Acerca de La Psicosis en Lacan

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  • 7/26/2019 Acerca de La Psicosis en Lacan

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    La psicosis lacanianaElementos fundamentales del abordaje

    lacaniano de las psicosis 1

    Jol Dor

    La nocin de psicosis freudiana es una humorada que Lacanformul en circunstancias que merecen ser recordadas.

    La ancdota es recogida por Marcel Czermak a propsito de uncaso singular de automatismo mental2, seleccionado para unapresentacin de pacientes coordinada por Lacan. Marcel Czermakevoca el siguiente episodio:

    No habiendo nunca encontrado casos de este tipo, nohabiendo hallado referencia alguna en tratados y publica-ciones, le habl de esto a Georges Daumezon*, de quien yoera adjunto. Dispensndose de examinar al paciente, lhaba manifestado el habitual escepticismo irnico que leera caro, dicindome: Como usted es lacaniano, usted loha inducido. Todos sabemos que los pacientes hablan ellenguaje de su analista. Usted ha fabricado una psico-si s lacaniana.3

    Y Marcel Czermak prosigui en estos trminos:Yo estaba seguro de no haber sugerido absolutamentenada, la relectura de mis observaciones me lo prueba. Yo lehaba comentado a Lacan la observacin de Daumezon [...]Es as como al final de nuestra entrevista Lacan me dijo:

    2 M. Czermak, Lhomme aux paroles imposes, en Le discours psychanaly tiques , n.

    7, febrero 1992, pp. 7-54.* Mdico jefe en la seccin de psiquiatra en el hospital Sainte-Anne de Pars.3 M. Czermak, op. cit., p. 8.

    1Conferencia realizada el 30 de octubre de 1995 en el Instituto de Psicologa, Universidad

    Federal de Ro de Janeiro.

    Psicoanlisis APdeBA - Vol. XVIII - N 3 - 1996 461

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    Cuando se entra en detalles se ve que los trabajosclnicos escritos en los tratados clsicos, no agotan eltema. En una ocasin examin a alguien, hace un mes ymedio quizs, de quien se haba dicho que padeca unapsicosis freudiana. En este caso (Lacan se haba vueltohacia m con una sonrisa) es una psicosis lacaniana... alfin realmente caracter izada [...]. Desde entonces, eltrmino psicosis lacaniana, que era una especie de broma,transita por todos lados sin que la mayora tenga idea de suorigen.4

    Si la psicosis lacaniana no era ms que una broma, sta seimpuso algunas veces acarreando pesadas consecuencias. Es

    indiscutible que el aporte lacaniano al tema de las psicosis escapital. An as es necesario circunscr ibir sus lmites, aunque msno sea para desarraigar la famosa psicosis lacaniana de lasrutinas dogmticas en las que algunos alumnos de Lacan la haninstalado.

    * * *

    El avance lacaniano en el tema de las psicosis es indisociablede dos series de referentes terico-clnicos, que podemos agruparsintticamente en torno de las siguientes lneas de elaboracin:por un lado las tres categoras, Real, Simblico e Imaginario;por otro elsignificante y su lgica. Evidentemente, el estatuto del

    significante en tanto tal se modifica a lo largo de la obra de Lacan.Una cosa es el significante del perodo del retorno a Freud5, yotra el significante de la lgica del significante, que toma cuerpoa partir de los aos sesenta. En muchos sentidos, esta observacinvale tambin para las tres categoras evocadas anteriormente,que son trabajadas por Lacan sin cesar.

    Esos referentes son fundamentales porque se inscriben direc-tamente en la lnea de reflexin que Freud ha consagrado alproblema de las psicosis. Adems, es es te anclaje en la p latafor-

    4Ibid. , pp. 8-9.5 Perodo que abarca la primera parte de la actividad docente de Lacan, entre los aos

    1953 y 1960. Ver La chose freudienne (ampliacin de una conferencia pronunciadaen la clnica neuropsiquitrica de Viena, el 7 de noviembre de 1955), en Ecrit s, Paris,

    Seuil, col. Le champ freudien, 1966, p. 405: El sentido de un retorno a Freud, es un

    retorno en el sentido de Freud.

