Adams Stashak: Claudicaciones en Equinos - Editorial ... · 8 Capítulo 1 Figura 1.5. Disección...

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Editorial Inter-Médica S.A.I.C.I. • Junín 917 – Piso 1º “A” • C1113AAC • Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República Argentina Tels.: (54-11) 4961-7249 – 4961-9234 – 4962-3145 • FAX: (54-11) 4961-5572 E-mail: [email protected] • E-mail: [email protected] • http://www.inter-medica. com.ar EQUINOS Autor: Gary M. Baxter Presentación: tapa dura con DVD en inglés Formato: 20 x 28 cm Páginas: 1392 Ilustraciones: en color Edición: 2014. 6ta edición ISBN: 978-950-555-430-0 Este best seller provee la información más actualizada en la forma más concisa posible añadiendo imágenes en color para mejorar aun más el valioso aporte de la obra e incluyendo un DVD muy completo con casos y ejemplificaciones de la información vertida en la obra. Capítulo 1. Anatomía funcional del aparato músculo-esquelético equino. Capítulo 2. Conformación y movimiento. Capítulo 3. Examen de las claudicaciones. Capítulo 4. Procedimientos diagnósticos. Capítulo 5. Claudicación originada en las extremidades. Capítulo 6. Claudicaciones asociadas con el esqueleto axial. Capítulo 7. Principios de las enfermedades músculo-esqueléticas. Capítulo 8. Principios del tratamiento para la claudicación. Capítulo 9. Claudicaciones relacionadas con la actividad. Capítulo 10. Otras alteraciones músculo-esqueléticas. Capítulo 11. Claudicación en los caballos jóvenes. Capítulo 12. Cuidados del pie y el herrero. Contenido Adams & Stashak: Claudicaciones en Equinos Incluye DVD en inglés

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Editorial Inter-Médica S.A.I.C.I. • Junín 917 – Piso 1º “A” • C1113AAC • Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República ArgentinaTels.: (54-11) 4961-7249 – 4961-9234 – 4962-3145 • FAX: (54-11) 4961-5572E-mail: [email protected] • E-mail: [email protected] • http://www.inter-medica. com.ar

EQUINOS

Autor: Gary M. BaxterPresentación: tapa dura con DVD en inglésFormato: 20 x 28 cmPáginas: 1392Ilustraciones: en colorEdición: 2014. 6ta ediciónISBN: 978-950-555-430-0

Este best seller provee la información más actualizada en la forma más concisa posible añadiendo imágenes en color para mejorar aun más el valioso aporte de la obra e incluyendo un DVD muy completo con casos y ejemplificaciones de la información vertida en la obra.

Capítulo 1. Anatomía funcional del aparato músculo-esquelético equino.

Capítulo 2. Conformación y movimiento.

Capítulo 3. Examen de las claudicaciones.

Capítulo 4. Procedimientos diagnósticos.

Capítulo 5. Claudicación originada en las extremidades.

Capítulo 6. Claudicaciones asociadas con el esqueleto axial.

Capítulo 7. Principios de las enfermedades músculo-esqueléticas.

Capítulo 8. Principios del tratamiento para la claudicación.

Capítulo 9. Claudicaciones relacionadas con la actividad.

Capítulo 10. Otras alteraciones músculo-esqueléticas.

Capítulo 11. Claudicación en los caballos jóvenes.

Capítulo 12. Cuidados del pie y el herrero.

Contenido

Adams & Stashak:Claudicacionesen Equinos

Incluye

DVDen inglés

8 Capítulo 1

Figura 1.5. Disección tridimensional de la región coronaria de la muralla.

Perioplo

Corion laminar

Borde coronario

Estrato medio

Interdigitación de las láminas del corion y la epidermis (estrato interno)

Papilas del corion coronario cubiertas por la epidermis coronaria

Cuernos tubulares e intertubulares del estrato medio de la muralla

Anatomía funcional del aparato musculoesquelético del equino 9

la línea blanca de los cuernos no pigmentados de la pa-red interna y los cuernos pigmentados sobre las papilas terminales se hacen evidentes en el sitio de unión con los cuernos de la suela. El corion sensible se encuentra inmediatamente por dentro de la línea blanca y sirve como punto de referencia para determinar la posición y el ángulo apropiados para los clavos de la herradura.14

La ranilla (cuneus ungulae) es una masa en forma de cuña de epitelio escamoso estratificado queratinizado, más blanda que otras partes del casco gracias a su mayor contenido de agua.49 Las glándulas apocrinas, masas es-féricas de túbulos presentes en el corion de la ranilla, ex-tienden sus conductos que liberan secreciones hacia la su-perficie de la ranilla.50 La superficie de apoyo de la ranilla presenta un vértice puntiagudo y un surco central ence-rrado por dos pilares. El surco paracuneano (colateral) se-para los pilares de la ranilla de las barras y la suela. La cara palmar de la ranilla se une con los bulbos de los talones.

