Actas II Seminario Internacional Politicas de La Memoria
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
ACTAS DELII SEMINARIO INTERNACIONALPOLTICAS DE LA MEMORIA:
Vivir en dictadura.La vida de los argentinos entre 1976 y 1983.
Buenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti / Archivo Nacional de la Memoria / Secretara de Derechos Humanos de la Nacin
Autoridades
Integrantes del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Programa del Seminario
Inauguracin del Seminario
Exposiciones plenarias
Resmenes y Ponencias
Listado de participantes
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
ACTAS DELII SEMINARIO INTERNACIONALPOLTICAS DE LA MEMORIA:
Vivir en dictadura.La vida de los argentinos entre 1976 y 1983
Frente al espectculo de una civilizacin que ha transformado
la tcnica moderna en una gigantesca fuerza de destruccin,
el nico sentimiento posible es la vergenza
Enzo Traverso
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Buenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
AUTORIDADES
Secretario de Derechos Humanos de la Nacin: Dr. Eduardo Luis DuhaldePresidente del Archivo Nacional de la Memoria: Dr. Ramn Torres MolinaDirector del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti: Dr. Eduardo Jozami
CENTRO CULTURAL DE LA MEMORIA HAROLDO CONTI
Coordinadores:
Artes Visuales: Nora HochbaumBiblioteca y Centro de Documentacin: Marta VassalloCine y video: Susana AllegrettiDesarrollos culturales: Lucila PagliaiFotografa: Cristina FraireComunicacin y Relaciones Institucionales: Silvia YulisGestin administrativa: Luis AlsInfraestructura y logstica: Sergio Tucci
PRODUCCIN DEL SEMINARIO
Comit Organizador: Eduardo Jozami, Lucila Pagliai, Marta Vassallo
Programacin y Coordinacin general: Lucila Pagliai
Coordinacin ejecutiva: Silvia Yulis
Asistencia tcnica: Claudio Ceballos Cid
Coordinacin de infraestructura: Sergio Tucci
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
DATOS DE LA EDICIN
Actas del II Seminario Internacional Polticas de la Memoria
ISBN en trmite
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
Archivo Nacional de la Memoria
Secretara de Derechos Humanos de la Nacin
Avda. Del Libertador 8151
(C1429BNB) Ciudad Autnoma de Buenos Aires / Argentina
Tel. (54 11) 4702 3033
Editores de la publicacin electrnica
Coordinacin: Ana De Maio, Marta Vassallo y Silvia Yulis
Valeria Moris
Mara Rufaldi
Virginia Feinmann
Gabriel Jones
Lucrecia Da Representaao
Romina Casas
Claudio Ceballos Cid
Colaboracin Informtica: Leandro Cicardi (Archivo digital, Archivo Nacional de la Memoria, Secretara de Derechos Humanos de la Nacin)
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
II Seminario Internacional Polticas de la MemoriaBuenos Aires, 5, 6 y 7 de octubre de 2009
PROGRAMA
LUNES 5
10.30 - 11.30: Recepcin y acreditacin de los participantes.
INAUGURACIN DEL SEMINARIO
11.30 - 12.30:
Palabras del Secretario de Derechos Humanos de la Nacin, Eduardo Luis Duhalde y del
Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami.
14.30 - 18.00: Desarrollo de las Mesas 1 y 2
MESA 1: Reflexionar a partir de la vivencia, el testimonio y la memoria
Coordinadora: Judith Said (Coordinadora Ejecutiva del Archivo Nacional de la Memoria)
Los nios del Proceso
Graciela Calvelo. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Los itinerantes
Ana La Cabral. Centro de Salud Comunitaria (CeSAC 33), Hospital Torn; ex Coordinadora de la Residencia Interdisciplinaria de Educacin para la Salud, Ministerio de
Salud de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Vivir en los tiempos de la muerte
Ana Emilia Silva. Instituto de Enseanza Superior N 1 Dra. Alicia Moreau de Justo, Programa Escuelas Lectoras, Ministerio de Educacin de la Ciudad Autnoma de Buenos
Aires.
Son 30 aos que te quiero contar: Abuelas Relatoras
Mara Silvia Prieto y Mirta Beatriz Tejerina. Programa Abuelas Relatoras por la Identidad, Memoria e Inclusin social, Departamento Mujer, Familia y Voluntariado,
Instituto Nacional de Servicio Social para Jubilados y Pensionados (PAMI), Ciudad
Autnoma de Buenos Aires.
Comentarista: Victoria Martnez (Directora Nacional de Atencin a Grupos en situacin de vulnerabilidad de la Secretara de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos de la Nacin).
MESA 2: La prensa escrita frente al accionar de la dictadura: posicionamientos, objetivos polticos y estrategias discursivas
Coordinador: Gonzalo Vsquez (rea de Sitios de Memoria, Archivo Nacional de la
Memoria)
Apuntes para una reflexin sobre la Revista Humo
Andrea Lobos. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
La crisis del Atlntico Sur, segn la revista Somos
Mara Paula Gago. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Crisis e Versus: estratgias para se dizer o interdito
Jeferson Candido. Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil.
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Humo y sus lectores (1978-1980). Un recorrido sobre temas y debates a travs de la
seccin 'Quem esas cartas'
Eduardo Races. Instituto de Desarrollo Econmico y Social (IDES) - CONICET.
Comentarista: Sergio Bufano (escritor, periodista y editor)
17.00 - 18.00: Desarrollo de la Mesa 3
MESA 3: Reflexiones sobre el impacto social del discurso militar
Coordinadora: Ana De Maio (rea de Estudios y Publicaciones del Centro Cultural de la
Memoria Haroldo Conti)
Hacia un cambio de mentalidad
Susana Cella. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Terror estatal y vida cotidiana. Aproximacin al tema a travs de testimoniantes de diferentes niveles de participacin y politizacinLila Pastoriza. Asociacin Buena Memoria.
Comentarista: Patricia Funes (Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET)
18.30 - 20.00: REUNIN PLENARIA
Relatos en dilogo:
Transitar / pensar/ escribir en una sociedad acosada
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Juan Pablo Feinmann (filsofo y escritor) y Juan Sasturain (periodista y escritor)
Coordinadora: Lucila Pagliai (Coordinadora del rea de Desarrollos Culturales del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti).
MARTES 6
9.30 - 13.00: Desarrollo de las Mesas 4 y 5
MESA 4: Vivir/ sobrevivir en la cotidianeidad de la amenaza
Coordinador: Carlos Lafforgue (Secretario Ejecutivo del Archivo Nacional de la Memoria)
El terrorismo de Estado: la sociedad prisionera
Jos Casas. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan.
La no percepcin del horror en la vida cotidiana
Luis ngel Dib. Instituto Superior de Formacin Docente N 21, Moreno, Provincia de Buenos Aires.
A la deriva El exilio interno bajo el terrorismo de Estado en Argentina
Natalia Casola. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Vida cotidiana en los espacios de socializacin juda religiosa durante la dictadura: el
caso del movimiento conservador
Laura Schenquer. Facultad de Ciencia Poltica de la Universidad Nacional de Rosario; Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Comentarista: Mariana Caviglia (Profesora e investigadora de la Facultad de Periodismo y Comunicacin Social de la Universidad Nacional de La Plata).
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
MESA 5: Las reacciones de la gente comn: del no te mets a la lucha de los familiares de detenidos desaparecidos
Coordinadora: Cecilia Batemarco (Coordinadora del rea de Publicaciones de la
Secretara de Derechos Humanos de la Nacin)
Los ciudadanos comunes frente al terrorismo de Estado. Una mirada desde los archivos
Conadep de la Provincia de Santa Fe
Juanita Khler. Profesorado de Historia; Derechos Humanos, Provincia de Santa Fe.
Marcas locales de la dictadura en Baha Blanca
Virginia Dominella, Florencia Fernndez Albanesi, Mara Lorena Montero, Andrea Beln Rodrguez, Ana Ins Seitz, Ana Vidal, Beln Zapata. Historia cultural, Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, Provincia de Buenos
Aires.
Pero si ac no haba pasado nada! (Ro Gallegos, 1976-1983)
Mara de los Milagros Pierini, Gabriel E. Porras, Olga B. Garca. Profesorado de Historia de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Acadmica de Ro
Gallegos, Provincia de Santa Cruz.
De Familiares de Desaparecidos a la ruptura de las Madres. Estrategias del movimiento
de derechos humanos de Tucumn (1976-1981)
Rubn Isidoro Kotler. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Tucumn (UNT) / Universidad de Salamanca; Archivo Histrico y Comisin de Derechos
Humanos de la UNT.
Comentarista: Valeria Barbuto (Equipo de Antropologa Jurdica de la Universidad de Buenos Aires; Centro de Estudios Legales y Sociales -CELS).
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
11.30 - 13.00: Desarrollo de las Mesas 6 y 7
MESA 6: Vivir/ pensar el pas desde el exilio
Coordinadora: Silvia Yulis (Coordinadora del rea de Comunicacin y Relaciones
Institucionales del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)
EL PRT-ERP, Montoneros y la denuncia de la Dictadura en el Exterior
Natalia Lascano. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Debates sobre la militancia armada en el exilio. Un anlisis de la revista Controversia
Mariela Peller. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Revalorizacin de la Democracia y critica a la lucha armada por los intelectuales
argentinos exiliados en Mxico (1979-1983)
Pablo Ponza. Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe (IEALC), Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Comentarista: Eduardo Blaustein (periodista y escritor).
MESA 7: La cotidianeidad bajo la dictadura: el abordaje de la Microhistoria
Coordinadora: Mara Prince (Coordinora del rea de visitas, Ente Jurisdiccional del
Espacio para la Memoria y para la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos)
Vida cotidiana: entre el espacio y la memoria, la trastocacin de lo poltico
Cecilia Macn. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
El invierno de Prometeo - infravivencia bajo la dictadura
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Nicols Lavagnino. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Gente comn y naturalizacin de la represin durante la dictadura
Vernica Tozzi. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires; Universidad Nacional de Tres de Febrero - CONICET.