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    LA PSICOSIS LACANIANA

    ma freudiana lo que da todo su peso a la argumentacin que Lacandesarrolla a este efecto.

    Freud dispuso los jalones de una etiologa psicogentica de laspsicosis absolutamente original. Por un lado, aborda los procesospsicticos a travs de una investigacin terico-clnica, inicial-mente destinada a dar cuenta de la etiologa de las neurosis. Porotro lado, funda de entrada esta aproximacin en base a conside-raciones estructurales, es decir no solamente cuantitativas ydiferenciales. No es sin embargo menos cierto que Freud noconsigui promover una discriminacin metapsicolgica conse-cuente, fundada sobre bases estructurales.

    La significacin freudiana de los procesos psicticos ha per-

    manecido parcialmente sobredeterminada por las concepcionespsicopatolgicas de su poca. Slo para recordar algunos de losaspectos ms esenciales, evoquemos la articulacin de la nocinde prdida de la realidad con la nocin de reconstruccindelirante. De hecho, los procesos psicticos ponen en evidenciaen el sujeto una prdida de la realidad, que parece inducir a su vezuna reconstruccin delirante de esta realidad de la cual se harecortado. No hay duda de que Freud rinde buena cuenta de estosdos aspectos de la patologa psictica en el contexto de explica-ciones esencialmente psicoanalticas. Sin embargo, permaneceprisionero de una concepcin que tiende a asociar prdida de larealidad y construccin delirante, basada en una relacincausa-efecto. Por otra parte, no ms que la prdida de la

    realidad, la negacin de la realidad o el clivaje del yo noconstituirn criterios operatorios consecuentes para discriminarlas psicosis de las neurosis.6

    En realidad, al seguir la evolucin de la reflexin freudiana,asistimos progresivamente al comienzo de un cambio: la construc-cin delirante compensatoria tiende a cambiar de estatuto. Laelaboracin delirante aparece cada vez menos como un efectocompensatorio, para mostrarse como el parmetro inductor de laprdida de la real idad misma. Es este cambio en la lgica de los

    6 Para encontrar aclaraciones de todos estos trminos: prdida de la realidad,

    construccin delirante, negacin de la realidad, clivaje del yo, ver S. Freud, 1) La

    prdida de la real idad en la neurosis y en la psicosis (1924); 2) El fetichismo (1927);3) cap. VIII: El aparato psquico y el mundo exterior, en Compendio de psicoanlisis

    (1938); 4) El clivaje del yo en el proceso de defensa (1938).

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    procesos lo que exige un recentramiento del predominio de loSimblico en contacto con la realidad, en la organizacin de losprocesos psicticos.

    Ah donde Freud no logra aislar un principio especfico suscep-tible de discriminar estructuralmente la causalidad psictica,Lacan, por el contrario, va a efectuar un avance decisivo sacandoel mayor partido posible de ciertas nociones freudianas, particu-larmente la Spaltung y la Verwerfung. De hecho, con la divisindel sujetoy laforclusin, el acento es definitivamente puesto enla funcin principal que juegan las estructuras simblicas y lo Realpor va del Imaginario, en la comprensin de los procesos psicticos.

    En lo que atae a la divisin del sujeto, Lacan articula el

    principio metapsicolgico en una relacin de dependencia explc i-ta con el orden simblico, ms precisamente con el ordensignificante , como atestigua todo el perodo del retorno aFreud. Sin embargo, esta dependencia se revela cuando menosirreductible, ya que es la estructura subjetiva como tal la que esdividida por el orden significante. El sujeto psquico es un efectodel significante: un significante representa un sujeto para otrosignificante.7

    Esta preeminencia de lo Simblico en el decurso de todo eventopsquico (patolgico o no) ha s ido part icularmente bien especifi-cado con la categora del gran Otro , cuando menos en una deesas acepciones en donde el Otro circunscribe el campo del ordensimblico como tal.

