ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO POST-REVOLUCIONARIO Y ... ·...

48
SEMINARIO CONCILIAR DE CIUDAD JUÁREZ ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO POST-REVOLUCIONARIO Y CONFRONTACIONES CON LA FILOSOFÍA POLÍTICA. TESINA FILOSÓFICA POR: MIGUEL ALBERTO OCHOA ROMERO ASESOR: PBRO. ALEJANDRO MARTÍNEZ GALLEGOS Ciudad Juárez, Chih., México Mayo 2016

Transcript of ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO POST-REVOLUCIONARIO Y ... ·...

SEMINARIO CONCILIAR DE CIUDAD JUÁREZ

ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DEL SISTEMA POLÍTICO

MEXICANO POST-REVOLUCIONARIO Y CONFRONTACIONES

CON LA FILOSOFÍA POLÍTICA.

TESINA FILOSÓFICA

POR: MIGUEL ALBERTO OCHOA ROMERO

ASESOR: PBRO. ALEJANDRO MARTÍNEZ GALLEGOS

Ciudad Juárez, Chih., México

Mayo 2016

1

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN. ..............................................................................................................................2

CAPITULO I. EL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO. ....................................................................4

1. El poder político. ......................................................................................................................5

2. Estructuras políticas en México. ..............................................................................................7

2.1 Clasificación general de los sistemas políticos. ...............................................................7

2.2 Democracia. .....................................................................................................................8

2.3 Los partidos políticos. ................................................................................................... 10

2.4 La opinión pública. ....................................................................................................... 11

2.5 Los grupos de presión. .................................................................................................. 12

2.6 El proceso electoral. ...................................................................................................... 14

CAPITULO II. APORTES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA. ......................................................... 16

1. Platón: Justicia. ......................................................................................................................17

2. Aristóteles: Democracia. ........................................................................................................21

3. Santo Tomas de Aquino: Bien común. ..................................................................................24

4. Jean-Jacques Rousseau: El ciudadano. ..................................................................................27

CAPITULO III. ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DE LA POLÍTICA MEXICANA Y

CONFRONTACIONES CON LA FILOSOFÍA POLÍTICA. .......................................................... 30

1. Presidencialismo mexicano: Inicios. ......................................................................................31

1.1 Díaz, Juárez y Lerdo de Tejada. .................................................................................... 32

1.2 Carranza, Obregón, Calles y Cárdenas. ........................................................................ 33

2. Presidencialismo mexicano: Teoría. ......................................................................................36

3. ¿Tenemos el gobierno que merecemos? Criticas al presidencialismo. ..................................38

3.1 Criticas más pronunciadas: El problema de las elecciones. .......................................... 39

4. Confrontaciones: Sistema político mexicano-Filosofía política. ...........................................41

4.1 Desigualdad. .................................................................................................................. 41

4.2 Democracia. .................................................................................................................. 42

4.3 Justicia. .......................................................................................................................... 42

CONCLUSIONES. ........................................................................................................................... 44

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 47

2

INTRODUCCIÓN.

El tema de la política es una parte delicada en los asuntos de la sociedad. Por ello, he

decidido dedicar mi trabajo de tesina filosófica al análisis histórico-cultural del sistema

político mexicano moderno, es decir, a partir del siglo XX y lo que lleva del presente

siglo. Uno de los objetivos es, el análisis del nacimiento de procesos de conciencia

cultural que tiene el país, en relación a las relaciones políticas y sistemas de gobierno.

También, analizamos las estructuras de gobierno democrático mexicano, funciones y

objetivos. Por último, ponemos al debate algunas estructuras de gobierno mexicanas con

los aportes políticos de filósofos importantes en el tema.

México ha optado por la democracia, en particular por el presidencialismo pleno.

Esto es, la estructura política democrática donde el gobierno se divide en tres poderes:

ejecutivo, legislativo y judicial. El presidencialismo le ha traído al país mucho avance en

materia de desarrollo democrático, pero también ha ocasionado problemas graves para la

sociedad, entre ellos, la corrupción, la desigualdad social y la indiferencia, debido al

excesivo centralismo del poder y la institucionalización exagerada de las estructuras que

conforman el sistema político. Por ello, en mi primer capítulo investigo los esquemas

que controlan la política mexicana, a saber, el poder y la democracia, junto con sus

estructuras.

En un segundo momento (Capitulo II), encontramos los aportes políticos

filosóficos de Platón, Aristóteles, Santo Tomas de Aquino y Jean-Jaques Rousseau, en

3

relación a los temas de justicia, democracia, bien común y sobre el ciudadano. Debido a

la importancia de estos temas, tome en cuenta a estos personajes por sus significativos

aportes en materia social, con el objetivo de encontrar un justo discernimiento en cuanto

a las posturas que se puedan llevar actualmente y las que sonaron en la historia de la

filosofía política.

Por último, en el tercer capítulo, analizo el panorama histórico-cultural del

presidencialismo en México, ya que, gracias a esto, daremos cuenta de las bases

estructurales de algunas situaciones del sistema político mexicano donde se encuentran

rupturas y trasformaciones importantes. Desde el régimen porfirista hasta el fin del

maximato, con el nacimiento del presidencialismo mexicano. Por último,

contrapondremos la posibilidad de modernización contra los aportes de la filosofía

política.

Como señalaba al inicio, el tema de la política tiene estructuras delicadas y mi

objetivo es hacer un análisis justo sobre muchas cuestiones culturales que se vivieron en

la historia de la política mexicana y que hoy se siguen repitiendo, o incluso deformando.

4

CAPITULO I. EL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO.

En mi primer capítulo de este trabajo de tesina, he investigado el esquema general del

sistema político mexicano, desde el concepto de poder político hasta las variantes del

sistema de la nación.

En un primer momento hablaré del poder político, que algunos autores lo llaman

“problema”, por su ejercicio, o por el intento de alcanzarlo. El desarrollo social viene

asociado al ejercicio de la política, el poder, la colaboración entre ciudadanos y los

elementos constitutivos del gobierno.

En un segundo momento hablo de las estructuras políticas en México, su

organización, el poder político del país, la importancia y relevancia que ha tenido la

democracia en nuestro país y, no dejando atrás, revisaré su mecanismo.

La política mexicana sigue transformándose en algo mejor (superior), es decir, busca

la trascendencia, y por ello, se tienen que dar casos de crisis pero también de aprobación.

Con este primer capítulo de nuestro análisis, buscaré algunos principios que nos hacen

“hacernos” con la política y como ciudadanos mexicanos.

5

1. El poder político.

El poder es en sí mismo un problema, un centro de atención y conflicto, por las

consecuencias trascendentales que conlleva su ejercicio, o el intento por

alcanzarlo1.

El fenómeno del poder ha acompañado el desarrollo social desde siempre, esto nos lleva

al tema del “poder público”, lo que nos remite directamente a la idea de gobierno y

política.

«La ciencia política también es concebida como la disciplina que se interesa por

el comportamiento del Estado y las relaciones que se suscitan en él, y alrededor

de él, a propósito de fenómenos y procesos como pueden ser la ideología, la

autoridad, los partidos políticos, el propio poder, las elecciones, los grupos de

presión, etcétera. Por lo tanto, se puede hablar de una noción general de poder (la

capacidad de imponer la voluntad propia en una determinada relación social,

gracias a un atributo de autoridad o jerarquía) y de la noción de poder político,

que se entiende como el poder que conjunta la exclusividad y la legitimidad en el

uso de la fuerza»2.

El Estado, entiéndase como la entidad u organización política creada por los

hombres, asentada con soberanía en un territorio, debe considerar seis elementos

constitutivos para su conformación, estos son: territorio, población, gobierno, soberanía,

poder político y orden jurídico3. A continuación expondré estos elementos constitutivos.

A) Territorio: Alude al espacio geográfico que contiene a la población de dicho

Estado. El territorio no son solo límites y fronteras, sino que es la condición

1 AA. VV., Problemas sociales, económicos y políticos de México, Universidad Autónoma de México,

México, 2006, p. 233. 2 Ibídem. p. 233.

3 Cfr. AA. VV., Problemas sociales… op.cit., p. 234.

6

básica de existencia para poder ser reconocido como Estado como tal en los

ámbitos mundiales, y recibir garantías propias de reconocimiento geográfico y

jurídico, es decir, el territorio es cuento parte del Estado, debe contar con los

atributos de impenetrabilidad e invisibilidad.

B) Población: Abarca el total de habitantes que viven, ocupan y desarrollan

actividades en el Estado. A esta población, se le reconocen derechos ciudadanos

por ser parte del Estado (votar o la posibilidad de ser votado). También existen

una serie de factores de identificación cultural y nacional (raza, historia, idioma,

valore, costumbres, religión en algunos casos).

C) Gobierno: Es la forma concreta, especifica e histórica en que se organiza y

administra el poder inherente al estado, a través de toda una estructura

institucionalizada que comprende niveles de gobierno y de poder, órganos,

dependencias, facultades y atribuciones para tratar de alcanzar el bien común

para la población.

D) Soberanía: Es el atributo inherente a todo Estado constituido, por el cual se

toman y ejercen todo tipo de decisiones independientes, y sin injerencia externa

de ningún tipo, en el ámbito territorial que ocupa dicho Estado.

