ALTAZOR: HOMBRE, POETA Y MAGO

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ALTAZOR: HOMBRE, POETA Y MAGO Un poema es una invitación a la aventura de leer. Altazor es un poema, hecho de palabras. La palabra crea y recrea mundos a través de los cuales tratamos de conocernos y reconocernos. En medio del caos contingente, frente a las preguntas lacerantes, ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? necesitamos una repuesta personal que exige generar un orden, un cosmos, un sistema de lectura e interpretación que puede ser propio o resultante de la influencia de su entorno significado. Desarrolla su capacidad creativa que le permite establecer nuevas relaciones personales, propias, con el aquí y el ahora, desechar la interpretación, el significado impuesto por otros, para crear, inventar el mundo propio. Crear es creer que cuando digo hágase la luz, la luz puede hacerse, porque desde mi interioridad, desde esa energía divina que es mi ser, surge la luz que jerarquiza, ordena, construye mi realidad... Un hidalgo dijo Rocinante y Rocinante fue... Dulcinea, palabra, transmutó la forma Aldonza en el ánima del caballero... La palabra encierra en sí, potencialidad creadora, dadora de vida, germinadora de orden, de significado. La palabra no sólo significa, dice, también sugiere, asocia, genera espacio y vacío que el receptor completa desde su propia experiencia, por eso el lenguaje es creativo. Así lo comprendí, hace ya mucho tiempo, cuando en Antofagasta debí analizar y comentar esta verdadera epopeya que es Altazor. Excelente ejemplo del Creacionismo huidobriano que genera un ámbito que hace que el poema sea creación de roseo de árbol y no mera descripción de un objeto externo. Debemos exponernos al impacto de la lectura, lentamente el poema se abrirá como una rosa o como un árbol: “Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía” (Prefacio, p. 382). Altazor dice: “Nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor” (Prefacio), bajo las palabras yace el subtexto, lo que no se dice, pero que yo como lector puedo intuir, agregar, recrearme, nadie cuenta mi historia, pero yo la proclamo dese el motivo del nacimiento ilustre, mítico: No nací –como Cristo– en el solsticio de invierno, sino en el equinoccio de verano cuando florecían las hortensias y el calor. Altazor nace en tierras sureñas, austral no boreal... Y mi mente de lector se lanza en el sueño creador... el caos se hace cosmos y el cosmos es belleza en el que resplandece la esencia, a el

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ALTAZOR: HOMBRE, POETA Y MAGO

Un poema es una invitacin a la aventura de leer. Altazor es un poema, hecho de palabras. La palabra crea y recrea mundos a travs de los cuales tratamos de conocernos y reconocernos. En medio del caos contingente, frente a las preguntas lacerantes, quin soy?, de dnde vengo? necesitamos una repuesta personal que exige generar un orden, un cosmos, un sistema de lectura e interpretacin que puede ser propio o resultante de la influencia de su entorno significado. Desarrolla su capacidad creativa que le permite establecer nuevas relaciones personales, propias, con el aqu y el ahora, desechar la interpretacin, el significado impuesto por otros, para crear, inventar el mundo propio. Crear es creer que cuando digohgase la luz, la luz puede hacerse, porque desde mi interioridad, desde esa energa divina que es mi ser, surge la luz que jerarquiza, ordena, construye mi realidad... Un hidalgo dijo Rocinante y Rocinante fue... Dulcinea, palabra, transmut la forma Aldonza en el nima del caballero...

La palabra encierra en s, potencialidad creadora, dadora de vida, germinadora de orden, de significado. La palabra no slo significa, dice, tambin sugiere, asocia, genera espacio y vaco que el receptor completa desde su propia experiencia, por eso el lenguaje es creativo. As lo comprend, hace ya mucho tiempo, cuando en Antofagasta deb analizar y comentar esta verdadera epopeya que es Altazor. Excelente ejemplo del Creacionismo huidobriano que genera un mbito que hace que el poema sea creacin de roseo de rbol y no mera descripcin de un objeto externo. Debemos exponernos al impacto de la lectura, lentamente el poema se abrir como una rosa o como un rbol:Los verdaderos poemas son incendios. La poesa se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agona (Prefacio, p.382).

