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    Adis clase media, adisLa recesin golpea con dureza al principal sustento del Estado de bienestar

    Ridiculizada por poetas y libertinos; idolatrada por moralistas; destinataria de los discursos depolticos, papas, popes y cuantos se suben alguna vez a un plpito en busca de votantes o deadeptos; adulada por anunciantes; recelosa de heterodoxias y huidiza de revoluciones; pilar defamilias y comunidades; principal sustento de las Haciendas pblicas y garante del Estado de

    bienestar. La clase media es el verdadero rostro de la sociedad occidental.

    En un mundo globalizado, en el que hasta en el ms msero pas siempre se puede encontrar aalguien con suficientes medios para darse un paseo espacial, slo la preeminencia de la clase media

    distingue los Estados llamados desarrollados del resto. Los pases dejan de ser pobres no por elpuesto que ocupan sus millonarios en el rankingde los ms ricos -de ser as, Mxico o la Indiaestaran a la cabeza del mundo dada la fortuna de sus potentados-, sino por la extensin de su clasemedia.

    Pero parece que la clase media est en peligro o, al menos, en franca decadencia. Eso piensanmuchos socilogos, economistas, periodistas y, lo que es ms grave, cada vez ms estadsticos.Como los dinosaurios, esta "clase social de tenderos" -como la calificaban despectivamente los

    aristcratas de principios de siglo XX- an domina la sociedad, pero la actual recesin puede ser elmeteorito que la borre de la faz de la Tierra. Siguiendo con la metfora, el proceso no serinstantneo sino prolongado en el tiempo, pero inevitable.

    La nueva clase dominante que la sustituya bien pudieran ser los pujantes mileuristas, los que gananmil euros al mes. Tal y como sucedi cuando los mamferos sustituyeron a sus gigantes antecesores,los mileuristas tienen una mayor capacidad de adaptacin a circunstancias difciles. Tambin seadaptan los pobres, pero no dejan de ser excluidos, mientras que los mileuristas son integradores dela masa social. Por eso se estn extendiendo por todas las sociedades desarrolladas.

    El mileurismo -un trmino inventando por la estudiante Carolina Alguacil, que escribi una carta aldirector de EL PAS en agosto de 2005 para quejarse de su situacin laboral- ha dejado de ser unterreno exclusivo para jvenes universitarios recin licenciados que tienen que aceptar bajossalarios para hacerse con un currculo laboral. En los ltimos aos ha incorporado a obreroscualificados, parados de larga duracin, inmigrantes, empleados, cuarentones expulsados del

    mercado laboral y hasta prejubilados. Se estima que en Espaa pueden alcanzar en torno a los docemillones de personas.

    Su popularidad es tan creciente que ya hay varios libros dedicados exclusivamente a losmileuristas, tienen web propia y hasta pelcula. Se llama Generazione 1.000 euro, una produccin

    italiana que se acaba de estrenar. Cuenta la historia de un joven licenciado en matemticas quemalvive en una empresa de mercadotecnia y se enamora de otra mileurista. Basa su argumento en ellibro con el mismo ttulo que triunf gracias a las descargas gratuitas de Internet (la gratuidad de laRed es una de las pocas vlvulas de escape de los mileuristas).

    Hasta los polticos comienzan a mirar hacia ellos. Las medidas anunciadas por el presidente delGobierno, Jos Luis Rodrguez Zapatero, en el debate del estado de la nacin, aunque luego

    descafeinadas, parecen ser las primeras especialmente diseadas para mileuristas: equiparar lasayudas al alquiler, eliminar para las rentas medias la desgravacin de la vivienda (el pisito, iconode la clase media espaola!), bonos de transportes desgravables y, sobre todo, mster gratis sin

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    lmite para graduados en paro. Msteres, estudios de posgrado, doctorados, idiomas..., el signo deidentidad de estageneracin Peter Pan, dicen que la mejor preparada de la historia pero cuya edadmedia de emancipacin del hogar familiar est a punto de alcanzar los 30 aos.

