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ANILLO ROJO EN PALMA ACEITERA:
UNA GUÍA DE MANEJO
Carlos Chinchilla1
CONTENIDO
1. Importancia y distribución de la enfermedad
2. Síntomas
3. Comportamiento (epidemiología)
4. El vector, Rhynchophorus palmarum
5. El papel del hospedero (la palma) y el ambiente
6. Percepción hacia la enfermedad y consecuencias del manejo inadecuado
7. Propuesta de manejo
7.1. Organización del personal de sanidad
7.2. Reducción del inóculo: eliminación de las palmas con síntomas
7.3. Manejo del vector: reducción de los sitios de cría
7.4. Manejo del vector: reducción de la población adulta
7.5. Manejo agronómico
7.6. Protocolos de acción
7.7. Ley de sanidad
8. Conclusiones
9. Literatura
1. IMPORTANCIA Y DISTRIBUCIÓN DE LA ENFERMEDAD
Algunos de los brotes de mayor importancia económica de esta enfermedad en palma aceitera
han ocurrido en Venezuela, Honduras y Costa Rica. Actualmente (2010) la enfermedad se
encuentra ampliamente distribuida a lo largo de la costa Atlántica de Honduras, en donde
amenaza la supervivencia de muchas de las plantaciones, particularmente de pequeños
productores, que no cuentan con los recursos para combatir efectivamente la enfermedad. En
palmas jóvenes (menores de cinco años) la incidencia es normalmente muy baja, pero en lotes
adultos (10-15 años), 20% o más de las plantas pueden ser afectadas. En algunas áreas muy
afectadas, hasta 60 % o más de las palmas pueden enfermarse.
1 Consultor para ASD Costa Rica, [email protected]
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En otros países (Méjico, resto de Centroamérica, varias de las islas del Caribe, Colombia,
Ecuador, Brasil y Perú entre otros), la enfermedad no es de tan amplia distribución e
importancia, aunque el vector, Rhynchophorus palmarum es un actor de primera importancia en
el destino final de miles de plantas afectadas por pudriciones de cogollo y cualquier tipo de daño
mecánico.
2. SÍNTOMAS
Generalidades. Los síntomas de esta enfermedad fueron inicialmente descritos en cocotero, pero
en palma aceitera pueden variar bastante. El agente causal reconocido de la enfermedad es el
nematodo Bursaphelenchus cocophillus, que tiene como vector (transmisor) al picudo americano
de las palmas, Rhynchophorus palmarum. Otros insectos presentes en plantaciones de palma
aceitera (ej. Metamasius hemipterus y Rhyna barbirostris) no constituyen vectores de
importancia práctica. Por otra parte, la posible transmisión del nematodo a través de las semillas,
las raíces, o mediante herramientas de cosecha, no ha sido documentado.
Síntomas externos. Existen dos manifestaciones aparentemente contrastantes de la enfermedad
en la palma aceitera, y una multitud de síntomas intermedios entre ambas; por lo cual se le ha
denominado “síndrome del anillo rojo/hoja pequeña” (AR/HP).
En la sintomatología clásica o aguda, se desarrolla un amarillamiento y secamiento progresivo a
partir de las hojas inferiores. Las hojas más jóvenes pueden aparecer más cortas, pero sin
deformaciones aparentes. Conforme los síntomas avanzan, hojas cada vez más jóvenes son
afectadas y la muerte de la palma puede ocurrir en unos pocos meses; lo cual se acelera cuando
se desarrollan pudriciones extensivas en la región del cogollo producto de los daños de larvas del
picudo. En muchas plantas afectadas se desarrolla una coloración naranja en las bases peciolares
y los racimos en desarrollo pueden podrirse.
Síntomas clásicos de anillo rojo.
El amarillamiento de las hojas
es conspicuo
Síntomas crónicos de anillo rojo (hoja pequeña) en donde no
existe amarillamiento o este es tenue y limitado
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Esta manifestación extrema de la enfermedad era poco común en la costa del Atlántico de
Honduras, pero frecuente en la costa del Pacífico de Costa Rica hace apenas dos décadas. Sin
embargo, actualmente los síntoma agudos (la palma muere en pocos meses) y sus variaciones,
son cada vez más frecuentes en Honduras. Estas variaciones incluyen el desarrollo de
amarillamientos, secamientos y pudriciones en las hojas más jóvenes como los primeros
síntomas, acompañados de arrepollamiento de estas hojas y falla de racimos. Las hojas más
viejas se mantienen relativamente verdes durante estas fases iniciales.
Síntomas comunes actuales del anillo rojo en la costa Atlántica de Honduras con pudrición de
racimos, arrepollamiento del cogollo, amarillamiento y necrosis de hojas nuevas y color
amarillo-naranja en los peciolos
La otra sintomatología (muy frecuente en Honduras y Venezuela) ocurre cuando las actividades
del nematodo se concentran en la región del cogollo, particularmente en las hojas primordiales
en la fase de rápido crecimiento, lo que causa que la palma emita sucesivamente hojas cada vez
más cortas y deformes. Las hojas más jóvenes de las plantas así afectadas toman una apariencia
arrepollada y la tasa de crecimiento del tronco se reduce con los años, por lo cual la altura de las
plantas es normalmente inferior a la de sus hermanas de la misma edad. La ausencia de
amarillamiento y la presencia de estas hojas de menor longitud, le ha dado el nombre de hoja
pequeña a esta manifestación de la enfermedad. Este tipo de síntoma puede definirse como
crónico, ya que la palma puede permanecer viva por años. `
La hoja pequeña, y los síntomas agudos o clásicos son los dos extremos de un continuo que se
presenta en el campo, por lo cual es posible encontrar palmas que presentan una mezcla de
ambas sintomatologías, que incluye patrones que pueden dificultar la identificación del problema
como anillo rojo.
