Almas de agosto, 2012

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Agosto 2012 Año LXIII • Núm. 752 Ejemplar gratuito Publicación de Misioneros de Guadalupe Perú y Angola marcan la vida de dos misioneros Celebración de 25 años de sacerdocio Celebración de 25 años de sacerdocio Perú y Angola marcan la vida de dos misioneros

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Publicación mensual de los Misioneros de Guadalupe

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Agosto 2012Año LXIII • Núm. 752

Ejemplar gratuito

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Perú y Angola marcanla vida de dos misioneros

Celebración de 25 añosde sacerdocioCelebración de 25 añosde sacerdocio

Perú y Angola marcanla vida de dos misioneros

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General: Por los encarcelados

Que los encarcelados sean tratados con justicia y se respete su dignidad humana.

Misionera: Por el testimonio evangélico de los jóvenes

Que los jóvenes, llamados al seguimiento de Cristo, proclamen y den testimonio del Evangelio hasta los confines de la tierra.

Intencionesdel Santo Padre Benedicto xvi para 2012

P. Sergio César Espinosa González, mg

El mal, a veces causado directamente por las acciones de algunas personas, nos asedia en todas partes. La sociedad castiga con la cárcel los comportamientos que perjudican gravemente al prójimo. Por otra parte, sabemos que en las cárceles no siempre están quienes deberían, y que algunos presos no deberían estar ahí. Muchos presidiarios ven piso-teada su dignidad con frecuencia. Por eso este mes el Santo Padre nos pide que oremos por los encarcelados, para que sean tratados con verdadera justicia y la sociedad les ayude a reformar sus caminos, y para que nunca se busque la ven-ganza contra quien ha delinquido, sino la justicia y que todo ser humano sea respetado en su dignidad.

Cuando la fe y el testimonio a favor del Evangelio tienen un rostro juvenil y fresco, la invitación a creer en la Buena Nueva se vuelve doblemente contagiosa. Muchos jóvenes mexicanos acaban de vivir un encuentro misionero en elxi Congreso Nacional de la Juventud Misionera (Cona-jum), que se llevó a cabo el mes pasado en Coatzacoalcos, Veracruz. Pedimos, con el Papa, que quienes participaron en dicho congreso, así como todos los jóvenes católicos, si-gan a Cristo en sus vidas con alegría y renovada decisión, para que de esa manera den testimonio de su fe a dondequiera que vayan.

Benedicto xvi

Discurso de despedida en el aeropuerto internacionalJosé Martí de La Habana, Cuba

28 de marzo de 2012

Vine aquí como testigo de Jesucristo, convencido de que, donde Él llega, el desaliento deja paso

a la esperanza, la bondad despeja incertidumbres y una fuerza vigorosa abre el horizonte a inusitadas y beneficiosas perspectivas ... He querido recordar su mensaje de salvación ... que sirva también de nuevo impulso a cuantos cooperan con constancia y abne-gación en la tarea de la evangelización, especial-mente a los fieles laicos, para que, intensificando su entrega a Dios en medio de sus hogares y trabajos, no se cansen de ofrecer responsablemente su apor-tación al bien y al progreso integral de la patria.

La esperanza del mensajede Jesucristo

PapaBenedicto xvi

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Publicación de

Misioneros de Guadalupe

Ejemplar gratuito. Prohibida su venta

Año LXIII • Núm. 752 • Agosto 2012

DIRECTORIO

Editor responsableP. Juan José Márquez Echeverría

DirectorP. Víctor Manuel Zavala Contreras

Auxiliar editorialJuan José Ramírez Escarza

Diseño gráficoLourdes Reyes Esquivel

IlustraciónMa. Elizabeth Barajas Pacheco

WebmasterJorge Hugo Guerrero Luna

www.revistaalmas.com.mx

PortadaEl P. Raúl Nava T., mg, celebra la Eucaristía

con feligreses de la Parroquia de Cristo Reyen Kibera, Nairobi, Kenia.

Almas es editada por Editora Escalante, sa de cv, Córdoba 17, pb, local 1, Col. Roma, Del. Cuauhtémoc, cp 06700, México, df. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, ar, Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, cp 14000, México, df. Certificado de Licitud de Título Núm. 555 (Época SEP), y Certificado de Licitud de Contenido Núm. 4414. Certificado de Reserva de Derechos al uso exclu-sivo del Título Núm. 04-1999-050317152800-102. Impresa en Transcontinental-Reproducciones Fotomecánicas, sa de cv, Democracias 116, Col. San Miguel Amantla, Del. Azcapotzalco, cp 02700, México, df. Tel. 5354 0100. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex.

El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misione-ros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío xii aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es soste-nido por los católicos mexicanos.

