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Corografía, quina y catequización: historia amazónica entre 1850 y 1920. 1 Germán Palacio Director Sede Leticia Universidad Nacional de Colombia Introducción Amazonia y comercio mundial. Contrastes andinos. Rafael Reyes cuenta en sus memorias escritas en un viaje por el Mediterráneo, el Danubio y el Mar Negro en 1911, 2 que los colombianos del sur del país pensaban, a comienzos de 1870, que después de Sibundoy y, a lo más, después de Mocoa, en el actual departamento de Putumayo, quedaba el reino de Portugal ya que de ese modo lo confundían con el imperio del Brasil. 3 No debería sorprendernos este desconocimiento. Desde la segunda década del siglo XIX, las guerras de Independencia acentuaron el aislamiento relativo de la Amazonia producido por los fracasos misioneros que se habían evidenciado ya a fines del siglo XVIII. No obstante, esta situación de desconexión relativa con el resto del país fue vigorosamente reversada por la explotación de la quina después de 1870, aunque en el largo plazo, durante el siglo XX, los lazos volvieron a hacerse relativamente tenues hasta después de mediados de siglo en que volvieron a acentuarse. Al igual que otras regiones del interior andino, en la época liberal de la segunda parte del siglo XIX la Amazonia colombiana se integró a la economía nacional y se vinculó al comercio mundial. Este vínculo integrador, expresado en momentos específicos de boom económico de quina y caucho fue, cuando se le compara con la Costa Atlántica o el interior andino, frágil y reversible. Aunque el gobierno central y los gobiernos regionales llegaron a expresar su preocupación por la destrucción de estos dos recursos, en su conjunto, la alteración de los ecosistemas fue de menor importancia ya que la apropiación del territorio por la oleada de colonización proveniente de tierras frías y calientes de los Andes fue revertido una vez terminado el boom. A su vez, los destrozos ambientales fueron localizados y restringidos de tal manera que la recuperación de los ecosistemas acabó lográndose en un tiempo relativamente corto. La casi totalidad del bosque amazónico se mantuvo. La conquista de la tierra caliente amazónica colombiana por la oleada civilizadora fracasó. 1 Este texto constituye un avance de investigación de la tesis de doctorado en Historia en Florida Internacional University-Miami, que lleva como título “Civilizando la tierra caliente”. Agradezco el aporte de la Sede Leticia y el Instituto de investigación IMANI por su apoyo en la recopilación de información y, en particular a Patricia Moncayo y a Graciela… 2 Gómez Hurtado, Álvaro. “Prólogo” a las Memorias, 1850-1885 de Rafael Reyes, Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 1986. 3 Reyes, Rafael. Memorias 1850-1885, Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 1986, p. 109. 1 Embajad a de Holanda

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Corografía, quina y catequización: historia amazónica entre 1850 y1920.1

Germán PalacioDirector Sede LeticiaUniversidad Nacional de Colombia

IntroducciónAmazonia y comercio mundial. Contrastes andinos. Rafael Reyes

cuenta en sus memorias escritas en un viaje por el Mediterráneo, el Danubio yel Mar Negro en 1911,2 que los colombianos del sur del país pensaban, acomienzos de 1870, que después de Sibundoy y, a lo más, después de Mocoa,en el actual departamento de Putumayo, quedaba el reino de Portugal ya quede ese modo lo confundían con el imperio del Brasil.3 No debería sorprendernoseste desconocimiento. Desde la segunda década del siglo XIX, las guerras deIndependencia acentuaron el aislamiento relativo de la Amazonia producido porlos fracasos misioneros que se habían evidenciado ya a fines del siglo XVIII. Noobstante, esta situación de desconexión relativa con el resto del país fuevigorosamente reversada por la explotación de la quina después de 1870,aunque en el largo plazo, durante el siglo XX, los lazos volvieron a hacerserelativamente tenues hasta después de mediados de siglo en que volvieron aacentuarse.

Al igual que otras regiones del interior andino, en la época liberal de lasegunda parte del siglo XIX la Amazonia colombiana se integró a la economíanacional y se vinculó al comercio mundial. Este vínculo integrador, expresadoen momentos específicos de boom económico de quina y caucho fue, cuandose le compara con la Costa Atlántica o el interior andino, frágil y reversible.Aunque el gobierno central y los gobiernos regionales llegaron a expresar supreocupación por la destrucción de estos dos recursos, en su conjunto, laalteración de los ecosistemas fue de menor importancia ya que la apropiacióndel territorio por la oleada de colonización proveniente de tierras frías ycalientes de los Andes fue revertido una vez terminado el boom. A su vez, losdestrozos ambientales fueron localizados y restringidos de tal manera que larecuperación de los ecosistemas acabó lográndose en un tiempo relativamentecorto. La casi totalidad del bosque amazónico se mantuvo. La conquista de latierra caliente amazónica colombiana por la oleada civilizadora fracasó.

1 Este texto constituye un avance de investigación de la tesis de doctorado en Historia en FloridaInternacional University-Miami, que lleva como título “Civilizando la tierra caliente”. Agradezco el aporte dela Sede Leticia y el Instituto de investigación IMANI por su apoyo en la recopilación de información y, enparticular a Patricia Moncayo y a Graciela…2 Gómez Hurtado, Álvaro. “Prólogo” a las Memorias, 1850-1885 de Rafael Reyes, Fondo Cultural Cafetero,Bogotá, 1986.3 Reyes, Rafael. Memorias 1850-1885, Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 1986, p. 109.

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A pesar de la simultaneidad en la integración al mercado mundial entrela región andina y la amazónica con posterioridad a 1850, la permanencia deestos enlaces y la contribución de estas dos regiones a la formación de lanación difirió radicalmente. La apropiación y transformación del territorioamazónico bajo el proyecto progresista quinero y cauchero fracasó en el largoplazo, y la civilización de la población indígena por medio de la labor misionerase restringió, a pesar de sus promotores, a las tierras altas de la vertienteandina de la cuenca amazónica. El resultado ambiental del proceso decolonización y transformación del paisaje amazónico, no puede ser comparadocon lo que ocurrió con las vertientes andinas, por ejemplo, aquellas asociadasa la economía cafetera, en donde la colonización construyó un paisajemarcadamente diferente al recibido a comienzos del período que acá se trata.

Otro contraste debe ser tenido en cuenta. Mientras que las regionescafeteras andinas y la costa Caribe vieron crecer su población, a pesar de lasguerras en el país, bajo un empuje de prosperidad, particularmente desde lasegunda década del siglo XX, la catástrofe demográfica de la poblaciónindígena en la Amazonia, por razones varias- enfermedades, cuasi-esclavización, violencia genocida, desplazamiento o sedentarismo forzado-,tendió a acentuar el despoblamiento del territorio amazónico. Comocnsecuencia de este aspecto demográfico se reforzó la visión que reduce a laAmazonia a un espacio libre de humanización. Como si el colapso demográficoexperimentado en los primeros siglos de la Conquista y Colonia en Tierra Firmese hubiera repetido en el territorio amazónico colombiano durante el cambiodel siglo XIX al XX.4 Si ambas regiones compartieron la catástrofe demográficacon la invasión europea, la zona andina y la costa Atlántica obtuvieron unarecuperación demográfica ininterrumpida desde la segunda parte del sigloXVIII, mientras que la Amazonia, con el boom de la quina y sobretodo delcaucho, no experimentó un crecimiento de la población.

Imaginarios reduccionistas. Este efecto de la economía extractivistaen la Amazonia, desde comienzos de la década de 1970s, reforzó un imaginariopopularizado durante la crisis ecológica global que tendió a acentuar una visiónreduccionista, como prejuicio o como ideal, de que la Amazonia es unreservorio de naturaleza intocada o “prístina”. Esta reducción debe serproblematizada considerando las complejas relaciones, cambianteshistóricamente, entre naturaleza y sociedad. Es cierto que esta reducción tuvoasidero en importantes antecedentes documentales, particularmente enalgunos relatos de viajeros del siglo XIX y en las descripciones de la ComisiónCorográfica en que se presenta a la Amazonia, paradójicamente, como uninmenso desierto. No cabe duda que la Amazonia tenía la más baja densidadpoblacional del país en la época, pero el país mismo podría ser considerado, enesos términos, despoblado. Frank Safford, por ejemplo, sostiene que lapoblación colombiana en 1830 era de un millón seiscientos mil habitantes y dos

4 Ver Gómez, Augusto, Sotomayor, Hugo y Lesmes, Ana Cristina. Amazonia colombiana: enfermedades yepidemias. Un estudio de bioantropología histórica. Ministerio de Cultura, Bogotá, 2000.

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millones doscientos mil a mediados de ese siglo.5 Cuando se contrasta con lapoblación de fines del siglo XX, que es de cuarenta millones aproximadamente,podría decirse, en general, que el país era despoblado y la Amazonia lo másdespoblado. Dos preguntas surgen de la construcción del paisaje amazónicocomo un gigantesco bioma despoblado. Primero, ¿cómo explicar esta curiosainversión metafórica de selva en desierto? Si, en gracia de discusión seaceptara que la Amazonia era una región despoblada, ¿con que fuerza detrabajo se realizó el boom quinero y cauchero?

La respuesta a estas preguntas debe colocarse más bien en el ámbito delas representaciones mentales asociadas a aspectos ambientales.Históricamente, la Amazonia ha estado sujeta a representaciones variadas concontenidos ambientales. Si en las descripciones de la época del reconocimientoy exploración de la Amazonia en el siglo XVI, ella se figuró como unanaturaleza que ofrecía riquezas, sólo soñadas (El Dorado), nunca realizadas,pero también como una región densamente poblada, en la época que nosconvoca, el período liberal (neocolonial en la literatura dependentista), lanaturaleza amazónica sigue siendo vista como plena de potencial económico yano por razones metálicas sino por su aparente disponibilidad para la agriculturao la extracción de productos vegetales. Si el imaginario de tierra de riquezas semantiene, contrasta, en cambio, que la Amazonia, durante el período en queeste estudio se concentra (1850-1930), tiende a presentarse comodespoblada, con presencia, sólo de unos cuantos salvajes. El paso del tiempo yde la interacción humana, recién llegados y nativos, acabó generando uncambio en la representación, de ubérrima y despoblada, a pobre ydeshumanizada. En este proceso de cambio ambiental se concentran estoscapítulos.

Estos imaginarios no dejan de tener asideros en la realidad material.Primero, uno de los resultados del boom del caucho fue el estancamientodemográfico y, en algunos casos, catástrofe de la población indígena, quepermite aferrarse a la idea de que la Amazonia ha sido por siempre una regióndespoblada. Adicionalmente, la caída de los precios del caucho en 1910 generóuna crisis prolongada en la Panamazonia de la cual no pudo recuperarserápidamente por la dificultad de montar plantaciones que compitieran con lasinstaladas por los británicos en el Lejano Oriente. Al final del período que aquíse estudia, la década de 1920, la deshumanización de la naturaleza en laAmazonia colombiana ya no significaba solamente despoblamiento sinoresistencia de la selva a su transformación y domesticación bajo un formato delucha a muerte entre civilización y naturaleza.

En las anteriores condiciones, las representaciones de alcance nacionalempiezan a imaginar la selva amazónica colombiana, en vez de un Edén o unaregión privilegiada por una naturaleza ubérrima, como un infierno. El éxito

5 Frank Safford, El ideal de lo práctico. El desafío de formar un élite técnica y empresarial en Colombia,Universidad Nacional-El Áncora Editores, Bogotá, 1989.

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cafetero colombiano, de comienzos del siglo XX, reconcentró las energíasnacionales en el poblamiento de las regiones de vertiente andina y en lasregiones propicias para la exportación, particularmente los puertos del Caribe yla región occidental conectada por el corredor que conduce a Buenaventura enel océano Pacífico. Debido a esto, las energías nacionales tendieron a “olvidar”a la Amazonia, abandonándola a su propia suerte. Corrijo: las energías delestado colombiano se concentraron en la apropiación cartográfica y diplomáticadel territorio amazónico, pero dejaron prácticamente intacto el paisajeamazónico como tal. Los cambios ambientales fueron más simbólicos quemateriales.

Las representaciones de la Amazonia como “Dorado” o “infierno verde”son conocidas por los estudiosos y han sido documentadas en mayor o menormedida. Lo que no se ha contado con claridad, al menos, en la historiografíacolombiana, es que estas visiones han sido construidas en procesos históricosen los cuales una u otra representación se convirtió en dominante. No por serrepresentaciones, dejan de tener efectos materiales que están asociados, deuna parte, a la formación del Estado-Nación colombiano en una época deredefinición de las relaciones del país con el mundo y de construcción de lasregiones en Colombia. De otra, a la formación de la región en su conexión conel mercado internacional.