    Encontramos que esta configuracin metapsicolgica de laestructura subjetiva sujeta a lo Simblico y a lo Real a travs dela dimensin de lo Imaginario, ya ha sido expresada en la lgica delesquemaL. En aquel famoso esquema de la comunicacin inter-subjetiva hemos claramente explicitado, adems del sentido de ladiferenciacin del Moi y del Je, la relacin de separacinentre el sujeto barrado ($) y el Otro por la mediacin del moi(a) y de sus objetos (a) eje imaginario a a, en razn del murodel lenguaje.8

    7Ver J. Lacan, 1) Subversion du sujet et dialectique du dsir dans linconscient freudien

    (Subversin del sujeto y dialctica del deseo en el inconsciente freudiano) (19-23 de

    septiembre de 1960), en Ecrits , op. cit., p. 819; 2) Position de linconscient au congrsde Bonneval, reprise en 1960 y 1964 (Posicin del inconsciente en el congreso de

    Bonneval, retomada en 1960 y 1964) (31 de octubre - 2 de noviembre 1960), ibid., p.

    840; etc.

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    LA PSICOSIS LACANIANA

    Esquema L9

    La lgica delesquema Lpermite asir desde ya la dinmica deciertas manifestaciones clnicas especficas actuando en las pa-tologas paranoicas y esquizofrnicas, muy lcidamente designa-das por Ginette Michaud: agenesia de lo Simblico y de loImaginario . Se trata de elementos de observacin corriente: elparanoico se esfuerza por simbolizar lo Imaginario mientrasque el esquizofrnico se ocupa de imaginarizar lo Simblico.

    En laparanoia, el delirante es invadido por lo Imaginario en la

    misma medida en que se encuentra cortado de lo Simblico.Est constantemente tentado de simbolizar lo Imaginario. Al noconseguirlo, construye un sentido con todo: todo se convierte ensigno para l. Lacan nos aporta un excelente ejemplo en suseminarioLas psicosis,10que ilustra perfectamente el circuito de

    9 Figura reproducida a partir del esquema encontrado en ibid., p. 184. Para el esquema

    L ver tambin J. Lacan, 1) La relation dobjet (La relacin de objeto) , Libro IV (1956-

    1957), Paris, Seuil, 1991, seminario del 21 de noviembre de 1956, p. 12 (donde Lacan

    lo llama el esquema); 2) Introduction (1956) completando El seminario sobre La

    carta robada , en Ecrits ., op. cit., p. 53; 3) Dune question prliminaire touttraitement possible de la psychose (Sobre una cuestin preliminar a cualquier tratamien-

    to posible de la psicosis) (diciembre 1957- enero 1958), ibid., p. 548.

    8J. Lacan, Le moi dans la thorie de Freud et dans la technique de la psychanalyse, (El

    yo en la teora de Freud y en la tcnica del psicoanlisis), Libro II (1954-1955), Paris,

    Seuil, 1978, seminario del 25 de mayo de 1955, p. 285 y 286.

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    la palabra delirante. Todo ocurre como si el sujeto estuvieracortado del gran Otro, es decir del lugar donde se produce laautentificacin simblica de su mensaje. El circuito de la palabragira de esta forma en torno a los tres puntos S, a, a, en un registroestrictamente imaginario. Recordemos el comentario que hace apropsito de esto Serge Leclai re en su estudio En la bsqueda delos principios de una psicoterapia de las psicosis:11

    Podramos figurarnos este estado de cosas en nuestroesquema mediante una ruptura entre S y a, y tambin entreA y a, de manera que la nica va de comunicacin restantesera a a, que constituye segn nuestra definicin el ejeimaginario de la comunicacin intersubjetiva. De esta for-

    ma podemos figurarnos el tipo de relacin delirante paranoi-ca que se establece entre dos moi, entre dos imaginariosdedicados de ahora en ms a todos los excesos de todas lascontradicciones flagrantes inherentes a este orden imagina-rio, patolgicamente separado de su correlativo necesariopara una aprehensin sana de la realidad, a saber el ordensimblico.12

    Es necesario constata r que el delirante no discierne lo que dice,no se reconoce en tanto que sujeto de su discurso:Ello habla enl. Tampoco puede recibir las palabras procedentes de otro comopalabras emanando de un autntico sujeto. No pudiendo s ituar supalabra vis--vis al referente simblico que es el gran Otro, lacomunicacin se desarrolla en un registro puramente especular;

    de ah la abundancia de proyecciones y de construcciones carac-tersticas del pensamiento delirante. Los signos lingsticos sedislocan, de manera que los significantes remiten a cualquiersignificado. Privado del referente simblico, el sujeto es llevado,a pesar suyo, a introducir smbolos por todos lados. Como ejemploevoquemos la produccin desenfrenada de las simbolizacionesdelirantes del Presidente Schreber en su lengua fundamental.