Línea Misionera: 01 800 00 58 100www.mg.org.mx

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10182124

• Papa Benedicto xvi

• Intenciones• Editorial• Página del lector• Pastoral de la salud• Pastoral vocacional• Sólo para niños. Club de Niños mg

• Centro de Orientación Vocacional• Bienhechores

El primeramorP. José Guadalupe Navarro Esquivel, mg

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Trazos deuna vidaP. Juan AntonioMuñoz Hernández, mg

25 aniversariosacerdotalP. Raúl NavaTrujillo, mg

6 12126

25 aniversariosacerdotalP. Fernando MontesLedesma, mg

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E l día 15 de agosto celebramos la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. En esta fecha recordamos que, al termi-

nar su vida terrena, María fue llevada en cuerpo y alma a la gloria de la vida eterna. Al igual que Jesucristo, ella ha vencido la muerte y vive ya lo que los creyentes esperamos al final de los tiempos. Su victoria se fundamenta en la profunda fe que demostró a lo largo de su vida, al cultivar una obediencia y una aceptación total de la Palabra de Dios y del proyecto divino, incluso en los momentos más difíciles y dolorosos. Por ello la Virgen María es un modelo de nuestra fe.

Así mismo, la celebración de su asunción es un recordatorio de que, aunque durante nuestra vida en la tierra nos enfrentamos constante-mente al mal, bajo la guía de la Virgen alcanzaremos el triunfo que Cristo nos ha garantizado. Así, María nos muestra el camino de la sal-vación y al mismo tiempo es un signo de esperanza y de consuelo.

Estas características de la Virgen podemos notarlas, por ejemplo, en la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre, en la Misión de Cuba. Como mencionó Su Santidad durante su visita en marzo pasado, esta devoción “ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana ... dando así testimonio visible de la fecundidad de la predicación del Evangelio”.

Este mes compartimos los testimonios de dos sacerdotes que se han consagrado a vivir la voluntad de Dios. El Padre José Guadalupe Na-varro recuerda el significado que ha tenido en su vida la Misión de Perú, primer país donde colaboró como misionero. Por su parte, el Padre Juan Antonio Muñoz hace un recuento de los aspectos más destacados de su sacerdocio durante los años que trabajó en la Misión de Angola. Espe-ramos que estos artículos confirmen en nuestros lectores la fe y la es-peranza que la Virgen María nos enseña a tener con el ejemplo de su vida.

La Virgen María es un signode fe y esperanza

Editorial

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Página del lector

¡Hola, queridos amigos! Soy Madrina de Misioneros de Gua-dalupe desde hace dos años, pues mi madre me heredó esa bonita costumbre. Me gustaría compartir mi experiencia de vi-da con ustedes. Padezco de tras-torno bipolar y desde que tengo recuerdos mi vida ha sido muy triste, porque en ocasiones, sin quererlo, estoy deprimida y otras veces me encuentro muy exalta-da. Estos estados de ánimo son como dos fuerzas que luchan en mi cuerpo simultáneamente, las cuales a veces dominan mi voluntad.

He sufrido mucho porque las en-fermedades psicológicas se ven como tabúes. Las enfermedades físicas se sabe que son incómo-das y perturban al ser humano, y de la misma forma sucede con las enfermedades psicológicas y espirituales. Me gustaría que los lectores de la revista recordaran que el hombre es un ente bioló-gico, psicológico, social y espi-ritual, y cuando algunas de esas áreas se altera o pierde la armo-nía causa dolor al hombre.

A pesar de que la ciencia avanza en otras áreas a velocidad consi-derable, para el enfermo bipolar no se ha encontrado una cura, só-lo se controla el padecimiento. Las depresiones son devastadoras y muchas veces incapacitantes, pero gracias a los doctores y a Dios mi enfermedad está con-trolada. Sin embargo, nunca falta la discriminación familiar, laboral y social, por lo cual he visto pisoteados mis derechos y en ocasiones hasta he sido mal-tratada, pues la gente no toma en cuenta mi opinión o emite juicios a la ligera. Lo cierto es que quienes padecemos esta en-fermedad sentimos y pensamos al igual que las demás personas, y tenemos los mismos derechos y obligaciones.

No culpo a nadie por mi enfer-medad y lo que me ha hecho padecer. Creo que sólo se ha tradado de situaciones que se presentaron en mi vida y espero que Dios me siga dando fuerzas para soportar lo que venga y no volver a tocar fondo emocional y espiritual. Sufro, pero no con

la misma intensidad, porque al compartir lo que siento con Dios la carga es más ligera.

Al mismo tiempo creo que Dios me ha dado un regalo al mandar-me esta enfermedad, pues me re-cuerda mi pequeñez e insignifi-cancia ante Él. Aunque no sé qué

me espera en adelante agradezco poder acercarme, a través de los sacramentos, al Dios vivo que siempre está conmigo. Por me-dio de la oración, la lectura y la penitencia he experimentado el conocimiento y la paz interior.