    La estadstica da cuenta cada vez de forma ms fehaciente de la pujanza del mileurismo frente a la

    bendita clase media. Uno de los datos ms reveladores se encuentra en la Encuesta de EstructuraSalarial del Instituto Nacional de Estadstica (INE), un informe cuatrienal pero que desnuda larealidad sociolaboral como ninguna otra. Segn la misma, el sueldo medio en Espaa en 2006(ltima vez que se realiz) era de 19.680 euros al ao. Cuatro aos antes, en 2002, era de 19.802euros. Es decir, que en el periodo de mayor bonanza de la economa espaola, los sueldos no slono crecieron, sino que cayeron, ms an si se tiene en cuenta la inflacin.

    Si nos remontamos a 1995, la primera vez que se llev a cabo la encuesta, la comparacin es anms desoladora. El salario medio en 1995 era de 16.762 euros, por lo que para adecuarse a la subidade precios experimentada en la ltima dcada, ahora tendra que situarse en torno a los 24.000euros. Se trata del sueldo medio, que incluye el de los que ms ganan. Por eso convendra tener encuenta otro dato ms esclarecedor: la mitad de los espaoles gana menos de 15.760 euros al ao, esdecir, son mileuristas.

    Los sueldos se han desplomado pese a la prosperidad econmica e independientemente del signopoltico del partido en el poder en los ltimos aos (desde 1995 han gobernado sucesivamentePSOE, PP y nuevamente PSOE). La riqueza creada en todos esos aos ha ido a incrementar

    principalmente las llamadas rentas del capital.

    Algunos dan definitivamente por muerta la clase media. Es el caso del periodista Massimo Gaggi ydel economista Eduardo Narduzzi, que en su libro El fin de la clase media y el nacimiento de la

    sociedad de bajo coste (Lengua de Trapo) vaticinaban la aparicin de un nuevo sistema socialpolarizado, con una clase tecncrata reducida y crecientemente ms rica en un extremo, y en el

    otro un "magma social" desclasado en que se confunden las antiguas clases media y baja, definidas

    por una capacidad de consumo muy limitado, a imagen y semejanza de los productos y serviciosque les ofrecen las compaas low cost(bajo coste) como Ikea, Ryanair, Mc Donald's, Zara o Skype.

    "Nosotros hablbamos de la aparicin de una clase de la masa, es decir, de una dimensin social sinclasificacin que de hecho contiene todas las categoras, con excepcin de los pobres, que estnexcluidos, y de los nuevos aristcratas. La clase media era la accionista de financiacin del Estadode bienestar, y su desaparicin implica la crisis del welfare state,porque la clase de la masa ya notiene inters en permitir impuestos elevados como contrapartida poltica que hay que conceder a laclase obrera, que tambin se ha visto en buena parte absorbida por la clase de la masa.

    La sociedad que surge es menos estable y, como denuncibamos, potencialmente ms atrada

    por las alarmas polticas reaccionarias capaces de intercambiar mayor bienestar por menosdemocracia. Tambin es una sociedad sin una clara identidad de valores compartidos, por lotanto, es oportunista, consumista y sin proyectos a largo plazo", sealan los autores a ELPAS.

    El declive de la clase media se extiende por todo el mundo desarrollado. En Alemania, por ejemplo,un informe de McKinsey publicado en mayo del ao pasado, cuando lo peor de la crisis estaba an

    por llegar, revelaba que la clase media -definida por todos aquellos que ganan entre el 70% y el150% de la media de ingresos del pas- haba pasado de representar el 62% de la poblacin en 2000al 54%, y estimaba que para 2020 estara muy por debajo del 50%.