El tejido conectivo fibroso denso y blanco del corion del casco es rico en fibras elásticas, y está muy vascula-rizado y bien inervado. El aporte arterial deriva de las numerosas ramas que irradian hacia afuera desde el arco terminal, pasando a través de pequeños canales que se extienden desde el canal solar (semilunar) en la falange distal, y desde las ramas dorsal y palmar de la falange dis-tal originadas en las arterias digitales (fig. 1.8).

El corion coronario y perióplico y el estrato basal de la epidermis coronaria y perióplica constituyen la banda coronaria. En profundidad a la banda coronaria, el tejido subcutáneo está modificado y forma una almohadilla co-ronaria muy elástica. La banda y la almohadilla coronaria forman una masa de tejido que rellena el surco coronario del casco. Parte del plexo venoso coronario se encuentra dentro de la almohadilla coronaria. El plexo recibe san-gre desde el plexo venoso dorsal en el corion laminar. En

el punto donde se encuentra adyacente a la falange dis-tal, el corion se une con el periostio del hueso, sirviendo como conexión entre el casco y el hueso, en particular en la región laminar.

estructuras internas del pie

Los cartílagos medial y lateral de la falange distal (car-tílagos ungueales) se encuentran por debajo del corion del casco y la piel, cubiertos sobre sus superficies abaxia-les por los plexos venosos coronarios. Se extienden hacia

Figura 1.6. Fotomicrografía de un corte transversal del casco del equino. Se puede apreciar cómo se intercalan las láminas epidérmicas primarias y las láminas dérmicas (del corion). Obsér-vense las pequeñas láminas secundarias.

Figura 1.7. Relaciones histológicas del periostio, el corion y el cuerno de la suela.

Láminas primarias

Láminas secundarias

Falange distal

Periostio

Corion de la suela

Papilas del corion de la suela cubiertas por la epidermis de la suela

Cuernos tubulares e intertubulares de la suela

8 Capítulo 1

Figura 1.5. Disección tridimensional de la región coronaria de la muralla.

Perioplo

Corion laminar

Borde coronario

Estrato medio

Interdigitación de las láminas del corion y la epidermis (estrato interno)

Papilas del corion coronario cubiertas por la epidermis coronaria

Cuernos tubulares e intertubulares del estrato medio de la muralla

Anatomía funcional del aparato musculoesquelético del equino 9

la línea blanca de los cuernos no pigmentados de la pa-red interna y los cuernos pigmentados sobre las papilas terminales se hacen evidentes en el sitio de unión con los cuernos de la suela. El corion sensible se encuentra inmediatamente por dentro de la línea blanca y sirve como punto de referencia para determinar la posición y el ángulo apropiados para los clavos de la herradura.14

La ranilla (cuneus ungulae) es una masa en forma de cuña de epitelio escamoso estratificado queratinizado, más blanda que otras partes del casco gracias a su mayor contenido de agua.49 Las glándulas apocrinas, masas es-féricas de túbulos presentes en el corion de la ranilla, ex-tienden sus conductos que liberan secreciones hacia la su-perficie de la ranilla.50 La superficie de apoyo de la ranilla presenta un vértice puntiagudo y un surco central ence-rrado por dos pilares. El surco paracuneano (colateral) se-para los pilares de la ranilla de las barras y la suela. La cara palmar de la ranilla se une con los bulbos de los talones.

El tejido conectivo fibroso denso y blanco del corion del casco es rico en fibras elásticas, y está muy vascula-rizado y bien inervado. El aporte arterial deriva de las numerosas ramas que irradian hacia afuera desde el arco terminal, pasando a través de pequeños canales que se extienden desde el canal solar (semilunar) en la falange distal, y desde las ramas dorsal y palmar de la falange dis-tal originadas en las arterias digitales (fig. 1.8).

