Análisis Sonatina (3)

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Raúl Andrés Achata Alcázar D2 ANÁLISIS POEMA "SONATINA" - RUBÉN DARÍO Introducción En el presente documento se llevará a cabo un análisis profundo (estrofa por estrofa) del poema "Sonatina" tomando en cuenta el fondo y forma de esta composición poética del escritor Rubén Darío. Para ello, es preciso recordar que "Sonatina" pertenece al libro “Prosas Profanas” y a la corriente literaria del Modernismo, destacando el gran conjunto de paralelismos, aliteraciones, anáforas, elementos sugestivos del exotismo modernista y la temática peculiar de su tiempo o contexto que presenta entre sus versos. Poema La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 5…………………………… 10…………………………… 15………………..………… 20………………………… 25……………………..… 30…………...……………

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ANÁLISIS POEMA "SONATINA" - RUBÉN DARÍO

Introducción

En el presente documento se llevará a cabo un análisis profundo (estrofa por estrofa) del poema "Sonatina" tomando en cuenta el fondo y forma de esta composición poética del escritor Rubén Darío. Para ello, es preciso recordar que "Sonatina" pertenece al libro “Prosas Profanas” y a la corriente literaria del Modernismo, destacando el gran conjunto de paralelismos, aliteraciones, anáforas, elementos sugestivos del exotismo modernista y la temática peculiar de su tiempo o contexto que presenta entre sus versos.

Poema

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 

que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, 

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 

y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; 

la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. 

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina 

para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 

o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 

tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo 

o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 

ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte, 

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 

¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 

en la jaula de mármol del palacio real; 

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el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, 

un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste. La princesa está pálida.) 

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, (La princesa está pálida. La princesa está triste.) más brillante que el alba, más hermoso que abril! 

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; en caballo, con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, 

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor».

Análisis

“Sonatina” es un poema compuesto por 8 sextinas de arte mayor, cuyos versos alejandrinos están divididos por dos hemistiquios de siete sílabas métricas cada uno. Cada verso se encuentra marcado por una cesura con acento en la sexta y decimotercera sílaba, resultando en los dos hemistiquios ya mencionados. Estos aspectos formales e introductorios nos permiten calificar a este poema desde un inicio como una composición poética de gran musicalidad y eufonía, ya que añadiendo su rima consonante AABCCB en cada una de sus estrofas y una tendencia de colocar las sílabas tónicas en la primera, tercera, sexta, octava, décima y decimotercera sílaba de cada verso, podemos señalar que “Sonatina” hace honor a su nombre por ser una típica representación modernista de la búsqueda de gustosa sonoridad y transposición artística entre la literatura y la música.

En primer lugar, "Sonatina" tiene una temática propia de los típicos cuentos de hadas infantiles que nos presentan a princesas y doncellas en cautiverio: la tristeza del personaje femenino ante su libertad oprimida y la falta de amor en su vida por la ausencia de su príncipe soñado. Esto ha conllevado a que la princesa de la presente obra poética pueda hacer uso del poder de su imaginación para poder "liberarse" de su cautiverio y melancolía, a pesar de que todo sea una "vaga ilusión" (línea 12). Sin embargo, en la última estrofa se puede apreciar cómo ella obtiene lo que quería, tras la aparición de un caballero "más bello que abril", quien logra darle una final feliz al pequeño cuento de hadas que nos recita el poema de Darío.

En la primera estrofa se introduce el tema de todo el poema, mostrando en primera instancia a la princesa, la cual podría tomarse como el personaje central de toda la composición poética, a pesar de que sea solamente un objeto estético. Dicha “personaje” se presenta entristecida por algún hecho que todavía no se puede anticipar o deducir (línea 1), por lo que el autor del poema se preocupa por el estado de ánimo del ente femenino y pregunta "¿Qué tendrá la princesa?". Esta muestra del uso de la función fática del lenguaje a través de interrogantes permite llamar la atención del lector, tratando de que éste se muestre interesado en responder o ser respondido ante semejante cuestión, añadiendo un paralelismo para lograr el objetivo ya mencionado (La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? – línea1). De esta manera el autor comienza a describir el ambiente en el cual se ha sometido a la princesa, destacando su pérdida de la alegría, representada, en nuestra opinión por su "risa y color" (línea 3), sustantivos que nos dan la idea del uso de la figura literaria de la sinestesia, la cual mezcla, en este caso, aspectos auditivos y visuales. También es posible reconocer

