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    Msca y naconalsmos en LatnoamrcaAlejandro L. Madrd

    Qu ms da que yo le cante, vidalita, /

    si se qued en el camino.

    Alberto Cortez, Rosa Leyes, el Indio

    Los nacionalismos son discursos que se generan dentro de coyunturasexpresamente polticas. Histricamente, el nacionalismo moderno surgien Europa en el siglo XIX como una manera de validar los nacientes Estadosnacionales, que fueron el resultado de la victoria de las ideas liberales sobre lasviejas monarquas. Es en ese momento de reorganizacin poltica y de revolucinindustrial cuando la burguesa y la clase media se afianzan y surge la necesidadde aglutinar estas nuevas fuerzas sociales en un mismo proyecto econmico ypoltico. En medio de esta coyuntura surgen los discursos nacionalistas comouna manera de desarrollar un sentido de pertenencia para estos individuos.

    En Latinoamrica, la influencia de las ideas liberales que alimentaron las

    guerras de independencia a principios del siglo XIX deriva, una vez derrotadoslos imperios europeos, en una serie de discursos nativistas que pretendieronsentar las bases para la construccin de identidades locales fuera de la esfera deinfluencia de los poderes coloniales, especialmente Espaa, Portugal y Francia.As, el nativismo decimonnico intent desarrollar un sentido de pertenenciabasado en el territorio compartido, un discurso en el que la nocin de identidadcomenz a construirse en relacin al otro europeo.

    El fin del Siglo de las Luces y el principio de una nueva centuria trajeroncambios sociales y polticos que alteraron de manera sustancial los discursosnacionalistas nativistas, que hasta finales del XIX haban ofrecido una base til

    para construir pactos hegemnicos viables en pases como Mxico, Brasil,Argentina o Per. El colapso de la monarqua en Brasil, el triunfo de las ltimasluchas independentistas contra el imperio espaol en Cuba, la abolicin de la

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    esclavitud en ambos pases, las polticas migratorias y la prctica reinvencin dela sociedad argentina, la Revolucin mexicana, la modernizacin econmicadel Per y, sobre todo, el surgimiento de los Estados Unidos como un nuevopoder colonial en las Amricas, fueron acontecimientos histricos quemarcaron la resignificacin de los discursos de pertenencia nacional a partirtanto de cuestiones locales de raza y clase como de nuevos tipos de relacionesinternacionales con Europa y con el poderoso vecino al norte del ro Bravo. Dichocontexto histrico dio pie al desarrollo de los discursos nacionalistas modernoslatinoamericanos en las primeras dcadas del siglo XX.

    La cultura y el arte, y en especial la msica, tuvieron un papel preponderanteen la creacin de circuitos de pertenencia a mbitos nacionales. As, la creacinde msicas nacionales y el desarrollo de proyectos esencialistas de investigacinmusicolgica que validaran esas msicas como emblemas de la nacin, sedieron la mano con la construccin de los mismos Estados nacionales y conlos discursos nacionalistas que pretendan naturalizarlos.

    Natvsmo, ndansmo y naconalsmo en el sglo xix

    Tanto los nativismos decimonnicos como los nacionalismos del siglo XXofrecen modelos de lo que deben ser los sonidos de la nacin. Es importanteconocerlos no tanto para comprender la esencia de las naciones a travs de sussonidos, como para entender las contradicciones entre sonido y discurso sobreel sonido, que esclarecen las desiguales luchas de poder que siempre se danen torno a la representacin sonora de la nacin. En el contexto de hibridacin

    cultural, transculturacin y mestizaje racial y tnico que caracteriza la historiade Latinoamrica, es esencial tener en cuenta estas luchas de poder; slo de esamanera podemos entender los complejos procesos de apropiacin de las msicasy leyendas de origen indgena y africano creadas por las elites culturales conel pretexto de construir smbolos nacionales mestizos e incluyentes. Estosprocesos se dan siempre en condiciones de desigualdad de poder, cuestin quees fundamental tener en cuenta para comprender el carcter neocolonial delos proyectos nacionalistas y la forma en que tienden a despojar de su capitalcultural a las comunidades social y tnicamente ms marginadas, en aras delespejismo de un pacto hegemnico supuestamente incluyente.

