Analisis simbólico de Aura

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Aura de Carlos Fuentes.- Un aquelarre en la calle donceles 815 1. EL AVE El nombre «Aura» nos conduce a una serte de significados que es pre- ciso tener en cuenta, pues cada uno de ellos es útil en el momento de deli- mitar ciertas características de la persona de Aura. Así, por ejemplo, «Aura» significa «un viento suave y apacible»; ello nos recuerda inmediatamente la lbrma como Aura se desliza por los corredores del viejo caserón, cami- nando despacio y sin que sus pies produzcan el más leve sonido. Este sig- niñeado está muy ligado al segundo, donde «Aura» se identifica con una «atmósfera irreal que rodea a ciertos seres». Esta definición establece una diferencia entre los seres humanos, pues que unos poseen esta atmósfera irreal, fantástica, y otros no. Hay un grupo de elegidos que se encuentra por encima de los demás. A ese grupo pertenecería Aura, pues el ámbito itnpalpable e indefinible en que está envuelta a lo largo de toda la obra la convierte en un ser evanescente que aparece y desaparece sin dejar rastros. En un tercer significado, ya mi manera de ver el más relevante, «Aura» es un «ave rapaz diurna, de América, de cabeza desnuda y plumaje negro, que tiene olor nauseabundo y se alimenta de animales muertos» 2. Tal equivalencia nos remonta de inmediato al ensayo «La bruja de Carlos Fuentes» de Gloria Durán ~, donde en forma mtty acertada se com- 1. F.l presente ensayo hace parte de una investigación más extensa, donde Ja «nonvejle» tic Fuentes es comparada con «Ligeia». el célebre relato del escritor norteamericano Edgar Poe. Por las lítnitaciones evidentes que exige toda publicación, he elegido sólo uno de los as- pecios que sobresalen en la obra del mexicano, y espero que el desarrollo de dicho aspecto le al lector nuevas luces sobre el texto. La edición a seguir es la siguiente: Carlos Fuentes,Au- ni (México: Era Narrativa. 1980). Las citas irán acompañadas de la página correspondiente para facilitar su ubicación. 2. Las definiciones citadas pueden encontrarse en cualquier diccionario de la lengua es- paflola. He preferido el diccionario Aristas por su precisa descripción del ave. Diccionario Aris- art de lo Lengua Flpañola (Barcelona: Ramón Sopena. 1972). p. 80. 3. Gloria Durán. «La bruja de Carlos Fuentes», en: Homenaje a Carlos Fuentes (Madrid: Anaya. 1971). p. 243-260. Anales de literatura hispanoamericana, núm. J& Ed. Univ. Complutense, Madrid. 1989.

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Aura deCarlos Fuentes.-Un aquelarre en la calle donceles815

1. EL AVE

El nombre«Aura»nosconducea una sertede significadosqueespre-ciso teneren cuenta,puescadauno de elloses útil en el momentode deli-mitar ciertascaracterísticasdela personade Aura.Así, por ejemplo,«Aura»significa «un viento suavey apacible»;ello nos recuerdainmediatamentela lbrma comoAura se deslizapor los corredoresdel viejo caserón,cami-nandodespacioy sin que suspies produzcanel másleve sonido.Estesig-niñeadoestámuy ligado al segundo,donde«Aura» se identifica con una«atmósferairreal que rodeaa ciertos seres».Estadefinición estableceunadiferenciaentrelos sereshumanos,puesqueunosposeenestaatmósferairreal, fantástica,y otros no. Hay un grupo de elegidosque se encuentrapor encimade los demás.A ese grupo perteneceríaAura, puesel ámbitoitnpalpablee indefinible en queestáenvueltaa lo largo detoda la obra laconvierteen un serevanescentequeaparecey desaparecesindejarrastros.En un tercersignificado,ya mi manerade verel másrelevante,«Aura» esun «averapazdiurna,de América,de cabezadesnuday plumaje negro,quetieneolor nauseabundoy se alimenta de animalesmuertos»2.