El corion coronario y perióplico y el estrato basal de la epidermis coronaria y perióplica constituyen la banda coronaria. En profundidad a la banda coronaria, el tejido subcutáneo está modificado y forma una almohadilla co-ronaria muy elástica. La banda y la almohadilla coronaria forman una masa de tejido que rellena el surco coronario del casco. Parte del plexo venoso coronario se encuentra dentro de la almohadilla coronaria. El plexo recibe san-gre desde el plexo venoso dorsal en el corion laminar. En

el punto donde se encuentra adyacente a la falange dis-tal, el corion se une con el periostio del hueso, sirviendo como conexión entre el casco y el hueso, en particular en la región laminar.

estructuras internas del pie

Los cartílagos medial y lateral de la falange distal (car-tílagos ungueales) se encuentran por debajo del corion del casco y la piel, cubiertos sobre sus superficies abaxia-les por los plexos venosos coronarios. Se extienden hacia

Figura 1.6. Fotomicrografía de un corte transversal del casco del equino. Se puede apreciar cómo se intercalan las láminas epidérmicas primarias y las láminas dérmicas (del corion). Obsér-vense las pequeñas láminas secundarias.

Figura 1.7. Relaciones histológicas del periostio, el corion y el cuerno de la suela.

Láminas primarias

Láminas secundarias

Falange distal

Periostio

Corion de la suela

Papilas del corion de la suela cubiertas por la epidermis de la suela

Cuernos tubulares e intertubulares de la suela

572 Capítulo 5

a menudo prolongada debido a que la contracción de la herida es limitada en el pie. Las heridas deben ci-catrizar por epitelización y reformación del corion, lo que a menudo requiere 3-5 meses, dependiendo del ta-maño del defecto.6 Hay varios tipos de tejido epitelial germinal en el pie (piel, límbico, coronario, parietal y solar) y todos pueden contribuir a la epitelización del defecto.2-4 La estructura y la calidad del casco que se forma se relacionan con el tipo de epidermis que migra sobre la superficie de la herida.3 Las células epiteliales que migran de manera aberrante pueden conducir a una deformación del casco.3,5 Por ejemplo, si la epi-dermis del tegumento parietal crece hacia el espacio anteriormente ocupado por la banda coronaria, la mu-ralla generada en ese lugar no se parecerá a la muralla generada por el tegumento coronario. Si la epidermis migra desde el casco hacia proximal hasta la banda co-ronaria se formará un espolón córneo en la región de la cuartilla.3,5 Uno de los objetivos en el tratamiento de las lesiones por avulsión completa es evitar la migración aberrante de células epiteliales y las deformaciones de la muralla (fig. 5.80).

Pronóstico

Por lo general, las lesiones por avulsión incompleta de la muralla sola y/o incluida la banda coronaria tienen un muy buen resultado estético y funcional, si son sutura-das.6-8 El pronóstico para las lesiones por avulsión más

Figura 5.79. Avulsión completa de la suela con exposición de la cara solar de la tercera falange (A) y el mismo defecto una vez lleno con tejido de granulación.

Figura 5.80. Las lesiones por avulsión completa que com-prometen la muralla y una gran porción de la banda coronaria pueden ser especialmente difíciles de manejar para evitar el cre-cimiento anormal del casco.

A

B

Claudicación originada en las extremidades 573

profundas es difícil de predecir hasta que haya ocurrido la cicatrización completa. Complicaciones tales como una fractura de la falange distal, osteomielitis, artritis séptica y osteoartritis de una articulación interfalángi-ca distal o proximal dañada obviamente disminuyen las chances de lograr un caballo normal. Las deformaciones crónicas del casco son una de las secuelas más comunes de las lesiones por avulsión del casco, pero no siempre causan un problema clínico.5

Referencias 1. Markel MD, Richardson GL, Peterson PR, et al. Surgical reconstruc-

tion of chronic coronary band avulsion in three horses. J Am Vet Med Assoc 1987;190:687–688.

2. Park AH. Equine foot wounds: general principles of healing and treatment. Proceedings Am Assoc Equine Pract 1999;45: 180–187.