Comentarista: Patricia Flier (Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata; Archivo Provincial de la Memoria)
14.30 - 16.30: Desarrollo de las Mesas 8 y 9
MESA 8: Aproximaciones a la prensa y el periodismo durante la dictadura militar
Coordinadora: Lucrecia da Representaao (rea Artes Visuales del Centro Cultural de la
Memoria Haroldo Conti)
Polticas de ocultamiento/ polticas de visibilidad: la fotografa de prensa durante la
dictadura militar
Cora Gamarnik. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
El discurso sobre la represin en la prensa rosarina: el caso del diario La Capital
Laura L. Luciani. Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario - CONICET
La Guerra de Malvinas en la prensa misionera
Mara Ernestina Morales. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones.
Los periodistas de prensa durante los primeros aos de la dictadura militar (1976-1978).
Apuntes para una investigacin
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Marcelo Borrelli. Ciencias de la Comunicacin, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Comentarista: Jorge Bernetti (periodista; Jefe de Gabinete del Ministerio de Defensa).
MESA 9: Formas de resistencia en las prcticas comunicativas
Coordinador: Luis Als (Coordinador de Gestin del Centro Cultural de la Memoria
Haroldo Conti)
Abuelas de Plaza de Mayo, filial Crdoba: Las prcticas comunicativas como sustento de
lucha
Vanesa Bello y Paula Villa. Escuela de Ciencias de la Informacin de la Universidad Nacional de Crdoba.
La sociedad misionera durante la ltima Dictadura Militar: prcticas comunicativas en las
crceles, centros clandestinos de detencin; la prensa grfica misionera
Valeria Mariana Lombardini. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones.
La campana de Palo: dictadura, solidaridades y resistencia
Ana Isabel Gonzlez. Instituto Nacional Contra la Discriminacin la Xenofobia y el Racismo (INADI).
17.00 - 18.30: REUNIN PLENARIA
Lectura de poemas:
A cargo de Anala Couceyro (Actriz)
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Decir para seguir viviendo: la escritura como triunfo sobre el dolor, el desaliento y la intemperie
Poemas de Miguel ngel Bustos (1932-1976), Claudio Epelbaum (1953-1976), Daniel
Omar Favero (1957-1977), Horacio Garca Gastel (1955-1976), Ana Mara Ponce (1952-
1978), Paco Urondo (1930-1976).
Coordinadora: Virginia Feinmann (rea de Estudios y Publicaciones del Centro Cultural de
la Memoria Haroldo Conti).
18.30 - 20.00: REUNIN PLENARIA
Dos enfoques
Coordinadora: Marta Vassallo (Coordinadora del rea de Biblioteca y Centro de
Documentacin del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)
Dictadura y sociedad: el caso de la ciudad de Rosario
Gabriela guila. Profesora e Investigadora de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario.
Los aos aburridos
Horacio Verbitsky. Periodista y escritor.
MIRCOLES 7
9.30 - 11.00: Desarrollo de las Mesas 10 y 11
MESA 10: El sistema educativo y las instituciones culturales
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Coordinador: Marcelo Duhalde (Director de Prensa y Comunicacin del Archivo Nacional
de la Memoria)
Cuarto de Letras. Alcances de la dictadura en la vida universitaria mendocina
Vernica Torres. Colegio Nacional Agustn lvarez, Ciudad de Mendoza.
El sistema educativo durante la ltima Dictadura Militar 1976-1983, en los niveles
primario y secundario. Anlisis de fuentes primarias
Clara Malcolm y Denise Kasparian. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
La creacin de un museo durante la ltima dictadura militar Argentina (1976-1983). El
caso del Museo Histrico Nicols Avellaneda de San Miguel de Tucumn
Ariel Slavutsky. Historia, Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Tucumn - CONICET.
La normalizacin institucional en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil de Rosario.
1977-1983
Natalia Garca. Ciencias de la Educacin, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario; Facultad Nacional de Entre Ros - CONICET.
Comentarista: Lidia Rodrguez (Doctora en Filosofa de la Universidad de Pars VIII. Directora de proyectos del Programa Alternativas Pedaggicas y Prospectiva Educativa
para Amrica Latina APPEAL-. Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacin).
MESA 11: Convivir con las marcas de la impunidad concentracionaria: el terror como estrategia de disciplinamiento social
Coordinadora: Estela Segado (Coordinadora del Fondo Documental CONADEP-SDH del
Archivo Nacional de la Memoria)
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
La cotidianeidad en el Centro Clandestino de Detencin, Tortura y Exterminio - ESMA y
su relacin con el relato en el Espacio para la Memoria y para la Promocin y Defensa de
los Derechos Humanos
Andrs Centrone, Sabina Osowski y Mariana Croccia. Equipo de Guas del Espacio para la Memoria y la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos -ex ESMA;
Miembros investigadores y de capacitacin del rea Visitas.
Tener memoria. Reflexiones en torno a la vida de los argentinos con ms de 600 centros
clandestinos de detencin y exterminio
H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio), Regional Capital, Ciudad Autnoma de Buenos Aires.
Construccin de memorias sobre la ltima dictadura militar. El caso del barrio de
Floresta
Mariel Alonso, Mara Jimena Boland y Castilla, Ana Butto, Mariela Vanina Dolce, Joan Manuel Portos, Daniel Rivas, Cecilia Varela. Grupo de Estudios e investigacin en Memoria poltica, Proyecto de Extensin Universitaria. Facultad de Filosofa y Letras de la
Universidad de Buenos Aires.
Comentaristas: Pilar Calveiro (Profesora e investigadora de la Universidad Nacional Atonoma de Mxico -UNAM) y Hctor Schmucler (Investigador de la Universidad
Nacional de Crdoba - CONICET).
11.30 13.00: REUNIN PLENARIA
Ser joven durante el Proceso: circunstancias y destinos diversos en espacios simultneos
Formarse en dictadura: los grupos de estudio como universidad paralela.
Ana Mara Zubieta. Profesora Titular de Teora Literaria y Vicedecana de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Las prisiones de los aos de plomo
Eduardo Jozami. Ex preso poltico; Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Tener 20 aos en 1982: los conscriptos de Malvinas
Edgardo Esteban. Periodista y escritor; ex Combatiente de Malvinas.
Coordinador: Rodolfo Rapetti (Coordinador del Archivo Digital, Archivo Nacional de la
Memoria).
14.30 - 16.30: Desarrollo de las Mesas 12 y 13
MESA 12. Presencias y escamoteos en el arte argentino de la poca
Coordinadora: Nora Hochbaum (Coordinadora del rea Artes Visuales del Centro Cultural
de la Memoria Haroldo Conti)
Msica, Memoria y dictadura
Cristina Vzquez y Diana Zuik. Departamento de Artes Musicales del Instituto Universitario Nacional de Artes (IUNA).
Dictadura y representacin. Las AAA son las tres armas de Cine de la Base
Natalia Tacetta. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET.
Cuerpos desechos. Destruccin y reconstruccin del cuerpo en las artes plsticas
argentinas durante el proceso
Mariana Marchesi. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires - CONICET; Centro de Experimentacin y Realizacin Cinematogrfica del Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
El Ford Falcon: Una imagen del terror en la vida cotidiana y el arte de Argentina
Fernando Reati. Department of Modern and Classical Languages; Center for Human Rights and Democracy, Georgia State University, Atlanta, Estados Unidos.
Comentarista: Leonor Arfuch (Profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires).
MESA 13: La representacin de la violencia
Coordinador: Sergio Tucci (Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)
Formas de resistencia y testimonio: el discurso literario durante la ltima dictadura militar
Elina Alejandra Gimnez. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Vivir entre la muerte: literatura argentina y terrorismo de Estado
Juan Manuel Valds. Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
La escena de los '80: un cuerpo para la poesa rioplatense
Irina Garbatzky. Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario - CONICET.
Comentarista: Mara Pa Lpez (Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires).
16.30 - 18.30: REUNIN PLENARIA
Proyeccin cinematogrfica y debate:
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
Cordero de Dios de Luca Cedrn (Argentina, Francia, Chile, 2008)
Coordinadora: Susana Allegretti (Coordinadora del rea de Cine y video del Centro
Cultural de la Memoria Haroldo Conti)
19.00 - 20.30: REUNIN PLENARIA
Relatos en dilogo:
Coordinador: Eduardo Jozami (Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti)
Experiencias colectivas como pasin y resistencia
Roberto Tito Cosa (Teatro Abierto; Presidente de Argentores); Alberto Dearriba
(periodista y escritor).
CIERRE DEL SEMINARIO
Actividad paralela:A lo largo del encuentro se proyectaron en forma rotativa videos relacionados con la temtica de este II Seminario.
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
INAUGURACION DEL SEMINARIO
Palabras del Secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde
Buenos das a todas y a todos. Es para m una gran satisfaccin inaugurar este
Seminario. Pero no quisiera empezar a hablar sin pedir que rindamos nuestro homenaje
aqu, nosotros tambin, a Mercedes Sosa, y que lo hagamos con un minuto de aplausos
(aplausos).
Mercedes Sosa fue mucho ms que la mayor cantante que haya dado Argentina, y
posiblemente Amrica Latina. Hoy la rescatamos en su integridad como ser humano, esa
persona cuya conciencia nunca tuvo precio, esa militante de la libertad y los derechos
humanos, que hoy se nos va fsicamente. Nos queda su ejemplo, el registro de su voz,
nos quedan sus imgenes. Pero su prdida, sin dudas, la vamos a sentir.
Este Seminario Internacional tiene una temtica fundamental, que es la vida en
dictadura entre 1976 y 1983. Vida en dictadura, sobre la cual en estos aos se han
realizado trabajos muy valiosos, de anlisis parciales, puntuales, o de distintos enfoques y
prismas. Recordemos los trabajos de Mariana Caviglia, o de Paula Guitelman, sobre
cmo oper la revista Billiken; por ejemplo, el rescate que han hecho Marcos Martnez y
Hernn Lucas de las 159 pelculas que se filmaron sobre la dictadura, qu imagen daban
de la Argentina y de los argentinos, o los estudios de Flavio Rapisardi sobre cmo fue la
vida gay durante la dictadura. Pero queda mucho por investigar, queda mucho por
reflexionar sobre los distintos aspectos como para llegar a sntesis globales de cmo
oper la dictadura.