    En el campo de las esquizofrenias, el eje cortocircuitado es elaa. El esquizofrnico est cautivo en un modo de comunica-

    10 Ver J. Lacan, Je viens de chez le charcutier (Vuelvo de lo del chacinero), en Las

    psicos is, Libro III (1955-1956), Paris, Seuil, 1981, seminario del 7 de diciembre de 1955,

    pp . 55-68.11 S. Leclaire, A la recherche des principes dune psychothrapie des psychoses, en

    Lvolution psychiatrique (La evolucin psiquitrica), 1958, tomo XXIII, n. 2, pp. 377-

    411.12Ibid., p. 401.

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    cin directa con el gran Otro. Por este motivo todo producesentido desde el primer momento y sin mediacin. Cortado de loImaginario, el esquizofrnico ya no dispone de un espacio posiblepara el juego de los significantes. Toda su relacin con el otro esvivida en una ausencia total de identificacin imaginaria: seencuentra, de alguna manera, privado de moi, como nos lorecuerda Serge Leclaire:

    [...] es el eje S A el que es valorizado a expensas deldesvo contingente a a [...] parece ser que el esquizofr-nico descuida el aspecto imaginario y formal para no verms que valores simblicos en cada cosa. Es al modo de unasubjet ividad atrincherada en una negacin primitiva de

    toda identificacin imaginaria, que el esquizofrnicovive su relacin con el otro, quien no merece en el senode su subjetividad radical [...] siquiera el nombre de otro.13

    Es en este sentido que Gisela Pankow sugera proceder conimplantes14de imaginario en el esquizofrnico.

    * * *

    Otra configuracin esquemtica de Lacan comprende igual-mente varios aspectos fundamentales de su aporte a la compren-sin de las patologas psicticas: el esquema R.Este esquema estanto ms interesante por cuanto permite abordar dos direccionesesenciales del pensamiento de Lacan. No solamente explicita la

    articulacin de los tres registros: lo Simblico, lo Real y loImaginario apoyndose en la obra de Freud, sino que pone enevidencia la dinmica que interviene en las psicosis.

    13Ibid. , p. 403 (subrayado por el autor).14

    Ver G. Pankow, Prface (Prefacio), en Lhomme et sa psychose (El hombre y supsicos is) , Par is, Aubi er, 1969 , p. 10; 2) Structure familiale et psychose (Estructura

    familiar y psicosis), Paris, Aubier, 1977, p. 144.

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    Esquema R15

    Sin entrar en detalle en la lgica del esquemaR,16voy a insistirprincipalmente en el hecho de que la articulacin de esos tresregistros es isomrfica a la dialctica edpica freudiana. Efectiva-mente, esta pone en evidencia la forma segn la cual lo Simblicoy lo Imaginario estn ligados entre s gracias a la mediacin de loReal, de tal manera que se pueda pasar de uno a otro y viceversacontinuamente. Toda la dinmica edpica, en el curso de la cual seestructura el sujeto a partir de esos tres registros y del significante,ilustra esta propiedad. La conquista de lo Simblico remite a loImaginario. De hecho, apenas advenido a lo Simblico el sujeto se

    aliena en lo Imaginario, dividindose; de ah el corte entre el Moiy el Je.

    La lgica del esquema R est sostenida por una piedra angular:la metfora del Nombre-del-Padre, que es una operacin simb-lica subjetivamente estructurante bajo diversos aspectos. Enprimer lugar , ordena elacceso a lo Simblico al nio en tanto quesujeto. En segundo lugar, impone al sujeto una estructura dedivisin ($); el sujeto es dividido por el orden significante del cua l

    15 Figura reproducida a partir del esquema encontrado en J. Lacan, Dune question

    prl iminaire tout traitement possible de la psychose, en Ecrits , op. cit., p. 553.16Ver J. Dor, cap. I: Le schma R, en Le schma R - Le schma I. Seconde approche

    des processus psychotiques (El esquema R - El esquema I. Segundo abordaje de losprocesos psicticos), en Introduction la lecture de Lacan , (Introduccin a la lectura

    de Lacan )tomo 2, La structure du sujet (La estructura del sujeto), Paris, Denol, 1992,

    pp . 19-31.

