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ura CONTENIDOS Aguilar Literaria. El saber mineral Poemas y fotopoemas Los paisajes culturales del río Alfambra La minería de arcilla en el Teruel interior El último herrero (IV) Jornada Cultural, Memoria postal y epistolar Nº 11 - Verano 2017 AGUILAR NATURAL Publicación cultural de Aguilar del Alfambra (Teruel)

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CONTENIDOS

Aguilar Literaria. El saber mineral

Poemas y fotopoemas

Los paisajes culturales del río Alfambra

La minería de arcilla en el Teruel interior

El último herrero (IV)

Jornada Cultural, Memoria postal y epistolar

Nº 11 - Verano 2017

AGUILAR NATURAL Publicación cultural de Aguilar del Alfambra (Teruel)

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EDITORIAL

En septiembre de 2016 el Gobierno de Aragón aprobaba la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial de la cultura del chopo cabecero, una iniciativa impulsada y trabajada por Aguilar Natural y el Centro de Estudios del Jiloca. Hace apenas dos meses se anunció y presentó, también por el Gobierno de Aragón, el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, un proyecto ideado igualmente por nuestra asociación. Resulta difícil explicar a quien no nos conoce cómo una Plataforma tan pequeña es capaz de poner en marcha desinteresadamente y conseguir objetivos que benefician al conjunto del patrimonio cultural aragonés y al futuro de los diez pueblos que integrarán el Parque Cultural. Esta iniciativa es un logro que probablemente en una capital parezca menor, pero que, a nuestra escala, es sensacional. Por lo pronto supone una inversión anual contante y sonante en nuestros pueblos. Se abren buenas expectativas, lo que no quiere decir que el proyecto sea un maná.

De momento es eso, una oportunidad, ahora depende de todos aprovecharla con inteligencia y generosidad. Como asociación, y a este respecto, no podemos dejar de citar las palabras del alcalde de Gúdar. Es una buena iniciativa, raramente en este territorio se disfruta de la experiencia de que la Administración quiera invertir. Y que nadie se deje engañar si oye decir que este Parque Cultural supondrá un impedimento a la agricultura o a la ganadería, porque no es así. Y añadimos nosotros, no podía ser menos, puesto que el paisaje de los chopos cabeceros es obra de los labradores que trabajaban y pastoreaban esta tierra. Felicitémonos por lo logrado. Ahora queda lo más difícil. Que sea un éxito.

ÍNDICE

Literatura

III Jornada Aguilar Literaria. El saber mineral, Daniel Izquierdo Clavero 3

Poemas y fotopoemas, Víctor Guíu Aguilar; La Europa del aborigen (Víctor Guíu Aguilar & Pedro Mata Calvo) 4

Artículos

Los paisajes culturales del río Alfambra. Una jornada particular, Gonzalo Tena Gómez 6

La minería de arcilla en el Teruel interior, José Luis Simón Gómez, Ivo-Aragón Inigo Fernández 9

El último herrero en Aguilar del Alfambra (IV), Manuel Najes Guillén 15

VI Jornada Cultural de Aguilar del Alfambra. Memoria postal y epistolar, y Día de la Estafeta 22

Fotografía de portada, panorámica desde el camino de la Virgen de la Peña, de Regís Lopes Corrêa.

Aguilar Natural. Publicación cultural de Aguilar del Alfambra (Teruel).

N.º 11 – Verano 2017

ISSN – ------ Dep. Legal - -------- Edita: Plataforma Aguilar Natural Pza. Ayuntamiento, s/n 44156 Aguilar del Alfambra (Teruel) E-mail: [email protected] / Web: www.aguilarnatural.com

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III JORNADA AGUILAR LITERARIA. EL SABER MINERAL

A uno le preguntan qué opina sobre la conveniencia o no, de extender el uso de las energías renovables y antes de abrir la boca exhibe su carné de presunto hombre de letras para evitar, siquiera, salivar. No ya dar una razón. Dos segundos más tarde, el resignado silente comenta su emoción ante tal o cual pasaje de Cortázar, ante tal o cual cuadro de Rembrandt y aquel que buscaba su opinión respecto a la fuerza eólica dice no conocer a don Julio, desco- nocer quién es Rembrandt porque, ¡oh milagro! estudió Ciencias y no tiene opinión.

No hace falta viajar al Nueva York de 1950 y recorrer el barrio del Soho para entender qué es un loft. Un espacio sin paredes donde todo es todo. Sin separación. Esa idea arquitectónica, aplicada a modo de boutade sobre la realidad, nos da pie a entender qué es la cognición. Un loft donde ciencias y letras son co- cina, dormitorio, sala de estar y tam- bién comedor.

Aprovechando el bagaje y sapiencia honda de nuestros ponentes nos proponemos pensar qué significa conocer; qué papel juega la subjetividad (eso que la psicología llama, motivación); qué falla en “nuestros” centros docentes.

¿Qué es amor al saber? ¿Qué papel juega la intuición? ¿Existe la interioridad? ¿Existen las fronteras reales entre los diferentes contenidos del mundo exterior? ¿Qué caminos habría de adoptar la pedagogía? ¿Por qué tenía Dumas razón? "Si todos los niños son inteligentes y sensibles y al llegar a adultos se tornan estúpidos, ¿qué hace la educación?".

Imposible dar respuesta a estas cuestiones extrañas, sí apalabrar el silencio desde el testimonio de un hombre renacentista que niega esas fronteras (Juan Arnau) un transeúnte entre las ciencias (astrofísica) y las letras canónicas (filosofía), entre el cerebro y el corazón. Desde el testimonio de un hombre escalpelo (Vicente Gallego) que practica “fracking” en el alma humana, la somete a la presión del tiempo, la pule y abrillanta y hace con la vida lo que hacen los poetas con el carbón: transformarlo en diamante. En luz.

Juan Arnau hablará sobre la querella entre las ciencias y las letras desde el siglo VIII. Vicente Gallego sobre el papel de la poesía (su poesía) como agente de cognición. Si los “dioses” quieren, gozaremos también escuchándole poemas en su propia voz. Con los dos ponentes dialogarán los asistentes en una mesa abierta posterior.

Daniel Izquierdo Clavero

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POEMAS Y FOTOPOEMAS

AL POETA (contra el hilo de su olvido; potente voz y tijeras de trapo)

“Al poeta rural, y esquivo, y aunque oculto, ahí (verso, pensamiento, vida, verso escrito.)

Olvídate zángano de mil “titulares”, sin sentido. Entre todos los cruces de tus caminos = ventana abierta. Hola. Saludo. Escuchando ríos y vientos = Y silencios sin encuentro. Y encuentros de “blog”, abierto.