No tengo que decrselo -la mayor parte de ustedes son militantes de los derechos
humanos o cientistas sociales-, pero no debemos caer en el facilismo de encuadrar todo
en la relacin opresor/oprimido, de hablar de cmo el terror oper sobre la conciencia
social, sino tambin verlo, no ya desde una exterioridad poder/sociedad, sino en esa
interrelacin que se genera, porque el poder no debe concebirse simplemente como algo
que doblega a los individuos, y a stos como una materia inerte. El poder se ejerce,
circula, forma redes, resignifca el discurso en la sociedad, y gana sectores de la sociedad.
Sera un enfoque equivocado decir que toda la sociedad fue resistente, o que
simplemente hubo una anomia, cuando se dio tambin la receptacin del discurso
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
dictatorial, en la medida que los grandes medios de comunicacin, sobre todo y tenemos
una experiencia reciente, para ver cmo operan los medios en la conciencia colectiva
fueron fervientes epgonos de la dictadura: La Nacin, Clarn, los comunicadores de
televisin, los Neustadt, los Mariano Grondona todos ellos construyeron un discurso con
el fin de ganar conciencia social. Y esto tambin debe formar parte del anlisis, no
simplemente los efectos resistentes o destructivos frente a conciencias que no se
doblegaron frente a la dictadura.
Con esto simplemente quera decirles que, en lo que a m hace, doy por
inaugurado este Seminario. Vamos a escuchar a Eduardo que, como responsable, como
director del Centro Cultural y dentro de la importante tarea que viene realizando el Centro,
es el responsable tambin de la organizacin de este Seminario. Gracias a todos.
Palabras del Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami
Treinta aos atrs, en la segunda mitad de 1979, la dictadura del general Videla,
que entonces consideraba razonablemente estabilizado su proyecto poltico, celebr el
Centenario de la Campaa del Desierto con diversos actos, en los que no falt el apoyo
de la Iglesia. En la ciudad de Neuqun se construy especialmente una plaza para esta
rememoracin, mientras se escuchaba el mensaje del obispo Jaime de Nevares
reclamando, en soledad, un trato diferente para la familia mapuche.
No deba sorprender esta celebracin puesto que la dictadura siempre haba
intentado identificarse con la generacin de 1880. Y si entre los dirigentes del proceso
militar nadie contaba con los antecedentes de batalla del general Roca ni tampoco la
prosa de sus asesores civiles se acercaba a la elegancia de Wilde o de Can, de todos
modos, el general Daz Bessone se hizo cargo de la tarea de escribir unos textos -tan
extensos como indigesta era su retrica- que resuman el proyecto: como en el 80, el pas
se abrira al mundo e iniciara una nueva etapa de progreso.
Pero ms importante que esos textos que, por cierto, hoy nadie recuerda, resulta el
sentido inequvoco de la conmemoracin que hemos evocado. Afirmndose como
continuadores del genocidio de los pueblos originarios, los jefes de la dictadura estaban
diciendo que la nueva etapa argentina no tendra un costo menor que la de un siglo antes.
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
La expulsin del indio de sus tierras y el asesinato de las poblaciones en la Campaa del
Desierto haba culminado el proceso iniciado con la represin a sangre y fuego del interior
argentino y el acallamiento de todas las resistencias contra la guerra del Paraguay. En
esta nueva etapa ese era el mensaje tcito de la dictadura- resultara tambin necesario
aniquilar a muchos argentinos como parte de una ms vasta tarea de disciplinamiento
social.
Este sesgo disciplinador del proyecto de la dictadura, no fue siempre sealado en
los primeros trabajos que se dedicaron al perodo. El conocimiento del horror de los
campos clandestinos, de la magnitud que la represin haba alcanzado, pareci paralizar
la capacidad de anlisis. La reaccin predominante fue de estupor: Cmo es posible que
esto haya ocurrido? No puede objetarse que siga plantendose esa pregunta que en su
aparente ingenuidad apela a una dimensin tica fundante de la condicin humana. El
horror nos interpela, necesariamente nos plantea qu hicimos para evitarlo, porque como
sealara Karl Jaspers para el caso alemn- en el lmite, cada cual es responsable por
todos los crmenes e injusticias que se cometen en el mundo, especialmente por los
crmenes que se cometen en su presencia o con su conocimiento.
Sin embargo, es probable que por s solo aqul interrogante no nos oriente a una
respuesta esclarecedora. Quizs deba ser inmediatamente acompaado por otro que
aade una dimensin histrica, y reconoce la centralidad que debe tener en el anlisis el
proceso social de los aos previos a 1976: Cmo fue posible que en menos de tres aos
la movilizacin popular triunfante, dejara paso al avance de los militares golpistas que
haban sido echados con fuerza de la arena poltica por el alzamiento multitudinario de
1972-73.
Hacemos esta propuesta, porque no nos parece fructfero el planteamiento que
desde un humanitarismo abstracto, que desdea los conflictos que entonces fracturaban
la sociedad argentina, formula su condena a la dictadura como si el Mal Absoluto hubiera
descendido sobre estas tierras de modo imprevisible. No es difcil entender que esta
visin llev a plantear la cuestin como una mera historia de vctimas y victimarios, en la
que los propsitos de unos y otros no parecan relevantes ni tampoco se asignaba papel
alguno al resto de la sociedad.
Un estudio ms detenido de los aos previos al golpe militar permitira fundar otra
mirada y si resulta tan doloroso como inevitable recurrir al concepto de derrota para
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
resumir el saldo de esta experiencia para el pueblo argentino, es en estos aos anteriores
al 24 de marzo donde encontraremos la clave. El juicio histrico puede advertir sin
dificultad que en 1975 las condiciones de esa derrota ya estaban plenamente
configuradas: las organizaciones revolucionarias redoblaban su accionar, sin advertir
hasta que punto las modificaciones de la coyuntura poltica las dejaban girando en el
vaco, y si bien algunos ncleos ms activos de movimiento sindical radicalizaban sus
luchas, los ms amplios sectores de la poblacin -los que marcharon a Ezeiza, los
centenares de miles que acompaaran las movilizaciones de 1973- parecan
desconcertados ante un enfrentamiento al interior del peronismo que aumentaba su
violencia a la par que resultaba ms difcil de entender. Las Fuerzas Armadas, por su
parte, amparndose en esta fractura poltica y social, iban de a poco asomando
nuevamente la cabeza, formulando el viejo discurso del orden que encontraba ecos
inesperados en la sociedad.
El descrdito en que ha cado en los aos recientes la teora de los dos demonios,
alent trabajos de memoria e investigaciones diversas en los que se recupera la historia
militante de los grupos y personas reprimidos por la dictadura y esa historia, como es
obvio, se refiere a los aos anteriores al golpe militar. Sin embargo, aunque se han
publicado algunos textos referidos al perodo no todos guiados por un inters puramente
comercial- es poco lo que se ha escrito y menos an lo debatido sobre esos aos. La
distincin entre memorias fuertes y memorias dbiles, que Enzo Traverso vincula con la
produccin historiogrfica, nos da una clave para comprender esta carencia. Porque si la
proliferacin de trabajos sobre la dictadura debe relacionarse con la presencia de una
fuerte condena social a los dictadores genocidas, la pobreza de la reflexin sobre los aos
previos tiene que ver con el vaco que se advierte en la memoria colectiva sobre el
proceso poltico iniciado en 1973.
Como lo sealara con agudeza Nicols Casullo, la memoria sobre la dictadura se
ha construdo, en buena medida, sobre el olvido del proceso anterior que hunde sus
races en 1955. No faltan razones para entenderlo. No slo se trata de una derrota, como
tal siempre difcil de asumir, sino que la frustracin de las expectativas alentadas en el 73
gener en amplios sectores de la poblacin una actitud de desconcierto. Ms tarde, la
dictadura oblig a soterrar recuerdos de participacin en la lucha popular, mientras que
los grupos militantes que intentaron algn anlisis de la experiencia no siempre lograron
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II Seminario Internacional Polticas de la Memoria CCHCONTI
un equilibrio entre la crtica de los graves errores cometidos por las organizaciones
revolucionarias y el rescate de valores y actitudes que hacen a lo esencial de todo
proyecto emancipatorio.
La recuperacin de esta memoria de participacin popular, sus das de jbilo y sus
amargas frustraciones, es, sin embargo, una necesidad. Porque esa historia de fracasos y
desalientos permitir explicar mejor no slo la irrupcin de la dictadura sino tambin el
porqu de la actitud pasiva que adoptaron entonces muchos argentinos. Adems, volver a
analizar aquellos das, alentando el ejercicio de memoria tanto de los participantes en las
movilizaciones como de otros que tuvieron un rol menos protagnico, es indispensable no
slo para entender mejor lo que nos pas entonces sino tambin para volver a
encontrarnos hoy en condiciones tan distintas- con los valores y el espritu de
emancipacin derrotados en marzo de 1976.
Lo ocurrido a partir de esa fecha, tema de este Seminario, ha sido objeto de
muchos trabajos valiosos. Parece hoy superada la dicotoma que en un tiempo se
manifestara entre quienes exaltaban la importancia de la resistencia, sin un anlisis serio
del comportamiento de los diferentes grupos sociales, y el juicio condenatorio de quienes
desde algn Olimpo de la revolucin acusaban de complicidad al conjunto social,
subestimando muchas veces las condiciones en fue necesario encarar la sobrevivencia.
Un mejor conocimiento de la historia del perodo permite hoy diferenciar tambin entre
diversos momentos. En un principio, sobre la actitud de confusin y desaliento antes
sealada, actu el terror generalizado paralizando al conjunto social -la sociedad se
patrull a s misma, escribi un investigador para describir esa coyuntura- mientras que
en los aos posteriores comienzan a manifestarse cuestionamientos y diversas formas de
resistencia social.
Las historias de vida cotidiana, a cuyo anlisis se dedican varias ponencias
presentadas a este seminario, permiten recuperar las estrategias que se dio la poblacin
para sobrevivir frente al imperio del terror. Como ya sealamos, la negacin o el olvido de
la historia anterior no fue la menos importante de estas estrategias, pero tambin hoy se
recuperan actitudes individuales de solidaridad que muestran que el ejemplo solitario de
las Madres de Plaza de Mayo tena su correlato en la disposicin a correr riesgos de otros
argentinos. Ubicndonos en las condiciones concretas de ese momento, adquieren toda
su significacin los sealamientos de Rodolfo Walsh quien pensaba en actitudes simples
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transmitir una informacin, circular una versin, enviar una carta- que servan para
mantener en cada espritu la llama de la resistencia y enervar en ese mnimo espacio de
la vida personal el poder omnmodo del terror.