Tal equivalencianos remontade inmediato al ensayo«La bruja deCarlosFuentes»deGloria Durán~, dondeen forma mtty acertadasecom-

1. F.l presente ensayo hace parte de una investigación más extensa, donde Ja «nonvejle»tic Fuentes es comparada con «Ligeia». el célebre relato del escritor norteamericano EdgarPoe. Por las lítnitaciones evidentes que exige toda publicación, he elegido sólo uno de los as-pecios que sobresalen en la obra del mexicano, y espero que el desarrollo de dicho aspecto ledé al lector nuevas luces sobre el texto. La edición a seguir es la siguiente: Carlos Fuentes,Au-ni (México: Era Narrativa. 1980). Las citas irán acompañadas de la página correspondientepara facilitar su ubicación.

2. Lasdefinicionescitadas pueden encontrarse en cualquier diccionario de la lengua es-paflola. He preferido el diccionario Aristas por su precisa descripción del ave. Diccionario Aris-art de lo Lengua Flpañola (Barcelona: Ramón Sopena. 1972). p. 80.

3. GloriaDurán. «La bruja de Carlos Fuentes», en: Homenaje a Carlos Fuentes (Madrid:Anaya. 1971). p. 243-260.

Anales de literatura hispanoamericana, núm. J& Ed. Univ. Complutense, Madrid. 1989.

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pruebael desarrollode dicho personajeen la obradel mexicano.Segúnsuautora,la palabra«bruja».etimológicamente,estáligada a las avesde ra-piñanocturnas,sobretodoa la lechuza,Y es evidentequedesdesuprimerlibro, dondeen el cuento«Tlactocatzine.del jardín de Flandes»apareceunaanciana-brujaconsus«faccionesde halcón,susmejillashundidas»4,Fuentesestableceanalogiasentrela bruja,el ave y la sabiduria.De hechola lechuzaha sido desdetiempo atrá el símbolodel conocimiento.

Así tambiénenAura Fuentesvuelve sobreelpersonajede la hechicera,perohaciendounagran diferencia:al referirseel nombrea un pájaroex-clusivamentedeAmérica,el libro seconvierteen la actualizaciónamerica-na de la tradicciónoccidentalde lasbrujas.Tenemos,entonces,porlo me-nostres puntosimportantesen esta última definición: en primer término,el hechodeserun ave rapaz«diurna»,dondeaparececomoimagencentralla luz —el conocimiento—,en segundainstancia,la localizacióngeográfi-ca (América),y por último la relacióndirectaconla muerte.De estamane-ra. el nombre«Aura»nos introduceen unarealidadhechiceresca,caracte-rística en las obrasde Fuentes.

2. LA SAGA

El epígrafequeencabezaAura corroboranuestrasanteriorespalabras.Es extraídodel libro La Brujo, queescribióy publicó Micheleten 1862.Seseñalaen él unadistinciónnaturalentrelos dossexos,y el poderde la mu-jer como fuerzaoriginadoray preservadoradel destinode la humanidad.Acasoseaconvenientetranscribirun fragmentoun pocomayorqueel elegi-do por Fuentes,para queel lector adquierauna imagenmásglobal de laidea queexponeMichelet:

Todo puebloprimitivo tiene el mismo principio,segúnvemosen los via-jes. El hombrecazay combate:la niujerse ingenia,imagina:creasueñosy dioses.Es videntedesu ocasión;tienedosalasinfinitas, las alasdel de-seoy de la soñadorafantasía...Sencilloy conmovedorprincipio delasre-ligionesy de lasciencias.Despuésde todo sedividirá: verásecomenzaralhombreespecial.juglar, astrólogoo profeta,nigromante,sacerdote,médi-co... Peroal principio la mujerlo es todo.. Unareligión fuertey viva, comolo fue el paganisínogriego.comienzapor la sibila y acabapor la bruja yhechicera.La primera,hermosadoncella,lo meció a la luz del día, le dioencantoy esplendor.más tarde,decaído,enfermo,en las sombrasde laEdadMedia,enlas landasy en los bosques,fueprotegidoporla hechice-ra, que escondiéndolocon piedad intrépida lo alimentéy prolongósuexistenciatodavía.Así, para las religiones,la mujeres madre,solícita nu-triz y guardadorafiel. Los diosessoncomolos hombres:naceny muerenen su seno5.

4. CarlosFuentes. Los días enmascarados (México: Fra, 1992), p. 41.5, Jules Michelet. La briqa (Barcelona:Labor. 1984), p. 21-22.

