Agosto IdZ 9 Jubilaciones: una bomba de tiempo · llos, etc.), un porcentaje de la Masa Bruta...

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9 | I d Z Agosto Martín Mikori Actuario. El “Programa de Reparación Histórica a Jubilados y Pensionados” aprobado en julio pasado como parte de un megapaquete le- gislativo que incluyó el blanqueo, represen- ta una avanzada sobre el sistema previsional. Tomando de forma parcial y unilateral una demanda de franjas significativas de jubila- dos por haberes mal liquidados, cuestión nin- guneada por el kirchnerismo, la política de Cambiemos, al no acrecentar los recursos que financian a la ANSES, llevará a un pron- to agravamiento de la precariedad de un sis- tema que ya tenía inconsistencias. Este Programa establece una serie de cam- bios que ameritan una urgente discusión. En especial, aquel que propone la modificación del sistema previsional en el mediano plazo, sin una base de un diagnóstico ni propósi- tos explicitados. Considerando las incertezas del origen de los recursos para el propio Pro- grama, es claro que vamos a una profundi- zación del desfinanciamiento del sistema mientras comienza a reflotar la discusión so- bre una insolvencia “intrínseca” al mismo. Se argumenta para ello un supuesto proble- ma de extensión de la esperanza de vida y envejecimiento poblacional, pero por lo bajo se va gestando el camino para avanzar ofen- sivamente sobre una extensión de la edad ju- bilatoria, un incremento de la edad mínima de aportes, una nueva reprivatización y una suerte de constitución de “jubilados de prime- ra” y jubilados “de segunda”. Es curioso cómo se menciona al incremen- to en la esperanza de vida de las personas y el envejecimiento poblacional como algunos de los motivos por los que la edad jubilatoria de- bería correrse por no ser suficiente al día de hoy. Sin embargo, mientras que por un lado Jubilaciones: una bomba de tiempo » Ilustración: Joaquín Bourdieu Bajo el argumento de una “reparación” que beneficia a una franja de los jubilados que verán incrementados sus haberes, el gobierno está creando condiciones para el empeoramiento de la sustentabilidad del sistema previsional. ¿La crisis del sistema es inevitable, o hay alternativas que ni Cambiemos ni la mayor parte la oposición parecen dispuestas a discutir?

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Martín MikoriActuario.

El “Programa de Reparación Histórica a Jubilados y Pensionados” aprobado en julio pasado como parte de un megapaquete le-gislativo que incluyó el blanqueo, represen-ta una avanzada sobre el sistema previsional. Tomando de forma parcial y unilateral una demanda de franjas significativas de jubila-dos por haberes mal liquidados, cuestión nin-guneada por el kirchnerismo, la política de Cambiemos, al no acrecentar los recursos que financian a la ANSES, llevará a un pron-to agravamiento de la precariedad de un sis-tema que ya tenía inconsistencias.

Este Programa establece una serie de cam-bios que ameritan una urgente discusión. En especial, aquel que propone la modificación del sistema previsional en el mediano plazo, sin una base de un diagnóstico ni propósi-tos explicitados. Considerando las incertezas del origen de los recursos para el propio Pro-grama, es claro que vamos a una profundi-zación del desfinanciamiento del sistema mientras comienza a reflotar la discusión so-bre una insolvencia “intrínseca” al mismo. Se argumenta para ello un supuesto proble-ma de extensión de la esperanza de vida y

envejecimiento poblacional, pero por lo bajo se va gestando el camino para avanzar ofen-sivamente sobre una extensión de la edad ju-bilatoria, un incremento de la edad mínima de aportes, una nueva reprivatización y una suerte de constitución de “jubilados de prime-ra” y jubilados “de segunda”.

Es curioso cómo se menciona al incremen-to en la esperanza de vida de las personas y el envejecimiento poblacional como algunos de los motivos por los que la edad jubilatoria de-bería correrse por no ser suficiente al día de hoy. Sin embargo, mientras que por un lado

Jubilaciones: una bomba de tiempo

»

Ilustración: Joaquín Bourdieu

Bajo el argumento de una “reparación” que beneficia a una franja de los jubilados que verán incrementados sus haberes, el gobierno está creando condiciones para el empeoramiento de la sustentabilidad del sistema previsional. ¿La crisis del sistema es inevitable, o hay alternativas que ni Cambiemos ni la mayor parte la oposición parecen dispuestas a discutir?