Altazor dice: Nac en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor (Prefacio), bajo las palabras yace el subtexto, lo que no se dice, pero que yo como lector puedo intuir, agregar, recrearme, nadie cuenta mi historia, pero yo la proclamo dese el motivo del nacimiento ilustre, mtico: No nac como Cristo en el solsticio de invierno, sino en el equinoccio de verano cuando florecan las hortensias y el calor. Altazor nace en tierras sureas, austral no boreal... Y mi mente de lector se lanza en el sueo creador... el caos se hace cosmos y el cosmos es belleza en el que resplandece la esencia, a el lenguajealetheia griega, luminosidad primigenia, verdad oculta de las cosas y de uno mismo que revela la palabra potica, lectura, descubrimiento, invencin o seleccin de un posible significado inserto en la mirada de mensajes que nos sugiere la secuencia de circunstancias, experiencias o fenmenos que entrega el entorno.

Capacidad creadora de la lengua que hemos instrumentalizado, empobreciendo sus mltiples posibilidades, dice Vicente Huidobro:Cree la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, hacindola aprender a hablar..., a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acutico y puramente acariciador(Prefacio).En el principio fue el Verbo, cun fcilmente olvidamos que la palabra, el Verbo, es uno de los velos de Maya que oculta la esencia divina de cuanto ha sido creado. Debiramos acercarnos a la Palabra potica, que revela el mundo interior, lo comunica y lo crea, con la misma actitud de respeto y de veneracin que sobrecoge al Gran Sacerdote al entrar, por primera vez, en el Sancta Sanctorum del templo. Intentar recuperar el sentido integrador del lenguaje escritura y lectura tanto de nosotros mismos como del mundo externo- debiera ser preocupacin prioritaria si queremos redescubrir nuestra humanidad.

Slo se puede acceder a la palabra verdadera cuando uno se encuentra en ese estado de gracia, de inquietud, emocin, asombro, de curiosidad despierta con que el nio descubre por primera vez su entorno. Abrirlos sentidos, palpar -y no olvidar- la diferencia entre lo suave y lo spero; inspirar junto con el aire, el perfume del universo todo; beber el agua lmpida del manantial, el agua fresca de la lluvia, or las voces primordiales, y permitir que surja nuestra propia voz interior, descubrir tras la forma ya conocida la otra realidad que oculta:Volvamos al silencio //Al silencio de las palabras que vienen del silencio. (Canto I).

Huidobro reconoce la crisis del hombre contemporneo que descubre su ser para la muerte y la inutilidad de un cosmos vaco. Si, como el gigante Anteo, volviramos a tocar la tierra para recuperar las fuerzas,podramos descubrir un sentido nuevo y la vida se manifestara en plenitud, podramos renacer desde nuestra ms profunda interioridad, nica, genuina:Recomienda Huidobro:Persigamos la originalidad sin hacer caso y sin temor al ridculo de los que tienen el cerebro slo para ponerle tongo. // Cmo se consigue la originalidad? // Recogindonos en nosotros mismos, analizando con un prisma nuestro yo, volvindonos los ojos hacia adentro.(Huidobro, 1976,p.692).

Alejados de nuestra esencia, el hombre, como Altazor, experimenta este peso en las alas / esta piedra en el canto (Canto I, p.392) y lanza fuera de su noche sus ltimas angustias que los pjaros cantando dispersan por el mundo (Canto I, p.386). Huidobro en Altazor nos enfrenta con un momento de bsqueda, de reestructuracin del universo. Es la nica actitud que pueden tener los poetas:los que tienen el corazn clarividente // la lengua a alta frecuencia. (Canto I).