Lo cortante y aunque oculto dijo: - siento os exhorto poetas de la medianía, que viven, escriben y moran. Anquilosados por fríos que no saben de fronteras, y calores de venas abiertas. Y allí, si, allí. Informo, predico, escribo.

“Blogueros” de los versos que beben del campo… A vosotros. Que prendéis la mecha del verso suave que se sabe no leído. A vosotros. ¿Sí? ¿Por qué? ¿Dónde estáis? Acaso os ocultáis debajo de una fría piedra, apartada del camino. … Vestíos folklóricos imberbes. ¡¡¡ Vestíos!!! ¡Agradeced a la urbe el pan que os da! (comed todos de él) ¡Agradeced a la urbe el papel escrito! (la imprenta, el portátil, la salsa y el vino) Y la tecnología, y la palabra. ¿De quién es la palabra? Agradeced a la Urbe, si, agradeced. Y entonces dejad lo que estéis haciendo. Escribid versículos trasnochados de “su” popular. Tenéis ese hueco. Ahí os deja tierra yerma el Dios Cultureta, dominador, crítico, que nació desnudo, políticos, cencerros de oro… Cazad el universo, Argonautas del futuro.

Gritad el verso. Lanzadlo al aire con un pedaleo de tecla y clic. Y aquel que escribe cemento. Que predica lo bueno y lo malo, que toma café en grandes avenidas. Aquel que pinta en acero. Y bebe las fuentes de lo extraño e inaudito. Del correctismo-con-panfleto-y-Corte-de-chupatintas. Aquel. Que escriba y enrede… Y desde aquí, cuando abrimos infinitos. Alguien nos oye.

Víctor Guíu Aguilar

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QUÉ HACER qué hacer cuando uno ya no sabe ni si es de los suyos cuando uno ya no sabe si los suyos son de él... o de ninguno. qué hacer cuando los cuarenta rondan hacia los tres dígitos. hace calor y la sombra la dan los árboles y sus ramas. cuando la tenue luz de la luna nos asome a la fresca descubrirás que solo es un momento eterno el que nos confunde y allí veremos sí allí veremos las hordas viniéndonos a buscar entre las armas donde espero, mi pistola útil la de las grandes ocasiones.

Víctor Guíu Aguilar

La Europa del aborigen (Víctor Guíu Aguilar & Pedro Mata Calvo)

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LOS PAISAJES CULTURALES DEL RÍO ALFAMBRA. UNA JORNADA PARTICULAR

Fue el sábado 13 de mayo. La primera cita del día era a las once de la mañana en Las Cerradicas de Galve. Junto a las huellas de ornitópodos y saurópodos protegidas por una cubierta, se presentó la Guía Turística del Geoparque del Maestrazgo. Allí se congregó gente importante (y elegante): José Sangüesa, alcalde de Galve, que abrió el acto; Silvia I. Gimeno Gascón, presidenta del Parque Cultural del Maestrazgo, que aludió a “la lacra de la despoblación” y a los valores de este territorio; Nacho Escuín, director general de Cultura y Patrimonio de la Diputación General de Aragón, que anunció una subida en el presupuesto para los Parques Culturales de 75.000 a 300.000 euros; Juan María Alzina, de amplia carrera diplomática y actual secretario general de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO (¡uf!), que mostró su admiración por los proyectos y por “la lucha entusiasta del turismo”; Ángel Hernández, gerente del Parque Cultural del Maestrazgo, que empezó la presentación de la Guía mencionando la colaboración de los ayuntamientos y las comarcas; y Luis Mampel, director científico del Geoparque, que habló de retos, desafíos, sentimientos y dio una lección sobre las icnitas adyacentes.

Se oyeron buenas palabras.

A la una menos cuarto, con retraso, en los Granericos del Ayuntamiento de Aguilar, Chabier de Jaime (a quien también consideramos patrimonio humano y cultural nuestro, y le felicitamos por su nueva ocupación al frente del Parque Cultural constituido y lamentamos la futura pérdida de contacto diario con su alumnado) impartió una conferencia magistral donde dio una visión poliédrica y completa del mundo de los chopos cabeceros (o chopas, como se dice también en muchas localidades).

Chabier de Jaime Lorén durante la explicación. Fotografía de Gonzalo Tena Gómez.

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¡Cuántas cosas interesantes nos contó en poco tiempo! Desde una tipología de árboles de hoja plana según la intervención experimentada, la implicación de grandes herbívoros ramonea- dores en la evolución de los mismos desde hace veinticinco millones de años, hasta la visión histórico-medieval de los usos humanos en Europa a través de las ilustraciones de los libros de horas, pasando por la etnología, aprovechamientos, distribución europea, española y turolense, diversidad animal asociada, valores paisajístico, educativo, científico, cultural, artístico, afectivo, festivo y léxico (camocho o trasmocho, árbol candelabro, caudillado o escamonda, chopo fénix, que cae y vuelve a enraizar, atrincheramiento o pérdida de turno de poda), las edades de un árbol, etc.

El acto siguiente, en el mismo local, repleto de asistencia como no se había visto antes a decir de los lugareños, fue una mesa redonda y debate en torno al neonato Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra. Recibe, con emoción, el munícipe de Aguilar, Enrique Galindo. El alcalde de Gúdar, Alberto, cita: “Nada cambia, pero todo cambia si uno cambia”. Habla claro, no deja margen a la duda. Es un proyecto bueno para el territorio. Él es agricultor. Interviene también Nacho Escuín. Su implicación ha sido determinante en el éxito. Ángel Hernández reivindica la figura del gerente de los parques culturales. Pepe Andrés, jefe se servicio de Patrimonio del Gobierno de Aragón, comenta que la publicación del decreto correspondiente al Parque tardará dos o tres meses y hace referencia a la financiación, que ha de atender al funcionamiento, a las inversiones y a las infraestructuras. El alcalde de Ariño pone de relieve el buen funcionamiento del Parque Cultural del Río Martín. Ivo aporta la intervención de la casa… Comienza un turno de palabras del público incluida una propuesta afónica. A comer.

Imágenes de izquierda a derecha y de arriba abajo: bienvenida de Enrique Galindo, aspecto de los Graneritos y mesa redonda (Pepe Andrés, Nacho Escuín, Alberto Izquierdo, Ivo Inigo y Ángel Hernández). Fotografías de Gonzalo Tena Gómez.