E) Poder político: Dicho poder organiza la relación entre gobernantes y gobernados

en un Estado, partiendo de la legitimación consensada.

F) Orden jurídico: Este elemento, con base en los diferentes ordenamientos legales

que los integran, institucionaliza y cohesiona a todos los demás elementos del

estado, pues asienta los atributos, competencias, derechos y responsabilidades de

7

todos los que conforman y habitan en un Estado, incluyendo a las estructuras de

gobierno4.

2. Estructuras políticas en México.

Concentrémonos ahora en lo que nos importa: el sistema político mexicano. ¿Qué es un

sistema político? Es una serie de interacciones, arreglos y procedimientos institucionales

que se presentan en todas las sociedades independientes, con el objetivo de cumplir las

tareas de integración y adaptación por medio del uso de una compulsión que se

supondría legitima5. Ahora, ¿Qué es compulsión? Esto nos remite a que se usara la

coacción, la fuerza, para seguir adheridos al sistema político (compulsión legitima)6.

Hablar de un “sistema político” cualquiera implica en primer lugar hacer una referencia

explícita al conjunto de las relaciones políticas que se establecen en una sociedad.

Dichas relaciones tienen que ver con la forma en la que se funda el poder político7.

2.1 Clasificación general de los sistemas políticos.

a) Sistemas democráticos: el gobierno es elegido cada cierto tiempo por los

ciudadanos, pero con la característica de que esta decisión popular es mediante

elecciones libres y equitativas, es decir, hay la posibilidad real de alternancia y

respeto del voto.

4 Ibíd. pp. 234-235.

5 Ibíd. p. 235.

6 Ibídem. p. 235.

7 Cfr. LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación del sistema político mexicano, siglo veintiuno editores,

México, 1986, p. 15.

8

b) Sistemas totalitarios: su rasgo distintivo es la inexistencia de elecciones, ya que

un partido único controla el poder.

c) Sistemas autoritarios: son aquellos que oficialmente no son totalitarios, pero

tampoco alcanzarían el carácter de democráticos, pues si permiten las elecciones

y, en muchos casos, el cambio de personajes es el gobierno, pero no de partido o

de grupo. Y para ello, surge el aspecto de que esas elecciones no son libres, ni

justas ni equitativas8.

2.2 Democracia.

El sistema democrático es aquel que prevalece en México, por ello reúno la siguiente

definición:

«Más allá de la referencia histórica y etimológica de la palabra democracia, su

definición más esencial represento para México, y sigue representando, un

territorio todavía plenamente no conquistado de manera cabal. Desde el mundo

antiguo griego ya estaban los pilares del concepto: demos (pueblo), y kratos

(gobierno, mandato poder); este gobierno del pueblo encuentra su cauce natural

en la realización de elecciones para seleccionar a los gobernantes; y

evidentemente requiere que esa voluntad sea respetada9».

Y si hemos hablado de poder político, también hablaremos que se fijan tres

poderes: 1) poder ejecutivo (cargo que ocupa el presidente de la república; ahora se

habla mucho de la institución presidencial), 2) el poder legislativo (la cámara de

diputados y la de senadores, que al ser representantes de la sociedad, ejercerían la

llamada soberanía popular) y 3) poder judicial (encargado de juzgar, comprende a la

8 Ibíd. pp. 236-237.

9 Ibíd. p. 258.

9

Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunales y Juzgados)10

. Democracia es una

forma de gobierno que reconoce a los hombres una igualdad esencial de oportunidades

para el ejercicio de sus derechos civiles y que cuenta con el pueblo para la estructuración

del poder11

. La colaboración del pueblo, implica, en consecuencia, la participación de

sistemas o estructuras de organización del poder (partidos políticos) y el establecimiento

de un sistema electoral. Antes que una forma política de gobierno, la democracia es una

forma de convivencia humana, es una vocación del hombre12

. Vocación que culmina en

la realización práctica de la ética y los postulados de: participación, responsabilidad,

defensa de los derechos humanos y de la ayuda recíproca. También permite subsistir la

variedad de opiniones políticas y prohíbe la bárbara mutilación de los sectores

sociológico disidentes13

.

Es evidente que la democracia es un régimen que se esfuerza por lograr la mayor

participación del pueblo, pero, además es un valor ciudadano y colectivo que,

desafortunadamente, no asegura una ruta que sea por fuerza siempre hacia adelante, así

que se debe entender que la democracia auténtica se asume como una realidad

autocorrectiva, es decir, modifica las disposiciones y situaciones que se creyeron capaz

de rectificar y mejorar en la medida de lo posible14

.

10

Ídem. AA. VV., Problemas sociales… op.cit., p. 236. 11

BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN, Teoría del Estado, Fundamentos de filosofía política,

Trillas, México, 2002, p. 216. 12

Ibídem. p. 216. 13

Ibídem. p. 216. 14

Ídem. AA. VV., Problemas sociales… op.cit., p. 262.

10

2.3 Los partidos políticos.

Los partidos políticos son asociaciones que se forman en el sistema democrático para

conquistar el poder, mantenerlo, o participar en su ejercicio15

. Los partidos políticos se

integran por ciudadanos que actúan en la vida política de manera conjunta para

compartir ideología determinada, que está reflejada en plataformas o principios del

partido16

. Además, la ideología también permite ubicar intereses que mueven al partido,

o sea, su compromiso con las clases sociales. La ideología de los partidos políticos –base

de la expresión política en los sistemas políticos occidentales- no es sino la expresión

política de los intereses de las clases sociales, con relación a su inserción en el sistema

económico social en un momento determinado17

. Es por bien sabido que en México, los

partidos políticos sufren una falta de credibilidad entre la sociedad18

, esto quiere decir,

que afectan el proceso de construcción democrática. Es cierto que las fuerzas políticas

del país se han visto rodeadas de incongruencias y escándalos, por el momento,

aceptemos la siguiente idea que nos proporciona Ugalde en la revista Este País:

«Los partidos políticos son indispensables en las democracias modernas porque

estructuran el voto popular, agregan intereses diversos, integran y movilizan a la

ciudadanía, reclutan lideres para llevarlos a los cargos públicos y formulan

políticas públicas. Son mecanismos para transmitir información agregada a los

ciudadanos. Pero sobre todo, en los regímenes democráticos los partidos

organizan al gobierno moderno, de manera que el régimen partidista es la agencia

primordial de la legitimación institucional»19

.

15

Ibíd. p. 245. 16

Cfr. Ibíd. p. 245. 17

Ídem. LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación… op. cit., p. 15. 18

Ídem. AA. VV., Problemas sociales… op.cit., p. 251. 19

Ibídem. p. 251. (Noviembre del 2004).

11

Ciertamente la reflexión es objetiva y justa, pero a la vez puede irse por el lado

opuesto, es decir, si los partidos políticos no se abren a los intereses de la gente, no dan

prioridad a las políticas públicas que urgen, y siguen limitándose cada vez más a

enfocarse en los objetivos particulares de sus dirigentes, la sensación social no será de

organización política, sino de alejamiento, rechazo y desorganización hacia los partidos

y las estructuras gubernamentales, situación que ya es identificable en la actualidad, y

que puede generar consecuencias delicadas20

.

2.4 La opinión pública.

La opinión pública es la acumulación de opiniones individuales sobre un asunto que se

debate públicamente y que afecta a un grupo humano21

. Este es un fenómeno asociado al

ámbito del poder, de los grupos de presión y de la política. Debido al crecimiento

explosivo de los medios de comunicación masivos, la opinión pública tiene un poder

impresionante en la vida política. En la opinión pública están involucrados: seres

humanos, grupos, información, organizaciones sociales, la comunicación, percepciones

sociales, niveles de conocimiento y la distribución del poder político en sus distintas

formas (gobierno, partidos políticos e instituciones)22

. La opinión pública, por lógica,

maneja un sentido colectivo, social, es decir, la opinión publica reflejaría la orientación

que adopta la mayoría de una sociedad sobre una diversidad de asuntos de interés

20

Cfr. Ibíd. p. 251. 21

Ibíd. p. 241. 22

Cfr. Ibíd. p. 241.

12

común. Para un partido político y sus candidatos, la opinión publica seria el número de

votantes, de electores, que habrán de formarse una idea o criterio sobre si votar o no por

ellos. Esto significa que la opinión pública es una especie de termómetro para la acción

política, es decir, la opinión pública debe tener siempre una reacción, una respuesta, que

en este caso, sería aprobar o reprobar la gestión política. Y de esto, se comprueba que la

opinión pública es un poder social. La opinión pública a veces es objeto de influencias o

injerencias para tratar de orientarla hacia los fines determinados de un grupo23

. En

relación a los partidos políticos, en los últimos tiempos se ha dado la noción de

“mercadotecnia electoral o política”. Utilizando toda una serie de recursos, estrategias,

variables y técnicas que van a manejar símbolos, ideas, valores, creencias, expectativas,

temores y aspiraciones que se pueden identificar en la gente, para así intentar conducir la

opinión pública24

. Otra definición es: fenómeno psicosocial y político que consiste en la

discusión y expresión libres, de un grupo humano, en torno a un objeto de interés25

.