Otros trabajos y testimonios que se presentan en el Seminario se refieren al
comportamiento de las instituciones y a la vida social en esos aos del terror que, sin
embargo, un expositor puede titular -sin faltar a la verdad ni quitar un pice de dramatismo
a la experiencia los aos aburridos. Los aportes sobre la prensa, el sector educativo, la
actividad cultural, la vida en las crceles y campos de exterminio se apoyan sobre un
amplio conjunto de textos e investigaciones de los ltimos aos. Los cuestionamientos
que sealan las dificultades para fundar de modo cientfico los trabajos sobre la historia
reciente siguen escuchndose en el mundo, sin que, afortunadamente, eso impida la
proliferacin de diferentes aproximaciones sobre el pasado inmediato.
En un pas donde durante dos siglos se discuti apasionadamente sobre Rosas,
Sarmiento y otros personajes y perodos de la historia, resulta difcil asignar seriedad a
cualquier delimitacin cronolgica que indique cuando un tema podra ser objeto de
estudios realizados con distancia y desapasionamiento. La memoria de los aos 70
seguir estando as esperamos- mucho tiempo con nosotros. El investigador del pasado
reciente deber convivir con ella, conciente de que no es posible establecer lmites
precisos entre una y otra. La investigacin histrica acta sobre la memoria sealando
precisiones y correcciones, pero sin que pueda arrogarse una pretensin absoluta de
cientificidad que haga de la memoria su contrario.
Nunca se sealar lo suficiente el aporte de los testimonios de los sobrevivientes
para el avance de las causas judiciales en que son procesados los responsables de los
crmenes de la dictadura. No es menos cierto que esos testimonios y los registros de
historia oral que revelan la vida cotidiana en esos aos, han permitido a los investigadores
acceder a experiencias de otro modo inaccesibles y tomar en cuenta una dimensin de
subjetividad que cada vez se advierte como ms necesaria para una comprensin ms
plena del perodo.
La contribucin que han prestado a los trabajos de memoria esos procesos
judiciales y las bsquedas e investigaciones que se hacen con el propsito de alimentar
esa actividad son una peculiaridad de la situacin argentina. A partir de la anulacin de las
leyes de impunidad, Justicia, Memoria y Verdad, son los tres pilares inescindibles de la
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poltica del gobierno nacional y del movimiento de Derechos Humanos. Es casi
innecesario sealar que esa es la concepcin que preside la convocatoria a este
Seminario.
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EXPOSICIONES PLENARIAS
Relatos en Dilogo:Transitar / pensar / escribir en una sociedad acosadaJos Pablo Feinmann y Juan Sasturain
Jos Pablo Feinmann1
En 1974 haba ido a dar una conferencia en la Facultad de Humanidades, que
estaba a cargo de Raquel Ferrario, una compaera, y all recibimos la noticia de la muerte
de Pern. Raquel se puso a llorar, como todo el mundo. Yo no me puse a llorar, porque un
hombre macho no debe llorar, como dice Gardel, pero estaba todo mal. Y me volv al hotel
en el que paraba, el Hotel Susex. Me llev un muchacho en un Citroen, y al despedirnos
yo le dije: Vas a ver que en cualquier situacin nueva en que nos volvamos a ver, va a
ser peor que esta.
Me fui al Hotel Susex, me tir en la cama y escuch la radio toda la tarde. Y a la
noche baj al bar. En la barra slo estaban el barman y otro tipo. Muy de pelcula todo
esto, no? Y me acerqu a la barra y ped un whisky con hielo, y el tipo que estaba
sentado le pregunta al barman: Qu me dice? Qu me dice Don Jorge?. Qu le
digo? Que no hay Dios, le dice el otro.
Bueno, despus me volv. Raquel Ferrario me haba dicho: Andate porque hoy el
ERP toma Crdoba. Yo pens: A m no me va a tratar mal el ERP, al fin y al cabo yo
critiqu ms a Montoneros que al ERP pero no s por qu tena esa cosa. Bueno,
haba versiones de todo tipo, por supuesto.
Viaj en el Rayo de Sol, algo as. A las once de la noche sala. Sal a las nueve
porque los verdes, los de la juventud sindical, coparon todo el tren y era un ambiente de
joda impresionante. La verdad es que los muchachos iban a Buenos Aires muy divertidos,
porque era una aventura para ellos ir en el tren, y corran por los pasillos etc. Yo iba
compartiendo el camarote con un tipo al que le agarr un cagazo infernal cuando vio eso,
escuchaba los galopes de la barbarie, all, en los pasillos. Y le dije: Bueno, me voy a ir a
comer. No, no, no, yo me quedo, dijo l y se qued. Yo cerr, fui a comer. Era muy
divertido, estaban todos locos en el saln comedor. Com y me volv a mi camarote, y a 1 Filsofo y escritor.
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propsito golpe muy fuerte. Se debe haber dado un cagazo el tipo: Soy yo, brame. Y
entr y el tipo estaba acorralado: Ahora, ahora se van a quedar tranquilos, porque se
muri, se van a quedar tranquilos, deca el tipo.
A partir de all las cosas empezaron a ir muy mal. Vamos a entrar en las partes
decididamente tristes. En el 75 yo me fui a mi casa, ya era un cruce entre aparatos
armados, entre Montoneros, Triple A, militancia casi no haba, militancia de superficie,
haba un reflujo de masas tremendo, definitivo para el que quiera trabajar con las
masas hubo algunos movimientos sindicales por el Rodrigazo. Y yo me dediqu a
escribir el captulo sobre Moreno de Filosofa y Nacin, que era una alegora de los
Montoneros, la vanguardia, y el iluminismo de Moreno. La tragedia se vea venir, todos lo
decan, pero todava no haba un clima de imaginar hasta qu punto iba a ser terrible lo
que se vena. Incluso, en el interludio de Luder hubo una tenue esperanza de que
retornara la poltica, y en una noche de primavera muy, muy hermosa, fuimos a una
unidad bsica. Estos son los recuerdos ms hermosos de mi vida. Fuimos a una unidad
bsica de Horacio Gonzalz en Flores, y la unidad bsica tena un cartel que deca La
Patria es un miedo que nos gusta, Leopoldo Marechal. Entramos y haba un conjunto
folclrico y una choriceada: era la vida, de pronto. Y los del conjunto folclrico dicen:
nuestro conjunto se llama Los de hoy, porque hoy estamos, maana no sabemos.
Entonces Los de hoy tocaron la Felipe Varela, pero la versin federal: lo echaron a la
frontera, seguro que ha de volver, porque Felipe Varela nunca mat por matar. Fue una
noche inolvidable, pero la ltima. Se cay todo. Se cay para m de un modo muy terrible,
porque fui a ver a un clnico por... porque s, vaya a saber por qu fui a verlo. El tipo me
hace una revisacin muy exhaustiva, que hasta consisti en algo que jams me haba
hecho un clnico, que era palparme los testculos. Y el tipo dice: Pero vos viste lo que
tens en el testculo derecho? No le dije Es ms grande que el otro, pero siempre son
desiguales. Entonces empec a hacerle jodas: Pero igual se llevan bien, porque
compaeros son los huevos que siempre estn juntos y nunca se pelean. El tipo me
miraba, dira: ste est medio loco. Mir, and urgentemente a un urlogo, me dijo.
Bueno, fui a ver a un urlogo. Brevemente, tena un tumor en el testculo derecho.
Entonces el urlogo y un equipo que me iba a operar me dijeron que el tumor de testculo
ataca a las personas jvenes (yo tena treinta y dos aos) y que es tremendamente
agresivo y que hay que intervenir enseguida. Yo segua siendo omnipotente. Tena
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versiones de los gauchos en la doma. Los gauchos suelen perder un huevo en la doma e
incluso est la leyenda de que despus de perderlo, permtanme, cogen mejor. As que
dije: Bueno, qu es lo que puede pasar? Que coja mejor. As que eso era lo peor que
poda pasar. Me intervinieron el testculo derecho y estbamos a fines del 75.
Ya all yo no saba nada de nada, porque lo que me tir abajo, lo que me hizo
papilla, fueron 64 aplicaciones de rayos que me hicieron justo cuando el ERP ataca Monte
Chingolo, que a m me lleg como un preludio, como lo que faltaba para el golpe. Pero
hasta ese momento estaba ms preocupado no s por qu estaba preocupado Yo
supona que iba a vivir, pero un mdico me dijo: Mire, si usted atraviesa vivo este ao,
que es el ao en que el tumor de testculo es ms agresivo, en marzo del ao que viene
brindamos con champagne. El problema de ese ao es que era el ao 1976, y
atravesarlo vivo era un problema grave, muy difcil. Pero, notable, mi negacin de la
muerte era impresionante, todava segua vigente, y fui a una reunin en la capilla de
Domingo Bresci, un cura del Tercer Mundo, y all estaba Horacio Gonzlez que estaba
dibujando historietas, se le haba dado por dibujar. All empiezan todos a hablar de los
muertos, directamente, entonces volv y empez a trabajar algo en mi cabeza. Empez a
trabajar una mezcla entre el discurso quirrgico de los militares: Extirpar el tumor
subversivo, perseguir las clulas fugitivas, y el lenguaje quirrgico de mis mdicos:
Hemos extirpado el tumor maligno, ahora con las radiaciones vamos a eliminar las
clulas enfermas, este ao usted hgase un control cada 15 das. Cada quince das yo
tena que ir a sacarme sangre, y esperar el resultado.