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Este enormepoder de la mujer lo atribuye Michelet a dos facultadesprincipales,quetienenentresí unarelacióndecausalidad.«El iluminismode la locura lúcida»,quecorrespondea al segundavisión, a esacapacidadde descubriry de crearsimultáneamenteuna realidadmás allá de las co-sasmismas.Es la miradaque inventay devela,construyendoa su alrede-dor un nuevomundotan válido cotnoel primero.Y la«concepciónsolita-rta»,quese reiterea la partenogénesiso capacidaddela mujerparaconce-bir. Esta fecundidad,segúnMichelet, se presentacon igual fuerzatanto anivel corporalcomoa nivel espiritual.Ella parela especiey al mismotiem-po le fabrica una ilusión para que no se sientatan sola sobreel mundoó.

El epígrafede Michelet. desdeluego, no sólo corroborala línea queseha comenzadoa trazardesdeel nombrede «Aura»,sino queademásam-plia la visión al explicarla causapor la cuales la mujer.y no el hombre,laqueposeela revelaciónmáginadel universo.El ciclo femeninosecorres-pondedirectamentecon el ciclo cósmico,lo queestableceunaseriede hi-los invisibles queunenla mujera la naturaleza.Ella, y nadiemás,puedeentablarun diálogo con esa realidadsecretaqueal hombrele ha sido ne-gada.La mujerlo abarcatododentro de su círculo, y tanto la humanidadcomola Cultura «naceny muerensobreel pechode unamujer».Porello.estaspalabrasdeMicheletanuncianel relatoquc vcremo,ssurgir en las pá-ginassiguientes.

3. LA INICIACION

Un hombreseencuentraen un cafébarato.Fuma un cigariflo. De re-pendeabreel periódicoqueha tenidotodoel tiemposobrela mesa,y co-mienzaa leersudestino.En las misteriosaspalabrasquelee enel aviso delperiódicocomienzasu historia.Ese hombrese llama Felipe Montero.

El nombre de este personajede Fuenteses bastantesignificativo.«Montero»es el individuo encargadode la «montería»o arte de cazar,ynosrecuerdaaquellaescenade TerraNostradondeFelipeII se hacemonte-ro y salede caceríacon sufiel Bocanegrav.O sea quepodemosequiparar«montero»a «cazador».Y recordemoslas primeraspalabrasdel epígrafe:«EJ hombrecazay lucha» (p. 9).

Porotra parte.el nombre«Felipe»nosremontaa los aquelarresfrance-ses,dondeasíerallamadoJesúsporla hechiceraen elmomentoen queés-ta tnostrabaal puebloquesu poderera mayor al poder de Cristo. SegúnMichelet. es probableque estenombrehayasido tomadoen principio deFelipe ‘VI de Valois,queacarreóparaFranciala desgraciaal pertnitir la in-vastóninglesaen la Guerradelos CienAños, y posteriormentela tradiciónheréticalo hayaincorporadoa susritos ocultos~.Así, desdeun comienzo

6. Ibid., p. 28.7. Carlos Fuentes. Terra Nostra (México: Joaquin Mortiz, 1981), p. 35 y s.s.8. Michelet. Op. Cít., p. 142.

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la simbologíaapóstatasehacepresente,y nosobliga a leerla novelacomosi nosotros,los lectores,estuviéramospresenciandouna reunión nocturnade heresiarcas.

A estose sumael hechode quela voz narrativa,que desdela primerapáginase presentacomouna intriga. El uso dela segundapersonadel sin-guIar, queunasvecesexisteen presentey otrasen futuro, planteael serioproblemade quiénes el sujeto queestádetrásde esa voz. Si el «tú» es unapersonapasivaque recibela acción,evidentementetiene queexistir un~<yo»que la genera.La opinión más generalizadaen estecaso es la quetiendea identificar el «tú» con el «yo». explicandoesta unión mediantesaltos temporalesen unamisma identidad.Porejemplo,paraGloria Du-rán la teoríade la metempsicosisexplicael hecho.El «yo» esel mismoFe-lipe Montero.que, narrandodesdeel futuro, convierteel futuro del prota-gonistaen un pasado.El lo conocetodoporqueya lo ha vivido, y portantopuedeanunciarlocon certeza.Cadasucesoes inevitableporqueya ha su-cedidos.En cambio, para SantiagoRojas el enigma se descifra al com-prenderqueel «yo» no es FelipeMontero,sino la viuda loca quefabricaen las profundidadesde su alma al joven historiador”.

