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Dr. Justo L. González ADVIENTO Unidad 2: Evidencias del Mesías Lección 8: Su invitación Texto Áureo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Mateo 11.28 Cita Bíblica: Mateo 11.25-30 Fecha Sugerida: Enero 20 INTRODUCCIÓN Si alguien nos preguntara sobre las características de la vida en nuestro tiempo, no tardaría mucho antes de que alguien dijera, “el estrés”. No cabe duda de que esto es en parte resultado del trajín de la vida hoy, ni de que se hace más agudo en los países donde han llegado la industrialización y el “desarrollo” económico. Prueba de ello es que, en lugar de usar palabras en español como “angustia” o “ansiedad”, hemos tomado una palabra del inglés (stress) y le hemos dado forma española: “estrés”. Lo que es más, el sentido original de la palabra inglesa “stress” es “tensión”, y sin embargo sentimos que no basta con decir que vivimos en tiempos de tensión, sino que decimos más bien que vivimos en tiempos de estrés. En resumen, el hecho mismo de que tomamos una palabra inglesa indica que estamos ante un fenómeno de la vida moderna, y en particular de esa vida tal como se vive en los países más industrializados, como son los Estados Unidos. Pero, aunque el estrés presente nos parezca más agudo que el de generaciones anteriores, el hecho es que el estrés es parte inevitable de la condición humana. Vivimos siempre en la incertidumbre, ante toda una serie de posibles amenazas y daños. Y, sobre todo, sabemos que por mucho que nos esforcemos nos espera la muerte. Por naturaleza, queremos salvar nuestras vidas; pero sabemos que al fin y al cabo, por mucho que nos esforcemos, las perderemos. Cuando así se le mira, la condición humana es, como dijera en filósofo del siglo veinte, la de un náufrago que sabe que no tiene salvación posible, pero sigue nadando tratando de evitar lo inevitable. Las gentes en tiempos de Jesús también vivían bajo estrés. Estaba no sólo el estrés inevitable de la condición humana, sino además 1

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Dr. Justo L. Gonzlez

Dr. Justo L. GonzlezADVIENTO

Unidad 2: Evidencias del MesasLeccin 8: Su invitacinTexto ureo: Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descansar. Mateo 11.28Cita Bblica: Mateo 11.25-30Fecha Sugerida: Enero 20

INTRODUCCINSi alguien nos preguntara sobre las caractersticas de la vida en nuestro tiempo, no tardara mucho antes de que alguien dijera, el estrs. No cabe duda de que esto es en parte resultado del trajn de la vida hoy, ni de que se hace ms agudo en los pases donde han llegado la industrializacin y el desarrollo econmico. Prueba de ello es que, en lugar de usar palabras en espaol como angustia o ansiedad, hemos tomado una palabra del ingls (stress) y le hemos dado forma espaola: estrs. Lo que es ms, el sentido original de la palabra inglesa stress es tensin, y sin embargo sentimos que no basta con decir que vivimos en tiempos de tensin, sino que decimos ms bien que vivimos en tiempos de estrs. En resumen, el hecho mismo de que tomamos una palabra inglesa indica que estamos ante un fenmeno de la vida moderna, y en particular de esa vida tal como se vive en los pases ms industrializados, como son los Estados Unidos.Pero, aunque el estrs presente nos parezca ms agudo que el de generaciones anteriores, el hecho es que el estrs es parte inevitable de la condicin humana. Vivimos siempre en la incertidumbre, ante toda una serie de posibles amenazas y daos. Y, sobre todo, sabemos que por mucho que nos esforcemos nos espera la muerte. Por naturaleza, queremos salvar nuestras vidas; pero sabemos que al fin y al cabo, por mucho que nos esforcemos, las perderemos. Cuando as se le mira, la condicin humana es, como dijera en filsofo del siglo veinte, la de un nufrago que sabe que no tiene salvacin posible, pero sigue nadando tratando de evitar lo inevitable.Las gentes en tiempos de Jess tambin vivan bajo estrs. Estaba no slo el estrs inevitable de la condicin humana, sino adems el estrs de la condicin poltica, social y econmica del pas. En medio de ese estrs, Jess les dijoy nos dicevenid a m todos los que ests trabajados y cargados, y yo os har descansar.