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el recurso literario de la onomatopeya en la línea 2 que evoca el suspirar del personaje ante su estado melancólico, propio de una actitud modernista (Los suspiros se escapan de su boca de fresa – línea 2). Seguidamente, en los últimos tres versos de la primera estrofa, Rubén Darío muestra otras características típicas del modernismo, pues busca un ambiente exótico y refinado a través de la creación de un ambiente aristocrático, en el cual se pueden percibir varios elementos que simbolizan a la riqueza (silla de oro), a la música o el sonido (clave sonoro), y a la naturaleza (flor). Es así que las cualidades de estos elementos son contrastados por una especie de antítesis previa a su mención. Por ejemplo, se puede lograr contrastar la palidez de la princesa con la brillantez de su silla de oro (línea 4), el estado enmudecido de su “clave sonoro” (línea 5) y el desvanecimiento o muerte de una flor (línea 6). Ésta última también presenta una personificación que será relacionada con otro verso más adelante.

En la segunda estrofa, el autor demuestra la influencia que en él tuvo el parnasianismo, ya que describe con gran habilidad el ambiente exótico y fantástico que rodea a la princesa del poema. Primero, Darío hace alusión a un campo de flores (un jardín), en el cual pavos reales denotan su alegría ante un hecho desconocido. Recordemos que este escritor nicaragüense pretende darle un sentido refinado o aristocrático a sus poemas, como hemos podido observar en la estrofa anterior. Así, entendemos que los pavos reales simbolizan una realidad burguesa, fina, exótica y llamativa de la cual forma parte la princesa del poema, continuando con el uso de epítetos dirigidos a la aparente “dueña” de la princesa y a un bufón vestido de rojo. Estos personajes permiten al autor introducir un ambiente lleno de sensaciones mezcladas por la sinestesia que sugiere escuchar los dichos banales de la dueña (línea 8) y observar el llamativo color rojo del bufón (línea 9). Sin embargo, a pesar de la creación de esta realidad sensual (llena de sensaciones), se exhibe una contradicción entre el mundo interior y exterior de la princesa del poema, pues ésta “no ríe” ni “siente” (línea 10), sino que solamente se cierra en su melancolía y soledad, sometiéndose a sí misma a seguir a “la libélula vaga de una vaga ilusión”, la cual vendría a ser su propia imaginación.

La aparente evasión del mundo físico que rodea al ente femenino del presente poema podría significar el escape de los modernistas hacia un mundo fantástico y exótico, dejando de lado los problemas y situaciones sociales de su contexto histórico-cultural. Así, Darío nos presenta la disconformidad de la princesa frente a los seres que la rodean, por lo que en la tercera estrofa da posibles deducciones de los sueños que persigue la princesa de su poema, resultando en personajes aristocráticos de lugares exóticos y remotos como Golconda, China y Ormuz. Así, para comenzar dicha estrofa, el autor vuelve a hacer gala de la función fática del lenguaje, la cual intenta llamar la atención del lector a través de las diversas interrogantes presentadas desde la línea 13 hasta la 18. También es posible reconocer una anáfora, muy parecida al paralelismo y a la aliteración, al comienzo de los versos 14, 16, 17 y 18, denotando una vez más la gran musicalidad que plasma el señor Rubén Darío en este poema. Además, para generar otro tipo de sensaciones, el autor utiliza nuevamente símbolos característicos de su estilo que reflejan el mundo refinado y exótico de los sueños de la princesa, como ser su “carroza argentina” (carroza de plata), “las Rosas fragantes”, “los claros diamantes” y “las perlas de Ormuz” en las líneas mencionadas anteriormente. Por ello, podemos interpretar que el personaje femenino estaba muy triste por el disgusto o aburrimiento que le provoca el mundo en el cual vivía, necesitando “liberarse” y escapar de su realidad objetiva, a través de su imaginación, hacia un mundo “moderno” y fantasioso, en el que pueda encontrar su verdadero amor.

