Ancianidad y Desarrollo: ¿Antítesis?1 · 2020. 5. 4. · Un problema básico es la definición...
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Ancianidad y Desarrollo: ¿Antítesis?1
Julio Varela 2 Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento
Universidad de Guadalajara, 1997 Publicado en Revista Mexicana de Psicología, 14, 41-54
RESUMEN
A lo largo de la vida de los individuos se observa y experimenta un sinnúmero de comportamientos, malestares, daños y enfermedades mismas que, relacionándolos estadísticamente a la edad que tienen los pacientes, han sido clasificadas como "propias" de los neonatos, infantes, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. El anciano se encuentra generalmente inmerso en un proceso de declinación biológica que se manifiesta en padecimientos que, aunque sean menores, son acumulativos y con efectos colaterales. Por razones culturales, se pierde gradualmente el atractivo físico y se le exime de casi todas las responsabilidades que antes tenía. Ante esto, las opciones que tiene son pocas ya que en muchos casos se le prohíbe o limita social, psicológica y físicamente. El presente trabajo analiza y critica la influencia del modelo biológico en el estudio de la gerontología y su adopción en el campo de la psicología. Finalmente se exponen los resultados de un estudio efectuado mediante una alternativa que permite conceptualizar y estudiar a la ancianidad como una última parte del desarrollo psicológico del individuo. Palabras Clave: modelo biológico; sistemas reactivos; gerontología; desarrollo psicológico.
Aging and Development: Antithesis? VARELA JULIO
Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento Universidad de Guadalajara
ABSTRACT
During the life span, subjects experience a lot of behaviors, illnesses, injuries and hazards that had been statistically related to the person's age and classified as "own" of neonates, infants, children, teenagers, adults and olders. Older, usually found embedded in a biological process of deterioration that is manifested in terms of suffers, even if they are minors, are accumulated, and having collateral effects. By cultural reasons, the physical attractiveness is gradually lost so the subject is withdrawn of almost his past responsibilities. Because he is socially, psychologically and physically forbidden or limited, options for activities are quite few. This paper analyzes and criticizes the biological model influences on the study of gerontology and its adoption on psychology. Finally, are shown
1 Una versión preliminar fue presentada en el III Congreso Latini Dies. Toulouse, Francia 6 al 8 de mayo de 1993. 2 Se agradece la colaboración del Club de Tercera Edad para el desarrollo del presente estudio y de las autoridades del DIF: Dra. Teresa Labastida y Lic. Teresa Murillo por su apoyo institucional.
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some promising results of an intervention, designed under a conceptual framework that allows to consider the Aging as the last part of the individual's psychological development. Key words: biological model; reactive systems; gerontology; psychological development. Engel (1977) señaló a finales de la década pasada que la medicina
atravesaba por una crisis que, en cierta forma, era auspiciada por dos factores. El
primero de éstos era la psiquiatría, que "confundía a los estudiosos por medio de
opiniones no científicas, metáforas, propaganda política y otras vías esotéricas" y
el segundo, que el modelo biológico ha constituido el marco para el tratamiento del
paciente pero que no "es relevante para la ciencia de la conducta...los problemas
cerebrales son campo del neurólogo y la psiquiatría debería de desaparecer".
El modelo dominante para la salud-enfermedad es biomédico y su disciplina
científica base es la biología molecular. Al abocarse al estudio de estos
fenómenos, se incluyen solo variables de naturaleza físico-químico-biológica, y se
excluyen las dimensiones psicológicas y sociales de los mismos. Este
reduccionismo supone que el conocimiento de las tres disciplinas referidas, es
suficiente para explicar el fenómeno bajo estudio y así, se ha imbuido a la cultura
occidental en una tendencia que ha facilitado el reduccionismo, el exclusivismo y
el uso del lenguaje ordinario para descripciones y explicaciones que competen a la
ciencia.
No obstante los cuestionamientos, el modelo ha ejercido gran influencia en
algunos de los campos especializados de la medicina como la gerontología desde
sus inicios (Burgio y Burgio, 1986). El que "la mayor parte de los ancianos
adquieren inhabilidades y enfermedades crónicas, teniendo complejos problemas
físicos, psicológicos y sociales" (Williams, 1984), ha contribuido a considerar como
natural y necesaria, la participación del modelo citado en el tratamiento de los
ancianos, excluyendo los dos últimos elementos. Identificar al desarrollo
psicológico con el biológico es un error, aunque esto constituya precisamente la
dirección tomada por la investigación en psicología.
En este punto, es importante diferenciar la gerontología y la geriatría. La
primera estudia la ancianidad mientras que la segunda estudia y trata los
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desórdenes que se presentan en esa etapa de la vida. El modelo biológico ha
contribuido a considerarlas como sinónimos (véase por ejemplo la clasificación de
periodos que en este sentido hacen Maddux, Roberts, Sledden y Wright, 1986 p.
25).
Un problema básico es la definición del anciano. Existen dos concepciones
(Busse y Blazer, 1980). Una de ellas considera que la ancianidad es un proceso
continuo a lo largo de toda la vida por lo que tal vocablo no se refiere en particular
a ningún grupo de la población en términos de su edad (Itoh, Lee y Shapiro, 1986).
Por otro lado, la mayor parte de los estudiosos prefieren la definición de una
persona anciana, como aquella que tiene 65 años o más (Clark, 1984) criterio
usado para la elaboración de las estadísticas oficiales y la proporción de servicios
diversos a esta población. Al creer que la edad es el aspecto definitorio, se
reacciona diferencialmente ante este solo elemento, y se contribuye a la
generación de mitos y al antiancianismo. Sea que se opte por uno de los dos
criterios mencionados, casi la totalidad de los autores del área se refieren a la
existencia de déficits en el funcionamiento biológico y consecuentemente, en las
funciones psicológicas y sociales.
Si bien se considera que la medicina es una ciencia adelantada con la
posibilidad de solucionar algunos problemas de la ancianidad, es necesario
recordar que muchos de los supuestos déficits y pérdidas graduales que
biológicamente ocurren en el organismo, no son tan claros cuando se estudian
comparativamente grupos de diversas edades (Feinberg, Fein, Price, Jernigan y
Floyd, 1986).
Kastenbaum (1968) cuestiona si estas "conductas viejas" son inevitables y
por tanto, si es legítimo describir la edad como la causa de las mismas. Kantor y
Smith (1975) indican que "...el individuo puede estar constantemente progresando
como ser psicológico" (p. 62), evolucionando sin que exista ningún punto en el
cual este tipo de desarrollo cese, incluso durante el deterioro biológico de la
senectud, pues aun así, pueden surgir nuevos tipos de interacción hasta el
momento mismo de la muerte. Como ejemplos de esto baste citar los casos de
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Pablo Casals, Jacob Kantor, Jean Piaget, Pablo Picaso y Fred Skinner, entre
muchos en los campos del arte y la ciencia. Kastenbaum (1968) deslinda los
fenómenos psicológicos de los biológicos que ocurren en la ancianidad, acierto
conceptual que se basa en la especificidad del conocimiento psicológico, pues no
existe un paralelismo fatalista entre el desarrollo biológico y psicológico.
La lógica de la mayor parte de los estudios sobre la senectud es la
siguiente:
1) El adulto logra su madurez biológica que después de algún tiempo, empieza a
deteriorarse;
2) Las personas de 65 años o más, empiezan a padecer uno o más problemas
biológicos patentes;
3) Todos los problemas psicológicos y sociales en los que incurra el individuo de
65 años o más, son entonces, producto del deterioro biológico y constituyen a su
vez, ejemplos claros del deterioro psicológico y social.