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A la entrada del pabellón nos espera el grupo Alarifes de San Martín con sus gaitas y tambores en ristre y sonando. Buen ambiente comunicativo en la comida multitudinaria. Para salir del impasse de la supresión del uso de plásticos en estos menesteres, bien estaría la adquisición de una vajilla bien provista con sus correspondientes cubiertos metálicos y, si no queda más remedio, encargar platos y vasos de celulosa.

Grupo Alarifes de San Martín y comida de confraternización. Fotografías de Gonzalo Tena Gómez.

Con el horario desbordado comienza una placentera excursión por la vega del Alfambra, para rendir el último homenaje del día a los viejos árboles de la mano del incansable (pasión divulgativa) Chabier, que va desgranando explicaciones conforme avanzamos: “Para que no les entre la quera, la poda debe hacerse en menguante… aunque solo sea para no contrariar al padre…” También observamos sauces cabeceros, alguno con humus en su interior… Como decorado el campo luminoso, el pueblo en la ladera y un cielo plomizo. Visitamos al flamante Chopo del Remolinar y al chopo fénix (¡oooh!). De regreso directo, una lluvia suave nos va empapando los hombros. El sol envía sus últimos rayos por el oeste y un arco iris de buen augurio se rotula por levante. Despedimos al día de los chopos. Enhorabuena a Ababuj, Aguilar, Allepuz, Camarillas, Cedrillas, El Pobo, Galve, Gúdar, Jorcas y Monteagudo.

Gonzalo Tena Gómez

Imágenes de la excursión. Fotografías de Gonzalo Tena Gómez.

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LA MINERÍA DE ARCILLA EN EL TERUEL INTERIOR

A continuación, se expone un artículo basado en la conferencia que con el mismo título realizamos los autores en la Cámara de Comercio de Teruel el 12 de mayo en el marco de los actos programados por el décimo aniversario del Colectivo Sollavientos.

Actividad y contexto geográfico

“Teruel interior” no es una referencia toponímica normativa, sino que surge en el marco de la actividad del Colectivo Sollavientos. En su manifiesto fundacional podemos encontrar una descripción del territorio al que se hace referencia: “El Maestrazgo y las cuencas altas de los ríos Guadalope, Mijares, Alfambra, Pancrudo y Martín constituye una unidad geográfica, paisa-jística, cultural y humana”.

En este ámbito una actividad tradicional ha sido la explotación de arcilla para la fabricación de materiales cerámicos. Sin embargo, en los últimos sesenta años este tipo de minería ha dado un salto cualitativo influenciada por el sector de la industria cerámica castellonense, uno de los más potentes del mundo y que absorbe prácticamente toda la producción de las canteras de arcilla turolenses, tanto de pasta blanca como roja (en Galve, Riodeva y en el área de Caste-llote-Berge-Estercuel-Ariño).

Asimismo, esta actividad industrial y las trabas de tipo ambiental que la Generalitat Valenciana está poniendo a la apertura de nuevas explotaciones mineras en dicha Comunidad Autónoma impulsan desde hace unos años el planteamiento de nuevos proyectos mineros (pero sin la creación de fábricas o plantas industriales asociadas) en la provincia de Teruel en lo que su-pondría la creación de una auténtica cuenca minera (Fig. 1).

Fig. 1. Concesiones mineras para nuevos proyectos de minas de arcilla en el Teruel Interior. Su ejecución comportaría la creación de una nueva cuenca minera.

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Minería de arcilla en el Teruel Interior: demografía y actividad económica

Con el fin de analizar estas tres variables en nuestro contexto territorial tomaremos tres casos-tipo: dos localidades con minas de arcilla activas de Sibelco Minerals, Galve y Riodeva, y una sin mina pero con un proyecto planteado por la misma multinacional, Aguilar del Alfambra.

Si observamos la evolución demográfica de los municipios citados en los últimos cien años (Fig. 2) vemos una tendencia común de pérdida de población muy acusada. Si bien en Aguilar y en Galve el descenso es sostenido desde 1910, en Riodeva dicha dinámica se precipita alre-dedor de 1960, precisamente, en torno a la fecha de apertura de la mina.

Podemos pensar que en esta dinámica de despoblación la actividad minera pudo servir tanto a Galve (con una explotación abierta en torno a 1980) como a Riodeva para mantener un mínimo de población ligeramente más holgado que Aguilar, pero sin capacidad para frenar la tendencia de pérdida de pobladores. Sin embargo, siendo una deducción correcta, no es siempre correcta atendiendo a la experiencia de Galve, cuya mina en los últimos años ha llegado a funcionar sin emplear a población local o del contorno (a día de hoy emplea a un solo habitante del municipio), nutriéndose fundamentalmente de mano de obra procedente de Castellón y otras provincias. Los días que funciona la explotación los operarios llegan en los primeros camiones que transportan la arcilla hasta Levante, y con el último porte de la jornada, se marchan los que quedan.

Un rasgo habitual de las localidades rurales y despobladas del interior como las que nos ocupan es el notable envejecimiento medio de sus habitantes. En los casos de los municipios propuestos vemos que (Fig. 3) ambas características se dan tanto en Aguilar como en Riodeva, no así en Galve, con cifras que concuerdan e incluso mejoran la media aragonesa. Teniendo en cuenta que, como mínimo, en la última década la mina de Galve no emplea, o emplea po-quísima población local, dichas cifras cabe achacarlas a otras actividades.

Fig. 2. Evolución de la población en Aguilar, Galve y Riodeva desde 1910. Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

Fig. 3. Población con más de 65 años y media de edad en Aguilar, Galve y Riodeva. Fuente: Instituto Aragonés de Estadística.

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Una tercera característica habitual de este tipo de municipios es que existe una elevada cifra de población inactiva, fundamentalmente jubilada dado el considerable envejecimiento de sus habitantes. Este rasgo es común a Riodeva, Galve y Aguilar (Fig. 4), con la peculiaridad de que la localidad con una mayor cantidad de población activa es esta última, en la que no hay mina, y la que cuenta con un menor número de jubilados, es Galve, cuya mina no emplea o emplea a muy poca población local.

Los datos expuestos hasta el momento hacen que nos preguntemos por la dedicación de la población activa de estas tres poblaciones, por lo que prestaremos atención a las afiliaciones a la seguridad social por sectores de actividad económica en los últimos años (Fig. 5).

En primer lugar, cabe reseñar que las actividades que han creado más afiliaciones en Aguilar y Galve son las esperables en el medio rural, las relacionadas con el sector primario, agricultura y ganadería. Sin embargo, los datos más llamativos son los relativos a las actividades que han dado lugar, a continuación, a más afiliaciones: en Aguilar, la industria, y en Galve, los servicios. Todos estos datos son concordantes con la existencia de un apreciable sector ganadero en Galve (granjas y ovino extensivo) y turístico, con el desarrollo del turismo vinculado a su riquí-simo patrimonio paleontológico.