    Entre los movimientos artsticos latinoamericanos ms importantes quesurgieron en el marco del triunfo del liberalismo en la segunda mitad del sigloXIX, se encuentra el llamado indianismo. Este movimiento tomaba historias,leyendas, personajes o escenarios indgenas como fondo y los presentaba pormedio de los lenguajes artsticos, netamente europeos, que imperaban entre laselites latinoamericanas.

    En cierto modo, el indianismo fue una consecuencia artstica de la ideologapoltica del nativismo, una forma de dar un color local a lenguajes y estilosprovenientes de Europa. En el caso de la msica, el indianismo es ms evidenteen la produccin operstica: desde Il Guarany (1870) del brasileo Antonio

    Carlos Gomes hasta Xulitl (1920) del mexicano Julin Carrillo, pasando porGuatimotzn (1871) del mexicano Aniceto Ortega, Hicaona (1889) del cubano-neerlands Hubert de Blanck, Yupanki (1899) del argentino Arturo Berutti y

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    Atzimba (1900) y Le Roi Pote (1901) de los mexicanos Ricardo Castro y GustavoCampa respectivamente, encontramos ejemplos de ese indianismo en el que loindgena se nos presenta arropado con un estilo musical fuertemente enraizadoen la tradicin de la pera italiana. Dichas obras reflejan el gusto de las elitesmelmanas latinoamericanas de fin de siglo por la msica europea en generaly por la pera italiana en particular, e introducen elementos locales (historias,personajes y, en ocasiones, material temtico extrado de las tradicionesmusicales folclricas) slo como un intento de generar un color nativo.

    La presencia de estos colores y giros locales dentro de un lenguaje europeo sedio tambin en el repertorio de msica de saln que caracteriz la vida musicallatinoamericana de finales del siglo XIX. Las citas de temas tomados en prstamode la msica folclrica y popular para imbuir de un sentido de diferenciaa su obra son evidentes en un gran nmero de compositores de esa poca,aunque el resultado formal y estilstico es muy variado. En 1880, el argentinoFrancisco A. Hargreaves hace una estilizacin de danzas populares del repertorio

    gauchesco en sus Aires nacionales, tradicin que sera continuada por AlbertoWilliams con El rancho abandonado (1890) y Aires de la pampa (1893), obrasinspiradas en gneros folclricos como la zamba, el gato, la vidalita y la milonga.Tambin en 1880, el mexicano Julio Ituarte compone Ecos de Mxico, un arregloen forma de popurr de sones y melodas populares en el estilo virtuoso yefectista que caracterizaba la msica de concierto para piano de esa poca. En1881, el colombiano Jos Mara Ponce de Len presenta su Sinfona sobre temascolombianos, donde adapta el bambuco y el pasillo, considerados entonces comolos bailes nacionales colombianos, al lenguaje romntico europeo decimonnico.Esta especie de nativismo musical se volvi muy comn entre los compositores

    latinoamericanos, incluso entrado el siglo XX.Curiosamente, es en un escrito de 1919, en el que Manuel M. Ponce hace una

    llamada a tomar el folclore mexicano como base para crear una autntica msicamexicana de concierto, donde se evidencia la ideologa colonizadora que informabalos proyectos nativista e indianista. En este artculo, Ponce afirma que siqueremos evitar la fosilizacin de los cantos del pueblo, debemos comenzar la obrade verdadero ennoblecimiento, de estilizacin artstica, que llegue a elevarlos a lacategora de obra de arte1. Queda claro que, para estos artistas, la msica folclricao popular slo poda tener valor universal al ser rescatada y resignificada parasometerla a formas musicales y tcnicas de composicin europeas.