Anónimo

Queridos ahijados, espero que se encuentren bien. La pre-sente es para comunicarles que desde que murió mi esposo, hace algunos años, he enferma-do de depresión, además de la artritis que he padecido tiempo atrás. Dios me dio la gracia de tener nueve hijos, de los cuales viven siete. Por desgracia uno

de ellos se encuentra mal y no oye consejos ni regaños, y una de mis hijas se ha alejado de mí. Mi esposo apoyaba las Misiones y yo rezo cada día porque creo que lo que mi familia necesita es mucha oración.

Marina G. A.

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Misión de AngolA

Padre Juan Antonio Muñoz Hernández, mg

El Padre Juan Antonio Muñoz relata los aspectos más importantes de su caminar como sacerdote mi-sionero en Angola.

TrAzos DE unA vIDA

S i me preguntan cómo delinearía mi paso por Angola, en cuanto sacerdote misionero, des-

pués de los 15 años que estuve allá, podría consi-derar las siguientes experiencias.

En primer lugar estuvo la adaptación tras llegar a un país ubicado en un continente diferente, con costumbres distintas y en situación de guerra. De-bido a estas características viví de cerca el hambre, las enfermedades y la muerte de personas allegadas a quienes acababa de conocer pero ya había em-pezado a querer. La vida alrededor era percibida

como el caos, y sin embargo ha-bía que afrontarla.

Otro aspecto importante fue el encargo recibido por parte de Mons. Eduardo André Muaca, Ar-zobispo de Luanda, para apoyar en el incipiente Seminario Mayor de la arquidiócesis. El edificio ori-ginal había sido incautado pocos años antes y se improvisó otro espacio, casi en ruinas y con ins-talaciones deficientes, en donde tres misioneros mexicanos trata-mos de engranar las dimensiones de la formación sacerdotal (en lo humano, lo espiritual, lo intelec-tual y lo apostólico) con el día a día de aquellos jóvenes, en medio de una disciplina siempre exigente y sacrificada, y en un ambiente de incertidumbre constante respec-to del mañana, con el riesgo de la leva amenazante para la gente de su edad. Pero, sobre todos los problemas, prevalecía la preocu-pación y el esfuerzo por tocar y ganarse el corazón de aquellos muchachos.

Otra experiencia notable ocurrió durante mi segundo año en An-gola, cuando el país alcanzó una primavera para la evangeliza-ción, puesto que, a pesar de ca-rencias tan graves, desde México los católicos apoyaron desinte-resadamente la tarea misionera mediante el proyecto “Ha llega-do la hora…”, por el cual se envió

un contingente de unas setenta religiosas y algunos sacerdotes para distribuirse por el territorio nacional y retomar lugares que, por la misma guerra, habían sido abandonados. Sin embargo, la buena voluntad no basta mu-chas veces para sortear dificul-tades, las cuales eran continuas en aquellos tiempos, por lo que se requería impostergablemen-te la asistencia hacia los recién llegados de parte de los antiguos en la lid. Les ofrecimos la asis-tencia espiritual y material que requerían.

De igual forma, recuerdo la in-corporación de tres Misioneras Laicas Asociadas al quehacer del seminario. Esta buena iniciativa se tradujo en una excelente ex-periencia que impulsó, en nues-tro Instituto, la posibilidad de la colaboración de laicos en la actividad misionera, promovida 20 años atrás por el Concilio Va-ticano ii. Las expectativas fueron respaldadas con creces por las tres mujeres que sin miramientos respondieron a la invitación y a lo que se esperaba de ellas en el desarrollo de las labores que les fueron asignadas.

Un aspecto fundamental que no puedo pasar por alto es la ex-pansión misionera a la que invi-taban estas tierras tan extensas y las poblaciones tanto dispersas

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como urgidas de presencia y asis-tencia de sacerdotes. Por eso, vi-mos como necesario abrir campos nuevos de trabajo para el envío de sacerdotes jóvenes, llenos de energía y de entusiasmo.

Se optó por ampliar el trabajo a Kibala y a Cahama. En la primera se comenzó a trabajar en 1983, durante un periodo crítico en la guerra, por lo cual no quedó más alternativa que evacuar el lugar después de un ataque sufrido el 12 de junio 1984, en el cual fue secuestrado el personal de la Mi-sión por los guerrilleros de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (unita), quienes los hicieron caminar 1 200 km a campo traviesa, durante los dos meses en que, para nosotros, es-tuvieron desaparecidos, sin saber si vivían o habían muerto. En Cahama, lugar de primera evan-gelización, es decir, donde nunca antes hubo misioneros, comen-zamos a trabajar en vísperas del acuerdo de paz de 2003 y los frutos no se han hecho esperar pues, año con año, los bautizos de adultos se cuentan por cientos.

Otra gran experiencia fue la temporada que pasé en Catete, de lo cual valoro principalmen-te el conocimiento y la cercanía con las personas: los matrimo-nios, los jóvenes, los catequistas esforzados, ejemplares y siempre

fieles. También me acuerdo de los dos ataques de la guerrilla su- fridos en carne propia el 20 de julio de 1999 y el 7 de agosto de 2000, los cuales me permitie-ron aquilatar la brevedad de la vida y la infinita misericordia de Dios, pues Él guardó de conse-cuencias irreparables a todos los moradores de la Misión: religio-sas, empleados y la veintena de niñas del orfanato.