Enlazando con la siguiente estrofa, podemos examinar otra muestra de la función fática del lenguaje mezclada junto con la función de expresión, ya que se comienza con una exclamación (¡Ay!) que llama la atención del lector para poder introducir un epíteto que caracterice a la princesa como pobre, transmitiéndonos el sentimiento de compasión hacia ésta por su estado apesadumbrado, como quejándose de su nostalgia. Luego, podemos notar una nueva relación entre la princesa y las flores, la cual se ha venido sugiriendo desde la primera estrofa (específicamente desde la línea 2 y

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6). Dicha relación se establece cuando se compara a la boca de la princesa con una fresa o con una rosa, anticipándonos el mundo de ensueño que se imagina el personaje femenino que claramente denota características exóticas y refinadas de la naturaleza. En otras palabras, el autor intenta mostrarnos la pureza del mundo al que le gustaría escaparse el ente femenino. También, hemos observado que desde la línea 20 hasta la 24, el comienzo de cada verso se da con verbos en infinitivo, conectando varias ideas entre sí a través de comas que separan un verso de otro, lo cual vendría a ser un asíndeton que otorga rapidez a una sucesión de actividades que le gustaría realizar a la princesa del poema. Así, otro punto recalcable en esta estrofa es la presencia de un paralelismo en la línea 20 con el cual se comienza a relucir la figura literaria anterior.

Toda esta introspección de la princesa de “Sonatina” lleva al autor a mencionar explícitamente que el mundo de lujos en el cual ella vivía no le atrae en lo más mínimo, contrastando con sus ansias de volar y llegar a un mundo fantasioso. Por eso es que en la quinta estrofa se utiliza la figura literaria del polisíndeton por medio de la conjunción “ni” para poder señalar todos los objetos despreciados por la figura nostálgica femenina. Así, este recurso permitió a Darío otorgar un ritmo más lento al poema, consiguiéndole un tono más solemne que se relaciona fuertemente con la figura de los cisnes de la línea o verso 27. El cisne es el emblema del modernismo, dada su significación de ensueño y exotismo. Sin embargo, Darío, al referirse a los “cisnes unánimes en el lago de azur”, probablemente hacía alusión a aquéllos poetas y burgueses que se oponían a la nueva corriente literaria. La princesa parece haberse cansado de las corrientes anteriores al modernismo, por lo cual ha estado buscando un “nuevo mundo” que logre reemplazar al contexto en el cual se ve sometida. Sin embargo, la opresión que sufre por los entes y objetos de su realidad, la princesa se ha relacionado con una flor que se desmaya, símbolo que guarda mucha relación con la “flor de la corte” en la línea 28, denotando que este personaje está íntimamente relacionado con el espíritu exótico de la naturaleza del que hace gala Rubén Darío a lo largo de la composición poética en cuestión. De esta manera podemos observar que solamente aquellos seres que se compadecen de la princesa-flor son las flores de los cuatro puntos cardinales que representarían a las ánimas finas y exóticas del universo modernista del autor (líneas 29 y 30).

El sentimiento de nostalgia y compasión que rememora la “princesa de ojos azules” se incrementa más aún en la estrofa #6, ya que el autor vuelve a repetir las dos funciones del lenguaje utilizadas en la estrofa #4, llamando esta vez “pobrecita” a la figura femenina. De esta manera es que se logra introducir otros elementos de carácter extravagante y legendario, como son el “lebrel que no duerme” y “un dragón colosal” (línea 36). Por ello, es bueno comentar que se reitera la causa del “cautiverio” de la princesa en la presente estrofa, ahora bien, se resaltan otros objetos lujosos de su mundo, como ser “el palacio real”, “la jaula de mármol”, sus “oros” y “tules”, los cuales mantienen presa al alma lánguida.