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Arriba, izquierda. La palma de la izquierda está sana y las dos de la derecha han mostrado los
síntomas clásicos de hoja pequeña por varios años. Derecha. Un corte de los peciolos más
jóvenes muestra las manchas anaranjadas características. Abajo, izquierda. Daño en las hojas en
la fase de rápida elongación aún dentro del cogollo de la palma afectada. Derecha. Hojas ya
emitidas mostrando el daño que fue causado cuando estaban en la fase de elongación.
Palma muerta por el anillo rojo, cuyo cogollo en pudrición atrae al insecto vector de la
enfermedad (larva de R. palmarum a la derecha) y le sirve de sitio de reproducción
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Síntomas internos. Aunque la presencia de un anillo de tejido descolorido (rojizo) en el tronco
de las palmas afectadas es común en el cocotero, esto no es una regla en la palma aceitera.
Cuando se presenta un anillo de tejido descolorido en palma aceitera, este puede o no ser
continuo, y su coloración puede tomar varios tonos de pardo, café muy oscuro hasta casi negro, y
en algunos casos rosado. No obstante, la presencia del anillo o manchas en el tronco no puede
tomarse como el único síntoma válido para diagnosticar la enfermedad en palma aceitera, ya que
tales síntomas pueden estar ausentes.
Ocasionalmente, aparece una zona central necrótica en el tallo, que puede incluso desintegrarse
dejando hueco el tronco, lo cual a veces ocurre en palmas que han mostrado los síntomas
crónicos por varios años.
Cuando una planta muestra el síntoma de hoja pequeña (forma crónica), el movimiento del
nematodo en el tronco de la palma parece que es muy limitado y la multiplicación activa del
patógeno parece estar restringida únicamente a aquella región del cogollo en donde las hojas
jóvenes están en la fase de rápida elongación. Las plantas con hoja pequeña, comúnmente no
presentan señales de actividad del nematodo en el tallo (no aparece el anillo y a veces solo hay
unas pocas manchas necróticas), y los nematodos, si están presentes en el tallo, parecen poco
activos.
Las interacciones específicas (genotipo/patógeno/ambiente) que podrían explicar las diferencias
en los síntomas (crónico vs. agudo) no son claras. Además, no se ha podido asociar los síntomas
en referencia con razas morfológicas reconocibles del nematodo. Por otra parte, también existe la
posibilidad de que las diferencias en sintomatología sean causadas por diferencias ambientales.
1. COMPORTAMIENTO DEL VECTOR Y LA ENFERMEDAD (EPIDEMIOLO-
GÍA)
La incidencia de AR/HP puede variar grandemente aún dentro de una plantación particular, lo
cual depende de la edad de las plantas (mayor incidencia en palmas de edad intermedia), la
cercanía a fuentes de inóculo (áreas vecinas afectadas), la población infectada del vector y las
prácticas de manejo, que siendo inadecuadas, más bien pueden incrementarla. Sin embargo, no
existe evidencia alguna de que el nematodo agente causal pueda ser transmitido en la semilla o a
través de las herramientas de la cosecha. No obstante, las heridas hechas por trabajadores
inexpertos durante la cosecha y poda de hojas viejas pueden atraer al vector, y de esta manera la
planta adquiere el patógeno.
La enfermedad es rara en palmas jóvenes menores de cuatro años, pero a partir de ahí puede
aumentar su incidencia hasta alcanzar un porcentaje muy significativo en plantaciones adultas.
La menor incidencia de la enfermedad en palmas jóvenes se debe en parte a que la población de
insectos adultos en ellas es también baja. El picudo adulto no gusta mucho de esas áreas debido
posiblemente a que son más soleadas, menos húmedas y también a que existen menos sitios de
reproducción (palmas con pudriciones o daños mecánicos, particularmente antes de que la
cosecha sea iniciada).
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Gama de síntomas en el tronco y el peciolo de hojas en palmas infectadas por el nematodo del
anillo rojo
Conforme las plantas se desarrollan, el follaje se entrecruza y la plantación se convierte en un
sitio más sombreado y húmedo; condiciones que gustan al insecto adulto. Además, en palmares
adultos, también aumenta el número de palmas que atraen y sirven de sitios de reproducción del
insecto: palmas enfermas y dañadas por la cosecha y poda de hojas, rayos, vientos etc. En
plantaciones de edad intermedia (normalmente entre 9 y 14 años), la incidencia del anillo rojo
tiende a aumentar. En palmas viejas (alrededor de 16 años), la población del vector puede ser
relativamente alta pero estable, y la enfermedad tiene una tasa menor de incremento, en parte
debido a que penetra más luz por el crecimiento desigual en altura de las plantas y la pérdida de
plantas por diversas causas (enfermedades, viento, rayos etc.)
En plantaciones adultas, una palma infectada por la enfermedad puede actuar como fuente de
infección para 3-5 palmas vecinas, las cuales no necesariamente son contiguas, sino estar dentro
de un radio de aproximadamente 36 metros. De esta manera se forman pequeños focos, en donde
la situación más común es encontrar una palma central con síntomas más avanzados y otras con
una infección más reciente separadas de la primera por una o dos palmas sanas. Es común
encontrar focos de la enfermedad cerca de los linderos de la plantación contiguo a plantaciones
mal manejadas o áreas incultas en donde crecen palmeras silvestres u otras plantas hospederas
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del picudo. No obstante, cuando se descuida el control de la enfermedad en una plantación, es
obvio que esta misma genera la mayor parte de los insectos contaminados.