«Por todo esto, es que la opinión pública es un asunto indispensable cuando se

habla del fenómeno del poder y de la política en cualquier país. Esta forma de

pensar colectiva, que es la opinión pública, cobra dinamismo y alcances

poderosos cuando se difunde y habita en los canales de información26

».

2.5 Los grupos de presión.

Es de gran interés en el campo de la política, los grupos de presión. La parte importante

recae en la diversidad de objetivos y perfiles que persiguen estos grupos. Por grupo de

23

Cfr. Ibíd. pp. 242-243. 24

Ibíd. p. 243. 25

Ibíd. p. 244. 26

Ibíd. p. 243.

13

presión entendemos, simplemente, todo grupo u organización que intenta influir sobre

las decisiones del gobierno sin buscar ejercer él mismo los poderes formales de éste27

.

Pueden ser de orden económico, político, social, militar, artístico, religioso, etc.

El no participar directa y abiertamente en una contienda electoral, ni tratar de

alcanzar el poder por la vía armada, no significa que a fin de cuentas no logren la

instrumentalización de medidas gubernamentales que los favorezcan, lo que podía

entenderse entonces como un poder real, pero que se obtuvo a través de la presión y la

influencia28

. Ejemplos de éstos son: ONG´s, COPARMEX, Sindicatos, UNAM, la

Iglesia, Asociación de Banqueros, etc.

Algunos usan el sinónimo de grupos de presión con el de interés, y comentan

que:

« Son organizaciones casi no articuladas de gente que por algún tiempo cultiva o

expresa sentimientos o pensamientos comunes no más allá de los límites de la

agrupación (…) Esta distinción entre grupos de interés y de presión es

inaceptable para no pocos autores que suelen llamarlos indistintamente»29

.

Los grupos de presión son parte importante y necesaria dentro de un sistema

político que tiene madurez y perfiles democráticos, pero se vuelve un problema cuando

la nación no está cimentada la democracia y los partidos democráticos, ya que entonces,

27

Ibíd. p. 252. 28

Cfr. Ibíd. p. 253. 29

Ibídem. p. 253.

14

los grupos de presión pueden convertirse en los que en gran medida ejerzan el poder, sin

necesidad de estar por la fuerza en los cargos políticos de elección30

.

2.6 El proceso electoral.

Entramos por ultimo a los mecanismos que echa mano la democracia. El proceso

electoral es una fase, un procedimiento (importante, eso sí), de los muchos aspectos y

fenómenos que contempla la democracia31

. Para nuestro México, un país de transición

democrática, sigue vigente y en construcción. Como tal, el proceso electoral es:

«Conjunto de etapas organizativas, legales y administrativas que lleva a cabo la

autoridad electoral (INE) para regular de manera justa y equitativa la

participación de los partidos políticos en las elecciones, así como la participación

de los ciudadanos mediante el ejercicio de su voto en dichas elecciones»32

.

El voto es un instrumento individual de expresión en materia de opinión política,

se trata pues de una técnica de expresión de la ciudadanía, que manifiesta la voluntad

política de los gobernados para estructurar el poder. «La capacidad electoral diversa en

los distintos países de la tierra, y en las cambiantes épocas de la historia, ha sido

abordada por criterios centrados en el censo territorial, en la instrucción, en el sexo, en la

edad, en la situación de jefe de familia, etc. Las exclusiones se dan por motivos de

indignidad moral o política33

». Ahora, es preciso que las leyes electorales se ocupen de

garantizar la limpieza del proceso electoral, colocando urnas y recuentos de votos bajo

30

Cfr. Ibíd. p. 255. 31

Ibíd. p. 255. 32

Ibíd. p. 256. 33

Ídem. BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN, Teoría del Estado… op.cit.. p. 212.

15

control público y bajo control de los diversos partidos. Aunque los jueces no sean

completamente independientes del gobierno, sus funciones garantizan la no invasión

gubernamental. Aun con todo esto, no debemos olvidar que la última palabra la tienen

los electores34

.

Sin embargo, el proceso electoral, sus etapas, instrumentos y manejos, han

constituido en México el auténtico problema político y social (y ahora también

económico). Esta afirmación se debe a que alrededor del proceso electoral se forjaron,

durante años, una serie de vicios y alteraciones perversas de la esencia del mismo35

. «Se

ha propuesto una judicatura específicamente electoral con atribuciones para el contralor

de los partidos y del régimen electoral. Los partidos “electoreros” concentran su

actividad en torno a los actos electorales, olvidándose de otros asuntos de mayor

importancia. La política orientada por este tipo de partidos ha traído como consecuencia

una cierta desilusión de la ciudadanía36

».

Concluyendo nuestro capítulo, hemos hecho una revisión a los estatutos del

poder político y la democracia mexicana, buscando el principio organizador que nos ha

hecho Republica, pero, el objetivo principal, como ya lo hemos visto en la introducción

general, es analizarnos como Estado y buscar mejorías en los aportes que otros han

hecho, para buscar en nuestra historia, la relación bien común-Estado democrático, en

contra de la crisis de la indiferencia y la corrupción.

34

Cfr. Ibídem. p. 212. 35

Cfr. AA. VV., Problemas sociales… op.cit. pp. 255-256. 36

Ibíd. BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN, Teoría del Estado… op.cit.. p. 212

16

CAPITULO II. APORTES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA.

En este capítulo, siguiendo la línea de algunas problemáticas políticas en México,

tomaré en cuenta escritos de filósofos que participaron en tema de política y sociedad.

Dividido en cuatro puntos principales, es decir, cuatro temas que los pensadores Platón,

Aristóteles, Santo Tomas de Aquino y Jean-Jaques Rousseau nos llevan a tomar una

postura diferente, o sea, en contra del problema que se pueda estar viviendo en la

comunidad, estos temas son: Justicia, Democracia, Bien Común y sobre el Ciudadano.

Debido a la importancia de estos temas, tomaré en cuenta a estos personajes por

sus significativos aportes en materia social, con el objetivo de buscar un justo

discernimiento en cuanto a las posturas que se puedan llevar actualmente y las que

sonaron en la historia de la filosofía política. El autor Georg H. Sabine, con su libro

Historia de la teoría política37

, nos auxilia en la selección de estos filósofos y su

importancia en estos cuatro temas.

La corrupción, la indiferencia y la desigualdad social son algunos males que se

dan en las comunidades, y objetivamente, hablo de algunas situaciones que se da en

nuestro país. Usando los aportes de Platón en el tema de la justicia, buscaré la razón del

equilibrio en la sociedad; con Aristóteles en tema de la democracia, examino el fondo de

la participación en la toma de decisiones igualitarias; en Santo Tomas de Aquino, con el

tema del bien común, investigo sobre la búsqueda humana de bienes comunes

37

SABINE, GEORGE H., Historia de la teoría política, Fondo de Cultura Económica, México, 1945.

17

trascendentales; y con Jean-Jaques Rousseau, averiguo la importancia de ser un

ciudadano, de la responsabilidad por la comunidad.

1. Platón: Justicia.

«Los hombres cometieron y sufrieron la injusticia alternativamente;

experimentaron ambas cosas, y habiéndose dañado por mucho tiempo los unos

a los otros, no pudiendo los más débiles evitar los ataques de los más fuertes, ni

atacarlos a su vez, creyeron que era un interés común impedir que se hiciese y

que se recibiese daño alguno. De aquí nacieron las leyes y las convenciones. Se

llamó justo y legitimo lo que fue ordenado por la ley»38

.

La justicia es un tema tanto comunitario como personal, por eso, viene en las

líneas de Platón como algo central que debe interpelar al ser humano. En el siguiente

escrito, el autor trata de exponer la bondad de la justicia desarrollando las luces y

sombras del hombre justo/injusto, lo que es justicia, y lo que tiene apariencia de esta

misma.

En esta obra de Platón, nos manda a su segundo libro, que viene a ser un diálogo

entre Sócrates, Glaucón y Adimanto. Para nuestro autor, le resulta nefasto que se

confundan los individuos con el tema del hombre justo y el injusto. Se tenía como

laudable al hombre que siempre tenía éxito y era reconocido por todos. No importaba

que este hombre exitoso fuese una persona que cometía injurias. El gran mérito de la

injusticia consiste en parecer justo sin serlo39

. La justicia es el vínculo que mantiene

unida a una sociedad, una unión armónica de individuos cada uno de los cuales ha

38

PLATÓN, La República o el Estado, Austral, Argentina, 1941, p. 84. 39

Ibíd. p. 86.

18

encontrado la ocupación de su vida con arreglo a su aptitud natural y preparación. Es

tanto una virtud pública como privada, ya que por medio de ella se conserva el máximo

bien tanto del estado como de sus miembros40

.