Lo que pas fue que me volv loco, porque o me mora por dentro o me mataban
por afuera. Porque toda la gente que conoca se iba, se rayaban todos o desaparecan, y
los amigos que estaban ac me aconsejaban irme. Tens que irte, me decan, y yo tena
muchos motivos para irme. No haba estado en organizaciones armadas, pero haba
estado en la facultad, haba dado clases, haba publicado libros. Una vez vos (a
Sasturain), Juan, definiste: El peronismo y la primaca de la poltica y dijiste: Este
hombre ha sido bibliografa de toda una generacin. Yo ah, como ya era el ao 81, lo
tom con calma. Si lo hubieras dicho en el 76 me habra cagado en las patas. Cmo no
me van a liquidar a m que fui bibliografa de toda una generacin? Y escriba panfletos
para unidades bsicas de la JP, y habamos hecho la revista Envido, que estaba
recontrafichada, y el N 10 en el que nos habamos peleado haba sido financiado por
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Montoneros. Yo no haba estado en el N 10, y me deca: Se van a dar cuenta, van a ver
que en el consejo de redaccin del N 10 no figuro yo. Y pensaba despus: No seas
pelotudo, mir si se van a fijar en eso, ni se van a dar cuenta. Y por muchas otras
razones me tena que ir, evidentemente, pero no poda irme. Incluso los mdicos me
decan: No se vaya, porque primero usted no est para trabajar en ningn lado yo era
papilla, directamente y despus no se va a poder pagar el tratamiento, no va poder
pagarse a los mdicos que tiene ac, as que espere. Los mdicos no saban mucho de
la situacin: Espere, qu le cuesta? Espere un ao. En un ao nosotros le aseguramos
que usted no va a correr riesgo de metstasis.
La metstasis se hace casi siempre en el pulmn. El tumor de testculo hace
metstasis en el pulmn. Entonces radiografa, placa de pulmn cada quince das y
bueno me volv loco.
Esto yo lo cont en La crtica de las armas y en La astucia de la razn. Lo que ms
me volva loco era esperar. Yo me haba consagrado a esperar que vinieran a buscarme.
Por qu? Porque mi cabeza explotaba. Por un lado, lo nico que lea de los diarios eran
los discursos y las declaraciones de los militares. Buscaba all si yo era inocente o era
culpable. Y por otro lado, lo que haca era releer, compulsivamente (porque no era que lo
lea y lo dejaba. No, lo lea, lo dejaba, y a los diez minutos volva, porque no me acordaba
de algo). Esto tiene un nombre ahora, es curable. Fjense lo que es llegar tarde a ciertas
cosas: a partir de los 90 esto se cura con unas pastillitas. Yo tuve sueos en los cuales le
deca a mi viejo, que muri en el 82: Fjate viejo, con unas pastillitas verdes me hubiera
curado, al menos de esa locura del funcionamiento del cerebro que no para.
Lea mis textos y los pona en relacin con los de los militares, y memorizaba los de
los militares y memorizaba los mos, y estableca un tribunal: segn lo que hubiera escrito,
me mataban. Pero por aquello quiz no me matan. Por esto me tienen que venir a
buscar. Pero por esto quiz no. Y eso era enloquecedor, porque recordaba los textos, los
repeta. Los repeta y a veces haca con los dientes as toc, toc, toc (abriendo y cerrando
fuerte la mandbula) para parar la cabeza. Mientras tanto Virginia, que est aqu, y
Vernica, mis dos hijas, asistan a esto de un modo que yo lo habl con ellas muchos
aos despus. En ese momento ni pensaba en ellas. Y lo nico que recuerdo que una vez
me re, y Virginia, que tendra cinco aos en el 76, cuando me vio rer la llam a la madre
y le dijo: Mir, miralo a pap y no poda creer que yo me rea habr sido esa sola vez.
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Era capaz de llamar a un amigo catorce o quince veces para que me diera
seguridades. Una vez descubr en un texto mo el trmino justicia popular, muy, muy
envuelto en otros textos. No tena en mi texto una significacin unvoca, era justicia
popular, era una huelga, era la toma de una fbrica, era una manifestacin y, bueno, por
supuesto era amasijar a un tipo, pero yo no me refera mucho a eso. Entonces le habl
catorce veces a mi amigo Miguel Hurst, a otros amigos, a Santiago Gonzlez eran
tremendamente pacientes conmigo y me calmaban: No, pero si vos no estuviste en los
fierros. Pero qu mierda importaba eso, si eso no era salvataje para nadie. Si la
conclusin cuando nos reunamos los que estbamos aqu era: A cualquiera, por
cualquier cosa. Eso era: A cualquiera, por cualquier cosa. Incluso me decan:
Desapareci fulano y yo deca: Pero yo al lado de fulano soy Santucho. Si desaparece
fulano yo tengo que desaparecer ya!. Entonces haba una irracionalidad tal que nada
poda calmarme. No lea los diarios, negaba todo, no dorma. Y una cosa que yo narro
detalladamente en La crtica de las armas es el ascensor. Esto s que le ha pasado a
muchsima gente que se quedo aqu en la dictadura. Yo viva en un octavo piso. Era el
ltimo piso. Como no poda dormir, escuchaba el ruido del ascensor. Entonces estaba
despierto y escuchaba cuando empezaba a funcionar el ascensor. Haca tuc!. Y lo
escuchaba subir a ver si se detena en algn piso. Si no se detena y llegaba al octavo,
venan a buscarme. Tuc!, se detena. Me aliviaba, despus bajaba, despus suba. El
ascensor era una de las principales pesadillas, pero otra cosa, otro elemento extrao, era
que yo pona cerca de la puerta un silln y me sentaba a esperar. Y realmente deseaba
que vinieran de una vez por todas. Porque era terrible esto que se llama TOC (trastorno
obsesivo compulsivo), que es que la cabeza no para, no para, no para hasta que uno va a
buscar algo. Y se me ocurra que en el N 3 de Envido yo haba publicado algo terrible, y
buscaba memorizarlo, y me deca: No, no lo publicaste, no vayas, porque si vas, vas a ir
veinte veces ms. Era tal la ansiedad y la desesperacin por ir, que iba como un loco al
final, lo agarraba, lo buscaba, lo lea y siempre se verificaba lo peor, y a los diez minutos
volva y volva hasta que algo lo frenaba, yo que s. Haba boludeces en esa poca. El
Lexotanil estaba de moda, que no haca nada para esto. El Anafranil era lo ms y el
Alopidol lo ms cercano para frenar estos procesos realmente terribles para el paciente. Tena un psicoanalista, y un da voy a verlo y no estaba ms. Despareci el psicoanalista.
Y era un psicoanalista, curiosamente, que tena como modo de terapia serenarme y
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decirme: No, si no est pasando nada serio. Estas cosas son increbles. No est
pasando nada serio, me deca el tipo, vos pods estar tranquilo. Y un da voy y l, que
me deca que no estaba pasando nada serio y que l no haba hecho un carajo,
desaparece. Bueno, psimos psicoanalistas. All conoc la infamia del psicoanlisis
perdn, pero la conoc, chorros, ladrones, me daban medicaciones excesivas que me
dorman todo el da intilmente. Para qu quera dormir todo el da? Y cuando los
llamaba me decan: Bueno, baje las dosis. Eso es todo. Ahora estoy ocupado. Baje las
dosis. Cuando estaba en el silln me deca una cosa muy curiosa. Estaba esperando all,
que vinieran a buscarme. Y me deca algo que les va a sonar raro pero me lo deca:
Esto en la ESMA no me pasara. Eso me deca a m mismo. Saba lo de la ESMA, saba,
saba. Yo saba a los quince, veinte das, que haba campos de concentracin. Todo eso
lo saba porque me reuna con gente, iba aun en estado de desesperacin. Hablaba
porque quera saber. Adems hacamos planes constantes para irnos del pas. Nos
vamos? Nos quedamos? Nos vamos? Nos quedamos? Y Miguel Hurst, vos lo
conociste a Miguel (a Sasturain), era un negador increble. Miguelito se muere en el 78 de
una aneurisma cerebral. Y l era el que me informaba. Porque l iba a todos lados, a las
reuniones de los grupos de derechos humanos, y me mantena informado. Me daba
siempre malas noticias, porque no me menta, no me vena a calmar. Malas noticias,
malas noticias, y en el 78 se muere. Esto est narrado en La crtica de las armas. Es una
muerte terrible una aneurisma cerebral. Es algo espantoso. Y all me quedo ms solo. Yo
podra narrarles momentos en los cuales la angustia subi, por ejemplo con la
persecucin a la subversin cultural en Baha Blanca. La Marina y el General Vilas y La
Nueva Provincia hacen en Baha Blanca una caza de brujas tremenda. Incluso leo las
listas y son compaeros mos, alumnos mos. A Schuster lo van a buscar a Ciudad de la
Paz, rodean la manzana para llevarse a Schuster que era un tipo un epistemlogo, que
era medio encorvadito, chiquitito, peladito. Era un ser indefenso por completo. Rodean la
manzana. Estaban locos estos tipos. Y se llevan a Schuster. Cuando Schuster me
contaba esto me deca: Y me llevan en helicptero, en el medio de la noche. Quin soy
yo para semejante despliegue?. Era as, all era jodido. Y en la revista Gente, el hijo de
una gran puta de Chiche Gelblung, mala persona, mala persona, publica los libros de la
subversin en la tapa de Gente, que son los libros que toman de la Universidad de Baha
Blanca. Ponen dos tablones, los tiran all, les sacan una foto y ponen como ttulo Los
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libros de la subversin. Yo me compro Gente, no s estaba enfermo. Me compro Gente
y hago la siguiente boludez increble: me voy a mi casa y con una lupa empiezo a mirar
los libros a ver si estaban los dos que yo haba publicado. Y en un momento me digo:
Sos un boludo, porque si algn libro tuyo estuviera aqu, vos no estaras mirando con una
lupa esto, estaras en otro lado. Gente era fatal. Yo no miraba las tapas de Gente.
Compr esa por esa tapa, pero no las miraba. Vi la de Norma Arrostito, que es una obra
maestra de la banalidad del mal, digamos, porque este Gelblung yo dije esto en TVR, a
las diez y media de la noche en Canal 13 lleg a la cumbre de la expresin de la
banalidad del mal cuando puso la foto de Arrostito y un sello que dice Muerta, un sello
burocrtico. Eso hubiera hecho a Hanna Arendt decir: He aqu la banalidad del mal, la
burocracia.