Aunque la idea de El Dorado y de Edén ha sido una ensoñación de losprimeros invasores europeos, la idea de Dorado difiere de la de Edén, aunquesea confundida frecuentemente por los autores. Mientras un arquetipo de Edénson las islas de El Caribe, uno de El Dorado es el Amazonas. La imagen deEldorado prevaleció en los primeros siglos de la invasión europea. Losportugueses le otorgaron mucha más importancia a esta región que losespañoles y se adentraron vigorosamente desde la boca del Amazonas hacia laconfluencia del rio Negro en el punto de Manaos y desde allí hacia el Vaupés, ysubiendo por la continuación del Amazonas que los brasileros llaman Solimoeshacia el Putumayo y el Caquetá, todas las anteriores en la región amazónicacolombiana. La idea de Eldorado renació con el empuje agrario de la épocaliberal en el período republicano. A mediados de la década de 1920 setransformó este imaginario. Los informes sobre el caucho, en el contexto de larivalidad con el Perú, pero sobretodo, a raíz del impacto en el imaginarionacional de La Vorágine de José Eustasio Rivera, cambió esta imagen por laidea de que la Amazonia es un “infierno verde”. Décadas más tarde, eldescubrimiento de que los suelos amazónicos eran pobres ahogó el sueño deque la Amazonia ofrecía un nuevo “Dorado” agrícola. La idea de la Amazoniacomo Edén sólo se produce con la crisis ambiental global de fines de la décadade 1960 en que el ecologismo, de veta neoromántica, convierte el bosquehúmedo tropical en un valor idealizado. Las corrientes ambientalistas tambiénrecuperan la Amazonia como un nuevo “Dorado”, debido a los desarrollosbiotecnológicos y hacen renacer la esperanza de que la biodiversidad es unaimportante fuente de riqueza.

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Algunas tesis. Una vez sentadas unas premisas sobre el poblamientode la Amazonia y los antecedentes coloniales, este texto se concentra en elproceso civilizatorio de la segunda parte del siglo XIX, que incluye, en primerlugar, la apropiación geográfica del territorio; pasa por el avance y declive delimpulso civilizatorio bajo el auge de la explotación de la quina; y, termina conel reverdecimiento y marchitamiento de la modalidad de civilización entendidacomo cristianización. Un capítulo siguiente que no se incluye aquí, retoma elproceso civilizatorio a través del boom y la caída de caucho y sus efectosambientales para la región, para terminar con el proceso diplomático-militar dedelimitación de las fronteras y construcción del espacio amazónico. En unapartado final se analizan los impactos específicos del proceso en su conjunto.En particular, se ilustra la conversión del Eldorado amazónico en un “infiernoverde”.

El argumento fundamental de estos dos capítulos es el siguiente: elimpulso progresista y civilizatorio propio de la fase ambiental entre 1850 y1930 fracasa, ya que el intento de dominación y control de la naturaleza por lasociedad colombiana, después de sucesivos intentos se revierte con la crisis delcaucho y el cambio de percepción en Colombia de lo que representa laAmazonia. No significa lo anterior que, en esta época, no ocurrieron cambiosambientales duraderos. El más importante consiste en el proceso deestancamiento del crecimiento poblacional real y simbólico de la región que,con el paso del tiempo, acabó convirtiéndola en el ejemplo clásico del paraísode los preservacionistas. Este cambio fue, pues, no tanto una transformaciónmaterial sino simbólica, un cambio en la representación.

La vision reduccionista que reduce la Amazonia a un gigantescobosque sin gente funda en un modelo conceptual que divide y separa de lanaturaleza frente a la cultura, del bosque frente a los pueblos que lo habitan.Supone que la naturaleza amazónica no ha sido históricamente cambiada porel accionar humano, sólo hasta muy recientemente cuando las estadísticasprueban la deforestación a gran escala y ritmo acelerado. Lo que acá sesostiene, en cambio, es que las poblaciones que habitan la Amazonia hantransformado el medio constantemente, pero que la conquista de las tierrasbajas calientes amazónicas por parte de las poblaciones foráneas provenientesde los Andes, bajo la avanzada progresista y civilizatoria, fracasó. Estos gruposhumanos fallaron en su intento de cambiar drásticamente el paisaje amazónicocolombiano y el esfuerzo de dejar una impronta imborrable del progreso sedesvaneció.

Pensamientos académicos sobre el tema. Aunque la historiaambiental de la Amazonia colombiana, en sentido estricto, está apenasescribiéndose, ya han sido elaboradas importantes historias regionales conénfasis en asuntos económicos y sociales. De estos trabajos, quizás el primertexto que se ha hecho una pregunta explícita sobre el tema de historia

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ambiental es el de Camilo Domínguez y Augusto Gómez sobre elextractivismo.6 A la anterior afirmación le hago dos precisiones. Primero, hayun intento de realizar una historia que relaciona etnias y nación en el contextoamazónico, relación que es fundamental para comprender el cambio ambiental.Pero la pregunta ambiental en este texto es mas bien tangencial o secundaria7

Segundo, numerosos textos antropológicos son de carácter ambiental, en lamedida que han sido iluminados por la ecología cultural y humana. Peroregularmente no son textos de historia ya que tienden a asumir que lassociedades que analizan en el presente son el retrato de sociedadestradicionales, sin historia.8 Inclusive, cuando se incorporan unos datoshistóricos en estos trabajos etnográficos, ellos constituyen un simple brochazorápido para contextualizar. Hay que reconocer que, en sentido estricto, no essu responsabilidad disciplinaria y la historia amazónica en Colombia es,relativamente reciente.

El texto de Domínguez y Gómez sostiene, basado en evidenciashistóricas dispersas, que los efectos económicos, sociales y ambientales delextractivismo fueron desastrosos para la Amazonia. Ellos entienden loambiental en contraste con lo social y económico (aunque relacionado), comoel bosque o la fauna. Acá, en cambio, se sostiene que si el recurso-quina ycaucho- fue excesivamente explotado, los ecosistemas no fueronfundamentalmente destruidos por esta explotación. Más bien, la tumba yexplotación de quina y caucho, así hubiera sido muy irracional o insostenible,no cambió fundamentalmente los ecosistemas amazónicos en el período enestudio. Además, este texto propone que el problema ambiental no puede, entodo caso, ser reducido a probar o improbar la explotación y destrucción deárboles de quina o caucho. Esto no nos podría llevar a concluir, sin embargo,que la extracción de estas materias primas no produjo ningún efecto ambientalrelevante. Uno de los cambios ambientales más dramáticos tuvo que ver conque la derrota de los pueblos indígenas generó una desvalorización yconsiguiente disminución del conocimiento social sobre el manejo y la utilidaddel bosque. En adición al anterior efecto ambiental, la construcción y definiciónpolítico- administrativa y cartográfica del territorio amazónico enmarcada en larivalidad ecuatoriana-peruana-colombiana-brasilera constituye el segundoefecto ambiental de importancia ya que, al construir las fronteras, organizó elespacio y, por tanto, la naturaleza amazónica la sujetó a nuevasdeterminaciones.

Un último efecto ambiental se refiere a que, con la extracción dequina, se establecieron o reutilizaron rutas de comunicación entre los Andes yla Amazonia, que fueron utilizadas luego en la época de expansión cauchera,

6 Domínguez, Camilo y Gómez, Augusto. La economía extractiva en la Amazonia colombiana. 1850-1930.Trompenbos- Corporación Araracuara. Bogotá. 1990.7 Domínguez, Camilo y Gómez, Augusto. Nación y etnias. Los conflictos territoriales en la Aazoniacolombiana. 1750-1933. Coama- Disloque editories. Bogotá. 1994. 8 Santiago Mora. “Amazonía: Historia del pasado y del presente”. Trabajo producido para el departamento deAntropología de St. Thomas University. New Brunswick. Canadá.

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que en el mediano plazo sirvieron de base para la apropiación nacional delterritorio amazónico y, en el largo, para una transformación material másprofunda del piedemonte amazónico, es decir, la vertiente oriental de los Andesque cae sobre la llanura amazónica. El texto de Carlos Zárate, La extracción dequina9, llama la atención sobre este efecto ambiental de la explotación de laquina desde 1870 sentando importantes lazos entre el boom quinero y elcauchero. No sobra recordar, en todo caso, que buena parte de estas rutas depenetración, fueron construidas por el intercambio nativo entre los Andes y laAmazonia que tiene una historia que se remonta a épocas prehispánicas. Y,aunque se puede reconocer la importancia del destructivo impacto de laexplotación de la quina y el caucho, se puede seguir manteniendo que elprincipal efecto ambiental de estas actividades extractivas no fue la destruccióndel bosque, sino otros aspectos que tienen un cariz demográfico, social ogeopolítico con graves implicaciones ambientales.

1 . Antecedentes y prejuicios

Si durante el siglo XIX en la literatura latinoamericana fue comúncontrastar la civilización con la barbarie, como lo hace el más divulgado ypopularizado texto de Domingo Sarmiento para analizar Buneos Aires y lapampa argentina, el contraste más apropiado para la Amazonia sería entre lacivilización y el salvajismo. En los estereotipos del siglo XIX, mientras elsalvajismo se lo asocia al bosque como hábitat humano, la barbarie no estáidealmente relacionada con la vida en el bosque sino en planicies, con dominiodel caballo, inmersa en una formación social pastoril y un régimen políticotiránico. El salvajismo, en contraste, se asocia con un sistema de comunismoprimitivo, con presencia de fieras, caza y recolección en vez de equinos obovinos.10

Las ideas de salvajismo de los pueblos amazónicos se sustentaron, pormucho tiempo, en prejuicios con estatus científico, pero también endescripciones etnográficos de viajeros y diplomáticos, corografías y relatos denaturalistas. Para comenzar y advertir al lector desprevenido, una serie desupuestos sobre la Amazonia que reforzaron “científicamente” estos prejuicios,han sido controvertidos en las últimas décadas. Entre ellos que los indiosamazónicos son habitantes de la Edad de Piedra y que así se han mantenidopor los siglos de los siglos.11 De hecho, por mucho tiempo, incluida la décadade los sesentas y setentas del siglo XX, los antropólogos querían ir a hacertrabajos de campo, en un medio, lo más primitivo, lo más cercano a la vidaarcaica de la humanidad, bajo el supuesto de un enfoque evolucionista que

9 Carlos Zárate. La extracción de quina. Universidad Nacional de Colombia-Sede Leticia. 2001, Bogotá.10 SARMIENTO, Faustino Domingo. Facundo, o, Civilización y barbarie en las pampas argentinas. BuenosAires : Centro Editor de América Latina, 1979.11 A.C. Roosevelt. "Secrets of the Forest". An Archeologist Reappraises the Past-and Future- of Amazonia.The Sciencies, Noviembre-Diciembre de 1992.

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marchaba inexorablemente del salvajismo a la civilización pasando por labarbarie.12

Controvirtiendo esta divulgada sabiduría popular, dice Roosevelt, elestudio de la historia humana en el Amazonas en los últimos 11.000 añospresenta evidencias de sociedades complejas, con cacicazgos y poblaciones dehasta 100.000 habitantes. Fray Gaspar de Carvajal, miembro de la expediciónde Orellana de 1541,13 hizo descripciones de importantes poblados y dio cuentade lugares en que por varias leguas no había espacio entre casa y casa a laorilla del río. Por mucho tiempo estos escritos fueron consideradosexageraciones sin fundamento, pero han sido rescatados recientemente portrabajos etnohistóricos. Estudios pedológicos muestran que la Amazonia, apesar de la pobreza o acidez de una parte considerable de sus suelos, tambiénposee importantes zonas fértiles, como las várzeas y otras zonas enriquecidaspor una alta carga sedimentaria. Estudios arqueológicos también muestran quehay zonas de suelos antrópicos o antropogénicos que han sido enriquecidoscon el paso del tiempo por la ocupación humana. 14

Cuando, durante la década de 1960, en contra del etnocentrismosubyacente a la concepción de los pueblos indígenas como salvajes, BettyMeggers y Clifford Evans, pupilos de Julyan Steward plantearon que los nativosamazónicos desarrollaron estrategias admirables de adaptación al medioamazónico, reforzaron, en parte, la idea de una baja densidad demográfica yaque consideraron que se trataba de una estrategia adaptativa a los pobressuelos tropicales. Suponían, con un cierto sabor de determinismo ambiental delecologismo cultural, que el bioma amazónico imponía unos límites a un mayorpoblamiento, resultado del estrecho margen de resiliencia de los ecosistemasamazónicos.

Desde este paradigma, los signos encontrados de cerámica, trabajo enpiedra, horticultura, poblados u obras monumentales, dice Roosevelt, seentendieron como importaciones de fuera de la región, regularmente de losAndes, donde se sabe que se reconoce la existencia de civilizacionesprecolombianas avanzadas.15 Lo cierto es que el trabajo arqueológico haencontrado cerámica, asentamientos, formas de agricultura y canales dedrenaje, que son algunos de los indicadores de civilización.16 Roosevelt, porejemplo, descubrió cerámica cerca de Santarem de unos 6 a 7 mil años deantigüedad antecediendo a la cerámica en los Andes. A pesar de lo polémico deeste descubrimiento, la discusión no está finiquitada pero no parececompletamente inverosímil que formas importantes de civilización prehispánicahayan surgido de la misma Amazonia.

12 Jackson, Jean. Imani-Mundo. Estudios en la Amazonia colombiana. Universidad Nacional de Colombia-Leticia. Bogotá, 2001.13 Fray Gaspar de Carvajal. Descubrimiento de río de las Amazonas. Sevilla. Imprenta de E. Rasco. 1894.14 A. C. Roosevelt. “Secrets of the Forest”, p. 22.15 Roosevelt, p. 24.16 Roosevelt, p. 26.