El estudio de las curvas de incremento de la enfermedad en el tiempo ayuda a entender su
comportamiento epidemiológico, puesto que tales curvas combinan los efectos del patógeno, el
huésped y el ambiente. Existen dos curvas básicas teóricas: las que siguen los llamados
patógenos policíclicos o los monocíclicos. Las ecuaciones monomoleculares y de Gompertz se
usan normalmente para describir esos comportamientos epidemiológicos. Sorprendentemente, el
comportamiento epidemiológico de la enfermedad del anillo rojo fue diferente según el tipo
prevalente de síntomas presentes (agudo vs. crónico).
En la costa Atlántica de Honduras, en donde la condición de la hoja pequeña era prevalente en
las décadas de los 80 y 90 (síntoma crónico), los datos de incidencia en el tiempo, fueron mejor
ajustados con la ecuación monomolecular (crecimiento de interés simple). En otros sitios, en
donde prevalecía el síntoma agudo, la ecuación que mejor se ajustó fue la de Gompertz
(crecimiento del tipo del interés compuesto), lo cual significa un incremento mayor en el tiempo.
Tales diferencias en el comportamiento epidemiológico, podrían ser explicadas, al menos
parcialmente, considerando el comportamiento del vector y la habilidad de la planta afectada de
regular o restringir de alguna manera la multiplicación y movimiento del nematodo dentro de sus
diferentes tejidos. Actualmente (2010) es posible que el incremento de la incidencia de la
enfermedad en el tiempo en la costa Atlántica de Honduras siga un incremento del tipo logístico,
debido al cambio en el tipo de sintomatología ahora prevalente (similar al clásico).
La pudrición de tejidos en el cogollo es poco frecuente cuando se presentan los síntomas de la
hoja pequeña, lo cual hace a estas plantas poco atractivas a la llegada de más adultos del vector,
pues estos responden a volátiles que emanan de las heridas frescas o pudriciones. De esta
manera, la presencia de adultos y larvas en plantas afectadas por la hoja pequeña típica es poco
frecuente; y esta es una de las razones por las cuales esas plantas pueden vivir por varios años. El
resultado final es un incremento relativamente lento de la incidencia, ya que ésta depende
principalmente de la población del vector inicialmente infectada por el nematodo. En Honduras,
en la década de los noventa, la proporción de adultos de R. palmarum que acarreaban el
nematodo era relativamente alta, pero aún así, el comportamiento epidemiológico de la
enfermedad se pudo ajustar mejor a la ecuación monomolecular, lo cual no es necesariamente el
caso actualmente (2010).
Cuando los síntomas agudos son los que prevalecen, es común que se desarrollen pudriciones en
la región del cogollo que atraen a los adultos del picudo cuyas larvas claramente contribuyen a la
muerte de las plantas en poco tiempo. En tales condiciones, muchos de los insectos que se
desarrollan en las palmas enfermas pueden adquirir el nematodo y convertirse a su vez en
vectores potenciales, lo cual causa un incremento de la enfermedad del tipo de interés
compuesto.
2. EL VECTOR, RHYNCHOPHORUS PALMARUM
Los adultos de R. palmarum presentan una gran variación en tamaño, de 20 a 41 mm, excluyendo el
rostrum. El largo promedio en los machos es mayor que en las hembras. Los sexos pueden ser
normalmente diferenciados, considerando que el macho tiene un penacho de setas sobre el rostrum.
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Sin embargo, esta característica puede estar ausente en los individuos de menor tamaño. El rostrum
de la hembra es más largo, delgado y curvado que el del macho.
El ciclo de vida de huevo a adulto, ocurre en 80-160 días, y el adulto puede vivir por tres meses o
más. Las hembras ponen entre 10 y 48 huevos cada día durante un periodo de 8-11 días y algunas
pueden poner hasta 60 huevos durante los primeros tres días. El apareamiento y ovoposición
ocurren dentro de las dos primeras semanas, pero la copulación puede ocurrir aún entre individuos
recién emergidos de la pupa y toma unos tres minutos. La emergencia de los huevos ocurre en unos
tres días y le siguen nueve estadios larvales (aproximadamente 60 días), un estado de pre-pupa y
finalmente la pupa. Los adultos tienden a ser más activos temprano en la mañana y en las tardes.
Las hembras adultas del picudo son atraídas por compuestos volátiles que emanan de palmas con
heridas o pudriciones en las cuales ovopositan. Por consiguiente, las larvas crecerán en un medio
saturado de nematodos y los ingerirán si la palma atacada ya tiene anillo rojo. El nematodo
sobrevive a las mudas de la larva y eventualmente puede viajar en el adulto cuando este
abandona la palma infectada y así llegar hasta plantas sanas e infectarlas.
La población adulta de R. palmarum tiende a ser agregada dentro y entre parcelas o lotes de
cosecha según su edad, ubicación y manejo, lo cual es un factor que contribuye al
comportamiento epidemiológico de la enfermedad. La población también fluctúa a través del año
y las máximas capturas en trampas se obtienen durante la estación seca, pero el porcentaje de
insectos que lleva el nematodo (vectores potenciales), es comúnmente mayor durante la última
parte de la estación de lluvias.