Finalmente, tard mucho tiempo en curarme, tard mucho tiempo. Mejor a fines
del 85. Me salv durante la dictadura, no me pas nada. Har unos tres meses, doy una
conferencia en Mar del Plata, y se acerca un amigo que no vea desde el 76. En el 76 l
haba ido a visitarme a casa, a decirme que entraba a trabajar con Paulino Tato, en el
Ente de Calificacin Cinematogrfica. Despus no lo vi nunca ms. Ahora se acerca, me
da un libro de l y me manda un mail. Yo tard en contestarle, entonces me manda un
mail furibundo diciendo: No me contests porque me desprecis, pero es bueno que
sepas que me debs la vida, porque cuando lleg el guin de la pelcula ltimos das de
la vctima, en el 81, no creas que no nos dimos cuenta de las cosas que haba all. Y yo
par la mano. Pero sobre todo, en 1979, dos capitanes vinieron a preguntarme por vos y
yo les dije: No, es un intelectual inofensivo. Un mail horroroso, realmente horroroso
no? Es un intelectual inofensivo y algo muy gracioso: Es un intelectual que dio una
interpretacin existencialista del peronismo, lo cual no estaba mal, porque mi
interpretacin del peronismo estaba bastante basada en Sartre, ms en La crtica de la
razn dialctica que en El ser y la nada, o sea que no era tan existencialista Si no te
visitaron, fue por eso, me dijo. Visitaron, entre comillas. Le contest: Te agradezco
mucho en nombre del cine argentino, porque ltimos das de la vctima, sobre todo
gracias a Adolfo Aristarain, fue una gran pelcula para el cine argentino. Y te agradezco
tambin que hayas evitado que me visitaran a m. No s si lograste esto con todos. Si
tenas ese poder, supongo que habrs sealado a algunos a quienes vos queras que
visitaran, lo cual como te dars cuenta me impide ser tu amigo. Me mand otro mail,
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putandome, diciendo que estaba enfermo de la razn en fin, un loco.
Pero igual, no me pas nada. Me pas todo en la cabeza. En la cabeza me
mataron cientos de miles de veces, o cientos de miles de veces no s cuntas cosas me
hicieron. Vino la democracia, pero yo estaba mal igual. Y en el 86 mejor un poco, y en el
89 escrib La astucia de la razn. Me dije: Es hora de escribir la pesadilla. Entonces por
esa poca bromeaba, porque deca: Tengo un argumento brbaro para una novela. La
nica joda es que me pas a m, pero es buensimo el argumento. Entonces escrib La
astucia de la razn, como quien hace la catarsis. Todos me decan: Escrib una novela,
que al hacer la catarsis te vas a curar. Ni por joda. Escrib la novela y me fui al ltimo
pozo. Pero no hay ltimo pozo. Esto es lo jodido de la psiquis humana. No hay ltimo
pozo, no hay piso. Esa teora que dice: Cuando ms te hundas, vas a llegar al piso y te
vas a impulsar para arriba es mentira. No hay piso. Entonces me trat uno, me trat otro,
hasta que alguien me deriv a Julio Moizeszowicz, que tiene un montn de libros de
Psicofarmacologa. Lo fui a ver a Julio sin ninguna esperanza, y me hizo hacer un anlisis
de qumica cerebral que dur 28 das. Lo llev y lo analiz, con una frialdad total. Me
anot tres remedios, yo lo mir y le dije: Esto me va a curar?. S, el conjunto, me dijo.
Fui, lo tom, en quince das me llam, no haba pasado nada. Bueno, faltan unos das,
me dijo. Yo dije: ste est loco, no me curo ms de esto. Y a los veinte das empec a
mejorar, a mejorar, a mejorar. En resumen, tenemos un happy end. A partir de all fueron
los veinte aos ms maravillosos de mi vida. Soy amigo de Julio Moizeszowicz desde
entonces. Lo sigo viendo una vez por semana. Ya somos amigos, no hacemos terapia,
por supuesto. Hablamos de poltica, le dedico todos mis libros. Alguno se lo dediqu
impreso, y en todos los libros le digo: Gracias a usted, maestro (nos tratamos de usted).
Y a l le gusta que yo le hable de lo que estoy haciendo. Hablamos de todo un poco, le
derivo pacientes. Cualquiera de ustedes que tenga un problema (risas), l tiene la pastilla
para ustedes.
Juan Sasturain2
Yo tambin me acuerdo del da en que muri Pern, como cuenta Jos. Otras
generaciones se acuerdan de dnde estaban cuando muri Lennon. Nosotros nos
acordamos de esto. Yo estaba con el pelado Romano tomando el tren en Rosario, porque
2 Periodista y escritor.
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dbamos clases ah. Yo era docente en la Facultad de Letras en Rosario, y Eduardo
Romano era un compaero. Y tambin, subimos al tren, nos miramos y dijimos: Se
pudri todo, se acab todo. La sensacin era que se haba acabado todo.
Yo me qued ac. Hubiera tenido la oportunidad de irme a vivir a Mxico, a dar
clases a Puebla, porque haba amigos que fueron para all. Yo no militaba en ningn yo
soy de los que se quedaron en la Plaza cuando el Viejo habl de los imberbes. De afuera,
porque nunca me dio el cuero para la militancia. Estuve en el grupo, el efmero grupo, que
se llam Lealtad, que fue tan inviable como los otros, y me fui a mi casa y me cagu un
tiempo. Renunci a Rosario, donde era docente, donde mataron a un montn de chicos,
alumnos, ayudantes, chicos que realmente militaban. Y bueno, me la banqu. Me qued
en mi casa. Dej de laburar donde laburaba. Dej de escribir, obviamente. No se poda
escribir en ningn lado, as que no escrib en ningn lado. Hasta el 73 estuve escribiendo
crticas de libros y esas cosas. Me fui a mi casa y escriba en mi casa. Tena los nenes
chiquitos, viva en La Boca. Y mi amiga Blanca Rbori me consigui un laburo en la
correccin de Clarn, as que labur ah desde fines del 75 a mediados del 79. Me
acuerdo del da del cumpleaos de Saccomano en el 79. Ese da, en lugar de ir a laburar,
me fui al cumpleaos de Guillermo y renunci al laburo y empec a laburar de otras
cosas. Empec a trabajar en Humor en el 79, y en la revista Medios y Comunicacin,
donde nos conocimos con Jos, en el ao 79 justamente. As que cuando lo conoc a
Josecito l estaba en medio de todos aquellos quilombos.
Jos Pablo Feinmann: Nos encontrbamos los viernes en La pera. Los viernes de la eternidad, le decamos.
Juan Sasturain: l estaba escribiendo ltimos das de la vctima o haba salido ltimos das de la vctima, en fin, esa poca era. Yo la primera nota en Humor la habr
publicado en el 79. Despus labur un tiempito en SperHumor, que era una revista de
historietas esto para demarcar los perodos de laburo durante la dictadura. Despus me
pele con el tano Cascioli, porque bamos a hacer una comisin interna y el tano no
soportaba ese tipo de cosas. Entonces me fui en el 81. Y en el 82, saben dnde estaba?
Empieza el 82, Malvinas, y yo estaba en Atlntida. He cometido el peor de los pecados.
Pero laburaba en Billiken. Me fui a laburar a Billiken porque tena un amigo all, as que
labur un tiempito en Billiken y fue la experiencia de estar en el corazn de la basura.
Despus hicimos un proyecto a fines del 82, pensando que el peronismo ganaba que por
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suerte no gan. Pero nosotros todava pensbamos que servamos para algo. En esa
poca, durante un tiempo, hicimos una revista que se llamaba Feriado Nacional Jos
labur tambin all que pretenda soberbiamente ser la contracara peronista de Humor,
que era radical. En ese momento, la historia saludablemente nos pas por arriba, y el
saldo de esos aos de la dictadura est en las cosas que escrib. Son ms sntomas que
otra cosa, de ver cmo le pirula un poco la cabeza a uno, como contaba Jos. Esos aos
escrib, escrib mucho. No publiqu nada, obviamente, pero escrib mucho. Por ejemplo,
reescrib la que sera despus mi primera novela, que sali aos despus: Manual de
perdedores, y en el 81 empec a escribir el comienzo de una historieta que hice con el
viejo Alberto Breccia, que se llam Perramus. Yo empec a escribir ese guin a fines del
81, termin el primer guin en el 82 y eso se empez a publicar en Europa a partir del 83.
Y Fierro sali recin en el 84 con la democracia. Sali primero en una revista francesa y
en Italia, porque el viejo Breccia tena buena conexin all. Y all me di cuenta de que
estaban procesadas las sensaciones. Creo que estn mejor procesadas que en ninguna
otra cosa que uno pueda formular en trminos ms racionales o ms descriptivos. En ese
momento escrib bastante poesa, que la publiqu muchos aos despus (hace poco sali
un libro que se llama Carta del Sargento Kirk y otros poemas de ocasin, donde estn los
textos que escrib en esa poca). Por ejemplo, la Carta del Sargento Kirk sali en
Medios y Comunicacin en el 81.
Jos Pablo Feinmann: Fue muy importante la Carta del Sargento Kirk. Sali en el 81 y vos decas: Sargento, ahora los kioscos son verdes como los sueos de un
general de caballera.
Juan Sasturain: En esos textos creo que estn ms claras las sensaciones que en ninguna otra formulacin de tipo terico-formal. Y en el caso de Perramus, creo que
tambin es un proceso profundamente catrtico, bastante alevoso. No vamos a contar el
argumento, no tiene mucho sentido que nos pongamos a hablar de eso, pero de algn
modo cada uno procesa ese tipo de cosas como puede. Y en este caso era un poco
contar algo de lo que todos sabemos. Hay un tema que a m me persigue, y me suele
alcanzar en general, que es el tema de la cobarda. Es como una cuestin que todos la
bajadita sera una que sepamos todos. Esa sensacin de no haber estado a la altura de
las circunstancias, de lo que uno cree o siente, esas pequeas miserias y la necesidad de
sobrevivir y convivir con eso no es cierto? Cualquiera que haya vivido en circunstancias
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humillantes sabe lo que es la renuncia cotidiana. Y no es una cuestin ni de traiciones, es
una cosa ms pequea. Es esa sensacin de que te estn en fin, no vamos a usar
ninguna metfora demasiado escatolgica, pero esa es la sensacin. Entonces est
siempre la manganeta de poder escribir. Para eso escribe uno, para enterarse de qu le
pasa. Yo me di cuenta de que a travs de ese tipo de laburo pude procesar de algn
modo algn sentimiento que probablemente trascienda largamente lo personal y que sea
un sentimiento bastante compartido por muchos.