Fig. 4. Población activa, inactiva y jubilados en Aguilar, Galve y Riodeva. Fuente: Instituto Aragonés de Estadística.

Fig. 5. Fuente: Instituto Aragonés de Estadística.

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Por su parte, las cifras en Aguilar son congruentes con la actividad de la quesería artesana Hontanar, que da trabajo tanto en el sector primario (cuidado del ganado) como en el se-cundario (la quesería propiamente dicha), y que a día de hoy emplea a 10 personas (dos de ellas a media jornada) de las cuales 6 viven en Aguilar (mayo de 2017), cifras muy notables en un municipio con 64 empadronados.

En el caso de Riodeva la construcción ha sido el sector con más afiliaciones, mientras que el resto se ha mantenido en una gran atonía. La minería de arcilla ha estado en este último grupo hasta hace unos meses, en que se produjo el despido de 5 de los 24 empleados que estaban contratados, y con unas expectativas de futuro para la mina poco claras (se llegó a publicar en diversos medios que la empresa iba a cerrar la explotación, lo que quizás fuera un globo sonda con la intención de hacer más aceptables los despidos que acabaron produciéndose). Esta triste dinámica recuerda a lo sucedido en Galve, ya que su mina llegó a dar sustento a 20 trabajadores y 15 transportistas, situación que cambió hasta llegar a la actual a partir de la adquisición de la explotación por Sibelco Minerals.

En definitiva, con los datos expuestos podemos establecer que la minería de arcilla en el con-texto geográfico del Teruel Interior es poco relevante a la hora de corregir una persistente dinámica demográfica caracterizada por la despoblación, el envejecimiento y una abundante población inactiva. Esta escasa incidencia demográfica se corresponde con una débil capa-cidad para generar empleo y una evolución negativa del mismo con el paso de los años.

A partir de la experiencia de Galve podemos inferir que el nivel de relevancia de la minería de arcilla depende en buena medida de la gestión empresarial que se haga, ya que puede considerarse que hoy en día en dicho municipio la explotación arcillera es una actividad prácticamente irrelevante, cuando en el pasado tuvo un mayor protagonismo tanto en la actividad económica como en la demografía local.

Sin embargo, nos equivocaríamos si pensáramos que la poca importancia en términos demográficos o de actividad es responsabilidad exclusiva de unos casos determinados poco generalizables, o de una empresa en concreto. Pensamos que, más allá de la inevitable casuística local, los datos se enmarcan en una pauta general. Así, en Castellote, seis minas de arcilla blanca generan a día de hoy (mayo de 2017) solo dos empleos fijos todo el año.

Desde luego, las cifras expuestas chocan con la imagen habitual que se tiene de la minería, consistente en un importante factor de empleo, actividad y población. Un ejemplo lo tenemos en la propia provincia de Teruel, donde la minería del carbón ha sido durante décadas el nervio de un buen número de localidades (sin bien en la actualidad presenta un futuro muy poco halagüeño).

A diferencia de la minería del carbón, la de arcilla está basada en una materia prima muy barata, que requiere de muy poca inversión y que deja un margen de beneficio muy reducido. Por ello, a falta de una industria de transformación asociada, que como hemos visto se localiza en la Comunidad Valenciana, la minería de arcilla en un medio rural de montaña con las características del turolense ofrece como resultado experiencias en las que su contribución es casi inapreciable.

Sería interesante estudiar otros casos de minería barata en la España interior y rural que sirvan de simple suministro de materia prima a otras áreas industrializadas, para contrastar lo expuesto y establecer posibles correlaciones. Igualmente, sería interesante cuestionarse si este tipo de explotaciones puede llegar a desincentivar otras actividades, o directamente anularlas, a partir del caso de Riodeva, donde la apertura de la mina viene a coincidir en el tiempo con un imparable vuelco demográfico.

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Minería de arcilla en el Teruel Interior: práctica minera e impacto ambiental

La minería de arcilla, al menos tal y como se ejecuta en la provincia de Teruel, es un sector que se muestra reacio a un funcionamiento racional y ordenado. Sucede tanto a nivel general, por falta de planificación por parte del Departamento de Industria (que por lo demás rechaza su necesidad fiando la regulación del sector al juego de la oferta y la demanda), como en las propias explotaciones a cielo abierto, donde es difícil distinguir frentes de extracción, zonas de acopio, etc., presentando de este modo un aspecto caótico e impactante. Sucede esto último por la propia naturaleza del mercado de la arcilla, sujeto a fuertes oscilaciones en la demanda por parte de la industria cerámica, lo que hace que sea prácticamente imposible mantener planes de explotación coherentes a imagen de lo que sucede en otros tipos de minería.

Además, cabe considerar el impacto que la minería de arcilla produce en la sociedad local y al medio ambiente, o, dicho de otra manera, a los recursos, medio de vida y patrimonio de los municipios y de sus vecinos (suelo, agua, paisaje, fauna, flora, etc.). Las afecciones no se analizan con rigor en los estudios de impacto ambiental que se presentan con los proyectos, algunos de los cuales son muy deficientes. Por ejemplo, múltiples proyectos presentados en el Valle de Santilla (Aliaga) minusvaloran la biodiversidad y el paisaje de la zona, y no hacen mención de las explotaciones agrícolas y ganaderas existentes, despreciando así el modo de vida de la población local. En Aguilar, Sibelco negaba la existencia de acuíferos en el subsuelo de su proyecto cuando había realizado sondeos que demostraban la existencia de los mismos.

A la hora de restaurar las minas de arcilla turolenses existen problemas que imposibilitan una explotación sostenible. Las arcillas de pasta roja (como la de Galve o la proyectada en Aguilar), de poco valor económico, son fáciles de extraer, pero presentan poco estéril (suelo o tierra que recubre el yacimiento de arcilla), lo cual imposibilita el posterior relleno de los huecos generados. Las minas de arcilla de pasta blanca, como la de Riodeva o las de Castellote, solo aprovechan un 20 o 30% del material que extraen, por lo que se dispone de más estéril para su relleno. No obstante, lo que no cambia es que las empresas se encuentran con problemas a la hora de decidir el volumen de extracción debido a la mencionada volatilidad del mercado, dando lugar a un auténtico caos en la progresión de la explotación.

