ANÁLISIS NOTICIOSO El turno es de Michelle · tiras sobre su esposo y que pretende destruir gran...

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Copyright © 2017 The New York Times DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017 Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY VENTANA NICHOLAS KRISTOF/THE NEW YORK TIMES El padre de Fombasoa piensa en casarla, aunque ella tiene 10 años, para que un esposo la alimente. Los canadienses debaten cuál sería su ave nacional Canadá ya tiene un árbol nacional, dos animales nacionales y dos deportes nacionales. Hace dos años, la Real So- ciedad Geográfica Canadiense decidió que Canadá también necesitaba un ave nacional. La Sociedad aplicó un sondeo en línea. Destacados escrito- res promocionaron su ave favorita en Canadian Geogra- phic, la revista de la Sociedad, e incluso fue tema de un deba- te a principios de septiembre. En noviembre, un panel de expertos declaró el ganador: el arrendajo gris. Se encuentra en las 13 provincias y territo- rios canadienses, el ave permanece en los bosques gélidos todo el invierno, es monógamo y parece que gusta de aterri- zar en la ropa o las manos de la gente en espera de un bocadillo. “Es leal, amigable, inteligente y tiene buen apetito: así es como sentimos que somos los canadienses”, explicó David Bird, profesor emérito en la Universidad McGill, en Montreal, y quien abogó por el ave en el debate, a Ian Austen, de The New York Times. De lo que carece el ave es de recono- cimiento de nombre. En el sondeo en línea, de 50.000 personas, el arrendajo gris terminó en tercer lugar. Los funcionarios canadienses tam- bién se mostraron indiferentes ante la idea. Sin embargo, hay otras aves cana- dienses para considerar. Tome por ejemplo a la uria, descrita por Craig S. Smith, de The Times, como un ave pequeña con apariencia de pin- güino volador. Tiene una historia como alimento básico para los residentes de Terranova, y es el ave voladora de cla- vado más profundo del mundo, capaz de zambullirse más de 180 metros en aguas gélidas. En busca de inspiración, los canadien- ses podrían volver la mirada al extran- jero a dos aves que están ayudando a ha- cer avanzar la ciencia, y lucen elegantes en el proceso. Allí está Obi, un loro del Pacífico en la Universidad de Stanford, en Califor- nia, que vuela a través de rayos láser llevando puestos unos goggles. Obi es la estrella de un experimento realizado por Eric Gutierrez, alumno de posgrado que estudia el vuelo de las aves. Obi no sólo luce bien; también está desafiando las teorías sobre el vuelo de las aves, dijo Gutierrez a James Gor- man, de The Times. Los resultados de los vuelos de Obi no coincidieron con los métodos matemáticos convencionales para calcular la sustentación, y los in- vestigadores ahora tienen que realizar más experimentos para tener un mejor panorama del vuelo por aleteo. Obi no es la única ave que utiliza accesorios. También está Figaro, una cacatúa goffiniana en la Universidad Veterinaria de Viena. Los investigadores observaron mien- tras Figaro utilizaba un pedazo de bam- bú para arrastrar hacia él un guijarro que había caído fuera de su aviario. Im- presionados, reemplazaron el guijarro con una nuez de la India y vieron cómo Figaro arrancaba con el pico una astilla de una viga de madera y la usaba para acercarse la nuez, reportó The Times. Las cacatúas no pueden hacer nada como esto en la naturaleza. Así que Alice M.I. Auersperg, investigadora en la universidad, lo presentó a otras cacatúas en el laboratorio que pudieron aprender el uso de herramientas al ver a Figaro en acción. Si los canadienses alguna vez reto- man el debate sobre un ave nacional, quizás encontrarán a alguna cuyas hazañas se equiparen a las de Figaro y Obi. Por ahora, Bird se siente aliviado porque otra ave asociada con Canadá nunca fue un contendiente. “¿El ganso canadiense? Sobre mi cadáver”, dijo. “Básicamente, son má- quinas de hacer excremento, y son odio- sos”. MATT WASIELEWSKI Comentarios son bienvenidos en [email protected]. INTELIGENCIA El nuevo enemigo del Estado de Putin. PÁG. 2 EL MUNDO La policía asesina en Venezuela. PÁG. 3 DINERO Y NEGOCIOS Hay alternativas a tener un automóvil. PÁG. 5 ARTE Y DISEÑO Judío vive suplicio en el Nuevo Mundo. PÁG. 8 Por JODI KANTOR El 20 de enero, Michelle Obama en- tregará su casa a un hombre que ascen- dió al poder en parte por difundir men- tiras sobre su esposo y que pretende destruir gran parte de su trabajo. Si la tradición y su propia conducta reciente son una guía, ella se portará durante la toma de posesión con una tranquilidad discreta y pocos indicios de lo que real- mente piensa. Luego, Michelle Obama tendrá que hacer una elección: ¿Debería empezar —o volver— a hablar en público con su voz más plena? Cuando su marido se convirtió en el nominado demócrata de 2008 a la pre- sidencia, Michelle Obama se refrenó. Tuvo que hacerlo, frente a los ataques republicanos y luego el reto de ser la primera afroamericana en convertirse en primera dama. Sus declaraciones eran auténticas, pero limitadas. Se ca- lificaba como la “mamá en jefe” y cauti- vaba a los conductores de la televisión nocturna en clips que iluminaban los medios sociales. A veces hablaba tanto con su cuerpo como con su voz, al prac- ticar hula-hula y jugar bebeleche con niños, convirtiendo sus apariciones en sesiones maratónicas de abrazos. Abordó asuntos que eran vitales, pero con los cuales era difícil estar en desacuerdo: estaba a favor de los vete- ranos y contra la obesidad infantil. Ese enfoque la protegía y la elevaba. Entre menos explícitamente política sonaba, más influencia política esgrimía. Este enfoque conllevaba un precio: no captaba la verdadera profundidad, originalidad y franqueza de Michelle Obama. En una entrevista de 2008 con The New York Times, recordó sus años de guiar a jóvenes en conversaciones so- bre cuestiones raciales, y argumentó a favor de ser directo. “Odio los talleres sobre diversidad”, dijo. “El verdadero cambio viene de tener suficiente como- didad para ser realmente honesto”. ¿Aún cree eso Michelle Obama? En el Estados Unidos de Donald Trump, el hambre entre los demócratas para que alce la voz será enorme. Pero ella sabe mejor que nadie lo que eso le podría costar. La Michelle Obama a quien sus amigos, familia y asistentes conocen es una incisiva crítica social, una abo- gada capaz de hacer que un argumento convenza, una fuente de observaciones ANÁLISIS NOTICIOSO El turno es de Michelle Niños mueren por la hambruna TSIHOMBE, Madagascar Ella es sólo una mamá asustada, a la que le preocupa si su hijo sobrevivirá, y definitivamente no le preocupa la políti- ca estadounidense... porque nunca ha oí- do hablar del presidente Barack Obama ni de Donald Trump. ¿Y de Estados Unidos? Ranomasy, que vive en un pueblo aislado en esta isla de Madagascar, niega con la cabeza. Sin embargo, los estadou- nidenses podrían estar matando invo- luntariamente a su pequeño. El cambio climático, causado de manera despro- porcionada por emisiones de carbono de Estados Unidos, parece ser el causante de una severa sequía que ha marchitado los cultivos en toda África del Sur. El re- sultado es una desnutrición aguda en 1.3 millones de niños de la región, informan las Naciones Unidas. Trump se ha mofado en repetidas ocasiones del cambio climático, incluso alguna vez lo ha llamado un engaño inventado por China. Pero el cambio climático aquí es tan tangible como sus víctimas. El presidente electo debería venir y sentir las costillas de estos niños y verlos luchar por su vida. Es cierto que los vínculos entre nuestras emisiones de carbono y cualquier sequía en particu- lar son complicados, pero, en general, el cambio climático es tan palpable como un niño marchito de ojos vidriosos que se muere de inanición. Como Tsapasoa, el hijo de 18 meses de Ranomasy. La sequía y la crisis alimenticia de África del Sur han pasado casi desaper- cibidas en el mundo. La situación ha sido particularmente grave en Madagascar, una encantadora nación isleña conocida por sus playas desiertas y juguetones primates de colas largas llamados lé- mures. Sin embargo, la parte sur de la isla no se parece para nada a la película ani- mada “Madagascar”. La ONU estima que casi un millón de personas tan sólo en Madagascar necesita asistencia ali- mentaria de emergencia. Conocí a Ranomasy en una estación de alimentación de emergencia maneja- da por monjas católicas que intentaban salvar a su bebé. Ranomasy había car- gado a Tsapasoa 12 horas por el desierto para llegar con las monjas, caminando descalza porque la mayoría de los NICHOLAS KRISTOF ENSAYO ILUSTRACIÓN POR CRISTIANA COUCEIRO, FOTOGRAFÍA POR NIGEL DICKSON/GETTY IMAGES ¿Estará dispuesta a tomar la voz tras ocho años en la Casa Blanca? Continúa en la página 2 Continúa en la página 2

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Copyright © 2017 The New York Times

DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY

VENTANA

NICHOLAS KRISTOF/THE NEW YORK TIMES

El padre de Fombasoa piensa en casarla, aunque ella tiene 10 años, para que un esposo la alimente.

Los canadienses debaten cuál sería su ave nacionalCanadá ya tiene un árbol nacional,

dos animales nacionales y dos deportes nacionales. Hace dos años, la Real So-ciedad Geográfica Canadiense decidió

que Canadá también necesitaba un ave nacional.

La Sociedad aplicó un sondeo en línea. Destacados escrito-res promocionaron su ave favorita en Canadian Geogra-phic, la revista de la

Sociedad, e incluso fue tema de un deba-te a principios de septiembre.

En noviembre, un panel de expertos declaró el ganador: el arrendajo gris. Se

encuentra en las 13 provincias y territo-rios canadienses, el ave permanece en los bosques gélidos todo el invierno, es monógamo y parece que gusta de aterri-zar en la ropa o las manos de la gente en espera de un bocadillo.

“Es leal, amigable, inteligente y tiene buen apetito: así es como sentimos que somos los canadienses”, explicó David Bird, profesor emérito en la Universidad McGill, en Montreal, y quien abogó por el ave en el debate, a Ian Austen, de The New York Times.

De lo que carece el ave es de recono-cimiento de nombre. En el sondeo en línea, de 50.000 personas, el arrendajo gris terminó en tercer lugar.

Los funcionarios canadienses tam-bién se mostraron indiferentes ante la idea.

Sin embargo, hay otras aves cana-

dienses para considerar.Tome por ejemplo a la uria, descrita

por Craig S. Smith, de The Times, como un ave pequeña con apariencia de pin-güino volador. Tiene una historia como alimento básico para los residentes de Terranova, y es el ave voladora de cla-vado más profundo del mundo, capaz de zambullirse más de 180 metros en aguas gélidas.

En busca de inspiración, los canadien-ses podrían volver la mirada al extran-jero a dos aves que están ayudando a ha-cer avanzar la ciencia, y lucen elegantes en el proceso.

Allí está Obi, un loro del Pacífico en la Universidad de Stanford, en Califor-nia, que vuela a través de rayos láser llevando puestos unos goggles. Obi es la estrella de un experimento realizado por Eric Gutierrez, alumno de posgrado

que estudia el vuelo de las aves.Obi no sólo luce bien; también está

desafiando las teorías sobre el vuelo de las aves, dijo Gutierrez a James Gor-man, de The Times. Los resultados de los vuelos de Obi no coincidieron con los métodos matemáticos convencionales para calcular la sustentación, y los in-vestigadores ahora tienen que realizar más experimentos para tener un mejor panorama del vuelo por aleteo.

Obi no es la única ave que utiliza accesorios. También está Figaro, una cacatúa goffiniana en la Universidad Veterinaria de Viena.

Los investigadores observaron mien-tras Figaro utilizaba un pedazo de bam-bú para arrastrar hacia él un guijarro que había caído fuera de su aviario. Im-presionados, reemplazaron el guijarro con una nuez de la India y vieron cómo

Figaro arrancaba con el pico una astilla de una viga de madera y la usaba para acercarse la nuez, reportó The Times.

Las cacatúas no pueden hacer nada como esto en la naturaleza. Así que Alice M.I. Auersperg, investigadora en la universidad, lo presentó a otras cacatúas en el laboratorio que pudieron aprender el uso de herramientas al ver a Figaro en acción.

Si los canadienses alguna vez reto-man el debate sobre un ave nacional, quizás encontrarán a alguna cuyas hazañas se equiparen a las de Figaro y Obi. Por ahora, Bird se siente aliviado porque otra ave asociada con Canadá nunca fue un contendiente.

“¿El ganso canadiense? Sobre mi cadáver”, dijo. “Básicamente, son má-quinas de hacer excremento, y son odio-sos”. MATT WASIELEWSKI

Comentarios son bienvenidos en [email protected].

INTELIGENCIA

El nuevo enemigo del Estado de Putin. PÁG. 2

EL MUNDO

La policía asesinaen Venezuela. PÁG. 3

DINERO Y NEGOCIOS

Hay alternativas a tener un automóvil. PÁG. 5

ARTE Y DISEÑO

Judío vive suplicio en el Nuevo Mundo. PÁG. 8

Por JODI KANTOR

El 20 de enero, Michelle Obama en-tregará su casa a un hombre que ascen-dió al poder en parte por difundir men-tiras sobre su esposo y que pretende destruir gran parte de su trabajo. Si la tradición y su propia conducta reciente son una guía, ella se portará durante la toma de posesión con una tranquilidad discreta y pocos indicios de lo que real-mente piensa.

Luego, Michelle Obama tendrá que hacer una elección: ¿Debería empezar —o volver— a hablar en público con su voz más plena?

Cuando su marido se convirtió en el nominado demócrata de 2008 a la pre-sidencia, Michelle Obama se refrenó. Tuvo que hacerlo, frente a los ataques republicanos y luego el reto de ser la primera afroamericana en convertirse

en primera dama. Sus declaraciones eran auténticas, pero limitadas. Se ca-lificaba como la “mamá en jefe” y cauti-vaba a los conductores de la televisión nocturna en clips que iluminaban los medios sociales. A veces hablaba tanto con su cuerpo como con su voz, al prac-ticar hula-hula y jugar bebeleche con niños, convirtiendo sus apariciones en sesiones maratónicas de abrazos.

Abordó asuntos que eran vitales, pero con los cuales era difícil estar en desacuerdo: estaba a favor de los vete-ranos y contra la obesidad infantil. Ese enfoque la protegía y la elevaba. Entre menos explícitamente política sonaba, más influencia política esgrimía.

Este enfoque conllevaba un precio: no captaba la verdadera profundidad, originalidad y franqueza de Michelle Obama.

En una entrevista de 2008 con The New York Times, recordó sus años de guiar a jóvenes en conversaciones so-bre cuestiones raciales, y argumentó a favor de ser directo. “Odio los talleres sobre diversidad”, dijo. “El verdadero cambio viene de tener suficiente como-didad para ser realmente honesto”.

¿Aún cree eso Michelle Obama? En el Estados Unidos de Donald Trump, el hambre entre los demócratas para que alce la voz será enorme. Pero ella sabe mejor que nadie lo que eso le podría costar.

La Michelle Obama a quien sus amigos, familia y asistentes conocen es una incisiva crítica social, una abo-gada capaz de hacer que un argumento convenza, una fuente de observaciones

ANÁLISIS NOTICIOSO

El turno es de Michelle

Niños mueren por la

hambrunaTSIHOMBE, Madagascar

Ella es sólo una mamá asustada, a la que le preocupa si su hijo sobrevivirá, y definitivamente no le preocupa la políti-ca estadounidense... porque nunca ha oí-do hablar del presidente Barack Obama

ni de Donald Trump.¿Y de Estados Unidos?

Ranomasy, que vive en un pueblo aislado en esta isla de Madagascar, niega con la cabeza. Sin embargo, los estadou-

nidenses podrían estar matando invo-luntariamente a su pequeño. El cambio climático, causado de manera despro-porcionada por emisiones de carbono de Estados Unidos, parece ser el causante de una severa sequía que ha marchitado los cultivos en toda África del Sur. El re-sultado es una desnutrición aguda en 1.3 millones de niños de la región, informan las Naciones Unidas.