    En Francia, donde los mileuristasse denominan babylosers (bebs perdedores), el paro entre los

    licenciados universitarios ha pasado del 6% en 1973 al 30% actual. Y les separa un abismo salarialrespecto a la generacin de Mayo del 68, la que hizo la revolucin: los jvenes trabajadores quetiraban adoquines y contaban entonces con 30 aos o menos slo ganaban un 14% menos que sus

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    compaeros de 50 aos; ahora, la diferencia es del 40%.En Grecia, los mileuristas estn an peor,ya que su poder adquisitivo slo alcanza para que les llamen "la generacin de los 700 euros".

    En Estados Unidos, el fenmeno se asocia metafricamente a Wal-Mart, la mayor cadena dedistribucin comercial del mundo, que da empleo a 1,3 millones de personas, aplicando una polticade bajos precios a costa de salarios nfimos -la hora se paga un 65% por debajo de la media del

    pas-, sin apenas beneficios sociales y con importaciones masivas de productos extranjeros baratosprocedentes de mercados emergentes, que estn hundiendo la industria nacional. La walmartizacinde Estados Unidos ha sido denunciada en la anterior campaa presidencial tanto por los demcratascomo por los republicanos. El presidente Barak Obama cre por decreto la Middle Class TaskForce, el grupo de trabajo de la clase media, que integra a varias agencias federales con el objeto dealiviar la situacin de un grupo social al que dicen pertenecer el 78% de los estadounidenses. Elgrupo tiene su propia pgina web y su lema: "Una clase media fuerte es una Amrica fuerte".

    Hacen falta ms que lemas para salir de la espiral que ha creado la recesin y que arrastra en suvrtice a una clase media debilitada hacia el mileurismo o tal vez ms abajo. En Nueva York, 1,3millones de personas se apuntaron a la sopa boba de los comedores sociales en 2007. Apenas un aodespus, tres millones de neoyorquinos eran oficialmente pobres.

    Los pobres limpios, como se denomina a los que han descendido desde la clase media, tambincomienzan a saturar los servicios sociales en Espaa. Las peticiones de ayuda en Critas han

    aumentado un 40%, y el perfil social del demandante empieza a cambiar: padre de familia, varn,en paro, 40 aos, con hipoteca, que vive al da y que ha agotado las prestaciones familiares.

    Con el propsito de tranquilizar a la poblacin, los dirigentes han comenzado a hablar de "brotesverdes" para designar los primeros signos de recuperacin. Pero sta no es una crisis cualquiera.Howard Davidowitz, economista y presidente de una exitosa consultora, se ha convertido en unaestrella meditica en Estados Unidos al fustigar sin piedad el optimismo de la Administracin deObama. "Estamos hechos un lo y el consumidor es lo suficientemente listo para saberlo. Con este

    panorama econmico, el consumidor que no se haya petrificado es que es un maldito idiota. Esta

    crisis har retroceder al pas al menos diez aos y la calidad de la vida nunca volver a ser lamisma".

    La marcada frontera que separaba la clase media de la exclusin y de los pobres se estderrumbando a golpes de pica como lo hizo el muro de Berln, y algunos se preguntan si tal vez la

    cada del teln de acero no haya marcado el inicio del fin de conquistas sociales y laborales que

    costaron siglos (y tanta sangre), una vez que el capitalismo se encontr de repente sin enemigo.

    Al margen de especulaciones histricas, lo cierto es que la desigualdad crece. En Espaa, laEncuesta de Condiciones de Vida, realizada en 2007 por el INE, sealaba que casi 20 de cada 100

    personas estaban por debajo del umbral de la pobreza. El ltimo informe FOESSA sobre exclusiny desarrollo social en Espaa, de Critas, resaltaba que hay un 12,2% de hogares "pobres

    integrados", esto es, sectores integrados socialmente pero con ingresos insuficientes y con altoriesgo de engrosar las listas de la exclusin. Su futuro es ms incierto que nunca, y muchos hablande un lento proceso de desintegracin del actual Estado de bienestar.