Llevando a cuestas algunos resabios del modelo biológico, se ha ido
desarrollando gradualmente una concepción diferente, que se aparta del
estereotipo conceptual del anciano, como una persona que necesariamente es
deficiente en su movilidad, en sus habilidades sensoriales e intelectuales y en su
esfuerzo físico. Los estudios comparativos para comprobar los niveles deficitarios
en el campo de la memoria, visión, aprendizaje, recreación y trabajo, han arrojado
resultados opuestos a dicho estereotipo. Asi, por ejemplo, con niveles altos de
luminosidad los ancianos son mejores que los jóvenes en tareas de revisión;
ponen menos barreras a los cambios y; los niveles de depresión no son tan
diferentes de los encontrados en poblaciones mas jóvenes (Fozard y Popkin,
1978).
Lankford y Herman (1982) indican que muchos mitos sobre la ancianidad se
originan por su institucionalización, que generan una gran dependencia, que no es
“normal". Un mito asociado es creer que gran parte de los familiares abandonan a
sus ancianos pues por ejemplo, los ancianos institucionalizados en los Estados
Unidos, constituyen sólo el 5% de la población total (Williamson, 1986). Es un
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error caracterizar a la población a partir de lo observado en asilos, casas-hogar,
hospitales, etc., donde los problemas mas comunes son los de la continencia,
desviaciones de la conducta sexual, autodaño, la falta de higiene, la necesidad
excesiva de cuidado, el abuso de sustancias y disfunciones cognoscitivas,
emocionales, biológicas y fisiológicas. Por esta razón, es necesario realizar
estudios en ambientes familiares que contribuirían a formar una caracterización
mas apropiada. Desafortunadamente, en este terreno se ha hecho muy poco
(Williamson, op.cit.), pero esta investigación ofrece grandes posibilidades al no
tener que reeducar al personal de las instituciones que, en lugar de favorecer el
mantenimiento funcional o el continuo desarrollo psicológico, propician el
aislamiento, la dependencia y la falta de movilidad, entre otros aspectos.
Los pocos estudios en ambientes no institucionales carecen de calidad
metodológica debido a diseños experimentales inadecuados, definiciones vagas o
inespecíficas de las conductas blanco o la descripción inadecuada de
procedimientos y al análisis inadecuado de los datos (Petterson y Jackson, 1981).
Otro problema es que existen pocos instrumentos elaborados específicamente
para esta población (Williamson, 1986). Una revisión amplia de los instrumentos
puede encontrarse en Gallagher, Thompson y Levy (1981) pero, dado que los
estudios emplean instrumentos muy diversos, es imposible hacer comparaciones
válidas (Carrascoza y Varela, 1989).
Al igual que en otros campos, la evaluación ofrece dos opciones. Una de
ellas, consiste en la aplicación de instrumentos muy breves como los
desarrollados por Pfeiffer (1980). Otra es la que recomienda Albert (1980) para
elaborar una batería fisiológica y psicológica amplia, que evalúe el rango completo
de ejecución en los ancianos, sin las complicaciones de la enfermedad. En el
campo de la psicología clínica, ha surgido un gran interés por construir pruebas
"objetivas" que evalúen los elementos cognoscitivo, afectivo y emocional, como es
el caso de las estrategias para la detección de aspectos intelectuales, del stress,
la depresión, la valoración, entre otros. Estos esfuerzos, sin embargo no son más
que un paliativo conceptual y metodológico ante la carencia de claridad teórica
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para la evaluación efectiva de las "técnicas" existentes y la búsqueda de otras
formas de intervención.
El análisis conductual aplicado no ha abandonado la intervención directa en
este campo. Reportes relativamente recientes, muestran una aplicación de las
técnicas de modificación tradicionales, aunadas a la aplicación de nuevos
instrumentos (cuestionarios). Tales son los casos para estudiar el rango de la
plasticidad cognoscitiva (Baltes y Linderberger, 1988), la etiología y mantenimiento
de la dependencia (Baltes,1988), la educación de los familiares del anciano (Lovett
y Gallagher, 1988; Pinkstony Linsk, 1988), la incontinencia urinaria (Burgio, Engel,
McCormick, Hawkins y Scheve, 1988), el autocuidado (Green, Linsk y Pinkston,
1988), la conducta ambulatoria (Downs, Rosenthal y Lichstein, 1988), la conducta
verbal (Burgio, Burgio, Engel y Tice, 1986), la interacción social (Carstensen y
Erickson, 1986) y la aplicación de métodos conductuales para la gerontología en
general (Burgio y Burgio, 1986). Aunque en las publicaciones aquí citadas se
hacen exhortaciones y se dan argumentos reivindicatorios de la senectud, es
obvio que todas ellas se refieren a problemas, déficits y desórdenes que deben
reducirse. Se pueden señalar tres problemas en la literatura actual:
a) El uso de una concepción metodológica deficiente, que incluye el diseño de tipo
preprueba-intervención-posprueba. El primer y último elemento, son concretados
mediante la aplicación de un "instrumento", término elegido para referirse a la
entrevista, cuestionario o batería. Cuando los datos de la pre y la posprueba son
referidos al tratamiento, que generalmente es el empleo de la desensibilización
sistemática y relajación, se da por supuesto que se está evaluando la efectividad
de dicho tratamiento;
b) Un creciente empleo de terminología cognoscitivo-conductual que carece de
claridad teórica y acepta acríticamente el vocabulario ordinario y;
c) Una concepción causalista, lineal y reduccionista del comportamiento.
La ancianidad, afirma Williamson (1986), no es en sí un problema y no debe
verse como tal. La responsabilidad de que se considere como problema y
enfermedad atañe al modelo biológico. Consecuentemente, la medicina convirtió
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el fenómeno de la salud, en un aspecto primordialmente enfocado a la
enfermedad.
El debate en relación al modelo al interno de la biología ha tenido
repercusión en el ámbito de la psicología (Belar, Deadorff y Kelly 1987; Millon,
1982; Stone, 1979;). La corrección del enfoque de la medicina ha llevado a ésta a
plantear la Atención Primaria a la Salud y, en el caso de la psicología, a la
Psicología del Cuidado de la Salud, Psicología de la Salud y a la Psicología
Clínica de la Salud. En estos enfoques puede verse que, dado su origen dedicado
a la enfermedad, cuando se salen de ese marco de referencia, siguen detectando,
estudiando y abordando los fenómenos como si fueran verdaderos problemas-
enfermedades. En el mejor de los casos, cuando se abandonan tales premisas, el
trabajo que se desarrolla parece ser más el de un psicólogo, antropólogo,
sociólogo o trabajador social con múltiples fallas metodológicas (véase por
ejemplo Arteaga, García y Rincón, 1988; Torres, 1988).