Si quieren seguimos comentando y charlando de detalles de estas cosas. Gracias.
Pblico: Cmo era el transitar la vida cotidiana?Juan Sasturain: La dictadura en la clase media tuvo mucho consenso. Son cosas
que nunca se dicen, pero tuvo consenso. Tuvo consenso el golpe, y tuvo consenso
largamente la dictadura. As que eso es lo primero que hay que tener en cuenta. Nosotros
somos los desaparecidos y somos la dictadura tambin. Es la sociedad argentina la que
gener todo, somos todo, estamos hechos de esos pedazos. Y simplificar el anlisis para
quedarnos con lo que se supone que es lo mejor no nos ayuda a pensar, as que hay que
pensar esos aos con crudeza.
Jos Pablo Feinmann: No pasaba nada. La sensacin era que uno sala a la maana y todas las cosas que haba escuchado durante la noche o haba temido durante
la noche parecan absurdas, porque todo el mundo iba por la calle, todo el mundo iba a su
trabajo y uno pareca un marciano con tanto miedo encima. Por qu tengo tanto miedo,
si toda esta gente anda tan bien por el mundo? Trabajan, ganan plata, viajan. Mi peor
experiencia fue el Mundial del 78. Eso fue para m una experiencia terrible, porque
inmediatamente trac una linealidad muy fuerte que era: Si ganan, van a torturar ms,
van a secuestrar ms, van a matar ms, van a tener ms poder, van a durar ms. Pero
eso me pasaba casi nicamente a m, porque en el exterior festejaban el Mundial; en
Diario de un clandestino de Bonasso hay una frase increble: Bueno, el Mundial ya se
gan. Ahora hay que seguir. Qu? Yo no lo puedo entender esto.
Juan Sasturain: Es que vos no sos futbolero, Jos.Jos Pablo Feinmann: No, no es eso. S soy futbolero. El Mundial fue una mierda.
En el partido con Per fueron Kissinger y Videla al vestuario de los peruanos. Yo me sent
solo como un perro. Y haba una cancin de Rafaela Carr que deca: Qu magnfica
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esta fiesta con todos mis amigos y sin ti. Y eso era lo que yo senta: una fiesta con todos
los amigos y sin m.
Ya s que no vamos a estar de acuerdo con el Mundial.
Juan Sasturain: No es cuestin de estar de acuerdo o no. Podemos describir las sensaciones distintas, eso s. Manipulacin de significados: en eso estamos de acuerdo.
Pero despus, cmo lo vivi cada uno, cmo lo experiment cada uno, qu hizo cada uno
con esos sentimientos, bueno, en eso probablemente tengamos sensaciones distintas.
Pblico: No s qu dice en Diario de un clandestino, pero s lo que yo recuerdo es que hicimos una campaa de prensa muy fuerte, muy bien organizada, que se llamaba
La Argentina y el Mundial, que se repartieron folletos a todos los periodistas que venan,
desde todos los pases. Esto lo vi y creo que hay muchos compaeros
Jos Pablo Feinmann: Ac no llego nada de eso. No dijeron nada esos periodistas. Si llegaron informados, no dijeron nada. Lo nico cierto es que si Holanda
ganaba la Copa, no la iba a recibir. Eso era extraordinario. Lo salv el poste derecho de
Fillol, una atajada de Fillol y el gol de Kempes, que se llamaba El Matador. Argentina
jug bien, qu vamos a hacer.
Pblico: Yo tengo 59 aos y viv tal vez un poco ms que algunos. No s. Pero en el Mundial tuve la contradiccin de muchos, de sentir la alegra, por amar el ftbol, de que
Argentina saliera campen. Y tena dolores internos enormes, porque yo no era ajeno a
todo. Es ms, participaba. Y quera hacerle una pregunta a Feinmann, que siempre me la
pregunt yo: Por qu ramos tantos en las ideas? En un barrio, de 10, ramos 8 los que
participbamos. ramos muchos. Por qu ramos tantos los que coincidamos?
Jos Pablo Feinmann: No fue quedando casi nadie de los que militabanPblico: Pero del 73 para ac ramos muchos Qu sucedi en el mundo que
ramos tantos? A diferencia de hoy, que hay tantos de los otros.
Jos Pablo Feinmann: Buena pregunta.Juan Sasturain: Yo no s nada de usar trminos sociolgicos para describir estas
cosas, pero hay un sentido comn de la poca, un aire comn de la poca, propio de
ciertos momentos, ciertos tiempos, un aire que tiene este, que tuvieron los noventa. Hay
un aire, hay un sistema de ideas, un movimiento general compartido, un sentido comn
que no necesariamente significa un achatamiento, sino una serie de consensos, a veces
tcitos, pero que corresponden a una poca, a un momento determinado, que puede ser a
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la historia del mundo, la historia de un pas, de un determinado lugar.
Pblico: Por qu?Juan Sasturain: Bueno, no s de esas cosas, no puedo decir nada. Pero s puedo
describir por eso es tan difcil reconstruir para aquel que no ha vivido ciertas cosas,
como nos pasaba a nosotros cuando nuestros viejos o nuestros abuelos nos hablaban de
cosas tan marcianas como la revolucin espaola o cosas por el estilo. De qu carajo
hablaban! Es muy difcil transmitir un mundo. Ac tenemos bastante consenso porque hay
bastantes veteranos, tenemos una cierta experiencia, y otros ideolgicamente acompaan
esos sentimientos. Pero no es muy fcil transmitir eso. Me acuerdo de un artculo
memorable, que le hace no mucho, porque soy bastante aprensivo para leer ciertas
cosas. Unas cosas muy lindas y muy terribles que escribi el Toto Schmuckler, referidas a
la lgica de la violencia. Bueno, vos, Jos, has escrito mucho de eso y muy bien. Es muy
difcil explicar o tratar de transmitir con veracidad y con sinceridad y con el contexto
suficiente para que se entienda aquel clima, porque hablar de la lgica de la violencia, si
uno no da el contexto general para entender todo, es muy difcil. Es como esas boludeces
respecto a la poca medieval, esos conceptos de la situacin de la mujer es el contexto
general de las sociedades el que funciona. A m el dato que me da ms evidencia de
cmo era nuestra sociedad, cul era la expectativa de la sociedad, cul era el sentido
comn de nuestra sociedad, es la eleccin del 73 del FREJULI. Ms all de que
polticamente fuera una bolsa de gatos, uno lee ese programa de gobierno y se cae de
culo. Y lo votaron 7 millones de personas! Una cosa es la vanguardia y los grupos
especiales y las organizaciones armadas, y otra cosa es ese consenso general. Los
jvenes se juntaban, no s si era para bien o para mal, pero todo el mundo militaba en
algn lado. Eso era el espritu de la poca. Y mi viejo no lo entenda, y deca: En qu
anda ste!. Estoy diciendo muchos lugares comunes, pero es muy difcil pensar eso,
sobre todo para los que son ms jvenes. Era as, vos pregunts por qu era as, y yo no
tengo la ms puta idea de por qu era as, pero el mundo vislumbraba la posibilidad de un
cambio a mediano o a corto plazo. La sociedad cada tanto vive esa expectativa de que los
prximos aos van a ser mejores que los actuales y que es posible modificar las cosas. Y
esos son vaivenes, va y viene continuamente, vamos y venimos en eso. En esos aos,
probablemente en directa proporcin con el grado de opresin, el grado de tensin que se
va creando en una sociedad postergada es muy alto. Y en la Argentina, el dibujito poltico
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es muy claro, del 55 en adelante es muy claro. Y lo que fue la represin de los sectores
obreros o la identidad peronista, que fue el nico foco que conserv durante mucho
tiempo esa posibilidad de cambio, se traslad a la clase media ilustrada, a nosotros
digamos, a los privilegiados que pudimos estudiar. Que esa radicalizacin se produjera en
los sectores medios fue lo que provoc esa sntesis explosiva. Y eso se produjo a nivel
prcticamente universal. Del 66 hasta el comienzo de los 70, eso pas en todos lados con
distintas variantes, pero era el clima de la poca era ese. Eso existe, eso evidentemente
existe, y se dio tal cual, as como tambin se dio la contraofensiva a eso, lo cual no
explica absolutamente nada de lo que vos preguntaste porque nadie lo puede explicar,
supongo. Pero hay una lgica de la poca, y es muy difcil analizarlo y juzgarlo desde una
perspectiva que no haga justicia a todas las situaciones.
Pblico: Quera preguntar cmo procesaron ustedes, integrantes de los veteranos que nos quedamos, esa sensacin angustiante de no poder hablar con nadie de lo que
uno piensa, de sus angustias. Y eso que uno se encontraba todo el tiempo con gente,
porque se tomaba el tren, iba al trabajo, y no se poda hablar con nadie. Ese sentimiento
angustiante, ustedes cmo lo procesaron?
Jos Pablo Feinmann: Bueno, yo haca un personaje. Era fcil hacer un personaje. Yo ms o menos con dos o tres frases me daba cuenta de con quin estaba
hablando. Y al darme cuenta, ms o menos hablaba como l. No le iba a discutir al tipo.
Incluso lo hago hoy cuando subo a un taxi. Ustedes saben lo que son los taxis. No me
pongo a discutir con el taxista, al contrario, le tiro de la lengua a ver hasta dnde llega.