Trump se ha mofado en repetidas ocasiones del cambio climático, incluso alguna vez lo ha llamado un engaño inventado por China. Pero el cambio climático aquí es tan tangible como sus víctimas. El presidente electo debería venir y sentir las costillas de estos niños y verlos luchar por su vida. Es cierto que los vínculos entre nuestras emisiones de carbono y cualquier sequía en particu-lar son complicados, pero, en general, el cambio climático es tan palpable como un niño marchito de ojos vidriosos que se muere de inanición. Como Tsapasoa, el hijo de 18 meses de Ranomasy.

La sequía y la crisis alimenticia de África del Sur han pasado casi desaper-cibidas en el mundo. La situación ha sido particularmente grave en Madagascar, una encantadora nación isleña conocida por sus playas desiertas y juguetones primates de colas largas llamados lé-mures.

Sin embargo, la parte sur de la isla no se parece para nada a la película ani-mada “Madagascar”. La ONU estima que casi un millón de personas tan sólo en Madagascar necesita asistencia ali-mentaria de emergencia.

Conocí a Ranomasy en una estación de alimentación de emergencia maneja-da por monjas católicas que intentaban salvar a su bebé. Ranomasy había car-gado a Tsapasoa 12 horas por el desierto para llegar con las monjas, caminando descalza porque la mayoría de los

NICHOLAS KRISTOF

ENSAYO

ILUSTRACIÓN POR CRISTIANA COUCEIRO, FOTOGRAFÍA POR NIGEL DICKSON/GETTY IMAGES

¿Estará dispuesta a tomar la voz tras ocho años en la Casa Blanca?Con tinúa en la página 2

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E L M U N D O

2 DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

INTERNATIONAL WEEKLY

NANCY LEE Editora ejecutivaTOM BRADY Editor en jefeALAN MATTINGLY Editor

The New York Times International Weekly620 Eighth Avenue, New York, NY 10018

CONSULTAS EDITORIALES: [email protected]

CONSULTAS DE VENTAS Y PUBLICIDAD:[email protected]

THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY E INTERNATIONAL REPORT APARECEN EN LAS SIGUIENTES PUBLICACIONES: SÜDDEUTSCHE ZEITUNG, ALEMANIA � CLARÍN, ARGENTINA � DER STANDARD, AUSTRIA � LA RAZÓN, BOLIVIA � THE HAMILTON SPECTATOR, TORONTO STAR Y WATERLOO REGION RECORD, CANADÁ � LA SEGUNDA, CHILE � PRENSA LIBRE, GUATEMALA � ASAHI SHIMBUN, JAPÓN � EL NORTE, EXPRESO Y REFORMA, MÉXICO � BAUER MEDIA, NUEVA ZELANDA � CORREO, PERÚ � LISTIN DIARIO, REPÚBLICA DOMINICANA � NEDELJNIK, SERBIA

PABLO MARTINEZ MONSIVAIS/ASSOCIATED PRESS

La primera dama es crítica social incisiva, reportan.

NICHOLAS KRISTOF/THE NEW YORK TIMES; ABAJO, BEN C. SOLOMON/THE NEW YORK TIMES

MichelleObama podría ser candidata

Trump niega el calentamiento, pero los niños mueren

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Una primera dama que expresaba su punto de vista con sutileza.

aldeanos ya ha vendido todo, desde za-patos hasta cucharas, para sobrevivir. “Me siento tan impotente como madre, porque amo a mi hijo”, expresó. “Pero cualquier cosa que hago simplemente no sirve de nada”.

La sequía también es grave en Lesoto, Malawi, Mozambique, Suazilandia, Zambia y Zimbabue, y una sequía rela-cionada ha devastado a África Oriental y el Cuerno de África y se espera que continúe este año. El Programa Mun-dial de Alimentos de la ONU ha pedido ayuda con urgencia, pero sólo la mitad del dinero necesario ha sido donado.

La causa inmediata de las sequías fue un fenómeno de El Niño sumamente caliente, que llegó además de una ten-dencia seca más grande en las últimas décadas en regiones de África. Una nue-va investigación, recién publicada en el boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense, concluye que el cambio climático causado por el hombre exacer-bó la intensidad del El Niño y redujo las lluvias de manera significativa.

Los investigadores calcularon que la contribución humana al calentamiento global redujo los escurrimientos de agua en África del Sur en un 48 por ciento y concluyeron que la contribución humana “ha sido responsable de sustan-ciales crisis de alimentos”.

Como estadounidense, estoy orgu-lloso de ver que la ayuda de Estados Unidos salva vidas aquí. Si no fuera por la agencia de ayuda estadounidense U.S.A.I.D. y asociaciones sin fines de lucro como Catholic Relief Services, se estarían apilando muchos cadáveres más. Pero mi orgullo se combina con la culpa: Estados Unidos es responsable de más de una cuarta parte de las emi-siones de dióxido de carbono del mundo en los últimos 150 años, más del doble que cualquier otro país.

La injusticia básica es que los países ricos produjeron el carbono que está devastando a la gente pobre desde Ma-dagascar hasta Bangladesh. En Nortea-mérica, el cambio climático cuesta a las familias casas en la playa; en los países pobres, los padres pierden a sus hijos.

En un caserío de Madagascar que visité, los pobladores solían obtener agua de un pozo ubicado a tres horas de distancia caminando, pero luego se se-có. Ahora caminan las tres horas y luego compran el agua que un hombre trae en camión. Pero casi no tienen dinero. Nin-guno de los niños del pueblo se ha baña-do jamás. Las familias de esta región criaban ganado, pero muchos han ven-dido sus animales para comprar comida para sobrevivir. La presión por vender ha hecho que el precio de una vaca caiga de 300 dólares a menos de 100.

Las familias también están sacando a sus hijos de la escuela, para enviarlos a buscar plantas comestibles. En un pue-blo que visité, menos de un 15 por ciento de los niños asiste a la escuela primaria este año. Una de los menores que se salió es Fombasoa, que debería estar en tercer grado, pero ahora pasa sus días

buscando en el desierto una fruta de cactus rojo silvestre. La familia de Fom-basoa está dispuesta a casarla, aunque apenas tiene 10 años, porque entonces su esposo sería responsable de alimen-tarla. “Si pudiera encontrarle un esposo, la casaría”, dijo su padre, Sonjona, que, igual que muchos aldeanos, tiene sólo un nombre. “Pero estos días no hay un hombre que la quiera” —porque nadie puede pagar el precio de la novia de 32 dólares—.

Sonjona sabe que está mal casar a una niña de 10 años, pero también sabe que está mal ver a su hija morir de hambre. “Me siento desesperado”, expresó. “Siento que ya no soy un hombre. Solía tener músculos; ahora sólo tengo hue-sos. Me siento culpable, porque mi deber era cuidar a mis hijos, y ahora sólo co-men fruta de cactus rojo”.

Otras familias me mostraron cómo recogían piedra caliza del suelo, la mo-lían y cocinaban el polvo en un caldo. “Al menos nos llena el estómago”, explicó Limbiaza, mujer de 20 años de un pueblo remoto.

Los científicos solían creer que el horror de la hambruna eran principal-mente los niños moribundos. Ahora comprenden que hay una factura mucho más grande. “Si los niños no se desarro-llan y no reciben la nutrición y atención en estos primeros 1.000 días, es muy difícil recuperarse”, señaló Joshua Poo-le, director en Madagascar de Catholic Relief Services. “El descuido nutricional

durante este periodo crítico evita que los niños alcancen su máximo potencial mental”.

Durante el siguiente medio siglo, ve-remos estudiantes que aprenden menos en la escuela y economías obstaculiza-das porque en 2017 permitimos que más de un millón de niños estuvieran desnu-tridos aquí en África del Sur. El pueblo de Madagascar está atrapado entre su propio gobierno corrupto e ineficaz, que niega la escala de la crisis, y gobiernos extranjeros que no quieren frenar las emisiones de carbono.

Aquí vi programas que funcionaban. El Programa Mundial de Alimentos tiene programas de alimentación en escuelas que emplean a voluntarios locales y, a un costo de 25 centavos de dólar diarios por niño, dan a los menores una comida al día que mantiene a raya la hambruna y crea un incentivo para mantenerlos en la escuela.

Necesitamos estos esfuerzos de auxilio de emergencia, pero también podemos hacer mucho más para ayudar a la gente local a ayudarse a sí misma. Catholic Relief Services proporciona ayuda alimentaria de emergencia, pero además promueve variedades de semi-llas resistentes a la sequía y enseña a pescar a los agricultores cercanos a la costa. También trabaja con científicos de Estados Unidos en tecnologías para proveer agua en Madagascar, utilizan-do la condensación o la desalinización a pequeña escala.

Para mí, la imagen más desgarradora de este viaje fue la de dos niños ham-brientos cerca de la punta sur de Mada-gascar. Sus padres son refugiados del clima que huyeron de su pueblo, dejando a los niños al cuidado de una tía, aunque ella no tiene suficiente comida para sus dos hijas. Conocí a los niños, Fokondra-za, de 5 años, y Voriavy, de 3, en la noche, y dijeron que no habían comido ni bebido nada en todo el día.

Su tía, Fideline, comenzó a preparar la comida del día. Cortó pedazos de nopal, quitó las espinas y los hirvió por breve tiempo, y los niños se los comieron, aun-que proporcionan poca nutrición. “Se me rompe el corazón porque no tengo nada que darles”, dijo Fideline.

En la noche, los niños a veces lloran de hambre, comentó. Pero eso es bue-no. Cuando una persona está cerca de la inanición, toda caloría se usa para mantener al corazón y los pulmones fun-cionando. Son los niños que no lloran los que están en mayor riesgo.

No quiero hacer parecer que las solu-ciones son sencillas. Volé al otro lado del mundo y luego conduje durante dos días para llegar a esos pueblos, emitiendo carbono todo el camino. Sin embargo, sí sabemos qué ayudará a largo plazo: apegarse al tratado de París para limi-tar el calentamiento global. También debemos ponerle un precio al carbono e invertir muchísimo más en investiga-ción de energías renovables.

En el corto y mediano plazo, debemos intensificar la asistencia a víctimas y refugiados del clima, tanto para propor-cionar auxilio como para ayudarlos con nuevos medios de subsistencia que se ajusten a las nuevas realidades climato-lógicas.

Al caer la noche, le dije a Fideline que había un hombre poderoso llamado Trump a medio mundo de distancia, en un país del que ella nunca había oído hablar, que podría tener algún impacto, durante muchos años, sobre el clima en este lugar. Le pregunté qué le diría a él.

“Le pediría que hiciera lo que pudiera, para que una vez más yo pueda cultivar yuca, maíz, frijol caupí y sorgo”, dijo. “Estamos desesperados”.

frescas y comentarios mordaces.Había formado su propia visión

del mundo, con base en una vida lle-na de contrastes y cambios dramáti-cos. Cuando asistía a la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, una de sus compañeras de cuarto prefi-rió mudarse que vivir con una chica de raza negra. Aunque asistió a la Escuela de Derecho de Harvard y trabajó en un destacado bufete, el trabajo que parecía más formativo involucraba capacitar en el servicio público a jóvenes con antecedentes dispares: alumnos de la Universi-dad de Chicago junto con veteranos de los complejos de vivienda pública y las pandillas. Fue influenciada por otros, entre ellos su esposo inte-ligente y soñador, pero ella fusionó estas experiencias para formar su propio punto de vista y una voz dis-tintiva: cálida, escéptica, divertida, tajante.

Sus ex colegas en la Universidad de Chicago dicen que su capacidad de hablar con franqueza sobre pro-blemáticas, como realizar pruebas médicas en personas negras pobres, era una de sus fortalezas.

En entrevistas, hizo trizas el guión de la esposa diligente. “Lo que me doy cuenta de los hombres, todos los hombres, es que su orden de priori-dades es yo, mi familia, luego Dios está allí por alguna parte, pero el yo es primero”, dijo en 2004. “Y para las mujeres, el yo queda en cuarto lugar, y eso no es saludable”.

Michelle Obama tendrá 53 años cuando abandone la Casa Blanca, y su meta, dicen sus amistades y asis-tentes, es reexaminar su vida.

La mejor manera para que conser-

ve su popularidad y autoridad podrá ser contenerse, evitar poner en riesgo lo que ha trabajado para cons-truir. Incluso cuando está envuelta en admiración pública, es blanco de ataques repugnantes, y alzar más la voz podría provocar cosas peores. Como primera dama, usó insinuacio-nes, invitaciones, el arte, y a veces incluso la ropa para comunicar su punto de vista. Si en general evitó temas controvertidos, su simple presencia decía mucho. ¿Era posible ignorar los fundamentos de lo que creía?

El 6 de enero, Michelle Obama emitió sus últimos comentarios como primera dama. Exhortó a los jóvenes a educarse y “construir un país digno de la promesa ilimitada de ustedes”, un mensaje inspirador que encerraba una crítica sutil.

Pero otros que la conocen predi-cen que Michelle Obama encontrará una nueva voz. Algunos demócratas sueñan con que se postule para presidenta en el año 2020, y aunque ella y otros dicen que la idea es impo-sible, puede que no sea tan fácil que desestime el apetito general por oír de ella.

Los temas del momento —la injusticia, la oportunidad, el tener siquiera una pizca de fe en el siste-ma— son aquellos en los cuales ha pensado durante mucho tiempo. Estar en la Casa Blanca le ha dado ocho años de perspectivas que ape-nas ha compartido. Puede que sea la mujer de raza negra más poderosa en Estados Unidos, una posición que exige ser aprovechada.

INTELIGENCIA/JOCHEN BITTNER

El siguiente blanco ruso es Angela MerkelHAMBURGO, Alemania

No es sorprendente que Rusia haya recibido con indiferencia colectiva la expulsión de sus diplomáticos por el pre-sidente Barack Obama, anunciada en respuesta a las acciones del Kremlin por manipular la elección de 2016. Moscú parece conforme con dejar que el reloj se acabe, sabiendo que el 20 de enero Oba-ma será reemplazado en la Casa Blanca por un admirador y un viejo amigo en el Departamento de Estado.

Pero el cambio de mando es agridulce. El presidente Vladimir V. Putin también pierde a un cuco muy querido. Durante el futuro previsible, Estados Unidos difí-cilmente podrá servir como el enemigo de Estado preferido de Rusia. Entonces ¿adivinen quién califica mejor como una nueva, pues, cuca? Angela Merkel.

La canciller alemana es un blanco perfecto. Alemania celebrará elecciones generales el próximo otoño y, con polí-ticos simpatizantes con Moscú al alza, bien podría contender por su cuarto periodo como la única líder europea dis-puesta a enfrentarse a una Rusia más asertiva.

Desde que anexó Crimea en 2014, Merkel ha sido la voz más contundente para castigar a Rusia. Al año siguiente, ella recibió a un millón de refugiados en Alemania y presionó al resto de Europa para hacer lo mismo —diluyendo la cultura europea, en opinión de los etno-nacionalistas rusos—. Y aún cree en una Unión Europea unida e integrada.

Parece que Rusia podría estar pla-neando hacerle a Merkel y sus aliados en 2017 lo que le hizo a Hillary Clinton y a otros demócratas en Estados Unidos en 2016.

Después de todo, los mismos hackers que ingresaron a las computadoras del Partido Demócrata, conocidos en línea como Fancy Bear o el Sofacy Group, atacaron el año pasado la red del Parlamento Alemán; también se les acusa de robar documentos a miembros individuales del parlamento. Cada re-velación de cómo interfirió Rusia en las elecciones de Estados Unidos le brinda

a Alemania una muestra de lo que ya se perfila a ser la campaña electoral más reñida, sucia y desgastante en la histo-ria moderna germana.

Sin embargo, esa muestra es la única ventaja de Alemania. Sabemos algo de los métodos y habilidades técnicas de los rusos y, más importante, tenemos cada vez más idea de su raíz ideológica y de cómo eso guiará sus ataques.

Aquí, podemos derivar lecciones va-liosas de la Guerra Fría. Lo que Rusia hace hoy es la versión digital de lo que nosotros los alemanes, antes de 1989, llamábamos “Zersetzung”. El término es difícil de traducir, pero es mejor

descrito como el equivalente político a lo que sucede cuando uno vierte ácido sobre material orgánico: disolución y desintegración.

Los métodos de Zersetzung son lan-zar dudas sobre las normas básicas del orden liberal occidental y sus ins-tituciones; distorsionar y por lo tanto desacreditar los propósitos de la Unión Europea, de la OTAN y de la economía de mercado libre; y erosionar la credibi-lidad de la prensa libre y las elecciones libres.