Pareja de adultos de R. palmarum y pupa con un adulto próximo a emerger
3. EL HOSPEDERO (LA PALMA) Y EL AMBIENTE
La incidencia del anillo rojo es normalmente baja en palma joven (antes de que el follaje cierre), lo cual
ocurre por una combinación de factores, como un ambiente más soleado y menos húmedo; lo cual no es
agradable para el picudo. Por otro lado, existen menos sitios que atraen al insecto (como heridas en el
caso de que la cosecha aún no se inicie), menos daño por vientos y en general menos palmas afectadas por
diversas enfermedades.
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Conforme la plantación crece y las hojas se van alargando, empieza a formarse un ambiente de sombra y
humedad que es particularmente agradable para que el picudo (vector de la enfermedad) tienda a
quedarse, favoreciendo su diseminación. La situación se puede complicar aún más cuando existen
problemas de drenaje, particularmente superficial y cuando los ciclos de poda de hojas viejas (que
envejecen en forma prematura) son muy largos; todo lo cual promueve un ambiente húmedo y sombreado
dentro del palmar. Esta es la etapa más crítica de la enfermedad, la cual comúnmente ocurre cuando las
palmas tienen entre 8 y 13 años de edad; lo cual también depende de la densidad de siembra.
Finalmente, la muerte de palmas por diversas causas y el crecimiento desigual en la altura de las mismas
permiten una mayor entrada de luz a la plantación, lo cual se asocia con un descenso en la incidencia de la
enfermedad.
Cuando la presión de la enfermedad es alta, la siembra de variedades de crecimiento vigoroso y hojas
largas como Deli x AVROS, Deli x Yangambi, algunos cruces Deli x La Mé y particularmente Deli x
Ekona puede favorecerla, puesto que el follaje cierra en forma más temprana. En el caso de siembras con
Deli x Ekona espaciadas a 8.5 x 8.5 metros, en sitios con baja disponibilidad de luz y con alta presión de
la enfermedad, se ha observado un fuerte ahilamiento (etiolación) y una alta incidencia de anillo rojo en
forma temprana, que solo sería esperable en palmas de mayor edad.
Un ambiente húmedo y de umbría también suele estar asociado a la presencia de la enfermedad
de la Pestalotiopsis en el follaje, por lo cual las medidas de manejo del anillo rojo también
tendrán repercusión sobre ese hongo del follaje.
4. PERCEPCIÓN DEL PALMERO HACIA LA ENFERMEDAD Y
CONSECUENCIAS DEL MANEJO INADECUADO
Debido a que el incremento en incidencia del anillo rojo suele ser lento durante varios años, el
productor puede crearse una falsa confianza sobre su verdadero potencial. En estas
circunstancias, las medidas de control que se tomen dependen en mucho de si el problema se
visualiza como una amenaza real, o como algo que simplemente podría no causar mayores
problemas serios. Las decisiones que tomen los productores, particularmente los pequeños,
pueden tener un impacto importante sobre los resultados que se obtengan en toda una región. La
falta de iniciativa en tomar medidas de control efectivas y la esperanza de recuperar palmas enfermas y de
recibir ayuda del gobierno o de las empresas grandes, roba tiempo importante mientras la enfermedad se
acrecienta. Algunas de las apreciaciones que conducen a un aumento incontrolable del anillo rojo
son:
- Creencia de que la enfermedad ´siempre ha existido en la región´ y aún así las plantaciones han
sobrevivido.
Esta creencia solo empieza a desvanecerse cuando la incidencia alcanza niveles tales que
complican la efectividad de las medidas de control que puedan tomarse
- Asumir que el trampeo de insectos vectores (picudos) es por si suficiente para controlar la
enfermedad.
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El manejo de la enfermedad del anillo rojo comprende una serie de prácticas dentro de las cuales
el trampeo de adultos es solo una parte, que por sí sola, no puede lograr el cometido buscado
- Falta de información sobre la incidencia real y el avance de la enfermedad en el tiempo.
Es un problema ocurre particularmente entre pequeños productores que no llevan registros
confiables, o del todo no los llevan
- Desconocimiento de los síntomas.
Esta situación crea en algunos casos la falsa sensación de que se logró recuperar palmas enfermas
a través de un tratamiento ‘milagroso’.
- Falsas expectativas sobre la existencia de un tratamiento o procedimiento particular que
recupera las plantas enfermas
Posiblemente esta sea la percepción potencialmente más problemática, ya que pueden aparecer en
escena nuevos personajes ofreciendo la cura para los síntomas, tratamientos para eliminar los
picudos e incluso la ‘vacunación’ de las palmas. El pequeño productor es particularmente
vulnerable a caer en la tentación de recurrir a estos tratamientos, que prometen lograr resultados
con el mínimo esfuerzo.
- Retrasar la eliminación de la planta enferma para “aprovechar” uno o dos racimos adicionales
en el futuro
Este es un problema difícil de manejar dado que para los pequeños productores cada fruta cuenta;
pero constituye un riesgo, debido a que lo aconsejable es eliminar la palma enferma tan pronto
como los primeros síntomas sean detectados. La eliminación de la planta enferma tempranamente
permite el uso eficiente del herbicida MSMA para matar la planta rápidamente y reducir las
probabilidades de que resulte atractiva para el picudo.
- Asumir que se debe mantener la población original de 143 palmas para garantizar los
rendimientos óptimos por área
Esta suposición hace que el agricultor intente rellenar los espacios dejados por palmas muertas o
eliminadas, con otras palmas jóvenes de vivero; lo cual solo crea mayores condiciones de sombra
y humedad dentro del palmar que gustan al picudo, favoreciendo de alguna manera la persistencia
del problema.
