Por: Nancy Araceli Carrillo González

Modo de actuar dependiente de la telepantalla.

“El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el presente controla el pasado”.

Winston y Julia (una joven de 26 años que trabaja en el Departamento de Novela), comienzan a desarrollar un tipo de “romance prohibido” a escondidas de toda su sociedad. Situación que los lleva a volverse peligrosos y sospechosos pues no sólo violan una de los principales mandamientos a los que se les somete, sino que también conspiran en contra de lo que en sí ES su identidad como practicantes del partido del “Gran Hermano”.

La dominación de masas, la vigilancia continua.

La prohibición total de desarrollar relaciones personales

fuera de las permitidas previamente.

La siembra de ideas, el temor a lo desconocido, o mejor dicho, la filtración del miedo –por parte del Partido y el símbolo del “Gran Hermano”- en los congeniantes del partido .

Aunque se preste resistencia ante el sistema, terminan de cierto modo apoyando sus ideales.

En una visión más futurista, los medios consumen la vida del individuo.

Penetración de los medios y dependencia de ellos.

Conexión impresionante de estas situaciones con nuestra realidad.

Si no ponemos un alto a su influencia terminaremos siendo unos títeres ideológicos; manipulados en todo sentido.

Al tener el poder de manejar, manipular y hacer llegar a nosotros n cantidad de información continua e imparablemente, se les dota de la facultad absoluta de controlarnos, como un totalitarismo.

Es así como finalmente, y aunque nos atrevamos a ir en contra de la corriente y defender en determinadas ocasiones lo que especulamos, en última instancias acabaremos por adquirir como nuestro aquello que es bien visto ante los demás, de lo contrario terminaremos olvidados y aniquilados en vida por “traicionar” el ideal colectivo.