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América Latina

Necesidad y posibilidadesde Otra Economía

José Luis CoraggioEl sistema capitalista muestra en la periferialatinoamericana sus peores tendencias: arrasarcon lo que se haya logrado de las mismas con-diciones que ese sistema institucionalizó comomecanismo material y simbólico de integra-ción: el trabajo asalariado con derechos socia-les que debían ser garantizados por el Estado;arrasar con las bases naturales de la vida, lle-vándose no sólo los productos de la tierra sinola tierra misma, su fertilidad, su agua, susbalances climáticos. Y ni siquiera en los paísesdonde logra tasas inéditas del tan ansiado cre-cimiento económico se revierte ese proceso.La pobreza y la indigencia pueden cambiarmomentáneamente sus números pero la ten-dencia a la degradación de la calidad de la vidacontinúa, se extiende el avance de las formasmás perversas de explotación de los sereshumanos y la naturaleza. Esta economía capi-talista periférica no va a integrar por sí solasociedades justas, que requieran y permitan elreconocimiento y el desarrollo pleno de laspersonalidades y capacidades de todos los indi-viduos y comunidades. Se requiere una políti-ca democrática y poder social de las mayorías.

Los trabajadores, precarizados, excluidos,fragmentados como clase, reaccionan, actúany reflexionan. Economía solidaria, de la soli-daridad, popular, social, social y solidaria,comunitaria, del trabajo, de la vida...1 Enesta región estamos buscando un nombre parauna variedad de prácticas de construcción deformas económicas no capitalistas que inten-tan resolver el acuciante problema del susten-to cotidiano inmediato, pero no sólo eso, sinola insticuionalizcion de valores de solidaridad.La solidaridad entre los trabajadores de una

cooperativa de producción o de consumo,entre los miembros de una comunidad étnica,entre los vecinos de una asociación por unhábitat saludable, entre los trabajadores sin-dicalizados, entre los trabajadores que recu-peraron y autogestionan una empresa quebra-da, entre los miembros de una familia amplia-da, entre los participantes en una red decomercio justo, entre los pobres, entre lasdiversas formas del saber, esa solidaridad, queno es fácil de obtener, pues supone una prác-tica compleja, con aspectos político-ideológi-cos, tecnológicos, organizacionales, jurídicos,comunicativos, afectivos, y una lucha constan-te para mantenerla, ampliarla y consolidarla,es insuficiente (se requiere una solidaridad adextra: Armando de Melo Lisboa). Para dar unejemplo: la cooperativa puesta a competir porsu supervivencia en el mercado actúa compe-titivamente, motivada por el egoísmo particu-lar no ya de ganar sin límite, pero sí de asegu-rar la mejor calidad de vida para sus miem-bros. Y al hacerlo, lucha contra las fuerzas delmercado; la de otros productores, capitalistaso no, nacionales o del extranjero, pugnandopor vender sus productos, compitiendo porprecios o tratando de ganar la fidelidad de losconsumidores; la del sistema financiero queusualmente los discrimina; la de las regulacio-nes y normas que aplica el Estado, usualmen-te pensadas para la empresa de capital; o lasrígidas instituciones del cooperativismo tradi-cional. Confronta también la hegemonía deuna cultura individualista, calculadora, mer-cantilista, de manipulación del otro, de la des-confianza y el escepticismo, del inmediatis-

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1 Ver Pablo Guerra (Org), “¿Cómo denominar a las expe-riencias económicas solidarias basadas en el trabajo?Diálogo entre académicos latinoamericanos acerca de lapolémica conceptual”, en Otra Economía, RevistaLatinoamericana de Economía Social y Solidaria, Vol 1, Nº1, 2007 (http://www.riless.org/otraeconomia)

José Luis Coraggio es Director Académico de laMaestría en Economía Social (MAES), ICO/UNGS,

Coordinador de la Red de InvestigadoresLatinoamericanos de Economía Social y Solidaria

(RILESS).

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mo, de la preferencia por el pequeño empren-dimiento bajo control personal antes que porla asociación con otros. No es suficiente,entonces, con generar nichos de solidaridad,de eficiencia social según criterios que lasociedad no internalizó y reproduce como sen-tido común. Es preciso ir por más: por otraeconomía, por otra política, por otra socie-dad, por otra cultura, por otro mundo.

Como megaestructuras tan complejas no semodifican por la pura acción decidida de unospocos (la idea de la “toma del poder” pararevolucionar la sociedad no goza de legitimi-dad, o en todo caso se reconoce que el podersocial se construye lenta y trabajosamente), ycomo no existe un paradigma plausible de esaotra sociedad, de sus instituciones, de sussubjetividades, de sus formas de sociabilidaden la diversidad, de su modo de actuar lo polí-tico, de su vinculación con otras sociedadesen un mundo global, estamos en un momentode reacción, experimentación, aprendizaje,de lenta recuperación de la memoria, de laperspectiva histórica y de una mirada con unhorizonte del largo período, de reflexiónsobre las prácticas, de articulación desde lomicro y lo local en procesos de coalescencia anivel mesosocial de proyectos, grupos, comu-nidades, redes, movimientos que atinan a sal-tar las fronteras nacionales como el ForoSocial Mundial demuestra.

Las nuevas iniciativas microsociales pararesolver lo que Polanyi llamaba “el sustentodel hombre” tienen un potencial para mostraropciones individuales o grupales, y se estándifundiendo, pero no tienen aún ni la escala,ni la complejidad adecuadas, ni se ha logradoavanzar lo suficiente en la vinculación prácti-ca entre la Teoría Crítica y la indispensableracionalidad instrumental. FranzHinkelammert ha planteado la irracionalidadsocial del abandonarnos a la racionalidad for-mal de medios a fines, que caracteriza tantolas propuestas de la teoría económica hege-mónica, como el sentido común legitimadorde este sistema. Y propone una perspectivade racionalidad reproductiva de la vida detodos, una economía en que quepamos todos,como dicen los Zapatistas. Paul Singer y LuizInacio Gaiger han explorado la idea de quepueda existir un Modo de Producción

Solidario, capaz de reproducir sobre sus pro-pias bases una sociedad con esos valores (sinconclusiones definitivas). Para ampliar elespacio de diálogo, recordemos que paraautores incluso antiutilitaristas como AlainCaillé, la posibilidad de que la economía seaella misma solidaria es un sinsentido, porquela solidaridad social se logra por la políticademocrática y por una sociedad de asociacio-nes libres que limitan, regulan, encastran aesa economía que no podría dejar de ser unaspecto de la vida, el relativo al economizar,al calcular, al intercambiar buscando ventajasy soluciones para las propias necesidades.Jean-Louis Laville propone mantener la dife-renciación Polanyiana entre la economía for-mal y la sustantiva y afirma la necesidad deuna teoría pluralista de la acción económicacomo acción social. Volviendo a AméricaLatina, Aníbal Quijano considera que, más alláde formas fragmentarias, no podrá existir unaeconomía alternativa sin una estructura deautoridad alternativa a cualquiera de lasvariantes del Estado capitalista.

DesafíosEnfrentamos muchos desafíos: ¿puede haberun sistema de comercio justo generalizado,no limitado a círculos que vinculan gruposmuy desiguales en su nivel de riqueza? ¿Cómoestablecer no sólo algunos precios justos paraalgunos productos y algunos grupos concretos(Luiz Razeto), sino un Sistema de Preciosalternativo al que hoy producen los mercadosglobales? ¿Puede transformarse radicalmenteel sistema financiero y el control del dinero,cuando los mismos actores de la economíapopular aceptan y valoran un microcréditousurario y disciplinador y prefieren la monedade curso legal a las monedas locales? ¿Quéeficacia tiene la autonomía del proceso detrabajo autogestionado, si no se dan transfor-maciones radicales en las mediaciones cultu-rales y políticas que entretejen el lazo social,incluido el de la participación en un sistemade división del trabajo? ¿Podemos recuperarel poder del conocimiento en todas sus for-mas, el ancestral, el práctico, el científico-técnico, e incorporarlo como “intelecto gene-ral” en todos los actores e instituciones de esaotra economía y no sólo en el capital fijo y esacapa de analistas simbólicos o “cognariado”

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(Pedro Cunca Bocayuba)? ¿Podemos recuperarel acceso justo a la tierra y el agua (UlrichDuchrow y Franz Hinkelammert) para los quela trabajan y producir los alimentos que nece-sitan las comunidades y regiones para asegu-rar su sustento y a la vez contribuir a produ-cir lo que necesitan los trabajadores de otroscontinentes, superando no solo el comerciosino el consumo desigual? ¿Podemos construirotra economía sin previa o simultáneamenteconstruir otra política, que reconstituya lavoluntad de las mayorías por una transforma-ción social anticapitalista? ¿Cómo pensar enel sujeto de esa economía si no es superandoal sujeto metafísico de la modernidad por elsujeto corporal, necesitado, superando eleurocentrismo y posicionándonos éticamentedel lado de las víctimas del colonialismo(Enrique Dussel)?

Esos desafíos auguran una larga fase de tran-sición, en la que los promotores colectivoscompartiendo estrategias y el Estado en todassus instancias (nacional, provincial y local)deberán cumplir un papel crítico. La aplica-ción con justicia reparatoria y eficacia socialdel principio de redistribución de recursosmateriales y de conocimiento, la redefiniciónde los marcos normativos, la producción yprovisión de bienes públicos de alta calidad, ypolíticas macroeconómicas que contribuyan ala protección de este sector son condicionesgenerales del desarrollo de un sector orgánicode economía social que, a nuestro juicio,nunca se podrá sostener exclusivamente sobresus propias bases sin un Estado coherente yactivo. Todas las políticas públicas tienenrepercusión sobre ese desarrollo posible, noes cuestión de un Ministerio, Secretaría oDirección a cargo, salvo que tenga la posibili-dad de convocar y coordinar los diversos pro-gramas sectoriales. Esto, por sí mismo, supo-ne cambios significativos en la cultura políti-ca y burocrática del Estado.

Por debajo de las tendencias de las agobian-tes estadísticas y el sentido común legitima-dor del posibilismo, la barroca América Latinaestá en movimiento. De la conjunción delimperativo de subsistir, las pedagogías refle-xivas (Lia Tiriba) y las acciones que van recu-perando, sintetizando, esa amplia gama demovimientos e intelectuales no academicistas

que actúa, explora, registra y sistematiza par-ticipativamente, que recuperan y desarrollanla cultura comunitaria y anticolonial de lospueblos originarios o de los descendientes deesclavos, el socialismo de Mariategui y otrosgrandes pensadores de esta region, la teologiade la liberacion, la educacion popular freirea-na, la teoria de centro-periferia, la culturapopular de la “informalidad”, cabe esperarque emerjan anticipaciones plausibles de unoo varios sistemas de producción y reproduc-ción cuya articulación en una larga transiciónpuede generar otro modo de resolver la cues-tión del sustento y la reproduccion ampliadade la vida de todos con dignidad y justicia.

Referencias bibliográficas:Alain Caillé, “Sobre los conceptos de economía engeneral y de economía solidaria en particular”, en J.L.Coraggio (Comp), Qué es lo económico?, EditorialCICCUS, Buenos Aires (en preparación)José L. Coraggio (Org), “La economía social desde laperiferia. Contribuciones latinoamericanas”,Colección Lecturas sobre Economía Social,UNGS/Altamira, Buenos Aires, 2007Pedro Cláudio Cunca Bocayuva, “Economía solidaria yla nueva centralidad del trabajo asociado”, (en Laeconomía social…)Armando de Melo Lisboa, “Economía solidaria: unareflexión a la luz de la ética cristiana”, (en La econo-mía social…)Ulrich Duchrow y Franz J. Hinkelammert, “Un mundodiferente es posible La reconstrucción del régimen depropiedad desde abajo, en la perspectiva de la vida ydel bien común”, (en La economía social…)Enrique Dussel, Ética de la liberación, EditorialTrotta, Madrid, 1998Luiz Inácio Gaiger, “La economía solidaria y el capi-talismo en la perspectiva de las transiciones históri-cas”, (en La economía social…)Franz J. Hinkelammert, El sujeto y la ley. El retornodel sujeto reprimido, EUNA, Heredia, 2005Jean-Louis Laville, “Definiciones e instituciones de laeconomía. Para un diálogo maussiano”, enJ.L.Coraggio (Comp), Qué es lo económico?, EditorialCICCUS, Buenos Aires, (en preparación)Karl Polanyi, El sustento del hombre, BibliotecaMondadori, Barcelona, 1994Aníbal Quijano, “¿Sistemas alternativos de produc-ción?”, (en La economía social…)Luis Razeto Migliaro, “Aporte a la reflexión sobre‘precio justo’", en Otra Economía, RevistaLatinoamericana de Economía Social y Solidaria, Vol1, Nº 1, 2007 (http://www.riless.org/otraeconomia)Paul Singer, “Economía solidaria. Un modo de produc-ción y distribución”, (en La economía social…)Lia Tiriba, “Pedagogía(s) de la producción asociada:¿hacia dónde camina la economía popular?”, (en Laeconomía social…)

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“Solidaridad” y capitalismocolonial/moderno

Aníbal Quijano

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En el nuevo período histórico del patrón depoder colonial/moderno y en especial respec-to de sus movimientos de re-concentracióncreciente del control del poder, los términos“economía solidaria” parecieran convocarimágenes extrañas, en realidad hostiles, alimaginario social dominante, una suerte deintrusión altruista en las relaciones del hiper-fetichizado actual mercado capitalista. Desdeesa perspectiva, parecería tratarse de algoanálogo al reclamo de los sectores social-libe-rales supérstites en América Latina, de “re-fundar” la “política” por medio de una nuevaasociación con la “ética”. Ambas, pues, pare-cerían provenir de una misma o análoga pers-pectiva bien/intencionada, pero desprendidade la materialidad de los procesos históricosen curso. Hay, sin embargo, entre ambosreferentes, una insanable diferencia.

El reclamo del social-liberalismo (motejadode “izquierda caviar” en algunos países) es,primero, un discurso bizantino que, obvia-mente, imagina que “ética” y “políticacorresponden a dos mundos separados y quepuede hacerse una suerte de hibridaciónentre ellos. Y, sobre todo, no es parte de unmovimiento social real que se dirija a la radi-cal alteración de las relaciones de poder enlas cuales “ética” y “política” están implica-das. En cambio, lo que hoy se nombra como“economía solidaria” es un heterogéneo uni-verso de prácticas sociales que por su demos-trada capacidad de perduración y de repro-ducción, por su creciente expansión mundial ypor la magnitud de las poblaciones implica-das, constituye una de las expresiones vitalesdel no menos heterogéneo y contradictorio yconflictivo movimiento de la sociedad actual,y, en esa medida, también un modo de lasalternativas de los dominados/explotados enel más sombrío período del capitalismo globalCuestiones en debateEn tal condición, la “economía solidaria” no

sólo es atravesada por los procesos y tenden-cias inherentes al actual período del capitalis-mo, incluidas también las perspectivas y losmovimientos de los dominados/explotados enesta historia. Su propio carácter es, en conse-cuencia, históricamente ambiguo y política-mente contradictorio. Las correspondientescuestiones implicadas, no me parecen habersido, aún, suficientemente indagadas y discu-tidas. Es, por eso, no sólo pertinente, sinourgente e indispensable identificar y abriresas cuestiones.