Entre los medios del Zersetzung se cuentan la difamación y la creación de una zona gris de duda mediante la diseminación de mentiras y noticias falsas en donde la verdad lucha para sobrevivir.

Ya lo hemos visto antes, empleado por la KGB y la Stasi de Alemania Oriental: guerra psicológica, la diseminación de rumores, las trampas para sobornar a políticos y luego exponerlos como cri-minales. Lo emplearon internamente, contra los disidentes, y externamente, contra sus enemigos occidentales. Putin y sus colegas ex miembros de la KGB de-ben saber que esta vez tenemos un me-jor conocimiento de sus trucos sucios y de cómo han actualizado el Zersetzung para internet.

El gobierno tiene su papel, pero tam-bién lo tienen que jugar los periodistas y los grupos de la sociedad civil. Los periodistas debemos presionar a com-pañías como Facebook y Twitter para que estén alertas a noticias falsas; ex-pondremos los patrones de la campaña de agitación rusa donde los veamos.

Pero también es igualmente impor-tante tener clara la ideología que sirve

de motor a estos ataques. En septiem-bre, mi periódico, Die Zeit, trabajó junto con la emisora ZDF para revelar detalles de la campaña de desinforma-ción altamente sofisticada de Moscú. Habíamos obtenido acceso a alrededor de 10.000 correos electrónicos que mostraban cómo ideólogos cercnos a la administración Putin aconsejaron al gobierno rebelde pro ruso en Ucrania del Este.

Entre los correos había un documento que establecía “lineamientos temáti-cos” que los medios noticiosos aliados con los rebeldes debían seguir, de ser necesario, distorsionando los hechos y generando noticias falsas.

“La Rusia de hoy ya no es la Rusia de los 90, pero trabaja incansablemente por restablecer la fuerza de la Unión Soviética. Hoy Rusia está en igualdad de circunstancias que Occidente”, decía. “Se libra una guerra diplomática global. Pero Occidente también sufre en esta guerra y aún no está claro quién resulta-rá victorioso”.

Sin duda recibieron órdenes similares los ejércitos de hackers enviados a ata-car a los demócratas y que ahora urden ataques contra Alemania.

Está bastante claro quién perderá. Putin y sus amantes de la desinforma-ción deberían darse cuenta de que lo único que cosecharán de esta mendaci-dad es otra generación perdida de rusos que serían de mayor provecho para su país si se les diera la oportunidad de re-tos intelectuales constructivos y hones-tos. Un gobierno que calumnia al mundo exterior para hacer sentir a Rusia gran-de de nuevo está condenado al fracaso, tal como fracasó antes.

Jochen Bittner es editor de política para el semanario Die Zeit. Envíe sus comentarios a: [email protected].

La interferencia en la elección de Estados Unidos es un aviso.

Muchos ríos se han secado en el sur de Madagascar, lo que marchita los cultivos. Fideline (izq.) cocina nopales para la comida diaria de la familia.

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E L M U N D O

DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

La esposa de Mugabe podría sersu sucesora

La oferta de retirar el DIU llega un poco tarde

“Gasolinazo” en México desata furia en las calles

Las fuerzas de seguridad usan la tortura en VenezuelaPor NICHOLAS CASEY

CARACAS, Venezuela — Los soldados irrumpieron en el hogar de Rafael Gon-zález mientras su madre y su novia que-daban viendo. Sería un interrogatorio de rutina, le aseguraron, antes de llevarlo a

un cuartel militar.Lo desnudaron, pa-

tearon y pegaron con un rifle, dijo. Lo colga-ron de los brazos del te-cho, exigiendo saber si pertenecía a una de las pandillas que habían

aterrorizado su barrio en el área rural de Barlovento.

“Me dijeron: ‘Vamos a jugar un juego, Rafaelito. Se llama electrocución’”, indi-có González, de 17 años. “Me dieron cho-ques eléctricos en el abdomen, el cuello, el pene, el trasero, la espalda, las manos; en todas partes. Sentía que mis tímpanos explotarían”.

Cinco días después de ser arrestado, González fue puesto en libertad, dijo.

Semanas después, los cuerpos de otros arrestados en redadas similares fueron encontrados. Muchos habían sido tor-turados, según las autoridades. “Imagí-nese qué sentí como madre”, dijo Petra Pérez, cuyo hijo de 18 años, Anthony Var-gas, fue hallado muerto.

Los asesinatos en Barlovento, que los investigadores gubernamentales han condenado, señalan a un culpable inquie-tante en la creciente violencia del país: sus propias fuerzas de seguridad.

Durante mucho tiempo, Venezuela ha sufrido de uno de los índices de de-lincuencia más altos del mundo. Pero la crisis económica ha profundizado el su-frimiento. Los asesinatos ascendieron a 28.479 el año pasado, el número más alto registrado en la historia, según el Observatorio Venezolano de Violencia, grupo independiente que monitorea el problema.

Las pandillas armadas han estableci-

do un control férreo sobre los vecindarios ahora que la inflación merma los salarios y los empleos se vuelven más difíciles de encontrar y muchos venezolanos recu-rren al crimen. Algunos de estos grupos alguna vez fueron anclas de apoyo gu-bernamental en los barrios.

Fueron armados por miembros del movimiento del presidente Hugo Chá-vez. Pero después de que murió en 2013 y la economía de Venezuela cayó en es-piral descendente, algunos de sus leales secuaces callejeros recurrieron a la de-lincuencia.

En un intento por restaurar el orden, el gobierno ha echado mano del Ejército, que ha llevado a cabo incursiones estilo comando.

Tarek William Saab, ombudsman del gobierno que investiga el caso de Barlo-vento, dijo que las víctimas eran inocen-tes y sometidas a “los casos más desa-fortunados de crueldad y denigraciones inhumanas de la tortura”.

Las autoridades han señalado que 18 soldados fueron arrestados por los ase-sinatos. Todos serán llevados ante la jus-ticia en un tribunal, dijo Saab, pero que la masacre no era parte de un patrón de abuso más amplio.

Los grupos de los derechos humanos y sobrevivientes de otras redadas dis-crepan con vehemencia, diciendo que el Ejército ha matado a cientos de personas, muchas de ellas inocentes.

Una organización, Provea, que rastrea

las muertes en incursiones monitorean-do las cifras oficiales y los reportes no-ticiosos locales, indicó que más de 600 personas murieron el año pasado en episodios como el de Barlovento; habían sido unos 245 en 2015.

Todo empezó en la televisión. El 10 de octubre, Néstor Reverol, el ministro del Interior, anunció que enviaría a casi 1.400 miembros de las fuerzas de seguri-dad a seis municipios.

El 15 de octubre, Carlos Marchena, un joven transportista de 20 años, tenía una pequeña fiesta cuando unos soldados en-traron y obligaron a los hombres a arro-dillarse, según su viuda, Mayerlin Pita. Los subieron a unas camionetas. Fue la última vez que vio a su esposo con vida.

El día siguiente, Luis Sanz, mecánico de 30 años, fue arrestado. Siete u ocho soldados irrumpieron en la casa, dijo su hermana Alimirely Sanz.

El 18 de octubre, Reverol volvió a la te-levisión para decir que la operación ha-bía sido un éxito. Las fuerzas de seguri-dad habían desmantelado lo que calificó como un peligroso grupo criminal.

Luego aparecieron los cuerpos. El 25 de noviembre, dijeron las autoridades, un dato los llevó a dos personas sepulta-das junto a una carretera. Encontraron a diez más en una tumba común. “Los ma-taron como animales”, dijo Pérez.

Saab dijoL “El Ejército no tiene la pre-paración ni la capacidad profesional para hacer prevención del crimen”,

Por KIRK SEMPLE y ELISABETH MALKIN

CIUDAD DE MÉXICO — En medio de marchas nacionales, bloqueos en las ca-lles y saqueos en tiendas derivados de la ira generalizada por el incremento en el precio de las gasolinas, el presidente de

México, Enrique Peña Nieto, apareció en te-levisión nacional para apelar a la comprensión.

Con el alza en los pre-cios internacionales del petróleo y México dependiente de impor-

taciones de gasolina, argumentó en el discurso el 5 de enero, el gobierno no te-nía más alternativa que elevar el precio de los combustibles. “Aquí les pregunto”, dijo, haciendo un ademán a la cámara, “¿qué hubieran hecho ustedes?”.

No se necesitó mucho tiempo para que obtuviera respuestas en los medios so-ciales.

Combate la corrupción y la impunidad. Elimina los vales de gasolina para fun-cionarios electos. Cobra más impuestos a las corporaciones multinacionales. Recorta los sueldos y prestaciones de los funcionarios de gobierno de alto nivel. Vende el avión presidencial. Reduce el gasto en el guardarropa de la primera dama. Renuncia.

Peña Nieto parece estar atrapado en una lenta y descendente espiral de falta de popularidad, cuando le quedan dos años más en el cargo y México sufre de una corrupción desenfrenada, renacien-tes tasas de homicidios, una próspera in-dustria del narcotráfico, una rezagante economía y un peso a la baja.

El descontento por el incremento en el precio de las gasolinas se transformó en protestas y saqueos, desatando enfren-tamientos con fuerzas del orden que de-jaron varios muertos por el país.

Los disturbios llegaron en un momento en que México se prepara para la admi-nistración de Donald J. Trump, quien ha amenazado con introducir políticas co-merciales y migratorias más restrictivas, incluyendo cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, elevar las deportaciones y construir un muro en la frontera sur de Estados Unidos.

La administración Peña Nieto parece tener problemas para encontrar la forma de responder a Trump.

Los índices de aprobación de Peña Nie-to han caído por debajo del 25 por ciento. Sus esfuerzos se han visto perjudicados, opinan los analistas, por una visible des-conexión con el ánimo público. El gobier-no pareció no estar preparado para las respuestas violentas a los incrementos de precios que entraron en vigor el pri-mer día del año, cuando la mayoría de los funcionarios estaba de vacaciones.

Los aumentos en el precio de las gaso-linas de alrededor de un 20 por ciento son parte de una reforma que pone fin al mo-nopolio estatal sobre la industria energé-tica. Durante mucho tiempo, el gobierno ha controlado y subsidiado los precios de la gasolina, pero para finales del año, permitirá que esos precios fluctúen de acuerdo con el mercado, una medida que intenta atraer la inversión extranjera para competir con Pemex, la paraestatal petrolera.

El gobierno ha argumentado que po-ner fin a los subsidios de los combusti-bles ayudará al país a evitar recortes en el gasto para programas sociales, y que los subsidios han beneficiado de manera desproporcionada a los mexicanos con más ingresos.

Sin embargo, muchos temen que los precios más altos de las gasolinas incre-menten los costos de alimentos y trans-porte público, afectando los bolsillos de los mexicanos más pobres.

Aunque los partidos de la oposición en México ahora condenan el aumento de precios, la mayoría votó por éste co-mo parte del presupuesto aprobado en octubre. Pero México importa más de la mitad de su gasolina de Estados Unidos, y la elección de Trump provocó que el pe-so registrara una caída histórica, lo que elevó el precio en pesos de la gasolina im-portada más de lo que cualquiera hubiera esperado.

“Ya no queremos a este país corrupto”, dijo Alicia Ríos, una recepcionista de 32 años que protestó en Ciudad de México el 7 de enero. “Los legisladores reciben 10.000 pesos en vales de gasolina, cuan-do la gente no puede llenar sus tanques.

“La gasolina sube, todo sube”, añadió.

Por NORIMITSU ONISHI

MASVINGO, Zimbabue — La mues-tra de poder de la primera dama de Zimbabue quedó clara durante el con-greso anual del partido gobernante, mientras enfocaba su discurso en los nuevos atuendos del partido que lleva-ban la imagen en forma de taza de té de su país. “Todos bebemos de la taza”, dijo Grace Mugabe, la primera dama, expli-cando que había diseñado los atuendos ella misma.

La mañana siguiente en Masvingo, la pequeña ciudad en el sur de Zimbabue donde se celebró recientemente el con-greso de la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), el partido del presidente Robert Mugabe, casi todos los funcionarios lucían ropa adornada con el diseño de taza de té de Grace Mugabe.

La primera dama —conocida princi-palmente por sus extravagantes viajes de compras al extranjero hasta que en-tró a la política hace apenas dos años— ha emergido como uno de los principa-les actores en las intensas maniobras que han envuelto a Zimbabue en el últi-mo año para suceder al presidente.

Para mucha gente, ella es el verdade-ro poder detrás del trono, que mientras jura mantener a su esposo en el cargo hasta su muerte, ella consolida apoyo.

Comentó a sus partidarios reciente-mente que planea todo con su marido. De hecho “soy la presidenta”, dijo .

Sobre el escenario en el congreso del partido, Grace Mugabe ocupaba el lu-gar más cercano a su esposo, quien, a un par de meses de cumplir los 93 años, dormitó durante la mayoría de los dis-cursos. Mugabe, el jefe de Estado más longevo del mundo y el único líder que Zimbabue ha conocido desde su inde-pendencia en 1980, fue escogido como el candidato de su partido en la elección presidencial de 2018.

Al parecer, Mugabe depende cada vez más de su esposa, de 51 años. En una ceremonia para plantar árboles, el presidente daba golpecitos a la tierra con su pala hasta que la primera dama intervino tomando la pala ella misma.

Se desconoce si el poder de la primera dama continuará más allá de la muerte de su esposo. Se reporta que ella enca-beza una de las dos facciones rivales dentro del ZANU-PF, ¿pero es su líder, o simplemente un títere para los sobre-

vivientes de la polí-tica zimbabuense? Después de que su esposo muera, ¿abordará un avión a Dubai u otro lugar en Asia, donde ella y sus hijos han es-tablecido hogares? Se cree que los Mu-gabe tienen más

de 1.000 millones de dólares invertidos fuera de Zimbabue, de acuerdo con un cable dado a conocer por WikiLeaks.

Si llega a tomar el poder, es probable que continúe con las políticas de su es-poso. Los cambios críticos para reacti-var la maltrecha economía de Zimba-bue, incluyendo la reforma agraria, pro-bablemente sean también impensables bajo Grace Mugabe.

La primera dama ingresó formal-mente a la política en 2014, volviéndose la líder de la liga femenina del ZANU-PF.

Ha mostrado no tener piedad al tra-tar con rivales potenciales. Expulsó del ZANU-PF a una vicepresidenta y heroí-na de guerra, Joice Mujuru, al acusarla de cometer traición, practicar la bruje-ría y vestir faldas cortas.

En su cumpleaños 92, Mugabe dijo que le había dado a su esposa su apro-bación para entrar a la política. “Han resultado ser aguas turbulentas, pero ella puede enfrentarlas. Es una nada-dora fuerte”, dijo.

Por SUI-LEE WEE

PEKÍN — Unos meses después de que Lu Qiumei dio a luz a su hija en 2012, unos funcionarios locales la visitaron en su casa y le dijeron que era necesario que se insertara un dispositivo intrau-terino (DIU).

Durante más de tres décadas, esta fue la política nacional en China. El DIU era la herramienta más importante del gobierno para limitar a las parejas a un solo hijo, y se les exigía a casi todas las nuevas madres que se colocaran uno.

Lu, ex ejecutiva de publicidad, consi-deró que la exigencia era invasiva, in-sultante y potencialmente dañina para su salud. Aun así, al igual que cientos de millones de mujeres chinas antes que ella, hizo una cita con un ginecólogo del Estado para que le insertara uno.

Ahora, un año después de abandonar la política “del hijo único”, el gobierno espera compensar a Lu y a millones de mujeres como ella al ofrecer la ex-tracción de sus DIUs sin costo alguno. Pero la oferta, realizada sin siquiera un indicio de disculpa, ha provocado indig-nación.

Aunque en otras partes los DIU a menudo pueden ser extraídos al jalar sus hilos en un consultorio médico, en China por lo general se necesita una ci-rugía debido a que la mayoría de los dis-

positivos en dicho país están diseñados o alterados para que sean más difíciles de extraer.

Sin embargo, muchas mujeres chinas se han irritado ante la idea de que el go-bierno vuelva a involucrarse.

“Es el equivalente a que alguien te lesione y luego te cure la herida”, dijo Zhang Xintian, de 25 años, quien vio cómo su madre tuvo que someterse a cirugía hace dos años para extraer el DIU que había usado durante más de dos décadas.