Iniciemos con el punto que nos habla del hombre que parece justo. La mayor

parte de los hombres se inclinan a honrar y mirar como dichoso al hombre malo que

tiene riquezas y crédito; a menospreciar y vilipendiar al hombre justo, si es débil e

indigente, aunque convengan en que el justo es mejor que el malvado41

. Observo un

miedo a la verdad, ¿por qué digo esto? La persona que ha direccionado su vida por la

justicia, es un hombre de verdad; el hombre que ha dirigido su vida por la injusticia, es

un ser humano sin el fundamento de la autenticidad. ¿Por qué, pues, he de inclinarme

más a la justicia que a la injusticia, cuando, según la opinión de los sabios y del pueblo,

todo me saldrá bien siendo injusto, durante la vida y después de la muerte, así respecto

de los dioses como de los hombres, con tal que dé a mis crímenes la apariencia de la

virtud? 42

. Puede parecer correcta la relación injusticia-virtud, ya que, según Platón nos

narra, solamente dándole este signo de bondad a la ilegalidad podremos llegar a ser

reconocidos personas de bien. En la vida real, en la sinceridad del espíritu, sabemos que

esto no puede ser llamado justicia.

Continuando en la lectura, podemos descubrir el siguiente punto: el hombre que

es justo. Como cita nuestro autor a Hesíodo en su libro “Las obras y los días”: El

hombre santo y fiel a sus juramentos revive en su posteridad, que se perpetúa de edad en

40

Cfr. SABINE, GEORGE H., Historia de la teoría política…, op.cit, p. 51. 41

Ibíd., p. 90. 42

Ibíd., p. 92.

19

edad43

. En mi reflexión considero importante agregar la palabra autenticidad. Cuando

hemos sido sinceros con nosotros mismos, podemos ser “reales” con los demás. El

hombre que ha clarificado su vida y sus ideales, aquel que ha trabajado por la legalidad

de sus actos, puede ser llamado un hombre justo44

.

Glaucón (uno de los personajes del dialogo con Platón) es llamado “defensor de

la justicia”, a lo que Platón responde: «Todos los que se han proclamado como tú,

defensores de la justicia, no han alabado la virtud sino en vista de los honores y

recompensas que proporciona; y no han reprobado el vicio, sino por los castigos que son

su consecuencia»45

. Sin duda que en esta oración sobresale la palabra miedo. Miedo a

ser castigado, miedo a la incongruencia, miedo a la reprobación. Parece que Glaucón

solo actúa por procesos de recompensa, y esto no es justicia.

Recordemos que el título del libro base es “La Republica o el Estado”, Platón

nos quiere también advertir sobre los procesos del Estado que puede caer en la

“enfermedad”. Platón está hablando de la constitución de un Estado. Las relaciones entre

los hombres se dan por necesidad. Cada uno de los miembros de la comunidad trabaja en

su oficio y así ayuda siendo útil tratando de caer en la perfección. Los habitantes de este

Estado; su primer cuidado será procurarse alimentos, vino, vestidos, calzado y

habitación46

. El Estado sano es el que acabamos de descubrir. Echando una mirada al

estado enfermo y lleno de humores nada hay que impida tener más. Por eso, el hombre

43

Platón, La República…, op.cit. p. 89. 44

Cfr. Íbid. p. 89. 45

Ibíd., p. 93. 46

Ibíd. , La Republica…, op.cit. p. 99.

20

buscara más comodidades: una mesa, perfumes, olores, golosinas, etc., y ya no sólo las

cosas de primer cuidado. Se ha introducido la no necesidad. Aquí descubrimos un tercer

punto: el lujo y no la necesidad.

El dialogo entre Sócrates y Glaucón continua con la ejemplificación de los lujos

que irá buscando el Estado enfermo, hasta descubrir lo siguiente: si queremos tener

bastantes pastos y tierra de labor, nos será preciso robarla a nuestros vecinos47

. Hemos

pasado al deseo insaciable de tener. Digamos que hemos llegado al origen de este azote

para los Estados y para los particulares. ¿Qué sigue? Se preguntan; lo que sigue es la

guerra. El hombre que se ha interesado por el lujo y no la necesidad ha entrado en un

estado de corrupción, la putrefacción que llaga al Estado de derecho. Me pregunto: ¿Es

necesario parecer justo sin serlo, necesitar con lucir o simplemente ser autentico? Sin

duda que apoyo el último enunciado, y digo: es necesario por el bien de los hombres ser

autentico, ser en verdad un hombre justo. Arriba podemos encontrar una palabra que

dice Platón: la perfección. El ciudadano deberá encontrar la perfección en su vida y

comunitariamente y la justicia vendrá a ser un pilar que apoye esta moción. Se puede

confundir la justicia comunitaria con la personal, pero me pregunto: ¿La persona que

comete una falta a la moral en la comodidad de su hogar, también comete una falta a la

comunidad? La respuesta es sí. El hombre que comete una falta moral en su estado

personal, actúa en apoyo a una cultura del error.

47

Ibíd., p. 100.

21

Concluyendo, puedo decir que para Platón es necesario un equilibrio, algo que

nivele hasta llegar a la perfección: la virtud de la justicia. Esta virtud entendida como

algo que el hombre ha cultivado con la crianza de buenas costumbres, en la cual está la

de ser autentico, poseyendo ideales claros y concisos. No pareciendo justo sin serlo,

teniendo una conciencia de ser perfectible, con equivocaciones y temores, pero no con

miedo a ser corregido. La virtud de la justicia tendrá relación intrínseca con la

comunidad, buscará el justo medio que perfeccione a los hombres.

2. Aristóteles: Democracia.

«Es evidente, por tanto, que a la misma ciencia corresponde considerar cual es la

mejor constitución política y que carácter debe tener de acuerdo con nuestro ideal

sin ningún factor externo lo impide, como también, cual es la que puede

adaptarse a tal pueblo»48

.

En este primer punto a desarrollar, Aristóteles nos habla de las distintas formas

de gobierno en las que distingue tres: la monarquía, la aristocracia y la república. Con

sus variaciones negativas: tiranía, oligarquía y la democracia, respectivamente. Para

nuestra sorpresa, Aristóteles habla de la democracia en un primer momento, con un

aspecto moderadamente negativo. Entonces, ¿A dónde queremos llegar con esto que

dice el autor? Uno de nuestros predecesores (comenta Aristóteles) ha mostrado ya lo

48

ARISTÓTELES, Ética Nicomaquea, Política, Porrúa, México, 2010, p. 292.

22

mismo, aunque sin atender al mismo principio que nosotros, pues juzgaba que de todas

las constituciones puede haber desviaciones buenas como una buena oligarquía y así de

las demás, y que en este caso la democracia es la peor, pero la mejor en cambio cuando

las desviaciones son malas49

. No hay duda que Aristóteles prefiere la república, pero

nosotros no entraremos a fondo a sus “posibles diferencias” con la democracia.

Para nuestro sabio griego es necesaria una forma de gobierno distinta a cada

pueblo. Son claras las diferencias entre pobres y ricos, campesinos y hombres de la

ciudad, por eso, necesitaremos una organización que tenga algo en común con todos

estos que la habitan. La primera forma de democracia es que recibe este nombre en

atención sobre todo al principio igualitario. La legislación de esta democracia, en efecto,

hace consistir la igualdad en que lo pobres no tengan preeminencia sobre los ricos, ni

una u otra clase tengan la soberanía, sino que ambas estén al mismo nivel50

. Más

adelante en el texto, Aristóteles nos habla de las distintas formas de democracia,

respecto al pueblo al que serán dirigidas, no quisiera ahondar mucho en esto, sino en lo

que dice después en relación a las leyes y el pueblo:

«La ley debe ser en todo suprema, y los magistrados deben decidir únicamente

los casos particulares, y esto es lo que debemos tener por república. Así pues, si

la democracia es una forma de gobierno constitucional, es manifiesto que una

organización de esta especie, en que todo se administra por decretos, no es

tampoco una democracia en sentido propio, pues no pueden los decretos ser

normas generales»51

.

Existen diferencias sociales: pobres, ricos, intermedios, para esto Aristóteles responde:

49

Ibíd. p. 294. 50

Ibíd. p. 299. 51

Ibíd. p. 300.

23

«Nos hemos expresado bien al decir que la vida feliz es la que se vive sin

impedimento de acuerdo con la virtud, y que la virtud consiste en el término

medio, síguese necesariamente que la vida media será la mejor, esto es, de

acuerdo con el término medio al alcance de cada individuo (…) Ahora bien, y

toda vez que, según se reconoce, lo moderado y lo que está en medio es lo mejor,

es claro que una moderada posesión de bienes de fortuna es la mejor de todas»52

.

Obedecer a la razón es lo más fácil en estas condiciones. Comenta más adelante:

«Aquellos que son muy superiores en bienes de fortuna, fuerza, riqueza (…) no

contrajeron siquiera hábitos de obediencia (…) y aquellos otros, por su parte, que

están en extrema necesidad de los bienes dichos, son demasiados sumisos y

apocados»53

.

Cerrando este punto concluimos en que la comunidad, en efecto, se funda en la

amistad, pues entre enemigos no se quiere ni siquiera ir juntos por el mismo camino54

.

Para el autor las democracias son seguras, pero más seguras son en las que participa la

clase media.