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Palmas de resiembra dentro de una plantación adulta. Izquierda. Palma dañada por bovinos con
escasas o nulas probabilidades de ser buenas productoras. Derecha. Palmas de tres edades muy
diferentes dentro del mismo palmar
Plantación con problemas de drenaje superficial evidentes, lo cual se debe en parte a la falta de drenajes
y al escaso o nulo mantenimiento de los existentes. A la derecha un canal totalmente obstruido por
malezas y hojas de cosecha. Nótese también el largo de las hojas las cuales alcanzan a la palma vecina.
5. PROPUESTA DE MANEJO
El manejo del anillo rojo requiere de la toma de una serie de medidas integradas que abarquen
toda la plantación de interés; pero no debe dejarse de lado lo que está ocurriendo en sus
alrededores y en toda la región palmera. El control debe dirigirse a reducir las fuentes de
infección del nematodo (palmas enfermas), la población del insecto vector, y al manejo del
ambiente del palmar para hacerlo menos atractivo al insecto. Con base a la experiencia de campo
de muchos años en el combate de esta enfermedad en Centro América, se han definido siete
frentes de acción principales, que han permitido reducir con éxito la incidencia del anillo rojo
hasta niveles económicamente aceptables.
7.1. Organización del personal de fitosanidad. En toda plantación comercial se debe organizar
un grupo de personas encargadas de identificar, cuantificar y manejar los problemas
fitosanitarios. En el caso del anillo rojo se requiere que estas personas estén entrenadas en el
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reconocimiento de los síntomas y sus múltiples variaciones, principalmente en las etapas
iniciales de la enfermedad. Deben también conocerse muy bien las relaciones de la enfermedad
con el vector y el comportamiento de este último. Las visitas de inspección y eliminación de
palmas enfermas deben hacerse preferiblemente cada dos semanas en las áreas de mayor
incidencia y cada mes en toda la plantación.
7.2. Eliminación de las palmas con síntomas. El tratamiento de las palmas enfermas con
nematicidas tradicionales no es recomendable, ya que la respuesta obtenida es errática. Se han
intentado aplicaciones al cogollo, al suelo, vía radical y por inyección al tronco con diferentes
productos y dosis. En el caso de la manifestación clásica (síntomas agudos) nunca ha habido
respuesta a los tratamientos. No obstante, algunas pocas palmas con los síntomas de la hoja
pequeña pueden mostrar signos de aparente recuperación después de algún tratamiento, pero la
mayoría de estas eventualmente vuelven a mostrar síntomas. El porcentaje de palmas que
parecen responder a los tratamientos nematicidas es, en todo caso, similar al que experimenta
una recuperación espontánea (aunque frecuentemente pasajera) del problema. La respuesta
errática a los nematicidas y el riesgo que estos ofrecen para el ambiente hacen que su uso como
tratamiento preventivo o curativo sea muy cuestionable y las palmas que no responden al
tratamiento (la gran mayoría) constituyen un riesgo para el resto de la población sana.
Las palmas enfermas constituyen las fuentes de infección, por lo cual deben eliminarse en forma
temprana. B. cocophillus es un parásito obligado, y normalmente no sobrevive más allá de tres
meses en los troncos de palmas cortadas (no obstante, esto necesita verificación en cada
ambiente) y en el suelo desaparece luego de unos pocos días. La eliminación de otras palmas
infectadas (principalmente cocoteros) en las áreas vecinas, también contribuye a reducir la
enfermedad dentro de la plantación. Las palmas enfermas deben eliminarse con ayuda de un
arboricida. Como el objetivo es detectar las palmas afectadas con los primeros síntomas, estas
tienen todavía la capacidad de desplazar o mover hasta el follaje un producto inyectado al tronco.
Además del producto escogido, la forma y el momento de la aplicación son importantes. El
herbicida debe matar un alto porcentaje de las plantas tratadas y los tejidos deben sufrir un rápido
deterioro, de manera que las larvas del vector que pudieran estar presentes, no puedan cumplir su
ciclo y emerger como adultos y posibles vectores. También es deseable que el producto tenga
algún efecto insecticida o repelente a la ovoposición o establecimiento de las larvas. Varias de
estas características se encuentran en el herbicida Daconate (MSMA), el cual cuando es
inyectado al tronco de palmas adultas en una dosis de 150 cc, mata un alto porcentaje de las
palmas y efectivamente previene el desarrollo de nuevas larvas de R. palmarum en el tronco. La
mejor respuesta al Daconate se logra cuando el tratamiento se hace en suelos no saturados de
humedad y en palmas con síntomas iniciales. En todo caso, la prudencia llama a revisar un
porcentaje de las plantas tratadas y ya secas, para constatar que efectivamente no albergan larvas.
Esto debe hacerse dentro de los dos meses siguientes al envenenamiento.
En algunas circunstancias, una cierta cantidad de palmas debe ser tratada de nuevo pues no
mueren rápidamente. Dado que esto sube los costos de la operación, siempre se está a la
búsqueda de otras alternativas. El Glifosato (Round Up) mata rápidamente las palmas y es
eficiente desde un punto de vista económico, pero no previene necesariamente el desarrollo de
las larvas del picudo, y su uso no es recomendable.