    Adems de los proyectos musicales asociados al nativismo y al indianismo, elfinal del siglo XIX tambin fue testigo de la definicin de las primeras msicas ybailes nacionales en diversos pases latinoamericanos. Estos imaginarios sonorosfueron el resultado de una compleja relacin entre los deseos de pertenenciacosmopolita de las elites latinoamericanas y la presencia de comunidadesindgenas y negras que, aunque marginadas, se ofrecan como emblemas deautenticidad popular para validar discursos de identidad nacional. Es en estecontexto donde, en el discurso identitario colombiano, el pasillo y el bambucoson despojados de su carcter negro para adoptarse como emblemas de unanacin ideal blanca. Ese mismo proceso de blanqueamiento discursivo se da en

    la adopcin del danzn como baile nacional cubano, aunque, en esta ocasin,acompaado de una gran controversia en torno a su moralidad. En Chile, latransformacin de la zamacueca peruana en la cueca chilena y su elevacin a

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    baile nacional constituyen un caso similar que ilustra cmo la herencia negrade esta danza se minimiz para poder validar el discurso de una nacin mestizabasada en lo indgena y lo europeo.

    La segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada por la primera gran olade globalizacin, propiciada por los avances tecnolgicos de la Revolucinindustrial. Este hecho fue fundamental en la circulacin transnacional masivade gneros msico-dancsticos europeos como la polka, el vals y el chots, ascomo de los gneros pertenecientes al complejo de la habanera y la contradanza,estas ltimas de origen cubano y con gran influencia negra. La subsiguientehibridacin dio pie al surgimiento de una serie de msicas y bailes nacionalesfuertemente relacionados entre s. Tanto la danza puertorriquea como lasvariantes argentinas y brasileas del tango, la maxixe, la danza y la cancinmexicanas y el ya mencionado danzn cubano son gneros que tuvieron suorigen en la globalizacin de la habanera y la contradanza y en su encuentrocon la polka. Como en el caso del bambuco en Colombia y la cueca en Chile,

    estos gneros sufrieron diversos grados de blanqueamiento discursivo, lo querefleja cmo las mismas aspiraciones de blancura europea que informaban losproyectos nativistas e indianistas se evidenciaban en los discursos de apropiacin

    de msicas populares como smbolos de la nacin a fines del siglo XIX. Esto esevidente en la msica de saln de compositores como Ignacio Cervantes enCuba, Ernesto Nazareth en Brasil, Ernesto Elorduy en Mxico e incluso en laobra temprana de compositores del siglo XX como el brasileo Heitor Villa-Loboso el mexicano Manuel M. Ponce.

    Naconalsmo y moderndad en el sglo xx

    Los nacionalismos musicales modernos llegaron a Latinoamrica de la mano

    de una serie de transformaciones sociales y polticas muy fuertes de los Estadosnacionales que, en la mayora de los casos, supusieron el surgimiento detradiciones musicolgicas sistematizadas. De igual modo, la aparicin de los

    Un baile en la Casa delGobierno. Aniversario dela Independencia (18 deseptiembre), CGy, Atlas de historia fsicay poltica de Chile, 1854.M, BbN E.

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    cuando la inversin estadounidense las hizo crecer enormemente). En ambostipos de entretenimiento prevalecan charros cantores como Tito Guzar, JorgeNegrete, Pedro Infante y, ms tarde, Miguel Aceves Meja y Jos Alfredo Jimnez,popularizando el mariachi a lo largo del continente en la actualidad, esta msicacontina siendo muy popular en pases como Costa Rica y Colombia.

    En Argentina, debido a la continuidad del discurso racial heredado delsiglo XIX, en el que lo indgena y lo negro quedaba marginado en beneficiode lo europeo, la msica gaucha sigui conformando la base sonora de lamsica nacional en el siglo XX. La llamada escuela nacionalista surge enla dcada de 1920 como una defensa de lo local en medio de la propagandaantiextranjera que se da en Buenos Aires despus de los disturbios de lallamada Semana trgica. Entre 1920 y 1940, la msica de compositorescomo Julin Aguirre, Felipe Boero y Juan Jos Castro contina la tradicin deHargreaves y Williams, y los conecta con la generacin de Alberto Ginastera,que en los aos 40 transitar hacia una modernidad siempre enraizada en ese

    nativismo. Al mismo tiempo, el trabajo de recopilacin musical de ManuelGmez Carrillo en los aos 1920 y 1930 allan el camino para el trabajofundacional de Carlos Vega, quien en 1944 public Panorama de la msicapopular argentina, todava con la msica folclrica gauchesca o criolla en elcentro de la construccin de la identidad sonora argentina. Sin embargo,mientras estos compositores se aferraban al modelo nativista, en los barriosmarginales bonaerenses surge el tango argentino y, con la ayuda de la radio,el cine y la figura seera de Carlos Gardel, se inscribe pronto como la msicanacional argentina por excelencia.