Otro punto importante será el de la función electoral en la república. Es propio

de una república el que se ejerza la función electoral por todos, pero no simultáneamente

y bien sea que elijan entre todos o solo entre algunos, y por sorteo o por voto o ambos

procedimientos o unos oficios entre todos y otros entre algunos por ambos

procedimientos55

. Para Aristóteles será de gran relevancia que se tome en cuenta la

elección de algún cargo en relación a la porción de pueblo que se dirija, teniendo en

cuenta el voto para todos, pero de diferentes modos, para un buen control, un justo

medio. Lo que busca nuestro autor en este último punto, es resaltar el valor de la

participación de todos los ciudadanos para todos los asuntos de la república.

52

Ibíd. p. 307. 53

Ibíd. p. 308. 54

Ibídem. p. 308. 55

Ibíd. p. 318.

24

Por conclusiones encuentro tres: la democracia en relación al principio

igualitario, la democracia en relación al justo medio y la democracia en relación a la

función electoral. En primer lugar, el principio igualitario nos lleva a la atención de

todos, una preocupación comunitaria. En segundo lugar, el justo medio hará que la

comunidad lleve su camino en unidad, una moderación que ayude a la sobriedad y el

crecimiento de la virtud. Por último, la función electoral tiene su aspecto positivo en el

hecho de la participación, en la toma de decisiones por parte de la comunidad.

Aporte importante de Aristóteles, que sin duda, nos auxiliara e iluminara en los

siguientes escritos sobre la política actual.

3. Santo Tomas de Aquino: Bien común.

«Ahora bien, el primer principio en el orden operativo, del que se ocupa la razón

práctica, es el último fin. Y como el último fin de la vida humana, es la felicidad

o bienaventuranza, síguese que la ley debe ocuparse primariamente del orden a la

bienaventuranza (…) luego, es necesario que la ley se ocupe de suyo del orden a

la felicidad común»56

.

Para este apartado, llevare de la mano los aportes que hace Santo Tomas de

Aquino en materia social, junto con el ejercicio hermenéutico del filósofo Mauricio

Beuchot.

56

S. TOMAS DE AQUINO, Suma de Teología, Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las

Provincias Dominicas de España, BAC, Madrid, 2001 (= Summa theologiae), vol. II, I-II q. 90, a. 2, c., p.

705.

25

En un primer momento, distinguimos que Santo Tomas hablara de la relación

agente humano-fin. El hombre actúa hacia un fin, y se reúne en sociedad con vistas a

una finalidad. La finalidad que busca el ser humano al configurar la sociedad política es

alcanzar la propia perfección57

(perfección entendida como la vida virtuosa o la plenitud

de las capacidades del hombre). La perfección humana, por ello, se constituye como el

bien común. Y el bien común es así mismo el fin de la sociedad58

. El mismo Aquinate

comenta: “Toda comunidad es instituida por gracia de algún bien”59

, pero toda ciudad es

cierta comunidad. Todos los hombres operan todo lo que hacen por gracia de aquello

que les parece un bien, luego, todas las comunidades se proponen algún bien, o sea, un

fin, estamos hablando de su bien, como un bien común60

.

Tomas de Aquino distingue el tema del bien en tres aspectos: el bien útil,

deleitable y honesto. El primero de estos tiene menos carácter de fin, y es propiamente

un medio y el más imperfecto de los bienes; el deleitable resulta ser un medio con

respecto al bien honesto, pero un fin con respecto al útil; y el honesto es el único que

adecuadamente es fin en sí mismo. Tendremos que usar la herramienta de la analogía

para comprender esto; el bien común seria trascendente o supremo, y de manera

efectiva, se trataría del bien común social, que es la justicia en la sociedad61

. Tratamos

57

BEUCHOT, MAURICIO, Los principios de la filosofía social de Santo Tomás, Instituto Mexicano de

Doctrina Social Cristiana. México. 2012. p. 35. 58

Ibídem. p. 35. 59

Ibíd. p. 37. 60

Cfr. BEUCHOT, MAURICIO, Los principios… op. cit., p. 37. 61

Cfr. BEUCHOT, MAURICIO, Los principios de la filosofía social de Santo Tomás…, op.cit., 39.

26

un bien que es de las personas, que consiste justamente en la ordenación de estos a su

fin, la cual se realiza con la equidad, que es el objeto de la justicia legal o general62

.

«Según hemos dicho, los bienes útiles se supeditan a los deleitables y ellos a los

honestos, pues el bien honesto es analógicamente el más perfecto. Las cosas

materiales, en cuanto útiles, permiten alcanzar los bienes deleitables, y estos,

todavía con carácter de medios, permiten alcanzar los bienes honestos, que son

los fines a los cuales se ordena todo dinamismo teleológico de la sociedad. En

efecto, el fin y el bien común es alcanzar la perfección del hombre, la cual

consiste en la virtud o vida virtuosa, que redunda en la felicidad»63

.

Más adelante, Beuchot continua hablando de analogía, ahora en relación bien

personal-bien comunitario. Hablando de bien común, debe cumplirse en todos y cada

uno de los individuos, pero con analogía de proporcionalidad propia, es decir, en cada

uno según la proporción que le es debida y conveniente (distributivo y particularizado)64

.

Las partes no se funden en el todo; las personas conservan siempre su ser y su dignidad,

pero se ordenan en relación a los demás hombres y a ese bien común65

. Cuando en

verdad la sociedad marcha hacia el bien común, el individual del hombre se asienta en el

de toda la sociedad, de tal modo que está procurando el suyo al cuidar el de la sociedad

entera.

62

ÍDEM. 63

Ibíd. p. 41. 64

Ibíd. p. 42. 65

Cfr. BEUCHOT, MAURICIO, Los principios…, op. cit., p. 43.

27

En conclusión, el hombre, en búsqueda de la trascendencia, también procurara el

bien del otro, es decir, el individuo encuentra de una manera la plenitud buscando la

unión de las partes en relación a una meta común: la beatitud.

4. Jean-Jacques Rousseau: El ciudadano.

«Así como el arquitecto, antes de elevar un gran edificio, observa y sondea el

suelo para ver si puede sostener el peso del mismo, el legislador prudente no

comienza por redactar leyes buenas en sí mismas, sino que examina antes si el

pueblo al que las destina es propio para soportarlas»66

.

Rousseau nos lleva al tema de la comunidad, con más detalle, al del ciudadano.

Para nuestro autor, la comunidad representa el principal instrumento de moralización y,

en consecuencia, un valor moral más alto. ¿A qué se refiere con esto? Que la categoría

moral no es en el hombre, sino en el ciudadano, y el ciudadano, se encuentra en la

comunidad.67

.

Desde antiguo, el hombre se ha reunido en sociedad, sin duda, para seguir el

proceso natural humano. Comenzando con la reunión para la reproducción de la especie,

hasta la compartición del alimento, las cosechas, artefactos para la caza y materiales

variados, el hombre se ha juntado con el semejante, formando la comunidad. Como se

organizaba desde antiguo, el hombre es corresponsable por el medio en el que habita.

66

ROUSSEAU, JEAN-JACQUES, El contrato social, Aguilar, Madrid, 1973, p. 46 67

SABINE, GEORGE H., Historia de la teoría política..., op.cit., pp. 427-428

28

Para esto, se ocupa un sistema de responsabilidades, de obligaciones y también

derechos. El mismo Rousseau lo comenta más arriba, la moralidad no es en el hombre,

sino en el ciudadano, es preciso entonces, que la persona se comprometa en una

estructura de hombres que formen la sociedad política.

Una sociedad tiene que tener cosas comunes, tales como un idioma, un interés y

un bienestar, que no constituyen la suma de los bienes privados, sino la fuente de ellos.

La especie humana en conjunto no tiene nada de estas cosas en común. El egoísmo no es

más natural ni más innato que las necesidades sociales que unen a los hombres en

comunidades68

. En efecto, cada individuo puede, como hombre, tener una voluntad

particular contraria o diferente a la voluntad general que tiene como ciudadano (…) y

juzgando a la persona moral que constituye el Estado como un ser de razón porque no es

un hombre, gozaría de los deberes del súbdito, injusticia cuyo progreso acusaría la ruina

del cuerpo político. Por eso, para que el pacto social no sea un formulario vano, implica

tácitamente el compromiso, único que puede dar fuerza a los otros, de que el que se

niegue a obedecer a la voluntad general será obligado a ello por todo el cuerpo (…)

condición que constituye el artificio y el funcionamiento de la maquina política y que es

lo único que hace legitimas las obligaciones civiles, las cuales serían, sin esto, absurdas,

tiránicas y expuestas a los más enormes abusos69

.

“Del que se niegue a obedecer la voluntad general” me parece un tanto violento,

en sentido que entraríamos a una dinámica de premios y castigos, pero, tiene algo de

68

Ibíd. p. 428. 69

ROUSSEAU, JEAN-JACQUES, El contrato social…op. cit., pp. 20-21

29

razón, recordemos que la ley, según Rousseau, se ha construido con la ayuda de la

examinación al pueblo que es destinada, así que sería un tanto injusto que no se

obedeciera la voluntad general, teniendo en cuenta que, lo que se busca entre las

relaciones de los hombres es la verdad.

Me gustaría ahondar por ultimo en la palabra: compromiso. Rousseau dice que es

“condición que constituye el artificio y el funcionamiento de la maquina política y que

es lo único que hace legitimas las obligaciones civiles”. Agregaría esto a la posición de

Jean-Jacques: el compromiso será, entonces, el vínculo que une al ciudadano con el

semejante, ya que existe una responsabilidad por la existencia y la labor del otro, un

trato que se ha hecho con juramento de lealtad.