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En el caso de palmas con síntomas muy severos (pudriciones), que ya han perdido la mayor parte
de su follaje, será necesario eliminarlas de tal forma que no puedan constituirse en fuentes de
insectos infectados. Para esto existen al menos tres opciones:
a) Desraizar la palma con pala, quitarle la corona de hojas y llevar el tronco a un lugar
en donde pueda ser quemado o enterrado. Esta opción es costosa e impráctica cuando
la incidencia es muy alta, pero puede aplicarse en palmares jóvenes y en general en
donde la incidencia sea baja
b) Cortar la palma enferma con motosierra tan cerca del suelo como sea posible y luego
cortar el tronco en pedazos pequeños. Los pedazos deben ser de un tamaño tal que no
contengan alimento suficiente para que una larva pueda completar su ciclo de vida
(chips). La pala o balde de un retroexcavador puede ser modificado para lograr este
objetivo y también sirve para tumbar la palma inicialmente. Los trozos son luego
extendidos y se les aplica un insecticida (ej. carbaryl o fipronil). Las palmas enfermas
con anillo rojo no deben ser usadas para preparar trampas, pues esto implica un riesgo
importante en caso de que algo falle (la aplicación del insecticida por ejemplo).
Izquierda. El tejido desmenuzado de un tronco recibe la visita de picudos adultos por lo cual
debe protegerse con insecticida. Derecha. El cogollo de esta planta fue cortado en pedazos
que contenían larvas del picudo, pero el resto del tronco parecía sano, por lo cual solo se
protegió con insecticida, pero debe revisarse luego en forma rutinaria
c) Desraizar la palma con pala o cortar con motosierra tan cerca del suelo como sea
posible. El tocón se cubre con tierra luego de aplicar insecticida. Después, la región
del cogollo se parte en trozos pequeños hasta donde exista evidencia de que hay
larvas en el tejido deteriorado; de manera que sean expuestas y puedan ser tratadas
con insecticida. No usar estas plantas para preparar trampas para el picudo. El
remanente del tronco que no haya sido picado con la motosierra debe revisarse luego
(preferiblemente antes de cumplir dos meses de cortado) para verificar que no se haya
convertido nuevamente en un criadero de picudos.
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Los troncos de palmas enfermas fueron picados con motosierra o bien con una retroexcavadora
con el balde modificado
7. 3. Reducción de los sitios de cría del vector. Los adultos de R. palmarum son atraídos por
olores (volátiles) que emanan de heridas o pudriciones y las hembras depositan sus huevos allí.
Los daños mecánicos en palmas son producidos por prácticas de cosecha y poda de hojas
inadecuadas (trabajadores inexpertos), ráfagas de viento, ratas (en palmas jóvenes), rayos, etc.
En el caso de las enfermedades, las palmas con pudriciones de flechas y cogollo, así como las
afectadas por el anillo rojo, son particularmente atractivas.
Las palmas afectadas por pudriciones deben limpiarse y tratarse en la medida de lo posible con
un insecticida con efecto contra R. palmarum. Cuando el grado de la pudrición no permita una
recuperación razonable de la palma, esta debe eliminarse.
La forma de destruir las palmas puede tener un profundo impacto sobre la población del picudo.
Cuando la palma es cortada con motosierra, los cortes atraen a los adultos del insecto, que se
reproducen en estos tejidos. Si la palma eliminada estaba contaminada con el nematodo del
anillo rojo, existe el riesgo de que algunas larvas que se desarrollen en estas palmas sean
portadoras del nematodo. Estos adultos infectados emergen en aproximadamente dos meses y
medio después de completar su etapa de larva y de pupa, y serían los causantes de un incremento
en el número de nuevos casos de la enfermedad en aproximadamente otros tres meses, luego de
transcurrido el periodo de incubación de la enfermedad. En sitios con alta incidencia del anillo
rojo se deben revisar todas las palmas eliminadas (cortadas) en el pasado, pues pueden contener
larvas, que aunque no estén infestadas con el nematodo, deben ser eliminadas.
7. 4. Reducción de la población adulta del vector. Los adultos de R. palmarum son atraídos
por los volátiles que emanan de heridas y ciertas pudriciones en diferentes palmas y otras plantas
como la caña de azúcar y frutas de piña. Este comportamiento se ha utilizado para atraer y
capturar a los insectos adultos en trampas preparadas con pedazos de tejido de esas plantas. El
costo de preparación y mantenimiento de las trampas es alto, pues la fuente alimentaria debe ser
reemplazada normalmente cada 8-10 días. Conforme el tejido se seca (lo cual ocurre más
rápidamente durante el verano), el poder de atracción disminuye. Cuando la incidencia del anillo
rojo y la población del insecto vector son altas, estas trampas pueden ser insuficientes para lograr
bajar la enfermedad a un nivel económico aceptable.
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El uso del "rincoforol", feromona de agregación producida por el macho de R. palmarum,
permite aumentar la eficiencia de las capturas en las trampas en 6-30 veces o más. Una de las
trampas más eficientes probadas comercialmente en el campo consiste en un recipiente de
plástico con una capacidad entre 5 y 20 litros. Envases de desecho de algunos agroquímicos son
adecuados para preparar las trampas.
Como fuente de alimento se ha preferido el uso de la caña de azúcar por ser un material
normalmente fácil de obtener y por permanecer atractivo al insecto por un periodo de hasta dos
semanas, según su preparación y las condiciones ambientales. Normalmente la caña es
impregnada con melaza para mejorar la atracción y mantener la humedad dentro de la trampa (lo
cual es fundamental para mantenerla atractiva para el picudo). El jugo de piña también es un
atractivo muy eficaz. La caña puede impregnarse con un insecticida como el Carbaryl, de manera
que los insectos que visitan la trampa mueran al alimentarse. Se deben evitar los insecticidas de
fuerte olor pues estos actúan como repelentes para el insecto.