3. Park AH. Hoof avulsions. Equine Vet Educ 2008; August: 411–413. 4. Park AH. Wounds of the equine foot; principles of healing and

treatment. Equine Vet Educ 1997;9:317–327. 5. Park AH. Chronic foot injury and deformity. In Current Techniques

in Equine Surgery and Lameness. White NA, Moore JN, eds. 2nd ed. WB Saunders. Philadelphia, 1998;534–537.

6. Schumacher J, Stashak TS. Management of wounds of the distal ex-tremities. In Equine Wound Management. Stashak TS, Theoret C, eds. 2nd ed. Wiley-Blackwell. Ames, IA, 2008:375–425.

7. Stashak TS. Management of lacerations and avulsion injuries of the foot and pastern region and hoof wall cracks. Vet Clin North Am Equine Pract 1989;5:195–220.

8. Stashak TS. The Foot. In Adams’ Lameness in Horses. Stashak TS, ed. 5th ed. Lippincott Williams and Wilkins. Philadelphia. 2002;645–733.

RAJADURAS DE PINZAS, CUARTOS Y TALONES

Las rajaduras de la muralla representan fallas focales y, como tales, pueden ocurrir en cualquier parte de esta estructura. La mayoría están orientadas en la dirección de los túbulos de la muralla. Por lo general, las rajadu-ras de la muralla se describen según su localización (pinzas, cuartos, talones o barra), su longitud (parcial o completa), su profundidad (superficiales o profundas) y la presencia o ausencia de hemorragia o infección.1 En la mayoría de los casos, el daño subyacente es con-siderablemente más extenso que el observado desde afuera. Estas rajaduras pueden ocurrir en el pie ante-rior o el posterior y pueden ser superficiales (sólo in-volucran el tejido del casco) o profundas (abarcan todo el espesor del casco y comprometen la lámina sensitiva que está debajo). Estas rajaduras pueden comenzar en la superficie de apoyo de la muralla y se extienden una distancia variable hacia proximal, o pueden originar-se en la banda coronaria y extenderse hacia distal (fig. 5.81). Las fracturas en cuartos y talones suelen ser más graves porque comprometen la lámina sensitiva (fig. 5.82).3 Por lo general, los caballos afectados manifies-tan claudicación y hemorragia después del ejercicio. Con frecuencia se observa infección dentro de las ra-jaduras del casco.

Etiología

El crecimiento excesivo por la falta de desvasado au-menta el riesgo de ruptura de la muralla. Dependiendo de su localización, la fractura puede expandirse hacia proximal a lo largo de la muralla. Las lesiones previas en la banda coronaria, a menudo, resultan en un casco débil y deforme que crece hacia distal. Esta muralla es más susceptible a las fuerzas que normalmente soporta el pie, lo que la predispone a las rajaduras en la banda co-ronaria. La debilidad de la muralla debida a desecación o adelgazamiento excesivo también puede contribuir al desarrollo de rajaduras del casco. La humedad es la clave para mantener la flexibilidad de la muralla y la suela. La muralla normal contiene aproximadamente un 25% de agua, mientras que la suela tiene alrededor de un 33% y la

Figura 5.81. Rajadura de pinza de espesor parcial que se de-sarrolló en un caballo con una concavidad en el sector dorsal de la muralla.

Figura 5.82. Rajadura de espesor completo en el cuarto, ape-nas posterior justo después del desbridamiento hasta la lámina sensitiva.

572 Capítulo 5

a menudo prolongada debido a que la contracción de la herida es limitada en el pie. Las heridas deben ci-catrizar por epitelización y reformación del corion, lo que a menudo requiere 3-5 meses, dependiendo del ta-maño del defecto.6 Hay varios tipos de tejido epitelial germinal en el pie (piel, límbico, coronario, parietal y solar) y todos pueden contribuir a la epitelización del defecto.2-4 La estructura y la calidad del casco que se forma se relacionan con el tipo de epidermis que migra sobre la superficie de la herida.3 Las células epiteliales que migran de manera aberrante pueden conducir a una deformación del casco.3,5 Por ejemplo, si la epi-dermis del tegumento parietal crece hacia el espacio anteriormente ocupado por la banda coronaria, la mu-ralla generada en ese lugar no se parecerá a la muralla generada por el tegumento coronario. Si la epidermis migra desde el casco hacia proximal hasta la banda co-ronaria se formará un espolón córneo en la región de la cuartilla.3,5 Uno de los objetivos en el tratamiento de las lesiones por avulsión completa es evitar la migración aberrante de células epiteliales y las deformaciones de la muralla (fig. 5.80).