Teniendo en cuenta lo anterior, es imposible que la restauración del terreno, que debería realizarse según avanza la explotación, se efectúe. Por otra parte, los planes y técnicas de restauración, en las escasas ocasiones en que se llevan a cabo, son deficientes, empleándose en general técnicas obsoletas, ineficaces o erróneas.

Aspecto de la mina de arcilla de Sibelco Minerals en Galve.

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Un ejemplo lo tenemos en Galve, donde de las 60 hectáreas ocupadas solo se han realizado labores de restauración en el 23%, cuando dichos trabajos tendrían que abarcar un espacio mucho más amplio. Dentro de dicho porcentaje, que supone menos de una cuarta parte de la explotación, únicamente se ha producido una restauración exitosa en un 43% de la superficie, mientras que el 57% son labores fallidas o en mal estado, observándose regueros erosivos, cárcavas, ecosistemas no funcionales, etc.

A este respecto cabe recordar que un plan de restauración no consiste en plantar unos pocos pinos, sino que el terreno afectado ha de volver a tener unas condiciones iguales o parecidas a las que tenía anteriormente, de modo que vuelva a ser útil medioambientalmente y para la sociedad local, sirviendo para pasto, suelo agrícola, forestal, etc. Sin embargo, restaurar es muy difícil, sobre todo con unas condiciones naturales como las del Teruel Interior, con suelos pobres y escasos, y un clima seco y frío. Para asumir retos técnicos como los descritos las empresas no parece que cuenten con voluntad ni con técnicos preparados en restauración y conocedores de técnicas actuales, probadas y con mayor nivel de éxito.

Minería de arcilla en el Teruel Interior: un balance

Como hemos visto a partir de los casos-tipo analizados, la minería de arcilla en términos demo-gráficos y de actividad económica es muy poco relevante, pudiendo llegar a no serlo en abso-luto, y tiende a debilitarse con el tiempo. Si bien su intrascendencia puede achacarse en parte a políticas empresariales concretas, nos encontramos en general ante una actividad que, a diferencia de la minería del carbón, genera poco empleo, es barata y requiere de poca inversión. Además, no está asociada a una industria transformadora local, sino que la materia prima sirve para abastecer básicamente a la industria cerámica castellonense, una industria que, por lo demás, ante los problemas que encuentra el sector minero en la Comunidad Valenciana a la hora de ampliar su actividad, está estimulando la creación de una cuenca minera no planificada, prevista, declarada ni valorada en el Teruel Interior.

Esta actividad, por su parte, conlleva impactos negativos en el territorio en el que se desarrolla y que en general no se asumen ni tratan de corregirse por parte del sector. Así, vemos una escasa implicación con el territorio merced a proyectos en los que se obvian los perjuicios ambientales y se desprecian las actividades económicas que dan sustento a la población local, se mantienen explotaciones sin una planificación coherente y se incumplen sistemáticamente los planes de restauración (como en Galve, donde solo alrededor de un 10% se ha restaurado eficazmente). Situaciones como las descritas dan lugar a conflictos, como sucede en Aguilar o en Galve, con problemas enconados a cuenta de un proyecto y de una mina, ambos de Sibelco Minerals.

Ponderando lo que aporta la minería de arcilla al Teruel Interior y lo que le cuesta vía impactos medioambientales y sociales, cabría considerar por parte de la Administración autonómica una planificación del sector, de manera que se evitara la minería prescindible y se elaborara una previsión de áreas susceptibles de explotación, junto a otras de exclusión por sus valores agropecuarios, medioambientales o paisajísticos. Esto favorecería las explotaciones sin opo-sición ni conflictividad social. Este, el de la planificación, que es un punto que concita el acuer-do de la sociedad civil, empresas mineras y grupos medioambientalistas y ecologistas, es, paradójicamente, desdeñado por parte del Departamento de Industria, lo que en términos prácticos significa mantener una situación de inseguridad para la población local, impactos ambientales en el territorio, conflictividad social e incertidumbre para las empresas mineras que, a cambio, perpetúan prácticas poco edificantes.

José Luis Simón Gómez, Ivo-Aragón Inigo Fernández

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EL ÚLTIMO HERRERO EN AGUILAR DEL ALFAMBRA (IV)

Introducción

En este artículo se tratan los herrajes especiales de las caballerías, accidentes y enfermedades del casco, odontología equina que practicaba el herrero Gregorio Najes e inyecciones y he- rrado de los bueyes utilizados para labrar el terreno donde se plantaron los pinos de la Muela de Aguilar en el año 1956.

Herraduras con pestañas

Las pestañas son finas proyecciones triangulares que nacen del borde externo de la tabla de la herradura a nivel de lumbres, hombros y las cuartas partes. Las pestañas sirven para con- trarrestar las fuerzas de empuje y cizallamiento que experimenta la herradura en el casco. La aplicación correcta de las pestañas elimina o reduce drásticamente la incidencia de los clavos arrimados en el herraje. Para obtener una herradura con pestaña o pestañas (Figura 1) se parte de la herradura ya forjada en caliente apoyando la parte correspondiente calentada de nuevo en la fragua. Luego, se realiza la pestaña mediante un estirado, aplanado y acabado, para darle la forma adecuada.

El número de pestañas, así como el tamaño y la colocación de las mismas, era elegido por Gregorio de acuerdo a las necesidades del casco y de la caballería, según su conformación y el servicio que prestara. La colocación de una sola pestaña en la lumbre o pinza del casco se opone al deslizamiento hacia atrás de la herradura. Esto es suficiente para la mayoría de los cascos, que por lo general son redondos. Cuando el casco es de pie, es decir, es más alargado u ovalado, se pueden producir más fácilmente las fuerzas laterales o de torsión, sobre todo cuando la caballería es de silla y tiene que realizar giros rápidos. En estos casos se emplean las pestañas laterales, que por su situación permiten contrarrestar tanto los empujes laterales como las fuerzas que arrastran las herraduras hacia atrás. Ese es el motivo por el cual las herraduras de pie llevan pestañas laterales en lugar de una pestaña central.

Las pestañas se utilizan para los caballos de carreras y los mulos en casos especiales. Generalmente, Gregorio, este tipo de herraduras las ponía a fuego.

Herrados correctivos de defectos de dirección o aplomo

Entre los herrados especiales que realizaba Gregorio cabe destacar el herrado de pie pando y el de pie topino.

Fig. 1. Herraduras especiales. A la izquierda, herradura para pie pando. En el centro, herradura caballar de pie derecho con tres pestañas. A la derecha, herradura caballar de mano izquierda con una pestaña. Fotografía de Manuel Najes Guillén.