Otro trabajo importante fue mi participación en algunas cons-trucciones materiales. Por un lado, me tocó intervenir en la edificación de una nueva casa parroquial en la Misión de Ca-tete, donde creamos los espacios necesarios para ofrecer servicios más eficientes a la población. Por otra parte, también participé en la edificación de la Casa central de Misioneros de Guadalupe en Luanda, la cual ha facilitado el establecimiento de nuestros mi-sioneros y la realización de otras alternativas de colaboración en el trabajo evangelizador.

Finalmente, recuerdo la emo-ción que sentí cuando inespera-damente llegó una invitación a colaborar en la sede del episco-pado como secretario ejecutivo. Presté ese servicio durante tres años y fue una experiencia úni-ca que me permitió desarrollar una relación cercana con cada

obispo, tanto espiritual y soli-daria como personal y amistosa, la cual se veía favorecida por mi función como enlace entre unos y otros, que además era una labor necesaria debido a la deficiente comunicación terrestre, telefóni-ca y de medios electrónicos que privaba en aquella época.

Estimados Padrinos y Madrinas, he compartido a grandes rasgos los sucesos más importantes de

mi experiencia en la Misión de Angola. Quiero pensar que estas vivencias me identificaron con personas y con familias enteras que me permitieron ser uno más entre ellos y compartir el dolor, la adversidad y la resistencia ante todos los retos de la coti-dianidad. A la vez pienso que, desde que puse pie en aquellas tierras africanas, mi ser quedó sembrado allí para siempre.

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PAPA Benedicto xviPastoral de la saludEn los últimos años se han dado cambios significativos en el modo de realizar el servicio clínico. Antiguamente el médico era un amigo de la familia que se interesaba por las circunstancias concretas en que vivía y trataba a los enfermos de manera perso-nalizada. Con el desarrollo de la ciencia médica y la aparición de grandes hospitales, el servicio a los enfermos ha caído en la me-canización. En algunos hospi-tales un médico debe atender a tantos pacientes que no le alcan-za el tiempo para dialogar con to-dos ellos y, por el cansancio y las tensiones, suele no tener humor para tratarlos amablemente. Un enfermo ya no es tratado en su casa, sino en un hospital, donde sobreviene el anonimato al con-tarse entre cientos de pacientes.

Además, en otros tiempos un solo médico tenía la responsabilidad de un enfermo y aplicaba todo el tratamiento, y ahora, con la di-visión en especialidades según las distintas áreas clínicas, cada mé-dico es responsable sólo del área en que se ha especializado. Por eso un enfermo es atendido por distin-tos doctores y, en algunos casos, ya no recibe un tratamiento respetuo-so y personalizado. Los pacientes que son atendidos por muchos es-pecialistas suelen generar ansiedad

y necesitan dialogar con alguno de los doctores que lleva su caso. Es raro, pero hay ocasiones en que el personal médico adopta una actitud de prepotencia ante el en-fermo, lo ignora como persona y no piensa en sus angustias, dudas,temores y expectativas. Por su-puesto hay doctores amables que platican con sus pacientes, pero varias veces he recibido la queja: “Cuando viene el médico y le pre-gunto por mi estado de salud, se queda callado y ni siquiera el salu-do me contesta”.

Los pacientes esperan que sus médicos les hablen cálidamen-te y de igual a igual. Debemos recordar que durante su trata-miento el enfermo es el principal protagonista y se le debe infor-mar acerca de su estado de salud con palabras que entienda, pues para toda intervención se debe recibir el consenso informado por parte del paciente o de su familia, como enseña la Iglesia. Particularmente los médicos y enfermeros cristianos están lla-mados a descubrir a Cristo do-liente en quienes atienden, pero debemos orar para que todo el personal médico de los hospi-tales sea solidario y trate como amigos a los que sufren. De esa manera se volverá a humanizar el servicio clínico profesional.

Padre José Sandoval Íñiguez, mg

La humanizacióndel servicio clínico

Es necesarioque el personal médico

de los hospitalessea solidario

con los enfermosy se muestre amable

con quienesestán postrados

en el lecho del dolor.

La medicina moderna ha tenido logros incalculables a favor

de la salud, lo que ha permitido salvar millones de vidas. Pode-mos afirmar que los médicos y los enfermeros son insignes benefactores de la humanidad. Quizá por eso la gente tiene un concepto elevado del personal médico y le concede un respeto especial, pues son personas pre-ocupadas por los que sufren y procuran aliviarles sus dolores.

Revista Almas10

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PAPA Benedicto xvi

Ofrecemos a nuestros lectores una semblanza del Padre Raúl Nava, actual Consejero General del Instituto, quien cumple 25 años de sacerdocio.

