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Evodio Escalante Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa EL TEMA DEL PRESENTE Y DE LA PRESENCIA EN LA PREHISTORIA POÉTICA DE OCTAVIO PAZ Un examen de los primeros poemas de Octavio Paz, no recogidos en las recopilaciones de su obra, 1 pero accesibles en algunas de las revistas literarias que editó en forma facsimilar el Fondo de Cultura Económica, permite dibujar una imagen compleja y hasta contradictoria de la evolución del poeta. Esta imagen modifica, a mi modo de ver, la versión difundida por los estudiosos que se han ocupado de este tramo de la obra de Paz. En efecto, tanto Klaus Müller-Bergh como Jason Wilson, suponen una trayectoria lineal que iría de una primera etapa "artepu- rista" (a la sombra de Juan Ramón Jiménez) a una segunda etapa de compromiso social fechable hacia mediados de los años treinta, que son los años del estallamiento de la guerra civil española. 2 El origen de tal apreciación, me parece, reside en la importancia que conceden ambos estudiosos a los poemas de Luna silvestre (1933). Aunque Jason Wilson conoce lo que Hugo Verani ha llamado el primer poema de Octavio Paz, aparecido en páginas del periódico El Nacional, texto en el que puede advertirse un cierto influjo de la estética estriden- tista, su prisma interpretativo insiste en ubicar la poesía de Paz dentro del canon artepurista de Contemporáneos. 3 Si Müller-Berg enfatiza la ausencia de "un tema social externo" en los primeros poemas de Paz, los cuales le parecen representativos de "una poesía depurada y culta, cuyos momentos culminantes también vienen a ser herméticos"; 4 Jason Wilson subraya la voluntad de Paz de asociarse a las posiciones antioficialistas de Contemporáneos. Sostiene Wilson: "para Paz parecía más revoluciona- rio escribir poemas que no aludiesen a México, ni a los indios, ni a la Revolución; poemas escritos en un castellano tan puro que hubiera sido imposible identificar a Paz como mexicano." Agrega Wilson, redondean- do su posición: "Ser este tipo de poeta 'puro' era un desafío contra la cultura oficial; ligarse con los Contemporáneos era un acto revoluciona- rio." 5 Habría que decir, en busca de precisión, que el grupo de Contempo- ráneos no cabe del todo en el cartabón mencionado. Una tensión interior recorre los productos del grupo; si bien algunos de los resultados del ala

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Evodio EscalanteUniversidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

EL TEMA DEL PRESENTE Y DE LA PRESENCIA EN LAPREHISTORIA POÉTICA DE OCTAVIO PAZ

Un examen de los primeros poemas de Octavio Paz, no recogidos enlas recopilaciones de su obra,1 pero accesibles en algunas de las revistasliterarias que editó en forma facsimilar el Fondo de Cultura Económica,permite dibujar una imagen compleja y hasta contradictoria de laevolución del poeta. Esta imagen modifica, a mi modo de ver, la versióndifundida por los estudiosos que se han ocupado de este tramo de laobra de Paz. En efecto, tanto Klaus Müller-Bergh como Jason Wilson,suponen una trayectoria lineal que iría de una primera etapa "artepu-rista" (a la sombra de Juan Ramón Jiménez) a una segunda etapa decompromiso social fechable hacia mediados de los años treinta, que sonlos años del estallamiento de la guerra civil española.2

El origen de tal apreciación, me parece, reside en la importancia queconceden ambos estudiosos a los poemas de Luna silvestre (1933).Aunque Jason Wilson conoce lo que Hugo Verani ha llamado el primerpoema de Octavio Paz, aparecido en páginas del periódico El Nacional,texto en el que puede advertirse un cierto influjo de la estética estriden-tista, su prisma interpretativo insiste en ubicar la poesía de Paz dentrodel canon artepurista de Contemporáneos.3 Si Müller-Berg enfatiza laausencia de "un tema social externo" en los primeros poemas de Paz, loscuales le parecen representativos de "una poesía depurada y culta, cuyosmomentos culminantes también vienen a ser herméticos";4 Jason Wilsonsubraya la voluntad de Paz de asociarse a las posiciones antioficialistasde Contemporáneos. Sostiene Wilson: "para Paz parecía más revoluciona-rio escribir poemas que no aludiesen a México, ni a los indios, ni a laRevolución; poemas escritos en un castellano tan puro que hubiera sidoimposible identificar a Paz como mexicano." Agrega Wilson, redondean-do su posición: "Ser este tipo de poeta 'puro' era un desafío contra lacultura oficial; ligarse con los Contemporáneos era un acto revoluciona-