La fuente de alimento se coloca en el fondo del recipiente en una cantidad suficiente, de tal
manera que cubra al menos todo el fondo (preferiblemente dos capas), ya que R. palmarum gusta
de ocultarse en lugares oscuros y húmedos. La feromona se coloca en la parte superior de la
trampa. Para permitir la entrada de los insectos visitantes se hacen agujeros en la parte superior
del recipiente, los cuales también facilitan la dispersión de la feromona. La parte externa de la
trampa se cubre algunas veces con una tela rugosa para que los insectos que pudieran posarse
sobre ella puedan agarrarse y subir. No obstante, siempre debe verificarse que exista una forma
fácil de entrada (puente) para los insectos que, en su gran mayoría, primero se posan sobre el
tronco de la palma y luego caminan hacia la trampa.
En áreas con una población alta de insectos vectores e incidencia alta del anillo rojo, se han
obtenido buenos resultados colocando inicialmente una trampa cada 1-2 ha. Como la población
adulta de R. palmarum está fuertemente agregada, las trampas deben moverse inicialmente para
buscar los sitios de máximas capturas. Las trampas se colocan sobre el tronco de las palmas o en
el suelo entre los montones de hojas podadas (cosecha de racimos y poda). Cuando la incidencia
de la enfermedad y la población del insecto, hayan sido reducidas significativamente, se puede
disminuir la densidad de trampas a una cada 5-10 ha, aunque siempre habrá áreas que requieran
un trampeo más intensivo. Se considera que dos o menos insectos por trampa en dos semanas es
una baja captura. Ocho o más insectos capturados por trampa por semana es un número elevado
y requiere intensificar el trampeo.
Las trampas deben ser mantenidas permanente de modo que tengan suficiente caña y melaza
fresca, estén bien ubicadas (a la sombra, libres de lianas y otras plantas, y en lugares donde las
capturas son mayores), y que las feromonas estén en buen estado para permitir una captura
eficiente.
El programa de trampeo y sanidad debe ser permanente. Inicialmente debe esperarse
aproximadamente unos nueve meses para detectar su beneficio en la plantación. Esto porque es
necesario bajar significativamente la población total del insecto y se debe esperar a que
transcurra el periodo de incubación normal de la enfermedad y que se manifiesten síntomas en
muchas palmas cuya infección ocurrió en el periodo en que el trampeo no era aún totalmente
efectivo.
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Dos tipos de trampas para picudos comúnmente usadas en plantaciones de palma aceitera.
Izquierda. Esta trampa en particular necesita algunos agujeros para drenaje en las paredes a
aproximadamente una pulgada del fondo. La feromona en ambas trampas se coloca en la
tapa colgando de un alambre corto. La caña no tiene necesariamente que ser cortada o
machacada
Trampeo en áreas para resiembra. Los lotes de más edad de una plantación deben de ser
renovados cuando la productividad cae por debajo de un nivel económico aceptable o cuando la
cosecha se dificulta en extremo debido a la altura de las palmas. La forma de eliminar estas áreas
puede ser determinante en el curso que tomará la enfermedad del anillo rojo en el resto de la
plantación. El uso de un tractor para tumbar las palmas, aligera enormemente la preparación del
terreno, pero provoca muchas heridas en las mismas. Cuando existe una población alta de
picudos, lo cual es frecuente en plantaciones viejas, estos se ven forzados a abandonar el área en
busca de plantaciones en donde las condiciones les sean favorables (palmas de edad intermedia).
Muchos de estos insectos también son atraídos por los cortes en los troncos.
El resultado puede ser un aumento en la población del picudo. Los troncos pueden permanecer
atractivos para la ovoposición por un año o más:, lo cual permite la reproducción de varias
generaciones de insectos. Si estas áreas por renovar tienen una alta incidencia de anillo rojo,
muchas de las palmas colonizadas por los insectos podrían acarrear el nematodo, con lo cual se
crearía por lo menos una nueva generación del vector contaminada. Estos insectos al emerger
migrarían hasta áreas vecinas, en donde causarían nuevos focos de la enfermedad. Para evitar
estos riesgos se deben tomar al menos dos precauciones:
a) Reducir mediante trampeo la población residente de picudos en el área antes de
eliminar las palmas (sean estas envenenadas o tumbadas con tractor).
b) Envenenar las palmas con un arboricida (MSMA) y botarlas después de secas. Existe
también la posibilidad de tumbar las palmas con un tractor y quemarlas
posteriormente, pero esto no es permitido en algunos países.
Cuando hay secciones o lotes enteros en donde la incidencia de anillo rojo es muy alta (>30%),
pero la producción de racimos es aún buena, se puede intentar realizar un underplanting
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(siembra bajo las palmas en pie) forzado. En este caso el interés debe concentrarse en las palmas
jóvenes, de manera que estas reciban tanta luz como sea posible durante su desarrollo inicial, lo
cual obliga a eliminar todas las palmas viejas en pie dentro del año siguiente a la nueva siembra.
7. 5. Manejo agronómico. Debido a que al picudo le gustan los sitios húmedos y sombreados, es
claro que entre las medidas para su control se debe contemplar el mejoramiento del sistema de
drenaje en la plantación y darle un buen mantenimiento para que sea efectivo. Se debe crear una
cultura, para que la red de canales de drenaje reciba mantenimiento y no sea bloqueada con
sedimentos, malezas y hojas cortadas de la palma. El mantenimiento de la red de drenaje es una
labor permanente, que requiere ser intensificada después de la ocurrencia de periodos de lluvias
intensas causantes de inundaciones.