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a) Si la cuartilla está levantada y la lumbre del casco “agachada” se dice que es un pie pando (Figura 2). Este cuadro se caracteriza por unos talones extremadamente cortos y estre- sados, y unas lumbres largas. El casco tiene un aspecto alargado y es frecuente la contracción de los talones. El tratamiento pasa por enderezar en eje casco-cuartilla mediante un rebajado y, si es necesario, la ampliación de talones en forma de cuña. Estas herraduras se forjaban de forma ya descrita en el Último herrero (II) con ramas más largas y con la operación posterior, previo calentamiento de cada talón por separado.

b) Si la cuartilla parece más “agachada” que la línea dorsal del casco se dice que es un pie topino (Figura 3). Este cuadro se distingue por unos talones altos y una lumbre con aspecto contraído. La mayoría de las veces es producto de una retracción del tendón flector profundo, lo que lleva al animal a pisar con la parte delantera del casco dejando los talones sin uso, por lo que estos suelen atrofiarse dando lugar a cascos con aspecto de tubo encanutado o ancado, llegando en casos graves a apoyar el casco por las lumbres en el suelo. El tratamiento del casco topino pasa por aplomar correctamente el casco proporcionando una buena base de apoyo que facilite la expansión de los talones.

En según qué cascos y gradaciones del problema, es necesario crear extensiones o alar- gamientos artificiales de las lumbres mediante herraduras especiales. Especial era la forja que realizaba Gregorio (Figura 1 izquierda) partiendo de una pletina de 50 a 60 mm de anchura y de 8 a 10 mm de espesor, separando lo que serían, después, las dos ramas de la herradura mediante la tajadera.

Posteriormente forjaba dichas ramas en las zonas de hombros, cuartas partes y talones, prolongándose hacia delante en la zona de la lumbre de 40 a 50 mm, según los casos. El estiramiento para obtener las ramas y las claveras se realizaba con la ayuda del machacante.

Fig. 2. Pie pando. Fotografía: http://elegantecaballoperuano.blogspot.com.

Fig. 3. Pie topino. Fotografía de www.grupopre.com.

Accidentes en el herrado

Los accidentes casi siempre eran producto de la falta de pericia o negligencia del herrador, y aquí se van a describir los más típicos.

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a) Heridas producidas por la cuchilla y “pujamante”. Al rebajar el casco, cuando estos son muy largos y las palmas secas, o cuando están muy desgastados o demasiado rebajados, puede ocurrir que la cuchilla o el pujavante atraviesen la palma y penetren en los tejidos vivos produciendo una hemorragia. Generalmente este accidente no suele ir seguido de más consecuencias y desaparece a los pocos días.

b) Quemaduras en la palma. Este accidente se produce cuando al sentar la herradura a fuego se mantiene aplicada más tiempo de lo debido, dando lugar a que el calor atraviese la pal-ma, congestionado, inflamando y hasta carbonizando los tejidos subyacentes.

c) Clavaduras. Esta lesión de los tejidos vivos se produce por un clavo que, en vez de penetrar por el espesor de la tapa, se desvía hacia adentro, llegando a herir o comprimir el pie. Normalmente el herrador se da cuenta del accidente en el momento de producirse y extrae el clavo, más o menos manchado de sangre, designándose con el nombre de “puntura” esta clavadura. Casi nunca tiene consecuencias. Cuando el clavo ha producido herida y permanecido más o menos tiempo sin sacarse en el pie, se denomina “clavadura” propiamente dicho, siendo de más importancia que el anterior.

d) Clavo arrimado. Consiste en un clavo que no toca las partes sensibles del pie, pero provo-ca presión como para causar dolor, que suele aparecer al día siguiente del herraje. Tarda más en curarse.

e) Herradura sentada. Este accidente se produce por la compresión de la palma por la herradura al rebajar el casco en exceso. Siempre que herradura y palma contactan existe rozamiento. Este accidente se corrige dando más “justura” a la herradura poniendo otra con más tabla con el fin de que se trabaje mejor y proteja más la palma.

Enfermedades y accidentes en los cascos de los equinos que trataba Gregorio

a) Putrefacción de la ranilla. Esta enfermedad se caracteriza por el reblandecimiento de la citada pieza y una exudación purulenta. Se consideran como causas el prolongado con- tacto del pie con el estiércol, barro y heces fecales, el estrechamiento de los talones, que altera la nutrición de la ranilla, y la compresión excesiva y continua de esta pieza del casco, producida por las herraduras de plancha. El tratamiento consiste en la limpieza de la ranilla y en la aplicación de una planchuela de estopa impregnada en brea o miera.

b) Infección de la ranilla (higo). La ranilla se ve negra y despide un olor putrefacto debido a una larga permanencia de la caballería en lugares húmedos y sucios. El tratamiento con- iste en una limpieza completa del casco, en eliminar las partes reblandecidas y aplicar algún antibiótico local y cicatrizante.

c) Hormiguillo. Este término se refiere a una enfermedad en la que la pared del casco se destruye debido a hongos que actúan solos o asociados a bacterias. Muchas caballerías tienen pequeñas áreas de hormiguillo pero que no generan problemas porque la pared del casco crece hacia abajo más rápido que la lesión.

d) Clavo halladizo. Aunque en realidad es una puntura, para diferenciarlo del accidente del herrado se denomina “clavo halladizo” a la herida de los tejidos vivos del pie producida por un clavo o cualquier otro cuerpo punzante que atraviesa la palma o la ranilla. Advertida la puntura por la cojera del animal se lava el casco con agua “zotalada” y se extrae el clavo con la tenaza. Después se vierte por la herida unas gotas de tintura de yodo, se cubre con una planchuela de algodón o estopa y se venda.

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Odontología equina que practicaba Gregorio

a) Nivelación de molares o “quitar un espolón”. La primera muela de cada lado de la man- díbula superior de una bestia suele rebasar un poco hacia delante a la primera del maxilar inferior. La porción de aquella muela que no se desgasta forma una punta que a veces llega a herir la encía de la mandíbula inferior y hay necesidad de cortarla, lo que se practicaba con un cincel. Si el ayudante sabe mantener la boca del animal abierta no hay necesidad de escalerilla o abrebocas, pero en caso contrario es indispensable. Gregorio tomaba el cincel (Figura 4) con la mano izquierda, lo introducía en la boca apoyando el corte en la punta a nivel del plano y, dando un golpe seco, cortaba el espolón.

b) Quitar el haba. Este es el nombre que se le daba a un quiste del tamaño de un confite que se formaba en la parte interior de las encías de las caballerías. El tratamiento consistía en calentar la parte activa de una especie de legra con mango de madera (Figura 4). Un ayudante mantenía la boca abierta mientras se aplicaba la legra en la zona afectada y se tiraba bruscamente del mango extrayendo el haba.