Pronóstico

Por lo general, las lesiones por avulsión incompleta de la muralla sola y/o incluida la banda coronaria tienen un muy buen resultado estético y funcional, si son sutura-das.6-8 El pronóstico para las lesiones por avulsión más

Figura 5.79. Avulsión completa de la suela con exposición de la cara solar de la tercera falange (A) y el mismo defecto una vez lleno con tejido de granulación.

Figura 5.80. Las lesiones por avulsión completa que com-prometen la muralla y una gran porción de la banda coronaria pueden ser especialmente difíciles de manejar para evitar el cre-cimiento anormal del casco.

A

B

Claudicación originada en las extremidades 573

profundas es difícil de predecir hasta que haya ocurrido la cicatrización completa. Complicaciones tales como una fractura de la falange distal, osteomielitis, artritis séptica y osteoartritis de una articulación interfalángi-ca distal o proximal dañada obviamente disminuyen las chances de lograr un caballo normal. Las deformaciones crónicas del casco son una de las secuelas más comunes de las lesiones por avulsión del casco, pero no siempre causan un problema clínico.5

Referencias 1. Markel MD, Richardson GL, Peterson PR, et al. Surgical reconstruc-

tion of chronic coronary band avulsion in three horses. J Am Vet Med Assoc 1987;190:687–688.

2. Park AH. Equine foot wounds: general principles of healing and treatment. Proceedings Am Assoc Equine Pract 1999;45: 180–187.

3. Park AH. Hoof avulsions. Equine Vet Educ 2008; August: 411–413. 4. Park AH. Wounds of the equine foot; principles of healing and

treatment. Equine Vet Educ 1997;9:317–327. 5. Park AH. Chronic foot injury and deformity. In Current Techniques

in Equine Surgery and Lameness. White NA, Moore JN, eds. 2nd ed. WB Saunders. Philadelphia, 1998;534–537.

6. Schumacher J, Stashak TS. Management of wounds of the distal ex-tremities. In Equine Wound Management. Stashak TS, Theoret C, eds. 2nd ed. Wiley-Blackwell. Ames, IA, 2008:375–425.

7. Stashak TS. Management of lacerations and avulsion injuries of the foot and pastern region and hoof wall cracks. Vet Clin North Am Equine Pract 1989;5:195–220.

8. Stashak TS. The Foot. In Adams’ Lameness in Horses. Stashak TS, ed. 5th ed. Lippincott Williams and Wilkins. Philadelphia. 2002;645–733.

RAJADURAS DE PINZAS, CUARTOS Y TALONES

Las rajaduras de la muralla representan fallas focales y, como tales, pueden ocurrir en cualquier parte de esta estructura. La mayoría están orientadas en la dirección de los túbulos de la muralla. Por lo general, las rajadu-ras de la muralla se describen según su localización (pinzas, cuartos, talones o barra), su longitud (parcial o completa), su profundidad (superficiales o profundas) y la presencia o ausencia de hemorragia o infección.1 En la mayoría de los casos, el daño subyacente es con-siderablemente más extenso que el observado desde afuera. Estas rajaduras pueden ocurrir en el pie ante-rior o el posterior y pueden ser superficiales (sólo in-volucran el tejido del casco) o profundas (abarcan todo el espesor del casco y comprometen la lámina sensitiva que está debajo). Estas rajaduras pueden comenzar en la superficie de apoyo de la muralla y se extienden una distancia variable hacia proximal, o pueden originar-se en la banda coronaria y extenderse hacia distal (fig. 5.81). Las fracturas en cuartos y talones suelen ser más graves porque comprometen la lámina sensitiva (fig. 5.82).3 Por lo general, los caballos afectados manifies-tan claudicación y hemorragia después del ejercicio. Con frecuencia se observa infección dentro de las ra-jaduras del casco.