Peroexisteunaterceraposibilidadqueaúnno se ha subrayado.y es elno identificar el «yo» con ninguno de los personajes,sino con un sujetoqueestáfuerade la acción,y quesin embargotrasciendela normativadelesquematemporal,conociendotanto el pasadocomo el porvenirEsesuje-toesel antiguooráculo:elde Dellbs.el deJúpiteren Dodona.el deEscula-pio en Epidauroo el deApolo en Delos. Es la voz quele predicea FelipeMontero sudestino.Y no olvidemosquecl oráculosiemprese otorgabaatravésde unamujer: la sibila.Como seve claramente,el epígrafecontinúasiendola directriz principal. Si el origen de la historia de Felipe Monteroestáen lá pitonisa,el fin seencuentraen la hechicera.Principio y fin perte-necena una mujerqueposeela segundavisión. El pequeñofragmentodeMichelet aludea estacircularidad:«Los diosessoncomolos hombres:na-cen y muerensobreel pechode una mujer..» (p. 9).Ambas,sibila y hechi-cera,sonuna misma miradaque la Historia registraen distintasépocas,yla segundatiene su ascendenteen la primera:

la que en la sagradatrípodede Delios, iluminada por el dios de la luzdabasusoráculosal mundoarrodilladoa suspies:ésa,mil añosdespués,seráexpulsadacomo unabestiabrava,perseguidapor calles y catnpos.deshonrada,maldecida,apedreada,arrojadaa las voracesllamas de lahogueraII.

9. (iloria Durán.Op. tus.. p. 25KlO, SantiagoRojas. «Motíalidad Narrativa en Aura». Il,eroanwricana. Núm. 112-113,

(Julio-diciembre,1980), p. 487-497.II. Michelet, Op. Cit., p. 22.

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Sin embargo.dentrode la propia historia tambiénFelipeMonteroen-cuentrasudestinoen el periódicoque lee en el viejo cafetín.Cadadatodelanuncioestádirigido directamentea él, hastatal punto,queprecibequesólo falta sunombre.«Perosi leyeraseso,sospecharías,lo tomaríasa bro-ma»(p. II). Comoya se ha anotado,el avisodetallaconmuchaprecisiónlascaracterísticasde la personarequerida ~. Debeserun historiadorjovenqueha vivido en Francia.La edady el sexo son condicionesprincipales,ademásde ciertascostumbrescomoel ordeny la escrupulosidad.Pero Fe-lipe Monterono acudesino hastael día siguiente.cuandovuelvea leerelavisoy sesorprendedequenadiesehayapresentado.Automáticamentesedirige a la direccióndadapararesponderal llamado.Llegaa la calleDon-celes,buscael número815, y antesde penetraren el viejo caserón,sevolteay contempiaeseinundoquedentrode pocole seráajenoe inverosímil. <...

y antesde entrar miras por última vez sobretu hombro, fruncesel ceñoporquela larga fila detenidade camionesy autosgruñe,pita,sueltael hu-mo insanode su prisa. Tratas inútilmentede reteneruna sola imagendeesemundoexteriorindiferenciado»(p. 14). Luegoempujala puertaqueseencuentraabierta,como si alguienestuvieraesperándolo,y traspasael um-twa!. El aquelarreha comenzado.

4. EL ENCUENTRO

La pritneraimagenqueel lector adquieredel cuartode la anciana(ve-ladoras,extrañosfrascosde liquidasdesconocidos>recuerdalas estanciasde las hechiceras.Agregadoa ello estála presenciadeun animal,queparala brujasignifica sudemoniofamiliar: el cuerpoen el quedeforma directaseencuentraSatanás~. Es importanteresaltaraquíqueelconejosimbolizala fertilidad, lo prolífico (eL cita 6). y en las hojassiguientesnosenterare-mosde queno esun conejo,sino unaconeja.Una conejacuyo nombrees«Saga»:hechicera.