Hay previos problemas teóricos e históricosmuy importantes que sería necesario, en lapartida, despejar. Pero no tendré aquí espaciosino para dejar señalados los más apremiantes:

1. En primer término, las prácticas socialesque hoy se proponen como una “economíaalternativa” (bajo diversos y controversialesnombres, “solidaria” para unos, “popular” enotros), se han hecho mundialmente visibles o,de hecho, muchas de ellas han emergido,entre la polvareda del colapso de los murosdel “socialismo realmente existente” y de lamarcha triunfante de la contrarrevolucióncapitalista. Y, pues, de su lado, el respectivodebate actual emergió entre la bancarrota del“materialismo histórico”, que arrastró tam-bién al eclipse de la inicial crítica radical deleurocentrismo, y la globalización del “neoli-beralismo” en la intersubjetividad mundial.

La magnitud y la profundidad históricas de laderrota, en un plazo más bien corto, no per-mitieron lugar, ni tiempo, para el desarrollo yculminación del debate que ya estaba plante-ado desde los años 60s del siglo XX, sobre losmodos de producción de conocimiento no-eurocéntrico, sobre las cuestiones del conoci-miento de la historia y de la existencia socialy, por consiguiente, también sobre los modosy las trayectorias posibles de subversión de lasformas específicas del poder colo-nial/moderno, incluido el despotismo buro-

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crático que usurpaba el nombre de socialis-mo1. Por eso, cuando comienza la resistencia,en el esfuerzo de encontrar y/o de produciralternativas, no podíamos contar sino con losrestos y los escombros de la derrota, tanto enla materialidad, como en la subjetividad denuestra existencia social.

Del lado de la materialidad social, primero enlas propias y muy heterogéneas prácticas deexistencia social que una población crecientede trabajadores desempleados y empobreci-dos venía haciendo para sobrevivir (llamadas,por eso, no mucho antes del ingreso en elperíodo actual del capitalismo global, como“estructuras de sobrevivencia”), sobre todoen las sociedades dependientes dentro de lacolonialidad/modernidad del actual poder, almismo tiempo en que las nuevas formas deacumulación capitalista comenzaban a redu-cir globalmente la producción de empleo asa-lariado. Es decir, desde no mucho después dela Segunda Guerra Mundial2. Luego en la cen-tenaria historia del cooperativismo, así comoen las experiencias de las organizacionesreconocibles como autogestionarias, de traba-jadoras y trabajadoras urbanas en Asia y enAmérica Latina3. En fin, en las más recientesprácticas de crecientes sectores socialesmedios entrampados en los procesos de pola-rización social y que han comenzado su reo-rientación social apelando a la moral de lasolidaridad, como resistencia y como alterna-tiva al capitalismo4.

Del lado de la subjetividad, el debate sobrelas opciones alternativas sólo podía hurgar enel ahora disperso, además de heterogéneo,universo de subjetividad crítica, donde seencuentran, principalmente, la herencia de la“teología de la liberación”, las primeras pro-puestas de crítica del eurocentrismo, los bor-des críticos del propio “materialismo históri-co”, el nuevo “social-liberalismo”, y el anár-quico (no es una redundancia) regreso delviejo debate “anarquista”, “libertario” y“comunitario”. Esto es, no en un sistemáticodebate teórico/político en curso.

2. Hoy se están estableciendo las bases de unnuevo debate epistémico / teórico / ético /estético / político, que partiendo de la críti-ca del eurocentrismo, lleva al descubrimientode la colonialidad/modernidad del poder

actual. En esa perspectiva son más percepti-bles las tendencias mayores de movimiento dela sociedad en el nuevo período histórico queya estamos viviendo. Y, de ese modo, las con-diciones y las trayectorias de la descoloniali-dad del poder, es decir, de la subversión delpoder y de la producción democrática de unasociedad democrática. Empero, entre esenuevo debate y el que se refiere a la “econo-mía alternativa” y las prácticas de existenciasocial implicadas, aún no termina de consti-tuirse una común perspectiva, excepto, pro-bablemente, en sus respectivos márgenes.

Eso ayuda a explicar que el debate sobre unaposible “economía solidaria”, en buena partehabite todavía un mundo urdido, de una parte,por una asociación entre el discurso de lamoral de la solidaridad y de una suerte de“abstracted empiricism” sociológico-político.Y, de la otra parte, en la prisión del eurocen-trismo como modo de producción y de controlde conocimiento, como es patente en su insis-tente focalización en la demanda de encontrary/o producir una “economía alternativa” alcapitalismo, lo que mantiene implícita la pro-puesta teórico-política que hace de la “econo-mía” la instancia primada de la existencia

1 Mis propuestas para el debate sobre la derrota y susimplicaciones en el conocimiento, en “El Regreso delFuturo y las Cuestiones del Conocimiento”.Originalmente, en Hueso Humero, No.37, 2001. Lima,Perú

2 Fue el debate latinoamericano sobre Marginalizaciónel primero en plantear esas tendencias de cambio en lasrelaciones entre el capitalismo y el trabajo. Un recuentode ese debate en Aníbal Quijano: La “Economía Popular”y sus Caminos en América Latina. Mosca Azul/CEIS, 1998.Lima, Perú. Mis propuestas posteriores sobre esas cuestio-nes en El Trabajo al final del Siglo XX. En Pensée socialecritique pour le XXIE Siècle, pp-131-149. Forum du Tiers-Monde, L’Harmattan, 2003.Paris, France.3 A ese respecto, por ejemplo los informes de investiga-ción del volumen Produzir Para Viver. Boaventura deSousa Santos, org. Civilizacao Brasileira, 2002, Rio deJaneiro, Brasil.4 Probablemente las experiencias en Argentina, sobretodo durante y después del colapso social del 2001, y enColombia, Brasil, México y Perú, son ilustraciones eficacesde esa nueva orientación de las capas sociales medias víc-timas de las mutaciones recientes en el poder colo-nial/global.

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social, sea como su instancia material “natu-ral”, eje del “orden social”, como en el libe-ralismo, o como fundamento material que dano sólo sustento, sino determinación y origenal conjunto de la existencia social, como en laversión eurocéntrica de la herencia de Marx,que se conoce como “materialismo histórico”5.

En tales doctrinas, tales instancias primadasson, en definitiva, “naturales”, ya que paraconstituirse no dependen de la voluntad, ni dela conciencia. Pero en el “materialismo histó-rico” los “modos de producción” pueden sercambiados por las luchas de las “clases socia-les” que tales “modos” han producido. Estoes, la conciencia social no produce la existen-cia social. Pero puede servir para cambiarla.

En la Europa del Siglo XIX, los que Engels astu-tamente llamó “socialismos utópicos”, obvia-mente contaban mucho más con la fuerza his-tórica de las intenciones, de la concienciasocial, y propusieron y formaron agrupacionesde “mutualistas”, “cooperativas”, “falanste-rios” y “comunas” sin propiedad privada. Esasorganizaciones fueron también formadas enotros continentes, incluida América, princi-palmente en el Norte, aunque también llega-ron a Sudamérica, sobre todo al Cono Sur,junto con las migraciones del Sur de Europaen el tramonto entre los siglos XIX y XX. Peroaquellos experimentos de existencia socialsocialista producidos de modo deliberado ydiseñado, así como los respectivos movimien-tos teóricos y políticos, se fueron desintegran-do con la expansión global del capitalismoindustrial monopólico, que estableció la hege-monía mundial del liberalismo. Y con la impo-sición del despotismo burocrático en Rusiadesde mediados de los años 20 de la centuriaanterior, lo que entronizó la hegemonía del“materialismo histórico” en el movimientosocialista del mundo6.

La desintegración de dichos movimientos dejóa las claras que los actores y protagonistas detales movimientos eran también prisioneros, asu propía manera, en otras celdas, de lamisma cárcel eurocéntrica que aherrojaba aliberales y “materialistas históricos”. En esesentido, fue una demostración eficaz de quelas intenciones, la voluntad, la concienciasocial, sin duda alguna cuentan en la historia.Pero de modo decisivo, solamente cuando

producen/son producidos como parte de unmovimiento real de la sociedad, es decir,cuando la subjetividad está asociada a lamaterialidad de las relaciones sociales.

3. Y de eso, precisamente, se trata hoy. En elmomento actual de este nuevo y más sombríoperíodo histórico del capitalismo global ycolonial/moderno, sus más profundas tenden-cias ya han producido mutaciones decisivas enlas formas de explotación del trabajo y deacumulación capitalista, lo que nuestrosinvestigadores nombran como “capitalismocognitivo” (Yann Moulier-Boutang), “capitalis-mo cultural” o “hipercapitalismo” (Rifkin) ycuyas implicaciones futuras sobre la existen-cia social del homo sapiens apenas podrían servislumbrados7.

Con esas tendencias está aparejada también lareproducción, la re-expansión de las formas nosalariales de explotación del trabajo, la escla-vitud, la servidumbre, para producir mercade-rías para el nuevo mercado mundial. Perotambién la reciprocidad, como intercambiono-mercantil de trabajo y de fuerza de traba-

5 Un adelanto de propuestas para un debate diferentesobre la cuestión del poder, en Aníbal Quijano: “Poder yDerechos Humanos”, en Carmen Pimentel, ed. Poder,salud mental y derechos humanos. CECOSAM, 2001, pp.9-26. Lima, Perú

6 Las propuestas narodnikis para partir de la obschina ocomuna rural rusa en la trayectoria hacia fuera del capita-lismo, fueron derrotadas al mismo tiempo que eran des-truidas las propias obschinas bajo la dictadura bolchevi-que. Las de José Carlos Mariátegui, para integrar lascomunidades indígenas en toda posible trayectoria derevolución socialista en el Perú, fueron también eclipsadasmientras el estalinismo y su “marxismo-leninismo” erahegemónico. Hoy esa cuestión vuelve al centro del debateen el movimiento indígena de todo el mundo, comenzan-do en América Latina y en el debate sobre la cuestión delas relaciones entre estado y comunidad en la lucha con-tra el patrón de poder colonial/moderno.7 De Yann Moulier-Boutang: Nouvelles Frontieres del’Economie Politique du Capitalisme Cognitive. Revueéc/artS, No.3, 2002, http://www. Ecarts.org. De JeremyRifkin : The Age of Access: The New Culture ofHypercapitalism Where All of Life Is a Paid-for Experience.May 2000. 320p. Putnam/Tarcher. También puede versemis textos Colonialidad del Poder, Globalización yDemocracia, en Tendencias actuales de nuestra era.Instituto Pedro Gual,, 2000. Caracas, Venezuela. Y ElTrabajo al Final del Siglo XX, ya citado.

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jo. Por supuesto, como he venido insistiendodesde hace rato, toda existencia social existe,para los miles de millones de personas vícti-mas de la brutal re-concentración del controldel poder, con mercado y sin mercado, conEstado y sin Estado. Pero el debate de lascuestiones implicadas no cabría aquí.

La reciprocidad re-emerge y se re-expandecomo: a) organización de la producción, delintercambio o distribución, y reproducción; b)asociada a la comunidad como estructura deautoridad colectiva; c) a la igualdad social delos individuos dentro de la diversidad y de laheterogeneidad de identidades individuales ycolectivas; d) por consecuencia, a la horizon-talidad de las relaciones entre los individuosde todas las identidades, comenzando con lasdiferencias entre los sexos y las sexualidades;e) a relaciones de uso y de reproducción conlos otros seres vivos; y, f) en fin, a una cultu-ra de corresponsabilidad en la existencia deluniverso.

Quizá no es un optimismo excesivo esperarque en el imaginario social actual ya no espredominante la idea/imagen de una historiasecuencial moviéndose en el tiempo por unúnico carril y hacia un único destino teleoló-gicamente previsto o prefijado. Esaidea/imagen fue uno de los ejes del eurocen-trismo, en particular en el “materialismo his-tórico”. Quizá cabe, pues, esperar que lamayoría admite ya que dentro del actualpatrón de poder, la sociedad no ha dejado deser heterogénea y discontinua, que se mueveen varias direcciones aunque bajo la hegemo-nía de los que controlan el patrón de poder ensu globalidad. Y que en consecuencia tieneque optar entre esas varias direcciones uorientaciones, porque cada una de ellas impli-ca modos diversos de existencia social. Optarentre esos modos y decidir cómo, de cuálesmodos, con cuáles elementos actuales o posi-bles, se puede defender y hacer valer laopción elegida respecto de las otras, no sólosabiendo que no hay garantía histórica ningu-na de victoria, sino también sabiendo que nose lucha sólo por el éxito, sino, ante todo, porel valor que una opción de existencia socialtiene para la historia de la especie, y por lacual no se puede, por lo tanto, dejar deluchar bajo cualquier circunstancia.

Democracia y existenciasocial de la especieEs claramente perceptible hoy que lo que estáen su más riesgoso momento histórico es, pre-cisamente, la democracia de la existenciasocial de la especie. Las tendencias dentro delcapitalismo global no sólo llevan a la continuareducción del espacio de la democracia en laexistencia social, sino a su total reversión si sedeja continuar re-expandiéndose la esclavitudy la servidumbre, de una parte, la regresiónfundamentalista de la ética social dentro delconjunto del poder y al autoritarismo violentoy represivo en la autoridad política.

Solamente en las tendencias a la reproduccióny expansión de la reciprocidad, la democraciaen la existencia social es la condición mismade su existencia, de su reproducción, de sudesarrollo. Todos aquellos que requieren oprefieren la democracia continua en la exis-tencia social, saben, pues, las opciones queexisten, las acciones que cuentan y los riesgosque implican.

Como toda forma de existencia social históri-camente enraizada y capaz de reproducirse,produce, implica, su propia subjetividad, supropio imaginario, su ética social, sus modosde percepción, de producción de sentido. Enla historia, sin embargo, no se produce unacorrespondencia sistémica, ni siquiera siste-mática, entre la materialidad y la subjetivi-dad de las relaciones sociales. Así, los milesde millones de gentes que están produciendoy reproduciendo la reciprocidad, aparte de laesclavitud, de la servidumbre, del capital, nolo hacen, siempre o necesariamente, porqueparten de una moral de la solidaridad. Nipodrían hacerlo si tienen que vivir, todo eltiempo, sin mercado/con mercado y sinEstado/con Estado. Pero no pueden dejar depracticar, sabiéndolo o sin saber, formas desolidaridad social, porque la reciprocidad nosería posible sin ellas.

Ninguna forma determinada de existenciasocial podría desarrollarse y reproducirse enel largo plazo histórico, sin que esa correspon-dencia tienda a reproducirse no sólo en lamaterialidad, sino también en la concienciarespectiva, y sin que ésta se convierta en un“sentido común”. El tiempo que eso demanda

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1. El Ser Humano como sujetonecesitado: el circuito naturalde la Vida Humana como puntode partida.

El Ser Humano, en cuanto que sujetocorporal, natural, viviente; se enfren-ta en primer término a un ámbito denecesidades. Siendo el hombre un sernatural, esto es, parte integrante dela Naturaleza, no puede colocarse porencima de las leyes naturales, leyesque determinan la existencia de

Reproduccion de la vida,

utopia y libertad:

Por unaeconomíaorientadahacia lavida

Franz J. HinkelammertHenry Mora Jiménez

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puede no ser corto. Por eso, si la reciprocidaddebe ser defendida y reproducida como con-texto de la democracia de la existencia social,la moral de la solidaridad como elemento cen-tral del imaginario social, de la concienciasocial, es una condición indispensable.