En China, las mujeres a menudo tie-nen el mismo DIU desde poco después que dan a luz hasta la menopausia. De acuerdo con estadísticas oficiales, en-tre 1980 y 2015 se insertaron DIU a 324 millones de mujeres chinas. Entonces, el año pasado, frente a una población envejeciente y una fuerza laboral en contracción, el presidente Xi Jinping descartó la política del hijo único y un funcionario anunció que 18 millones de mujeres serían elegibles para extrac-ciones gratuitas de DIU, para que pu-dieran tener un segundo hijo.

Internet enfureció. La inserción ma-siva de DIU había equivalido a “actos de mutilación involuntarios y forzosos”, escribió Han Haoyue, columnista en la red social Weibo.

El gobierno parece estar consciente de la crisis demográfica, ya que hay me-nos jóvenes para mantener a mayores números de jubilados.

Cao Cuihua, de 35 años, propietaria de un restaurante y madre de un niño de 9 años, dijo que no planeaba quitarse su DIU porque ella y su esposo no podían darse el lujo de tener más hijos.

“De hecho pensé en tener un segundo hijo, pero mis circunstancias económi-cas no lo permiten”, dijo. “La política nacional de tener dos hijos ha llegado demasiado tarde”.

Ana Vanessa Herrero, Patricia Torres y Meredith Kohut contribuyeron reportes.

LIU JIN/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

Mao Qun’an, de la comisión de planeamiento familiar de China, defendió la oferta del gobierno para retirar DIU a las mujeres.

JOSE CASTANARES/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

México, que importa la mitad de su gasolina, eliminará los subsidios al combustible para evitar otro tipo de recortes. Una protesta en Puebla.

FOTOGRAFÍAS POR MERIDITH KOHUT PARA THE NEW YORK TIMES

JOAO SILVA/THE NEW YORK TIMES

(En dirección del reloj) Un cortejo fúnebre en Capaya para víctimas de redadas; armas incautadas; un hombre con un catéter improvisado en prisión.

Grace Mugabe en el congreso de la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótica.

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E L M U N D O

4 DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Rusia tiene más de un millón de casos de vih

Un francés defiende haber ayudado a inmigrantes

Los turcos prefieren la represión al terrorPor TIM ARANGO y RICK GLADSTONE

ESTAMBUL — Un discípulo del Es-tado Islámico mata a 39 personas que celebraban el Año Nuevo en un centro nocturno de esta ciudad. Un hombre ar-mado con una placa de policía asesina al Embajador de Rusia en una recepción en Ankara. Bombarderos separatistas kurdos masacran a 14 soldados en un autobús en la región central de Turquía y a decenas de policías en un partido de futbol aquí.

Estos ataques sucedieron en sólo unas semanas entre finales de diciem-bre y principios de enero, lo que hizo que un coche-bomba, que causó la muerte de al menos dos civiles el 5 de enero en Iz-mir, pareciera un asunto menor.

Los 75 millones de habitantes de Tur-quía, país miembro de la OTAN y aspi-rante a la Unión Europea cuyo territorio ocupa parte de Europa y Asia y que al-guna vez fue visto como una democracia estable, enfrentan una furiosa embesti-da de ataques terroristas como jamás se ha visto en Occidente.

Hay que añadir el tumulto de casi 3 millones de refugiados de guerra sirios, una renaciente insurgencia kurda y un fallido golpe militar; todo ligado, en opi-nión de muchos turcos, a la negligencia de Estados Unidos, o a su malicia, o am-bas cosas.

El presidente Recep Tayyip Erdogan ha respondido con represión contra los enemigos percibidos, incluidos los me-dios noticiosos, y ha arremetido contra lo que considera la complicidad occiden-tal.

Mientras que los críticos de Erdogan han denunciado lo que ven como una directa usurpación del poder que ha

polarizado al país, muchos turcos, asus-tados e inseguros, no se quejan. Ven a su autoritarismo como tranquilizador y rechazan los comentarios exteriores sobre paranoia y complots.

En algunas formas, dicen historiado-res y expertos, lo que sucede en Turquía es similar a las secuelas de los ataques terroristas de 2001 en Estados Unidos, los ataques de 2015 en Francia y los re-cientes ataques en Alemania.

En todos ellos, muchos ciudadanos estuvieron dispuestos a renunciar a las libertades civiles, los poderes del go-bierno crecieron, los grupos marginales se fortalecieron y propagaron la intole-rancia, y la inconformidad fue vista con recelo.

“Creo que hay muchas tendencias si-milares y esto lleva, en un caso extre-mo, a lo que estamos viendo en Turquía”,

dijo Steven A. Cook, miembro de Estu-dios Africanos y de Medio Oriente en el Consejo sobre Re-laciones Exteriores en Washington.

El 6 de enero, Hi-lal Kaplan, una co-lumnista del Daily

Sabah, periódico cercano al gobierno, criticó la cobertura noticiosa occidental, incluyendo un artículo de The New York Times, que ponía énfasis en las teorías de conspiración que fluyen por la socie-dad turca de que Estados Unidos está detrás del terrorismo en Turquía.

Al describir el artículo como “un in-tento de condescender y afrontar en lugar de reflejar un esfuerzo para en-tender a Turquía”, Kaplan dijo que los turcos tienen buenos motivos para sos-pechar de Estados Unidos.

Señaló que Fethullah Gulen, el cléri-go y ex aliado de Erdogan que muchos turcos creen estuvo detrás de la inten-tona, vive en Pennsylvania, y que un ex funcionario de la CIA una vez había respondido por Gulen en su solicitud de residencia.

En otro paralelo al Estados Unidos

posterior al 11 de septiembre, el gobier-no turco ha inflamado los sentimientos patrióticos para plantear la lucha más amplia dentro del país como una pelea para asegurar la democracia, aun cuan-do las prácticas democráticas sean ero-sionadas en el proceso.

La comparación repercutió entre los estudiosos turcos, incluso aquellos críti-cos de Erdogan, que estaban en Estados Unidos cuando el World Trade Center y el Departamento de Defensa fueron ata-cados.

“No podía creer el grado en que au-mentó el nacionalismo, incluso entre académicos”, recordó Kemal Kirisci, director del Proyecto Turquía en la Ins-titución Brookings, acerca de la vida en Norteamérica. “Me sentí intelectual-mente intimidado, casi me sentí censu-rado”.

Erdogan y sus aliados ven un doble estándar en la reacción de Occidente frente a Turquía. Esta desconexión ha contribuido a que Turquía se aleje de la OTAN y se acerque más a Rusia.

Los liberales turcos dicen entender la necesidad de medidas extraordinarias, pero señalan que la amplia represión —al encarcelar a tantos periodistas e intelectuales— ha ido demasiado lejos, y al parecer no está relacionada con el combate al terrorismo. También argu-mentan que incluso con un estado de emergencia, el país se ha vuelto menos seguro.

“Por el contrario, hemos enfrentado más terrorismo”, dijo Yaman Akdeniz, abogado y profesor en la Universidad Bilgi en Estambul. “No hay otro país que limite los derechos y libertades funda-mentales a esta escala”, añadió.

EN LÍNEA: ACUSADO POPULAR:Video de un granjero hablando de ayudar a refugiados:nytimes.com Busque ‘Herrou’Persiste el estigma, la

respuesta es lenta y crece el vih en heterosexuales.

Por NEIL MacFARQUHAR

SAN PETERSBURGO, Rusia — El nú-mero de rusos con vih superó la marca del millón el año pasado.

No obstante, hay poco indicio de que el gobierno vaya a destinar recursos ade-cuados para contener la propagación del virus de grupos de alto riesgo a la pobla-ción en general.

Unos 850.000 rusos son portadores del vih y otros 220.000 han muerto desde finales de los 80, dijo Vadim Pokrovsky, durante muchos años director del Centro Federal Antisida, en Moscú, quien esti-mó que hay al menos otros 500.000 casos de vih no diagnosticados.

Aunque la etiqueta de “epidemia” ge-nera negativas de los funcionarios, los expertos le están dando ese nombre. El número de víctimas constituye casi un 1 por ciento de la población rusa, de 143 mi-llones de habitantes, suficiente para ser considerada una epidemia.

Y las relaciones heterosexuales pronto rebasarán al consumo de drogas intrave-nosas como la principal causa de infec-ción.

“Esto ya podría considerarse una ame-naza a todo el país”, dijo Pokrovsky. Es la mayor epidemia de vih en Europa y se cuenta entre los índices más altos de in-fección a nivel mundial.

Sin embargo, las víctimas en Rusia aún enfrentan el estigma que predominaba en Occidente en los 80.

Lo que mina aún más un esfuerzo na-cional congruente es la austeridad econó-mica del gobierno y su hostilidad hacia los fondos extranjeros, un bando poderoso de negadores del sida y voces prominentes que promueven los “valores familiares” como el programa de prevención ideal.

El presidente Vladimir V. Putin ha permanecido en gran medida callado respecto al vih.

Una nueva estrategia del gobierno ru-so para combatir al vih fue dada a cono-cer en octubre, pero fue criticada por ser

vaga y no proporcionar fondos nuevos.Incluso los críticos coinciden en que

Rusia ha visto algunos avances. El hecho de que exista una estrategia nacional al menos implica algo de interés en las altas esferas.

No obstante, bajo las directrices de la Organización Mundial de la Salud, al menos un 90 por ciento de los pacientes debe recibir medicamentos antivirales para reducir la propagación de la enfer-medad. En Rusia, poco más de un 37 por ciento recibe ese tratamiento, de acuerdo con las estadísticas gubernamentales.

La ayuda varía de una ciudad a otra. San Petersburgo es quizás la más infor-mada, trata a todos los pacientes en su clínica y patrocina una campaña publi-citaria.

En un póster publicitario, aparecen juntos Tatiana N. Vinogradova y Andrei Skvortsov.

Skvortsov, un drogadicto y ex presidia-rio reformado, larguirucho, desaliñado y seropositivo, dirige una pequeña ONG llamada Pacientes en Control. Fue fun-dada en 2010 para tratar de persuadir, presionar y avergonzar tanto al gobierno federal como a los gobiernos locales pa-ra que brinden tratamiento garantizado por el gobierno.

Vinogradova, de 41 años, es una docto-ra en el Centro Antisida de San Peters-burgo, donde ha visto disminuir la inci-dencia del mal entre drogadictos mien-tras que se disparan los casos entre las parejas heterosexuales.

La pareja ha tratado de echar mano de su matrimonio para ayudar a romper el estigma de que la enfermedad es una pla-ga intratable que se limita a drogadictos, homosexuales y otros que probablemen-te morirán de todas formas.

La pareja enfatiza que el que Skvort-sov esté tomando medicamentos antivi-rales significa que ella sigue dando nega-tivo a vih aunque no usan condón.

En el póster, se miran fijamente a los ojos. “Sé que no hay barreras para mi amor”, reza el texto.

Por ADAM NOSSITER

NIZA, Francia — A veces era difícil saber quién estaba siendo procesado, si el traficante o el Estado.

El acusado, Cédric Herrou, de 37 años, un cultivador de aceitunas delgado, no negó que durante meses había guiado de manera ilegal a docenas de inmigrantes a través del valle remoto en las montañas donde vive. Y volvería a hacerlo, insinuó.

Cuando un juez le preguntó “¿Por qué hace todo esto?”, Herrou invirtió los papeles y cuestionó la humanidad de la práctica de Francia de acorralar y de-volver a africanos que entraban ilegal-mente desde Italia en busca de trabajo y una mejor vida. Era “innoble”, afirmó.

“Hay gente muriendo a la orilla del camino”, respondió Herrou. “No es co-rrecto. Hay niños que no están seguros. Es exasperante ver a niños, a las 2 de la madrugada completamente deshidra-tados.

“Soy un francés”, declaró Herrou.El juicio, que empezó el 4 de enero,

ha sido especialmente cubierto por los medios noticiosos franceses por su rico simbolismo y por la manera en que re-sume la ambigüedad de la política gala hacia el flujo de emigrantes a Europa y el dilema que presentan.

Francia, primero entre las naciones europeas, se enorgullece de su ilumina-do humanitarismo, fraternidad y soli-daridad. Y, sin embargo, quizá también primero entre ellas, lucha por recon-ciliar esos valores con las realidades apremiantes de un mundo más pequeño y más globalizado, incluyendo el temor al terrorismo.

Las contradicciones se escenifican en los tribunales, en la política y en los cam-pos de agricultores, en las banquetas de París y en las estaciones de tren desde la Costa Azul hasta el puerto norteño de Calais, donde el gobierno demolió un gi-gantesco campamento de inmigrantes en otoño.

Los políticos en la elección presi-dencial de este año compiten para ver quién puede tomar la línea más dura con respecto a asegurar las fronteras de Francia. La mayoría promete medidas

rigurosas contra los inmigrantes, con la entrada reservada para casos claros de persecución política. Los atentados te-rroristas, entre ellos el del verano pasado en Niza que mató a 85 personas, han exa-cerbado el sentimiento anti inmigrante.

Pero en estos remotos valles monta-ñeses, donde los judíos que huían de los nazis y los colaboracionistas de Vichy encontraron refugio durante la Segun-da Guerra Mundial, Herrou se ha con-vertido en una especie de héroe popular al dirigir una clase de ferrocarril subte-rráneo para llevar de forma clandestina a los emigrantes hacia el norte, muchos con destino a Gran Bretaña o Alemania. Su labor le ha ganado admiración por su resistencia al Estado y su postura de que simplemente es correcto ayudar al prójimo.

Otros en esta región parecen estar de

acuerdo. En la plaza fuera del palacio de justicia, cientos de simpatizantes se re-unieron y gritaron, “¡Todos somos hijos de inmigrantes!”.

Ni siquiera el fiscal, Jean-Michel Prê-tre, parecía quererlo en el tribunal y elogió su causa como “noble”. Pidió una sentencia de ocho meses, pero rápida-mente aseguró al tribunal que debería ser suspendida, “desde luego”.

Aun así, la ley es la ley.“Ha demostrado una intención mani-

fiesta de violar la ley”, señaló Prêtre a la corte.

El veredicto está programado para

ser anunciado el 10 de febrero.El tribunal estuvo lleno de personas de

la montaña, hombres barbudos y con el cabello recogido en cola de caballo y las mujeres enfundadas en abrigos gruesos, que habían acudido a apoyar a Herrou.

La idea de que Herrou trata de defen-der lo que considera valores franceses básicos, en lugar de violar la ley, es gran parte de la razón por la que parece dis-frutar de bastante apoyo popular. El argumento formó la esencia de la estra-tegia de defensa de su abogado.

Recuerden la última palabra del lema de la República francesa: “Libertad, igualdad, fraternidad”, dijo su abogado, Zia Oloumi, al tribunal.

“Dicen que el Sr. Herrou pone en peli-gro a la República”, dijo Oloumi a los tres jueces. “Al contrario, pienso que defien-de sus valores”.

CLAUDE PARIS/ASSOCIATED PRESS

Cédric Herrou (cen.) es acusado de ayudar a migrantes. Ha cuestionado la actitud de Francia de devolverlos.

MAX AVDEEV PARA THE NEW YORK TIMES

Tatiana N. Vinogradova y Andrei Skvortsov, que es seropositivo, usan su matrimonio para romper con la imagen del vih como intratable.

EMRAH GUREL/ASSOCIATED PRESS

DIARIO DE LECCE

Una penitenciaría enseña cómo catar vino

Por GAIA PIANIGIANI

LECCE, Italia — Uno de sus prime-ros estudiantes fue un joven al que ha-bía arrestado cuatro años antes. Otros han sido hallados culpables de robo a mano armada, narcotráfico y asocia-ción criminal con la mafia. Pero nada de eso impidió que Marco Albanese, oficial de policía durante 19 años y som-melier calificado durante 5, diera una clase sobre los puntos más sutiles para deconstruir el bouquet de un chardon-nay o servir una cosecha inusual.

Albanese, de 43 años, es instructor en un innovador plan en la Penitencia-ría de Lecce para capacitar a los reos para que sean sommeliers. Los cursos son parte de un programa para ense-ñar a los prisioneros nuevas habilida-des profesionales y forjar un lazo con la región, que es renombrada por sus uvas negroamaro. El programa ha sido bien recibido por los reclusos.

“Pude ver su lado humano, una vez que estuvieron fuera de su contexto”, dijo Albanese. “También merecen una segunda oportunidad y es importante

que sepan que las instituciones creen que pueden ser instruidos y llevar una vida diferente”, añadió.