Hastael momentoesmuy curioso que no se hayasubrayadola obviarelación entre la coneja y Aura. El animal seescondeen la oscuridad,yunosinstantesdespués,de esamismaoscuridadsurgeAurasilenciosamen-te. E incluso,cuandoMontero le preguntaa la ancianapor la coneja.éstala responderefiriéndosea Aura. Si suprimimoslas descripcionesy segui-mos sólo el orden del diálogo, la transformaciónse haceevidente:

—Saga.Saga.¿Dóndeestá?lci, Saga..—¿Quién?—Mi compañía.

12. SantiagoRojas. Op. CiÉ, p. 493.13. véase el capítulo V de Lo br~ja de Michelet.

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—¿El conejo?—Si, volverá... Mis condicionessonque viva aquí.—No sé...—Aura... Le dije que regresaría...—¿Quién?—Aura. Mi cotnpañera.Mi sobrina.—Buenastardes.La joven inclinará la cabezay la anciana,al mismotiempoque ella,

remedaráel gesto.—Es el señorMontero.Va a vivir con nosotras.(p. 18-19)

Estegestosimultáneoqueefectúanambasmujereslas identifica directa-mente.Tambiénla descripciónde los ojos de la señoraConsuelorecuerdala descripciónde losojos deAura. De estamanerasecierrael triánguloen-tre las trespersenciasfemeninas,Y, finalmente.recordeínoscómoestaco-nexióninternaqueexisteentreel animaly Aura lo explicitaráFuentesenotrade susnovelas,ZonaSagrada:«Ruth.fiel comopuedeserlo,no un es-pejo.sino esaprocreaciónparalela,el íncubo,el familiar, cl perrogordooel conejo bien cebado»4

5. NATURALEZA Y MUJER

En el corto recorrido por el salón,siemprejunto a Aura, Montero notaqueenla decoraciónde la casasobresalenlos cuadrosdeescenasbucóli-casy el nítido colorverdede las cortinas.A ello se sumaun terceraspecto:elcolordel ropajedeAura siemprees verde.No cabedudade queFuentesse remontóa la simbologíaqueteníaestecolorentrelas hechiceras.El ver-deera (es)el colorde la naturaleza,delos campossobreloscualesser rea-lizabael aquelarre,y en consecuenciallegó a ser el color queevocabalapresenciade Satanás.Poresola hechiceraen un principio siemprevestíade verde:

Y se fue inmediatamente(la bruja) a la ciudad.La primera palabraeraVerde.Vio colgadoa la puertade un mercadervestidodeverde,colordelPríncipedcl mundo;vestidoviejo que,puestosobreella, se encontrójo-ven, deslumbró...El victorioso vestidoverdeiba y venía,cada vez mnásnuevoy bello>.

De estamanera.Aura seconvierteen la antiguay solitariabruja quesesienteella mistna parte integral de la naturaleza,y la casade la viuda deLlorenteen unacampiñanocturnapor dondetambiénpasarála luna.

14. Carlos Fuentes. Zona Sagrada (México: Siglo XXI. 1983), p. 24.¶5. Micbelet, Op. Cii,. p. 83-85.

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6. LA PRIMERA INMOLACION

El gato ha sido siempreel animal predilectode la bruja, lo ha tenidocomo su demonio familiar más próximo, y en la tradición ha llegado asimbolizarla encarnaciónmismade Satanás.Unasolaojeada(hojeada)alos innumerablesexpedientesy a las actasen torno a la hechicería,com-prueba que varias de las brujas sentían una fuerte atracción por esteanimal ~

Porello, al teneren cuentasu papelen la historia dela brujería,esmuyextrañoque en la primera inmolación que apareceen Aura, las víctimasseanun grupo de gatosencadenados.Parecieraque la señoraConsueloconducea muerte—a excepcióndela coneja—a susdemoniosfamiliares:

esecubode tejas y zarzasenmarañadosdonde cinco, seis, siete gatos—no puedescontarlos:no puedensostenerteallí más de un segundo—encadenadosunoscon otros, se revuelcanenvueltosen fuego. despren-den un humoopaco.un olor de pelambreincendiada.(p. 31)

Luegode estaescena,laspresenciasquetendríancontactocon Satanásserianpresenciasfemeninas:la diabólica trinidad. Montero estaríaence-rrado en unacasavieja dondela femineidadlo rondaen cadaalcoba,encadartncon.