Fig. 4. De izquierda a derecha: legra, abrebocas, cincel y legra. Fotografía de Manuel Najes Guillén.

Fig. 5. Caja, jeringa y agujas. Fotografía de Manuel Najes Guillén.

Inyecciones hipodérmicas o subcutáneas

Gregorio también ejercía de forma altruista de practicante-veterinario, es decir, ponía inyecciones a las caballerías, vacas, ovejas, cerdos, etc., con prescripción del veterinario de la zona, a cualquier hora del día e incluso durante la noche.

Este modo de administrar los medicamentos estaba en aquellos tiempos muy generalizado en Veterinaria. La jeringa que utilizaba era la de Luer (Figura 5), que constaba de dos piezas de vidrio: el émbolo, un cilindro de vidrio esmerilado, y el cuerpo de bomba, que contaba con unas divisiones que indicaban, en mililitros o centímetros cúbicos, la precisión y la capacidad de la jeringa, lo que permitía saber el volumen del medicamento a inyectar. A estos elementos se añadía la aguja, una delgada cánula de metal cortada en pico de flauta por un extremo.

Como las piezas podían separarse se facilitaba la esterilización, que se realizaba introduciendo las dos partes de la jeringa y la aguja en agua. Se servía de una caja de acero inoxidable en la que depositaba alcohol que servía de combustible, al cual se le prendía fuego. Se dejaba la combustión hasta que el agua hervía durante un tiempo prudencial y, retirando las partes con ayuda de pinzas, se dejaban enfriar.

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A la hora de inyectar el medicamento a la bestia se elegía preferentemente una tabla del cuello. Se procedía del siguiente modo: se cargaba la jeringa, se desinfectaba la región lavándola con alcohol, se cogía un pliegue de la piel levantándola un poco y, en su base, se clavaba la aguja. Después se empujaba el émbolo hasta que se acabase de inyectar el medicamento y se saca-ba la aguja cubriendo la picadura con algodón empapado en alcohol.

Herrado de los bueyes

El pie del buey difiere del de las caballerías, pues se encuentra dividido longitudinalmente en dos partes iguales que constituyen los dedos, que se terminan en una caja córnea llamada pezuña. No existe en el pie del buey la ranilla, el cojinete plantar ni los cartílagos laterales que hay en las caballerías. En cambio, existe entre sus dedos el ligamento interdigital, destinado a impedir una separación muy considerable de los mismos. Bajo el concepto de herrado debemos considerar en el pie de buey las lumbres o parte anterior de la pezuña, los hombros, las cuartas partes y los talones. El principal objetivo del herrado en el ganado vacuno es preservar el desgaste de la caja córnea que constituyen las pezuñas.

El herrado en cuestión no ofrece como en las caballerías el inconveniente de perjudicar la elasticidad del pie, en razón de que las acciones de dilatación y estrechez se verifican parti- cularmente hacia la división de las falanges y, por lo tanto, ninguna influencia ejerce sobre esta parte la aplicación de la herradura. Por este motivo el herrado del buey no se usa generalmente como el del caballo, incluso hay localidades donde no se practica, y otras en donde solo se hierra la pezuña externa de los miembros anteriores, si bien es lo común que las dos pezuñas del ganado vacuno se hierren cuando estos animales trabajan en terrenos y caminos duros.

Siempre es útil herrar estos animales, al menos temporalmente, cuando tienen que hacer mar- chas penosas por malos pisos. El olvido de esta precaución les puede perjudicar puesto que las largas jornadas pueden dar lugar a escarzas, o heridas producidas por chinas u otros objetos, en las palmas, que son poco gruesas y se hienden con facilidad. De aquí resultan accidentes que algunas veces son mortales.

La herradura del buey (Figura 6) se divide en dos partes, cada una de las cuales presenta una placa de de 2 o 3 mm de espesor que tiene la misma forma que la cara inferior de la pezuña. Dichas placas son más anchas hacia los talones que en las demás partes. Su forma es pa- recida a la cuarta parte de un óvalo (ver figura) y las claveras, en número de cuatro a seis, están colocadas cerca del borde externo, bastante aproximadas entre sí, y se estampan en los dos tercios anteriores de la herradura. La cara superior de la herradura es cóncava en una parte de su extensión, y aplanada hacia el borde en que están las claveras, circunstancia que facilita después su adaptación a la pezuña. La cara inferior es ligeramente convexa.

Fig. 6. Herraduras de buey. Fotografía de Manuel Najes Guillén.

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Sobre el borde interno de la herradura hay una prolongación de la misma que forma un ángulo recto que se adapta, estando la herradura fría, a la tapa de la pezuña en el sitio corres- pondiente para reemplazar los clavos que faltan en este lado. Un poco más atrás de dicha prolongación existe una pestaña que corresponde a la excavación de la parte externa del pie, y cuyo destino es impedir que se introduzcan debajo de la herradura los cuerpos extraños.

Gregorio fabricaba las herraduras realizando una plantilla de cartón que llevaba sobre la chapa después del trazado. Luego procedía a recortarla con un buril y a forjarla en caliente realizando las cuatro o seis claveras, siempre sobre el borde externo de los callos. Las herraduras que forjaba eran de callos “vizcaíno o provinciano”, con pestaña o vuelta que arrancaba de la parte interior del borde interno, careciendo de esta pestaña el callo “castellano”.

Antes de aplicar las herraduras era necesario darles la “justura” conveniente, para lo cual se elevaba un poco el borde externo del callo con el objeto de imprimir a la cara superior el grado de curvatura que requería la disposición particular de la palma. Herrar a las caballerías no resultaba, salvo excepciones, excesivamente complicado. Mucho más peligrosa se hacía esta operación cuando se trataba de ganado vacuno, porque no se aguantaban de pie sobre tres patas. Lo mejor era inmovilizar al animal para hacer el trabajo sin miedo a coces ni cornadas. Para eso se inventó el potro de herrar (Figura 7).

Gregorio tuvo que construir un potro en el corral de la Herrería con ocasión del herraje de los bueyes utilizados para labrar el monte en la plantación de los pinos de la muela de la Umbría (Ababuj y Aguilar), el Morrón y el Collado (Aguilar) en 1956 (Figura 8). El potro estaba formado por cuatro troncos de madera de chopo clavados en el suelo formando un rectángulo, de tal manera que dentro de él cupiera el buey que había que herrar.