PROPSITOEn esta leccin nuestro propsito ser ver cmo la fe y confianza en Jesucristo nos ayudan a llevar las ms pesadas cargas y a enfrentarnos a los ms difciles problemasincluso el estrs. Veremos cmo todo esto se relaciona con y se fundamenta en el seoro universal del Dios a quien servimos. En medio de una vida constantemente acosada por el estrs, Jesucristo tiene respuesta y ayuda. Es a esto que Jess invita a sus discpulos.

VOCABULARIO BBLICOEn el texto que estudiamos hoy encontramos unas palabras que aparecen repetidamente en la Biblia, pero a las que apenas prestamos atencin. Se trata de la frase el cielo y la tierra, en el v. 25. Estas palabras se encuentran, no solo en pasajes bblicos como Gnesis 1.1, sino tambin en varios de los antiguos credos de la iglesia. As, por ejemplo, el Credo Apostlico dice: creador del cielo y de la tierra. Lo que frecuentemente no notamos es que esto es un modo de decir absolutamente todo. Decir que Dios es creador del cielo y de la tierra quiere decir que no hay nadani la ms lejana galaxia ni la nfima partcula subatmica, que no haya sido creado por Dios. No hay unas cosas buenas y otras cosas malas. Todas son creacin de Dios, y por tanto todas son buenas. S hay cosas mal usadas, cosas fuera de sitio; pero no hay nada que no sea creacin de Dios.De igual modo, en el pasaje de hoy, la frase Seor del cielo y de la tierra quiere decir que nada hay que escape al seoro de Dios. Aun cuandocomo vimos la semana pasadahay poderes del mal que se oponen a los designios divinos, en ltima instancia tales poderes existen solamente porque Dios se lo permite, y a la postre sern vencidos. La lucha es real, pero la victoria es indiscutible.En el pasaje que estudiamos hoy, estas palabras sirven para poner todo lo que Jess dice en su contexto correcto. Jess no se est refiriendo a algo que sea unas veces cierto y otras no, sino a algo que es universalmente cierto. El Dios a quien Jess aqu alaba como Padre es Seor del cielo y de la tierra, y por tanto no hay cosa alguna, ni momento alguno, ni lugar alguno, ni problema alguno, que est fuera de su alcance.

BOSQUEJO DE LA LECCIN

I. La soberana universal de DiosII. El Dios que se esconde de los entendidos y se revela a los niosIII. Jess lleva nuestro yugoIV. Llevar los yugos de los dems

RECOMENDACIONES EDUCATIVASEl tema del estrs no necesita que hagamos mucho por despertar la atencin de las personas. El estrs est tan generalizado, que no es necesario convencer a nadie de que es importante, agobiante y doloroso.Un modo de presentar la leccin de hoy puede ser empezar por preguntarle a la clase cules son algunas de las causas y manifestaciones del estrs. Las respuestas sern muy variadas: la inseguridad econmica, el paso tan agitado de la vida, el temor por la salud propia o de otras personas, el crimen y la violencia que nos rodean, la violencia domstica, la falta de autoestima, etc. Vaya escribiendo las respuestas (o unas pocas palabras que sirvan para resumir cada una de ellas) en una columna a la izquierda de la pizarra o de un papel grande.Pase entonces a estudiar el texto bblico y a la aplicacin de la leccin.Al terminar la leccin, pregntele a la clase cmo se relaciona el texto bblico con cada una de las cosas que dijimos antes sobre el estrs. Si le parece, puede ir tomando cada uno de los cuatro temas bsicos que aparecen en el Bosquejo de la leccin, y preguntando por orden qu nos dice cada uno de ellos sobre la lista que hicimos al comienzo de la sesin. O puede sencillamente tener una discusin general sobre el tema. Vaya apuntando las respuestas que la clase vaya dando, ponindolas en otra columna a la derecha de la que hizo al empezar la clase.Un ejemplo grfico sobre compartir el yugo puede hacerse llevando a la clase un yugo (si todava puede encontrar uno es estos tiempos!). Pdales a dos personas que se coloquen bajo l y caminen por el saln. Entonces pdale a una de ellas que abandone a la otra, y a esa otra que siga caminando sola, sin quitarse el yugo. Se le har bien difcil!