Reaprender a leer, de modo que, a travs de la lectura de la imagen, recuperemos el valor de la palabra y, con ella, la capacidad de aprehender vitalmente el mundo, para darle sentido:El mundo se me entra por los ojos // Se me entra por las manos se me entra por los pies//Me entra por la boca y se me sale // En insectos celestes o nubes de palabras por los poros. (CantoI)

Vicente Huidobro encarn su experiencia del mundo y la vivencia de s mismo en imgenes que traducen su propia capacidad creadora, concebir mundos surgidos de su imaginacin, inteligencia y sensibilidad. Imgenes que crean un espacio que retiene el tiempo, el eterno girar del da y la noche, y que codifica, en palabras poticas su mundo y le da un sentido. El hablante subjetiva el objeto, le otorga una forma, le atribuye una intencionalidad, lo hace suyo: lo ve, lo interioriza, lo anuncia y lo vaticina. Es la voz del vate, el hablar del hombre, la cifra de su tiempo. En la palabra encarnada experiencia vivida e imagen creada se encuentran el tiempo y el espacio: Ah, qu hermoso...,qu hermoso. Veo las montaas, los ros, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles. Veo la noche y el da y el eje que se juntan. Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente su garganta como un quitasol sobre los planetas. De cada gota del sudor de mi frente, hice nacer astros (...) Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta. (Prefacio).

Para Huidobro, la poesa es camino de salvacin del tiempo y del espacio. En el mundo potico deAltazor, se genera una percepcin de la existencia que nace de la visin interiorizada del poeta; Altazor tiene unparacadasque la palabra del hombre, poeta y mago, puede transformar en unpara subidas.Aunque incorpora objetos reales:paracadas, aeroplanos,mquinas, fusil,abrevadero,los transforma, los anima con vida propia que, palpitante de calor, anida en el alma del lector.Cada verso deAltazor es una llave que abre mil puertas, por cuanto la palabra, en funcin potica, sugiere, evoca sentimientos, pensamientos, sensaciones, ideas y no posee un valor absoluto ni abstracto. Abre mltiples posibilidades a nuestra conciencia, porque plasma la sensibilidad dormida en cada uno de nosotros. Permite abrirlas puertas cerradas por la racionalidad, recuperar el vnculo olvidado con la propia vida interior. El mundo objetivo, elaborado por el artista, recreado, a travs de su palabra potica, llega al otro, al receptor, lector u oyente, y debiera provocar en l, una impresin anloga a la que la realidad caus en el artista: proyeccin afectivo-intelectual del hablante que conmueve al interlocutor. Este mundo potico es una invencin del verbo que rompe los esquemas, los moldes y encuentra su fuerza justamente en la transformacin, en la creacin. El poeta no habla de cosas nunca vistas, slo establece nuevas relaciones entre las cosas, crea una nueva objetividad, original e innovadora. Funde lo singular de su potencialidad creadora con la universalidad de un mundo por todos conocido que debe encontrar la forma nueva en el lenguaje.

Altazor,est conformado por un Prefacio y siete Cantos en los que desarrolla la creacin, sintetizada en el Prefacio, y el acaecer del hombre; genera distintos niveles o planos que siempre estn inicindose y concluyndose del nacimiento a la muerte. Habla de un nacimiento que implica 33aos y una historia, de la cual slo se toma conciencia al completar el ciclo:Naca la treinta y tres aos, el da de la muerte de Cristo.(Prefacio, p.381).Diramos que este poema cosmognico nos incorpora en un cronotopo esfrico. El Canto I gira en torno a la toma de conciencia de s mismo. El II, la mujer, madre y compaera. El III, el sentido del tiempo que no se puede perder, las sensaciones vitales, la poesa y la palabra. El IV, las jitanjforas y los juegos de palabras que culminan en los epitafios. El V, el espacio, el molino del girar y del moler, el suceder ininterrumpido del da y la noche, la rueda de la fortuna. El VI, el delirio. El VII, la desintegracin.

Es de observar que no todos los cantos ofrecen la misma extensin y complejidad. A medida que avanza el proceso que podramos llamar de desintegracin, la palabra va adquiriendo mayor autonoma de significado y se acenta su valor fnico. La desintegracin de la estructura gramatical, evidente en el Canto VI, se agudiza al perderse, aparentemente, la unidad de la palabra en el Canto final.