Además de la posición de Kantor y Smith (1975) descrita, han existido otras
contribuciones que permiten reconceptuar la ancianidad en un marco psicológico:
1) Lindsley (1964) propuso el "diseño de ambientes protéticos, en los que se
establecen las condiciones que estimulen la recuperación de las facultades que
requiere una conducta dada" (p. 282). Este tipo de ambientes facilita al menos, un
mantenimiento funcional de algunos aspectos conductuales. Siguiendo el
planteamiento de Lindsley, Hussian (1981; citado en Williamson, 1986) argumenta
la necesidad de un "control de estímulos supernormal", con base en las
deficiencias que posee el anciano y en la conducta-en-contexto, rechazando la
topografía de la conducta como el foco de la intervención;
2) Donald Baer (1970), argumentó que la edad es irrelevante para el estudio del
desarrollo psicológico pues éste se refiere a las experiencias de un sujeto en
diferentes puntos del tiempo. La edad, no es una variable psicológica y no debe
considerársele como sinónimo de historia psicológica individual;
3) Finalmente, destaca también el trabajo de Cautela (1969) quien, mediante el
uso del condicionamiento operante, demostró que el anciano es capaz de
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aprender. Este aspecto ha sido probado en tareas de múltiple naturaleza y
actualmente algunos autores se refieren a la "plasticidad" (Baltes y Linderberger,
1988) como modificabilidad del comportamiento, incluso en sujetos de edad
avanzada.
Caracterización del anciano
Socialmente, a la ancianidad se le representa como una etapa gris de la
vida fuertemente asociada al surgimiento de todo tipo de problemas. Bajo
condiciones adversas, es difícil motivar a los ancianos para mantener un estado
saludable que impida un envejecimiento más acelerado. Un programa dirigido al
entrenamiento y reeducación de los ancianos debe incluir al menos dos
elementos: a) la consideración de las circunstancias sociales, prescritas
culturalmente, que rodean a este tipo de personas y; b) reconceptualizar
teóricamente al anciano y las formas eficientes para su motivación, mantenimiento
y superación psicológica. El primero de estos dos elementos se describe a
continuación.
1. Manifestación del deterioro biológico. Algunas de las facultades que se van
perdiendo están relacionadas con la movilidad y los sentidos, con lo cual, el
número y la calidad de las actividades desarrolladas se reducen, así como el ritmo
para ejecutarlas de acuerdo a los criterios establecidos socialmente. Se pierde
habilidad, ligereza, prontitud y se incrementa el cansancio, el tedio y la falta de
vigilancia en los trabajos que la persona efectúa. Dado que las teorías de la
ancianidad se basan fundamentalmente en los casos que son estudiados en los
asilos (Lankford y Herman, 1982), donde se presentan características extremas de
deterioro físico, se ha reforzado una creencia de la ancianidad como condición
deteriorada.
2. Pérdida de responsabilidades y del estatus social. La mayoría de las
instituciones de trabajo definen la jubilación a partir de los 65 años de edad, lo
cual es una expresión contundente de lo que socialmente significa ser anciano: no
poder cumplir con ciertas responsabilidades normales hasta ese momento. El
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individuo también es separado de responsabilidades familiares pues se da por
hecho que existe un impedimento, que cada vez será mayor. Para el anciano,
implica perder muchas fuentes y oportunidades de interacciones.
Los posibles efectos satisfactorios de la jubilación contrastan con los
derivados de su pérdida de capacidad laboral y adquisitiva. Su relación familiar se
invierte paulatinamente por lo que se empieza incluso a tratarlo como un niño o un
minusválido. El grado en que se adopten estos papeles por parte del anciano y de
la familia, depende directamente de la historia interconductual del individuo.
De acuerdo a las condiciones económicas, sociales, religiosas y familiares,
la falta de atención a circunstancias ordinarias puede ir acompañada de una falta
de interés hacia actividades social y temporalmente definidas. El anciano se
enfrenta a una vida casi exenta de criterios externos lo que va en detrimento de su
funcionamiento psicológico.
3. Desinterés por la interacción social. El anciano relevado de sus
responsabilidades primordiales provoca y experimenta el alejamiento social. Esto
se manifiesta en una despreocupación por los repertorios de autocuidado,
cambiando la apariencia personal y la autoreferencia corporal. La ancianidad, en
la cultura occidental, es un sinónimo de fealdad, decaimiento, descenso,
improductividad y declinación. La exclusión social, es la pérdida de la fuente de
múltiples interacciones que propician y modulan muchos comportamientos,
actitudes y disposiciones en el individuo senil, al igual que ocurre con el niño, el
adolescente, el adulto y la gente madura.
4. Limitación de actividades. El modelo imperante sobre la ancianidad promueve la
creencia de que el anciano paulatinamente va dejando de ser útil para realizar
diversas actividades. Ver televisión, observar la calle y oír el radio, muchas veces
son las ocupaciones más fomentadas por los cuidadores de los ancianos, sin
considerar que éstas interfieren con la relación personal que se podría tener en su
lugar. Estas actividades y la ausencia de relaciones personales pueden acelerar
el proceso de envejecimiento físico, ya que son "actividades" que no requieren
movimientos generales del cuerpo y se pierde la oportunidad de ejercitar diversos
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sistemas reactivos biológicos y psicológicos. Los cuidadores de ancianos, en su
afán por ayudar y evitar que se cansen y/o cometan errores, les impiden que sigan
desempeñando actividades que los podrían mantener en forma, de acuerdo a sus
limitaciones biológicas.
El envejecimiento -empobrecimiento- psicológico y social, es favorecido por
la sociedad e impuesto por los cuidadores, lo cual agudiza los problemas físicos,
iniciando un círculo vicioso del cual difícilmente se podrá salir dadas las reducidas
posibilidades. No obstante, muchos ancianos, dentro de un ambiente familiar, son
productivos, sobre todo en términos psicológicos y sociales, pero en general, los
patrones culturales no lo promueven. De otra manera, se confirmaría que el
anciano en desarrollo continuo no es la excepción, sino que es la regla,
contradiciendo el modelo prevaleciente.
Los ancianos de un asilo tienen graves limitaciones en los hábitos de
autocuidado, falta de movilidad pronunciada, desórdenes biológicos severos o
crónicos, deterioro psicológico y social y generalmente, tienen bajos niveles de
escolaridad. El anciano del asilo es víctima de la creencia prevaleciente en nuestra
sociedad.
5. Conductas viejas. Independientemente del criterio para definir a la ancianidad,
ésta es matizada por la existencia de déficits y estereotipos sin reconocer que los
niños, adolescentes y adultos poseen en mayor o menor grado, uno o más de
esos rasgos sin ser ancianos. Cabe entonces cuestionar si los ancianos son así
porque llegaron a ser ancianos o, si en cierta medida, su comportamiento era así
desde antes y, dadas las restrictivas condiciones actuales en las que viven, se
agudizaron esas manifestaciones (Kastenbaum 1968).
6. Autoreferencia negativa, generada socialmente. Los ancianos son propensos a
creer que la senilidad es un problema real ante las alteraciones y limitaciones
físicas que experimentan. Los criterios impuestos por las modas, la música, el
ritmo de actividad diaria y la eficacia para hacer algún deporte o ejercicio físico,
son algunos de los aspectos que hacen patente su condición. De acuerdo al
contexto social, es muy fácil que la persona empiece autodescribir su
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comportamiento en este sentido deficitario. La involución física propia modula la
expectativa de logros y eficiencia.
7. Historia reactiva ante la inminencia o presencia de daño físico. El enfermo
recibe atenciones que son necesarias para su tratamiento o convalecencia. Su
disposición con la enfermedad y sus cuidadores puede ser de dos clases. Una
actitud positiva se observa cuando el enfermo sigue las instrucciones que le
permitan sanar rápidamente. La actitud negativa consiste en exagerar los
síntomas, imaginar complicaciones, no seguir las instrucciones y comportarse de
tal manera que pareciera ser que desea seguir enfermo. Este papel de enfermo se
aprende a lo largo de la vida, constituye su biografía reactiva ante la presencia o
inminencia de daño físico. De esta manera, la forma en la que el individuo afronte
los problemas y déficits propios de la ancianidad biológica, puede ser un reflejo de
su propia historia personal.
