Análisis de los procesos electorales de Brasil, Bolivia y Uruguay

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10 – FEB - 2015 CONVERSATORIO POLÍTICO “EL PROGRESISMO EN LA REGIÓN: ANÁLISIS DE LOS PROCESOS ELECTORALES DE BRASIL, BOLIVIA Y URUGUAY”. Los procesos electorales de Brasil, Bolivia y Uruguay aportan un conjunto de enseñanzas para fortalecer las estrategias políticas y programáticas de los gobiernos progresistas en la región. El documento explora algunas lecciones respecto al caso ecuatoriano. 1. Antecedentes En las últimas dos décadas, América Latina ha sido el escenario de una serie de cambios políticos que han permitido a partidos y movimientos políticos no tradicionales acceder al poder por vía electoral. Estos gobiernos progresistas se han caracterizado por establecer una clara oposición a las medidas planteadas por el neoliberalismo y delimitar como eje transversal de sus propuestas programáticas, la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Es así que la tensión política regional, en los últimos meses de 2014, se centró en torno a los comicios electorales de Brasil, Bolivia y Uruguay, los cuales otorgaron la victoria, una vez más, a los movimientos y partidos identificados con la corriente progresista: Dilma Rouseff (Partido de los Trabajadores-PT) con el 51,64% de los votos; Evo Morales (Movimiento al Socialismo- MAS) con el 61,36%; y Tabaré Vásquez (Frente Amplio-FA) con un 56,62%. Estos tres procesos electorales estuvieron marcados por algunos hechos inusuales que dejaron referentes a tomar en cuenta dentro del escenario político regional. En primer lugar, en los tres casos se observa la presencia de dos tipos de derecha: la clásica y la “nueva” o “renovada”. En segundo lugar, existe una dispersión de las fuerzas políticas: en el caso de Brasil a nivel de los órganos legislativos, en el caso de Bolivia, la consolidación de la hegemonía del MAS debido a la diversificación de su estrategia política y la ampliación de sus áreas de influencia a nivel territorial. Por último, en Uruguay, el final del bipartidismo. En tercer lugar, se identifica una estrategia mediática enfocada en posicionar como problemáticas diarias algunas temáticas que aquejan a la ciudadanía, tales como la corrupción y la inseguridad. En este contexto, el Instituto de Pensamiento Político desarrolló a principios de diciembre del 2014 un conversatorio en torno a los procesos electorales acontecidos en Brasil, Bolivia y Uruguay, donde se identificaron elementos a considerar por parte del Movimiento Alianza PAIS, frente al escenario político actual y futuro del Ecuador y de la región; mismos que se detallan a continuación.

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10 – FEB - 2015

CONVERSATORIO POLÍTICO

“EL PROGRESISMO EN LA REGIÓN: ANÁLISIS

DE LOS PROCESOS ELECTORALES DE BRASIL,

BOLIVIA Y URUGUAY”.

Los procesos electorales de Brasil, Bolivia y Uruguay aportan un conjunto de

enseñanzas para fortalecer las estrategias políticas y programáticas de los

gobiernos progresistas en la región. El documento explora algunas lecciones

respecto al caso ecuatoriano.

1. Antecedentes

En las últimas dos décadas, América Latina ha sido el escenario de una serie de cambios políticos que han permitido a partidos

y movimientos políticos no tradicionales acceder al poder por vía electoral. Estos gobiernos progresistas se han caracterizado

por establecer una clara oposición a las medidas planteadas por el neoliberalismo y delimitar como eje transversal de sus

propuestas programáticas, la lucha contra la pobreza y la desigualdad.

Es así que la tensión política regional, en los últimos meses de 2014, se centró en torno a los comicios electorales de Brasil,

Bolivia y Uruguay, los cuales otorgaron la victoria, una vez más, a los movimientos y partidos identificados con la corriente

progresista: Dilma Rouseff (Partido de los Trabajadores-PT) con el 51,64% de los votos; Evo Morales (Movimiento al Socialismo-

MAS) con el 61,36%; y Tabaré Vásquez (Frente Amplio-FA) con un 56,62%.