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En un texto sintético reciente sobre el trabajo arqueológico en laPanamazonia y, en particular, en la Amazonia colombiana, un reconocidoarqueólogo colombiano, Santiago Mora,17 sostiene que la existencia desociedades que hoy parecen “primitivas” es más bien el resultado no solamentede una adaptación al ambiente del trópico húmedo sino un proceso detransformaciones sociales, políticas y económicas. Roosevelt afirma que, afines del siglo XVII, desaparecieron los cacicazgos o jefaturas y algunas tribusse volvieron nómadas.18 Un caso especialmente ilustrativo puede ser el de losNukak-Makú que, siendo en la actualidad un pueblo de cazadores yrecolectores nómada de la región del Guaviare, recurrió o regresó a esta formade vida, como una estrategia de resistencia a la dominación de misioneros, deexpedicionarios y conquistadores. De hecho, por mucho tiempo prefirió evitarel contacto, hasta relativamente hace poco tiempo, cuando la expansión de lacolonización campesina alentada por el cultivo de la coca durante la década de1980, los acercó cada vez más a los poblados de expansión de la fronteraagrícola. Santiago Mora afirma que “los Nukak habían estado en contacto congrupos religiosos que se habían aproximado a ellos para rescatar sus almas;inclusive algunos misioneros hablaban su idioma. Ahora bien, ante lasdificultades que afrontaban al percibir que una sociedad extraña se internabaen su territorio, transformándolo profundamente, y viéndose disminuidos,habían decidido emprender un épico viaje en busca de otros gruposemparentados. Para ello, habían recurrido al estudio de la tradición oral. Através de ella habían logrado determinar la ruta que debían seguir y de estemodo se internaron en otro mundo”.19

Mora agrega que esta idea que controvierte la sucesión de estadios deevolución permite convertir en “alternativa aceptable el suponer que los gruposde cazadores-recolectores habrían surgido tardíamente y, por qué no, comouna transformación de grupos que previamente habían sido agricultores”20.Desde el siglo XVII, agrega Mora “contamos con registros para los LlanosOrientales colombianos en los cuales comunidades de agricultores - porejemplo, Saliva y Achagua- se incorporan a la vida nómada como consecuenciade las presiones ejercidas sobre ellas por misioneros, esclavistas y colonos”.21

Este fluído entre formaciones sociales también se aplica para los Yupí de Boliviao la Baníhua de Tunuhy, de lengua Arawak, entre otros.22

En la región andino-amazónica se podría aceptar la importancia deintercambios entre los pueblos de tierras altas y de tierras bajas, cosa que dehecho está siendo documentada por arqueólogos y antropólogos de las

17 Santiago Mora. "Amazonia: historia del pasado y del presente de un territorio remoto", St. ThomasUniversity, Department of Anthropology, manuscript.18 Rooosevelt, p. 26.19 Mora, p. 30.20 Mora, p. 36.21 Morey, Nancy y Robert Morey. “Foragers and farmers: differential consequences of Spanish contact”.Ethnohistory 20/3:229-246.22 Mora, p. 39.

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regiones andino-amazónicas y, con la ocurrencia eventual de importacionesdesde la Amazonia hasta las tierras altas, lo cual ha sido de doble vía. Lo quees discutible, en el contexto de las investigaciones recientes, es pensar que enlos Andes sí floreció la civilización, mientras que en la Amazonia todo vestigiode ella deba ser atribuido a influencias externas. Este supuesto, curiosamenteestá enraizado en uno de los prejuicios deterministas ambientales discutidos enotros textos y que asumen que la civilización requiere de climas fríos y estávedada en climas calientes y, especialmente, en el trópico húmedo. Quizás loque se debería aceptar es que el tipo de suelos y el clima húmedo tropical hacemuy difícil la pervivencia de huellas que muestren los vestigios humanos.

Se sabe que hoy en día las mayores planicies inundables amazónicasson ocupadas por mestizos y blancos y, en menor medida, por indígenas. Porello, como los nativos que encontraron Meggers y Evans estaban localizados eninterfluvios, en áreas remotas como lo recomendaban las prescripcionesetnográficas de entonces, que intentaban asegurar que los estudios dierancuenta de los “orígenes”, con lo cual encontraban, en realidad, asentamientosnativos de refugiados entre los bosques, pensaron que esas fueron las tierrasque los indígenas adaptaron durante siglos e inclusive milenios. Pero hay otrastierras del Amazonas que son de origen volcánico y calizo (limestone), ricos ennutrientes. En particular, se descuida el potencial de las planicies ribereñas. Envarios casos, Roosevelt afirma: ”Lo que aparece como bosques vírgenes fueronformados hace mucho tiempo, por actividades agrícolas”23. Bajo este supuesto,y por razones probablemente metodológicas, asociadas a la separación entreciencias naturales y sociales, buena parte de los ecologistas creen todavía quelos ecosistemas tropicales fueron formados por completo por fuerzas naturales,diferentes a la intervención humana.24 Los estudios arqueológicos demuestranlo contrario. Por ejemplo, ciertas zonas de planicies inundables, así comoalgunos bosques en tierra firme son fértiles y fueron cultivadas con maíz, yucao algodón.25

Otros ejemplos de esta variedad de suelos se fundamentan en elhecho de que hay suelos negros antrópicos que tienen amplia distribución en laAmazonia.26 Mora también afirma que en la región de Araracuara en el año 800después de Cristo, la necesidad de controlar el río en un punto clave para lanavegabilidad generó una intensificación de los rendimientos agrícolas27. Enesta región, con el propósito de controlar el derrumbe de las pendientes y elefecto erosivo de las lluvias, se sembraron árboles frutales28. Asimismo afirma,

23 Roosevelt, p. 2824 Ver por ejemplo el artículo del profesor de la Universidad Nacional de Colombia Thomas Defler, expertoen primates. Defler, Thomas. “Conservación y la Amazonia colombiana”, en Imani-Mundo. Estudios en laAmazonia colombiana. Universidad Nacional de Colombia-Leticia. Bogotá, 2001.25 Mora, p. 2826 Mora, p. 74.27 Mora, p. 7528 Mora, p. 78.

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basado en los trabajos sobre el Vaupés que, para los Tukano, los suelos negrosson propiedad de los progenitores ancentrales.29

En la Amazonia, las divisiones tajantes entre recolectores-cazadores ypueblos agrícolas ha sido puesta en duda hoy en día. 30 Los trabajos de InésCavalier y otros han probado que no existen siempre fronteras tajantes entrelo silvestre y lo cultivado, como suele existir en plantaciones modernas. Encambio, las plantas domesticadas coexisten con, semidomesticadas,manipuladas y silvestres.31 Esta carencia de fronteras tajantes entre lodomesticado y lo silvestre se observa también en ejemplos que muestran quemientras que muchas sociedades amazónicas se ven como cazadoras-recolectoras, la mayor parte de su dieta se basa en la agricultura; encontraste, otras sociedades que son agricultoras observan una vida errantedurante meses del año. Otros casos muestran que ciertas siembras se realizanpara generar recursos para mejorar la caza32 y se abren chagras de lugar enlugar para combinar horticultura con nomadismo33.

La movilidad de los cazadores-recolectores no se funda en razonesambientales exclusivamente. Hay también motivaciones políticas, sociales yculturales, que prueban la complejidad de estas sociedades. El repunte de laetnohistoria no sólo le ha dado credibilidad a la idea de cacicazgos y altasdensidades poblacionales, sino también a estudiar la complejidad de estassociedades que con un bajo nivel de división en clases muestran sociedades derango,34 con capitanes y curanderos o shamanes y algunas malokas bastantegrandes cuyo interior reflejaba, hasta hace poco, más que una vivienda, unsistema de reproducción social.

En síntesis, los prejuicios sobre el Amazonas como una región desociedades atrasadas, sin civilización y poblada de salvajes debe ser rechazadaen varios sentidos: primero, que el supuesto salvajismo debe mirarse comouna versión avanzada de adaptación creativa al medio. Segundo, estaadaptación creativa no debe ser pensada en términos exclusivos dedeterminismo ambiental, ya que la Amazonia ha sido lugar de asentamiento desociedades complejas con variadas determinaciones culturales, sociales ypolíticas. Tercero, la limitación de la agricultura, por principio, debido a lasupuesta pobreza de los suelos, debe ser relativizada ya que hay una variedadde formaciones de los suelos que incluyen antrosoles. Cuarto, los estadiosesquematizados como el avance del atraso al adelanto descrito como el pasodel salvajismo al sedentarismo, -de la caza y la recolección a la agricultura-debe ser problematizado ya que el mismo nomadismo es también una opción

29 Mora, 78.30 Mora, p. 47.31 Cavalier, Herrera, Rodríguez y otros. “No solo de caza vive el hombre. Ocupación del bosque amazónico enel holoceno temprano”, en Mora, Santiago e Inés Cavalier. Ámbito y ocupaciones tempranas de Américatropical. Fundación Erigaie-Ican. Bogotá. 1995, p. 27-44. 32 Mora, p. 6033 Mora, p. 66.34 Mora, p. 79.

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histórica y no sólo la réplica de un pasado. Por último, a pesar de losimaginarios recientes producidos en Europa y Norteamérica y reproducidos enzonas urbanas de América Latina y otros lugares, tanto en la actualidad comoen el pasado, la Amazonia no es sólo un inmenso bosque despoblado de sereshumanos sino que, además, buena parte de la población amazónica es tambiénurbana. Como dice Mora: “la historia de la selva no es corta sinodesconocida”.35 2. Panamazonia y Amazonia colombiana

Según Camilo Domínguez, mientras que la región amazónicacomprende una cuenca de 6’896.344 de km cuadrados, la Amazoniacolombiana actual cubre 336.583 km cuadrados, aunque en el siglo XIX laaspiración colombiana era mayor. Este autor señala que a Brasil le correspondeen la actualidad el 72.6 %, a Perú el 11.1%, a Bolivia el 8.7%, a Colombia el5.0 y el resto se lo distribuyen Ecuador, Venezuela, Guyana, Guayana ySuriname en proporciones menores al 2%. Los porcentajes varían levementebajo el Tratado de Cooperación Amazónica en que se calcula un área de7’186.750 km cuadrados. En contraste con la gran llanura amazónica brasilera,la Amazonia del macizo central brasilero o la subregión que proviene de losmacizos guyaneses, el resto de la región amazónica se la considera “andino-amazónica”, a la cual pertenece la Amazonia colombiana.

La proximidad a los Andes implica unas características particulares enlo relacionado con los ríos. Los estudios en limnología distinguen entre ríos deaguas claras, blancas y negras, siendo las aguas blancas procedentes de losAndes las que mayor sedimento vierten al Amazonas y, por tanto, las másricas en nutrientes. En contraste, los ríos de aguas claras son arenosos,nacidos en la misma Amazonia y los provenientes de los escudos guyanesesson pobres en nutrientes. Inclusive la lluviosidad colombiana es más alta que lade la llanura amazónica. Los estudios pedológicos muestran que las áreas devárzea, a su vez, son más ricas en nutrientes y son bastante aptas paraagricultura estacionaria que depende de las crecientes y bajantes de los ríos.La Amazonia colombiana cubre la región que se extiende desde el río Guaviare,en el norte, que en realidad desemboca en el Orinoco y el río Amazonas en elsur, que en los estimativos de Mario Mejía, comprende 403.000 kilómetroscuadrados.36

Un contraste adicional entre la región andino amazónica y, enparticular, la colombiana, conocida como Amazonia noroccidental, y la llanuraamazónica brasilera está asociada a razones histórico-culturales de lacolonización lusitana e hispana. Mientras que la colonización portuguesa estuvopermanentemente inclinada a desarrollar la economía extractiva de la región,

35 Mora, p. 40.36 Mejía, Mario, "Las Amazonia colombiana, introducción a su historia natural", en Colombia Amazónica, p.56-76. Bogotá.

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lo cual incluyó extracción esclava de mano de obra nativa, la española, en lamedida que se concentró más en los Andes, le dejó a los misioneros la funciónde ir penetrando la frontera. El énfasis en el caso de las instituciones defrontera portuguesas fueron menos las misiones que los presidios o fortines deavanzadas militares, además de las expediciones extractivas y comerciales.37

La expansión portuguesa en el Amazonas está asociada a la decisiónlusitana de colonizar como precaución frente a los intentos de invasión de otraspotencias, entre ellas, los franceses pero, sobretodo, los holandeses, atraídospor las maderas finas, el azúcar y el tabaco. Primero, los franceses fundaronRío de Janeiro como capital de lo que llamaron la Francia Antártica, pero fueronexpulsados en 1567.38 Como se sabe, los holandeses se tomaron el nordestebrasilero por un cuarto de siglo, entre 1637 y 1654, hasta que los portuguesesreconquistaron el territorio y los expulsaron. Años atrás, los portuguesesavanzaron de manera pujante hacia el interior del territorio hasta encontrarsecon las posesiones españolas, incursión que no encontró resistencias debido aque los españoles se concentraron en la frontera del norte de México y en lafiera disputa en el Caribe con ingleses, franceses y holandeses. Losportugueses contaron con un elemento adicional a su favor en la Amazonia, encontraste con los españoles. El avance sobre el Amazonas es más fácil desde ladesembocadura, río arriba, mientras que sólo existen difíciles conexiones entrelos Andes y el Amazonas por tortuosas y lluviosas trochas de descenso desdela cordillera hasta llegar a algunos ríos navegables, algunos de ellos conpeligrosos rápidos, como es el caso del Caquetá o Japurá para los brasileros.Un indicador de la dificultad de apoderarse de la Amazonia partiendo de losAndes se funda en el hecho de que ni siquiera los Incas habían logradodomeñar los pueblos amazónicos, sino que se habían extendido por lacordillera y sobre la costa seca peruana39.

