A - Resistencia y Represión
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Prof. Lic. Marianella Lorenzo
Algunas observaciones sobre la articulación resistencia-represión en
los primeros textos freudianos
El núcleo temático del presente trabajo se encuentra en la articulación las
categorías “resistencia- represión” en el marco de la metapsicología freudiana. Para
abordar tal cometido se comenzará por señalar la existencia de dos momentos en el
tratamiento del concepto de “resistencia”. Primeramente se intentará una suerte de
caracterización a partir de su constatación en la clínica, posteriormente se pasará a
reflexionar sobre la articulación de dicho concepto con el de “represión”.Se planteará la
posibilidad de una coextensión de dichos términos por un lado o una diferenciación por
otro, en este último caso se tratará de presentar determinadas hipótesis para fundar tales
distinciones.
En un intento de aproximación a los textos freudianos es dable advertir cómo el
tratamiento que, en un primer tiempo, realiza Freud del concepto de “resistencia”
supone pensar a ésta como obstáculo. Dicha caracterización se desprende claramente de
sus observaciones en el campo de la clínica. Es así que se puede constatar cómo, en el
intento de extender el método empleado por Breuer a un número mayor de enfermos, se
encuentra ante la dificultad de que muchos de éstos no eran hipnotizables. No obstante
consideró que “era preciso sortear la hipnosis y a pesar de ello, obtener los recuerdos
patógenos”1. De esta forma prosiguió adelante en procura de alcanzar tal cometido. Pero
dicha empresa no resultó sencilla, ya que surgieron una serie de dificultades, que en
aquel momento todavía no encontraban su explicación. Freud lo expresa de la siguiente
manera: “Cuando en la primera entrevista preguntaba a mis pacientes si recordaban la
ocasión primera de sus síntomas, unos decían no saberla, y otros aportaban alguna cosa
que designaban como recuerdo oscuro y no podían seguirlo”2. Bajo esta forma de “no
recordar”, es decir, por la amnesia que se advierte en el paciente, comienza a
manifestarse la “resistencia”. Esta se presenta aparentemente y por el momento como un
serio obstáculo, como un freno que detiene el devenir del tratamiento.
1 Freud, S “Estudios sobre la histeria” Ed. Amorrortu TII Buenos Aires , pag 2992 Ibid , pag 299
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Pero Freud no se detiene ante tal obstáculo, que podríamos caracterizar
apresuradamente de paradójico, en la medida que se quiere y no se quiere saber. No
obstante, sabemos que si se ahonda mínimamente en este aparente carácter paradójico,
se aprecia que es el resultado de la lectura a nivel de un solo registro, dado que en la
medida que se introduce otras categorías de análisis dicho carácter parece desvanecerse.
De todas formas en este primer tiempo Freud se encuentra preocupado y lo expresa de
la siguiente manera: “…El enfermo a quien sus síntomas hacen penar tanto, y ve sufrir
también a sus parientes; que se aviene a tantos sacrificios de tiempo, de dinero, de
trabajo; que se empeña en vencerse a sí mismo para liberarse de ellos…¿ se revelaría
acaso contra su auxiliador en beneficio de su enfermedad? ¡Cuán inverosímil tiene que
sonar esta aseveración! No obstante, así es.”3. El constatar tal dificultad no paralizó la
labor emprendida por Freud , por el contrario logró superar tal “freno” y avanzar en
varios campos.
De esta forma se arriba al segundo momento, marcado por el status teórico y el
abordaje metapsicológico que se hará de la resistencia. Habiendo surgido ésta en el
campo de la clínica -caracterizándose como obstaculizadora en un primer momento-,
este segundo tiempo estará marcado por el giro metapsicológico y su resignificación al
convertirse en categoría explicativa. Por lo tanto el esfuerzo vivenciado en el
tratamiento hizo trasponer como el mismo Freud lo indica “ese estado de cosas a la
teoría según la cual mediante mi trabajo psíquico yo tenía que superar en el paciente una
fuerza que contrariaba el devenir consciente (recordar) de las representaciones
patógenas. Una inteligencia nueva parecía abrírseme cuando se me ocurrió que esa
podría ser la misma fuerza psíquica que cooperó en la génesis del síntoma histérico y en
aquel momento impidió el devenir consciente de la representación patógena”4 .