Etiología

El crecimiento excesivo por la falta de desvasado au-menta el riesgo de ruptura de la muralla. Dependiendo de su localización, la fractura puede expandirse hacia proximal a lo largo de la muralla. Las lesiones previas en la banda coronaria, a menudo, resultan en un casco débil y deforme que crece hacia distal. Esta muralla es más susceptible a las fuerzas que normalmente soporta el pie, lo que la predispone a las rajaduras en la banda co-ronaria. La debilidad de la muralla debida a desecación o adelgazamiento excesivo también puede contribuir al desarrollo de rajaduras del casco. La humedad es la clave para mantener la flexibilidad de la muralla y la suela. La muralla normal contiene aproximadamente un 25% de agua, mientras que la suela tiene alrededor de un 33% y la

Figura 5.81. Rajadura de pinza de espesor parcial que se de-sarrolló en un caballo con una concavidad en el sector dorsal de la muralla.

Figura 5.82. Rajadura de espesor completo en el cuarto, ape-nas posterior justo después del desbridamiento hasta la lámina sensitiva.

924 Capítulo 6

Las enfermedades de la región sacroilíaca son identi-ficadas cada vez más como causas de claudicaciones de bajo grado o falta de rendimiento.2,3,20 Estudios recientes mostraron que puede que no siempre esté comprome-tida la articulación sacroilíaca, pero los tejidos blandos adyacentes a las articulaciones de esta región pueden ser la causa de la enfermedad sacroilíaca.18,21,22

Las estructuras esqueléticas involucradas en las en-fermedades sacroilíacas incluyen los huesos pélvicos y la columna vertebral, en especial las articulaciones sacroilía-cas. En esta unión, hay dos articulaciones sinoviales, una en la carilla ilial con una delgada capa de fibrocartílago y otra en la carilla sacra con cartílago hialino (fig. 6.19).

En la cara ventral de la articulación sacroilíaca, el so-porte es provisto por varias estructuras ligamentosas, la cápsula articular en sí misma y una envoltura formada por pequeños ligamentos fibrosos conocidos como li-gamentos sacros ventrales.13 En la parte superior de los huesos pélvicos, se originan estructuras ligamentosas (denominadas ligamentos sacros dorsales) desde la tu-berosidad sacra. Ellas incluyen una rama ligamentosa larga, (parte larga) que se adhiere a las estructuras fibro-sas de la pelvis (el ligamento sacrociático) y una porción corta (parte corta) que se adhiere al sacro y las vértebras y ligamentos coccígeos (figs. 6.20 a 6.22). Desde la cara ventral del ala del ilion, el ligamento sacroilíaco interó-seo da soporte a la articulación sacroilíaca (fig. 6.23).10,13

ETIOLOGÍALos músculos del sector caudal de la columna vertebral

y la pelvis son los principales contribuyentes para la esta-bilidad de la región sacroilíaca. En la cara dorsal, los mús-culos glúteos medio y superficial y sus fascias dan soporte a la región sacroilíaca. En la cara caudal se encuentran los músculos semimembranoso y semitendinoso, y en la cara ventral de la pelvis están los músculos psoas, todos los cuales son importantes contribuyentes para lograr la estabilidad. En condiciones normales, los músculos de esta región mantienen la movilidad de las articulaciones sacroilíacas dentro de sus límites físicos. Sin embargo, cuando los músculos no tienen la suficiente fuerza para contrarrestrar las fuerzas externas que resultan de trau-mas masivos debidos a caídas, resbalones, rodadas, etc., se pueden producir daño primario de los ligamentos y trauma articular primario o secundario. La debilidad en estos músculos puede estar asociada con daño sacroilíaco, y puede tener muchas causas, que incluyen fatiga por téc-nicas de entrenamiento inapropiadas, sobreuso y lesiones por estrés repetido en caballos jóvenes que aún no han al-canzado el nivel deseado de rendimiento.17

La región pélvica no es una estructura rígida como pre-viamente se pensaba. Haussler y colaboradores,15 descu-brieron que hay una pequeña cantidad de deformación

ENFERMEDADES DE LA REGIÓN SACROILÍACA

Figura 6.19. Preparado anatómico que comprende la articu-lación sacroilíaca, la superficie articular del ala del ilion y fibro-cartílago. En el recuadro: superficie articular y cartílago hialino del sacro.

Figura 6.20. Esquema del ligamento sacro dorsal, incluidas la parte corta y la parte larga. (Dibujado por Maggie Hoffman. To-mado con permiso de Sacroiliac disease. En Current Therapy in Equine Medicine.6th ed., Robinson N.E., Sprayberry K.A. (eds). Elsevier, St. Louis, 2009; pg 484.)