La apropiación del territorio amazónico controlado por los españolesfue así bastante precaria. Los españoles decidieron ponerle coto a la expansiónportuguesa a través de la firma de unos tratados, el de Madrid en 1750 y el deSan Idelfonso 1777, por la alegada incertidumbre, según los portugueses,generada por el Tratado de Tordesillas, que trazaba un meridiano desde lasIslas Canarias, sin definir desde cual con exactitud.40 No obstante, este procesode delimitación lo asumieron los españoles en condiciones desfavorables.Mientras que el tratado de Madrid nunca tuvo efectos jurídicos, el tratado deSan Idelfonso, conducido por Requena, por el lado español, y TeodosioConstantino de Chermont, del portugués,41 fijó los límites, aunque algunas desus cláusulas nunca se cumplieron. Por ello los portugueses fueron capaces demantener posiciones más allá de los límites aceptados, sin revertir el control de

37 Carlos Zárate, Imani-mundo, p. 236.38 Benjami Keen y Keith Haines. A History of Latin America. Hougton Mifflin Company, Boston-New York,2000, Sexta Edicion.39 Carlos Zárate, Imani-mundo.40 Carlos Zárate, Imani-mundo p. 250.41 Zárate, Imani-mundo p. 252.

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algunos lugares reconocidos como españoles en los Tratados. Tal es el caso deTabatinga, población que hoy en día hace frontera con Leticia en Colombia ySanta Rosa en Perú. Carlos Zárate ha llamado a esta indefinición fronterizacomo unas “fronteras sin límites” aceptando la estabilización de la frontera enel río Yavarí, pero con un colchón de amortiguamiento desde Yavarí al ríoLoreto-Yacu en el trayecto que hoy constituye el borde sur del TrapecioAmazónico colombiano.

Las posiciones españolas se debilitaron en la Amazonia aun más,cuando a comienzos de la década de 1790, las misiones en la región amazónicadel virreynato de la Nueva Granada habían fracasado por completo. Lasguerras napoleónicas, primero, y luego las guerras de Independenciahispanoamericana, dejaron la Amazonia colombiana relegada al olvido. Elproceso de Independencia brasilero ocurrió como una transición pacífica depadre a hijo, en contraste con el hispanoamericano. Aunque los patriotastriunfantes asumieron que los límites coloniales les serían reconocidos sindiscusiones bajo la noción de uti possidetis iure, la frontera amazónica no teníaunos límites claros, lo que acabó favoreciendo las posesiones brasileñas.

3. Agustín Codazzi: la apropiación simbólica por medio de lacorografía.

Después de las guerras de Independencia, los patriotas triunfantescolombianos fracasaron en el proyecto de construir unas confederacionesfuertes y, en cambio, las antiguas colonias españolas se fueron fragmentando.Incapaces por un tiempo de pagar sus deudas contraídas con Inglaterra,tardaron en reorganizarse como países independientes y reconstruir susfinanzas. La discusión entre bolivarianos y santanderistas en la Gran Colombiay en la Nueva Granada consumió las energías de las élites hasta bien entradala década de 1840. Desde la década siguiente y, sin duda, desde la de 1860, elproyecto liberal que pretendía atraer el progreso, sacudirse del poder de laIglesia, dejar atrás el pasado colonial, implantar el librecambismo, desarrollarla educación pública, etc., se arraigaría en el país. Pero el descenso de lasexportaciones de oro y el auge de la esperanza de poder exportar productostropicales reconectaría al país con el mercado mundial respondiendo a laaspiración de la élite criolla de hacerla parte del concierto de nacionescivilizadas. Una precondición era el conocimiento de las riquezas que el paísposeía, que, por un lado, podría atraer la inversión extranjera y, de otro,ofrecería a los nacionales nuevas tierras para poblar. Aprovechando el caosgenerado en Venezuela provocado por la insurrección contra José AntonioPáez, Tomás Cipriano de Mosquera, presidente de la Nueva Granada, a fines dela década de 1840, decide invitar al geógrafo italiano Agustín Codazzi aelaborar la cartografía y corografía de la Nueva Granada. Codazzi ya habíarealizado ese mismo trabajo en Venezuela y era, quizás, el mejor candidatopara hacer el mismo trabajo para la Nueva Granada. Su labor, al igual que en

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el caso venezolano, tomó toda una década, comenzando en 1850 hasta sumuerte en 1860.

Codazzi organizó sucesivas expediciones para dar cumplimento al contratofirmado con el gobierno nacional. En el marco de este esfuerzo en 1857, elcoronel-geógrafo italiano decidió visitar la región amazónica, dependientedesde un punto de vista político-administrativo del Estado del Cauca. Estavisita hacía parte del contrato firmado con el gobierno de la Unión para realizarel trabajo corográfico y cartográfico de la Colombia de entonces, la NuevaGranada. Su reporte fue el resultado de una visita circunscrita a la parte altade los ríos Putumayo y Caquetá.42 Por la anterior razón, sólo puede esperarsedel reporte sobre el territorio del Caquetá, una incompleta descripción ynotorias generalizaciones. De hecho, Codazzi había propuesto y exigido visitarsolamente los lugares ocupados por pueblos bajo el gobierno comisarial o elcontrol misionero. Y así lo hizo.43

Debido a estos vacíos en su trabajo de campo, parte de su reporte no poseegran originalidad. Buena parte del mismo se restringió a la información deprimera mano que colectó en este viaje, pero la mayor parte de ella se basó entres fuentes escritas: la “Descripción” de Pedro Mosquera hecha en 1847; ladel presbítero Manuel María Albis llamada “Curiosidades de la Montaña”44

fechada en 1854; y la de José María Quintero: “Informe sobre el territorio delCaquetá”, de Mocoa, 5 de marzo de 1857. En particular, Codazzi le concedecrédito a Pedro y Miguel Mosquera, dos afrocolombianos,45 quienes lesuministraron información acerca de pueblos indígenas.

Uno de los efectos más importantes de este trabajo consiste en una curiosaconstrucción del paisaje amazónico bajo la letra del coronel Codazzi. “Teniendoque caminar a pie por medio del desierto,”46 reconoce los territorios de losAndaquíes, en las riberas del río Caquetá y sus alrededores. Esta característicademográfica, lo lleva a afirmar que el territorio del Caquetá, que es como seconocía a la región amazónica de la Nueva Granada, es “la más desierta y

42 Codazzi, Agustín. Geografía física y política de la Confederación Granadina. Estado del Cauca. Territoriodel Caquetá. Edición y comentarios de Camilo Domínguez, Augusto Gómez y Guido Barona. Coama-FondoFEN-IGAC. Bogotá. 2000, p. 45.43 Codazzi, Agustín. Geografía física y política de la Confederación Granadina. Estado del Cauca. Territoriodel Caquetá. Edición y comentarios de Camilo Domínguez, Augusto Gómez y Guido Barona. Coama-FondoFEN-IGAC. Bogotá. 2000, p. 65.44 Albis utiliza la expresión "montaña" que es la manera como en el Perú, en el siglo XIX y buena parte delsiglo XX se le dice a la selva. La tierra de los Incas se divide en tres principales macroregiones: costa, sierra ymontaña. En Colombia "montaña" regularmente se entiende como la región andina que en el Perú se llama"sierra". Ver Albis, Manuel María. “Curiosidades de la montaña” en Codazzi, Agustín. Geografía física ypolítica de la Confederación Granadina. Estado del Cauca. Territorio del Caquetá. Edición y comentarios deCamilo Domínguez, Augusto Gómez y Guido Barona. Coama-Fondo FEN-IGAC. Bogotá. 2000, p. 73-12345 Codazzi, Agustín. Geografía física y política de la Confederación Granadina. Estado del Cauca. Territoriodel Caquetá. Edición y comentarios de Camilo Domínguez, Augusto Gómez y Guido Barona. Coama-FondoFEN-IGAC. Bogotá. 2000, p. 187.46 Codazzi, Agustín. Geografía física y política… p. 143

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salvaje, la menos habitada y conocida de la Republica”.47 Codazzi, además dereiterar estas expresiones hablando de la Amazonia como una región de“vastos desiertos”48, la considera de gran potencial por ser inmensamente ricaen terrenos baldíos49. Como se ve, Codazzi no consideraba estas tierras depropiedad de los indios, seguramente porque siempre fue una región defrontera del virreinato y no contaban los indios amazónicos, a diferencia de losandinos o caribeños, títulos otorgados por la Corona. Codazzi se expresa, comohablan y hablarán muchos otros visitantes sobre el carácter “desierto” de estastierras de inmensas soledades. Pero estas expresiones líricas tendrándramáticos efectos jurídicos. Las tierras baldías son propiedad del Estado y sesometen a un régimen jurídico especial. Si la riqueza del Estado se basaba enlos tributos o en la propiedad de las minas durante la mayor parte del períodocolonial, los baldíos se constituyeron en, quizás, la mayor riqueza del Estadorepublicano.

Codazzi sólo recorrió un pequeño fragmento de la región que circunscribe alárea inmensa del tamaño aproximado de una cuarta parte del país, cubriendodesde la desembocadura del río Guaviare en el río Orinoco a la desembocaduradel río Putumayo en el Amazonas. Como hemos visto en la sección anterior, losportugueses habían avanzado más arriba de la desembocadura del Putumayo,hasta el río Yavarí, que lo consideraron como la frontera con el Perú. Comosabemos, Codazzi nunca llegó a este punto y, por tanto, se puede inferir quesu información geopolítica se basaba en el Tratado de San Idelfonso del 1º. DeOctubre de 1777 celebrado entre España y Portugal. A pesar de lasinsuficiencias de su información geográfica por no ser testigo ocular, Codazzi símenciona a Tabatinga,50 fuerte localizado más arriba de la desembocadura delPutumayo y que acabará por ser un lugar de importancia ya que en 1850 en untratado secreto entre Perú y Brasil, Tabatinga sirvió de punto de referenciapara dividirse la región amazónica entre estos dos países. Luego, durante ladécada de 1920s servirá para dividir los territorios de Brasil, Perú y Colombiaen lo que se conoce como el Trapecio Amazónico. Codazzi, sin embargo, afirmaque Tabatinga es un fuerte portugués localizado en territorio colombiano.51

Sus apreciaciones, con excepción del espacio restringido que personalmenterecorrió, pecan de generalizaciones, por lo cual algunas de ellas sólo puedenser tomadas como aproximaciones y estimativos. Por ejemplo, calcula que lapoblación de la región es de 50.000 almas, todas ellas salvajes, pero especulaque la región podría contener 23 millones debido a que se pueden obtener dedos a tres cosechas en el año.52 Como se observa, Codazzi no es conscientede las limitaciones que, eventualmente, puedan ser impuestas por el carácter

47 Codazzi, Agustín, p. 151.48 Codazzi, Agustín. p. 66.49 Codazzi, Agustín, p. 6650 Codazzi, Agustín, p. 155.51 Codazzi, Agustín, p. 210.52 Codazzi, Agustín, p. 155

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de los suelos y el desconocimiento del sistema de reciclaje del bosqueamazónico, documentado por los ecólogos amazónicos. Este territorio, en laversión de Codazzi es, incluso, más despoblado que la pampa argentina.

Codazzi hace descripciones geográficas, enuncia los límites, las montañas yríos, los lagos y ciénagas amazónicas. Como la corografía también esetnografía, cuenta que los indígenas deben ser vistos más como tribus quecomo individuos, siguiendo en sus comentarios a Humboldt53. El comentario deCodazzi lleva implícito que la noción de salvajismo está asociada al hecho depertenecer a una entidad colectiva, desprovista de procesos deindividualización. Describe, con la información incompleta que posee, loslugares en que viven los nativos y sus costumbres. Comenta que ellos vivendesnudos54, confiando en la información del presbítero Alvis que afirmaba, que“los Guajes y Tamas están desnudos como los parió su madre”.55 Codazzi nodeja de presentar explicaciones pseudo-científicas sobre la supuestasuperioridad de la raza blanca en apariencia o aspectos fisionómicos con baseen el conocimiento del “sistema dormoidal por la sangre”56 Las diferenciasculturales no acaban allí, afirmando algo curioso: la salvaje tranquilidad de losindios está acompañada por la carencia de actividad rural57. Se deberíaentender la acepción de rural usada por Codazzi, más bien como agraria.