En conclusión, puedo decir que el ciudadano para Jean-Jacques Rousseau es: el

hombre que ha sometido su egoísmo y ha hecho una opción por el otro, mediante el

compromiso, en el cual, se responsabiliza por su semejante y por el medio en el que

habita.

30

CAPITULO III. ANÁLISIS HISTÓRICO-CULTURAL DE LA POLÍTICA

MEXICANA Y CONFRONTACIONES CON LA FILOSOFÍA POLÍTICA.

La historia del sistema político mexicano es larga y en ella se encuentran rupturas y

trasformaciones importantes. Desde el rompimiento del orden colonial, que abre un

periodo de inestabilidad crónica producto del desacuerdo entre las diferentes fracciones

sociales, pasando por un periodo porfirista en el que se logran amalgamar los intereses

de los terratenientes y de los sectores agroexplotadores nacionales y extranjeros, hasta la

ruptura marcada por el movimiento revolucionario de 1910, que destruye las viejas bases

del control político y abre un nuevo camino para la consolidación de la hegemonía

política de las clases dominantes en la etapa del capitalismo industrial y financiero70

.

La historia de nuestro sistema nos arroja muchas luces sobre nuestro presente y en

concreto, quiero hacer un análisis sobre la figura del centralismo político (expresado

fundamentalmente por la figura del presidencialismo mexicano), que se da inicio tras la

expulsión de Calles y la consolidación de Cárdenas al frente del gobierno mexicano en

el siglo XX. Otro objetivo a alcanzar será sobre el problema de las consecuencias

negativas que ha traído el presidencialismo, en resumen dos: la corrupción y la

indiferencia. Por último, contrapondremos nuestro actuar político mexicano con los

aportes de los filósofos anteriormente vistos en el capítulo II.

70

LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación del sistema político mexicano, siglo veintiuno editores,

México, 1986, p. 17.

31

1. Presidencialismo mexicano: Inicios.

El papel del presidencialismo mexicano en México ocupa un lugar central en el esquema

político contemporáneo. El presidencialismo condensa la compleja red de relaciones

políticas del estado mexicano; sirve además como un poderoso eslabón en la unidad de

las fracciones dominantes y aparece como el representante ideológico más visible en los

sucesivos proyectos que ha conformado en su conjunto el desarrollo capitalista de la

nación. Como en muchos países latinoamericanos, en el nuestro existe una larga

tradición autoritaria, en la que se ha combinado varias instituciones: el caciquismo

prehispánico, el despotismo español de los tres siglos de colonización, así como el

caudillismo militar que se prolongó prácticamente durante todo el siglo XIX y buena

parte del XX. Las características que dominan durante esta última etapa son la constante

lucha entre los caudillos militares, las guerras civiles y las intervenciones de las

potencias extranjeras; este proceso va a culminar con la dictadura de Porfirio Díaz y con

la revolución de 191071

.

En México, como en los restantes países de América Latina, el modelo

presidencialista estuvo inspirado en sus orígenes en el modelo establecido por la carta de

Filadelfia promulgada en 1787, en la que por vez primera se introdujo la forma de

gobierno conocido como “sistema presidencial”. En México, la constitución federal del

4 de octubre de 1824 –inspirada en el modelo político adoptado por Estados Unidos-

consagro el régimen presidencial así como el sistema de la división de poderes (…)

71

Ídem. LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación… op.cit. p. 56.

32

Entre 1824 y 1857, dichos principios fueron adoptados por las constituciones de ese

tiempo, pero en la práctica tuvieron muy poca eficacia debido a los numerosos

pronunciamiento, asonadas militares, guerras civiles y agresiones de potencia

extranjeras72

. Los largos periodos de inestabilidad prolongada, aunados al hecho de que

durante todos esos años los caudillos militares habían dominado el país, fortalecieron la

idea de que una nueva constitución debería ser, sobre todo, un freno para el poder

ejecutivo73

.

1.1 Díaz, Juárez y Lerdo de Tejada.

Las raíces de la dictadura porfirista tuvieron, como telón de fondo, la incompatibilidad

entre estos dos factores (poder ejecutivo y legislativo); así, la única alternativa para

lograr la existencia del gobierno era subordinar a éste la constitución (1857). Entonces

apareció la dictadura74

. El presidente Juárez gobernó sin embargo con esta constitución,

pero no lo hizo sometido al poder legislativo, al contrario, frente a los gobernadores

fuertes de esa época, que eran dueños de los feudos en los que asentaban su poder y que

podían enfrentarse al centro e incluso rebelarse contra él, Juárez estableció la dictadura

legal. El presidente oaxaqueño entró en un modus vivendi con dichos caudillos: les

permitió ejercer un poder completo en sus feudos, siempre y cuando le prestasen ayuda

en caso de una revuelta generalizada; en cambio, cuando se le rebelaban o amenazaban

con desconocerlo, los destruía haciendo uso del ejército o del estado de sitio. Juárez

72

Cfr. LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación… op.cit. p. 57. 73

Ibídem. p. 57. 74

El general Porfirio Díaz duró en la presidencia de 1876 a 1910. Él había instaurado una forma de

gobernar centralizando el poder, pero no fue hasta 1917 en la Ciudad de Querétaro cuando los

Constituyentes llamaron a esta forma de gobierno: “Dictadura constitucional”.

33

muere y deja como presidente a Lerdo de Tejada. Con él se inicia otra etapa del

presidencialismo mexicano, ya que el 13 de noviembre de 1874 se promulgaron por el

presidente Lerdo de Tejada las reformas constitucionales que reforzaron la posición del

ejecutivo federal al restablecerse el senado de la república, así como el veto suspensivo

en beneficio del propio ejecutivo. A partir de entonces se consolido definitivamente el

sistema presidencial, pues sin otorgarse la hegemonía absoluta al titular del ejecutivo se

le confirió suficiente poder de iniciativa en la dirección de la política, tanto interna como

internacional75

.

«Juárez y Lerdo de Tejada tuvieron que gobernar, al igual que Díaz, haciendo a un

lado la constitución. Fueron acusados de dictadores, pero esa condición no era sino

consecuencia de la organización constitucional que impedía una libre actuación del

ejecutivo frente a las difíciles condiciones de anarquía de esa época. La

preeminencia del congreso sobre el ejecutivo inhibía a éste en la rapidez de obrar

que necesitaba para reorganizar un país atomizado. Así, las condiciones que

enfrentaron sucesivamente Juárez, Lerdo y el general Díaz, hicieron que tomara

partido hacia una centralización del poder»76

.

1.2 Carranza, Obregón, Calles y Cárdenas.

Haciendo una rápida revisión histórica del presidencialismo de esta etapa, veremos que a

pesar de que la constitución de 1917 había otorgado amplios poderes al presidente de la

república, estos no pudieron ser aplicados ipso facto, hasta que las condiciones políticas

pudieron coincidir ese poder constitucional con el poder real. Carranza no gobernó con

un poder absoluto como hacían suponer las facultades y poderes creados por la

constitución. Carranza tenía un candidato (Ing. Bonillas) para que lo sucediera en 1920.

75

Cfr. Ibíd. pp. 58-59. 76

Ibíd. p. 62.

34

Sin embargo, Álvaro Obregón, general, ex militante del constitucionalismo y gran

caudillo por la fuerza de las armas, promueve la revuelta de Agua Prieta que culmina

con la muerte de Carranza y con el entronizamiento del propio Obregón. El presidente

Obregón gobierna hasta 1924. Este año de sucesión presidencial en un año de nueva

crisis política. La rebelión “delahuertista” que intenta poner en la silla a Adolfo de la

Huerta, ex colaborador ministerial del propio Obregón, fracasa y la Presidencia de la

Republica será ocupada por Plutarco Elías Calles, quien gobernara oficialmente hasta el

año de 1928. El presidente Calles, en su discurso de septiembre de 1928, hizo una

alusión clara para marcar las etapas que era necesario diferenciar, al afirmar que era

tiempo de “pasar de la época de los caudillos a la época de la fuerza de las

instituciones”. El discurso de Calles también debía analizarse en un contexto global, es

decir, como un proyecto a más largo alcance en el proceso de dominación de la clase

gobernante. “El problema central de la alocución presidencial del 1° de septiembre de

1928, es el tipo de soluciones –de corto y largo plazo- que la clase política dominante

adoptaría para perpetuarse en el poder. Se puede afirmar que las características

distintivas del proyecto de gobierno allí consignado, que a no dudarlo ha tenido

profundas consecuencias históricas para el país, demuestran la naturaleza legitimista del

mismo. La clase en el poder buscaba nuevas formas de legitimidades –nuevas y por

supuesto más eficaces-, también formas inéditas de consenso dentro de la propia clase

dominante, que evitasen situaciones de “crisis” y que a la vez permitieran derivar más

apoyo de la sociedad civil para conservar el poder77

.

77

Cfr. Ibíd. pp. 76-79.