Los cuidadores (personal médico, paramédico, familiares y amistades)
pueden tener una actitud positiva cuidando que el enfermo sane lo antes posible o
adoptar una actitud negativa al excederse en los cuidados, favoreciendo que se
alargue el periodo de recuperación. La regla básica es que no se suplan las
actividades que el paciente puede realizar por sí solo, aun cuando las haga con
cierto grado de dificultad sin que se cause daño. En caso contrario, se estará
propiciando un deterioro mayor.
8. Afrontamiento de la muerte. No existe la posibilidad de preservar
indefinidamente la vida. Finalmente, las personas mueren y esto puede ocurrir con
relativa facilidad en un asilo o con los familiares y amistades coetáneas. Afrontar la
muerte puede ser difícil cuando se está frecuentemente cerca de ella.
Intervención gerontológica
Expuesto lo anterior, se puede delinear la proposición básica: ubicar a la
gerontología dentro del estudio del desarrollo psicológico, considerando como
facetas fundamentales al mantenimiento y a la superación. Esto implica la
refuncionalización (actividades que el sujeto hacía antes y ya no realiza) y la
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funcionalización psicológica del individuo (adquisición de nuevas interacciones).
Debe atenderse a un "hacer algo para algo", y no al "hacer por hacer",
característico de los estudios que se realizan en esta área.
La intervención implica los elementos teóricos y metodológicos siguientes:
a. Detección de los sistemas reactivos convencionales y no-convencionales
disponibles en el sujeto. El sistema reactivo, es entendido como la integración
funcional de los subsistemas biológicos y psicológicos que constituyen una
respuesta en la cual, si bien intervienen los subniveles reactivos biológicos, su
organización funcional está determinada por la integración psicológica. La
configuración funcional de tales sistemas reactivos puede depender de las
características físico-químicas y ecológicas del ambiente (sistema reactivo no-
convencional) o bien de los aspectos normativos establecidos por convención
(sistema reactivo-convencional). Así, según las características del medio, los
sistemas reactivos pueden cambiar su propia configuración funcional (Ribes y
López, 1985). Para identificar los sistemas reactivos se debe realizar un
inventario-diagnóstico de las principales interacciones del individuo en su medio.
Por ejemplo: una anciana dice que está perdiendo la memoria, pero pasa
gran parte del día viendo la televisión. Se podría preguntarle ¿A qué hora empieza
el programa "X"? La respuesta de la anciana será importante para identificar los
elementos pertinentes. Dado que se trata de un ejemplo, el análisis se limitará a
los sistemas reactivos. La respuesta de la anciana implica al menos la intervención
del sistema reactivo auditivo y fonológico (bajo las condiciones en las cuales se
hizo la pregunta: volumen, proximidad de la persona, familiaridad, presencia-
ausencia de otros sonidos, etc.) así como del atencional y lingüístico (escuchar la
pregunta y responder a ella). Estos cuatro sistemas reactivos se integran
funcionalmente en ese momento.
b. Posibilidad de nuevos tipos de interacción, dados los sistemas reactivos
detectados. Siguiendo con el ejemplo anterior, se podría concebir que la anciana
sería capaz de mantener una conversación de hasta una hora (que es el tiempo
que puede durar un programa de televisión), siempre y cuando la plática sea tan
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atractiva, como el programa de televisión. De aquí, no se podría derivar que una
nueva actividad a realizar sea por ejemplo, asignarle una lectura o bien pedirle que
escriba o camine durante una hora. Para poder sugerir estas tres últimas
actividades, se necesitaría realizar otros sondeos que permitan analizar si están
disponibles los sistemas reactivos necesarios para esas actividades, que si bien
pueden incluir algunos de los detectados, pueden requerir a su vez de otros
adicionales.
c. Considerar el medio de contacto normativo. El medio de contacto normativo
delimita las interacciones de un sujeto en la forma de convenciones, reglas y
costumbres. Una demanda del ambiente normativo establece la necesidad de
disponer de los sistemas reactivos convencionales respectivos. En el ejemplo
anterior, es probable que esa "pérdida de memoria" reportada, sea producto de
una interacción entre la anciana y el informante, que no cumple con una o más
reglas a las que la anciana había estado acostumbrada. No es raro que quienes
cuidan a los ancianos se vuelvan intolerantes con éstos y ello conduzca a una
"pérdida de respeto", ante la cual la anciana finja no recordar algo. No se pretende
dar una explicación exhaustiva de la "pérdida de la memoria", ni se afirma que
todos los casos sean semejantes al ejemplo proporcionado.
d. Especificación de los elementos ambientales que limitan la interacción. Es
innegable que el declinamiento biológico ocurre en una persona de edad
avanzada pero dado el adelanto tecnológico, se pueden superar algunas de las
limitaciones que aquejan al anciano. Ejemplos de esto se encuentran en el campo
de la prótesis (Friedmann y Capulong, 1984) en la psicología ambiental (Parr,
1980; Peterson, Knapp, Rosen y Pither, 1977; Windley y Scheidt, 1980) y que
podría constituirse realmente en un campo multidisciplinario, tecnológicamente
hablando.
e. La metodología usada debe permitir una visión de proceso. La investigación de
proceso y los estudios longitudinales adquieren una gran relevancia pues permiten
la observación de cambios ocurridos en periodos relativamente largos y facilitan el
análisis de los elementos participantes.
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f. Niveles de autosuficiencia: mantener y establecer habilidades y competencias.
Las personas que cuidan a los ancianos en un asilo, no sólo enfrentan el problema
de desórdenes físicos reales, sino también una actitud poco favorable por parte de
los ancianos para desarrollar actividades que favorezcan las capacidades en uso.
La teoría del desarrollo psicológico esbozada por Jacob Kantor sugiere que el
deterioro en la ancianidad solo ocurre cuando existe un impedimento físico.
Si una persona pierde su agudeza visual al grado de ver sólo sombras, no
implica que se deteriorará todo el funcionamiento psicológico. Significa que las
interacciones, donde el medio de contacto sea fótico, serán restringidas o
limitadas, pero podrá interactuar con todas las tareas relacionadas con los otros
sentidos. Además, en la actualidad existe evidencia suficiente respecto de la
sustitución sensorial, que consiste en que, ante la pérdida o debilitamiento de uno
de los sentidos, algún otro podrá sustituirlo eficientemente.
En congruencia con esta proposición teórica del desarrollo psicológico, se
debe reconceptuar la ancianidad pues además de mantenerse funcionalmente
muchos tipos de comportamientos, también pueden generarse otros nuevos. En
otras palabras, en la ancianidad se puede aprender (Baltes y Linderberger, 1988),
aunque esto depende directamente de la historia interconductual del individuo y de
sus limitaciones físicas.
Es necesario considerar un ambiente protético que aumente o disminuya
modalmente (tamaño, intensidad, color, frecuencia, etc.) los estímulos que rodean
al anciano y cuide que las actividades planeadas tengan un sentido muy claro,
directo y atractivo para el anciano. Las actividades deben plantearse con un "para
qué" pues de otra manera, las actividades requeridas pueden ser repetitivas,
inútiles, monótonas y fácilmente llevarán al tedio y al rechazo por parte del
anciano. Decir a la persona que hay que lavarse las manos para comer, evita la
expresión "Hay que lavarse las manos para tenerlas limpias". Al anciano le
interesa comer, pero puede no interesarle estar limpio. De igual forma se le puede
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invitar a platicar mientras se camina, evitando la expresión "Hay que caminar para
que se sienta bien de sus piernas".