No desconoce Codazzi que los indios también sufrieron de las enfermedadesimportadas por los europeos y reseña epidemias de viruela en las misiones deMarañón y Napo en 1589, 1669,1680, sarampión en 1749, 1756, 1762, cuandoestima que murió muchísima gente del Amazonas.58 Pero no sólo los indígenasfueron víctimas de la invasión española. Según Codazzi, los conquistadores queensoñaron el Amazonas menos como un Edén que como Eldorado“encontraron, en vez del anhelado oro, la resistencia de los indios, lasenfermedades del clima y la miseria del desierto que los arrastraba hacia lamuerte.” A diferencia del trópico caribeño de bosque seco, el bosque húmedotropical se constituyó en una formidable barrera para los conquistadores ycolonizadores, los cuales fueron derrotados por las inclemencias del clima, losinsectos, las enfermedades y la resistencia de los nativos. La dificultad dehacer un poblamiento europeizado e, inclusive mestizo, hacía sentir a loseuropeos y a los mismos andinos en una condición de extraños foráneosaislados y solitarios. Según Codazzi, el único remedio para la soledad seencuentra en el futuro, ya que cree que la gente europea vendrá en algúnmomento, aunque aspira, al menos, a que la gente del altiplano colombianovenga antes “descuajando selvas, abriendo caminos y fundando pueblos”.59

53 Codazzi, Agustín, p. 18854 Codazzi, Agustín, p. 18855 Codazzi, Agustín, p. 7656 Codazzi, Agustín, p. 188.57 Codazzi, Agustín, p. 198.58 Codazzi, Agustín, p. 151. Augusto Gómez, Hugo Sotomayor y Lesmes.59 Codazzi, p. 199.

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Codazzi tiene en mente, cuando observa la Amazonia colombiana, la idea deEldorado, una esperanza de riqueza no basada en la extracción sino en laagricultura. Describe algunos de los recursos de la región que incluye madera,fauna, plantas y minas. También presenta información sobre climas,estaciones, agricultura y manufactura con lo cual le augura a la región unfuturo fabuloso60. Con la llegada de la civilización aspira a que ocurran doscambios importantes, el primero, típicamente ambiental ya que pronostica queel clima se volverá saludable junto con la llegada del café, el cacao, la canela yotras especies que serán cultivadas. El segundo, comercial ya que se juntaránlas cuencas del Orinoco, Amazonas y el Río de la Plata, sentando las bases deun gigantesco mercado suramericano. Informa, tanto que hay una situaciónde guerra entre los indios y que los portugueses son abanderados en elcomercio y la esclavización de los mismos, sin comprender o desconociendo lasconexiones entre uno y otro.

En síntesis, Codazzi describe un territorio que aunque poblado de “salvajes”,declara desierto y baldío pero lleno de potenciales tesoros con lo cual, cuandosea poblado por los habitantes provenientes de los Andes y, con mayor razón,por nueva sangre europea, se hará realidad todo el potencial de la Amazonia.Agustín Codazzi fecha una carta escrita en Timaná, el 4 de abril de 1857 en laque afirma: “He dejado felizmente los Andaquíes y he dibujado el mapa de eseextenso y malsano desierto”61. Codazzi, con sus trabajos corográficos ycartográficos sienta las bases de la apropiación del territorio amazónicocolombiano. No obstante, su trabajo sólo implica un cambio puramentesimbólico del paisaje de la región. En cambio, otra figura destacada de la élitecolombiana de la segunda parte del siglo XIX, Rafael Reyes, le apostará arealizar cambios efectivamente materiales.

4. Rafael Reyes: la civilización a través de la extracción de quina.

Quizás, el empobrecimiento de las familias caucanas en las guerras de ladécada de 1860s, según Reyes, las había empujado a buscar nuevas fuentesde riqueza.62 La existencia de quina en la vertiente andina de la cuencaamazónica permitió recuperar los lazos sociales perdidos entre estos dosformidables biomas: los Andes y la Amazonia colombiana. En el mediano plazo,paradójicamente, la explotación de la quina resultó más en una fuertereconexión de la Amazonia con el mercado mundial que con el conjunto de lanación. Y si lo anterior es verdad con respecto al ‘boom’ de la quina también escierto con respecto al siguiente ‘boom’ extractivo generado por el caucho.

Dentro del marco de los esfuerzos de las élites nacionales orientadas areconectar el país al mercado mundial y a la civilización, como se diría en la60 Codazzi,, p. 302.61 Codazzi, p. 237.62 Codazzi, p. 189.

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época, la quina tuvo un valor geoestratégico para la expansión del imperialismoeuropeo. La extracción de quina, así como el cultivo del tabaco, el café o elhenequén reactiva lo que Stephen Topik y otros han llamado la “segundaConquista de América Latina”.63 En efecto, mientras que los europeosconquistaron y dominaron América desde el siglo XVI, África permaneció pormucho tiempo al alcance de los barcos europeos pero indomable en generalpara los imperios europeos en expansión. Inclusive el comercio esclavistaestablecido por portugueses, ingleses y holandeses no pudo realizarse sin elconcurso de los poderes africanos y los países imperiales tuvieron, por muchotiempo, que contentarse con establecer cabezas de playa o pequeños enclavespara garantizar este comercio, sin avanzar tierra adentro. La quina le sirvió alos ejércitos imperiales de remedio contra el paludismo y la malaria,encontrando de esta manera los medios para adentrarse en África ygarantizando el comienzo de la colonización europea de África durante el sigloXIX.

La quina no es sólo clave para comprender la historia global. Tan importantepuede ser la quina para la historia de la Amazonia colombiana en el siglo XIXque, analógicamente hablando, se puede decir que la quina es al caucho lo queel tabaco fue al café en términos de las conexiones que se hicieron a través deestos dos productos por medio de las arterias que comunicaban con el mercadomundial. El tabaco conectó el centro andino con el río Magdalena a través de lanavegación a vapor, como la quina conectó los Andes con el Putumayo y a suvez éste con el Amazonas también por vapores. Si este paralelo es legítimo,desde el punto de vista del proceso productivo las analogías son espúreas. Encontraste con el tabaco y el café, tanto la economía quinera como la caucheratuvieron un carácter extractivo64. En particular, la extracción quinera en la altaAmazonia tiene el mérito de haber reconectado los Andes con la Amazonia yestablecido unos lazos que aunque débiles fueron permanentes. Sin considerarla explotación de la quina como un completo fracaso debido al ciclo deexpansión y recesión de esta actividad -lo cual es comportamiento típico de losproductos de exportación del siglo XIX-, la quina sentó las bases de lasiguiente expansión cauchera y cambió el paisaje por el arribo de sucesivasoleadas de colonizadores.65 A través de uno de los más famosos pioneros de laexplotación de quina, Rafael Reyes, puede reconstruirse buena parte de esteciclo de expansión y recesión, así como los temas que alientan estainvestigación: el descenso de los Andes y el intento de conquista de la tierracaliente, el proceso civilizatorio, la apropiación de tierras y la construcción deterritorio, así como la transformación simbólica y material del paisaje. ]

63 Topik, Stephen y Allen Wells (Ed). The Second Conquest of Latin America. coffee, henequen, and oilduring the export boom, 1850-1930 / edited by Steven C. Topik and Allen Wells. Austin : University of TexasPress, Institute of Latin American Studies, 1998. 64 Domínguez, Camilo y Augusto Gómez. La economía extractiva en la Amazonía colombiana: 1950-1930,COA, Bogotá, 1990.65 Zárate, Carlos. La extracción de quina…

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Reyes nació en tierra fría, en Santa Rosa de Viterbo, Boyacá, en 1851. A los17 años, después de haber sido maestro de escuela y secretario de juez, sedecidió a visitar a su hermano Elías que vivía en Popayán, una de las másimportantes ciudades neogranadinas del siglo XIX. Allí había fundado, desde1858, un negocio de importaciones y exportaciones. Se desplazó a pie por elmontañoso, casi intransitable y con fama de peligroso –por estar atestado desalteadores y precipicios- paso del Quindío.66 Esta era la primera vez, segúnReyes, que pisaba tierra caliente.67 Pocos días antes de la salida del viaje,había leído La María de Jorge Isaacs68 y dormiría en la hacienda El Paraíso a supaso por el valle del Cauca, una estancia llena de ceibas, naranjos, jazmines ypomarrosos; en todo el valle había también “cacao, cachimbos, gualandayes,guaduales, buriticales, extensas praderas con grandes potreros de Pará yguinea, ganado vacuno y caballar,”69 un paisaje más bien bucólico,completamente distinto al que más tarde se enfrentaría cuando empezara abajar la cordillera saliendo desde Pasto, pasando por los páramos quecircundan a La Cocha, pasando por Sibundoy y bajando hasta encontrar el ríoPutumayo.

Una vez acoplado al trabajo con su hermano Elías, empezó a planear yrealizar sus primeras exploraciones en busca de quinas, entre 1869 y 1873.Recorrió los bosques de la cordillera del Patía, de la provincia de Túquerres, dela zona de Santa Rosa cerca de San Sebastián en Sibundoy; además recorrió ElDiviso entre la Cruz y Buesaco.70 Muy rápidamente se hizo socio del negocio delhermano, haciéndose con el 20% de la empresa y entrambos lograron traer asus hermanos Enrique, primero, para cuidar la recién comprada haciendaproductora de cacao en el valle del Cauca y luego a Andrés para los negociosen Pasto, Sibundoy y el Caquetá. Una vez detectados los quinales, junto con suhermano, lograron hacerse adjudicar importantes porciones de tierrasbaldías,71 en una época liberal en que jurídicamente existió un marco delibertad de explotación de bosques72

La rentabilidad de la corteza de la quina era del 100%. Se compraba a unprecio y se vendía al doble.73 Empezaron a encontrar quinas a 2.500 metros dealtura pero, poco a poco, tuvieron que ir descendiendo la cordillera en busca denuevos cargamentos. Los trabajadores que los acompañaban en las

66 Reyes, Rafael. Memorias, 1850-1885. Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 19??, p. 41. 67 Ibid, p. 41.68 Jorge Isaacs. La María. Se trata de la más celebrada y leida novela romántica colombiana del siglo XIX yuna de las más importantes de América Latina. Jorge Isaacs. La María. Bogotá : Instituto Colombiano deCultura, 197269 Rafael Reyes. Memorias, p. 98.70 Rafael Reyes. Memorias Ibid, p. 71.71 Rafael Reyes. Memorias Ibid., p. 86.72 Ver ley 11 de 1865, Ley 11 de 1870, Ley 51 de 1871 y 106 de 1873. Ver también Carvajal, Jorge y Palacio,Germán “Liberalizándola tierra y el territorio en la Amazonia: un análisis de historia socio-jurídica”, enInforme final proyecto de investigación “Naturaleza en Disputa”, presentado a Colciencias, 2000.73 Rafael Reyes. Memorias. p. 72.

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expediciones estaban reacios a descender demasiado hacia las selvasamazónicas. En una ocasión, dice Reyes, “después de diez días de marcha miscompañeros o peones significaron que no seguían adelante, porque yallegábamos a la región de las fieras, de los salvajes antropófagos y de losespíritus infernales de esas selvas”.74 Pero estos temores no amilanaban,aparentemente, a Reyes. Dice que “Aquellas selvas vírgenes y desconocidas,aquellos espacios inmensos me fascinaban y atraían para explotarlos,atravesarlos, llegar al mar y abrir caminos para el progreso y bienestar de mipatria”.75

Una vez retirado, tiempo después de sus viajes de exploración y explotaciónde los bosques, cuando pudo desarrollar labores diplomáticas y de difusión desu empresa progresista, se preciaba de haber contribuido grandemente a lacivilización de los indios, en dos sentidos: combatiendo el canibalismo y lasguerras entre distintas tribus, así como intentando abolir el comercio de losmismos. Como católico convencido y buen conservador, años después de susexpediciones dedicó tiempo para visitar a los papas de la época, primero aLeón XIII y a Pío X quienes aplaudieron sus exploraciones y “nuestro esfuerzopor civilizar a los salvajes”, nos cuenta Reyes.

Su labor civilizadora no dejaba de tener contrastes. Después de mudarse dePopayán a Pasto en la región fronteriza con Ecuador exportó quina desdeTumaco, puerto en el Pacífico, pero su propósito más importante consistió enencontrar la ruta a través de Brasil para exportar por el Atlántico.76 Esto locondujo a la exploración del río Putumayo y el Amazonas entre 1874 y 1875.77

Salió de Pasto el 5 de febrero de 1874 con un grupo de cargueros indígenascalzados de alpargatas. Después de pasar La Cocha, descansaron en el valle deSibundoy que reunía una importante población indígena variada, desde pueblosligados a la conquista más septentrional de los Incas hasta un grupo dedescendientes de los chibchas traídos por el hermano de Gonzalo Jiménez deQuezada desde la Sabana de Bogotá. En Sibundoy se hospedó en casa dePedro Chunduy. Como su propósito era descender a Mocoa, le solicitó leprestara un “número suficiente” de cargueros, pero a los 5 días no se los habíafacilitado por lo cual insistió, pero el jefe indígena le pidió más plazo que Reyesno concedió.78 Ante la insistencia de Reyes, Chunduy le dijo que no le gustabanlos blancos, que se regresara a Pasto y lo echó de la casa. Reyes relata:“comprendí que si no me hacía respetar de este indio estaba perdida miexpedición”.79 Además de Benjamín Larrañaga, quien más tarde se convertiríaen uno de los importantes caucheros colombianos, Reyes sólo contaba conunos cuantos indígenas traídos desde Pasto. Ante la negativa del gobernador

74 Rafael Reyes. Memorias. p. 81.75 Rafael Reyes. Memorias. p. 81.76 Rafael Reyes. Memorias. p. 100.77 Rafael Reyes. Memorias. p. 109 y ss.78 Rafael Reyes. Memorias. p. 110.79 Rafael Reyes. Memorias. p. 112.