    Otros expertos son mucho ms optimistas y descartan que se pueda hablar del fin de clase media."Es una afirmacin excesivamente simplista que obvia algunos de los grandes avances que haregistrado la sociedad espaola en el largo plazo. Las crisis comienzan perjudicando a los hogarescon menores ingresos y menor nivel formativo, para extender posteriormente sus efectos al resto degrupos. Y aunque mantenemos niveles de desigualdad considerablemente elevados en el contextoeuropeo estamos todava lejos de ser una sociedad dual", seala Luis Ayala, profesor de EconomaAplicada de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los autores del informe FOESSA.

    El catedrtico de Estructura Econmica Santiago Nio Becerra ha saltado a la fama editorial por sulibroEl crash de 2010 (Los Libros del Lince), en el que afirma que la crisis no ha hecho ms queempezar y que ser larga y dura. A la pregunta de cmo va a afectar esta debacle a la clase media,

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    contesta: "El modelo de proteccin social que hemos conocido tiende a menos-menos porque yaha dejado de ser necesario, al igual que lo ha dejado de ser la clase media: ambos hancumplido su funcin.

    La clase media actual fue inventada tras la II Guerra Mundial en un entorno posblico, con lamemoria an muy fresca de la miseria vivida durante la Gran Depresin y con una Europa deshechay con 50 millones de desplazados, y lo ms importante: con un modelo prometiendo el parasodesde la otra orilla del Elba.

    La respuesta del capitalismo fue muy inteligente (en realidad fue la nica posible, como suelesuceder): el Estado se meti en la economa, se propici el pleno empleo de los factores

    productivos, la poblacin se puso a consumir, a ahorrar y, tachn!, apareci la clase media, queempez a votar lo correcto: una socialdemocracia lighty una democracia cristiana conveniente;

    para acabar de completar la jugada, esa gente tena que sentirse segura, de modo que no deseasems de lo que se le diese pero de forma que eso fuese mucho en comparacin con lo que habatenido: sanidad, pensiones, enseanza, gasto social... que financiaban con sus impuestos y con la

    pequea parte que pagaban los ricos (para ellos se inventaron los parasos fiscales).

    Todo eso ya no es necesario: ni nadie promete nada desde la otra orilla del Elba, ni hay queconvencer a nadie de nada, ni hay que proteger a la poblacin de nada: hay lo que hay y habr loque habr, y punto. Por eso tampoco son ya necesarios los parasos fiscales: qu impuestos

    directos van a tener que dejar de pagar los ricos si muchos de ellos van a desaparecer y si lamayora de los impuestos de los que quieren escapar van a ser sustituidos por gravmenes

    indirectos?".

    Y es que frente a la extendida idea de que la mejor forma de favorecer el bienestar es conseguir

    altas tasas de crecimiento y de creacin de empleo, en los momentos de mxima creacin deempleo la desigualdad no disminuy. Al contrario, desde el primer tercio de los aos noventa la

    pobreza no ha decrecido. Los salarios crecen menos que el PIB per cpita. El ltimo informe

    mundial de salarios de la Organizacin Internacional de Trabajo (OIT) destaca que entre 2001 y

    2007 crecieron menos del 1,9% en la mitad de los pases. En Espaa, el aumento real fue casi cero,como en Japn y Estados Unidos. Para 2009, la OIT pronostica que los salarios crecern slo un0,5%.

    En Espaa hay un dato an ms revelador del vrtigo que siente la clase media cuando se asoma alabismo de inseguridad que le ofrece esta nueva etapa del capitalismo. El nmero de familias quetiene a todos sus miembros en paro ha sobrepasado el milln. Y peor an, la tasa de paro de la

    persona de referencia del hogar -la que aporta ms fondos y tiene el trabajo ms estable- est ya enel 14,5%, muy similar a la del cnyuge o pareja (14,4%), cuyo sueldo se toma como un ingresoextra, mientras que la de los hijos se ha disparado cinco puntos en el primer trimestre y est en el26,8%.