El Padre Raúl Nava nació el 1 de diciembre de 1957 en el pueblo de San Pedro Buenos Aires, municipio de Villa Guerrero, Es-

tado de México. Sus padres son el señor José Guadalupe Nava y la señora Zenaida Trujillo, quienes tuvieron una familia de 13 hijos.

El P. Nava recuerda tres hechos de su vida que impulsaron su voca-ción sacerdotal misionera. El primero fueron las colectas de dinero o productos a las que acompañaba a su madre y a su tía desde que era pequeño, con el fin de colaborar con el Seminario de Toluca. El segundo hecho fue el alegre testimonio del párroco de su pueblo, y el

tercero fue el contacto que tuvo con Mons. Rafael Ayala y Ayala, Obispo de Tehuacán, en Puebla.

Comenzó su preparación sacer-dotal en el Seminario Menor de Tehuacán. Su interés por las Misiones despertó por el pe-queño porcentaje de población mundial cristiana y las necesi-dades apremiantes que existen en diversos lugares del orbe. In-gresó al Seminario de Misiones el 4 de agosto de 1979. Estudió Filosofía y Teología en la Uni-versidad Intercontinental (uic) y realizó el Curso de Espiritual y Pastoral (Cespa) entre 1983 y 1984. En octubre de 1986 fue ordenado diácono por Mons. Arturo Lona Reyes, Obispo de Tehuantepec.

El 8 de agosto de 1987 recibió el Sacramento del Orden de los presbíteros por Mons. Al-fredo Torres Romero, Obispo de Toluca, en Villa Guerrero, Estado de México. Ese mismo año recibió nombramiento a la Misión de Brasil, como parte del grupo fundador. En aquel país trabajó, durante nueve años, en la Parroquia de Cris-to Resucitado, en Urucurituba. El P. Nava ha mencionado que su labor en Brasil cuestionó y modificó su forma de enten-der su relación con Dios, la

Vidamg

realización de su ministerio sa-cerdotal en una manera diferen-te de ser Iglesia.

En 1998 fue enviado a la Mi-sión de Angola, donde colabo-ró en la realización de un censo que abarcó alrededor de 7 mil familias desplazadas por la guerra y dio clases de Filosofía en el Seminario de Luanda.

En 1999 fue nombrado a Kenia. En Nairobi laboró en las parro-quias de Cristo Rey y Guadalu-pe en el barrio de Kibera, cuya pluralidad cultural y religiosa le ayudó a ponderar el valor que tienen para el trabajo misionero la inculturación del Evangelio y el diálogo ecuménico e inter-religioso. Se desempeñó como Superior de la Misión de Kenia de 2005 a 2009. El ix Capítu-lo General de Misioneros de Guadalupe lo eligió para for-mar parte del Consejo General durante el periodo 2009-2015.

Entre otras cosas, para el P. Nava un misionero es solidario y ani-ma al pueblo para que afloren las capacidades de cada per-sona a favor del bien común. Este mes cumple 25 años de vivir al servicio del Evangelio y de los hermanos más nece-sitados. ¡Muchas felicidades, Padre Raúl!

25 aniversario sacerdotalPadre Raúl Nava Trujillo, mg

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Agosto 2012 15

PAPA Benedicto xvi

El Padre Fernando Montes ingresó a temprana edad al Seminario de Misiones y este mes celebra 25 años de haber sido ordenado sacerdote misionero. Compartimos con nuestros lectores una semblanza de uno de los actua-les miembros del Consejo General del Instituto.

El Padre Fernando Montes nació el 9 de diciembre de 1957, en Aguascalientes, Ags., del matrimonio formado por el señor

Martín Montes y la señora Eva Ledesma. Tuvo ocho hermanos, y sus padres le fomentaron la vocación sacerdotal desde que era pequeño.

Estudió primaria en la Escuela Metropolitana de la Luz. En 1969 ingresó al Seminario de Misiones, donde realizó sus estudios de

secundaria, en la ciudad de Mé-xico, y preparatoria, en Gua-dalajara, Jalisco. Continuó su preparación al sacerdocio con el estudio de Filosofía, duran-te tres años, y de Teología, du-rante un año, en la Universidad Intercontinental (uic). Reali-zó el Curso de Espiritualidad y Pastoral (Cespa) en el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo, donde en 1981 recibió los ministerios de Lectorado y Acolitado, en la Parroquia de San Nicolás de Tolentino.

Fue enviado a concluir su for-mación sacerdotal a la Misión de Hong Kong y se convirtió en el primer seminarista del Insti-tuto que concluyó sus estudios en el Seminario Diocesano de Hong Kong. El Padre Fernan-do ha mencionado que fue muy enriquecedor haberse formado junto con los futuros sacerdo-tes chinos de la Diócesis deHong Kong.