ANLISIS DE LA ESCRITURAEl pasaje que estudiamos hoy comienza con las palabras en aquel tiempo. Con esta frase, Mateo est indicando que hay cierta relacin con lo que precede, pero que esa relacin no es estrictamente cronolgica. Lo que Mateo nos va a decir ahora sucedi ms o menos por los mismos das. Es como cuando hoy decimos por aquel entonces....Ntese que las palabras de Jess siguen lo que podramos llamar tres pasos: Primero, en los versculos 25 y 26, Jess se dirige al Padre. Luego, el v. 27 es una especie de puente en el que sigue hablando de su relacin con el Padre, pero no se nos dice claramente si se est dirigiendo al Padre o a quienes le escuchan. Por ltimo, los versculos 28-30 se dirigen a quienes escuchan a Jess. El modo en que la narracin se nos presenta da a entender que, aunque la primera parte de las palabras de Jess va dirigida al Padre, en realidad todo esto Jess lo dijo en voz alta, como para que quienes le rodeaban pudieran escucharle. Luego, podemos decir que los primeros versculos del pasaje, dirigidos al Padre, son sin embargo tambin palabras dichas para que otros las oigan. Lo que esto quiere decir es que Jess le est ofreciendo a su audiencia un atisbo de su relacin con el Padre, para luego, basndose en esa relacin, hacerle su invitacin.El v. 25 marca pauta para todo el resto del pasaje. Ntese que Jess se refiere por una parte al Padre, y por otra a la humanidadlos sabios y los entendidos y los nios. Respecto al Padre, Jess le declara seor de todas las cosas. (Vase la seccin Vocabulario bblico.) Pero inmediatamente despus de decir esto aade que ese Padre todopoderoso ha trastocado el orden normal del poder y la sabidura entre los humanos. Si Dios es sabio y poderoso, podramos pensar que quienes ms se acercan a Dios son los sabios y los poderosos, y que son ellos quienes mejor han de entender las cosas de Dios. Pero lo que sucede es todo lo contrario. Quienes entienden estas cosas de Dios son los nios, mientras los sabios y los entendidos no pueden conocerlas. Y todo estoeste gran trastrueque de sabidura y de autoridades resultado de la voluntad libre del Dios soberano sobre cielo y tierra (porque as te agrad, v. 26).El v. 27, que ya dijimos sirve de puente, conecta a ese Dios soberano que trastrueca el orden de la sociedad humana con Jess mismo. Jess es quien conoce a este Padre seor de todas las cosas y trastrocador de la sabidura humana. No es solamente el Padre quien decide que estas cosas quedarn escondidas de los sabios y los entendidos, y que sern reveladas a los nios, sino que tambin el Hijo, Jess, es quien decide a quin las ha de revelar. En otras palabras, que Jess, el Hijo del Padre, es tambin trastrocador.Y ahora Jess hace una invitacin dirigida especficamente a todos los que estis trabajados y cargados. Bien podemos imaginar la situacin. La mayora de quienes escuchaban a Jess seran personas pobres y relativamente ignorantes. Para ellas, estar trabajado y cargado posiblemente querra decir no tener cmo alimentar a su familia, tener que trabajar por una miseria, y sentir sobre ellas el pesado yugo romano. La palabra que aqu se usa para cargados puede tambin emplearse para las cargas fiscales o contributivas. Los impuestos romanos eran enormes. A esto se le aadan, en el caso de los judos, los impuestos, ofrendas y sacrificios para sostener el Templo y la cpula social y religiosa entre los judos mismos. Lo que es ms, los impuestos romanoscomo muchas veces los de hoycaan pesadamente sobre los hombros de los pobres, mientras los ricos pagaban pocos impuestosy en muchos casos no pagaban impuesto alguno. Aunque Jess ciertamente incluye entre los trabajados y cargados a quienes tienen cargas espirituales, su invitacin es mucho ms amplia. Lo que es ms, si imaginamos la presencia entre la audiencia de alguno de los grandes terratenientes que no pagaban impuestos, o de algn oficial del Templo, o de algn distinguido escriba, bien podemos imaginar tambin la reaccin de tales personas: Jess estaba diciendo que a Dios le agrad revelrseles precisamente a estos que no son nadie, y dejar de lado a quienes de veras cuentan.A tales personas, interesantemente, Jess no les ofrece quitarles el yugo de sus cargas, sino que les ofrece otro yugo: el de Jess mismo. El yugo es seal e instrumento de sujecin y de trabajo. Y Jess les ofrece un yugo! Jess no les dice que les librar para que hagan lo que les venga en ganas, sino que les librar para que lleven su yugoal tiempo que les promete que ese yugo ser fcil, y que la carga no ser pesada.Pero hay ms. En su forma ms comn, el yugo se carga sobre una yunta. Por ejemplo, en el caso de los bueyes, el yugo les ata al arado o la carreta, pero tambin les ata entre s. Cuando as vemos las cosas, nos percatamos de que Jess no est diciendo que l les va a quitar el yugo que llevan y les va a poner otro, sino que va a ponerles un yugo que l compartir con ellos. En tal caso, mi yugo no quiere decir tanto el yugo que yo les impongo como el yugo a que me ato junto a ustedes. Lo que hace que la carga sea ligera no es que no haya carga, sino que ahora hay quien lleva el yugo junto a nosotros y nosotras. Voluntariamente, Jess se ha atado a nuestras cargas y necesidades, y se ha declarado compaero nuestrosi nos parece, digamos compaero de yuntajunto a nosotros y nosotras. Y es por eso que su yugo es fcil y ligera su carga. Es como si fusemos parte de una yunta, y nuestro compaero de yunta fuera infinitamente fuerte. Eso no nos quitara el yugo ni nos resolvera todos los problemas, pero s nos permitira continuar marchando, apoyados y apoyadas ahora por el Dios todopoderoso.Por ltimo, cerremos el crculo del pasaje completo. Volvamos al principio, a la declaracin que sirve de base a todo este dicho de Jess: el Padre es Seor del cielo y de la tierra. Esto es lo que verdaderamente hace ligera la carga. Quien comparte y toma sobre s este yugo es nada menos que el Seor de todo cuanto hay. Este Padre y Seor, a quien agrad esconderse de los sabios y los entendidos y revelrseles a los nios, y quien se revela en el Hijo, ahora nos dice en ese Hijo que ha de compartir nuestras cargas. Por pesado que nos parezca el yugo, podremos llevarlo, pues nuestro compaero de labranza es nada menos que el Dios de los cielos y de la tierra!