Canto I: El hombre: En el acto de leer, nos enfrentamos, tal como lo indica Huidobro, con un cosmos construido con palabras que, aparte del significado sobre cuya base se construye el texto, nos introducen en una triple relacin, intra, inter y extratextual.El poema se inicia con una secuencia de preguntas retricas que no pueden tener respuesta, pero que afectan al estado anmico de Altazor y a su estar en el universo. Se advierte una pattica gradacin que va desde la prdida de la primera serenidad, de la sonrisa, a la angustia que aterra y lo deja sometido a los vientos del dolor hasta hacerlo tomar conciencia del no sentido de su existencia:En dnde ests Altazor?. Paralelo a esta gradacin tenemos el paulatino despojo de la serenidad, de la sonrisa, de la seguridad, de la mirada apacible que implicalas llanuras de tus ojosy de la vida, hasta romperseel diamante de tus sueos en un mar de estupory descubrirse perdidoslo como una nota que florece en las alturas del vaco, consciente de queno hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza.

En un nivel interpretativo ms profundo, esta primera estrofa nos recuerda la angustia por la vida, expresada por los existencialistas. La segunda interrogante,qu ngel malo se par en la puerta de tu sonrisa?, por asociacin con el mito bblico, nos muestra a Altazor expulsado de su propia interioridad como Adn lo fuera del Paraso y ngeles con espadas de fuego le impiden el retorno al Edn.Esta experiencia de la otredad de Altazor guarda similitud con vivencias de un adolescente: expulsado de la serenidad apacible de la infancia e inmerso en un existir que, muchas veces, le provoca la angustia de no sentirse realmente vivir y el temor de su propia soledad.

En dnde ests Altazor?, slo cabe una respuesta: en la vida que es como un ro que arrastra inexorablemente a la muerte:Altazor morirs. Se secar tu voz y sers invisible // La Tierra seguir girando sobre su rbita precisa. Es la angustia por la vida que pasa tan veloz y fugaz como un ro y se siente la angustia de la muerte, del no ser, del no estar para siempre aqu y de que la Tierra seguir imperturbable y eternamente en su girar.La vida es caer, pero hay que atreverse a caersin miedo al fondo de la sombra,sin miedo al enigma de ti mismoy tal vez se encuentreuna luz sin nocheque estperdida en las grietas de los precipicios. Tras la sptima pregunta, la ltima de la serie,no ves que vas cayendo ya?,Altazor asume la cada, la soledad y la muerte: su fatum personal y universal:Soy yo Altazor// Altazor // Encerrado en la jaula de su destino.

Y Altazor no slo simboliza el existir de cada hombre, tambin es el joven que vivi la Primera Guerra Mundial y con dolor debe decir: Abr los ojos en el siglo // En que mora el cristianismo ()// Y maana qu pondremos en el sitio vaco?// Pondremos unalba o un crepsculo.

La posibilidad es de un nuevo nacer para la humanidad o el encaminarse hacia la noche del fin de la historia humana. Pareciera que la respuesta la dar la ciencia, la tcnica y la justicia social: Mil aeroplanos saludan la nueva era // Ellos son los orculos y las banderas ()// Millones de obreros han comprendido al fin // Y levantan al cielo sus banderas de aurora // Venid, venid os esperamos porque sois la esperanza La nica esperanza // La ltima esperanza.

Pero, nada externo puede mitigar el dolor de la carencia, la frustracin de lo incumplido, el sentimiento de extraeza de s mismo, la angustia y la intrnseca soledad: Soy yo Altazor el del ansia infinita // Del hambre eterno y descorazonado // Carne labrada por arados de angustia // Cmo podr dormir mientras haya adentro tierras desconocidas?.

Las posibilidades de salida son: repetir los errores del pasado: Sigamos cultivando en el cerebro las tierras del error () // Sigamos // Siempre igual como ayer maana y luego y despus; o vivir el goce de los sentidos, aturdirse en el placer, experimentar el delirio del frenes; es decir, el carpe diem: Con sumamos el placer //Agotemos la vida en la vida.

Mas, todas son trampas del espritu; porque, tenga el nombre que tenga quiero la eternidad como una paloma en mis manos o el infinito como una flor para mis manos.

Con distintos matices, el dolor, la angustia existencial, se desarrolla poticamente a lo largo del Canto I. Sin embargo, todo es nuevo cuando se mira con ojos nuevos. Y el poeta puede vaticinar:Yo poblar para mil aos los sueos de los hombres // Y os dar un poema lleno de corazn// En el cual me despedazar por todos lados.