35

«La figura de Calles fue solo temporal: “La posición de Calles empezó a ser minada

desde el momento en que tuvo que aceptar que el PNR78

postulara como candidato a

uno de los jefes más importantes del ejército, que contaba con la abierta simpatía de

los agraristas moderados e incluso de ciertos círculos laboristas, es decir, entre

grupos que ya no se sentían afines a Calles. El periodo que antecedió al cardenismo,

o sea el maximato79

, estuvo impregnado en términos generales por un abandono de

la política de masas que había postulado la propia revolución y por una actitud

conservadora y de compromiso frente a los intereses norteamericanos; esto significó

un poderoso cambio en la correlación de fuerzas sociales, que aumentaron las

presiones sobre el estado y sobre la dirección del desarrollo capitalista del futuro»80

.

El presidencialismo combinaría el encuadramiento de las masas en el partido oficial con

un régimen basado en el paternalismo y autoritarismo. Los años de Cárdenas también

presenciaron el surgimiento de la presidencia mexicana como el centro vital del sistema

político mexicano. El cardenismo es clave para descifrar muchos de los problemas más

que surgirían después en México. Sirve para demostrar, entre otras cosas, que el

“autoritarismo presidencial” se movería siempre dentro del marco de la lucha de clases

interna y de sus transformaciones, y también bajo la influencia de la política

imperialista. Así, el cardenismo fue expansión y fue límite del presidencialismo81

.

78

Partido Nacional Revolucionario (actual PRI). 79

El Maximato fue un periodo histórico y político de México que abarcó desde 1928, con el gobierno de

Portes Gil hasta 1934, con el inicio del gobierno de Cárdenas. Este periodo se caracterizó por la influencia

de Calles en la política mexicana, de cuyo apodo de “Jefe Máximo de la Revolución” deriva el nombre de

este periodo. 80

Ídem. LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación… op.cit. p. 80. 81

Cfr. Ibíd. pp. 81-82.

36

2. Presidencialismo mexicano: Teoría.

Comenta Víctor López, citando a Lorenzo Meyer: “Se ha concluido que las dos piezas

principales y características del sistema político mexicano son un poder ejecutivo –o

más específicamente, una Presidencia de la Republica- con facultades de una amplitud

excepcional, y un partido político oficial predominante”82

. En la práctica del

presidencialismo, su ejercicio, se refiere a toda la organización técnica y burocrática que

sirve de apoyo para el desempeño y ejecución de las funciones del presidente y que en

la actualidad revisten una mayor complejidad.

«El presidencialismo mexicano se analiza, también, como parte de un proceso de

consolidación del poder político en el país: “el régimen presidencialista sirvió

para acabar con las conspiraciones del legislativo, del ejército y el clero…, el

partido predominante sirvió para acabar con los caudillos y sus partidos de

membrete…, el régimen centralista sirvió para acabar con los feudos

regionales…”83

»

Escribe Arnaldo Córdova: “En este mismo sentido, sin la destrucción del

caudillismo, la modernización no hubiera llegado al país. En los países

latinoamericanos, el caudillo es una figura propia de las sociedades tradicionales; el

presidencialismo se sitúa en los movimientos sociales de modernización y

occidentalización”84

.

Casi todos los analistas del sistema político mexicano coinciden en señalar que la

centralización del poder político en México en la figura presidencial y la

82

Ibíd. p. 83. 83

Ibídem. p. 83. 84

Ibídem. p. 83.

37

institucionalización del poder político con el surgimiento y consolidación del partido de

la clase gobernante, como un medio de cohesión de la clase dominante en su conjunto,

son las claves que explican el contexto del sistema político mexicano85

.

85

Ibíd. p. 97.

38

3. ¿Tenemos el gobierno que merecemos? Criticas al presidencialismo.

Con el argumento de que México, solo ha podido entrar en el dinamismo de la

modernización gracias a la institucionalización contra el caudillismo y del régimen

centralista contra la posibilidad de rebelión, el régimen político ha tenido componentes

de intransigencia, abusos de autoridad, represión, censura, tortura, amenaza, la

imposición, la coerción, la aplicación arbitraria de la ley, la descalificación moral y/o

eliminación física del adversario, etc. Existen enormes déficits en materia de derechos

humanos en México. Los avances lentos y graduales en terreno electoral de los últimos

años parecen contradecir los muchos signos de intolerancia que aún subsisten en el país.

Al tiempo que la oposición conquista posiciones en todo el país, también se intensifica la

militarización, al tiempo que las autoridades expresan su compromiso con la

democracia, afloran cada día los nexos entre altas figuras de la clase política y el

narcotráfico, entre muchas otras. Por esto, la sociedad civil –con sus iniciativas, sus

reclamos, sus formas todavía incipientes de contestación- ha empezado a ocupar el

espacio público político. De acuerdo con este escenario, estaríamos en presencia de una

descomposición real de la política que alienta el fortalecimiento de poderes autónomos

que no pasan por el Estado; la democracia es superada por vía de los hechos. Es su lugar,

crece la informalización de la política, la represión, los poderes discrecionales, la

corrupción incontenible, etc.86

86

Cfr. CANSINO, CESAR, Política para ciudadanos: Cartografía del presente mexicano, Universidad

Autónoma de Ciudad Juárez, México 2009, pp. 54-57.

39

3.1 Criticas más pronunciadas: El problema de las elecciones.

El 27 de julio de 1996 quedo formalmente instalado el nuevo Consejo General del

Instituto Federal Electoral (actual INE). Éste, fungiendo como argumento de mayor

trasparencia electoral para justificar la pertinencia de las leyes electorales de las

reformas introducidas en ese ámbito, busca ocultar la crisis de nuestro régimen político

se debe en buena medida a las muchas deficiencias y limitaciones que un persisten en las

propias prácticas democráticas como resultado de una apertura política más bien tímida

y controlada. Cabe recordar que las practicas electorales no generan todavía normalidad

necesaria sino que muchas veces hacen estallar conflictos postelectorales; en lugar de

garantizar mayor legitimidad al régimen, son motivo de su descredito. «Quienes pese a

estas evidencias de deterioro continúan defendiendo la estrategia reformista de apertura

política suelen remitirse al pasado como mejor ejemplo de los avances logrados»87

. En

efecto, un recurso usual de la política es sobrevaluar el presente en virtud de un pasado

que siempre fue peor. Atendiendo a esta lógica, podría argumentarse también que en el

pasado, nuestro país era una sociedad tradicional y rural y que ahora somos una nación

moderna e industrializada. Como si esta afirmación pudiera ocultarse que nunca en la

historia de nuestro país habían existido tantos millones de compatriotas en condiciones

de miseria extrema como en las actuales circunstancias88

.

«La clave de una verdadera transición exitosa a la democracia, es decir, que genere

consenso entre todos los actores políticos y confianza en la ciudadanía, no está

entonces en el grado de independencia o de “ciudadanización” del órgano electoral

87

Ibíd. p. 129. 88

Cfr. Ibíd. pp. 125-129.

40

como se ha hecho creer en México, sino en el grado que el gobierno en transición

está dispuesto realmente a aceptar trasformaciones de envergadura en el

ordenamiento institucional y en las reglas del juego político que representen una

ruptura real y definitiva con el pasado autoritario. Mientras esto no ocurra, por más

“ciudadanizado” que esté el IFE (INE) las elecciones no generaran la credibilidad ni

la certidumbre necesarias y los actores políticos mantendrán la tendencia a

polarizarse entre sí.»89

Se habla de momentos de transición que debe pasar en país, pero el error se

encuentra en el intento de “ciudadanización” (tratándose de un ámbito autoritario) en

todos los sentidos, no solo en lo electoral.

Existen algunas otras críticas fuertes, entre ellas los conflictos sociales, es decir:

narcotráfico y drogadicción, delincuencia, cultura machista, desigualdad social, pobreza,

corrupción, indiferencia, entre otras.

«Hoy como ayer las desigualdades de México se condensan y emergen de la

economía, pero no se reducen a ella. La desigualdad abarca y se reproduce en las

vertientes regionales, culturales y étnicas, y se mantienen en la vida las prácticas

políticas»90

.

Hay mucho que decir sobre este tema crítico, pero lo importantes, es ubicar la

centralidad de la crítica más fuerte al presidencialismo: el poder corrompido por el

intento de modernización y la indiferencia que marca a los ciudadanos por la

intolerancia política.

89

Ibíd. p. 131. 90

AA. VV., Problemas sociales… op.cit., p. 330.

41

4. Confrontaciones: Sistema político mexicano-Filosofía política.

4.1 Desigualdad.

Cuando hablamos de modernización en el país, debo hacer mención del largo proceso de

“concientización” que creo la Colonia en México y claro está, en América Latina.

Hannah Arendt, basada en el libro de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas,

concibe la conquista, la esclavitud, el racismo y el exterminio de las poblaciones nativas

como una reacción espontánea y comprensible de los europeos confrontados con los

salvajes:

«La raza fue la explicación de urgencia para los seres humanos que ningún europeo

podía comprender y cuya humanidad tanto asustaba y humillaba a los emigrantes

que no se preocupaban más de pertenecer a la misma especie humana. La raza es la

respuesta de los Boers para la abrumadora monstruosidad de África –un continente

entero poblado y superpoblado por salvajes-, una explicación de la locura que los

tomaba e iluminaba como “un brillo de relámpago en un cielo tranquilo: exterminen

todos los brutos”»91

.