Las formas de existencia social en curso deemergencia con la reciprocidad, reclaman,pues, requieren, para un desarrollo más pro-fundo y para una mayor capacidad de repro-ducción, la incorporación de una moral de lasolidaridad, producida desde dentro o incor-porada desde fuera. Pero esta vez, a diferen-cia de lo que ocurrió con las propuestas de losque propugnaban diseñar y organizar formasde existencia social a partir de la conciencia yde la voluntad, quienes optan o pueden optar,saben ahora que el camino es diferente, noparte de, sino va hacia las formas de existen-cia social que la historia actual produce. Pero,por eso mismo, saben que ahora es un tiempode opciones, de decisiones y de acciones.Tanto más pronto y tanto más clara y defini-damente, tanto mayores las posibilidades deproducir otra historia. En otros términos, laproducción democrática de una sociedaddemocrática es posible hoy, más rápida y pro-fundamente si la subjetividad, el imaginario,la voluntad, de cada vez más gente van en lamisma dirección que la producción de lasrelaciones materiales en la reciprocidad.

Ese trabajo no puede ser realizado sin liberarla producción de subjetividad, en particularde conocimiento, del radical dualismo carte-siano, del metafísico evolucionismo teleológi-co, del reduccionismo que sólo percibe lahomogeneidad y la continuidad en la estructu-ra y en el cambio, de la visión atomística dela historia o sólo de formas radicalmente ahis-tóricas de totalidad. En suma, sin liberarsedel modo eurocéntrico de producción de lasubjetividad (imaginario y memoria históri-co/sociales, conocimiento). Y ese es, precisa-mente, el esfuerzo implicado en el debatemundial que ya está en curso, sobre la colo-nialidad/descolonialidad del poder.

Aníbal Quijano, sociólogo peruano, es profe-sor en diversas universidades, dentro y fuerade Perú, y autor de múltiples publicaciones.

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necesidades humanas más allá de las simples“preferencias” (gustos) de la teoría económi-ca neoclásica1.

Estas necesidades no se reducen a las necesi-dades fisiológicas –aquellas que garantizan lasubsistencia física, biológica de la especie–,pero obviamente las incluyen. Se trata másbien de necesidades antropológicas (materia-les, afectivas y espirituales), sin cuya satis-facción la vida humana sencillamente no seríaposible.

Para “elegir” hay que poder vivir, y para ellohay que aplicar un criterio de satisfacción delas necesidades a la elección de los fines.Estrictamente hablando, el ser humano (suje-to corporal) no es libre para elegir, sino librepara satisfacer sus necesidades.

El que las pueda satisfacer en términos de suspreferencias forma parte de su libertad, peronecesariamente, ésta es una parte derivada ysubordinada. Si hay necesidades, las prefe-rencias o los gustos no pueden ser el criteriode última instancia de la orientación hacia losfines. El criterio básico debe ser, precisamen-te, el de las necesidades2. Y cuando estasnecesidades son sustituidas por simples “pre-ferencias”, el problema de la reproducción dela vida es desplazado, si no eliminado, de lareflexión económica, pero este es de hecho el

problema fundamental de la praxis humana yel punto de partida de una Economía de laVida3.

Independientemente de cuáles sean los gustosde una persona o de una colectividad, su fac-tibilidad se basa en el respeto al marco de lasatisfacción de las necesidades. La satisfac-ción de las necesidades hace posible la vida,la satisfacción de las preferencias puedehacerla más o menos agradable. Pero parapoder ser agradable, “antes” tiene que serposible4.

Debemos, por tanto, analizar este problema apartir del circuito natural de la vida humana,circuito o metabolismo que se establece entreel ser humano, en cuanto que ser natural (esdecir, parte de la Naturaleza), y su naturaleza

2 Max-Neef, Elizalde y Hopenhayn clasifican las necesi-dades humanas, desde el punto de vista axiológico, en lassiguientes categorías: subsistencia, protección, afecto,entendimiento, participación, ocio, creación, identidad ylibertad; y desde el punto e vista existencial en: Ser (atri-butos personales o colectivos), Tener (instituciones, nor-mas, mecanismos, herramientas), Hacer (acciones perso-nales o colectivas) y Estar (espacios y ambientes) (Cfr:Max-Neef, 1993: 58,59). Agreguemos que algunas de estasnecesidades (o sus satisfactores) son básicas (alimenta-ción, vivienda, salud, educación) y deben quedar garanti-zadas a través del sistema institucional, mientras que lasatisfacción de las restantes se logra mediante la relaciónsubjetiva entre sujetos que comparten solidariamente lacomunidad de bienes, haberes y saberes a disposición.

3 Elegir entre “alimento” y “entretenimiento” no sereduce a una mera cuestión de gustos o preferencias, sinponer en peligro la vida misma. El adicto que “prefiere”seguir consumiendo droga, aun renunciando a su alimen-tación, a su seguridad y a su vida afectiva, opta por lamuerte. Pero una vez muerto ninguna otra elección esposible. En general, donde existen necesidades está enjuego una decisión sobre vida o muerte, al decidirse sobreel lugar de cada uno en la división social del trabajo, en ladistribución de los ingresos y en la posibilidad de satisfa-cer y potenciar tales necesidades. Por eso, nuestro puntode partida ha sido el sujeto de necesidades o el sujetonecesitado.4 Este “antes” se refiere a una anterioridad lógica, y nose lo entiende en un sentido temporal.

1 Una “relación de preferencia” expresa una elecciónentre bienes alternativos que otorgan distintos grados desatisfacción al consumidor. El problema es maximizar estasatisfacción o utilidad tomando en cuenta la restricciónpresupuestaria. Se trata además de una “utilidad abstrac-ta” que no hace referencia al carácter concreto y deter-minado de los bienes y por tanto supone una perfectarelación de sustitución entre ellos, supuesto absurdo en lainmensa mayoría de los casos. Y a pesar de que el puntode partida se dice ser “la escasez” (deseos ilimitados con-tra medios limitados), los efectos no-intencionales de ladecisión sobre la vida humana y sobre la naturaleza noson tomados en cuenta más que como “externalidades”.Pero tales efectos no-intencionales suelen ser la clavepara entender la realidad del mundo, no simples efectosexternos sobre terceros.

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exterior o circundante, en la cual la vidahumana es posible y se desarrolla. En esteintercambio entre el ser humano en cuantoque naturaleza específica y la naturalezaexterna a él (medio biótico y abiótico), lanaturaleza en general es humanizada (o des-humanizada) por el trabajo humano. El traba-jo es, por tanto, el enlace de este circuitoentre el ser humano y la naturaleza5.

Para entender y orientar la praxis humanadentro de este metabolismo, ciertamente espertinente el desarrollo de una teoría de laacción racional, ya se trate de una “gestiónde la escasez” (teoría económica neoclásica),o una “gestión de la sostenibilidad” (econo-mía ecológica).

No obstante, una teoría de la acción racional,tal como la formula inicialmente Max Weber yla retoma el pensamiento económico neoclá-sico, se reduce a una teoría de la relaciónmedio-fin, en la cual subyace un criterio deracionalidad instrumental propio del cálculohedonista de utilidad (utilitarismo) y de lasrelaciones mercantiles (eficiencia formal). Lareducción de toda reflexión teórica y de todapraxis humana a esta racionalidad instrumen-tal medio-fin ha conducido a la humanidad auna crisis de sostenibilidad que hoy amenazainclusive su sobrevivencia y la de la propianaturaleza.

En efecto, la acción racional medio-fin, aun-que necesaria en contextos parciales y acota-dos, resulta ser una acción que tiene unnúcleo irracional, por lo que es necesario tras-cenderla, superarla (mas no abolirla); supedi-tándola a una racionalidad más integral delrespeto al circuito natural de la vida humana,que llamaremos, racionalidad reproductiva.

Por eso, una teoría de la racionalidad humanatiene que analizar y desarrollar, no sólo estaacción racional medio-fin, sino también laposibilidad de que la misma praxis humanapueda supeditar la lógica de la racionalidadmedio-fin a la racionalidad del circuito natu-ral de la vida humana, en cuanto que raciona-lidad de la vida y de sus condiciones de exis-

tencia. Sin embargo, esta posibilidad de unapraxis humana allende la racionalidad medio-fin (la racionalidad reproductiva), presuponeel reconocimiento de que la relación entreestas dos racionalidades es conflictiva y que,por tanto, la simple ampliación de los crite-rios de la relación medio-fin no es capaz deasegurar esta racionalidad necesaria de lareproducción de la vida.

Dada esta conflictividad, hace falta unamediación entre ambas, en la cual se reconoz-ca a la racionalidad del circuito natural de lavida humana como la última instancia de todaracionalidad; ya que es ésta la que suministrael criterio de evaluación de la racionalidadmedio-fin.

Sin embargo, esto a su vez presupone un reco-nocimiento anterior, que es el mutuo reconoci-miento de los seres humanos como seres natu-rales y necesitados, ya que cada ser humanodepende del otro, sustenta al otro, participaen el desarrollo del otro, comulgando de unmismo origen, de una misma aventura y de unmismo destino común. Sólo a partir de estereconocimiento del otro como ser natural, apa-rece la posibilidad de fijar el circuito naturalde la vida humana como el condicionante detoda vida humana y, por consiguiente, tam-bién, de cualquier institucionalidad.

Este es, por tanto, el punto de partida de todareflexión económica, ya que sólo a partir deeste reconocimiento del otro como ser naturaly necesitado, el ser humano llega a tenerderechos y no puede ser reducido a un objetode simples opciones de parte de él mismo y delos otros.

Es por tanto, el reconocimiento de que el serhumano como sujeto viviente, la corporalidaddel sujeto, sus necesidades y derechos, han deser el punto de referencia básico, fundamen-tal, para la evaluación de cualquier racionali-dad económica y de toda organización econó-mica institucionalizada. No, como es la normadominante, la eficiencia abstracta o cualquie-ra de sus derivaciones (competitividad, tasa decrecimiento, productividad, tasa de ganancia,“libertad económica”, modernización, etc.).

5 Cfr: Hinkelammert y Mora, 2001: 122-123.

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2. Reproducción de la Vida Humana,Utopía y Libertad

Plantearse la pregunta por la sociedad alter-nativa que queremos nos lleva de inmediato auna pregunta fundamental de la política y dela filosofía política: ¿cuál es la mejor sociedadposible? Tomás Moro, en Utopía, Francis Baconen La nueva Atlántida y Tomás Campanella enLa ciudad del sol, fueron los primeros teóricosdel Renacimiento y de la Modernidad queintentaron responder esta pregunta, aunqueya Platón lo había hecho en la AntigüedadClásica en La República, su obra maestra. Noobstante, la búsqueda de una sociedad per-fecta suele convertirse en una trampa, eincluso, en el camino al totalitarismo.

En primer lugar, una respuesta a secas a lapregunta ¿cuál es la mejor sociedad posible?,no es posible, por cuanto necesitamos unreferente acerca de “lo mejor posible”. Estareferencia no la podemos tomar de ningunaética preconcebida, porque no contendría uncriterio de factibilidad. No podemos formulardeberes ni modelos de sociedad sin antesdeterminar este marco de factibilidad.

Entonces, cualquier imaginación de la mejorsociedad posible tiene que partir de un análi-sis de “la mejor sociedad concebible”. Luego,la mejor sociedad posible aparece como unaanticipación de la mejor sociedad concebible.El contenido de lo posible es siempre algoimposible que no obstante da sentido y direc-ción a lo posible. Y la política es el arte dehacer progresivamente posible lo imposible.

Podemos partir de este análisis para replante-ar la contraposición tradicional entre socialis-mo y capitalismo, lo mismo que para evaluarla factibilidad de cualquier propuesta desociedad perfecta, ya se trate de una socie-dad comunista, una sociedad anarquista (sininstituciones) o una sociedad de mercadototal (competencia perfecta).

Tomemos el ejemplo de la contraposiciónentre socialismo y capitalismo, que en granmedida sigue vigente en el debate teórico. Ytomemos a dos de sus principales representan-

tes: Carlos Marx y Max Weber. Sin duda, Marxparte de una afirmación enteramente relevan-te: la afirmación de la vida humana concreta,corporal, y no de ningún antropocentrismoabstracto. Piensa esta afirmación en términosde una plenitud que describe como “reino dela libertad” o comunismo, y en relación a ellaconcibe la sociedad socialista a la que aspiracomo una aproximación o anticipación en tér-minos de “lo mejor posible”.

La conceptualización de tal plenitud es abso-lutamente radical, mientras que la sociedadpor hacer aparece más bien como una socie-dad factible que se realiza “lo más posible”.Weber, en cambio, ve con toda razón que estereino de la libertad es imposible, utópico, ylanza su crítica contra el mismo. Constata,con razón, que la abolición de las relacionesmercantiles –que Marx considera como partede lo posible– cae en el ámbito de lo imposi-ble. Sin embargo, en su propio análisis, Webersigue el mismo esquema que le critica a Marx.En efecto, afirma que precisamente el capita-lismo sí puede asegurar la reproducción mate-rial de la vida humana; pero como no puedesostener esta afirmación en términos empíri-cos, la concibe también en términos de unaplenitud capitalista imposible, concepto quetoma de los primeros análisis neoclásicos delequilibrio general de los mercados. A este tipode utopías podemos llamarlas “Utopías tras-cendentales”. Es la utopía del comunismo, esla utopía del anarquismo, es la utopía neoli-beral del mercado total.

Ahora bien, cualquier propuesta de sociedadque se relaciona con una plenitud perfecta-mente imposible, se distorsiona a sí misma, apartir del hecho de considerar su realizaciónfáctica como pasos hacia aquella infinitud enrelación a la cual ha sido concebida. La histo-ria del siglo XX fue abundante en proyectos deconstrucciones utópicas con consecuenciasdesastrosas para el ser humano y la naturaleza.

El horizonte utópico de la praxis humana es,sin duda, un elemento central, esencial, deesta praxis; pero el mismo no puede formular-se a partir de una sociedad perfecta que sepueda alcanzar a través de una aproximacióncuantitativa calculable (aproximación asintó-

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tica), como si se tratara de una relaciónmedio-fin. Al intentar este camino, transfor-mamos el problema de la búsqueda de unamejor sociedad en un problema de progresocalculable, proceso que llega a ser destructi-vo al menos por tres razones: a) porque des-truye toda la vivencia de la sociedad humanaen este camino ficticio hacia la realización dela sociedad perfecta, b) porque elimina todolo que no parece compatible con este progre-so calculado, y con eso, se elimina práctica-mente la realidad y c) porque promete la uto-pía a condición de renunciar a toda crítica, atoda resistencia. La utopía llega a ser el poderdestructivo absoluto. Destruye la realidadporque si esta no es compatible con los térmi-nos de la sociedad perfecta, entonces se tieneque eliminar la realidad incluso de las cien-cias empíricas. La realidad sólo se percibecomo empiria cuantificable, una abstracciónque sustituye a la realidad en nombre de lasciencias empíricas.

Sin embargo, la realidad es una realidad de lavida. Real es aquello con lo cual se puede viviry lo que se necesita para vivir: la naturaleza yla convivencia humana6. Para volver a estarealidad, el punto de partida sólo puede ser lareivindicación del ser humano como sujeto,que insiste en sus necesidades y en sus dere-chos, en conflicto con la lógica propia de lossistemas institucionales. No se trata sólo deun conflicto de clases, sino fundamentalmen-te, del conflicto entre la posibilidad de la vidafrente a la lógica propia de los sistemas.