Estos tres procesos electorales estuvieron marcados por algunos hechos inusuales que dejaron referentes a tomar en cuenta

dentro del escenario político regional. En primer lugar, en los tres casos se observa la presencia de dos tipos de derecha: la

clásica y la “nueva” o “renovada”. En segundo lugar, existe una dispersión de las fuerzas políticas: en el caso de Brasil a nivel de

los órganos legislativos, en el caso de Bolivia, la consolidación de la hegemonía del MAS debido a la diversificación de su

estrategia política y la ampliación de sus áreas de influencia a nivel territorial. Por último, en Uruguay, el final del bipartidismo.

En tercer lugar, se identifica una estrategia mediática enfocada en posicionar como problemáticas diarias algunas temáticas

que aquejan a la ciudadanía, tales como la corrupción y la inseguridad.

En este contexto, el Instituto de Pensamiento Político desarrolló a principios de diciembre del 2014 un conversatorio en torno a

los procesos electorales acontecidos en Brasil, Bolivia y Uruguay, donde se identificaron elementos a considerar por parte del

Movimiento Alianza PAIS, frente al escenario político actual y futuro del Ecuador y de la región; mismos que se detallan a

continuación.

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2. Enseñanzas de estas elecciones para la Revolución Ciudadana

a. Las dos caras de la derecha a nivel regional

En el actual contexto latinoamericano, nos encontramos con diversas estrategias y tácticas de los sectores de derecha con la

finalidad de disputar el poder. Sus elementos estratégicos han ido desde la violencia y los intentos de desestabilización, como

por ejemplo lo sucedió en nuestro país el 30S o los distintos momentos de agitación que ha sufrido Venezuela con víctimas

fatales. Otra estrategia también ha intentado apropiarse del discurso en defensa de la democracia, de las libertades y de los

derechos constitucionales. Así, la radicalidad del discurso político neoliberal se ha visto matizado con lo social, a sabiendas

que las conquistas logradas por los movimientos sociales, indígenas y otras minorías, no pueden ser desechas tan fácilmente.

Sin embargo, tanto en Brasil, Bolivia como en Uruguay, la disputa electoral contó con la presencia de al menos dos candidatos

identificados en el espacio de la derecha pero con algunas diferencias entre ellos.

Por un lado, nos encontramos con una derecha que se podría calificar de clásica con una crítica frontal a las políticas de los

gobiernos progresistas y un discurso neoliberal que se mantiene intacto. Por otro lado, una “nueva derecha” con un discurso

renovado, más light, que se posiciona en el espacio político con una postura “aconflictiva”, apelando a postulados

tecnocráticos y desideologizados y con una vertiente social; surgiendo como “lo nuevo”. Además del rechazo de todo tipo de

ideología y el intento de despolitización de la política que proclaman.

Así se podría hablar de una cierta “caprilización” de la derecha latinoamericana. Es decir, siguiendo a la figura de Capriles en

Venezuela, se observa una renovación de la derecha con caras nuevas, jóvenes, que ha logrado llegar al poder en ciudades

estratégicas (como Macri en Buenos Aires o Rodas en Quito). Esta nueva derecha, además de aceptar el juego democrático de

las elecciones, reconoce los avances sociales alcanzados durante los gobiernos progresistas y declara que no va a eliminar

estos derechos sino que continuará en esta dirección. Esta flexibilización ideológica responde a una estrategia de

posicionamiento político donde estos actores intentan desdibujar su posición económica neoliberal. Aquí radica uno de los

puntos más importantes del surgimiento de esta nueva derecha ya que, a pesar de que posiciona un nuevo discurso, tanto sus

políticas como su programa político son similares a los implementados por la derecha clásica. Lo que evidencia una voluntad

de volver al pasado como una suerte de restauración conservadora neoliberal. No hay que descartar además que las distintas

tácticas utilizadas pueden confluir en determinados momentos de la coyuntura política.