El modelo de “concientización” llamado anteriormente, es la “inferioridad

ontológica” entre Europeos y nativos Americanos, que desde el principio de la

Conquista, ha marcado a México en su concepción como nación y vida política. Esta

“inferioridad” traducida hoy por desigualdad social, es un estigma para la vida en la

República. Así tuvo que crecer y desarrollarse el Estado mexicano, en búsqueda del

bienestar común. La Independencia significó para todos, el inicio del nuevo régimen,

buscando la libertad. Siguiendo los principios de Justicia que nos regaló Platón, la

91

UGARTE PÉREZ, JAVIER (COMP.), La administración de la vida: Estudios biopolíticos, Anthropos,

Barcelona, 2005, p. 107.

42

nación gozaba de buenos hombres, con la virtud de las buenas costumbres, con sed de la

misma justicia y la igualdad entre los suyos.

4.2 Democracia.

Como parte del devenir del país y dentro de la exploración del país libre y autónomo,

México tuvo que pasar por la crisis y la aceptación, tomando forma para el siguiente

paso: la Revolución. Estaba un México gobernado por la dictadura, preocupado por el

poder y la no-rebelión de los compatriotas. La nación tenía miedo de ser corregida, se

buscaba el justo medio para la gobernación.

La democracia pareció la mejor forma de liderazgo en el país (y al parecer sigue

siendo), porque como comentaba Aristóteles sobre la participación, se debe tomar en

cuenta la elección de algún cargo en relación a la porción de pueblo que se dirija,

teniendo en cuenta el voto para todos, pero de diferentes modos, para un buen control,

un justo medio. Se resalta el valor de la participación de todos los ciudadanos para todos

los asuntos de la república. Los Constituyentes mexicanos tenían en claro a la

democracia en relación al principio igualitario, la democracia en relación al justo medio

y la democracia en relación a la función electoral, como diría Aristóteles.

4.3 Justicia.

La centralización del poder y la institucionalización sirvieron de argumento para la

“modernización” del Estado mexicano, suponiendo que el bien común se encontraría en

43

la unión contra rebelión y el uso de los medios de adhesión por parte de las clases

dominantes, tal como diría Platón, se tiene “miedo a la reprobación”. La clarificación de

ideales hacían al hombre justo, y su relación con el tener hacían al hombre corrupto. Se

busca el justo medio, hacia la perfección de los hombres y sin duda, la justicia es el

vínculo que mantiene unida a una sociedad. Se está hablando entonces, de la unión de

las partes, de encontrar la vida virtuosa en la comunidad. El ciudadano –que tiene una

categoría moral más alta, debido a la suma de bienes- se responsabiliza por el otro, por

la comunidad.

En conclusión, en este capítulo pude hacer un análisis histórico del

presidencialismo y encontré algunas viejas bases sobre el sistema político mexicano

actual. La investigación arrojó la posible conciencia que ha marcado a la vida política

desde la Conquista Española, el fundamento de la centralización del poder y la

institucionalización “exagerada”. Por otra parte, averigüé algunas críticas que se le

hacen al presidencialismo, el descontrol que ha tenido por el centralismo desenfrenado.

Por último, con ayuda de los aportes de Platón, Aristóteles, Tomas de Aquino y

Rousseau en materia social, hablo de algunas confrontaciones que tiene con el sistema

político mexicano.

44

CONCLUSIONES.

El resultado por el control o el alcance del poder siempre ha resultado complicado.

México ha encontrado en la democracia un buen camino hacia la participación de todos

los ciudadanos, pero, como es un valor individual y colectivo, no hay seguridad de que

siempre sea la correcta ruta hacia el desarrollo. Por ello, una democracia auténtica busca

la autocorrección, sin miedo a la reprobación para así poder modificar muchas

disposiciones que se pueden mejorar y rectificar.

Dentro de los procesos electorales –parte fundamental en la vida democrática- se

debe tener especial cuidado en sus etapas, instrumentos y manejos ya que se puede

degenerar y forjar alteraciones y vicios que forjaran problemas graves a nuestro país.

Encontramos componentes valiosos en las contribuciones de nuestros filósofos

políticos. Platón nos habla del justo, como virtud que lleva a la perfección. El justo

medio que mantiene unida a una sociedad.

En otro punto, Aristóteles nos habla de la democracia con tres objetivos

principales: la democracia en relación al principio igualitario, la democracia en relación

al justo medio y la democracia en relación a la función electoral. En primer lugar, el

principio igualitario nos lleva a la atención de todos, una preocupación comunitaria. En

segundo lugar, el justo medio hará que la comunidad lleve su camino en unidad, una

moderación que ayude a la sobriedad y el crecimiento de la virtud. Por último, la función

45

electoral tiene su aspecto positivo en el hecho de la participación, en la toma de

decisiones por parte de la comunidad.

Santo Tomas de Aquino, en el tema del bien común nos habla de la búsqueda del

hombre de la trascendencia, y como una virtud individual en esta búsqueda, se

relacionara con el otro, en vistas a una finalidad: la vida virtuosa y la beatitud. La

felicidad estará entendida en la unión de las partes.

Rousseau, por último, nos habla del ciudadano como una categoría moral más alta,

debido a su encuentro con el otro, con la comunidad, que para él es, una suma de bienes

reflejada en el compromiso social.

Los aportes que nos hace la filosofía en materia social, han iluminado algunos

aspectos del sistema político mexicano, tales son: la conciencia que marcó a la sociedad

mexicana, el fundamento de la centralización del poder y la ya mencionada antes

exagerada institucionalización de las estructuras políticas.

La clase política ha buscado en el poder nuevas formas de legitimidades –nuevas

y por supuesto más eficaces-, también formas inéditas de consenso dentro de la propia

clase dominante, que evitasen situaciones de “crisis” y que a la vez permitieran derivar

más apoyo de la sociedad civil para conservar el poder y así seguir centralizando.

Como comentábamos en el Capítulo III, el cardenismo es clave para descifrar

muchos de los problemas más que surgirían después en México. Es una demostración,

entre otras cosas, que el “autoritarismo presidencial” se movería siempre dentro del

46

marco de la lucha de clases interna y de sus transformaciones, y también bajo la

influencia de la política imperialista. Claro está que mucho se debe al cese al caudillismo

mexicano, en este mismo sentido, “sin su destrucción, la modernización no hubiera

llegado al país”, según comentan algunos autores.

Con el argumento de que México, solo ha podido entrar en el dinamismo de la

modernización gracias a la institucionalización contra el caudillismo y del régimen

centralista contra la posibilidad de rebelión, el régimen político ha tenido componentes

de intransigencia y muchas otras variantes como antes mencionado. También se habla de

momento de transición que debe pasar en país, pero el error se encuentra en el intento de

“ciudadanización” (tratándose de un ámbito autoritario) en todos los sentidos.

Sobre el debate sistema político mexicano-filosofía política, encuentro

importante el modelo de “concientización”, es decir, la “inferioridad ontológica” entre

Europeos y nativos Americanos, que desde el principio de la Conquista, ha marcado a

México en su concepción como nación y vida política. Además, la clarificación de

ideales hacen al hombre justo, y su relación con el concepto de “tener” hacen al hombre

corrupto. Se busca el justo medio, que menciona Platón y su dirección hacia la

perfección y sin duda que, la justicia es el vínculo que mantiene unida a una sociedad.

La sociedad mexicana debe seguir buscando el justo medio que nos de la

libertad, la vida virtuosa que nos lleve a la perfección y la conciencia de igualdad de

derechos que nos hacen grandes a todos, es decir, el cumplimiento del compromiso que

he hecho con mi comunidad, con la sociedad.

47

BIBLIOGRAFÍA

AA. VV., Problemas sociales, económicos y políticos de México, Universidad

Autónoma de México, México, 2006.

ARISTÓTELES, Ética Nicomaquea, Política, Porrúa, México, 2010, p. 292.

BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN, Teoría del Estado, Fundamentos de

filosofía política, Trillas, México, 2002.

BEUCHOT, MAURICIO, Los principios de la filosofía social de Santo Tomás, Instituto

Mexicano de Doctrina Social Cristiana. México. 2012.

CANSINO, CESAR, Política para ciudadanos: Cartografía del presente mexicano,

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México 2009.

LÓPEZ VILLAFAÑE, VÍCTOR, La formación del sistema político mexicano, siglo

veintiuno editores, México, 1986.

PLATÓN, La República o el Estado, Austral, Argentina, 1941.

ROUSSEAU, JEAN-JACQUES, El contrato social, Aguilar, Madrid, 1973.

S. TOMAS DE AQUINO, Suma de Teología, Edición dirigida por los Regentes de

Estudios de las Provincias Dominicas de España, BAC, Madrid, 2001 (= Summa

theologiae), vol. II, I-II q. 90, a. 2, c.

SABINE, GEORGE H., Historia de la teoría política, Fondo de Cultura Económica,

México, 1945.

UGARTE PÉREZ, JAVIER (COMP.), La administración de la vida: Estudios biopolíticos,

Anthropos, Barcelona, 2005.