Un estudio empírico
Con base en lo anteriormente expuesto se diseñó un programa para
internos de un asilo, mediante el entrenamiento de ancianos no internados.
METODO
Sujetos
Grupo: Club de la Tercera Edad (CTE)
Se eligieron diez personas (7 mujeres y 3 hombres) de escasos recursos
económicos, pertenecientes al Club de la Tercera Edad, vinculado con el DIF-
Sinaloa. El trabajo desarrollado en el asilo fue remunerado mediante un salario
mínimo. Tres de estas personas formaron un conjunto musical, los demás tenían
conocimientos básicos de manualidades, juegos y diversas actividades de
integración social, pertinentes a su edad que habían aprendido en el DIF. El nivel
promedio de escolaridad era de 6o. de primaria y todos ellos eran mayores de 65
años.
Grupo ASILO
El grupo estuvo compuesto aproximadamente por 65 internos de la Casa
Estatal del Anciano (CEA), cuya edad rebasaba los 75 años. La mayor parte de
ellos era capaz de entablar satisfactoriamente una plática, deambular y realizar
actividades manuales sencillas.
Variables
Para ambos grupos se definieron los siguientes criterios:
Asistencia: estar presente en el área de actividades en el momento de realizar el
registro y;
Participación: realizar la actividad programada para el día respectivo.
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Actividades. A lo largo de la fase de tratamiento, el grupo CTE especificó, en forma
supervisada, la periodicidad y el tipo de actividades con base en las habilidades
que serían favorecidas por su ejercicio. El programa estipulado fue el siguiente:
Lunes y martes: trabajos manuales consistentes en elaboración de portarretratos y
recipientes de basura (esto incluyó el recorte selectivo, pegado de papel de
acuerdo al diseño-modelo y forma del objeto, aplicación selectiva y combinada de
pintura con papel, pincel, brocha, palillo o dedos, etc.), collares o adornos diversos
(requirió del ensarte de piezas alternando la selección de los materiales con base
en su color, tamaño o forma; insertar hilo-pieza en aguja, anudación, cálculo de
tamaño y proporción);
Miércoles: juegos colectivos diversos como el cachabol que es una variación del
volibol, con retención permitida de la pelota con las manos y que puede no
implicar el desplazamiento del jugador. Esto permitió incluso que pudieran
participar personas que permanecían en silla de ruedas. Su práctica implica el
lanzamiento y la recepción coordinada de pelota, el ritmo de movimientos de
acuerdo a tiempos estipulados, adopción de normas, aceptación de errores, etc.
Minicarreras y caminata de hasta 10 metros, basquetbol y volibol. Estos últimos
fueron efectuados con los internos que podían desplazarse por sí solos, ajustando
las reglas de cada juego, de acuerdo a las posibilidades físicas de los
participantes.
Jueves: charla con caminata. Se requirió que el interno caminara durante todo el
tiempo, manteniendo la plática simultáneamente (coordinación deambulatoria,
ejercicio atencional como escucha y como hablante); juegos de mesa como la
baraja, dominó, lotería. En estos casos, se repartió a cada interno la misma
cantidad de objetos (recortes de periódico), que servían como fichas al inicio de
cada juego. Mínimamente, estas situaciones requirieron de los participantes su
atención y discriminación secuencial, sujeción a criterios propios del juego y
habilidades manipulativas.
Viernes: Convivencia. En estos días, los internos se reunían o eran llevados a un
área abierta poco frecuentada, dentro de la CEA. El conjunto musical tocaba las
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canciones elegidas por los internos y se favorecía el baile colectivo en el que cada
persona tocaba a la de a lado, debiendo seguir la melodía, ritmo y letra de la
canción de manera individual o por parejas. Además se promovió el canto grupal o
individual.
Estas actividades-situaciones fueron aprovechadas para detectar,
comprobar o promover los distintos tipos de habilidades que poseían los internos y
los mismos integrantes del grupo CTE.
Registro. Una vez que el grupo CTE especificó bajo supervisión las diferentes
actividades, se definió un registro tipo Pla-Check que permitió observar la
movilidad y el número de personas involucradas tanto en el grupo CTE como del
grupo ASILO. El registro fue realizado por dos observadoras, estudiantes de
psicología, en periodos vespertinos, durante tres de los cinco días de actividad
semanal. Este mismo tipo de registro se realizó también en el grupo ASILO,
ocasionalmente durante el periodo matutino.
Escenario
Las actividades de este estudio se llevaron a cabo en el área externa de la CEA
(Ver croquis) que abarcaba aproximadamente 1000 ms2. Habían dos palapas, 5
bancas de cemento, áreas encementadas, verdes y el comedor. Las juntas de
revisión y programación semanal se efectuaron en una sala de estancia dentro del
edificio de la CEA.
Diseño
El estudio cubrió las siguientes fases: 1) entrenamiento de personas ligadas
a un Club de la Tercera Edad; 2) información al personal adscrito al asilo; 3)
intervención con los internos de esa institución y; 4) desvanecimiento del apoyo
brindado por el grupo CTE.
Fase de entrenamiento
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Mediante pláticas dirigidas, en un total de 30 horas, con sesiones de 3
horas, se delimitaron los conceptos considerados como centrales para el trabajo
del grupo CTE, empleando siempre términos coloquiales y haciendo referencia a la
experiencia de cada participante y a las posibles situaciones que ocurrían para los
internos del asilo. Los aspectos enfatizados fueron:
a) Necesidad y ventajas de la autosuficiencia. Incluyó la consideración central de
las ventajas de los repertorios de autocuidado.
b) Reconsideración de la existencia de conductas disponibles. Requirió del análisis
de la información que dieron los mismos sujetos, respecto de sus propios estilos
conductuales.
c) Refuncionalización psicológica. Implicó averiguar qué actividades se hacían
antes y ya no se realizaban en el contexto personal y de la CEA.
d) Funcionalización psicológica. Requerir nuevas interacciones, con base en la
información inicial de cada participante e interno.
e) Desarrollo psicológico continuo, limitado por las deficiencias de orden biológico.
Identificación de las actividades que libremente desarrollaban los internos,
analizándola en términos de los sistemas reactivos participantes y necesarios para
otras actividades.
f) Consideración del medio de contacto normativo previo y actual. Mediante la
participación de sujetos que tenían una experiencia, edad y conocimiento
semejante a la de los internos se consideró que la interacción entre ambos se
podría establecer sin cambiar o ignorar las convenciones, reglas o prácticas de los
internos.
g) Práctica de habilidades. Especificación de actividades involucrando el ejercicio
de competencias, definidas por criterios de logro y siempre con sentido para el
interno para evitar la realización de actividades por sí mismas.
h) Atención a aspectos comportamentales que requerían ser modificados. El
objetivo de esto fue que los mismos sujetos del grupo CTE autorefirieran su
comportamiento con los conceptos centrales, o bien señalando o corrigiendo a un
interlocutor, teniendo como meta personal el hablar de manera opuesta a la teoría
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y conceptos tradicionales de la ancianidad. En cada caso, se hizo énfasis en las
ventajas que tales comportamientos tenían para ellos mismos, en su relación
familiar y social.
Fase Informativa.