APLICACINEl pasaje que estudiamos hoy se puede aplicar a nuestra vida por lo menos en cuatro puntos, todos ellos importantes y necesarios en medio de la situacin de tensin y angustia (estrs) en que vive tanto de nuestro pueblo.Lo primero que nos dice el pasaje es que no limitemos el poder de este Dios a quien Jess llama Seor del cielo y de la tierra. Una de las principales dificultades que tenemos al enfrentar el estrs es que nos olvidamos de que todo est en las manos de Dios. Andamos por la vida pensando que el cielo se nos puede caer encima. A cada paso tememos las consecuencias, no slo de lo que hacemos, sino de lo que otras personas puedan hacer. Es como si el mundo fuera uno de esos edificios que se construyen con barajas, y que se pueden venir al suelo a la menor brisa. Frente a eso, tenemos el inmenso recurso de saber que el Seor del cielo y de la tierrael Seor que reina haya vida o muerte, riqueza o pobreza, compaa o soledadnos ama y guarda. Eso no quiere decir que todos los problemas se resolvern, que si necesitamos dinero nos vamos a sacar la lotera, o que ninguno de nuestros seres queridos morir. La muerte, la pobreza, la soledad, el miedo al crimen, son realidades que no podemos ni debemos negar. Pero aun en medio de todo eso, sabemos que la ltima palabra le pertenece a nuestro Dios. Eso nos ayuda, no a evitar las causas del estrs, ni siquiera a evitar el estrs mismo, pero s a evitar que el estrs nos sobrecoja y derrote.Preguntmonos: Cules son los aspectos o dimensiones en nuestra vida en los que se nos hace ms difcil confiar en ese gran poder de Dios? Tenemos razn para tal desconfianza?El segundo punto es la contraparte de esto. Parte de lo que causa el estrs es la ilusin de que en fin de cuentas el xito en la vida est completamente en nuestras manos. Tenemos que asegurarnos a toda costa de que seremos vencedores. Y para eso tenemos que ahorrar dinero y acumularlo en el banco, asegurarnos de tener muchos amigos y el respeto de todos, ser el nmero uno en los negocios, en los deportes, y hasta en la iglesia. Ciertamente, hay muchsimos pasajes en la Biblia que nos llaman a esforzarnos por hacerlo todo de la mejor manera posible. Pero el pasaje de hoy nos sirve tambin de advertencia. Los sabios y los entendidos bien pueden entender menos que los nios y los aparentemente ignorantes. En otras palabras, que la sabidura no viene a quien piensa que aprendiendo mucho va a ser sabio, sino a quien, al tiempo que aprende lo que puede, sabe que es mucho lo que no sabe, y le confa todo su conocimiento a Dios. La paz y la tranquilidades decir, la libertad del estrsno le vienen a quien construye fortalezas para defenderse, ni a quien se arma hasta los dientes contra cualquier posible violencia, sino a quien, sabiendo que no puede vencer la violencia, se entrega en las manos de Dios.El tercer punto es que Jess se ofrece a llevar nuestro yugono necesariamente a quitrnoslo, sino a llevarlo con nosotros. En ltima instancia, eso es lo que significa la doctrina de la encarnacin: Dios se hizo carne, y en esa carne llev y sigue llevando todas las cargas de nuestra frgil humanidad. No es slo que nos muestre compasin, sino que tambin lleva nuestras cargas sobre s. El mejor ejemplo de esto es la carga ltima, la muerte misma. Jess llev sobre s la carga de la inevitabilidad