Por tanto, debemos plantear la referenciautópica de otra manera. La utopía es unafuente de ideas sobre el sentido de la vida,una referencia para el juicio, una reflexiónsobre el destino, una imaginación de los hori-zontes. Para no invalidar esta pretensión, lautopía jamás debe convertirse en un fin porrealizar, ni siquiera de manera asintótica. Lautopía no debe transformarse en societas per-fecta que rige y que se impone sobre la reali-dad y sobre la voluntad de todos. La utopía esmás bien una especie de “idea regulativa”, enel sentido kantiano del término (nos referimosal Kant de Crítica de la razón pura).Solamente como tal, la utopía no llega a sernuevamente una cárcel, un muro o un campo

de concentración; sino una fuente de vida yde esperanza. Esta es la Utopía Necesaria.

Podemos ahora intentar responder a la pre-gunta de partida sobre “la mejor sociedadposible”. No se trata de realizar lo utópicocomo tal, sino de aspirar a un estado, siempreen re-evolución, que aun no existe, pero quees deseable y posible de realizar. Hoy, el rea-lismo político, o la política como arte de hacerposible lo imposible, tiene que proponerse unmundo, una sociedad, en la cual cada serhumano pueda asegurar su posibilidad de vidadentro de un marco que incluya la reproduc-ción de la naturaleza, sin la cual la propiareproducción de la vida humana no es posible.

La libertad humana no puede consistir sino enuna relación del sujeto con sus instituciones,en la cual el sujeto somete a las institucionesa sus condiciones de vida. En cambio, las“máquinas de libertad” (automatismo delmercado, leyes de la historia), prometen lalibertad como resultado del sometimientoabsoluto a las instituciones y sus leyes. Noadmiten ninguna “sujeticidad” del ser huma-no, que es transformado en una parte delengranaje de la “máquina de libertad” (DavidFriedman). Los sujetos libres son libres en elgrado en el cual son capaces de relativizar laley en función de las necesidades de la vida.La libertad no está en la ley, sino en la rela-ción de los sujetos con la ley. Considerando laley del mercado, la libertad consiste precisa-mente en poder someterla a las necesidadesde los sujetos. El reconocimiento mutuo entresujetos corporales y necesitados implica

6 Este concepto de realidad como condición de la posi-bilidad de la vida humana está generalmente ausente enlas ciencias empíricas. Estas tienen una realidad abstrac-ta, inclusive metafísica, producida a partir de la realidadpero abstrayendo del hecho de que la realidad es condi-ción de posibilidad de la vida humana. Se trata entoncesde una “realidad pura”, de una empiria. En las cienciassociales, seguramente la economía es la que ha llevadomás lejos la construcción de esta empiria: la economía delos neoclásicos es “economía pura”.

7 Esta interferencia ocurre en todos los modos de pro-ducción, pero se vuelve predominante en la producciónmercantil, ya que en esta ocurre también la predominan-cia de la especificación de la necesidad en general a tra-vés de las relaciones de producción.

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necesariamente la relativización de cualquierley en función de este reconocimiento. La leyvale solamente en el grado en el cual no impi-de este reconocimiento mutuo.

Veamos, a manera de ejemplo, el caso de la“libertad del consumidor”. Las relacionesmercantiles capitalistas interfieren de unadeterminada manera en la espontaneidad delconsumidor, deformándola. Reemplazan laorientación por los valores de uso por otrabasada en los valores de cambio y en laganancia7. El consumidor pierde así su liber-tad. Reivindicarla significa interpelar, enfren-tar y supeditar a las mismas relaciones mer-cantiles, en la medida en que se comportencomo destructoras de la espontaneidad y, portanto, de la libertad8.

Una economía de la vida juzga a la libertadhumana a partir de sus posibilidades de vida omuerte: el ejercicio de la libertad es solamen-te posible en el marco de la vida humana posi-bilitada. Su punto de partida es el análisis dela coordinación del trabajo social y de los cri-terios de factibilidad de las múltiples activida-des humanas necesarias para producir un pro-ducto material que permita la supervivencia yel desarrollo de todos, a partir de una adecua-da satisfacción de las necesidades humanas.

No se dedica al análisis de instituciones par-ciales –empresas, escuelas, sindicatos, etc.–,ni de instituciones globales –sistemas de pro-piedad, mercado, Estado–, sino a las formasde la organización y coordinación de la divi-sión social del trabajo, en las cuales éstas ins-tituciones se insertan. Porque en cuantotales, deciden sobre la vida o la muerte delser humano y, de esta manera, sobre la posi-ble libertad humana.

La opción por la vida humana amenazadademanda una nueva solidaridad, aquella quereconoce que la opción por la vida del otro esla opción por la vida de uno mismo. El otroestá en mí, Yo estoy en el otro. Es el llamadodel sujeto, el grito del sujeto. En nombre de

este sujeto, toda ley absoluta, y en especialla ley del mercado, debe ser relativizada enrelación a la posibilidad de vivir. Esta leypuede ser válida sólo en la medida en que res-pete la vida, no es legítima si exige o conlle-va a la muerte, al sacrificio de vidas, al cál-culo de vidas.

La racionalidad que responde a la irracionali-dad de lo racionalizado sólo puede ser laracionalidad de la vida de todos, incluida lanaturaleza, porque sólo hay lugar para la vidahumana si existe una naturaleza que la hagaposible. Y esta racionalidad de la vida sólo sepuede fundar en la solidaridad entre todoslos seres humanos.

Se trata de una solidaridad necesaria, pero nopor eso inevitable. Se puede enfrentar el pro-ceso destructivo del mercado total solamentedisolviendo las “fuerzas compulsivas de loshechos”, lo que únicamente es posible poruna acción solidaria. Mientras que para elpensamiento neoclásico y neoliberal, la aso-ciación y la solidaridad entre los seres huma-nos es vista como una distorsión (el equilibriogeneral competitivo exige agentes económi-cos atomísticos), para una economía de lavida son el medio para disolver estas “fuerzascompulsivas de los hechos”.

Referencias bibliográficasHinkelammert, Franz J. y Henry M. Mora (2001);Coordinación social del trabajo, Mercado y repro-ducción de la vida humana. Preludio a una teoría crí-tica de la racionalidad reproductiva. DEI, San José,Costa Rica.Max-Neef, Manfred y otros (1998); Desarrollo aEscala Humana. Conceptos, aplicaciones y algunasreflexiones. Editorial Nordan-Comunidad, Barcelona.

Franz J. Hinkelammert trabaja en elDepartamento Ecuménico de Investigaciones,

Costa Rica. Henry Mora Jiménez es de laUniversidad Nacional, Costa Rica. El presente

artículo es una versión autorizada por losautores en base a dos acápites del artículo

“Por una economía orientada hacia la vida”,Economía y Sociedad, Nos 22-23, Marzo

Diciembre 2003. Para una desarrollo másamplio, ver, de los mismos autores: Hacia una

Economía Para la Vida, DEI, San José, 2005.8 Con respecto al papel de los medios de comunicación,una dicotomía similar surge entre “libertad de opinión” y“libertad de prensa”.

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Una economía solidaria conigualdad para las mujeres

Isolda Dantas

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La economía solidaria es al mismo tiempo unarealidad y una aspiración. Nombra una seriede experiencias heterogéneas pero con algu-nos elementos comunes; desde una miradafeminista, los más destacables son el cuestio-namiento a las formas jerárquicas de organi-zar la producción, la prioridad a las interrela-ciones entre seres humanos no entre las mer-canías, y el entramado de valores y principiosque se comparten tanto en la organización delas/os trabajadores como en los momentos dela producción, comercialización y consumo,entre ellos soberanía alimentaria, agro ecolo-gía, autonomía y precio justo.

Para las mujeres, la búsqueda de un nuevohorizonte transciende la afirmación de princi-pios éticos, solidarios y de igualdad de claseexpresados en los procesos de impulso a laeconomía solidaria, pues es preciso garantizarque las mujeres estén presentes de forma realy concreta en todos los espacios, siendo suje-tas de la acción y de la construcción de esaotra forma de hacer economía. Esto suponecuestionar y superar relaciones estructuralescomo la división sexual del trabajo, e integrarprácticas en torno a la paridad y a la no vio-lencia de género, por ejemplo.

Para cuestionar y superar la división sexualdel trabajo un paso indispensable es laampliación del concepto de trabajo, la com-prensión de las llamadas esferas de la produc-ción y la reproducción como articuladas, y elreconocimiento del trabajo no remuneradorealizado por las mujeres. Es decir, es necesa-rio alterar el paradigma de la organización deltrabajo. Esto parecería obvio o más fácil enuna propuesta de economía basada en princi-pios contra-hegemónicos, pero no ocurreexactamente así. Mirando experiencias con-cretas, la constatación es que las mujerescontinúan concentradas en actividades menos

valorizadas, y se repite la naturalización dellugar de las mujeres cuando las unidades sonmixtas; se tiende a reproducir la divisiónsexual del trabajo al organizarse de un modoque responsabiliza a las mujeres de las tareasmás internas y organizativas, aquellas que nose ven y no se traducen en representación.

Por ello, el enfrentamiento a los desafíosplanteados para la construcción de la econo-mía solidaria con una perspectiva feministapasan por un reordenamiento en la lógica degénero de espacios y tareas, implican trasgre-dir límites impuestos y autoimpuestos paraasumir, sin obstáculos ni jerarquías, tareas deproducción, comercialización, gestión finan-ciera, negociación, incorporación de las tec-nologías, acceso y manejo del crédito.

En la perspectiva de esa construcción resultasustancial la auto-organización de las mujeresque hacen economía solidaria y su relacióncon el conjunto de las luchas feministas queextrapolan el ámbito local e inmediato, yconstruyen una visión global de la transforma-ción que queremos.

La producción del vivir

En ese sentido, hemos contribuido al debatedesde la economía feminista, acercando otradiscusión hacia la economía solidaria: la nece-sidad de plantear la reproducción humana enel centro del debate económico, visibilizandola división sexual del trabajo, y colocando laurgencia de valores sociales orientados a “laproducción del vivir”. Tornar visible la contri-bución de las mujeres a la economía, conside-rando los espacios llamados informales, el tra-bajo doméstico, la división sexual del trabajoen la familia, e integrar la reproducción comofundamental a nuestra existencia, incorporan-do salud, educación y otros aspectos relacio-

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nados como temas legítimos de la economía.

Desde esta visión, ha sido posible reconcep-tualizar la economía solidaria como “(...)generadora de trabajo emancipado, que operacomo una fuerza de transformación estructu-ral de las relaciones socio-económicas, demo-cratizándolas, superando la subordinación deltrabajo en relación con el capital”. Se entien-de como trabajo emancipado “el trabajo queconsidera tanto la esfera productiva como laesfera reproductiva, bajo la pena de excluir elsector activo responsable por el cuidado de laspersonas”1.

La economía solidaria aparece así como unapropuesta convergente con la lucha feminista,en la medida que visibilice y cuestione lanaturalización de la división sexual del traba-jo. Para ello, es preciso garantizar la distribu-ción igualitaria de los trabajos en la familia yen la sociedad, desde una nueva matriz eco-nómica que integre y valorice el trabajoreproductivo como parte medular e insepara-ble de la esfera productiva.

Otro aspecto de la economía solidaria es laautogestión, que como principio y como prác-tica es una base para la construcción de auto-nomía de las mujeres. Si la autogestión fluyede manera no jerárquica, con reciprocidad ysolidaridad, se puede generar una nueva cul-tura de relaciones igualitarias, con decisio-nes, responsabilidades y representación com-partidas entre mujeres y hombres, o bien conespacios feminizados que no se conviertanautomáticamente en secundarizados. Por lotanto, la presencia del feminismo en el movi-miento de construcción de la economía solida-ria, sin duda será determinante para construirde hecho otra economía con base en la igual-dad y autonomía de sus sujetos.

En el caso de Brasil, las mujeres han posicio-nado al interior de experiencias de economíasolidaria una agenda de paridad en los espa-cios de dirección y participación política, y decombate explícito a la violencia contra lasmujeres, junto con el impulso a la agroecolo-gía y a la autonomía. Esto indica la compren-sión de que “No es posible un árbol limpio deveneno y sucio con la sangre de las mujeres”2.

Articulaciones y demandashacia los gobiernos

El movimiento de economía solidaria, comomuchos otros, pasó a tener una nueva dinámi-ca en el marco del proceso Foro SocialMundial. Un reflejo de ese cambio se dio en lacreación de una Red Intercontinental dePromoción de la Economía Socio-solidaria queamplió la actuación e integró el movimientoen nivel latinoamericano.

Brasil se benefició muy especialmente de eseefecto positivo en el proceso de organizaciónde las ediciones del FSM en Porto Alegre, puesen ese marco se produjo una integración entrelos innumerables grupos que de alguna formaya desarrollaban prácticas dentro de los prin-cipios de la economía solidaria. Como formade estructuración nacional fue constituido elForo Brasileño de Economía Solidaria, queagrega gestores, entidades de apoyo y gruposreproductivos, y se replica a nivel estadual.

Este dinamismo puede ser visto tambiéndesde otro ángulo: en los últimos cuatro añosse han desarrollado en Brasil políticas para laeconomía solidaria a través de la creación deuna secretaria especial del gobierno, SENAES3.Una de las iniciativas fue el levantamientonacional de información sobre economía soli-daria; se registró un total de 14.954 grupos entodo el país, siendo 36% grupos de mujeres.

Esta información permitió ver que las mujeresestán proporcionalmente más presentes enpequeños grupos productivos. En aquellos gru-pos con más integrantes la participación delas mujeres es comparativamente menor. Esosnúmeros demuestran las contradicciones vivi-das por la economía solidaria frente a la divi-sión sexual del trabajo, que limita las mujeresal trabajo del cuidado, de forma invisible ydesvalorizada.

Para contribuir al fortalecimiento de la econo-mía solidaria son necesarias algunas políticas

1 I Conferencia Nacional de Economía Solidaria, Brasil.

2 Palabras de una militante de la Marcha Mundial de lasMujeres y de la de la Red Xique-Xique de EconomíaSolidaria3 Secretaría Nacional de Economía Solidaria, creada en2003.

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Una de las exigencias actuales para laconstrucción de un mundo post-capi-talista, que represente la transiciónde las antítesis teóricas al ordenactual hacia una nueva síntesis con-creta, consiste en restablecer las con-diciones subjetivas que movilizanindividuos y colectividades en rumbohacia esa posibilidad. De hecho, enlas últimas dos décadas, los modelosque anunciaban la superación delcapitalismo cayeron en el descréditoy se evaporaron en las consciencias,por su inaplicabilidad o por no haberconducido a alternativas efectiva-mente superiores al capitalismo1.

En Brasil, algunos movimientos socia-les con capacidad de alimentar y sus-tentar cambios estructurales en elorden vigente dejaron de relacionarseorgánicamente con los instrumentosy los actores de la política. Pero estose dio, en buena medida, debido a laenorme fuerza conservadora del siste-ma político, que eliminó los intentosde democratizarlo y de romper suarmadura corporativista, inhabilitán-dose para canalizar las demandassociales e insertarlas en estrategias

Brasil: Unretrato dela luchaemancipa-toria de lospobres

Luiz Inácio Gaiger

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de Estado, entre ellas la creación o ampliaciónde fuentes presupuestarias para crédito contasas de interés subsidiados. Son indispensa-bles políticas de comercialización que inclu-yan las compras públicas directas a la econo-mía solidaria como uno de los mecanismos dereconocimiento, estímulo y dinamización.

