunsecreto:—Loadquiríenunpueblodelallanura,acambiodeunasrupiasydelaBiblia.
Suposeedornosabía leer.SospechoqueenelLibrode losLibrosviounamuleto.Eradelacastamásbaja;lagentenopodíapisarsusombra,sincontaminación.MedijoquesulibrosellamabaelLibrodeArena,porqueniellibronilaarenatienenniprincipionifin.
Mepidióquebuscaralaprimerahoja.Apoyélamanoizquierdasobrelaportadayabríconeldedopulgarcasipegadoal
índice.Todofueinútil:siempreseinterponíanvariashojasentrelaportadaylamano.Eracomosibrotarandellibro.
—Ahorabusqueelfinal.Tambiénfracasé;apenaslogrébalbucearconunavozquenoeralamía:—Estonopuedeser.Siempreenvozbajaelvendedordebibliasmedijo:—No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente
infinito.Ningunaeslaprimera;ninguna,laúltima.Noséporquéestánnumeradasdeesemodoarbitrario.Acasoparadaraentenderquelostérminosdeunaserieinfinitaadmitencualquiernúmero.
Después,comosipensaraenvozalta:—Sielespacioesinfinitoestamosencualquierpuntodelespacio.Sieltiempoes
infinitoestamosencualquierpuntodeltiempo.Susconsideracionesmeirritaron.Lepregunté:—¿Ustedesreligioso,sinduda?—Sí, soy presbiteriano. Mi conciencia está clara. Estoy seguro de no haber
estafadoalnativocuandoledilaPalabradelSeñoratruequedesulibrodiabólico.Leaseguréquenada teníaque reprocharse,y lepregunté si estabadepasopor
estastierras.Merespondióquedentrodeunosdíaspensabaregresarasupatria.Fueentoncescuandosupequeeraescocés,delasislasOrcadas.LedijequeaEscociayolaqueríapersonalmenteporelamordeStevensonydeHume.
—YdeRobbieBurns—corrigió.Mientras hablábamos yo seguía explorando el libro infinito. Con falsa
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indiferencialepregunté:—¿UstedseproponeofrecerestecuriosoespécimenalMuseoBritánico?—No.Seloofrezcoausted—mereplicó,yfijóunasumaelevada.Lerespondí,contodaverdad,queesasumaerainaccesibleparamíymequedé
pensando.Alcabodeunospocosminutoshabíaurdidomiplan.—Lepropongouncanje—ledije—.Ustedobtuvoestevolumenporunasrupias
y por laEscritura Sagrada; yo le ofrezco elmonto demi jubilación, que acabo decobrar,ylaBibliadeWiclifenletragótica.Laheredédemispadres.
—AblackletterWiclif!—murmuró.Fuiamidormitorioy le trajeeldineroyel libro.Volvió lashojasyestudió la
carátulaconfervordebibliófilo.—Tratohecho—medijo.Measombróquenoregateara.Sólodespuéscomprenderíaquehabíaentradoen
micasaconladecisióndevenderellibro.Nocontólosbilletes,ylosguardó.HablamosdelaIndia,delasOrcadasydelosjarlsnoruegosquelasrigieron.Era
denochecuandoelhombresefue.Nohevueltoaverlonisésunombre.PenséguardarelLibrodeArenaenelhuecoquehabíadejadoelWiclif,peroopté
al fin por esconderlo detrás de unos volúmenes descabalados de Las mil y unanoches.
Meacostéynodormí.Alastresocuatrodelamañanaprendílaluz.Busquéellibroimposible,yvolvílashojas.Enunadeellasvigrabadaunamáscara.Elángulollevabaunacifra,yanosécuál,elevadaalanovenapotencia.
Nomostréanadiemitesoro.Aladichadeposeerloseagregóeltemordequelorobaran, y después el recelo de que no fuera verdaderamente infinito. Esas dosinquietudes agravaronmiyaviejamisantropía.Mequedabanunosamigos;dejédeverlos.PrisionerodelLibro,casinomeasomabaalacalle.Examinéconunalupaelgastadolomoylastapas,yrechacélaposibilidaddealgúnartificio.Comprobéquelaspequeñasilustracionesdistabandosmilpáginasunadeotra.Lasfuianotandoenuna libretaalfabética,queno tardéen llenar.Nuncase repitieron.Denoche,en losescasosintervalosquemeconcedíaelinsomnio,soñabaconellibro.