A su vez, los pilares de los lados más largos estaban unidos con dos vigas horizontales de las que colgaban unas cinchas de cuero que, al pasarlas por debajo de la panza del animal, se tensaban y lo dejaban inmovilizado. En el frente se colocaba un yugo de madera, donde se sujetaba la cabeza del buey, estando curvado en su parte central para adaptarse al cuello. En la parte superior de los dos postes traseros existía un travesaño para sujetar el rabo. De los postes verticales salían, a poca altura (algunos les llamaban “apoyamanos”) otros en los que, de forma alternativa, se ataban las patas de los animales para proceder al cambio de herraduras.

Fig. 7. Potro de herrar bueyes. Fotografía: www.aldeadelpinar.com.

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Una vez inmovilizado el buey se le quitaba la herradura vieja, si la había, y se rebajaban con el pujamante, y con prudencia, las pezuñas. No debía disminuir mucho el espesor de las palmas para no exponerlas a heridas y otros accidentes. El poco espesor de la tapa aconsejaba que los clavos no debían profundizar mucho, siendo suficiente que salieran a una distancia de 10 o 15 mm por encima del borde inferior.

Para fijar la herradura se hacía uso de clavos con cabeza pequeña y espiga delgada. Se clavaban en la pezuña y, redoblados con el martillo, cortados con la tenaza y conve- nientemente remachados, se doblaba el extremo de la pestaña sobre la cara interior de la de la pezuña apoyando la tenaza en el borde externo. La aplicación del callo se hacía en frío, pues en caso de aplicarla en caliente se quemaban los tejidos vivos debido a la delgadez de la palma. El herrado del buey nunca era tan sólido como el de las caballerías.

Las punturas, las clavaduras y demás afecciones que hemos señalado se remediaban de la misma manera cuando ocurrían en los bueyes, pero es de notar que en estas enfermedades la supuración acarreaba con frecuencia el desprendimiento de la pezuña, si bien este accidente no era tan grave como en las caballerías.

Fig. 8. Perspectiva de Aguilar y de la repoblación de pinos. Fotografía de Ivo-Aragón.

Conclusión

Se finaliza así el ciclo de artículos dedicados a la fabricación de herraduras, herraje de las caballerías y bueyes que practicó Gregorio Najes.

En la entrevista realizada en el Diario de Teruel el domingo 30 de abril de 2017 a Sergio del Molino, periodista y escritor autor de la España vacía, a la pregunta de si la memoria familiar juega un papel trascendental en la España vacía, entre otras cosas afirma que “Ya hemos asistido a la extinción de esa cultura y esa forma de vida, ahora vamos a asistir a la extinción de su memoria, que de momento pervive con mucha fuerza porque todavía está en el desván del abuelo, hemos crecido de la mano de gente que procede de esa cultura. Es importante explorar esa memoria ahora que podemos todavía”.

Manuel Najes Guillén

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VI JORNADA CULTURAL DE AGUILAR DEL ALFAMBRA. MEMORIA POSTAL Y EPISTOLAR, Y CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA ESTAFETA

El 11 de junio de 2016 se celebró la VI Jornada Cultural de Aguilar, dedicada a la Memoria postal y epistolar, y a la Celebración del Día de la Estafeta.

La jornada se abrió con la intervención de Alejandro Abadía París, presidente del Grupo Filatélico de Samper de Calanda. Su exposición, con una in- tensidad propia de alguien a quien le mueve la pasión por lo que habla, versó sobre la historia filatélica y postal española, y en concreto sobre la turolense.

Presentó a su vez la historia postal de Aguilar, gracias a lacual vecinos e hijos de la localidad pudimos ver co- rrespondencia escrita y matasellada en nuestro pueblo hace, en algunos casos, más de un siglo. Concluyó con una valoración sobre la importancia histórica que ha tenido la formación del servicio postal y la proyección que confería a una localidad como Aguilar la estafeta y la edición de sellos y postales filatélicas.

Clemente Alonso Crespo habló, en un diálogo constante con el público, sobre su experiencia con el archivo y la obra de Miguel Labordeta, sobre lo que definió como «una relación de amor y odio con los Labordeta». En realidad, el odio no era tal sino el recuerdo de un trabajo minucioso (y también apasionado) con la literatura, cartas y documentos inéditos de uno de los mejores poetas aragoneses.

Desgranó una maravillosa colección de recuerdos y anécdotas de los años vividos por él, y de los vividos por su investigado, en los que sin duda palpitaba una historia de la cultura española nucleada alrededor de la figura de Miguel Labordeta, todo ello aderezado con la lectura de misivas y poemas del autor.

Imágenes de izquierda a derecha y de arriba abajo: sellos y postal de Aguilar, y Alejandro Abadía durante su

exposición. Fotografías de Chusé Lois Paricio Hernando.

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Recurriendo también al diálogo, Daniel Izquierdo Clavero e Ivo Inigo Fernández trataron, desde la perspectiva de la literatura y de la investigación, la historia local de la correspondencia. Expusieron cómo entre los siglos XVI y XVIII se dieron en Aguilar las condiciones que permitieron la paulatina universalización de las comunicaciones privadas, para después abordar algún caso concreto e imaginar otros que pudieron ser posibles. El reflejo de la literatura en la correspondencia, los géneros epistolares y las cartas de amor fueron otras referencias que abordaron.

Clemente Alonso y Daniel Izquierdo. Aspecto de los Granericos. Fotografías de Chusé Lois Paricio Hernando.

Antes de dar paso a la celebración del Día de la Estafeta, la Plataforma Aguilar Natural hizo entrega al Ayuntamiento del diploma logrado en el concurso Árbol Europeo del Año 2015 por el primer candidato español que participó en el certamen, el chopo cabecero del Remolinar. El acto fue el remate al motivo que dio pie a la celebración el día de la Día de la Estafeta, la emisión de un sello en honor al podio europeo conseguido por el árbol de Aguilar. Consistía en el dibujo de una dehesa de chopos cabeceros realizado por el gran escultor de Rubielos de Mora José Gonzalvo. Además de esta estampa, los presentes pudieron disfrutar, adquirir y matasellar tarjetas filatélicas con idéntico motivo, además de otro sello y tarjeta con la escultura del águila del mismo escultor, cortesía del Grupo Filatélico de Samper de Calanda y del Grupo Colaborador del Día de la Estafeta.

Plataforma Aguilar Natural

Matasellado de una postal durante la celebración del Día de la Estafeta. Reproducción de una hoja manuscrita de Miguel Labordeta aportada por Clemente Alonso.

Fotografías de Chusé Lois Paricio Hernando.

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