Deben ser favorecidas y promovidas las rela-ciones e intercambios entre grupos ya consti-tuidos de productoras/es y consumidoras/es,así como propiciar una organización a mayorescala de estas agrupaciones. Se requieremetodologías específicas, basadas en la edu-cación popular, para que los grupos avancenen nuevos modelos de gestión y desarrollen orecuperen habilidades de las cuales las muje-res fueron excluidas.

Un ámbito sustantivo de las políticas públicastiene que ver con el impulso de iniciativas yservicios para socializar el trabajo doméstico.Un recurso interesante pueden ser las coope-rativas para ocuparse de la alimentación, delavandería, del cuidado de menores y personasdependientes. Iniciativas autónomas y auto-gestionadas de este tipo deben ser incentiva-das y recibir apoyo y facilidades desde la polí-tica pública, para ampliar su escala y garanti-zar su sostenibilidad en el tiempo.

Hay también una arena común entre la políti-ca pública y la acción social en la lucha contrala hegemonía del libre mercado. Dos ámbitosdestacan en ese sentido: la política salarial yla de soberanía alimentaria. El salario mínimoes el referente fundamental en la definiciónde precios de productos de la economía solida-ria, que garantizan en buena medida el abas-tecimiento del mercado local; los incrementosen el salario mínimo tienen por tanto directarepercusión en el dinamismo y sostenibilidadde las unidades de economía solidaria. Encuanto a la soberanía alimentaria, en tantoprivilegia la producción y consumo locales, elautosustento y el rescate de conocimiento ysaberes, converge con el rescate y potencia-ción de esa otra economía que, de manerasubalterna ha sido practicada y sostenida porlas mujeres, y es hoy el cimiento para un cam-bio de modelo y de modo de vida.

Isolda Dantas es integrante de la MarchaMundial de las Mujeres – Brasil y de la REMTE.

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de transformación. Antes de eso, los movi-mientos sociales ya conocían los efectos nega-tivos de su hipertrofia política, en razón deque sus reivindicaciones fueron asumidas porlos estamentos dirigentes, más profesionalesque militantes, pertenecientes a entidades ypartidos, que tienen lógicas de interpretacióny pautas de acción derivadas del campo polí-tico. El resultado fue que las reivindicacionesde los movimientos sociales se enmarcaron enuna lógica improductiva de disputas retóricasal tiempo que la institucionalidad políticacooptó a los líderes de los trabajadores, cuyoimperativo de supervivencia y de reproduc-ción, culminó en pactos conservadores de lasfuerzas de izquierda en la dirección delEstado, provocando perplejidad y, con rarasexcepciones, posterior desorientación y letar-go social.Volver a las basesEsto significa que un sector decisivo de inte-lectuales claudicó2 en sus tareas orgánicas:perdió la capacidad de entrelazarse con lavivencia y la práctica de las clases populares,de reconocerlas y tomarlas como punto departida para el ejercicio de sus funcionesmediadoras, de modo que las aspiracionescontenidas en aquella experiencia cotidianapudiesen ser fuente de una praxis emancipa-toria, dirigida a romper los patrones de some-timiento y de explotación impuestos a los tra-bajadores pobres. La crisis del modelo tieneque ver, desde hace tiempo, con una crisisde la intelectualidad de izquierda, que tienedificultad para producir una teoría de la prác-tica actual y real de las clases subalternas3.

Por ello, la reconstitución de las condicionessubjetivas para la transformación social, deimportancia innegable en este momento4,requiere de un retorno a las bases. Exige aten-der de manera prioritaria a las iniciativas delos trabajadores que contengan, aunque sea engermen y en pequeña escala, elementosestructurantes que sean distintos de la organi-zación social capitalista, al contraponersefrontalmente a ella, o al revitalizar otras for-mas de vida. Así mismo, implica prestar aten-ción a las iniciativas genuinamente imbuidasdel valor de la justicia y de la oportunidad dehumanización. Esta inmersión, necesaria parala renovación de los cuadros intelectuales y la

formación de una nueva generación política,debería valorar sobre todo las experienciaspopulares que nacen de la auto-organización,que defienden los derechos básicos del traba-jo, que apuestan a la asociación y a solucionescolectivas, generando, desde ese terreno,convicciones morales e intelectuales indispen-sables en la lucha contra-hegemónica.

Este es el papel de la economía solidaria. Suemergencia, a partir de los años 80, la sitúa enla larga y no siempre reconocida trayectoriaasociativa de los trabajadores, expresando unavez más su anhelo de clase: brindar seguridadmaterial, reconocimiento, dignidad y vida sig-nificativa a esa inmensa mayoría de personasque dependen primordialmente de su capaci-dad de trabajo y para las cuales, si no fuesepor las circunstancias instauradas por el capi-tal, no tendría sentido alguno imaginar unaeconomía contrapuesta al trabajo.Cifras reveladorasPara conocerla, en sus perfiles y en sus dimen-siones actuales en Brasil, se cuenta hoy conuna base de informaciones inédita y represen-tativa. Se trata del Primer Mapeo Nacional,un levantamiento de datos sobre 22 mil expe-riencias, realizado en todas las unidades fede-rativas del país. Ejecutado entre 2003 y 2007,gracias al trabajo conjunto del poder público,los foros representativos de la economía soli-daria y las organizaciones de apoyo, el Mapeo5

involucró a más de 230 entidades y 600 inves-tigadores de campo, que recolectaron infor-maciones sobre aspectos sociales, económico-financieros y políticos de las experiencias deeconomía solidaria. Su realización ya es depor sí un triunfo y una señal de la vitalidad dela economía solidaria.

Los datos del Mapeo demuestran que hoy los

1 Sobre esa necesidad histórica del socialismo, ver SIN-GER, Paul. O que é socialismo, hoje. Petrópolis: Vozes,1981.

2 SOUZA, Luiz Alberto. . Um país dinâmico, um pensa-mento claudicante. Estudos Avançados. São Paulo, v. 14,n. 40, p.77-90, 2000.3 MARTINS, José de Souza. Caminhada no chão da noite;emancipação política e libertação nos movimentos sociaisno campo. São Paulo: Hucitec. 1989.4 SADER, Emir. Razones de esperanza. América Latinaem Movimento, nº 429, fev. 2008, p. 23-26.

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emprendimientos solidarios se multiplican y sediversifican, así encontramos: grupos de pro-ducción agroecológica, asociaciones rurales,empresas de autogestión, sistemas de crédito,redes de comercialización etc., con predomi-nio de las asociaciones (51,8%) y de los gruposinformales (36,5%), seguidos de las cooperati-vas (9,7%). En su gran mayoría, esas experien-cias presentan las características básicas de laeconomía solidaria: son organizaciones denaturaleza asociativa, promovidas por los tra-bajadores por medio de la socialización par-cial o plena de los recursos productivos, de lacooperación en el trabajo y de la gestióndemocrática, con presencia mínima de rela-ciones asalariadas. Su funcionamiento implicaparticipación social: 57,7% de ellas son partede movimientos sociales, 56,8% participan eniniciativas comunitarias y 45,7% actúan enredes y foros, en algunos casos de articulacióno comercialización solidaria.

Generalmente, se atribuye la aparición de laeconomía solidaria a las transformaciones dela economía y a la contracción del mercadolaboral. Esa relación causal encuentra eco enel Mapeo, siendo que la opción Una alternati-va al desempleo fue la más citada (30,9%)como el principal motivo para la creación delos emprendimientos. Otros factores genera-les de presión negativa, que minan la eficaciade las alternativas habituales de superviven-cia material de los trabajadores, son frecuen-temente citados: la acumulación flexible deri-vada de la reconversión capitalista, la crisisdel pacto Estado–capital–trabajo, el retrocesode la agenda social por el problema de laexclusión, la crisis del socialismo y de lasestrategias de transformación. Sin embargo,ninguna crisis genera alternativas por símisma. Hay que agregar factores generalesde presión positiva, que llevan a nuevasopciones que tienen una dirección determina-da: la multiplicación y el reconocimiento denuevas causas y luchas sociales, la valoraciónde las iniciativas y realizaciones en el ámbitolocal, la llegada al Estado de corrientes deizquierda conscientes de la necesidad de darrespuestas a corto plazo, las nuevas pautas dela cooperación internacional y, ciertamente,el efecto demostrativo de las experienciasexitosas de economía solidaria.

El Mapeo revela otras motivaciones para lacreación de los emprendimientos, igualmentecitadas en el conjunto de las respuestas, encuanto al desempleo: si bien este fue mencio-nado por 9.945 emprendimientos, 9.635 evo-caron como objetivo Una fuente complemen-taria de ingreso para los asociados y 7.964señalaron la Obtención de mayores gananciasen un emprendimiento asociativo. Son mati-ces a tener en consideración, pues revelanque, en lugar de un simple puesto de trabajo,se tiene en la mira la preservación y el forta-lecimiento de formas de vida económica pre-existentes, generadoras de trabajo e ingresos,como la economía familiar y las diversas ocu-paciones individuales, para las cuales la acti-vidad colectiva del emprendimiento aportabeneficios y servicios. Una cuarta motiva-ción, citada por 6.090 emprendimientos, serefiere al Desarrollo de una actividad dondetodos son dueños y deja en claro el acto deelección deliberada de una solución colectiva,alejada por lo tanto de una reacción espontá-nea a la falta de empleo.Largo camino de gestaciónUna investigación comparativa sobre los facto-res que originan la economía solidaria, igual-mente a escala nacional6, registró la influenciade la reducción de las modalidades convencio-nales de subsistencia sobre la opción solidariade los trabajadores. A la vez, identificó otrosfactores decisivos, como el grado de compati-bilidad entre las prácticas cotidianas de econo-mía popular y los trabajos asociativos, la exis-tencia de sectores populares con experienciasde cooperación económica, la presencia deliderazgos y organizaciones populares genui-nas, insertos en los movimientos de accióndirecta, e incluso el apoyo de entidades aptaspara canalizar las demandas populares haciala economía solidaria. Se tiene aquí los rasgosde una praxis popular anterior, que hace que lamultiplicación de emprendimientos, por evi-dente que parezca, en absoluto sea un hechotrivial, circunscrito solo a la coyuntura econó-mica, motivado por la recesión en un primer

5 La base conceptual y la metodología constan en losdocumentos de referencia disponibles enwww.sies.mte.gov.br.

6 GAIGER, Luiz (org.). Sentidos e experiências da econo-mia solidária no Brasil. Porto Alegre: UFRGS, 2004.

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momento y destinado a desaparecer en caso deuna nueva expansión del mercado laboral.

Ciertas condiciones de formación de losemprendimientos no son el resultado de unsimple acto de voluntad, pues implican largosprocesos de gestación. Por otro lado, prácti-cas de solidarismo económico están presenteshace mucho tiempo en la realidad popular,aunque a menudo pasan desapercibidas o sonsubvaloradas, siendo su reconocimiento unpaso vital para alterar el estado de inmovili-dad teórica y política, como se verificó en losaños 80, cuando hubo una enorme resistenciaintelectual de importantes sectores de laizquierda, cuyas reivindicaciones extrapola-ban las contradicciones en el terreno de laproducción económica. Curiosamente, es pre-cisamente a partir de la producción materialde la vida que la economía solidaria se hacepresente. Ya no más para negociar las condi-ciones de venta de la fuerza-de-trabajo a lasempresas capitalistas, sino para mantener ocrear trabajo y sistemas de vida no intrínseca-mente capitalistas, en tanto sea posibledefenderlos colectivamente y con eso preser-var al menos un espacio valioso de autonomíade clase de los trabajadores asociados.

¿Qué contingente de trabajadores apuesta hoyen esa alternativa? Una población de mediomillón de trabajadores, en su mayor partecompuesta por los socios, sumados a 1,2millón de otros socios que no ejercen activida-des laborables directas o permanentes en losemprendimientos. Estos últimos, en prome-dio, cuentan con 75 socios y mantienen 23,5puestos de trabajo directos. La economía soli-daria presenta fisionomías regionales y se con-centra en segmentos tradicionales, comopesca, extracción, producción agropecuaria,textil, alimentos y artesanía, con predominio

de la producción primaria. La facturaciónanual estimada del conjunto de emprendi-mientos equivale a la pequeña fracción de un0,34%, del PIB nacional. Cifras modestas,garantizadas por la labor incesante de perso-nas de escasos recursos, que permiten al 72%de los emprendimientos cerrar el año sin cuen-tas negativas y que demuestran cómo la eco-nomía solidaria puede florecer en sectores debajo interés para el capital, pero de importan-cia social incuestionable. En ese contexto, losagentes de la economía solidaria tienen comoalternativa profundizar su inserción local eimpulsar redes de cooperación más amplias,con miras a obtener ganancias económicaspaulatinas y a la conquista de otros servicioscomo educación, salud, vivienda y ahorro.

La forma de producir esa riqueza es distinta,así como sus resultados para los trabajadores,debido a la práctica de la autogestión, confir-mada por el Mapeo, o a la distribución equita-tiva de los productos del trabajo. Algunos delos primeros estudios sobre el Mapeo resaltandos virtudes de esas iniciativas: 1) en compara-ción con empresas capitalistas de tamaño simi-lar, los emprendimientos solidarios operan en elsentido de reducir los niveles de desigualdadentre sus miembros y asegurarles niveles derenta y seguridad económica mejores; y 2) pro-pician condiciones mínimamente dignas devida, de la misma forma que las redes de ampa-ro7. Además, su desempeño depende decisiva-mente de la integración positiva entre sus prin-cipios solidarios y participativos y las solucionesadoptadas con miras a la eficiencia económica8.El trabajar por auto-determinación colectivapromueve una nueva identidad para el trabaja-dor. La economía solidaria contribuye a que lospobres reconozcan su existencia como unaconstrucción de seres relacionados entre sí,donde hay limitaciones, pero igualmente, conpersistencia, vías de solución y de cambio, enlas cuales ejercen un protagonismo auto-refe-renciado -base de la personalidad histórica delas clases subalternas de la cual nos hablabaAntonio Gramsci- que transita entre el campoeconómico, social y político9.

Luiz Inácio Gaiger, brasileño, doctor en sociolo-gía, es profesor de la Universidad del Vale do Riodos Sinos. Ha publicado varios estudios sobre los

movimientos sociales y la economía solidaria.

7 OGANDO, Cláudio. As potencialidades da economiasolidária para a redução das desigualdades econômicas noBrasil. Trabalho de Conclusão de Curso - Ciências Sociais,UNISINOS. São Leopoldo, 2007.

8 GAIGER, Luiz. A outra racionalidade da economia soli-dária. Revista Crítica de Ciências Sociais. Coimbra, 2008(no prelo).9 Para una visión actualizada de las tesis sobre el signifi-cado de la economía solidaria, ver: CORAGGIO, José Luis(org.). La economía social desde la periferia: contribucio-nes latinoamericanas. Buenos Aires: Altamira, 2007.

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Brasil: El papel del Estadoy de la sociedad

Paul Singer

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La economía solidaria, como la conocemoshoy, empieza a desarrollarse en Brasil en losaños 1990, como reacción defensiva de lossectores populares afectados por la crisis delempleo provocada por las políticas neolibera-les. Cuando la apertura del mercado interno alas importaciones de mercancías baratas deAsia provocó el cierre de miles de estableci-mientos industriales y el recorte del personalen otros decenas de miles, diversas iniciativassurgieron de entidades de la sociedad civilpara proteger a las víctimas de la crisis que seencontraban dispuestas a adherirse a empren-dimientos colectivos, para garantizar su super-vivencia. Merecen destacarse la organizaciónen cooperativas de los asentados por la refor-ma agraria, los Proyectos AlternativosComunitarios - PACs de Caritas, las empresasrecuperadas apoyadas por entidades origina-das en los sindicatos y las cooperativas popu-lares desarrolladas por proyectos de exten-sión universitaria.