    Luis Ayala constata que, por primera vez desde mediados de los aos noventa, al inicio de esta crisishemos asistido a tres cambios claramente diferenciales respecto al modelo distributivo en vigor enlas tres dcadas anteriores: la desigualdad y la pobreza dejaron de reducirse (aunque noaumentaron) por primera vez desde los aos sesenta; por primera vez en muchos aos ladesigualdad no disminuy en un contexto de crecimiento econmico, y a diferencia de lo quesucedi con la mayora de los indicadores macroeconmicos (PIBper cpita, dficit pblico,desempleo, etctera), durante este periodo se ampli el diferencial con la UE desde el punto de vistade desigualad.

    "Si en un tiempo de mareas altas no disminuy la desigualdad, cabe contemplar con certeza suposible aumento en un periodo de mareas bajas. La evidencia que muestran varios estudios de ciertaconexin entre determinadas manifestaciones del desempleo y la desigualdad y la pobreza obligan,inevitablemente, a pensar en un rpido aumento de la desigualdad y de las necesidades sociales. As,

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    tanto el nmero de hogares en los que todos los activos estn en paro como la tasa de paro de lapersona principal del hogar son variables ms relacionadas con la desigualdad que los cambios enlas cifras agregadas de empleo.La informacin ms reciente que ofrece la EPA deja pocas dudas:en ninguno de los episodios recesivos anteriores crecieron tan rpido ambos indicadores, por lo

    que cabe pensar en aumentos de la desigualdad y de la pobreza monetaria muy superiores a los de

    cualquier otro momento del periodo democrtico", afirma Ayala.

    En efecto, estos datos demolen en parte el viejo bastin espaol frente a la crisis: el colchnfamiliar. Cmo van a ayudar los padres a los hijos si comienzan a ser los grandes protagonistas

    del drama del desempleo? El profesor Josep Pijoan-Mas, del Centro de Estudios Monetarios yFinancieros (CEMFI), en el artculoRecesin y crisis (EL PAS, 15 de marzo), observaba una

    preocupante similitud entre esta recesin y la de 1991-1994, cuando el paro trep hasta el 24%.

    "Los datos muestran que el aumento de la desigualdad en el mbito individual se amplifica cuandoagrupamos los datos por hogares. Esto sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la familiano es un buen mecanismo de seguro en Espaa: cuando un miembro del hogar experimentadescensos de renta, lo mismo sucede al resto de miembros del hogar", indica.

    Afirmar a simple vista que, por primera vez desde la II Guerra Mundial (la Guerra Civil en

    Espaa), las nuevas generaciones vivirn peor que la de sus padres puede parecer osado. Nuncatantos jvenes estudiaron en el extranjero (gracias a las becas Erasmus), viajaron tanto (gracias a

    las aerolneas low cost) o prolongaron tanto su formacin .

    Pero se trata de una sensacin de riqueza ilusoria, apegada al parasitismo familiar. El nmero dejvenes espaoles que dispone de una independencia econmica plena disminuy desde el 24% en2004 al 21% en 2008, segn el ltimo informe del Instituto de la Juventud (Injuve).El proceso es

    general en toda Europa. El nmero de "viejos estudiantes" ha crecido a un ritmo vertiginoso en losltimos aos. As, el 15% del total de estudiantes de la Unin Europea (entendiendo por tales los

    que dedican todo su tiempo a la formacin) tiene ya ms de 30 aos, segn el Informe de la

    Juventud de la Comisin Europea de abril pasado.

    Cuando esos maduros estudiantes se incorporan al mercado laboral les esperan contratostemporales, tal vez para siempre. Y es que segn el informe de la UE, el porcentaje de personas quetena un contrato temporal y no poda encontrar uno fijo se incrementa con la edad. Del 37%, entrelos 15 a los 24 aos, hasta el 65%, entre los 25 los 29.Atrapados en la temporalidad de por vida,van desengandose de encontrar algo mejor a medida que envejecen. Muchos cuando rondan la

    treintena ya estn resignados a su suerte.