Dentro del manejo agronómico también se debe considerar la densidad de siembra a ser utilizada
dependiendo de las variedades escogidas para iniciar o renovar las plantaciones. En el caso de
variedades de crecimiento vigoroso y hojas muy largas como Deli x AVROS, Deli x Yangambi,
algunos cruces Deli x La Mé, y particularmente Deli x Ekona, se debe tomar en cuenta que estas
tienen hojas muy largas con una tasa rápida de elongación, particularmente durante los primeros
10-11 años; de modo que deben ser sembradas a una densidad menor que la convencional de 143
palmas por hectárea (espaciamiento de 9x9 metros), particularmente en áreas con fuerte presión
de anillo rojo. En el mercado también hay disponibles variedades como la Deli x Ghana y las
compactas, cuyas hojas son más cortas y por consiguiente se las puede plantar a una densidad
mayor que la convencional, aunque esta depende de factores ambientales como la disponibilidad
de luz y la humedad y otros relacionados con el manejo (nutrición). En todo caso, estas
variedades deberían de ser sembradas en el extremo inferior del ámbito de densidades
recomendado en zonas con baja disponibilidad de luz en lugares con alta presión del anillo rojo.
En condiciones en donde exista una alta presión de la enfermedad, particularmente en palmas de edad
intermedia, resulta contraproducente intentar mantener la población original de palmas (resembrando
palmas de vivero en los sitios vacantes). La situación inversa es deseable, de modo que es conveniente
entrar en la etapa de mayor susceptibilidad con una menor población de plantas favoreciendo con esto la
entrada de luz. Para esto, es recomendable eliminar oportunamente las palmas improductivas, anormales,
enfermas y otras indeseables antes de que la competencia por luz se torne fuerte. De igual manera es
recomendable mantener ciclos cortos de poda de hojas viejas para favorecer una mayor entrada de luz
dentro de la plantación.
La realidad es que se pueden obtener rendimientos de fruta similares dentro de un ámbito de densidades y
que la densidad de 143 palmas por hectárea es solo un convencionalismo. En plantaciones jóvenes (antes
de que las palmas entren en competencia por luz), el rendimiento es una función del número de palmas,
pero conforme estas crecen y el follaje se traslapa, la competencia por luz hace que el rendimiento esté en
función de cuánta luz puede recibir cada planta, de modo que densidades altas son contraproducentes.
Existen algunas consideraciones importantes aquí que son válidas para plantaciones de cualquier tamaño:
a) La ‘resiembra’ de plantas en una plantación ya establecida es práctica solo en el siguiente año
de la siembra. Las palmas que se siembran en plantaciones ya establecidas nunca tienen un
buen desempeño, pues su crecimiento es seriamente limitado por la sombra que reciben de las
palmas de mayor edad. Estas palmas se ahilan (etiolan) severamente y tienden a producir solo
flores macho y ocasionalmente algunos racimos de muy bajo peso. Adicionalmente, estas
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plantas poco productivas implican un costo en el mantenimiento de los círculos (rodajas) y en
fertilización, y muy comúnmente son dañadas por bovinos y cerdos que pueden ser plagas
frecuentes en las plantaciones
b) La cosecha de palmas de diferente altura es un problema logístico importante y el resultado
final es que muy comúnmente las palmas resembradas inoportunamente se quedan sin
cosechar
c) En plantaciones adultas en donde existe competencia por luz, la desaparición de una palma
proporciona una ventaja para las vecinas que compensan con creces el rendimiento de la
palma faltante
7. 6. Ley de sanidad. Un elemento que se considera muy importante es la promulgación de una
ley (decreto) que obligue a todo productor a considerar el combate de la enfermedad del anillo
rojo como prioritario. Esto hace que las labores de eliminación de fuentes de inóculo y reducción
de la población del insecto vector se puedan extender a grandes áreas.
7.7. Protocolos de acción. Estos deben abarcar las labores agronómicas recomendadas, los
ciclos de visita, los criterios para definir los síntomas y las acciones a tomar en cada caso, el tipo
de trampa y su manejo, etc. Estos protocolos deben ser seguidos por todos, para lo cual es
necesario realizar reuniones y charlas para transferir la tecnología a toda la comunidad palmera
de la región.
8. CONCLUSIONES
La enfermedad del anillo rojo, causada por el nematodo Bursaphelenchus (Rhadinaphelenchus)
cocophilus y transmitida por el picudo americano de las palmas, Rhynchophorus palmarum, ha
sido considerada la enfermedad más importante del cocotero y la palma aceitera en América
tropical y todavía hoy en día es común y alcanza altas incidencias en algunas plantaciones. El
progreso de los síntomas puede ser muy rápido (forma aguda) y la palma afectada puede morir
en unos pocos meses después de que aparecen los primeros síntomas. En el otro extremo de un
continuo de síntomas, las hojas más jóvenes emergen cortas y con varios tipos de
malformaciones, pero las plantas pueden permanecer vivas por varios años (forma crónica).
La incidencia de la enfermedad puede ser mantenida a un bajo nivel, si se sigue una estrategia de
manejo integrado, que incluya los siete puntos detallados en esta guía. El obviar la importancia
que puede adquirir el anillo rojo en una plantación adulta, puede conducir a tomar medidas
inadecuadas de manejo, que más bien crearán condiciones para que la enfermedad se disemine
más rápidamente y abarque amplias zonas geográficas.
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9. BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA
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