En ocho lecciones, 30 hombres y mu-jeres, que reciben clases por separado, aprenden a catar, elegir y servir vinos. La clase comienza con una presenta-ción de diapositivas sobre la historia del vino, que explica cómo era bebido por los griegos de la antigüedad y los ancestros romanos de los sommeliersmodernos.

Roberto Giannone, quien trabaja para la asociación local de sommeliers,mostró entonces cómo abrir una bo-tella, cortando la cápsula que cubre el cuello, insertar el sacacorchos y sacar el corcho. “Usen una servilleta para mostrar el corcho a sus clientes”, dijo.

“Por supuesto, los cursos de cata no pueden ser considerados un tratamien-to”, dijo Georgia Zara, directora del programa de criminología y psicología forense en la Universidad de Turín. “Pero sí educan a los reos y crean in-teracción social, lo cual es muy impor-tante”.

Gianvito Rizzo, de 53 años, es el di-rector ejecutivo en Feudi Di Guagnano, un viticultor local que provee el vino para las clases. También es creador de las clases de sommelier en la prisión. Rizzo ha propuesto que los reos co-miencen a trabajar en sus 30 hectáreas de vides.

“Veo al vino en una forma democráti-ca”, dijo Rizzo. “El campo es lo opuesto a una celda. Eres libre. Hueles la na-turaleza, aprendes a cuidarla. Creo que también sería bueno para los reos

hacer la prueba”.Aunque no está claro si alguno de los

estudiantes se convertirá alguna vez en sommelier profesional, la exposición al mundo del vino ha sido muy bien recibida.

“Ni siquiera tomo, pero he aprendido a dar traguitos, olerlo y catarlo”, dijo un reo que cumple una condena de 10 años y a quien se le otorgó una excepción pa-ra hablar de forma anónima. “Pueden pensar que es algo pequeño, pero signi-fica el mundo para nosotros”.

GIANNI CIPRIANO PARA THE NEW YORK TIMES

Roberto Giannone sirve vino a las presas mientras Marco Albanese da clase sobre cómo catar y servir, en un programa de reinserción social.

Múltiples ataques terroristas dejan temerosos a los turcos. Policía cerca de la escena de un ataque de Fin de Año en Estambul.

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D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por SAPNA MAHESHWARI

La publicidad en internet nunca ha sido más fácil. Los datos y la automatización permiten cada vez más a las compañías llegar a millones de personas cada mes y adaptar anuncios para grupos con base en su grupo demográfico o en sus hábitos de navegación.

Sin embargo, la industria de la merca-dotecnia enfrenta un dilema moral frente a un debate respecto al papel que jugaron las noticias falsas en las elecciones presi-denciales de Estados Unidos y el Brexit, y el entendimiento de que muchos sitios de internet que promueven notas falsas están motivados por las ganancias que pueden percibir de la publicidad en línea.

El gasto total en banners automatiza-dos y publicidad en video crecerá a 18.700

millones de dólares este año a nivel mun-dial, de acuerdo con investigación por compradores de publicidad.

Sin embargo, la comprensión de los anunciantes de que podrían estar res-paldando económicamente a sitios que son tóxicos para la sociedad ha añadido un nuevo costo ético a la ecuación de la publicidad automatizada.

“Preferiría mucho más pagar un pe-queño sobreprecio como marca e ir a sitios verificados”, apuntó Raja Raja-mannar, director de mercadotecnia de MasterCard.

Sin embargo, la mayoría de los anun-ciantes no cuenta con los recursos de MasterCard para simplemente abando-nar el sistema automatizado.

Gran parte de la publicidad en línea

saca provecho de sitios que atraen a un público relativamente pequeño, pero atractivo, como blogs para padres pri-merizos o foros para entusiastas de las camionetas. La publicidad en esos sitios cuesta una fracción de lo que se paga en sitios más prominentes.

El dinero es canalizado a sitios más

pequeños a través de un sistema de agen-cias y redes de terceros que se asemejan a un mercado de valores. Este sistema, conocido como publicidad programática, permite a las marcas recabar millones de “impresiones”, un término de la industria que generalmente indica que un anuncio ha sido desplegado y puede ser visto.

Sin embargo, la falta de supervisión humana en esta industria naciente tam-bién ha llevado a confusión y errores. Ha surgido tecnología para evitar que las marcas aparezcan en sitios que tra-fican con pornografía o spam, pero no con desinformación. El dinero que llega a los sitios de noticias políticas falsas es mínimo, pero ha cobrado gran importan-cia porque revela que los comerciantes a menudo no ponen atención a dónde apa-recen sus anuncios.

Facebook y Google han anunciado que planean tomar medidas contra la desin-formación.

Robert Thomson, director ejecutivo de News Corporation, propietaria de The Wall Street Journal, comentó que la pu-blicidad programática probablemente quedará bajo mayor supervisión. “Yo espero que no sólo haya un debate exis-tencial sobre las noticias y las noticias falsas”, dijo en una conferencia reciente, “sino que eso fluya hasta convertirse en un debate existencial sobre el papel de la publicidad en la sociedad”.

Por NEAL E. BOUDETTE

Durante décadas, los fabricantes au-tomotrices han podido contar con que los estadounidenses requieran un auto para desplazarse. Esto era particular-mente cierto en California, donde la cul-tura del auto es una forma de vida.

Pero últimamente, los servicios de transporte a particulares como Uber y los avances en autos de conducción au-tónoma están creando nuevas alterna-tivas. Muchos jóvenes no ven tener un auto como una oportunidad o una nece-sidad o un gasto necesario. Así que las automotrices están anticipando el día en que el auto juegue un menor papel, o incluso no tenga ningún papel, en las rutinas diarias de muchas personas.

“El modelo histórico es que se compra un auto y está en la cochera gran parte del tiempo”, dijo Glen DeVos, vicepresi-dente de ingeniería y servicios en Del-phi Automotive, un gran desarrollador y proveedor de tecnología automotriz. “Es la segunda compra más costosa después de la casa, así que si puedes moverte sin tener auto, hay muchas ra-zones económicas para no tener auto o sólo tener uno en lugar de dos”.

Las automotrices están dedicando más energía a lo que ellos llaman el reto de “la primera milla/la última milla”. Se refiere a las distancias cortas que algunas personas deben recorrer de la casa o el trabajo a un destino local, con frecuencia una estación de transporte público.

Este reto involucra el desarrollo de autos de conducción autónoma.

General Motors y Lyft, su socio y rival de Uber, están a punto de poner

a prueba una flotilla de autos de con-ducción autónoma en Detroit y otras ciudades. Uber ya realiza pruebas así en Pittsburgh, Pennsylvania y acaba de extenderlas a San Francisco. El año entrante, Delphi Automotive espera tener Audis de conducción autónoma ofreciendo transporte en Singapur.

Mientras tanto, Ford ha jurado em-pezar a producir un auto de conducción autónoma, sin volante y sin pedales, para 2021, dirigido al mercado de los servicios de transporte a particulares.

En el año pasado, la Autoridad de Transporte Metropolitano del condado de Los Ángeles ha añadido kilómetros de tren ligero a su sistema de metro, incluyendo una conexión con Azusa, 40 kilómetros al este.

“Si quiero visitar a mi hermana en

Pasadena, puedo caminar al tren y viajar en 15 o 20 minu-tos”, dijo Mónica Manjarres, estudiante universitaria de 21 años que vive en Azusa. “Si manejas, el tráfico por lo regular está horrible. Puedo decir con confianza que real-mente no necesito un auto”.

Kelly Skow prácticamente ha llegado a la misma conclu-sión. La videoproductora de 28 años vive en Hollywood y se mueve en el metro de Los Ángeles usando la nueva ex-tensión Expo que va a Santa Mónica, donde trabaja. Por lo regular recorre el primer y último kilómetro a pie.

“Sólo manejo quizás un día a la semana, normalmente para ir de compras el fin de

semana”, dijo.De acuerdo con la consultoría PwC,

para 2030, los “servicios de movilidad” serán un 20 por ciento de las ganancias de la industria automotriz.

“Estamos en el umbral de una revolu-ción”, dijo Mark Fields, director ejecu-tivo de Ford, en el Show Automotriz de Los Ángeles, en noviembre.

Algunos de los proyectos de Ford ni siquiera involucran a autos. Ford pa-trocina un programa de bicicletas com-partidas en el área de San Francisco, con el objetivo de tener 7.000 bicicletas azules con la marca Ford en operación para 2018.

Los últimos meses, la empresa estu-vo mostrando un aparato de traslado motorizado, creado por sus ingenieros, para ayudar a la gente a cubrir el último kilómetro, sobre todo si llevan maletas.

Llamado “Carr-e”, asemeja un gran disco de hockey blanco. El pasajero se para encima para ir a destino, o puede colocar un paquete encima del Carr-e y que éste lo siga.

Ford no tiene planes de producirlo, pero dice que representa maneras poco convencionales de pensar el transporte.

El tener un auto para uso particular es visto como algo muy de ayer.

El fraude llegó a las publicaciones académicas

La publicidad en línea pone a las marcas en un dilema

Los autos dejan de ser una necesidad

Ivanka podría pagar el costo de ser Trump

Por LAURA M. HOLSON y RACHEL ABRAMS

Recientemente, en Saks Off Fifth de Nueva York, una blusa blanca de poliés-ter y spandex marca Ivanka Trump con-feccionada en Indonesia estaba rebajada de 69 a 34.99 dólares. Su saco blanco y ne-gro provenía de Vietnam, mientras que en Macy’s, sus botines de cuero fabrica-dos en China se vendían en más de 100 dólares. En la Torre Trump, una gorra azul de algodón de 35 dólares bordada con la frase “Trump National Golf Club”, fue hecha en Bangladesh, y una sudadera con capucha de Pakistán costaba 50 dó-lares a los turistas.

La mayoría de la ropa hoy en día es producida en cualquier parte, menos en Estados Unidos. Y en esta era de fervor nacionalista, eso se ha convertido en un pasivo político. El conflicto es clara-mente evidente en las marcas de ropa fabricadas y comercializadas por el pre-sidente electo Donald J. Trump y su hija Ivanka.

Trump ha tachado de parias econó-micos a las compañías que fabrican bie-nes en China y otros países extranjeros, sacando empleos que deberían quedarse en el país. Trump ha culpado a una serie de políticas de Estados Unidos que re-conoció que utiliza para su propio beneficio y ha amenazado con castigar con altos aranceles a las compañías si no cambian su producción a Estados Unidos.

El presidente electo no pierde mucho. Los pro-ductos de él que se pue-den encontrar —en sus hoteles y campos de golf y en Amazon vendidos por instancias independien-tes— son los vestigios de una línea de ropa en su mayoría extinta o envíos esporádicos de sudaderas y gorras Trump.

Por el contrario, la compañía de Ivanka Trump es el tipo de operación en la que Trump se enfoca directamente. Los zapatos y vestidos de su hija se venden en su mayoría al me-nudeo en menos de 150 dólares. En esos precios está incluido el costo de mate-riales y producción, así como el envío, aranceles y gastos de comercialización. La producción barata en el extranjero significa más ganancias para la hija de Trump y sus socios, entre ellos el calza-do Marc Fisher, el G-III Apparel Group y Mondani.

“Cuando comencé con mi negocio, re-conocí dónde estaban mis fortalezas y sabía que no tenía ninguna experiencia en producción y manufactura”, explicó Ivanka Trump. “No soy diseñadora. Soy empresaria”.

En la industria minorista, donde los márgenes son escasos, la manufactura-ción extranjera es crucial. La mayoría de la ropa que los estadounidenses compran en Walmart, Macy’s y Target se fabrica en el extranjero: un 97 por ciento de las prendas y un 98 por ciento del calzado, según la Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado. Los fabricantes esta-dounidenses de ropa se mudaron a Chi-na en los 80, luego a otros países de Asia.

Ahora, los fabricantes chinos de zapatos están construyendo plantas en África, donde los salarios son de unos 40 dólares al mes, mientras que son de 400 dólares en China.

Aún así, la estrategia no presagia su-pervivencia. En el 2015, Macy’s dejó de vender la línea de ropa de Trump por los comentarios que hizo sobre inmigrantes mexicanos.

Trump declaró que le gustaría hacer su ropa en Estados Unidos, pero que era difícil encontrar compañías que la hicie-ran. Cuando George Stephanopoulos, de la cadena ABC, lo presionó para que explicaciones, Trump dijo: “Ni siquiera hacen las cosas aquí”.

Pero B.J. Nickol, presidente de la All American Clothing Company, con sede

en Ohio, dijo que empleaba a 15 perso-nas, así como a subcontratistas que cor-taban, cosían y embarcaban camisetas, pantalones de mezclilla y suéteres. Es-timó que a All American le costaba entre 10 y 15 dólares fabricar una camisa tipo polo. Las vende a entre 28 y 38 dólares, o la mitad de lo que cuestan en la Torre Trump. Aunque lo hace principalmente a individuos, Nickol dijo que recibiría con agrado a un cliente grande como Trump.

Ivanka Trump fue criticada por reu-nirse con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, mientras cerraba un acuer-do con una compañía cuyo accionista más grande es propiedad del gobierno ja-ponés. Los consumidores ofendidos por los comentarios de su padre boicotean su línea. Trump hija reconoció que podría haber conflictos.

Sin embargo, la estrategia de su com-pañía no cambiará de manera drástica. Ella y su equipo no planean traer de re-greso la manufactura sólo para apaci-guar a los críticos. “Es grandioso decir que queremos hacer todo esto, pero que-remos tomar decisiones responsables de negocios”, expresó Abigail Klem, presi-denta de la marca Ivanka Trump.

Por KEVIN CAREY

El identificador de llamadas en el telé-fono de mi oficina indicaba que el número era de Las Vegas, pero cuando levanté el auricular escuché al fondo lo que sonaba como un ajetreado centro de llamadas en el extranjero. El operador, “John”, preguntó si me interesaría asistir a la Decimoquinta Conferencia Mundial de Cardiología y Angiología en Filadelfia.

“¿Tengo que ser doctor?”, pregunté, porque no lo soy. Recibí la llamada por-que 20 minutos antes había ingresado mi número telefónico a un sitio en internet operado por una compañía en Hydera-bad, India, llamada OMICS Internatio-nal.

“Puedo darle tarifa de estudiante”, respondió John. Con un 20 por ciento de descuento, costaría 599 dólares. La con-ferencia tendría lugar en sólo unas sema-

nas. ¿Sería tiempo suficiente para que el artículo académico fuera revisado ade-cuadamente?, pregunté. Sería aprobado “de manera expedita” en el curso de 24 horas, respondió, y preguntó qué tarjeta de crédito me gustaría usar.

Si parece que estaba a punto de ser en-gañado, es porque así era.

OMICS International es líder en el cre-ciente negocio del fraude de las publica-ciones académicas. Ha creado veintenas de “publicaciones” que imitan el aspecto y estilo de las publicaciones académicas tradicionales. OMICS también está en el negocio del fraude de conferencias, que es lo que llevó a la llamada de John.

Ambos esquemas explotan un aspecto

de la educación superior moderna. Los académicos necesitan publicar trabajos para avanzar profesionalmente, con-seguir mejores empleos o asegurar un puesto de planta.

Mas las conferencias académicas rea-les someten los trabajos y presentacio-nes propuestos a un riguroso proceso de revisión por parte de colegas.

En octubre, un profesor universitario en Nueva Zelanda mandó un artículo pa-ra la “Conferencia Internacional sobre Física Atómica y Nuclear” patrocinada por OMICS, a realizarse en noviembre en el Hilton Atlanta Airport, en Georgia.

Fue escrito usando el elemento de relleno automático de su iPhone, que

produjo una sinopsis que inicia así: “La física atómica y yo no tendremos el mis-mo problema con una sección separada durante un camino muy largo largo. Las armas nucleares no tendrán que salir el mismo día después de un largo momento del año añadió los dos bandos verán a los dos líderes tomen el mismo camino pa-ra sacar a la luz sus largos caminos de lo mismo ya que habrán sido un buen lugar por un buen momento en casa el frente unido y ella es un gran lugar para un buen momento”.

El documento fue aceptado en menos de tres horas.

OMICS gana dinero en base a volumen. Su sitio en internet conferenceseries.com

enumera cientos de “reuniones académi-cas”, muchas en destinos vacacionales como Las Vegas.