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indígena a colaborarle, Reyes dice que “me vi forzado a hacer uso de mirevólver y a ordenar a mis compañeros blancos que estuvieran listos... Disparéal aire un tiro –dice Reyes- que aterró los indios y me dio tiempo para derribaral gobernador y ponerlo en el cepo”.80 En su relato, hasta entonces había dichoReyes que los indios eran muy pacíficos, pero después de estosacontecimientos dice: “Llama la atención lo cobardes y pusilánimes que son...”.

A juzgar por los detalles de la labor de Reyes, la civilización implicabatrabajo forzado para los indígenas. Acompañado con estos indios de Sibundoy,bajó la cordillera regalando a las tribus que encontró, como es costumbre,herramientas, semillas y gallinas. Pero la misión civilizadora tuvo tambiénaspectos inesperados, involuntarios. Cuando al regreso de su viaje pasó pordonde los indígenas Cosacunty, encontró en la casa del jefe más de 30cadáveres apestados por una especie de tisis.81 Más adelante dirá: “las tribussalvajes tienden a desaparecer, aniquiladas por las epidemias, abusadas ysacrificadas por los que hacen la caza y el comercio de hombres como en elAfrica, y por los negociantes en caucho”.82 Reyes comprendía que el esfuerzopor civilizar “estos inmensos desiertos” tenía sus costos y estaba dispuesto apagarlos. La lucha por la civilización era más dura en el bosque húmedotropical. Mientras que en el Caribe, el colapso demográfico que coincidió con laConquista había barrido a la población nativa y la había sustituido, casi porcompleto, por población africana, la lucha contra las enfermedades en laAmazonia ponía a prueba a la población foránea, blanca y mestiza. Observaba,por ejemplo “que al principiar los desmontes en la selva virgen, reaparecía lafiebre amarilla”,83 debilitando y, eventualmente, liquidando sus trabajadorestraídos de tierras calientes del interior y de la costa Caribe y Pacífica deColombia.84 Tan dispuesto estaba Reyes a pagar el precio de la empresacivilizatoria que sin notoria amargura da noticia de que a Néstor, su hermano,se lo comieron los huitotos85. En cambio, Enrique sucumbió a un ataque defiebre amarilla en 1886. De regreso del 2º. Congreso Panamericano de Méxicoen 1901, trajo una placa que descansa en la Catedral Primada de Bogotá con lasiguiente inscripción: “A Enrique y Néstor Reyes, muertos en servicio de lacivilización”. Reyes, en todo caso, era optimista sobre el resultado final de lalucha civilizatoria y sus efectos benéficos. Según él, gracias a sus hermanos y aél lograron terminar el comercio de indios en el territorio colombiano.86

También Reyes cree que la expansión de la civilización dará lugar a la aboliciónde la fiebre palúdica como llegó a ocurrir a comienzos del siglo XX en Cuba yPanamá.87

80 Rafael Reyes. Memorias. p. 112.81Rafael Reyes. Memorias. p. 116.82 Rafael Reyes. Memorias. p. 138.83 Rafael Reyes. Memorias. p. 173.84 Rafael Reyes. Memorias. p.171.85 Rafael Reyes. Memorias. p.176.86 Rafael Reyes. Memorias. p. 14387 Rafael Reyes. Memorias. p. 138.

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En cierto sentido, Reyes podría ser considerado un antecesor, así como lofue su contemporáneo, otro eximio cazador, Theodore Roosevelt, de losconservacionistas. Narrando sus aventuras, dice que sus seres amados “meacompañaban en aquellas inmensas soledades a sentir la intensidad de unanaturaleza primitiva”.88 “A veces oía los lejanos rugidos de las fieras y veía lassombras de algunas de ellas en los límites del bosque como temerosas delhombre.”89 Allí “me sentía más dueño de mi personalidad y más cerca deDios”.90 Si bien Reyes arrancó sus aventuras empresariales en una épocaliberal en que jurídicamente existió un marco de libertad de explotación debosques, reconoce el carácter nefasto para la conservación de los recursos delpaís, de esta industria extractiva: “La extracción de esta corteza se hacía de unmodo bárbaro, por el sistema salvaje de derribar el árbol para coger la fruta;se derribaba éste y hasta a las raíces se le quitaba la corteza...”91 Décadas mástarde, especialmente en su gobierno, se expidieron normas para sancionarestas conductas y enseñar otros medios de explotación de la quina.92 Al igualque Roosevelt, Reyes amaba intensamente la naturaleza, pero nonecesariamente a los indios que la poblaban a quienes había que civilizar.

Reyes no deja de hacerse preguntas de más largo alcance para el futuro dela región. Por ejemplo: ¿cuál es el porvenir de la Amazonia? Y, responde: enlas zonas altas que es un buen clima para los europeos no hay problema parapoblar. Pero en las zonas bajas, zona de clima cálido y fiebres palúdicas, sepresenta un dilema: dejarle en el estado de barbarie y salvajismo o procurar lacolonización con la raza negra o amarilla, -responde Reyes con un dejo deperplejidad-,93 ya que “la topografía de Colombia, cuyo territorio es el másaccidentado de toda América...” se divide en dos: uno, pequeño de clima sanoy frío, libre de paludismo, que cubre altitudes de 1000 a 3000 metros. El restoes lo contrario. Por ello, allí la raza blanca no soporta el clima y por eso, “esasregiones están desiertas”.94 Aparte del caso amazónico, para Reyes elproblema de Colombia no es principalmente ambiental, como luego pensaríanconspicuos ideólogos conservadores, incluido Laureano Gómez, hijo de uno desus socios en compañías quineras95. El problema colombiano era más bienpolítico por causa de las guerras. Citando al célebre estadista argentino Alberdi,para quien “civilizar es poblar”, afirma que sin las guerras podría aumentar lapoblación y extenderse las vías de comunicación.96 Reyes aspira a que, como

88 Rafael Reyes. Memorias. p. 128.89 Rafael Reyes. Memorias.12890 Rafael Reyes. Memorias. p. 12891 Rafael Reyes. Memorias. p. 72.92 Zárate, La extracción de quina. p. 137-143.93 Rafael Reyes. Memorias. p 145-146.94 Rafael Reyes. Memorias. p. 250.95 Con Gómez viajó a Europa, Laureano fue presidente de Colombia a comienzos de la década de 1950 yÁlvaro Gómez, su nieto, le hace el Prólogo a estas Memorias.96 Rafael Reyes. Memorias. p. 98.

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en Chile y Argentina, se termine la era de las revoluciones y comience la de lacivilización y el progreso.97

“Pasaron los años, yo me casé, continué con mis exploraciones, fundéfamilia, dejé los desiertos del Amazonas y me vi envuelto en política”.98 Enefecto, Rafael Reyes regresó al interior andino cuando ya dejó de ser rentableel negocio, con ánimo de trasladarse a la envidiable Argentina, la más pujantenación hispanomericana de la época, pero un golpe de fortuna lo involucró enla guerra de 1885, quedándose en Cali defendiendo a sus copartidariosconservadores. Entretanto, unos cuantos quineros quedaron dispersos en elpaisaje amazónico y algunos se convirtieron en caucheros. Los liberalesrebeldes fueron derrotados y Rafael Reyes se convirtió en un prestigiosogeneral conservador en la época en que Rafael Núñez inició una coalición conlos conservadores dando lugar a un período conocido como la Regeneración.Con los conservadores nuevamente en el poder, la Iglesia, que fue expropiadadurante el régimen liberal regresa a las más altas esferas de influencia,remozando un nuevo aspecto del proceso civilizatorio. La Iglesia regresa atransformar a los indígenas de frontera en cristianos.

5. Civilización como catequización: La Iglesia contraataca.En uno de sus viajes al Brasil, Rafael Reyes encontró en Belem do Pará a

los obispos de Olinda y Pará encarcelados por razones que no tiene el cuidadode contar. En una cálida conversación discutió con ellos uno de sus proyectos“visionarios”, muy a su estilo. Se trataba de organizar un vapor-iglesia parahacer trabajo misionero y “civilizar a las tribus salvajes del Amazonas”.99 Nuncallevo a cabo su proyecto, pero como líder conservador, en cuanto suscopartidarios coparon el poder estatal, apoyó el regreso de la Iglesia a susancestrales labores civilizatorias. A la Iglesia le esperaban en el Amazonasinfieles, tribus salvajes, para su conversión al catolicismo.

Por regla general los blancos europeos durante el siglo XIX llegaronmasivamente a Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Cuba y, en menor medida aMéxico, pero no llegaron a Colombia. Colombia a duras penas recibió unamigración sirio libanesa, a comienzos del siglo XX, quienes portando pasaportedel imperio otomano fueron conocidos como “turcos”, que se instalaron en laCosta Atlántica. Sin embargo, a la parte alta de la cuenca del Putumayo, síllegaron unos escasos blancos a civilizar: los misioneros capuchinos. Desde laderrota liberal en 1885, siendo presidente Rafael Núñez en alianza con losconservadores, cambió la correlación de fuerzas a favor de la Iglesia católica yen desmedro del poder del radicalismo liberal. Este cambio de políticas ameritauna revisión del papel del Estado y la Iglesia en relación con el tratamiento alos indígenas.

97 Rafael Reyes. Memorias. p. 251.98 Rafael Reyes. Memorias. p. 189.99 Rafael Reyes. Memorias. p. 156.

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Frecuentemente, se dice, el cambio de la Colonia a la República no tuvoconnotaciones importantes a nivel social. A lo más, se ha dicho, los cambiosfueron de corte jurídico pero sin importantes implicaciones prácticas. Esto noes cierto, al menos en lo que a los indígenas, sobretodo, los agricultores detierras altas, se refiere. Los estados democráticos liberales del siglo XIX, en suproyecto de construcción de Nación, introdujeron la noción de igualdad ante laley. Esto se hacía con el fin de que las políticas públicas contrarrestaran losprivilegios de sangre, influencia familiar o prebendas burocráticas de laherencia colonial. De hecho, se pretendía romper el modelo monárquico dual,de la república de indios y de españoles. Este propósito de carácterrevolucionario que implicaba la aplicación un mismo rasero legal para todos,atacaba la sociedad estratificada organizada por los españoles y, de rebote, lasdiversidades étnicas y culturales.

Dentro del espíritu de construcción de la igualdad, sobretodo por lasdecisiones tomadas durante el período de gobiernos liberales, desde mitad desiglo, se aceleró la política de división de resguardos que apuntaba a constituira la población indígena en propietarios plenos e individuales. Tan fuerte ygrave fue esta política que Roque Roldán caracteriza este período como“liquidacionista.100 Podríamos decir que se produce una transformación doble.De un lado, los indios empiezan a ser llamados indígenas, considerando lospatriotas que la acepción indio era denigrante. Segundo, la aspiración queanima el cambio es la de convertir a los indígenas en colombianos.

En un comienzo, las medidas patriotas tratan de enderezar algunosentuertos generados por las guerras de Independencia. Así, por ejemplo, elart. 8º del 25 de mayo de 1824 ordena devolver las tierras injustamenteusurpadas a los indígenas en Cundinamarca. Esta usurpación, sin embargo eslegalizada, cuando se insiste en la disolución de resguardos y la conversión delas antiguas tierras comunitarias en áreas comercializables. En el caso deCundinamarca, el proceso de disolución es muy temprano y ocurre antes de lafase liberal de la década de 1860.101 En Colombia, como por doquier enHispanoamérica los procesos de disolución de resguardos acaban generando lapérdida de las tierras de numerosos indígenas, quienes regularmente terminandespojados, bajo situaciones contractuales legales o ilegales.

La forma como el Estado interpela a los indígenas tiene otrasimportantes implicaciones. La transformación de indios a indígenas esacompañado por una modificación impositiva: la abolición de los tributos quetambién son considerados denigrantes.102 Esta medida, rápidamente afecta losrecursos del estado que introduce entonces la figura de las contribuciones: losindígenas de tributarios, pasan a ser contribuyentes.103 Al perder sus tierras

100 Roque Roldán. Fuero indígena, Ministerio de Gobierno, 1990, Bogotá.101 Thomas, Glenn. “The Disappearance of the Resguardos Indígenas of Cundinamarca, Colombia, 1800-1863”. Tesis de doctorado, Vanderbilt University. 1981.102 Ley 11 de octubre de 1821.103 15 de oct del 1828, resolución de Simón Bolivar.