Ligamento sacroilíaco dorsalParte corta

Parte larga

Claudicación asociada con el esqueleto axial 925

de las estructuras óseas pélvicas durante el ciclo de carga en movimiento, y que todas las estructuras involucradas (huesos, ligamentos y músculos) forman un complejo se-miflexible queda asistencia a la propulsión y transporta esta propulsión desde los miembros posteriores hacia la columna vertebral.11 Estos hallazgos hacen más fácil com-prender el gran impacto de la disfunción de las estructuras pélvicas en relación con la locomoción y el rendimiento.

Ocurren tres tipos diferentes de lesión en la región sa-croilíaca. En la experiencia del autor, las más frecuentes

son aquéllas que causan daño del ligamento sacro dorsal (la estructura de mayor envergadura y mayor posibili-dad de movimiento entre la tuberosidad sacra, el sacro y el ligamento sacrociático). Cuando el trauma de las estructuras ligamentosas de la región sacroilíaca es más intenso, los ligamentos sacros interóseos y los ligamen-tos sacros ventrales también pueden ser dañados, con la consecuente (sub)luxación de las articulaciones sacroi-líacas. El último tipo de lesión en esta región se produce cuando el daño es sostenido con osteoartritis resultante de la articulación sacroilíaca. En la experiencia del autor, esto ocurre sólo en el 5-10% de los casos de enfermedad sacroilíaca.

SIGNOS CLÍNICOS

Los propietarios o los jinetes de los caballos con pa-tología sacroilíaca pueden tener una gran diversidad de motivos de consulta, que incluyen reducción de la lon-gitud del paso en uno o ambos miembros posteriores,

Figura 6.23. Esquema de la región de la articulación sacroi-líaca y las estructuras ligamentosas adyacentes, cara craneal. 1, ligamentos sacros ventrales; 2, ligamentos sacroilíacos in-teróseos; 3, ligamentos sacros dorsales. (Dibujado por Maggie Hoffmann.)

Figura 6.21. Preparado anatómico del ligamento sacro dorsal, corte longitudinal.

Figura 6.22. Preparado anatómico del ligamento sacro dorsal (corte transversal).

Ligamento sacro dorsal

Sacro (apófisis espinosas)

Tuberosidad sacra

Ligamento sacro dorsal (parte larga)

Ligamento sacrociático

Ligamento sacro dorsal

Tuberosidad sacra

Tuberosidad sacra Sacro3

2

1

2

1

Ala del sacro

924 Capítulo 6

Las enfermedades de la región sacroilíaca son identi-ficadas cada vez más como causas de claudicaciones de bajo grado o falta de rendimiento.2,3,20 Estudios recientes mostraron que puede que no siempre esté comprome-tida la articulación sacroilíaca, pero los tejidos blandos adyacentes a las articulaciones de esta región pueden ser la causa de la enfermedad sacroilíaca.18,21,22

Las estructuras esqueléticas involucradas en las en-fermedades sacroilíacas incluyen los huesos pélvicos y la columna vertebral, en especial las articulaciones sacroilía-cas. En esta unión, hay dos articulaciones sinoviales, una en la carilla ilial con una delgada capa de fibrocartílago y otra en la carilla sacra con cartílago hialino (fig. 6.19).

En la cara ventral de la articulación sacroilíaca, el so-porte es provisto por varias estructuras ligamentosas, la cápsula articular en sí misma y una envoltura formada por pequeños ligamentos fibrosos conocidos como li-gamentos sacros ventrales.13 En la parte superior de los huesos pélvicos, se originan estructuras ligamentosas (denominadas ligamentos sacros dorsales) desde la tu-berosidad sacra. Ellas incluyen una rama ligamentosa larga, (parte larga) que se adhiere a las estructuras fibro-sas de la pelvis (el ligamento sacrociático) y una porción corta (parte corta) que se adhiere al sacro y las vértebras y ligamentos coccígeos (figs. 6.20 a 6.22). Desde la cara ventral del ala del ilion, el ligamento sacroilíaco interó-seo da soporte a la articulación sacroilíaca (fig. 6.23).10,13