Aglomerar múltiples conferencias fal-sas en el mismo hotel es una práctica co-mún, dijo Jeffrey Beall, un bibliotecario titular en la Universidad de Colorado en Denver. Él mantiene un sitio para iden-tificar “editoriales académicas depreda-doras de acceso abierto”. “Sólo tienes que rentar un hotel, inventar un nombre y estar ahí mientras todo el mundo lee sus trabajos”, dijo Beall. “Es dinero fácil”.

La lista de Beall, que ya menciona 923 editoriales, de 18 en 2011, también incluye a una compañía británica llamada “Info-nomics Society”. Tiene un abanico de pu-blicaciones, 17 en total.

Las 17 publicaciones son operadas desde una modesta casa en los suburbios más lejanos de Londres.

FOTOGRAFÍAS POR BRAD TORCHIA PARA THE NEW YORK TIMES

ALEX WROBLEWSKI PARA THE NEW YORK TIMES

Ivanka Trump ha enfrentado boicots de los consumidores por los comentarios provocadores de su padre sobre las minorías.

El anuncio de un seguro acompañó a una noticia falsa sobre un tiroteo fatal.

El negocio familiar se vería afectado por mayores aranceles.

Kelly Skow (de pie) va al trabajo en metro. Los jóvenes de ahora le dan la espalda al auto.

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C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Una dieta basada en plantas enriquece la flora microbiana

Insomnes buscan un sueño reparador

Fiji renuncia a un manjar tradicional

Una paciente recomienda la terapia de electrochoquesPor KATHARINE Q. SEELYE

BROOKLINE, Massachusetts — Cuando Michael Dukakis perdió la elec-ción presidencial de Estados Unidos en 1988, su esposa, Kitty, sintió como si le hubieran sacado todo el aire. Él regresó a su cargo como gobernador de Massa-chusetts, y a ella le dio por beber.

“Un alcohólico puede contenerse sólo por cierto tiempo”, escribiría más ade-lante Kitty Dukakis. “Cuando llega una crisis, no tienes control”. Su hábito de la bebida disfrazaba una prolongada depre-sión que con el tiempo la llevó a recibir terapia electroconvulsiva, también co-nocida como terapia de electrochoques o TEC.

Ella no tenía idea de que el procedi-miento aún se empleaba. Creía que había sido desechado después de que fue retra-tado como tortura en la película de 1975 “Atrapado sin salida” (“One Flew Over the Cuckoo’s Nest”). Pero la rehabilita-ción, la psicoterapia y los antidepresivos no habían aliviado su depresión, así que en 2001, a los 64 años, recurrió a la tera-pia de electrochoques.

Después del primer tratamiento, es-cribió Dukakis, “me sentí viva”, como si se hubiera levantado una nube. Ahora, 15 años más tarde, los Dukakis han surgido

como promotores de la TEC. Kitty Dukakis, de 80 años, aún recibe

tratamiento de mantenimiento cada sie-te u ocho semanas. Dijo que tenía lagu-nas mentales menores, pero que ya no bebía, fumaba ni tomaba antidepresivos. Dio a conocer públicamente su uso de los electrochoques en 2006, en su libro, “Shock: The Healing Power of Electro-convulsive Therapy”.

Hoy, ella y su esposo dedican su tiem-po a promover la TEC. Grupos de apoyo sesionan en su hogar; administran un sitio web, ecttreatment.org; y responden preguntas de personas que buscan orien-tación. Lidian con décadas de prejuicios contra un tratamiento al que Kitty Duka-kis adjudica el crédito de haberle salvado la vida. Durante la campaña de 1988, dijo, por lo general se limitaba a una copa de vodka por noche. Eso cambió cuando su esposo perdió ante George Bush. Se per-dió en la botella y pasó los siguientes años entrando y saliendo de rehabilitación.

Aunque ella y su esposo habían oído hablar sobre la terapia electroconvul-siva, estaban recelosos. Nadie sabe a ciencia cierta cómo los electrochoques alivian la depresión en muchas personas. Envían una corriente eléctrica al cerebro que provoca una breve convulsión.

La terapia de choques fue desarrollada en 1938. En ese entonces, no se aneste-siaba a los pacientes, y la corriente era mucho más fuerte. Para los años 60 era ampliamente usaba. Pero dejó de ser favorecida con el desarrollo de los anti-depresivos y el estreno de “Atrapado sin salida”.

Entre las críticas: que los problemas de memoria pueden ser más graves de lo que dicen los doctores; que las recaídas son casi inevitables, y que causa daño ce-rebral, un argumento en disputa.

La TEC ha permanecido como la op-ción para personas gravemente depri-midas que no responden a otros trata-mientos. Por lo general actúa rápido, lo que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en pacientes con tendencias suicidas. “La conciencia pública del uso de la TEC ha crecido y disminuido, pero en la práctica médica, la hemos usado de manera continua”, indicó Sarah Lisanby, especialista en el Instituto Nacional de Salud Mental.

Un domingo en la noche, en diciembre,

Dukakis estaba sentada en su sofá con su esposo. Otras nueve personas estaban sentadas en círculo. Tres mujeres habían tenido terapia de choque y llegaron con sus esposos; otra mujer y dos hombres querían saber más.

Dukakis dijo que pronto llegaría a “mis 50 años”. Su esposo le recordó que cum-pliría 80.

Dos mujeres que habían recibido la TEC hablaron positivamente al respec-to. Una tercera, una doctora de nombre Barrie Baker, tuvo una experiencia dife-rente.

“Después de la primera vez, no podía recordar la estación del año ni el año”, co-mentó Baker. “No sé si me he recuperado por completo”. Dijo que prefería recibir tratamiento con medicamentos, porque “uno puede dejar las medicinas, y desa-parecen los efectos secundarios”.

El grupo debatió si era mejor postergar la TEC como un último recurso o buscar-lo antes si los medicamentos no ofrecían una ayuda inmediata.

“Dada la experiencia de Kitty”, expre-só Michael Dukakis, “no puedo apoyar la idea de probar todo lo demás antes de hacer la prueba con la TEC. Esos 17 años antes de que finalmente llegáramos a la TEC fueron ingratos”.

Por SERENA SOLOMON

ISLA YADUA, Fiji — Pita Qarau colocó su lancha junto a una tortuga que intenta-ba huir. La tortuga, un carey hembra, era sorprendentemente rápida, capaz de una velocidad máxima de unos 25 kilómetros por hora.

Pero Qarau sabía que podía ganar. Fi-nalmente, cuando la tortuga bajó el rit-mo, posicionó la lancha cerca del animal fatigado. Puso el motor en neutral y se tiró al agua.

Segundos después, reapareció, soste-niendo un revoltijo de aletas que se agi-taban.

No hace mucho, una captura como ésta habría significado tortuga para la cena, pero Qarau soltaría al animal. Re-visó la salud de la tortuga, pero no pudo etiquetarla porque se había quedado sin etiquetas.

Fiji ha impuesto una suspensión sobre la caza de tortugas, y aunque la prohibi-ción ha sido respetada de manera incon-sistente alrededor de la nación isleña, algunas personas como Qarau han aban-donado la costumbre de comer tortuga, considerado un manjar, y en lugar de ello se han dedicado a la conservación.

“El número de tortugas se reducía, y el tamaño también, ya no ves a grandes, só-lo pequeñas”, dijo más tarde ese día. “Es por eso que cambié”.

Qarau, de 53 años, nativo de Yadua, una isla remota en el norte de Fiji, es vo-luntario en el programa del World Wild-

life Fund que ha ayudado a renovar la población de tortugas tras décadas de disminución.

Las habilidades para cazar tortugas, transmitidas de generación en genera-ción aquí, son útiles para protegerlas.

La vida en Yadua es sencilla y unida. Los ingresos de la mayoría de los resi-dentes se derivan de la venta y pesca de peces.

En Fiji, una nación del Pacífico Sur compuesta por más de 300 islas, las co-munidades locales desempeñan un papel central en administrar sus aguas inme-

diatas. Como resultado, los programas basados en las comunidades que tratan de despertar conciencia sobre las reservas decrecientes de tortugas e incrementar los trabajos de monitoreo “son los que tienen la ma-yor probabilidad de éxito”, dijo Susanna Piovano, ca-tedrática titular en la Uni-versidad del Pacífico Sur.

Tradicionalmente, se comía tortuga en eventos importantes, como una boda o el funeral de un jefe. A medida que las tradiciones se erosionaron en las últimas décadas, algunas personas empezaron a pensar en las tortugas y sus huevos como un alimento para atrapar y vender.

El cambio climático y la pérdida del há-bitat también han ejercido presión sobre la población de tortugas. El estatus de conservación de las tortugas comunes en las aguas de Fiji —verdes, golfinas, laú-des, careyes y caguamas— va desde vul-nerable hasta críticamente amenazado,

de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

El gobierno de Fiji impuso una prohi-bición temporal a la caza de tortugas en 1995 para detener la merma. La actual suspensión de 10 años está programada para terminar el próximo año. (El World Wildlife Fund planea presionar a favor de una extensión).

Aun así, las suspensiones no han im-pedido que muchas comunidades conti-núen cazando tortugas.

Yadua era una de ellas, al menos hasta que la isla experimentó una especie de conversión. En 2010, dos organizaciones —el World Wildlife Fund y el Programa Ambiental Regional de la Secretaría del Pacífico, un grupo intergubernamen-tal— organizaron un taller en la isla. Pre-sentaron una visión sombría de la extin-ción potencial de las tortugas y hablaron de maneras de impedirla.

Fue allí que Qarau se dio cuenta de que las generaciones futuras podrían nunca ver o probar una tortuga si continuaba la caza.

El jefe de la isla, Ratu Jone Cakautava-tava, decidió que los residentes de Yadua ya no deberían consumir tortugas. “Fue realmente difícil dejar de hacerlo, pero yo acato la ley”, dijo.

Qarau espera que su labor de conser-vación cree una cosecha sustentable que permita a los fijianos volver a comer tor-tuga. “Pienso en las generaciones futu-ras”, dijo.

Por RONI CARYN RABIN

¿Alguna vez ha considerado un cambio de imagen visceral? Transformar la co-munidad de bacterias y otros microbios que viven en su tracto intestinal, conoci-do colectivamente como el microbioma intestinal, podría ser una buena inver-sión para su salud.

Cada vez más evidencia sugiere que el rico abanico de la flora microbiana in-testinal nos ayuda a procesar nutrientes de los alimentos que consumimos, re-fuerza al sistema inmunológico y realiza toda clase de labores que promueven el buen estado de salud. Un ecosistema mi-crobiano mermado puede afectar todo, desde alergias e inflamación, hasta en-fermedades metabólicas como diabetes y obesidad, e incluso depresión.

Sin embargo, alterar el microbioma puede no ser fácil y nadie sabe cuánto tiempo podría tomar. Eso se debe a que el ecosistema ya establecido en el trac-to intestinal determina cómo absorbe y procesa los nutrientes.

Aún así, un nuevo estudio sugiere que cambiar la dieta a una que contiene una

variedad de alimentos basados en plan-tas puede ser crítico.

En el estudio, los científicos cosecha-ron bacterias intestinales de humanos y las trasplantaron a ratones, que recibie-ron dietas de altas calorías o basadas en plantas.

Las bacterias cosechadas provinieron de personas que llevaban dietas marca-damente diferentes. Un grupo consumía alrededor de 3.000 calorías diarias, deri-vadas en gran parte de proteínas anima-les, con pocas frutas y vegetales.

El otro grupo comía menos de 1.800 ca-lorías diarias, adheriéndose a una dieta principalmente basada en plantas. Se encontró que este grupo tenía una comu-nidad microbiana más rica y diversa en el tracto intestinal.

Después de que la flora microbiana humana fue trasplantada a los ratones, éstos pudieron comer ya sea como el gru-po de altas calorías o como las personas que restringían su consumo de calorías.

Los ratones que tenían una microbio-ma condicionada por la dieta alta en ca-lorías tuvieron una respuesta más débil

a la dieta basada en plantas. Sus comu-nidades microbianas no crecieron ni se diversificaron tanto.

“Todos respondieron en una dirección predecible, mas no con una magnitud tan grande”, dijo Nicholas W. Griffin, de la Universidad Washington, en St. Louis, Missouri.

Otro aspecto del estudio sugiere que “dime con quién andas y te diré qué mi-crobios tienes”, por lo menos en el caso de los ratones. Al principio, los animales fueron mantenidos en jaulas separadas. Más tarde, cuando compartían espacio, los microbios de las comunidades con-dicionadas por las dietas vegetales se abrieron camino al microbioma con dieta alta en calorías.

No está claro cómo se traduce esto a los humanos. “Sa-bemos por in-vestigaciones anteriores y otros estudios que los esposos que viven juntos

desarrollarán comunidades microbianas similares entre sí”, dijo Griffin.

Quizás la mejor manera es comer más fibra, dijo Meghan Jardine, nutrióloga que no tuvo participación en el estudio actual, pero ha publicado artículos sobre la forma de promover una microbiota sa-ludable.

“Cuando miras a poblaciones que con-sumen alimentos altos en fibra y más ali-mentos vegetales, ves que tienen una mi-crobiota más robusta, con mayor diversi-dad genética, especies más saludables y menos bacterias patógenas viviendo en el tracto intestinal”, dijo.

Por CONSTANCE GUSTKE

Si usted está leyendo esto a las 3 de la mañana, entonces es probable que James Proud quiera dormirlo.

Proud, quien inventó Sense, un dispositivo monitor del sueño, ha dis-frutado del éxito en el cada vez más amplio campo de la tecnología del sueño: la campaña en Kickstarter de Sense, en 2014, recaudó alrededor de 2.4 millones de dólares, aunque la meta era sólo 100.000 dólares. (Des-de entonces Proud ha recaudado más de 40 millones de dólares).

“Estoy fascinado con el hecho de ayudar a la gente a vivir mejor”, di-jo Proud, de 25 años, un ciudada-no británico cuya compañía, Hello, tiene su sede en San Francisco. “Y el sueño es el cimiento de todo”.

Mi l lones de personas están aquejadas por insomnio y otros desórdenes del sueño, y los efectos se agravan con la edad. La tecnología es una alternativa para quienes no quie-ren tomar pastillas para dormir, que puedan causar adicción.

Sense emplea sensores para reca-bar datos. La información entonces se carga a un app de smartphone que analiza los ciclos del sueño.

Los productos de tecnología del sueño van de lo básico a lo esotérico. La diadema Sleep Shepherd monito-rea las ondas cerebrales. Audífonos de cancelación de ruido tocan músi-ca, mientras que otros dispositivos

emiten luz, algunos de ellos imitando un atardecer. Se cuentan entre cien-tos de apps descargables, como Sleep Cycle y SleepBot.

En 2014, Matteo Franceschetti abrió Eight, su compañía de tecnolo-gía del sueño, bautizada así en honor a la óptima cantidad de horas de sue-ño para los humanos. Franceschetti abordó el sueño desde otro ángulo: haciendo inteligentes a los colchones.

La compañía, con sede en Nueva York, inventó un sistema que moni-torea el tiempo despierto, el ritmo de respiración y el número de vueltas en la cama por medio de una funda pa-ra colchón cubierta de sensores. Un app entonces “califica” el sueño del usuario.

Eight ha recaudado 6.5 millones de dólares.

Después de que Peter Hames desa-rrolló insomnio, su médico en Ingla-terra le recetó pastillas para dormir. En lugar de tomárselas, Hames recu-rrió a un curso en terapia cognitiva del comportamiento, que él afirma lo curó en 6 semanas.

Hames y otros fundaron Big Heal-th y crearon Sleepio, un programa en línea que utiliza a un terapeuta vir-tual.

Un reporte de la revista JAMA Psychiatry dijo que quienes padecen de insomnio podrían beneficiarse de la terapia cognitiva del comporta-miento.

“Nosotros sintetizamos a los mejo-res expertos del mundo”, dijo. “Otras apps han sido juguetes, no auténtica medicina”.

Apps que siguen cada vuelta en la cama con sensores en la funda.

Matteo Franceschetti

PHIL MARDEN

FOTOGRAFÍAS POR LAM YIK FEI PARA THE NEW YORK TIMES

M. SCOTT BRAUER PARA THE NEW YORK TIMES

Kitty y Michael Dukakis (ext. izq. y cen.) dirigen un grupo de apoyo de TEC en su hogar en Brookline, Massachusetts.

Ex cazadores como Pita Qarau (arr.) ahora capturan tortugas para monitorear su salud. Qarau dejó de comer tortugas cuando notó que había menos.