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    l no es ms que un efecto, y es a partir de esta divisin queadviene elsujeto del inconsciente. Finalmente, instala al nio enposicin de sujeto deseante , rompiendo as con su situacinanterior de objeto del deseo del Otro. Por ltimo, la metfora delNombre-del-Padre interviene como operador de lasimbolizacinde la Ley (prohibicin del incesto), o sea de la castracinsi mbl ic a. 17

    El xito de esta operacin simblicamente estructurante reali-zada mediante la metfora paterna, depende del destino reserva-do al sign if icante Nombre-del -Padre que es, estrictamentehablando, el sign if icante fli co . Por qu xito y destino?Porque de la suerte reservada a ese significante parece depender

    la salida psictica inaugurada por la forclusin del Nombre-del-Padre .La nocin de forclusin exige ciertas precisiones. En primer

    lugar una observacin terminolgica. Lacan no se preocup portraducir el trmino freudiano Verwerfung por forclusin porsimple deseo de originalidad. Al escoger un trmino tomado delcorpus de la terminologa jurdica pretenda, una vez ms, poner elacento en la prevalencia del orden simblico. En efecto, laforclusin estipula un caso jurdico en donde una disposicin no selleva a cabo en el plazo prescrito. En el presente caso, laforclusin del Nombre-del-Padre designa la circunstancia en lacual el significante Nombre-del-Padre , llamado a intervenir enla metfora Nombre-del-Padre, no se lleva a cabo: no responde al

    llamado.En segundo lugar, es necesario hacer ciertas aclaraciones

    respecto del uso ms general en el campo psicoanaltico deltrmino forclusin. Una cosa es la forclusin del significanteNombre-del-Padre, y otra la forclusin en s misma, es decir elcaso en el cual se presume que un significante puede serforcluidoen la medida en que falla. La forclusin de los significantes no eslo propio de los procesos metapsicolgicos: existe en todos lossujetos en la medida en que se trata de un proceso que forma parte

    17 Para la metfora del Nombre-del-Padre, ver J. Dor, cap. XIII: La mtaphore

    pat ernel le- Le Nom -du-Pre - La mt onymie du ds ir (La met fo ra pat ern a- El

    Nombre-del -Padre- La metonimia del deseo), en Introduct ion la lecture de Lacan,tomo 1, Linconscient structur comme un langage (El inconsciente estructurado como

    un lenguaje), Paris, Denol, 1985, pp. 114-122.

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    integrante del lenguaje. No podemos hablar del lenguaje y delsujeto hablante en relacin con ste, sin decir al mismo tiempo queese lenguaje no podr decirlo todo. Siempre quedar un restoindecible que justifique la forclusin. Lacan no se refiere a otracosa cuando nos recuerda que un significante no puede significar-se a s mismo, incluso que no hay metalenguaje.

    Por el contrario, cuando esta forclusin apunta hacia esesignificante particular que es el significante Nombre-del-Padre,Lacan reconoce la marca especfica de un proceso inductorpsicotizante, es deci r, tal como l lo formula, la fal ta que da a lapsicosis su condicin esencial, con la estructura que la separa delas neurosis.18

    Por otro lado, es en este punto preciso donde reside el aporteexplcito de Lacan con respecto a Freud, subrayando el carctercrucial del orden simblico y de su funcin en la etiopatogenia delas psicosis.

    Cuando el Nombre-del-Padre est forcluido en el lugar delOtro, la metfora paterna es puesta en jaque, ya que el lugar delOtro es aquel de la autentificacin simblica, el lugar de laautentificacin del padre simblico (en oposicin al padre real yal padre imaginario19), es decir la instancia a la cual se refiere lasimbolizacin de la Ley respecto del significante flico .