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el capital intenta permanentemente extender la edad de retiro de los trabajadores activos, por otro lado millones de trabajadores en edad y capacidad de trabajar van engordan-do el ejército de reserva, al no conseguir ocu-pación productiva o hacerlo en los márgenes de la precariedad. De manera que no hay un faltante de trabajo que obligue a extender la edad en que se decide retirar a los trabajado-res (“jubilarlos”), sino que lo que existe es una puja por el destino de la plusvalía. Esta pue-de seguir siendo extraída (y no “perdida” por el capital) en tanto los trabajadores no deban ser apartados de la esfera de la producción.

Si parte de la plusvalía generada va a parar a manos de población que ya no produce valor (a los adultos mayores), debe ser un monto tal que retorne rápidamente al circuito de va-lorización del capital, como por ejemplo por la vía del consumo (alimentos, alquileres y medicamentos). Pero esencialmente, una vez que el cuerpo del trabajador no es capaz de ser exprimido, lo único que queda al capital es minimizar el gasto en su manutención. Los adultos mayores adquieren así el status de ser una carga para el sistema.

Jubilados precarizadosEn Argentina, el 10,8 % de la población tiene

más de 65 años, y la proporción llega a 12 % si se incluye a mujeres desde 60 años (Cen-so Nacional de Población, 2010). Son cerca de 6 millones los jubilados y pensionados y 1,5 millones cobran pensiones no contribu-tivas. Hoy, existen dos problemas acuciantes: de un lado, el muy bajo monto promedio del haber que reciben una mayoría de jubilados para poder cubrir los gastos necesarios de vi-da. De otra parte, las dificultades crecientes para alcanzar los 30 años de aportes exigidos por la ley menemista de 1993 y mantenidos durante el kirchnerismo.

que pueda significar una afectación a las ga-nancias capitalistas, como veremos abajo. De esta forma, se jacta de haber incrementado el haber mínimo en términos nominales más de 3.000 % acumulado desde el 2002 (cuando estaba en $ 150), y señala el hecho de que es-te haber representa hoy casi el 82 % del sala-rio mínimo vital y móvil, lo que hoy es apenas superior a $ 6.000. En términos de capacidad adquisitiva real de los jubilados, un haber de esa magnitud es la condena a una vida de mi-seria, pero además, una tergiversación de su demanda histórica del 82 % móvil. Las jubi-laciones representan menos del 50 % de las remuneraciones promedio y el haber medio, por su parte, llega en la actualidad a un es-timado promedio de $ 6.500 mensuales, no muy alejada del mínimo. ¿Es que el sistema no daba para más?

El macrismo, al mismo tiempo que se pro-pone favorecer a un sector de los jubilados que pasarán a cobrar varias veces la míni-ma gracias a la “reparación”, apunta a ir re-duciendo la porción que sostiene a la franja de la clase obrera más vulnerable. Una prime-ra muestra de estas intenciones la constituye la Pensión Universal que establece el Progra-ma para aquellos adultos que no alcancen los años suficientes de aportes. Esta involucra un pago por tres años que es un 80 % del ya bajo haber mínimo, y además avanza en dos nive-les: de una parte, niega la edad jubilatoria de 60 años en las mujeres, en tanto dicha pen-sión se establece para adultos mayores de 65 años, tanto para mujeres como para varones. De otra parte, elimina el derecho a las mora-torias previsionales a futuro.

Los pobres sostienen a los jubiladosEl defensor de la tercera edad, Eugenio Se-

mino, manifestaba hace poco que

existe un sistema donde los pobres bancan a los jubilados o los pobres jubilados se ban-can a sí mismos a través del consumo. Dispa-ratado, pero de esto no se habla porque sería meterse en un tema de reformas fiscales, de-batir porque sí el IVA y no otras fuentes como la renta financiera y al juego (…)4.

En términos generales, los impuestos no son otra cosa que una masa de plusvalía captada por el Estado, es decir, es una masa de valor generada por los trabajadores. No obstante, no es indiferente sobre quién recae en primer lugar esa captación de plusvalía, si al capital o al trabajo.

Existen cuatro fuentes de financiamiento principales de la seguridad social: Los apor-tes y contribuciones a la seguridad social, los impuestos con afectación específica a la AN-SES (IVA, Ganancias, combustibles, cigarri-llos, etc.), un porcentaje de la Masa Bruta Coparticipable, que era hasta hace poco 15 %

Casi la mitad de los jubilados tiene jubilacio-nes ordinarias, mientras que más del 40 % ac-cedió a un haber por el régimen de moratoria, lo que equivale a percibir un monto igual al mínimo. Este hecho plantea un aspecto críti-co del sistema. Actualmente, solo una peque-ña proporción, estimada en un 15-20 % de los adultos mayores en edad de jubilarse, reúnen los 30 años de aportes requeridos para acce-der a una jubilación ordinaria. Las condicio-nes de empleo en los últimos años estuvieron marcadas por una fuerte inestabilidad y rota-ción laboral, en un contexto reciente de gran desocupación a fines de los años ‘90 y una masa importante de trabajo no registrado, que fue uno de los pilares sobre el cual se apoyó el modelo kirchnerista. De esta mane-ra se afecta la frecuencia de aportes persona-les y se va alejando la posibilidad de millones de acceder a la jubilación. El sistema, que no tuvo nada más para ofrecer que precariedad laboral o desempleo en sus años activos, al momento de su retiro los condena, por sus bajos aportes, a una jubilación de hambre.