Declinabaelverano,ycomprendíqueellibroeramonstruoso.Denadamesirvióconsiderarquenomenosmonstruosoerayo,que lopercibíaconojosy lopalpabacondiezdedosconuñas.Sentíqueeraunobjetodepesadilla,unacosaobscenaqueinfamabaycorrompíalarealidad.
Pensé en el fuego, pero temí que la combustión de un libro infinito fueraparejamenteinfinitaysofocaradehumoalplaneta.
Recordéhaberleídoqueelmejorlugarparaocultarunahojaesunbosque.AntesdejubilarmetrabajabaenlaBibliotecaNacional,queguardanovecientosmillibros;séqueamanoderechadelvestíbulounaescaleracurvasehundeenelsótano,donde
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están los periódicos y los mapas. Aproveché un descuido de los empleados paraperderelLibrodeArenaenunodeloshúmedosanaqueles.Tratédenofijarmeaquéalturaniaquédistanciadelapuerta.
Sientounpocodealivio,peronoquieronipasarporlacalleMéxico.
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Epílogo
Prologarcuentosnoleídosaúnestareacasiimposible,yaqueexigeelanálisisdetramasquenoconvieneanticipar.Prefieroporconsiguienteunepílogo.
Elrelatoinicialretomaelviejotemadeldoble,quemoviótantasveceslasiempreafortunadaplumadeStevenson.EnInglaterrasunombreesfetcho,demaneramáslibresca,wraithoftheliving;enAlemania,Doppelgaenger.Sospechoqueunodesusprimerosapodosfueeldealterego.Estaapariciónespectralhabráprocedidodelosespejosdelmetalodelagua,osimplementedelamemoria,quehacedecadacualunespectador y un actor. Mi deber era conseguir que los interlocutores fueran lobastantedistintosparaserdosylobastanteparecidosparaseruno.¿ValdrálapenadeclararqueconcebílahistoriaaorillasdelríoCharles,enNewEngland,cuyofríocursomerecordóellejanocursodelRódano?
El tema del amor es harto común en mis versos; no así en mi prosa, que noguardaotroejemploqueUlrica.LoslectoresadvertiránsuafinidadconElOtro.ElCongreso es quizá lamás ambiciosa de las fábulas de este libro; su tema es unaempresatanvastaqueseconfundealfinconelcosmosyconlasumadelosdías.ElopacoprincipioquiereimitareldelasficcionesdeKafka;elfinquiereelevarse,sindudaenvano,aloséxtasisdeChestertonodeJohnBunyan.Nohemerecidonuncasemejanterevelación,peroheprocuradosoñarla.Ensudecursoheentretejido,segúnesmihábito,rasgosautobiográficos.
El destino que, según es fama, es inescrutable, no me dejó en paz hasta queperpetré un cuento póstumo de Lovecraft, escritor que siempre he juzgado unparodistainvoluntariodePoe.Acabéporceder;el lamentablefrutosetitulaThereAreMoreThings.
LaSecta de losTreinta rescata, sin elmenor apoyodocumental, la historia deunaherejíaposible.
La noche de los dones es tal vez el relato más inocente, más violento y másexaltadoqueofreceestevolumen.
LabibliotecadeBabel (1941) imaginaunnúmero infinitode libros;Undr yElespejoylamáscara,literaturassecularesqueconstandeunasolapalabra.
Utopíadeunhombrequeestá cansado, es, ami juicio, lapiezamáshonesta ymelancólicadelaserie.
Siempreme ha sorprendido la obsesión ética de los americanos del Norte;Elsobornoquierereflejareserasgo.
PeseaJohnFelton,aCharlotteCorday,alaconocidaopinióndeRiveraIndarte("EsacciónsantamataraRosas")yalHimnoNacionalUruguayo("Si tiranos,deBrutoelpuñal”)noaprueboelasesinatopolítico.Sealoquefuere,loslectoresdelsolitario crimen de Arredondo querrán saber el fin. LuisMelián Lafinur pidió su
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absolución,perolosjuecesCarlosFeinyCristóbalSalvañaclocondenaronaunmesdereclusióncelularyacincoañosdecárcel.UnadelascallesdeMontevideollevaahorasunombre.
Dosobjetosadversose inconcebibles son lamateriade losúltimoscuentos.Eldiscoeselcírculoeuclidiano,queadmitesolamenteunacara;Ellibrodearena,unvolumendeincalculableshojas.
Esperoquelasnotasapresuradasqueacabodedictarnoagotenestelibroyquesussueñossiganramificándoseenlahospitalariaimaginacióndequienesahoralocierran.
J.L.B.BuenosAires,3defebrerode1975
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