El poeta descubre que su lengua no es ni para hacer feliz ni para hacer desgraciado a alguien y que la vibracin de su voz puede crear y dar vista a los ciegos: Quiero darte una msica de espritu // Msica ma de esta ctara plantada en mi cuerpo // Msica que hace pensar en el crecimiento de los rboles // Y estalla en luminarias adentro del sueo.

Y el delirio del poetase hace Creacionismo:Silencio la tierra va a dar a luz un rbol // Tengo cartas secretas en la caja del crneo // Tengo un carbn doliente en el fondo del pecho // Y conduzco mi pecho a la boca // Y la boca a la puerta del sueo.

El Canto I es un texto cosmognico yen calidad de tal, el lenguaje metafrico resulta trascendido, superado por una imaginacin mtico-fundacional.

Canto II.Si el Canto I nos entrega el dolor y angustia del existir del hombre, lo masculino?, el hablante lrico del Canto II se refiere a lo femenino:Mujer el mundo est amueblado por tus ojos.Mujer que no tiene voz ni energa, slo presencia que da fuerza, sentido y forma a la palabra del hablante y a toda la creacin. Ella es una verdadera raz csmica que da permanencia:Haces dudar al tiempo // Y al cielo con instintos de infinito // Lejos de ti todo es mortal // Lanzas la agona por la tierra humillada de noches // Slo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad.

El hablante lrico se siente unido a esa mujer csmica cuyos ojos llenan el espacio amueblan el mundo e hipnotizan la soledad: Iras a ser muda que Dios te dio esos ojos? () // Slo viven tus ojos en el mundo // El nico sistema planetario sin fatiga () // Y borras enel alma adormecida // La amargura de ser vivo.

Si ella es muda, allest la voz del poeta. Ella lo hace olvidar el dolor y la angustia de existir, es su alegra y su gloria:En vano trataras de evadirte de mi voz // Y de saltarlos muros de mis alabanzas // Estamos cosidos por la misma estrella // Ests atada al ruiseor de las lunas // Que tiene un ritual sagrado en la garganta.

Pero siempre est presente el temor de la prdida que se transforma en dolor csmico:Si t murieras // Las estrellas a pesar de su lmpara encendida // Perderan el camino qu sera del universo?.

Canto III:La palabra y la poesa tendrn mucho de rebelin y de juego. Se da nombre y se define. El poema surge como una creacin de lenguaje ingenioso y sugerente en el que la palabra aparece revitalizada:Hay que resucitar las lenguas // Con sonoras risas ()// Con cortacircuitos en las frases // Y cataclismo en la gramtica () //Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos // Mientras vivamos juguemos // El simple sport de los vocablos // De la pura palabra y nada ms () // Palabra por palabra // Con luz propia de astro que un choque vuelve vivo.Es necesario desprender la palabra de su materialidad, que vuelve a ser luz como en el mito bblico y ms que luz, aire:Total desprendimiento al fin de voz de carne // Eco de luz que sangra aire sobre el aire // Despus nada, nada // Rumor aliento de frase sin palabra.

Lentamente desde el Canto III vemos cmo la palabra se despoja de carne y va quedando slo como aire, el rumor del aliento, la simple respiracin, el sin sentido de la frase suelta y deshecha.

Canto IV: No hay tiempo que perder. El motivo recurrente es la prisa, el tiempo se acorta, las horas se desgranan, los minutos cuentan. Entonces, las sensaciones se precipitan:No hay tiempo que perder // Levntate alegra // Y pasa de poro en poro la aguja de tus sedas; hasta culminar en una serie de imgenes de tristeza o de hermosura:Todo esto es triste como el nio que est quedndose hurfano () // O como el ro que se estira en su lecho de agonizante// Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones () // O como or dos pjaros annimos que cantan a la misma azucena.

Una golondrina cruza rauda el poema trayendo alegra, juego, liviandad. Su vuelo es tan veloz que precipita las jitanjforas, pues el hablante parece perder la cabeza mirando el rpido vuelo que desemboca en un verdadero torbellino:

Alhoritaa de la montazonteLa vio londrina y el golonceloDescolgada esta maana de la lunadaSe acerca a todo galopeYa viene viene la golondrina ()Ya viene la golondisaLa golon niaLa golon giraLa golon liraLa golon brisaLa golon chillaYa viene la golon da.