    La forclusin del significante Nombre-del-Padre estipula quela induccin de los procesos psicticos permanece entonces, engran medida, sometida a la dimensin misma del acceso a lo

    Simblico, es decir la toma en consideracin del sujeto en tantoque sujeto deseante, aferrado a la estructura del lenguaje. Seacual sea el aspecto que privilegiemos en esta operacin metaf-rica se trate del dominio simblico del objeto perdido20, o bien dela castracin simblica21 no podemos no tomar en cuenta laexacta medida del rol princeps que tiene aqu la funcin simblica:

    18 J. Lacan, Dune question prliminaire tout traitement possible de la psychose, en

    Ecrits , op. cit, p. 553.19Ver J. Dor, cap. IV: Le pre rel, le pre imaginaire et le pre symbolique: la fonction

    du pre dans la dialectique oedipienne (El padre real, el padre imaginario y el padre

    simblico: la funcin del padre en la dialctica edpica), en Le pre et sa fonct ion en

    psychanalyse (El padre y su funcin en psicoanlisis), Paris, Point hors ligne, 1989, pp.

    51-56.20Ver J. Dor, cap. XIII: La mtaphore paternelle- Le Nom-du-Pre - la mtonymie du

    dsir, Ibid.. Pp. 114-116.21 Ver Ibid. , pp. 116.

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    primaca de lo Simblico sobre el advenimiento del sujeto (es deci rla ex-istencia22 del sujeto como efecto del orden simblico);acceso al orden simblico por mediacin de una operacin simb-lica y simbolizante .

    A contrario, es lo que se esfuerza por expresar la lgica delesquemaI23, que representa la transposicin grfica de la din-mica psicotizante implicada por la forclusin del significanteNombre-del-Padre .

    22 Ex-istencia: ortografa utilizada por Lacan para significar que el sujeto, como efecto

    del decir, tiene una estructura de puro corte . Encontramos la constatacin explcita de

    esta ex-istenciadel sujeto del inconciente cuyo lugar est puesto fuera de, excentrado

    por el efec to del sign ificante ; segn Lacan ah se encuentra el nudo del descubrimiento

    freudiano- en J. Lacan, Le sminaire sur La lettre vole (26 de abril de 1955), en

    Ecrits , op. cit. p. 11: [.. .] lo que hemos llamado la insistenciade la cadena significante

    [...] lo hemos extrado como correlativo de la ex-istencia (es decir, del lugar excntrico)

    en el cual debemos situar al sujeto del inconsciente. Ver tambin J. Dor, cap. X: Le

    signifiant, la coupure, le sujet (El significante, el corte, el sujeto), en Introduction

    la lecture de Lacan, tomo 2, La structure du sujet (La estructura del sujeto), op. cit.,

    pp . 173-201.23 Ver Ibid., cap. I: Le schma I, en Le schma R- Le schma I. Seconde approche

    des processus psychotiques, pp. 31-41.

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    Esquema I24

    El esquemaIpone en evidencia una ruptura materializada porla ausencia de continuidad entre los tres registros Simblico, Reale Imaginario. En ausencia de una simbolizacin metafrica que seapoye sobre la sustitucin del significante Nombre-del-Padre porel significante del deseo de la madre, una abertura (se instala enel ordenamiento de la estructuracin subjetiva por falta de media-cin simblica entre la madre y el nio. En otros trminos, estaabertura traduce la persistencia de una relacin madre-hijo que noest referida al padre simblico, o sea al significante flico.

    En el esquema I, esta abertura es decir la discontinuidadentre los tres registros est expresada por los dos agujeros(

    Oy P

    O) abiertos entre las ramas de las hiprboles. Esta

    configuracin grfica nos recuerda por un lado, que el sujeto noadviene en tanto que sujeto barrado ($), y por otro, que lareferencia al Otro (al orden simblico) es defectuosa en razn dela forclusin del significante Nombre-del-Padre.25

    De esta manera nos topamos con la ruptura de un anudamientoestructurante entre los tres registros, tal como lo evocamos

    24 Figura reproducida a partir del esquema encontrado en J. Lacan, Dune question

    prl iminair e tout trai tement possible de la psychose, op. cit ., p. 571.25 Ver J. Dor, cap. VII: La fonction paternelle et son chec (La funcin paterna y su

    fracaso), en Le pre et sa fonct ion en psychanalyse, op. cit., pp. 117-130.