e invencibilidad de la muerte. Ninguno de nosotros puede vencer la muerte y vivir eternamente. Pero, como diran los antiguos cristianos, en su muerte y resurreccin Jesucristo mat a la muerte. Gracias a l, la muerte ha perdido su aguijn, y el sepulcro su victoria (1 Co 15.55). Si sufrimos dolor, Jess se enyuga a nuestro dolor, camina junto a nosotros y nosotras, y junto a nosotras y nosotros lleva esa carga. Si sufrimos soledad, al enyugarse con nosotros Jess nos presta compaa. Hasta si sufrimos angustia y estrs, Jess se enyuga con nosotros, sufriendo l tambin lo mismo. (No olvidemos sus palabras angustiadas desde la cruz: Seor, Seor, por qu me has desamparado?)Preguntmonos entonces, qu experiencias podemos compartir en la clase, de ocasiones en las que hemos sentido la compaa de Jess en medio del dolor, la soledad, la angustia, la duda o, en general, el estrs? Por qu ser que, a pesar de tales experiencias, repetidamente nos olvidamos de ellas, e insistimos en llevar nuestro yugo solos o solas, como si no hubiera persona alguna dispuesta a compartirlo?Los tres puntos que acabamos de discutir son importantes; pero el cuarto es uno de los que ms fcilmente olvidamos: Llevar el yugo de Jess quiere decir llevar tambin el yugo de las dems personas. Notemos que lo que Jess invita a sus oyentes a hacer no es solamente a aceptar su yugo, a enyugarse junto a l, sino tambin a aprender de l. As lo dice en el v. 29: Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de m. En otras palabras, que unirse a Jess en un yugo comn es tambin unirse, como l, con el resto de la humanidad. Jess no nos invita solamente a depositar nuestras angustias en l, a confiar en su ayuda cargndolas junto a nosotros y nosotras. Jess nos invita a aprender de l, a imitarle, a llevar tambin, como l, el yugo de los dems.Y lo sorprendente es que cuando hacemos esto, descubrimos que en ese compartir de cargas se alivian tambin las nuestras. No olvidemos la vieja historia del ciego y el invlido. Cada uno de ellos de por s no puede hacer mucho; pero si se ayudan mutuamente, ambos podrn ir a donde desean. No olvidemos tampoco que muchas veces uno de los mejores medios de deshacernos de nuestros dolores as tratar de aliviar los dolores de otra persona. El caso ms fcil de ver es la soledad. Si usted se siente solo o sola, y se dedica a lamentarse por su soledad, sta sencillamente se acrecentar. Pero si usted sale a buscar alguna otra persona que tambin est solay que hasta quiz est ms sola que ustedpronto tendr compaa, y su propia soledad se aliviar. Y lo que es cierto de la soledad lo es tambin de muchsimas otras cargas.Preguntmonos entonces: Quines en derredor nuestro tienen cargas que podemos compartir? Habr algo, como iglesia o como clase de escuela bblica, que podamos hacer para compartir con alguna persona necesitada?Por ltimo, si el tiempo lo permite, preguntmonos, qu es eso de ser mansos y humildes como Jess? Ser acaso soportar los yugos como si no importaran, humillarnos ante todos y dejar que nos pisoteen? O habr algunas dimensiones de la mansedumbre y de la humildad de Jess que frecuentemente olvidamos? No ser que la verdadera mansedumbre consiste, no en aceptar lo que nos caiga encima, sino en llevar lo que les cae encima a otras personas, y en tratar de librarles de sus cargas?