b. La urgencia de construir bases sociales

Una característica política común tanto en Bolivia, Brasil como Uruguay, es que los procesos políticos en curso no logran

profundizar las relaciones y el fortalecimiento con las bases sociales. Es decir, no logran convertir su hegemonía política

electoral en una hegemonía socio-política con una fuerte base social que defienda los procesos políticos al mediano y largo

plazo.

Lo que se observa es que en el caso de Bolivia, el MAS está alejándose de las bases sociales. En Brasil y Uruguay, los partidos

oficialistas (PT y FA respectivamente) tienen también dificultades para este acercamiento. A pesar de su victoria electoral, tal

deficiencia queda de manifiesto a partir de la disminución del apoyo del electorado en los territorios rurales, como es el caso de

Uruguay o en sus bastiones históricos, como es el caso del PT en Sao Paulo, donde además se originaron las fuertes protestas

del 2013.

Esto es un elemento a tomar en cuenta por parte del Movimiento PAIS, ya que la hegemonía electoral con que cuenta la

organización nacional actualmente puede ser revertida con la aparición de esta nueva derecha que se apropia de una parte del

discurso social de los gobiernos progresistas pero al mismo tiempo insiste en el tema de las libertades que no estarían siendo

respetadas por estos gobiernos. En este sentido, es imprescindible proceder a partir de la construcción de bases sociales

fuertes, identificadas con el proyecto político, que eviten la reconversión de los cambios desarrollados por la Revolución

Ciudadana para hacer irreversible este proceso. En otras palabras, es necesaria y cada vez más urgente la construcción del

poder popular para que el pueblo se apropie del proceso de la Revolución Ciudadana y defienda sus logros.

c. El fortalecimiento de los medios públicos

Los medios de comunicación privados no responden al derecho a la información y a la comunicación de la ciudadanía sino a sus

propios intereses, tanto económicos como políticos. El poder de estos grandes emporios internacionales y locales (Grupo Globo

en Brasil, Grupo Clarín en Argentina, CNN, El Comercio o El Universo en Ecuador, entre otros) y la concentración de los mismos

en pocas manos permiten a los medios influir en la opinión pública y en la votación de la ciudadanía, gracias también a una

gran capacidad de medir a la sociedad.

El caso emblemático de este poder es Brasil. El Grupo Globo lleva a cabo una oposición al gobierno aprovechando de que el PT

no ha logrado hasta ahora debatir y aprobar una Ley de Comunicación que permita democratizar el sector de la comunicación

como en Ecuador. La estrategia de los grandes emporios mediáticos, a priori y durante los procesos electorales, es posicionar

en la opinión pública varios elementos de rechazo a la gestión de los gobiernos progresistas y profundizar la percepción de

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inconformidad con las decisiones gubernamentales, sobre todo el tema de la corrupción que fue la bandera de la derecha en

Brasil.

Por este motivo, se debe apostar en el fortalecimiento de los medios estatales o públicos nacionales y regionales, por ejemplo

Ecuador TV y El Telégrafo en Ecuador y Telesur a nivel regional, como mecanismos para enfrentar la estrategia mediática de los

emporios internacionales y locales. Entendiendo a la comunicación como un bien público, es necesaria su democratización

para afianzar una nueva hegemonía mediática que permita establecer un nuevo orden internacional de la información. Esto solo

podrá ser posible cuando se piense los medios de comunicación a nivel regional, abordaje que ha sido insuficiente hasta ahora.

d. La consolidación de la integración regional

La problemática respecto a la integración regional no ha sido un tema central en los tres comicios electorales. Sin embargo, eso

no significa que no sea un tema fundamental en disputa. Tanto en Bolivia como Brasil y Uruguay se observa que la “nueva

derecha” critica el camino actual de integración con el fortalecimiento de la UNASUR o de la CELAC y una mayor autonomía

política hacia el hegemón estadounidense. Por el contrario, este sector afirma que se debe ir hacia una desideologización de la

política exterior y de los procesos de integración.