7. LA SEGUNDAINMOLACION

Durantela EdadMedia, y guardandoen secretounaantiguatradiciónpagana.se solía sacrificar un machocabríoen las reunionessatánicas~.

Incluso en vascuencela voz «akerra»significa «machocabrío»,de dondederiva la palabra «akelarre»o «aquelarre»,que designala celebracióndondeocurreel sacrificio’5. Paralos hechicerosy hechiceraspertenecien-tes a estassectas,la sangrede la víctima (humanao animal) era la sustan-cia que los unía con los orígenes,con la violencia, con el crimen, con eseestadoinicial en el queel hombreestabaestrechamenteunido a la natura-leza. Estoexplicabatambiénlos excesossexuales,dondetodo código mo-ral era superado:«Es un lugar de orgíasexualdondehombresy mujerescon demoniosen forma masculinay femeninacohabitande manerain-decente,corrompiendoa mozasy aun niñas»‘t

16. Porejemplo. es famoso el juicio que se le hizo a Ursula Kemp en Chelmsford, en 1582,donde ésta confesó su relación con dos diablos machos encarnados en dos gatos. Esta confe-sión la llevó a la horca. Véase Erie Maple,El oscuro mundo de las brujas (Santiagode Chile:Zig-Zag. 1968). p. 64.

17. Jameson Mckey. Vida de Satanás (Bogotá:Plaza y Janés, 1976). p. 38.18. Julio Caro Baroja. La brujas y su mundo (Madrid: Alianza. 1966>, p. 192.19. Ibid.. p. 192.

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El sacrificio del machocabrio constatala tradicióna la que perteneceAura, y sin duda es una de las imágenesmáshermosasdel relato:

La encuentrasen lacocina,sí, en el momentoenque deguellaun machocabrio:el vaporquesurgedel cuello abierto,el olor desangrederramada,los ojos durosy abiertostíel animalte tíau náuseas:detrásdc esaimagen,se pierdela de unaAura mal vestida,conel pelo revuelto,manchadadesangre,que te mira sin reconocerle,que continúasu labor de carnicero.(p. 42)

Y las palabrasqueescribió Fuentessobresu libro sehacenaquíperti-nentes:«Aura vino al mundopara aumentarla descendenciaseculardelas brujas»20

8. EL VINUM SABBATI

Hubo épocasen las que las sectasextrañas,quetodavía siguensiendoincomprendidas,practicabanritos legendariosdonde líquidos extraídosde plantas seleccionadascon meticulosidadproducíanen ellos diversosefectos,de los cualesel menosadmirableera la alucinación.Puedeversecomo ejemplo las declaracionesque se hicieron entre 1330 y 1340 en losprocesosinquisitorialesde la zona de Carcassonne.Tolousel. Con estasplantasse fabricabael Vinum Sahbati.quede acuerdoal sexo creabaunincubo o un súcubo,con quien la personaseentregabaa gocessexuales22.

Lasplantasquecultiva Aura en suoscurojardín,casi todasellasnarcó-ticas, no son ajenasa estosusos;sin embargo,purasy sin ser mezcladascon las otras,las utilizabala brujacomo medicamentoy calmantes.Segúnparece.Fuentesextrajolos nombresdeestashierbasy susfuncionesdel li-bro dc Michelet, dondese haceuna larga exposiciónsobreellas?3.

De estamanera.Felipe Montero. en un actoun tanto ingenuo.contem-pía en el patio lashierbasquehabránde conducirloal cénit del aquelarre.

9. LAS NUPTIAE SABBATI

1-le aquí el momentocentralde la reunión satánica:la misa negra.Elprimerpasoes el desdoblatnientointeriom; dondeunafigura de sexoopues-to se inaterializapararealizarlo quesedenominalas nupciasde sabbat,es

20. Carlos Fuentes, «Cómo escribí algunos de mis libros». Quiníer« N 6 nY 21—22. (Julio—Agosto. 1982).p. 49.

II. Julio Caro Baroja. Op. Cii.. p. 115.22. Parael lector interesado en este punto, ver por ejemplo la siguiente trilogía de relatos:

Arthur Machen. La pirárnida de/húgo (Madrid: Siruela. 1985).23. Michelct. Op. It. p. lIS.