Se podría pensar que aquí la resistencia deja ya de tener aquel papel
obstaculizador. Sin embargo, también cabría la posibilidad de que dicha caracterización
no se perdiera sino que se resignificara otorgándole otro status teórico. Por
consiguiente, no sólo será la que se opone al recordar, visualizándose en la “amnesia”,
sino que aparecerá bajo la forma de “ocultar- mostrando”. De esta forma, en la medida
que trasciende el campo de la clínica y se convierte en categoría explicativa que “da
cuenta de”, ya no resulta despreciable sino que se le debe prestar mucha atención. Aún
3 Freud, S., Conferencia 19. Resistencia y represión, Ed Amorrortu, Tomo XVI, Buenos Aires, pág 262. 4 Ibid. pág. 300.
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sabiendo que “la intensidad varía de continuo, aunque cada vez que nos aproximamos a
un tema nuevo, llega a su máxima fuerza, en el ápice de la elaboración de éste vuelve a
desbaratarse cuando se finiquita”5, de todos modos la misma se encuentra en forma
continua durante el transcurso del tratamiento.
No solamente se advierte la permanencia de la resistencia, sino que se observa
las distintas formas bajo las que ésta puede manifestarse. Freud en varios de sus escritos
nos acerca descripciones de las posibles formas en que estas se presentan 6. Las formas
de aparecer son muy variadas, pueden ir desde las omisiones, críticas, silencios, hasta
las llamadas resistencias intelectuales, que, según opinión de Freud, no serían las
peores de vencer, sino que existen algunas cuyo vencimiento es más dificultoso; éstas
son las que se manifiestan por medio de la transferencia y que “pueden emplearse para
resistir al médico y la cura”7. Es así que bajo todas estas manifestaciones diversas en las
cuales se despliega la resistencia, hay algo que las unifica, además de su funcionamiento
y es el hecho de violar la “regla técnica fundamental del análisis, …blanco de ataque de
las resistencias”8.
No obstante, por encontrarnos en un segundo momento, sabemos que la
resistencia no es sólo un obstáculo, sino que esclarece y guía, de tal suerte que “las
ocurrencias contra las cuales se elevan esos reparos y objeciones…por lo general
contienen, el material que nos encaminan al descubrimiento del inconsciente”9. De todas
formas la apariencia paradojal de la resistencia se tiene que entender en el doble
registro ( Cc – Icc) y en el devenir del proceso analítico, con la posibilidad de ir
“llenando las lagunas del recuerdo” pero también con sus puntos ciegos. Por lo cual si
bien este segundo tiempo en el tratamiento de la resistencia permitirá ir más allá de lo
aparentemente paradojal, se sabe que siempre va a quedar algo “no conocido”, nunca se
puede agotar el inconsciente en sí10, ya que éste perpetúa su propia designación in-
consciente, no-conocido. Es así que, asumida la herida narcisista, debe aceptarse que
siempre quedará algo inaccesible, no recordado… No obstante, dicha constatación lejos
5 Ob Cit en 3 pag 268.6 Dichas descripciones pueden ser encontradas en “Estudios sobre la histeria”, como en la lectura de varios historiales clínicos, así como en la Conferencia 19 donde realiza un estudio exhaustivo de ellas.7 Ob Cit en 3 pag 2658 Ob Cit en 3 pag 2639 Ob Cit en 3 26310 Es interesante observar como Freud compara el Icc con el noumeno kantiano, en relación al carácter inaccesible .
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de paralizar, invita a dar rienda suelta al impulso epistemofílico y conocer aquello que sí
se puede.