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R E T R AT O D E E S TA D O S U N I D O S

DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

CALIFORNIALos Angeles

FLORIDAMiami Beach

RHODE ISLANDNewport

VERMONTRutland

Miami Beach busca volver a su época de esplendor

Una mansión moderna provoca discordia

Los refugiados revitalizan a una ciudad

California lidera la lucha por la protección del ambiente

Por LIZETTE ALVAREZ

MIAMI BEACH, Florida — Desde bares en terrazas y filas afuera de las discotecas, hasta calles y banquetas embotelladas, Ocean Drive, el antes idílico corazón de neón de South Beach,

puede pisotear los sentidos casi todos los fines de semana.

La música vibra hasta altas horas de la noche mientras la gente deambula en el resplandor de

luces tipo estadio. Los turistas beben cocteles tecnicolor de copas del tama-ño de una pecera. Un hombre casi sin ningún diente persigue a mujeres con un pitón envuelto alrededor de su cue-llo. Hay oficiales de policía por todos lados.

“Simplemente ha llegado el punto en que el lugar se ha convertido en un

circo de carnaval, las 24 horas, plaga-do de delincuencia”, dijo Mitch Novick, propietario del Hotel Sherbrooke. “Es-toy siendo testigo del deterioro de mi vecindario, que alguna vez fue un pa-raíso”.

Después de años de quejas, la ciudad de Miami Beach está tomando medi-das para domar el epicentro del caos en Ocean Drive.

Ricky Arriola, un comisionado de Miami Beach, dijo que muchos cafés “se aprovechan de los turistas” con es-tafas. Las banquetas están tan llenas de mesas y sombrillas enormes que “es poco atractivo, inseguro y un caldo de cultivo para el crimen”, dijo.

La Comisión de la Ciudad está abor-dando gradualmente estos problemas. El ruido se está reduciendo y hay pla-nes para embellecer la calle.

Hay menos mesas en las banquetas y los restaurantes enfrentarán multas más elevadas si persiguen agresiva-mente a clientes.

Jessica Robinson, quien estaba sen-tada afuera de Mango’s Tropical Café, dijo que vive cerca y por lo general evi-ta Ocean Drive.

“Está lleno de gente; está sobreva-luado”, dijo Robinson. “Mi padre acaba de ver a un carterista tratando de robar una bolsa”.

“Los turistas internacionales que so-lían venir en grandes cantidades evi-

tan este lugar como si fuera una plaga”, dijo Novick.

El año pasado, el alcalde Philip Levine intentó mover el horario de cierre de los bares de las 5:00 a las 2:00, lo que causó pánico en los co-merciantes.

Se llegó a un acuerdo: el Departamento de Policía de Miami Beach agregó 12 po-licías a la zona. Los oficiales se sientan bajo imponentes luces que abarcan las tres cuadras más problemáticas de Ocean Drive. Y se ha im-plementado una estrategia para ayudar a las personas sin hogar.

La naturaleza sórdida de Ocean Drive fue vista como un ingrediente clave de su encanto “cool”. Más allá de la zona festiva de tres cuadras, algunos restaurantes y hote-les atienden a una clientela más exclusiva.

“La gente está ganando dinero y la gente está vinien-

do”, dijo Mike Palma de Brio Invest-ment Group, que supervisa el Hotel Clevelander. “Simplemente, la gente experimenta más cosas negativas en Ocean Drive que antes”.

Novick culpa de ello a la borrachera nocturna y dice que los bares deberían cerrar a las 2:00.

“Nada bueno sucede en Miami Beach después de las dos de la maña-na”, dijo.

No todos están preocupados.En el Hotel Clevelander, que presen-

ta bailarinas al estilo de Las Vegas en su azotea, Tiffany Chalothorn, actriz de Nueva York de 26 años, no se queja-ba: el clima estaba cálido, la música de Pitbull llamaba y el ambiente le pare-cía lejos de ser amenazante.

“¿Estás bromeando?”, dijo. “Nueva York es mucho más loco que esto”.

Por ADAM NAGOURNEY y HENRY FOUNTAIN

Los gobiernos extranjeros preocu-pados sobre el cambio climático pronto podrán pasar más tiempo tratando con Sacramento, capital de California, que con Washington.

El presidente electo Donald Trump ha lle-nado su gabinete con nominados que difie-ren con la ciencia del calentamiento global. Ha señalado que reti-rará a Estados Unidos

del acuerdo climático de París. Ha des-estimado el concepto del calentamiento global y atacado las políticas ideadas pa-ra combatirlo.

Sin embargo, California está a punto de llenar el hueco. En una muestra de desafío, el gobernador Jerry Brown, de-mócrata, y los líderes legislativos dijeron que trabajarán directamente con otros países y Estados para fortalecer lo que ya es una de las políticas más agresivas para luchar contra el cambio climático en

Estados Unidos. Eso incluye el objetivo de reducir las emisiones de carbón en Ca-lifornia a un 40 por ciento de los niveles de 1990 para 2030.

“No subestimaría la determinación de California si algo se moviera en esta di-rección de extrema negación del cambio climático”, dijo Brown en una entrevista. “Sí, tomaremos medidas”.

La perspectiva del mayor papel de Ca-lifornia en materia de cambio climático es la señal más reciente de cómo este Es-tado, en el que Hillary Clinton venció a Trump por más de 4 millones de votos, se está preparando para resistir las po-líticas de la Casa Blanca entrante. Los funcionarios ya han prometido luchar contra cualquier intento por parte de Washington para actuar en contra de los inmigrantes indocumentados; los funcionarios angelinos ya reservaron 10 millones de dólares para ayudar a finan-ciar los costos legales de residentes que enfrenten la deportación.

El esfuerzo ambiental presenta ries-gos definitivos para este Estado. Por un lado, Trump y los republicanos tienen el

poder de mermar las políticas de cambio climático de California. La administra-ción Trump podría reducir el financia-miento para la inmensa comunidad de investigación del Estado —incluyendo dos laboratorios nacionales— que ha contribuido enormemente a la ciencia del cambio climático y a la innovación energética, o de hecho anular las regu-laciones estatales de emisiones de aire limpio y estándares de eficiencia de com-bustible automotriz.

“Básicamente podrían detener la imposición de la Ley de Aire Limpio y emisiones de CO2”, dijo Hal Harvey, pre-sidente de Energy Innovation, en San Francisco.

Los demócratas se recrean ante la idea

de desafiar a Trump, al señalar que otros Estados han seguido la pauta de Cali-fornia en cuanto a tratar de reducir las emisiones.

El estado está a la vanguardia de las políticas energéticas y de cambio cli-mático desde hace más de medio siglo, cuando impuso regulaciones para las emisiones de autos y electrodomésticos en los 60. Un sondeo mostró que casi un 70 por ciento de los californianos apoyan la política para reducir las emisiones.

La economía de California —una de las 10 principales del mundo, con un producto interno bruto de alrededor de 2.5 billones de dólares— tiene como motor una indus-tria de alta tecnología y destacadas ins-tituciones de investigación que la sitúan perfectamente para continuar liderando en materia de energía y cambio climático. Brown ha encabezado una iniciativa, res-paldada por gobiernos estatales, locales y regionales en 33 países —más de 160 jurisdicciones con una población total de más de 1.000 millones— que han acordado marcados recortes en emisiones para tra-tar de evitar que el calentamiento global

sea mayor a 2 grados centígrados.El programa tope y canje de Califor-

nia, que impone un límite a las emisio-nes de gas invernadero y permite que compañías compren y vendan créditos de emisiones, está vinculado con otro en Quebec. El programa ha sufrido de ba-jas ventas y enfrenta un reto legal. Los funcionarios estatales han tenido con-versaciones con otros países, entre ellos México y China, respecto a unir fuerzas en políticas de tope y canje.

Brown se ha retratado como un de-fensor ambiental desde que ocupó la go-bernación por primera vez en los 70 y ha abrazado la idea de encabezar un movi-miento ambiental anti Trump.

“Contamos con los abogados y tene-mos los científicos y estamos listos para pelear”, declaró Brown en un discurso el mes pasado. “Estamos listos para ga-nar”.

En días pasados, Brown calificó a la elección de Trump como un revés fugaz.

“Paradójicamente, podría acelerar los esfuerzos de los líderes del mundo para tomar en serio el cambio climático”, dijo.

Por JESS BIDGOOD

Este afloramiento azotado por el vien-to, asomándose por encima del Atlántico, era un refugio en la Edad de Oro donde los ricos construían mansiones cono-cidas por sus nombres, no por direccio-

nes: The Elms, Mar-ble House y la más famosa de todas, The Breakers, construida por Cornelius Vander-bilt II.

Desde entonces, a Newport le han preo-

cupado profundamente las apariencias.Así que cuando grandes vigas de acero

se elevaron en el aire entre las calles más afamadas de la ciudad, sirviendo como armazón para una mansión que tendrá una forma inusual de muchos lados y un techo plano, los residentes se horroriza-ron.

“Parece una nave espacial marciana de 30 pies de altura aterrizando en el ho-

rizonte de Newport”, dijo John Peixinho, ex presidente de la Comisión del Distrito Histórico.

“Simplemente nos desconcierta que alguien quiera imponerse en Newport de esta manera”, dijo el arquitecto Ross Cann.

Si se construyen más casas como ésta, dijo Cann, Newport comenzará a pare-cerse a los Hamptons; o incluso a Cali-fornia.

Los vecinos están enojados de que una ciudad que ha conservado tanto de su historia haya sido incapaz de evitar la incursión estilística de los propietarios de la casa, Gina y James McCaffrey, de Winchester, Massachusetts.

“Como seres humanos necesitamos sentir simpatía por ellos”, dijo Ruthie Sommers, diseñadora de interiores. Pe-ro, dijo, “estoy tan molesta de que mis hijos vayan a ver esta nave espacial toda su vida”.

La Nave Espacial, como algunos la lla-

man, ha suscitado una crisis de identidad sobre las mansiones en una ciudad con algunos de los ejemplos mejor conocidos del género.

“Nuestro tejido histórico es importan-te aquí”, dijo Pieter Roos, jefe de la Fun-dación de Restauración de Newport.

Newport fue fundado en 1639 por colo-nos que habían reñido con los puritanos de Massachusetts, convirtiéndose en un epicentro comercial en los años 1700. A fines del siglo 19, industriales de Nueva

York y más al sur contrataron a arquitec-tos para construir “casitas” de verano.

Sin duda, la casa de los McCaffreys pa-rece diferente de las demás mansiones. Parece una serie de formas tridimensio-nales, rodeadas por dos niveles de balco-nes que sobresalen de una forma octogo-nal en el centro.

Los McCaffreys se negaron a hacer co-mentarios, pero su arquitecto, Andrew DiGiammo, dijo que encajará mejor una vez terminada.

“Fue simplemente indignación instan-tánea y nadie se ha tomado tiempo para observar realmente lo que he hecho”, dijo DiGiammo.

Parte de lo que ha encolerizado a los re-sidentes es su impotencia para detener la construcción de la casa, que está en un lote justo afuera de un distrito histórico.

Hasta las mansiones originales reci-bieron su dosis de crítica. The Breakers fue ridiculizada como demasiado osten-tosa.

Por JESS BIDGOOD

RUTLAND, Vermont — Entraron de prisa a la iglesia una fría noche de invier-no y se acomodaron en las bancas para practicar palabras en árabe.

“Ahlan fii Rutland”, dijo Fran Knapp, una de las veinte o treinta personas que han asistido a una cla-se de árabe rudimen-tario en esta ciudad.

Bienvenidos a Rut-land.

Era uno de los tan-tos preparativos que esta ciudad remo-ta en el centro de Vermont está hacien-do antes de que 100 refugiados de Siria e Irak lleguen durante este año, con los primeros esperados este mes.

El partidario más fuerte del plan ha sido el alcalde de Rutland, Christopher Louras, que en lugar del argumento mo-ral para reubicar a los refugiados ha cita-do uno económico: esta ciudad cada vez más pequeña, alejada desde hace mucho tiempo de su apogeo como productora de mármol y centro ferroviario, necesita todos los residentes nuevos que pueda conseguir. Los refugiados sirios, dijo Louras, son una oportunidad.

“La condición demográfica de Rutland en este momento no es sólo la de una po-blación a la baja, sino también de una población cada vez más envejecida”, dijo Louras. “Necesitamos personas”.

El plan, nacido en un momento de dis-cordia nacional en torno a la inmigración musulmana y las críticas del presidente electo Donald J. Trump a los refugiados sirios, ha dividido a la ciudad: surgió un grupo de oposición, Rutland First

(Rutland Primero), así como Rutland Welcomes (Rutland Da la Bienvenida), para reunir artículos donados, ayudar a los recién llegados y estar pendiente de ofertas de trabajo para ellos.

Los refugiados son un pequeño sub-grupo de los inmigrantes, y muchas ciu-dades que han hecho hincapié en darles la bienvenida afirman que lo hacen prin-cipalmente por razones humanitarias, no económicas. Pero mientras las urbes de áreas industriales con problemas, co-mo Pittsburgh y Dayton, Ohio, y en otras partes del país, como Maine y el norte del Estado de Nueva York, abren oficinas

para conectar a los inmigrantes y refu-giados con servicios y oportunidades la-borales, los defensores afirman que han surgido beneficios económicos como re-sultado.

“Hemos visto algunos barrios revivir en cierto grado por la llegada de inmi-grantes y refugiados”, dijo Melissa Ber-tolo, coordinadora de un grupo de apoyo de este tipo, Welcome Dayton (Bienveni-do Dayton).

Eso es lo que algunos esperan en Rut-land, dijo Art Woolf, profesor asociado de economía en la Universidad de Ver-mont. La tasa de nacimiento ha caído y la

migración neta se ha desacelerado, que Woolf atribuyó a la creciente preferencia de los estadounidenses por las ciudades y los suburbios densamente poblados.

“Creo que estamos justo en el umbral de unos problemas laborales extremada-mente serios”, dijo Woolf, que agregó que la tasa de desempleo del Estado, del 3.6 por ciento, es una señal de más problemas por venir. “Tenemos una tasa baja porque no hay nadie disponible para trabajar”.

La ciudad de Rutland tiene 15.824 resi-dentes, según una estimación de la Ofi-cina del Censo de Estados Unidos, que señaló que la ciudad ha perdido un 4 por ciento de su población desde 2010.

Los líderes de la ciudad temen que la pérdida de población haga que sea más difícil que los principales patrones restan-tes, como plantas de General Electric, se queden. Están aportando 100.000 dólares a los 200.000 dólares de grupos de desa-rrollo económico locales para promover el área y atraer a más residentes.

Los refugiados sirios, dicen los líderes empresariales, podrían convertirse en una parte integral de ese esfuerzo, tanto al incrementar la población —si bien sólo ligeramente— como al aportar diversi-dad cultural que esperan atraiga a resi-dentes más jóvenes.

En septiembre, la ciudad fue oficial-mente seleccionada por el Departamen-to de Estado de Estados Unidos como un sitio de reubicación. “Lo vi como una oportunidad de aumentar nuestra pobla-ción, traer a individuos, familias, esta-dounidenses nuevos de Siria que tienen una fuerte ética laboral, que huían para salvar sus vidas y buscaban reconstruir esas vidas destrozadas”, dijo Louras.

Trump duda del cambio climático, pero surge un paladín en la costa oeste.

El crimen y multitudes deprimen el ambiente de un sitio turístico.

Los inmigrantes podrían inyectar una nueva vida a un pueblo envejecido.

JACOB HANNAH PARA THE NEW YORK TIMES

El alcalde de Rutland, Vermont, de 15.824 habitantes, aboga por recibir a sirios para revertir caída demográfica.

FOTOGRAFÍAS POR M. SCOTT BRAUER PARA THE NEW YORK TIMES

ANGEL VALENTIN PARA THE NEW YORK TIMES

Las bailarinas del Clevelander son una de las atracciones de Ocean Drive, en Miami.

Hubo cejas levantadas en Newport, Rhode

Island, cuando se empezó a construir una nueva mansión

con diseño moderno. Una tradicional

es The Breakers de los Vanderbilt.