Por ejemplo, el candidato de derecha Lacalle Pou proponía salir del Mercosur para que de esta forma Uruguay pudiera entrar en

la Alianza del Pacifico. Aécio Neves, en Brasil, tenía un fuerte discurso en contra de la ideología en las relaciones

internacionales y sobre todo anti-integración regional, mientras que la propuesta de Dilma Rouseff consistía en acercarse a los

BRICS para integrar la región al mundo global.

En este sentido, la institucionalización y la consolidación de las instancias de integración constituye uno de los elementos

esenciales para establecer medidas multilaterales que permitan ejecutar transformaciones en el corto, mediano y largo plazo.

Por lo que es necesario que UNASUR pase de su enfoque de mediador de conflictos a un enfoque que le permita generar mayor

incidencia sobre las políticas públicas de los países de la región. Además, es necesario fortalecer el rol de la participación

ciudadana en los procesos de integración regional.

3. Conclusiones

El triunfo de los tres candidatos progresistas en Bolivia, Brasil y Uruguay diluye la emergencia de una restauración conservadora

a nivel electoral ya que hasta ahora no se ha logrado derrotar a las izquierdas en las urnas. Sin embargo, existe un escenario

político regional que se configura alrededor de una disputa entre un proyecto post-neoliberal, liderado por los gobiernos

progresistas, y un proyecto que apunta a una restauración conservadora neoliberal, liderado por las derechas. En este

escenario, los medios de comunicación juegan un rol fundamental para proliferar los puntos críticos que aquejan a la opinión

pública. De aquí, la necesidad de articular una estrategia regional para contrarrestar esta arremetida.

En consecuencia, retomar el análisis de las variables culturales y afianzar las bases sociales se vuelve primordial para hacer

frente a los puntos de inflexión que podría generar la derecha a través de su estrategia mediática, especialmente de cara al

2015. Este año, según las proyecciones oficiales, será un año difícil para la economía nacional además teniendo en cuenta que

los debates en torno a las enmiendas constitucionales estarán de por medio. Además, contar con un mejor entendimiento de

las estrategias de esta “nueva derecha” permitirá al Movimiento PAIS desplegar una ofensiva adecuada para diseminar las

acciones que se encaminen desde este frente.

Por otra parte, los gobiernos progresistas deben pensar cómo integrar a las clases medias. Si de manera general las izquierdas

tienen capacidad de interlocución con los sectores populares y se ocupan de sus demandas para mejorar sus condiciones y

garantizar sus derechos, es más difícil para estos gobiernos responder a las nuevas perspectivas y deseos de las clases medias.

Un mejor entendimiento de las demandas de este sector es fundamental para garantizar su apoyo tanto al proceso político

como a la Revolución Ciudadana en particular.

Un elemento fundamental en este sentido lo constituye la labor llevada a cabo por la Asamblea Nacional. Si bien en los últimos

meses del 2014 la agenda legislativa, ha estado enfocada en leyes relacionadas con el sector económico, es necesario

incorporar el debate respecto a temáticas sociales y retomar leyes tales como la Ley de Movilidad Humana, el Código de Salud y

la Ley de seguridad social para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía.

Las enseñanzas de los procesos electorales en Brasil, Bolivia y Uruguay deben servir a la Revolución Ciudadana para fortalecer

su estrategia política y programática, tomando en cuenta las demandas de las clases populares y logrando un mejor

entendimiento con las demandas de las clases medias. Del mismo modo se debe seguir apostando a la integración regional,

fortalecer la construcción del poder popular y ampliar las bases sociales.