El 4 de octubre de 1986 fue ordenado diácono por Mons. Juan Bautista Wu Cheng-chung, Obispo de Hong Kong, en la Parroquia de San Buena-ventura. Durante su año de servicio diaconal apoyó las la-bores de la Parroquia de San-ta María, en el área de Hung Hom, del distrito de Kowloon.

Vidamg

El 15 de agosto de 1987 fue or-denado sacerdote en la Capilla del Seminario Mayor de Misio-nes, por imposición de las manos de Mons. Luis Mena Arroyo, Obispo Auxiliar de México.

Durante los primeros años de su ejercicio ministerial el Padre Fernando colaboró en la forma-ción de nuevos sacerdotes como asesor en el Seminario Mayor del Instituto. Durante un breve periodo también apoyó tareas de promoción vocacional.

Sin embargo, ha desarrollado su sacerdocio principalmente en la Misión de Hong Kong, a donde fue enviado en octubre de 1990. En aquella región ha realizado sobre todo trabajo parroquial y de supervisión de escuelas. También se desempe-ñó como Superior de la Misión en dos ocasiones (2001-2005 y 2005-2009).

En el ix Capítulo General de Misioneros de Guadalupe, ce-lebrado en 2009, el P. Fernando fue elegido Segundo Conseje-ro del Instituto, cargo que ha desempeñado desde entonces. Este mes cumple 25 años de entregar su vida por las Misio-nes. ¡Muchas felicidades, Padre Fernando!

25 aniversario sacerdotalPadre Fernando Montes Ledesma, mg

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Revista Almas16 Agosto 2012 17

Misión de AngolA

Padre José Guadalupe navarro Esquivel, mg

El Padre José Guadalupe Navarro, misionero en An-gola, comparte algunos recuerdos acerca de sus pri-meros años de trabajo en Perú.

El PrIMEr AMor

Mi primer destino como misionero fue el Perú, a donde llegué en los primeros días

de 1985. Servir en el caluroso pueblito de Bagua Chica fue una experiencia maravillosa para mí y marcó profundamente mis ideales. Dejar aquellos años sacerdotales entre esa gente fue un gran regalo que me dio el Señor. Dicen que el primer amor deja huella en el alma. Yo amo profunda-mente mi sacerdocio y puedo decir que, con todo lo que encierra el trabajo pastoral, la Misión de Perú fue algo así como mi primer amor.

Al dar esos pasos misioneros experimenté la alegría, el entu-siasmo, el optimismo propio de los años jóvenes del sacerdocio. No pocas veces sentí el deseo de prolongar el día para atender a la gente, ir a las comunidades, pre-parar la celebración de la Misa y los temas para los distintos gru-pos de la Misión. Todo aquello era muy gratificante, pero debo decir que también hubo días di-fíciles, de retos y desafíos.

Cuando los sacerdotes Misioneros de Guadalupe llegamos a Bagua Chica la gente había olvidado las prácticas de la vida cristiana, pero al mismo tiempo se notaba hambrienta de la Palabra de Dios. Abrir la Misión fue un regalo para ellos, pero también representó para nosotros un compromiso de generosidad y empeño en la ta-rea. Los desafíos para evangelizar son difíciles y deben imponerse el coraje y el valor para arriesgarlo todo por los demás.

Pienso que la Providencia es el gran relevo para nuestras fuer-zas, que a veces se debilitan en los diversos trabajos que reali-zamos en las tierras de Misión. La atención a los grupos, los caseríos, los colegios, los en-fermos, los programas de radio, las reuniones de grupo, todo es una pequeña parte de una agen-da saturada. Y aun así hay que

encontrar tiempo para otras ac-tividades importantes, como la oración y el descanso.

Esta experiencia fue muy valiosa para mí. Otra geografía, otra cul-tura y el encuentro con el prójimo que ayuda a tener una vivencia más sólida del Evangelio. Valió la pena esperar mis años de forma-ción para salir a una Misión. Abrí más los ojos a una realidad que seguía teniendo mucho de aven-tura y entendí que el Señor pone algunos matices en la imagen de Cristo que envía a través de cada sacerdote que sirve a la Iglesia.

Vale la pena ser sacerdote y des-gastar la vida en la tarea misio-nera. Creo que desde niño he cargado con un corazón aventu-rero y por eso ir a las Misiones tenía mucho de aventura, aunque también de misterio. Pienso que la vocación es un regalo de Dios y que, en mi caso, se trató de una semilla que mis padres fueron regando con sus consejos y sus oraciones. Mi familia fue el espa- cio siempre oportuno para escu-char el llamado.

Considero una alegría inmensa y una bendición de Dios poder com-partir la vida por medio de la fe. La vocación misionera es algo mara-villoso. Me gusta recordar aquellos primeros años misioneros y el cari-ño del primer amor a una Misión.

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Revista Almas18 Agosto 2012 19

Padre Ignacio Flores García, mg

Cultura y Misiónen una secundaria turkana

En Kenia son pocos los jóvenes que acceden a la educación media, pero apoyados en su cultura y por la presencia de Dios en sus vidas pueden en-frentar los retos que se les presenten.