    "Desde luego es la generacin que menos periodos de adultez va a tener. Pueden entrar en elmercado laboral a los 33 aos y encontrarse con un ERE a los 50 o directamente con la

    prejubilacin. El problema es que ofertamos puestos de trabajo que puede hacer cualquiera. Poreso, curiosamente, los jvenes van a responder a la crisis dependiendo de las posibilidades que

    tengan de esperar y formarse adecuadamente. Y en eso es decisivo el poder adquisitivo de lospadres y su nivel educativo", seala el socilogo Andreu Lpez, uno de los autores del ltimoinforme de Injuve.

    El drama laboral no slo lo sufren los jvenes. Puede que los miles de trabajadores que estnperdiendo su empleo vuelvan al mercado laboral cuando la crisis escampe, pero no con las mismascondiciones. Por ejemplo, la ingente masa laboral de la construccin que ha sostenido la economaespaola deber ocuparse en otros sectores. "Todo lo que aprendieron a hacer trabajando en losltimos aos les valdr de poco o nada. Por tanto, no es de esperar que sus salarios sean muy altoscuando encuentren nuevos empleos. De hecho, la evidencia emprica disponible para EstadosUnidos muestra que los desempleados ganan menos cuando salen de un periodo de desempleo y que

    dicha prdida salarial es mayor cuanto ms largo ha sido el periodo de desempleo", indicaba elprofesor Pijoan-Mas.

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    Los gobernantes han encontrado un blsamo de Fierabrs contra el paro y la precariedad laboral:innovacin y ecologa. Los empleos que nos sacarn de la crisis estarn basados en el I+D+i. Es loque Zapatero ha llamado el nuevo modelo productivo. Sin contar con que los sectores tecnolgicosno son muy intensivos en mano de obra, la premisa parte en cierta forma de una falacia: la de pensarque los pases emergentes se quedaran parados mientras convertimos los cortijos andaluces enfactoras de chips ultraconductores y laboratorios genticos.

    La globalizacin tambin ha llegado al I+D+i. La India, por ejemplo, produce 350.000 ingenieros alao (los mejores ensoftware de todo el mundo), anglfonos y con un salario medio de 15.000dlares al ao, frente a los 90.000 que ganan en Estados Unidos. Por su parte, China est a punto deconvertirse en el segundo inversor mundial en I+D. "Cuando despertemos de la crisis en Europa,descubriremos que en la India y en China producen muchas ms cosas que antes", avisa MicheleBoldrin, catedrtico de la Washington University.

    Ante este clima de inseguridad y falta de perspectivas, no es de extraar que el 45,8% de losparados est considerando opositar y el 14,6% ya est preparando los exmenes, segn una encuestade Adecco. Ser funcionario se ha convertido en el sueo laboral de cualquier espaol, y puede ser elltimo reducto de la clase media. El nico peligro es que su factura es crecientemente alta para un

    pas en el que se desploman los ingresos por cotizaciones sociales y por impuestos ligados a laactividad y a la renta. La ltima EPA refleja que los asalariados pblicos han crecido en un ao en116.200 personas, sobrepasando por primera vez la cifra de tres millones.

    El coste total de sus salarios alcanzar este ao los 103.285 millones de euros, segn datos delMinisterio de Poltica Territorial. Cada funcionario le cuesta a cada habitante 2.400 euros, el doblesi consideramos slo a los asalariados. Puede permitirse una economa tan maltrecha una nmina

    pblica que consume el equivalente al 10% de la riqueza nacional en un ao?

    Un panorama tan sombro para amplias capas de la poblacin puede sugerir que pronto se vivirnenormes convulsiones sociales. Algunos advierten de un resurgimiento de movimientos radicales,como el neofascismo. Por el momento, nada de eso se ha producido. Las huelgas generalesconvocadas por los sindicatos tradicionales en pases como Francia o Italia no han tenidoconsecuencia alguna, porque los ms damnificados -parados y mileuristas- no se sientenrepresentados por ellos.