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algunos indígenas se colocan en una situación de proletarización pasiva, esdecir en la obligación de prestar sus servicios a quien los requiera. Algunasmedidas gubernamentales apuntan a transformar la formación social servilcolonial, transformando el trabajo indígena en trabajo asalariado.104 No hay queesperar que este cambio legal haya tenido un efecto inmediato, ni ampliamentedifundido, pero sí señala las intenciones de algunos de los patriotas. Al intentarconvertir a los indígenas en colombianos se tiende a reducir el paternalismo yel trato como menor de edad a los indígenas propio del régimen español. Estasmedidas también apuntan a disminuir el poder de la Iglesia sobre los indios,exceptuándolos de los diezmos.105

Algunas de estas medidas que ponen en cuestión el papel dominante dela Iglesia y su función con respecto a los indígenas tienden a revertirse con elnuevo régimen concordatario, desde 1887. Quizás el más importante cambiode la época conservadora, choca con el proyecto liberal dirigido a disolver losresguardos. Desde entonces, el proyecto conservador trata de integrar a losindígenas a la civilización manteniendo la propiedad comunitaria y reformandoel papel tutelar de la Iglesia. Pero lo que es especialmente relevante para lospropósitos de este capítulo, concentrado en la región amazónica, sin embargo,no es el problema de los resguardos sino precisamente el papel tutelar de laIglesia: siendo los indígenas amazónicos poblaciones de frontera, no habíangozado de la figura protectora de los resguardos como merced de la Corona.Las instituciones tradicionales de fronteras son los presidios o fortines militaresy las misiones. A ellas se enfrentaron siempre los pueblos amazónicos, enparticular, en el caso colombiano, a las misiones. Las estrategias misionerasbuscaron tanto agrupar a los indios, como reducir su movilidad. Pero el Estado,para estimularlos o presionarlos hacia el abandono de la vida “errante”promovió la adjudicación de ganados y de baldíos.

Por ello, ya desde la ley 30 de julio de 1824, se promovieron auxiliosincitando a que las poblaciones “errantes” abandonen este tipo de vida106 con elpropósito de ser más convenientemente evangelizados. Desde tiempos de laCorona, las así llamadas reducciones tenían este objetivo. Por ello en eldecreto de mayo 20 de 1820 se hacía la distinción entre reducidos y noreducidos, también llamados “naturales” Este propósito se mantuvo por muchotiempo y se ideaban nuevas fórmulas para estimular este proceso. Porejemplo, se decretó la exención a los indígenas del servicio militar por laaceptación de la reducción a la vida social.107 Esta distinción entre reducidos yno reducidos hace prácticamente impensable que la legislación relacionada conresguardos o cabildos se aplique para el caso amazónico. Es esta una región,

104 Según el decreto del. 20 mayo de 1820 y del 11 de oct. De 1821, art. 1º.105 Art. 10 de dec 11 de julio de 1826. 106 18 de sept. De 1824. Reparticion de tieras, ganadería, adjudicacion de baldíos.Por ello, ya desde la ley 30de julio de 1824.107 Dec, mayo 29 de 1848. Art. 25 de ley 39 de 1868

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como el Chocó biogeográfico, los Llanos Orientales o la Guajira, donde existenpueblos con vida errante, por excelencia.

No siempre los republicanos criollos ensayaron estrategias suaves parareducir los indios al sedentarismo. Durante la segunda parte del siglo XIXtambién se intentaron estrategias abiertamente bélicas contra los pueblosindígenas de las regiones de selva. Se trataba de introducir la civilizaciónaceptando que, si era necesario, se podían enviar tropas contra las tribus“insumisas”108. Roque Roldan llama a este período “reduccionista” en contrastecon el “liquidacionista”. No obstante, más que diferentes períodos se puedenconsiderar como estrategias distintas. El llamado período liquidacionista es unaestrategia dirigida a los pueblos sedentarios, organizados en resguardos ycabildos. Pero lo que llama reduccionismo es la estrategia dirigida a losindígenas no sujetos a la religión católica, pueblos de frontera, no organizadosen resguardos. La Ley 89 de 1890 constituye la política que definitivamente sedirige a ambos tipos de indígenas, por una parte, limitando la estrategia deliquidación de los resguardos pero, a la vez, apuntando a la reducción, es decir,al proceso civilizatorio, enfatizando nuevamente el aspecto de la conversión alcatolicismo. Civilizar, acá, no es un fenómeno secular asociado al desarrollo delcomercio o a la construcción del Estado, sino religioso. Con esta ley, además,se reafirma otra división oficial de la época entre salvajes, semisalvajes ycivilizados.

Con el Concordato de 1887, un verdadero tratado internacional, sesentaron las bases de una política que implicaba la abrogación del poder delEstado en más de la mitad del territorio colombiano que era zona de frontera,territorio de misiones.109 La división de la ley 89 entre civilizados y salvajes,repartía las responsabilidades y jurisdicción entre el Estado y la Iglesia. Endesarrollo de la potestad que desde entonces se reconocía a la Iglesia, la Ley72 de 1892 “autorizaba al gobierno a delegar a los misioneros poderesextraordinarios para ejercer autoridad civil, penal, y judicial a los catecúmenos,sobre quienes las leyes del resto del país no se aplicaban”.110 Los PadresSuperiores se consideraron como superintendentes en jefe de la Policía111 y alcolocar al pais legalmente bajo la soberanía de Jesucristo, los funcionariosdebían ser aceptados por el Padre Superior de la Misión.112

Se confió a capuchinos lo que en el pasado intentaron con relativamentepoco éxito otras órdenes, particularmente, franciscanos y jesuítas. Tuvo quepasar un siglo para retomar el esfuerzo misionero e intentar reversar lasanteriores circunstancias. Tuvo que pasar ese siglo para constatar que elEstado era incapaz de civilizar con una lógica secular. La tarea encomendada a

108 Ley 40 del 68.109 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God or Masters of Men? The Story of the Capuchin Mission inAmazonia, Penguin Books Ltd, Harmondsworth, Middlesex, England, 1972. P. 59-60.110 Servants of God. p. 58.111 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God. p. 58.112 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God. p. 59.

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los capuchinos para la región amazónica por la nueva alianza entre el Estado yla Iglesia comenzaba por retomar el camino que, previamente, Agustín Codazziy Rafael Reyes habían recorrido. Saliendo desde San Juan de Pasto a 2600mtros de altura sobre el nivel del mar, pasando por la Cocha a 3000, seasomaba la divisoria de aguas entre el Pacífico y el Amazonas. Bajandonuevamente a 2600 estaba el valle de Sibundoy, el lugar más apropiado parareiniciar la empresa misionera. Los misioneros habían sido exitosos en la“reducción de indígenas en las tierras altas y frías”. Toda esta región había sidoconsiderada como baldío por Agustín Codazzi, quien no había visto las misionesque existieron en los siglos previos.

En efecto, el valle había atestiguado intentonas misioneras previas. En1535, los lugartenientes de Sebastián de Benalcázar persiguieron a losindígenas Mocoas que habían desterrado de Pasto y quienes descendieron lacordillera, pasando por Sibundoy. El valle del Sibundoy aparece de nuevo enregistros históricos en 1542 con la expedición de Hernán Pérez de Quesada ensu búsqueda de “Eldorado”. Estos al llegar al pie de monte putumayense, esdecir el valle a que nos referimos, lucharon contra los Mocoa allí refugiadosdespués del despojo de que habían sido objeto en el altiplano. Los relatos de laépoca demuestran que no fue una selva inhóspita la que encontraron loshombres de Quesada sino un “valle de cabañas y mucha población”.113 En elmás antiguo relato, Fray Bartolomé de Álamo afirma que los primerosreligiosos de Sibundoy y alto Putumayo fueron los franciscanos. Ellos habíaniniciado en 1547 la cristianización del valle emprendiéndola contra las “impíascreencias de los indios”. Estas misiones iniciaron su trabajo castellanizando elapelativo de los poblados: Monoy, Putumayo y Sebundoy los cuales fueronllamados Santiago, San Andrés y San Pablo. Aparentenmente, los indiossibundoyes en el altiplano acataron rápidamente las enseñanzas de lasmisiones dejando atrás su tradición religiosa pero las las rebeliones del losindios en el pie-de- monte andino se prolongaron hasta muy avanzado el sigloXVII, ocasionando la ruina de las ciudades de Ecija y Mocoa.

El censo de 1851 arrojó 600 habitantes en Santiago, 837 en Sibundoy y300 en San Andrés de Putumayo. Para ésta época la contribución del régimenrepublicano y eclesiástico al adelanto de las tribus del alto Putumayo,consistían en que, desde 1828, el Estado mantenía en éste territorio unPrefecto donde había pocas familias establecidas. En 1849 había ya cuatropoblados con escuelas. La presencia eclesiástica se reducía a un vicario y unayudante. Codazzi pasó por la zona en la visita al Caquetá. Entre 1873 y 1886pasaron los miembros de la comisión delimitadora de frontera que recorrió elbajo Putumayo en barcos de vapor, algunos comerciantes, entre ellos los másdestacados, la familia Reyes, quienes habían obtenido autorización delgobierno brasilero para exportar por el Amazonas toneladas de quina yproductos putumayenses. Con el crecimiento de la explotación del caucho, en

113 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God. p. 21.

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la última década de mil novecientos se incrementó de la población blanca,justo en la época en que llegaron los misioneros capuchinos, cuya presenciaalteró las sociedades de Ingas y sibundoyes.

Entre 1890 y 1892 se dictaron tres leyes. La primera, facultando alGobierno acordar con la Iglesia la implantación de misiones en el Putumayo; lasegunda, ampliando tal autorización a todo el país y la tercera, destinandodinero para el envío de la primera comisión a la región amazónica. El Estadofirmó un acuerdo con vigencia de 10 años en donde se dispusieron unasinversiones; en contrapartida, la Iglesia debía rendir informes anuales degestión al Gobierno y a la Santa Sede y, a su vez, el Gobierno deberíaproporcionar auxilios económicos a los doctrineros. Los nuevos intentosmisioneros aspiraron a no repetir la fracasada historia de sus colegas de siglosanteriores. Víctor Daniel Bonilla Sandoval en Siervos de Dios, Amos de Indios.El Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo114 ha documentado el fracasoparcial de la empresa misionera capuchina que aspiraba a civilizar a los indiosamazónicos. Actuarían ahora en mejores condiciones, contando con más apoyodel Estado republicano y con el comercio creciente derivado del caucho queimplicaría el ingreso de una población nueva a la región.

La preocupación del Estado por cumplir con los compromisos adquiridosse sostuvo a pesar de los frágiles presupuestos nacionales. En 1902 se hicieroncambios a éste atribuyendo al estado mayores compromisos a favor de lasmisiones tales como la obligación del Estado de proveer, sin interrupción, a lasmisiones de los medios necesarios para su vida y crecimiento; la dejación enmanos de “Jefes misioneros” la Dirección de las escuelas; el compromiso deceder una cantidad de tierras baldías para el servicio y provecho de lasmisiones, las cuales se destinaban para huertas, sembradíos, sin exceder lasuma de 1000 Hectáreas. A cambio, la Iglesia se comprometía a difundir lacivilización cristiana, apoyar el fomento y la prosperidad material del territorioy de los indios en él establecidos. Estos acuerdos preparaban una cruzadamisionera en la Amazonia, con lo cual las misiones tenían vocación deconvertirse en verdaderos paraestados. La ley 72 de 1892 había dispuesto queel Gobierno podría “delegar a los misioneros facultades extraordinarias paraejercer autoridad civil, penal y judicial, sobre los nativos salvajes, para lo cualse suspendía la acción de leyes nacionales hasta que salido del estado salvajeestén en capacidad de ser gobernados por ellas”.

En 1893, las misiones comenzaron a percibir los auxilios económicos delgobierno; también se inicio la organización de giras apostólicas. La instalaciónde un centro misionero en el Valle del Sibundoy se convertiría en una especiede cuartel general de la penetración. El primer testimonio optimista sobre elestado espiritual de las tribus sibundoyas lo dio el padre Benigno de Canet deMar: “Los indios son todos cristianos y de costumbres apacibles, no hablan

114 Víctor Daniel Bonilla Sandoval. Siervos de Dios Amos de Indios. El Estado y la Misión Capuchina en elPutumayo. Ediciones Tercer Mundo. Bogotá Colombia. 1968.