El vuelo raudo de la golondrina es similar a la fugacidad y aceleracin del tiempo que confunde con su sucesivo transcurrir, los gestos, las acciones, las personas, las cosas, los nombres, las situaciones. No hay tiempo que perder, la vida se precipita a la muerte; y surge, apremiante, el grito angustiado del poeta: Darse prisa darse prisa. El tiempo apura, el hombre termina su carrera vital, el destino de cada uno conoce la ruta de todos: la muerte:No hay tiempo que perder // Los iceberg que flotan en los ojos de los muertos // Conocen su camino // Ciego sera el que llorara // Las tinieblas del fretro sin lmites // Las esperanzas abolidas // Los tormentos cambiados en inscripcin de cementerio.

Y entre el epitafio de muchos muertos, Rosario ro de rosas, Raimundo races del mundo, Clarisa clara risa, Alejandro antro alejado, los propios de Vicente antipoeta y mago y de Altazor, azor fulminado por la altura.

Canto V: El Canto V recrea el espacio, campo inexplorado y profundo a causa de mi propio corazn, espacio despoblado que es preciso poblar de miradas, voces, juegos, ruidos; de vida, en una palabra; pero, no tenemos acceso a la fuente milagrosa que devuelve a la vida los nufragos de antao ni a la flor que crece hacia abajo y se abre al fondo de la tierra. Por lo tanto, no hay vida y el poeta slo constata la muerte en todas partes: El mar se est durmiendo detrs de un rbol// Con su calma habitual // Porque sabe desde los tiempos bblicos // Que el regreso es desconocido en la estrella polar.

La constante ahora es: Se abre la tumba y al fondo de ella se ve: el mar, un rebao perdido en la montaa, un desfile de tmpanos de hielo, el otoo y el invierno, una selva de hadas que se fecundan, la hirviente nebulosa que se apaga y se alumbra, un sollozo de planetas, y un ramo de flores cargadas de cilicios. Se cierra el ciclo tal como se inici: Se abre la tumba y al fondo se ve el mar.

Como una posibilidad de olvidar la muerte, surge, nuevamente, el juego encarnado ahora en la figura del molino que, en su secuencia interminable, vanamente eterna y sin sentido, gira y gira:As eres molino de viento // Molino de asiento // Molino de asiento y viento // Que teje las noches y las maanas // Que hila las nieblas de ultratumba // Molino de aspavientos y del viento en aspas /7 El paisaje se llena de tus locuras).

Canto VI:El delirio: Tras el molino, viene el vrtigo y con l se produce el cataclismo de la gramtica, ya anunciado. Nos enfrentamos con un montaje de palabras no estructuradas lingsticamente, sino asociadas por el hablante con distintos criterios: onomatopyico, semntico, lexical, gramatical, juego de palabras. La simple yuxtaposicin de las palabras va creando un posible significado que, ingeniosamente, el lector puede rescatar:Ala ola ole ala aladino // El ladino aladino ah ladino dinola.

Pudiramos deducir de este Canto VI que el mito bblico de Babel y su confusin de las lenguas estuviera presente. Y esto lo podemos inferir a travs de indicios como alhaja, apoteosis, molusco, normal tedio sera pasin, muerte de joya y violoncelo. Y la confusin se hace an ms evidente cuando el hablante manifiesta:Nombre daba // por los ojos hojas mago // Alto alto // Y el clarn de la Babel // Pida ncar // tenga muerte // Una dos y cuatro muertes.