    En Espaa, ni siquiera se han convocado paros. Y los llamados sindicatos de clase van de la manodel Gobierno al Primero de Mayo e invitan al lder de la oposicin a sus congresos. Un marcodemasiado amigable con el poder poltico teniendo detrs cuatro millones de parados y casi untercio de los asalariados con contrato temporal.

    Puede que no sea muy romntico advertir de que, tampoco esta vez, seremos testigos de una

    revolucin, pero es muy probable que la cada del bienestar se acepte con resignacin, sin grandesalgaradas, ante la indiferencia del poder poltico, que llevar sus pasos hacia la poltica-espectculo,muy en la lnea de algunas apariciones de Silvio Berlusconi o Nicolas Sarkozy, cuya vida socialtiene ms protagonismo en los medios de comunicacin que las medidas que adoptan comoresponsables de Gobierno.

    En esa lnea, Santiago Nio Becerra considera que hoy por hoy "la ideologa prcticamente hamuerto", y gradualmente, evolucionaremos hacia un sistema poltico en el que un grupo de tcnicostomar las decisiones y "la gente, la poblacin, cada vez tendr menos protagonismo.

    "Conceptos como funcionarios, jubilados, desempleados, subempleados, mileuristas,undermileuristas irn perdiendo significado. Con bastante aceleracin se ir formando un grupo de

    personas necesarias que contribuirn a la generacin de un PIB cuyo volumen total decrecer enrelacin al momento actual, personas con una muy alta productividad y una elevada remuneracin(razn por la cual su PIBper cpita ser mucho ms elevado que el actual), y el resto, un resto

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    bastante homogneo, con empleos temporales cuando sean necesarios, dotados de un subsidio desubsistencia (el nombre poco importa) que cubra sus necesidades mnimas a fin de complementarsus ingresos laborales. La recuperacin vendr por el lado de la productividad, de la eficiencia, de latecnologa necesaria; pero en ese trinomio muy poco factor trabajo es preciso. Pienso que lasociedadpost crash ser una sociedad de insiders y outsiders: de quienes son necesarios paragenerar PIB y de quienes son complementarios o innecesarios".

    Una impresin bastante similar a la de los italianos Gaggi y Narduzzi que, en su ltimo libro, Elpleno desempleo (Lengua de Trapo, 2009), dibujan un marco sociolaboral sin beneficioscontractuales, baby boomers (la generacin que ahora tiene entre 40 y 60 aos) resistindose a

    jubilarse, contratos temporales de servicios y autnomos sin seguridad. Y pese a todo, una masasocial amorfa y resignada.

    "La masa del siglo XXI es una forma social figurada no material en el sentido de que no es fcil verlas concretas manifestaciones polticas o sociales en la calle, mientras que es normal identificarconductas o comportamientos masificados como la utilizacin de Google o la pasin por el iPhone.Esto significa que cuatro millones de desempleados son hoy menos peligrosos de lo que lo eran en1929, porque no hay una ideologa poltica que contextualmente cohesione y aglutine el malestar y

    la disensin. Y tambin los sindicatos se han debilitado. La crisis actual rechaza amablemente loque decamos en nuestro ensayo del ao pasado: el mercado de trabajo se desestructura y seflexibiliza hasta el punto de que aparecen como desocupados de hecho la mayora de lostrabajadores. Es el triunfo del factor de la produccin capital, que aparentemente est en crisis, peroque en realidad se aprovecha de la crisis para dar el empujn final a las ltimas, y pocas, certezas delos trabajadores", sealan.