Debido a que el proyecto implicaba una relación institucional con el DIF
pero no con el asilo, se requirió trabajar con el personal que laboraba en la CEA,
con el objeto de que se conocieran cuáles serian las actividades que se
desarrollarían y el porqué de ellas. Se trató de prevenir que las presiones
derivadas de las circunstancias propias del trabajo provocaran que el personal no
dedicara mucho tiempo a la interrelación con los internos, limitando así su
desarrollo o su mantenimiento funcional psicológico y social. Con base en las
condiciones laborales, la sesión informativa se tuvo que impartir en una sola
sesión de 4 horas, apoyándose en material escrito que describía coloquialmente
los conceptos, objetivos y actividades a desarrollar. Se contó con la asistencia de
17 trabajadores de las aéreas de servicio médico, mantenimiento y dirección
administrativa. A lo largo de la intervención no se pudo realizarse ninguna otra
actividad de seguimiento con este personal adscrito, debido a circunstancias de la
misma institución.
Fase de intervención
Una vez que se entrenó al grupo CTE se asistió diariamente a las
instalaciones de la CEA, desarrollando las actividades programadas de lunes
viernes en un horario de 2.30 a 5.00 pm. Al finalizar la actividad de los viernes, se
efectuó una reunión de las observadoras y el responsable del proyecto con el
grupo CTE para realizar la evaluación y la planeación de la siguiente semana.
Inventario de sistemas reactivos
Debido a las condiciones de la institución, se dispuso de un breve periodo
para recabar la información necesaria de cada interno antes de la intervención.
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Por ello no fue posible realizar previamente el inventario de habilidades de cada
sujeto. Esta información se recabó posteriormente de manera gradual, mediante la
colaboración de las observadoras y a partir de los comentarios anecdóticos que el
CTE recopiló cotidianamente. Con esta base, se especificaron y dedujeron los
principales sistemas reactivos, disponibles en el Grupo ASILO con lo cual, la
intervención a partir del quinto mes, se hizo de manera más fina, invitando
específicamente a los sujetos de ambos grupos que, en términos funcionales,
podrían participar en cada actividad programada.
Fase de desvanecimiento
Por razones institucionales, se consideró necesario desvanecer la
intervención a partir del octavo mes, para que la organización y conducción de las
actividades programadas, recayese gradualmente en los propios internos de la
CEA durante los dos últimos meses.
RESULTADOS
Grupo CTE
Asistencia
Los 10 participantes tuvieron una asistencia superior al 90%, no obstante
que las extremas condiciones climáticas y que el asilo se encuentra localizado en
la periferia de la ciudad. Esta alta asistencia correspondió al interés que
comentaron por asistir a un trabajo remunerado y por la concepción de una
ancianidad productiva que los participantes vertieron durante las juntas de
planeación semanal.
Participación
Fue patente que los participantes trabajaron con muy buen ánimo,
colaboración e iniciativa. El grado de participación logrado en los internos, en
términos del número de personas que estaban con ellos, se muestra en las
Gráficas 1a y 1b. Se observa que todos los sujetos del grupo CTE lograron
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incrementar la participación de los sujetos del grupo ASILO, excepto en el caso del
sujeto 2, que permaneció durante todo el tiempo de intervención atendiendo a 2
internos. Los datos presentados en las gráficas corresponden a un muestreo,
hecho durante la primer semana de cada mes indicado. La participación del grupo
musical fue notable pues éstos, inicialmente buscaban a las personas del asilo. En
un inicio, ellos cantaban solos, recibiendo peticiones aisladas. A partir del sexto
mes de intervención, el grupo contó con la participación de dos acompañantes-
internos, además de que casi la totalidad de los sujetos de la CEA, participantes
en alguna actividad, cantaron y solicitaron canciones frecuentemente.
0
1
2
3
4
5
1 Abr 1 Jun 1 Jul 1 Ago 1 Sep 1 Oct 1 Nov
S1 S2 S3 S4 S5
Núm
ero
de P
artic
ipan
tes-
Asilo Gráf ica 1a
0123456
1 Abr 1 Jun 1 Jul 1 Ago 1 Sep 1 Oct 1 Nov
S6 S7 S8 S9 S10
Núm
ero
de P
artic
ipan
tes-
Asilo
Gráf ica 1b
Gráfica 1a y 1b. Muestra el número de participantes que cada sujeto del grupo CTE logró a lo largo
de la intervención. Se establecieron dos criterios para la elección de actividades, durante toda
la intervención:
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a) El ejercicio de habilidades relativas a la deambulación, manipulación, y que
involucraran a los sujetos como Referido (Escucha) o Referidor (Hablante). Se
eligieron estas habilidades dado que los sujetos del grupo ASILO permanecían la
mayor parte del tiempo matutino sentados siempre en los mismos lugares y sin
interacción entre ellos y;
b) Las actividades deberían de realizarse en áreas no frecuentadas por el grupo
ASILO o bien, en las mismas que ocupaban durante el periodo matutino, pero
rompiendo los patrones rutinarios observados. De esta forma, el espacio utilizado
se incrementó en más de un 200%, generando posibilidades de interacciones
novedosas para los internos.
Grupo ASILO
Grado de participación
La participación por parte de este grupo fue variable, debido a los siguientes
factores:
1. Estado de ánimo. En algunos casos no se participó puesto que la persona
reportaba estar cansada, no tener ganas de hacerlo o por alguna razón sin
determinar. En tales casos, la mayor parte de las veces los sujetos permanecieron
en el dormitorio. Como medida alterna se recurrió al modelamiento y a la
aproximación sucesiva.
2. Enfermedad o fallecimiento. Durante este periodo, murieron dos internos por
causas no informadas, además de un número indeterminado que fue reportado
como enfermo.
3. Tipo de actividad. En ocasiones algunas personas se negaron a participar
aduciendo razones de rechazo o incompetencia hacia la actividad o por
impedimentos físicos. Con base en el inventario de los sistemas reactivos, en caso
pertinente, se procuró realizar la actividad en forma cercana a dicho interno. En
cada ocasión no se insistió más de dos veces y se desarrolló el trabajo de manera
que pudiera observar. Los resultados fueron escasos con 10 sujetos, todos del
sexo masculino.
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La Gráfica 2 muestra cierta estabilización en la participación de actividades
durante los primeros tres meses de intervención. A partir del cuarto mes (julio),
momento en el que se completó y usó el inventario de sistemas reactivos, se
observó un incremento paulatino de participantes que logró ser relativamente
estable, además de que incluyó casi al 60% de los internos que contaban con los
sistemas reactivos indispensables para la actividad programada.
INVENTARIO DE HABILIDADES (Muestra de 15 sujetos) Sujeto R1 R2 D1 D2 D3 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M3
1 1d 1 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 0 2 1d 1 1 1 1 1 1 1 1d 1 1 0 3 1 1 1 1dd 1 1 1 1 1 1 1 1 4 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 5 0 0 1 1 1 0 0 1dd 0 1d 1d 0 6 0 0 1 1 1 1 1 1dd 0 1 1 1 7 1 1 1 1 1 1 1 1 1d 1 1 1 8 1 1 1 1 1 1 1 1d 1d 1 1 1 9 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
10 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 11 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 12 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 13 1 1 1 1d 1 1 1 1 1 1 1 1 14 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 15 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
Total de la Población (N = 65) Tipo R1 R2 D1 D2 D3 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M3
1 45 45 31 19 15 49 59 58 54 54 36 51 51 47 0 12 8 1 0 4 11 0 9 0 0 18
1d 8 5 10 5 3 0 2 17 14 14 0 1dd 0 7 5 1 0 0 9 3 0 0 0
Total 65 65 65 65 65 65 65 65 65 65 65 65 Porcentaje
R1 R2 D1 D2 D3 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M3
1 69 69 48 29 23 75 91 89 83 83 55 78 78 72 0 18 12 2 0 6 17 0 14 0 0 28
1d 12 8 15 8 5 0 3 26 22 22 0 1dd 0 11 8 2 0 0 14 5 0 0 0
0 No disponible 1 Disponible 1d Disponible con dificultad 1dd Disponible con gran dificultad
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24
0
10
20
30
40
50
60
Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov
Núm
ero
de P
artic
ipan
tes-
Asilo Gráf ica 2
Gráfica 2. Número total de participantes promedio por semana, de la CEA, a lo largo del estudio.