Así, si bien hoy en día la cobertura del siste-ma previsional está cercana al 97 %, el 72 % de los jubilados y pensionados cobran el ha-ber mínimo, que en marzo llegó a $ 4.959 por mes1, esto es, menos de un cuarto del valor de la canasta básica2. Un algoritmo similar se mantiene para los 1,5 millones de perso-nas que cobran pensiones no contributivas. Dato aún más crítico si se considera las ne-cesidades especiales en salud, cuidados y medicamentos que poseen los adultos mayo-res en relación con un individuo medio. Así, la canasta básica del jubilado se estima en $ 11.031 pesos3.

Para el kirchnerismo, la situación alcanza-da hoy es el máximo nivel alcanzable al que puede aspirar la clase obrera, negando cual-quier posibilidad de incrementar los recursos

Gráfico nº1: Ingresos del Sistema de Seguridad Social

Fuente: Presupuesto Nacional 2016, Ministerio de Hacienda y Finanzas

Aportes y contribuciones a la Seguridad Social

Ingresos Impositivos

Renta de la propiedad

15% Coparticipación

52%

17%

22%

9%

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pero tiene prevista una paulatina disminu-ción, y otros ingresos entre los más importan-tes las rentas de la propiedad, que han ido ganando ponderación a partir de la estatiza-ción del Fondo de Garantía de Sustentabili-dad (FGS), alcanzando entre un 7-10 % de los recursos totales.

Más de la mitad de los fondos anuales (52 % aproximadamente) provienen de la recauda-ción de aportes y contribuciones de los co-tizantes en relación de dependencia, esto es, un 60 % de contribuciones patronales y un 40 % de aportes personales. Los ingresos tri-butarios aportan alrededor del 22 % de los re-cursos totales, dentro de los cuales cerca de la mitad corresponde a impuestos al consu-mo (con preponderancia del IVA), mientras que la otra mitad corresponde a Ganancias, que además en el último tiempo ha tenido un comportamiento descendente en su par-ticipación del 17 % al 11 % y ha recaído en una proporción creciente de los asalariados debido a la no actualización del mínimo no imponible.

El Sistema en su conjunto ha sido hasta ha-ce poco apenas superavitario y terminaría el 2016 con ligero déficit de 0,6 % del PBI. En los próximos años, de sostenerse un esque-ma como el arriba descripto y aplicándose los cambios impuestos por la Ley de Reparación Histórica, se profundizaría el rojo contable. Para Fundación Germán Abdala, el incremen-to de los haberes del 30 % de los jubilados, en un marco de no ampliación de recursos ordi-narios llevaría al déficit previsional al 2,8 % del PBI hacia 2018, aún en el mejor de los es-cenarios macroeconómicos que supone una recuperación de la economía hacia 2017, una disminución sustancial de la informalidad la-boral y bajo desempleo, una estabilización de la inflación y del tipo de cambio5. Por su parte, según un trabajo del Centro Cultural de la Cooperación6, el Programa significa un aumento del costo previsional de $ 203.000 millones entre retroactivos y flujo anual, equi-valentes al 4,5 % del PBI.

¿Hacia dónde va el sistema?Las respuestas esgrimidas por el gobierno

apuntan a “resolver” este problema básica-mente en tres direcciones. De ninguna hay datos certeros ni cálculos que demuestren la sostenibilidad del esquema planteado.

La primera, artificialmente unida por la ley ómnibus al Programa, es la utilización de fon-dos provenientes del blanqueo de capitales, para lo cual se estableció una serie de pre-mios a los fugadores que declaren su dinero e inmuebles en el exterior. Según la estimación que realizan diversos analistas, esta entrada podría otorgar una recaudación por multas por única vez apenas superior a $ 30.000 mi-llones, en el mejor de los casos. Lejos siquie-ra de hacer frente al pago de los retroactivos

de haberes que sumarían $ 115.000 millones. A lo que debe sumarse la paulatina disminu-ción del 15 % de la Masa Bruta Coparticipa-ble que significa hoy un importante aporte de recursos del sistema y serán en poco tiempo devueltos a las provincias.