En la séptima estrofa, el autor intercala su voz, escrita entre paréntesis, repitiendo la descripción del estado anímico de la princesa y la voz de ésta que expresa su deseo de mudar de estado como una mariposa: “¡Oh, quién fuera hipsípila que dejó la crisálida!”(línea 37); así, el ente femenino expresa sus deseos de volar hasta la tierra del príncipe a quien anhelaba en la segunda estrofa. Debemos tener en cuenta que la función de evasión a la cual se ha estado apoyando notablemente Rubén Darío durante todo el poema, se expresa con gran emoción en las exclamaciones del presente conjunto de versos, utilizando otros símbolos de fineza y exotismo, mezclados con paralelismos que enriquecen la musicalidad y eufonía de “Sonatina”: “(La princesa está triste. La princesa está pálida)” (líneas 38 y 41). Asimismo, se ha utilizado el nombre de un personaje mitológico femenino de la Antigua Grecia (Hipsípila), la cual era conocida por salvar a su padre de una maldición de Afrodita en la que debían morir todos los hombres de una isla. Sin embargo, por su desobediencia, se ve obligada a escapar de su pueblo para no ser asesinada (de crisálida).

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Finalmente, en la última estrofa del poema “Sonatina”, el anhelo de la princesa por encontrar a su “príncipe azul” se interrumpe por el hada madrina, un ser fantástico que trata de consolarla explicándole que el príncipe, que adora a la princesa sin conocerla, ya se acerca cabalgando en lo que parece ser Pegaso, el caballo con alas (Nuevamente alusión a la literatura grecolatina). La clásica historia de amor de los cuentos infantiles tiñe de lirismo al poema; el cuento de hadas se hace lírico y trasunta un simbolismo muy modernista: la princesa es la poesía en lengua castellana que ha perdido interés y musicalidad, el príncipe es el propio Rubén Darío que llega de Hispanoamérica a remozar los versos, la lengua y el contenido de la poesía por medio de las expresiones exóticas de una nueva y moderna corriente literaria.

Elementos intrínsecos de la obra

Argumento

Una princesa pálida y triste vive en su lujoso palacio. Se muestra decaída, sin ver ni al halcón, ni a los cisnes, ni al rojo bufón que intenta alegrarla. Se siente prisionera en su jaula de oro. Vuela con su imaginación hacia un país ideal en que existe el hermoso príncipe que la ha de rescatar. El hada madrina la consuela y le dice que ya vendrá ese caballero a despertarla con un beso de amor.

Organización del contenido

De acuerdo con el contenido, podemos dividir el poema en las siguientes partes:

Introducción: La princesa y el ambiente que la rodea (1ra y 2da estrofas). Introspección en el espíritu de la princesa (3ra a 7ma estrofas). Desenlace semejante al de un cuento de hadas (8va estrofa).

Título

La palabra “Sonatina” es una forma musical semejante a la sonata pero con un desarrollo de temas musicales más breve. En el poema este título se vincula con la teoría —extraída por el Modernismo de los poetas simbolistas— de que el verso debe ser musical y rítmico para sugerir al oído, a través de las palabras, los diferentes estados anímicos.

Tema Principal

Libertad a través de la imaginación: La princesa se encuentra prisionera de los valores materiales —el palacio, la riqueza— pero puede liberarse, encontrar armonía y belleza en otro lugar remoto, al cual llega a través de su imaginación. Este tema se vincula con la actitud vital de los poetas modernistas quienes,  frente a un mundo positivista, industrializado, adoptan una postura poética evasiva y se encierran en una “torre de marfil.”

Temas Secundarios Desencanto. Tristeza. Amor. La literatura como medio de evasión de la realidad. La poesía como arte de una “élite” culta y estetizante. El poema trabajado como materia plástica.

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Marcos referenciales

Geográfico. El lugar evocado pertenece al mundo fantástico de los cuentos de niños en los que una princesa se encuentra custodiada por dragones y guardias negros que vigilan el palacio. Hay referencias a zonas geográficas exóticas como Golconda, China, Ormuz, etc.