Desvanecimiento
Los cambios no solo ocurrieron en el grupo ASILO sino también en el CTE,
quienes se mostraron más autosuficientes, alegres, útiles y conscientes de que la
ancianidad no necesariamente es un problema. Dada la estrecha relación que
surgió entre los integrantes de ambos grupos, el desvanecimiento se inició durante
el mes de octubre, incluyéndose los siguientes aspectos:
a. Fomentar la independencia. El grupo CTE fue el encargado de dirigir y conducir
las actividades programadas. El grupo ASILO había dependido casi totalmente de
la iniciativa del primero. Se consideró necesario efectuar los cambios de forma tal,
que fuera el grupo ASILO, quien autogenerara las actividades. Para esto, se pidió
en forma gradual a los sujetos del grupo ASILO que fueran ellos los que dirigieran
las actividades, apoyados siempre por el personal del CTE y con base en el
inventario de habilidades. Una muestra de 15 sujetos del grupo ASILO, se observa
en la Tabla 1 en la que se puede considerar la existencia de personas que
contaban con la mayoría de los sistemas reactivos necesarios (sujeto 9, 10, 11,
12, 14 y 15).
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T A B L A 1DETECCION DE SISTEMAS REACTIVOS
SUJ R1 R2 D1 D2 D3 D4 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M3 SUJETO R1 R2 D1 D2 D3 D4 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M31 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 0 33 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 12 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1d 1 1 0 34 0 1 0 0 1 x 1d 1d 1d 1d 1 1dd 1d 1d 03 1 1 0 0 1 0 1dd 1 1 1 1 1 1 1 1 35 1 1 0 0 1 x 1d 1 1 1 1 1 1 1 14 1 1 0 1 0 x 0 1 1 1 1 1 1 1 1 36 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 15 0 1d 0 0 0 1 1 1 0 0 1dd 0 1d 1d 0 37 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1d 1d 1 1 16 0 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1dd 0 1 1 1 38 0 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1dd 0 1 1 17 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1d 1 1 1 39 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 18 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1d 1d 1 1 1 40 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 19 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 41 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
10 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 42 0 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1dd 0 1 1 111 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 43 0 1d 0 0 0 1 1 1 0 0 1dd 0 1d 1d 012 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 44 1 1 1d x x x 1d 1 1 1 1 1d 1 1 113 1 1 0 0 1 x 1d 1 1 1 1 1 1 1 1 45 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1d 1 1 114 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 46 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 015 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 47 1 1 0 1 0 x 0 1 1 1 1 1 1 1 116 1 1 1d x x x 1d 1 1 1 1 1d 1 1 1 48 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 117 0 1 0 0 1 x 1d 1d 1d 1d 1 1dd 1d 1d 0 49 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 018 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 50 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 119 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 0 51 1 1 0 0 1 x 1d 1 1 1 1 1 1 1 120 1 1 0 1 0 x 0 1 1 1 1 1 1 1 1 52 1 1 0 1 0 x 0 1 1 1 1 1 1 1 121 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 53 1 1 0 0 1 0 1dd 1 1 1 1 1 1 1 122 0 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1dd 0 1 1 1 54 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 123 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 55 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1d 1 1 124 1 1 0 0 1 x 1d 1 1 1 1 1 1 1 1 56 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 025 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 57 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 126 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 58 1 1 0 0 1 x 1 1 1 1 1 1 1 1 127 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1d 1 1 1 59 1 1 0 1 0 x 0 1 1 1 1 1 1 1 128 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 0 60 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 129 0 1d 0 0 0 1 1 1 0 0 1dd 0 1d 1d 0 61 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1d 1 1 130 1 1 0 0 0 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 62 1d 1 0 0 0 1 1 1 1 0 1 1d 1d 1d 031 1 1 1 x x x 1 1 1 1 1 1 1 1 1 63 0 1d 0 0 0 1 1 1 0 0 1dd 0 1d 1d 032 0 1 0 0 1 0 1 1 1 1 1dd 0 1 1 1 64 0 1 0 0 1 x 1d 1d 1d 1d 1 1dd 1d 1d 0
65 1 1 0 0 1 x 1d 1 1 1 1 1 1 1 1Clave ClaveB1 SIST. BIOLOGICOS BASICOS REFERIDOB2 Visual R1 Responde como EscuchaB3 Auditivo R2 Responde Morfologicamente como EscuchaB4 Mantiene atencion posturalB5 Controla Esfinteres
D1 DEAMBULACION REFERIDORD2 Camina sin ayuda RE1 Responde Morfologicamente como HablanteD3 Camina con ayuda personal RE2 Habla interactivamenteD4 Camina con ayuda protetica
0 No DisponibleMANIPULACION 1 Disponible
M1 Mueve los dedos X No pertinenteM2 Mueve las manos D Con deficienciaM3 Coge objetos delgados entre sus dedos DD Con severa deficiencia Tabla 1. Incluye la información recabada, relativa a la existencia y calidad de los sistemas
reactivos, en 15 internos, tomados al azar, de la CEA.
En la Tabla 2 se analizan las actividades propuestas y los sistemas
reactivos que cada una requería para su realización. En la Gráfica 3 se observa
que un alto porcentaje de la población contaba con los sistemas reactivos
necesarios.
b. Liderazgo. Aunado a lo anterior, la selección de sujetos del grupo ASILO se basó
en la búsqueda de opciones para el desarrollo y promoción de aquellos que
pudieran ejercer un liderazgo entre sus compañeros, dados los sistemas reactivos
disponibles y la aceptación de los demás internos.
TABLA 2
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26
SISTEMAS REACTIVOS Y ACTIVIDADES RELACIONADAS
Clave
ESCUCHA (REFERIDO) Necesario No nec. Clave SISTEMAS BIOLOGICOS
Necesario No nec.
R1 Responde como Escucha 1, 3, 4 2, 5, 6 B1 Visual 1, 3 2,4,5,6 R2 Responde morfológicamente
como Escucha 1,3,4,5,6 B2 Auditivo 4, 5, 6 1, 2, 3
DEAMBULACION B3 Mantiene atención postural 3, 4, 6 1, 2, 5
D1 Camina sin ayuda 2,3,4,6 1, 5 B4 Controla esfínteres 3, 4, 6 1, 2, 5 D2 Camina con ayuda protética 2, 3, 4, 6 1, 5 D3 Camina con ayuda personal 2, 3, 4 1, 5 MANIPULACION HABLANTE (REFERIDOR) M1 Mueve los dedos 1, 3 2,4,5,6
RE1 Habla interactivamente 3, 4 1,2,5,6 M2 Mueve las manos 1, 3 2,4,5,6 RE2 Responde morfológicamente
como Hablante 1, 3, 4 2, 5, 6 M3 Coge objetos delgados entre
los dedos 1, 3 2,4,5,6
Actividades 1. Actividades manuales 2. Caminata 3. Juegos 4. Convivencia 5. Canto 6. Baile Tabla 2. Relación de las actividades programas y los sistemas reactivos necesarios para su realización.