    Los casos de Cuba y Brasil son tambin significativos, puesto que los

    discursos nacionalistas modernos de estos pases se construyeron sobre unabase fundamental: la cultura negra marginal urbana. En el Brasil de los aos 30,el samba reemplaz al choro y la maxixe como la msica urbana ms popular.Este proceso se dio de nuevo mediante un fuerte dilogo entre la iniciativaprivada, en especial las radiodifusoras, y el proyecto de democracia racialimpulsado por el gobierno de Getulio Vargas. Sin duda, la aparicin del samba,una msica de las clases trabajadoras negras brasileas, vino como anillo aldedo para Vargas y su equipo de propaganda, pues era necesario un smbolode esa naturaleza para aglutinar a las clases trabajadoras alrededor delproyecto de democracia racial que dominara el imaginario nacional hasta

    finales del siglo XX.En Cuba, es tambin la cultura negra la que captura la imaginacin como

    smbolo identitario tanto dentro como fuera de la isla. La transformacindel danzn en el mambo y el chachach, y la presencia del son cubano comobailes de exportacin en un contexto de intercambio cultural con Mxico y losEstados Unidos fueron fundamentales en la concepcin de ese imaginarionacional. Este inters por la cultura africana, que se oficializ con el triunfode la Revolucin de 1959 y su apoyo a la rumba como msica nacional, tienesu origen en el trabajo de uno de los intelectuales ms importantes nacidos enCuba, Fernando Ortiz. Aunque el inters de Ortiz por la cultura afrocubana

    se dio en un principio a partir de la eugenesia (que estudia la aplicacin delas leyes biolgicas de la herencia al perfeccionamiento racial de la especiehumana) y en un intento por identificar en esta poblacin las caractersticas

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    fsicas que definan arquetipos criminales, al ir conociendo mejor las diferentesculturas africanas asentadas en Cuba el proyecto de Ortiz cambi paraconvertirse en uno de identificacin de la cultura africana como la esencia dela cultura cubana.

    Para Ortiz, uno de los aspectos fundamentales en el estudio de las culturasafrocubanas era la msica, inters que fue seguido por Argeliers Len y MaraTeresa Linares, as como por una generacin amplia de musiclogos cubanosque, educados dentro del sistema nacionalista de la Revolucin, continuaronel proyecto esencialista de Ortiz. Sin duda, el trabajo de Ortiz, desarrolladoen la dcada de 1930, se vio influido por el afrocubanismo, un movimientoartstico inspirado en el Harlem Renaissance estadounidense que revalorizla cultura afrocubana como emblema de unicidad cubana. En la msica, esteafrocubanismo se manifest en las producciones de los llamados minoristas,Amadeo Roldn y Gardes y Alejandro Garca Caturla, que trataron de integrarelementos de la cultura afrocubana con los lenguajes abstractos de la vanguardia

    europea y americana, lo que se ejemplifica en obras como Rtmica V(1930) paraonce percusionistas, de Roldn.

    Evidentemente, la relacin entre los lenguajes musicales nacionalistas,

    el desarrollo de la disciplina musicolgica y el de discursos de identidadnacional en Latinoamrica, se dio de manera paralela y en un continuo dilogo,validndose uno a travs del otro constantemente. Como sugiere el epgrafeque da inicio a este artculo, las msicas indgenas y negras que alimentaronlos nacionalismos musicales latinoamericanos fueron utilizadas para recordara estas comunidades como parte idealista del discurso nacional, mientras selas relegaba al olvido en la realidad de la vida cotidiana dentro de ese Estado-nacin. De esta manera, los nacionalismos musicales fueron herramientasfundamentales en los procesos de homogeneizacin y control que caracterizaronla construccin de los Estados nacionales de la regin. Sin duda, es importante

    tener en cuenta este valor poltico de la msica para entender cmo el estilomusical y los discursos sobre la msica pueden poner de manifiesto las luchasde poder que informan los usos sociales y culturales de este arte.

    C Tangazo. Music of LatinAmerica, T Nw WSyy, MT T (),A, 1993.

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    Notas

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