C omo muchos de nosotros, los jóvenes de la región turkana, en Kenia, aspiran a una vida mejor, con salud, buenas oportunidades

de trabajo, etcétera. Su intención se manifiesta en el ánimo que po-nen a sus estudios. Muchos de ellos no tienen la experiencia de asistir a una secundaria o se han quedado a la mitad del camino pues, aun-que hayan obtenido un lugar en los salones, en algún momento sus padres, generalmente campesinos, ya no pueden sostener los gas-tos. Sólo un número pequeño puede continuar en la escuela, aunque no dejan de sentirse amenazados por los problemas económicos.

Tuve la oportunidad de trabajar en una secundaria de gobierno y mi Misión consistió en dar algu-nas clases a los alumnos. Mi interés siempre fue ayudar en lo que más pudiera. La materia que impartía era sobre valores y religión. Aun-que había chicas y chicos de otras religiones o denominaciones cris-tianas, mi propósito era mante-nerlos con ánimo y esperanza para seguir adelante pese a la amenaza de que algunos de ellos fueran los próximos candidatos a abandonar los estudios.

Tratábamos de reflexionar en gru-po sobre la importancia de nuestra vida y nuestra dignidad como seres humanos e hijos de Dios. Auxilié mi trabajo con su propia cultura y traté de rescatar valores y principios que han conservado desde tiempos re-motos, aunque muchas veces los ha- yan discriminado por referirlos tan sólo a los viejos. Mientras los jóvenes hablaban me daba cuenta de que los elementos tradicionales de sucultura coincidían con la inspira-ción cristiana que intentaba trans-mitirles. Me daba cuenta de que se entusiasmaban al contarme aspec-tos propios de su cultura, y en sus ojos veía la emoción que querían contagiarme.

Siempre había algo bueno en esas historias, por lo cual los incitaba a pensar en sus costumbres a la luz de lo que vivían en la actualidad y utilizaba sus propias palabras para

transmitirles una idea. Por ejemplo, ellos me contaban que en tiempos de batalla se preparaban y lucha-ban contra el enemigo que quería intimidarlos y robarles el ganado, pero que siempre tenían el apoyo de sus ancestros y salían vencedo-res; después cantaban en acción de gracias por los triunfos conse-guidos. Entonces yo les decía que también ahora, pese a las circuns-tancias difíciles, necesitamos pre-pararnos y salir al encuentro de nuestra enemiga, la ignorancia, y que esa disposición a prepararnos debe permanecer dentro y fuera de la escuela, pues hay muchos ene-migos que enfrentar. Además les recordaba que siempre que contá-ramos con la ayuda de Dios saldría-mos victoriosos.

Me gustaba ver sus sonrisas y sus ojos atentos y radiantes de esperan-za y motivación, por lo que pedía a Dios que me guiara para mantener el ánimo en aquellos jóvenes tan entusiastas. En cada reunión com-partíamos un canto o una historia tradicional de los turkana. Unas ve-ces había risas y otras veces había quejas, pero nunca faltaba la cer-teza de saber que Dios estaba connosotros y nos impulsaba a se-guirlo. Pronto formamos un club artístico en el cual danzaban y cantaban. Yo los grababa con una cámara, pero nunca les mostré los videos. Al término del curso aca-démico compilé algunos en un dis-co que entregué al director de la

Pastoral vocacional

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Decálogo de la iamDecálogo de la iam

Sexto mandamientoUn niño misionero está alegre en el servicio

Los niños casi siempre están alegres y contentos; su mundo es el jue-go, y así son felices. Pero a veces también surgen problemas en la escuela, en la familia o con los amigos. Entonces los niños se entriste-cen. En ese momento deben acudir a Jesús y poner en sus manos los problemas que tengan, con la confianza plena en que Jesús, nuestro gran amigo, siempre nos tenderá su mano en los momentos difíciles de la vida.

Los niños, cuando aprenden a confiar en Jesús, son alegres. En el Club de Niños mg siempre estamos contentos porque contamos con el amor de Jesús, el amigo que siempre nos da alegría.

Revista Almas20

secundaria para mostrarle la valía de sus estudiantes.

Cuando fui cambiado a otra parro-quia tuvimos una celebración. Al final de la Misa los jóvenes se des-pidieron y me comentaron que el director de la secundaria los había reunido para proyectarles el video y decirles cuan orgulloso estaba de ellos y del potencial que él también ignoraba que existiera en su cultu-ra. Dimos gracias a Dios y les dije que el Señor siempre estaría cerca de ellos en donde se encontraran.

No he vuelto a saber de esos mu-chachos, pero estoy seguro de que

aún conservan en su mirada los destellos de esperanza que con-tagiarán a muchos más. Cuando los recuerdo pienso en los jóve-nes mexicanos que podrían llevar la esperanza a aquellos hermanos africanos que quieren conocer a Jesucristo, nuestro salvador. En Ke-nia y en el mundo entero aún hay bastante campo para transmitir y llenar del amor de Dios a nuestros hermanos. Gracias, Padrinos y Ma-drinas, por ayudarnos a cumplir nuestra Misión. Gracias a aquellos que dicen “Sí” al llamado de Dios.