0102030405060708090
100
R1 R2 D1 D2 D3 B1 B2 B3 B4 RE1 RE2 M1 M2 M3
1
0
1d
1dd
1 = Disponible 0 = No disponible 1d = Disponible con Dificultad 1dd = Disponible con grandes dificultades
Porc
enta
je d
e Si
stem
as e
n Su
jeto
s-As
ilo
R1 responde como Escucha RE1 Responde morfológicamente como HablanteR2 Responde Morfológicamente como Escucha RE2 Habla interactivamenteD1 Camina sin ayuda M1 Mueve los dedosD2 Camina con ayuda personal M2 Mueve las manosD3 Camina con ayuda protética M3 Coge objetos delgados entre sus dedos
B1 Sistema Visual B2 Sistema AudtivoB3 Mantiene atención posturalB4 Controla Esfínteres
Tipos de Sistemas Reactivos
Gráf ica 3
Gráfica 3. Presenta el porcentaje de los sistemas reactivos existentes en los 65 sujetos ASILO.
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El desvanecimiento, en general fue adecuado en una primera etapa ya que
algunos internos asumieron el liderazgo para la organización y conducción de
distintas actividades. Sin embargo, siempre se dependió de la presencia física de
un integrante del grupo CTE para que los del grupo ASILO iniciaran con las
actividades. En ningún caso se observó que los sujetos de éste último grupo
promovieran algún tipo de actividad antes de la llegada del grupo CTE.
Al finalizar el periodo del estudio, todos los participantes del grupo CTE,
continuaron con el programa, sin que mediara pago alguno por sus servicios. No
se tiene información de su seguimiento.
Por otro lado, puesto que existían muchas áreas que no eran utilizadas por
los residentes del asilo, dada su disposición física, se recomendó a las
autoridades de la institución efectuar las siguientes acciones:
1. Cancelar los sitios de reunión fijos (bancas de cemento) en el patio principal
pues favorecían rutinas estereotipadas entre los residentes, todos del sexo
masculino, en los que resultó difícil lograr su participación.
2. Colocar asientos movibles en los jardines, protegidos por sombra de los árboles
cuya disposición permitiera la interacción.
3. Rediseño de los andadores existentes ya que los existentes eran muy largos y
rectos. Se señaló la conveniencia de diseñarlos con piso antiderrapable, formas
circulares y con pendientes muy ligeras. Esto permitiría la ejercitación diferencial
muscular y así, se contaría con una especie de gimnasio "natural". El gimnasio del
que se disponía en la CEA estaba dentro de las instalaciones, pero era raramente
frecuentado además de que por su sola ubicación, restringía severamente la
interacción social.
4. Instalación de sonido ambiental en el que se difundiera música del agrado de
los residentes que ellos mismos solicitaran. La programación se podría hacer con
base en un sistema sencillo de motivación grupal e individual.
5. Instalación de servicios sanitarios de fácil acceso y supervisión, para los
internos. Esto aliviaría en gran medida las condiciones de higiene de la institución.
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CONCLUSIONES
Las instituciones dedicadas al cuidado de la senectud, inadvertidamente
han generado factores que limitan el desarrollo de nuevas interacciones, el
mantenimiento y la superación psicológica y biológica de las condiciones que los
sujetos poseían antes de su ingreso. Su conformación y funcionamiento están
imbuidos por una concepción errada de la senectud, aspecto reforzado día a día
por el surgimiento de problemas diversos en sus internos, que se deben a las
condiciones en que ingresan las personas a este tipo de instituciones y las
circunstancias laborales del personal de la institución. Entre los principales
factores observados se encuentran los siguientes:
a) Rutinas institucionales establecidas y disposición del personal. Los
horarios de vigilia, sueño y alimentación de los internos, están diseñados con base
en las necesidades de la institución, determinando horarios y lapsos atencionales.
Estas rutinas terminan siendo perjudiciales ya que casi siempre están dirigidas al
mantenimiento del local o relacionadas a labores administrativas que no incluyen
centralmente la atención a los internos. Durante el tiempo de intervención de este
estudio, el personal de la institución en raras ocasiones atendió a los internos y no
proporcionó información alguna respecto a los posibles efectos de la intervención
efectuada por el grupo CTE.
Los efectos de la sesión informativa inicial con el personal adscrito, fueron
nulos. Se requiere de la formación supervisada del personal, ya que su relación
constante y directa con los residentes, auspicia comportamientos que pueden no
ser los más indicados, como es mantenerlos la mayor parte del tiempo en reposo y
sin actividades dirigidas. El personal médico consideró, durante el tiempo de
intervención, que las quejas constantes de padecimientos, eran pretextos de los
internos, pero nunca concibieron la posibilidad de que se tratase de una expresión
relativa al comportamiento que la institución favorecía y que el interno reclamaba.
La prescripción de inamovilidad y el otorgamiento de sedantes como
procedimiento regular, son parte de las soluciones que encuentran los cuidadores.
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b) Elementos arquitectónicos. Los asilos están construidos bajo las
especificaciones de hospitales, no como lugares diseñados para personas que
requieren de apoyo protético. Es usual encontrar grandes y amplios pasillos,
superficies de piso derrapante, número insuficiente y ubicación inadecuada de los
servicios sanitarios, salas de estancia-convivencia de difícil acceso por su
ubicación y disposición, ausencia de señales- avisos o de baja calidad de acuerdo
a los déficits de los internos, inaccesibilidad a áreas de ejercicio, gimnásticas y a
materiales que permitan el mantenimiento físico, psicológico y social de los
internos, etc. El control de estímulos supernormal (Hussian, op. cit.) y en general
el uso de elementos protéticos que resultan sencillos, frecuentemente son
elementos ignorados por quienes diseñan y administran estas instituciones.
La gerontología, al ser ubicada dentro del área del desarrollo psicológico,
brinda opciones no solo del orden teórico y metodológico sino que permite la
posibilidad de ofrecer una mejor calidad de vida a los internos de un asilo y un
servicio mas adecuado a las necesidades y circunstancias propias.
Los resultados obtenidos en el presente estudio parecen indicar que, aun
cuando existan diversas limitaciones de orden biológico, es posible mantener y
desarrollar el nivel psicológico y social. El inventario de los sistemas reactivos de
cada interno es indispensable, así como una descripción anecdótica de su
biografía reactiva, concepto que recientemente ha empezado a tomarse en cuenta
(Delprato, 1980). La biografía reactiva se refiere a la " experiencia conductual total
del individuo" (Kantor, 1933, p. 44). La frase lapidaria "Al perro viejo no se le
puede enseñar nuevos trucos" esgrimida socialmente y escrita por Birren (1959)
en su Handbook of Aging and the Individual, ha contribuido para que la
investigación en este campo se dirija de manera equivocada.
Afortunadamente, los adelantos teóricos y empíricos basados en la teoría
del desarrollo continuo, pueden empezar a alterar la perspectiva tradicional sobre
la senectud (Delprato, 1980).
Siempre que se da un cambio de concepción, surgen diferentes reacciones.
Una de ellas es de rechazo, aferrándose a la teoría antigua, lo que elimina la
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posibilidad de probar una forma de brindar nuevas soluciones a viejos problemas.
La otra actitud, abierta y positiva, es la que ha permitido a la humanidad, avanzar
en el desarrollo de las diferentes ciencias. Esta, es la disposición que se espera de
toda persona que tiene en sus manos la posibilidad de hacer algo mejor por los
demás.
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