En esta línea puede preguntarse ¿qué es esto que se revela en la resistencia?,
¿hacia dónde orienta o guía?. Se podría contestar que lo revelado por la resistencia es la
represión, así como aquello hacia lo que guía, es lo reprimido. Pero también cabe
agregar que la resistencia no sólo cumpliría la función de revelar, sino que, desde una
lectura epistemológica, tendría la función de hipótesis contrastadora . Esta observación
parece clara cuando Freud expresa “Llamé represión (esfuerzo de desalojo) a este
proceso por mí supuesto, y lo consideraré probado, por la indiscutible existencia de la
resistencia”11. Según se deja entrever a partir de lo reseñado, parecería que la represión
se serviría para revelarse y comprobarse de las resistencias. Por lo cual no sería
demasiado temerario afirmar la prioridad existencial de la represión respecto de la
resistencia. De otra forma si no existiera la represión ¿qué sería por tanto lo
comprobado o revelado?; parecería que de ser esta la situación, la resistencia no tendría
razón de ser. Es así que Freud expresa: “la resistencia brota de la represión”12. Se podría
pensar que tal afirmación haría descartar la posibilidad de que la resistencia y la
represión fueran términos coextensivos, presentando por el contrario una diferenciación
al parecer fundándose en una relación de subordinación, en tanto que la resistencia no
existiría sin la represión..
No obstante también se vio que la represión se descubre por la resistencia, lo
cual nos hablaría de una subordinación no muy fuerte, quizás la expresión
“objetivación” resulte más esclarecedora, en la medida de atenuar la relación de
subordinación.
Apoyando estas últimas reflexiones podemos recordar ciertos textos freudianos
donde el carácter distintivo parece venir dado por el sujeto en quien operan las fuerzas.
De esta forma si el gasto para hacer consciente los recuerdos penosos es dirigido al
paciente “recibimos los más inequívocos indicios de lo que llamamos resistencia. Y si lo
intentamos en nosotros mismos recibimos el nítido sentimiento de una defensa
11 Ob. cit en 5 pág. 20.12 Freud, S Conferencia 27, “La transferencia”, Ed. Amorrortu, Tomo XVI, pág. 397.
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(repulsión)13. En la presente afirmación parece quedar igualados los conceptos de
represión y defensa , lo cual será objeto de tratamiento específico en otros textos14.
Hasta el momento en nuestra reflexión contamos con dos posibles criterios de
demarcación entre resistencia y represión: 1- basado en una posible relación de
subordinación, dependencia, 2- deteniéndonos en el sujeto en quien opera dicha fuerza.
Respecto a este último criterio, si bien resulta trivial indicar que la resistencia siempre
actúa en un sujeto, a lo que se apunta es si actúa sólo en el sujeto independientemente
del contexto o en tanto éste se encuentra en una situación analítica.
Si se continúa avanzando en el intento por diferenciar ambos conceptos puede
recordarse algunos textos freudianos que resultan esclarecedores para el cometido de
este trabajo; por ejemplo, cuando Freud observa que “las mismas fuerzas que hoy como
resistencias se oponen al desempeño de hacer consciente lo olvidado, tenían que ser en
su momento las que produjeron ese olvido y expulsaron fuera de la conciencia las
vivencias patógenas en cuestión”15. A partir de lo anterior se puede pensar en la
posibilidad de rescatar algo en común que parecen compartir la resistencia y la
represión. Dicho rasgo compartido estaría dado porque la fuerza que actúa en ambas
parece ser la misma, salvo que ésta lo hace en distintos momentos. La aceptación de
esta afirmación no inhabilita las distinciones marcadas anteriormente.