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    anteriormente a propsito de la organizacin subjetiva patolgicade los paranoicos y los esquizofrnicos.26

    * * *

    Qu conclusiones podemos extraer de estos elementos teri-co-clnicos que constituyen, cuando menos, los prolegmenoslacanianos consagrados al abordaje de las psicosis?

    Reconocerle a Lacan el formidable aporte que le debemos, nodebe hacernos olvidar que no podemos atribuir a la forc lusin delNombre-del-Padre una actuacin (performance) y una compe-tencia que l mismo no le atribua. Esta hiptesis metapsicolgica

    no podra ser expuesta como una prueba etiolgica nica eirreductible, susceptible de explicar radicalmente la induccin delos procesos psicticos. No obstante, tomemos nota del importan-te progreso que ella representa en la comprensin de esta pato-loga. De hecho, el acento puesto por Lacan, siguiendo el caminode Freud, en el carcter fundamental de las estructuras simbli-cas, constituye de ahora en ms un vector de una sorprendentefecundidad heurstica y clnica. La prueba de esto sera nonicamente la abertura de las estrategias teraputicas que de ellase desprenden directamente, sino ms an el trabajo de reflexinasumido despus de Lacan para circunscribir ms adelante lanocin de forclusin del Nombre-del-Padre.

    Como ejemplo baste recordar brevemente dos significativas

    argumentaciones desarrolladas respectivamente por ContardoCalligaris y Juan David Nasio.

    En su obra Para una clnica diferencial de las psicosis,27

    Contardo Calligaris interroga la problemtica lacaniana en lossiguientes trminos. Partir del principio de que la patologa psicticaes un efecto de la forclusin del Nombre-del-Padre, implicaplantear una afirmacin negativa en el sentido de que es un mediode hablar de la psicosis como de un conjunto, es decir de unamanera universal. Sin embargo, segn Calligaris no puede tratar-se ms que de un universal negativo, ya que se funda sobre eluniversal de la neurosis, y por lo tanto relacionado con la referen-cia paterna que precisamente falta en la psicosis. Por otra parte,

    26 Ver arriba, pp. 5-6.27Ver C. Calligaris, Pour une clinique difrentiel le des psychoses, Paris, Point hors ligne,

    1991.

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    Calligaris subraya que segn Lacan la psicosis surge ante eldesencadenamiento de la crisis psictica, como un efecto de laforclusin del Nombre-del-Padre. Esto equivale en cierta formaa someter el desencadenamiento de la crisis a una imposicinhecha al psictico de referirse a un anclaje paterno, lo que pareceimposible en la medida en que aqul nunca ha sido simbolizado porste. De ah el interrogante formulado por Contardo Calligaris:Qu serapositivamentela organizacin de un saber psicticofuera de la crisis28? Esta pregunta constituye sin duda alguna unaclave fundamental para la reflexin que debemos desarrollar.

    En su obraLos ojos de Laura,29Juan David Nasio aborda laproblemtica de la forclusin del Nombre-del-Padre desde una

    perspectiva completamente dist inta. Insiste en el hecho de que nopodemos considerar el Nombre-del-Padre como un ser, sinoante todo como un elemento que interviene en una funcin. Poresta razn convendra distinguir por un lado, la dinmica de lasustitucin propia de la metfora paterna, y por otro, el lugar enel que aparecer cualquier significante30 en esta sustitucin.Ese cualquier significante ser aqul que posea el calificativode significante Nombre-del-Padre.

    Evocar la forclusin del Nombre-del-Padre en este contextono significa afirmar que un presunto significante Nombre-del-Padre haya sido rechazado, sino ms exactamente que un signi-ficante cualquiera no ha venido a responder al llamado en esepreciso momento. En otros trminos, la forclusin no puede ser

    puesta en evidencia mientras no exista el llamado. Qu esentonces lo que est forcluido? Segn Nasio no es el significanteNombre-del-Padre, que no existe en t anto que s ignificante nico,ni tampoco este significante cualquiera que no llega al lugar enel que es esperado, es el movimiento mismo el que debe instalarloen ese sitio. Por lo tanto slo la dinmica est forcluida, y noel elemento del movimiento.