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decir, la entregasexual,que equivalíaa lo que oficialmenteera un matri-monio. Peroesclaroqueesafigurahacíapartedela mismapersona.En unpasajede Cambiode Piel, Fuentesaludiráa esteenigmáticofraccionamien-to: «El caracoltienedossexos.Puedehacerseel amorasímismo.¿Porquésale de la conchay se trenzacon otro caracolque tambiénes andrógi-no?»~. En Aura, el demonio femeninoaparececomo unamujercercanaaloscuarentaaños,que inclusole recuerdaa Monterola plantaquehaolidopocosminutosantes(la dulcamara)en el patio: «... comosi alternara,a se-mejanzadeesaplantadel patio.el sabordela miel y el dela amargura»(p.47).

En su segundomomentoapareceríala danza,donde«la multitud, uni-da a estevértigo,sesentíacomo un solocuerpoporel atractivodelas muje-resy por no séquévagaemociónde fraternidad»25 Este actosegundoocu-rre enlura despuésdel simbólico lavatoriode lospies:comienzasiendounbaile muy lento,apacible,y pocoa poco,enun crescendo,los movimientossevuelven más rápidos y apresurados,hastaque ambos terminan en ellech ,.

Y vieneentoncesla partefinal: la comunión.Estaescena,narradaporFuentescon grandelicadeza,recuerdaaquellaspalabrasde La Bruja, quela explicabancon precisión:

FI altar, la hostiaaparecía.¿Quéhostiay quéaltar?La Mujer misma.Consu cuerpoprosternado,con su personahumillada,¿onel manojodesedade suscabellos perdidosen el polvo, se ofrecíacomo altary hostia26.

Luegodel simbólico ofertorio, Montero,en un estadode aturdimiento.notaquela ancianaha estadodesdeun principio enla habitacióny lave ale-jarsecon Aura y cruzarel umbral haciael cuartode la vejez.El aquelarreha terminado.

10. LA OTRA PRESENCIA

La concienciade la duplicidad producidadurantela ceremonia,la ad-quiereMontero al día siguiente.En estosdospárrafosseconfirma que loshechosanterioresno sucedieronrealmenteconAura,sinoconla materiali-zacióndel demoniofemeninodel propioMontero.Peropuedepresentarseuna confusión,puesqueel «yo» narrativose dirige todo el tiempoa Aura,queesla personaqueMonterocreedentrodela habitación.Aún así,el orá-culo da suficientesclavespara serdescifrado,y Montero descubreque lamujer de la nochepasadano ha sido Aura, sino él mismo:

24. Carlos Fuentes,Cambio de Piel (Bogotá: Oveja Negra. 1984), p. 384.25. Michelet Op. Cit., p. 140.26. Ibid.. p. 140.

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duermesen la soledad,lejos del cuerpoquecreeráshaberposeído.Aldespertar,buscasotra presenciaenelcuartoy sabesqueno esla deAuralaquete inquieta,sinola doble presenciade algo que fueengendradola no-chepasada...buscastu otra mitad, que la concepciónestéril de la nocheengendrótu propio doble (p.51).

11. LOS DAGUERROTIPOS

En las últimashojasde las memoriasdeLlorente, apartede suslamen-tablesopinionessobrela política internacionalde la época,sobresalenlasdescripcionesde Consueloy susactosmágicos.Allí seencuentrala razónpor la cual ella seconvierteen hechicera:la esterilidad.Al no poderconce-bir materialmente,su capacidadpartenogenéticase concentracon granfuerzaen la procreaciónespiritual. Paraello Consuelose ayudade lasex-trañasplantassolanáceas,y he aquíla razónporla cualAura vistesimbóli-camentedeverde. Su aparicióneneljardínesla pruebadel vínculoexisten-te entrela hechiceray la naturaleza.