Total, de qu me sirve a m decir lo que pienso. Ya lo s. Tambin s lo que piensa l,
porque dice dos palabras y s lo que va a decir. Pero en esa poca yo era viajante de una
fbrica pequea y mediana que tena con mi hermano, y viajaba por todo el interior. Tena
una teora: que si estaba fuera de mi casa iba a correr menos riesgos, porque se deca
que los grupos de tareas trabajaban menos los fines de semana. Entonces yo volva a
Buenos Aires los fines de semana y viajaba por el interior toda la semana. Eso era
fascinante, porque llegar al Aeropuerto Benjamn Matienzo de Tucumn era como entrar
en Vietnam. Estaban locos. Realmente haba milicos por todos lados. Y bueno, pasaban
cosas, viajaba a Crdoba y todos los cordobeses admiraban a Menndez. Decan: Si
Menndez va a Italia termina en tres das con las Brigadas Rojas. Y estaba el diario
Crdoba, que tena unos ttulos espantosos. Yo entraba a una reunin y haba cinco tipos
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viajantes hablando. Y yo hablaba como ellos y me mimetizaba. Salvo una vez. Haba dos
muchachos de Electricidad del Automvil, a quienes yo haba ayudado a crecer porque
les haba dado una entrega muy grande de conductores elctricos (eso haca nuestra
fbrica) y entonces haban crecido al amparo nuestro. Y ellos saban que yo era profesor
de la facultad, porque eran muchachos. Y unos aos despus, en el Mundial del 78,
hacen un asado y hay mucha gente, todos ejecutivos, digamos. Yo me protega tambin
yendo a las cmaras, yendo a la Cmara del Cobre, la Cmara del Plstico, para tener
una respetabilidad. Y llevaba tarjetas de conductores elctricos, donde deca que yo era
vicepresidente de la sociedad annima. Y era horripilante lo que se escuchaba all: El
pueblo perdi, ahora tiene que pagar y se resiste. Hay que tirarlos del Obelisco como
tiraron al tipo ese. Textual. Y con los chicos estos estbamos escuchando Argentina-
Italia. Argentina pierde 1 a 0 y cuando termina el partido uno de ellos, de un modo
totalmente inesperado, me grita: De esto tens la culpa vos, que les llenaste la cabeza a
los pibes de cosas raras y la Seleccin perdi porque ac entraron 10 mil guerrilleros, y la
Seleccin juega nerviosa por los tipos como vos. Terrible.
Juan Sasturain: Qu raro! Qu retorcido!Jos Pablo Feinmann: No, un hijo de puta. No era tan retorcido. Para todos
estaba muy bien. Ojo, estaba en pedo, era un asado. Pero despus la gente no deca
nada. Tambin sera por miedo, porque nadie deca nada. Slo una vez un tipo me
empez a decir cosas. Hubo uno que me dijo algo muy doloroso: Qu cosa! Un buen
chango, que trabajaba todo el da! Se lo llevaron, pero todos los dems decan que haba
que terminar con la subversin, que el pas no poda seguir as. Y despus, estaban
preocupados por qu? Por la inflacin, por la tablita de Martnez de Hoz, por ir a Miami y
por eso. Y no estaban preocupados por otra cosa. Una pelcula que refleja bien eso es
Plata dulce. Taiwn. El argentino taiwans, la joda taiwanesa. Mi hermano, que en paz
descanse, me mand a la mierda en 1978 con la fbrica. Me dijo: Querido, si vos quers
seguir siendo industrial segu solo, porque yo voy a poner un negocio de importados que
se va a llamar Puerto Libre y me voy a llenar de guita en dos aos. Y se llen de guita en
dos aos, efectivamente, porque esa era la poltica de Martnez de Hoz, y toda la clase
media estaba deslumbrada con eso. Entraba toda esa mierda taiwanesa, y la vendan y
ganaban guita y viajaban. Yo no encontr nada. No haba indignacin. Salvo cuando uno
se reuna con sus grandes amigos en un lugar seguro, pero despus haba que adoptar
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un papel, porque si no era muy riesgoso.
Juan Sasturain: A m por suerte no me toc, como a Jos, no poder elegir con quin me juntaba por un tema de laburo. No me toc una situacin tan de mierda. Yo
laburaba en la correccin de Clarn y a partir del 78 empezaba a escribir en algunos lados,
y eso fue lo que nos dio un poquitito de aire, encontrar un lugar donde se poda escribir un
poquito, hacer algunas cosas, que fue lo que hizo que nosotros nos conociramos
tambin. Y eso fue a partir de 1979. Yo tuve la posibilidad de escribir, trabajando en
Clarn. Para que vean cmo funciona la cabeza de uno, por lo menos la ma, que no es la
nica: a fines del 78, si bien yo laburaba en la correccin del suplemento cultural de
Clarn que sala en aquella poca, de vez en cuando me pedan alguna nota, alguna
crtica de libros, porque ya en esa poca haca tiempo que vena escribiendo. Entonces
escrib una nota sobre El Eternauta, y viendo en perspectiva, es la primera vez que ese
tema se publicaba en un suplemento cultural. Yo haca un texto bien introductorio, eran las
cosas que me gustaban a m. Ya habamos intentado dar ese tipo de temas en la facultad,
en la primavera del 73-74, cuando estuvimos como docentes ah. Entonces yo hablaba de
El Eternauta, de cmo haba sido veinte aos atrs, y al final terminaba diciendo que el
autor (Hctor Oesterheld), por lo que sabamos, estaba en el exterior; se haba ido a
Europa y estaba trabajando all, y que esperbamos que siguiera muy bien. Eso era lo
que el forro que les habla crea, porque yo haba hablado con Horacio Altuna, que era un
dibujante tambin de esa poca, y l me dijo que a Oesterheld lo haban agarrado
porque sabamos que militaba en Montoneros y que lo haban largado y le haban dicho
que se tena que ir, como haba pasado en algunos casos que creamos o queramos
creer que era as. Entonces una noche suena el telfono en la correccin y me avisan que
era para m. Levanto el tubo y me dicen Usted escribi la nota sobre Oesterheld?
Usted sabe dnde est mi marido?. Y era Elsa. Y yo me sent el ltimo de los forros y le
dije: No, la verdad que no s. Y entonces por qu escribi eso?. Y, no s, a m me
dijeron. Y era lo que yo quera creer.
Bueno, fui a la casa a verla y Elsa me tir toda la realidad encima. Cosas que yo
cmoda o culposamente desconoca.
Pblico: El Eternauta volvi a salir en historietas, no?Juan Sasturain: S, pero eso es una mierda. Pas una cosa tremebunda, que
indica tambin cmo en las cosas hay siempre muchos matices y muchas cuestiones muy
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extraas. Mientras Oesterheld estaba preso y luego desaparecido, se publicaba
simultneamente y no dej de publicarse en la revista Skorpio que yo, como historietista
y esas cosas, juntaba la segunda parte de El Eternauta, escrita por Hctor y dibujada por
Solano en la clandestinidad, que es la saga tremebunda de lo que estaba pasando y la
transcripcin directa, con un triunfalismo negrsimo y espantoso y terrible y maravilloso y
pattico a la vez, de lo que estaba sucediendo. Podemos llegar a imaginarlos a los
mismos esbirros que lo tenan a Hctor leyendo la historieta. Luego eso se termin de
publicar y luego hubo una tercera parte, de la cual no particip Hctor, porque ya no
estaba ms. La editorial tena la marca. Sigui utilizando el nombre, y Solano prest algo
de su dibujito. Pero eso no sirve para una mierda, no tiene nada que ver con nada.
Jos Pablo Feinmann: Yo quiero decir algo porque, increblemente, pese a lo mal que estaba y que estbamos todos, en noviembre de 1979 publiqu Ultimos das de la
vctima, que es una novela que tiene lo suyo. Es la historia de un parapolicial, y en el 80
vos la comentaste en Medios y Comunicacin. Y comentaste que era la dolorida novela
de una generacin. En una parte ponas eso. Y los de Medios y Comunicacin me dieron
el texto para ver si yo quera que quedara as, y les dije que no, que sacaran esa parte de
que era la novela de una generacin, pero ya la novela deca claramente lo suyo.
Despus, cuando muere Sartre, que lo presentan como un subversivo abatido por
las fuerzas de seguridad, publiqu en Medios y Comunicacin una defensa de Sartre. Y
enseguida pasamos a Humor, y publiqu tambin una nota sobre El Eternauta, que
despus la sac La Stampa con fotos de Videla, que se llamaba: La nieve de la muerte
cae para todos. As que hicimos nuestras cosas. En fin, como dice Rep, igual las nicas
que hicieron algo fueron las Madres.
Juan Sasturain: Yo me acuerdo del da en que llegaron las Madres a Humor, en el 81. Voy a decir algo sin ningn falso orgullo: el nico que las atendi fui yo. No era fcil
ese asunto.
Pblico: El ttulo de esta reunin plenaria es Transitar/pensar/escribir en una sociedad acosada y se refiere a todas esas cosas que sufran los ciudadanos durante
este perodo tan duro. Ahora yo me pregunto: la sociedad de hoy no es tambin
acosada, de una manera obviamente menos trgica, pero igualmente daina y
contaminante, por el terrorismo meditico, que favorece tambin a un legado de la
dictadura como la ley de medios que hoy est en debate?
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Jos Pablo Feinmann: S, por supuesto. Es perfecta tu pregunta. Y no es una pregunta, es una respuesta. Es perfecto lo que decs. Es as, s, es una agresin
tremenda.
Juan Sasturain: Pero hay un abismo. Hay un abismo.Jos Pablo Feinmann: Bueno, no te matan.Juan Sasturain: Hay una cosa abismal entre aquello y esto, con todas las
limitaciones, toda la manipulacin, lo que sea.
Jos Pablo Feinmann: S, es verdad. Hay una ruptura. El Proceso aqu marca una ruptura, como Auschwitz en Alemania.
Juan Sasturain: Cualquier mierda que padezcamos no tiene nada que ver con lo que nos toc alguna vez.
Jos Pablo Feinmann: Eso es cierto.Pblico: Esa sociedad que ustedes describan, esos de la Cmara de la Industria
que vos padecas, esos silencios mi pregunta es qu mirada tiene esa sociedad de s
misma, esos mismos, esas personas comunes, esa sociedad que estaba con Martnez de
Hoz y Taiwan y hacer guita Qu mirada tienen sobre ellos mismos?
Jos Pablo Feinmann: La gente de la Cmara del Cobre y la Cmara del Plstico lo que le reprocha a Martnez de Hoz es que no realiz a fondo el plan que ellos queran.
Ac los militares fracasaron en todo. Fracasaron en la economa, hicieron una guerra en
la que les fue como el culo. En Chile, Pinochet la hizo mucho mejor y por eso la derecha
est mucho ms fuerte. Ac, de haber hecho bien las cosas, con un plan econmico
exitoso o habiendo hecho de otro modo Malvinas, hay que ver qu es lo que se hubiera
podido hacer en materia de juicios y dems. Eso se ve en Chile. Ac hasta los dictadores
fueron malos. Pinochet en ese sentido fue mucho ms efectivo para la gente para la que
serva.
Esa gente esperaba el desarrollo econmico, y al haber derrotado a la subversin,
que era el verso que se haca, Arg