Histórico. Este poema —tal como sucede con la mayor parte de las “manifestaciones líricas puras”— es atemporal  es decir, no aparecen en él alusiones a épocas concretas.

Social. La princesa del poema no representa ninguna clase social; el autor la elije pues le ayuda a reconstruir el ambiente refinado de la corte. Ella es, entonces, un objeto decorativo.

Psíquico. El ámbito psíquico que envuelve el poema es de melancolía y ensoñación. Este clima se patentiza en las frases puestas en boca del yo lírico: “¡Ay! La pobre princesa...” (línea 19); “¡Pobrecita princesa de los ojos azules!”(línea 31).

Idea central que surge de la obra

Plasmar un objeto estético particularmente bello, a través del cuidado de la forma poética. El Modernismo intenta lograr este objetivo a través de la libertad de expresión, lo cual significa una verdadera innovación en el panorama literario de su época.

Aspectos formales

Versificación. El poema está escrito en versos de arte mayor, alejandrinos —es decir, de 14 sílabas— organizados en sextinas —estrofas de 6 versos. La rima consonante sigue el esquema AABCCB.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales;    Aparlanchina, la dueña dice cosas triviales,  Ay vestido de rojo piruetea el bufón.  BLa princesa no ríe, la princesa no siente;  Cla princesa persigue por el cielo de Oriente         Cla libélula vaga de una vaga ilusión.  B

Lengua. El lenguaje del poema es culto; los vocablos son utilizados después de una cuidadosa selección. Las palabras son elegidas por su ritmo y sonoridad, lo que transmite musicalidad al poema. El poeta, al mencionar a la princesa, usa el diminutivo afectivo a través del cual asume, implícitamente, una actitud comprometida que denota conmiseración y piedad: “¡Pobrecita princesa de los ojos azules!” (línea 31).

Estilo. Este poema es una verdadera transposición de arte, recurso habitual de los modernistas —a imitación del parnasianismo francés— que consiste en utilizar técnicas de un arte y proyectarlas a otro: en este caso, el cuadro presente en “Sonatina” es una expresión pictórica volcada literariamente. En la composición se concentran todos los rasgos estilísticos que caracterizan al movimiento en su primera etapa: presencia de elementos sensoriales, exotismo, esteticismo formal, etc.

Recursos estilísticos. Imágenes visuales: “La princesa está pálida en su silla de oro.” (línea 4) Imágenes auditivas: “Está mudo el teclado de su clave sonoro.” (línea 5) Imágenes cinéticas (de movimiento): “Tener alas ligeras, bajo el cielo volar.” (línea 21) Sinestesias: “Y vestido de rojo piruetea el bufón.” (Imagen visual y cinética). (línea 9)

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Animización o personificación: “Se desmaya una flor.” (línea 6) Exclamaciones con valor emotivo: “¡Ay!” (línea 19); “¡Pobrecita princesa de los ojos

azules!” (línea 31) Símbolos típicamente modernistas de carácter ornamental: Pavos reales, cisnes. Elementos exóticos: Cielo de Oriente, príncipe de Golconda o de China. Alusión a joyas: Claros diamantes; perlas de Ormuz. Adjetivación modernista: Halcón encantado; bufón escarlata. Paralelismo sintáctico: “Está presa en sus oros, está presa en sus tules.” (línea 32) Construcciones simétricas: “La libélula vaga de una vaga ilusión.” (línea 12) Hipérbaton: “Para ver de sus ojos la dulzura de luz?” (en lugar de: para ver la dulzura de luz

de sus ojos). (línea15)

Referencias

http://rubendario-ines.blogspot.com/2010/09/posible-analisis-de-sonatina.html http://elblogdemara5.blogspot.com/2012/12/analisis-de-sonatina-de-ruben-

dario.html http://literatura.about.com/od/terminosliterarios/g/Parnasianismo.htm emagiustelli.wikispaces.com/file/view/SONATINA_R_Dario.pdf http://www.youtube.com/watch?v=952yfGhw-Os