    Estos dos nicos ejemplos bastan para decir en qu medida lanocin lacaniana de forclusin del Nombre-del-Padre est lejosde dar lugar a una concepcin dogmtica y fija de la etiologa de

    28Ibid. , p. 27 (subrayado por el autor).29

    Ver J. D. Nasio, Les yeux de Laure. Le concept dobjet a dans la thorie de J. Lacan(Los ojos de Laura. El concepto de objeto a en la teora de Lacan), 1987.30Ibid. p. 123.

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    las psicosis. Bien por el contrario, ella se abre a numerososinterrogantes tericos y clnicos.

    En la lnea de las estrategias teraputicas los progresos y lasiniciativas son igualmente significativos. No evocar ms quealgunas observaciones muy generales para concluir.

    En primer lugar la aproximacin clnica elaborada por GiselaPankow, esencialmente basada en la doble funcin simblica dela imagen del cuerpo.31 Se trata de una estrategia que seesfuerza por restaurar principalmente en los esquizofrnicosuna estructuracin dinmica del cuerpo disociado, por un ladodialectizando los lugares simblicos entre las partes y la totalidad,y por el otro vectorizando lagestaltdel cuerpo con el fin de que

    sta encuentre una insercin simblica en el registro de unarepresentacin.

    En segundo lugar voy a recordar algunos ejes mayores quegobiernan la dinmica de la psicoterapia institucional32. En elpresente caso se trata ante todo de concebir la institucin tera-putica como una mediacin entre la demanda individual y lademanda del grupo, con el fin de regular los diferentes planos deintercambio en funcin de la aproximacin y del destinatario.Estos referentes permiten restaurar y mantener una comunica-cin, de ah el carcter prioritario de la funcin simbolizante dela palabracomo vector teraputico fundamental de las psicosis.

    Finalmente mencionar la nocin de institucin estallada, talcomo Maud Mannoni encarn el proyecto en su Escuela experi-

    mental de Bonneuil.33Si la concepcin teraputica desplegadaen esta institucin se separa de la psicoterapia institucional, noest por eso menos basada en la restauracin de un acceso al

    31 Sobre esas dos funciones fundamentales de la imagen del cuerpo, ver G. Pankow,

    Introduction, en Lhomme et sa psychose, op. cit., pp. 23-24.32 Ver J. Oury, 1) Psychothrapie institutionnelle, Paris, Payot, 1976; 2) Transfert et

    espace du dire (Transferencia y espacio del decir), en Linformat ion psychiatrique (La

    informacin psiquitrica), tomo 59, n. 3. 1983, retomado en Institutions, Revista inter-

    asociaciones culturales, n. 15, Psychopathologie de la vie insti tutionnelle (Psicopato-

    loga de la vida institucional), 1994, pp. 5-15; 3) Onze heures du soir La Borde. Essais

    sur la psychothrapie insti tutionnelle (Once de la noche en La Borde. Ensayo sobre la

    psicoterapia inst itucional) , Pari s, Gali le, 1980. Ver tambin F. Tosquelles, 1) Educat ion

    et psychothrapie institutionnelle (Educacin y psicoterapia institucional), Paris,Hiatus, 1984; 2) De la personne au groupe. A propos des quipes de soin. (De la persona

    al grupo. A propsito de los equipos de cuidados), Paris, Eres, 1995.

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    orden simblico en los psicticos.En todos los casos es necesario constatar la preeminencia

    acordada al orden Simblico en relacin con lo Real y lo Imagina-rio, tanto en la estructuracin psquica del sujeto como en susfallas psicopatolgicas.

    Traducido por Marina Calabrese.

    33 Ver M. Mannoni, 1) Un lieu pour vivre. Les enfants de Bonneuil, leurs parents el

    lquipe des soignants (Un lugar para vivir. Los nios de Bonneuil, sus padres y elequipo de los curadores), (1976), Paris, Seuil, n. 155, 1984; 2) Bonneuil, seize ans

    aprs (Bonneuil, 16 aos despus), Paris, Denol, 1986.

    Descriptores: Esquema L. Esquema R. Forclusin. Nombre-

    del-Padre. Psicosis.

    Jol Dor

    194, Avenue du Maine

    Paris 75014

    France