Peroel descubrimientocentral los reservanlas fotografías.En ellas secumpleelprocesode identificacióndeMonteroy, demaneramuyvaga,éstecomienzaa sospecharla consonanciaevidenteentreConsueloy Aura. Lasfotografiassonel espejodel pasado:y un aspecto,quehastael momentohasido pasadopor alto, sevuelvesignificativo en la segundafotografía:Aura(Consueloa los veinticuatroaños)estáen Lorelei, aorillas dcl Rhin. El he-choes imnportnteporquela rocade Loreleiesel sitio dondeaparecíanlassi-rejas27 y el eternopresentequeha logrado convocarConsueloestátam-bién ligado a la tradición. Fuentesutiliza aquí el espacioambientalde lafotografía como un símbolode la eternajuventudde Consuelo.

12. EL RETORNO

Hastaaquí Montero.«al desconocersusituación,desconociósuidenti-dad»28 Peroen los últimos párrafos,y continuandocon la laborde desen-mascararesarealidadque le ha estadooculta—laborquecomenzócon laobservacióndelas fotografías—.FelipeMonterodescubrelaverdadquehavenido tejiendoen secretosu oráculo.

El retornodel generalLlorenteal joven historiadorFelipe Montero,dela joven Aura a la viuda Consuelo,y de Llorente(Montero) a losbrazosdeConsuelo(Aura), no es,desdeluego,el eternoretornogriego, sinoel eternore-torno concebidoenla visión cíclicadel puebloazteca.Como lo haexpuesto

27. Véase Daryl E. Jones. «Poes siren: character and meaning in Ligeia». Studies in 5/ionFiction, 20. No. 1 (Winter, 1983, p. 35.

28. (LarIos Fuentes, Casa CC),.’ dos puertas (México: Joaquín Mortiz, 1970). p. 216.

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Aura de Carlos Fuentes:Un aquelarre en la calle donceles815 201

lúcidamenteMoniqueJ. Lemaitre,la preferenciadeFuentesporel concep-to aztecaes la preferenciapor la posibilidad de un cambio29 La serpientegriega,al devorarsesu propiacola, condenaa la historiaal eternoretornodeJoidénlico.PeroQuetzalcóati,la serpienteemplumada.diferenciaprin-cipio y fin comodos puntoslejanosentresi. formandounaespiraly no uncírculo. Es así como en el retorno se introducela variación.

Ahora, la identidadquelogra Monterono es lo quecabalmenteseen-tiende como tal: no hay unidadsino pluralidad.Al igual que Consuelo,Felipe Montero es (son)dos. Estetipo de duplicidad la retomaráFuentesvaríasvecesen Terra Nostras porejemplo las siguientespalabras,extraídasde unode sus últimos capítulos,apuntandirectamentea esteproblemaypodrían colocarsecomo epígrafedeAura:

unavida no basta;se necesitanmúltiplesexistenciasparaintegrarunapersonalidad..,puestoqueun hombreounamujerpuedenservariasper-sonasmentalmente,puedenvolversevariaspersonasfísicamente:somosespectrosdel tiempo.y nuestropresentecontieneel aurade lo queantesfuimos ye1 aura de lo que seremoscuandodesaparezcamos~«.

Saberse«otro», sentirseescindidocorporaly espiritualmente:estees elaprendizajede Monteroa lo largo del relato.Dicho aprendizajeestámar-cadoen principio enel espejo,objeto dondeel «yo» y su imagenforman lacomplejidad(véasela escenadeMontero anteel espejoen la p. 22). luegopor las NuptiaeSabbati.en las queaparecela explicitaciónde unaduplici-dad sexual,y porúltimo en el retornoa un estadohumanoanterior Y cadauno deestosmomentosesposibilitadopor la hechicera,quien,despuésdeaguardarmuchosañosa su amado,cuandoéstellega urdeunaestrategialentaperoprecisaque lo conduceal descubrimientode un destinoflagran-te y terrible.

MARIO MENDOZA

29. Monique J. Lemaitre. «Enajenacióny Revoluciónen Todos los gamos son pardos»,ll,eroa,nericana, No. 112-113(Julio-Diciembre,1980). p. 553-561.

30. CarlosFuentes,Terra Nostra, p. 659 (los subrayados son míos). Se puede ver tambiénlos apartadostitulados «Quién eres» y «Junta de rumores», en las páginas 63 y 80,respectivamente.