ETIOLOGÍALos músculos del sector caudal de la columna vertebral

y la pelvis son los principales contribuyentes para la esta-bilidad de la región sacroilíaca. En la cara dorsal, los mús-culos glúteos medio y superficial y sus fascias dan soporte a la región sacroilíaca. En la cara caudal se encuentran los músculos semimembranoso y semitendinoso, y en la cara ventral de la pelvis están los músculos psoas, todos los cuales son importantes contribuyentes para lograr la estabilidad. En condiciones normales, los músculos de esta región mantienen la movilidad de las articulaciones sacroilíacas dentro de sus límites físicos. Sin embargo, cuando los músculos no tienen la suficiente fuerza para contrarrestrar las fuerzas externas que resultan de trau-mas masivos debidos a caídas, resbalones, rodadas, etc., se pueden producir daño primario de los ligamentos y trauma articular primario o secundario. La debilidad en estos músculos puede estar asociada con daño sacroilíaco, y puede tener muchas causas, que incluyen fatiga por téc-nicas de entrenamiento inapropiadas, sobreuso y lesiones por estrés repetido en caballos jóvenes que aún no han al-canzado el nivel deseado de rendimiento.17

La región pélvica no es una estructura rígida como pre-viamente se pensaba. Haussler y colaboradores,15 descu-brieron que hay una pequeña cantidad de deformación

ENFERMEDADES DE LA REGIÓN SACROILÍACA

Figura 6.19. Preparado anatómico que comprende la articu-lación sacroilíaca, la superficie articular del ala del ilion y fibro-cartílago. En el recuadro: superficie articular y cartílago hialino del sacro.

Figura 6.20. Esquema del ligamento sacro dorsal, incluidas la parte corta y la parte larga. (Dibujado por Maggie Hoffman. To-mado con permiso de Sacroiliac disease. En Current Therapy in Equine Medicine.6th ed., Robinson N.E., Sprayberry K.A. (eds). Elsevier, St. Louis, 2009; pg 484.)

Ligamento sacroilíaco dorsalParte corta

Parte larga

Claudicación asociada con el esqueleto axial 925

de las estructuras óseas pélvicas durante el ciclo de carga en movimiento, y que todas las estructuras involucradas (huesos, ligamentos y músculos) forman un complejo se-miflexible queda asistencia a la propulsión y transporta esta propulsión desde los miembros posteriores hacia la columna vertebral.11 Estos hallazgos hacen más fácil com-prender el gran impacto de la disfunción de las estructuras pélvicas en relación con la locomoción y el rendimiento.

Ocurren tres tipos diferentes de lesión en la región sa-croilíaca. En la experiencia del autor, las más frecuentes

son aquéllas que causan daño del ligamento sacro dorsal (la estructura de mayor envergadura y mayor posibili-dad de movimiento entre la tuberosidad sacra, el sacro y el ligamento sacrociático). Cuando el trauma de las estructuras ligamentosas de la región sacroilíaca es más intenso, los ligamentos sacros interóseos y los ligamen-tos sacros ventrales también pueden ser dañados, con la consecuente (sub)luxación de las articulaciones sacroi-líacas. El último tipo de lesión en esta región se produce cuando el daño es sostenido con osteoartritis resultante de la articulación sacroilíaca. En la experiencia del autor, esto ocurre sólo en el 5-10% de los casos de enfermedad sacroilíaca.

SIGNOS CLÍNICOS

Los propietarios o los jinetes de los caballos con pa-tología sacroilíaca pueden tener una gran diversidad de motivos de consulta, que incluyen reducción de la lon-gitud del paso en uno o ambos miembros posteriores,

Figura 6.23. Esquema de la región de la articulación sacroi-líaca y las estructuras ligamentosas adyacentes, cara craneal. 1, ligamentos sacros ventrales; 2, ligamentos sacroilíacos in-teróseos; 3, ligamentos sacros dorsales. (Dibujado por Maggie Hoffmann.)

Figura 6.21. Preparado anatómico del ligamento sacro dorsal, corte longitudinal.

Figura 6.22. Preparado anatómico del ligamento sacro dorsal (corte transversal).

Ligamento sacro dorsal

Sacro (apófisis espinosas)

Tuberosidad sacra

Ligamento sacro dorsal (parte larga)

Ligamento sacrociático

Ligamento sacro dorsal

Tuberosidad sacra

Tuberosidad sacra Sacro3

2

1

2

1

Ala del sacro