El Movimiento de los Trabajadores Rurales SinTierra -MST- surgió en la década de 1980 yorganizó, en pocos años, gran cantidad de tra-bajadores con el objetivo de ocupar tierrasociosas o mal aprovechadas, exigiendo alEstado su expropiación, bajo los términos dela Reforma Agraria. A finales de la mismadécada, habiendo logrado el asentamiento devarios miles de familias en lotes, el MST deci-dió organizar los asentamientos en comunida-des compuestas por cooperativas de produc-ción agropecuaria. Otros movimientos campe-sinos también adoptaron modelos de organiza-ción productiva y social que hoy componen laeconomía solidaria brasileña.

En los años 80 y 90, Caritas desarrollabapequeños proyectos en comunidades pobres através de Brasil, que se inspiraban en el lema“la solidaridad libera”. Gran parte de ellosaspiraba a organizar a micro productores enasociaciones o cooperativas informales, comoestrategia de supervivencia de cara a la crisisdel empleo. Investigaciones mostraron que alo largo de los años, cerca de la mitad de estasPACs logró dar fruto. De ahí nació buena partede lo que vendría a ser conocido comoEconomía Popular Solidaria.

En los años de 1990, el impacto avasallador delas importaciones, combinado con recesionessucesivas, llevó a numerosas empresas a laquiebra. Cuando éstas eran grandes y conoci-das, y se despedía a gran cantidad de obreros,los sindicatos, la prensa, el gobierno local y aveces el provincial, reaccionaban para tratarde evitar, de alguna manera, la pérdida detantos puestos de trabajo. Muchas veces, elmodo de evitar el cierre de las empresas con-sistía en arrendarlas a los propios empleados,organizados en cooperativas. Tales operacionescontaban, casi siempre, con la participaciónactiva de los sindicatos de trabajadores, queorganizan, instruyen y representan legalmen-te a los asalariados, logrando convencer, almenos a una parte de ellos, a asumir la res-ponsabilidad de la recuperación empresarial,que de ahí en delante se convertirá enemprendimiento de economía solidaria. Sehizo evidente que los nuevos cooperativistasnecesitaban de años de aprendizaje en la prác-tica de autogestión y de asesoría técnico-admi-nistrativa. Con este fin, las empresas recupe-radas se agruparon, desde 1994, en laAsociación Brasileña de Empresas deAutogestión -ANTEAG- y, a partir del inicio delactual siglo, también en la Unión y Solidaridadde las Cooperativas -UNISOL-. Ambas entidadesestán vinculadas al sindicalismo.

Paul Singer, nacido en Austria y radicado enBrasil, fue secretario de Planeamiento de la

Prefectura de São Paulo y actualmente esSecretario Nacional de Economía Solidaria del

gobierno de Brasil.

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Más o menos por la misma época, se creó en laUniversidad Federal de Rio de Janeiro, la pri-mera Incubadora Tecnológica de CooperativasPopulares -ITCP-, con el objetivo de dar for-mación y apoyo gerencial a agrupaciones depobladores de las favelas. Los métodos deincubación fueron de gran efectividad, y esti-mularon el desarrollo de decenas de coopera-tivas. Frente a este éxito, diversas entidadesde la sociedad civil, crearon en 1998 elPrograma Nacional de Incubadoras deCooperativas Populares -PRONINC-, que pasó aapoyar financieramente la formación de nue-vas ITCPs en universidades de diferentes esta-dos brasileños.

Actualmente, las entidades que forman elPRONINC suministran recursos financierospara sustentar las actividades de 80 ITCPs encasi todos los estados brasileños. Cada ITCPes un proyecto de extensión universitaria enel cual alumnos y profesores asesoran a coo-perativas populares. Cuando los estudiantespasan al postgrado, muchos realizan investi-gaciones sobre la realidad de la economíasolidaria con la cual colaboran. Gracias a laexperiencia con las ITCPs, varios estudiantesde las universidades que las apoyan, una vezformados, se convierten en investigadores yprofesionales que trabajan en el desarrollo dela economía solidaria.

Las primeras políticas públicas de economíasolidaria surgen en los años 1990, en respues-ta a las presiones y demandas de un movimien-to en rápido crecimiento, que ve en la econo-mía solidaria un instrumento de lucha contrala exclusión y la miseria. En la misma época,el Partido de los Trabajadores incluyó la eco-nomía solidaria en sus programas. En 1998, elPT eligió a Olívio Dutra gobernador de RioGrande do Sul, estado donde la economía soli-daria tenía el mayor desarrollo. El gobiernode Olívio Dutra fue uno de los primeros en rea-lizar un programa amplio de economía solida-ria, que apoyaba la recuperación de numero-sas empresas, por parte de cooperativas de susantiguos empleados.

En 2.000, el PT conquistó el gobierno denumerosos municipios medianos y grandes,incluyendo el de São Paulo, la mayor metrópo-

li del país. Muchos de los nuevos gobiernosseccionales, crearon programas de renta míni-ma para las familias más pobres, articuladas alas políticas de fomento de la economía solida-ria. Casi todas estas políticas habían sidoimplementadas mediante convenios con orga-nizaciones no gubernamentales y las ITCPs.

El papel del Estado en el desarrollo de la eco-nomía solidaria en Brasil se amplió cuando elnuevo Presidente de la República, Luis InácioLula da Silva, atendió al llamamiento delmovimiento y creó, en 2003, la SecretaríaNacional de Economía Solidaria -SENAES-como dependencia del Ministerio de Trabajo yEmpleo -MTE-. La Secretaría comenzó un pro-grama intenso de formación en economía soli-daria de los funcionarios de los ministerios delas áreas sociales y de las ComisaríasRegionales del Trabajo. Eso le permitió apo-yar la creación de Foros Provinciales deEconomía Solidaria, incluso en las áreas másretrasadas de la Amazonia y del Centro Oeste.Asimismo, la economía solidaria brasileñaestá siendo enriquecida por la adhesión de lospueblos tradicionales del bosque amazónico yde otras regiones del país.

La política de la SENAES está alcanzando gra-dualmente todo el territorio, gracias al apoyode las Comisarías Regionales del Trabajo delMTE y de la multiplicación de estados y muni-cipios que implementan políticas de economíasolidaria. En 2003, se formó la Red deGestores, con representantes de 37 estados ymunicipios. Cinco años después, ellos llegan a87. Como si ve, el papel del Estado en el des-arrollo de la economía solidaria crece acen-tuadamente. A ello contribuyó la creación dela SENAES, como también la realización depolíticas de economía solidaria por parte demuchos Ministerios del área social, como losde Desarrollo Social, Desarrollo Agrario, Salud,Educación, Políticas por la Igualdad Racial,Acuicultura y Pesca, Turismo y otros. Nomenos de trece ministerios, además de lostres mayores bancos del gobierno federal,integran el Consejo Nacional de EconomíaSolidaria, donde las políticas de economía soli-daria son debatidas y evaluadas.

En suma, el desarrollo de la economía solida- �

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Construyendo un telar dediversas experiencias

Altagracia Villarreal

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En México encontramos la frescura y creativi-dad que las diferentes comunidades y organi-zaciones están construyendo juntas, es unamanera diversa de vivir y hacer economía con-virtiéndose en constructores de su propio des-tino. Es una economía que se centra en losseres humanos y sus anhelos de resolver todassus necesidades de una manera armónica conla naturaleza y la sociedad, por ser todos par-tes de un sistema planetario en el cual nosestamos desarrollando y complejizando parallegar a nuestra máxima universalización yrealización.

Partiendo de la riqueza cultural de Méxicodecidimos en 2002 reunirnos 20 organizacio-nes –cada una es parte de redes más ampliasde organizaciones de productores, consumi-dores y prestadores de servicios- que nosidentificamos con la socioeconómica solidariapara consolidar y fortalecer el caminar juntospara construir otra economía.

Somos organizaciones sociales, comunitarias,cooperativas; organismos civiles que hemostrabajado durante décadas en la promoción yfortalecimiento del pueblo organizado paraalcanzar una vida más justa y fraterna.Trabajamos por la autonomía respecto a lospoderes económicos y políticos.

De hecho, la economía social y solidaria hasido una práctica que siempre ha existido enel país, no con este nombre, pero sí comopráctica desde tiempos prehispánicos. Bastamencionar los trabajos colectivos en bien dela comunidad como el tequio, la mano vuelta,el trueque, el trabajo comunitario, la faena,etcétera. El nombre depende de la zona oregión, sin embargo, no existe un censo quedé cuenta tanto del número de las cooperati-vas, organizaciones o empresas sociales quese manejan con los criterios de comerciojusto, economía social y solidaria o consumoresponsable, como de los lugares donde seencuentran localizadas.

La economía que practicamos es ética y soli-daria y permite a las personas ser sujeto de supropio desarrollo. Se privilegia el trabajocomunitario, se distribuyen los excedentes deacuerdo a las actividades desarrolladas bus-cando el consenso. Hay rotación de servicios.Es una economía que se centra en los sereshumanos y sus anhelos de resolver todas susnecesidades de una manera armónica. Lasorganizaciones buscan la inclusión social delos beneficiarios, mejorando la autoestima, elejercicio de la ciudadanía activa, el fortaleci-miento y la búsqueda de nuevas perspectivasde vida. Buscando sinergias en pro de unameso economía integrando todos los actores

ria en Brasil fue inicialmente fruto de iniciati-vas de la sociedad, pero a partir de 2000, pasóa ser impulsado también por la acción estatal

en los tres niveles de gobierno: nacional, pro-vincial y municipal. Sin embargo, se debeanotar que prácticamente todas las accionesgubernamentales son ejecutadas medianteasociaciones con organizaciones no guberna-mentales.

Brasil: el papel del Estado...viene de la página 21

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de la económica solidaria.

Aunque tampoco hay estadísticas y números,se puede decir que en lugar de ir desapare-ciendo cada vez se han multiplicado y se vanfortaleciendo las organizaciones que impulsanla economía solidaria. Surgieron como organi-zaciones de sobrevivencia pero se han idotransformando en organizaciones de subsis-tencia y actualmente buscan su desarrollo.Muchas de ellas están exportando sus produc-tos y, al mismo tiempo, están estableciendoespacios para su venta en sus localidades yalgunas otras regiones cercanas. Es por esoque cada vez existen más redes de organiza-ciones y el tema ha sido puesto en la agendapública.

En algunas regiones se han ido creando empre-sas sociales de primer nivel, empresas integra-doras, sistema financiero social, agencias dedesarrollo local, centros de negocios y agen-cias especializadas, grupos empresarialessociales-cooperativos, sistemas educativosinterculturales de nivel medio y superior ytambién se está realizando un uso inteligente yresponsable de nuevas tecnologías y consolida-ción de formas de certificación participativa.

Además, estamos tratando de proyectar laeconomía solidaria, al integrar actividades deorganización, educación popular y moviliza-ción, generando entendimiento, sentimientosy prácticas solidarias, para actuar con éticaen pro de la justicia en las relaciones perso-nales, familiares, sociales y políticas, particu-larmente en la educación para el consumo eincidiendo sobre las políticas públicas.

En ciertas regiones, las organizaciones de eco-nomía social y solidaria han sido las que hanfavorecido a sus integrantes para que ya nobusquen irse a trabajar a Estados Unidos. Elempezar a producir mejor y organizadamenteles ha permitido tener comida en su mesa yhablan de que ya no tienen ni tiempo ni nece-sidad de irse como migrantes.

Problemas

En este proceso, nos enfrentamos al problemade que hay ausencias notables de políticas

públicas que fomenten este tipo de economí-as. Hay una ley en este sentido que lleva yados periodos de sesiones en el Congreso y que,por falta de visión del ejecutivo y pugnasinterpartidarias, no ha podido ser votada. Elgobierno y los partidos no han logrado enten-der que apoyar una ley que fomente la econo-mía social y solidaria no es un asunto de ide-ologías sino un asunto estratégico desdecualquier punto de vista que se le quiera ver.

De modo que, en lo político, existe un grandéficit con respecto a las políticas públicas dedesarrollo sustentable, ya que las propuestasson insuficientes y se encuentran dispersas enlas diferentes secretarías de apoyo al sectorsocial.

En lo económico, en tanto, hay un agotamien-to del modelo predominante, se da un debatesobre el modelo económico y el tema de lapobreza está colocado en las distintas mesasde discusión. Existe la oportunidad de colocarel tema de la economía solidaria como una víaposible. El movimiento social debe fortalecersus agendas y colocarlas en la discusión conmás inteligencia.

Como no contamos con una política social dedesarrollo interno sustentable, estamos en unmomento en donde se abren muchas oportuni-dades de establecer nuevas alianzas y hacerpropuestas aún en este escenario tan comple-jo. Las alianzas que se establezcan deberánser en función de la política social que apoyetanto a las organizaciones de economía socialy solidaria como a los diversos movimientossociales.

En lo social, hay un generalizado descontentosocial que exige un cambio en la políticasocial y a todos los niveles.

En el aspecto legal existen algunas leyes queregulan las actividades de la Economía perocasi todas apoyan más una economía neolibe-ral al servicio del capital que las propuestasde Economías Alternativas en cuyo centro seencuentra el ser humano más que el capital.

En relación a los acuerdos comerciales comoel TLCAN, el Plan Puebla Panamá y otros ema-

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nados de la Organización Mundial delComercio -OMC-, ciertamente ha sido un pro-blema para las organizaciones, pero al mismotiempo una oportunidad para buscar alianzascon los otros sectores y movimientos sociales.En las regiones más afectadas, han luchado yresistido a los embates de las políticas econó-micas neoliberales que construyen carreteras,tecnologías eólicas, etc. sin consultar a loslegítimos dueños de esas tierras donde seestablecerán unos y otros.

En este contexto, una de las demandas clavees la aprobación del Proyecto de LeyReglamentaria del Artículo 25 Constitucionalpara la creación de un Instituto Nacional deFomento a la Economía Social y Solidaria.Para lograr esto hemos elaborado una agendacon los temas clave incluidos en la propuestade Ley reglamentaria para discutir y analizarcon los diversos actores, tanto parlamentariosde las dos cámaras como con las diversasorganizaciones de la sociedad civil a fin deque se conozca y apoye este proyecto.También hemos tenido reuniones con estemismo propósito con el sector académico ycon los empresarios sociales. Pero, además,hemos realizado campañas de posicionamien-to y sensibilización de la economía solidariaen la opinión pública.

La otra demanda tiene que ver con la revisióndel TLCAN en lo referente a la apertura librede aranceles de algunos de los productos bási-cos de nuestra alimentación: maíz y frijol.Por lo mismo, las organizaciones de economíasolidaria estamos participando, proponiendo,haciendo alianzas y difundiendo las verdadesacerca del TLCAN, ya que no es posible acce-der a estas informaciones porque los mediosde comunicación, salvo algunos casos, no apo-yan estos movimientos.

Desafíos

Para las organizaciones de economía solidariaen México, estos son algunos de nuestros des-afíos centrales:

Transformarnos en sujeto articulado y forta-lecer nuestra capacidad de trabajo estraté-gico; tarea que incluye un esfuerzo de crear

sinergias hacia adentro de las organizacionesy hacia fuera, identificando y trabajando demanera concertada con aliados solidarios. Laopción estratégica es convertirnos en un suje-to colectivo.