RESUMENEn la leccin de hoy hemos visto cuatro puntos esenciales que se entrelazan entre s. El primero es la soberana universal del Seor del cielo y de la tierra. El segundo es cmo ese Dios soberano trastrueca nuestras expectativas, revelndose, no a los sabios y entendidos, sino a los nios. El tercero es que ese Dios soberano, hecho carne en Jesucristo, nos invita a tomar su yugo. El cuarto, que todo esto nos invita a compartir las cargas de los dems.Todos estos puntos son elementos esenciales en la respuesta cristiana al estrs. El primero, porque nos asegura que, aun en las situaciones ms difciles, en ltima instancia el poder y la victoria le pertenecen a este Seor del cielo y de la tierra que nos ama. El segundo, porque nos recuerda que no es por nuestras propias acciones, sabidura o esfuerzos que Dios viene a nosotros, sino por pura graciay esto quiere decir que no tenemos que preocuparnos por justificar nuestra vida, lo cual se encuentra a la raz de mucho estrs. El tercero, porque nos recuerda que no estamos solos ni solas, sino que con nosotros est el Seor del Universo que se hizo carne para compartir nuestro yugo. Y el cuarto y ltimo, porque nos invita a compartir los yugos y cargas de los dems, y en ese compartir encontramos alivio para nuestros propios yugos y cargasy para nuestro estrs.

ORACINVen, Seor, comparte nuestro yugo y hazlo fcil y ligero. Ven y aydanos a compartir con otras personas las cargas de sus yugos. Ven y revlate, no porque seamos sabios ni entendidos, sino porque t, el soberano Seor de los cielos y de la tierra, as lo has determinado. Ven y haznos aprender te Jesucristo, nuestro compaero de yugo, quien nos ensear lo que es ser verdaderamente mansos y humildes. Ven, Seor! Amn

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