rio."5

Habría que decir, en busca de precisión, que el grupo de Contempo-ráneos no cabe del todo en el cartabón mencionado. Una tensión interiorrecorre los productos del grupo; si bien algunos de los resultados del ala

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artepurista son los que más han sido estudiados, y los que se antojan,también, más perdurables, no puede olvidarse que el círculo másantiguo, formado por Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, EnriqueGonzález Rojo y Bernardo Ortiz de Montellano, asumió intensasposiciones nacionalistas, incompatibles, como quiera que se lo vea, conel rigor purista buscado por otros de los miembros de la mismageneración. Estas posiciones encontradas se reflejaron incluso en unabreve pero esclarecedora polémica de la que he hablado en otro lugar.6

Si la homogeneidad de Contemporáneos se revela como una nocióninsostenible, no menos endeble resulta la idea de ver sólo el rostroartepurista del joven Octavio Paz. Lo que el análisis de sus primerospoemas revela, es que, desde su origen, la posición del escritor oscila, aveces incluso dentro de un mismo texto, entre la estética de la "poesíapura" y la del estridentismo. La amalgama no podía ser más sorprenden-te. Señala, de entrada, una inestabilidad que revela las tensiones querecorren la interioridad de este sujeto moderno, empeñado ya desdeentonces en asumir y en resolver dentro de sus textos un presente almismo tiempo contradictorio y complejo.

Si bien muy dubitable desde el punto de vista artístico, la mezcla delartepurismo juanramoniano con ingredientes tomados de la vanguardiavernácula llamada estridentismo, parece una prueba de receptividad alas influencias más poderosas del momento. El estridentismo, adaptaciónmexicana del futurismo emprendida por Maples Arce y sus seguidores,conoce su apogeo entre los años de 1922 y 1928. El primer libroestridentista de Maples Arce, Andamios interiores, es de 1922; el segundo,Urbe. Super-poema bolchevique en cinco cantos, es de 1924; el último, Poemasinterdictos, de 1927. Todo hace suponer que Octavio Paz conoció estoslibros; aunque no sería remoto, lo aventuro como hipótesis, que suprimer contacto con el estridentismo lo hubiera tenido al leer la polémicaAntología de la poesía mexicana moderna, que publicó Jorge Cuesta en 1928.7

La lectura de los poemas cuya publicación es anterior a la de Lunasilvestre, permite asistir a la compleja génesis de una poetización queconcilia lo inconciliable, pero que lo hace al precio de mantener unaoscilación que ha de ser su marca de fábrica. Con el propósito derastrear, y de documentar, esta oscilación de la escritura, doy en seguidala lista de poemas de Paz en los que sustento mis afirmaciones. Ellosfueron publicados, el primero, en un suplemento periodístico; losrestantes, en páginas de Barandal, la revista en la que se dio a conocer

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una sección del grupo de escritores que habría de pasar a la historia dela literatura como la generación de Taller. Los poemas son:

a) "Cabellera," El Nacional (2 agosto 1931);b) "Preludio viajero," Barandal 1 (agosto 1931) 6;c) "Orilla," Barandal 2 (sep 1931) 1.d) "Nocturno de la ciudad abandonada," Barandal 4 (nov 1931) 7;e) "Poema del retorno," Barandal 7 (marzo 1932) 5.Aunque es cierto que "Orilla" y "Poema del retorno" encajan bien

dentro del concepto de "poesía pura" divulgado entre nosotros por JuanRamón Jiménez,8 los poemas restantes permiten atisbar la otra cara delasunto. En "Cabellera," además del epígrafe de Saint-John Perse, queJason Wilson interpreta como manifestación de "un deseo de pertenecera la tribu de poetas cosmopolitas,"9 aparece la primera huella de unacercanía con la estética deportiva de las vanguardias. Cito la estrofa queexhibe lo que podría incluso verse como una clara escisión estilística. Enlos primeros tres versos, una entonación lírica depurada; en los restantes,y entre paréntesis, la intervención vanguardista:

Cabelleras de brisas tropicales,que sacuden y mecen las faldas azulesde las mañanas clásicas,—jugadoras de tenniscon raqueta de nubesy pelotas de estrellas caídas—.

Es sintomático que ya en el "primer" poema de Paz sea posibledetectar un núcleo conflictivo. La evocación romántico-simbolista de la"Cabellera de oleaje marino" acepta una "intrusión" que nos transportaa otro plano. Las cabelleras se vuelven "jugadoras de tennis," hacen"raquetas" de las "nubes" y convierten en "pelotas" a las "estrellas caídas."Poco importa que de algún modo el poema se "retracte," para concluircon una estrofa que restablece el modo lírico inicial. El siguiente texto dePaz, publicado también en agosto de ese año, exhibe una asimilación tancompleta de la estética estridentista, que apaga cualquier acento personalde la voz. El interés de "Preludio viajero," por más que no deje de ser elejercicio de un adolescente, consiste justo en que proporciona el únicoejemplo —dentro de la prehistoria de Paz— de adhesión acrítica al léxicode la vanguardia local.

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El elogio del universo mecánico, la visión deportiva de la realidad,el gusto por la velocidad como característica notable de la época, todosestos rasgos del estridentismo se encuentran en el "Preludio viajero,"poema que, en efecto, parece estar escrito a la sombra de Maples Arce.Si se discierne en los textos de este escritor un elogio de la aviación, delautomovilismo y de otros medios modernos como el tranvía, la radio yel telégrafo, los dísticos del "Preludio viajero" hacen del patín infantil supunto de referencia. Así comienza el texto: "Con un patín —duro dehielo—/ resbalo por la azul pista del cielo." Visión deportiva de larealidad: "La grácil nube roja / bailarina sobre la cuerda floja." Gustoincipiente por la velocidad: "Los minutos, con fiebre marinera,/ huyenjugando una carrera." Efectos de la aceleración del tiempo: el paisajepierde su antiguo estatus de bastión irremontable de la objetividad, y poresto se desmenuza, se desintegra entre las manos del poeta. Dice el texto:"El paisaje angustiado nos alarga los brazos / mientras desmáyase unarosa, cayéndose a pedazos."

La cercanía con los Poemas interdictos (1927) de Manuel Maples Arcese antoja irrefutable. Destaco, sobre todo, una minuciosa lectura de"Canción desde un aeroplano." En el texto mencionado uno encuentralíneas como las que siguen: "Subversión / de las perspectivas evidentes;/looping the loop / en el trampolín romántico del cielo." Estos versosremiten al resbalo por la azul pista del cielo del poema de Paz. De manerasimilar, los versos de Paz con que concluyo el párrafo anterior se parecenmucho a una línea de Maples que dice: "Y el paisaje entreabierto se mecae de las manos."10

Este vínculo temprano con la vanguardia vernácula explica que Paz,a contracorriente de lo que ha sido en México no sólo una costumbresino hasta un deporte: denostar el estridentismo, haya sido de los pocosen aportar una visión positiva de él. En el prólogo a Poesía en movimiento,después de afirmar que Maples sí fue un auténtico vanguardista, Pazsostiene: "Maples Arce nos ha dejado algunos poemas que me impresio-nan por la velocidad del lenguaje, la pasión y el valiente descaro de lasimágenes. Imposible desdeñarlo, como fue la moda hasta hace poco."11