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Cuarta consigna delClub de Niños mg

Cuarta consigna delClub de Niños mg

Serpientes y escalerasde los valores

Serpientes y escalerasde los valores

Invitar a quien gustes a pertenecer al Cluby que tus padres, familiares y amigos conozcan

a los Misioneros de Guadalupe

Vera representa a los niños del continente europeo y te invita a cono-cer cada día más de cerca la vida y la labor que realizan nuestros mi-sioneros en el mundo. Nuestra Misión comienza cuando recibimos el mensaje de salvación de Jesucristo, el cual llena de alegría nuestro corazón y queremos compartirlo con los demás.

Con esta consigna te invitamos a llevar el anuncio del amor y la sal-vación a todos los lugares del mundo, comenzando por tu familia, tu colegio y tu comunidad. Reflexiona y vive la Misión que Jesucristo nos ha dado: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a todos los hombres” (Mc 16, 15).

Te invitamos a conocer los valores del Club de Niños en este entretenido juego. Para jugarlo sólo necesitas un dado y una ficha por cada uno de los jugadores.

¡A jugar con tus amigos y en familia!

Si quieres conocer más juegos misionerosentra a nuestro sitio de internet:

www.clubdeninosmisioneros.org.mx

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“Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15)

El trabajo de la evangelización entre los no cristianos no ha terminado y continúa realizándose en muchos lugares. Los misioneros ancianos necesitan que los jóvenes apoyen y prosigan su labor de proclamar la Buena Nueva. Ustedes pueden apoyar a quienes han decidido consagrar su vida a la Misión ad gentes, al fundar una beca con la cual un seminarista completará su formación sacerdotal.

Beca completa $12 000.00Media beca $ 6 000.00Ayuda anual $ 1 000.00

Línea Misionera(sin costo):

01 800 00 58 100Correo electrónico:

[email protected]

¡Ayudemos a laevangelización

del mundo!

Becasmisioneras

cov MéxicoTel. (01 55) 5573 [email protected]ínea Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100

cov GuadalajaraTel. (01 33) 3601 [email protected]

cov MonterreyTel. (01 81) 8358 [email protected]

Línea Misionera (sin costo):01 800 83 15 350

cov VillahermosaTel. (01 993) 315 2934

[email protected]

Joven mexicano, ¿has sentido el llamado de Jesús y quie-res llevar su mensaje de salvación a las personas que no lo conocen?

Misioneros de Guadalupe te invitaa descubrir tu vocación.

Participa en las activida-des que organiza su Centro de Orientación Vocacional (cov). Comparte experien-cias recreativas y formativas con otros jóvenes que tam-bién buscan tomar decisiones acertadas que darán sentido a sus propias vidas.

¡Tú puedes ser misionero! ¡Tú puedes ser misionero!

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www.revistaalmas.com.mx

Nació en 1978, en Corupo, Mich. Ingresó al Seminario de Misiones en 1996. Estudió Filosofía en la Universidad Intercontinental y fue enviado a concluir sus estudios en Kenia, donde recibió el diaconado de Mons. David Kamau Ng’ang’a, Obispo Auxiliar de Nairobi. El 29 de diciembre de 2006 fue ordenado presbítero por Mons. José Trini-dad González Rodríguez, Obispo Auxiliar de Guadalajara. Fue nombrado a colaborar en el Seminario Menor mg, donde llegó a ocupar el cargo de vicerrector. Este año ha sido enviado a compartir el Evangelio en la Misión de Mozambique El Padre Héctor Hugo ha acompañado a muchos jóvenes que querían dar respuesta al lla-mado del Señor. Tú también puedes dar a conocer a Jesús en los pueblos que lo necesitan.

¡Responde al llamado de tu vocación!

Únetea la Misión

Padre Héctor Hugo Ciprián SarabiaMisionero de Guadalupe en Mozambique

Línea Misionera: 01 800 00 58 100

Ciudad de MéxicoTlalpan

Cantera 29, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan,

cp 14000, México, df.

Tel. (01 55) 5655 2691

Ciudad de MéxicoRoma

Córdoba 17, Col. Roma,

Del. Cuauhtémoc,cp 06700, México, df.

Tel. (01 55) 5525 6989

Guadalajara

Madero 837,esq. Escorza,

Centro, sj, cp 44100,

Guadalajara, Jalisco.Tel. (01 33) 3825 2315

Monterrey

Habana 105,Col. Altavista,

cp 64840,Monterrey,

Nuevo León. Tel. (01 81) 8358 2101

Villahermosa

Ejército Mexicano 167,Col. Atasta de Serra,

cp 86100,Villahermosa,

Tabasco. Tel. (01 993) 315 2934