Se puede seguir avanzando en el análisis de la articulación resistencia-represión
si se introduce la propuesta explicativa dada por Freud respecto a la represión según el
modelo de “cambio de estado”. En ella puede apreciarse cómo la represión es
caracterizada como un proceso que se ejerce sobre las representaciones (huellas
mnémicas cargadas o catectizadas), actuando dicho proceso represivo en “las fronteras
de los sistemas Inc y Pre. Cc.”16. Este proceso represivo actuaría en dos tiempos,
primero se le quitaría a esa representación la investidura preconsciente. Pero dado que
“la representación reprimida sigue teniendo capacidad dentro del inconsciente, por tanto
debe de haber conservado su investidura”17, lo sustraído no puede ser lo inconsciente. Se
puede conjeturar entonces que a esa representación que le ha sido quitada la catexia
13 Freud, S “Nota sobre el concepto de lo inconsciente en Psicoanálisis”, Ed. Amorrortu, Tomo XII, pág. 275.14 Remitimos a Laplanche y Pontalis.15 Ob. cit. en 5, pág. 271.16 Freud, S. “Lo inconsciente”, Ed. Amorrortu, Tomo XIV, pág. 177.17 Ibid. pág. 177.
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preconsciente puede sucederle 1) conservar la investidura inconsciente que ya poseía o
2) recibir la investidura del inconciente, quedando por tanto catectizada.
Debe recordarse asimismo que el psiquismo para asegurar que esa
representación que está cargada no haga “intentos renovados para penetrar al
preconsciente”18, en un segundo momento muestra la aplicación de una
contrainvestidura que impide el avance.
Teniendo presente la explicación antes desarrollada se puede concluir que en la
represión actúan, primero, una sustracción y, segundo, una contrainvestidura. Si se
intenta vincular tal modelo explicativo con el concepto de “resistencia”, atendiendo a
que “la resistencia es producida por la contrainvestidura que se erige para reprimir la
moción chocante”19 así como la posible igualación entre resistencia y contrainvestidura
afirmada por el propio Freud cuando expresa “la contrainvestidura o resistencia no
pertenecen al inconsciente sino al Yo”20, podría establecerse una tercera distinción entre
resistencia y represión.
De esta forma parece desprenderse que la resistencia no se igualaría con todo el
proceso represivo sino sólo con el segundo momento, por lo cual no serían totalmente
idénticas. Por otra parte, si se consideran las primeras puntualizaciones respecto al
surgimiento de la resistencia en el campo de la clínica y sabiendo que “el primer motor
de la terapia está en las dolencias del enfermo, y en el deseo de curación, por ellas
engendrado”21, se podría presentar la hipótesis de que cuando esa contrainvestidura se
dirige en contra del deseo de curación, aparecería bajo la denominación de resistencia
en el ámbito clínico; en tanto que cuando esa contrainvestidura se dirige a mantener el
no avance hacia lo preconsciente de la representación, se denominaría represión.
Esta última observación no invalida las distinciones anteriores. Es importante
precisar que, además de actuar la misma fuerza en distintos momentos, parecería actuar
en direcciones diferentes –aunque es claro que la doble dinámica de mostración y
ocultamiento parece hacerlas confluir.
“Algo que ciertamente no se nombraCon la palabra azar, rige estas cosas.”
J. L. Borges
18 Ibid. pág. 177.19 Freud, S., Conferencia 27, “La transferencia”, Ed. Amorrortu, Tomo XVI, pág. 397.20 Ibid. pág. 397.21 Freud, S. , “Iniciación del tratamiento”, Ed. Alianza, pág. 182.
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Bibliografía
Assoun, P-L. Introducción a la epistemología freudiana, Siglo Veintiuno Editores.
Caorsi, E. Lógica, Filosofía y Psicoanálisis, Ed. Roca Viva. Freud, S. Conferencia 27, La transferencia, Ed. Amorrortu, Tomo XVI.---------- Conferencia 19, Resistencia y represión, Ed. Amorrortu, Tomo XVI. ---------- Estudios sobre la histeria, Ed. Amorrortu, Tomo II.--------- Nota sobre el concepto de lo inconsciente en Psicoanálisis”, Ed. Amorrortu, Tomo XII.---------- Iniciación del tratamiento, Ed. Alianza.---------- Lo inconsciente, Ed. Amorrortu, Tomo XIV.
Laplanche, J. y Pontalis, J.B., Diccionario de Psicoanálisis, Ed. Labor.
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