Lo anterior podría entenderse como un reconocimiento de lo que le debeel joven Paz a la vanguardia izquierdista. De hecho, en un texto anterior,incluido en Las peras del olmo, al comentar un libro de Antonio CastroLeal, Paz afirmaba: "Las notas acerca del 'estridentismo' carecen desimpatía. Ese movimiento, abortado, es cierto, representó de todos

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modos una saludable y necesaria explosión de rebeldía. Lástima quedurara tan poco. Lástima, también, que no haya tenido herederosdirectos."12

Octavio Paz no es, por supuesto, un heredero directo del estriden-tismo, pero tampoco es, como lo he mostrado hasta aquí, impermeablea su influjo. Barandal, la primera revista de su generación, recoge elmismo tipo de inquietudes que habrá de conducir más tarde a lafundación de Taller. Quiero decir con esto que Barandal no puedeubicarse como una mera revista literaria, ocupada sólo de las cuestionesreferentes al arte; es también una revista que canaliza las posicionespolíticas de sus jóvenes redactores. Artículos de Salvador Toscano y deEnrique Ramírez y Ramírez no me dejan mentir. Su adhesión socialistareproduce hasta cierto punto, sin que provenga de ellas, las simpatíaspolíticas de los estridentistas, que llegaron a declararse afines alcomunismo soviético. El Octavio Paz del compromiso político, tal y comose exterioriza en la segunda mitad de la década de los treinta, conpoemas como Entre la piedra y la flor, ¡No pasarán! y la "Elegía a uncompañero muerto en el frente de Aragón," proviene del clima intelec-tual que ya se transparenta en la revista Barandal13

Mucho me temo que la afiliación de Paz a la estética representada porel grupo de Contemporáneos, en el supuesto de que este gruporepresente, como se ha querido, la exaltación del artepuristno, es unaelaboración discursiva muy posterior. Todavía en los años cincuenta, elmismo Paz, en un intento por definir la postura de la generación a laque él pertenece, la de Taller, sostenía: "A todos nos molestaba un pocolo que llamábamos el 'intelectualismo' de 'Contemporáneos.' Concebía-mos a la poesía como un 'salto mortal', una experiencia capaz de sacudirlos cimientos del ser y llevarlo a la 'otra orilla', ahí donde pactan loscontrarios de que estamos hechos."

El sentido de esta distancia frente a Contemporáneos es más nítidasi se agrega lo que viene a continuación: "Una experiencia capaz detransformar al hombre, sí, pero también al mundo. Y, más concretamen-te, a la sociedad. El poema era un acto, por su naturaleza misma,revolucionario."14

Pero no es esta ubicación discursiva lo que me interesa, sino explorarcuál era la posición de Paz en el momento de su emergencia como poeta.El último estrato, acaso el más decisivo, de su prehistoria, lo representael "Nocturno de la ciudad abandonada." Es un poema importante por

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varias razones. Es el primero en el que Octavio Paz elimina el Lozanoadolescente (su apellido materno) que había acompañado hasta estemomento todas sus publicaciones en periódicos y revistas. En estesentido podría decirse que con la publicación de este texto Paz accede,por la vía de los símbolos, a su mayoría de edad como escritor. Ya noteme que se le confunda con su padre, que lleva su mismo nombre.15

Es también el primero de una serie de nocturnos que Paz habrá deescribir a lo largo de su carrera como escritor. Es el antecedente, hastaahora ignorado, de textos como "Vuelta," "Nocturno de San Ildefonso,""Noche en claro" y otros de parecido calibre. Si esto no bastara paradenotar su importancia, habría que agregar que éste es en propiedad elprimer texto crítico de Octavio Paz. Quiero decir que lo que emerge coneste poema es la figura del poeta como crítico de la modernidad. Laprimera visión de la ciudad en la obra de Paz coincide con la primeracrítica no ya de la ciudad, sino de algo más hondo, la civilización que lahace posible. La civilización moderna está hueca, carece de valores, yesta ausencia del valor se contrasta en el texto con la presencia ruinosa,de la que sólo quedan columnas rotas y tepalcates, del antiguo esplendorprehispánico.