Canto VII: En este Canto de la desintegracin, ya no podemos reconocer las palabras en su estructura castellana; si bien los sonidos se pueden relacionar con algunas: Monlutrellamonluztrella, montresol y mandotrina, montesur en lasurido, montesol. Podramos vislumbrar un paisaje de montes, de estrellas, de luz, de sonido, relacionado con lo que ha sido la creacin del poema. Llama la atencin que en esta desintegracin del lenguaje, paulatinamente desaparecen las consonantes y los cuatro ltimos versos slo vocalizan. Podemos leerlos, nicamente como vocales, pero tambin podemos interpretarlos como los ltimos estertores de un moribundo que intenta retener el aire que inevitablemente se le va. El tiempo consume a Altazor, la muerte lo atrae, ya no hay fuerzas para generar el lenguaje, los sonidos finales recuerdan el sonido de las slabas infantiles: juego y muerte se anan en un ritmo vertiginoso de cada definitiva y final. Ni u ni e encontramos entre estas ltimas vocales. Slo i, o, a. El ciclo se cierra para reiniciarse el viaje.

CONCLUSIN.Para leer y comprender el poema Altazor, se requiere valor, aceptar el impacto, atreverse a aceptar el reto de la palabra nueva. El lector precisa recobrar el sentido de la unidad, la verdadera trascendencia de la palabra creadora. Para Huidobro, el verbo debe ser csmico, el verbo en el cual flotan los mundos, porque al principio era el verbo y al fin ser tambin el verbo.

En cuanto lector de poemas, la primera condicin es asumirse como un ser humano integralmente humano. Necesitamos un lector sin miedo, con un amplio espritu de sntesis, capaz de ver y de sentir cuanto de positivo y de negativo tiene su poca, un lector capaz de asumir sus errores como propios y sin acusar a nadie, autocorregirse y volver a empezar. No basta una lectura; lecturas sucesivas permitirn ahondar cada vez ms en el poema hasta lograr con-sentir con el autor.

El poema aparentemente es muy complejo de leer, casi hermtico en su interpretacin. No obstante, si tomamos la mayora de sus imgenes, nos daremos cuenta cun concretas son en su elaboracin y qu fcil debera ser penetrar en ellas. Pero, no busquemos guiarnos por la lgica convencional y racionalista forjada para nuestra cotidianeidad, sino atendamos a la potencialidad sugerente del poema, a su capacidad de evocar en nosotros un mundo que hemos visto, conocido o intuido y que permanece en nuestra interioridad, aguardando la llave que abre las puertas de la imaginacin. As, por ejemplo, cmo no comprender y participar de esa soledad cuando el poeta la expresa como una abstraccin: Estoy solo, pero luego la proyecta, casi matemticamente:La distancia que va de cuerpo a cuerpo // Es tan grande como la que hoy de alma a alma(Canto I).

Despus de estos dos versos, encontramos que el adjetivo forma un tricolon descendente y en movimiento:SoloSoloSolo.

Y ya no tiene ni un cuerpo ni un alma que le permita delimitar esa soledad: Estoy solo parado en la punta del ao que agoniza; y la soledad es absoluta, csmica, total. El hombre solitario frente al universo, despeinado por el viento que desplaza a los planetas que giran en torno a la cabeza, siente no una mano amiga que lo despeina, sino el viento csmico del universo.

El poema es sencillo, tal como la vida es sencilla. Altazor vive y muere, como han vivido y desaparecido o vivirn y desaparecern millones y millones de seres. As de simple es la vida y as de simple es la poesa. Pero, cun profunda, difcil y angustiante es para nosotros aceptar y abrirnos a esa compleja simplicidad.

Para Huidobro y esto lo advertimos con toda claridad en el poema Altazor, la esencia de su teora potica escrear un poema sacando de la vida sus motivos y transformndolos para darles una vida nueva e independiente. Nada de anecdtico ni de descriptivo. Se trata de hacer un poema como la naturaleza hace un rbol.

El poeta crea un mundo en el que, a diferencia de la vida natural, cada cosa tiene una forma y funcin determinadas, las que le asigna el autor. La golondrina, el molino, la rosa y la muerte ya no son palabras carentes de sentido. Estn encarnadas en lenguaje y se hacen cuerpo en nuestra existencia, nos estremecen y nos dejan transidos de dolor, de angustia, de temor, pero tambin nos transmiten la originalidad, la palabra creadora, la expresividad que cada uno de nosotros, segn sus aptitudes personales, encierra y debe desarrollar. La lectura de Altazor debera permitirnos nuestro propio crecimiento interior.

Irma Csped