Una segunda fuente es la venta de activos de empresas privadas en manos del Estado, que constituyen el 12 % del FGS. Por ley se estableció un tope mínimo de composición del 7 % de acciones, lo que significaría poder liquidar cerca de $ 40.000 millones. Nueva-mente, es una entrada extraordinaria de una sola vez, que si bien aporta fondos hoy sig-nifica resignar activos que generan ingresos futuros.

Ante la evidente insuficiencia de fondos pa-ra hacer frente a la Reparación Histórica, que alcanzaría con suerte los $ 70.000 millones entre estos dos rubros, no queda otra alterna-tiva que la utilización de partidas especiales en el Presupuesto para financiar a una AN-SES deficitaria, y una posible nueva ofensi-va que avance en una liquidación de todo el FGS. Del desfinanciamiento del sistema pre-visional derivan las bases para la tercera vía de “solución” que parece estar preparando el gobierno de Cambiemos, intentando instalar la idea de una inevitable y necesaria reforma previsional.

Medidas urgentes de emergencia previsionalComo puede verse, la insostenibilidad laten-

te no deriva esencialmente de un corrimiento de la esperanza de vida. Por el contrario, sos-tenemos que es posible incrementar los recur-sos sin necesidad de recurrir, en primer lugar, a la liquidación de los fondos de seguridad social del FGS, y especialmente, sin avasallar aún más las condiciones de vida de los traba-jadores y jubilados.

Para ello podrían estar al alcance de la ma-no dos medidas inmediatas. En primer lugar, una restitución de las contribuciones patrona-les al 33 %. Estas habían sido bajadas durante el menemismo y así se mantuvieron durante el kirchnerismo, pero además son numerosas las exenciones que reciben las patronales en este rubro como supuestos “incentivos” para evitar la evasión impositiva o estimular la in-versión, que rara vez tienen algún efecto más que beneficiar al empresariado reduciendo los costos laborales. Mediante este cambio, que implicaría efectivamente avanzar so-bre una porción de la ganancia, consideran-do que existen 11,5 millones de asalariados aportantes, se podría elevar el gasto previsio-nal en un 40 %.

En segundo lugar, la ecuación previsional cambiaría sustantivamente si se llevara ade-lante un verdadero “blanqueo” del sistema, aquél que refiere a los altísimos niveles de tra-bajo no registrado por el que las patronales evaden el pago de impuestos, y que alcanzan

el 32 % del empleo total. El combate contra el trabajo en negro es una medida elemental de defensa del salario y las condiciones de vi-da de la clase trabajadora, lo que junto con la prohibición de despidos, además de incre-mentar los recursos resolvería la exclusión creciente de trabajadores que no logran los aportes exigidos hoy para jubilarse. La ma-sa de aportantes se elevaría entonces al con-junto de la población económicamente activa que se estima en 19,5 millones de trabajado-res, lo que implicaría la posibilidad de am-pliar el gasto previsional en otro 50 %.

Tomando estas dos medidas en simultáneo sería posible incrementar hoy en un 165 % la cantidad de dinero recaudado en concepto de aportes y contribuciones, incrementando sustancialmente los haberes de los jubilados y pensionados y construyendo un sistema me-nos excluyente. No obstante, de conjunto está planteado transformar el esquema de finan-ciamiento en lo que hace a los recursos tribu-tarios, que hoy recaen principalmente en el consumo y el bolsillo de los asalariados.

En este camino, propuestas como aumentar la edad jubilatoria no son necesarias ni res-ponden a ninguna causa natural sino que de-muestran que para el sistema capitalista la vida de los trabajadores solo se mide según cuánto se la puede explotar. Por el contra-rio, lo que se pone de manifiesto al realizar el análisis de los recursos y gastos del sistema previsional es que el mismo se apoya absolu-tamente sobre la base del trabajo asalariado y que en su determinación se libra una dispu-ta feroz entre las clases por el destino de la plusvalía.

1. Estimación propia en base a datos de Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

2. Según el cálculo de la Junta Interna de ATE-IN-DEC, ningún trabajador debía cobrar en mayo me-nos de $ 19.163.

3. Dato calculado para abril de 2016 por la Defen-soría de la Tercera Edad de CABA.

4. “A los jubilados los bancan los pobres”, La Iz-quierda Diario, 5/3/2016.

5. Fundación Germán Abdala, “Notas de econo-mía Nº 2. La sostenibilidad de la seguridad social”, Junio 2016.

6. Observatorio de Coyuntura Económica y Finan-ciera, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. “Estimación del costo fiscal del ‘Programa Nacional de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados’”, Documentos de Trabajo Nº 1.