    Hace cuatro aos, Carolina Alguacil hizo una definicin precisa y certera cuando acu el

    trmino de mileurista. "Es aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, msteres y cursillos

    (...) que no gana ms de mil euros. Gasta ms de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le

    gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al da... A veces es

    divertido, pero ya cansa". Si hubiera que reescribir ahora esa definicin slo habra que aadir:"El mileurista ha dejado de tener edad. Gana mil euros, no ahorra, vive al da de trabajos

    espordicos o de subsidios y, pese a todo, no se rebela".

    Objetivo: la 'generacin tapn'

    Internacionalmente se les conoce como baby boomers. En Espaa, le llaman generacin tapn y

    abarca a los nacidos en las dcadas de los cincuenta y sesenta, coincidiendo con un boom de la

    natalidad. Acaparan casi todos los puestos de responsabilidad en la poltica, los negocios e,incluso, la vida cultural, taponando el acceso a las nuevas generaciones, se supone que mejor

    formadas.En el plano laboral, ocupan los trabajos fijos, mejor pagados, protegidos por derechos laborales ysindicatos poderosos, mientras los mileuristas sufren la precariedad y la temporalidad. Lostrabajadores con un contrato temporal tuvieron un salario medio anual inferior en un 32,6% al delos indefinidos (Encuesta Estructura Salarial 2006).

    Pero no todos los cuarentones son triunfadores o acomodados padres de familia. Tambin ellossufren su propia dualidad. Los salarios entre ejecutivos y empleados se han agrandado en losltimos aos. El salario anual de los directores de empresas de ms de diez trabajadores fue superioren un 206,6% al salario medio en 2006.

    En tiempos de recesin, los ojos se vuelven hacia ellos. Adems de ser el objetivo de los ERE,bajadas de salarios o el recorte de prestaciones, los baby boomers sern los principalespaganos consus impuestos del creciente endeudamiento que estn acometiendo los Estados para sortear la crisis.

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    Y eso sin contar la amenaza de la inviabilidad de sus pensiones cuando lleguen a la edad dejubilacin, de la que no paran de advertir los malos augures como el FMI. Pero adems de unacarga laboral son tambin el principal sostn del consumo. As que cuidado con quitar el tapn, novaya a ser que se vaya el gas...

    http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Adios/clase/media/adios/

    http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Adios/clase/media/adios/http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/Adios/clase/media/adios/
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    "Brother, Can You Spare a Dime," lyrics by Yip Harburg, music by Jay Gorney (1931)

    "Hermano, puedes darme un cntimo"

    Solan decirme que estaba construyendo un sueo, as que sigui a la multitud,Cuando no haba tierra para arar, o armas soportar, siempre fui all a la derecha en el trabajo.Solan decirme que estaba construyendo un sueo, con la paz y la gloria por delante,

    Por qu debo estar de pie en la fila, esperando por el pan?Una vez constru una carretera, la hice funcionar, hizo carrera contra el tiempo.Una vez constru un ferrocarril, ahora se hace. Hermano, puedes darme un cntimo?Una vez constru una torre, hasta el sol, el ladrillo, y remache y cal;

    Una vez constru una torre, ahora se hace. Hermano, puedes darme un cntimo?

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    Una vez en juegos de color caqui, caramba buscamos oleaje, Lleno de Dum Yankee Doodly,Medio milln de botas sali arrastrndose por el infierno,Y yo era el chico con el tambor!

    Oye, no te acuerdas, me llamaron de Al, fue Al todo el tiempo.Por qu no te acuerdas, yo soy tu amigo? Buddy, puedes darme un cntimo?

    Una vez en juegos de color caqui, caramba buscamos oleaje,Lleno de Dum Yankee Doodly, Medio milln de botas sali arrastrndose por el infierno,

    Y yo era el chico con el tambor!

    Oye, no te acuerdas, me llamaron de Al, fue Al todo el tiempo.Oye, no te acuerdas, yo soy tu amigo? Buddy, puedes darme un cntimo?

    Cancin popular americana de los aos de la Gran Depresin.