Lo más sorprendente es que entre la aparición del "Preludio viajero,"con su alborozado optimismo mecánico, calcado de la estética estriden-tista, y este poema desgarrado, hay apenas tres meses de distancia. Estelapso ha sido suficiente para que el joven Paz subsuma la mitologíaprogresista del estridentismo y la revierta en favor de una visiónsuperior, en la medida en que es una visión crítica. En el orden de lapoesía de la ciudad, el antecedente más o menos inmediato de este"Nocturno" es, hasta donde puedo ver, otro poema estridentista. Merefiero a Urbe, de Maples Arce. No es sólo el tema lo que aproxima estostextos, también los empareja una cierta política de la imagen. Si Maplesdice: "Las estrellas caídas, / son pájaros muertos / en el agua sin sueño/ del espejo," Octavio Paz dirá: "Y el Alba es el cadáver blanco / de unamujer ahorcada, colgando, / inmóvil, del clavo de una estrella." SiMaples escribe: "Sobre la arboladura del otoño,/ sopla un vientonocturno:/ es el viento de Rusia,/ de las grandes tragedias," y agrega,al concluir su texto: "el cielo, deshilacliado,/ es la nueva / bandera / queflamea / sobre la ciudad"; Paz escribirá: "Y los grandes vientos heroicos/ que agitaron la bandera del Sol, / arrodillados —inmóviles— ante ladesolación." Donde Maples observa: "Y el jardín, / amarillo,/ se va a

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pique en la sombra," Paz agregará: "Se oye, metálica, a la sombra caer /en el piso —tan sólido y compacto—."16

La comparación línea a línea, por supuesto, no puede llevarnos muylejos. El poema de Maples, sobre el que todavía hace falta un buenestudio, parece profetizar una época sombría, recorrida por el alientodestructivo de la Revolución Social: "Sólo la lumbre viva de mis versos/ alumbrará los horizontes humillados." En el mismo tono profetizante,Maples agregará: "Después, sobre los desbordes del silencio, / la nochetarahumara irá creciendo." Donde noche tarahumara puede interpretarsecomo la evocación de un salvajismo que aguarda en el porvenir. Pareceobvio que el poema de Paz enfila en dirección opuesta. La destrucciónno es en Paz un acontecimiento futuro; es la cruda realidad de unacultura, la nuestra, edificada sobre los escombros de la antigua grandezaindígena.

En esta inflexión estriba el hálito crítico del poema. La "Ciudad delSilencio" o de la "Desesperanza," remite a una catástrofe originaria, esto es,que se remonta al tiempo del origen, y de la que no ha sido posiblerecuperarse. He aquí algunos trazos de su visión:

Los enormes templos derruidos,las columnas ya rotas, aplastandodioses y serpientes labrados.

Los vientos heroicos, testimonio del esplendor perdido, están ahora derodillas. Las palabras, los números, los símbolos, los conjuros secretos,todo ha sido reducido a silencio. Es la afasia de una cultura, lo queimpresiona en estos pasajes. Cito de nuevo:

Las fórmulas y los conjuros,impronunciables, borrados de los bloques eternos.Y los números mágicos exhaustos,perdido todo poder y toda fuerza.

Se esboza aquí, es cierto que de forma negativa, la temática de lapresencia que habrá de convertirse en una nota dominante en la poesíamadura de Paz. La ausencia de la presencia, que es, de otro modo, laañoranza de una presencia que se perdió, es el punto de arranque deesta poetización que aquí se muestra como inconsolable, y que, por otra

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parte, sigue exhibiendo destellos en textos posteriores. Asombra lasemejanza advertible entre el lenguaje apenas citado del "Nocturno dela ciudad abandonada," y el que empleará Octavio Paz en otro nocturno,"Vuelta," que data de los años setenta. Si en el poema de los años treintase habla de Las fórmulas y los conjuros,/ impronunciables, borrados de losbloques eternos, en "Vuelta" leeremos:

Escrituras hendidaslenguajes en añicos

se quebraron los signosatl tlachinolli

se rompióagua quemada.17

Si la urbe de los años treinta es "la Ciudad del Silencio / patíbulo delTiempo," la que describe "Vuelta" merece este calificativo: "Ciudad /montón de palabras rotas." Hay gigantes y cabezones en el nuevopoema, pero dentro de una tesitura irónica. La nostalgia del origenvuelve a surgir cuando Paz, evocando los famosos caballeros águilas ycaballeros tigres, del cuerpo selecto de la nobleza indígena, contrasta, nosin cierta amargura: "Ni águilas ni jaguares / los licenciados zopilotes."La decepción del presente, este tiempo de la dispersión propiciado poruna cultura antiheroica, carente de grandeza, le hace decir: "No haycentro / plaza de congregación y consagración."18 La conjunción, aquí,parece sintomática: congregación y consagración forman un parsimétrico.Si el espacio no está consagrado, si se carece de centro unificador, esporque el individualismo contemporáneo impide toda reunión, todacongregación humana que realmente merezca este nombre.

El antiguo poema de los años treinta, preguntaba: "la Angustia,desesperada, se suicida./ ¿Cuando veremos de nuevo al Sol?" El nuevopoema no es ajeno a esta nostalgia de la presencia, por eso concluye:"Nunca llegamos / Nunca estamos en donde estamos./ No el pasado /el presente es intocable."

Notas

1 Me refiero lo mismo a las distintas ediciones de Libertad bajo palabra que a la

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recopilación global de su poesía, Poemas (1935-1975) (Barcelona: Seix Barral,1979).

2 Véase Klaus Müller-Bergh, "La poesía de Octavio Paz en los años treinta,"Octavio Paz, comp. Alfredo Roggiano (Madrid: Fundamentos, 1979); así comoel artículo de Jason Wilson incluido en Octavio Paz. Premio «Miguel deCervantes» 1981, (Madrid: Anthropos-Ministerio de Cultura, 1990).

3 Hugo G. Verani, "Octavio Paz y el primer poema," Revista de la Universidadde México (abril de 1982): 3.

4 Müller-Berg 59.5 Wilson 86.6 Evodio Escalante, "Contemporáneos y estridentistas en el estadio del espejo,"

ponencia en el "Congreso Internacional Los Contemporáneos. Homenaje aJaime Torres Bodet," realizado por el Colegio de México del 23 al 27 demarzo de 1992.

7 En "Preludio viajero," como se verá, se discierne una acuciosa lectura delpoema de Maples, "Canción desde un aeroplano," que es uno de los quereproduce Cuesta en su antología.

8 "Poema del retomo" parafrasea muy de cerca uno de los poemas deEternidades (1918) de Juan Ramón Jiménez.

9 Wilson 86.10 Evodio Escalante, "Los primeros poemas de Octavio Paz," Sábado 724 (17

agosto 1991): 1-2.11 Octavio Paz, prólogo, Poesía en movimiento (México: Siglo XXI, 1966) 17.12 Octavio Paz, Las peras del olmo (1957; México: Seix-Barral, 1985) 55.13 ¡No pasarán! (México: Simbad, 1936) se publicó como folleto para recolectar

fondos que se entregarían al Frente Popular Español.14 Paz, Las peras del olmo 57. En otro punto de su itinerario discursivo, poco más

de veinte años después, el mismo Paz habrá de ubicarse como uncontinuador de Contemporáneos. Véase su libro Xavier Villaurrutia en personay en obra (México: Fondo de Cultura Económica, 1978).

15 Luna silvestre (México: Fábula, 1933) pertenece todavía a un autor que sefirma Octavio Paz Lozano.

16 Para las citas de Urbe, véase Manuel Maples Arce, Las semillas del tiempo. Obrapoética 1919-1980 (México: Fondo de Cultura Económica, 1981) 48-56. Laimagen del alba como una mujer ahorcada que cuelga de una estrella, no esdemasiado ajena a los versos inciales de The Love Song ofj. Alfred Pufrock, deEliot.

17 Octavio Paz, Vuelta (México: Seix-Barral, 1976) 20-25.18 Paz, Vuelta 20-25.