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todavía el castellano, por lo menos ordinariamente, si bien se dan a entenderen ese idioma”. Con el refuerzo de nuevos colonos en Sibundoy, de un lado,migrantes provenientes de damnificados de los movimientos sísmicos ocurridosen 1897 y 1899, de otro, -aventureros que animados por el caucho y quina seencaminaron hacia el Amazonas asentándose finalmente en el valle-, laempresa civilizatoria podría estar garantizada. A pesar del énfasis eclesiástico,para hacer justicia, civilizar era no sólo cristianizar sino, como lo decía Reyes,parafraseando Alberdi, poblar. Pero los misioneros, por tradición, habíandefendido algunas veces los derechos de los nativos. En este contexto seentienden las palabras en tono de denuncia de fray Canet de Mar:

“y como en aquellos tiempos no existía allí más habitaciones que la de losindios, los blancos la iban ocupando a manera de arriendo baladi, como unapiedra de sal, telas y otros objetos de bajo precio...luego a medida que ibapasando el tiempo los blancos ponían en aquellos terrenos animales comovaca, cerdos, y otros semovientes y por cuanto las sementeras de los indios noestaba defendida de cercos resultaba que con frecuencia causaban daños....ytan pronto como realizaban las cosechas, aun antes dejaban paso libre alganado. Ante este proceder los indios viéndose perjudicados en sus tierrassementeras y casas comenzaron a alejarse del pueblo y vengarse de susopresores siempre que podían...”115

De lo anterior se deduce que los blancos iban apoderándose de terrenos,de tal forma que en 1895 el concejo de Mocoa aprobó la segregación de 70hectáreas para la fundación de un pueblo llamado Molina. Para 1897 loscolonos comenzaban a construir el caserío, pero los indígenas, en defensa desu patrimonio, intentaron lograr la restitución de sus tierras. Las Misionesllegaron a respaldar a los indígenas contra la invasión, con lo cual se originó unconflicto. Finalmente en 1902 con la intervención de otro fraile capuchino,Lorenzo, el Cabildo Indígena de Sibundoy cedió a los colonos una zona deterreno, en donde se fundó el pueblo de San Francisco. En los siguientes añosse vio como los indígenas se alejaban cada día mas de los blancos, muchospara internarse en las montañas, lo que se consideró como una manifestacióndel salvajismo de sibundoyes e ingas.

El 20 de diciembre de 1904 Roma estableció la Prefectura Apostólica deCaquetá y Putumayo. Un salto cualitativo en este proceso civilizatorio ocurriócon el nombramiento de Fidel de Montclar quien fue designado por la SantaSede en enero de 1905 como prefecto apostólico del Caquetá y Putumayo, elcual a su arribo al valle del Sibundoy declaró: “La conquista del Putumayo parala civilización cristiana requería cambiar la actitud proindiana y evangelizadoraque caracterizaba la labor de los misioneros criollos allí instalados por una másenérgica y acorde con los patrones occidentales de vida. Se trataba deintroducir la civilización a las “selvas vírgenes” con un sentido moderno:

115 Víctor Daniel Bonilla Sandoval. Siervos de Dios y Amos de Indios. El Estado y la Misión Capuchina en elPutumayo. Ediciones Tercer Mundo. Bogotá Colombia. 1968. p. 67.

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propiciando el desarrollo económico del territorio, aperturas de caminos,fundación de poblados, fomento agropecuario y comercial”116. Fray Fidel deMontclar era un agente eclesiástico modernizante: en su concepción nobastaba catequizar sino impulsar el progreso material. Con todas estasaspiraciones el padre Montclar solicitó al Estado aumento económico para elmantenimiento y alimentación de las misiones, así como la facultad para crearescuelas y nombrar maestros.

Este cambio también modificó la política misionera relacionada contierras. El padre Montclar, haciendo uso de las leyes que permitían el repartode resguardos, procedió a distribuir tierras adjudicándosela a los colonos, y lamisión capuchina ocupó las mejores tierras de los resguardos. Se reconociócomo bienes de la misión las donaciones de los indígenas a sus patronos ycuasi-parroquias, lo adquirido en diezmos y demás ingresos eclesiásticos comobienes. Se comprendían aquí también los implementos para la vida diaria,joyas de ingas y sibundoyes, propiedades urbanas y posesiones rurales. Entretanto, los misioneros incrementaban la producción mediante imposición laboral.Dice Bonilla que “a los indios se les obligaba a trabajar los lunes en laconstrucción de iglesias y edificios para escuelas y para habitaciones de lospadres...”117

El padre Montclar consideraba que la civilización de los indios avanzaríamás ágilmente, con el contacto del hombre blanco ya que así recibiríanlecciones prácticas en maneras y costumbres, las cuales siendo las de loshombres civilizados son menos repugnantes.118 Montclar pensó, además detraer españoles, traer antioqueños del departamento de de pura cepa católica,pero acabó resignándose con traer mestizos y negros traídos de la región delPacífico.119

Los misioneros con el afán de obtener éxito en sus actividadesempleaban medios tales como premios y castigos. “Todo se utilizaba paraforzarlos”.120 Como consecuencia de estos actos, los indios abandonaban lospoblados ya fundados. Según Bonilla, no se puede decir entonces que elfracaso de las misiones se dio por los problemas entre indígenas y colonos.Tampoco se podría asegurar que ello ocurrió por la actitud de rechazo de losaborígenes al cambio progresista. Lo que ocurrió fue que la política capuchinacontribuyó mucho al éxodo de los indios a la selva. Con el incremento de lainvasión criolla y por los procedimientos capuchinos, el pacifismo Sibundoypasó a actos terroristas encaminados a desterrar a los colonos y hacer que losmisioneros dejaran sus tareas “reductoras”.

116 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God cita a Montclar. p. 106117 Víctor Daniel Bonilla. Siervos de Dios, p. 77.118Víctor Daniel Bonilla. Servants of God cita a Montclar. p. 106.119 Bonilla cita a Montclar en un “Informe de 1916”, p. 14-15. Víctor Daniel Bonilla. Servants of God.120 Víctor Daniel Bonilla. Servants of God. p. 79.

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Decir rotundamente que el intento misionero fracasó sería exagerado oincorrecto. El éxito misionero fue importante en las tierras frías del valle deSibundoy. Sin embargo, su intento de extender la civilización cristiana montañaabajo fue lento, penoso y no pasó de un área restringida. Inclusive, el éxito enel altiplano de Sibundoy, acabó convirtiéndose en contraargumento para losCapuchinos. En el informe de 1916 se encontró referencia cuantitativa a losbienes rurales de la Misión.....”Exceden de mil las hectáreas de terrenosocupados en sementeras y potreros, su desarrollo es tal que puede competircon los mejores centros agrícolas del sur. Se han introducido 40 novillas deraza Durham para mejorar el ganado existente, así mismo, se ha introducido lacría de ganado caballar, lanar, mular de cerdo....”121 Esta prosperidadmisionera fue cuestionada, acusando a los frailes de enriquecerse con elpatrimonio del estado.

En la explicación a la Junta Arquidiocesana sobre el uso de los fondosrecibidos con destino a la evangelización del Caquetá y Putumayo se afirmaque....

“la misión por su cuenta ha seguido con regularidad y constancia segúnlo ha permitido los recursos de que hemos podido disponer, ladesecación de una gran extensión de terreno cuyas excelentescondiciones son bien conocidas. Con el fin de aprovecharlo comenzamosa abrir zanjas que debían llevar las aguas estancadas hacia el río SanPedro. Desde un principio pudimos apreciar los excelentes resultados deésta obra. Quedaron completamente secos una considerable extensiónde terrenos. Animado por éste éxito se ha continuado extendiendo éstazanja hasta formar una gran red, que ha desecado una notableextensión de ciénaga, que se ha de convertir en dehesa. ...Desde luego,y nos apresuramos a confesarlo ingenuamente, esta empresa nosocasiona grandes gastos de consideración...Se ha proseguido a pesar deeso la obra, porque comprendemos que en ello existe un seguroporvenir para la misión”.122

Todos estos actos justificaban las acusaciones sobre la apropiación dedineros públicos que deberían ser destinados al desarrollo regional. Se sabíaque la misión capuchina recibía del gobierno nacional sumas superiores a lasinvertidas a la administración civil del territorio. En 1917, la crisis fiscal exigióuna drástica reducción presupuestal por lo que se excluyó en 1918 el auxilioeconómico a favor de la Junta Arquidiocesana de Misiones, lo que constituyó unduro golpe a las misiones de Caquetá y Putumayo, por cuanto flotabanrumores de malos manejos o de fracasos en las actividades misioneras. Así seentiende la solicitud de un alto funcionario en el sentido de que.... “se hicieraalgo en vista de que el dinero nacional se empleaba única y exclusivamente enbeneficio particular de las misiones, que era cierto que éstos derribaban

121 Víctor Daniel Bonilla, Siervos de Dios, p.151. 122 Víctor Daniel Bonilla, Siervos de Dios, 150.

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montañas, pero que allí hacían valiosas fincas para ellos, para su propiedadparticular”. Estos acontecimientos y rumores hicieron que la JuntaArquidiocesana suspendiera toda ayuda económica.

En su defensa, el padre Fray Montclar manifestaba la “poca previsión” dela Junta Arquidiocesana que impidió la continuación de los auxilios a suprefectura. Afirmaba que

“....No somos tan miopes que no veamos con toda precisión que nos esindispensable procurar vida independiente a la prefectura debido a laposibilidad que algún día surja un Gobierno adverso que retire todoauxilio para la obra de las misiones, representaría el más tremendo yseguro fracaso para todo el territorio; no podríamos sostenernos en él”.

Si el énfasis civilizatorio confiado a la Iglesia, tradicionalmente enfatizabael aspecto catequizador, el padre De Montclar emparejaba el interés espiritualcon el progreso material ampliando el horizonte del carácter civilizador de estaempresa. Lo que en la literatura colombina no se ha reconocidosuficientemente es que el trabajo de la Iglesia implicaba además una gestapatriótica, ya que estaba orientado a un esfuerzo de nacionalización en unasregiones remotas en que el Estado era incapaz de alcanzar. La alianza delestado con la Iglesia, le reportaba al Estado una herramienta de expansión desu dominio que, debido que no contaba ni con los recursos ni la capacidadhumana, aceptaba el apoyo de la Iglesia. La victoria conservadora y elreconocimiento con la Constitución de 1886 al confesionalismo, no era unsimple triunfo de la Iglesia en contra del Estado. Era más bien unreconocimiento de que las funciones del estado las podía desempeñar conmayor éxito la Iglesia. Bajo esta lógica se reconoció la religión Católica como laoficial del país. Con la firma del Concordato entre el estado colombiano y laIglesia de Roma, en 1887, la Iglesia recuperó sus prerrogativas en el campo dela educación y remozó su papel en las regiones de frontera como avanzada decivilización. Desde entonces empezó a recibir el apoyo del Estado, incluidoapoyo financiero para catequizar en las misiones a los indígenas. El Estadocolombiano, sin recursos para hacer una presencia efectiva en las zonas defrontera y, regularmente, sujeto a guerras intestinas, dejó el cuidado de lasfronteras a la Iglesia. Como hemos mostrado anteriormente, las fronterasamazónicas eran relativamente indeterminadas.

Esta idea nacionalizadora ha sido documentada en otros países de lacuenca andina amazónica. Pilar Garcia Jordán y Nuria Sala i Vita en LaNacionalización de la Amazonía123 analizan el papel desarrollado por lasmisiones católicas en apoyo a los gobiernos, como constructoras de lanacionalidad, y como defensoras de la soberanía nacional en el orienteamazónico. Ellas estudian lo ocurrido entre 1850 – 1920 y muestran que ésta123 Pilar Garcia Jordán – Nuria Sala i Vita. La Nacionalización de la Amazonía. Barcelona 1998. Universitatde Barcelona. En “Misiones, frontera y nacionalización en la amazonía andina: Perú, Ecuador y Bolivia(siglos xix – xx).

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tarea fue responsabilidad de los misioneros cuando se les confiaron unas zonasfronterizas como consecuencia de una política que priorizó el establecimientode misiones como instrumento más adecuado para nacionalizar territorios. Esteestudio se centra en Perú, Ecuador y Bolivia. Jordán y Sala sostienen que laAmazonía se hizo visible a los gobiernos hacia mediados del siglo XIX comoconsecuencia del proyecto de los grupos dirigentes de organizar el Estado-nación, cuando se aprobaron leyes relativas a la navegación por río,colonización de territorios, reducción de indígenas y explotación de los recursoseconómicos. Esta política que trataba de hacer efectiva la ocupación delterritorio amazónico provocó conflictos internacionales. La apropiaciónsimbólica del territorio por Colombia esperaba una apropiación material. Pero laestrategia nacionalizadora acabó resolviéndose, durante las tres primerasdécadas del siglo XX, no tanto por mecanismos misioneros, sino por el bizarroy paradójico entrelazamiento de sucesos diversos de carácter económico-social, la explotación del caucho, y por vías diplomáticas y/o militares.

En este sentido se reafirma que las misiones colombianas fracasaron ensu intento civilizatorio. En resumen, la conversión al catolicismo, sí tuvo unéxito relativo, pero en un área geográfica restringida, las tierras altas y fríasdel Valle de Sibundoy y sus alrededores. Segundo, la civilización comoinducción en los valores modernos de carácter económico, al estilo Montclar,sólo sirvió para hacer prosperar las misiones, pero no para cambiar lamentalidad de los nativos. Y en tercer lugar, la civilización como nacionalizacióndel territorio o construcción de un poder estatal en la región amazónica fue unode los aspectos en que las misiones no tuvieron ningún éxito. Al contrario, laincorporación del territorio amazónico dentro del poder estatal colombianoocurrió por una paradoja de la historia. Los caucheros peruanos introdujeronotra forma civilizatoria del capitalismo salvaje, pero sin pensarlo, acabaronsentando las bases para la posterior apropiación colombiana de su territorioamazónico, en un proceso de negociación diplomática que, en un momentodado, condujo a una breve confrontación bélica entre Perú y Colombia. Lasvicisitudes de este otro aspecto del proceso civilizatorio, el intento dedomesticar el paisaje amazónico es lo que se estudiará en el siguiente capítulo.

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