Crear una estrategia concertada de fomentode circuitos económicos solidarios; impul-sando la interacción entre diferentes actoresdel “sector solidario” en la lógica de fomentode circuitos económicos de complementarie-dad. Para el efecto se contempla: realizarinventarios y mapeos a fin de identificaraquellos elementos de un posible circuito(productos y servicios) que tendencialmentepuedan interrelacionarse e interactuar y pre-supone tener criterios claros y transparentescon respecto a lo solidario de la organizacióny de los productos: sanos y de buena calidad,con una certificación participativa.

Construir un esquema legislativo que favo-rezca a la Economía Solidaria; que implicaaprobar una Ley Reglamentaria del artículo 25constitucional, discernir sobre una LeyGeneral de Desarrollo Económico y un marcolegal para un Instituto Nacional de Fomento,que supere la dispersión de programas guber-namentales y llegar a una reingeniería deéstos y revisar y actualizar un conjunto deotras leyes que inciden, de una u otra mane-ra, en este campo.

Y así, finalmente, desde las organizacionesindígenas y campesinas se ha ido caminadojuntos y juntas, uniendo los diversos hilos yestambres de colores vivos, alegres, llenos deconfianza y cariño, para lograr tejer un telarde redes que recuperan las culturas, los sabe-res, las formas de organización y la resisten-cia, pues, están convencidos/as que, de estamanera, se logra la soberanía alimentaria, laautonomía y la participación en la construc-ción de mejores condiciones de vida en lascomunidades, regiones, países y en nuestroPlaneta, que, a gritos nos pide: que lo conser-vemos, lo cuidemos y le demos vida.

Altagracia Villarreal es integrante de laCoalición Rural México y del Consejo

Mexicano Empresas Economía Solidaria.

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Avances de la economíasolidaria en Perú

Alfonso CoteraLa economía solidaria, entendida como unaapuesta por construir relaciones económicasorientadas al desarrollo de las personas comoindividuos y colectivos sociales, mejorandosustantivamente sus condiciones de vida,transformado las relaciones de inequidad einjusticia presentes en el sistema actual, arti-culando y complementando esfuerzos en laconstrucción de un proceso de desarrollo inte-gral, “desde abajo y desde adentro”, es unapropuesta, o como diría el maestro LuisRazeto es un proyecto de hacer economía demanera distinta a la economía capitalista.Esta propuesta o proyecto de economía soli-daria en Perú es relativamente nueva, sereflexiona y teoriza al respecto desde los añosochenta, alimentada por el balance de lasexperiencias de autogestión, cooperativismo,comunitarismo y asociatividad, vividas a lolargo de nuestra historia e influidas por losnuevos enfoques de desarrollo humano, eco-nomía popular, economía del trabajo, socioe-conomía solidaria y economía social que sur-gen en Latinoamérica y el mundo.

El escenario donde se construye lapropuesta en Perú

Desde el año 2002, la economía peruana evi-dencia tasas sostenidas de crecimiento. Seafirma que durante el 2006, el PBI creció enun 8.03% y las exportaciones en más de un35%. Sin embargo, el dinamismo macroeconó-mico no ha redundado en mejorar las condi-ciones de vida de la mayoría de la población.A más de 15 años de aplicación de las políti-cas de apertura neoliberal, el Perú sigue evi-

denciando saldos sociales desfavorables.Estadísticas oficiales para el 2006 señalan que44.5% de los peruanos son pobres y que un19.2% de la población vive en pobreza extre-ma, y la tasa de desempleo alcanza un 9.5%.No obstante, una gran cantidad de peruanosestá subempleada por horas y por ingresos.Además, el sector informal ocupa más del 60%de la economía peruana, lo que significa queuna proporción mayoritaria de las personasempleadas carecen de seguro social, vacacio-nes y otros beneficios ligados con un trabajoformal. Aún no existen signos de que la situa-ción de subempleo y estancamiento de losingresos se empiece a revertir, lo que se agra-va por la desactivación de los mecanismos dedefensa de derechos y de negociación colecti-va de los trabajadores.

Ante la exclusión de los beneficios del mode-lo económico implementado, miles de hom-bres y mujeres de sectores populares urbanosy rurales del Perú, organizados en formas aso-ciativas y autogestionarias, han incursionadoen diversas actividades económicas y estánconquistando mercados. Dichos emprendi-mientos, basados en la cooperación y la soli-daridad, todavía insuficientemente dimensio-nados, vienen permitiendo la participacióneconómica de sectores sociales tradicional-mente excluidos del control de los medios deproducción, constituyéndose así en alternati-vas viables para una reestructuración econó-mica y social. Hasta ahora, el Estado y losgobiernos de turno han ignorado a este inmen-so contingente de personas que están contri-buyendo a la viabilidad económica, social ypolítica del país.

La realidad antecede y alimenta lapropuesta

Para tener una mejor visualización de lo que

Alfonso Cotera es sociólogo, fundador ydirector ejecutivo del GRESP, coordinador dela Red Peruana de Comercio Justo y Consumo

Ético y de la Mesa de CoordinaciónLatinoamericana de Comercio Justo.

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es el movimiento de economía solidaria en elPerú haremos una rápida presentación de loque considero son las principales experien-cias: las comunidades territoriales, las coope-rativas, las asociaciones de productores, lasorganizaciones de mujeres, jóvenes y niñostrabajadores, el movimiento agroecológico,las ONGs, grupos eclesiales y redes socialesdiversas. Todas ellas, desde su especificidad,y aún sin reconocerse explícitamente comoexperiencia de economía solidaria, aportan opodrían aportar a la construcción de la pro-puesta.

Las comunidades territoriales, tanto ruralescomo urbanas, en cuyo espectro podemosencontrar a las comunidades campesinas,indígenas y nativas; así como a las comunida-des urbano populares, que trabajan por ladefensa y desarrollo de sus espacios, recursosy manifestaciones culturales, a través de launión y organización y la práctica de valoresde cooperación y ayuda mutua, prácticasancestrales como el Ayni y la Minka, por elcual los integrantes de la comunidad realiza-ban trabajos colectivos, apoyándose unos aotros. Estas comunidades son las principalesdefensoras de los recursos naturales en elcampo, están activas en la defensa contra lasmineras y grandes madereras, que depredan ycontaminan el medio ambiente. En las ciuda-des se encuentran construyendo espacios paravivir y desarrollarse dignamente, luego deinvadir o comprar conjuntamente terrenosdonde construir sus viviendas, dotarse de losservicios básicos comunes, establecer espa-cios de intercambios económicos y culturales,recreando formas de autogobierno comunal.

El movimiento cooperativo peruano, debilita-do en la década de los 80, que se viene recu-perando en los ámbitos de la producción, lasfinanzas y los servicios. Tiene el reto de recre-ar la filosofía cooperativista en la práctica derealizarse como experiencia económica viabley eficiente, manteniendo y profundizando lasolidaridad y el compromiso social con susintegrantes y el entorno social del que formanparte. En situaciones de violencia política ysocial y políticas agrarias desfavorables, lascooperativas cafetaleras se han mantenido ycrecido, siendo actualmente el café el princi-

pal producto agrario de exportación, abrién-dose a mercados de los cafés especiales, decomercio justo, orgánico y otros; desde 1993se encuentran agrupadas en la Junta Nacionaldel Café (JNC).

Las asociaciones de productores, que se agru-pan por sector productivo y de servicios paracompartir necesidades y propuestas comunes,ampliar economía de escala de manera con-junta, compartir costos y oportunidades,defender intereses frente al Estado y otrosactores económicos y sociales. Son una fuerzaimportante, pero aún se encuentran actuandoen forma aislada, salvo algunas excepciones,como es el caso de la Convención Nacional delAgro Peruano (CONVEAGRO), que establecióuna plataforma agraria colectiva y vienenenfrentando el debate sobre los afectosadversos para los productores que traerán lostratados de libre comercio. Así también losartesanos ubicados en los ámbitos rurales yurbanos, han iniciado procesos de asociativi-dad para producir y conquistar mercados demanera conjunta.

Las organizaciones de mujeres, jóvenes yniños trabajadores, que han incursionado enla actividad económica obligados a sobrevivirfrente al impacto negativo del modelo econó-mico, vigente en los últimos veinte años. Unejemplo interesante son las organizacionesfundamentalmente de mujeres llamadosComedores Populares que surgen a fines delos años 70, en los barrios populares, comoestrategia de compartir y abaratar los costosde la alimentación de manera colectiva y soli-daria. Igualmente el surgimiento de los niñosy adolescentes trabajadores, llamados NATS,que desde los años 80 deben ayudar a generarlos ingresos económicos familiares, son expe-riencias de asocio y defensa colectiva de rei-vindicar su derecho al trabajo. Ambas formasde organización están creciendo en cantidad yorganización y vinculándose más estrecha-mente en el proyecto de economía solidaria.

Por último, podemos agrupar al movimientoagroecológico, de productores y consumido-res, las ONGs, los grupos eclesiales y redessociales diversas, algunos de los cuales surgie-ron en la década de los 70, en un contingente

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importante que actúan simultáneamente enlos ámbitos locales, nacional e internacional,convirtiéndose en actores sociales y económi-cos cercanos a la propuesta de la economíasolidaria.

El GRESP: un espacio de articulación

En abril de 1997, integrantes de diversas orga-nizaciones e instituciones de desarrollo, vin-culados a los sectores nombrados líneas arribay diseminados en distintas partes del Perú, sereunieron con el objetivo de intercambiarexperiencias, articular acciones conjuntas yconstruir la propuesta (proyecto) de economíasolidaria en el Perú. Para ello constituyeron elGrupo Red de Economía Solidaria del Perú(GRESP), que desde hace una década ha veni-do generando condiciones para impulsar laeconomía solidaria como una estrategia dedesarrollo en el Perú, a partir de la actuaciónde sus organizaciones e instituciones asocia-das en red, el impulso a la formación deGrupos de Iniciativa de Economía Solidaria(GIES), instancias locales de coordinación deproductores y promotores de la economía soli-daria a lo largo del país, la creación de grupostemáticos y redes para el desarrollo de lasestrategias de economía solidaria, y la organi-zación de eventos subnacionales y nacionalesde diálogo social sobre la economía solidaria.

A través de los GIES, actualmente existen 21,se promueve el Desarrollo Económico Local,articulando y potenciando las capacidades delos actores económicos y sociales de dichosterritorios, dinamizando la economía localcon un enfoque de desarrollo integral y auto-centrado. Con los grupos y redes temáticas,se desarrollan experiencias de comerciojusto, consumo ético, finanzas solidarias,turismo social y solidario; haciendo efectiva lapropuesta de solidarizar la economía en cadauna de estas actividades específicas. En cadauna de estas experiencias están presentes losprincipios de complementariedad y subsidia-riedad. Por ejemplo, se ha recreado el con-cepto del comercio justo, incorporando ladimensión del desarrollo local, vinculándola alos mercados locales y regionales, ampliandola participación del comercio comunitario y lalógica de la seguridad y soberanía alimenta-

ría, incorporando al movimiento agroecológi-co. Todos ellos forman parte de la RedPeruana de Comercio Justo y Consumo Éticoque impulsa tiendas solidarias y comerciojusto, discute un sistema de certificaciónnacional, desarrolla acciones de incidenciapolítica, y se articula con otras experienciasen el ámbito de Latinoamérica y El Caribe.

La actuación de GRESP se desarrolla tambiénen el ámbito regional y mundial. Desde juliode 1997, han generado espacios internaciona-les para la reflexión, el intercambio y laacción conjunta de organizaciones de econo-mía solidaria, acompañando la formación deredes nacionales de economía solidaria enalgunos países de América Latina, propiciandola formación de la Red Intercontinental dePromoción de la Economía Social Solidaria(RIPESS), cuyo secretariado regional deAmérica latina es coordinado por GRESP, y lacreación de la Mesa de CoordinaciónLatinoamericana de Comercio Justo.

Los referidos avances en la formación de unmovimiento de economía solidaria son unabase favorable para intentar la ampliación yel desarrollo de nuevas formas de hacer eco-nomía en el país.

Desde la economía solidaria y otros sectoressociales y políticos se viene propugnando poruna política económica que privilegie la mejo-ra en las condiciones de vida de la gente, porpolíticas orientadas a desarrollar el país,desde abajo y desde adentro de nuestras loca-lidades y territorios. El proceso de regionali-zación en curso, con todas sus imperfeccio-nes, es una oportunidad para avanzar en ladescentralización política del país, y debemoscontribuir a que este proceso sea también dedescentralización económica y de desarrollolocal y nacional. La actuación de un buen sec-tor de gobiernos regionales, pese a limitacio-nes de gestión y reconocimiento debido de laparticipación social, demuestran que existenposibilidades de coordinar acciones conjuntascon los sectores organizados de sus respecti-vos territorios, entre los cuales se encuentranlos Grupos de Iniciativa de EconomíaSolidaria.

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La lucha por el verdaderoreconocimiento

Igor OjedaCon el presidente Evo Morales, la economíasocial y solidaria en Bolivia se viene fortale-ciendo, pero hay algunas medidas guberna-mentales equivocadas y todavía falta muchopor hacer. Así opina Primo Nina, presidentede la Coordinadora de Integración de lasOrganizaciones Económicas Campesinas deBolivia (CIOEC), que se fundó en 1991 yactualmente está conformada por 750 peque-ñas organizaciones productivas en los diferen-tes sectores a nivel nacional, agrupando a másde 300 mil familias. En la entrevista quesigue, Nina analiza los problemas que estetipo de economía enfrenta en el país y losprincipales planteamientos de las organizacio-nes ante el gobierno actual.

- ¿Cómo surgieron las OrganizacionesEconómicas Campesinas?

Surgieron en 1985, con las Coracas(Corporaciones Agropecuarias Campesinas),brazos de lo que eran las federaciones centra-les, con el objetivo de fortalecer el sectorsocial. Sin embargo, no había una organiza-ción nacional que representase el sector y,por eso, en 1991, fue fundada la CIOEC, paraque ella le represente ante el gobierno, lasinstituciones públicas y privadas, y tambiénante las cooperaciones internacionales.

- ¿Cuál es su filosofía? ¿Cómo se relaciona

con la visión comunitaria indígena?

Habíamos trabajado fuertemente lo que es elaspecto económico, definiendo, primero, lostipos de economía que existen en el mundo, yeso nos ayudó a poder decir qué es la econo-mía comunitaria o lo que es la economíasocial y solidaria. Definimos la economía entres partes. El primer sector, la economíapública. El segundo sector, la economía priva-da. Y el tercer sector, la economía social. Dela economía social, viene la comunitaria y lasolidaria. La diferencia es que la social estáen base del trabajo, y la privada está en basedel capital. La primera y segunda economíasestán reconocidas por el Estado, pero no eltercer sector. Ese tercer sector genera econo-mía en las comunidades, genera excedentes,empleo. Tal vez por eso que ese sector no hasido reconocido tanto por el Estado. Esta eco-nomía debe ser reconocida, porque ahí estánlos pueblos indígenas originarios y los campe-sinos, que están trabajando.

- ¿Hasta qué punto se ha desarrollado estaeconomía social y solidaria en Bolivia?¿Bajo cuáles preceptos?