Page 8: ANÁLISIS NOTICIOSO El turno es de Michelle · tiras sobre su esposo y que pretende destruir gran parte de su trabajo. Si la tradición y su propia conducta reciente son una guía,

A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 15 DE ENERO DE 2017THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

La magia digital asombra en “La tempestad”

La adaptación de clásicos para niños abre un debate educativo

Mujeres afroamericanas, matemáticas destacadas

México recupera un manuscrito judíoPor JOSEPH BERGER

Es quizá el artefacto más significativo que documenta la llegada de los judíos al Nuevo Mundo: un manuscrito del siglo 16 escrito con letra casi microscópica por Luis de Carvajal El Mozo, cuya vida y do-lor relató en una crónica.

Hasta 1932, el cuadernillo de 180 pági-nas de De Carvajal, un judío secreto que fue quemado en la hoguera por la Inqui-sición en la época de la Colonia españo-la en México, estuvo albergado en los Archivos Nacionales de ese país. Luego desapareció.

El robo transformó al manuscrito en un objeto de obsesión para un grupo de eruditos de la Inquisición y coleccionis-tas de libros poco comunes. Entonces apareció hace 13 meses en una casa de subastas de Londres. El manuscrito es-taba a la venta en 1.500 dólares; la casa tenía poca idea de su valor.

Sin embargo, el año pasado la reliquia captó la atención de un prominente colec-cionista de objetos judíos, Leonard Mil-berg, cuando apareció en reventa en las Galerías Swann, en Manhattan. Ahora tenía un precio más de 50 veces mayor que en el que se había vendido apenas unos meses antes en Inglaterra. Milberg

consultó a expertos, quienes le dijeron que podría tratarse del manuscrito real, y valer hasta 500.000 dólares. También le advirtieron que tuviera cuidado: el ori-ginal había sido reportado como robado.

Financiado por Milberg, el manuscrito regresará a los Archivos de México en marzo. Pero se encuentra en exhibición hasta el 12 de Marzo en la Sociedad His-tórica de Nueva York, como parte de una muestra sobre la experiencia de los pri-meros judíos en el Continente Americano.

“Es la narración personal más anti-gua que sobrevive de un judío del Nuevo Mundo”, dijo el experto en libros David Szewczyk, “y el manuscrito más antiguo que existe de devoción y relato de la lle-gada al Nuevo Mundo”.

De Carvajal era un judío que se hacía pasar por católico en la Nueva España, hoy México, durante una época en que la Inquisición perseguía a los herejes y fal-sos conversos con tortura y ejecuciones horribles.

Este comerciante fue arrestado alre-dedor del año 1590 como judío proselitis-ta y, mientras estuvo en prisión, comenzó a escribir una biografía a veces mesiáni-ca, “Memorias”, en páginas de unos 10 por 8 centímetros. En ella, se llamaba

a sí mismo Joseph Lumbroso. Empieza así: “Salvado de terribles peligros por el Señor, yo, Joseph Lumbroso de la nación hebrea y de los peregrinos a las Indias Occidentales en agradecimiento de las misericordias recibidas de manos del Altísimo, me dirijo a todos los que creen en lo más sagrado y que esperan grandes misericordias”.

La biografía narra cómo fue que apren-dió de su padre que él era judío, se circun-cidó él mismo con tijeras y adoptó la fe de manera secreta.

Fue liberado por un tiempo y terminó su autobiografía. Los expertos creen que la hizo en miniatura para poder ocultar-la. En 1596, tras haber sido encontrado culpable de nuevo por seguir prácticas judías, fue quemado en la hoguera. Tenía 30 años.

Con el tiempo, su manuscrito fue a pa-rar a los Archivos Nacionales.

Cómo desapareció el libro sigue siendo un asunto lleno de conjeturas.

En diciembre de 2015 en Londres, la ca-sa Bloomsbury Auctions incluyó los mate-riales de De Carvajal en su catálogo como “tres pequeños manuscritos devociona-les”. Describía al manuscrito como una obra del siglo 17 o 18 y que provenía “de la

biblioteca de una familia de Michigan”.El comprador, descrito por un directi-

vo de Swann sólo como un comerciante de libros poco comunes, llevó el manus-crito a las Galerías Swann, que lo tasa-ron en entre 50 y 75.000 dólares. Aunque algunos expertos lo valúan en cerca de 500.000 dólares, Swann opinó que el manuscrito era una transcripción, no el original.

Fue allí donde lo detectó Milberg, de 85 años y propietario de una compañía financiera comercial de Manhattan. De-cidió comprar la “copia” del manuscrito e incluirla en la planeada exhibición en la Sociedad Histórica de Nueva York. Lue-go la donaría a su alma mater, la Univer-sidad de Princeton en Nueva Jersey.

Sin embargo, los expertos que consultó

lo convencieron de que era la auténtica y robada. Swann retiró el manuscrito de la venta, y curadores mexicanos confirma-ron su autenticidad.

Milberg dijo a Diego Gómez Pickering, cónsul general de México en Nueva York, que necesitaba unos cuantos meses an-tes de regresarlo para que pudiera ser exhibido en esa ciudad.

También insistió en que se hicieran co-pias digitales para Princeton y la Sinago-ga Española-Portuguesa en Manhattan. Dijo que destacar al libro es su manera de “vengarse del antisemitismo”.

“Quería demostrar que los judíos fue-ron parte del tejido de la vida en el Nuevo Mundo”, indicó. “Este libro fue escrito antes de que llegaran los Pilgrims (los primeros colonos de Estados Unidos)”.

Por DAVE ITZKOFF

Independientemente de a dónde va-ya o qué haga, Pharrell Williams no puede evitar llamar la atención. Al ini-cio de una semana típica en diciembre, el músico y productor estaba mode-lando en un desfile de Chanel en París. Para el jueves por la noche, estaba en Nueva York, donde habló con el con-ductor de un programa de televisión e interpretó “I See a Victory”, una de sus nuevas canciones para la película “Hidden Figures”, con la cantante de gospel Kim Burrell.

Ese viernes por la mañana, él y Bu-rrell cantaron la canción en un progra-ma de entrevistas matutino. Para cuan-do terminó este itinerario, Williams, de 43 años, estaba en busca de centrar la atención en “Hidden Figures”.

La película, dirigida por Theodore Melfi, cuenta la historia de la vida real de las matemáticas Katherine Johnson (interpretada por Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), mujeres de ra-za negra que trabajaron en la NASA durante la carrera espacial de los 60, un periodo de segre-gación racial y prejui-cios abiertos.

“Hidden Figures” es una historia de repre-sentación que le impor-ta enormemente a Wi-lliams, quien ha estado muy involucrado en el proyecto. Además de es-cribir e interpretar can-ciones nuevas para su banda sonora, es compo-sitor de su partitura mu-sical (con Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch) y también es productor del filme.

El guión para “Hidden Figures”, una adaptación del libro escrito por Mar-got Lee Shetterly, llegó a manos de Wi-lliams y su socia de producción, Mimi Valdés, al inicio del ciclo de vida de la película.

Williams se sintió atraído por la his-toria basada en hechos reales que cele-braba las aportaciones de los afroame-ricanos y, dijo, “socava la visión histó-rica promasculina que existe en este momento, que necesita desaparecer.

“Es necesario que haya una visión histórica que sea compartida tanto por hombres como por mujeres”, dijo. “La aportación femenina ya no puede ser ocultada”.

La nueva música de Williams para “Hidden Figures” incluye a “Runnin’”, una canción enérgica que acompaña al personaje de Henson cuando atraviesa velozmente de ida y vuelta el extenso campus para ir a los baños segregados de la NASA, así como la inspiradora “I See a Victory”, que explicó en términos cosmológicos.

“La perspectiva de la Luna de tu si-tuación es que ella ve lo lejos que has llegado y lo lejos que vas a llegar”, dijo de la canción. “Puedes ver una victoria si ves más allá de este momento”.

Sus canciones para “Hidden Figures” tienen las sencillas estructuras pop de música que podrían haber sido escrita en los 60, pero la instrumentación y el valor de producción inconfundibles de pistas creadas en la era moderna.

Es un estilo en el que Williams dijo haber trabajado durante el último par de años, en melodías como “Freedom”, incluso antes de ser abordado para “Hi-dden Figures”. “Este fue el universo

que hizo que mi mente y mis facultades entraran en calor, para preparar-me y ser capaz de escri-bir canciones que habla-ran por él”, dijo. “Es una locura, el universo sim-plemente me tomó de la mano y me guió”.

Para la partitura de “Hidden Figures”, Zimmer dijo que él y Williams intentaron seguir el “tono patrió-tico estadounidense” establecido en películas sobre exploración espa-cial como “Los elegidos de la gloria” y “Apollo 13”, con música enérgica y llena de instrumentos

de metal.“La idea que teníamos Pharrell y yo

era no traicionar este tono”, dijo. “Su-memos algo a esto, que es el elemento que falta, que es la voz de una mujer afroamericana”.

Tras haberse comprometido a llevar a mujeres y afroamericanos al frente de la industria del cine, frecuentemen-te acusada de descuidar la diversidad, Williams dijo que era optimista frente a los cambios recientes en la política de su país, que no iban a poner esas metas en peligro.

“Hay tanta gente poderosa, y cuando nos galvanizamos, hacemos una dife-rencia”, dijo. “Generamos cambio”.

Durante periodos de zozobra en Es-tados Unidos, “las canciones han sido increíbles”, dijo. “Las pinturas han sido increíbles. El diseño ha sido increíble. La moda ha sido increíble. Es lo que ha-cemos como seres humanos, responde-mos a la presión.

“Quisiera que pudiéramos crear sin ella. Pero simplemente resulta que es un factor”, añadió.

Por MICHAEL PAULSON

STRATFORD-UPON-AVON, Ingla-terra — Es el primer acto de “La tem-pestad”, y el naufragado conjurador Próspero le recuerda al espíritu Ariel su miserable pasado —12 años encar-celado por una bruja dentro de un “pino hendido”.

Los espectadores ven a dos actores disfrazados, como siempre, pero tam-bién, alzándose por encima, un árbol imponente y nudoso, dentro del cual se retuerce un avatar de Ariel de 5 metros.

Alrededor de una hora después, Ariel se transforma en una arpía —un mons-truo voraz con rostro y pechos de mujer y garras y alas de buitre, que vuela por encima del escenario en una proyección pixelada que sigue los movimientos y expresiones faciales de un actor a la iz-quierda del escenario.

Aquí, en el lugar donde nació Shakes-peare, los artistas y tecnólogos de teatro están tratando de reinventar la esceno-grafía para la era digital.

Experimentando con una de las máxi-mas —y últimas— obras de Shakes-peare, la Royal Shakespeare Company, trabajando con Intel y una productora de Londres llamada Imaginarium, ha montado una “Tempestad” en la que las transformaciones físicas de Ariel se hacen visibles con el uso más elaborado intentado en teatro en vivo de la captura de movimiento.

“Más que en cualquier otra obra de Shakespeare, en ‘La tempestad’ hay magia, y desesperadamente he querido que haya una sensación de asombro en esta obra”, dijo Mark Quartley, el actor que interpreta a Ariel. “Es emocionante hacerlo en vivo”.

El proceso de captura de movimiento,

en el que los movimientos de Quartley se utilizan para animar a una criatura digi-tal, ya hace años que se emplea en el cine. Sin embargo, adaptarlo para el teatro ha resultado difícil.

“Siempre hemos querido conjugar la captura de la actuación con el escenario”, dijo Andy Serkis, el actor que trabajó co-mo el cuerpo detrás de Gollum y Kong y ayudó a fundar Imaginarium. “Pero con-lleva muchos riesgos. No hay margen pa-ra el error”.

El espectáculo es una especie de ma-rionetas de alta tecnología. El actor de Ariel y el avatar de Ariel son vistos si-

multáneamente por el público. Así, los espectadores saben que no están viendo un video pregrabado.

Quartley dice todos los parlamentos del personaje y determina todos sus mo-vimientos, que, como resultado, pueden variar de una actuación a otra. El ava-tar se despliega sólo cuando la mente de Ariel se vuelve a la magia.

En cada función, Quartley viste un traje de licra ajustado, con 16 sensores de movimiento incorporados en el dis-fraz y otro incrustado en su peluca. Es-tos transmiten inalámbricamente las coordenadas de las partes de su cuerpo a computadoras que transforman los da-tos en el avatar proyectado en las panta-llas que se mueven sobre el escenario. Y han implementado en el curso de la pro-ducción otra innovación tecnológica: 26 cámaras de rastreo alrededor del teatro siguen el movimiento de los actores para que, por ejemplo, se pueda proyectar una manada de perros de caza en tambores sostenidos por los bailarines.

“El teatro siempre ha acogido las nue-vas tecnologías, tomamos cualquier idea nueva y tratamos de averiguar lo que puede y lo que no puede hacer”, dijo Gre-gory Doran, director artístico de la Royal Shakespeare Company.

“Lo que te emociona son las palabras. El resto es sólo una forma de llegar a la gente”.

Por ALEXANDRA ALTER

La parte favorita de Alice Hemmer de la novela “En el camino”, de Jack Kerouac, no involucra los viajes bajo el influjo de las drogas por carretera de un extremo a otro del país, los encuentros con prostitutas en México o las fiestas alocadas en Manha-ttan. A Alice, quien tiene 5 años y vive en un suburbio de Chicago, le gusta la parte cuando Sal Paradise come helado y pay de manzana cada vez que tiene hambre.

Ella en realidad no ha leído el clásico de Kerouac, de 320 páginas. En lugar de eso, su padre le leyó una versión ilustrada muy resumida y expurgada de “En el camino” diseñada para niños de entre 6 y 12 años.

“No le encantó”, dijo su padre, Kurt

Hemmer, profesor de inglés en el Harper College de Palatine, Illinois, y experto en la Generación Beat.

“En el camino”, con sus recurrentes referencias al sexo, las drogas y la vio-lencia doméstica, podría no parecer el cuento ideal para un niño. Pero eso es precisamente el punto de KinderGuides, una nueva serie de libros que busca que los lectores muy jóvenes tengan acceso a los estimulantes clásicos de la literatura adulta.

Junto con “En el camino”, KinderGui-des publicó versiones ilustradas de “El viejo y el Mmr”, de Ernest Hemingway, y “Desayuno en Tiffany’s”, de Truman Capote.

Con sus coloridas ilustraciones y len-guaje relajado, los libros casi parecen pa-rodias. Pero los creadores de las series, la diseñadora gráfica Melissa Medina y su esposo, el escritor Fredrik Colting, in-sisten en que no están bromeando.

“El objetivo de todo esto es hacer que se emocionen con estos libros ahora, para que quieran leer los originales des-

pués”, dijo Medina.La literatura para pequeñuelos se ha

convertido en un nicho sorprendente-mente lucrativo y concurrido. BabyLit, una editorial que publica libros de cartón para bebés basados en “Anna Karenina”, “Cumbres borrascosas”, “Don Quijote” y otros clásicos, ha vendido más de 1.5 mi-llones de copias de sus 24 títulos.

Cozy Classics reduce grandes obras de literatura a 12 palabras, ilustradas con fotos de figuras de fieltro hechas a mano. (Su versión de “La guerra y la paz”, de Tolstoi, puede ser recitada sin necesidad de tomar aire: “Solda-do-Amigos-Correr-Bailar-Adiós-Abra-zo-Caballo-¡Boom!-Dolor-Dormir-Nie-ve-Amor”).

Algunos educadores se muestran es-cépticos. “Es absurdo tomar grandes obras que claramente son para adultos y reducirlas para niños”, dijo Monica Edinger, maestra de cuarto año en Man-hattan, quien desestimó a KinderGuides como un intento de explotar las inseguri-dades de los padres.

Algunos padres argumentan que los niños pueden absorber los temas de obras como “El viejo y el mar”.

Brent Almond, un bloguero que vive en Maryland, dijo que su hijo de 7 años, Jon, se había entusiasmado. “Ha sido bueno ver cómo reacciona a ellos”, dijo Almond.

MARK KAUZLARICH PARA THE NEW YORK TIMES

RYAN PFLUGER PARA THE NEW YORK TIMES

Pharrell Williams creó música para la película “Hidden Figures”.

Una película muestra la segregación racial en la agencia NASA.

TOPHER MCGRILLIS/RSC; ABAJO, GRAMAFILM

La Royal Shakespeare Company usa avatares en una producción de “La tempestad”. Mark Quartley viste un traje especial con sensores.

Algunos de los clásicos literarios para adultos de la colección que la editorial KinderGuides adapta para interesar a lectores muy jóvenes.

El teatro de Shakespeare innova al incorporar la captura de movimiento.

Manuscrito del siglo 16 que

desapareció de los Archivos

Nacionales de México en los

30, será devuelto a México.