Hay un desarrollo. Anteriormente, este sectorgeneraba un excedente de un 25%. Pero,ahora, con lo que hay más participación y visi-bilidad, se está llegando a un 35% a nivel

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28Avances de la economía...viene de la página 27

El movimiento de economía solidaria peruanotiene el reto de demostrar y continuar con laconstrucción de una propuesta de desarrolloautocentrado que se viene gestando en los

diversos lugares del país, que revalora el sen-tido social del desarrollo económico, queintegra las diversas dimensiones del desarro-llo, y que se basa en el trabajo de las perso-nas y organizaciones que apuestan por un paíssoberano, en paz, justo y equitativo. Un paíspara todos y todas.

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nacional. Creemos que está avanzando queva a avanzar más, siempre y cuando haya unapoyo por parte del gobierno a estas organiza-ciones, si bien ellas han surgido por su propiainiciativa, sin la participación de ningunaautoridad boliviana.

- Con relación a la economía general delpaís, ¿cuál es la participación?

No tenemos números, pero como organizacio-nes, tributamos al Estado, por ejemplo, cuan-do hay exportaciones. En segundo lugar,generan ganancias y empleos en las comuni-dades. Tienen dos objetivos: el económico yel social. Para no estar solamente creciendoen la parte económica, muchas de las organi-zaciones, con las ganancias, han construidopostas sanitarias, unidades educativas, puen-tes. Hacen una economía, pero contribuyen ala misma comunidad, para que se puedamejorar la infraestructura, no sólo el sectorproductivo. Estamos hablando de más de 300mil familias.

- Entonces, podemos decir que son más omenos un millón y medio de personasbeneficiadas.

Así es.

- En una población de 9 millones, es unaeconomía importante.

Sí.

- ¿Hasta qué punto ofrece respuestas efecti-vas a la pobreza y la marginación?

El Estado ahora reconoce, pero falta todavíatrabajarlo, todavía existe la marginación de lospueblos indígenas originarios. No están siendotomados en cuenta. Por eso que nosotros hace-mos propuestas al gobierno para que sí seamosincluidos en el proceso, para que todos seamosparte del proceso. Hicimos muchas propuestasal tema de la Constituyente, de las leyes, de losdecretos, para que este sector sea reconocido.

- La economía social y solidaria es unacaracterística de los pueblos indígenasandinos…

Nace de los aymaras y quechuas. Lo teoriza-mos, lo castellanizamos, porque eran palabrasindígenas, de donde sale la economía social ysolidaria. Entonces, es un rescate de la viven-cia de la comunidad, y además viendo la dis-tribución equitativa de las ganancias quehacían. Eso se rescata.

- ¿Cree que por ese aspecto, la economíasocial y solidaria en Bolivia tiene caracte-rísticas diferentes de otros países? ¿Hayparticularidades?

No hay diferencias. Analizamos ese temaregionalmente y llegamos a un consenso dequé no hay una diferencia… Brasil yArgentina, por ejemplo, también hacen yaceptan el planteamiento de lo que es la eco-nomía social. En Bolivia se está manejando lacomunitaria. A nivel internacional, solamentela economía social y solidaria.

- ¿Cuáles son los principales problemas queeste tipo de economía enfrenta en Bolivia?

Primero, lo ven como comunismo, pero en elfondo no es eso, sino que este tipo de econo-mía que se aplica en las comunidades se teo-rice y sea aplicable en Bolivia. Otro problemaes que en la “media luna” no aceptan la eco-nomía comunitaria. Bolivia está dividida en loque es la parte andina y el oriente, pero elCIOEC tiene la estrategia de poder estar encualquier lugar del país, para así poder traba-jar con ellos. Faltan también entendimientoscon otros dirigentes de otros sectores. Otroproblema es la creación por parte del gobier-no de las Empresas Comunitarias. Nosotrosdiscrepamos mucho porque, primero, al poneruna empresa en una comunidad, donde exis-ten sus usos y costumbres, lo matamos suidentidad. Eso nos preocupa. Para mí pare-ciera una imposición neoliberal, destruyendolos pueblos indígenas y las comunidades. Es elmayor problema que tenemos ahora.

- ¿Puede explicar mejor? ¿Es porque laEmpresa Comunitaria tiene valores dife-rentes?

El primer planteamiento de la propuesta de las

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Empresas Comunitarias es la territorialidad, esdecir, territorio. Ahí, ¿quien es la máxima auto-ridad? Las autoridades originarias. Ellas van atener que manejar eso. Pero estas autoridadestienen otro rol que es más reivindicativo, puestienen que estar reclamando en los temas delos caminos, pero en el tema productivo esmuy diferente. El planteamiento que hace elpresidente Morales es el de la RevoluciónAgraria. Nosotros planteamos la RevoluciónProductiva, porque la Revolución Agraria esmás la primera parte. Pero nosotros estamoshablando ya en acopiar, transformar, comercia-lizar. Por eso, a veces no nos entendemos.

El segundo problema es que todas esas empre-sas comunitarias tienen que registrarse aFundempresa (Fundación para el DesarrolloEmpresarial). Eso es meter en una bolsa gran-de que los pequeños productores no van apoder pagar posteriormente. Nosotros esta-mos planteando que pueda ser un registrodirectamente en el Ministerio de DesarrolloProductivo.

- ¿Hasta qué punto la gran economía privadainterfiere en la economía social y solida-ria, por ejemplo, en determinada región?

Interfiere en los temas de los precios, porqueellos trabajan con más tecnología. Nosotrostrabajamos con plantas artesanales, ahí esdonde queremos demostrar lo que es una pro-ducción ecológica y soberana.

- Volviendo al tema del gobierno, ¿en quémedida el gobierno actual está impulsandoel desarrollo de la economía social y soli-daria? ¿Qué políticas ha adoptado al res-pecto, a parte de las EmpresasComunitarias?

Hay el Ministerio de Desarrollo Productivo,hay el Plan Nacional de Desarrollo, que refle-jan lo que son nuestros planteamientos.Estamos trabajando juntamente con el minis-terio, para tener un trabajo armonizado entrelas dos instituciones, para poder llegar a loque hemos trazado. Con el Ministerio de laProducción, tenemos algunos convenios quehemos hecho para poder implantar nuestraspropuestas.

- ¿Pero el gobierno ha tomado medidas másconcretas para desarrollar la economíasocial y solidaria?

Por ejemplo, el Banco de DesarrolloProductivo (BDP), pero muchos no han podidoacceder a este crédito porque se exigenmuchos requisitos. Por otro lado, el gobiernocrea muchas empresas públicas. Es un temaque nos preocupa mucho. Por ejemplo, la deleche. Si bien tenemos 22 plantas pequeñasde leche en Bolivia, ellos quieren implantardiez. ¿Pero dónde van a estar estas plantas?¿Se va a tener una planta gigante que mata ala de la organización social? Es decir, no res-catan lo que ya se ha hecho en Bolivia, puesdeberían fortalecer las plantas que ya existen.

- ¿Cuáles son los demás planteamientos ydemandas actuales, aparte de lo que hadicho anteriormente?

Estamos peleando por la ley de reconocimien-to de las Organizaciones EconómicasCampesinas. En segundo lugar, planteamosque el crédito llegue a los verdaderos produc-tores. En tercero, estamos pidiendo que elgobierno reconozca la soberanía alimentaria.En cuarto lugar, pensamos que el gobiernopuede gestionar algunos proyectos producti-vos directamente para las organizaciones.

- ¿Como ve usted la nueva Constitución res-pecto a la economía social y solidaria?¿Atiende a estos planteamientos y deman-das?

Sí. El régimen económico y financiero ha sidouna propuesta de CIOEC. El artículo 336 reco-noce a las Organizaciones EconómicasCampesinas. Creemos que somos parte deesta Constitución y planteamos tres propues-tas: en los regímenes económico, agrario ycultural, que son las artesanías, turismo etc.Entonces, nuestras propuestas están en laConstitución. Esta Constitución, nosotrosvamos a defenderla, para que se apruebe.

Igor Ojeda es periodista de Brasil de Fatoacreditado en La Paz.

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Una promesa y una frase bandera delPresidente Rafael Correa ha sido dejar atrás‘la larga noche neoliberal’. En esta intensacoyuntura de transición así caracterizada,está en disputa lo que se entiende por econo-mía: es preciso tomar distancia de la visiónque la hizo equivalente de negocios, empresasy dinero, derivando ‘el resto’ hacia la esferasocial. El esquema neoliberal convirtió en‘sociales’ algunos asuntos económicos bási-cos, entre ellos todas las iniciativas y relacio-nes económicas que no se circunscribenestrictamente a la modalidad de empresacapitalista. Se dejaron así fuera de la agendapública de economía una parte de la produc-ción y toda la reproducción, el trabajo, lapobreza, que pasaron a ser temas sociales tra-tados con políticas focalizadas.

Pero a la sombra de ese pasado reciente,como respuesta que ahora sale a flote, se haido también generando un consenso mínimoen torno a la economía solidaria como mode-lo económico alternativo para el país. Esto seha revelado en el marco de los debates haciay en la Asamblea Constituyente, reunidadesde diciembre último. A la hora de referirseal régimen económico que reemplazará al quela actual Constitución nombra como ‘econo-mía social de mercado’, desde varios sectoresse menciona la economía solidaria. Si bien esuna alusión con variados matices y acepcio-nes, esto indica que se la está visualizando yano como un sector, no como el equivalente a‘micro’ o como la parte social de la economía,sino como una estrategia económica integral.

¿Qué explica esta posición o consenso míni-mos? Consideramos que se combinan visionesde cambio con constataciones o traduccionesde la realidad económica del país. Se trata deuna forma innovadora de entender y proyec-tar las relaciones económicas, pero tambiénde una realidad presente en variadas expe-riencias, de prácticas con elementos que

conectan con un camino transformador basa-do en la economía solidaria.

Para que esta posibilidad tome forma, un pasoindispensable tiene que ver con la visibilidad:es preciso reconocer las diversas maneras dehacer economía, producción y reproduccióndel país. Nuestra economía es diversa encuanto a relaciones económicas, formas depropiedad, modalidades de intercambio, valo-res y principios, tecnologías y conocimientos.El trabajo -no sólo el empleo- es sin duda labase y el propósito de la economía productivay reproductiva, de la generación de valores decambio y de valores de uso que permiten lasubsistencia de la población.

Es una visibilidad que requiere ir acompañadade valoración positiva pues, cuando sale a laluz, esta diversidad en general ha sido vistacomo lastre del pasado, como lo ‘informal’,como lo ineficiente, que por tanto debe des-aparecer y superarse desde un criterio demodernización. Un reconocimiento diferentese impone por razones de justicia económicay de derechos, pero también por razones polí-ticas: en una coyuntura de redefiniciones enque se cuestionan los poderes establecidos, esnecesario que la gente se afirme desde susaportes y potencialidades, no desde suscarencias; que todas y todos se reconozcancomo actoras/es económicos, con contribu-ciones y derechos que derivan de ellas.

En los años neoliberales los poderosos gremiosde empresarios se convirtieron en los únicosinterlocutores de la política económica y de lapolítica pública en general (mantuvieron pre-sencia como delegados a toda clase de instan-cias públicas). Ahora es preciso que esa inter-locución se amplíe, se democratice, integran-do a aquellas/os actores económicos minimi-zados o invisibilizados de plano. Esto, depaso, puede contribuir a develar la falsa con-frontación económica Estado-empresa o sec-tor privado, en la que los empresarios apare-

Ecuador: La búsquedade un "nuevo modelo"

Magdalena León

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cen encarnando el interés general. Tanto enlos debates constituyentes, como en la inter-locución en torno a la política económica, elespacio para otras/os interlocutores, otrasvoces, otros intereses sirve para confrontarese poder abusivo y para delinear un marconormativo que democratice la economía.

Al colocar la acumulación y el mercado comolos fines y a las corporaciones y empresascapitalistas como el modelo ideal de unidadeconómica, se ha desvalorizado otras modali-dades de hacer economía, poniendo presionesde todo tipo para que estas experiencias seextingan y se adopte el modelo empresarialcapitalista como óptimo y único. Esto creódistorsiones, carencias e injusticias que afec-tan a las iniciativas de este amplio campo dela economía, limitando su eficiencia y poten-cial, creando vulnerabilidades y exigiendoesfuerzos desproporcionados a sus protagonis-tas. Se contradice así una realidad en la queestas iniciativas invisibilizadas o estigmatiza-das han sido y son fundamentales para soste-ner la economía y la subsistencia del país.

Sea por afirmación y autoreconocimiento, opor diferencia con la economía formal oempresarial, se puede reconocer el actualespacio de la economía solidaria como confor-mado por un conjunto amplio y heterogéneode actividades de producción, reproducción,comercialización, servicios y consumo, tantorurales como urbanas, que incluyen variadasunidades económicas: de tipo asociativo, coo-perativo (cooperativas de producción y deahorro y crédito), comunitario (las comunasindígenas entre otras), autogestionario,mutual; los talleres artesanales, la pequeñaproducción campesina, muchas micro, peque-ñas y medianas empresas, las entidades definanzas solidarias, las iniciativas de consumoalternativo, los hogares como unidades eco-nómicas de reproducción.

No están determinadas necesariamente por sutamaño, sino por sus objetivos y modalidadesde funcionamiento, que combina relacionesde mercado con otros tipos de intercambios,colaboración y reciprocidad. Esta diversidadde actividades económicas han cumplido,entre otras, una función de amortiguar losefectos de varias crisis que han afectado alpaís y de mantener empleos, ante las limita-

ciones estructurales que presentan tanto elmercado como el Estado para crearlos. Así,según datos censales, los trabajadores porcuenta propia y no remunerados representanel 46.5% a nivel nacional, y el 60,7% en el sec-tor rural. Son las pequeñas iniciativas econó-micas las que contribuyen a mantener elempleo y no las grandes. Si bien no se puedeidentificar todas las pequeñas iniciativas conla economía solidaria, muchos de las/os tra-bajadores autónomos individuales hacenparte de iniciativas económicas familiares.

También ha sido notable su función para man-tener una estructura productiva diversificada,en términos de los bienes y servicios y de lasmodalidades de organización, con aportesespecialmente destacables en relación con laseguridad alimentaria.

Desde la política pública que se ha impulsadoen algo más de un año de gestión de gobierno,hay varios hechos que indican un giro haciaesta visión de la economía. De entre ellosmencionamos dos: la redefinición del bono dedesarrollo humano que se entrega a las muje-res más pobres como una retribución a su tra-bajo no remunerado en los hogares. No setrata de una nueva medida, sino de un nuevosentido que se asigna a esta entrega de subsi-dio, que pasa de ser un gesto social de dádivaa personas inactivas, a una retribución parciala los aportes económicos del trabajo de cui-dado humano y de autosustento en los hoga-res. Una segunda medida fue la creación deuna instancia pública para llevar adelantepolíticas para la economía social y solidaria.Esta subsecretaría, originalmente parte delMinisterio de Economía y Finanzas, ha sidoderivada al de Inclusión económica y social,en el marco de redefiniciones en el esquemainstitucional del Estado.

En este marco, la nueva Constitución repre-senta una oportunidad para situar la econo-mía solidaria como un camino viable de cam-bio, pues la idea de que las personas y comu-nidades humanas están sobre las mercancías,los capitales y el afán de lucro, y de que ladiversidad también es económica, es conver-gente con demandas y expectativas que yaestán planteadas desde varios sectores.

Magdalena León es economista ecuatoriana,integrante de la REMTE.

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